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METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION
ALUMNA: Dolly Analía Aranda Ocampos C.I.N: 5.471.395
FILIAL: Villarrica
CURSO: 1°
Tarea 4
Luego de la lectura del capitulo 3 responder las siguientes preguntas.
Los trastornos del espectro autista o TEA son un conjunto de trastornos del
neurodesarrollo, que se caracterizan por dificultades en la comunicación e
interacción sociales, así como por patrones restrictivos y repetitivos de
comportamiento e intereses. Sus causas se desconocen, aunque se cree que
corresponden a una combinación de factores genéticos y ambientales, con gran
peso del componente biológico y genético. Las federaciones de afectados calculan
que se produce un caso por cada 100 nacimientos. Los TEA no son únicamente
trastornos infantiles, sino que se desarrollan a lo largo de toda la vida de la persona.
Se trata de una “discapacidad invisible”, ya que no lleva asociado ningún rasgo
físico o fenotipo específico.
El diagnóstico de un TEA suele llegar cuando el niño tiene entre dos y tres años.
Cuando la familia detecta los primeros signos y síntomas (no pronuncia sus
primeras palabras, no saluda con la mano, no señala, no reacciona al oír su nombre,
no establece contacto ocular, no se interesa en juegos interactivos o pierde
habilidades previamente adquiridas), suele comenzar un largo periplo de visitas a
especialistas: neuropediatría, psicólogo, logopeda, otorrino, etc., y un largo rosario
de pruebas. Al recibir el diagnóstico de autismo, la familia ha de realizar un proceso
de duelo. Las fases del proceso duelo son las propuestas por Elisabeth Kübler-
Ross:
Negación (“es un error de diagnóstico, seguro que no es autismo”)
Ira (hacia el médico, hacia la vida, hacia Dios, con preguntas como “¿por qué a mi
hijo? ¿Por qué a mi familia?”).
Culpa (culparse a uno mismo o a la pareja “la culpa es tuya que lo maleducas, la
culpa es tuya que no le haces caso, ¿habremos hecho algo mal? ¿Habré comido
algo malo durante el embarazo?”)
Negociación (se entabla de forma imaginaria con aquellos a quienes se dirigió la ira,
para que ayuden a su hijo).
Depresión (llorar, venirse abajo, dolor emocional profundo).
Aceptación (aunque se preferiría no haber tenido que pasar por esto, se acepta y se
sigue adelante, los padres aumentan su eficacia para ayudar a su hijo con TEA y
están más serenos).
La intervención con personas con TEA ha de ser integral y especializada, trabajar
la comunicación y el lenguaje, el juego, las habilidades adaptativas, el desarrollo de
conductas adecuadas, la vida en la comunidad. Es importante que se lleve a cabo
una detección precoz y una intervención temprana.
Las personas con TEA tienen derecho a la inclusión plena en la sociedad a lo largo
de todas las etapas de su vida y a la participación en igualdad. Esto no siempre es
fácil por el desconocimiento o el rechazo que pueden encontrar aún en algunos
ámbitos de la sociedad. Aún queda mucho por hacer en el camino para mejorar el
conocimiento y la aceptación de la diversidad, favorecer la plena participación de las
personas con TEA en todos los ámbitos de la vida y el uso habitual de los servicios
comunitarios. Muchas personas con TEA quieren vivir vidas independientes y
autónomas, lo cual es posible con unos servicios adecuados de promoción de la
autonomía personal, empleando figuras como la del asistente personal.
Dependiendo del perfil de la persona, puede ser más recomendable un modelo de
atención u otro.
El colectivo de personas con TEA halla serias dificultades para su inclusión laboral.
Según Autismo Europa, entre el 76 y 90 por ciento de personas adultas con TEA
está desempleada. La National Autistic Society en 2016, recogió una tasa de paro
del 77%. Por su parte, un estudio de Autismo España, Empleo y Trastorno del
Espectro del Autismo. Un potencial por descubrir, (2018) subraya que las personas
con TEA pueden y quieren trabajar y que los empleadores desconocen su potencial
y sus capacidades.