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SOBRE EL CUIDADO DE UNA PERSONA ENFERMA:

Relato de una experiencia real.

Universidad Saint Leo

Facultad de Psicología: Pensar Y Actuar Éticamente

John Andrés Arango Tamayo

Medellín, Colombia

17 de Octubre de 2022
SOBRE EL CUIDADO DE UNA PERSONA ENFERMA:
Relato de una experiencia real.

“Cuidar es promover el crecimiento facilitando el bienestar, la dignidad, el respeto y la


preservación y extensión de todas las potencialidades humanas” (Gilligan 2013, 104).

Debo iniciar este trabajo de análisis y reflexión, resaltando de manera categórica el


concepto que tiene German Diestre acerca de la forma en que ve a los pacientes que
sufren de enfermedades que requieren del cuidado de otros; quien los ve como personas
que son únicas e irrepetibles, con historias de vida que solo ellos, han de superar. Y es de
vital importancia esa relación asistencial que se crea entre las partes, llena de
sentimientos y emociones, que dicha atención debe ser ajustada a su realidad y no
generalizada como lo abordan los sistemas de salud. Solo así nos podríamos enfocar en
la solución o mitigación de los problemas que acarrea la enfermedad y su posible
solución.

El protagonista de esta historia, se llama Manuel; un hombre de 49 años que se


encuentra recluido en una unidad de cuidados hospitalarios, hace ya más de un año, a
causa de una enfermedad conocida como demencia frontotemporal; enfermedad que trae
cambios radicales en su conducta, personalidad (bloqueando su capacidad de reconocer
sus límites, motivando comportamientos compulsivos) en su forma de relacionarse con
otras personas, ya que pierde la habilidad de tener sentimientos y empatía frente a las
mismas, perdiendo toda posibilidad de sostener una vida social y familiar. En la actualidad
no existe una cura, ni un tratamiento efectivo para dicha enfermedad y su promedio de
vida después del diagnóstico es muy relativo y finaliza con la perdida de las funciones
motoras y cognitivas de su cuerpo, hasta llegar a la muerte. Manuel viene de una familia
con predisposición genética a la enfermedad, ya que su hermana y su padre quien
falleció a la edad de 59 años también padecen de la enfermedad. Manuel también tiene
un hijo de 10 años y una esposa que lo cuido fielmente desde los 37 años que empezó a
manifestarse la enfermedad; lo que significó para ella un desgaste físico y emocional
considerable, quien finalmente pensando en la posibilidad de que su pequeño hijo en
algún momento manifestara la misma enfermedad, y necesitara de toda su energía, opto
por abandonar los cuidados de Manuel y descargarlos sobre el personal médico y la
madre de él, quien ya había pasado por la misma situación con su esposo. Retomando la
condición física de Manuel, quien ha perdido la capacidad de caminar y de alimentarse
por su propia voluntad, la madre y el personal médico deciden alimentarlo por medio de
una sonda, hecho que se ha prolongado por más de un año, sin resultados positivos y que
pone en duda si fue lo correcto o si preferiblemente era mejor no alimentarlo de dicha
manera y dejar que sus órganos fallaran y se diera lo que desafortunadamente nadie
quiere que suceda, pero que es inevitable y falleciera.

Este caso en particular es muy complejo de abordar; porque nos puede generar una carga
y un desgaste mental y emocional muy significativo, porque nuestra perspectiva y opinión
se ajusta a un caso en el cual no estamos involucrados directamente, pero que tiene un
alto grado de responsabilidad si fuera parte de nuestras vidas. Sin embargo trataremos
de identificar las cuestiones morales, las partes involucradas, las virtudes y relaciones de
cuidado, los deberes afectivos y como la ética del cuidado se puede apreciar en el
cuidado de los pacientes.

Para empezar quiero resaltar que la virtud más importante en este caso es la compasión.
“Yo entiendo la compasión hacia Manuel como aquella virtud que me ha de permitir
buscar, entender que le ocurre, como se siente, que desea explicar sin saber hablar, casi
siempre solo con la mirada, es decir, comprender su sufrimiento y esforzarme en
aliviarlo.” (Gilligan 2013, 108). Así lo siente German Diestre como su médico y así lo debe
sentir la madre de Manuel quien se convirtió, con su sentido maternal en el intermediario
de su hijo y el personal que se encuentra a su cuidado, generando en todos ese deber de
carácter afectivo y profesional, de cuidarlo y velar, aunque suene irónico, por su bienestar.
Labor que se torna difícil, dado que en esta situación no es posible establecer una
relación de cuidado donde dos personas o más están relacionadas con un único objetivo,
ya que la enfermedad de Manuel imposibilita la comunicación de su parte. Hecho que
debe ser muy frustrante para todos, ya que por su condición, no podemos conocer sus
sentimientos y emociones, dejando una incógnita enorme si lo que se está haciendo con
él es correcto o incorrecto.

En conclusión, quiero manifestar que me siento totalmente conmovido por la perspectiva,


la empatía, la calidad humana y el profesionalismo que evidencia el señor German Diestre
en su relato, ya que considero dichas cualidades dignas de un ser humano virtuoso, que
debe irradiar su pensamiento en el personal médico y asistencial de todo el mundo. Y es
posible evidenciar, como la ética del cuidado es un factor indispensable en el cuidado de
los pacientes; ya que de establecer la relación de cuidado en los términos que él nos
plantea, se daría una comunicación con alto grado de empatía, que generaría una lectura
adecuada de las necesidades que requiere la persona que se encuentra bajo cuidado, lo
que representaría un beneficio invaluable en las condiciones médicas y la posible
recuperación acelerada de su bienestar físico y mental. Situación que
desafortunadamente hoy podemos observar en los sistemas de salud de muchos países
no se cumple; debido a que la salud se convirtió en negocio de muchos, dejando a un
lado la parte humana. Y aunque no es correcto generalizar porque, confió que existen
personas del gremio de la salud, que realizan un trabajo ejemplar, también existen
muchas empresas que no les interesa que las personas se encuentren sanas o en
recuperación, porque pesa más la parte económica que la humana, velando solo por sus
intereses y no por el bienestar de la humanidad.
RESEÑAS BIBLIOGRAFICAS

Gilligan, C. (2013). La ética del cuidado. Cuadernos de la Fundació Víctor Grífols i Lucas,
30. Barcelona, Spain: Fundació Víctor Grífols i Lucas. Recuperado de
https://elibro.net/es/ereader/saintleo/51750?page=104-112

Rachels, J. (2006). Introducción a la filosofía moral. México D.F, FCE - Fondo de Cultura
Económica. Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/saintleo/110691?page=192-206

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