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Este documento presenta un resumen de tres modelos de la personalidad propuestos por Freud: el modelo topográfico, estructural y dinámico. Explica que el modelo estructural final de Freud considera que la mente no está dividida en subsistemas rígidos, sino que está compuesta de tres partes que interactúan: el ello (impulsos inconscientes), el yo (conciencia y relación con la realidad) y el superyó (internalización de normas morales). Describe cada parte y sus funciones según la teoría freudiana.
Descripción original:
se presenta un resumen del modelo topográfico de la personalidad propuesta por Sigmund Freud
Este documento presenta un resumen de tres modelos de la personalidad propuestos por Freud: el modelo topográfico, estructural y dinámico. Explica que el modelo estructural final de Freud considera que la mente no está dividida en subsistemas rígidos, sino que está compuesta de tres partes que interactúan: el ello (impulsos inconscientes), el yo (conciencia y relación con la realidad) y el superyó (internalización de normas morales). Describe cada parte y sus funciones según la teoría freudiana.
Este documento presenta un resumen de tres modelos de la personalidad propuestos por Freud: el modelo topográfico, estructural y dinámico. Explica que el modelo estructural final de Freud considera que la mente no está dividida en subsistemas rígidos, sino que está compuesta de tres partes que interactúan: el ello (impulsos inconscientes), el yo (conciencia y relación con la realidad) y el superyó (internalización de normas morales). Describe cada parte y sus funciones según la teoría freudiana.
Modelo topográfico, estructural y dinámico de la personalidad Freud creó un modelo estructural final en la mente en la que ya no considera que el funcionamiento mental esté dividido entre subsistemas nítidamente separados y compartimentados con rigidez. Puede pensarse la personalidad resultante como un compuesto cuyas diferentes partes operan, hasta cierto grado, como entidades psíquicas separadas, que en ocasiones funcionan de manera autónoma, incluso mientras interactúan. Tres modelos recién nombrados, el ello, el yo, y el superyó, incorporaban todas sus funciones mentales asignadas antes del consiente y al preconsciente
El ello: en términos de desarrollo, el ello es la parte más antigua de la personalidad. Freud
caracterizó al ello como “un caldero lleno de excitaciones de ebullición”, alimentado por las energías de los procesos orgánicos de las pulas pulsiones y dirigidos a una meta: la satisfacción de sus deseos. Igual que su precursor, el inconsciente, el ello es un caos primigenio sin restricciones, libre de las leyes que rigen al pensamiento lógico. Los impulsos contrarios se encuentran lado a lado sin cancelarse uno al otro; el paso del tiempo no tiene influencia sobre el ello; y los impulsos, después del paso de décadas, se comportan como si acabasen de ocurrir. En muchos sentidos, el ello opera según el principio de cualquier cosa que traiga la satisfacción de una necesidad, deseo o impulso es algo bueno y que cualquier cosa que obstaculice o frustre dicha satisfacción es algo malo. El yo: el yo se desarrolla a partir del ello, se considera que el yo tiene una relación íntima con la capa externa del organismo, los sistemas perceptuales y conscientes que se localizan en la capa cortical del cerebro, por tanto, el yo es el brazo del aparato mental orientado a la realidad, aunque al mismo tiempo también responde a las condiciones internas. En relación con el ambiente externo, las funciones del yo son familiares: tomar consciencia de los estímulos y su ubicación; evitar la estimulación demasiado fuerte y aprender a producir cambios en el mundo externo que le resulten ventajosos en su búsqueda de la supervivencia. Para esta última actividad el yo debe dominar el aparato muscular del organismo. Debe decidir si las pulsaciones se deben satisfacer en el momento o en un momento más oportuno o adecuado o negarse a satisfacerlas, en esta etapa el yo es básicamente narcisista y se caracteriza a sí mismo con la libido. El superyó: “el superyó es el heredero del complejo de Edipo”. El superyó se convierte en el depositario de la cantidad de energía que se requiera para dominar y reprimir los deseos incestuosos, mientras mayor sea la tentación a la que no cede a la persona, mayores será sus remordimientos de conciencia ante futuras tentaciones. (N.Sollod, 2009) Bibliografía N.Sollod, R. (2009). Modelo estructural final de la mete. En R. N. Sollod, Teorías de la personalidad (págs. 73-75). Libido: es un término que se
México: McGRAW.HILL/INTERAMENRICANA usa la en la medicina y
psicoanálisis para referirse al EDITORES, S.AS DE C.V. deseo sexual de una persona