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Vicens recordó en primer lugar el momento histórico en que Lacan imparte este Seminario , el de
inicio de una Escuela donde, a diferencia de la sociedad o la academia, lo importante es la
transmisión, no solo para el momento actual sino para generaciones.
Seminario al que acuden por primera vez jóvenes, como J.A. Miller quien hizo a Lacan su primera
pregunta, a quien no ha dejado de preguntarle, extrayendo las respuestas, a partir de que lacan ya
no está, de los seminarios y los textos.
Freud definió dos objetos: oral y anal, pero otros objetos están presentes en sus textos: la
mirada(Freud intenta responder al enigma de la diferencia de sexos y lo hace en términos visuales)
y la voz (al hablar del superyo, hecho de voces).
Lacan, en “Subversión del sujeto…” propone una serie de objetos a partir de la clínica de la
perversión, pero también de los fantasmas perversos de los neuróticos. En “Posición del
inconsciente…” condensa esta lista en cuatro objetos: son objetos de una cualidad especial, de una
cualidad negativa: no hay nada a lo que el objeto responda.
Aquí tenemos la aparición del objeto a:
-que es uno y múltiple
-que no responde al esquema sujeto-objeto
- que son objetos que contienen en ellos mismos la lógica de su pérdida
Para deducir el goce de un sujeto es fundamental construir cual es su relación con los objetos a. El
aporte clínico de este seminario es este: hay cuatro objetos fundamentales y esos objetos
redescriben lo que Freud llamaba la pulsión y le da una forma lógica más adecuada a nuestros
tiempos y a la transmisión de una Escuela: la Escuela de la Causa Freudiana se fundó a partir de esos
objetos.
Fue objeto de trabajo en esa Escuela:
-Los cuatro conceptos fundamentales
-El objeto a
-Las dos funciones lógicas: alienación y separación, que sitúan la clínica
analítica.
El objeto mirada
Referido a una pulsión de la que Freud no habla directamente pero está muy presente en su obra: la
pulsión visual.
Lacan había tomado este tema de lo visual desde el punto de vista de lo imaginario: en los seminarios
anteriores aparece una complicada elaboración de lo que presentó como el estadio del espejo, a
partir de una forma de goce visual que resulta un acontecimiento verdadero en la historia de un
sujeto, una imagen en el espejo que es la que intercambiamos en el discurso social.
También estudió Lacan la cuestión visual en los fenómenos del mimetismo animal aprovechando el
desarrollo de la etología en los años 50.
Pero en este seminario hay un viraje, va mucho más allá en el estudio del campo de lo visual en el
registro de lo simbólico (con la geometrización a la que llevan los desarrollos del estadio del espejo)
o de lo imaginario: la lección del seminario XI es que hemos de acostumbrarnos a tomar el objeto
a en el registro de lo real.
Finalmente A. Vicens tomó la Alhambra para hablar de la mirada ( a partir del libro de Dario
Cabanelas: El techo del salón de Comares en la Alhambra) intentando de este modo excluirse de la
mirada de la Alhambra y preguntarse por la política a partir del objeto a, apuntando más allá de la
geometría – el objeto a como fragmento de goce: lo singular e intransmisible del objeto a que es en
lo que nosotros trabajamos.
Lacan, después de dar una definición inédita del inconsciente y de la repetición, se interesa por el
tercer concepto en juego en éste Seminario: la transferencia. Se trata de salvar los adelantos del
descubrimiento freudiano, olvidados con la práctica de los post- freudianos.
En el contexto político, Lacan es excluido de la comunidad analítica internacional, un drama subjetivo
del que saldrá triunfante, funda la escuela freudiana de París y propone el Seminario Los 4 conceptos
fundamentales del Psicoanálisis. Emerge un Lacan despegado de Freud, por lo que necesita
reformular algunos conceptos.
En cuanto a la transferencia lo que cuenta es la función que hay en una praxis, entendiendo praxis
como acción que pretende un resultado. En el Seminario VIII, Lacan ya se había interesado por la
transferencia desde el punto de vista fenomenológico, en el S. XI la diferencia es radical, se trata de
un objeto que ha cambiado de estatuto, adquiriendo un valor de real: el objeto a bajo la forma del
objeto pulsional. Éste objeto a es la única invención reivindicada por Lacan como suya y no es
especularizable (esquema de Bouasse). En éste Seminario, está más presente la dimensión real de la
transferencia.
Vamos a ver como articula Lacan la transferencia y el objeto a, con el fin de dar una nueva e inédita
definición de la transferencia.
Críticas a la IPA. Lacan parte de una pregunta básica ¿Qué es la transferencia?, para lo cual empieza
diciendo lo que la transferencia no es. Pone en cuestión las ideas de la Doxa ipaista. Los post-
freudianos reducen la transferencia a una relación de objeto con el analista (identificación con él para
pasar a la práctica analítica), tesis que Lacan refuta por tratarse de una identificación imaginaria
(lógica que pertenece a la psicología pero no al psicoanálisis). Lacan denuncia la confusión entre la
instancia del Sujeto y el Yo, ya que el Sujeto lacaniano se define a partir de los significantes que lo
fundan. La única relación válida para un Sujeto es la relación con lo que Lacan llama el objeto interno.
Lacan sostiene que transferencia y repetición deben confundirse y hace una crítica a la concepción
lógico positivista sobre la transferencia al final del análisis: la verdad alojada en el lugar de Sujeto
Supuesto Saber que encarna el analista, no le permite concebir la caída del Sujeto Supuesto Saber
como momento terminal de la cura. Hablemos pues de qué propone Lacan como concepto inédito
de transferencia.
Presencia del analista y realidad sexual. La preocupación de Lacan es encontrar una fórmula de la
transferencia coherente con los conceptos de inconsciente, repetición y pulsión. Freud en 1909
subraya un primer lazo entre transferencia e inconsciente: la transferencia no siempre es aliada de
la cura: es la transferencia como resistencia. Cuando el analizante se instala en el silencio, la
asociación libre y la rememoración se paran. Para Freud, ésta interrupción del trabajo significante de
la cura corresponde al surgimiento de una representación pulsional ligada a la persona del analista.
¿Qué es lo que hace resistencia? ¿Por qué el Sujeto se ve impedido de realizarse a través de la palabra
por el hecho mismo de la transferencia?, ¿Cómo Lacan explica esto? En el Seminario XI para nombrar
la causa del sujeto del inconsciente hay dos aspectos: la causalidad significante y la causación del
sujeto por el objeto. Este Seminario introduce la pulsión en el concepto del inconsciente, y la pulsión
no es un material significante. La pulsión surge en el dispositivo analítico anudándose a la
transferencia: es el inconsciente como discurso del Otro y como lugar de los significantes dónde
circula el deseo. Eso es el inconsciente freudiano. El Sujeto no es el individuo viviente, ni la persona,
el Sujeto es un efecto del significante articulado. Lacan tiene la llave de la nueva definición del
inconsciente: una pulsación temporal dónde alternan apertura y cierre. Y ¿Qué es lo que cierra el
campo del inconsciente? Es la transferencia. Con una concepción así de la transferencia el
inconsciente ya no es más un desarrollo infinito de significantes librando al Sujeto a la
indeterminación. La transferencia aporta un límite que pone término a la indeterminación del Sujeto.
La indeterminación es el Sujeto que no sabe quien es él, no sabe lo que quiere: está afectado por la
“falta en ser”. Digamos que la transferencia da una ganancia de ser. He ahí porqué Lacan sitúa por
un lado el amor y el odio, dos efectos de la transferencia como “pasiones del ser”, a las cuales añadirá
la ignorancia. Esta concepción lacaniana de la transferencia tiene consecuencias prácticas: por un
lado, no podemos tranquilizarnos diciendo que todo es, por parte del analizante un error de
conexión, de dirección. Por otro lado, si la transferencia se concibe como una consecuencia
espontánea del diálogo analítico, entonces el analista no es responsable de lo que pasa. Por el
contrario, Lacan piensa que el analista es responsable del color de la transferencia, porque él es mejor
sujeto supuesto saber que el analizante sobre la realidad que está en juego en la transferencia, la
realidad sexual y pulsional. Por eso hay una asimetría de las posiciones en ese vínculo entre el
analizante y el analista.
Mentira y verdad. La realidad pulsional toma la delantera sobre el lugar de la verdad: Lacan responde
a los analistas de la IPA que la realidad de la cual el analista debe ocuparse es la realidad sexual del
inconsciente. La verdad queda en segundo lugar; en otras palabras, la verdad del deseo pierde su
primer lugar en provecho de lo que llegará a ser lo real, un saber sobre lo real de la pulsión. Esto
plantea el problema del porvenir de la verdad. Lacan no está de acuerdo en reducir la práctica
analítica a una investigación de una verdad escondida, pone en cuestión la noción de verdad. La
cuestión es saber qué es lo que pasa cuando el mentiroso dice “yo miento”, éste ejemplo muestra
hasta que punto la palabra es embustera. Es uno de los avatares del significante. Con la palabra, dice
Lacan, el Sujeto se aventura por un camino de engaños. Lacan soluciona la paradoja del “Yo miento”
diferenciando enunciado y enunciación. Invita a distinguir el Yo del enunciado que acompaña a toda
demanda articulada, y el Yo de la enunciación, que es un Yo del deseo, un Yo que no se pronuncia
como tal: es el Yo del sujeto del inconsciente escondido detrás del Yo del enunciado. Por eso Lacan
dice que el analizante no desea lo que pide y no pide lo que desea. Deseo y demanda no se sitúan en
el mismo plano. Cuando el Sujeto habla, miente sobre su deseo inconsciente aunque él no lo sepa.
En el corazón del “Yo miento” hay a veces un “tu dices la verdad” que le devuelve el analista con su
interpretación. El mismo esquema con el síntoma como protón pseudos freudiano: es un primer
engaño, pues oculta una verdad enmascarada y es necesario pasar por la experiencia engañosa de la
transferencia para abrir un acceso a la verdad. La identificación no es la identidad: ¿Qué ser tenemos
detrás de las máscaras identificadoras?, ese ser. ¿lo puedo conseguir a partir de un “yo pienso”?,
Lacan nos dice que no, ya que cuanto más apuesto por el pensamiento más dudo. El Sujeto de la
duda no es otra cosa que el Sujeto dividido, barrado. El Sujeto lacaniano busca su certeza pero no la
encuentra en el universo significante, ¿dónde la halla?, el Sujeto al cortar con la alienación
significante puede separarse del objeto a: el analista se hace semblante del objeto a.
Abertura y cierre. El inconsciente significante se cierra cuando surge la realidad sexual debido a la
presencia del analista. Lacan usa dos alegorías para explicar esta dialéctica:
“La bella detrás de los postigos”. Los postigos representan la realidad sexual del inconsciente. Este
inconsciente significante es el discurso del otro a la espera de apropiación subjetiva. El inconsciente
está fuera: ya que es constituido al inicio por el deseo del otro. La bella sería el Sujeto en tanto pura
suposición y que aún no ha encontrado el saber inconsciente. La idea de Lacan es abrir los postigos
para que el inconsciente pueda ir al encuentro del Sujeto. No es el Sujeto quien sale, sino el
inconsciente quien entra. ¿Cómo se abren los postigos? El analista situado fuera de la casa hace
alianza con el inconsciente como discurso del Otro. Gracias al acto interpretativo el analista abre los
postigos.
Esquema de la nasa. El inconsciente está en el exterior y tiene que entrar en la nasa para realizarse:
en el momento que sacamos la nasa para ver que hemos pescado, tiene que estar cerrada por el
objeto a, que constituye la presencia del analista. En la nasa siempre hay un pez ausente: el sujeto
no encuentra su ser. Uno acaba por darse cuenta que “nuestro yo” no existe. A partir de ahí mi ser
aparece cono un lugar vacío dónde falta algo, hay coloco el objeto pulsional a, que, al no ser
significante se convierte en el tapón que cierra la nasa y separa el sujeto del significante. Es el analista
quién tendrá que quitar el tapón transferencial gracias al acto analítico.
Para concluir:
Con estas alegorías Lacan empieza a describir las operaciones de alienación y separación.
El objeto pulsional que designa mi ser es él mismo un vacío dibujado por el trayecto de la pulsión.
La causa que el psicoanálisis debe cernir debe ser concebida como una causa perdida, que es la única
forma de esperar ganarla.
No olvidar que lo real como pérdida, como agujero está en el centro del inconsciente, de la neurosis,
del sufrimiento. Está en el centro de la causalidad.
La transferencia como cierre es la única manera de traer la pulsión a la escena analítica.
El objetivo es el fin de la cura analítica y el único medio de transmitir el deseo del analista y de la
práctica que se desprende. Por eso tres años más tarde, Lacan inventa el dispositivo del pase.
Hebe Tizio
Jorge Alemán
El campo del Otro y el retorno de la transferencia (I)(Cap. 16 y 17)
Ynmaculada Nieto
Alemán se acercó a estos capítulos como si se tratara de una primera lectura para posibilitar el
encuentro con algo nuevo en el texto.
Cap. XVI: El sujeto y el Otro: la alienación , Alemán siguió el texto para ver que preguntas surgían.
La relación entre el ser viviente y el sujeto articulado en los significantes lo reconoció Lacan, en el
capítulo anterior, como una carencia de su discurso, ¿de qué carencia se trata? Eso concierne a estos
dos capítulos, cómo se articulan el campo pulsional y a la vez los lugares de articulación del sujeto
con respecto a la cadena significante, a lo simbólico, al campo del Otro. En el mismo Freud está
también esta división, es un problema epistemológico fundamental: cómo se articula el mundo
pulsional, al que consideramos real con el mundo en el que el sujeto se constituye en el orden
simbólico, cómo se injerta algo del orden pulsional con algo que tiene que ver con el orden
significante. Se puede admitir que son dos órdenes heterogeneos ¿cómo articularlos? En este punto
hay disensiones con Lacan, entre los defensores de la dinámica y los defensores de la estructura ( el
lenguaje). Estos dos capítulos son uno de los intentos de reapropiarse de los conceptos freudianos
interviniendo sobre ellos estableciendo un nuevo orden y va a tratar ( en una de sus tantas
elaboraciones al respecto) de afrontar este problema mediante los conceptos de alienación y
separación. Va a demostrar que estos dos ámbitos heterogeneos están articulados, y el problema de
cómo intervenir por la vía del significante en la pulsión, que atraviesa toda su enseñanza, tiene en
estos capítulos la elaboración de dos operaciones: alienación y separación. El sujeto surge en el
campo del Otro, el inconsciente es el discurso del Otro, el significante representa a un sujeto para
otro significante, son tres variaciones sobre el tema del sujeto en el campo del Otro, son tesis
referidas a la estructura y no incluyen lo dinámico. Para incluir dos términos heterogeneos es
necesario la topología, una espacialidad que le haga posible reunir estos términos heterogeneos y
esa topología va a a comenzar con alienación y separación. La cuestión de lo simbólico y lo real le
rompe la cabeza a Lacan a lo largo de toda su enseñanza. El problema de la cura analítica y del
psicoanálisis acaba siendo la manera en que lo real afecta al ser que habla.
No hay ninguna pulsión que represente la totalidad de la sexualidad ( como pensaban los
postfreudianos) todas las pulsiones son parciales porque ninguna pulsión es ni macho ni hembra, la
pulsión se reduce a un movimiento de actividad y pasividad.Pero además esto es aparente porque la
pulsión es activa, incluso en el masoquista, por pasivo que se nos presente el sujeto la pulsión es un
actor permanente.
La pulsión no está hecha para el vínculo con el Otro, sale, rodea un vacío y vuelve sobre su zona
erógena, es la parte de la vida que queda en cada ser que habla que realiza una satisfacción solitaria.
No nos reune con nadie.
En el psiquismo no hay nada que nos permita saber que hay que hacer como hombre y como mujer,
hay que aprehenderlo en una trama, captarlo en el campo del Otro, pero siempre hay un obstáculo
interno que es que hay una parte de sí mismo que no puede ser definido y que es la pulsión, algo en
la propia identidad de cada uno que difiere. Como no hay una naturaleza masculina y femenina todo
está encomendado al semblante. En esta época la vía que privilegia para designar el campo del Otro
es la estructura del Edipo.
La sexualidad se instaura en la vida del sujeto por la vía de la falta. Toda la historia de la humanidad
es la invención de artificios e instituciones que resuelvan este problema de que la pulsión es parcial
y no vincula a un sexo con otro y eso le toca al Otro resolverlo por lo que cambia históricamente,
pero el progreso nunca podrá cambiar una pulsión parcial en una pulsión total, las pulsiones no
cambian, cambian los artificios simbólicos que las acogen. No hay que dar tanta importancia a las
trasformaciones históricas en la elaboración de síntomas.
La pulsión hay que captarla en su mismidad así como al significante lo captamos en su alteridad.
Una teoría misteriosa en este capítulo es que se superponen dos faltas: la falta del sujeto por ingresar
al significante y esa falta retoma otra falta en el ser viviente: todos los organismos sexuados mueren,
el surgimiento del ente siempre va acompañado de restos que se pierden. Esto rompe con el mito de
complementariedad de Aristófanes en el banquete de Platón, que lo sustituye por el mito de la
laminilla. Se parece a la teoría de la separación. Las pérdidas en el sujeto aunque sean pérdidas que
están en el Otro tambien están en el sujeto es lo que se nombrará con el término de extimidad.
La pulsion es parcial y toda pulsión es pulsión de muerte, por la repetición, aunque paradójicamente
es lo mas vivo que tiene el sujeto.
Para Lacan el amor es lo que viene al lugar donde no hay pulsión total, haciendo algo mas que puro
narcisismo o pura demanda, es la experiencia de una diferencia (que dos que están habitados por
una pulsión parcial hagan algo juntos). No habría nada en la pulsión ni en el deseo que sostenga bien
al amor.
Para Freud el amor es la continuación de la pulsión por otros medios, para Lacan no, él le pide al
amor que no sea el tapón de la no relación sexual de manera fallida, que tenga una cierta dignidad
en su existencia. Le da un estatuto importante.
Al sustituir el mito de Aristófanes por el de la laminilla designa la libido no como un campo de fuerzas
(al contrario que los postfreudianos), la libido es un órgano irreal, es una primera aproximación al
problema que planteaba al principio¿ como se injerta la libido en el sujeto que se aloja en el campo
del Otro?, a través de un órgano irreal, como lo que se encarna, un montaje que tiene tomado al
cuerpo. Pero ser irreal no impide a un órgano encarnarse, lo llama irreal porque no puede demostrar
paso a paso como se encarna en cada ser que habla. ¿qué pruebas hay de cómo se encarna la libido
en el ser del significante? ¿Cómo impacta en el cuerpo del que está atravesado por significantes? el
tatuaje, una de las formas mas antiguas de encarnar en el cuerpo este órgano irreal, la escarificación.
El sujeto sabe que la pulsión no le dice como ser hombre y mujer que tiene que aprehenderlo en el
campo del Otro, en medio de la trama. La libido encarnada no le dice como ser hombre o mujer
entonces viene el tatuaje, tratando de materializar ese órgano irreal. Da un lugar en el Otro (una
escritura suplementaria que lo fija) y cumple una función erótica.
La dialéctica de la pulsión, el amor y el bien están en lados diferentes (el neurótico quiere que estén
juntos) el perverso se identifica con la pulsión, no pretende reunir lo que está separado, por eso hay
un fracaso del amor en la perversión (es Kant con Sade, dividir al otro en beneficio propio)
Punto 2:Todo surge del significante, esto ya lo sabemos,la función del corte como función topológica
del borde, esto es lo nuevo, va a ser el eje de la construcción del eje de la separación y la alienación,
la propia cura analítica va a ser el modo como se mueven esos bordes. Y este borde tiene que ver con
la relación del sujeto con el Otro que se engendra en un proceso de hiancia, hiato (la abertura, lo que
no se puede cerrar). Hegel habla de esta hiancia aunque al final promete un saber absoluto, sería lo
que se llama el fin de la historia (que nada en el fondo ya cambia el destino de la ciencia, que ya no
hay corte nuevo), en la versión de Lacan esta hiancia no se cierra nunca.
El proyecto de Descartes también era cerrar esta hiancia con las ideas claras y distintas “pienso luego
soy” de lo que no puedo dudar, una vez que llegó a este punto lo garantiza, vuelve eterna la verdad
llamando a escena, y ahí cierra la hiancia, a un dios no engañador.
Para Lacan esta hiancia no se cierra nunca, ni en la sexualidad ni en el significante se pueden cerrar
estas hiancias y la primera manera en que va a explicar esto es la alienación (pag 219).
Lacan nos va a explicar el rombo entre el sujeto tachado y el objejo a en el fantasma, e introduce una
topología de bordes .
La alienación es relativa al discurso del Otro, la separación es relativa al deseo del Otro.
Cada vez que hay una elección hay pérdida, todas las elecciones son forzadas, una decisión es siempre
una apuesta sin garantias y a la que uno está forzado. Las elecciones mas importantes son las que
actúan en nosotros, no son pensadas.
Lacan incorpora algo nuevo, aquí la verdadera matriz de la alienación es que en lo que elijo hay
pérdida, eso que se elije queda agujereado, en la elección entre el sujeto y el Otro hay esta hiancia.
En la alienación se trata del sujeto y el discurso del Otro y en la intersección de ambos está el
significante amo que identifica al sujeto de tal manera que queda fijado a él, porque el sujeto es un
conjunto vacío que queda desaparecido y petrificado en el mismo significante que lo atrapa, que lo
nombra y lo incluye en el campo del Otro (a eso Miller llamó mas adelante insignia) la interpretación
debe de llevar a esos significantes amo, el sujeto ha quedado coagulado en ellos , ha elegido el
sentido y ha quedado por fuera del sentido, mordido por el sinsentido.
Las dos inercias que se van a poner de manifiesto en la cura es la relación con los significantes amo
(la alienación) y la relación con el objeto a (la separación). Cuanto mas puede, el sujeto, percibirse
como objeto a más se aferra a los significantes amo, a las insignias.
El significante amo produce en la cura una especie de reducción que el sujeto a veces tiene que
construir. Es un significante fuera del sentido que obliga a que la interpretación no esté abierta a
todos los sentidos sino que tiene que captar ese significante que viene del Otro para ver cómo el
sujeto fue capturado por el discurso del Otro.
El sujeto en psicoanálisis está entre los significantes amo y la pulsión, no tiene una sustancia a priori
tiene que dársela produciendo los significantes amo de su historia.
Lacan habla de una alienación más estructural que en Marx porque no es histórica sino que es una
alienación que viene dada por el lenguaje, por eso los significantes amo no es algo de lo que te puedas
desprender por una práctica, no es su aniquilamiento, porque el sujeto no tiene sustancia, sólo se
puede hacer un nuevo pacto con los significantes amo, no hay una subjetividad radical (como piensan
algunos filósofos).
El sujeto queda identificado por los significantes amo S1 para unos significantes S2 que son
inconscientes por los que hay que pasar para poder separarse de la buena manera pues la separación
no es una cancelación de la alienación sino un retorno sobre la misma, hay que pasar por ella. Igual
ocurre al seguir a Lacan hay que pasar por sus significantes, para que el texto te capture.
Cap XVII : El sujeto y el Otro . La afánisis
La segunda operación también es difícil de entender.
La intersección que es el modelo lógico de teoría de conjuntos que propone Lacan para pensar la
separación también está alterado, al igual que lo está el de la reunión que utiliza para pensar la
alienación.
Es una intersección que se va a jugar entre dos faltas, en la separación que es con respecto al deseo
del Otro, el sujeto logra engendrarse a sí mismo, separarse (autoengendramiento del sujeto, como si
adquiriera su propio estatuto gracias a que se recubren dos faltas: el vacío del sujeto y el vacío del
Otro) separación es donde el sujeto hace coincidir su propia falta con la falta en el Otro. Se pone en
juego en el final del análisis donde el sujeto accede a lo que él es como objeto. Cuando ambas faltas
se recubren aparece el sujeto en su condición de objeto a, es cuando emerge esa idea de que en el
Otro no está la completud frente a la miseria del sujeto.
Cuando salimos del discurso del Otro al deseo del Otro pasamos a cuestiones muy delicadas porque
ahora la cuestión es qué soy en el deseo del Otro, ¿podría perderme? Lo que asemeja la separación
al pasaje al acto.
Es importante que en el discurso del Otro haya intervalos para que el sujeto capte el deseo del Otro
colocando en ese intervalo la posibilidad de su propia pérdida y que pueda haber separación.
Para responder a quién es uno está el significante amo pero para responder a qué es uno para el Otro
no hay respuesta directa, cada uno se lo inventa con su ser de objeto que tiene carácter de resto, de
deshecho.
Es una lógica que explica la propia posición política de Lacan en ese momento.
Siempre podemos ser perdidos, el Otro no te tiene garantizado.
Miquel Bassols
Mercedes de Francisco
Queda por concluir. Epílogo (Cap. 20)Mercedes Sarubbo
Este seminario se expone a partir de la excomunión de Lacan de la IPA.
Dicho seminario es dictado en sustitución de el “ Nombre del padre”. Dentro de estos capítulos se
tratará un tema trascendental que contiene un mensaje encriptado y oculto y que tendrá que ver
con la situación por la que está atravesando el mismo Lacan, al ser excomulgado.
La gran pregunta hace referencia a si el psicoanálisis es una impostura. Es entonces, donde Lacan
ubicara al “objeto a”. Si bien es tratado antes en el seminario de la angustia, es aquí donde lo termina
de establecer, y le da el valor en la experiencia analítica. El valor y la influencia hace que se modifique
el concepto sobre la transferencia y el objetivo de la misma en el tratamiento, e introducirá el
concepto de la liquidación de la transferencia para el trabajo analitico. Es entonces que aportará
insumos de gran trascendencia para el trabajo psicoanalítico, se cuestionara acerca de la verdad del
psicoanálisis así como de la impostura y en el manejo de la transferencia. Este mensaje encriptado
sobre el que trabajara en este capítulo final, viene dirigido a alguien, pero: ¿a quién o a quienes? No
es arbitrario que se plantee dichas preguntas en el momento en que se encuentra.
Es entonces, en este punto, que comienza a hablar de la diferencia existente entre la demanda y la
pulsión. El matema de la pulsión es el sujeto en relación al “objeto a”, con el signo de alienación y
separación, sujeto vacio en la demanda, concepto que ampliara. “Dice el analizante a su interlocutor
el analista: “me entrego a ti, pero ese don de mi persona se trueque o misterio inexplicablemente en
regalo de mi mierda” El analista será quien reciba esa mierda del analizante. El punto fundamental
se da en el sujeto con un conjunto vacio en relación con esa demanda que trae a la consulta. Es así
que el analizante entrega algo que cobra el sentido de la demanda, pero ¿qué es lo que demanda
verdaderamente el sujeto? Lacan sostiene que el sujeto no encontrará satisfacción en esos apetitos,
y de ahí parte su postura con respecto a la transferencia y su liquidación y la demanda y en su
satisfaccion en relación a la pulsión, cuestión que ira develando.
En este seminario se trata un punto trascendental, dentro de los cuatro conceptos fundamentales
del Psicoanálisis y su agrupación, la IPA, partía de un binomio el cual Lacan cruza, y que son la
transferencia y pulsión, este par que intenta abordar se encontraba separado en repetición y
transferencia y pulsión e inconciente.
En la demanda para que algo de la pulsión se ponga en juego será a través de la transferencia, en
relación al fantasma de entonces, un sujeto vacio con el objeto. Aquí empieza a descifrar y dice: “el
analista no solo responde al deseo alimentario del sujeto sino que debe tener tetas” con lo cual hace
referencia a que debe entonces no ocupar solo el lugar de ese objeto, sino que deberá tenerlo, ¿para
así satisfacerse? Para que el sujeto pueda ¿qué? El objetivo surgirá en ver como se llega a ese final
del análisis y de cómo el sujeto viva esa pulsión de ahí en más.
Cita entonces la frase que bajo ese manto de amor dice: “amo a ti algo más que a ti y por eso te
mutilo” Amo en ti, te amo, el fantasma, y te doy mi mierda. Amo al analista y te doy mi mierda.
Quedará, entonces el “objeto a”, que es lo que se juega para el sujeto dentro del análisis. Será la
transferencia la que se ponga en juego en la pulsión y donde veremos que el “objeto a” podrá estar
actuando como tapón o causa. Si este objeto sirve como tapón para el sujeto la pulsión quedara
oculta tras ese objeto.
Es entonces que se empieza a develar lo encriptado. El sujeto llega con su demanda, como en la via
hacia la identificación, pero lo que demanda el sujeto no es la pulsión. El problema parte en que si
en un punto de la transferencia esta se desvía hacia la identificación y eso es lo que según Lacan no
deberíamos dejar que suceda, no irá entonces el deseo a lo pulsional, que sería su objetivo, ese
“objeto a” que causa el deseo, que existia de tapón, si dirigirá hacia una proliferación a lo yoico.
Hace referencia a “Psicología de las masas y análisis del yo” para hacer una comparación. Habla sobre
el final de análisis y su punto de desvío de la transferencia y la demanda. Esta es la crítica que hace a
la ipa, en la promoción de dicho final de análisis. Es entonces que lo cuestiona fuertemente, es aquí
donde dice que se pone en juego la voz y la mirada. ¿Cuál es el objetivo del analista?, es llevar al
analizante a obtener la diferenciación total entre el ideal del objeto y el “objeto a”, pero no es lo que
se ha hecho, sino que se ha llevado a la identificación desde la transferencia. El paralelismo que utiliza
Lacan para la IPA, es de actuar como los nazis, y esto ¿por qué? Hace este razonamiento; el objeto
que es mío lo pongo entonces en el exterior, pasa a ser mi ideal y quedan pegados, la mirada como
un objeto y la voz, entonces ocurre la identificación. Mercedes de Francisco pone el ejemplo de la
película “El Dr. Mabuse” y en como las masas lo seguían, se explica el proceso por el cual han pasado
para que suceda, el poner el objeto en el lugar del ideal del yo.
“Sostengo que ningún sentido de la historia es capaz de dar cuenta, son muy pocos los sujetos en
una captura monstruosa a una ofrenda de sacrificio a los dioses oscuros” (pag 282)
La excusa será entonces el que haya un dictador, sin embargo es un fenómeno que trasciende a esto,
y es como se puede ver a las masas ir detrás, el mecanismo por el cual esto se logra. Dice Lacan: lo
que él llama objeto yo lo llamo el “a”, Freud da entonces status a la hipnosis y la define, donde supone
al “objeto a” como tal, con su significante que es el ideal del yo. Y lo traduce diciendo cuidado con
transformar la práctica en una práctica hipnótica.
Mercedes de Francisco hace una comparación a los fenómenos de las plazas del 15M. refiriendo de
cómo el sujeto pega el objeto en el exterior y lo convierte en ese ideal del yo, y de los objetos
electronicos y su rol.
¿Qué se debe hacer para que la demanda no termine entonces en la vía de la identificación? Que le
queda al analista? ¿Cuál es su deseo?
El analista deberá desprenderse de sus propios ideales, el ideal del bien, etc, y es por eso que debe
atravesar su propia experiencia psicoanalítica. Lacan dice que todo análisis es didáctico, el ideal por
un lado y el objeto por otro. ¿Cómo puede entonces el sujeto sostener el deseo luego de la
experiencia analítica? ¿Cómo un analista quiere ser tal?, si no es aquel a quien se le entrega la mierda.
Lo anal entonces vinculado al don, pero no debe dejarse engañar por esos objetos a los que Mercedes
de Francisco llama amalgamáticos, no dejarse hipnotizar por esa mancha, será el signo entonces lo
que nos muestre la pulsión del sujeto, un gesto o matiz, dice. Si quedamos desde el lugar del
hipnotizado caeremos en el peligro de ser hipnotizados. Debemos jugar a eso, pero no hacerlo. Aquí
se pone en juego el deseo del analista. La intervención se dirige, entonces, a conectarse con la
pulsión, ver de ese objeto que es lo que le causa la satisfacción pulsional. Es por esto que es
importante la escucha, la atención flotante, pero sin dormirse, crítica que les hace a los de la IPA.
Hacer que uno ha sido hipnotizado, jugar a ese juego pero no quedar hipnotizado por el analizante y
así vislumbrar el tapón de el vacío del paciente.
Sucede cuando el sujeto sigue repitiendo sin querer hacerlo, y se pregunta qué le pasa entonces al
sujeto cuando lo hace. El ideal del yo no se encuadra dentro de eso, no lo puede cerrar, no lo haría,
pero de todas maneras lo hace. Entonces el ideal sobre lo que quisiera ser se aleja de lo que lo
satisface. Diferencia entre el ideal y el objeto, esto es lo que se pone en juego en el análisis. Lo que
el analista entonces busca es el punto de separación entre el ideal del yo y el objeto “a”, por lo cual
es importante no llevar la transferencia a la identificación, sino no se cumplirá el objetivo del análisis.
Mercedes de Francisco nos cuenta la historia de “Jazz hall” e interpreta la historia. De cómo el
personaje se pone en el lugar de mancha, no de la que mira a esa pareja, sino en un ser de a tres. Es
por esto que el analista no debe tener prejuicios con respecto a cómo ve esa realidad. Es así como la
protagonista consigue darse un ser, no quiere ser mirada por él, él la mira y ve la mancha y se fascina.
Entonces es importante ver qué pulsión se juega ahí, qué pide el sujeto.
El objetivo será entonces no frustrar la demanda sino no satisfacerla, darle nada, para convertirla en
una demanda de amor.
La IPA llamaría a esto contratransferencia, mantener el deseo, amor y odio en la intervención sí, pero
no que el analista se convierta en sujeto. Cuando el analista hace algún imperativo durante el proceso
sin pensar en cómo será tomado por el paciente, aquí utiliza un ejemplo de la transferencia negativa
en un caso con una paciente sobre el cobro de las sesiones a las que no había asistido y la reacción
de la misma al dejarle un sobre con el dinero y no volver.
A partir de aquí se comienza a trabajar en el epilogo del seminario. Dice;”el amor que en la opinión
de algunos hemos querido degradar, tras engaños, solo puede postularse en ese mas allá donde para
empezar da renuncia a su objeto, esto nos permite en todo refugio donde puede, también requiere
la intervención de ese médium que es la metáfora paterna, en eso radica la enseñanza del
Psicoanálisis, no es que hemos querido degradar al amor sino hemos mostrado lo que el amor vela y
lo que permite en una relación temperada, para no terminar en quiero algo más que a ti por eso te
mutilo…” (pag 283)
“El deseo del análisis no es un deseo puro, es el deseo de obtener la diferencia absoluta la que
interviene cuando el sujeto confrontado al significante primordial accede por primera vez a la
posición de la sugestión a eso… solo allí puede surgir la sugestión de un amor sin límites por estar
fuera de los límites de la ley, único lugar donde puede vivir.”
Se abren las preguntas y se habla sobre el amor sin límites y el deseo del sujeto. Aquí se aborda el
que es importante dentro del análisis y que implica no quedarse en la metáfora paterna y sus
significaciones sino intentar que se afronte ese significante primordial, ver a cual se ha sujetado.
En el caso de las psicosis la dirección de la cura se encuentra en el anudamiento, el cuarto nudo es la
metáfora paterna. Si ya la tenemos encontraremos el síntoma, no será por esta, sino que uno será
capaz de ver ese síntoma,en el caso de las neurosis, aquí se estará entonces por fuera de esa ley
edípica.
El analista escucha pero no piensa, se despoja de sus fantasmas, dice. Preguntar lo que parece obvio,
porque un significante con un sentido nos aleja del sentido que puede tener para el mismo sujeto y
nos impide llegar a obtener verdaderos hallazgos. Leer entonces lo que le paciente dice.
Cita y dice; “ no estaría mal, que se entendiese el leerse adecuadamente entre los que tienen el deber
de interpretar que sea justamente la palabra donde no se lee lo que dice es algo que sobresalta el
analista una vez pasado el momento en que se estima en la escucha hasta no tener certeza”
Haciendo crítica a los 50 minutos de la IPA, uno escucha entonces no las palabras sino lo que está
escrito, lo que sirva de referente para sus identificaciones.
¿Qué nos pasa en relación al goce? La religión dice como la prohibición y la filosofía como el pánico,
es por esto que toma el poema como la única manera de decir lo real.
Se cita un poema de Lacan.
Se realiza una pregunta acerca de la lógica de separación y como se relaciona, a esto se le responde
diciendo que el demandar nada, no un objeto, nada en concreto, el no satisfacerlo será para que se
abra la demanda, no como una demanda de nada sino de amor.