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ESCUELA SUPERIOR DE LA ADMINISTRACIÓN PUBLICA-ESAP

ADMINISTRACIÓN PUBLICA TERRITORIAL

CETAP BARRANQUILLA

REGIMEN Y SISTEMA POLITICO COLOMBIANO

ANALISIS COMPARATIVO ENTRE CONSTITUCIÓN DE 1863 Y 1886

GRUPO 3B

PRESENTADO POR:
LEONARDO FLOREZ CASTRO
LUIS TORRES PEINADO

Docente - Tutor
PEDRO AGUSTIN TRIANA MARTINEZ
2022-2
Análisis comparativo entre la Constitución de Rionegro 1863 (federalista y
liberal) y Constitución de 1886 (centralista y conservadora)
La historia constitucionalista colombiana ha estado marcada por una serie de
convulsiones y cambios profundos que han surgido de la mano de contextos de
conflictividad social y política, no solamente por la forma de organizar el estado sino
también por el reconocimiento de derechos civiles y políticos. Es claro que una
amplia parte de la extensa historia constitucionalista y todas las constituciones
promulgadas en los distintos territorios a lo largo de la historia republicana de
Colombia han estado relacionadas con esas lógicas de lucha por el poder político y
por el establecimiento de una determinada forma de estado y el régimen de gobierno
más conveniente para organizar a la población y el territorio patrio. Con el objetivo
de establecer un análisis comparativo no solamente descriptivo sino también critico
entre la Constitución de los Estados Unidos de Colombia o Constitución de Rio
Negro de 1963; de carácter federalista, y la Constitución de la República de
Colombia de 1886; de carácter centralista, se hace necesario tener presente un
contexto histórico-político que configura y permite dar luz sobre las dinámicas del
convulso panorama social y político que tiene como antecedentes las luchas de
poderes ya no solo por la organización política del Estado sino también por una
serie de disputas entre provincias y regiones entre sí y contra el poder central por la
autonomía administrativa y la descentralización, conflictos limítrofes entre
provincias; que de 1863 a 1886 fueron Estados soberanos con ejércitos propios, y
por supuesto, la lucha ideológica entre liberales y conservadores por los derechos
civiles y políticos. De igual forma la discusión sobre el rol político que debía
desempeñar la Iglesia en el Estado representó y representa hoy uno de los temas
más álgidos de la política colombiana y latinoamericana.
El análisis de estos cambios paradigmáticos que implicaron en su momento la
promulgación de las cartas políticas en cuestión resulta un ejercicio enriquecedor,
ya que a pesar de ser dos constituciones ya derogadas su contenido da cuenta
sobre el péndulo en el que ha oscilado la historia constitucional colombiana y de
derecho publico colombiano, ya que suponían concepciones diferentes del ser
humano, de la organización estatal, del ejercicio de derechos y libertades, de las
relaciones centro-periferia, las cuales siguen siendo en nuestros días fuente de
posiciones disímiles y de debates dentro de la sociedad civil.
Así mismo es necesario determinar unos criterios para examinar la conveniencia de
una u otra carta política en su contexto histórico, y para tales fines establecemos
como criterios comparativos: la forma de estado y el sistema político, la garantía de
derechos civiles y políticos, y el papel de la Iglesia en el Estado, consagrados por
cada constitución
La Constitución Política de los Estados Unidos de Colombia más conocida en
nuestra historia como la constitución de Rio Negro, fue promulgada el 8 de mayo de
1863 en Rionegro, Antioquia, fruto de una convención nacional convocada por
Tomas Cipriano de Mosquera con el fin de redactar una nueva constitución que
derogara la anterior, de 1858, que daba vida a la Confederación Granadina, la cual,
otorgaba tratamiento de Estados soberanos y permitía mucha autonomía en el
manejo de sus asuntos internos, la emisión de sus propias constituciones estatales
y el manejo de sus procesos electorales, escenario que azuzaba la disputa partidista
por el control político de los Estados miembros de la Confederación. Además, de
igual forma, el poder del gobierno central, con el antecedente del golpe militar del
General José María Melo en 1854, fue significativamente reducido, así como el
tamaño del Ejército y la capacidad del gobierno general para intervenir en los
asuntos locales. Sin embargo, uno de los hechos detonantes que impulsan a
Mosquera a convocar a una nueva convención nacional constituyente fue la
intención y propósito del presidente Mariano Ospina Rodríguez quien pretendiendo
devolver al gobierno federal las atribuciones constitucionales que le permitirían
intervenir en los asuntos locales, impulsó en 1859 una serie de leyes relacionadas
con las potestades del Ejecutivo, el Ejército y el sistema electoral, que generaron
malestar en la mayoría de los Estados soberanos, en especial en el Cauca, que
estaba bajo el control de Tomás Cipriano de Mosquera, y en las zonas controladas
por los llamados radicales liberales, ya que aquello era contrario al carácter liberal
y descentralizado alcanzado en la Constitución del 58, razón por la que Mosquera
declara al Valle del Cauca como Estado soberano e independiente y se desata la
guerra civil de 1860-1863, la cual termina cuando los últimos reductos de la
oposición conservadora fueron derrotados y se promulgó la constitución de 1863.
En materia de forma de estado y sistema de gobierno, la carta magna de 1863 trajo
consigo unas características especiales y particulares para su época, como lo fue
la división política de nueve Estados (Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca,
Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander y Tolima) que podían gozar de
plena autonomía en asuntos fiscales y legales, y basados en los principios de
“Gobierno popular, electivo, representativo, alternativo y responsable” tal como se
consagró en su artículo ocho. Además, se estableció un sistema de gobierno
presidencial, en el que los presidentes electos por cada Estado de la unión
competían entre ellos por llegar al gobierno federal, se redujo el periodo presidencial
de 4 a 2 años, así como la cantidad de poderes que concentraba, la máxima
autoridad residía en el parlamento por ser éste el representante del pueblo.
En materia de derechos civiles y políticos, se avanzó en materia de derechos,
libertades y respeto por la vida humana; una primera muestra de respeto por el
concepto de dignidad humana, que se sintetizó en la prohibición a la pena de muerte
establecida en el artículo quince, que además consagró los derechos de libertad
personal, libertad de expresión, libertad absoluta de prensa, derecho a la igualdad,
el derecho de obtener pronta resolución en las peticiones que por escrito dirijan a
las corporaciones, se consagró el sufragio universal para ciudadanos varones,
libertad de comercio e industria, libertad de asociación y la permisión del porte y
venta de armas y municiones.
Así mismo, respecto al rol que desempeñaría la iglesia en la vida pública y política
de la nación, se concretó la separación entre la iglesia y el Estado, permitiendo y
dando origen a esa figura de Estado laico que reconocemos hasta nuestros tiempos.
De hecho, un detalle particular es que en el texto de la parte preambular de la
constitución no se menciona la figura de Dios como sustento de la conformación del
estado ni tampoco se invocaba su protección, sino que se limitaba a sustentar su
promulgación en nombre y por autorización del pueblo soberano. Además, la Iglesia
fue separada del control sobre la enseñanza y la educación pública, se actualizaron
los temas y conocimientos educativos apoyándose en ciencias modernas como la
física, la química, la biología y la filosofía, se creó en este periodo la Universidad
Nacional por un puñado de valerosos liberales, se estableció el derecho a la libertad
de culto, el principio de incapacidad de las comunidades, corporaciones,
asociaciones y entidades religiosas, para adquirir bienes raíces, autorizaba a los
gobernantes a nombrar a las autoridades eclesiásticas, expulsó nuevamente a los
Jesuitas que habían retornado al país con el apoyo de Mariano Ospina Rodríguez y
declaró la expropiación de bienes de manos muertas, quitándole a las autoridades
religiosas el manejo de amplias extensiones de la tierra con vocación productiva en
el territorio nacional.
“Mucho se ha escrito sobre esta Constitución por el contenido de la misma y por
haber sido redactada por las más grandes inteligencias del Olimpo Radical y que provocó
expresiones como la del ilustre Víctor Hugo cuando en respuesta al embajador de Colombia
en París, se expresó así: “Al abolir la pena de muerte, da ella un admirable ejemplo. Da
doble paso hacia la felicidad y hacia la gloria… la ruta está abierta. Que América marche.
Europa seguirá. Trasmitid, Señor Enviado Extraordinario, la expresión de mi gratitud a
vuestros nobles y libres conciudadanos, y recibid la seguridad de mi alta consideración”. Y
el doctor Carlos Restrepo Piedrahita, ilustre constitucionalista, expresa en esta oración con
ánimo de perpetuidad: “Nunca antes ni después los Constituyentes han situado el hombre
colombiano en un ambiente tan generoso de libertad política”. (TOBON VILLEGAS, 2013)

Sin embargo, es preciso mencionar que la Constitución de Rio Negro sufrió una
reforma en el año 1876, donde dadas las condiciones del federalismo colombiano
para la época, y debido a las disputas que existían entre Estados soberanos por
cuestiones territoriales, la disputa partidista por el control político de los Estados,
sumado a la problemática celebración de las elecciones presidenciales de cada
Estado de manera separada y no simultánea, ocasionando que la celebración de
elecciones en el territorio de la Unión fuera algo casi continuo. De esta manera se
hizo imperante una reforma constitucional, para que las elecciones dirigidas a votar
por el presidente de cada estado se hicieran al mismo tiempo para todas las
entidades federales, y se declaró que por cada estado un candidato iba a voto
popular por el resto de los estados del país luego de ser aprobado. El presidente
electo debía asumir su cargo, teniendo en cuenta las decisiones del Congreso.
En materia económica, el modelo de organización política y administrativa de la
Unión, sumado al establecimiento del librecambio y comercio entre los estados, la
libertad de industria, y el libre tránsito y circulación de personas y bienes entre el
territorio de la unión, produjo excelentes resultados: “las exportaciones pasaron de
3 millones de dólares anuales en 1850 a 20 millones en la década de 1870,
diversificándose crecientemente: tabaco, añil, palo del Brasil, quina, cueros y el café
que se cultivaba en Pamplona y salía por Cúcuta hacia el lago de Maracaibo. La
mayor parte de las exportaciones se comportó de manera volátil; algunas fueron
desplazadas por la química moderna y otras se acabaron porque el país era feudal,
su productividad baja y la calidad de sus productos deficiente ” (KALMANOVITZ,
2013)
Si bien estamos hablado de un impacto económico de hace cerca de siglo y medio,
cabe resaltar que se produjo un avance significativo en materia de crecimiento
económico basado en las exportaciones de materias primas, que se desarrollaron
a partir de la libertad de comercio y tránsito, a pesar de la poca tecnificación e
industrialización de los sectores productivos de la Unión que representó un
estancamiento de la economía nacional frente a las economías industrializadas.
Sin embargo, el mayor retroceso en materia económica, social y política de la época
vino de lo mano de la Constitución política de 1886. “Todos estos avances en
democracia, en economía y en educación fueron borrados con sangre por la
Constitución de 1886, cuya implantación provocó tres guerras civiles. Su redactor
fue Miguel Antonio Caro, hombre tan pío como despótico. El gobierno central se
tornó autoritario, basado en una presidencia imperial con período de seis años,
elegida de manera indirecta. El Legislativo surgía también de convenciones
cerradas de delegados, todos conservadores. Los estados soberanos fueron
robados de su autonomía y recursos fiscales que fueron gastados arbitrariamente,
desconociendo las necesidades de los municipios y de las regiones. Gobernadores
y alcaldes eran nombrados a dedo por el poder central. La economía se resintió con
las guerras, la inflación desaforada y la persecución contra los empresarios,
generalmente liberales.” (KALMANOVITZ, 2013)
En materia de organización política la Constitución de 1886 acabó con la
organización territorial y administrativa basada en el federalismo y estableció orden
central en detrimento de la autonomía fiscal y administrativa de las provincias
quienes adoptan el nombre de departamentos en el nuevo orden constitucional.
Además, se cercenó el avance democrático que se había alcanzado con la
Constitución de Rionegro que tenía un carácter de “Gobierno popular, electivo,
representativo, alternativo y responsable” al limitar la participación del ciudadano en
la elección de autoridades locales, donde los gobernadores y alcaldes eran
escogidos de manera directa por el presidente; a quien además se le amplió el
periodo presidencial de 2 a 6 años. Los recursos fiscales de los territorios eran
administrados a arbitrio del poder central en desmedro de las necesidades de los
territorios, razón que contribuyó de manera especial a la condición de atraso
económico y social en la hoy viven muchos territorios periféricos del territorio
nacional respecto del centro del país. Además, la Constitución de 1886 permitía el
uso indiscriminado del estado de sitio, figura jurídica bajo la cual el presidente
adquiere mayores poderes en detrimento del poder legislativo favoreciendo la
actitud autoritaria y totalitarista de los gobiernos de la hegemonía conservadora.
Igualmente, en materia de derechos y libertades civiles el retroceso no fue menor.
La constitución de 1886 cuyos padres fueron Rafel Núñez y Miguel Antonio Caro
introdujo en la historia constitucionalista colombiana los principios y valores del
movimiento conocido como la Regeneración conservadora, que se basaron en un
Estado centralizado, autoritario, restrictivo de las libertades y derechos individuales
y públicos, se impuso la censura de prensa, y el exilio para los opositores al
gobierno, se eliminó el carácter laico del estado, así como la abolición de la libertad
de culto en favor del cristianismo católico, al consagrar el país al sagrado corazón
de Jesús y el establecimiento del catolicismo como la religión oficial de la nación
demostrando así que el estado se encontraba orgánicamente vinculado a la
influencia de poder de la Iglesia católica a quienes le otorgaban una serie de
prerrogativas y privilegios que poco tiempo después fueron incluso aumentadas
gracias al Concordato celebrado entre Colombia y el estado del Vaticano en 1887,
llegando incluso a permear la política educativa de manera que se eliminó la lectura
de autores modernos para la época como Spencer y se retornó a la tomística y
escolástica coloniales, hasta el punto que en la Universidad Nacional (que nació del
pensamiento de un puñado de valerosos radicales como reacción a la
Regeneración) se impartió obligatoriamente la clase de religión.
“Para ilustrar la diferencia del escenario constitucional y del talante
presidencial entre los radicales de 1863 y los regeneradores de 1886, valga este
ejemplo: en 1872 un amigo preocupado le informó al presidente Murillo Toro sobre
la aparición de un periódico de oposición. Su respuesta fue la de disponer la compra
de cien suscripciones de ese periódico para los principales funcionarios públicos,
porque, expresó, “siempre he creído que la prensa libre es un poderoso auxiliar de
los gobiernos democráticos y que los consejos que callan los amigos, los dicen los
adversarios”. A diferencia de esta actitud pluralista y tolerante, durante los gobiernos
de Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro en el marco de la Constitución de 1886, se
clausuraron diversos periódicos y fueron expatriados importantes hombres públicos
en virtud de sus opiniones y sus escritos. El caso más destacado fue el del
expresidente Santiago Pérez (quien fuera codirector de la Universidad Externado
de Colombia entre 1892 y 1893), quien fue desterrado en 1893 por sus escritos en
el periódico El Relator.” (HENAO, 2013)
De esta manera, y teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto, es posible
intentar dar respuesta sobre la conveniencia de una u otra constitución en su
contexto espaciotemporal a partir del análisis confrontativo de los avances en
materia de organización del estado y el sistema político, avance o retroceso en
materia de reconocimiento y garantía de derechos y libertades individuales y
colectivas, donde el rol otorgado a la Iglesia constituye parte importante de este
análisis. Así las cosas, es posible concluir que a pesar de que el sistema federalista
implicaba en sí mismo grandes retos para la cultura política, jurídica y social del
país, los avances en términos de fortalecimiento del sistema democrático, la
instauración de un orden territorial y administrativo mas justo donde cada Estado
gozaba de autonomía fiscal y administrativa, y la garantía de los derechos
individuales y colectivos, la libertad de expresión y de prensa, la consagración del
estado laico, el respeto por la libertad de culto, sumado a la separación de la Iglesia
sobre los asuntos públicos y las restricción que se impusieron a ésta para el acceso
a la tierra y a bienes raíces constituyeron sin duda un gran avance para el
establecimiento de un orden social más justo que podría considerarse incluso un
primer intento en la historia colombiana por resolver parte de los conflictos sociales
y territoriales que aun hoy aquejan a la patria. A este punto es claro que la
promulgación de la Constitución de 1886 no solamente representó un retroceso en
materia constitucionalista sino que también significó un estancamiento de las
dinámicas políticas, sociales y económicas que derivó posteriormente en tres
guerras civiles y sentó gran parte de las bases jurídico-políticas que dieron lugar al
surgimiento de conflictos y luchas sociales en el territorio nacional que con el paso
del tiempo dio lugar al periodo de tiempo conocido como “La violencia” 1920 a 1960
y que de una u otra forma dio paso a la configuración de las dinámicas de conflicto
armado que el país ha vivido en décadas mas recientes y de manera casi
ininterrumpida en nuestra historia republicana. Por tanto, consideramos que la
Constitución federalista y de carácter profundamente liberal con una marcada
distancia entre el poder político y la influencia de la iglesia católica promulgada en
Rionegro el 8 de mayo de 1863, era más conveniente en su contexto histórico-
político debido a que sentaba las bases para el establecimiento de una sociedad
mas justa, equitativa, en paz, con desarrollo económico equitativo no concentrado
en el centro y que exaltaba la libertad y la dignidad del hombre y lo situaba en el
centro y núcleo de la sociedad, otorgando a la historia colombiana la oportunidad
de haber tenido un recorrido distinto, con diferentes condiciones que probablemente
hubieran sido la solución anticipada a conflictos sociales que aún enfrenta la
sociedad colombiana hoy día.
BIBLIOGRAFÍA

• KALMANOVITZ, Salomón, La Constitución de Rionegro. El Espectador,


2013. Recuperado de La Constitución de Rionegro | Universidad de Bogotá Jorge Tadeo
Lozano (utadeo.edu.co)
• TOBON VILLEGAS, Jaime, La constitución de Rionegro. El Mundo, 2013.
Recuperado de La Constitución de Rionegro (elmundo.com)
• HENAO, Juan Carlos, El ideario de la Constitución de 1863 no ha muerto. El
Tiempo, 2013. Constitución de 1863 - Archivo Digital de Noticias de Colombia y el Mundo
desde 1.990 - eltiempo.com
• Constitución Política de los Estados Unidos de Colombia, Rionegro, 1863.
Constitución Política 1 de 1863 Asamblea Nacional Constituyente - Gestor Normativo -
Función Pública (funcionpublica.gov.co)
• Constitución Política de la Republica de Colombia, Bogotá, 1886. Constitución-
Política-1-de-1886-Asamblea-Nacional-Constituyente-Gestor-Normativo
(funcionpublica.gov.co)

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