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Clase 3
La filosofía del conocimiento estudia cómo conocemos la realidad. Hay una diferencia
muy importante entre preguntarse qué es lo que existe y plantearse cómo conocemos lo
que existe. La metafísica trata de contestar la primera cuestión, mientras que la filosofía
del conocimiento trata de responder la segunda. La parte de la filosofía que se plantea
preguntas acerca del conocimiento se llama gnoseología
“Todo aquello en lo que crees (sea respecto al Sol, la Luna y las estrellas, la casa y el
vecindario en que vives, la historia, la ciencia, otra gente, incluso la existencia de tu propio
cuerpo) se basa en tus experiencias y pensamientos, sentimientos e impresiones sensoriales. Eso
es todo lo que tienes como punto de partida: ya sea que veas el libro en tus manos, o sientas el
suelo bajo tus pies (…)
Las experiencias y pensamientos internos son lo más cercano a ti, y alcanzas todo lo
demás sólo a través de ellos. Por lo común, no tienes dudas sobre la existencia del suelo que
pisas, o del árbol que está frente a la ventana o de tus propios pies o de tus propios dientes. De
hecho, casi nunca reparas en los estados mentales que te hacen conscientes de esas cosas:
pareces estar consciente de ellas directamente; pero ¿cómo sabes que realmente existen? ¿Te
parecerían diferentes las cosas si de hecho existieran sólo en tu mente, si todo lo que creíste que
era el mundo real externo no fuese más que un gigantesco sueño o alucinación de las que nunca
despertarás?
Thomas, Ángel, ¿Qué significa todo esto? Una brevísima introducción a la filosofía.
F.C.E., México, 1995, pág 11.
Preguntas:
• ¿Puede haber un mundo externo o no?, ¿y si lo hay, puede ser distinto de cómo
nos parece?
• ¿Porqué aceptamos la existencia del mundo externo?
• ¿Podríamos decir que la creencia en el mundo real puede ser un gigantesco
sueño o una alucinación?
Renato Descartes, filósofo francés que vivió entre los años 1596 y 1650 se
propone fundar el saber sobra las bases cuya firmeza esté más allá de toda sospecha.
Para ello, Descartes proyecta dudar de todo hasta hallar alguna evidencia que sea
absolutamente indubitable. Su plan es no aceptar nada que sea dudoso y sólo dar por
válido lo que sea absolutamente cierto. Lo que este filósofo desea es ver si dudando de
todo queda algo que se resista a la duda. Esta duda que Descartes decide aplicar a todo
es una duda metódica pues es el camino para llegar a la verdad (si es que la verdad
existe)
En vez de dudar de cada saber en particular, lo que sería una tarea infinita,
Descartes aplica la duda metódica a las fuentes del conocimiento, es decir, a la
sensibilidad y a la razón. Si estas fuentes son dudosas, entonces todo lo conocido a
través de ellas también lo será.
Su crítica al saber proveniente de la sensibilidad es sencillo: los sentidos a veces
nos engañan pues en ocasiones nos ha ocurrido creer ver algo y luego comprobar que
era otra cosa (por ejemplo, ver un arbusto a distancia y luego descubrir que es un
hombre). Si nos engañan deben ser desechados por ofrecer conocimientos dudosos.
Su crítica al saber proveniente de la razón es, en cambio, más compleja. No es
posible dudar de las verdades a las que llegamos a través de la razón: “el todo es mayor
que las partes”, “todo objeto es idéntico a sí mismo”, “dos más dos es cuatro”. Sin
embargo, dice Descartes, podría ocurrir que un genio maligno me esté engañando y me
haga creer que es absolutamente cierto lo que es falso. Si ese demonio existiera, ningún
saber sería seguro pues mi razón estaría siendo engañada por un ser superior y
trascendente.
En este punto, al postular la hipótesis de un genio maligno, Descartes llega al
extremo de su duda y se encuentra en la más absoluta incertidumbre. Sin embargo, es en
este extremo cuando el filósofo francés alcanza la primera verdad absolutamente
indubitable: aún cuando el genio maligno pudiera engañarme en todo no podría
engañarme acerca de lo siguiente: que estoy dudando. Y si estoy dudando, entonces
existo. La evidencia del propio pensamiento y del propio existir, es la base de la
posibilidad de un conocimiento seguro: “pienso, luego existo (ego cogito ergo sum)”.
4) Cerebros en la cubeta, el experimento de Hilary Putnam.
• ¿Es posible conocer la realidad tal cual es? ¿O lo que llamamos “conocimiento”
no es más que nuestra manera de ver y de interpretar la realidad?
• ¿Cuáles son las capacidades que nos permiten conocer: la razón o la
sensibilidad? ¿Existe alguna otra capacidad cognoscitiva que no sea ni la razón
ni la sensibilidad? ¿Cuál?
• ¿Podemos conocer aquello de lo que no tenemos experiencia? ¿O sólo somos
capaces de conocer lo que podemos experimentar?