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Olimpo Radical MANUELA

La época radical (1863-1886) es uno de los períodos de mayor interés para los

estudiosos de la historia de Colombia, por la agitación de ideas, y por los programas

políticos, sociales y culturales que promovieron sus gobernantes. Pero tal vez por eso

mismo es también uno de los períodos que más controversias ha suscitado. La misma

Constitución de Rionegro, la carta con que los radicales orientaron los asuntos del

Estado, adolece, no obstante ser un documento magnífico, de graves defectos, que

dificultaron la acción de los gobiernos nacionales. Son defectos que con frecuencia han

sido señalados por los investigadores; el más protuberante de todos, las normas que

contemplaba para la aprobación de cualquier enmienda que se le hubiera querido hacer,

lo que la convirtió en una carta prácticamente inmodificable.

Pero por encima de esos defectos, hay que aceptar que el espacio de libertades que

creó dio frutos imposibles de desconocer. José María Samper, crítico de los más

enconados del radicalismo, en especial de la Constitución de Rionegro, en un libelo

contra el presidente Santiago Pérez, reconoce el clima de cultura política y de

realizaciones de toda índole que se lograron al amparo de esa constitución. Rescato este

testimonio, entre muchos otros, porque proviene de un observador comprometido con

los programas que definen la época, escritor dispuesto a la defensa de las libertades

ciudadanas y a la observación atenta del desenvolvimiento de la política colombiana y de

las ejecuciones de los funcionarios públicos.

No es un juicio -hay que subrayarlo- que llame la atención por marginarse de un consenso

negativo sobre el radicalismo, pues no obstante la leyenda negra que sobre este se ha
querido propagar como justificación de las acciones de quienes condujeron al país hacia

la Regeneración, lo cierto es que estamos frente a un período sobre el cual no se puede

pasar de largo, que dejó una profunda huella en la memoria del país y que aún es objeto

de evocación y de modelo para posibles cambios en la organización de la República y la

orientación de los programas del Estado. De un período al que es saludable regresar

para conocer sus realizaciones y sus frustraciones.

Tres fueron los grandes grupos de problemas, en opinión de Jaime Jaramillo Uribe, a los

que los radicales quisieron dar solución con sus programas de gobierno. Son programas

con los que se proponían superar definitivamente los vestigios de la herencia colonial,

que aún eran perceptibles en la administración pública y la vida cultural y social de

Colombia.

Esos tres grandes grupos de problemas eran de naturaleza política, económica y

cultural: la organización del Estado como república, de orientación federalista, fue la

respuesta que dieron al primer grupo, propuesta que buscaba romper con la tradición

centralista impuesta por la Corona española, y de esta forma proveer a las provincias de

una amplia autonomía para el manejo de sus propios asuntos; la orientación de la

economía, que siguió el modelo del laissez faire promovido por el liberalismo clásico, tuvo

entre sus propósitos el de estimular la acción privada e impulsar las importaciones y las

exportaciones; y en el campo cultural, la acción de los gobiernos radicales cobijó

sustanciales reformas, desde la educación primaria, hasta la universitaria, buscando

poner al país a la altura del mundo moderno, y cambiar las maneras de pensamiento del

hombre colombiano; la educación laica tenía justamente el propósito de preparar un


ciudadano con libertad de criterios en los asuntos más privados y en sus relaciones con

el mundo social.

A este período de la historia está dedicada esta obra. Ella es el resultado de la segunda

versión del seminario programado por la Cátedra de Pensamiento Colombiano, de la

Universidad Nacional de Colombia. Aunque elaborados dentro de un seminario, en cuyas

sesiones semanales los borradores fueron leídos, comentados y discutidos, estos

ensayos no pretenden ofrecer una visión global y única de la República radical

colombiana del siglo XIX. Sus autores son investigadores de distintas disciplinas

académicas, con sus maneras características de apreciar los problemas, sus propios

sistemas de conceptos, y sus propósitos acordes con sus particulares intereses

científicos.

Liberalismo radical:el liberalismo radical es una corriente de pensamiento liberal, es


decir, que defiende las ideas liberales. Pero que, para su aplicación y su promoción,
utiliza métodos extremos.
El radicalismo, antes de nada, es la doctrina que promueve, en cierta forma, la reforma
total del orden político, científico, moral y religioso, así como un modo extremado de
tratar los asuntos donde Liberales Radicales del Siglo XIX, que defendieron y aplicaron
la política del librecambio, como justificación a la necesidad de transformar la
organización económica, heredada por el país desde la época colonial, como también la
pretensión de intensificar la dinámica comercial del país en los mercados
internacionales.

La Constitución de 1863 estableció una confederación de nueve estados PAULA


soberanos que disfrutaban de amplia autonomía fiscal y de sus sistemas legales,
los que propiciaron el aumento en el recaudo de impuestos y en el gasto público
que más beneficiaba a los ciudadanos de cada uno de ellos. El poder se rotaba
frecuentemente y no se sabía cuál iba a ser el resultado de las elecciones,
permitiendo que Rafael Núñez ganara la Presidencia en 1880.
Se abolió la pena de muerte, se establecieron los jurados de conciencia y se
otorgaron plenas garantías a los ciudadanos. Se consolidó la separación de
Iglesia y Estado, cuando ya se habían confiscado los bienes de manos muertas
que poseía el clero, explotados por siervos de la gleba; estos bienes se
subastaron, obteniéndose cuantiosos recursos que fortalecieron al gobierno
central.

La educación se tornó laica, apoyándose en las ciencias modernas —la física, la


química, la biología y la filosofía, para lo cual se trajeron profesores alemanes—,
frente al horror que despertaban entre las almas aterrorizadas por el dogma
católico; el propio clero denunciaba los pactos con el diablo europeo que sellaban
los liberales.

El librecambio produjo excelentes resultados: las exportaciones pasaron de 3


millones de dólares anuales en 1850 a 20 millones en la década de 1870,
diversificándose crecientemente: tabaco, añil, palo del Brasil, quina, cueros y el
café que se cultivaba en Pamplona y salía por Cúcuta hacia el lago de Maracaibo.
La mayor parte de las exportaciones se comportó de manera volátil; algunas
fueron desplazadas por la química moderna y otras se acabaron porque el país
era feudal, su productividad baja y la calidad de sus productos deficiente.

Todos estos avances en democracia, en economía y en educación fueron borrados


con sangre por la Constitución de 1886, cuya implantación provocó tres guerras
civiles. Su redactor fue Miguel Antonio Caro, hombre tan pío como despótico. El
gobierno central se tornó autoritario, basado en una presidencia imperial con
período de seis años, elegida de manera indirecta. El Legislativo surgía también
de convenciones cerradas de delegados, todos conservadores. Los estados
soberanos fueron robados de su autonomía y recursos fiscales que fueron
gastados arbitrariamente, desconociendo las necesidades de los municipios y de
las regiones. Gobernadores y alcaldes eran nombrados a dedo por el poder
central. La economía se resintió con las guerras, la inflación desaforada y la
persecución contra los empresarios, generalmente liberales.
La educación fue impartida bajo la dirección de la Iglesia, que prohibió la
enseñanza de la ciencia y desarrolló el aprendizaje basado en la memorización, la
represión y la obediencia ciega. Así, el país retornó a la Edad Media.

El Partido Liberal renegó de los ideales de Rionegro. Carlos Lleras prologó los
escritos económicos de Caro en 1940 y lo exaltó como adalid del bien común.
Indalecio Liévano Aguirre revisó favorablemente la imagen de Rafael Núñez,
quien propició la liquidación del ideario liberal. En tiempos recientes, los
congresistas liberales eligieron y reeligieron al profanador del Estado laico. Es
que no hemos podido salir del Medioevo.

(ZARA)Estados Unidos de Colombia fue un estado federal que comprendía el territorio


de las actuales repúblicas de Colombia y Panamá en su totalidad y porciones de Brasil y Perú.
Sucedió a la Confederación Granadina en 1861 —acción que fue confirmada con la
constitución de 1863— dotando al país de un sistema político federalista y liberal que inició
las dos décadas conocidas como la era del Olimpo Radical.1

El país fue oficialmente llamado «Estados Unidos de Colombia» el 3 de febrero de 1863 por
la Constitución de Rionegro, la cual fue promulgada el 8 de mayo por liberales, quienes
habían acabado de ganar la guerra civil de 1860 a 1862.

La constitución nacional impulsó el crecimiento comercial, puesto que permitía la


liberalización de la economía e impedía un control de esta por parte del Estado; además
permitía un completo desarrollo de estos sectores a nivel regional. [cita requerida]

Después de varios años de guerras civiles, en 1886 el Partido Conservador gana la guerra,
liderado por Rafael Núñez y proclaman una nueva constitución con sistema centralista que
abolió a los Estados Unidos de Colombia, redujo las libertades otorgadas, y fundó la
República de Colombia.

A finales de 1859, el general Tomás Cipriano de Mosquera declaró la secesión del Estado
Soberano del Cauca y a la vez la guerra al gobierno de la Confederación Granadina, con el
propósito de acrecentar el poderío caucano dentro de la confederación. El 18 de julio de
1861 Mosquera tomó Bogotá y se declaró presidente provisorio de la nación; uno de sus
primeros actos fue renombrar el país «Estados Unidos de Nueva Granada», denominación de
carácter efímero ya que Mosquera en noviembre del mismo año lo volvió a cambiar a
«Estados Unidos de Colombia».2
En 1863, luego de que llegara a su término la guerra civil, se reunió en Rionegro (Antioquia)
una convención de corte radical que redactó la Constitución de Rionegro3 con la cual se
implementó de forma permanente el federalismo en Colombia. Esta constitución daba una
amplia autonomía a los Estados y redujo el poder del gobierno central. 4 La Confederación
Granadina llegó a su fin el 8 de mayo con la firma de la Convención que cambió oficialmente
el nombre del país a los Estados Unidos de Colombia, integrado por nueve Estados
soberanos, y que dictaminó nuevas normas y le dio poderes a los Estados y Presidentes.
Estas medidas se tomaron ya que los liberales habían llegado a temer el gran poder que
Mosquera tenía, por lo cual se redactó la nueva constitución para limitar sus funciones y
evitar que se conviertan en contra de ellos, como lo había hecho con los conservadores. Los
radicales liberales defendieron un gobierno federal en la que la autonomía regional y local
estaban protegidos, donde no había Ejército Nacional, la sociedad poseía derechos y
libertades fundamentales sobre la base de la educación y el mercado abierto, y había nula
intervención de la Iglesia.3

Las relaciones iglesia-estado se rompieron porque los radicales consideraron que ningún
culto religioso debería intervenir en los asuntos estatales y la Iglesia católica lo hacía. La
primacía del gobierno liberal era la Iglesia, tanto en la educación como en su relación con el
Estado. En 1861 esta institución fue expropiada de sus bienes excepto de aquellos recintos
dedicados al culto ya que se pensaba que esto podría ayudar a la economía, aunque hubo
desacuerdos entre los liberales sobre la forma de actuar.

La Constitución de Rionegro liberalizó las políticas a nivel social y económico, proclamando la


libertad para expresar la manera de pensar en forma oral o escrita, libertad para trabajar u
organizar cualquier negocio, libertad de imprenta, libertad para viajar por el territorio,
entrar o salir de él, libertad de enseñanza, libertad de culto, libertad de asociación, libertad
de poseer armas y municiones, y de comerciar con ellas.

Estableció un sistema federal con una presidencia central (presidencia de la unión) débil de
dos años de duración y sin posibilidad de reelección inmediata. La elección del presidente de
la unión era indirecta: cada uno de los nueve estados (Panamá, Antioquia, Magdalena, Bolívar,
Santander, Boyacá, Cundinamarca, Tolima y Cauca) elegía al candidato de su preferencia
siguiendo los procedimientos electorales particulares de cada estado; luego, cada estado
depositaba un voto para elegir el presidente de la unión (este voto se adjudicaba según el
ganador en cada estado). El candidato ganador era aquel que tuviera la mayoría absoluta de
votos, si no se lograba la mayoría absoluta, el congreso sería el que lo elegiría del mismo
grupo de candidatos.
El 12 de mayo, cuatro días después de haberse proclamado la constitución, los 61 delegados
eligieron a Mosquera para gobernar durante dos años hasta el 1 de abril de 1864, momento
en el cual las nuevas regulaciones para nombrar presidente empezarían utilizarse. Mosquera
daba el tono anticlerical del liberalismo y los conservadores el tono pro clerical que
continuaría por décadas.

El período federal produjo cuarenta y dos nuevas constituciones estatales y antes de 1876
las elecciones fueron casi continuas, puesto que los distintos estados no votaban
simultáneamente ni siquiera para la elección del presidente de la unión. De forma que se hizo
un cambio constitucional para que las elecciones para presidente de cada estado se hicieran
al mismo tiempo para todos los estados.

Debido a que la constitución de 1863 reducía de manera sustancial el poder político y militar
del gobierno federal, se formaron poderosos ejércitos regionales, que llevó a una serie de
guerras civiles regionales (alrededor de 40) y sólo una nacional (la de 1876 a 1877).4

En 1884 los liberales santandereanos acusaron al entonces presidente liberal Rafael Núñez
de interferir en las políticas estatales y declararon la guerra. Núñez recibió apoyo de los
conservadores formando el Partido Nacional, que un año más tarde (1885) gana la guerra y
proclama una nueva constitución de carácter centralista que abolió a los Estados Unidos de
Colombia y creó la República de Colombia.

Gobierno

En los Estados Unidos de Colombia, el gobierno nacional se dividió en los poderes legislativo,
ejecutivo y judicial. El poder legislativo lo constituyó el congreso, subdividido en cámara de
representantes y senado. A este último cada uno de los nueve estados soberanos designaba
tres delegados, en tanto que la cámara de representantes estaba compuesta de funcionarios
procedentes de elecciones generales, contando con un miembro por cada 50.000 habitantes.
El presidente elegido por un período de dos años se encontraba a la cabeza del poder
ejecutivo, y para resultar elegido, se requería la mayoría absoluta de los nueve votos
representativos de los estados. Al efecto, cada estado votaría por el candidato que hubiera
obtenido la relativa mayoría de votos, en las votaciones dentro del estado convocadas para
tal fin.7

El derecho a votar en algunos estados podía ser ejercido por todos los ciudadanos, mientras
que otros estados lo limitan a los capacitados para leer y escribir. 7

Los funcionarios públicos eran nombrados por el presidente con sujeción a la aprobación del
senado. El oficio de funcionario público no requería ninguna preparación; para ejercer el
cargo de juez tampoco era necesario tener estudios de jurisprudencia, incluso algunos
estados prescindieron de la capacidad del candidato de leer y escribir. 7
Organización territorial

El territorio de los Estados Unidos de Colombia se hallaba dividido en nueve estados


federados (Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander
y Tolima), con denominación de Estados Soberanos según la constitución de 1863; la división
territorial interna de cada uno de ellos era definida por las legislaturas de cada Estado
Soberano en particular:8

Existían además los llamados territorios nacionales, regiones que no podían ser controladas
por los Estados Soberanos y eran encomendadas al gobierno federal para su administración. 8
9

Durante el breve periodo comprendido entre 1861 y 1864 la capital de la Unión (Bogotá) se
constituyó en Distrito Federal siendo su territorio escindido del Estado de Cundinamarca.
Sin embargo prontamente su territorio fue reunificado con el de dicho estado. 10


Estados Unidos de Colombia en 1864.

Estados Unidos de Colombia en 1886.


Territorios nacionales existentes en Colombia entre 1843 y 1886.

Límites

De acuerdo con la constitución,3 los límites de los Estados Unidos de Colombia serían los
mismos que en el año de 1810 dividían el territorio del Virreinato de Nueva Granada del de
las Capitanías generales de Venezuela y Guatemala, y del de las posesiones portuguesas del
Brasil, siendo los límites por la parte meridional, los designados provisionalmente en el
Tratado celebrado con el Gobierno del Ecuador el 9 de julio de 1856, y todos los tratados
que en aquellos días la separaban de aquella República. Sin embargo los linderos con los
países vecinos nunca estuvieron formalmente delineados y fueron punto de controversia. 8

Las fronteras sostenidas por los Estados Unidos de Colombia, con base en el uti possidetis
iure de 1810, fueron las siguientes:89
República del Ecuador
Desde la boca del río Mataje por todo su cauce hasta su nacimiento en las cumbres de un ramal de
los Andes que separa las aguas que descienden al río Mira de las que van al Santiago, por todas
estas cumbres hasta la confluencia del río San Juan con el Mira. De este punto por las cumbres de
la cordillera que divide las aguas que bajan al Mira de las que van al San Juan hasta la boca de la
quebrada Plata en el río Mallasquer; por este río, aguas arriba, hasta la quebrada Aguahedionda, y
ésta hasta su origen en las faldas del volcán de Chiles; por las cumbres de éste hasta tomar el río
Carchi aguas abajo hasta el Rumichaca; por el curso de este río hasta la quebrada Tejada; ésta,
aguas arriba, hasta el cerro de la Quinta; este cerro hasta el de Troya y por su cumbre hasta el
llano Grande de los Ríos. En seguida por la quebrada Pun hasta su desagüe en el Chunquer y
luego por la cumbre de la cordillera de los Andes pasando por los cerros Mirador de Guaca y
Piedras hasta la cima del nevado de Cayambe, que está bajo la línea equinoccial. De aquí por las
aguas del río Coca desde su nacimiento hasta su confluencia con el Napo; este río aguas abajo,
hasta su unión con el Amazonas, y por el curso de este gran río hasta la entrada del yarari en frente
a Tabatinga.
Imperio del Brasil
Desde la entrada del Yavarí por el curso del Amazonas, aguas abajo, hasta la boca del brazo
Avatipatand; por este brazo hasta su unión con el Yapurá o Caquetá; por el curso de este río,
aguas arriba, hasta el desagüe de la laguna Cumará. De este punto, línea recta hacia el Norte, hasta
encontrar el río Negro en la confluencia del Cababurí en frente a Laureto; y por el curso del río
Cababurí, aguas arriba, hasta llegar al cerro Cupí en los montes que separan la hoya hidrográfica
del Amazonas de la del Orinoco.
Estados Unidos de Venezuela
Desde el cerro Cupí, línea recta cortando el brazo Maturaca, hasta la piedra del Cocuy en el río
Negro; por este río, aguas arriba, hasta la boca del brazo Casiquiari; éste abajo hasta su entrada en
el Orinoco; por este río siguiendo su curso hasta la confluencia del Meta; por este río, aguas arriba,
hasta el antiguo Apostadero. De aquí línea recta al Norte, orillando por el Occidente la laguna del
Término, hasta dar con el río Arauca en el Paso del Viento, punto que queda en un mismo
meridiano con el antiguo Apostadero; por el río Arauca, aguas arriba, hasta la parte occidental de
la gran laguna o Desparramadero del Sarare. En seguida va la línea directamente al Norte hasta
encontrar el río Nula y por éste hasta sus cabeceras en un ramal de la cordillera oriental de los
Andes. Por las cumbres vertientes de esta cordillera hasta el Páramo de Tamá. De aquí hacia el
Norte siguiendo las aguas del río Táchira hasta su confluencia con el Pamplonita; por el curso de
esos dos ríos unidos hasta la boca de la quebrada Don Pedro. Por el cauce de esta quebrada arriba
hasta su nacimiento; de aquí hacia el Norte por las cumbres de la serranía hasta encontrar las
cabeceras de la quebraba China, y por su curso hasta su desembocadura en el río Guarumito; este
río, aguas abajo, hasta su confluencia con el de la Grita, y por éste hasta el Zulia. De este punto
hacia el Noroeste atraviesa la frontera un territorio desierto pasando por la unión de los ríos Tarra y
Sardinata hasta encontrar la desembocadura del río Oro en el Catacumbo; por el cauce de aquél
hasta sus cabeceras occidentales en la sierra de Motilones. Por las cumbres de esta sierra y por
las de la sierra de Perijá hasta las cabeceras del río Socui; por el curso de este río hasta su
confluencia con el Guazare, que unidos forman el río Limón; por este río, aguas abajo, hasta su
desembocadura en la laguna de Sinamaica; por el borde oriental de esta laguna hasta encontrar la
del Grande Eneal, y de aquí línea recta a la boca del caño Paijana en la ensenada de Calabozo.
República de Costa Rica
Desde la desembocadura del río Culebras o Dorado en el Atlántico, siguiendo el curso de este río,
hasta su nacimiento en la cordillera de los Andes; de aquí descendiendo por un ramal denominado
cordillera de las Cruces, hasta encontrar las cabeceras del río Golfito; y por el cauce de este río
hasta su entrada en el Golfo dulce en el océano Pacífico.
Estadística de Colombia, Secretaría de Hacienda y Fomento, 15 de enero de 1876, pág. 13

MURILLO TORO Nicole

Político liberal y periodista colombiano. Nació el 1 de enero, en la población de


Chaparral (Tolima). Murió en Santafé de Bogotá, el 26 de diciembre. Miembro de
un hogar de escasos recursos económicos, realizó los estudios primarios en su
ciudad natal y los secundarios en el Colegio San Simón de Ibagué, gracias al
apoyo económico que le proporcionaron algunos amigos y familiares. Luego viajó
a Santafé de Bogotá a estudiar medicina, siguiendo las exigencias de su padre.
Jamás terminó estos estudios, sino que se dedicó al derecho. Para sostenerse en
la capital de la República tuvo que emplearse, en los ratos libres que le dejaba la
academia, como escritor de los dictados que le hacía Vicente Azuero. Fue tan
difícil su situación económica en la capital que en cierta ocasión casi tuvo que
renunciar a sus estudios y regresar al hogar paterno. Pero, gracias a la
colaboración de un amigo, fue nombrado oficial interno de la Cancillería (1836).
Como político, Murillo Toro ocupó varios cargos públicos, como el de oficial
mayor de la Cámara de Representantes (1837-1840), secretario de Guerra
(1840), secretario del coronel Anselmo Pineda, gobernador de Panamá en 1843.
En 1845 contrajo matrimonio con Ana Romay Cabarcas, de cuya unión no
nacieron hijos. Concurrió por primera vez al Congreso en 1846 al ser elegido por
la provincia de Santa Marta. Fue además secretario de Hacienda (1849-1853) y
en dos oportunidades, presidente de la República (1864-1866 y 1872-1874),
donde su lema de gobierno permanente fue La paz con libertad y por la libertad.
Algunas de sus principales obras durante sus mandatos fueron: la fundación del
Diario Oficial, la introducción del telégrafo, la elaboración de los primeros mapas
del territorio y la reducción de la deuda interna y externa de la Nación. Defensor
acérrimo del individualismo clásico, Murillo combatió toda posible intervención
del Estado, dejando la economía a la libre acción y ejercicio de la iniciativa
privada. Por otra parte, Murillo Toro fue un gran político escritor y como tal
fundó la Gaceta Mercantil de Santa Marta (1847) y colaboró en publicaciones
como La Bandera Nacional, El Correo, El Latigazo, El Constitucional, El
Neogranadino y en El Tiempo (como director durante varios años). Fue uno de
los principales defensores de la libertad de prensa y del ejercicio de la profesión
periodística. Defendió su tesis de que "la imprenta libre e independiente es una
necesidad de primer orden para la marcha de los gobiernos honrados, para
depurar el servicio y corregir los vicios y, por lo mismo, conviene sostenerla en
su impunidad y apoyarla cuando se extravíe". A su muerte, no hubo heredero
político que pudiera conducir con habilidad el radicalismo liberal frente al partido
nacional, formado por los independientes y por los conservadores nacionalistas .
Manuel Murillo Toro (Chaparral, Tolima, 1° de enero de 1816-Bogotá, 26 de diciembre de
1880)1 fue un político, médico2 y escritor colombiano. Fue dos veces presidente de los
Estados Unidos de Colombia por parte del Partido Liberal Colombiano,3 así como canciller y
Secretario de Hacienda.
Participó en la Convención de Rionegro que le otorgó al país una nueva Constitución y un
nuevo nombre (Estados Unidos de Colombia) en 1863. Al año siguiente logró el triunfo
como candidato presidencial para el bienio que iba hasta 1866, y nuevamente fue elegido
para el periodo entre 1872 y 1874.
Fundó en 1864 el Diario Oficial, órgano informativo institucional, y centró la política de sus
gobiernos en alcanzar la paz social a través del diálogo, así como en la modernización de
las infraestructuras del país, entre otras cosas trajo el telégrafo a Colombia, a pesar de ser
radicalmente contrario al intervencionismo del estado en la economía. En su faceta de
escritor y periodista, fundó en 1847 la Gaceta Mercantil de Santa Marta, además de
colaborar en otras publicaciones.
Dentro de su militancia en el Partido Liberal fue el promotor del movimiento llamado
liberalismo radical4 Su muerte supuso el fin de la influencia de las ideas liberales radicales
en el gobierno de la nación, dando paso a gobiernos conservadores durante casi 50 años.
La Universidad del Cauca lo consideró como el Gran Pensador del siglo XIX en Colombia.
También tuvo un hijo llamado Manuel Eugenio Murillo Toro, por el cual nunca respondió.
Biografía
Manuel Murillo Toro nació en la localidad de Chaparral, Tolima el 1 de enero de 1816, durante
la reconquista española de los territorios que hoy corresponden a Colombia (Provincias Unidas
de Nueva Granada). Murillo se crio en un hogar de escasos recursos económicos,5 siendo hijo
de José Joaquín Murillo y Velarde, y María Teresa Toro Nieto.Estudió su secundaria en Ibagué,
en uno de los más importantes colegios, el aún llamado Colegio de San Simón.
Fue enviado a Bogotá para estudiar la carrera de medicina y durante sus estudios trabajó para
los influyentes políticos Vicente Azuero y Lino de Pombo. Murillo obtuvo su título en 1836.
En su juventud trabajó para promover las ideas de los pensadores europeos Jean Charles de
Sismondi, Henry de Saint-Simon, Charles Fourier y Pierre Proudhon.6

Carrera política
A partir de 1837 se desempeñó como empleado del Congreso, y durante la Guerra de los
Supremos (1840-1843) ejerció como asistente de varios líderes militares del Partido Liberal.
En 1846 gana un escaño en la Cámara de Representantes, y aunque no destaca como orador,
si lo hace gracias a sus planteamientos ideológicos y programáticos, que ya venía esbozando
desde la prensa liberal a principios de 1840.
Durante el gobierno de José Hilario López fue Secretario (Ministro) de Hacienda (1849-1853), e
impulsó la libertad de industria y la ley de reforma agraria de 1850, según la cual «el cultivo debe
ser la base de la propiedad de la tierra» y que la acumulación de tierras debía ser limitada de
forma legal; sus ideas se consagrarían constitucionalmente en 1936.

Primera candidatura presidencial


En 1857, fue candidato a la Presidencia de la Nueva Granada (entonces nombre de la actual
Colombia) por un sector del Partido Liberal, quedando en segundo lugar, detrás del
conservador Mariano Ospina Rodríguez y superando al expresidente Tomás Cipriano de
Mosquera (otro conservador y ahora candidato de otro sector liberal).

Congresista

Portada de la Constitución de 1863.


En ese mismo año, con la creación del Estado Soberano de Santander, Murillo Toro fue elegido
por la Asamblea de Diputados de ese territorio como su primer presidente para el periodo de 16
de octubre de 1857 al 16 de octubre de 1859, pero presentó renuncia a su cargo el 10 de enero
de 1859 para ocupar un escaño en el Senado. Durante su estancia en el Congreso promovió
leyes para garantizar los derechos de la libertad de prensa, de cultos, y de reunión.76
Constitución de 1863
En 1863 participó como delegado en la Convención de Rionegro, que fue convocada por el
presidente Mosquera para redactar una nueva constitución. La nueva carta política se promulgó
el 8 de mayo de 1863 en Rionegro, y estuvo vigente hasta su derogación el 5 de agosto de
1886, con la constitución conservadora del mismo año.
La nueva constitución estaba regida por los principios del liberalismo clásico y estableció por
ejemplo, el porte de armas para los ciudadanos, el cambio de denominación del país
de Confederación Granadina a Estados Unidos de Colombia, la abolición de la pena de muerte,
la separación del Estado y la Iglesia, y la reducción del período presidencial de 4 a 2 años.

Segunda candidatura
Artículo principal: Elecciones presidenciales de Colombia de 1864

Murillo Toro se presentó a las elecciones de 1864, como favorito por su partido, pese a que
pertenecía a la corriente radical del liberalismo. También se enfrentó a sus copartidarios Santos
Gutiérrez y al presidente de la época, Tomás Cipriano de Mosquera (quien aspiraba a un cuarto
mandato y a su reelección). Murillo recibió el apoyo de 6 estados, lo que le dio una importante
ventaja sobre Gutiérrez y Mosquera.8
Pese a que los estados que apoyaron a Murillo no eran tan importantes como los que apoyaron
a los otros dos candidatos, su peso numérico determinó los resultados de la jornada. De nuevo
Murillo se impuso sobre Mosquera, como en las elecciones de 1857, pero Mariano Ospina
Rodríguez no participó alegando falta de garantías, por lo que el Partido Conservador no
presentó candidato.
Murillo fue proclamado presidente por los estados de la Confederación para el período 1864 -
1866.8

Primera presidencia (1864-1866)

Óleo presidencial de Murillo de Domingo Moreno, Museo Nacional de Colombia, Bogotá.


Su primer período en la presidencia, que comenzó el 8 de abril de 1864,4 destacó por el ánimo
conciliatorio del gobierno, que buscó la armonía entre los dos partidos tradicionales, y por la
implementación del servicio del telégrafo.9 Con respecto al telégrafo, Murillo lo inauguró el 1 de
noviembre de 1865, cuando envió un mensaje desde el Convento de Santo Domingo, en
Bogotá, a la vecina población de Mosquera, Cundinamarca.10
También creó el Diario Oficial, medio de difusión de las actividades del Congreso (y que se
mantiene vigente hasta la fecha)10 y ordenó la realización de los mapas de los territorios del
país, tomando como referencia diversos trabajos cartográficos de la Comisión Corográfica. 6
Entregobiernos[editar]
Murillo Toro entregó el poder el 1 de abril de 1866 a José María Rojas, primer designado,11 en
reemplazo de Tomás Cipriano de Mosquera, quien ganó las elecciones el 17 de febrero de
1866, pero se encontraba en París en el momento de su victoria.
Entregada la presidencia, Murillo fue elegido senador, pero en 1867 fue encarcelado junto a
otros senadores cuando Mosquera cerró el Congreso y por la oposición que Murillo ejercía
contra el gobierno. Mosquera fue derrocado el 25 de mayo de 1857, y el nuevo jefe de estado
puso en libertad a Murillo y sus compañeros senadores.
Luego Murillo fue elegido diputado por Cundinamarca y volvió al Congreso. Por un corto período
fue embajador ante los Estados Unidos y luego fue elegido magistrado de la Corte Suprema de
Justicia. En todos los cargos destacó por la puesta en práctica de la doctrina política que
defendía en su época como periodista y legislador, es decir, la de un liberalismo radical. 9

Tercera candidatura presidencial[editar]


Artículo principal: Elecciones presidenciales de Colombia de 1872

Murillo se postuló nuevamente a la presidencia, compitiendo en las elecciones de 1872, y de


nuevo como candidato del Partido Liberal, con el apoyo del Partido Conservador. 9 Venció a su
ex secretario de Guerra Julián Trujillo, y al conservador Manuel María Mallarino, que aspiraba
también por un segundo mandato. Al ganar las elecciones Murillo Toro se convirtió en el primer
candidato civil en lograr una reelección.8

Segunda presidencia (1872-1874)[editar]


Durante su segundo gobierno, Murillo redujo considerablemente la deuda externa e interna del
país, lo que permitió el desarrollo de obras de infraestructura a lo largo del país. También
desarrolló la navegación del Río Magdalena, inició la construcción del ferrocarril del pueblo
portuario de Buenaventura, y dotó a la capital del país, Bogotá, de iluminación pública a base de
gas.6

Gabinete[editar]
 Canciller: Florentino Vesga (1872); Gil Colunje (1872-1874)
 Secretario de Guerra: Eustorgio Salgar Moreno (1872-1874)
 Secretario de Hacienda: Aquileo Parra (1872-1874).

Postpresidencia[editar]
Murillo Toro en su última década de vida.
Murillo entregó el poder el 1 de abril de 1874 al conservador Santiago Pérez Manosalva, que
pese a ser de su partido rival lo envió como ministro plenipotenciaro ante el gobierno de
Venezuela, para resolver un conflicto limítrofe entre ambos países, a raíz de los límites
establecidos por el presidente de Venezuela Antonio Guzmán Blanco. La excelente gestión de
Murillo evitó a Colombia la firma de un tratado limítrofe que favoreciera a la contraparte.
Murillo fue elegido nuevamente senador en 1878, y fue invitado a una sesión extraordinaria,
pero su estado de salud lo alejó del Congreso en 1880.

Muerte[editar]
Manuel Murillo Toro falleció en Bogotá el 26 de diciembre de 1880, a los 64 años,12 siendo
sepultado dos días después en el Cementerio Central de Bogotá.13 Sin embargo sus restos
fueron exhumados y trasladados a una tumba monumental dentro del mismo cementerio en
1902, lugar donde actualmente reposan sus restos.14
Con su muerte se extinguió el ala progresista del Partido Liberal, ya que no dejó un heredero de
sus ideas.6 Pése a que el partido se unificó, éste no pudo vencer a los conservadores, que
gobernaron Colombia de manera consecutiva desde la elección de José María Campo, en 1886,
hasta 1930, cuando Enrique Olaya Herrera ganó las elecciones.

Familia[editar]
Manuel era hijo de José Joaquín Murillo y Velarde y de su esposa María Teresa Toro Nieto. El
matrimonio tuvo 5 hijosː María de la Asunción, Josefa, María Teresa del Rosario, María Victorina
Rosalía y Nepomucena Murillo Toro, siendo Manuel el único hijo varón del matrimonio.
Su padre tuvo en segundas nupcias con María Dolores Rojas al medio hermano de Manuel,
José Román Murillo Rojas.

Matrimonio[editar]
Manuel Murillo Toro se casó dos veces: La primera con Jerónima Sánchez, con quien tuvo a su
única hija, Amalia Murillo Sánchez, quien contrajo matrimonio con Bernardo Vallarino Goméz
Miró, perteneciente a la familia peruano panameña Miró Quesada. Su segunda esposa fue Ana
Roma y Carbacas, con quien no tuvo descendencia.

Parentela[editar]
Murillo Toro está emparentado en línea colateral (línea de sangre que se desprende de
hermanos o primos) con el médico y científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo Murillo, quien
es descendiente de Román Murillo Rojas, medio hermano de Murillo Toro, ya que Román es
tatarabuelo de la madre del científico.
Una de sus hermanas se casó con el biznieto de Francisco de Paula Santander y de su
esposa Sixta Pontón, Antonio Suárez Galvis Amorocho, quien era nieto de la hija del generalː
Sixta Tulia Santander y Pontón.

Homenajes[editar]
De él afirmó su rival conservador, el múltiples veces presidente de Colombia, Rafael Núñez que
era "el que demostró más poderosa inspiración política", y décadas después el dirigente
liberal Darío Echandía afirmó de Murillo Toro que fue "el político por excelencia y antonomasia".6
15

Monumento de Manuel Murillo Toro en el Parque de Los Novios, Santa Marta.

Parque Murillo Toro, Ibagué


Como ciudadano ilustre de Tolima, da nombre a dos lugares claves: La Plaza Manuel Murillo
Toro, frente a la Gobernación del Tolima, en Ibagué, y el Estadio Manuel Murillo Toro, donde
juega como local el equipo de la ciudad, Deportes Tolima.16 Por su parte la Plaza Manuel Murillo
Toro era llamada en el siglo XVIII Plazoleta de Santo Domingo, y luego Plazoleta de San Simón,
nombre que se le dio en 1822 bajo la presidencia de Francisco de Paula Santander. En una de
las zonas del parque hay un busto en honor a Murillo Toro.
El estadio fue inaugurado el 20 de julio de 1955 por el presidente Gustavo Rojas Pinilla y tuvo
dos nombres antes del definitivo: Estado Gustavo Rojas Pinilla y Estadio San Bonifacio. 7
También hay un colegio en su honor ubicado en Ibagué, que en su época fue uno de los
mejores del sector.17 En Santa Marta, Magdalena, también hay un busto en su honor, ubicado en
el Parque de los Novios.

Relación con las comunicaciones y el Ministerio de las TIC


Estatua de Murillo Toro, MinTic, Bogotá
En honor a su aporte a las comunicaciones del país, el edificio Manuel Murillo Toro, sede
del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones lleva su nombre; el edificio
fue construido e inaugurado en 1941, y fue encargado al arquitecto italiano Bruno Violi.18 El
edificio fue construido luego de que el presidente Eduardo Santos ordenara su demolición para
adecuarlo para su uso como sede del Ministerio de las Comunicaciones, ya que era el Convento
de Santo Domingo, donde Murillo Toro había enviado el primer mensaje de telégrafo del país. 10
Frente a la edificación también hay una estatua de Murillo Toro, elaborada por el
escultor Charles Raoul Verlet, y encargada para 1919. El 1 de enero de 1920 fue inaugurada, y
luego fue traslada de su ubicación original, en la Calle 26, a su actual ubicación, frente al
Ministerio de las TIC.18
En 1980 un grupo de militares especializados en comunicaciones y miembros del Ejército
Colombiano crearon la Agrucom (Agrupación Gremial De Comunicaciones Manuel Murillo Toro),
gremio dedicado a promover la labor de las comunicaciones dentro de las FF.MM.
colombianas.19
El Ministerio de las Telecomunicaciones creó en el 2012 la Medalla al Mérito de las
Comunicaciones Manuel Murillo Toro, o simplemente Medalla Manuel Murillo Toro, para
condecorar a las personas y empresas por su trabajo en la difusión de las comunicaciones en
Colombia.202122
En el 2016, para conmemorar el bicentenario de su natalicio, el Ministerio de las TIC organizó
una serie de eventos para conmemorarlo, incluyendo la intervención de su escultura en el
Edificio Murillo Toro, y actividades dedicadas a exaltar su memoria y su legado. La campaña fue
liderada por el entonces ministro David Luna, parte del gobierno de Juan Manuel Santos.10 En el
marco de la celebración se realizó una exposición en su honor a través del departamento del
Tolima.23 Las actividades se extendieron a la realización de obras de infraestructura en su natal
Chaparral, y que se aprobaron con la ley 1855 de 2017.24

Manuel Murillo Toro (Chaparral, Tolima, 1° de enero de 1816-


Bogotá, 26 de diciembre de 1880) fue un político, médico y escritor
colombiano. Fue dos veces presidente de los Estados Unidos de
Colombia por parte del Partido Liberal Colombiano, así como
canciller y Secretario de Hacienda.

Manuel Murillo Toro


1864-1866
1872-1874
Nació en Chaparral, el 1 de enero de 1816 -Murió en Bogotá, el 26 de diciembre de 1880.

Ideólogo liberal, estadista y periodista tolimense, dos veces presidente de la República.


Nacido en un hogar de escasos recursos, Manuel Murillo Toro hizo sus estudios primarios
en su ciudad natal; los secundarios, gracias a la colaboración de algunos amigos pudientes,
en el Colegio San Simón de Ibagué.

Luego pasó a Bogotá a estudiar, a instancias de su padre, la carrera de medicina, que


nunca terminó por dedicarse al Derecho. Para su manutención en la capital se colocó, en
los ratos libres que dejaba la academia, como amanuense de Vicente Azuero.Fue tan
precaria la situación del joven provinciano en la capital de la República, que casi tuvo que
renunciar a sus estudios y regresar al solar paterno. Gracias a Lino de Pombo, a la sazón
ministro de Relaciones Exteriores de la administración de Francisco de Paula Santander, no
tuvo que retirarse pues fue nombrado oficial interno de la Cancillería, con un sueldo de $
360 anuales.

Con esa relativa comodidad logró terminar su carrera en 1836. De 1837 a 1840 se
desempeñó como oficial mayor de la Cámara de Representantes. Desde entonces se
delineó en Murillo Toro su poca aptitud para el foro, pero su gran capacidad para ejercer
empleos públicos. Se acercó mucho más al grupo santanderista cuando se erigió en crítico
de la administración de José Ignacio de Márquez. Colaboró con los medios escritos de la
oposición, en la Bandera Nacional, El Correo y El Latigazo, desde donde empezó a
vislumbrarse como un "educador político", como el "rey de la prensa".

El papel de ideólogo propulsor del cambio de las estructuras coloniales ya sobresalía en el


joven escritor. Participó activamente en la guerra civil de 1840, al lado de los ejércitos
liberales progresistas y federalistas, llegando a ser secretario de Guerra de la mayoría de
los jefes supremos revolucionarios, empezando al lado del coronel Manuel González,
comandante jefe de las provincias del norte.

Fue, así mismo, secretario de Guerra del gobernador de la provincia de Mariquita, coronel
José María Vezga. Ante los desastres sucedidos a estos militares, y tras la muerte de
González, Murillo Toro, al mando de las derrotadas tropas liberales, adhirió al general
Francisco Carmona, supremo jefe de la Costa Atlántica, quien lo ratificó en su cargo.
Le tocó soportar los desastres y traiciones a las tropas rebeldes.

Luego se desempeñó como comisionado para el restablecimiento de la paz. Obtenida ésta,


fue perseguido como criminal por las autoridades locales de las provincias del norte.El
coronel Anselmo Pineda, gobernador de Panamá, lo designó como su secretario en 1843,
cargo que ocupó peregrinamente, pues en 1844 se estableció en Santa Marta, donde
contrajo nupcias, en 1845, con doña Ana Romay Cabarcas, de cuya unión no quedaron
vástagos.

Murillo Toro concurrió por primera vez al Congreso Nacional a los 30 años, en 1846, elegido
por la provincia de Santa Marta. Su timidez y su palabra insegura no dejaron muy buena
impresión. De todas maneras, presentó un proyecto por el cual se ordenaba un empréstito
de $ 2.000.000 para la manumisión de los esclavos, que fue rechazado; ya en su ánimo se
revelaba la idea de la libertad de los esclavos.

En lo sucesivo, ocupó sus curules en el Congreso con mayor propiedad. Años más tarde,
durante su estadía en Norteamérica en calidad de ministro plenipotenciario de Colombia,
hizo gran amistad con Abraham Lincoln, quien le llegó a dar asiento en su Consejo de
Gobierno y aun lo visitaba con frecuencia en su modesta casa de la legación en
Washington. Cuando Murillo fue elegido presidente de los Estados Unidos de Colombia, se
encontraba en Estados Unidos, y el presidente Lincoln le rindió honores y puso a su
disposición uno de los navíos de la armada norteamericana para que lo transportara a
Colombia.

Murillo Toro fue, ante todo, un administrador positivo y realista, pero siempre de signo
reformista; sus tesis a menudo fueron avanzadas para la época. Consideraba, como los
radicales, que había que construir una Nación, y para ello había que situarse al nivel de la
evolución de las ideas. Inició su carrera pública con un brillante desempeño en la Secretaría
de Hacienda en el gobierno de José Hilario López (1849-1853), desde donde le tocó
adelantar las grandes reformas de medio siglo, que sacaron a la Nación del espectro
económico de la Colonia y la circunscribieron dentro de la órbita de la economía mundial
liberal.

Civilista y conciliador, Manuel Murillo Toro llegó al poder por primera vez en 1~864-1866, y
luego en 1872-1874. Gracias a su espíritu sereno, a su tacto de administrador y a su
enorme visión progresista, pudo desarrollar uno de los mandatos ejecutivos más célebres
de la historia colombiana. Su permanente lema de gobierno fue: «La paz con libertad y por
la libertad».

Según Ignacio Arizmendi Posada, «de su obra de gobierno se puede resumir lo siguiente:
fundó el Diario Oficial como instrumento básico para divulgar los actos más importantes de
la gestión encomendada; introdujo el telégrafo, uno de los pasos más trascendentales para
el progreso del país; ordenó la elaboración de los primeros mapas de nuestro territorio,
basándose en los útiles trabajos de la Comisión Corográfica...,>, y en cuanto a su segundo
gobierno, «Murillo trató con éxito el problema viejo de la deuda interna y externa de la
Nación, que logró reducir notablemente, lo que permitió [...] adelantar obras públicas [...] en
este gobierno se adelantó la navegación por el Magdalena, se inició la construcción del
ferrocarril de Buenaventura, Bogotá contó con iluminación pública de gas».

Pero la faceta que más se destacó en su vida fue la del conductor político, el caudillo
netamente civil. Antonio Pérez Aguirre dijo, acerca de Murillo Toro, que siempre representó
la normalidad en el gobierno y la tolerancia política y religiosa. Todos los sectores políticos
lo respetaron e incluso sus dirigentes reconocían en él talento de escritor convincente y
sagacidad política: «Las gentes humildes lo rodeaban con entusiasmo fervoroso por sus
constantes actuaciones democráticas, y hasta los propios adversarios de sus ideas tenían
que reconocer las capacidades del nuevo mandatario y su espíritu sereno y moderado>,
Político destacado, su campo de acción siempre se circunscribió al ámbito civil.

Entre tanto militar dei siglo pasado, su figura contrastó precisamente porque no requirió de
los canalones del coronelato o de las charreteras de general para poder ocupar el solio
presidencial. Murillo Toro fue un reformador típico y uno de los máximos dirigentes de lo que
se Llamó el Olimpo Radical. Defensor acérrimo del individualismo clásico, Murillo Toro
combatió toda posible intervención del Estado, dejando la economía a la libre acción y
ejercicio de la iniciativa privada. Al Estado sólo le dejó la órbita de la prevención y de la
sanción de los delitos, «la conservación del orden público y la defensa del país»; desconfió
del exceso del poder público.

El Estado para Murillo debía ser, ante todo, laico, fuera de la órbita de la injerencia
confesional. La tolerancia política y religiosa debía ser la principal directriz del gobierno:
«Estado libre, creencias libres y el culto libre>,. En esta tesis se adelantó a su época,
llegando a presentar un proyecto de ley sobre asuntos eclesiásticos que fue acogido
favorablemente por el delegado apostólico monseñor Lorenzo Barili, pero que fue criticado e
inaceptado por el partido conservador y por la jerarquía eclesiástica granadina. Según su
proyecto, no habría religión oficial, ni el Estado se mezclaría para nada en lo que se refiriera
a las creencias y cultos de los ciudadanos, mientras no atentaran contra el orden y la paz;
cada cual podría contraer o disolver el vínculo matrimonial de acuerdo con sus creencias.

La ley granadina, civil y penal, sería aplicable a la generalidad de los granadinos, dejando
de existir el fuero especial de los obispos. Conductor político y luchador social, Murillo Toro
fue el impulsador de las grandes reformas de mediados de siglo, como la abolición de
privilegios y monopolios, de la pena de muerte, del estanco del tabaco y de la esclavitud; el
juicio por jurados, la libertad de prensa, de industria, de enseñanza, de asociación, de
conciencia y de cultos. Ninguna doctrina de contenido social lo asustó. Durante su primera
juventud, contribuyó como periodista a divulgar a Sismondi, SaintSimon, Fourier y
Proudhon.

Por sus ideas socialistas recogió el baldón público con que lo regalaron los hacendados y
conservadores de su época, quienes lo calificaron de «disociador», «anarquista»,
«socialista» y «comunista». Fue un agitador revolucionario, aun como hombre de gobierno.
Su programa político está condensado en una frase suya: «Yo quiero asegurar la paz por
medio de la equidad y del bienestar general», escribía a Camilo Antonio Echeveri. Murillo
Toro fue ejemplo vivo de conductores políticos.

La desilusión del liberalismo individualista lo llevó a proponer un liberalismo social,


pretendiendo ser reflejo de las aspiraciones populares. Llegó a tener propuestas
catalogadas de peligrosas para la sociedad de la época, como aquella llamada "Ley de
tierras", que se conoció por su nombre en 1852, por la cual se establecía que la tierra debía
ser de quien la cultivara: «En mi opinión, el cultivo de la tierra debe ser la única base de la
propiedad, y nadie debe poseer una extensión mayor que aquella que, cultivada, pueda
proveer cómodamente a su subsistencia,>. No pedía la abolición del derecho de dominio,
pero sí su limitación y el control de su uso.

Fue uno de los precursores de la economía dirigida y de la función social de la propiedad,


que luego consagraron los legisladores liberales de 1936. Pese a su línea liberal y
democrática, sus planteamientos en el ámbito económico y social lo sitúan como uno de los
precursores del socialismo en Colombia.Por otra parte, Murillo Toro fue un gran escritor,
mejor aún, un político escritor; nunca fue orador ni literato en sentido estricto. Su arma fue el
periodismo, porque era un hombre de combate. Como diría Milton Puentes, fue un
periodista, como casi todos los escritores de su tiempo, sin cobardías, sin miedo a las
responsabilidades, sin vacilaciones trémulas. Fundador de la Gaceta Mercantil (1847) de
Santa Marta, colaborador de El Constitucional y El Neogranadino, y director algunos años
de El Tiempo, consideró a la prensa como un factor dinamogénico para el progreso y la
libertad.

Fue uno de los grandes defensores de la libertad de prensa y del libre ejercicio de la
profesión de escritor o periodista; siempre sostuvo la tesis: «La imprenta libre e
independiente es una necesidad de primer orden para la marcha de los gobiernos honrados,
para depurar el servicio y corregir los vicios y, por lo mismo, conviene sostenerla en su
impunidad y apoyarla cuando se extravíe».

Esa concepción no fue para él un mero sofisma de distracción y plataforma política; fiel a
sus ideas, siempre la respetó, aun cuando el abuso de la prensa de oposición lo Llegó a
atacar sin miramientos. El radicalismo de Murillo Toro fue ideológico, jamás partidista. Sus
ideas de avanzada estuvieron orientadas por el respeto a la opinión contraria, siempre se
caracterizó por su espíritu reflexivo.

Para Darío Echandía, fue «el político por excelencia y antonomasia>,; para su enemigo de
ideas, Rafael Núñez, «el que demostró más poderosa inspiración política». A su muerte,
ocurrida en Bogotá el 26 de diciembre de 1880, no hubo heredero político que pudiera
conducir con habilidad el radicalismo liberal frente al partido nacional, conformado por los
independientes y por los conservadores nacionalistas, y empezó la proscripción del
liberalismo durante 50 años de la escena política colombiana.

Eustorgio Salgar(ariana)
Nacimiento: 1 de noviembre de 1831, Bogotá

Fallecimiento: 25 de noviembre de 1885, Bogotá

Partido: Partido Liberal Colombiano

Cónyuge: Sinforosa Flórez

Mandato presidencial: 1 de abril de 1870 – 1 de abril de 1872

Educación: Universidad Nacional De Colombia

Cargos anteriores: Presidente De Colombia (1870–1872), Vice President of The Rionegro


Convention (1863–1863)

Militar y político colombiano que fue presidente de Colombia entre 1870 y


1872. Eustorgio Salgar recibió el grado en derecho en la Universidad Central,
a los veinte años de edad. Jefe político del cantón de Zipaquirá.

Sus triunfos en defensa del liberalismo le valieron el ascenso a general. En la


Convención de Rionegro fue elegido vicepresidente y miembro del Ejecutivo
plural que gobernó entre febrero y mayo de 1863. Fue nuevamente
gobernador de Santander después de la Convención, y secretario de
Hacienda y Fomento de Murillo Toro. Nombrado embajador en Estados
Unidos, cargo que desempeñó ente 1864 y 1867, a su regreso fue
congresista por Tolima.

Eustorgio Salgar fue elegido presidente de la República para el período 1870-


1872. Su gobierno se caracterizó por la búsqueda de la paz y la concordia.
Como buen radical, puso especial énfasis en la educación pública: creó la
Dirección General de Instrucción Pública e impulsó la organización de la
educación primaria y la fundación de escuelas normales en las capitales de
los estados, destinadas a la formación del magisterio colombiano. Para ello
contrató una misión pedagógica en Alemania compuesta por nueve
miembros, uno por cada estado, quienes fundaron y dirigieron una escuela
normal y una elemental modelo, anexa a la normal. Como sustento a todas
estas medidas creó la revista semanal La Escuela Normal, que tuvo una
duración de ocho años y se convirtió en el eje de la cultura pedagógica en
Colombia, y a la que se sumaron otras revistas del mismo corte, de carácter
nacional y regional; fue sin duda el movimiento pedagógico más importante
de la segunda mitad del siglo XIX.

Además de la educación, Eustorgio Salgar apoyó la Exposición Industrial


organizada por el secretario de Hacienda y Fomento, Salvador Camacho
Roldán. El evento se inició el 20 de julio de 1871, con los productos
manufacturados, los de minería y agricultura, enviados desde los distintos
estados como demostración de su adelanto en las industrias locales y de la
riqueza de su suelo; también se expusieron diversas manifestaciones
artísticas. Bajo su gobierno se fundó, entre mayo y junio de 1871, la
Academia Colombiana de la lengua, filial de la Real Academia Española, la
primera de su género en América, impulsada por José María Vergara y
Vergara (1831-1872), Miguel Antonio Caro (1843-1909) y José Manuel
Marroquín (1827-1908), quien fue su primer secretario.

Durante la presidencia de Salgar se creó además el Banco de Bogotá, la


primera experiencia de su tipo en Colombia, y se reanudó la construcción del
Capitolio Nacional. Su bonhomía le hizo ser llamado el "Presidente
Caballero". Finalizado su mandato, continuó desempeñando diversos cargos
durante los siguientes gobiernos radicales: fue secretario de Guerra (1876),
de Relaciones Exteriores (1878 y 1884) e incluso ministro de Gobierno de la
segunda administración de Rafael Núñez.

Santiago Pérez (ariana)


Nacimiento: 23 de mayo de 1830, Zipaquirá

Fallecimiento: 5 de agosto de 1900, París, Francia

Partido: Partido Liberal Colombiano

Mandato presidencial: abril de 1874 – marzo de 1876

Educación: Universidad del Rosario

Libros: El Manual del Ciudadano, Antología poética de Nicolás Pinzón Warlosten y Santiago
Pérez, El Castillo de Berkley: Drama histórico en cinco actos, en verso, Economía Política y
Estadística.
Político colombiano. Ministro de Relaciones Exteriores (1864-1866), participó
en el movimiento radical que derrocó a Mosquera (1866-1867). Elegido
presidente de la República (1874-1876), fomentó la instrucción pública y
fundó el Banco de Colombia (1875).

Pérez participó en la Convención de Rionegro en 1863, que creó una nueva


constitución para el país.
Fue secretario de Gobierno y de Relaciones Exteriores durante el primer
gobierno del liberal Manuel Murillo Toro, tras lo cual se convirtió en uno de
los principales exponentes del Olimpo Radical, como consecuencia de la
radicalización del modelo liberal implantado por la Constitución de 1863.
Terminado el gobierno de Murillo Toro, Pérez hizo oposición al régimen
dictatorial de Tomás Cipriano de Mosquera en 1867 y participó en su
derrocamiento.

Delegatura (1869-1870)
Se le encargo la Presidencia de los Estados Unidos De Colombia en
reemplazo del general Santos Gutiérrez entre el 22 y el 30 de junio de 1869,
ya que éste no Fue Embajador en Washington de 1868 a 1873.

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