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MPSS Hilda Geovanna García Flores

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ÍNDICE
Introducción …………………………………………………………………..….....4

Inmunidad natural /innata inespecífica……………………………………………5

Inmunidad adaptativa / natural……………………………………………………..5

Inmunidad humoral……………………………………………………………….....5

Inmunidad celular…………………………………………………………..…….....5

Barreras del sistema inmunitario………………………………………….….…...6

Órganos del sistema inmunitario…………………………………………...…......6

Células del sistema inmunitario……………………………………………………8

Anticuerpos y antígenos……………………………..…………….………………10

Inmunoglobulinas humanas ………………………………….…………..….…...11

Hipersensibilidad………………………………………….……………..….……...12
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Autoinmunidad…………………………………………………………..….………12

Inmunodeficiencias …………………………………….……………..…………...12
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Bibliografía …………………………………….……….……………..……….……13
SISTEMA INMUNITARIO

El sistema inmunitario es como una máquina diseñada para proteger, vigilar y defender al huésped frente
agentes extraños (patógenos, proteínas, carbohidratos, ácidos nucleicos y moléculas). Su eficacia radica en su
capacidad para adaptarse que le permite distinguir entre “lo propio y lo ajeno”, además de su alta especificidad,
memoria y tolerancia.

Su funcionamiento depende de diversos componentes que lo integran, como células, compuestos solubles
(humorales), vías de activación y órganos, los cuales trabajan de forma coordinada y regulada para
desencadenar una respuesta inmunitaria.

La respuesta inmunitaria se define como una reacción homeostática a cambios entre el ambiente interno y
externo del huésped, y es aquella que en algunos casos genera una memoria inmunitaria dotando al individuo
de algo llamado inmunidad. La palabra inmunidad deriva etimológicamente del latín “immunis” que significa
“exento” y que en términos médicos se refiere a un estado especializado de resistencia y protección contra
una enfermedad infecciosa.

La inmunidad por lo tanto se clasifica en (figura 1):

A grandes rasgos, los tipos de inmunidad son las fuerzas que defienden al cuerpo
humano por lo que dependen mucho la una de la otra. Cada una como se
mencionó previamente se conforma por unidades celulares y solubles que les
permitirán eliminar las partículas extrañas que ingresen al organismo. La gran
mayoría de las células tendrá en su superficie receptores que le permitan
reconocer al patógeno (path(o)- 'padecimiento' 'enfermedad' y gen- 'que
genera') como:

Los PRR (receptores de reconocimiento de patrón) en la inmunidad innata, estos


reconocen características de agentes infecciosos llamadas PAMP (patrones
moleculares asociados con el agente patógeno) los cuales actúan como agonistas
directos o indirectos para PRR, es decir, un agonista es cualquier cosa que
estimula una respuesta por medio de un receptor en
Figura 1. Tipos de inmunidad este caso respuesta inmunitaria.

En la inmunidad adaptativa las estructuras moleculares son reconocidas a través de antígenos. Un antígeno
puede definirse como cualquier sustancia o estructura molecular (por lo general extraña) que se une de manera
específica a un receptor y que puede montar una respuesta inmunitaria que facilita la generación de anticuerpos.
Estos antígenos pueden ser los virus o las bacterias la cuales serán identificadas por células presentadoras de
antígenos (células dendríticas y macrófagos) las cuales se encargarán de llevarlas y presentarlas a los linfocitos.
Los anticuerpos (inmunoglobulinas) que se forman son proteínas que facilitan la eliminación de ese antígeno.

Por otra parte, hay células que tiene la capacidad de fagocitar al patógeno (fago- “comer”), es decir, engullen
estas partículas y las eliminan (macrófagos y neutrófilos), mientras que otras tienen la facultad de inducir una
desgranulación (eosinófilos, basófilos, mastocitos) y así eliminar a su enemigo. La gran mayoría de estas células
no se encuentran en tejidos estables, sin embargo, cuando existe una infección en la que se reconocen
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microbios altamente peligrosos, se genera un estado inflamatorio que permite la creación de una “señal de
alarma”, y como respuesta se induce a un proceso de atracción celular y molecular hacia la zona de peligro
(quimiotaxis). El origen de dicho estado inflamatorio es dado por citocinas, específicamente quimiocinas, las
cuales son proteínas mensajeras que se secretan y permiten la comunicación celular. Su función en general es
estimular la respuesta inmunitaria a través del crecimiento, la activación y la supervivencia de distintas células
y del aumento en la producción de moléculas en la superficie como el MHC. El MHC es el complejo principal de
histocompatibilidad o también denominado sistema del antígeno leucocitario humano (HLA), son glucoproteínas
que se encuentran en la superficie de todas las células nucleadas y ayudan al sistema inmunitario a diferenciar
entre sus propias células sustancias extrañas y dañinas. Existe dos tipos de MHC:

Clase I (CMH-I); se encuentra en todas las células nucleadas, presentan antígenos citoplasmáticos o endógenos
(sintetizados intracelularmente, p. ej. los de origen viral o tumoral) a las células TCD8 (citotóxicas) las cuales
reconocen a las células alteradas y las destruyen.

Clase II (CMH-II). Son expresadas en células de antígeno profesional y algunos tipos de células durante la
inflamación. Presentan antígenos exógenos que han sido fagocitados (sintetizados extracelularmente y
procesados por los lisosomas) a las células TCD4 (cooperadoras).

En condiciones normales, las moléculas del MHC llegan a la membrana celular unidas a elementos propios, por
lo que, al presentarlos a los linfocitos T no los activan; pero, cuando por infección o cambios patológicos de la
célula, emergen, portando una molécula extraña en lugar de una propia, la célula T se activa y responde
inmediatamente. En resumen, el sistema inmunitario es un conjunto interactivo de múltiples elementos que
ofrecen protección al huésped contra la invasión de agentes patógenos.

INMUNIDAD NATURAL /INNATA INESPECÍFICA

Constituye la primera línea de defensa, sus componentes actúan


inmediatamente sin requerir tiempo de latencia para desencadenar los
mecanismos de protección (figura 2).
No es específica de antígeno y carece de memoria (figura 5).
Figura 2. Componentes de la inmunidad natural

INMUNIDAD ADAPTATIVA / ADQUIRIDA ESPECIFICA


Se caracteriza por la especificidad de sus componentes por el antígeno y
por poseer memoria. Tras la entrada de un germen por primera vez en el
organismo, se desarrolla una respuesta inmunitaria primaria (figura 5).
Dicha respuesta se estructura en 3 etapas (figura 3) (figura 4):

Figura 4. Tipos de inmunidad adquirida


Figura 3. Etapas de la respuesta adaptativa Inmunidad activa y pasiva

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INMUNIDAD HUMORAL

La inmunidad humoral es el principal mecanismo de


defensa contra los microbios extracelulares y sus toxinas.
Cuenta con anticuerpos producidos por linfocitos B. Los
anticuerpos reconocen los antígenos microbianos,
neutralizan la infecciosidad de los microorganismos y los
marcan para su eliminación.

INMUNIDAD CELULAR

La inmunidad celular queda a cargo de los linfocitos T,


pues fomenta la destrucción de los microorganismos
resistentes en los fagocitos o la eliminación de las células
infectadas para suprimir los reservorios de la infección.

BARRERAS DEL SISTEMA INMUNITARIO


Figura 5. Características de las inmunidades innata y adaptativa
Las barreras físicas son la primera línea de defensa del cuerpo.
Su importancia radica en que evitan la infección al bloquear la entrada de agentes patógenos al organismo
(figura 6). Dentro de estas se conocen tres:

Barreras físicas y mecánicas

Las membranas cutáneas y mucosas actúan como


barreras físicas, evitan el acceso de
microorganismos patógenos al tejido subyacente a
través de sus uniones intercelulares de tipo
hermético. Por otro lado, las barreras mecánicas
expulsan las partículas extrañas mediante reflejos
como la tos y estornudos, y por medio del barrido
mucociliar.
1. Barreras químicas Figura 6. Barreras del sistema inmunitario

Muchas de las sustancias presentes en el cuerpo tienen actividad microbiana. Los fluidos corporales como
lágrimas y saliva contienen lisozimas que degradan las paredes celulares de algunas bacterias. El sebo y el
sudor poseen sustancias antibióticas que impiden el desarrollo de los microbios. La orina favorece la protección
a través de acciones de lavado y el pH ácido que se encuentra en el estómago y la vagina inhibe el desarrollo
de patógenos. Es importante mencionar que el moco secretado al ser una sustancia compleja y viscosa permite
la adherencia de partículas extrañas.
2. Barreras biológicas

El cuerpo humano interacciona constantemente con virus, bacterias, hongos y parásitos, la gran mayoría son
microorganismos dañinos. Sin embargo, algunas bacterias son inocuas y hasta benéficas. La flora bacteriana

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normal son este tipo de microbios que ejercen una
convivencia pacífica con el huésped y
tratar de salvaguardarlo contra una infección. Son
microorganismos comensales no patógenos, que
colonizan las superficies epiteliales en donde
compiten con bacterias patógenas por los
nutrientes y las zonas de unión.

ÓRGANOS DEL SISTEMA INMUNITARIO

Los linfocitos son los principales responsables de


la respuesta inmunitaria adaptativa. Están
distribuidos en órganos bien delimitados o en
forma de acumulaciones difusas, al conjunto de
estas estructuras se le denomina sistema linfático.
Los órganos linfoides se dividen en:
primarios/centrales y secundarios/periféricos Figura 7. Órganos del sistema inmunitario
(figura 7).

ÓRGANOS LINFOIDES PRIMARIOS

Son aquellos en los que las células se originan y maduran hasta


alcanzar su competencia funcional. Proporcionan factores de
crecimiento y señales moleculares, así como presentan antígenos
propios para el reconocimiento y selección de linfocitos en proceso
de maduración. Las células madre pluripotenciales de la médula ósea originan células B maduras
inmunocompetentes y células pre-T inmunocompetentes.

Órgano bilobulado localizado en la parte anterior del mediastino, se


divide en lóbulos, consta de una corteza externa y una médula interna.
Las células T inmaduras migran desde la médula ósea hasta la corteza
del timo en donde proliferan e inician proceso de maduración. La médula
tímica está formada por linfocitos T más maduros, células epiteliales, células dendríticas y macrófagos.
Finalmente, los linfocitos T salen del timo a través de la sangre y migran hacia los ganglios linfáticos, bazo y
otros tejidos linfáticos y colonizan zonas de estos órganos y tejidos.
ÓRGANOS LINFOIDES SECUNDARIOS

Son órganos donde los linfocitos ya maduros toman contacto


con los antígenos y donde se producen las respuestas
inmunitarias. Está formado por ganglios linfáticos, el bazo,
sistema inmunitario cutáneo y mucoso los cuales se encargan
del transporte de antígenos y de linfocitos vírgenes. Tiene forma
de riñón, cuando se desencadena una respuesta su tamaño
aumenta. Los linfocitos T son la población mayoritaria en el
ganglio. Histológicamente se distinguen 3 zonas (figura 8).

-Corteza: se localizan linfocitos B, formando folículos linfoides

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Figura 8. Ganglio linfático: estructura (zonas)
primarios y secundarios, en los que se sitúa el centro germinal, lugar
dónde se genera la presentación entre los linfocitos B y T; así como el
desarrollo a partir de linfocitos B de células plasmáticas y linfocitos B de
memoria.
-Paracorteza: se localizan linfocitos T dispuestos de manera difusa.
-Médula: contiene linfocitos B y T. Los cordones medulares, que parten
de la Paracorteza como prolongaciones de tejido linfoide en la médula, contienen la mayor parte de las células
plasmáticas.

CÉLULAS DEL SISTEMA INMUNITARIO

LINFOCITOS
Los linfocitos son las principales células que participan en la respuesta
inmunitaria adaptativa, representan entre un 20 a 40% de los leucocitos
circulantes y 99% de las células de la linfa. Se subdividen en tres
poblaciones con base en diferencias funcionales y fenotípicas:
Linfocitos B (células B), linfocitos T (células T) y células asesinas
(NK). Existen varias clases de linfocitos T (figura 9).

Los linfocitos TCD4 tipo “cooperadores” son aquellos que a través del

reconocimiento de antígenos unidos a CMH clase


II ayudan a los linfocitos B a producir anticuerpos y
a los fagocitos a destruir los microbios ingeridos.
Son por ende los productores de citocinas los
cuales activan a este tipo de células.

Dentro de este grupo se reconocen dos clases; el


tipo 1 (TH1) las cuales regulan la respuesta
inmunitaria a agentes patógenos intracelulares,
estimulan funciones efectoras de la inmunidad anti
microbicida y citotóxica al activar y reclutar
macrófagos, células citotóxicas y células B
(liberación de anticuerpos) este tipo de linfocitos
son importantes en la defensa de las infecciones
bacterianas y virales.

Las células tipo 2 (TH2) encargadas de regular la


respuesta a muchos agentes patógenos
extracelulares, estimulan las funciones de barrera
de la inmunidad al reclutar eosinófilos y activar a
Figura 9. Clases de linfocitos T
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macrófagos, su defensa es importante ante parásitos. Los linfocitos TCD4 denominados “reguladores” (TREG)
tienen como fin impedir o limitar la respuesta inmunitaria.

Por otra parte, existen también los linfocitos T CD8 llamados “citotóxicos”, a diferencia de las células NK estos
requieren de su activación para inducir apoptosis, función que radica en destruir las células que albergan
microbios intracelulares. Son células provistas de un mecanismo adicional, producen citocinas tóxicas como el
TNF alfa, que les ayuda a eliminar agentes infecciosos.

Los linfocitos B son células en reposo pequeñas, causan el proceso de


activación de las demás células mediante la producción de citocinas y
quimiocinas las cuales comunican que existe una entidad no propia. Se
distinguen en definitiva de otros linfocitos y de todas las otras células por
su síntesis y despliegue del receptor de célula B (BCR) y se consideran
las fábricas de anticuerpos que reconocen los antígenos.

Otra clase de linfocitos son los denominados citolíticos naturales


(“natural killer”). Constituyen de un 5 a 10 % de los linfocitos en sangre
periférica y son células de la inmunidad innata que también destruyen
las células infectadas del huésped pero al contrario de los linfocitos T y
B no presentan receptores para antígenos pero sí receptores para
proteína a CMH clase I, es decir, cuando las NK por medio de sus
receptores encuentran células con ausencia de CMH clase I (en células
normales está expresada esta proteína) liberan gránulos citolíticos para
inducir un proceso llamado apoptosis el cual destruye a la célula blanco
anormal al forzarla a “suicidarse”. La ventaja de desencadenar esta forma de muerte celular es que el contenido
de la célula puede ser eliminado con rapidez y sin desencadenar un proceso inflamatorio.

CÉLULAS DENDRÍTICAS

Las células dendríticas se encuentran en la piel, tubo digestivo y vías


respiratorias generalmente, su función es detectar diferentes tipos de
agentes infecciosos usando los PRR (receptores de reconocimiento de
patrones) para capturar los antígenos y transportarlos a los tejidos
linfáticos periféricos para presentarlos a los linfocitos.

MACRÓFAGOS

Los macrófagos residen en casi todos los tejidos del organismo, son
componentes importantes de las respuestas inmunitarias tanto innata
como adaptativa. Su célula precursora son los monocitos. Son células que
poseen receptores PRR que le ayudan a reconocer distintos tipos de
agentes infecciosos y una vez identificado el patógeno es capaz de
matarlos fagocitándolos, es decir, el agente infeccioso es destruido dentro
de la célula. Existen dos tipos de macrófagos en el cuerpo:

Los primeros son los “desencadenados” (no establecidos en un tejido),


tiene la característica de ser más fagocítico y amplifican la respuesta inflamatoria. Los segundos son los
macrófagos “residentes” (se encuentran establecidos en un tejido) estos detectan microorganismos y
desencadenan una respuesta inflamatoria.
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MASTOCITOS

Los Mastocitos (Células cebadas) son células que residen en tejidos de la


mucosa y conjuntivo laxo. Contienen gránulos de histamina, citoquinas y
mediadores lípidos que contribuyen a desencadenar inflamación. Por ello
al detectar presencia de microbios o tejido dañado se activan y estimulan
la descarga de su contenido(desgranulación).

NEUTRÓFILOS

Los neutrófilos son los leucocitos más abundantes en la sangre del ser
humano; comprende alrededor de 70% del total de leucocitos. Son células
cruciales en la defensa contra bacterias formadoras de pus. Son células
fagocíticas que generalmente no se encuentran en tejidos. Poseen de manera
constitutiva una amplia gama de mecanismos antimicrobianos que les permite
ser la célula por excelencia más reclutada en los sitios de inflamación.

El mecanismo para generar la muerte celular del patógeno es a partir de diferentes gránulos que contiene
moléculas preformadas en el neutrófilo. Por lo que cuando un microbio es fagocitado por este granulocito,
algunos de estos gránulos se fusionan con el fagosoma (vesícula endocitada), y liberan su contenido tóxico.

EOSINÓFILOS

Estos granulocitos, que en circunstancias normales representan 1 a 3% de


los leucocitos sanguíneos, son reclutados hacia ciertos tipos de sitios
inflamatorios, en particular los asociados con infecciones parasitarias y
respuestas alérgicas. Al igual que para los mastocitos, el contenido de sus
gránulos es liberado cuando son activados por citocinas.

BASÓFILOS

Los basófilos circulan en la sangre en números muy pequeños (menos de 1%


de los leucocitos), y en circunstancias normales no se encuentran en tejidos.
Son células estimuladoras de la inflamación al ser reclutadas. Desde el punto
de vista funcional son similares a los mastocitos.

ANTICUERPOS Y ANTÍGENOS

Los anticuerpos son proteínas circulantes que se producen en respuesta a la exposición a estructuras conocidas
como antígenos, son los mediadores de la inmunidad humoral contra toda clase de microbios, otro nombre
frecuente del anticuerpo es Inmunoglobulina (Ig), éstos son sintetizados por células de la estirpe de los linfocitos
B activados qué se diferencian en células plasmáticas secretoras de anticuerpos y existen en dos formas:

● Anticuerpos unidos a la membrana en la superficie de los linfocitos B que actúan como receptores para
el antígeno
● Anticuerpos secretados que neutralizan las toxinas, impiden la entrada y propagación de los
microorganismos patógenos y eliminan los microbios.

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Las sustancias que generan o son
reconocidas por anticuerpos se
llaman antígenos, éstas pueden
unirse específicamente a una
molécula de anticuerpo o al receptor
del linfocito T. Las moléculas que
estimulan las respuestas inmunitarias
se llaman Inmunógenos.

El reconocimiento del antígeno por los


anticuerpos unidos a la membrana de
los linfocitos B vírgenes activa a estos
linfocitos e inicia una respuesta
inmunitaria humoral. Cualquier forma
o superficie disponible en una
Figura 10. Funciones de las inmunoglobulinas (Mecanismos efectores) molécula que pueda reconocer un
anticuerpo constituye un
determinante antigénico o epítopo. La activación de los linfocitos B induce su proliferación, lo que conduce a la
expansión clonal, seguida de la diferenciación, lo cual genera linfocitos B de memoria y de células plasmáticas
secretoras de anticuerpos. Estos anticuerpos secretados se unen a los antígenos y desencadenan varios
mecanismos efectores que eliminan a los antígenos (figura 10).

El tipo y la cantidad de anticuerpos producidos varía en función del tipo de antígeno que dirija la respuesta
inmunitaria, la implicación de los linfocitos T, el antecedente de exposición al antígeno y el lugar anatómico en
el que tiene lugar la activación.

INMUNOGLOBULINAS HUMANAS (figura 11):

Figura 11. Tipos de inmunoglobulinas

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HIPERSENSIBILIDAD

Se denomina hipersensibilidad a todas


aquellas reacciones inmunitarias lesivas,
patológicas, excesivas o anómalas. Estas
reacciones pueden ocurrir bajo dos
situaciones:

Como una respuesta mal regulada a antígenos


extraños (microbios y antígenos ambientales
no infecciosos), lo que provoca una lesión
tisular. Respuesta dirigida contra antígenos
propios, también conocida como
autoinmunidad. A su vez, las reacciones de
hipersensibilidad se clasifican en función del
principal mecanismo inmunitario responsable
de la lesión tisular y enfermedad, de este modo
encontramos 4 tipos de reacciones de
hipersensibilidad (figura 12).

AUTOINMUNIDAD

Es definida como una respuesta inmunitaria


contra antígenos propios (autógenos). Los
principales factores en el desarrollo de la
autoinmunidad son la herencia de genes de
susceptibilidad y los desencadenantes
ambientales, como las infecciones (figura 13).
Las lesiones tisulares en las enfermedades Figura 12. Tipos de reacciones de hipersensibilidad

autoinmunes pueden deberse a dos tipos de


mecanismos: Anticuerpos contra antígenos
propios y Linfocitos T reactivos contra
antígenos propios.
INMUNODEFICIENCIAS

La integridad del sistema inmunitario es


esencial para la defensa contra los
microorganismos infecciosos y sus productos
tóxicos y, por tanto, para la supervivencia de
todos los sujetos.
Los defectos de uno o más componentes del
sistema inmunitario pueden llevar a trastornos
graves y a menudos mortales, que se llama en
conjunto enfermedades por
inmunodeficiencias.
Figura 13. Respuesta inmunitaria contra antígenos
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Estas enfermedades se clasifican en dos grupos: las inmunodeficiencias congénitas o primarias y las adquiridas
o secundarias. Las primeras son defectos génicos que aumentan la propensión a las infecciones, que se
manifiestan con frecuencia durante la lactancia y la infancia, en diferentes inmunodeficiencias congénitas, la
alteración causal puede estar en componentes del sistema innato, en diferentes estadios del desarrollo del
linfocito o en las respuestas de los linfocitos maduros al estímulo antigénico.

Las segundas no son hereditarias, sino que se adquieren a lo largo de la vida y que aparecen como
consecuencia de la malnutrición, las neoplasias, el cáncer diseminado, el tratamiento con fármacos
inmunosupresores o la infección de las células del sistema inmunitario, sobre todo por el virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH). Estás se deben a distintos tipos de mecanismos patogénicos:

• Complicación biológica de otro proceso infeccioso.


• Como complicaciones del tratamiento de otras enfermedades.
• Por una infección dirigida a las células del sistema inmunitario, por ejemplo, el VIH.

La principal consecuencia de la inmunodeficiencia es una mayor propensión a la infección. Hay cada vez más
pruebas de que los adultos con infecciones recurrentes o graves albergan mutaciones en los genes que regulan
la función inmunitaria. Los pacientes con inmunodeficiencias también son proclives a ciertos tipos de cáncer. Se
observa más a menudo una mayor incidencia de cáncer en las inmunodeficiencias por Linfocitos T. Ciertas
inmunodeficiencias se asocian, paradójicamente, a una mayor incidencia de autoinmunidad.

La inmunodeficiencia puede deberse a defectos en el desarrollo o activación del linfocito o a defectos de los
mecanismos efectores de las inmunidades innata y adaptativa. Las enfermedades por inmunodeficiencia tienen
manifestaciones clínicas anatomopatológicas heterogéneas, en parte debido a que diferentes enfermedades
afectan a diferentes componentes del sistema inmunitario.

REFERENCIAS

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