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Partimos
de
una
concepción
holista,
es
decir,
la
visión
del
desarrollo
del
niño
como
un
todo.
Se
pretende
construir
una
visión
global
e
integradora
del
niño
o
adolescente
sin
focalizarse
exclusivamente
en
los
síntomas
sino
en
la
información
que
estos
aportan
respecto
al
problema.
La
evaluación
psicológica
en
niños
y
adolescentes
difiere
a
la
evaluación
en
adultos
en
diferentes
aspectos:
A
partir
de
aquí
se
diseña
el
tratamiento,
a
través
de
tres
tareas:
teoría
sobre
el
caso,
selección
de
técnicas
de
intervención
y
de
las
variables
potencialmente
contaminadoras,
y
la
selección
del
diseño
de
valoración.
1. La
primera
tarea,
de
teoría
sobre
el
caso,
implica
la
selección
de
las
variables
dependientes
e
independientes
y
la
decisión
sobre
las
medidas
y
criterios
de
cambio.
2. La
segunda
tarea
en
esta
fase
es
la
selección
de
las
técnicas
de
intervención
y
de
las
variables
potencialmente
contaminadoras.
Éste
debe
regirse
por
las
pruebas
existentes
sobre
la
efectividad
y
eficacia
de
los
tratamientos
disponibles
que
se
ajusten
a
las
características
del
problema
planteado.
3. La
tercera
tarea
es
la
selección
del
diseño
de
evaluación,
que
es
el
plan
de
acción
que
va
a
establecer
quién
o
quiénes
serán
evaluados,
con
qué
medidas
y
en
qué
momento
(del
proceso
de
evaluación-‐tratamiento-‐valoración)
• Fase
6.
Tratamiento:
diseño
y
administración
y
en
su
caso,
evaluación
continua.
• Fase
7.
Valoración
y
comunicación
de
resultados:
En
esta
fase
se
valora
hasta
qué
punto
el
tratamiento
administrado
ha
permitido
alcanzar
los
cambios
comportamentales
previamente
establecidos.
Para
ello,
se
realiza
una
nueva
recogida
de
información,
la
comunicación
de
resultados
e
informe
oral
y/o
escrito,
y
el
seguimiento.
3.
LOS
INSTRUMENTOS
DURANTE
EL
PROCESO
DE
EVALUCACIÓN
PSICOLÓGICA
Según
el
desarrollo
evolutivo
del
niño,
podrá
responder
a
unas
preguntas
u
otras.
Los
niños
de
aproximadamente
17
meses
pueden
entender
que
algunas
preguntas
se
contestan
con
sí
o
no,
pero
no
siempre
entienden
lo
que
se
les
pregunta.
A
los
20-‐22
meses
pueden
responder
a
las
preguntas
en
positivo
y
hacia
los
30
a
las
preguntas
en
negativo.
Antes
de
los
7
años
tienen
dificultades
para
responder
a
preguntas
sobre
personas,
objetos
o
sucesos
que
no
están
presentes.
Por
eso
habrá
que
encontrar
técnicas
de
recrear
la
situación,
con
juegos
y
juguetes
o
materiales
que
permitan
que
el
niño
vea
de
forma
concreta
lo
que
le
preguntamos.
Los
niños
son
capaces
de
responder
antes
a
las
preguntas
«qué,
dónde
y
quién»
que
a
las
de
«cuándo,
cómo
y
por
qué».
De
hecho,
esta
última
no
se
domina
hasta
los
8
años,
y
en
algunos
niños
más
tarde.
Es
recomendable
empezar
con
preguntas
abiertas
y
después
pasar
a
preguntas
más
específicas
e
incluso
cerradas.
Con
los
adolescentes,
demasiadas
preguntas
cerradas
pueden
provocar
sensación
de
interrogatorio,
dado
que
pueden
contestar
con
monosílabos.
El
primer
paso
de
la
entrevista
con
los
padres
es
establecer
el
rapport.
A
continuación
se
focalizará
la
atención
sobre
los
temas
de
interés
y
el
tema
que
les
preocupa.
Hay
dos
temas
que
son
especialmente
relevantes
y
que
habría
que
abordar
en
la
entrevista
con
los
padres:
las
relaciones
de
apego
padres-‐hijos
y
el
estilo
de
crianza
de
los
padres.
Respecto
al
estilo
de
crianza
parental
hay
dos
componentes
que
delimitan
los
tipos
de
estilos:
la
calidez/sensibilidad
y
el
control
del
comportamiento.
Baumrind
(1966,
1971)
estableció
tres
estilos
de
crianza
que
varían
en
la
combinación
de
estas
dos
dimensiones.
1. Autoritario:
se
asocia
fuertemente
con
ansiedad
elevada
y
síntomas
obsesivo-‐
compulsivos,
depresión,
uso
de
drogas,
baja
confianza
en
sí
mismo,
baja
autoestima,
menos
felicidad,
menos
estrategias
de
afrontamiento
activo.
2. Permisivo:
Los
niños
con
padres
permisivos
son
generalmente
más
positivos
y
muestran
más
vitalidad
que
los
autoritarios,
pero
se
observa
que
tienen
bajo
autocontrol,
menos
responsabilidad,
bajo
rendimiento
y
baja
confianza
en
sí
mismos.
3. Democrático
o
autoritativo:
se
asocia
con
resultados
más
positivos,
incluyendo
felicidad,
bajo
neuroticimo,
asertividad,
razonamiento
moral
avanzado,
autonomía
y
otras
ventajas
En la entrevista con los padres se obtendrá información sobre las preocupaciones y metas
de los padres, se elaborará la historia clínica del niño. Detectar qué ha desencadenado el
problema, cómo los padres han afrontado el problema en el pasado. Atenderemos a la
motivación y recursos de los padres para el cambio y sus expectativas acerca del
tratamiento del niño, así como las percepciones de los padres sobre las fortalezas y
debilidades del niño.
En la entrevista con los profesores se pueden abordar algunos de los temas tratados con los
padres. Hay que tener en cuenta:
6.
CONCLUSIONES