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Entre el maniqueísmo ideológico de los partidos políticos dominantes en Colombia y el

inofensivo papelito de la sociedad civil. La historia de las constituciones políticas de 1886 y


1991

4 de marzo de 2023

Nos dice el poeta y filósofo George Santayana que el -pueblo que no conoce su historia
está condenado a repetirla- y aunque la frase el autor ya parece ser trillada en los pasillos de
claustros universitarios y algunas alocuciones de políticos de turno, seguramente no se ha
dimensionado colectivamente las repercusiones de dicha condena.

Colombia se ha turnado durante su existencia la administración política como cambiando


de zapatos y cuando un partido se muestra diferente a los tradicionales, tarde o temprano su mal
llamado acuerdo lo termina hundiendo en el mismo circulo vicioso en el que nos hemos visto
envueltos desde procesos como la regeneración y el frente nacional por nombrar algunos casos.
No conocemos procesos diferentes a los radicales; o nos sumimos en un enfrentamiento visceral
o los mismos que se enfrentaron se alían para acallar lo diferente y justamente este es el contexto
de las dos constituciones políticas de las que se hablan en este escrito, a saber, estamos hablando
de la constitución de 1886 que precedió la constitución de Rionegro (con un carácter
marcadamente liberal) y la Constitución política que rige actualmente el país y que fue
promulgada en 1991.

El preámbulo de la constitución de 1886 promovida por Rafael Núñez que era el


presidente de la nación y liderada por Miguel Antonio Caro quien fue el redactor de la misma,
demuestra frontalmente las grandes e irreconciliables diferencias con el Olimpo radical que
anteriormente estaba en el poder y que era conformado por liberales radicales, en el preámbulo
se señala la importancia de la religión católica para la nación pero quien no conoce el
antecedente de esto, pasaría por alto el preámbulo analizando que fue una constitución
conservadora de corte religioso y hasta allí. Resulta que en la constitución de Rionegro se
eliminaron no solo la obligatoriedad de la enseñanza de la religión católica sino que además se
expropio al catolicismo de sus propiedades y ya no tenían la gran influencia que ejercían en el
país, su predecesora vino a realizar unos cambios rotundos en este tema y además hizo otros
cambios relevantes como la centralización del poder, sin embargo en su preámbulo es muy
diciente su énfasis a la condición de obligatoriedad sobre la situación de que el país debería ser
católico.

La alianza construida por un ala del liberalismo menos radical y el conservadurismo, hizo
que se llevara a cabo un pacto llamado “La regeneración” (que sería interesante realizar un
análisis lingüístico sobre las implicaciones de la palabra regenerar). Dicha constitución supuso
una eliminación del divorcio, una censura directa al laicismo y a la literatura liberal y aunque se
presentaron algunos cambios en cuestión administrativa también se presentaron algunos hitos
bélicos que dejaron una huella imborrable en el país, se trata de las masacres civiles y de los
magnicidios políticos. La del 86 ha sido la constitución más longeva el país con todo y lo que
ello conlleva a entender el aletargamiento de Colombia frente a una carta magna que restringía
derechos civiles por doquier.

La constitución de 1991 luego de más de 100 años de autoritarismo, intolerancia


religiosa, discriminación, límites de participación política de ciudadanos, entre otras, viene a
intentar resolver dichos problemas, ya a cada uno le tocará sacar sus conclusiones sobre qué
tanto lo ha logrado o más bien, que tanto los colombianos la hemos puesto en nuestra disposición
para hacerle gala a su más grande contribución: Colombia un Estado social democrático de
derechos.

En su preámbulo, se señalan tres hitos importantes: La asamblea nacional constituyente,


la unidad nacional y la garantía de algunos derechos fundamentales. La primera, liderada por los
estudiantes en una expresión de organización civil autentica jamás vuelta a ver en el país, la
segunda con la esperanza de unir al país en términos de progreso y la tercera la deuda a los
colombianos para permitir una vida digna desde su vida misma, el trabajo, el conocimiento, la
libertad y la participación.

A 32 años de su existencia, la constitución política de Colombia es una de las cartas


políticas con un catálogo amplio de derechos fundamentales, paradójico en un país donde
segundo a segundo se violan los derechos más mínimos, sin embargo ello no es culpa de la
misma constitución sino de la naturalización de la violencia en nuestro día a día. Hoy después de
32 años queda preguntarnos si la conocemos, si nos acercamos a ella puesto que nuestra
verdadera victoria seria reconocerla para así no sentenciarnos a repetir el sueño del pasado con
todo y pesadillas.

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