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Incorporado N°9133
“Nuestra Señora del Calvario”
Introducción:
Aquí exponemos la resolución de la actividad “el cambio no es fácil” por la cátedra Problemáticas
Contemporáneas de la Educación Primaria II.
Hace unas décadas el tema de la Integración Educativa solo estaba en boca de algunos
profesionales de la educación y la psicología, que se empezaba a cuestionar acerca de los
alcances y los límites de la educación especial y la común, en un intento de articular ambas ofertas
generando, resistencias importantes en ambas orillas.
El panorama actual, aun con sus debilidades y obstinaciones, dista totalmente de aquel. La idea de
una educación inclusiva ha logrado salir del restringido ámbito profesional al que se circunscribía
para ubicarse en espacios que superan ese límite.
Todos sabemos lo mucho que, a la escuela común, aún hoy, le cuesta abrir sus puertas a la nueva
modalidad inclusiva y en más de una oportunidad operan intransigencias que condicionan y
entorpecen los procesos inclusivos, pero es justo convalidar que no todo han sido barreras e
impedimentos y que mucho se ha construido a partir de los planteos y las acciones realizadas a lo
largo de varias décadas.
Las instituciones educativas tradicionales ya se preguntan y trabajan en la construcción de una
escuela plural y se atreven a mostrarse con sus potencialidades, desconciertos, temores y recelos.
Los movimientos iniciales fueron patrimonio del currículum oculto de aquellas escuelas que se
sintieron convocadas al trabajo con la diversidad para salir a la luz con sus experiencias recién
hacia finales del siglo pasado ya avalados por el marco legislativo.
En nuestro país, el fructífero trabajo de años llevado adelante por diversos grupos de padres,
profesionales y organizaciones de la comunidad vinculadas con la temática de la Integración
Educativa propició proyectos integrativos que se visibilizan a mediados de la década del ´80 del
siglo pasado. En los ‘90, tres hechos importantes contribuyeron a su consolidación y dan marco
legal: la Ley Federal de Educación, la creación del INADI y la Ley de Discapacidad, que dan el
paso necesario para poner el tema en la agenda política.
Superando el traspié del caótico ingreso de nuestro país al nuevo milenio y con la nueva Ley de
Educación Nacional como marco y sostén jurídico, se concretan importantes políticas vinculadas al
paradigma del derecho y diversidad.
En pocas palabras, la inclusión en una sociedad contempla la diversidad como una riqueza. Por
ello consideramos que la Educación Inclusiva es un viaje educativo donde el factor más importante
es el deseo de hacer que suceda el cambio en nuestras mentes y en las prácticas didácticas. Ese
anhelo de transformación es lo que vendrá a estimular la permanente necesidad pedagógica de
promover la cultura de la innovación y de la diversidad, así como las prácticas didácticas
potenciadoras del trabajo en equipo y el aprendizaje autónomo, forjando así la diversidad escolar
donde se respetan las características individuales de los alumnos.
Problemática
El tema elegido para desarrollar es “La atención a los niños con TDA/H en la etapa de Educación
Primaria”. La principal razón que nos llevó a escoger este tema es la gran
incidencia tanto numérica como por las repercusiones personales y educativas que provoca para el
niño tanto en su contexto social y como escolar.
Hasta no hace mucho, dicho trastorno era una gran incógnita para la mayoría de los docentes.
Actualmente, aunque las cosas han cambiado en parte y es una de las patologías
neuroconductuales más investigadas, se sigue viendo con más frecuencia de la deseada,
confundiendo este trastorno con problemas de conducta, con mala educación o con falta de límites,
y como consecuencia no se ofrece a dichos alumnos la atención educativa necesaria.
Los alumnos con TDAH son un grupo de niños con necesidades específicas, que tienen el derecho
de recibir la ayuda y apoyo necesario por parte de los profesionales que trabajan en la escuela.
Una atención adecuada por parte de los expertos puede facilitar la vida del niño – y de las
personas que le rodean- y su inclusión escolar.
Caso: Juan
Niño de 5 años, cursa nivel inicial.
Nivel de actividad superior a sus pares, en constante movimiento (salta, camina,se mueve).
No controla sus impulsos (conducta desorganizada: pega, tira cosas, molesta a todos a su
alrededor).
No persiste en ninguna actitud postural.
Disperso: parece que no escucha cuando se le habla.
Perseverante en algunas conductas (golpea).
Desobedece órdenes.
No termina con las actividades pedagógicas propuestas porque es inconstante, en
consecuencia, su rendimiento escolar es bajo, en general, realiza construcción imperfecta,
desorganizada y parcial de los aprendizajes,
Torpeza motriz.
El docente está desorientado respecto a la selección de estrategias pedagógicas.
Familia preocupada en la búsqueda de soluciones agobiadas y debilitadas en supuestos de
límites y contención.
Planteamiento del problema: ¿Cómo abordar la atención y adaptar los contenidos para que el
niño con TDAH aprenda?, ¿Cómo organizar los tiempos y los espacios escolares?
Marco teórico
TDAH:
Está caracterizado por una dificultad de mantener la atención voluntaria frente a actividades, tanto
académicas como cotidianas y unido a la falta de control de impulsos.
La sintomatología puede manifestarse de forma diferente según la edad del niño y se debe
desarrollar en dos o más ambientes como en casa y en el colegio. Se da con mayor frecuencia
entre los niños que entre las niñas en una proporción 4:1, y lo padecen tanto niños como
adolescentes y adultos de todas las condiciones sociales, culturales, etc.
La opinión actual sobre la etiología del trastorno se centra en un fallo en el desarrollo de los
circuitos cerebrales en que se apoyan la inhibición y el autocontrol, funciones cruciales para la
realización de cualquier tarea.
El trastorno se divide actualmente en tres subtipos de acuerdo con las principales características
asociadas al desorden: Inatento; hiperactivo-impulsivo y combinado.
1
Se menciona el DSM-IV (Manual de diagnóstico estadístico de los trastornos mentales) por ser el existente en el
momento de redacción del artículo. Este ha sido sustituido por el DSM 5, cuya fecha de publicación fue en mayo de 2013.
Las manifestaciones o características más habituales de este trastorno se relacionan con los
siguientes comportamientos:
Su actividad motriz los lleva a levantarse continuamente de su asiento, charlar con los
compañeros, hacer ruido, lo que provoca una interrupción constante del profesor.
Su impulsividad los suele llevar a un deseo de terminar las tareas lo más rápido posible, lo
que provoca que cometan tantos errores, como comerse sílabas o palabras cuando
escriben o leen, confundir unas palabras con otras.
A todas estas características hay que sumarles el alto grado de frustración que les produce el no
realizar las tareas con la misma rapidez y diligencia de sus compañeros, las continuas quejas de
sus profesores, el rechazo de sus compañeros, que en ocasiones les lleva a reaccionar con
rabietas o estallidos, mostrándose hacia los demás como una persona con poca capacidad de
autocontrol.
Todo ello tiene como consecuencia que les provoque una baja autoestima sobre sí mismo
apareciendo entonces otros trastornos como la depresión y la ansiedad, trastorno de conducta,
trastorno oposicionista desafiante, en definitiva, una detección no temprana les puede conducir
a cualquier tipo de conducta disfuncional.
Podemos encontrar tres tipos diferenciados de posibles casos de TDAH en el aula, dependiendo de
las características que presenten:
Por un lado, encontramos los alumnos que manifiestan una conducta predominantemente
inatenta, que es cuando nos referimos al trastorno con predominio de inatención. Serán síntomas
de estos niños:
Haber mostrado déficit de atención, pero nunca han mostrado hiperactividad ni impulsividad.
Se caracterizan por su lentitud e hipoactividad.
Muestran déficit de atención significativo y también rasgos de hiperactividad e impulsividad
leves, bien porque no hayamos observado estos síntomas de forma acusada o porque esta
sintomatología ha disminuido con la maduración, como suele ocurrir con muchos
adolescentes.
Por otro lado, encontramos a los alumnos que presentan una conducta predominantemente
hiperactiva e impulsiva.
Niños que nunca han mostrado déficit de atención.
Niños que pudiendo tener déficit de atención, pasan desapercibidos porque compensan las
dificultades que esto podría acarrearles con su capacidad intelectual.
Niños que se encuentran en los primeros cursos de la escolarización y su déficit de atención
no acusa dificultades debido al bajo nivel de exigencia académica.
Niños que realizan un gran esfuerzo para adaptarse al entorno ya que temen al fracaso y
luchan para no defraudar a los que le rodean.
Por último, podemos encontrar niños que presentan los dos grupos de síntomas, lo que llamamos
subtipo combinado.
Hemos visto algunas causas que nos pueden hacer sospechar de contar en nuestras aulas con
algún caso de TDAH, pero sin lugar a duda, la mejor manera de identificarlos es la formación y la
comunicación con las familias. Como dijimos, deben darse los síntomas en dos o más ambientes, y
aquí nos hemos centrado en lo que ocurre en el aula, pero por supuesto deberemos comprobar
qué tal es el funcionamiento en casa, que tipo de dificultades específicas presenta allí y de esta
manera comprobar la compatibilidad con nuestra sospecha.
ESTRATEGIAS PARA TRABAJAR LA HIPERACTIVIDAD EN PRIMARIA
Una de las características más llamativas del alumnado del subtipo hiperactivo es precisamente la
excesiva actividad motora, que sobrepasa los límites normales para su edad y su nivel madurativo.
Este exceso de actividad motriz se manifiesta normalmente con una necesidad de moverse
constantemente y con la falta de autocontrol corporal y emocional. Cuando la conducta hiperactiva
es muy exagerada puede resultar incompatible con el aprendizaje escolar, llegando a deteriorar las
relaciones con las personas del entorno: profesorado, compañeros de clase, familiares y amigos.
Es necesario poner en marcha una serie de estrategias en el aula con el fin de reconducir de una
forma más ajustada y adaptativa la necesidad de moverse.
Como docentes, a la hora de intervenir de forma eficaz en el aula con cualquiera de nuestros
alumnos, debemos partir de la premisa básica de contemplar todas y cada una de las diferentes
características que estos presentan, adaptando nuestro proceso de enseñanza-aprendizaje a las
mismas.
Esto que se dice en tan pocas líneas, no es tarea fácil, si tenemos en cuenta las diferentes
situaciones socioemocionales, cognitivas o de desarrollo que pueden presentar cada uno de los
niños que conforman el grupo-clase. No obstante, independientemente de la situación concreta del
alumno, deberíamos utilizar siempre materiales y técnicas que partan de sus intereses y
motivaciones, a fin de facilitar la significatividad de su proceso de aprendizaje.
En este sentido, a la hora de planificar recursos para nuestro trabajo con alumnos con TDAH
resulta interesante que, además de ser motivadores, estos sean útiles para trabajar el control de la
conducta, la atención, la organización, la planificación, el propio autocontrol y las emociones.
De entre las diferentes técnicas y materiales diseñados para abordar estos aspectos vamos a
hacer hincapié en tres, por ser los más convenientes y efectivos en la intervención con niños con
TDAH:
-Las autoinstrucciones. Esta técnica consiste en dividir en partes la actividad que pretendemos
que el niño realice, planteando una pregunta al principio de cada parte de forma que sepa en todo
momento en que fase del ejercicio está. El apoyo visual será muy importante, por lo que se
empezará con una lámina donde estarán las preguntas escritas con un dibujo al lado, de manera
que en el caso de pérdida de la atención sea más fácil retomarla a golpe de vista (al observar el
dibujo de la fase en la que se encuentra). Un ejemplo de autoinstrucciones para resolver problemas
matemáticos sería el siguiente:
Es conveniente que la primera vez que realicemos una actividad usando autoinstrucciones con el
niño, seamos nosotros mismos quienes la realicemos primero diciendo las autoinstrucciones en voz
alta y haciendo pausas para que el niño interiorice cada paso. Después le pediremos al niño que
realice la tarea e iremos diciendo nosotros las instrucciones en voz alta, esperando a que realice
cada paso. Posteriormente será el niño quien diga las instrucciones en alto mientras va realizando
los pasos en los que hemos desglosado el ejercicio. A medida que se vayan entrenando en esta
técnica irán interiorizando esas autoinstrucciones hasta el punto de no tener que verbalizarlas y
hacerlas de forma inconsciente.
-Economía de fichas: esta técnica consiste en dar puntos positivos o negativos en función de si
se cumple o no cierta conducta. Primero, se negocia con el alumno qué es lo que se quiere
modificar, razonando el beneficio de ese cambio de conducta. Una vez negociado,
seleccionaremos una conducta específica que queramos modificar, proporcionándole o
sugiriéndole otras conductas alternativas más adecuadas. Por ejemplo, si queremos que un niño
deje de insultar a los compañeros, confeccionaremos un calendario de al menos 15 días de
duración en el que apuntaremos cada día si se ha producido o no la conducta a modificar (por
ejemplo, podemos dibujar una cara feliz los días que no haya insultado y una cara triste los días
que sí lo hace), sumando o restando los puntos correspondientes.
Conclusión:
Somos conscientes que es una tarea difícil el cambio, por ello se necesita la creación de centros
educativos inclusivos, o de centros lo suficientemente flexibles como para dar cabida a todo el
alumnado y no excluir a nadie.
Para asumir una buena parte del liderazgo del modelo de Escuela Inclusiva, debemos formarnos
(docentes y futuros docentes) en una cultura de la diversidad, su concepción y prácticas didácticas.
También, que el alumnado, lejos de ser un mero receptor pasivo de información y normas, aprenda
de manera activa, explorando, seleccionando y transformando el material de aprendizaje. Por ello,
la Escuela Inclusiva, como institución integrante de la sociedad y reflejo de ella, no puede
permanecer ajena al cambio de escenario y se ve obligada a renovarse permanentemente para dar
respuesta a los desafíos que la sociedad del siglo XXI le presenta.