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Pontificia Universidad Católica de Chile

Escuela de Medicina
Carrera de Fonoaudiología
MEF302b - Ética para Fonoaudiología

ENSAYO :
“LA SOLEDAD DE LOS
NÚMEROS PRIMOS”

Estudiante: Mauricio Ortiz Correa


Tutora: Carla Rivera
Fecha: 01 de Junio de 2017
Una vez finalizado el libro escrito por Paolo Giordano en el año 2008, La soledad
de los números primos, me llamó la atención el rumbo que tomó la vida de todos
sus personajes según cada decisión tomada, y que se ve reflejado desde un
comienzo la gran influencia que tienen estas decisiones en su actuar posterior.
Muchas citas del libro nos invitan a reflexionar acerca de nuestros caminos y de
cómo pueden repercutir en nuestras emociones si es que dejamos que éstas nos
controlen sin contar con las redes de apoyo necesarias como para poder conllevar
ese sentir y poder completar la necesidad humana de ser cuidado. Es por esto que
la frase que más me marcó dice: “Todos tenían un amor del alma contrariado,
como él tenía a Mattia. Todos tuvieron miedo y muchos aún lo tenían, menos
cuando estaban allí, entre personas que podían entenderlos, protegidos por el
«ambiente», como ellos decían. Conversando con aquellos desconocidos, Denis
se sentía menos solo y se preguntaba cuándo llegaría su hora, el día en que
tocaría fondo y podría por fin emerger y respirar también él” (Giordano, 2008).
Esto lo podemos extrapolar a la labor de un fonoaudiólogo en el equipo de salud,
donde se hace imprescindible evaluar al paciente desde un modelo biopsicosocial
con el fin de responder a todas las necesidades que el usuario tenga, interviniendo
de forma integral en todos sus componentes, derivando si es pertinente para que
este pueda recibir un debido cuidado profesional, además de educar y/o crear la
red de apoyo pertinente que necesite cada persona que se sienta en soledad.
Finalmente la tesis que se planteará es que es fundamental del quehacer de los
profesionales de la salud tomar las acciones necesarias para la mejora integral del
paciente.

Basándonos en Torralba, la vulnerabilidad humana es un principio europeo que


explica la fragilidad a la cual estamos envueltos, por lo que la integridad se ve
amenazada por diversos factores, tanto internos, como en el caso de sentirse solo,
o externos, como en el caso de personas que no cuentan con redes de apoyo, por
lo que la rehabilitación en estos casos se ve casi imposibilitada por la poca
adherencia al tratamiento que pudiera presentar el paciente solo por el hecho de
su abandono. Siguiendo esto, ¿Quién se puede sentir autosuficiente?, la verdad
es que dentro de las cualidades humanas que todos presentamos, no está ese
concepto arraigado en nosotros, por lo que es necesario contar con alguien que
haga aterrizar las vulnerabilidades para que la persona pueda sentirse mejor de
forma íntegra superando estos molestares que quizás no sean tan grandes en
algunos, pero en otros puedan revelar su fragilidad extrema como lo es la
enfermedad.

Asimismo, Torralba también explica la integridad de la persona como uno de los


principios básicos de la ética médica, considerando al ser humano como un todo
que se da por el equilibrio y la armonía entre las diversas emociones de la
existencia humana que son necesarias para un buen funcionamiento. Dado a que
la enfermedad supone una desintegración en el ser humano, todo profesional del
equipo de salud tiene el deber y la obligación ética de reestablecer la integridad de
estos pacientes. ¿Pero bastará solamente enfocarse en esta enfermedad misma?
También se debe contemplar el factor social al cual el paciente se encuentra
sometido, dado a que esto podrá ser tanto positivo como perjudicial según el caso
y el apoyo que reciba este desde el hogar. Con esto, el trabajo de salud no se
queda solamente en la mejoría de la enfermedad, sino que además va de la mano
con la educación que se pueda prestar tanto a su familia y/o amigos, para la
correcta rehabilitación que cada paciente podría requerir según su propia
vulnerabilidad.

Según García, J. (2013), el principio de beneficencia, que es parte del modelo


ético principialista, compromete a proporcionar beneficios a los demás. Es decir,
hacer todo el bien al paciente. Este principio nos demanda como profesionales de
la salud el hacer todo lo posible para beneficiar el estado de vida en general de
nuestros pacientes, haciéndoles sentir que están dentro de una red de apoyo y
con esto mismo no dejar que siga invaginando en ellos la sensación de
menoscabo y soledad que puede aprisionarlos, limitándolos a poder sacar a la luz
todo su potencial y junto a esto, desenvolverse de forma óptima en sus actividades
de la vida diaria que muchas veces se ven afectadas por enfermedades que
mucha gente no considera su impacto real, como en el caso de la depresión.

Pero, ¿Qué pasa si el paciente decide no seguir el tratamiento, aunque de verdad


lo necesita?. En este caso estaría en juego el principio de autonomía, propuesto
por García, J. (2013), en donde se explica que los valores, criterios y preferencias
del enfermo gozan de prioridad en la toma de decisiones, en virtud de su dignidad
como sujeto. Este principio guarda inmediata relación con la cuestión del
consentimiento informado de la persona actual o potencialmente enferma. No
sería éticamente correcto obligar a un paciente a seguir un tratamiento en el cual
este no se quiere someter, aunque esto perjudique de forma drástica su forma de
vida, alterando aún más la posibilidad de realizar sus actividades de la vida diaria
de forma óptima.

Además si consideramos la intimidad psicológica del paciente que Serani, A.


define como la referente a los pensamientos y afectos. Este tipo de intimidad
permite esconder la propia realidad de los pacientes, dejándoles el albedrío de
poder compartirla con terceros mediante un tratado implícito o explícito de
mantenerlo en reserva. En este sentido, ¿Cómo podría un profesional de la salud
disponer de una vida, para su sanidad, sin saber antes como es la intimidad
espiritual de este paciente? Se vuelve poco ético el querer ayudar y transformar la
vida de una persona sin tener el permiso de ésta para poder inmiscuirse en
detalles tan propios de una persona. Si no se considera ese factor podría incluso
llegarse a dañar la integridad de estos pacientes, haciéndoles sentir vulnerables e
incluso hacerles sentir que su dignidad ha sido dañada. ¿Será un trabajo fructífero
hacer un tipo de intervención de esta índole, ignorando un aspecto tan básico
como la confianza que debe sentir por el profesional que le está tratando?

Es necesario contemplar todos estos factores al momento de enfrentarse a un


paciente, que es y siente diferente al resto. Muchas veces nos encontraremos con
personas que sienten que no tienen apoyo y que no quieren seguir un tratamiento
fonoaudiológico solo por el hecho de creer no tener cura, o que por
desconocimiento de su patología, este crea que no es necesario llevar una terapia
a cabo, sin contemplar todas las complicaciones que esa decisión implica. Es por
esto que se hace necesario ver al ser humano como un ser integral, donde el
mecanismo de rehabilitación no solo corresponda a un método biomédico, sino
que sea uno de método innovador, que estudie a la persona en todos sus
componente.

A modo de conclusión es necesario volver a mencionar que es fundamental del


quehacer de los profesionales de la salud tomar las acciones necesarias para la
mejora integral del paciente, para ello es importante velar por la integridad de los
usuarios, evitando así exposiciones a vulnerabilidades extremas y también hacer
todo lo posible para que el usuario reciba lo mejor de los agentes sanitarios a
cargo de ellos siendo beneficiado de estas atenciones. Cabe destacar que para
esto hay que respetar el principio de autonomía, para que el paciente pueda tomar
decisiones de forma libre y la intimidad psicológica de este. Esto se logra mediante
la educación acerca de las complicaciones que podría tener la enfermedad del
usuario y destacando los contra que podría presentar en el caso de no querer
recibirla, además de los beneficios con el fin de motivar al paciente a ser parte de
la forma más activa posible. Al no hacer esto no se estaría respetando el principio
de no maleficencia, dado a que al estar obligados éticamente a no dañar a nadie,
el no informar al paciente podría generar un daño a corto o largo plazo. Como
Denis, hay muchas personas que tratan de satisfacer su necesidad de arraigo, que
Torralba define como una necesidad de pertenencia y como profesionales de la
salud debemos saciar esa necesidad bajo el consentimiento del paciente mismo,
con el permiso de poder entrar en su intimidad espiritual para poder hacer un
cambio que beneficiará su calidad de vida. Es por esto que la tesis mencionada
inicialmente queda incompleta, por el hecho de asociar a la persona por su
enfermedad y necesidad, sin considerar la opinión y el conocimiento de este
mismo para la realización de la intervención, por lo que se hace necesario
reformular la tesis de forma tal que sí lo considere. Es fundamental del quehacer
de los profesionales de la salud tomar las acciones necesarias para la mejora
integral del paciente con previa educación acerca de su problema y el
consentimiento de este para acceder al tratamiento.
Referencias

García, J. (2013). Bioética personalista y bioética principalista. Cuadernos de


bioética XXIV(1)

Giordano, P. (2008). La soledad de los números primos. Navarra, España.


Ediciones Salamanca

Serani, A. Respeto a la intimidad del paciente (fundamentos antropológicos y


éticos)

Torralba, F. Necesidades espirituales del ser humano.


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