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Universidad popular de la Chontalpa

Materia:

Teoría de la personalidad

Docente

Xochitl Alejandro López

Actividad:

Reporte de lectura 3

Alumna;

María Belén Peña Sánchez

Carrera:

Lic. en Psicología

Semestre: Tercero. Grupo: C8. Turno: Matutino


Modelo topográfico, estructural y dinámico de la personalidad
Freud creó un modelo estructural final en la mente en la que ya no considera que el
funcionamiento mental esté dividido entre subsistemas nítidamente separados y
compartimentados con rigidez. Puede pensarse la personalidad resultante como un compuesto
cuyas diferentes partes operan, hasta cierto grado, como entidades psíquicas separadas, que en
ocasiones funcionan de manera autónoma, incluso mientras interactúan. Tres modelos recién
nombrados, el ello, el yo, y el superyó, incorporaban todas sus funciones mentales asignadas
antes del consiente y al preconsciente

 El ello: en términos de desarrollo, el ello es la parte más antigua de la personalidad. Freud


caracterizó al ello como “un caldero lleno de excitaciones de ebullición”, alimentado por
las energías de los procesos orgánicos de las pulas pulsiones y dirigidos a una meta: la
satisfacción de sus deseos. Igual que su precursor, el inconsciente, el ello es un caos
primigenio sin restricciones, libre de las leyes que rigen al pensamiento lógico. Los
impulsos contrarios se encuentran lado a lado sin cancelarse uno al otro; el paso del
tiempo no tiene influencia sobre el ello; y los impulsos, después del paso de décadas, se
comportan como si acabasen de ocurrir. En muchos sentidos, el ello opera según el
principio de cualquier cosa que traiga la satisfacción de una necesidad, deseo o impulso
es algo bueno y que cualquier cosa que obstaculice o frustre dicha satisfacción es algo
malo.
 El yo: el yo se desarrolla a partir del ello, se considera que el yo tiene una relación íntima
con la capa externa del organismo, los sistemas perceptuales y conscientes que se
localizan en la capa cortical del cerebro, por tanto, el yo es el brazo del aparato mental
orientado a la realidad, aunque al mismo tiempo también responde a las condiciones
internas. En relación con el ambiente externo, las funciones del yo son familiares: tomar
consciencia de los estímulos y su ubicación; evitar la estimulación demasiado fuerte y
aprender a producir cambios en el mundo externo que le resulten ventajosos en su
búsqueda de la supervivencia. Para esta última actividad el yo debe dominar el aparato
muscular del organismo. Debe decidir si las pulsaciones se deben satisfacer en el
momento o en un momento más oportuno o adecuado o negarse a satisfacerlas, en esta
etapa el yo es básicamente narcisista y se caracteriza a sí mismo con la libido.
 El superyó: “el superyó es el heredero del complejo de Edipo”. El superyó se convierte
en el depositario de la cantidad de energía que se requiera para dominar y reprimir los
deseos incestuosos, mientras mayor sea la tentación a la que no cede a la persona,
mayores será sus remordimientos de conciencia ante futuras tentaciones. (N.Sollod, 2009)
Bibliografía
N.Sollod, R. (2009). Modelo estructural final de la mete. En R.
N. Sollod, Teorías de la personalidad (págs. 73-75). Libido: es un término que se

México: McGRAW.HILL/INTERAMENRICANA usa la en la medicina y


psicoanálisis para referirse al
EDITORES, S.AS DE C.V.
deseo sexual de una persona

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