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Kiara Kanackowicz

Las reacciones metabólicas y catalíticas son esenciales para la transformación bioquímica de energía por los seres vivos. La
energía (en biología) es la capacidad de cambio. Ninguna célula crea energía; todos los seres vivos deben obtener energía
del medio, a través de rotura de enlaces químicos o desplazamientos de sustancias..

En cualquier organismo vivo, las reacciones químicas se producen continuamente. El metabolismo se define como la suma
total de estas reacciones. Existen dos tipos de reacciones metabólicas:

 Reacciones anabólicas: unen moléculas simples y forman moléculas más complejas. Estas requieren un aporte de
energía, que capturan en los enlaces químicos que se forman.
 Reacciones catabólicas: degradan moléculas complejas en otras más simples y liberan la energía almacenada en los
enlaces químicos.

A menudo, ambas reacciones están vinculadas: la energía liberada en las r. catabólicas suele utilizarse para impulsar
reacciones anabólicas.

Las leyes de la termodinámica son aplicables a las transformaciones celulares de energía. Si en una reacción química
aumenta la entropía, sus productos están más desordenados o son más aleatorios que sus reactivos. Cuando hay más
productos que reactivos, como en la hidrolisis de una proteína en sus aminoácidos, los productos tienen considerable
libertad de movimiento.

Como consecuencia de la transformación de energía, el desorden tiende a aumentar. Esta tendencia al aumento del
desorden confiere una direccionalidad a los procesos físicos y a las reacciones químicas y explica por qué algunas reacciones
avanzan en una dirección más que en otra. La vida necesita un aporte constante de energía para mantener el orden.

Las células dependen del adenosintrifosfato (ATP) para capturar y transferir la energía libre que necesitan para realizar su
trabajo químico. Parte de la energía libre liberada por ciertas reacciones exergónicas es capturada por el ATP, que luego
puede liberarla para impulsar reacciones endergónicas.

El ATP libera una cantidad relativamente grande de energía al ser hidrolizado, puede fosforilar (donar un grupo fosfato) a
muchas moléculas diferentes y además genera ADP (adenosindifosfato).

La reacción inversa a la hidrolisis de ATP, la formación de ATP a partir de ADP y es endergónica y consume tanta energía
libre como la liberada por la hidrolisis del ATP.

Muchas reacciones exergónicas diferentes de la célula pueden aportar la energía para convertir ADP en ATP. En los
eucariontes, la más importante de ellas es la respiración celular.

La formación y la hidrolisis de ATP representa un ciclo de acoplamiento de energía (de reacciones exergónicas y
endergónicas), la cual es muy común en el metabolismo. Cuando se forma el ATP captura energía libre y la conserva en
forma de enlace P-O. Después, se difunde a otro lugar de la célula, donde su hidrolisis libera energía libre para impulsar una
reacción endergónica.

El ATP es sintetizado y consumido con mucha rapidez. Pero estas reacciones bioquímicas no podrían tener lugar tan rápido
sin la ayuda de proteínas catalíticas denominadas enzimas.

Por lo general, las reacciones exergónicas ocurren solo después que los reactivos superan la barrera de energía (entre los
reactivos y los productos) empujados por una cantidad de energía agregada. En consecuencia, la barrera energética
representa la cantidad de energía necesaria para iniciar la reacción, lo que se conoce como energía de activación. Esta es
necesaria para transformar los reactivos en formas moleculares inestables, denominadas especies en estado de transición,
las cuales tienen energías libres más altas que los reactivos y los productos.

Si bien la cantidad de energía de activación necesaria para distintas reacciones varía, a menudo es pequeña en comparación
con el cambio de energía libre de la reaccionó.

La energía de activación que inicia una reacción se recupera durante la fase descendente siguiente de la reacción, por lo que
no forma parte del cambio neto de energía libre.

Kiara Kanackowicz
Kiara Kanackowicz
Una manera más eficaz de acelerar una reacción en un sistema vivo es disminuir la barrera de energía aproximando mucho
los reactivos entre sí. En las células vivas, las enzimas (catalizadores) cumplen esa tarea.

Los catalizadores son sustancias que aceleran una reacción sin resultar alteradas de manera permanente por esata. Esto
que permite alcanzar el equilibrio quimico con más rapidez.

En una reacción catalizada por enzimas, los reactivos se denominan sustratos, los cuales se unen a un sitio particular de la
proteína, llamado sitio activo, donde tiene lugar la catálisis quimica. La unión de un sustrato al sitio activo de una enzima
genera un complejo enzima-sustrato (ES), que se mantiene unido por uno o más medios, como enlaces de hidrogeno,
atracción eléctrica o enlaces
covalentes. Este complejo origina
producto y enzima libre, la cual,
mientras está unida al sustrato,
puede presentar modificaciones
químicas, pero al final de la
reacción ha recuperado su forma
inicial.

La mayoría de los sitios activos son muy específicos, ya que por lo general, reconocen solo uno o pocos reactivos
estrechamente relacionados, a los que se unen. La especifidad de una enzima depende de la configuración tridimensional y
de la estructura exacta de este sitio activo, al que solo se ajusta un estrecho espectro de sustancias.

Cuando los reactivos forman parte de un complejo enzima-sustrato, el equilibrio final de la reacción es el mismo con la
enzima o sin ella. Las enzimas disminuyen la barrera de energía, pero no afectan el equilibrio.

Al catalizar una reacción, una enzima puede utilizar uno o más de los siguientes mecanismos:

 Las enzimas orientan los sustratos, ya que estos mientras están libres en solución, rotan y dan vueltas, sin tener la
orientación apropiada para interactuar cuando chocan. Parte de la energía de activación para comenzar una reacción
se utiliza para aproximar átomos específicos entre los que se van a formar enlaces.
 Las enzimas ejercen presión sobre los sustratos. Una vez que un sustrato se ha unido a su sitio activo, una enzima
puede hacer que los enlaces de un sustrato se tensen, lo que los coloca en un estado de transición inestable.
 Las enzimas agregan transitoriamente grupos químicos a los sustratos. Los grupos R de los aminoácidos de una enzima
pueden participar de modo directo en aumentar la reactividad química de sus sustratos.
o Catálisis acido-básica, las cadenas laterales de los aminoácidos que forman el sitio activo pueden transferir H+ al
sustrato o desde este, lo que desestabiliza un enlace covalente del sustrato y permite que se rompa.
o Catálisis covalente, un grupo funcional de una cadena lateral forma un enlace covalente transitorio con una porción
del sustrato.
o Catálisis por iones metálicos, los iones metálicos que están unidos con firmeza a las cadenas laterales de la enzima
pueden ganar o perder electrones sin desprenderse de la enzima. Esta capacidad los convierte en participantes
importantes de las reacciones redox.

Una enzima suele ser una proteína que contiene cientos de aminoácidos y puede estar formada por una sola cadena
polipeptídica plegada o por varias subunidades. El sitio activo de la enzima es bastante pequeño, no más de 6-12
aminoácidos.

La unión del sustrato al sitio activo depende de las mismas fuerzas que mantienen la estructura terciaria de las enzimas:
enlaces de hidrogeno, atracción y repulsión de grupos con carga eléctrica e interacciones hidrófobas. Numerosas enzimas
cambian su configuración tridimensional cuando se unen a sus sustratos. Estos cambios de configuración exponen el sitio
activo de la enzima. Se produce un ajuste inducido.

Este tipo de ajuste explica por qué las enzimas son tan grandes. El resto de la macromolécula puede cumplir dos funciones:

 Aportar una armazón, de manera que los aminoácidos del sitio activo están en la posición correcta respecto del
sustrato.
 Participar en los pequeños pero significativos cambios de configuración y estructura de la proteína que determinan el
ajuste inducido.

Kiara Kanackowicz
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Muchas de las enzimas necesitan cofactores, o ‘’compañeras’’, para desarrollar determinadas funciones. Algunos ejemplos
son:

 Grupos prostéticos, son átomos o grupos moleculares característicos que están unidos de manera permanente a
sus enzimas.
 Cofactores, son iones inorgánicos que se unen a ciertas enzimas y son esenciales para su función.
 Coenzimas, son moléculas relativamente pequeñas en comparación con la enzima a la que se unen de modo
transitorio, éstas contienen carbono. Para que se dé la interacción, deben chocar con la enzima y unirse a su sitio
activo. El ATP y el ADP pueden considerarse coenzimas, y en los animales (las coenzimas) son producidas a partir de
las vitaminas.

Cuanto más alta es la concentración del sustrato, más reacciones se producen por unidad de tiempo (tenemos mayor
velocidad de reacción). El agregado de la enzima apropiada modifica la forma del grafico de velocidad frente a
concentración de sustrato. Cuando aumentos adicionales de la concentración de sustrato no aceleran de manera
significativa la velocidad de reacción, se alcanza la velocidad máxima. En otras palabras, todas las moléculas de enzima
están unidas a moléculas de sustrato, nada se gana añadiendo más sustrato, porque no quedan moléculas de enzima libres
para actuar como catalizadores.

La velocidad máxima se puede utilizar para medir la eficacia de una enzima, es decir, cuantas moléculas de sustrato son
convertidas en producto por unidad de tiempo en presencia de exceso de sustrato.

La regulación de la velocidad con que actúan miles de enzimas diferentes contribuye a la homeostasis dentro de un
organismo. En las células vivas, las enzimas pueden ser activadas o inhibidas de diversas maneras, por lo tanto la sola
presencia no garantiza que esta funcione.

Diversos inhibidores se pueden unir a las enzimas y lentificar la velocidad de las reacciones catalizadas por ellas. Los
inhibidores naturales regulan el metabolismo; los artificiales se pueden utilizar para tratar en enfermedades, destruir plagas
o estudiar la acción de las enzimas en el laboratorio.

INHIBICION IRREVERSIBLE. Algunos inhibidores forman enlaces covalentes con ciertas cadenas laterales del sitio activo de la
enzima, lo que desactiva de modo permanente al catalizador al destruir su capacidad de interactuar con su sustrato
habitual.

INHIBICION REVERSIBLE. Algunos inhibidores son similares al sustrato natural de una determinada enzima y forman uniones
no covalentes con su sitio activo, pero son lo bastante diferentes al sustrato de modo que la enzima no cataliza ninguna
reacción química. Mientras una molécula de este tipo está unida a la enzima, el sustrato natural no puede ingresar en el
sitio activo y el inhibidor desperdicia de manera eficaz el tiempo de la enzima, lo que impide su acción catalítica. Las
moléculas de este tipo se llaman inhibidores competitivos porque compiten con el sustrato natural por el sitio activo.
Cuando disminuye la concentración del inhibidor competitivo, este se desprende del sitio activo y la enzima vuelve a ser
activa.

Los inhibidores no competitivos se unen a la enzima en un sitio distinto del sitio activo. Su unión puede inducir un cambio
de configuración de la encima, que altera el sitio activo, y puede haber reducción de la velocidad de formación del producto.
Este es un ejemplo de alostería.

Ambos tipos de inhibidores se pueden desprender de la enzima, por lo que sus efectos son reversibles.

La mayoría de las enzimas sujetas a regulación alosterica son proteínas con estructura cuaternaria (están compuestas por
múltiples subunidades polipeptídica). El sitio activo se encuentra en una de dichas subunidades denominada subunidad
catalítica, mientras que el/los sitios reguladores para activadores o inhibidores se localizan en diferentes secuencias
polipeptídicas llamadas subunidades reguladoras. Este tipo de enzimas alostericas son importantes para regular vías
metabólicas completas, ya que la velocidad de reacción es muy sensible a cambios bastante pequeños de la concentración
de sustrato.

El primer paso de una vía metabólica se denomina paso de compromiso: una vez que ocurre esta reacción catalizada por
enzimas, ‘’la bola está rodando’’ y las otras reacciones tienen lugar en secuencia, lo que conduce al producto final. Sin
embargo, si la célula no tiene necesidad de producto, se activa un mecanismo conocido como inhibición por
retroalimentación o inhibición por producto final. Cuando la concentración del producto final es alta, parte de él se une a un
sitio alosterico de la enzima del paso de compromiso, lo que la desactiva.

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Dadas la estructura tridimensional y la química de las cadenas laterales de sus sitios activos, las enzimas son sumamente
sensibles a la temperatura y el pH.

 pH: cada enzima tiene máxima actividad a un determinado pH, la cual disminuye a medida que la solución se torna más
acida o más básica que su pH ‘’ideal’’. En este, los grupos carboxilo liberan y se convierten en grupos carboxilato de
carga negativa. De modo similar, los grupos amino aceptan protones en soluciones neutras o acidas y se convierten en
grupos con carga negativa. Por lo tanto, una molécula con un grupo amino es atraída eléctricamente por otra molécula
que tiene un grupo carboxilo (tienen cargas opuestas). Si se modifica el pH, la ionización de estos grupos puede cambiar y
no pueden interactuar con otros grupos cargados de la proteína, de manera que puede haber modificaciones del
plegamiento proteico.
Si se produce un cambio de este tipo en el sitio activo de una enzima, esta quizá ya no pueda unirse a su sustrato.
 Temperatura: todas las enzimas tienen una temperatura de actividad óptima, aquellas que son demasiado altas las
desactivan ya que las moléculas de la misma vibran y se tuercen con tanta rapidez que se rompen algunos de sus enlaces
no covalentes. Cuando esto ocurre, las enzimas se desnaturalizan y pierden su función.

La mayoría de las enzimas de los seres humanos son más estables a altas temperaturas que las de las bacterias que nos
infectan, de manera que la fiebre moderada tiende a desnaturalizar las enzimas bacterianas, pero no las propias.

Kiara Kanackowicz

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