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Universidad popular de la Chontalpa

Asignatura:

Teoría de la personalidad

Docente:

Dra. Xochilt Alejandro López

Exposición:

Teoría de los rasgos

Equipo 5:

Samantha González Aquino

Migdalia González Montejo

Irving Rangel Pérez Hernández

María Belén Peña Sánchez

Carrera:

Licenciatura en psicología

Semestre: 3ero. Grupo: C8. Turno: Matutino.


Contenido
Teoría de los rasgos ................................................................................................ 4

Definición ............................................................................................................. 4

Antecedentes ....................................................................................................... 4

Teoría principal y conceptos básicos ................................................................... 5

Biografía del precursor ......................................................................................... 7

Concepción de la personalidad ............................................................................ 8

Bibliografía .............................................................................................................. 9
Teoría de los rasgos
Definición

Un rasgo es una característica o cualidad distintiva del individuo. En la vida diaria


con frecuencia recurrimos a la teoría de los rasgos para describir la personalidad de
nuestros conocidos y, para resumirla, propendemos a seleccionar los más
sobresalientes. Decimos: “Elisa es muy segura”, “Enrique es competitivo”, “Rebeca
es muy inteligente”.

Agrupar a la gente por sus rasgos es una cuestión fácil y de sentido común, lo cual
explicaría por qué la teoría de los rasgos ha gozado de tanta popularidad desde
hace mucho tiempo.

Antecedentes
Este tipo de clasificación se remonta a la época de Hipócrates (460-377 a. C.),
médico griego que la propuso 2 000 años antes de que se formularan las teorías
que se describen en este libro. Hipócrates distinguió cuatro tipos de personas:
alegres, tristes, temperamentales y apáticas. Unos líquidos internos del organismo,
llamados “humores”, producían los tipos. Él pensaba que los rasgos de la
personalidad tenían su origen en la constitución de la persona; que se debían al
funcionamiento biológico y no a la experiencia ni al aprendizaje.
En la década de 1940 el médico norteamericano William Sheldon (1899-
1977) ofreció otra tipología de la constitución de la personalidad basada en la
estructura del cuerpo (fi gura 7.1). Propuso tres somatotipos, cada uno asociado
con un temperamento diferente (Sheldon, 1942). Tal como hizo Hipócrates, Sheldon
considera que los rasgos de la personalidad suelen ser fijos; es decir, son
constantes e invariables independientemente de la situación en la que nos
encontremos.
Algunos psicólogos criticaron la idea de que la personalidad conste de rasgos
distintivos. La rebatieron diciendo que, si los rasgos individuales bastaran para
explicar la personalidad, nos comportaríamos igual en todas las situaciones. Las
investigaciones y nuestra experiencia en el trato con la gente no sustentan esta
idea.
Sabemos muy bien que la conducta humana suele variar con cada situación.
Quienes participan en la controversia en ocasiones olvidan que los posteriores
teóricos de los rasgos, principalmente Gordon Allport y Raymond Cattell, nunca
supusieron la uniformidad de la conducta humana en cualquier situación. En
realidad, ambos tomaron en cuenta el efecto que los hechos concretos, así como
los factores ambientales y sociales, tienen en la conducta. Su enfoque es de índole
interaccionista o, en otras palabras, reconocen que la conducta depende de la
interacción de variables tanto individuales como situacionales. La teoría de los
rasgos no ha perdido su vitalidad. Formulada inicialmente por Allport y Cattell hace
varias décadas, sigue siendo esencial para el estudio de la personalidad.

Teoría principal y conceptos básicos


Gordon Allport se centró en la conciencia en lugar de en el inconsciente. Pensaba
que el presente y el futuro guían más la personalidad que el pasado. Estudió a
individuos normales y no a los que sufrían problemas psicológicos. Definió la
personalidad como una organización dinámica de los sistemas psicofísicos que
determinan la conducta y el pensamiento característicos. También consideró que es
producto de la herencia y el entorno y que está divorciada de las experiencias de la
niñez.
Los rasgos son predisposiciones duraderas consistentes, orientadas a
responder de la misma o similar manera a estímulos diversos. Los rasgos
individuales (disposiciones personales) son exclusivos del sujeto; los rasgos
comunes son compartidos por muchos. Los hábitos son más específicos que los
rasgos, ofrecen poca flexibilidad e implican una respuesta determinada a un
estímulo concreto. Las actitudes tienen objetos de referencia específicos y son en
favor o en contra de algo. Los rasgos cardinales son potentes y generalizados; los
rasgos centrales son menos generalizados.
Los rasgos secundarios se manifiestan con menor visibilidad y consistencia que
los otros dos tipos. Autonomía funcional significa que, en el adulto normal, un
motivo no guarda una relación funcional con las experiencias pasadas en las que
se presentó originalmente. Consta de dos niveles: la autonomía perseverante
(conductas como las adicciones y los movimientos físicos repetitivos) y la autonomía
del proprium (intereses, valores, actitudes, intenciones, estilo de vida y autoimagen
relacionados con el núcleo de la personalidad). Los tres principios de la autonomía
funcional del proprium son: organización del nivel de energía, dominio y
competencia y estructuración del proprium.
El proprium (yo o sí mismo) se va formando desde la infancia hasta la
adolescencia en siete etapas: yo corporal, identidad del sí mismo, autoestima,
extensión del sí mismo, autoimagen, el sí mismo como agente racional y esfuerzo
del proprium. El infante es controlado por impulsos y reflejos y tiene escasa
personalidad. La personalidad del adulto maduro sano se caracteriza por: la
extensión del sí mismo a otros individuos y actividades, la relación afectuosa con
ellos, la seguridad emocional, la percepción realista, el desarrollo de habilidades, la
dedicación al trabajo, la objetivación del sí mismo y una filosofía unificadora de la
vida.
Allport nos ofrece una imagen optimista de la naturaleza humana y pone de relieve
la singularidad del individuo. No estamos bajo el dominio de los hechos de la niñez.
Al controlar nuestra vida de una manera consciente, creamos un estilo de vida y
crecemos gracias a la necesidad intrínseca de autonomía, individualidad e
identidad. La meta suprema consiste en aumentar la tensión que nos impulsa a
buscar nuevas sensaciones y retos.
La evaluación de la personalidad por medio de documentos personales
requiere analizar diarios, cartas y otros registros personales para descubrir sus
rasgos. El Estudio de Valores es una prueba psicológica con la cual se evalúan
seis clases de valores. Las investigaciones dedicadas a la conducta expresiva
revelan uniformidad en los movimientos faciales y los relacionan con diversas
emociones y patrones de la personalidad. Algunas investigaciones sugieren que las
expresiones faciales son iguales de una cultura a otra y que los programas de
cómputo las pueden reconocer y utilizar para comunicar emociones a otros. La
teoría de Allport ha recibido críticas porque es difícil comprobar empíricamente
conceptos como la autonomía funcional. También se ha cuestionado la importancia
que concedió a la singularidad de la personalidad y a la discontinuidad entre la
personalidad del niño y la del adulto.

Biografía del precursor


Nacido en Montezuma (Indiana), Allport fue el más pequeño de cuatro hermanos.
Su madre era maestra y su padre un vendedor que decidió convertirse en médico.
La situación familiar era tan precaria mientras el padre estudiaba en la escuela de
medicina en Baltimore, que introducía drogas de Canadá a Estados Unidos y las
vendía para mantener a su familia. Cuando la policía llegó a la casa, el padre se
escabulló por la puerta trasera y escapó saltando una cerca. Trasladó la familia a
Indiana y abrió un consultorio. Allport pensaba que su propio nacimiento fue el
primer caso de su padre.
La fe y las prácticas religiosas de la madre dominaban el hogar. No estaba
permitido fumar, ingerir bebidas alcohólicas, bailar ni jugar a las cartas; ningún
miembro de la familia podía usar colores brillantes, ropa especial ni ningún tipo de
joyas. Allport escribió que su madre “era severa, con un acendrado sentido del bien
y del mal, con ideales morales sumamente estrictos” (citado en Nicholson, 2003, p.
17). Era demasiado pequeño para jugar con sus hermanos mayores, pero Allport
también estuvo aislado de otros niños fuera del ámbito familiar. Al respecto
recuerda: “Inventé un círculo de actividades. Era un círculo selecto porque nunca
encajé en los grupos de niños” (Allport, 1967, p. 4). Más tarde escribiría: “Sufría
terriblemente en el patio de la escuela. Nunca me llevé bien con mis hermanos. No
les caía bien y no podía competir con ellos. Eran un poco más masculinos que yo”
(citado en Nicholson, 2003, p. 25). Se consideraba hábil en la expresión oral, no así
en los deportes ni en los juegos. Con los pocos amigos que tenía, se esforzaba
mucho por ser el centro de atención.
Uno de los postulados fundamentales de la teoría de la personalidad de
Allport dice que los sucesos de la niñez no afectan a los adultos emocionalmente
sanos. Tal vez eso explica por qué no aportó mucha información acerca de su niñez.
Sin embargo, lo que relata muestra un paralelo entre sus experiencias tempranas y
la teoría que formularía después. Debido al aislamiento y rechazo que sufrió de niño,
desarrolló sentimientos de inferioridad que trató de compensar esforzándose por
destacar. Escribió sobre la búsqueda de identidad, la cual tuvo su origen en esos
sentimientos hacia sus hermanos y otros niños. Al crecer, se fue identificando con
Floyd, su hermano mayor, tal vez porque envidiaba algunos de sus logros.
Bien entrado en la edad adulta, Gordon Allport, se seguía sintiendo inferior a
Floyd e intentaba emular sus logros. Como su hermano mayor, él también se
inscribió en la Universidad de Harvard y obtuvo un doctorado en psicología. Floyd
llegó a ser un psicólogo social de gran prestigio, pero cuando Gordon empezó a
tener renombre en el mismo campo, se siguió sintiendo inferior a su hermano. A los
31 años escribió que “había publicado varios artículos de poca importancia y no se
le debía confundir con su eminente hermano” (citado en Nicholson, 2003, pp. 168-
169). El intento por emular a Floyd quizá fue una amenaza para el sentido de
identidad de Gordon. Para afirmar su individualidad, tal vez sintió que debía
rechazar la identificación con el hermano y por ello dice en su teoría de la
personalidad que sus motivos e intereses de adulto eran independientes de sus
experiencias de la niñez. Más adelante formalizaría esta idea como el concepto de
la autonomía funcional.

Concepción de la personalidad

“La personalidad es la organización dinámica interna de los sistemas psicofísicos


del individuo que determinan su conducta y pensamiento característicos” (Allport,
1961, p. 28). En esta definición, organización dinámica significa que la personalidad
cambia y crece constantemente, que el crecimiento es organizado y no aleatorio. El
adjetivo psicofísico significa que la personalidad se compone de mente y cuerpo,
los cuales funcionan juntos como una unidad; la personalidad no es sólo mental ni
sólo biológica. El verbo determina significa que todos los aspectos de la
personalidad activan o dirigen las acciones y los pensamientos concretos. La
expresión conducta y pensamiento característicos indica que todo cuanto pensamos
y hacemos es típico de nosotros. Así pues, cada individuo es único. (Schultz, 2010)

Bibliografía
Schultz, D. P. (2010). Gordon Allport. En D. P. Schultz, Teoría de la personalidad
(págs. 2039-2062). Cengage Learnig.

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