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INDICE
INSTRUCCIONES
La presente Guía de Estudio está elaborada con técnicas que facilitan el aprendizaje
a través de la exposición de contenidos secuenciados lógicamente, ejemplos y
actividades que debes desarrollar.
2. Vuelve a leerlo para iniciar su estudio y comprensión y detente las veces que lo
necesites, para asimilar los conceptos y pasos a seguir.
3. Utiliza recursos como marcadores para destacar los puntos que despierten tu interés
y escribe las ideas fuerzas que rescates de la Guía en una libreta de notas, que
idealmente debes revisar antes de iniciar cada sesión de autoestudio, esta te servirá
de “ayuda memoria”.
5. Crea espacio para el diálogo de los temas revisados en la Guía con tu equipo, pares
o jefatura.
Las organizaciones de salud han visto que es necesario sincronizar las diversas actividades
de sus usuarios internos en una conjunción, donde cada talento aporta su energía,
interactúa y permite que fluya una dinámica colectiva, que lleve a la institución al
cumplimiento de sus metas/objetivos con el mejor nivel de calidad posible.
Esto es, lo que llamamos trabajo en equipo, y cuyos resultados son el esfuerzo conjunto de
todos sus integrantes. El compromiso, el sentido de responsabilidad y la confianza, entre
otros, son la base para este trabajo en equipo, así como para la eficacia y calidad de los
resultados.
Es una forma de trabajo organizado en donde la base fundamental es que las personas
que lo constituyen adoptan una actitud compartida de colaboración y participación
frente al logro de resultados específicos, y para lo cual deben realizar actividades
interdependientes planificadas.
Por su parte un equipo está constituido por un grupo de personas que trabajan todas
para conseguir el mismo fin, haciendo que el resultado del trabajo dependa de la
colaboración de todos/as. Sus miembros no trabajan de forma individual
exclusivamente sino también en conjunto.
La confianza mutua.
Tener habilidades comunicacionales efectivas.
El apoyo mutuo.
Tener actitudes de colaboración.
Sentir la participación como una forma efectiva en el desarrollo de un equipo.
Comprensión e identificación con los objetivos y metas de la organización.
Tener habilidades para manejar las diferencias individuales.
Respeto por sus integrantes.
Tener habilidades para entenderse y pensar «con» los demás y no «por» los
demás.
Estar dispuesto a desarrollar un pensamiento de equipo con tendencia a la
utilización creativa del error.
1.- Según tu propia experiencia comenta ¿En qué momento se encuentra tu equipo de
trabajo? y ¿Qué crees debería hacerse para mejorarlo?
2.- Averigua si existe un animal o insecto, que sea un ejemplo del trabajo en equipo y
describa por qué es un ejemplo para los seres humanos.
Reflexiona
¿En tu equipo de trabajo hay más Jefes y/o más Líderes? ¿Por qué
crees eso?
COMPETENCIAS Y HABILIDADES
1.- Comunicación
Reglas de Comunicación
A. Imposible no comunicar
Todo lo que hacemos se convierte en un mensaje para quienes nos rodean,
seamos o no conscientes de ello. Todas nuestras conductas o acciones tienen
un valor de mensaje para los demás. Como no podemos dejar de comportarnos
en ningún momento, siempre estamos emitiendo mensajes que son
interpretados por los demás. Es decir, nunca dejamos de comunicar algo. Es
importante reconocer cuáles son las interpretaciones que los demás hacen de
nuestras conductas (verbales o no verbales), es decir, debemos tratar de
comprender qué comunicamos a los demás. Por escaso que sea el tiempo en
el cual estamos en contacto con el cliente interno o cliente externo, cada una
de nuestras acciones, y de las acciones de ellos, significan un intercambio
comunicacional. A veces una percepción de mala calidad de servicio puede
ser producida porque no sabemos cómo están siendo interpretadas nuestras
conductas por el público, o bien, porque pensamos que nuestras acciones
comunican algo distinto a lo que éste interpreta. Sin embargo, quizás la causa
Comunicación efectiva
Es algo que se gana poco a poco y puede destruirse en tan solo un instante.
Esconder día a día lo que nos sucede emocionalmente puede tener consecuencias
negativas no solo para nuestra salud emocional, sino también para nuestra salud física.
Una gran cantidad de enfermedades del ser humano tienen precisamente origen en
la represión de las emociones. Por ejemplo, cuando la rabia se vuelve odio,
resentimiento o profunda irritabilidad es común que aparezcan problemas de digestión
y en el hígado, mientras que el miedo convertido en pánico puede afectar al riñón o a
las glándulas suprarrenales.
2. Explorar la emoción
Una vez reconocida la emoción, el siguiente paso es expresarla. Lo ideal sería
expresarlas en la medida en que aparecen, sin reprimirlas.
Expresar en cada momento lo que me pasa, no significa tener que contar a otro
constantemente lo que siento. Se trata de un trabajo individual (que algunas
veces puede incluir la ayuda de un amigo, persona cercana o terapeuta). En
general consiste en una expresión personal donde te cuentas a ti lo que estas
sintiendo y cómo puedes transformarlo, ya sea hablándolo, escribiéndolo,
pintándolo, etc.
Luego de hacer este trabajo personal, y si es necesario, puedo ir al encuentro del
otro/a para informarle de lo que me ocurre, pedir ayuda y/o tratar de buscar
juntos una solución si así lo requieres.
3. Aprender de la emoción
Asertividad
Suele definirse como la capacidad de expresar las opiniones, los sentimientos, las
actitudes y los deseos, y reclamar los propios derechos, en el momento adecuado, sin
ansiedad excesiva, y de una manera que no afecte a los derechos de los demás.
Pero si no eres una persona asertiva no debes preocuparte, se puede llegar a ser
asertivo, pedir lo que necesitas y conseguir lo que quieres, sin dejar de ser uno mismo.
Ejemplo:
Yo respondo:
o “Me da igual lo que tengas que hacer, no me importa lo más mínimo.
Arréglatelas como puedas. No puedo cambiártelo, pero, aunque
pudiese no lo haría”.
Yo respondo:
o “Ehm… claro… es cierto que tengo turno de mañana, pero bueno…
haré también el turno de tarde… Ya... me las arreglaré como pueda, no
te preocupes…”
Yo respondo:
o “Entiendo que necesites cambiar tu turno, yo lo haría encantada si no
tuviese que hacer tantas horas seguidas. Al tener que trabajar por la
mañana y a medio día, hacerlo también por la tarde y hasta la noche
no me va a ser posible. No voy a aguantar. ¿Por qué no se lo pides a
Lucía? Puede que ella sí pueda cambiártelo”.
Actividades
1. Respiración diafragmática
Busca un lugar cómodo, manteniendo la espalda
recta.
Coloca una mano en el pecho y la otra en la
boca del estómago y comienza a respirar lento y
profundo.
Una vez que se adquiere el ritmo lento de
respiración, empieza a sostener el aire durante 5
segundos.
Exhala lentamente, siempre por la nariz.
Realiza esta actividad al menos 2 minutos al día. Puedes repetir este
ejercicio hasta 3 veces al día.
3. Ejercicio de visualización
Debes sentarte en un lugar cómodo, manteniendo la espalda recta y los ojos
cerrados.
Imagina un lugar agradable, puede ser tu lugar preferido.
Reconstrúyelo mentalmente, prestando atención a cada detalle, como si
estuvieras en el lugar.
Una vez que tengas la visualización del lugar, recórrelo, como lo harías en la
realidad, durante algunos minutos.
Cada vez que lo necesites o que sientas ansiedad puedes recurrir a este ejercicio.
¿Cuántas veces hemos estado seguros de tener la razón hasta que la cruda realidad
nos echa en cara nuestro error? Cuando esto ocurre solemos justificarnos o
inventarnos un escenario en donde haya otros culpables de nuestros errores. Y, ¿por
qué ocurre esto? Porque carecemos de pensamiento crítico para afrontar la realidad.
Un grupo pasa por distintas etapas hasta constituirse como equipo de trabajo eficaz.
Por el carácter dinámico de los equipos, estas etapas no son siempre iguales y pueden
durar más o menos en función del equipo (Ej. no será lo mismo si los miembros del
equipo se conocen de antes…) e incluso no darse alguna de ellas.
Además, cada equipo atraviesa por ciclos de buenos y malos tiempos y los miembros
del equipo deben saber que estos ciclos son normales y que no indican si un equipo
tendrá éxito o no.
Los conflictos de equipo surgen cuando hay desacuerdos sobre los objetivos, métodos
o necesidades del equipo. Los conflictos también pueden ocurrir cuando hay
diferentes personalidades.
Al principio, estos conflictos pueden parecer un lugar común, pero no resolverlos podría
dañar la productividad y la moral en general. Cuando surgen conflictos entre los
miembros del equipo, abordar estos desacuerdos y llegar a un entendimiento mutuo
permite que todos colaboren de manera armoniosa y productiva.
Como líder se debe tener la capacidad suficiente para lograr revelar las causas
profundas del conflicto existente, sin detenerse en detalles insignificantes. Si el conflicto
gira en torno a cuestiones superficiales las soluciones que se pueden llegar a plantear
también van a ser superficiales y efímeras, puesto que es muy probable que, al no
resolver la cuestión central del conflicto, vuelvan a resurgir situaciones de tensión en los
equipos de trabajo.
Es importante brindar un trato igual a todas las partes que están involucradas en el
conflicto, más allá de la posición que ocupe o la antigüedad que tenga dentro de la
empresa. En una situación conflictiva todos deben tener la oportunidad de hablar y de
dar sus propios argumentos. También, si la situación lo amerita, el líder le puede ofrecer
a los involucrados en el conflicto, que participen en la elaboración de la solución. Esto
se debe a que algunos estudios han podido determinar que los empleados o los
miembros de los equipos de trabajo se comprometen mucho más con aquellas metas
en la que ellos han colaborado, sintiéndose más partícipes.