PURGATORIO
su rabia. Y en la oscuridad estas
Los Caídos
El comienzo de nuestro fin hay que
buscarlo milenios antes de que el primer
homínido caminara erguido por la tierra,
en los ecos agónicos de una raza que en
la cúspide de su evolución, marco su
propio declive y con su caída arrojó las
primeras sombras sobre nuestras
mentes.
La caída de la raza antigua
nos es desconocida, lo único que
sabemos a ciencia cierta es que esas
figuras divinas alcanzaron un esplendor
que les permitió emancipar sus mentes
de sus prisiones carnales alcanzando la
inmortalidad por sus propios medios, en
este estado de gracia su existencia les
alejaba de la enfermedad, la vejez, la
debilidad... pero dejó el hambre.
En su nueva forma estas
arcaicas figuras necesitaban alimentarse
de la fuerza vital de otras criaturas, por
lo que comenzaron a devorar toda la
vida que les rodeaba. Su avidez les llevó
a la destrucción de su propio mundo
condenándolos a un destierro astral,
quedando atrapados en un mundo etéreo
donde el hambre se convirtió en su
única compañía.
Sus agónicos gritos estremecieron la
realidad misma, y torturados por el
aislamiento y el hambre que ellos
mismos eran culpables comenzaron a
corromperse, a enloquecer, la
inmortalidad de sus cuerpos etéreos se
convirtió en la prisión donde dementes
aullaron sin consuelo durante milenios.
Hasta que sus gritos fueron
escuchados...
Los lamentos de estos seres caídos
llegaron a las mentes de algunos seres
humanos primitivos dotados de la
sensibilidad necesaria para oír las voces
que traspasaban la oscuridad, vieron las
agónicas imágenes que evocaban estos
lamentos, imágenes del auge y exilio de
los Caídos, imágenes de su dolor y de
desafortunadas almas gimieron
aterrorizadas incapaces de entender
aquello que veían... y sus gemidos
fueron escuchados.
Atraídos a través del vacío por el único
sonido ajeno a sus lamentos, lucharon
salvajemente por llegar a aquel ser que
había respondido a su agonía,
respondieron a la llamada del hambre.
Una vez más aullaron frenéticos de
impotencia al ver que eran incapaces de
llegar desde el vacío a aquello que
podría saciar su voraz apetito.
El coro formado desde el
vacío estremeció aquellas almas
sensibles capaces de escuchar aquellos
lamentos y compartieron con sus
hermanos el temor que les invadía, la
humanidad en su juventud aprendió que
no estaba sola.
La mancha
Estos humanos capaces de escuchar los
lamentos que provenían del vacío
intentaron aplacar en vano de
numerosas maneras el temor que les
invadía, y los Caídos incrementaron su
dolor incapaces de alcanzar el festín que
representaban estas almas. Pero la
oscuridad fue alcanzada por un rayo de
esperanza.
Uno de estos humanos, en su ignorancia
y llevado por su miedo adoró a los
Caídos y les otorgo nombre, y les
encomendó su alma y la energía
liberada tras su muerte, fluyó a través
del círculo natural que envolvía a la
Tierra llegando al vacío... donde los
caídos la devoraron salvajemente
consumiéndola y alejándola para
siempre del ciclo vital.
Los caídos intensificaron sus
gritos tratando de devorar las otras
almas que habían escuchado
aterrorizadas su llamada, pero una vez
más fueron incapaces de llegar a ellas
ajenos al mundo físico en el que eran
incapaces de manifestarse.
Por primera vez desde su exilio al vacío,
los Caídos callaron. Comprendieron que
esas insignificantes criaturas podían ser
atraídas al vacío si respondían a su
llamada, por lo que comenzaron a
estudiarnos buscando como atraernos a
sus fauces, estudiando este nuevo
mundo a través de los ojos de los
iluminados, de aquellos capaces de
sentir la llamada.
Así nació la Mancha, aprendieron a
comunicarse con esos iluminados y
crearon mentiras orientadas a tentarlos,
y descubrieron que era fácil.
Aprendieron a invadir sus sueños con
mentiras mostrándose hermosos e
imponentes, prometiendo todo aquello
que se deseara a aquellos que los
siguieran. Se convirtieron en los
Mancilladores, y por primera vez en
milenios encontraron de nuevo la forma
de alimentarse, la Fe.
La cosecha
Pronto los Caídos descubrieron que
aquellos iluminados, eran capaces de
atraer a otras personas hacia el vacío
proporcionándoles un mayor festín
cuando la fuerza vital abandonaba sus
cuerpos.
Pronto los iluminados reunieron en
torno a sí a un sin fin de creyentes
cegados por las vacuas promesas de los
Mancilladores, los iluminados guiados
por sus sueños estructuraron sus
visiones dándoles diversas
interpretaciones, guiados por las
mentiras que mancillaban sus mentes y
en su delirio crearon a los dioses, y sus
falsas moradas.
Pero la locura provocada por el hambre
durante milenios había debilitado a los
Mancilladores, por lo que en ocasiones
la visión de los iluminados era capaz de
ir más allá de sus mentiras y los veían
tal y como eran, así como en lo que se
convertían las cáscaras vacías de las
almas devoradas. Conocieron algo tan
horrible que sólo pudieron temer y
llamar infiernos, pero era la realidad
que sus inconscientes traiciones habían
creado para la humanidad.
El vacío que iba generando el festín de
los Mancilladores fue extendiéndose a
lo largo de los siglos a través de la
Tierra cobrándose un alto precio para el
equilibrio de la misma. La Mancha se
extendía.
De la Luz a las Tinieblas
En su regocijo descubrieron una cosa
más que amplió sus ambiciones. Los
iluminados no tardaron en alzar templos
para adorar a sus dioses así como
consagrar lugares de culto sobre la faz
de la Tierra. Allí donde la adoración era
lo suficientemente intensa, se creaba un
vínculo entre nuestro mundo y el vacío
a través del cual fueron capaces de
asomarse al mundo y lo que vieron les
gustó.
Vieron a su alrededor un
mundo lleno de vida en cuya
comparación las almas mancilladas eran
un mero aperitivo. Entonces comenzó la
avaricia a florecer en su locura ya que la
misma fuerza vital que anhelaban
devorar les impedía atravesar esos
vínculos. Si querían atravesarlos iban a
tener que mancillarlos, y al igual que
una infección a través de una herida,
tomar forma en nuestro mundo. Tenían
mucho trabajo por delante, pero también
tenían la eternidad de su lado.
En su anhelo de no compartir su festín,
ordenaron a través de sus visiones a los
iluminados a combatir con sus creyentes
a los demás iluminados, esperando así
privar a sus hermanos Caídos el poder
de alcanzar la Luz y alejarlos del gran
festín. Fueron siglos de cruentas luchas
que alimentaron a través de los muertos
aún más a los Mancilladores. los
Caídos más fuertes y con más devotos
privaron a los más débiles de sus
marionetas, convirtiendo así a muchos
Mancilladores en famélicas parodias
sometidas a su voluntad y acercándose
más así, a su objetivo final, la liberación
del vacío.
El principio del fin
Así la humanidad, empujada en secreto
por los iluminados, comenzó una
carrera desesperada hacia su propia
destrucción, las voces que se alzaron
para impedirlo fueron silenciadas por
los secuaces de los Mancilladores con
fanática devoción, hasta que por fin
llegó la Gran Devastación.
Tras varios intentos, finalmente los
iluminados lograron alzar nuevamente
la religión como estandarte para
destruirse los unos a los otros, y en una
vorágine sin precedente la faz Tierra
quedo completamente asolada. Cada
uno de los Mancilladores alentó a sus
seguidores a lanzar sobre sus rivales una
destrucción tal, que no hubo lugar para
ninguno de ellos donde escapar al
infierno creado. Millones de personas
inocentes cuyos corazones habían
escapado de las mentiras de los
Mancilladores vieron consumidas sus
almas en la vorágine de destrucción que
estremeció los cimientos de la vida. Y el
vacío vio su oportunidad, alimentados
por el holocausto que ellos habían
alentado rompieron las mentiras que les
envolvían y tomaron forma, cual
horribles eran, en una orgía de
destrucción destinada a saciar su
hambre milenaria.
Devastaron toda vida a su paso, nada
escapaba a su apetito...pero cometieron
un grave error.
Al manifestarse físicamente, resultaron
ser vulnerables, y esa destrucción que
desataron, les arrastro a su propio final.
Aterrados, sólo unos
pocos lograron escapar al vacío antes de
ser destruidos.
De las tinieblas a la Luz
La catástrofe seria conocida por los
escasos supervivientes como la Gran
Devastación, y marcaría un nuevo
comienzo para la Humanidad.
En aquellos puntos donde los
Mancilladores detuvieron su festín para
huir al vacío, se salvaron de la
destrucción total, pero no sin
consecuencias.
La guerra que emplearon como
herramienta los Mancilladores, devastó
la superficie haciéndola inhabitable
durante cerca de cien años, los escasos
refugios tuvieron que convertirse en
improvisados hogares de cientos de
personas hacinadas y temerosas.
Algunos degeneraron incapaces de
sostener a sus habitantes mientras que
otros se convirtieron en ciudades
subterráneas que aprendieron a
sobrevivir esperando un nuevo
amanecer bajo las ruinas del viejo
mundo.
Mientras, los escasos Mancilladores
supervivientes desplegaron nuevamente
sus mentiras en los sueños de los
iluminados supervivientes. Pero esta
vez la memoria de la Gran Devastación
estaba fresca en los archivos de los
núcleos más organizados mientras que
en los refugios menos organizados los
supervivientes desarrollaron a través de
sus relatos una tradición oral, que
advertía de estos profetas, los cuales
fueron asesinados o expulsados al
exterior donde les esperaba un destino
aún peor... pero no todos conservaron
fresco el recuerdo, y los Mancilladores
volvieron a escupir sus mentiras sobre
la menguada raza humana.
Tras décadas en la oscuridad,
finalmente los supervivientes
comenzaron a salir a la luz del sol y allí
las generaciones nacidas en las tinieblas
conocieron la luz del sol, y las ruinas
que una vez fueron las inmensas
ciudades de los relatos.
Algunos refugios fueron abandonados
para formar nuevos asentamientos en la
superficie donde establecerse y a la humanidad.
comenzar de nuevo. Pero algunos
desconfiaron del exterior y continuaron
en sus refugios-colonias ante el temor
de lo que encontrarían en el exterior. En
otros casos fue aún peor ya que durante
las décadas del exilio a la oscuridad
algunos refugios sucumbieron al
dominio de los Mancilladores y las
inmundicias allí contenidas fueron
vomitadas al exterior ansiosas de adorar
a sus oscuros señores.
Algunas de estos refugios-colonias
habían sido creados por aquellos que
antes de la Gran Devastación temieron
la amenaza que se cernía sobre la
humanidad, por lo que reunieron todo
aquello que pudieron salvar para
construir complejas sociedades
subterráneas alertadas de la verdadera
naturaleza de la destrucción que colapsó
Estas Colonias subterráneas preservaron
importantes aspectos de la civilización
que conoció la humanidad y estaban
preparadas para hacer frente al Enemigo
allí donde se presentase sin importar la
naturaleza del mismo y sin escatimar
esfuerzos para hacerle frente esta vez.
Estas comunidades se adaptaron a su
existencia bajo tierra y prepararon a sus
habitantes en cuerpo y alma para la
lucha que se avecinaba. Pero no todas
estaban tan preparadas como creían.
La lucha por la supervivencia ha
comenzado...de nuevo.