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La época radical (1863-1886) es uno de los períodos de mayor interés para los
políticos, sociales y culturales que promovieron sus gobernantes. Pero tal vez por eso
mismo es también uno de los períodos que más controversias ha suscitado. La misma
Constitución de Rionegro, la carta con que los radicales orientaron los asuntos del
dificultaron la acción de los gobiernos nacionales. Son defectos que con frecuencia han
sido señalados por los investigadores; el más protuberante de todos, las normas que
Pero por encima de esos defectos, hay que aceptar que el espacio de libertades que
creó dio frutos imposibles de desconocer. José María Samper, crítico de los más
realizaciones de toda índole que se lograron al amparo de esa constitución. Rescato este
los programas que definen la época, escritor dispuesto a la defensa de las libertades
No es un juicio -hay que subrayarlo- que llame la atención por marginarse de un consenso
negativo sobre el radicalismo, pues no obstante la leyenda negra que sobre este se ha
querido propagar como justificación de las acciones de quienes condujeron al país hacia
pasar de largo, que dejó una profunda huella en la memoria del país y que aún es objeto
Tres fueron los grandes grupos de problemas, en opinión de Jaime Jaramillo Uribe, a los
que los radicales quisieron dar solución con sus programas de gobierno. Son programas
con los que se proponían superar definitivamente los vestigios de la herencia colonial,
Colombia.
respuesta que dieron al primer grupo, propuesta que buscaba romper con la tradición
centralista impuesta por la Corona española, y de esta forma proveer a las provincias de
economía, que siguió el modelo del laissez faire promovido por el liberalismo clásico, tuvo
entre sus propósitos el de estimular la acción privada e impulsar las importaciones y las
poner al país a la altura del mundo moderno, y cambiar las maneras de pensamiento del
el mundo social.
A este período de la historia está dedicada esta obra. Ella es el resultado de la segunda
colombiana del siglo XIX. Sus autores son investigadores de distintas disciplinas
académicas, con sus maneras características de apreciar los problemas, sus propios
científicos.
El Partido Liberal renegó de los ideales de Rionegro. Carlos Lleras prologó los
escritos económicos de Caro en 1940 y lo exaltó como adalid del bien común.
Indalecio Liévano Aguirre revisó favorablemente la imagen de Rafael Núñez,
quien propició la liquidación del ideario liberal. En tiempos recientes, los
congresistas liberales eligieron y reeligieron al profanador del Estado laico. Es
que no hemos podido salir del Medioevo.
El país fue oficialmente llamado «Estados Unidos de Colombia» el 3 de febrero de 1863 por
la Constitución de Rionegro, la cual fue promulgada el 8 de mayo por liberales, quienes
habían acabado de ganar la guerra civil de 1860 a 1862.
Después de varios años de guerras civiles, en 1886 el Partido Conservador gana la guerra,
liderado por Rafael Núñez y proclaman una nueva constitución con sistema centralista que
abolió a los Estados Unidos de Colombia, redujo las libertades otorgadas, y fundó la
República de Colombia.
A finales de 1859, el general Tomás Cipriano de Mosquera declaró la secesión del Estado
Soberano del Cauca y a la vez la guerra al gobierno de la Confederación Granadina, con el
propósito de acrecentar el poderío caucano dentro de la confederación. El 18 de julio de
1861 Mosquera tomó Bogotá y se declaró presidente provisorio de la nación; uno de sus
primeros actos fue renombrar el país «Estados Unidos de Nueva Granada», denominación de
carácter efímero ya que Mosquera en noviembre del mismo año lo volvió a cambiar a
«Estados Unidos de Colombia».2
En 1863, luego de que llegara a su término la guerra civil, se reunió en Rionegro (Antioquia)
una convención de corte radical que redactó la Constitución de Rionegro3 con la cual se
implementó de forma permanente el federalismo en Colombia. Esta constitución daba una
amplia autonomía a los Estados y redujo el poder del gobierno central. 4 La Confederación
Granadina llegó a su fin el 8 de mayo con la firma de la Convención que cambió oficialmente
el nombre del país a los Estados Unidos de Colombia, integrado por nueve Estados
soberanos, y que dictaminó nuevas normas y le dio poderes a los Estados y Presidentes.
Estas medidas se tomaron ya que los liberales habían llegado a temer el gran poder que
Mosquera tenía, por lo cual se redactó la nueva constitución para limitar sus funciones y
evitar que se conviertan en contra de ellos, como lo había hecho con los conservadores. Los
radicales liberales defendieron un gobierno federal en la que la autonomía regional y local
estaban protegidos, donde no había Ejército Nacional, la sociedad poseía derechos y
libertades fundamentales sobre la base de la educación y el mercado abierto, y había nula
intervención de la Iglesia.3
Las relaciones iglesia-estado se rompieron porque los radicales consideraron que ningún
culto religioso debería intervenir en los asuntos estatales y la Iglesia católica lo hacía. La
primacía del gobierno liberal era la Iglesia, tanto en la educación como en su relación con el
Estado. En 1861 esta institución fue expropiada de sus bienes excepto de aquellos recintos
dedicados al culto ya que se pensaba que esto podría ayudar a la economía, aunque hubo
desacuerdos entre los liberales sobre la forma de actuar.
Estableció un sistema federal con una presidencia central (presidencia de la unión) débil de
dos años de duración y sin posibilidad de reelección inmediata. La elección del presidente de
la unión era indirecta: cada uno de los nueve estados (Panamá, Antioquia, Magdalena, Bolívar,
Santander, Boyacá, Cundinamarca, Tolima y Cauca) elegía al candidato de su preferencia
siguiendo los procedimientos electorales particulares de cada estado; luego, cada estado
depositaba un voto para elegir el presidente de la unión (este voto se adjudicaba según el
ganador en cada estado). El candidato ganador era aquel que tuviera la mayoría absoluta de
votos, si no se lograba la mayoría absoluta, el congreso sería el que lo elegiría del mismo
grupo de candidatos.
El 12 de mayo, cuatro días después de haberse proclamado la constitución, los 61 delegados
eligieron a Mosquera para gobernar durante dos años hasta el 1 de abril de 1864, momento
en el cual las nuevas regulaciones para nombrar presidente empezarían utilizarse. Mosquera
daba el tono anticlerical del liberalismo y los conservadores el tono pro clerical que
continuaría por décadas.
El período federal produjo cuarenta y dos nuevas constituciones estatales y antes de 1876
las elecciones fueron casi continuas, puesto que los distintos estados no votaban
simultáneamente ni siquiera para la elección del presidente de la unión. De forma que se hizo
un cambio constitucional para que las elecciones para presidente de cada estado se hicieran
al mismo tiempo para todos los estados.
Debido a que la constitución de 1863 reducía de manera sustancial el poder político y militar
del gobierno federal, se formaron poderosos ejércitos regionales, que llevó a una serie de
guerras civiles regionales (alrededor de 40) y sólo una nacional (la de 1876 a 1877).4
En 1884 los liberales santandereanos acusaron al entonces presidente liberal Rafael Núñez
de interferir en las políticas estatales y declararon la guerra. Núñez recibió apoyo de los
conservadores formando el Partido Nacional, que un año más tarde (1885) gana la guerra y
proclama una nueva constitución de carácter centralista que abolió a los Estados Unidos de
Colombia y creó la República de Colombia.
Gobierno
En los Estados Unidos de Colombia, el gobierno nacional se dividió en los poderes legislativo,
ejecutivo y judicial. El poder legislativo lo constituyó el congreso, subdividido en cámara de
representantes y senado. A este último cada uno de los nueve estados soberanos designaba
tres delegados, en tanto que la cámara de representantes estaba compuesta de funcionarios
procedentes de elecciones generales, contando con un miembro por cada 50.000 habitantes.
El presidente elegido por un período de dos años se encontraba a la cabeza del poder
ejecutivo, y para resultar elegido, se requería la mayoría absoluta de los nueve votos
representativos de los estados. Al efecto, cada estado votaría por el candidato que hubiera
obtenido la relativa mayoría de votos, en las votaciones dentro del estado convocadas para
tal fin.7
El derecho a votar en algunos estados podía ser ejercido por todos los ciudadanos, mientras
que otros estados lo limitan a los capacitados para leer y escribir. 7
Los funcionarios públicos eran nombrados por el presidente con sujeción a la aprobación del
senado. El oficio de funcionario público no requería ninguna preparación; para ejercer el
cargo de juez tampoco era necesario tener estudios de jurisprudencia, incluso algunos
estados prescindieron de la capacidad del candidato de leer y escribir. 7
Organización territorial
Existían además los llamados territorios nacionales, regiones que no podían ser controladas
por los Estados Soberanos y eran encomendadas al gobierno federal para su administración. 8
9
Durante el breve periodo comprendido entre 1861 y 1864 la capital de la Unión (Bogotá) se
constituyó en Distrito Federal siendo su territorio escindido del Estado de Cundinamarca.
Sin embargo prontamente su territorio fue reunificado con el de dicho estado. 10
●
Estados Unidos de Colombia en 1864.
●
Límites
De acuerdo con la constitución,3 los límites de los Estados Unidos de Colombia serían los
mismos que en el año de 1810 dividían el territorio del Virreinato de Nueva Granada del de
las Capitanías generales de Venezuela y Guatemala, y del de las posesiones portuguesas del
Brasil, siendo los límites por la parte meridional, los designados provisionalmente en el
Tratado celebrado con el Gobierno del Ecuador el 9 de julio de 1856, y todos los tratados
que en aquellos días la separaban de aquella República. Sin embargo los linderos con los
países vecinos nunca estuvieron formalmente delineados y fueron punto de controversia. 8
Las fronteras sostenidas por los Estados Unidos de Colombia, con base en el uti possidetis
iure de 1810, fueron las siguientes:89
República del Ecuador
Desde la boca del río Mataje por todo su cauce hasta su nacimiento en las cumbres de un ramal de
los Andes que separa las aguas que descienden al río Mira de las que van al Santiago, por todas
estas cumbres hasta la confluencia del río San Juan con el Mira. De este punto por las cumbres de
la cordillera que divide las aguas que bajan al Mira de las que van al San Juan hasta la boca de la
quebrada Plata en el río Mallasquer; por este río, aguas arriba, hasta la quebrada Aguahedionda, y
ésta hasta su origen en las faldas del volcán de Chiles; por las cumbres de éste hasta tomar el río
Carchi aguas abajo hasta el Rumichaca; por el curso de este río hasta la quebrada Tejada; ésta,
aguas arriba, hasta el cerro de la Quinta; este cerro hasta el de Troya y por su cumbre hasta el
llano Grande de los Ríos. En seguida por la quebrada Pun hasta su desagüe en el Chunquer y
luego por la cumbre de la cordillera de los Andes pasando por los cerros Mirador de Guaca y
Piedras hasta la cima del nevado de Cayambe, que está bajo la línea equinoccial. De aquí por las
aguas del río Coca desde su nacimiento hasta su confluencia con el Napo; este río aguas abajo,
hasta su unión con el Amazonas, y por el curso de este gran río hasta la entrada del yarari en frente
a Tabatinga.
Imperio del Brasil
Desde la entrada del Yavarí por el curso del Amazonas, aguas abajo, hasta la boca del brazo
Avatipatand; por este brazo hasta su unión con el Yapurá o Caquetá; por el curso de este río,
aguas arriba, hasta el desagüe de la laguna Cumará. De este punto, línea recta hacia el Norte, hasta
encontrar el río Negro en la confluencia del Cababurí en frente a Laureto; y por el curso del río
Cababurí, aguas arriba, hasta llegar al cerro Cupí en los montes que separan la hoya hidrográfica
del Amazonas de la del Orinoco.
Estados Unidos de Venezuela
Desde el cerro Cupí, línea recta cortando el brazo Maturaca, hasta la piedra del Cocuy en el río
Negro; por este río, aguas arriba, hasta la boca del brazo Casiquiari; éste abajo hasta su entrada en
el Orinoco; por este río siguiendo su curso hasta la confluencia del Meta; por este río, aguas arriba,
hasta el antiguo Apostadero. De aquí línea recta al Norte, orillando por el Occidente la laguna del
Término, hasta dar con el río Arauca en el Paso del Viento, punto que queda en un mismo
meridiano con el antiguo Apostadero; por el río Arauca, aguas arriba, hasta la parte occidental de
la gran laguna o Desparramadero del Sarare. En seguida va la línea directamente al Norte hasta
encontrar el río Nula y por éste hasta sus cabeceras en un ramal de la cordillera oriental de los
Andes. Por las cumbres vertientes de esta cordillera hasta el Páramo de Tamá. De aquí hacia el
Norte siguiendo las aguas del río Táchira hasta su confluencia con el Pamplonita; por el curso de
esos dos ríos unidos hasta la boca de la quebrada Don Pedro. Por el cauce de esta quebrada arriba
hasta su nacimiento; de aquí hacia el Norte por las cumbres de la serranía hasta encontrar las
cabeceras de la quebraba China, y por su curso hasta su desembocadura en el río Guarumito; este
río, aguas abajo, hasta su confluencia con el de la Grita, y por éste hasta el Zulia. De este punto
hacia el Noroeste atraviesa la frontera un territorio desierto pasando por la unión de los ríos Tarra y
Sardinata hasta encontrar la desembocadura del río Oro en el Catacumbo; por el cauce de aquél
hasta sus cabeceras occidentales en la sierra de Motilones. Por las cumbres de esta sierra y por
las de la sierra de Perijá hasta las cabeceras del río Socui; por el curso de este río hasta su
confluencia con el Guazare, que unidos forman el río Limón; por este río, aguas abajo, hasta su
desembocadura en la laguna de Sinamaica; por el borde oriental de esta laguna hasta encontrar la
del Grande Eneal, y de aquí línea recta a la boca del caño Paijana en la ensenada de Calabozo.
República de Costa Rica
Desde la desembocadura del río Culebras o Dorado en el Atlántico, siguiendo el curso de este río,
hasta su nacimiento en la cordillera de los Andes; de aquí descendiendo por un ramal denominado
cordillera de las Cruces, hasta encontrar las cabeceras del río Golfito; y por el cauce de este río
hasta su entrada en el Golfo dulce en el océano Pacífico.
Estadística de Colombia, Secretaría de Hacienda y Fomento, 15 de enero de 1876, pág. 13
Carrera política
A partir de 1837 se desempeñó como empleado del Congreso, y durante la Guerra de los
Supremos (1840-1843) ejerció como asistente de varios líderes militares del Partido Liberal.
En 1846 gana un escaño en la Cámara de Representantes, y aunque no destaca como orador,
si lo hace gracias a sus planteamientos ideológicos y programáticos, que ya venía esbozando
desde la prensa liberal a principios de 1840.
Durante el gobierno de José Hilario López fue Secretario (Ministro) de Hacienda (1849-1853), e
impulsó la libertad de industria y la ley de reforma agraria de 1850, según la cual «el cultivo debe
ser la base de la propiedad de la tierra» y que la acumulación de tierras debía ser limitada de
forma legal; sus ideas se consagrarían constitucionalmente en 1936.
Congresista
Segunda candidatura
Artículo principal: Elecciones presidenciales de Colombia de 1864
Murillo Toro se presentó a las elecciones de 1864, como favorito por su partido, pese a que
pertenecía a la corriente radical del liberalismo. También se enfrentó a sus copartidarios Santos
Gutiérrez y al presidente de la época, Tomás Cipriano de Mosquera (quien aspiraba a un cuarto
mandato y a su reelección). Murillo recibió el apoyo de 6 estados, lo que le dio una importante
ventaja sobre Gutiérrez y Mosquera.8
Pese a que los estados que apoyaron a Murillo no eran tan importantes como los que apoyaron
a los otros dos candidatos, su peso numérico determinó los resultados de la jornada. De nuevo
Murillo se impuso sobre Mosquera, como en las elecciones de 1857, pero Mariano Ospina
Rodríguez no participó alegando falta de garantías, por lo que el Partido Conservador no
presentó candidato.
Murillo fue proclamado presidente por los estados de la Confederación para el período 1864 -
1866.8
Gabinete[editar]
Canciller: Florentino Vesga (1872); Gil Colunje (1872-1874)
Secretario de Guerra: Eustorgio Salgar Moreno (1872-1874)
Secretario de Hacienda: Aquileo Parra (1872-1874).
Postpresidencia[editar]
Murillo Toro en su última década de vida.
Murillo entregó el poder el 1 de abril de 1874 al conservador Santiago Pérez Manosalva, que
pese a ser de su partido rival lo envió como ministro plenipotenciaro ante el gobierno de
Venezuela, para resolver un conflicto limítrofe entre ambos países, a raíz de los límites
establecidos por el presidente de Venezuela Antonio Guzmán Blanco. La excelente gestión de
Murillo evitó a Colombia la firma de un tratado limítrofe que favoreciera a la contraparte.
Murillo fue elegido nuevamente senador en 1878, y fue invitado a una sesión extraordinaria,
pero su estado de salud lo alejó del Congreso en 1880.
Muerte[editar]
Manuel Murillo Toro falleció en Bogotá el 26 de diciembre de 1880, a los 64 años,12 siendo
sepultado dos días después en el Cementerio Central de Bogotá.13 Sin embargo sus restos
fueron exhumados y trasladados a una tumba monumental dentro del mismo cementerio en
1902, lugar donde actualmente reposan sus restos.14
Con su muerte se extinguió el ala progresista del Partido Liberal, ya que no dejó un heredero de
sus ideas.6 Pése a que el partido se unificó, éste no pudo vencer a los conservadores, que
gobernaron Colombia de manera consecutiva desde la elección de José María Campo, en 1886,
hasta 1930, cuando Enrique Olaya Herrera ganó las elecciones.
Familia[editar]
Manuel era hijo de José Joaquín Murillo y Velarde y de su esposa María Teresa Toro Nieto. El
matrimonio tuvo 5 hijosː María de la Asunción, Josefa, María Teresa del Rosario, María Victorina
Rosalía y Nepomucena Murillo Toro, siendo Manuel el único hijo varón del matrimonio.
Su padre tuvo en segundas nupcias con María Dolores Rojas al medio hermano de Manuel,
José Román Murillo Rojas.
Matrimonio[editar]
Manuel Murillo Toro se casó dos veces: La primera con Jerónima Sánchez, con quien tuvo a su
única hija, Amalia Murillo Sánchez, quien contrajo matrimonio con Bernardo Vallarino Goméz
Miró, perteneciente a la familia peruano panameña Miró Quesada. Su segunda esposa fue Ana
Roma y Carbacas, con quien no tuvo descendencia.
Parentela[editar]
Murillo Toro está emparentado en línea colateral (línea de sangre que se desprende de
hermanos o primos) con el médico y científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo Murillo, quien
es descendiente de Román Murillo Rojas, medio hermano de Murillo Toro, ya que Román es
tatarabuelo de la madre del científico.
Una de sus hermanas se casó con el biznieto de Francisco de Paula Santander y de su
esposa Sixta Pontón, Antonio Suárez Galvis Amorocho, quien era nieto de la hija del generalː
Sixta Tulia Santander y Pontón.
Homenajes[editar]
De él afirmó su rival conservador, el múltiples veces presidente de Colombia, Rafael Núñez que
era "el que demostró más poderosa inspiración política", y décadas después el dirigente
liberal Darío Echandía afirmó de Murillo Toro que fue "el político por excelencia y antonomasia".6
15
Con esa relativa comodidad logró terminar su carrera en 1836. De 1837 a 1840 se
desempeñó como oficial mayor de la Cámara de Representantes. Desde entonces se
delineó en Murillo Toro su poca aptitud para el foro, pero su gran capacidad para ejercer
empleos públicos. Se acercó mucho más al grupo santanderista cuando se erigió en crítico
de la administración de José Ignacio de Márquez. Colaboró con los medios escritos de la
oposición, en la Bandera Nacional, El Correo y El Latigazo, desde donde empezó a
vislumbrarse como un "educador político", como el "rey de la prensa".
Fue, así mismo, secretario de Guerra del gobernador de la provincia de Mariquita, coronel
José María Vezga. Ante los desastres sucedidos a estos militares, y tras la muerte de
González, Murillo Toro, al mando de las derrotadas tropas liberales, adhirió al general
Francisco Carmona, supremo jefe de la Costa Atlántica, quien lo ratificó en su cargo.
Le tocó soportar los desastres y traiciones a las tropas rebeldes.
Murillo Toro concurrió por primera vez al Congreso Nacional a los 30 años, en 1846, elegido
por la provincia de Santa Marta. Su timidez y su palabra insegura no dejaron muy buena
impresión. De todas maneras, presentó un proyecto por el cual se ordenaba un empréstito
de $ 2.000.000 para la manumisión de los esclavos, que fue rechazado; ya en su ánimo se
revelaba la idea de la libertad de los esclavos.
En lo sucesivo, ocupó sus curules en el Congreso con mayor propiedad. Años más tarde,
durante su estadía en Norteamérica en calidad de ministro plenipotenciario de Colombia,
hizo gran amistad con Abraham Lincoln, quien le llegó a dar asiento en su Consejo de
Gobierno y aun lo visitaba con frecuencia en su modesta casa de la legación en
Washington. Cuando Murillo fue elegido presidente de los Estados Unidos de Colombia, se
encontraba en Estados Unidos, y el presidente Lincoln le rindió honores y puso a su
disposición uno de los navíos de la armada norteamericana para que lo transportara a
Colombia.
Murillo Toro fue, ante todo, un administrador positivo y realista, pero siempre de signo
reformista; sus tesis a menudo fueron avanzadas para la época. Consideraba, como los
radicales, que había que construir una Nación, y para ello había que situarse al nivel de la
evolución de las ideas. Inició su carrera pública con un brillante desempeño en la Secretaría
de Hacienda en el gobierno de José Hilario López (1849-1853), desde donde le tocó
adelantar las grandes reformas de medio siglo, que sacaron a la Nación del espectro
económico de la Colonia y la circunscribieron dentro de la órbita de la economía mundial
liberal.
Civilista y conciliador, Manuel Murillo Toro llegó al poder por primera vez en 1~864-1866, y
luego en 1872-1874. Gracias a su espíritu sereno, a su tacto de administrador y a su
enorme visión progresista, pudo desarrollar uno de los mandatos ejecutivos más célebres
de la historia colombiana. Su permanente lema de gobierno fue: «La paz con libertad y por
la libertad».
Según Ignacio Arizmendi Posada, «de su obra de gobierno se puede resumir lo siguiente:
fundó el Diario Oficial como instrumento básico para divulgar los actos más importantes de
la gestión encomendada; introdujo el telégrafo, uno de los pasos más trascendentales para
el progreso del país; ordenó la elaboración de los primeros mapas de nuestro territorio,
basándose en los útiles trabajos de la Comisión Corográfica...,>, y en cuanto a su segundo
gobierno, «Murillo trató con éxito el problema viejo de la deuda interna y externa de la
Nación, que logró reducir notablemente, lo que permitió [...] adelantar obras públicas [...] en
este gobierno se adelantó la navegación por el Magdalena, se inició la construcción del
ferrocarril de Buenaventura, Bogotá contó con iluminación pública de gas».
Pero la faceta que más se destacó en su vida fue la del conductor político, el caudillo
netamente civil. Antonio Pérez Aguirre dijo, acerca de Murillo Toro, que siempre representó
la normalidad en el gobierno y la tolerancia política y religiosa. Todos los sectores políticos
lo respetaron e incluso sus dirigentes reconocían en él talento de escritor convincente y
sagacidad política: «Las gentes humildes lo rodeaban con entusiasmo fervoroso por sus
constantes actuaciones democráticas, y hasta los propios adversarios de sus ideas tenían
que reconocer las capacidades del nuevo mandatario y su espíritu sereno y moderado>,
Político destacado, su campo de acción siempre se circunscribió al ámbito civil.
Entre tanto militar dei siglo pasado, su figura contrastó precisamente porque no requirió de
los canalones del coronelato o de las charreteras de general para poder ocupar el solio
presidencial. Murillo Toro fue un reformador típico y uno de los máximos dirigentes de lo que
se Llamó el Olimpo Radical. Defensor acérrimo del individualismo clásico, Murillo Toro
combatió toda posible intervención del Estado, dejando la economía a la libre acción y
ejercicio de la iniciativa privada. Al Estado sólo le dejó la órbita de la prevención y de la
sanción de los delitos, «la conservación del orden público y la defensa del país»; desconfió
del exceso del poder público.
El Estado para Murillo debía ser, ante todo, laico, fuera de la órbita de la injerencia
confesional. La tolerancia política y religiosa debía ser la principal directriz del gobierno:
«Estado libre, creencias libres y el culto libre>,. En esta tesis se adelantó a su época,
llegando a presentar un proyecto de ley sobre asuntos eclesiásticos que fue acogido
favorablemente por el delegado apostólico monseñor Lorenzo Barili, pero que fue criticado e
inaceptado por el partido conservador y por la jerarquía eclesiástica granadina. Según su
proyecto, no habría religión oficial, ni el Estado se mezclaría para nada en lo que se refiriera
a las creencias y cultos de los ciudadanos, mientras no atentaran contra el orden y la paz;
cada cual podría contraer o disolver el vínculo matrimonial de acuerdo con sus creencias.
La ley granadina, civil y penal, sería aplicable a la generalidad de los granadinos, dejando
de existir el fuero especial de los obispos. Conductor político y luchador social, Murillo Toro
fue el impulsador de las grandes reformas de mediados de siglo, como la abolición de
privilegios y monopolios, de la pena de muerte, del estanco del tabaco y de la esclavitud; el
juicio por jurados, la libertad de prensa, de industria, de enseñanza, de asociación, de
conciencia y de cultos. Ninguna doctrina de contenido social lo asustó. Durante su primera
juventud, contribuyó como periodista a divulgar a Sismondi, SaintSimon, Fourier y
Proudhon.
Por sus ideas socialistas recogió el baldón público con que lo regalaron los hacendados y
conservadores de su época, quienes lo calificaron de «disociador», «anarquista»,
«socialista» y «comunista». Fue un agitador revolucionario, aun como hombre de gobierno.
Su programa político está condensado en una frase suya: «Yo quiero asegurar la paz por
medio de la equidad y del bienestar general», escribía a Camilo Antonio Echeveri. Murillo
Toro fue ejemplo vivo de conductores políticos.
Fue uno de los grandes defensores de la libertad de prensa y del libre ejercicio de la
profesión de escritor o periodista; siempre sostuvo la tesis: «La imprenta libre e
independiente es una necesidad de primer orden para la marcha de los gobiernos honrados,
para depurar el servicio y corregir los vicios y, por lo mismo, conviene sostenerla en su
impunidad y apoyarla cuando se extravíe».
Esa concepción no fue para él un mero sofisma de distracción y plataforma política; fiel a
sus ideas, siempre la respetó, aun cuando el abuso de la prensa de oposición lo Llegó a
atacar sin miramientos. El radicalismo de Murillo Toro fue ideológico, jamás partidista. Sus
ideas de avanzada estuvieron orientadas por el respeto a la opinión contraria, siempre se
caracterizó por su espíritu reflexivo.
Para Darío Echandía, fue «el político por excelencia y antonomasia>,; para su enemigo de
ideas, Rafael Núñez, «el que demostró más poderosa inspiración política». A su muerte,
ocurrida en Bogotá el 26 de diciembre de 1880, no hubo heredero político que pudiera
conducir con habilidad el radicalismo liberal frente al partido nacional, conformado por los
independientes y por los conservadores nacionalistas, y empezó la proscripción del
liberalismo durante 50 años de la escena política colombiana.
Eustorgio Salgar(ariana)
Nacimiento: 1 de noviembre de 1831, Bogotá
Libros: El Manual del Ciudadano, Antología poética de Nicolás Pinzón Warlosten y Santiago
Pérez, El Castillo de Berkley: Drama histórico en cinco actos, en verso, Economía Política y
Estadística.
Político colombiano. Ministro de Relaciones Exteriores (1864-1866), participó
en el movimiento radical que derrocó a Mosquera (1866-1867). Elegido
presidente de la República (1874-1876), fomentó la instrucción pública y
fundó el Banco de Colombia (1875).
Delegatura (1869-1870)
Se le encargo la Presidencia de los Estados Unidos De Colombia en
reemplazo del general Santos Gutiérrez entre el 22 y el 30 de junio de 1869,
ya que éste no Fue Embajador en Washington de 1868 a 1873.