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Las células de nuestro sistema inmune tienen un gran papel ya que se trata de
glóbulos blancos capaces de rodear y destruir los microorganismos, ingerir material
extraño y eliminar células muertas. Para ello, llevan a cabo un proceso llamado
fagocitosis, mediante el cual las células capturan y digieren partículas nocivas.
Los neutrófilos (N) son reclutados de la sangre hacia lugares o zonas de
inflamación/infección en nuestro cuerpo donde rápidamente fagocitan y destruyen
patógenos que han sido reconocidos por el complemento. Sin embargo, su efecto
desaparece entre 24 y 48 horas y luego sufren apoptosis que es muerte celular y
son fagocitados por macrófagos inflamados.
Los macrófagos (M) se derivan principalmente de monocitos sanguíneos que son
reclutados por los neutrófilos durante la inflamación. Los monocitos se diferencian
en macrófagos inflamatorios.
Los macrófagos fagocitan y destruyen patógenos reconocidos y células infectadas
por muerte celular, también son células determinan la producción de células de la
inmunidad mediada por células y sirven como células antígenas en respuestas
inmunitarias secundarias.
Las células asesinas naturales (NK) reconocen las células infectadas con patógenos
en el sitio de la infección. Luego, las NK destruyen las células infectadas por
destrucción. También son efectores de inmunidad mediada por células específicas,
como la citotoxicidad dependiente de anticuerpos.
Los mastocitos (MC) se encuentran en los tejidos conectivos de la piel, así como en
la superficie de la mucosa intestinal y pulmonar, y sirven como células de control
capaces de reconocer señales de advertencia y liberar rápidamente mediadores
antiinflamatorios.
Las células dendríticas (DC) tienen un papel importante en la regulación de la
respuesta inmune. Son las principales células presentadoras de antígenos porque
pueden percibir, procesar y presentar antígenos de manera óptima a los linfocitos y
generar una respuesta inmune específica.
Los linfocitos innatos (ILC) son linfocitos que no expresan receptores que
reconozcan específicamente antígenos y pueden ser activados por citocinas
producidas por otras células, están en superficies mucosas y de barrera donde
regulan las respuestas inmunes.
Los órganos linfoides primarios son los sitios en que los linfocitos se desarrollan y
maduran. Los linfocitos T se producen en la médula ósea y se desarrollan en el
timo, los linfocitos B surgen y se desarrollan dentro de la médula ósea.
Los órganos linfoides secundarios son sitios en donde los linfocitos encuentran
antígenos, se activan y experimentan expansión clonal y diferenciación en células
efectoras.
Los órganos inmunes de barrera, que incluyen la piel y los tejidos mucosos,
contienen tejido linfoide secundario y montan una importante primera defensa contra
los patógenos que penetran en nuestras capas epiteliales. Las células epiteliales
juegan un papel activo y llevan la respuesta de las células inmunes innatas y
adaptativas, que pueden organizar en los folículos de linfocitos B.
Los sistemas inmunes de barrera también nos ayudan a mantener la tolerancia a los
microbios comensales que conviven en las superficies del cuerpo.
El timo es el órgano linfoide primario donde los linfocitos T maduran, El timo se
encuentra justo encima del corazón, las células entran y salen al torrente
sanguíneo.
El ganglio linfático es un órgano linfoide secundario altamente especializado, El
ganglio linfático proporciona los microambientes ideales para los encuentros entre el
antígeno y los linfocitos y las respuestas inmunes productivas y organizadas tanto
celulares como humorales.
El timo y la médula ósea son los órganos linfoides centrales en los que se lleva a
cabo la maduración de linfocitos.
Los ganglios linfáticos son los sitios en que se activan las reacciones inmunitarias a
antígenos en la linfa, que es un líquido entre transparente y blanquecino compuesto
de linfocitos.
El bazo está situado en la parte alta del lado izquierdo de la cavidad abdominal, es
un órgano linfoide secundario grande que tiene un papel importante en el aumento
de las respuestas inmunes a los antígenos en el torrente sanguíneo.
Los órganos inmunes de barrera, que incluyen la piel y los tejidos mucosos,
contienen tejido linfoide secundario y montan una importante primera defensa contra
los patógenos que penetran en nuestras capas epiteliales. Las células epiteliales
juegan un papel activo e inducen la respuesta de las células inmunes innatas y
adaptativas, que pueden organizar en los folículos de linfocitos B.
Los sistemas inmunes de barrera también nos ayudan a mantener la tolerancia a los
microbios comensales que conviven en las superficies del cuerpo.