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Querido Descartes: tu afirmas que los sentidos nos engañan y que la razón es
la fuente de nuestro conocimiento. Afirmando lo mencionado anteriormente,
comienzas tu búsqueda por un conocimiento certero e indudable y así lograr
que la filosofía sea un saber científico. En la duda metódica, tomas la duda
como punto de partida, dudas de los sentidos, ya que, para ti, estos nos
engañan. Posteriormente nos presentas el argumento del sueño y la vigilia, en
él está el argumento escéptico sobre el mundo externo, este nos afirma que
como podemos saber si estamos despierto, o, si en realidad estamos soñando.
Culminas la duda metódica con la hipótesis del genio maligno, es aquí cuando
pones en duda las matemáticas y la geometría. Llegas a la primera verdad
"Cogito ergo sum", es decir pienso luego existo. La cual se caracteriza por ser
una verdad indudable, evidente, racionalista, distinta y universal. Evitas caer en
un solipsismo al mencionar a las ideas innatas (ideas fuera de nuestro alcance
y que se encuentran en la res cogitans) las cuales son entregadas por "Res
infinita" (Dios). Es decir que a partir de la idea de res infinita evitas caer en un
solipsismo. Tu presentas al Genio Maligno, el cual es todo poderoso y nos
engaña; asimismo afirmas que en tanto que piensas, eres, y no puede ser de
otra manera. El Genio maligno puede engañarme en todo lo que quiera, pero
no me puede engañar en que tanto engañado soy algo. Luego de encontrar la
primera verdad, tratas de reconstruir el edificio de conocimiento.