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Introducción a la Inmunología 
FUNDAMENTOS Y TÉCNICAS INMUNOLÓGICAS

Tema 1.­ Introducción a la Inmunología


­ Inmunidad natural y adquirida
­ Concepto del Sistema inmunitario

El organismo opone a la penetración y establecimiento de los organismos


patógenos exteriores (antígenos), una serie de barreras cuyo fin es el mantenimiento de
la salud del individuo.
La inmunología trata sobre las respuestas del hospedador a los diversos agentes
infecciosos. En ella se estudia cuando como y porque se produce la respuesta, así como
todas aquellas células y moléculas involucradas en la misma.

La primera de esas barreras es la denominada INMUNIDAD NATURAL,


INNATA O NATIVA, cuyo primer nivel de protección esta constituido por una serie de
barreras tanto físicas, (epitelio y mucosas que recubren las estructuras tubulares del
organismo), como químicas, pH de la piel y estómago, que forman una barrera entre el
medio interno y el externo. El segundo nivel lo constituye la denominada INMUNIDAD
INNATA INDUCIDA. En esta fase entran en juego ya ciertas moléculas (Receptores,
citoquinas y células (Macrófagos, células NK, neutrófilos) que mediante un proceso
inflamatorio, logran en la mayoría de los casos, controlar, de forma inespecífica, a los
agentes patógenos

Todos estos factores de protección de los que hemos hablado, se


caracterizan por dos propiedades fundamentales. Una es la INESPECIFICIDAD, o NO
DISCRIMINACION, es decir son medidas de tipo general independientes del tipo de
organismo invasor; la otra, podríamos denominarla como la INTEMPORALIDAD, ya
que son medidas que existen siempre, incluso antes de que tenga lugar la infección. Por
esta razón este tipo de inmunidad, es la que actúa en las primeras horas de la infección.

Cuando el organismo extraño logra superar esta Inmunidad innata, entra en


acción un segundo grupo de medidas agrupadas todas ellas bajo el nombre de
INMUNIDAD ADQUIRIDA o ADAPTATIVA, cuyos mecanismos de activación
empiezan a sucederse a partir de las 24 horas de la entrada del microorganismo. La
principal característica de este tipo de inmunidad es que es ESPECÍFICA, lo que quiere
decir que va dirigida directamente de forma particular, y exclusiva contra el agente
invasor. Este tipo de defensa, esta mediada básicamente por un tipo de células: los
linfocitos, y un tipo de sustancias solubles: los anticuerpos. Los anticuerpos se
producen solo en respuesta a infecciones específicas, por lo cual los anticuerpos
presentes en un individuo dado reflejan de forma directa las infecciones que ha sufrido.

Ambos sistemas defensivos, no son independientes ni actúan de forma


descoordinada, sino que ambos, aunque solapándose, actúan de forma secuencial,
comunicándose entre sí a través de una serie de sustancias solubles conocidas
genéricamente como citoquinas. De estas, las secretadas por los macrófagos serian
constituyentes de la Inmunidad natural, mientras que las secretadas por los linfocitos lo
serán de la Inmunidad específica.
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Filogenéticamente hablando, la inmunidad específica es más tardía, pues aparece


con el desarrollo de los vertebrados. En su transcurso evolutivo la Inmunidad específica
ha retenido muchos de los mecanismos de la Inmunidad natural, a la vez que ha ido
añadiendo nuevas cualidades. Entre ellas cabe destacar:

­ Memoria: El Sistema inmunitario es ahora capaz de Recordar cada encuentro con


el agente invasor, de modo que los sucesivos encuentros con aquel aumentan la
respuesta.
­ Amplificación: De los mecanismos propios de la Inmunidad Innata.

Centrándonos en la Inmunidad adquirida y basándonos en los componentes que


median la respuesta, la INMUNIDAD ADQUIRIDA, se clasifica en dos tipos:

­ Inmunidad humoral: Es aquella inmunidad mediada por anticuerpos, moléculas


secretadas por Linfocitos B, que están mayoritariamente en
suero y plasma y que son capaces de reconocer a los
antígenos, ayudando a su eliminación.
­inmunidad celular: Aquella mediada por células en particular por linfocitos T.
Sus principales dianas son los organismos intracelulares,
destruyéndolos bien directamente, o bien en aquellos casos
en que así se exija destruyendo también la célula
hospedadora.

En función de la forma de inducción a una persona, se puede hablar de tres tipos


de inmunidad:

­ Activa: Cuando es el propio sistema inmunitario del individuo el que


responde a la invasión externa; por ejemplo a través de las
vacunas se induce, a un individuo, inmunidad frente a un
determinado organismo.

­ Pasiva: Cuando la protección a un individuo se consigue transfiriéndole


las sustancias propias de la inmunidad humoral.

­ Adaptativa: Cuando lo que se transfieren son los elementos de la inmunidad


celular, es decir los linfocitos.

Sistema Inmunitario

La principal característica del sistema inmunitario, es que es un sistema disperso,


sin continuidad anatómica y cuyos elementos se hallan coordinados entre sí, a través de
una serie de sustancias denominadas citoquinas, (ya mencionadas). Asimismo,
tampoco es un sistema aislado, sino que se halla relacionado con otros sistemas como el
Nervioso o el Endocrino.

Las características principales de este sistema, se pueden resumir en cinco puntos


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fundamentales:

1.­ Especificidad.
2.­ Capacidad de discriminación de lo NO PROPIO
3.­ Diversidad
4.­ Memoria
5.­ Autolimitación.

1.­ Especificidad: La respuesta es específica para cada antígeno. En realidad la respuesta


se dirige contra ciertos componentes estructurales (proteínas, polisacáridos),
reconociéndose pequeñas porciones de los mismos denominadas DETERMINANTES
ANTIGÉNICOS Ó EPITOPOS. Esto tiene lugar gracias a que los linfocitos presentan
en su membrana unas moléculas que actúan de receptores y que son capaces de unirse a
moléculas complementarias, que serian los antígenos.
2.­ Diversidad: Las células del sistema inmunitario tienen unos receptores en su
superficie que van a reconocer al agente extraño. Dichos receptores se forman al azar,
calculándose que hay 109 receptores distintos, denominándose a dicho número Repertorio
linfocitario. Así los linfocitos difieren en la estructura de sus receptores y por lo tanto en
su especificidad
3.­ Capacidad de discriminación entre LO PROPIO y LO NO PROPIO: El sistema
inmunitario, en su correcto funcionamiento, ha de distinguir entre los antígenos
extraños, a los que debe ser capaz de reconocer y eliminar, y los antígenos propios frente
a los que no debe reaccionar de forma perjudicial, es decir estableciéndose un estado de
no respuesta frente a lo propio que se denominan este caso un estado Tolerancia. El
fallo en este proceso conduce al desarrollo de enfermedades autoinmunes. Esto es lo
que se denomina un proceso de Selección negativa.
4.­ Memoria inmunitaria: Es una característica, por la cual ante un segundo contacto
(Respuesta secundaria) con el mismo antígeno, la respuesta será más rápida, más
intensa, y por lo tanto más eficaz, que en el primer contacto (Respuesta primaria). Esto
es debido a la formación de unas células de vida muy larga (células de memoria)
preparadas para responder con mayor rapidez a una nueva estimulación.
5.­ Autolimitación: La respuesta inmune disminuye y cesa una vez que el estimulo
antigénico ha sido controlado

Inmunidad y patología

En el caso de la respuesta, nos encontramos con dos situaciones:

1.­ Respuesta protectora: Aquella que elimina al organismo patógeno sin dañar a las
estructuras propias.

2.­ Respuesta patológica: Cuando la respuesta daña al propio individuo. Esta última
respuesta se produce por dos causas fundamentales:
a) Por ser la respuesta demasiado larga o demasiado intensa, dando
lugar a las denominadas reacciones de hipersensibilidad. Puede
estar mediada tanto por los mecanismos de inmunidad humoral
como celular.
b) Por fallos en el estado de tolerancia, es decir por la existencia de
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errores en el sistema de reconocimiento de lo NO PROPIO, que
lleva a provocar una respuesta frente a antígenos propios. Este
proceso dará lugar a fenómenos de Autoinmunidad y a la
aparición consiguiente de enfermedades autoinmunes.

c) Por debilidad o formación defectuosa del Sistema Inmunitario, se


producen la denominada Inmunodeficiencia, por las cuales el organismo “permite”, el
establecimiento de infecciones repetidas u oportunistas. Esto puede deberse a causas
genéticas, en cuyo caso se denominan primarias, o a daños provocados en el Sistema
inmune (SIDA, terapia anticancerosa, terapia de transplantados...etc.), en cuyo caso se
denominaran secundarias.

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Bases Morfológicas del Sistema Inmunitario


Tema 2: Bases Morfológicas del Sistema inmunitario

­ Células del sistema inmunitario: Origen, Morfología y función.


­ Órganos linfoides primarios y secundarios. Breve reseña Ontogénica
­ Recirculación linfocitaria
­ Moléculas de Adhesión

Las células del sistema inmunitario se pueden dividir en tres grandes grupos:
1.­ Las células presentadoras de antígenos, Son las células que capturan y
exponen los antígenos.
2.­ Las células que reconocen y responden de forma específica a antígenos
extraños
3.­ Las células efectoras, que serian las encargadas de la destrucción final de los
agentes patógenos
La pertenencia a uno de los grupos no excluye la posibilidad de poder ser
incluidas en otro.
Todas las células del S.I. y el resto de las células sanguíneas, como glóbulos rojos
y plaquetas, proceden de un único tipo celular existente en la médula ósea denominada
CELULA PLURIPOTENCIAL (STEM CELL).
La división de estas tiene lugar de una forma poco corriente, pues en lugar de
dar lugar a una progenie idéntica, se dividen de manera funcionalmente asimétrica, de
forma que una de las células hijas es y seguirá siendo igual que la célula madre
manteniéndose el número de células pluripotenciales. Pero, la segunda célula hija, se
diferencia, primero en la denominada “Unidad formadora de Colonias” que a su vez
dará lugar a las células precursoras (Eritroide, Mieloide y Linfoide), de las que
derivaran los diferentes tipos de células hematopoyéticas.

El progenitor mieloide, es el precursor de los macrófagos, mastocitos y la serie


granulocitica del sistema inmune. El progenitor linfoide dará paso a las diferentes
líneas de linfocitos

Macrófagos

Están distribuidos por todos los tejidos y juegan un papel primordial en la


Inmunidad innata, a través de la fagocitosis.
Proceden de los Monocitos. Estos se forman en la médula ósea y entran en la
circulación periférica (sangre), aún sin diferenciar. La maduración de estos tiene lugar
cuando pasan a los tejidos convirtiéndose en Macrófagos. Durante el proceso de
activación experimentan un gran aumento del citoplasma, (células epiteloides). Incluso,
en algunos casos, se fusionan varios de ellos para dar lugar a células gigantes
multinucleadas.
Una vez en los tejidos, los macrófagos adoptan diferentes nombres en función del
tejido donde se asienten.

Entre sus funciones principales destacan:


.­ Citocida
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.­ Presentación de antígenos
.­ Eliminación de Inmunocomplejos
.­ Liberación de citoquinas
.­ Fagocitosis

Mastocitos

Proceden igualmente de la línea mieloide. Residen fundamentalmente en las


mucosas y tejidos epiteliales, cerca de los vasos, estando presentes en todos los tejidos
vascularizados, excepto SNC y retina. Son uno de los principales mediadores en la
respuesta alérgica, al expresar receptores de alta afinidad para IgE.

Granulocitos

Los granulocitos, o polimorfonucleares, se denominan así por presentar


granulaciones en su citoplasma y núcleos lobulados de formas diversas. Hay tres tipos;

Neutrófilos. Son los más abundantes, pero tienen una vida media muy corta. Su
función principal es la fagocitaria y son los componentes más importantes de la
respuesta inflamatoria aguda al responder muy rápidamente a los estímulos
quimiotácticos. Sus gránulos citoplasmáticos contienen numerosas sustancias
microbicidas.
La principal diferencia, en cuanto a la función fagocitica entre los neutrofilos
y los macrófagos, es que los primeros mueren tras la fagocitosis, siendo los
componentes principales del pus; en cambio los macrófagos son células de vida
larga

Eosinófilos. Son abundantes en los infiltrados celulares de la inflamación tardia.


Expresan en su superficie receptores para la IgE, y por ello son particularmente eficaces
contra infecciones que estimulan la producción de este anticuerpo como los helmintos.
De hecho, estos parásitos son mas eficazmente destruidos por las proteínas
especializadas de los eosinófilos (proteína básica principal y proteína cationica
eosinofilica) que por las lisoenzimas de neutrófilos y macrófagos. El crecimiento y
diferenciación de los eosinófilos es estimulado por una citoquina (IL­5).

Basófilos, tienen una acción muy similar a la presentada por los mastocitos, y como
estos expresan receptores de alta afinidad para la IgE.

Linfocitos

Provienen de los progenitores linfoides. Son las únicas células del organismo
capaces de reconocer específicamente diferentes determinantes antigénicos y
responsables de las dos principales características del sistema inmunitario, como son la
especificidad y la memoria.
Hay dos clases fundamentales de Linfocitos: Los linfocitos B y los linfocitos T.
Los linfocitos B, una vez activados se transformaran en plasmocitos productores de
anticuerpos, siendo las únicas células capaces de producirlos. Los linfocitos T, se
subdividen en tres poblaciones Th, Tc y Tr). Se diferencian por que las tres presentan
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diferentes moléculas en su superficie. Los linfocitos que presentan en su superficie el
complejo CD4, se denominan CD4+ o linfocitos T helper (LTh) y son esenciales para la
activación de otras células como linfocitos B y macrófagos. Los CD8+ o linfocitos T
citotóxicos (LTc) son los encargados de la destrucción de células alteradas o infectadas
por organismos intracelulares. Los Linfocitos Tr, median la regulación de la respuesta
inmunitaria. Existen varias subpoblaciones de linfocitos supresores.
El receptor del linfocito B (BCR), es un anticuerpo anclado a la membrana. Una
vez activado ese linfocito B secretara un anticuerpo con la misma especificidad.
Tanto los linfocitos B como los T se originan en la médula ósea, pero solo
maduran en ella los linfocitos B. Los linfocitos T, migran al Timo, de ahí su nombre,
para madurar.
Otro tipo de células linfoides que carecen de receptor específico son las
denominadas células NK, y que serán objeto de un tema específico mas adelante.

Órganos linfoides

Pueden dividirse en:


1.­ Primarios o centrales que son aquellos en los que se producen y maduran los
linfocitos, es decir la médula ósea y el timo.
.­ Médula Ósea :
La médula ósea es un tipo de tejido que se encuentra en el interior de los grandes
huesos, sobre todo de los centrales del cuerpo como cráneo, vértebras (hueso
irregular), costillas, esternón, cintura escapular y pelvis.
Es donde se producen la generación, (Hematopoyesis), de todas las células
sanguíneas y dentro de ellas, como es lógico, los linfocitos a partir de la célula Madre
pluripotencial y donde maduran, en los mamíferos las células B. En la pubertad la
hematopoyesis tiene lugar principalmente en el esternón, las vértebras y las costillas. La
proliferación y maduración en la médula ósea de las células precursoras es estimulada
por citoquinas, que reciben, en general el nombre de factores estimuladores de colonias
(CSF).
.­ Timo:
Es un órgano bilobulado situado en el mediastino anterior. Es el lugar donde
maduran los linfocitos T. Esquemáticamente presenta, la corteza, rica en Linfocitos T y la
médula escasamente poblada de linfocitos. Dispersas por el timo existen diversos tipos
de células epiteliales así como células dendríticas y macrófagos. Los linfocitos del Timo,
llamados timocitos, se encuentran en diversos estados de maduración. En el proceso de
maduración, solo son seleccionados para sobrevivir aquellos que no reconocen a los
antígenos propios, por tanto solo lo harán frente a antígenos extraños (Selección
negatriva). En su proceso de maduración los precursores se pueden distinguir por la
expresión de diferentes moléculas en su superficie como son la CD44, CD25, CD3, CD4
y CD8. La mayoria de los timocitos (98%) mueren durante este proceso de maduración.
Los macrofagos del timo eliminan continuamente las células muertas que no han
completado su maduración. El timo presenta su máxima actividad en la juventud,
produciéndose posteriormente su involución que se completa, aproximadamente, a los
30 años.
2.­ Secundarios o periféricos. Donde comienza la respuesta inmune adaptativa. Los
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agentes patógenos penetran en el organismo por muy diversas vías, pero al final van a
ser dirigidos hacia los órganos linfoides secundarios donde se van a encontrar con los
linfocitos. Los principales órganos linfoides secundarios serían:

Ganglios linfáticos: El sistema inmunitario no inicia una respuesta inmunitaria


adaptativa en los innumerables sitios en los que se puede establecer una infección, sino
que captura parte de ese patógeno y lo conduce a los tejidos linfoides secundarios
organizados Ganglios, Bazo y tejido linfoide. Los ganglios, son estructuras linfoides
muy especializadas, donde, convergen los líquidos extracelulares. De esta manera, los
antígenos que penetran por la piel u otras vías, terminan en los vasos linfáticos, siendo
así, transportados a los ganglios. De esta manera, el Sistema linfático proporciona el
mecanismo básico de recolección de antígenos.
El ganglio, internamente esta constituido por una corteza externa, en las que hay
agregados de células constituyendo los folículos. Dentro de estos existen los folículos
primarios, que son aquellos en los que se encuentran los linfocitos B en reposo. Cuando
entran en contacto con el antígeno se transforman en los folículos secundarios donde se
desarrolla el Centro Germinal. En este Centro germinal se produce la maduración y
diferenciación de los linfocitos B hasta células plasmáticas, o o células de memoria que
quedan en su mayoría retenidas en el ganglio o migrando, en su gran mayoría hacia la
médula osea.
La parte mas interna del ganglio contiene la médula con linfocitos y fagocitos
mononucleares. La linfa que penetra en el ganglio, se filtra a través de la corteza y la
médula y sale a través de un único vaso eferente. Mientras que los folículos son ricos en
células B, la médula lo es en linfocitos T.
El bazo, recolecta antígenos procedentes de la sangre, así como glóbulos rojos
viejos. La mayoría del bazo, esta constituido por la pulpa roja, donde se encuentran los
eritrocitos, rodeando a de la pulpa blanca. Esta está constituida por una acumulación de
linfocitos T rodeados de una corona de células B. En estas zonas, se encuentran folículos
linfoides, algunos de ellos con centro germinal.
La funcionalidad del bazo y los ganglios es muy similar. La principal diferencia
es que en el bazo, se produce la respuesta a antígenos procedentes de la sangre, mientras
que en los ganglios se produce frente a antígenos procedentes de tejidos,. Recolectados
por medio de la linfa.
El Tejido linfoide asociado a intestino (GALT), incluye amígdalas, adenoide,
apéndice y unas estructuras especializadas del intestino delgado denominadas Placas
de Péyer. Se encargan de recolectar los antígenos procedentes del epitelio
gastrointestinal. En las placas de Péyer, el antígeno se captura por unas células
epiteliales especializadas denominadas células M. Igualmente hay Tejido linfoide
asociado a bronquios (BALT) a mucosas (MALT) y a dermis y epidermis. Estos están
constituidos por una gran masa de linfocitos B rodeados de unos pocos linfocitos T.
Por último, en ciertos lugares, de intensa respuesta inmunitaria, se pueden
formar tejidos linfoides ectópicos. Parece ser que la producción local de citoquinas,
particularmente linfotoxina provoca la formación de tejido linfoide ectópico.

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Recirculación de los linfocitos

Los linfocitos, que han madurado en médula y timo, y que todavía no se han
encontrado con el antígeno se denominan linfocitos vírgenes. Estas células circulan
continuamente entre la sangre y los tejidos linfoides periféricos. Cuando existe una
infección los linfocitos se detienen en los órganos linfoides donde proliferan y se
convierten en células efectoras, capaces de combatir la infección. Así pues y como vemos
los linfocitos están en continua circulación, y los que están en la sangre (Hemograma),
son solo una pequeña porción de los que están circulando por los distintos tejidos.

Existen cuatro patrones principales de migración de linfocitos:

Ø Migración de los precursores entre los tejidos linfoides primarios


Ø Migración de los linfocitos vírgenes a los tejidos linfoides secundarios
Ø Migración de los linfocitos activados de los tejidos linfoides a los focos de inflamación.
Ø Migración de células entre los distintos tejidos linfoides secundarios.

Migración de los precursores entre los tejidos linfoides primarios

Los precursores de las células T originadas en la médula ósea, abandonan la


misma, circulan por la sangre y penetran en la corteza tímica. Estas células denominadas
ahora Timocitos, son estimuladas para proliferar. Estas células supervivientes, migran
desde la corteza del timo a la médula y finalmente son liberadas a la periferia como
células T maduras y vírgenes.
En el caso de los linfocitos B al producirse la formación y maduración en la
médula no se produce circulación a este nivel.

Migración de los linfocitos vírgenes a los tejidos linfoides secundarios

La extravasación de los linfocitos desde la sangre al interior del ganglio linfático,


se produce de forma selectiva por la existencia de vénulas especializadas en el interior
del ganglio. Estas venas, se hallan revestidas de células endoteliales y que le dan un
aspecto morfológico distinto al resto del sistema venoso y que por ello se denominan
vénulas endoteliales altas (HEV). Estas HEV se encuentran también en otros tejidos
linfoides pero faltan en el bazo.
La forma en que se produce la extravasación, es por la mayor adhesividad de
este tipo de endotelio. En condiciones normales los linfocitos colisionan al azar, y o bien
rebotan o se adhieren al endotelio durante una fracción de segundo antes de ser
arrastrados por la corriente sanguínea. En cambio en las HEV, la unión perdura durante
mas tiempo, lo que permite que se refuerce la unión. El linfocito, así comienza a “rodar”
por la superficie de la vena, para finalmente y una vez fijado mas firmemente pasar a
través de los espacios intercelulares al interior del tejido linfoide. La unión de los
linfocitos al endotelio esta mediado a unos ligandos expresados en las células
endoteliales, que de modo general se denominan moléculas de adhesión. En este caso
se conocen particularmente como diriginas. Estas diriginas se unen específicamente a
otra molécula situada sobre la superficie de los linfocitos T vírgenes que se denomina
Selectina­L. Si estos linfocitos no interactuan con su antígeno , salen del ganglio y
regresan al sistema circulatorio, vía conducto torácico.
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Migración de los linfocitos activados de los tejidos linfoides a los focos de


inflamación.

Una vez activados, los linfocitos T ya no se asientan eficazmente en los ganglios


linfáticos por que expresan niveles inferiores de Selectina­L. En cambio si lo hacen con
eficacia en los focos inflamatorios, que son, a menudo, los lugares de entrada y
persistencia del antígeno. La razón de esto es que los estímulos producidos en el proceso
inflamatorio, aumentan la expresión de otras moléculas de adhesión en las células T
activadas, en este caso denominadas Integrinas, y a su vez aumentan la expresión de
sus correspondientes ligandos en las células endoteliales del foco inflamatorio.

Migración de células entre los distintos tejidos linfoides secundarios.


Los linfocitos que recirculan son células de vida larga, que pueden penetrar en los
ganglios linfáticos, bien a través de los canales aferentes, o bien a través del endotelio
vascular por los mecanismos citados anteriormente.

Moléculas de adhesión

al disociar mecánicamente las células de dos especies diferentes de esponjas


marinas, y colocar en medio líquido una mezcla de ellas, éstas se reúnen
nuevamente formando las mismas esponjas originales. Se demostró así, que las
células de un organismo multicelular se reconocen entre sí y se adhieren
específicamente. Este proceso está basado en la presencia de moléculas específicas,
denominadas "Moléculas de Adhesión Celular" (CAMS, Las CAMs son
glicoproteínas mediante las cuales se efectúan las interacciones específicas célula­
célula y célula­matriz. Estas glicoproteínas tienen en un extremo un grupo carboxilo.
El otro extremo, extracelular, es un grupo amino, que da la especificidad a la
molécula para unirse a otras CAMS.
Todas las funciones biológicas parecen requerir, o son influenciadas, por estas
interacciones, especialmente la embriogénesis, la forma celular, el desarrollo tisular,
la adhesión celular, la migración de células, los procesos inflamatorios e
inmunológicos y muchos otros.
La expresión de las distintas moléculas sobre la superficie de los leucocitos
depende de la línea celular y del estado de activación y diferenciación. Según sea el
agente inductor variara el tipo de molécula expresada. Así distintos grupos de
citoquinas inducen la expresión de grupos diferentes de moléculas de adhesión
endoteliales. Asimismo los mediadores del proceso inflamatorio también inducen la
expresión de un determinado tipo de moléculas de adhesión.
Las principales familias de moléculas de adhesión estructuralmente
emparentadas serian las siguientes:

v Selectinas
v Integrinas
v Inmunoglobulinas
v Carbohidratos

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Selectinas

Son una grupo de tres moléculas que se denominan genéricamente Moléculas


de adhesión tipo lectina (LECAM), que median la adhesión de los leucocitos a las
células endoteliales. Estructuralmente presentan un glucoproteína transmembrana, una
serie de carbohidratos denominados lectinas de tipo C, un dominio homologo al
factor de crecimiento epidérmico, otros dominios, relacionados con las proteínas de
control el Complemento y un extremo amino terminal externo. La unión de la selectina
con su correspondiente ligando es dependiente de Ca++.
La Selectina­L o CD62L, es, como ya hemos visto el factor que actúa como
asentamiento de los linfocitos en las HEV. Pero no sólo se expresa en los linfocitos, sino
que también lo hace en otras células como neutrófilos para facilitar su persistencia en los
focos inflamatorios. Una propiedad de esta selectina es que la unión de la misma a su es
de baja afinidad, aunque lo suficiente como para permitir las rodadura de la célula
(rolling).
La Selectina­E conocida también como ELAM­1 o CD62E, es expresada
únicamente por las células endoteliales activadas por citoquinas. El ligando de la
selectina­E en los linfocitos se conoce como CLA­1, (Cutaneus Lymphocyt­antigen­
1), y se le ha involucrado con el asentamiento de linfocitos T en la piel. En general la
expresión de selectina­E en las células endoteliales es un distintivo de la inflamación
aguda.
La Selectina­P o CD62P, se identifico por primera vez en las plaquetas, de
ahí su nombre., aunque como la E, se expresa también en células endoteliales.
Media la unión de neutrófilos y monocitos. Su expresión, aumenta en el foco
inflamatorio.

La falta la expresión de los ligandos para aquellas se produce el Síndrome de


deficiencia de adhesión leucocitaria de tipo II

Integrinas

Son proteínas heterodiméricas, (cadenas α y β) que actúan fundamentalmente


como moléculas de adhesión, aunque también pueden hacerlo como transmisoras de
señales. Existen varias subfamilias denominadas en función de la cadena común que
comparten (α3 β1, α4 β1, α1 β2 etc.). Una característica de las integrinas es que a partir de
las señales intracelulares generadas en la célula a partir de otros receptores, por ejemplo
TCR o citoquinas, se produce una señal, denominada Dentro­Fuera, por el cual aumenta
la afinidad de las integrinas por su ligando. Una vez unido al ligando, las integrinas
proporcionan una señal, ahora Fuera­Dentro, a la célula, que por ejemplo pueden
favorecer la expresión de los genes de citoquinas. En general se van a expresar en
linfocitos T, linfocitos B y monocitos

La subfamilia β2, representado por LFA­1, o también CD11aCD18¸, comparten la


cadena CD18, es expresado por mas del 90% de los timocitos y las células T maduras.
Media en la adhesión de los linfocitos al endotelio y en la adhesión de los linfocitos T a
las CPA (Células presentadoras de antígeno). Sus ligandos correspondientes son ICAM­
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1 (Molécula de adhesión intercelular), ICAM­2 e ICAM­3, y su avidez por ellos aumenta
después de la estimulación de los Linfocitos T a través de su TCR. Se ha demostrado
que el ligando de LFA­1, ICAM­1 es un receptor específico para los rinovirus, agentes
causantes del resfriado común. Ciertas citoquinas pueden aumentar la avidez de esta
integrina por los ligandos que se expresan en las células endoteliales. Esto hace que se
favorezca la migración de los linfocitos T a los focos inflamatorios.
Así las principales moléculas de esta subfamilia serian:
Molécula Cadenas Ligandos Expresión
LFA­1 αLβ2 CD11aCD18 ICAM­1,2,3 Leucocitos
CR3 αMβ2 CD11bCD18 ICAM­1,2; iC3b, iC4b Fagoc y Neutrófilos
CR4 αXβ2 CD11cCD18 Macrófagos

La deficiencia de estas integrinas lleva a la deficiencia de adhesión


leucocitaria de tipo I, caracterizada sobre todo por infecciones bacterianas y micoticas
recurrentes y severas.

Otra de las subfamilias es la β1. Comparten la cadena CD29, y se denominan en


general, VLA (Very Late Antigens), ya que aparecen de 2 a 4 semanas después de la
activación de los linfocitos T. Tres de los miembros de esta familia, los VLA­4, 5 y 6, se
expresan sobre los linfocitos en reposo. El ligando de VLA­4, denominado VCAM­1, se
expresa en células endoteliales activadas por citoquinas. De este modo esta pareja, al
igual que LFA­1 con ICAM­1, vista con anterioridad pueden controlar la salida de los
linfocitos de los vasos sanguíneos hacia los focos inflamatorios.

Las principales moléculas de esta familia serian:


Molécula Cadenas Ligandos Expresión
VLA­1 Α1β1 CD49aCD29 Colágeno y Laminina LT, Fibroblastos
VLA­2 Α1β1 CD49bCD29 Colágeno y Laminina LT y plaquetas
VLA­3 Α1β1 CD49cCD29 Colágeno, Laminina y Riñón y Tiroides
Fibronectina
VLA­4 Α1β1 CD49dCD29 VCAM­1 y Fibronectina LT, LB, Monocitos
VLA­5 Α1β1 CD49eCD29 Fibronectina Leucocitos, Plaquetas
VLA­6 Α1β1 CD49fCD29 Laminina Leucocitos, Plaquetas

Inmunoglobulinas

Son conocidas primordialmente por su función de anticuerpos, aunque algunas


de ellas se expresan o inducen sobre el endotelio y actúan como moléculas de adhesión.
Así ICAM­1, como vimos el ligando de LFA­1, se expresa también sobre la superficie
de linfocitos, contribuyendo a la adhesión entre los linfocitos T y entre estos y las CPAs,
teniendo por ello un importante papel en la presentación antigénica. Por otra parte
ICAM­2, perteneciente también a esta subfamilia, solo se expresa en la superficie de
células endoteliales. 
Otra importante molécula de adhesión perteneciente a esta subfamilia es la VCAM­1 o 
CD106.  Es como se ha visto receptor de la integrina VLA­4, y es expresada sobre todo por
Documento5 01/03/2007 Pag..8.9
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Bases Morfológicas del Sistema Inmunitario


células endoteliales  activadas. También es expresada en células dendríticas foliculares, 
participando ene l adhesión de estas a los linfocitos B. 

Por último la molécula PECAM­1. Es importante, al encontrarse en los espacios 
intercelulares, para la extravasación leucocitaria. Se ha postulado que su interacción con los 
linfocitos es una señal de activación de las integrinas, actuando mas como una señal que como 
molécula de adhesión. Asimismo parece ser que tiene una función limitante de la 
permeabilidad vascular.

PAPEL DE LAS MOLECULAS DE ADHESIÓN EN LA INFLAMACIÓN

La primera etapa en el fenómeno inflamatorio es el rodamiento de los leucocitos


sobre la pared endotelial, tal y como hemos visto con anterioridad. Esto da lugar a la
adhesión de las células a la pared, gracias a la expresión de moléculas de adhesión tanto
en los linfocitos y otras células como en el endotelio como consecuencia de la liberación
de ciertas citoquinas proinflamatorias. Como consecuencia de esta adhesión del
leucocito, se produce la extravasación y correspondiente salida de estos del torrente
circulatorio hacia el foco inflamatorio.

PAPEL DE LAS MOLECULAS DE ADHESIÓN EN LAS METASTASIS

Muchas Células tumorales expresan receptores de adhesión idénticos a los


expresados por los leucocitos. Como consecuencia de ello, las células cancerosas
desprendidas del tumor primario van a ser capaces de fijarse a determinados endotelios
y con ello colonizar y provocar un tumor secundario. La importancia de esto radica es
que interfiriendo por medio de determinadas sustancias la expresión de estas moléculas
se puede, en teoría disminuir la capacidad mestatásica de un tumor.

Documento5 01/03/2007 Pag..9.9 


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TEMA 3. MOLECULAS DE ADHESION. RECIRCULACION LINFOCITARIA


Los leucocitos vigilan constantemente nuestro organismo utilizando el sistema
circulatorio; cuando se detecta una infección las células atraviesan la pared de los vasos
y se dirigen al sitio de infección.
Todo ello es posible gracias a la existencia de las llamadas moléculas de adhesión, que
detienen a los leucocitos en la pared de los vasos locales (del tejido infectado) y los
inmovilizan hasta que la acción de otros mediadores (las quimiocinas) los dirigen hacia
el foco de infección.

MOLÉCULAS DE ADHESION CELULAR


Las células de nuestros tejidos se mantienen unidas gracias a las interacciones
moleculares que hay entre ellas. En cambio, las células del SI pueden atravesar de una a
otra parte del organismo. Lo curioso es que las mismas moléculas que se utilizan para
mantener juntas a las células de los tejidos (Moléculas de adhesión celular = CAMs)
se usan por os leucocitos para interaccionar con las células de los tejidos.

El endotelio vascular actúa de portero, regulando el paso de moléculas y células desde


la sangre a los tejidos; el proceso, en lo que se refiere a las células, se denomina
extravasación. Para que los linfocitos alcancen los órganos linfoides periféricos o los
sitios de inflamación Las células endoteliales expresan CAMs que son específicas para
los leucocitos, aunque algunas de ellas se expresan constitutivamente y otras lo hacen
solo en respuesta a la concentración local de citocinas inflamatorias que se producen
durante una respuesta inflamatoria. Aquellas células circulantes con un receptor que se
une a las CAMs que hay sobre las células del epitelio vascular son las que pueden
extravasarse a los tejidos. Los linfocitos recirculantes tienen receptores que se fijan a
las CAM del endotelio vascular, lo que les permite extravasarse hacia los tejidos.

Además de su papel en la unión de los leucocitos a las células endoteliales las CAMs
que hay sobre los leucocitos aumentan la fuerza de las interacciones funcionales entre
las células del SI. Hay varias moléculas de adhesión que contribuyen a las interacciones
entre:
Células Th y CPAs
Th y células B
Células Tc y células blanco

La mayoría de las CAMs pertenecen a cuatro familias de proteínas, que son:


• Selectinas
• Tipo mucina
• Integrinas
• Inmunoglobulinas (Ig)
Selectinas
Son glucoproteínas de membrana que tienen un dominio extracelular tipo lectina, lo que
les permite unirse de forma específica a grupo de hidratos de carbono (azúcares). La
interacción primaria de las selectinas es con una porción hidrocarbonada que tiene ácido
siálico (sialilada) y que se denomina sialil-Lewisx y que se encuentra unida con
frecuencia a las moléculas tipo mucina.
La familia incluye tres moléculas, llamadas:
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• L-Selectina (CD62L) que se expresa sobre la mayoría de los leucocitos


circulantes
• E-Selectina (CD62E) que se expresa sobre las células endoteliales durante una
respuesta inflamatoria, tras la estimulación de su síntesis por citocinas pro-
inflamatorias
• P-Selectina (CD62P), se almacena en unos gránulos de las células endoteliales
(llamados de Weibel-Palade) que, tras la estimulación de la célula endotelial, se
funden con la membrana plasmática quedando las P-Selectinas sobre la
superficie celular.

La mayoría de los leucocitos circulantes expresan L-Selectina, mientras que las otras
dos se expresan sobre las células endoteliales durante la respuesta inflamatoria. Estas
selectinas son las responsables de la adhesión inicial de los leucocitos al endotelio
vascular.

Mucinas
Constituyen un grupo de proteínas ricas en serina y treonina y muy glucosiladas. Su
estructura extendida les permite presentar porciones como sialil-Lewis y otras
estructuras hidrocarbonadas para que se capturen por las selectinas.

Integrinas
Son proteínas hetero-diméricas con una cadena α y otra β, asociadas de forma no
covalente, que se expresan sobre la superficie celular.
La mayoría interacciona con las moléculas de la matriz extracelular y mantienen la
estructura de los tejidos en todo el organismo.
Algunas subfamilias (con una subunidad común) se unen a las moléculas de adhesión de
la superficie celular e intervienen en las interacciones célula-célula.
Los leucocitos expresan una subfamilia específica de integrinas (conocida como β2), así
como otras varias, que también se expresan sobre otros tipos celulares. Las β2 se unen a
las proteínas de la SPF de las Ig, y a proteínas asociadas a la respuesta inflamatoria.
Algunas integrinas necesitan activarse para unirse con alta afinidad a sus ligandos y su
agrupamiento sobre la membrana celular aumenta la probabilidad de unión efectiva.
Su importancia se refleja en la deficiencia de adhesión de los leucocitos (LAD) tipo 1,
unas enfermedades autosómica recesiva que se caracteriza por la presencia de
infecciones bacterianas recurrentes y dificultad para curar las heridas. Una deficiencia
similar se ve en individuos que tienen alterada la expresión de selectinas y se denomina
LAD tipo 2.
La combinación de integrinas que expresa un tipo dado de célula es lo que la permite
unirse a las diferentes CAMs que hay sobre la superficie del endotelio vascular.

Superfamilia de las Ig (ICAMs)


Esta SPF incluye moléculas de adhesión con dominios tipo Ig, como ICAM-1 (CD54),
ICAM-2 (CD102), ICAM-3 (CD50) y VCAM (CD106), que se expresan sobre las
células del endotelio vascular y se unen a varias moléculas de integrinas.
Hay una molécula de adhesión (llamada MadCAM-1) que tiene dominios tipo Ig y tipo
mucina, que se expresa sobre el endotelio de la mucosa y dirige la penetración de los
linfocitos en la misma; se une a una integrina vía dominio tipo Ig y a L-Selectina vía
dominio tipo mucina. También hay adhesiones homotípicas entre miembros de la SPF..
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La molécula PECAM-1 ([molécula 1 de adhesión células endoteliales-plaquetas] CD31)


está en la superficie de leucocitos (neutrófilos, monocitos y un subtipo de linfocitos T) y
en complejos que unen a las células endoteliales. Presenta unión homotípica, donde el
PECAM-1 de una célula se une al PECAM-1 de otra. La molécula de adhesión JAM-1
(CD321) también se encuentra en las uniones endoteliales y puede interaccionar consigo
misma y con Integrinas, lo que le otorga un papel en la migración trans-endotelial.
También puede encontrarse unión homotípica entre miembros de la SPF Ig en otros
tipos celulares, como ocurre con L1 y NCAM sobre las células neurales.

Ejemplos de moléculas de adhesión celular (CAM) de distintas familias


Tipo mucina Selectinas SPF Ig Integrinas
GliCAM-1 Selectina L ICAM-1, 2 y 3 VLA-4 (α4β1)
CD34 Selectina P VCAM-1 VLA-6 (α6β1)
PSGL-1 Selectina E LFA-2 (CD2) LFA-1 (α1β2)
MadCAM-1 LFA-3 (CD58) MaC-1 (αMβ2)
MadCAM-1

RECIRCULACION DE LOS LINFOCITOS


Al contrario del resto de las células, los linfocitos recirculan constantemente a través de
la sangre, la linfa y los órganos linfoides secundarios.
Tras un breve tránsito por la sangre (unos 30 m.) casi el 45% de ellos la abandona
directamente a través del bazo, donde residen aproximadamente unas 5 horas. Una cantidad
casi igual de linfocitos (42%) sale de la sangre a través de los ganglios linfáticos, donde
residen unas 12 horas. Un número pequeño de linfocitos (10%) migra a los tejidos extra-
linfoides terciarios atravesando a través de las células endoteliales de los capilares. Estos
tejidos normalmente albergan pocos (o ninguno) linfocitos a menos que se “reclamen” por
la presencia de una respuesta inflamatoria. Los tejidos terciarios extra-linfoide más activos
son lo que forman la interfase con el exterior, tales como piel y epitelios mucosos gastro-
intestinales, pulmonares y genito-urinarios.
La recirculación mantiene una dotación óptima de linfocitos específicos distintos, que
pueden “encontrar” a cualquier antígeno. Un linfocito individual hace el circuito sangre
– tejidos – linfa – sangre entre una y dos veces diarias. Como solo uno entre 100.000
linfocitos reconoce un antígeno particular parece que este mecanismo permite a un ayor
número de células T y B reconocer al antígeno (sobre células presentadoras o en forma
soluble) y desencadenar la respuesta adaptativa en menos tiempo. Los contactos entre
células presentadoras y células T se aumentan mucho gracias a los factores que regulan,
organizan y dirigen la circulación de linfocitos y células presentadoras de antígenos.

PASO DE LOS LINFOCITOS A TRAVÉS DEL ENDOTELIO VASCULAR

1.- Por las vénulas endoteliales altas


Aunque algunos linfocitos abandonan la sangre a través de vénulas no especializadas, la
ruta de salida principal en los mamíferos es a través de una sección especializada de las
vénulas post-capilares que se conocen como vénulas endoteliales altas (HEV). Estas
HEV abundan en la zona para-cortical de los GL, son menos abundantes en la zona
cortical y faltan en la zona medular. Además de en los GL, las HEV también se
encuentran en el MALT (Tejido linfoide asociado a las mucosas) y en el timo.
Algunos linfocitos, principalmente los T, llegan a través de los vasos linfáticos aferentes
(en lugar de a través de las HEV), que es la ruta principal de llegada de los antígenos al
GL.
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Las HEV son estructuras permanentes de los tejidos linfoides secundarios, pero también
pueden desarrollarse a partir del epitelio normal en los sitios de reacciones inflamatorias
crónicas; esto puede significar que las células T específicas tengan una vía directa de
acceso (a través de las HEV recién formadas) a la zona inflamatoria.
El movimiento de los linfocitos a través del endotelio vascular se controla mediante
moléculas de adhesión y quimiocinas, como p.e.:
ƒ Mad-CAM-1 que se expresa en las células endoteliales de los tejidos intestinales
ƒ VCAM-1 que está presente en las células endoteliales de pulmones y piel
En los linfocitos hay otras moléculas que, interaccionan directamente con estas
moléculas de adhesión, les llevan directamente a órganos concretos. En el caso del
intestino son las integrinas alfa4beta7 (a4b7) las que median la adhesión de los
linfocitos en las HEV de las Placas de Peyer (que expresan Mad-CAM-1).

Extravasación de los linfocitos


Varios subtipos de linfocitos presentan una extravasación dirigida a los sitios
inflamatorios y órganos linfoides secundarios. La recirculación está cuidadosamente
controlada para asegurar el reclutamiento apropiado de poblaciones T y B hacia los
diferentes tejidos. Como ocurre con los neutrófilos, la extravasación de linfocitos
incluye una serie de interacciones entre moléculas de adhesión y las cuatro fases de
rodamiento, activación, detención y adhesión y, finalmente, migración trans-endotelial.

Las vénulas con endotelios altos (vénulas endoteliales altas o HEV) son los sitios de
extravasación de los linfocitos
Algunas regiones del endotelio vascular de las vénulas post-capilares de distintos
órganos linfoides están compuestas por células especializadas de formas cuboides y
rechoncha (son “altas”), denominándose a estas regiones “vénulas endoteliales altas o
HEV”. El aspecto de sus células contrasta mucho con el aplanado de las células
endoteliales que recubren el resto del capilar. Todos los órganos linfoides secundarios,
con excepción del bazo, contienen HEV. Cuando se incuban con linfocitos cortes de
ganglios linfáticos, placas de Peyer o amígdalas y se lavan luego para eliminar a las
células no fijadas, cerca del 85% de las células fijadas están adheridas a las HEV,
aunque estas vénulas representan solo el 1-2% del área total del corte.
Se estima que cada segundo se extravasan, a través de las HEV, unos 140.000 linfocitos
en un solo ganglio linfático. Las citocinas producidas en respuesta a la captación de
antígenos está comprobado que intervienen en el desarrollo y conservación de las HEV
en los órganos linfoides; por ejemplo, los animales criados en condiciones axénicas (sin
gérmenes) no desarrollan HEVs, mientras que si se bloquea quirúrgicamente el linfático
aferente del ganglio (con lo que bloquea la entrada de los antígenos) al cabo de poco
tiempo las HEVs presentan pérdida de funcionalidad y pueden volver a una morfología
más aplanada.
Las HEV expresan una variedad de moléculas de adhesión. Como cualquier otra células
del endotelio vascular expresan:
E y P-Selectinas,
moléculas tipo mucina (GlyCAM-1 y CD34) y
moléculas de la superfamilia de las Ig(ICAm-1, ICAM-2, ICAM-3, VCAM-1 y
MadCAM-1). A algunas moléculas de adhesión que se distribuyen específicamente en
un tejido se les ha llamado “adresinas vasculares” pues dirigen la extravasación de
diferentes poblaciones de linfocitos re-circulantes a órganos linfoides particulares.
La figura 13-8 presenta las interacciones típicas en la extravasación de las células T
vírgenes a través de las HEV en los ganglios linfáticos. El primer paso es, normalmente,
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una interacción selectina-carbohidrato similar a la de la adhesión de los neutrófilos. Los


linfocitos T vírgenes se unen inicialmente a las HEVs a través de L-Selectina, que sirve
como un receptor de albergue que dirige los linfocitos a tejidos que expresan las
correspondientes adresinas vasculares tipo mucina, tales como CD34 o GlyCAM-1. El
rodamiento de los linfocitos es menos acusado que el de l os neutrófilos. Aunque la
interacción inicial selectina-carbohidrato es muy débil, el flujo tan lento de la sangre en
las vénulas post-capilares, especialmente en la región de HEV, reduce la probabilidad
de que el flujo arrastre al linfocito que se “arrastra”.
En el segundo paso, el estímulo de activación de las integrinas está mediado por
quimiocinas que bien se sitúan sobre la membrana endotelial o se secretan localmente.
El grueso glicocalix que recubre las HEV puede retener estos factores quimio-
atractantes in situ. La fijación de quimiocinas a los receptores que hay sobre los
linfocitos, acoplados a G-proteína, lleva ala activación de las moléculas de integrina que
sobre la membrana (como ocurre en la extravasación de los neutrófilos). Una vez
activada la molécula de integrina interacciona con moléculas de la superfamilia de las Ig
(p.e. ICAM-1), lo que permite a los linfocitos adherirse firmemente al endotelio. Los
mecanismos moleculares que rigen el paso final, la migración trans-endotelial, parece
que comprenden a las moléculas de adhesión PECAM-1 (CD31) y JAM-1 (CD321).

El albergue de los linfocitos está dirigido por perfiles de receptores y señales


La extravasación de los linfocitos es similar, en general, a la extravasación de los
neutrófilos. Un carácter importante que distingue a ambos procesos es que los distintos
subtipos de linfocitos migran diferencialmente a tejidos diferentes. Esta migración
específica depende de combinaciones únicas de moléculas de adhesión y quimiocinas;
los receptores que dirigen la migración de varias poblaciones de lilnfocitos a tejidos
linfoides concretos y tejidos inflamatorios reciben el nombre de “receptores de
albergue” o “receptores guías”.

Los linfocitos vírgenes recirculan a los tejidos linfoides secundarios


Los linfocitos vírgenes no son capaces de montar una respuesta inmune hasta que se han
activado para pasar a células efectoras. La activación de las células vírgenes tiene lugar
en un microambiente especializado en los tejidos linfoides secundarios (ganglios
linfáticos periféricos, placas de Peyer, amígdalas y bazo). En este microambiente las
células dendríticas capturan antígenos y los presentan a los linfocitos vírgenes; el
resultado es que los linfocitos vírgenes se activan. Las células vírgenes no presentan
preferencia por un tipo particular de tejido linfoide secundario, sino que circulan
indiscriminadamente por todos los tejidos linfoides secundarios del cuerpo.
La unión inicial de los linfocitos vírgenes a las HEV está generalmente mediada por la
unión de L-Selectina del linfocito a moléculas de adhesión tales como GlyCAM-1 y
CD34 sobre las HEV. Recientemente se ha encontrado que LFA-1 y VLA-4 también
median el rodamiento en su conformación de baja afinidad (antes de la activación). Son
las quimiocinas CCL21, CCL19 y CXCL12 las que inducen el cambio conformacional a
la alta afinidad de LFA-1 y VLA-4, que lleva a la adhesión fuerte. Además de estas
quimiocinas CXCL13 activa a las integrinas sobre las células B vírgenes. Otras
quimiocinas atraen a las subpoblaciones de linfocitos a sus zonas en los ganglios
linfáticos. El patrón de tráfico de las células T vírgenes está diseñado para tener a estas
células recirculando constantemente a través de los tejidos linfoides secundarios, cuya
función principal es atrapar a los antígenos de la sangre y los tejidos.
Una vez que los linfocitos vírgenes encuentran a su antígeno atrapado en un tejido
linfoide secundario se activan y aumentan su tamaño pasando a linfoblastos. La
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activación lleva alrededor de 48 horas y, durante este tiempo, los blastos están retenidos
en la región paracortical de los tejidos linfoides secundarios. En esta fase, también
llamada “de cierre”, los linfocitos específicos del antígeno no pueden detectarse en la
circulación. Es durante la fase de cierre cuando se produce la rápida proliferación y
diferenciación de las células vírgenes. Las células efectoras y de memoria que se forman
dejan el tejido linfoide y comienzan su propia recirculación.

Las células efectoras y de memoria se mueven de forma distinta que las T vírgenes
Los patrones migratorios de ambos tipos de células difieren del patrón de los linfocitos
T vírgenes.
Las células efectoras tienden a albergarse en las zonas de infección pues reconocen el
endotelio inflamado así como a las moléculas quimiotácticas que se producen durante la
respuesta inflamatoria.
Los linfocitos de memoria tienden a albergarse selectivamente en el tipo de tejido en
el que encontraron por primera vez al antígeno. Al parecer esto asegura que una célula
de memoria particular retorne al tejido donde hay mayor probabilidad de que pueda
enfrenarse a la amenaza que supone su antígeno.
Las células efectoras y de memoria expresan cantidades elevadas de ciertas moléculas
de adhesión, como LFA-1, que interaccionan con ligandos presentes en los tejidos
extra-linfoides terciarios (como piel y epitelios mucosos) y en los sitios de inflamación,
lo que permite que las células efectoras y de memoria los alcancen. Las células
inmaduras carecen de las moléculas de adhesión correspondientes y no alcanzan ni se
albergan en estos sitios. El endotelio inflamado expresa las Selectinas E y P y las
moléculas de la superfamilia de las Ig VCAM-1 e ICAM-1, que se unen a los receptores
correspondientes expresados en gran cantidad por células efectoras y de memoria.
El resultado de todo ello es que estas células presentan una clara vocación tisular,
mientras que evitan a los tejidos linfoides secundarios como consecuencia de su poca
expresión de L-Selectina.
Un segundo subgrupo de células efectoras y de memoria tienen una clara vocación
dérmica y su dotación se caracteriza por la expresión baja de L-Selectina y alta de LCA
(antígeno linfocítico cutáneo) y LFA-1, moléculas que se fijan a la E-Selectina e ICAMs
que hay dentro de las vénulas dérmicas de la piel.
Aunque las células efectoras y de memoria, que expresan cantidades reducidas de L-
Selectina, no tienden a dirigirse a los tejidos linfoides secundarios a través de las HEV
si pueden alcanzar los ganglios linfáticos secundarios a través de la linfa aferente.
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TEMA 3. MOLECULAS DE ADHESION. RECIRCULACION LINFOCITARIA


Los leucocitos vigilan constantemente nuestro organismo utilizando el sistema
circulatorio; cuando se detecta una infección las células atraviesan la pared de los vasos
y se dirigen al sitio de infección.
Todo ello es posible gracias a la existencia de las llamadas moléculas de adhesión, que
detienen a los leucocitos en la pared de los vasos locales (del tejido infectado) y los
inmovilizan hasta que la acción de otros mediadores (las quimiocinas) los dirigen hacia
el foco de infección.

MOLÉCULAS DE ADHESION CELULAR


Las células de nuestros tejidos se mantienen unidas gracias a las interacciones
moleculares que hay entre ellas. En cambio, las células del SI pueden atravesar de una a
otra parte del organismo. Lo curioso es que las mismas moléculas que se utilizan para
mantener juntas a las células de los tejidos (Moléculas de adhesión celular = CAMs)
se usan por os leucocitos para interaccionar con las células de los tejidos.

El endotelio vascular actúa de portero, regulando el paso de moléculas y células desde


la sangre a los tejidos; el proceso, en lo que se refiere a las células, se denomina
extravasación. Para que los linfocitos alcancen los órganos linfoides periféricos o los
sitios de inflamación Las células endoteliales expresan CAMs que son específicas para
los leucocitos, aunque algunas de ellas se expresan constitutivamente y otras lo hacen
solo en respuesta a la concentración local de citocinas inflamatorias que se producen
durante una respuesta inflamatoria. Aquellas células circulantes con un receptor que se
une a las CAMs que hay sobre las células del epitelio vascular son las que pueden
extravasarse a los tejidos. Los linfocitos recirculantes tienen receptores que se fijan a
las CAM del endotelio vascular, lo que les permite extravasarse hacia los tejidos.

Además de su papel en la unión de los leucocitos a las células endoteliales las CAMs
que hay sobre los leucocitos aumentan la fuerza de las interacciones funcionales entre
las células del SI. Hay varias moléculas de adhesión que contribuyen a las interacciones
entre:
Células Th y CPAs
Th y células B
Células Tc y células blanco

La mayoría de las CAMs pertenecen a cuatro familias de proteínas, que son:


• Selectinas
• Tipo mucina
• Integrinas
• Inmunoglobulinas (Ig)
Selectinas
Son glucoproteínas de membrana que tienen un dominio extracelular tipo lectina, lo que
les permite unirse de forma específica a grupo de hidratos de carbono (azúcares). La
interacción primaria de las selectinas es con una porción hidrocarbonada que tiene ácido
siálico (sialilada) y que se denomina sialil-Lewisx y que se encuentra unida con
frecuencia a las moléculas tipo mucina.
La familia incluye tres moléculas, llamadas:
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• L-Selectina (CD62L) que se expresa sobre la mayoría de los leucocitos


circulantes
• E-Selectina (CD62E) que se expresa sobre las células endoteliales durante una
respuesta inflamatoria, tras la estimulación de su síntesis por citocinas pro-
inflamatorias
• P-Selectina (CD62P), se almacena en unos gránulos de las células endoteliales
(llamados de Weibel-Palade) que, tras la estimulación de la célula endotelial, se
funden con la membrana plasmática quedando las P-Selectinas sobre la
superficie celular.

La mayoría de los leucocitos circulantes expresan L-Selectina, mientras que las otras
dos se expresan sobre las células endoteliales durante la respuesta inflamatoria. Estas
selectinas son las responsables de la adhesión inicial de los leucocitos al endotelio
vascular.

Mucinas
Constituyen un grupo de proteínas ricas en serina y treonina y muy glucosiladas. Su
estructura extendida les permite presentar porciones como sialil-Lewis y otras
estructuras hidrocarbonadas para que se capturen por las selectinas.

Integrinas
Son proteínas hetero-diméricas con una cadena α y otra β, asociadas de forma no
covalente, que se expresan sobre la superficie celular.
La mayoría interacciona con las moléculas de la matriz extracelular y mantienen la
estructura de los tejidos en todo el organismo.
Algunas subfamilias (con una subunidad común) se unen a las moléculas de adhesión de
la superficie celular e intervienen en las interacciones célula-célula.
Los leucocitos expresan una subfamilia específica de integrinas (conocida como β2), así
como otras varias, que también se expresan sobre otros tipos celulares. Las β2 se unen a
las proteínas de la SPF de las Ig, y a proteínas asociadas a la respuesta inflamatoria.
Algunas integrinas necesitan activarse para unirse con alta afinidad a sus ligandos y su
agrupamiento sobre la membrana celular aumenta la probabilidad de unión efectiva.
Su importancia se refleja en la deficiencia de adhesión de los leucocitos (LAD) tipo 1,
una enfermedad autosómica recesiva que se caracteriza por la presencia de infecciones
bacterianas recurrentes y dificultad para curar las heridas. Una deficiencia similar se ve
en individuos que tienen alterada la expresión de selectinas y se denomina LAD tipo 2.
La combinación de integrinas que expresa un tipo dado de célula es lo que la permite
unirse a las diferentes CAMs que hay sobre la superficie del endotelio vascular.

Superfamilia de las Ig (ICAMs)


Esta SPF incluye moléculas de adhesión con dominios tipo Ig, como ICAM-1 (CD54),
ICAM-2 (CD102), ICAM-3 (CD50) y VCAM (CD106), que se expresan sobre las
células del endotelio vascular y se unen a varias moléculas de integrinas.
Hay una molécula de adhesión (llamada MadCAM-1) que tiene dominios tipo Ig y tipo
mucina, que se expresa sobre el endotelio de la mucosa y dirige la penetración de los
linfocitos en la misma; se une a una integrina vía dominio tipo Ig y a L-Selectina vía
dominio tipo mucina. También hay adhesiones homotípicas entre miembros de la SPF..

La molécula PECAM-1 ([molécula 1 de adhesión células endoteliales-plaquetas] CD31)


está en la superficie de leucocitos (neutrófilos, monocitos y un subtipo de linfocitos T) y
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en complejos que unen a las células endoteliales. Presenta unión homotípica, donde el
PECAM-1 de una célula se une al PECAM-1 de otra. La molécula de adhesión JAM-1
(CD321) también se encuentra en las uniones endoteliales y puede interaccionar consigo
misma y con Integrinas, lo que le otorga un papel en la migración trans-endotelial.
También puede encontrarse unión homotípica entre miembros de la SPF Ig en otros
tipos celulares, como ocurre con L1 y NCAM sobre las células neurales.

Ejemplos de moléculas de adhesión celular (CAM) de distintas familias


Tipo mucina Selectinas SPF Ig Integrinas
GliCAM-1 Selectina L ICAM-1, 2 y 3 VLA-4 (α4β1)
CD34 Selectina P VCAM-1 VLA-6 (α6β1)
PSGL-1 Selectina E LFA-2 (CD2) LFA-1 (α1β2)
MadCAM-1 LFA-3 (CD58) MaC-1 (αMβ2)
MadCAM-1

Tipo MUCINA INTEGRINAS

Familias de
moléculas de
adhesión

SELECTINAS SPF Ig
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TEMA 3. MOLECULAS DE ADHESIÓ. CIRCULACIÓN


LINFOCITARIA (2)
RECIRCULACION DE LOS LINFOCITOS
Al contrario del resto de las células, los linfocitos recirculan constantemente a través de
la sangre, la linfa y los órganos linfoides secundarios.
Tras un breve tránsito por la sangre (unos 30 m.) casi el 45% de ellos la abandona
directamente a través del bazo, donde residen aproximadamente unas 5 horas. Una cantidad
casi igual de linfocitos (42%) sale de la sangre a través de los ganglios linfáticos, donde
residen unas 12 horas. Un número pequeño de linfocitos (10%) migra a los tejidos extra-
linfoides terciarios atravesando a través de las células endoteliales de los capilares. Estos
tejidos normalmente albergan pocos (o ninguno) linfocitos a menos que se “reclamen” por
la presencia de una respuesta inflamatoria. Los tejidos terciarios extra-linfoide más activos
son lo que forman la interfase con el exterior, tales como piel y epitelios mucosos gastro-
intestinales, pulmonares y genito-urinarios.
La recirculación mantiene una dotación óptima de linfocitos específicos distintos, que
pueden “encontrar” a cualquier antígeno. Un linfocito individual hace el circuito sangre
– tejidos – linfa – sangre entre una y dos veces diarias. Como solo uno entre 100.000
linfocitos reconoce un antígeno particular parece que este mecanismo permite a un
mayor número de células T y B reconocer al antígeno (sobre células presentadoras o en
forma soluble) y desencadenar la respuesta adaptativa en menos tiempo. Los contactos
entre células presentadoras y células T se aumentan mucho gracias a los factores que
regulan, organizan y dirigen la circulación de linfocitos y células presentadoras de
antígenos.

Linfáticos
eferentes
BAZO (52%) GANGLIOS
LINFATICOS
(5 h) (12 h)

42%
45% Linfocitos Linfáticos
vírgenes aferentes
10%
Recirculación Pool de
linfocitos
sanguíneos
linfocitos (30 m) Linfocitos
activados
Células no
10%
recirculantes ?
Tejidos extralinfoides
terciarios:
Médula ósea Epitelios mucosos de
Superficies epitelios intestino, pulmones y
Peritoneo tracto genito-urinario
Hígado, Cerebro, Piel

PASO DE LOS LINFOCITOS A TRAVÉS DEL ENDOTELIO VASCULAR

1.- Por las vénulas endoteliales altas


Aunque algunos linfocitos abandonan la sangre a través de vénulas no especializadas, la
ruta de salida principal en los mamíferos es a través de una sección especializada de las
vénulas post-capilares que se conocen como vénulas endoteliales altas (HEV). Estas
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HEV abundan en la zona para-cortical de los GL, son menos abundantes en la zona
cortical y faltan en la zona medular. Además de en los GL, las HEV también se
encuentran en el MALT (Tejido linfoide asociado a las mucosas) y en el timo.
Algunos linfocitos, principalmente los T, llegan a través de los vasos linfáticos aferentes
(en lugar de a través de las HEV), que es la ruta principal de llegada de los antígenos al
GL.
Las HEV son estructuras permanentes de los tejidos linfoides secundarios, pero también
pueden desarrollarse a partir del epitelio normal en los sitios de reacciones inflamatorias
crónicas; esto puede significar que las células T específicas tengan una vía directa de
acceso (a través de las HEV recién formadas) a la zona inflamatoria.
El movimiento de los linfocitos a través del endotelio vascular se controla mediante
moléculas de adhesión y quimiocinas, como p.e.:
ƒ Mad-CAM-1 que se expresa en las células endoteliales de los tejidos intestinales
ƒ VCAM-1 que está presente en las células endoteliales de pulmones y piel
En los linfocitos hay otras moléculas que, interaccionan directamente con estas
moléculas de adhesión, les llevan directamente a órganos concretos. En el caso del
intestino son las integrinas alfa4beta7 (a4b7) las que median la adhesión de los
linfocitos en las HEV de las Placas de Peyer (que expresan Mad-CAM-1).

Extravasación en las vénulas de


endotelio alto

Extravasación de los linfocitos


Varios subtipos de linfocitos presentan una extravasación dirigida a los sitios
inflamatorios y órganos linfoides secundarios. La recirculación está cuidadosamente
controlada para asegurar el reclutamiento apropiado de poblaciones T y B hacia los
diferentes tejidos. Como ocurre con los neutrófilos, la extravasación de linfocitos
incluye una serie de interacciones entre moléculas de adhesión y las cuatro fases de
rodamiento, activación, detención y adhesión y, finalmente, migración trans-endotelial.

Las vénulas con endotelios altos (vénulas endoteliales altas o HEV) son los sitios de
extravasación de los linfocitos
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Algunas regiones del endotelio vascular de las vénulas post-capilares de distintos


órganos linfoides están compuestas por células especializadas de formas cuboides y
rechoncha (son “altas”), denominándose a estas regiones “vénulas endoteliales altas o
HEV”. El aspecto de sus células contrasta mucho con el aplanado de las células
endoteliales que recubren el resto del capilar. Todos los órganos linfoides secundarios,
con excepción del bazo, contienen HEV. Cuando se incuban con linfocitos cortes de
ganglios linfáticos, placas de Peyer o amígdalas y se lavan luego para eliminar a las
células no fijadas, cerca del 85% de las células fijadas están adheridas a las HEV,
aunque estas vénulas representan solo el 1-2% del área total del corte.
Se estima que cada segundo se extravasan, a través de las HEV, unos 140.000 linfocitos
en un solo ganglio linfático. Las citocinas producidas en respuesta a la captación de
antígenos está comprobado que intervienen en el desarrollo y conservación de las HEV
en los órganos linfoides; por ejemplo, los animales criados en condiciones axénicas (sin
gérmenes) no desarrollan HEVs, mientras que si se bloquea quirúrgicamente el linfático
aferente del ganglio (con lo que bloquea la entrada de los antígenos) al cabo de poco
tiempo las HEVs presentan pérdida de funcionalidad y pueden volver a una morfología
más aplanada.
Las HEV expresan una variedad de moléculas de adhesión. Como cualquier otra células
del endotelio vascular expresan:
E y P-Selectinas,
moléculas tipo mucina (GlyCAM-1 y CD34) y
moléculas de la superfamilia de las Ig(ICAm-1, ICAM-2, ICAM-3, VCAM-1 y
MadCAM-1). A algunas moléculas de adhesión que se distribuyen específicamente en
un tejido se les ha llamado “adresinas vasculares” pues dirigen la extravasación de
diferentes poblaciones de linfocitos re-circulantes a órganos linfoides particulares.
La figura 13-8 presenta las interacciones típicas en la extravasación de las células T
vírgenes a través de las HEV en los ganglios linfáticos. El primer paso es, normalmente,
una interacción selectina-carbohidrato similar a la de la adhesión de los neutrófilos. Los
linfocitos T vírgenes se unen inicialmente a las HEVs a través de L-Selectina, que sirve
como un receptor de albergue que dirige los linfocitos a tejidos que expresan las
correspondientes adresinas vasculares tipo mucina, tales como CD34 o GlyCAM-1. El
rodamiento de los linfocitos es menos acusado que el de l os neutrófilos. Aunque la
interacción inicial selectina-carbohidrato es muy débil, el flujo tan lento de la sangre en
las vénulas post-capilares, especialmente en la región de HEV, reduce la probabilidad
de que el flujo arrastre al linfocito que se “arrastra”.
En el segundo paso, el estímulo de activación de las integrinas está mediado por
quimiocinas que bien se sitúan sobre la membrana endotelial o se secretan localmente.
El grueso glicocalix que recubre las HEV puede retener estos factores quimio-
atractantes in situ. La fijación de quimiocinas a los receptores que hay sobre los
linfocitos, acoplados a G-proteína, lleva ala activación de las moléculas de integrina que
sobre la membrana (como ocurre en la extravasación de los neutrófilos). Una vez
activada la molécula de integrina interacciona con moléculas de la superfamilia de las Ig
(p.e. ICAM-1), lo que permite a los linfocitos adherirse firmemente al endotelio. Los
mecanismos moleculares que rigen el paso final, la migración trans-endotelial, parece
que comprenden a las moléculas de adhesión PECAM-1 (CD31) y JAM-1 (CD321).

El albergue de los linfocitos está dirigido por perfiles de receptores y señales


La extravasación de los linfocitos es similar, en general, a la extravasación de los
neutrófilos. Un carácter importante que distingue a ambos procesos es que los distintos
subtipos de linfocitos migran diferencialmente a tejidos diferentes. Esta migración
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específica depende de combinaciones únicas de moléculas de adhesión y quimiocinas;


los receptores que dirigen la migración de varias poblaciones de lilnfocitos a tejidos
linfoides concretos y tejidos inflamatorios reciben el nombre de “receptores de
albergue” o “receptores guías”.

Los linfocitos vírgenes recirculan a los tejidos linfoides secundarios


Los linfocitos vírgenes no son capaces de montar una respuesta inmune hasta que se han
activado para pasar a células efectoras. La activación de las células vírgenes tiene lugar
en un microambiente especializado en los tejidos linfoides secundarios (ganglios
linfáticos periféricos, placas de Peyer, amígdalas y bazo). En este microambiente las
células dendríticas capturan antígenos y los presentan a los linfocitos vírgenes; el
resultado es que los linfocitos vírgenes se activan. Las células vírgenes no presentan
preferencia por un tipo particular de tejido linfoide secundario, sino que circulan
indiscriminadamente por todos los tejidos linfoides secundarios del cuerpo.
La unión inicial de los linfocitos vírgenes a las HEV está generalmente mediada por la
unión de L-Selectina del linfocito a moléculas de adhesión tales como GlyCAM-1 y
CD34 sobre las HEV. Recientemente se ha encontrado que LFA-1 y VLA-4 también
median el rodamiento en su conformación de baja afinidad (antes de la activación). Son
las quimiocinas CCL21, CCL19 y CXCL12 las que inducen el cambio conformacional a
la alta afinidad de LFA-1 y VLA-4, que lleva a la adhesión fuerte. Además de estas
quimiocinas CXCL13 activa a las integrinas sobre las células B vírgenes. Otras

Célula T virgen: adhesión

L-Selectina

CD34 GlyCAM-1

Célula endotelial alta

quimiocinas atraen a las subpoblaciones de linfocitos a sus zonas en los ganglios


linfáticos. El patrón de tráfico de las células T vírgenes está diseñado para tener a estas
células recirculando constantemente a través de los tejidos linfoides secundarios, cuya
función principal es atrapar a los antígenos de la sangre y los tejidos.
Una vez que los linfocitos vírgenes encuentran a su antígeno atrapado en un tejido
linfoide secundario se activan y aumentan su tamaño pasando a linfoblastos. La
activación lleva alrededor de 48 horas y, durante este tiempo, los blastos están retenidos
en la región paracortical de los tejidos linfoides secundarios. En esta fase, también
llamada “de cierre”, los linfocitos específicos del antígeno no pueden detectarse en la
circulación. Es durante la fase de cierre cuando se produce la rápida proliferación y
diferenciación de las células vírgenes. Las células efectoras y de memoria que se forman
dejan el tejido linfoide y comienzan su propia recirculación.
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Las células efectoras y de memoria se mueven de forma distinta que las T vírgenes
Los patrones migratorios de ambos tipos de células difieren del patrón de los linfocitos
T vírgenes.
Las células efectoras tienden a albergarse en las zonas de infección pues reconocen el
endotelio inflamado así como a las moléculas quimiotácticas que se producen durante la
respuesta inflamatoria.
Los linfocitos de memoria tienden a albergarse selectivamente en el tipo de tejido en
el que encontraron por primera vez al antígeno. Al parecer esto asegura que una célula
de memoria particular retorne al tejido donde hay mayor probabilidad de que pueda
enfrenarse a la amenaza que supone su antígeno.
Las células efectoras y de memoria expresan cantidades elevadas de ciertas moléculas
de adhesión, como LFA-1, que interaccionan con ligandos presentes en los tejidos
extra-linfoides terciarios (como piel y epitelios mucosos) y en los sitios de inflamación,
lo que permite que las células efectoras y de memoria los alcancen. Las células
inmaduras carecen de las moléculas de adhesión correspondientes y no alcanzan ni se
albergan en estos sitios. El endotelio inflamado expresa las Selectinas E y P y las
moléculas de la superfamilia de las Ig VCAM-1 e ICAM-1, que se unen a los receptores
correspondientes expresados en gran cantidad por células efectoras y de memoria.
El resultado de todo ello es que estas células presentan una clara vocación tisular,
mientras que evitan a los tejidos linfoides secundarios como consecuencia de su poca
expresión de L-Selectina.
Un segundo subgrupo de células efectoras y de memoria tienen una clara vocación
dérmica y su dotación se caracteriza por la expresión baja de L-Selectina y alta de LCA
(antígeno linfocítico cutáneo) y LFA-1, moléculas que se fijan a la E-Selectina e ICAMs
que hay dentro de las vénulas dérmicas de la piel.
Aunque las células efectoras y de memoria, que expresan cantidades reducidas de L-
Selectina, no tienden a dirigirse a los tejidos linfoides secundarios a través de las HEV
si pueden alcanzar los ganglios linfáticos secundarios a través de la linfa aferente.

Células T efectoras: adhesión


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INMUNIDAD INNATA

Introducción

Los vertebrados están protegidos por dos sistemas de inmunidad: la natural y la


adaptativa.
La inmunidad innata consiste en una serie de defensas frente a la infección que están
listas para activarse antes del ataque de un patógeno. Este sistema innato incluye
barreras físicas, químicas y celulares.
Las barreras físicas principales son la piel y las mucosas. Entre las barreras químicas
están la acidez del estómago y unas moléculas solubles con acción antimicrobiana
(péptidos antimicrobianos). La línea celular de la defensa innata incluye una serie de
células con receptores especiales para detectar productos bacterianos y desencadenar un
contraataque. La respuesta a la invasión de un agente microbiano que sobrepasa las
barreras iniciales (piel y mucosas) es muy rápida y típicamente se desarrolla a los pocos
minutos de la invasión.
A pesar de las múltiples capas del sistema innato algunos patógenos consiguen evadir
las defensas innatas y es el momento de llamar a un segundo sistema, denominado
inmunidad adaptativa (o adquirida) que se induce por la exposición al microbio y
responde a la infección con una respuesta específica “a la medida” en forma de grandes
poblaciones de linfocitos que reconocen específicamente al invasor. Pero producir una
respuesta adaptativa lleva tiempo (una semana o más) antes de que sea totalmente
efectiva. La inmunidad adaptativa tiene la propiedad de la memoria inmune que consiste
en que una vez estimulada por un patógeno en particular, las futuras exposiciones al
mismo patógeno desencadenan respuestas más rápidas y potentes. El reconocimiento de
los invasores se realiza por medio de los anticuerpos y los receptores T, que son los
“sensores” de la inmunidad adaptativa. Estas moléculas son el producto de genes con
una característica extraordinaria: experimentan modificaciones y diversificación
(recombinación genética) en el hospedador para generar una población gigantesca de
centinelas para vigilar a los invasores.
La inmunidad innata es el mecanismo de defensa más antiguo de los vertebrados frente
a los microbios y también se han encontrado formas de la misma en todas las plantas y
animales pluricelulares. La inmunidad adaptativa ha evolucionado en los vertebrados y
es de aparición mucho más reciente. En los vertebrados, la inmunidad adaptativa
complementa a un sistema innato bien desarrollado.
Está ahora claro que ambas inmunidades han co-evolucionado en los vertebrados y que
entre ambos sistemas se han desarrollado muchas interacciones e interdependencias. De
hecho, si un patógeno evade completamente a las primeras líneas de defensa (el sistema
innato) la respuesta adaptativa es muy débil; el reconocimiento por el sistema innato
pone las bases para una respuesta inmune efectiva del sistema adaptativo.

Barreras anatómicas

Lo primero que destaca en la inmunidad innata son las barreras externas que se oponen
a la invasión microbiana (piel y membranas mucosas) e incluyen a los epitelios mucosos
que recubren el tracto respiratorio, el gastrointestinal y el urogenital, aislando así el
interior del cuerpo de los patógenos del mundo exterior.
La piel consta de dos capas distintas: una externa (epidermis) y otra situada debajo y
mucho más gruesa (dermis). La epidermis consta de varias capas de células epiteliales,
muy apretadas entre si, y se divide en una capa externa formada básicamente por células
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muertas llenas de una proteína impermeabilizante denominada queratina. La dermis está


formada por tejido conectivo y contiene vasos sanguíneos, folículos pilosos, glándulas
sebáceas y glándulas sudoríparas. La piel y los epitelios aportan una especie de “lámina
adhesiva” que recubre y protege las cavidades internas del cuerpo del mundo exterior.
Pero las barreras anatómicas son algo más que un envoltorio pasivo y tienen también
defensas bioquímicas activas que producen y secretan péptidos y proteínas con
actividad antimicrobiana. Entre las muchas sustancias que produce la piel humana se ha
identificado recientemente la psoriasina, una pequeña proteína que tiene una actividad
antimicrobiana potente frente a Escherichia coli. Su existencia aclara el por qué la piel
humana resiste a la colonización por E. coli a pesar de estar expuesta constantemente a
la bacteria (otras bacterias son menos sensibles a la la psoriasina). La capacidad de piel
y epitelios para producir varios agentes antimicrobianos es importante ya que las heridas
y erosiones cutáneas son rutas de infección que se explotarían inmediatamente por los
microbios patógenos si no existieran estas defensas bioquímicas.
En lugar de por la piel, los tractos alimentario, respiratorio, urogenital y los ojos están
revestidos por membranas mucosas, formadas por una capa epitelial externa y otra
subyacente de tejido conectivo. Muchos microbios penetran en el cuerpo atravesando
esas membranas y, para evitarlo, hay muchos sistemas de defensa inespecíficos; p.e.,
saliva, lágrimas y secreción mucosa arrastran (lavan) a los invasores potenciales además
de contener sustancias antibacterianas y antivirales. El fluido viscoso llamado mucus,
secretado por las células epiteliales de las membranas mucosas, atrapa a los organismo
foráneos. En el tracto respiratorio inferior la membrana mucosa está recubierta por un
epitelio ciliado y el movimiento sincronizado de los cilios arrastra al mucus, y a los
microorganismos atrapados, hacia la garganta para su deglución y destrucción por la
barrera ácida gástrica.
Con cualquier comida ingerimos un gran número de microorganismos, pero estos tienen
que enfrentarse a los elementos antimicrobianos de saliva y de los epitelios de la boca y
al ambiente hostil que supone el conjunto de acidez y enzimas digestivas del estómago.
Además de las barreras bioquímicas y anatómicas los microbios deben competir por los
recursos con numerosos microorganismo no patogénicos que colonizan las superficies
mucosas. La flora normal está muy adaptada al ambiente interno que impide la unión
de los patógenos a la superficie mucosa y compite favorablemente por los nutrientes
necesarios.
Algunos microorganismos han desarrollado métodos para evadir las defensas que hay
en las superficies mucosas como, p.e., el virus de la gripe tiene una molécula superficial
que le permite fijarse a las células de la membrana mucosa del tracto respiratorio, lo que
impide su arrastre por la corriente ciliar. El organismo que produce la gonorrea
(Neisseria gonorreae) tiene unas proyecciones superficiales que se unen a las células
epiteliales de la membrana mucosa del tracto urogenital. LA adherencia de las bacterias
a las membranas mucosas está generalmente mediada por unas proyecciones parecidas a
pequeños flagelos (llamadas fimbrias o pili) que interaccionan con ciertas glicoproteínas
o glicolípidos que solo se expresan por las células epiteliales de la membrana mucosa de
tejidos particulares. Por esta razón, algunos tejidos son susceptibles a la invasión por
patógenos particulares, a pesar de la eficacia protectora general de las barreras
epiteliales. Cuando esto ocurre, son los receptores de la inmunidad innata los que se
encargan de detectar la infección y poner en marcha una defensa efectiva frente a ella.

LAS CELULAS DE LA INMUNIDAD INNATA


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En la respuesta innata intervienen muchos tipos celulares distintos, pero los actores
claves (las estrellas) son: neutrófilos, monocitos/macrófagos, Células Nk y células
dendríticas

Los neutrófilos fagocitan y matan

Son las primeras células que emigran desde la sangre a los sitios de infección y tienen
una serie de armas para oponerse a los microbios invasores. Son esenciales para la
defensa innata frente a bacterias y hongos. Su arma principal es la fagocitosis, pero
también tienen otras armas como la presencia de varios receptores que les permiten
detectar los peptidoglicanos de las bacterias Gram+ y el lipopolisacárido (LPS) de las
Gram-.
Aunque los neutrófilos pueden reconocer directamente a los patógenos, la fijación y
fagocitosis mejoran drásticamente cuando los microbios están opsonizados (en la
respuesta innata inicial por fragmentos del complemento que se depositan sobre ellos).

Los macrófagos tienen varios mecanismos antimicrobianos

Los macrófagos en reposo se activan por una serie de estímulos. Los receptores TLR de
su superficie reconocen componentes microbianos tales como LPS, peptidoglicanos y
flagelina, mientras que sus receptores de citocinas detectan los mensajes solubles
(citocinas) producidos por otras células que intervienen en la respuesta inflamatoria. La
activación de los macrófagos supone que adquieren una mayor capacidad fagocitaria y
que aumenta su capacidad para destruir a los microbios fagocitados, además de producir
y secretar mediadores inflamatorios. También expresan niveles altos de moléculas CMH
Clase II esenciales para la presentación de antígenos a los linfocitos T (que es otro
punto importante en la colaboración entre la inmunidad innata y la adaptativa.

Las células NK son la primera línea defensiva frente a los virus

Estas células (procedentes de la línea linfoide) son capaces de discriminar entre células
infectadas y no infectadas por virus; respetan a las no infectadas y destruyen a las
infectadas mientras se pone en marcha la respuesta adaptativa que aportará las células T
citotóxicas específicas y los anticuerpos, aunque hay algunas infecciones que se
eliminan totalmente por la inmunidad innata sin la ayuda de la adaptativa.
Las NK activadas son grandes productoras de citocinas que regulan a otras células del
sistema inmune, sobre todo interferón gamma (IFN-g) y el factor de necrosis tumoral
alfa (TNF-a), dos citocinas inmuno-reguladoras potentes y versátiles. Estas dos
citocinas pueden estimular la maduración de las células dendríticas (DCs), que son las
coordinadoras clave entre la inmunidad innata y la adaptativa.

Las células dendríticas capturan patógenos e inducen la respuesta adaptativa a


través de las células T

Las células dendríticas maduras son capaces de activar a las células T, tanto a las Th
(CD4+) como a las Tc (CD8+) ya que, además de tener moléculas CMH Clase I y Clase
Il, presentan una fuerte actividad coestimuladora. Como agentes de la inmunidad innata
las DCs inmaduras presentan una gran variedad de PRRs, especialmente TLRs, para
reconocer patógenos. El reconocimiento provoca la activación de las DCs y su entrada
en eñ proceso de maduración, durante el que aumentan la síntesis de moléculas Clase II
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y moléculas coestimuladoras destinadas a activar a las células T. Durante la maduración


migran a los órganos linfoides secundarios para presentar los antígenos a los linfocitos
T.
La respuesta de las DCs no solo interviene en la comunicación entre los dos niveles del
sistema inmune, sino que también ataca directamente a los patógenos que detecta, ya
que producen ROI, NO y sintetizan péptidos antimicrobianos. Es decir las DCs usan
mecanismos comunes con los macrófagos para destruir a los microbios fagocitados.
Además, hay un subtipo de DCs (las células dendríticas plasmacitoides) que produce
grandes cantidades de interferones antivirales (IFN-a e IFN-b). Una característica de los
virus es la expresión de su genoma en la célula hospedadora y el reconocimiento de
ácidos nucleicos extraños por parte de los TLRs de las DCs plasmacitoides induce la
producción de estos interferones, que bloquean la replicación viral.
Otros subtipos de DCs producen IL-12, TNF-a e IL-6, que son potentes inductores de
inflamación. IL-12 determina el tipo de respuesta T de la inmunidad adaptativa.

CONEXIONES ENTRE LA INMUNIDAD INNATA Y LA ADAPTATIVA.

Una vez que un patógeno sobrepasa las barreras anatómicas y fisiológicas puede
producir la infección y la enfermedad. El sistema inmune responde a la invasión
detectándola mediante dos tipos de sensores y elaborando sistemas de defensa que
atacan al invasor.
La primera detección tiene lugar cuando el invasor interacciona con receptores solubles
o unidos a la membrana de las células del hospedador, capaces de discriminar entre lo
propio (del hospedador) y lo no propio (del patógeno). Estos sensores reconocen
moléculas (o patrones moleculares) que se han conservado en grupos de microbios
(normalmente porque son imprescindibles para su supervivencia) y que normalmente no
existen en el hospedador. Como reconocen conjuntos de moléculas concretas (patrones
moleculares), tales receptores se denominan Receptores de Reconocimiento de
Patrones (PRRs). Como estos conjuntos moleculares se encuentran sobre o en los
patógenos se llaman Patrones Moleculares Asociados a Patógenos (PAMPs).
Los PAMPs reconocidos por PRRs incluyen combinaciones de azúcares, ciertas
proteínas, moléculas particulares portadoras de lípidos y algunos motivos de ácidos
nucleicos. Esta restricción del reconocimiento innato a los patrones moleculares que se
encuentran en los microbios permite al sistema innato centrarse sobre las entidades
productoras de infección y no sobre sustancias que solo son no propias, tales como las
prótesis artificiales de cadera.
Los receptores de la inmunidad adaptativa (anticuerpos y receptores de los linfocitos T),
por el contrario, reconocen detalles más finos de las estructuras moleculares y pueden
discriminar con una especificidad exquisita entre antígenos con diferencias estructurales
mínimas. Típicamente, la capacidad de los PRRs para distinguir entre lo propio y lo no
propio es perfecta, ya que los patrones moleculares detectados por el receptor solo se
producen por los patógenos y nunca por el hospedador. Esto contrasta claramente con el
reconocimiento ocasional de antígenos propios por los receptores de la inmunidad
adaptativa, una disfunción potencialmente peligrosa que puede convertirse en una
enfermedad autoinmune.
Para la detección de los PAMPs por los receptores de la inmunidad innata tienen que
intervenir múltiples componentes de la inmunidad. Los mediadores solubles incluyen a
iniciadores del sistema del complemento, tales como la Lectina fijadora de manosa
(MBL) y la Proteína C reactivan (CRP). Si el patógeno porta PAMPs reconocibles
por estos mediadores se activa el sistema del complemento. Una parte del sistema del
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complemento consiste en una serie de proteínas que cuando se activan forman poros en
la membrana de los microbios blanco (Lisis celular). El sistema del complemento
también incluye varias glicoproteínas que, cuando se activan, promocionan la
fagocitosis de los microorganismos por los fagocitos (Opsonización). El sistema del
complemento está a caballo sobre los sistemas inmunes innato y adaptativo: la
activación de la cascada del complemento lleva a la opsonización o lisis de los invasores
y puede activarse tanto por moléculas que reconocen PAMPs (I innata) o por
anticuerpos (I adaptativa) que reconocen a antígenos específicos. Además, algunos
subproductos de la activación del complemento promueven la Inflamación y, de este
modo, conducen a los leucocitos a los sitios de infección y promueven otra de las capas
de la respuesta.
Las células dendríticas inmaduras (iDCs) de los tejidos y los macrófagos tienen una
amplia serie de receptores, incluyendo los TLRs, que detectan los productos
microbianos. Hasta ahora se han descrito 12 TLRs para los ratones y 11 para los
humanos; cada TLR reacciona con un producto microbiano específico y esto permite a
DCs y macrófagos detectar a un amplio espectro de patógenos. Las señales que se
hincan en los TLrs de macrófagos estimulan la actividad fagocitaria y y la producción
de mediadores químicos que son tóxicos para los microbios fagocitados. Los
macrófagos activados también secretan una serie de moléculas conocidas
colectivamente como citocinas y que son hormonas o factores de crecimiento que
actúan vía receptores para inducir respuestas celulares específicas.
Las iDCs del sitio de infección interiorizan y procesan al antígeno, maduran y migran a
los tejidos linfoides, donde su presentación de antígenos a las células T es el paso clave
para que se inicie la respuesta adaptativa frente al patógeno invasor. Esta función es el
puente que se establece entre la inmunidad innata y la adaptativa. Las DCs también
secretan una serie de citocinas que promueven la inflamación y ayudan directamente a
la respuesta adaptativa del hospedador.
Todas las funciones innatas se realizan al comienzo de la infección, antes de que se
forme una población significativa de células T específicas del patógeno y de anticuerpos
específicos para el patógeno por parte de las células B. Además, las citocinas liberadas
por las células que intervienen en la respuesta innata afectan a la naturaleza de la
subsiguiente respuesta adaptativa a la infección. En muchos casos, el sistema innato
puede controlar y eliminar a una infección por si mismo y, cuando no puede, el
patógeno se encuentra frente a un ataque coordinado por parte del sistema adaptativo.
Durante la respuesta adaptativa, las células T citotóxicas detectan y destruyen a los
patógenos que se esconden dentro de las células del hospedador y los anticuerpos
neutralizan la capacidad del invasor para invadir o infectar a otras células mientras
aumentan la probabilidad e fagocitosis de los invasores por parte de neutrófilos y
macrófagos (opsonización). Los anticuerpos también colaboran con el sistema del
complemento para inducir la lisis de los patógenos. Cuando se elimina (aclara) la
infección algunas de las células B y T generadas durante la fase adaptativa de la
respuesta persisten en el hospedador durante tiempos largos en forma de células de
memoria. Una nueva infección por el patógeno se encontrará con una reserva de
linfocitos específicos lista para detectar al patógeno y montar una respuesta rápida y
eficaz.

MOLÉCULAS SOLUBLES Y RECEPTORES ASOCIADOS A LA MEMBRANA

El sistema innato es polifacético, usando moléculas solubles y receptores de membrana


como sus efectores. Ciertas moléculas solubles se producen en el sitio de la infección o
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daño y actúan localmente. Estas moléculas incluyen péptidos antimicrobianos como


defensinas y catelicinas así como a los interferones, que son un grupo importante de
citocinas con acción antiviral. Otros efectores solubles se producen en sitios alejados y
llegan al tejido blanco a través de la sangre; dentro de este grupo están las proteínas del
complemento y las proteínas de fase aguda.

Péptidos antimicrobianos

Se han aislado de fuentes tan diversas como humanos, ranas, moscas, nematodos y
varias especies de plantas. Su pronta aparición en la evolución y la conservación de esta
estrategia defensiva, unida a la identificación de más de 800 péptidos antimicrobianos
diferentes, testifica su efectividad.
Su tamaño varía entre 6 y 59 aminoácidos y la mayoría presentan son catiónicos (con
carga positiva), como las magaininas de la piel de las ranas y las defensinas de
humanos y otras especies. Las defensinas humanas son péptidos catiónicos con 29-35
residuos de aminoácidos y 6 cisteínas constantes que forman 3 puentes disulfuro y
estabilizan una estructura tridimensional relativamente rígida. Matan a una serie de
bacterias, incluyendo Staphylococcus aureus, Streptococcus pneumoniae, E. coli,
Pseudomonas aeruginosa y Hemophilus influenzae. Los neutrófilos son una fuente
abundante de estos péptidos, pero también se producen por las células de Paneth del
intestino y las células epiteliales de páncreas y riñón a producen y secretan rápidamente
al suero. Las defensinas matan a las bacterias con rapidez (pocos minutos y, las más
lentas, en unos 90).
El mecanismo de acción más frecuente es alterar las membranas bacterianas pero
también producen una serie de efectos intracelulares, tales como inhibición de la síntesis
de DNA, RNA y proteínas o activando enzimas antimicrobianas líticas. Los péptidos
antimicrobianos no solo atacan a bacterias y hongos sino que se ha visto que se unen a
las lipoproteínas de la envoltura de algunos virus (influenza, herpesvirus). La amplitud
de su espectro, su probada eficacia antimicrobiana y el aumento de las resistencias a los
antibióticos son factores que favorecen el planteamiento de su uso terapéutico, aunque
todavía faltan muchos datos para su aprobación por las autoridades sanitarias.

Las proteínas de fase aguda contribuyen a la inmunidad innata

Durante las infecciones por neumococos (antes de la aparición de los antibióticos) se


vio que cambiaban las concentraciones de varias proteínas del suero durante la fase
aguda de la enfermedad, fase que precedía a la curación o la muerte. Estos cambios del
suero se llamaron colectivamente Respuesta de fase aguda y las proteínas que suben o
bajan durante la fase aguda se laman todavía Proteínas de fase aguda. El significado
fisiológico de muchas de estas proteínas todavía se desconoce, pero ahora sabemos que
algunas, como las proteínas del complemento o la proteína C reactiva (CRP), son parte
de la respuesta inmune innata a la infección. La respuesta de fase aguda se induce por
señales que viajan a través de la sangre desde el sitio de daño o infección. El sitio
principal de producción es el hígado y las señales responsable de ella son las citocinas
IL-1, IL-6 y TNF-a; estos mensajeros se producen en la fase inicial de la respuesta por
los fagocitos.
La proteína C reactiva (CRP) pertenece a una familia de proteínas pentaméricas
llamadas pentraxinas, que se unen a sus ligandos (polisacáridos del neumococo y,
sobre todo a la fosforil-colina que abunda en la superficie de la mayoría de los
microbios) en forma Ca-dependiente. La unión de la CRP a estos ligandos sobre las
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superficies microbianas promueve su fagocitosis y activa un ataque mediado por el


complemento contra los microbios.
Otra proteína de fase aguda es la Lectina fijadora de manosa (MBL), que reconoce
patrones moleculares con manosa sobre los microbios, pero no sobre las células de
vertebrados. . También dirige la acción del complemento contra los microbios a los que
se fija.

La inmunidad innata usa una serie de receptores para detectar la infección

Presentes en sangre y líquidos tisulares como proteínas solubles o unidas a la membrana


de neutrófilos, macrófagos y células dendríticas. Como receptores solubles están MBL y
CRP que se unen a las membranas microbianas y promueven la fagocitosis o hacen del
invasor un blanco probable para la lisis mediada por complemento. La proteína fijadora
de polisacárido (LBP) es una parte importante del sistema que reconoce y pone en
marcha la cascada de señales en respuesta al lipopolisacárido (LPS), un componente de
la capa externa de la pared de las bacterias Gram -. Las proteínas NOD (de nucleotide
binding oligomerization domain) son de localización citosólica. NOD-1 reconoce un
tripéptido procedente de la degradación del peptidoglicano, mientras que NOD-2
reconoce al muramil-dipéptido procedente de la degradación el peptidoglicano de las
bacterias Gram -.
Los receptores basureros de la membrana (Scavenger receptors o SRs) está en los
macrófagos y varios tipos de células dendríticas e intervienen en la fijación e
internalización de las bacterias tanto Gram + como Gram -, así como en la fagocitosis
de las células apoptóticas del hospedador.

RECEPTORES TOLL-LIKE

Una historia muy reciente

La proteína Toll empezó a intrigar a los investigadores alemanes en la década de los


1980s cuando vieron que las moscas en desarrollo no desarrollaban un eje dorso-ventral
adecuado en ausencia de tal proteína. (Toll, referido a estas moscas mutantes de
anatomía casi imposible procede de “extraño” en alemán). Se trata de una proteína
transmembrana receptora de señales y las moléculas relacionadas con papeles en la
inmunidad innata se conocen como TLRs. Tres descubrimientos han llevado al
conocimiento del papel central de los TLRs en la inmunidad innata:
La primera observación viene de la mosca de la fruta. En 1996, Jules Hoffman y Bruno
Lemaitre encontraron que las mutaciones en Toll (conocido previamente su papel en el
desarrollo embrionario de la mosca) hacían a las moscas muy susceptibles a las
infecciones letales por Aspergillus fumigatus, un hongo al que son inmunes las moscas
de vida libre.
La segunda observación viene de un año después (1997), cuando Ruslan Medzhitov y
Charles Janeway cuando descubrieron que cierta proteína humana (identificada por la
homología de su dominio citoplásmico con el de Toll) activaba la expresión de genes de
respuesta inmune cuando se transfectaba a una línea celular humana. Esta proteína
humana se denominó TLR4 y es la primera evidencia de una vía de respuesta inmune
conservada y compartida por moscas de la fruta y humanos
La tercera evidencia es de 1998 y prueba que los TLRs forman parte de la fisiología
inmune normal de los mamíferos. Los ratones mutantes del Laboratorio de de Bruce
Beutler, homozigóticos para el local lps, resisten al lipopolisac-arido (endotoxina) de las
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bacteria Gram -. Las infecciones severas en humanos pueden producir el shock séptico,
en que pueden fallar órganos vitales tales como cerebro, corazón, riñón e hígado. Cada
año mueren unas 20.000 de shock séptico producido por infecciones con Gram -, por lo
que resultaba raro que algunas cepas mutantes de ratones resistieran dosis letales de
LPS. La secuenciación del DNA reveló que el gen murino lps codificaba una forma
mutante de TLR4, que se diferencia de la forma normal en un solo aminoácido. Este
trabajó fue la demostración inequívoca de que TLR4 es indispensable para el
reconocimiento de LPS.
En los pocos años siguiente múltiples investigadores han determinado la existencia de
muchos TLRs; hasta ahora, 11 en humanos y 12 en ratones.

Estructura

Los TLRs son proteínas que “salen” de la membrana y tienen elementos estructurales
comunes en la región extracelular; son las repeticiones ricas en Leucina (LRRs)
(segmentos repetidos de 24 a 29 aa que contienen la secuencia xLxxLxLxx, donde x es
cualquier aminoácido y L es Leucina). Todos los TLRs contienen varios LRRs y es una
porción de LRR la que conforma el sitio de fijación para el ligando. La parte (dominio)
intracelular del TLR se denomina TIR (de TLR e IL-1R) por la similitud de los
dominios citoplásmicos de TLRs y receptor de IL-1. Los dominios TIR tienen tres
regiones muy conservadas que son las que sirven de muelle de anclaje para las proteínas
intracelulares que participan en las vías de señales mediadas por los TLRs.

Funciones

Se han determinado las funciones de 9 de los 11 TLRs humanos. Curiosamente, cada


TLR detecta un repertorio distinto de moléculas de patógenos muy conservadas. La
dotación de TLRs permite detectar virus, bacterias, hongos e, incluso, algunos
protozoos. Hay que destacar que los ligandos que fijan los TLRs son componentes
indispensables para los patógenos: un virus no funciona sin sus ácidos nucleicos, una
bacteria Gram- es inviable sin su LPS. Los TLRs que econocen ligandos extracelulares
están en la superficie de la célula, mientras que los que reconocen ligandos
intracelulares (RNA, viral, fragmentos de DNA de bacterias, etc) se localizan en
compartimentos intracelulares.
El emparejamiento de TLRs afecta a la especificidad. La unión TLR2-TLR6 detecta una
amplia variedad de moléculas de microbios (peptidoglicanos, zymosanes, lipopéptidos
bacterianos, etc.); pero cuando TLR2 se empareja con TLR1 reconoce lipoproteínas
bacterianas y y algunas proteínas características de la superficie de parásitos.
TLR4 es el receptor clave para la mayoría de los lipopolisacáridos bacterianos
TLR5 reconoce la flagelina (componente estructural de los flagelos bacterianos)
TLR3 reconoce el RNA de doble hélice (dsRNA) que aparece en las células tras la
infección por virus RNA
TLR7 y TLR8 reconocen al RNA viral de hélice simple (ssRNA).
TLR9 reconoce y responde a la secuencia de DNA CpG (Citosina no metilada unida a
Guanidina). Estas secuencias no metiladas abundan en el DNA bacteriano y son muy
raras en el DNA de vertebrados.

TLRs Ligandos Microbios blanco


TLR1 Triacil lipopéptidos Mycobacterias
TLR2 Peptidoglicanos, Bacterias G+
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Proteínas con anclaje GPI Tripanosomas


Lipoproteínas Mycobacterias
Zymosan Levaduras y otros hongos
TLR3 RNA de doble hélice (dsRNA) Virus
TLR4 LPS Bacterias Gram –
Proteína F Virus respiratorio sincitial (RSV)
TLR5 Flagelina Bacterias
TLR6 Diacil lipopéptidos Mycobacterias
Zymosan Levaduras y hongos
TLR7 RNA de hélilce simple (ssRNA) Virus
TLR8 RNA de hélilce simple (ssRNA) Virus
TLR9 Dinucleótidos CpG no metilados DNA bacteriano
Dinucleótidos en infección por
herpesvirus Algunos herpesvirus
TLR10, 11 Desconocido Desconocido

VIAS DE TRANSDUCCION DE SEÑALES

Los receptores de la superficie celular reciben las señales iniciales. El paso siguiente, la
transmisión de esas señales al interior de la célula (Transducción de señales), es un
mecanismo universal de los sistemas biológicos. La respuesta a la señal requiere tres
elementos:
• La propia señal
• El receptor
• La vía de transducción de señales, que conecta la detección con la respuesta
efectora
Señal Receptor Transducción de señales Mecanismo efector

En el caso de la inmunidad innata, la señal será un producto microbiano, el receptor será


un PRR y la señal se transduce por la interacción de moléculas intracelulares
específicas. El mecanismo efector (la acción que se produce como consecuencia de la
señal) tiende a la eliminación del organismo invasor.

Las señales a través de TLRs ponen en marcha vías de transducción típicas

La vía empieza por la interacción del receptor con la señal.


Los productos microbianos se unen a la porción extracelular del TLR. En el lado
citoplásmico del receptor está la estructura (muy conservada) TIR, que ofrece sitios de
unión para otros componentes de la vía.

La señal induce el ensamblaje de los componentes de la vía, en el que interviene una


molécula adaptadora
Las propias moléculas adaptadoras, que también contienen dominios TIR, interaccionan
con el dominio TIR del TLR. La proteína adaptadora más habitual en las vías TLR es
MyD88, que promueve la asociación de dos protein-kinasas y la formación del
complejo IRAK1 - IRAK4
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Fosforilación mediada por protein-kinasas


El componente 4 del complejo anterior fosforila al componente 1 y este nuevo fosfato
supone un punto de atraque sobre IRAK1 para TRAF6, que se fija y luego se disocia en
compañía de IRAK1 formando el complejo intermediario IRAK1-TRAF6. Ahora, otra
protein-kinasa (TAK1) se une al complejo junto con otras proteínas y el resultado es la
activación de la actividad kinasa TAK1.

Comienza una cascada enzimática


La actividad de TAK1 permite la activación, mediada por fosforilación, de otros dos
módulos de transducción:
Uno de ellos va a la vía de la protein-kinasa activada por mitógeno (MAP-kinasa) que
pone en marcha una cascada enzimática (conservada en todas las células eucariotas)
cuyo producto final penetra en el núcleo y promueve la fosforilación de uno o más
factores de transcripción.
El otro va a la vía NF-kB. TAK1 también fosforila a la protein-kinasa IKK, que es la
enzima clave para activar la vía NF-kB. El factor NF-kB está inhibido por la unión a
una proteína plasmática no fosforilada, IkB. La activación de IKK fosforila a IkB y lo
separa del complejo, con lo que NF-kB, ya libre, puede migrar al núcleo e inducir la
transcripción de muchos genes implicados en las funciones efectoras de la inmunidad
innata, tales como citocinas inflamatorias, moléculas de adhesión y otros efectores. NF-
kB también tiene un papel importante en algunas vías de transducción de las células T y
B y es, por tanto, también importante en la inmunidad adaptativa.
La activación de las vías de señales TLR tiene muchos efectos:
Promueve la expresión de genes que contribuyen a la inflamación
Induce cambios en las CPAs, que las hace más eficientes como células presentadoras
Induce la síntesis de moléculas de señales intercelulares que afectan al comportamiento
de leucocitos y otras células
La intervención de los TLRs puede aumentar la capacidad fagocitaria de macrófagos y
neutrófilos y cambiar su fisiología a vías que aumenten su capacidad para matar y
eliminar a los patógenos.
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TEMA 05. INMUNIDAD INNATA (II)

Respuesta Innata.
- Complemento
Activación Vía clásica
Activación vía alternativa
Activación vía de las lectinas (manosa)
Regulación
Receptores del Complemento
Papel biológico del Complemento

Sustancias solubles de la Inmunidad innata inducida: Complemento

Es uno de los factores solubles, integrante de la Respuesta Innata inducida y


quizás uno de los mas importantes en la defensa frente a bacterias.
Bordet, a finales del siglo XiX ya comprobó la perdida de capacidad lítica expe-
rimentada por los antisueros cuando se calentaban a 56 ºC, capacidad que recuperaban si se
añadía suero normal. Dado que los anticuerpos son termoestables, este fenómeno no era
debido a los ellos sino a otras sustancias termolábiles que complementaban la acción de
los anticuerpos, dándoseles el nombre de Sistema del Complemento. La relación entre
ambos componentes se parece a la existente entre la llave de contacto y el motor de un
vehículo: la molécula de anticuerpo sirve para poner en marcha el sistema del
complemento, que como el motor del coche, hace el verdadero trabajo.

El sistema del complemento consta de mas 30 proteínas que actúan de forma


secuencial, de modo similar a como lo hace el sistema de la coagulación, y contribuye a
muchas de las funciones efectoras de la Inmunidad. El proceso de activación se basa en
que cada una molécula, inicialmente inactiva, se activa por proteolisis y, a su vez, activa al
siguiente componente y así sucesivamente. El carácter amplificador del proceso viene dado
porque la molécula activada en un paso puede activar a muchas moléculas en el paso
siguiente.
Las proteínas del sistema del complemento, así como las que se producen durante
su activación, cumplen una serie de funciones entre las que podríamos destacar las
siguientes:
ƒ Opsonizacion. Esta mediada por moléculas que se unen covalentemente a la
superficie de los microbios y facilitan su fagocitosis por las células fagocitarías..
Estas tienen en su membrana receptores específicos para estos fragmentos del
complemento.
ƒ Quimiotaxis.. Los fragmentos pequeños, que se producen por la proteolisis de
algunas de las proteínas del complemento, atraen a los fagocitos hacia el lugar
de activación del complemento. Además, también activan a dichos fagocitos.
ƒ Inflamación: Alguno de los fragmentos anteriores también activa a los
mastocitos para que liberen mediadores inflamatoriois.
ƒ Acción Lítica: Los componentes terminales de la cascada dañan a los
microorganismos introduciéndose en las membranas bacterianas y formando
poros en las mismas (Lisis celular).
ƒ Aclaramiento de inmunocomplejos: Los receptores y fragmentos del
complemento contribuyen a la eliminación de los complejos
antígeno/anticuerpos que se forman en el organismo como consecuencia de la
respuesta adaptativa.

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TEMA 05. INMUNIDAD INNATA (II)

Los componentes séricos, están normalmente inactivos o con un nivel espontáneo de


activación muy bajo y hay varias formas (vías) de poner en marcha (activar) al sistema del
complemento Estas vías difieren en las moléculas iniciadoras pero luego convergen para
producir el mismo grupo de moléculas efectoras.

VIAS DE ACTIVACIÓN DEL COMPLEMENTO


En la respuesta innata
• Vía de las lectinas: Se pone en marcha cuando una lectina soluble (Lectina
fijadora de manosa o MBL) detecta a este azúcar en la superficie de un
microorganismo. Para que se produzca la activación MBL tiene que asociarse a
dos proteasas (MASP1 y MASP2).
• Vía alternativa: Es filogenéticamente anterior a la vía clásica. Su activación se
produce de forma espontánea a un nivel muy bajo y los daños al tejido (traumas,
estrés, infección) aumentan a nivel funcional la activación.
• Vía de la proteína C reactiva (RCP): Esta proteína se une a la fosforilcolina
(abundantemente expuesta en las membranas de los microorganismos e inaccesible
en las células animales) y activa el complemento a partir del primer componente de
la vía clásica. Solo funciona hasta el nivel de C3.
En la respuesta adaptativa
• Vía clásica: Se activa por los complejos antígeno/anticuerpos, aunque solo son
capaces de activarla los anticuerpos de las clases IgG e IgM.

NOMENCLATURA

Las proteínas del complemento se encuadran en tres categorías:


• Funcionales: Las que intervienen en las cascadas de activación. Los
componentes de la vía clásica se denominan con la letra C seguida de los
subíndices 1-9 (C1... C9). Para la vía alternativa existen 5 proteínas
denominadas como Factores B,H,I,D y properdina.
• Reguladoras: Reciben nombres específicos (p.e. Factor I, DAF, C1q –
inhibidor, etc.)
• Receptores: Se encuentran en la superficie de diversa células y se denominan CR,
seguido de un número romano y, a veces, de letras minúsculas (p.e. CRIIIb)

CASCADAS DEL COMPLEMENTO

1. - Vía Clásica.

Es uno de los mecanismos efectores de la inmunidad Humoral, que se activa por la


unión del primer componente C1 a las regiones Fc (constantes) de ciertas clases de
anticuerpos, cuando están unidos a su antígeno. En humanos sólo fijan el complemento
IgM, IgG1, IgG2 e IgG3, mientras que IgG4 no lo hace. Esto ocurre porque , tras la
unión al antígeno, hay cambios conformacionales en la estructura del anticuerpo,
cambios que hacen accesible al componente C1 del complemento el sitio e fijación,
situado en el fragmento Fc del anticuerpo. Otra de las condiciones que debe cumplirse
para la activación del complemento es que el fragmento C1 debe unirse, al menos, a dos
fragmentos Fc.

Secuencia de activación del Complemento:

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TEMA 05. INMUNIDAD INNATA (II)

C1: Es una molécula formada por una subunidad C1q asociada a dos C1r y dos C1s. La
C1q, es quien se fija al Fc de los anticuerpos.. Es una molécula (410 KD) que se
asemeja a un ramo de flores, siendo la porción N-terminal la que se abre a modo de
cabeza globular. Las C1r y C1s, son péptidos sencillos (85 kD), que dependientes de
Ca++, se combinan para formar la molécula C1r-C1s-C1s-C1r, que a su vez se unen a la
C1q. La unión de C1q al antígeno provoca un cambio conformacional en C1r, que a su
vez activa a C1s que asimismo actúa sobre los siguientes componentes de la cascada C2
y C4.

C4: Es un heterotrímero (α, β, γ) de 210 kD, que cuando se activa se separa en dos
fragmentos C4a de 8,6(kD) y el resto denominado C4b. La mayoría de las moléculas
C4b reaccionan con el agua formando un intermediario de vida muy corta C4bi, pero
otras forman enlaces covalentes con la superficie celular, tanto proteínas como
carbohidratos, asegurándose así la activación en la superficie celular en la que se unió el
anticuerpo. Este fragmento C4b no tiene propiedad enzimática sobre el C2, y lo único
que hace es permitir que la siguiente molécula en la cascada del Complemento “C2” se
fije a él en presencia de iones Magnesio.

C2: Es el tercer componente sérico de la vía clásica. Tiene 110 kD y, como ya se ha


mencionado, se une al fragmento C4b sobre las superficies celulares en presencia de
Mg++. Así unido es asequible a la fracción C1s que ahora si es capaz de escindir el C2
en dos fragmentos C2a y C2b. El fragmento C2b, de 35 kD, y el fragmento C2a que
permanece unido al C4b para formar el C4b2a, que es la C3 Convertasa de la Vía
clásica.

C3: Es el más abundante (0,5 a 1,2 mg/ml) de todos los componentes del Complemento,
ya que es la piedra angular donde convergen todos las vías de activación. Es un
heterodímero (cadenas α y β). Por la acción de la convertasa formada en la fase anterior,
se escinde en dos fragmentos. Uno pequeño de 9 kD (C3a), y el resto C3b. La mayor
parte del C3b, y al igual que ocurría con el C4b reacciona con el agua dando como
resultado una molécula inactiva. Una pequeña porción, alrededor del 10%, se une
covalentemente a la superficie de las células formándose un nuevo complejo C4b2a3b,
que es la C5 Convertasa.

Vía alternativa (pag 347 janeway)

En el caso de la vía alternativa la C3 convertasa se genera sin necesidad de la


presencia de anticuerpos.
En la vía alternativa, el C3b se produce constantemente en pequeñas cantidades
por la C3 convertasa de la fase fluida que se genera a expensas de la hidrólisis
espontánea del enlace tioester de C3, pero no tiene efectos perniciosos debido a que se
hidroliza a una forma inactiva en fracciones de segundo. El proceso sería como sigue:
En condiciones normales el factor C3 se combina con una molécula de agua para
formar el C3(H20) o C3i. Este complejo se une en la fase fluida al factor B (similar al
factor C2 de la vía clásica), para formar el C3(H20)B. Unido al anterior el factor B es
susceptible a la acción del factor D, que lo rompe en Ba y Bb, factor, este último que
queda unido al complejo C3(H20) para formar el C3(H20)Bb, que es un factor muy lábil,
y que para estabilizarse necesita unirse al factor P (Properdina). De esta forma el factor
C3Bb, unido a la properdina (C3BbP) conforma la C3 convertasa de la vía alternativa
factor y que al igual que la C3 convertasa de la vía clásica, puede escindir el C3 en C3a

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y C3b. El factor C3b se puede unir a las membranas celulares, incluso las propias,
captando más factor B y amplificando el proceso. Cuando no existe infección, este
proceso se produce de forma constante y las pocas moléculas de C3b no inactivadas por
la segunda hidrólisis, se fijan a la superficie de las células propias.

El mecanismo de control, para que esta vía no se dispare y se produzca la lisis de


esas células, es que sobre ellas existen unas proteínas reguladores de inhibición, que
impide el acoplamiento del factor B, con lo que se frena la vía, quedando así protegidas
las células. En el caso de que exista infección al no existir sobre la superficie de los
microorganismos esas proteínas reguladoras, si se produce la unión del factor B, con la
subsiguiente amplificación de la vía 1

La siguiente fase de esta vía es similar a la mencionada anteriormente para la vía


clásica. La C3 convertasa actúa sobre el C3, escindiéndolo y dando lugar al complejo
C3Bb3b, que es la C5 convertasa de la vía alternativa. En este factor confluyen ambas
vías y con su formación tiene lugar el inicio de la siguiente fase de actuación del
Complemento que es la fase lítica.

Finalmente hay que destacar, que además de su forma de activación particular, la


vía alternativa supone un mecanismo de amplificación del sistema del complemento
iniciado a través de la vía clásica ya que las moléculas generadas por la vía clásica se
activan, a partir de ahí tanto por la vía clásica como por la vía alternativa.

Fase lítica

Durante esta fase se va a formar el denominado “Complejo de ataque a la


membrana” (CAM), que culminara con la lisis celular.

C5: Es un heterodímero de 190 kD similar a C3 y C4. Tras sufrir el ataque proteolítico


de la C5 convertasa, desprende un pequeño fragmento de 11 kD (C5a), con ciertas
propiedades biológicas, la principal quimiotactica, y otro mayor, con el resto de la
molécula (C5b). Este C5b mantiene de forma transitoria una conformación capaz de
unir a C6, formando un complejo estable C5b6 que fija, a su vez, a C7. El complejo
C5b67 es muy lipofílico y se inserta en la bicapa lipídica de las membranas celulares y
virales, donde se convierte en un receptor de membrana de alta afinidad para C8. Este
C8 es un trímero formado por tres cadenas de las que dos estan unidas covalentemente
entre si. Este C8 se inserta en la bicapa y el complejo C5b678 queda asi asegurado de
forma estable a la superficie celular. Este complejo inicia ya la lisis de algunos
microorganismos y células eucariotas y se le considera como una forma del CAM. Sin
embargo, la verdadera actividad lítica se produce con la fijación del factor C9. Este, es
una proteína monomérica que se polimeriza en el sitio donde está C5b-8 y forma poros
en la membrana plasmática (similares a los provocados por las proteínas formadoras de
poros llamadas perforinas o citolisinas de los LTc y de las células NK) que provocan la
lisis de muchos microorganismos y células eucariotas. Estos poros permiten el
intercambio pasivo de pequeñas moléculas, iones y agua, aunque son demasiado
pequeños para permitir el paso de moléculas grandes tales como las proteínas; como
resultado hay un flujo de agua hacia el interior de la célula que lleva a la lisis osmótica.

1
En el caso del veneno de cobra, la muerte sobreviene porque el veneno posee un factor B, similar al
humano, pero que no es inhibido por el factor H, por lo que permite que se dispare la vía.

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Además de este mecanismo letal la muerte celular puede producirse por el paso de
Ca++ al interior de la célula.

3.- Vía de las Proteínas de respuesta de fase aguda. Estas son proteínas , que en situaciones
de infección son secretadas por el hígado bajo la acción de ciertas citoquinas secretadas
por macrófagos y neutrófilos. Su importancia reside en que mimetizan ciertas moléculas
inmunitarias, como Anticuerpos, pero al contrario de estos poseen amplia especificidad por
las moléculas patógenas.

a.- La Proteína C reactiva La PCR es una proteína pentamérica capaz de unirse a los
lipopolisacaridos de ciertas paredes bacterianas. Es miembro de una familia de proteínas
que se conoce como pentaxinas debido a estar formadas por cinco subunidades
idénticas. En muchas paredes de bacterias y hongos hay lipopolisacaridos con porciones
fosforilcolina y es en estas porciones donde se fija la proteína C reactiva (aunque
también hay fosforilcolina en la membrana de las células de mamíferos la CRP no se
une a ella por estar en una conformación distinta a la que no reconoce). Cuando la CRP
se une a la pared bacteriana no solo opsoniza a la bacteria sino que también puede
activar a la cascada del complemento ya que fija a C1q, el primer componente de la vía
clásica del complemento. La interacción con C1q se realiza a otro nivel de donde lo
hacen los anticuerpos 2 , pero se pone en marcha la misma cascada de reacciones.

b.- La lectina fijadora de manano (MBL). Es una proteína, como ya se ha dicho con
capacidad de unirse a residuos hidrocarbonatos, preferentemente a los extremos de
manosa, fucosa y glucosamina de polisacáridos o glucoproteínas de membrana de gran
variedad de bacterias 3 . A diferencia de la anterior lo que mimetiza este componente es
el componente C1 del Complemento. Es un componente parecido estructuralmente al
C1q, constituido por hexámeros con 18 cadenas polipeptídicas idénticas enrolladas de
tres en tres en α-helice. La unión a los restos carbohidratados, provoca un efecto similar
a lo que ocurre con el complejo C1. Es decir, sufre un cambio conformacional, que se
traduce en una activación de unas serin proteasas asociadas (MASP-1 y MASP-
2)homologas con C1r o C1s, que lleva finalmente a la actuación sobre los fragmentos
C2 y C4 con la consiguiente formación de la C3 Convertasa.

De este modo, en un par de días, la respuesta de fase aguda proporciona al


hospedador dos proteínas que actúan con propiedades funcionales de anticuerpos pero
que tienen un rango de fijación mucho más amplio.

Hasta aquí hemos visto, como se produce la activación, y las condiciones que
tienen que ocurrir, formación de IC, para la vía clásica penetración de microorganismos
para la vía alternativa y la vía de las proteínas de fase aguda y el proceso final que da
lugar a la destrucción final de la célula. Sin embargo, es necesario que existan ciertos
mecanismos reguladores que frenen la cascada del complemento una vez que esta no es
necesaria. En caso contrario la activación incontrolada del complemento pudiera llevar a
la formación del CAM sobre los tejidos propios y a la formación exagerada de
mediadores inflamatorios, que serían altamente perjudiciales.

Mecanismos reguladores

2
En las porciones tipo colágeno y no en las zonas globulares como hacen con los anticuerpos
3
En los mamíferos estos residuos se hallan cubiertos por otros restos de azucares

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TEMA 05. INMUNIDAD INNATA (II)

La eficacia de la vía alternativa, depende en gran medida de su capacidad de


distinguir lo propio de lo no propio, es decir de permitir la unión del C3b sobre la
superficie de las células extrañas y no sobre las propias. La vía clásica. No tiene este
problema, toda vez que al activarse a través de los anticuerpos son estas las moléculas
encargadas de tal diferenciación. De este modo, la regulación de la vía alternativa esta
mediada por una serie de moléculas reguladoras que son:
Factor I. Factor proteolítico
H: proteína sérica. Une C3b y bloquea la formación de C3 convertasa de la vía
alternativa. Permite la escisión por el Factor I
MCP: Se une a C3b y C4b, haciéndolos susceptibles al Factor I
DAF: Se une a C3b y C4b, inhibe la interacción del primero con el factor B y
del segundo con el C2
CR1: Se une a C3b y C4b. inhibe la formación de la C3 convertasa. Permite la
acción del factor I

De todas ellas, las tres últimas se expresan en la superficie de las células propias
que de este modo quedan protegidas. Por el contrario, al no expresarse sobre la
superficie de los microorganismos, estos no cuentan con esta protección, pudiendo el
complemento activarse sobre su superficie.
El factor H, es una proteína plasmática podría actuar en ambos casos. Para evitar
la activación de este factor, el factor clave es el ácido siálico. Para poder actuar el factor
H se debe unir a la superficie celular. Esta unión esta mediada por ácido siálico. Las
células de mamíferos presentan un alto contenido de ácido siálico, mientras que la
mayoría de los organismos o carecen de él o tienen un contenido poco uniforme. De esta
manera, en estos últimos, como el factor H no se une a la membrana del patógeno, no
puede efectuar su acción protectora.
Todos los factores anteriores funcionan como cofactores bien desplazando o
impidiendo la unión de los siguientes componentes de la cadena del Complemento. En
esas situaciones, esos factores aislados son fraccionados por el Factor I, que es el que
verdaderamente tiene la acción proteolítica

Factor I: Es una serina proteasa que escinde tanto el C3b como el C4b, por ello se
agrupa dentro del grupo de “cofactores de la degradación proteolítica” y es el que tiene de
verdad la acción proteolítica, impidiéndose la formación de las convertasas C3 y C5. Sin
embargo, para la actividad de factor I, es necesaria la intervención de otros cofactores.

REGULACION DE LA VIA CLASICA.

A pesar de lo mencionado anteriormente de que la vía clásica, de por si es capaz de


reconocer entre lo propio y lo no propio, por su propia esencia de activación, también
son necesarios mecanismos que regulen esta vía una vez que se ha puesto en marcha,
para desactivarla una vez que ya no es necesaria. Esta regulación se realiza a nivel de la
activación de C1, de la formación y actividad de las C3 y C5 convertasas y de la
formación del Complejo de ataque a la membrana
Las moléculas reguladoras serian

C1-NIH: Se une a C1r y C1s, impidiendo la actividad proteolítica de C1s


C4BP: Se une al C4b y bloquea la formación de la C3 convertasa. Permite la acción del
Factor I. La diferencia con los factores Cr1 y MCP es que no se une a C3b.
Vitronectina: Se une al complejo C5b67, impidiendo su inserción en la membrana
Agrupina: Igual que la anterior. Presenta en la superficie de los espermatozoides

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Evolución del proceso

El control del inicio de la vía clásica se produce por la acción de C1 inhibidor (C1 INH)
quien interfiere en la acción proteolítica de C1r y C1s. Se une a la parte activa y la
disocia del C1q sobre sus sustratos respectivos.. A esto hay que añadir que el C1INH,
puede inactivar a cualquier C1r2-C1s2 activo que pueda formarse en los
inmunocomplejos circulantes.

Los factores C4BP y DAF 4 , compiten con C2b por la unión a C4b. cuando el C4BP se
une al C4b, este se vuelve susceptible al ataque del factor I. En el caso del factor H o del
receptor CR1 5 , estos se unen a C3b, desplazando a C2b o a Bb y hacen a C3b
susceptible de rotura por el factor I. Otro de los factores de regulación es el cofactor
MCP, que se encuentra unido a la membrana de todos los tipos celulares excepto
eritrocitos, faltando en la membrana de los microorganismos por lo que contribuye a la
activación selectiva del complemento sobre la superficie de estos últimos. Es decir es la
forma por la que el sistema del complemento distingue entre LO PROPIO y LO NO
PROPIO.

El ácido siálico, también interviene en que el complemento se active


preferentemente en las superficies bacterianas. Se ha comprobado que cuando existe
abundancia de ácido siálico se favorece la unión del factor H a la C3 convertasa,
mientras que una deficiencia favorece la unión del factor B. Muchas bacterias contienen
cantidades menores de ácido siálico en su superficie en comparación con las células de
mamíferos, lo que favorece la activación del complemento en estas últimas.

La actividad de los componentes finales del componente esta también regulada


por proteínas de superficie de las que la mas importante es la CD59, que evita el
ensamblaje final del CAM en la etapa C8-C9.
En cuanto a los inhibidores plasmáticos, se encuentran la proteína S o
vitronectina y la agrupina. Ambas ejercen su función uniéndose al Complejo C5b-7
soluble, e impidiendo su inserción en la superficie de las células, aunque no impide la
unión del C8 y C9. La agrupina, se encuentra en gran cantidad en tracto reproductor
masculino, seguramente con la función de proteger a los espermatozoides cuando
penetran en el aparato reproductor femenino.

Patologías derivadas de deficiencias en componentes del Complemento

Las deficiencias en los factores C1, C2 y C4, curiosamente están asociadas mas a
problemas de autoinmunidad, debido fundamentalmente a la acumulación de IC
circulantes que a una mayor susceptibilidad a las infecciones. Las personas con estas
deficiencias sufren una enfermedad parecida al “Lupus eritomatoso sistémico”. Esto
indica que la vía alternativa es suficiente para al defensa del hospedador en la mayoría
de los casos.

4
Se expresa en la mayoría de las células sanguíneas, endoteliales y epiteliales. Este factor se une a la C3
convertasa, liberando bien el factor C2a o el Bb. Así pues la función del DAF es bloquear la activación
del complemento en la misma célula en la que se expresa, siendo por ello junto al MCP, responsable de la
distinción entre lo propio y lo no propio, ya que solo esta presente en las células propias
5
Es una proteína que se distribuye casi exclusivamente entre las células sanguíneas, por lo que su papel
se limita a bloquear el complemento en aquellas células que han expresado el receptor CR1

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En cambio la deficiencia de C3 si se asocia a una mayor susceptibilidad a


infecciones, que incluso pueden llegar a ser mortales. Asimismo también cursan con
una mayor susceptibilidad a las infecciones, las deficiencias en componentes de la vía
alternativa como properdina o factor D.
Por ultimo las deficiencias de los componentes del CAM es una propensión a
infecciones diseminadas por determinados tipos de bacterias como Neisseria, lo que
indica que la lisis bacteriana es fundamental en estos casos.

Receptores del Complemento

Muchas de las acciones biológicas del Complemento dependen de la unión de


fragmentos de los componentes a receptores de membrana específicos, expresados sobre
varios tipos celulares.

CR1 (CD35).
Glicoproteína integral de membrana de una sola cadena que une con alta afinidad a C3b
y C4b; se encuentra en la mayoría de las células, pero sobre todo en fagocitos y
eritrocitos. Entre sus funciones están:
a) Favorece la fagocitosis, al actuar como opsonizante al fijar los componentes C3b y
C4b.
b) Aclaramiento de IC circulantes gracias a su presencia en los hematíes.
c) Regulador de la activación del Complemento. Al unirse a los Componentes C3b y
C4b, compite con los sustratos activadores Bb y C2a, e impidiendo así la formación de
la C3 convertasa

CR2 (CD21).
Glicoproteína integral de membrana de una sola cadena que estimula la respuesta
inmunitaria humoral. Fija a C3bi (C3b escindido por el Factor I); se encuentra sobre
LB, células dendríticas foliculares y células epiteliales. En las células dendríticas
foliculares el CR2 6 sirve para atrapar los inmunocomplejos, recubiertos por el
componente C3bi, con lo que facilita la presentación del antígeno a los linfocitos B
activados y provocando así la formación de LB de memoria.
En el caso de los linfocitos B la presencia de CR2 en su membrana facilita una segunda
señal necesaria para la activación de los mismos. La primera seria el reconocimiento
antigénico directo y una segunda, la unión del CR2 al C3bi unido a la superficie del
microorganismo. De este modo el CR2 es parte integrante del complejo correceptor del
linfocito B

CR3(Mac-1) y CR4 ( CD11bCD18) (CD11cCD18).

6
CR2 fija también específicamente al virus de Epstein-Barr (EBV), causante de la mononucleosis infecciosa. Es un
herpesvirus que tras la infección se mantiene latente en las células B o en las del epitelio faríngeo durante toda la
vida. Además EBV está ligado a varios procesos malignos, tales como el linfoma de Burkitt en África (un tumor
maligno de las células B), linfomas B asociados a quimioterapia o VIH y carcinoma nasofaríngeo; estos tumores
derivan de las únicas células normales que expresan CR2. EBV es un potente activador policlonal de las células B e,
in vitro, puede transformar linfocitos B normales en líneas celulares linfoblastoides inmortales. Todos los efectos del
virus dependen de la expresión de CR2 sobre las células B.

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Ambas integrinas, se unen a C3bi y actúan como opsoninas. El Mac-1, se encuentra


sobre Neutrofilos y Monocitos y puede reconocer directamente ciertas moléculas
microbianas

Papel Biológico del Complemento

1. - CITOLISIS MEDIADA POR EL COMPLEMENTO.


Sería su función primordial y ya se ha explicado como donde y porque se
produce.
2. - OPSONIZACION Y FAGOCITOSIS.
Como hemos visto la activación del Complemento lleva a la generación de C3b
y C3bi unidos covalentemente a las superficies celulares (opsonización) y a su unión
específica a los receptores CR expresados por macrófagos y neutrófilos. La fagocitosis
dependiente de C3b y C3bi es posiblemente el mecanismo defensivo principal frente a
las infecciones por bacterias y hongos.
Los receptores del complemento y los receptores para el fragmento Fc de la IgG
(FcR) cooperan en la adherencia de las partículas opsonizadas y en la transducción de
señales que estimulan la capacidad fagocitaria del leucocito.

3. - ANAFILATOXINAS E INFLAMACION.

C3a, C4a y C5a se denominan anafilatoxinas debido a que inducen la liberación


desde los mastocitos de sustancias (histamina) que originan el aumento de la
permeabilidad vascular y la contracción de la musculatura lisa, característico de la
anafilaxis. Los receptores para C3a y C4a se expresan sobre mastocitos, basófilos,
células de músculo liso y linfocitos, mientras que el receptor para C5a lo hace sobre
mastocitos, basófilos, neutrófilos, monocitos/MCFs y células endoteliales.
C5a es el más potente como anafilatoxina (20 veces más que C3a y 2500 veces
más que C4a) y también estimula la liberación de TNF por los mastocitos. Sobre los
neutrófilos C5a tiene acción quimiotáctica, potencia la expresión de moléculas de
adhesión y estimula la explosión respiratoria con producción de intermediarios reactivos
del oxígeno. La acción de C5a sobre mastocitos, neutrófilos y células endoteliales
contribuye a la inflamación en los sitios de activación del complemento.

4. - SOLUBILIZACION Y ACLARAMIENTO DE INMUNOCOMPLEJOS.

En la circulación se están formando constantemente pequeñas cantidades de IC y


la concentración de los mismos aumenta de modo brutal cuando se produce una
respuesta inmune frente a un antígeno circulante presente en gran cantidad. Estos IC son
potencialmente peligrosos debido a que pueden depositarse en las paredes de los vasos,
activar al complemento y provocar las reacciones inflamatorias subsecuentes que llevan
al daño del tejido local.
Además de lo anterior el C3b formado y unido covalentemente a las Ig del IC se
une específicamente a CR1 sobre la superficie de los eritrocitos, quienes los transportan
hasta el hígado y bazo donde son eliminados por las células fagocitarias cuando los
eritrocitos atraviesan los sinusoides de estos órganos 7 .

7
La formación de IC grandes (potencialmente peligrosos) no solo requiere la fijación de los fragmentos
Fab de los anticuerpos específicos al antígeno, sino que precisa también de las interacciones no covalentes entre los
fragmentos Fc de las moléculas de anticuerpo yuxtapuestas; la fijación del complemento a las Ig bloquea
estéricamente estas interacciones Fc-Fc solubilizando a los IC y desestabilizándolos.

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TEMA 06 CELULAS NK 07/08

CELULAS NK

Introducción
Las células NK son linfocitos grandes que circulan en la sangre (representan el 10-
15% de los linfocitos circulantes) y que tienen un citoplasma bien desarrollado que
contiene gránulos citotóxicos. En la primera descripción las células NK recibieron el
nombre de “Grandes Linfocitos Granulares (GLG)”
Estas células aportan la inmunidad innata frente a infecciones intracelulares para lo
que migran desde la sangre hasta los tejidos infectados, en respuesta a las citocinas
inflamatorias.
Las células NK, a diferencia de lo que ocurre con los linfocitos de la inmunidad
adaptativa (que circulan en estado de reposo y necesitan varios días para activarse y
expandirse) circulan en un estado de activación parcial, listas para penetrar y actuar
en los tejidos infectados en cuanto los macrófagos den la alarma (mediante la
producción de IL-12). La actividad citotóxica de las células NK no precisa una
exposición previa o sensibilización al patógeno
• Las células NK (asesinas naturales) constituyen una primera línea defensiva de
la inmunidad innata frente a los agentes infecciosos intracelulares y frente a las
células tumorales
• Las NK se desarrollan en la médula ósea a expensas de una célula progenitora
hematopoyética
División
Las células NK se caracterizan por la expresión de los marcadores:
CD56 (moléculas de adhesión de las células nerviosas [N-CAM]) y
CD16 (Receptor de baja afinidad para el fragmento Fc de anticuerpos IgG [FcRgIII]
De acuerdo con la densidad de la expresión de la molécula CD56 sobre la superficie se
distinguen dos subpoblaciones, que participan en la inmunidad mediante dos
mecanismos:
CITOTÓXICAS
CD56 dim (↓) CD16 bright (↑): Median citotoxicidad natural y ADCC
SECRETORAS
CD56 bright (↑) CD16 dim (↓):Secretan citocinas y quimiocinas
Las flechas indican la intensidad de la fluorescencia (débil o brillante).
• Las citotóxicas predominan en la circulación, mientras que las secretoras
predominan en los órganos linfoides secundarios.
• La célula progenitora expresa el marcador CD34; se diferencia a una célula
precursora intermedia que expresa el receptor para IL-15 quien, bajo la acción
de la IL-15 secretada por las células estromales, genera la célula CD56 bright
(secretora). Parece que estas células, finalmente, maduran a CD56 dim (↓)
(citotóxica) en los ganglios linfáticos, inducidas por las señales procedentes de
las DCs.
• La mayoría de las células NK expresan el receptor de afinidad intermedia para
IL-2 (que carece de la cadena alfa [CD25]), pero las NK secretoras (CD56
bright) expresan de forma constitutiva el receptor de alta afinidad, lo que quiere
decir que cantidades mínimas de IL-2 inducen su proliferación, mientras que son
necesarias concentraciones alta de IL-2 para la proliferación de las NK
citotóxicas (CD56 dim).

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TEMA 06 CELULAS NK 07/08

Citocinas activadoras de las NK


• IFNs Tipo 1: Aumentan la actividad citotóxica y la proliferación
• IL-12 e IL-18: Aumentan la producción de citocinas
• IL-15: Activa la maduración, crecimiento y actividad citolítica
Las NK recién aisladas de la sangre pueden
destruir ciertos tipos de células diana; este nivel
básico de citotoxicidad aumenta entre 20 y 100
veces después de la exposición a los
interferones
(IFN) alfa y beta producidos por la célula
afectada
como respuesta a la infección viral. Además,
también se activan por la IL-12 y el TNF-a,
ambas
producidas por los macrófagos al comienzo de
muchas infecciones. La acción de estas cuatro
citocinas produce una oleada de células NK
activadas durante la primera fase de una
infección viral que puede eliminarla o

En las primeras etapas de una infección, las células NK son las principales productoras
de IFN-g, citocina que luego activa a los macrófagos para que estos secreten las
citocinas que inician la respuesta adaptativa de las células T. Cuando se forman los
linfocitos T efectores y llegan al sitio infectado se convierten en los productores
principales de IFN-g y en los mediadores de la citotoxicidad. La llegada de los
linfocitos T efectores inactiva a las células NK (el inactivador es la IL-10, una citocina
producida por los linfocitos T citotóxicos).
Mecanismos de citotoxicidad
Las NK desencadenan la citotoxicidad mediante dos procesos distintos: la lisis natural y
la dependiente de anticuerpos (ADCC).
Según el mecanismo bioquímico la lisis natural puede depender de:
• La exocitosis del contenido de las granulaciones (mecanismo secretor); es el más
importante
• La activación de receptores letales en la célula blanco (mecanismo no secretor).
Mecanismo secretor
El reconocimiento de la célula blanco y la activación NK llevan a la polimerización de
los microtúbulos del citoesqueleto que movilizan los gránulos NK hacia el lugar del
contacto. Los gránulos contienen principalmente Granzima B (una serin-proteasa
activadoras de caspasas) y perforina (que altera la membrana de forma similar a C9).
Ambas proteínas están formando un complejo con una tercera, denominada serglicina,
que actúa como proteína transportadora. El trímero se libera en la zona de contacto y se
endocita por la célula blanco mediante un denominado Receptor de Manosa 3-fosfato
(MPR); El pH ácido de la vacuola endocítica activa a las perforinas, que forman poros
en la membrana de la vacuola permitiendo el paso al citosol del granzima-B que activa
la vía de las caspasas, lo que lleva a la apoptosis de la célula blanco.
Mecanismo no secretor
Las NK en reposo almacenan FasL (Fas ligando) en los lisosomas y, tras la activación,
este se trasloca a la membrana y desde allí puede reconocer al Fas (CD95), que se
expresa constitutivamente por distintos tipos celulares. La interacción induce la

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apoptosis de la célula blanco.


La ADCC (Citotoxicidad dependiente de anticuerpos) indica la capacidad de las NK
para destruir células recubiertas con anticuerpos IgG específicos frente a epitopos del
patógeno. El mecanismo se basa en la unión a estos anticuerpos de la moléculas CD16
(FcgRIIIR) y liberación posterior del contenido de las granulaciones de la células NK
sobre la célula blanco.
Interacciones de las NK con otras células
Interacciones con macrófagos
La citocina principal que liberan las NK es el IFN-g, que activa al macrófago. Y
produce la liberación por parte de este de IL-12.
La secreción de IL-12 por el macrófago y de IFN-g por la NK crea un sistema de
retroalimentación positiva que aumenta el grado de activación de ambos tipos de
células, dentro de un tejido infectado.
Interacciones con DCs (“diálogo continuo”)
Ambos células interaccionan en los tejidos periféricos y se modulan continuamente.
Las DCs, activan a las NK en reposo (mediante IL-12 e IL-15) e inducen su
proliferación, producción de citocinas y aumento de actividad citotóxica. Pero la
activación NK tiene la contrapartida de modular la funcionalidad y supervivencia de las
DCs inmaduras (iDC), bien positivamente (induciendo su maduración mediante IFN-g
y TNF-a) o negativamente (reconociendo a las iDCs mediante el receptor NKp30 y
El concepto de la vigilancia
inmune
Se considera que las células NK son las vigilantes permanentes de la población celular de
nuestro organismo. Como todas las células de un organismo portan las mismas moléculas
de histocompatibilidad de Clase I, se las puede considerar como el “carné de identidad”
que acredita que son propias y sanas. Las células NK son las encargadas de verificar que
la célula examinada tiene carné, que este es adecuado y que no está alterado (cosa que
ocurre con algunos parásitos intracelulares). Si no se cumplen las condiciones
anteriores, la célula NK se activa y destruye a la célula blanco.
Receptores de las células NK
Para mantener a las NK circulantes en un estado de activación parcial y disponibilidad
inmediata frente a la infección y controlar su potencial de atacar a los tejidos sanos hay
una serie de receptores de superficie; algunos generan señales activadoras y otros
emiten señales inhibidoras. Los receptores inhibidores producen señales intracelulares
que mantienen a las NK en reposo, mientras que los receptores activadores producen
señales intracelulares que activan a las células NK y ponen en marcha la maquinaria que
lleva a la destrucción de la célula que porta el ligando. El que la NK permanezca en
reposo o se active dependerá del equilibrio de señales. El equilibrio puede alterarse
durante la infección intracelular, ya que un patógeno puede:
• Estimular la expresión, en la célula infectada, de ligandos para los receptores
activadores de las NK
• Inhibir la expresión, en la célula infectada, de ligandos para los receptores
inhibidores NK
Ligandos para los receptores NK
Los principales son las moléculas CMH de Clase I; su reconocimiento por los
receptores inhibidores impide la activación NK. Pero las células infectadas o
neoplásicas suelen expresar menos moléculas Clase I, provocando señales inhibidoras

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de menor intensidad y predominando entonces las de activación a través de receptores


activadores. Esta ausencia de señales inhibidores (mediadas por las moléculas Clase I)
que llevan a la activación de las células NK se conoce como “Hipótesis de la pérdida
de lo propio”. Dicho de otro modo, las NK vigilan constantemente la expresión de
moléculas Clase I en las células del organismo y se activan si los niveles disminuyen.
Los receptores NK pertenecen a dos tipos estructurales:
En uno de ellos el sitio de unión al ligando es un dominio similar al de las
Inmunoglobulinas (Ig), mientras que el otro tiene un dominio de unión al ligando del
tipo lectina C (similar al de MBL)
Receptores KIR
Un carácter de los 14 genes que codifican para los receptores KIR es que, en un mismo
individuo, distintas células NK pueden expresar combinaciones diferentes de receptores
KIR.
Son los receptores de mayor diversidad y es muy raro que 2 personas no relacionadas
(<1% de los casos) presenten el mismo juego de alelos KIR. Hay tres factores que se
combinan para crear esta diversidad:
1) Las personas tienen números diferentes de genes KIR (7 a 15)
2) Los haplotipos de KIR tienen distinto número de genes que codifican para
receptores activadores e inhibidores
3) Los genes KIR son polimórficos
Algunas personas tienen genotipos con solo genes que codifican para KIR inhibidores,
mientras que otras tienen un número equivalente que codifica para KIR activadores e
inhibidores. Las diferencias en el tipo de KIR parecen correlacionar con distintos
parámetros de enfermedades infecciosas, autoinmunes y en trasplantes.
Solo hay un KIR (KIR2DL4) inhibidor que se expresa por todas las células NK
humanas. Los otros se expresan en subpoblaciones NK, con una distribución casi al azar
del número y la combinación de genes KIR que se expresan por cualquier célula
determinada.. Una vez establecido el patrón de expresión de KIR durante el desarrollo
de la célula NK, este permanece estable en el clon posterior.
Ligandos de los genes KIR
La mayoría son productos codificados por los genes de Clase I del CMH (A, B y C)
propio. Al expresar, al menos, un receptor inhibidor que se une al alotipo del HLA
Clase I propio, cada célula NK tolera a las células sanas de su propio cuerpo (células
autólogas) y no las ataca. No ocurre lo mismo con las células sanas de otro individuo
(células alogénicas); si la molécula de Clase I es similar la célula sobrevivirá, pero si es
distinta la matará. Esto se puede aprovechar para eliminar a las células leucémicas
residuales y prevenir las recidivas tras el trasplante de médula para tratar a la leucemia
mieloide aguda. Se dice que las células NK “ven lo propio que falta”.
Receptores LIR
Son un grupo de receptores inhibidores que se expresan en NK y otras células
Ligandos de los genes LIR
Moléculas Clase I del CMH
Receptores NKp (NKR)
Se conocen como “Receptores de citotoxicidad natural”. Se expresan exclusivamente
sobre células NK y estimulan (activadores) la citotoxicidad NK contra células con
expresión deficiente o ausente de moléculas Clase I.
En los humanos estos receptores incluyen NKp80, NKp46, NKp44 y NKp30. Los

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subrayados se expresan constitutivamente en todas las NK presentes en sangre


periférica, mientras que NKp44 solo se expresa tras la estimulación por IL-2. NKp30 es
el responsable de las interacciones entre las células NK y las DC.
Ligandos de los genes NKR
Parecen ser productos virales en la superficie de las células infectadas.
Receptores de la familia de las lectinas Tipo-C (NKC): NKG2 y CD94
La molécula CD94 (que no tiene tallo citoplásmico para trasmitir las señales) se asocia
con diferentes miembros (hay 5) de la familia NKG2, excepto NKG2D
Funcionalmente, los heterodímeros pueden ser inhibidores o activadores, en función
de los dominios citoplásmicos de la molécula NKG2:
Funcionalmente, los heterodímeros pueden ser inhibidores o activadores, en función
de los dominios citoplásmicos de la molécula NKG2:
• El heterodímeros CD94/NKG2A tiene tallo citoplásmico largo (con dominios
ITIM), por lo que es inhibidor
• Los heterodímeros CD94/NKG2C y CD94/NKG2F tienen tallo corto, pero se
asocian a moléculas transductoras de señales, con lo que median señales de
activación
Ligandos para CD94/NKG2
CD94/NKG2A y CD94+/NKG2C reconocen a la molécula Clase I no clásica HLA-E,
que es un péptido derivado de las secuencias líder de las moléculas clásicas de Clase I;
así, controlando a HLA-E, las NK “saben” como va la expresión de las moléculas Clase
I clásicas y actúan si un proceso patológico interfiere con la expresión correcta de este
indicador sobre una célula propia. La actitud y distribución de estos dos receptores es
radicalmente distinta (es muy raro que una NK exprese estos dos receptores) :
CD94/NKG2A es un receptor inhibidor que se expresa con mucha más frecuencia e
impide que las NK ataquen a células humanas sanas que expresan un conjunto normal
de moléculas HLA Clase I.
CD94/NKG2C se asocia a un adaptador y emite señales activadoras
Ligandos para NKG2D
NKG2D no se asocia con CD94 y se expresa como un homo-dímero. En humanos,
reconoce las proteínas transmembrana MIC-A y MIC-B (codificadas en el CMH), que
son cadenas pesadas similares a las de Clase I, pero que no se asocian con alfa-2-
microglobulina. Son proteínas que se inducen por el estrés y solo existen de forma
constitutiva (y en pequeña cantidad) en el epitelio intestinal. Sin embargo, cuando
alguna célula intestinal se infecta, envejece o sufre un proceso canceroso, se aumenta la
expresión de estas proteínas en el epitelio intestinal. En este momento, las células
intestinales se convierten en el blanco del ataque de las NK (a través de su receptor
NKG2D). A la porción citoplásmica del receptor se acoplan dos pequeñas moléculas
adaptadoras que ponen en marcha la cascada de señales que llevan a la liberación de
gránulos citotóxicos y citocinas. Normalmente estas moléculas tienen una expresión
mínima y se inducen por células malignas o infectadas. Son un verdadero semáforo de
la alteración celular.

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Tema 7. (I) INFLAMACION

Tema 7: Focalización de la respuesta: Inflamación.


Comunicación celular: Citoquinas
- Inflamación aguda y crónica
o Fase vascular
o Fase celular
o Fase de regeneración
- Citoquinas
o Principales citoquinas
o Subpoblaciones Th1 y Th2

La inflamación.

La Respuesta inflamatoria es un proceso complejo que comienza


cuando hay daño tisular (en los tejidos) debido a factores, endógenos
(necrosis de tejidos o fracturas óseas) o exógenos (mecánicos, químicos,
infecciosos, inmunológicos [hipersensibilidad]).
Este proceso se produce tanto por elementos celulares como
solubles y es un proceso normal de la inmunidad innata y adaptativa. Se
pone en marcha a expensas de los macrófagos residentes y básicamente
consiste en la atracción de leucocitos y extravasación de proteínas
plasmáticas hacia las zonas de infección. La inflamación aguda se
corresponde con la inmunidad innata. Si esta no logra resolver la
infección, se pone en marcha la inmunidad adaptativa, que puede o bien
resolver la infección, o bien si no lo consigue intentar aislarlo, provocando
una inflación crónica, con la formación final de un granuloma.
El proceso inflamatorio juega tres papeles fundamentales:

ƒ Suministrar moléculas efectoras adicionales y células a los sitios


de infección para potenciar la acción de los macrófagos de la
primera línea.
ƒ Formar una barrera física que impida la diseminación de la
infección.
ƒ Reparar el tejido dañado

Se pueden distinguir tres fases:

- Fase vascular
- Fase Celular
- Fase de restauración

Fase Vascular

Los principales inductores de esta fase son las anafilotoxinas C3a,


C4a y C5a, Estos componentes estimulan la producción de componentes
lípídicos de la inflamación(leucotrieno, PAF) e histamina por las células

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Tema 7. (I) INFLAMACION

endoteliales y mastocitos respectivamente.

Efectos provocados por estos mediadores inflamatorios:


Vasodilatación
aumento de la viscosidad sanguínea
aumento de la permeabilidad vascular
Accion quimiotáctica

Fase celular

Da comienzo con la migración de los neutrofilos hacia el foco


infeccioso. Los mediadores inflamatorios, junto a una serie de citoquinas
proinflamatorias (IL-1, IL-6, TNF, IL-8 e IL-12) producidas por los
macrófagos y neutrofilos, comienzan a inducir la expresión de moléculas
de adhesión para permitir la migración de estas células desde la sangre
hasta los tejidos circundantes. La primera en aparecer es la selectina E,
inducida por TNF. Poco después es reforzada por las ICAM-1 y VCAM-
1. Estas moléculas se reorganizan a las 24 horas agrupándose en las
uniones intercelulares, donde se refuerza por otra molécula de adhesión
perteneciente, como las dos anteriores, al grupo de las inmunoglobulinas,
denominada PECAM-1, favoreciendo así la extravasación y diapédesis
de los leucocitos hacia el foco inflamatorio
Después de la extravasación, el proceso continúa con la migración
de los leucocitos hasta el lugar dañado. Esta fase esta regulada por
medio de un subgrupo de citoquinas denominadas quimioquinas (IL-8).
El papel de las quimioquinas es triple: estabilizan a los leucocitos que
van “rodando” sobre el endotelio, dirigen su migración a los largo de un
gradiente de concentración hasta el sitio inflamatorio y en algunos casos
los activan (activan la explosion respiratoria). El gradiente se consigue
por la fijación de pequeñas quimioquinas solubles a los proteoglicanos de
la matriz extracelular y de la superficie de las células endoteliales, con lo
que se forma un sustrato sólido de quimioquinas a lo largo del cual se
desplazan los leucocitos.
Al comienzo de la inflamación la población celular
predominante son los neutrófilos. Así, en estos, que en condiciones
normales solo viven unas pocas horas, la acción de las citoquinas IL-8 y
TNF, activa la “explosión respiratoria” que produce radicales libres de
oxígeno y de nitrógeno y la degranulación; Asimismo los neutrófilos
fagocitan a los patógenos opsonizados. Si todavía no se ha producido la
respuesta adaptativa utilizan como opsoninas a los fragmentos C3b y
C3bi generados en la vía alternativa del complemento. Además, los
neutrófilos reconocen directamente, a través de sus receptores, distintos
componentes de las paredes bacterianas 1 . Así pues y como vemos todo

1
La importancia de los neutrófilos en la defensa se ilustra por las consecuencias de los defectos
genéticos en la maduración o funciones antibacterianas; los pacientes con estas deficiencias sufren
infecciones recurrentes, frecuentemente de bacterias y hongos que forman parte de la flora normal y que

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Tema 7. (I) INFLAMACION

ello contribuye a la defensa y al daño tisular local en los sitios de


infección por bacterias piogénicas (formadoras de pus).

Además de su acción local las citoquinas producidas por


neutrófilos y macrófagos tienen efectos generales que contribuyen a la
defensa del hospedador. Una de ellas es la elevación de la temperatura
corporal producida por los “pirógenos endógenos” IL-1, IL-6 y TNF. La
fiebre es, en principio, beneficiosa para el hospedador: la mayoría de los
patógenos crece mejor a menos temperatura, la respuesta adaptativa es
más intensa a temperaturas altas y las células propias también quedan
protegidas de los efectos nocivos del TNF a temperaturas altas.

Un efecto final de las citoquinas producidas por los fagocitos es


inducir la neutrofilia mediante el aumento de producción en la médula
ósea y la liberación de los que están unidos en forma débil al endotelio
en los órganos internos. Finalmente, el TNF induce la migración de las
células dendríticas desde los tejidos periféricos hasta los ganglios
linfáticos, donde maduran y se convierten en CPAs. Estas células son
cruciales para la iniciación de la respuesta adaptativa. Por tanto, los
efectos de las citoquinas producidas como respuesta a la infección
contribuyen a su control mientras se está desarrollando la respuesta
innata

Fase de resolución.

Durante esta fase de resolución, se producen mediadores anti-


inflamatorios como TGF-∃ e IL-10, que inhiben la producción de las
citocinas proinflamatorias. Asimismo cesa la expresión de las selectinas
sobre las células endoteliales y linfocitos.
Una vez que el proceso ha terminado, si ha tenido éxito, da comienzo la
fase final de cicatrización. Los productos secretados por los macrófagos
llevan a la activación y proliferación de los fibroblastos, que comenzaran su
proceso particular de "fabricación" de fibras de colágeno para entretejer
una red sobre la que proliferan las células epiteliales (desde el borde hacia
el interior), en un intento de restaurar el tejido 2 .

En este proceso de reparación juegan un papel importante las


proteasas neutras producidas por los MCFs (tales como elastasa y
colagenasa) que intervienen actuando sobre la matriz extracelular
durante el proceso de curación.

escapan del sitio inflamatorio y pasan a la sangre (septicemia). Si el defecto está en los mecanismos
antibacterianos los patógenos fagocitados pueden escapar de los neutrófilos muertos (el neutrófilo es una
célula terminal y muere tras la activación) y proseguir la colonización.

2
En este sentido la cicatriz, es una parte de la red que no ha podido ser colonizada por las
células epiteliales

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Tema 7. (I) INFLAMACION

Además de todos los procesos anteriores, cuando se produce una


herida, el daño de los vasos sanguíneos pone en marcha
inmediatamente otras dos cascadas enzimáticas protectoras (que
también pueden comenzar, en ausencia de herida o daño, por las células
endoteliales activadas):
ƒ El sistema de las kininas, que produce varios mediadores
inflamatorios incluyendo la Bradikinina que aumentan la
permeabilidad vascular.
El sistema de la coagulación, con formación de un coágulo que
impide la penetración de cualquier microorganismo en la circulación.

Todos los acontecimientos anteriormente expuestos lleva a que en el


sitio de infección aparezcan la tétrada de signos descrita por Galeno:
Calor, Rubor, Dolor y Tumor que caracterizan a la respuesta
inflamatoria.
ƒ Vasodilatación (aumento del diámetro de los vasos), que lleva a un
aumento del flujo de sangre local (Calor y Rubor) y a la
disminución de la velocidad del flujo sanguíneo, sobre todo en los
vasos pequeños.
ƒ Activación de las células endoteliales (que forman la pared interior
de estos vasos) que ahora expresan moléculas de adhesión que
retienen a los leucocitos circulantes como paso previo a su
migración al tejido infectado. Estos dos primeros cambios se
inician a expensas de las citoquinas producidas por los macrófagos
residentes activados. Las primeras células que llegan son los
neutrófilos, seguidos por los monocitos (que, en el tejido, maduran
a macrófagos).
ƒ Aumento de la permeabilidad vascular (separación de las células
endoteliales que limitan la pared de los vasos locales), que permite
el paso de líquidos y proteínas desde la sangre y su acumulación
en el tejido (Edema o Tumor y Dolor)

Inflamación crónica

Cuando el proceso infeccioso no logra ser eliminado, se acumulan


macrófago activados en la zona, que siguen secretando sustancias que en
su función “curativa” no discriminan entre los microorganismos y lo tejidos
propios. En esta situación la inflamación pasa a ser un proceso crónico,
que en la mayoría de los casos resulta “perjudicial” para el hospedador.
Esto es debido a que los factores liberados van modificando el ambiente
tisular local, que conlleva a la sustitución del tejido normal por tejido
conjuntivo que acarrea la consiguiente fibrosis y la consiguiente pérdida de
funcionalidad. Los macrófagos de la zona aumentan el citoplasma
recordando a las células epiteliales por lo que se les conoce como células
epitelioides. Asimismo los macrófago se pueden fusionar entre si, dando

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Tema 7. (I) INFLAMACION

lugar a las denominadas células gigantes multinucleadas. Esto junto a la


acumulación en la zona de Linfocitos T da lugar a la formación de un
infiltrado celular que origina el granuloma. Esta reacción es una reacción
de curación que trata de aislar al germen patógeno, pero en ese empeño
interfiere en la funcionalidad del tejido normal que pasa a ser afuncional.
En definitiva, en estas ocasiones y como suele decirse “Es peor el remedio
que la enfermedad”

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Tema 7 (II). Citocinas

Tema 7: Focalización de la respuesta: Inflamación.


Comunicación celular: Citoquinas
- Inflamación aguda y crónica
o Fase vascular
o Fase celular
o Fase de regeneración
- Citoquinas
o Principales citoquinas
o Subpoblaciones Th1 y Th2

CITOQUINAS

La respuesta inmunitaria se basa principalmente en interacciones


celulares. Estas interacciones se producen gracias a las citoquinas, que
son hormonas peptídicas producidas por unas células y captadas por otras
que tienen los receptores adecuados. Por lo tanto, el mundo de las
citoquinas está constituido tanto por los factores solubles como por los
receptores de membrana.

A las citoquinas se les han atribuido multitud de nombres,


relacionados con la célula productora. De ellos el más extendido, aunque
no el más exacto desde ese punto de vista, es el de Interleucina, debido
a que se producen y actúan sobre leucocitos. No obstante es el término
utilizado en la actualidad para clasificar a las distintas citoquinas.

Propiedades de las citoquinas.

1.- Autolimitación: La secreción es breve, cesa casi inmediatamente que


desaparece el estímulo (RNAm de vida corta).
2.- Afinidad: Se necesitan cantidades muy pequeñas para producir el
efecto biológico,
3.- Redundancia:, la misma acción es ejercida por varias citoquinas.
4.- Multisecreción: La misma citoquina, puede ser sintetizada por tipos
celulares distintos
5.- Antagonismo y sinergismo: las citoquinas pueden actuar de modo
antagónico, en unas ocasiones, y de forma sinérgica en otras.
6.- Pleitropismo: Las citoquinas pueden actuar sobre distintos tipos
celulares.
7.- Secuencialidad: Las citoquinas actúan con frecuencia en cascada
influyendo una en la síntesis de otra...etc.
8.- Multiacción:Las citoquinas pueden dar lugar a efectos diferentes sobre
la misma célula diana.
9.- Regulación:La expresión de muchos receptores de las citoquinas esta
regulada por señales específicas, que puede ser por una señal externa, por
otra citoquina o por la misma citoquina que provoca una retroalimentación

TEMA 07 (II). CITOCINAS 06/05/2008 Pág.1 de


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Tema 7 (II). Citocinas

positiva.
10.- la acción de las citoquinas puede ser autocrina, paracrina o en
ciertos casos endocrina

Estas propiedades de las citoquinas dan lugar a una serie de


funciones que se pueden resumir en los siguientes puntos:

a) Mediadores de la inmunidad innata y adaptativa


b) Reguladores de activación, crecimiento y diferenciación de los
linfocitos en la respuesta específica frente a los antígenos.
c) Estimuladores de la hematopoyesis.

Dada la diversidad de propiedades y funciones, se ha tratado de


establecer numerosas clasificaciones de las citoquinas. De estas, la más
amplia es las que las agrupa en función de las acciones biológicas
principales que ejercen.
Así se pueden distinguir tres grupos principales:
1.- Citoquinas Proinflamatorias
2.- Reguladoras de la Respuesta Inmune
De la inmunidad innata
De la inmunidad adaptativa
Inmunosupresoras
3.- Citoquinas estimuladoras de la hematopoyesis
4.- Quimiocinas

A su vez los factores de membrana serían los receptores encargados de


captar estas moléculas. Existen varios tipos:

Receptor Tipo Ig: IL-1, M-CSF


Tipo I (hematopoyetina): La mayoría de las IL y CSF. Tienen la cadena
de señales (proteína g) común
Tipo II: IFNs e IL-10
Familia TNFR: TNF, CD40, Fas, NGF
Familia quimiocinas R (7 pasos y acoplados a Proteína G)

Como en el caso de los factores solubles, la expresión de los receptores


esta regulada por el estado en que se encuentra la célula. Las células en
reposo o no expresan el receptor o presentan una versión del mismo de
afinidad baja o media. Esto asegura, que solo las células “preparadas”
responderán a la citoquina. Una vez unida la citoquina a su receptor, este
debe producir señales intracelulares que llevan a la producción de
factores de trascripción activos y, finalmente, a la expresión de genes

Vamos a ver ahora brevemente las principales citoquinas agrupadas por


su principal función biológica

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Tema 7 (II). Citocinas

1.- Proinflamatorias:

En general, estas citoquinas, promueven la migración de los fagocitos


hacia el foco infeccioso, aumentan la expresión de moléculas de
adhesión, inducen una elevación de la temperatura (fiebre), así como la
síntesis de las proteínas de fase aguda y estimulan la migración de las
células dendríticas

Factor de Necrosis Tumoral (TNF) (proinflamatoria)

Los lípidos bacterianos, conocidos en general como endotoxinas o


lipopolisacaridos (LPS), a concentraciones bajas estimulan a los fagocitos.
Estos fagocitos estimulados por el LPS son la principal fuente de TNF,
Entre las acciones que provoca se encuentran las siguientes:
De modo general la principal acción del TNF es atraer y activar a
los neutrófilos y monocitos hacia las zonas de infección.
1.- Provoca la expresión de moléculas de adhesión en las células
endoteliales, especialmente selectinas y los ligandos de las integrinas.
2.- Provoca la activación de los neutrófilos y monocitos
3.-Estimula a los macrófagos para que produzcan quimiocinas (citocinas
quimiotácticas) y otras citoquinas como IL-1
4.- Induce la formación de nuevos vasos (angiogénesis) y es un factor de
crecimiento para los fibroblastos.
5.- Induce la apoptosis.

El defecto de TNF, puede llevar a un fracaso en la resolución de la


infección, pero el exceso nos conduce a una serie de alteraciones
patológicas, entre las que destacamos:
1.- El TNF es un pirógeno endógeno
2.- El TNF activa el sistema de la coagulación. Si la secreción es masiva el
sujeto muere por colapso circulatorio y coagulación intravascular
diseminada.
3.- Suprime la división de la célula madre en la médula ósea. Por ello la
administración crónica de TNF puede dar lugar a linfopenia e
inmunodepresión.
4.- Induce una perdida de apetito que puede llevar a la caquexia. En ciertos
canceres se liberan cantidades anormales de TNF que explica el estado
caquéctico que presentan estos enfermos.
5.- Por último destacar que la infusión de dosis elevadas de TNF es por si
mismo letal, dando lugar a un Shock y a la muerte.

IL-1

La principal fuente de esta citoquina, al igual que la de TNF es el


macrófago activado. Aunque en esta caso también puede ser producido
por otros tipos celulares como neutrófilos, células epiteliales y endoteliales.

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Tema 7 (II). Citocinas

A concentraciones bajas la IL-1 es un mediador de la inflamación


local, aumentando la expresión de moléculas de adhesión. A dosis
elevadas comparte con el TNF, su capacidad para producir fiebre, inducir
la síntesis de proteínas hepáticas de fase aguda e iniciar el desgaste
metabólico que conduce a la caquexia. Sin embargo presentan ciertas
diferencias con el TNF como son:
a) no llega a ser tan perjudicial dosis elevada como es el TNF. A
concentraciones sistémicas elevadas no es letal.
b) No es capaz de inducir apoptosis celular.
c) No tiene capacidad para aumentar la expresión de moléculas del CMH
d) Al contrario que el TNF potencia la división, no la suprime de las células
de la médula ósea.

IL-6
Parece que es secretada como respuesta al TNF y a la IL-1. Sus
acciones fundamentales son estimular a los hepatocitos para la síntesis
de fibrinógeno y de proteínas de fase aguda. También actúa como
factor de crecimiento para los linfocitos B activados. El problema es que
también actúa como factor de crecimiento para células plasmáticas
neoplásicas.

2. Reguladoras de la respuesta inmunitaria

IL-12

Es secretada por macrófagos y células dendríticas y es la única que


funciona como un heterodímero (p35) y (p40). Es un mediador de la
respuesta innata a organismos intracelulares y un inductor de la respuesta
adaptativa frente a estos organismos.
1.- Es un potente inductor de IFN-γ tanto en las células NK como en las T
2.- Aumenta la actividad lítica de las células NK y células T CD8+
3.- Estimula la diferenciación de los linfocitos CD4 hacia la población Th1,
es decir actúa como potenciador de la inmunidad celular.
Todo ello proporciona a esta citoquina, un papel importante de
conexión entre la inmunidad innata y la específica.

Interferones (IFN) tipo 1

Dentro de ellos se encuadran los interferones αy β. La El primero


es producido, principalmente por fagocitos, mientras que el beta es
fundamentalmente secretado por fibroblastos. El estimulo, parece ser el
ARN bicatenario producido durante al replicación de los virus.

Entre las funciones principales de estos interferones se


encuentran:
1.- Inhiben la replicación viral, a través de las síntesis de algunos

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Tema 7 (II). Citocinas

enzimas que interfieren la replicación viral. La acción es sobre todo


paracrina. Las células infectadas secretan IFN para proteger a las células
vecinas sanas.
2.- Estimula el desarrollo de los linfocitos Th1, principalmente por inducir
a los linfocitos T a expresar receptores para la IL-12, que como veíamos
es la principal inductora de esta población.
3.- Aumentan el potencial lítico de las células NK
4.- Aumentan la expresión de moléculas MHC de clase I e inhiben las de
clase II.
5.- Inhiben la proliferación celular (por los mismos mecanismos que lo
hacen para el virus. Por ello se han utilizado como terapia antitumoral.
Como se ve todas las acciones van encaminadas a la lucha
antiviral.

2. b. Reguladoras de la inmunidad adaptativa

En general, este grupo de citoquinas, van a activar la proliferación celular


y a inducir la formación de órganos linfoides secundarios. Asimismo son
la responsables del cambio de isotipo de los anticuerpos y van a orientar
la respuesta hacia el tipo humoral Th2) o celular (Th1)

IL-2
Es una glucoproteína, producida por los linfocitos T, especialmente
por los CD4+. La secreción dura un periodo máximo de 12 horas y es la
principal citoquina que actúa activando el ciclo celular de los linfocitos T. Es
por tanto, la responsable de la expansión clonal de los linfocitos T. Tiene
una acción autocrina y paracrina.
Otras acciones serían
1.- Estimula la producción de otras citoquinas como el IFN-( y la linfotoxina
2.- Estimula a las células NK, que también tienen receptores para la IL-2.
Aunque en este caso al poseer estas un receptor de menos afinidad se
necesitan cantidades elevadas para provocar el estímulo
3.- Actúa como factor de crecimiento de Linfocitos B
4.- Puede actuar como factor de apoptosis para las células T activadas por
el antígeno
IL-4
Las principales fuente de la IL-4 es la subpoblación Th2 de los
linfocitos CD4+, así como mastocitos y basófilos.
Su acción primordial es promover el cambio de clase en los linfocitos
B hacia la IgE, así como estimular la diferenciación de los linfocitos T a
Th2. Además es un factor de crecimiento para la subpoblación Th2
diferenciados. Asimismo estimula la expresión de ciertas moléculas de
adhesión como la VCAM-1, con lo que aumenta la adhesión de diversos
tipos celulares, especialmente eosinófilos.

IL-5

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Tema 7 (II). Citocinas

Esta producida por la subpoblación Th2 y mastocitos activados. Su


principal actividad se centra en estimular el crecimiento y diferenciación de
eosinófilos.
Interferón de tipo II (IFN-()
Esta producido por los linfocitos T (Th1), tanto CD4 como CD8
activados y por las células NK. El principio de la secreción comienza con la
activación por el antígeno y aumenta por la acción de la IL-2 e IL-12. Actúa
sobre todo como inmurregulador, característica esta que lo diferencia de
los interferones de tipo I.
Es la principal citoquina activadora de macrófagos
Entre sus acciones cabe destacar:
1.- Es un potente activador de los fagocitos mononucleares.
2.- Aumenta la expresión de moléculas del CMH tanto de clase 1 como las
de tipo II.
3.- favorece la diferenciación de los linfocitos T CD4+ hacia la subpoblación
Th1, e inhibe la proliferación de la Th2. Induce la respuesta de anticuerpos
opsonizantes.
4.- Activa a los neutrofilos y a las células NK, de forma mas potente que lo
hacen los de tipo 1.
5.- Es un activador de la expresión de moléculas de adhesión en las
células endoteliales, favoreciendo la adhesión de los linfocitos CD4+.

Linfotoxina (LT)

Es homologa en un 30% al TNF. Por eso se le llama también TNF-β.


Es producida exclusivamente por los linfocitos T activados. Su acción mas
diferenciada es su participación en el desarrollo de órganos linfoides
secundarios. Así se ha visto que ratones con inhibición génica de esta
citoquina son incapaces de formar ganglios linfáticos, y al contrario un
exceso de la misma provoca la formación de tejido linfoide ectópico.

IL-13
Es una citoquina con estructura similar a IL-4, producida por
linfocitos T Th2 y células epiteliales.

3. Estimuladoras de la hematopoyesis:

En general se llaman Factores estimuladores de colonias.

A nivel de las células progenitoras pluripotenciales, también existen


citoquinas estimuladoras necesarias para llevar a cabo las respuestas
innatas y adaptativa. No olvidemos que las respuestas consumen
leucocitos, que por tanto deben ser reemplazados.

GM-CSF, (factor estimulador de colonias de granulocitos


monocitos). Esta producido por linfocitos T activados, macrófagos y

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Tema 7 (II). Citocinas

células del la médula ósea. El GM-CSF tiene un amplio impacto sobre la


hematopoyesis, estimulando el desarrollo y la maduración de las células
madres que van a dar origen a los neutrófilos (PMN), eosinófilos,
monocitos y megacariocitos.
G-CSF (factor estimulador de granulocitos): Tiene una actividad más
específica, estimula la proliferación, diferenciación y función de la línea
de los granulocitos.
IL-3, que es un factor estimulante de colonias de líneas múltiples, siendo
secretada por los CD4+, y actúa sobre los progenitores más inmaduros de
la médula ósea, favoreciendo la expansión de todos los tipos celulares.
IL-7, Es secretada por las células del estroma de la médula ósea. Parece
que actúa sobre la proliferación de los linfocitos.

4. Citoquinas supresoras

Factor transformador de crecimiento (TGF)

TGF-β es secretado por diversas células del sistema inmunitario,


como células T activadas y macrófagos. Su principal acción es inhibir la
proliferación y activación de linfocitos y macrófagos. En cierto modo actúa
para contrarrestar los efectos de las citoquinas proinflamatorias.
También estimula ciertas acciones que conducen a al reparación del
tejido, como la angiogénesis
Otra de sus acciones es provocar en los linfocitos B el cambio de
clase hacia la síntesis de IgA.

IL-10

Es producida por macrófagos activados y algunos linfocitos. Su


principal acción es inhibitoria de los macrófagos y células dendríticas.
También inhibe la expresión de de moléculas del CMH de clase II. La
deficiencia en esta citoquina provoca una aumento del proceso
inflamatorio y una elevacion de la liberación de oxido nítrico, con un mayor
infiltrado celular. Por el contrario su exceso provoca shock séptico y un
aumento de citoquinas proinflamatorias. Esta citoquina es, por tanto clave
en la regulación del proceso inflamatorio.

4 Quimioquinas

Son pequeños polipéptidos estrechamente relacionados. Se


producen por las células fagocitarías y otros muchos tipos celulares.
Estructuralmente, las quimioquinas tienen una secuencia de
aminoácidos similar y se dividen estructuralmente en dos grandes
grupos, según que tengan dos cisteínas contiguas (grupo CC) o
separadas por otro aminoácido (grupo CxC). Ambos grupos actúan sobre
juegos distintos de receptores y distintos tipos celulares. En general, las

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Tema 7 (II). Citocinas

CC promueven la migración de monocitos y otros tipos celulares,


mientras que las CxC promueven la migración de neutrófilos. Se conoce
una quimioquina con solo una cisteína (C): es la linfotactina que parece
que es la que atrae a los precursores T hacia el timo.
Se secretan inducidas por ciertos microorganismos y citoquinas
inflamatorias, especialmente TNF e IL-1.
Su acción es fundamentalmente quimiotáctica de monocitos,
macrófagos e incluso actúan de atrayentes de los precursores de los
linfocitos T hacia el Timo. En otras palabras son citoquinas que estimulan
el movimiento de los leucocitos y regulan su migración desde la sangre a
los tejidos así como intervienen en la migración de los linfocitos entre los
órganos linfáticos periféricos. Además de las funciones relacionadas con
el proceso inmunitario, se ha descubierto que ciertas quimiocinas
intervienen en el desarrollo de ciertos órganos (morfogenia) 1
Ya se han identificado 17 receptores diferentes para las
quimioquinas, que se expresan en los leucocitos, la mayor parte en
linfocitos T. De ellos, hay uno que actúa como correceptor para el virus
de la Inmunodeficiencia humana (VIH). De esta forma, algunos linfocitos
T activados secretan quimiocinas que se unen a este receptor y bloquean
la infección por VIH, o al menos compiten con el virus.

1
El déficit de un receptor (CxCR4) en los ratones se ha visto que conlleva defectos mortales de formación en el desarrollo del
corazón y cerebelo

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FYTI. Tema 07. ANTIGENOS Curso 07-08

Tema 7

• Inmunógenos, antígenos y haptenos.


• Adyuvantes

La respuesta inmune adaptativa se produce como consecuencia de la exposición a


moléculas extrañas. Estas sustancias extrañas se definen del siguiente modo:

Inmunógeno, sustancia que induce la respuesta inmune adaptativa.

Antígeno, cualquier agente capaz de unirse específicamente a los componentes de la


respuesta adaptativa (receptor del linfocito B [BCR] y anticuerpos solubles, así como al
receptor del LT [TCR]) Hay compuestos que no son capaces de inducir una respuesta
adaptativa pero, en cambio, reaccionan con los componentes de la respuesta elaborada
frente a ellos. Es decir, todos los inmunógenos son antígenos, pero no todos los
antígenos son inmunógenos.

Hapteno. Esta diferencia se hace obvia en el caso de las sustancias de bajo peso
molecular (grupo en el que se incluyen muchos antibióticos y drogas), que no son
capaces, por si mismos, de inducir una respuesta inmune pero que cuando se unen a
moléculas de peso molecular alto (tales como las proteínas) forman conjugados capaces
de inducir una respuesta inmune. Estas moléculas, de peso molecular bajo, se
denominan Haptenos y la molécula a la que se acoplan Portadores (“carrier”). Por tanto,
un Hapteno es un compuesto incapaz, por si mismo, de inducir una respuesta inmune
pero que reacciona con los componentes de la respuesta que se induce cuando se
conjuga con una molécula portadora.

Se ha comprobado que se puede producir respuesta inmune frente a todas las familias de
compuestos bioquímicos conocidas, incluyendo carbohidratos, lípidos, proteínas y
ácidos nucleicos. También se pueden inducir la respuesta a drogas, antibióticos, aditivos
alimentarios, cosméticos y pequeños péptidos sintéticos, pero solo cuando se acoplan a
un portador.

Características de los inmunógenos


Para que una sustancia sea inmunogénica debe tener las siguientes características:
• Ser extraña (1)
• Peso molecular alto (2)
• Complejidad química (3)
• Estructura (4)
• Poderse degradar a péptidos que interaccionen con las proteínas del CMH (5)

(1) El organismo normalmente no responden frente a lo propio; esta es la es la primera


condición para que un compuesto sea inmunogénico. Cuanto más extraña sea la
sustancia (más distancia génica) mayor será su inmunogenicidad.

(2) Las sustancias necesitan un peso molecular mínimo para ser inmunogénicas; 5-6
KDa se consideran el peso mínimo para la inmunogenicidad y esta aumenta en función
del peso molecular.

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(3) Un inmunógeno debe tener una complejidad química mínima. Homopolímeros de un


solo aminoácido con peso molecular alto (p.e. poli-lisina de Pm 30 KDa) es muy raro
que sean inmunogénicos. Pero si se les unen moléculas pequeñas o se introducen otros
aminoácidos (sobre todo si son aromáticos), la molécula se torna inmunogénica. En
general, el aumento de la complejidad química es directamente proporcional al aumento
de la inmunogenicidad.

(4) La mayoría de los inmunógenos son proteínas y la respuesta adaptativa reconoce


muchos caracteres estructurales de estos compuestos. Por ejemplo, los anticuerpos
pueden reconocer características estructurales de una proteína, tales como las
estructuras:
Primaria (secuencia de los aminoácidos en la cadena)
Secundaria (plegamientos de la cadena primaria, que pueden ser en hélices alfa o en
estructuras planas beta)
Terciaria (formada por los plegamientos de la estructura secundaria mantenidos por
puentes disulfuro, puentes de hidrógeno, interacciones hidrofóbicas, etc.)
Cuaternaria (formada por la yuxtaposición de varias subunidades proteicas)

(5) Para que los antígenos interaccionen con las células T (que son las que ponen en
marcha y coordinan la respuesta adaptativa) tienen que ser capaces de unirse a las
moléculas CMH que se expresan sobre las CPAs. Estas células primero degradan
mediante enzimas a los antígenos (procesamiento) y luego unen los fragmentos
producidos (epitopos) a las moléculas CMH para enseñar el conjunto sobre la superficie
(presentación).

Otros requerimientos
Hay, además, otros factores que influyen en la inmunogenicidad, tales como la base
genética (genotipo) del hospedador, la dosis, vía de administración, etc. Las dosis
insuficientes y las demasiado abundantes no provocan la puesta en marcha de la
respuesta adaptativa, ya que inducen la tolerancia de los linfocitos. Pero además de la
dosis adecuada también influye en la respuesta el número de dosis administradas (pauta
de inoculación).
En cuanto a la vía de administración, la subcutánea da normalmente muy buenos
resultados, ya que el antígeno se deposita en la vecindad de las células de Langerhans
(DCs inmaduras de la piel), que son las CPAs más potentes del organismo. Estas células
emigran a los ganglios linfáticos próximos, donde se elabora la respuesta adaptativa.
Los antígenos administrados por vía intravenosa llegan al bazo, donde pueden inducir
tolerancia o, si se presentan por CPAs, inducir respuesta. La vía oral induce respuestas
locales de anticuerpos en la lámina propia del intestino y, con frecuencia, provoca
tolerancia sistémica a tal antígeno. La vía respiratoria (intranasal) es frecuente que
provoque respuestas alérgicas.
Como la respuesta adaptativa depende de las interacciones celulares, el tipo y la
intensidad de la respuesta refleja la población celular presente en el órgano al que llega
finalmente el antígeno.

Respuestas primaria y secundaria


El primer contacto con un inmunógeno provoca una respuesta primaria, tras una serie
de interacciones entre células T, CPAs y células B. La curva de anticuerpos que se
produce es característica.

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El siguiente contacto con el mismo inmunógeno induce una respuesta secundaria que
difiere de la primaria (más rápida, más amplia, más eficaz), como si el organismo
“recordara” que ya había estado expuesto a ese inmunógeno antes. De hecho, la
respuesta secundaria y las subsecuentes explotan el aumento del número de linfocitos
específicos para el inmunógeno producidos durante la respuesta primaria. Esta respuesta
también se llama “respuesta de memoria o anamnésica” y los linfocitos que participan
en ella se denominan células de memoria.

Antigenicidad y sitio de unión al antígeno


La respuesta inmune genera anticuerpos y/o linfocitos que reaccionan específicamente
con alguna porción del antígeno, a la que se denomina epitopo (también se le llama
determinante antigénico). El sitio de unión de un anticuerpo o del receptor de un
linfocito al epitopo presenta una estructura única que es complementaria del mismo.
La porción del anticuerpo (Ig) que se une específicamente al epitopo está situada en una
zona hipervariable de la molécula, que forma la llamada región determinante de la
complementariedad (CDR). El tamaño del epitopo del antígeno que se combina con el
CDR de un anticuerpo es de 5-7 aminoácidos. Lo que reconoce el receptor del linfocito
T son secuencias de 8-12 aminoácidos asociados en forma no covalente a proteínas del
Complejo Principal de Histocompatibilidad (CMH) en la superficie de las CPAs
(células presentadoras de antígenos).

Reconocimiento antigénico por parte de los linfocitos B y T


Características Linfocitos B Linfocitos T
Interacción con el Ag El receptor B (Ig de El receptor T fija al conjunto
membrana) fija al Ag Ag-CMH
Naturaleza del Ag Proteínas, hidratos de Péptidos
carbono, lípidos
Fijación Ags solubles SI NO
Epitopos reconocidos Accesibles (secuenciales Secuenciales, procedentes del
o conformacionales) procesamiento

Los epitopos que reconocen las células B y T.


Como se ve en la tabla, los epitopos reconocidos por las células B difieren de los que
reconocen las células T. En general, los receptores de los linfocitos B reconocen y fijan
antígenos libres, en solución. Por tanto, los epitopos tienen que estar en la superficie de
la molécula antigénica donde son accesibles al receptor B. La parte terminal de las
cadenas laterales de polisacáridos y las porciones hidrofílicas de las moléculas de
proteína generalmente forman los epitopos B, aunque también los hay procedentes de
los plegamientos (epitopos conformacionales).
Las células T no son capaces de fijar a los antígenos solubles. La interacción de un
epitopo con el receptor T requiere que una CPA procese enzimáticamente al antígeno
(lo degrade a péptidos pequeños) para que las porciones se asocien a las moléculas
CMH. Por tanto, los receptores T solo pueden reconocer epitopos lineales
(secuenciales), pues los conformacionales se destruyen durante el procesamiento de la
proteína. Normalmente, estos epitopos lineales son porciones hidrofóbicas internas de la
proteína.
El resultado de todo esto es que los polisacáridos solo contienen epitopos reconocibles
por los linfocitos B, mientras que las proteínas contienen epitopos reconocible tanto por
las células B como por las células T.

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El número de epitopos de una molécula puede ser solo uno (hapteno) o múltiple y en
una proteína normalmente hay muchos y distintos, mientras que en los azúcares suelen
ser iguales (repetitivos).

Clases de antígenos
Polisacáridos. Son inmunógenos cuando se asocian a portadores proteicos, como ocurre
con los que forman parte de moléculas más complejas (glicoproteínas), que inducen una
respuesta inmune parte de la cual es específica para la parte hidrocarbonada de la
molécula. Pero también se puede inducir una respuesta inmune de anticuerpos frente a
muchos tipos de polisacáridos, como los que forman parte de microorganismos y células
eucariotas. El ejemplo clásico de antigenicidad de los polisacáridos es la respuesta a los
antígenos sanguíneos del sistema ABO, que son polisacáridos de la superficie de los
glóbulos rojos.
Lípidos. Son normalmente poco inmunogénicos, pero pueden inducir respuesta si se
unen a proteínas portadoras. Los lípidos de las mycobacterias se reconocen por un
subtipo especial de células T; los Tgd, que forman parte de la respuesta ancestral.
Ácidos nucleicos. No son muy inmunogénicos, salvo que se asocien con proteínas
portadoras. Los anticuerpos anti-DNA son característicos de varios procesos
autoinmunes.
Proteínas. Virtualmente, todas las proteínas son inmunogénicas y la gran mayoría de los
inmunógenos son proteínas. Cuanto mayor es la complejidad de la proteína más fuerte
es la respuesta. Normalmente contienen muchos epitopos.

Reacciones cruzadas
Se producen por la presencia de epitopos comunes en moléculas distintas. Un ejemplo
es la toxina diftérica que puede manipularse para que pierda su toxicidad conservando la
capacidad inmunogénica; se ha transformado en toxoide. La inmunización con el
toxoide (inocuo) da lugar a la formación de anticuerpos que neutralizan a la toxina
diftérica cuando se produce la infección. Estamos usando determinantes comunes para
vacunar, sin usar la toxina.
Hay otros casos de reactividad cruzada donde las sustancias que reaccionan no están
relacionadas, excepto en que tienen una o más áreas con características tridimensionales
similares. A estas sustancias se las llama antígenos heterófilos. Por ejemplo el antígeno
sanguíneo A reacciona con los anticuerpos formados frente al antígeno capsular
(polisacárido) de un tipo de neumococo.

Adyuvantes
Son los “aditivos” que se usan para aumentar la respuesta a un inmunógeno dado. El
nombre viene del latín adjuvare (ayudar). Aunque su uso viene de antiguo, el interés
actual se debe a que los inmunógenos que se están desarrollando para hacer nuevas
vacunas (sobre todo las basadas en péptidos sintéticos) presentan una inmunogenicidad
muy pobre.
El mecanismo de los adyuvantes incluye:
• Aumento de la vida media biológica o inmunológica de los antígenos de las
vacunas
• Aumento de la producción local de citocinas inflamatorias
• Mejora en la liberación del antígeno y en su procesamiento y presentación por
las CPAs, especialmente por las células dendríticas.

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Se sabe de modo empírico que los mejores adyuvantes son los que contienen
componentes microbianos (p.e. extractos de mycobacterias). Estos componentes de
patógenos inducen la expresión de moléculas coestimuladoras en las CPAs (macrófagos
y DCs) así como la producción de citocinas. Ahora se ha comprobado que tal inducción
por los componentes microbianos se debe a que contienen patrones moleculares
(PAMPs); su unión a los TLRs de las CPAs genera las señales que llevan a la expresión
de moléculas coestimuladoras y a la síntesis de citocinas.
Los adyuvantes autorizados hasta ahora para uso humano son los que se basan en
hidróxido de aluminio o fosfato de aluminio (alúmina). La alúmina se fija a las
proteínas y las hace precipitar, induciendo así una respuesta inflamatoria que potencia
de forma inespecífica la inmunogenicidad del antígeno. El antígeno precipitado se libera
más despacio en el sitio de inyección, lo que unido al aumento de tamaño que se genera
en la precipitación propicia una mayor probabilidad de que el antígeno se fagocite por
una célula presentadora.
En los animales de experimentación se han usado muchos adyuvantes, siendo uno de los
más corrientes el Adyuvante Completo de Freund (FCA), consistente en mycobacterias
muertas suspendidas en aceite mineral. Al añadir la solución acuosa del antígeno se
genera una emulsión que, inyectada, libera lenta y continuamente al antígeno con lo que
mantiene constante la estimulación durante mucho más tiempo.
Otros microorganismos usados como adyuvantes son el bacilo de Calmette-Guerin
(BCG), que es una micobacteria atenuada, Corynebacterium parvum y Bordetella
pertussis. En realidad, todos utilizan las propiedades estimuladoras de las moléculas
asociadas al microbio cuando se fijan sobre los TLRs de las células presentadoras
(especialmente las DCs).
Los ISCOM (complejos inmuno-estimuladores) son unas mezclas de colesterol y
saponinas que forman unas estructuras similares a jaulas en las que queda atrapada la
solución acuosa del antígeno. Esta “jaulas” se funden con los lípidos de las membranas
celulares y depositan así su contenido en el citosol. El resultado es una vacuna que
induce una respuesta celular mediada por linfocitos T citotóxicos, en lugar de los
anticuerpos que inducen las restantes vacunas.

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EL SITIO DE UNION AL ANTIGENO

Las moléculas de anticuerpos tienen dos papeles: la unión al antígeno y mediar las
funciones efectoras. La unión al antígeno se realiza por el extremo amino-terminal y las
funciones efectoras por el extremo carboxi-terminal.

Las regiones variables


La variabilidad viene dada por el número de aa. diferentes en una posición dada /
frecuencia de los aa. más comunes en una posición dada. P.e., la comparación de
secuencias de 100 cadenas H revela que la serina se encuentra en posición 7 en 51 de las
secuencias (es el aa. más frecuente, con frecuencia 0,51); el examen de las otras 49
secuencias muestra que la posición 7 puede estar ocupada por glutamina, histidina,
prolina o triptófano (5 aa. distintos, si sumamos la serina), por lo que la variabilidad de
esta posición debe ser 9,8 (5:0,51).
Las representaciones gráficas de los dominios VH y VL muestran que la máxima
variación se ve que corresponde a las porciones de secuencias que unen las hebras β.
Esas regiones se llamaron originalmente hipervariables. Como el sitio de unión al
antígeno es complementario a la estructura del epitopo, ahora se llaman regiones
determinantes de la complementariedad (CDRs). El resto de secuencias de los
dominios V presentan mucha menos variabilidad y se las conoce como regiones
estructurales (FRs; Framework Regions)
El gran número de especificidades que presentan los anticuerpos se debe a las
variaciones en longitud y secuencia de aa.s de los 6 CDRs que configuran el sitio de
fijación. La región estructural actúa como un andamiaje que soporta esas seis regiones.
La estructura tridimensional de la región estructural de cualquier anticuerpo es
superponible entre los distintos anticuerpos, mientras que las regiones hipervariables
(CDRs) son únicas para cada anticuerpo.

Los dominios constantes


Contribuyen a diferentes funciones de los anticuerpos que vienen determinadas por la
secuencia de aa. de cada dominio.

Dominios C1H y CL
Sirven para extender los brazos Fab de la moléculas de anticuerpos, facilitando la
interacción con los antígenos y aumentando la rotación máxima de los brazos Fab.

La región bisagra
Las cadenas γ, δ y α presentan una secuencia extendida de péptidos entre los dominios
CH1 y CH2. Esta región (llamada región bisagra) es ricas en restos de prolina y es
flexible, lo que permite la deformación de las IgG, IgD a IgA. Como resultado los dos
brazos Fab pueden adoptar varios ángulos cuando se unen al antígeno. Esta es la región
más susceptible a la degradación enzimática y la que, de hecho, se rompe por la pepsina
y la papaina. Los dos aminoácidos prominentes en la región bisagra son prolina y
cisteína; La prolina es responsable de la flexibilidad de la molécula y las cisteínas
establecen los puentes disulfuro entre las dos cadenas H. El número de puentes
disulfuro intra-catenarios en la región bisagra varía considerablemente entre las distintas
clases de anticuerpos y entre las especies. Aunque las cadenas µ y ε carecen de región
bisagra, tienen en cambio un dominio adicional (CH2) de 110 aa. con caracteres “tipo
bisagra”.
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Otros dominios constantes


Aunque los dominios CH2 de IgM e IgE ocupan la misma posición que la cadena
polipeptídica de la región bisagra en las otras clases de Igs, todavía no ha sido posible
asignarle ninguna función.
Los dominios CH2 de IgG, IgD e IgA (y los CH3 de IgE e IgM) están aislados por
cadenas laterales de polisacáridos lo que les permite ser mucho más accesibles que los
otros al ambiente acuático. Esta accesibilidad es uno de los elementos que contribuye a
la actividad biológica de estos dominios en la activación de los componentes del
complemento por IgG e IgM.
El dominio carboxi-terminal es CH3 (en IgG, IgD e IgA) y CH4 (en IgM e IgE). Todas
las moléculas pueden expresarse como inmunoglobulinas secretadas (sIg) o como
inmunoglobulinas unidas a la membrana (mIg). El dominio carboxi-terminal de sIg
difiere tanto en estructura como en función del de mIg. Las sIg tienen una secuencia, de
diferentes longitudes, de aa hidrofílicos en el extremo carboxi-terminal, mientras que en
las mIg hay tres regiones:
• Una secuencia “espaciadora” extracelular formada por 26 aa
• Una secuencia hidrofóbica transmembrana
• Un tallo citoplásmico corto.
La longitud de la región transmembrana es constante entre todos los isotipos de Ig,
mientras que las secuencias espaciadoras y los tallos citoplásmicos son de longitud
variable.

FUNCIONES EFECTORAS MEDIADAS POR ANTICUERPOS

Además de fijar a los antígenos, los anticuerpos participan en una gran variedad de
acciones biológicas efectoras. La simple fijación generalmente no mata ni elimina a
ningún patógeno. Son las regiones constantes de las cadenas pesadas las que
interaccionan con otras proteínas, células y tejidos y el resultado lo conocemos como
funciones efectoras de la respuesta humoral.
Como las funciones efectoras son el resultado de las interacciones de las cadenas H con
otras proteínas séricas o receptores de membrana, no todas las clases de Ig tienen las
mismas propiedades funcionales.

1.- Anticuerpos y opsonización


En la superficie de macrófagos y neutrófilos (y también de otras células que no
intervienen en la fagocitosis) hay moléculas proteicas llamadas receptores Fc (FcRs)
que pueden unirse a la región constante de las moléculas de Ig. Si varias moléculas de
anticuerpo están unidas al mismo antígeno (p,e,, a una bacteria) su unión a los
receptores Fc provoca una interacción que fija al patógeno sobre la membrana del
fagocito y pone en marcha una vía de transducción de señales que lleva a la fagocitosis
del complejo antígeno-anticuerpos. Dentro del fagocito, el complejo es el blanco de
varios procesos destructores (digestión enzimática, mecanismos oxidativos, péptidos
antibacterianos, etc.)

2.- Los anticuerpos activan el complemento


IgM y, en humanos, la mayoría de las subclases de IgG pueden activar el sistema del
complemento por la vía clásica (dependiente de anticuerpos). Un producto importante
derivado de la cascada de activación es C3b que se fija de horma no específica a las
células y a los complejos Ag-Ac próximos al sitio de activación.
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Muchos tipos celulares tienen receptores para C3b y también fijan células o complejos a
los que se ha asociado C3b. La fijación del C3b adherente por los macrófagos lleva a la
fagocitosis de la célula o complejo unidos a C3b. La fijación de l os complejos Ag-Ac
por los C3bR de los glóbulos rojos permite llevarlos al hígado o bazo, donde se
capturan por los macrófagos (sin dañar al GR), promoviendo asi la eliminación
(aclaramiento) de los IC.
La colaboración entre los Ac y el sistema del complemento es importante para la
inactivación y eliminación de antígenos y para la muerte de patógenos.

3.- La citotoxicidad dependiente de anticuerpos (ADCC) mata a células


La unión del anticuerpo sobre la célula blanco (p.e., células del hospedador infectadas
por virus) y de su fragmento Fc a receptores existentes en otras células (p.e., células
NK) puede dirigir la actividad citotóxica de la célula efectora hacia la célula blanco.

4.- Algunos anticuerpos pueden cruzar las barreras epiteliales por transcitosis.
La distribución de anticuerpos por las superficies mucosas de los sistemas pulmonar,
gastrointestinal y urogenital, así como su exportación a través de la leche materna,
requiere que las Igs se muevan a través de las capas epiteliales, en un proceso
denominado transcitosis. La capacidad de un anticuerpo para ser transportado depende
de las propiedades de la región constante. En humanos y ratones IgA es el anticuerpo
principal que sufre la transcitosis, aunque también puede transportarse la IgM hasta las
superficies mucosas.
Algunas especies de mamíferos, como humanos y ratones, también transfieren
cantidades significativas de la mayoría de subclases de IgG de la madre al feto. Como
los sistemas circulatorios materno y fetal están separados, los anticuerpos tienen que ser
transportados a través de la placenta, que separa a madre de feto. En los humanos el
transporte se realiza en el tercer trimestre de la gestación. La consecuencia principal es
que el feto recibe una muestra del repertorio de anticuerpos de la madre a modo de
regalo que le protege de los patógenos. Como ocurre con otras funciones efectoras, la
capacidad de transporte depende de las propiedades de la región constante de la
molécula de anticuerpo.
La transferencia de anticuerpos de la madre al feto es una forma de inmunización
pasiva, sistema por el que se adquiere inmunidad al recibir anticuerpos ya preformados,
en lugar de producirlos tras la exposición al antígeno. Esta posibilidad de transferir
inmunidad de un individuo a otro mediante la transferencia de anticuerpos es la base de
la terapia con anticuerpos, un tratamiento importante en la medicina actual.
También las subclases de IgG se transfieren de la madre al recién nacido en los
humanos, mediante los receptores que hay en la mucosa intestinal del recién nacido y
que perduran hasta que se desarrolla la flora intestinal (aprox. 1 año).

5.- Los anticuerpos de la clase IgE activan a mastocitos, eosinófilos y basófilos


Se verá posteriormente en las hipersensibilidades.

CLASES DE ANTICUERPOS Y ACTIVIDADES BIOLOGICAS

Cada clase se distingue por una secuencia única de aa. en las regiones constantes de la
cadena H que le confiere propiedades estructurales y funcionales específicas.

Inmunoglobulina G
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La más abundante en el suero (representa, aproximadamente, el 80%). Es monomérica


tiene tres dominios constantes en la cadena H. Hay, en humanos, 4 subclases que se
distinguen por diferencias en la secuencia de las regiones constantes de la cadena γ y se
numeran según disminuye la media de la concentración sérica desde 1 hasta 4.
Las secuencias de aa. que distinguen las 4 subclases están codificadas por genes CH
diferentes de la línea germinal, con una homología de secuencias del 90-95%.
Estructuralmente se distinguen por el tamaño de la región bisagra y el número y
posición de los puentes disulfuro intercatenarios. Estos sutiles cambios en la estructura
afectan a las propiedades biológicas de las moléculas:
• IgG1, 3 y 4 cruzan fácilmente la placenta y tienen un papel importante en la
protección del feto en desarrollo.
• IgG3 es la más efectiva en la activación del complemento, seguida en eficiencia
por IgG1 e IgG2. La subclase IgG4 no es capaz de activar al complemento
• IgG1 e IgG3 se fijan con alta afinidad a los receptores Fc que hay sobre las
células fagocitaria y, por tanto, median la opsonización. IgG4 tiene una afinidad
intermedia para los receptores Fc e IgG2 tiene una afinidad extremadamente
baja

Inmunoglobulina M
Supone el 5-10% de las Ig del suero, con una concentración media de 1,5 mg/ml. La
IgM monomérica se expresa como mIg sobre las células B. LA sIg se secreta por las
células plasmáticas en forma de pentámero; cada pentámero contiene un péptido
adicional (cadena J) que se une, formando puentes disulfuro, a los residuos de cisteína
carboxi-terminales de dos cadenas µ. Parece que se requiere a la cadena J para la
polimerización de los monómeros; se añade en el momento anterior a la secreción del
pentámero.
Es la primera Ig que se forma en la respuesta primaria a un antígeno, la primera
sintetizada por el neonato y la primera que aparece en la evolución. Aunque tiene 10
sitios de fijación solo se une simultáneamente, por problemas de configuración estérica,
a cinco o menos moléculas de los grandes antígenos. Debido a su valencia es más
eficiente que otros isotipos para fijar antígenos con epitopos repetitivos
La activación del complemento requiere al menos dos regiones Fc muy próximas y la
estructura pentamérica de IgM cumple este requisito.
IgM no difunde bien debido a su tamaño y, por ello, está en concentraciones muy bajas
en los líquidos tisulares. La presencia de la cadena J permite a la IgM fijarse a
receptores sobre células secretoras, que la transportan a través de las capas mucosas
hasta formar parte de la secreción que baña las superficies mucosas. Aunque el isotipo
principal que se encuentra en estas secreciones es IgA, IgM también tiene un papel
accesorio importante como Ig secretora.

Inmunoglobulina A
Aunque solo representa el 10-15% de las Ig séricas es la que predomina en las
secreciones, tales como leche materna, saliva, lágrimas y mucus de las vías bronquiales,
genitourinarias y digestivas. En el suero está, sobre todo, como monómero. También
hay formas poliméricas (di, tri y penta), y todas incluyen un polipéptido (cadena J). La
IgA de las secreciones externas se conoce como IgA secretora (IgAs), formada por un
dímero (o tetrámero), una cadena J y una pieza secretora.
La síntesis diaria de IgAs es mayor que la de cualquier otro tipo de Ig y las células
plasmáticas encargadas de su producción están concentradas a lo largo de las superficies
mucosas. Un ejemplo: en toda la extensión del yeyuno hay 2,5 x 1010 células
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plasmáticas que secretan IgA (¡una cifra superior al total de células plasmáticas que hay
entre médula ósea, linfa y bazo!). Un humano envía diariamente entre 5 y 15 gr de IgA
hacia las excreciones mucosas.
Las células plasmáticas productoras de IgA migran preferentemente hacia los tejidos
sub-epiteliales, y se alojan en ellos; allí es donde la IgA secretada se une a un receptor
específico para moléculas de Ig poliméricas (el Poli-Ig), que se expresa en la superficie
basolateral de la mayoría de las células de los epitelios mucosos y epitelios glandulares
(de las mamas, glándulas salivares y lagrimales). Una vez unida la Ig el complejo se
transporta por el interior de la célula hasta la membrana luminal y la luz; una vez allí el
receptor sufre una degradación enzimática parcial que deja a parte del mismo
envolviendo a la Ig (pieza secretora). Este pieza secretora “tapa” sitios susceptibles de
degradación enzimática, tales como las regiones bisagra, y permite una vida media que
no sería posible sin tal protección en un medio mucoso, rico en proteasas. Este
mecanismo también transporta IgM pentamérica a las secreciones mucosas, aunque en
una proporción muy inferior a la de la IgA. El receptor Poli-Ig interacciona con la
cadena J de ambos tipos de anticuerpos.
Las superficies mucosas son los sitios de entrada de la mayor parte de microorganismos
patógenos y allí es donde desempeña la IgAs su función principal, capturando antígenos
solubles y, sobre todo, antígenos de la superficie d virus y bacterias que así no pueden
establecer contacto directo con las células mucosas. Los complejos inmunes quedan
atrapados en el mucus y se eliminan bien por la ciliatura (bronquios), bien por los
movimientos peristálticos (intestino) o se eliminan con la orina. Está comprobada la
acción protectora de la IgA frente a bacterias como Salmonella, Vibrio cholerae,
Neisseria gonorrhoeae y virus como los de la poliomielitis, la gripe y también el
reovirus.
La leche materna tiene IgAs y otras muchas moléculas que ayudan a proteger al recién
nacido contra las infecciones durante el primer mes de vida. Como el sistema inmune de
los lactantes todavía no funciona plenamente, la lactancia materna tiene un papel
esencial en la conservación de la salud de los recién nacidos y durante la primera
infancia. Los anticuerpos pasan del intestino del lactante hacia su interior por medio de
unos receptores “tipo IgN” que hay en el epitelio intestinal y que desaparecen cuando se
establece la flora intestinal y se completa la dotación de enzimas proteolíticos.

Inmunoglobulina E
La potente actividad biológica de IgE permitió su identificación en el suero a pesar de
su baja concentración en el mismo (0,3 ug/ml). Los Acs IgE median las reacciones de
hipersensibilidad inmediata, responsables de los síntomas de la fiebre del heno, asma,
urticaria y shock anafiláctico. La presencia de un factor del suero responsable de la
fiebre alérgica se demostró en 1921 por K. Prausnitz y H. Krustner. Inyectaron por vía
subcutánea suero de un alérgico a otro individuo no alérgico y, después, el antígeno
responsable de fiebre del heno en el mismo sitio; el resultado fue una reacción local con
formación de una pápula con picor (“wheal and flare). Esta reacción, llamada P-K, fue
la base para el primer ensayo biológico de actividad IgE.
La identificación de la IgE se realizó por K. y T. Ishizaka en 1966. El nuevo anticuerpo
se llamó IgE (en recuerdo del antígeno del polen de ambrosía, que es el inductor más
potente de este tipo de Ac).
La IgE se une a receptores de membrana sobre los basófilos de la sangre y mastocitos de
los tejidos. Cuando la IgE ligada sobre la célula se une a su antígeno correspondiente
(alergeno) se produce el entrecruzamiento de los receptores, lo que induce a la célula a
trasladar sus granulaciones a la membrana celular y liberar su contenido
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(degranulación). El resultado es que se liberan una serie de mediadores farmacológicos


activos y se producen las manifestaciones alérgicas. La degranulación localizada de los
mastocitos, inducida por IgE, también puede liberar mediadores que facilitan la
concentración de varias células (eosinófilos) necesarias para una defensa ADCC frente a
parásitos.

Inmunoglobulina D
Descubierta a partir del mieloma múltiple de un paciente, cuya proteína no reaccionaba
frente a los sueros anti-sotipo frente a los anticuerpos conocidos hasta entonces (IgG,
IgA, IgM). Tiene una concentración sérica de 30 ug/ml y representa el 2% de los
anticuerpos del suero. IgD, junto con IgM monomérica, son los receptores de membrana
principales que se expresan sobre las células B maduras. No se le conocen efectos
biológicos como anticuerpo.

DETERMINANTES ANTIGENICOS DE LAS Ig

Cuando se inyectan moléculas de Ig de un animal en otro de especie diferente se


comportan como inmunógenos potentes que inducen la formación de anticuerpos. Estos
Ac anti-Ig se usan para el estudio del desarrollo de los linfocitos B y de la respuesta
humoral. Los determinantes antigénicos (epitopos) de las moléculas de Ig pertenecen a
una de tres categorías:
• Isotópicos
• Alotípicos
• Idiotípicos
que se localizan en partes determinadas de la molécula.

Isotipos
Los determinantes idiotípicos forman parte de las regiones constantes y definen,
colectivamente, las clases y subclases de las cadenas H y los tipos y subtipos de cadenas
L de una especie.
Cada isotipo está codificado por un gene de región constante y todos los miembros de la
especie tienen la misma colección de genes de regiones constantes (que pueden incluir
múltiples alelos). En una especie, cada individuo normal debe expresar todos los
isotipos en el suero. Las diferentes especies heredan genes de regiones constantes
distintos y, por tanto, expresan isotipos diferentes.
Así, al inyectar anticuerpos de una especie en otra, los determinantes isotópicos se
clasifican como extraños (no se reconocen como propios) e inducen una respuesta
inmune humoral (de anticuerpos) frente a ellos. Los anticuerpos anti-isotipo sirven para
determinar las clases y subclases de anticuerpos que se producen en una respuesta
inmune de la primera especie. También para caracterizar la clase de los receptores de
membrana que hay en un LB.

Alotipos
Aunque todos los miembros de la misma especie heredan el mismo juego de genes de
isotipos, algunos de ellos tienen múltiples alelos. Esos alelos codifican diferencias
sutiles de aminoácidos, que conforman los llamados determinantes alotípicos y que solo
se presentan en algunos (pero no en todos ) los individuos de la especie. La suma de los
determinantes alotípicos individuales en una molécula de anticuerpo determina su
alotipo.
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En los humanos se han encontrado alotipos en las cuatro subclases de IgG, en una
subclase de IgA y en la región constante de la cadena ligera kappa. Los alotipos de la
cadena gamma se refieren como marcadores Gm.. Se han identificado por lo menos 25
alotipos Gm, que se designan por la clase y subclase, seguidas por un número de orden
[p.e., G1m (1), G2m (23), G3m (11), G4m (4ª)]. De las dos subclases de IgA solo IgA2
tiene alotipos [À2m (1) y A2m (2)]. Los alotipos de la cadena kappa son 3 [ km (1),
km(2) y km(3)].
Cada uno de estos determinantes alotípicos presenta diferencias de 1 a 4 aminoácidos
con los alelos diferentes del mismo gene. También pueden obtenerse anticuerpos frente
a los determinantes alotípicos, inyectando anticuerpos de un miembro de la especie en
otro con alotipos diferentes. Esos anticuerpos se producen a veces por una madre
gestante en respuesta a los determinantes alotípicos paternos en las Ig fetales. También
pueden producirse anticuerpos anti-alotipo por transfusiones sanguíneas.

Idiotipo
La secuencia de aminoácidos de los dominios VH y VL es única, dado que actúa o solo
como sitio de fijación al antígeno sino también como un conjunto de determinantes
antigénicos. Cada determinate individual en estas regiones se denomina idiotopo y cada
anticuerpos presenta múltiples idiotopos ; algunos de ellos están en el sitio de fijación
para el antígeno y otros en secuencias de la región variable que no forman parte del sitio
de fijación. La suma de los idiotopos individuales es lo que se denomina idiotipo del
anticuerpo (o del receptor).
Como los anticuerpos producidos por células B individuales derivadas del mismo clon
tienen secuencias idénticas en la región variable, todos ellos tienen el mismo idiotipo.
Los anticuerpos anti-idiotipo se producen cuando se inyectan Ac que tienen variaciones
mínimas tanto en su isotipo como en su alotipo, de odo que puedan reconocerse sus
diferencias idiotípicas. Con frecuencia se usan para ello proteínas homogéneas (como
las de mieloma o anticuerpos monoclonales) inyectadas a un receptor genéticamente
idéntico al donante, lo que provoca la producción de anticuerpos anti-idiotipo.

EL RECEPTOR B

Durante mucho tiempo la pregunta del millón ha sido el como la mIg (inmunoglobulina
de membrana) de las células B puede inducir una señal de activación tras el contacto
con el antígeno. El dilema se basa en que los isotipos de mIg tienen tallos citoplásmicos
muy cortos:
• mIgM y mIgD tienen solo 3 aa.
• mIgA……………………14 aa.
• mIgG y mIgE …………..28 aa.
En todos los casos estos tallos son demasiado cortos para asociarse con moléculas de
señales intracelulares (p.e., protein-kinasas y Proteínas G).

La respuesta a este puzzle es que la mIg no constituye la totalidad del receptor del LB.
El complejo receptor B (BCR) es un complejo proteico transmembrana formado por
mIg y heterodímeros denominados Igα/Igβ. Las moléculas del heterodímero se asocian
con mIg para formar el BCR y, como tienen tallos citoplásmicos largos (65 aa. en la
cadena α y 48 aa. en la cadena β) su longitud les permite interaccionar con las
moléculas de señales intracelulares.
El descubrimiento del heterodímero Igα/Igβ por Michael Reth y col. al comienzo de los
90 hizo posible responder a la pregunta del millón
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LOS FcR SE UNEN A LOS FRAGMENTOS Fc DE LAS Ig

Son glucoproteínas de membrana presentes en muchas células que tienen afinidad por el
fragmento Fc de las moléculas de anticuerpo. Tales receptores son esenciales para
muchas de las funciones biológicas de los anticuerpos.
Los FcR son los responsables de:
• El movimiento de los anticuerpos a través de las membranas celulares
• La transferencia de anticuerpos de la Clase IgG desde la madre al feto a través
de la placenta
• La adquisición pasiva de anticuerpos por muchos tipos celulares, lo que da lugar
a la opsonización y a la citotoxicidad dependiente de anticuerpos (ADCC)
• La producción de señales inmuno-moduladoras (sobre todo en los LB), que
afectan a la activación celular, a la diferenciación y, en algunos casos, la
regulación negativa de las respuestas celulares.
Hay muchos receptores Fc, entre los que se pueden destacar:
Poli-Ig; esencial para el transporte de Ig poliméricas (IgA dimérica y, en menor
extensión IgM pentamérica) a través de las superficies epiteliales.
• FcNR; el receptor Fc neonatal transfiere IgGs desde la madre hasta el feto, a
través de la placenta. También interviene en la regulación de los niveles séricos
de Ig.
• FcαR; Fija a la IgA
• FcεR; Fija a la IgA
• FcγR; Capaces de fijar a IgG y sus subclases. Entre ellos están:
FcγRI
FcγRII
FcγRIIB1
FcγRIIB2
FcγRIII

En muchos casos, el entrecruzamiento de estos receptores tras la unión de los complejos


antígeno-anticuerpos (Ag-Acs) provoca la puesta en marcha de las cascadas de señales,
que finalizan en procesos tales como la fagocitosis o la ADCC. Los FcR forman parte,
con frecuencia, de complejos de transducción de señales en lo que también intervienen
otras cadenas accesorias. En el caso de FcαR las cadenas accesorias están representadas
por un dímero transmembrana formado por dos cadenas γ y en el caso de PCER las
cadenas accesorias son dos γ una β. Esta asociación de un receptor extracelular con una
o más unidades transductoras de señales existe en el BCR y también es característica
fundamental del TCR.

LAS SUPERFAMILIA (SPF) DE LAS Ig.

Las estructuras tipo Ig comparten varias características, lo que sugiere que tienen un
origen evolutivo común. Una propiedad que se presenta sistemáticamente es el
plegamiento en dominios; la presencia de estos dominios en las cadenas H y L indica
que los genes que los codifican proceden de un gen ancestral común que codificaba un
péptido de unos 110 aa. La duplicación génica y divergencias posteriores parecen haber
generado los varios genes de cadenas H y L.
Se ha comprobado que un gran número de proteínas de membrana tiene una o más
regiones homólogas a los dominios de Ig y a estas proteínas de membrana se las
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clasifica dentro de la SPF de las Ig. Entre las proteínas que forman parte de la SPF
están, además de las Ig,:
Heterodímeros Igα / Igβ del BCR
Receptores poli-Ig que contribuyen con la pieza secretora a la formación de las
formas secretadas de IgA e IgM.
TCR
Proteínas accesorias de células T, que incluyen
CD2
CD4
CD8
CD28
Cadenas γ, δ y ε de CD3
Moléculas CMH Clases I y II
Β2-microglobulina que forma parte de las moléculas Clase I
Moléculas de adhesión celular, tales como:
VCAM-1
ICAM-1
ICAM-2
LFA-3
Factor de crecimiento derivado de plaquetas
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FYTI. Apoyo teórico al Tema 10 (I)


El receptor del linfocito B

La inmunidad adaptativa depende de los linfocitos B y T. Hay muchos miles de


millones de clones distintos y cada uno tiene el receptor para el antígeno de una
especificidad única. Este repertorio tan amplio es el que nos permite poner en marcha
una respuesta adaptativa adecuada contra cualquiera de los patógenos con los que nos
encontremos a lo largo de la vida.
Las Inmunoglobulinas (Ig) o anticuerpos (Ac) están formadas por cuatro cadenas
peptídicas, iguales dos a dos. Un par es de peso molecular (Pm) alto y se denomina
“Cadena pesada (H)” y el otro par tiene menor Pm y se denomina “Cadena ligera (L)”
Las cadenas se asocian entre si mediante puentes disulfuro.
Cada cadena tiene un fragmento terminal que es distinto en cada molécula y se llama
“Variable (V)”, seguido por fragmentos conservados a los que denominamos
“Constantes (C)”. Los fragmentos están plegados formando unos bucles a expensas de
puentes disulfuro intracatenarios que se establecen entre aminoácidos azufrados
(cisteinas) que están separados en la estructura primaria; estas estructuras reciben el
nombre de “Dominios”.
Por tanto, las Ig están formadas por 2 cadenas H y 2 cadenas L que presentan un
dominio terminal V y uno o más dominios C.
Las cadenas ligeras pueden ser de dos tipos: κ (kappa) y λ (lambda), pero son
funcionalmente iguales. Las cadenas pesadas tienen 3 o 4 dominios C y, según el patrón
estructural, se distinguen cinco tipos principales, que son la base de las cinco clases de
anticuerpos que presentan los humanos: IgG, IgA, IgM, IgE e IgD.
Los dominios variables de la cadena L y la cadena C configuran el sitio de unión para el
antígeno. Estos dominios V concentran la variabilidad en tres lugares diferentes (tanto
en H como en L), denominados “Regiones determinantes de complementariedad
(CDR)” o hipervariables. En cada cadena H y L los CDRs se disponen muy próximos
entre si y el conjunto define el sitio de unión para el antígeno o “paratopo”, que es
distinto para los receptores de cada linfocito.
Las células B y T reconocen al antígeno de forma diferente. Las B, a través de las Ig de
membrana, reconocen directamente a los epitopos del antígeno en su configuración
nativa y siempre que están en la superficie (accesibles). Por el contrario, los linfocitos T
no pueden reconocer alLa exclusión alélica.
Los genes delta se localizan en el complejo génico alfa y se eliminan durante el
reordenamiento alfa. Esto supone una exclusión irrevocable de los genes δ, localizados
en el mismo cromosoma que los α que se están reordenando.
La organización de los segmentos génicos J y C de la cadena β en dos grupos
duplicados permite que, si se realiza un reordenamiento no productivo, el timocito
pueda intentar un segundo reordenamiento con lo que aumenta la probabilidad de
reordenamiento productivo de la cadena β. Si el primer reordenamiento es productivo se
inhibe el segundo.
Las excepciones a la regla de la exclusión alélica son más numerosas en l0s genes de la
cadena α.
Como la exclusión alélica no completa para la cadena α del TCR hay veces en las que se
expresa más de una cadena alfa sobre la membrana de una célula T dada. La pregunta
obligada es: ¿Cómo estas células T tan taras, que expresan dos receptores αβ, mantienen
la especificidad para unirse a un solo antígeno? Una posible respuesta es que cuando
una célula T expresa dos receptores Tαβ diferentes solo uno esté CMH-restringido y
sea, por tanto, el único funcional

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antígeno de forma directa. El TCR solo puede reconocer péptidos derivados de


proteínas antigénicas cuando se les “enseña” de una forma especial: esta forma es
unidos a moléculas CMH sobre la superficie de otra célula a la que se denomina “Célula
presentadora de antígeno (CPA)”. Dicho de otro modo, las células T necesitan a otras
células para que les preparen (procesen) y presenten el antígeno.
El receptor B (BCR) consiste en una Ig de superficie asociada a un heterodímero
formado por las cadenas Igα (CD79a) e Igβ (CD79b). La Ig de superficie es la
responsable del reconocimiento antigénico y el heterodímero lo es de la transducción de
la señal al interior de la célula. El resultado del reconocimiento y activación es la
producción de millones de copias de la Ig de membrana en forma soluble, que se vierten
al medio y son los que llamamos “anticuerpos”.
El receptor T se llama TCR y está formado por dos cadenas distintas entre si,
denominadas α y β, responsables del reconocimiento del péptido antigénico asociado a
la molécula CMH. El complejo asociado CD3 es el responsable de translucir la señal de
activación al interior de la célula T. El heterodímero αβ se parece a las cadenas H y L de
las Ig en que también tienen dominios V (cuyas regiones CDR conforman el sitio de
fijación para el antígeno) y C.
La generación de los receptores antigénicos se produce antes del ingreso del antígeno
durante la maduración de los linfocitos (en la médula ósea para los LB y en timo para
los LT). Los mecanismos que generan la gran diversidad de las Ig del BCR son
similares a los que intervienen en la formación de la diversidad del TCR.
La generación de la diversidad del BCR se debe al reordenamiento del DNA que
codifica para los dominios V de las Ig durante el desarrollo de las células B. El dominio
V de la cadena L está codificado por dos genes diferentes; el primer gen, denominado V
codifica la mayor parte de la porción variable (95-110 aa), mientras que el segundo gen
(denominado J) codifica para los restantes 13 aa del dominio V. La asociación de un gen
V con uno J produce un exón continuo que codifica todo el dominio V de la cadena L.
La unión a los genes de l dominio constante se realiza por procesos de corte y empalme
a lo largo de la cadena de DNA.. En el caso de las cadenas H el dominio variable está
codificado por tres genes distintos, denominados V, D y J. Igual que en el caso anterior,
forman un exón continuo que se asocia a los genes de los dominios constantes mediante
procesos de corte y empalme a lo largo de la cadena de DNA..
La generación de la diversidad del repertorio de las Ig se produce mediante los
siguientes mecanismos:
• El uso de genes diferentes para el dominio variable por parte de los distintos LB
• La asociación de cadenas H y L, cada una de las cuales se reordena de forma
independiente
• La unión poco precisa de los segmentos génicos, lo que ocasiona más diversidad
por la adición y sustracción de nucleótidos
• La hipermutación somática, que aumenta el repertorio B después del
reconocimiento antigénico.
Una vez que se ha reconocido al antígeno, los linfocitos que consiguen activarse
proliferan para diferenciarse después a células efectoras. Hay tal diversidad de
receptores antigénicos en los linfocitos que cada sujeto es capaz de montar una
respuesta adaptativa frente a cualquier microorganismo a lo largo de la vida.

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TEMA 10 (II)
El receptor T (TCR)

El receptor T es un hetero-dímero con una estructura de dominios (V y C) muy similar a


la del receptor B y también estabilizado mediante un puente disulfuro. Las regiones
transmembrana de ambas cadenas son poco corrientes, pues contienen residuos de
aminoácidos (aa.) con carga positiva, lo que les permite interaccionar con las cadenas
del complejo receptor que se encargan de la transducción de las señales.
La mayor parte de las células T humanas expresan receptores codificados por los genes
alfa y beta, que reconocen antígenos peptídicos previamente procesados y presentados
en condiciones especiales por células especializadas, llamadas Células Presentadoras de
Antígenos (CPAs).

Siempre hay excepciones


Pero datos iniciales indicaban que ciertas células T reaccionaban con antígenos no
peptídicos, lo que no empezó a aclarase hasta que se comprobó que las moléculas CD1
(distintas de las CMH) podían presentar antígenos hidrocarbonados y lipídicos a la
subpoblación T gamma-delta. Dicho de otro modo: el dogma “las células T solo
reconocen a los antígenos cuando se les presentan procesados y unidos a moléculas del
complejo principal e histocompatibilidad (CMH)” es válido para las células T αβ pero
no parece serlo para otros tipos de células T.

Trabajos estructurales más recientes indican que el receptor γδ puede fijar directamente
moléculas proteicas (sin restricción CMH), lo que sugiere que este receptor se parece
mucho, desde el punto de vista funcional, a los PRRs de la inmunidad innata. El
reconocimiento de antígenos comunes a grupos de microorganismos y su capacidad
para unirse a moléculas CMH no clásicas sugiere una respuesta rápida, que es más
característica de la inmunidad innata que de la adaptativa.

El número de células T γδ circulantes es pequeño, comparado con el de células T αβ, y


sus segmentos génicos V tienen una diversidad limitada. Muchas de estas células
carecen de CD4 y CD8 y la mayoría expresan la misma pareja de cadenas γδ en su
receptor. En los humanos, el receptor predominante que se expresa en las células γδ
circulantes reconoce un antígeno, que es un fosfolípido microbiano (3-formil-1-butil
pirofosfato), propio de mycobacterium tuberculosis y otras bacterias y parásitos. Esta
especificidad para antígenos de patógenos frecuentes apoya la hipótesis de que las γδ
actúan como una rama de la inmunidad innata, presentando una respuesta rápida a
ciertos antígenos sin necesidad de una fase de procesamiento. Es interesante notar que la
especificidad de las células γδ circulantes de ratones, y otras especies estudiadas, no es
paralela a la humana, lo que indica que esta respuesta debe dirigirse hacia los patógenos
comunes a cada una de las distintas especies animales.

EL COMPLEJO RECEPTOR T (TCR)

El receptor T, de forma similar al B, se asocia con un grupo de proteínas (denominado


aquí CD3). El receptor se encarga del reconocimiento del antígeno, mientras que CD3
se encarga de la transducción de las señales que se producen como consecuencia del
reconocimiento.
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CD3 es un complejo de cinco polipéptidos invariantes que se asocian para formar tres
dímeros: γε (gamma-epsilon), δε (delta-epsilon) y ζζ (zeta-zeta) o ζη (zeta-teta). Zeta y
teta están codificados en el mismo gene, pero difieren en sus extremos C-terminales
debido a diferencias en la maduración del trascrito primario de RNA. Aproximadamente
el 90% de los CD3 incorporan el homodímero ζζ y el resto el ζη.

Se puede concebir un TCR formado por cuatro dímeros:


El heterodímero αβ (o el γδ) del receptor, que determina la especificidad para el ligando,
y los dímeros que componen CD3 (γε, δε y ζζ o ζη), que son necesarios para que se
exprese el receptor en la membrana durante la maduración de la célula T y para la
transducción de señales.

Las cadenas γ, δ y ε pertenecen a la SPF de las Ig, con un dominio extracelular seguido
por una región transmembrana y un dominio citoplásmico de unos 40 aminoácidos. La
cadena ζ tiene una estructura diferente, con una región extracelular muy pequeña (solo 9
aa.), una transmembrana y un tallo citoplásmico largo (113 aa.).
Las regiones transmembrana de todas las cadenas de CD3 tienen aa. con carga negativa
(aspártico o glutámico) que interaccionan con 1-2 aa. con carga positiva del dominio
transmembrana del TCR.

Los tallos citoplásmicos de CD3 tienen un motivo ITAM (Immunoreceptor tyrosine-


based activation motif) , que también se encuentra en otros receptores (p.e. las cadenas
asociadas Igα/Igβ en el BCR). Los ITAM interaccionan con tirosin-kinasas y juegan un
papel importante en la transducción de señales. En CD3, las cadenas γ, δ y ε tienen un
ITAM, mientras que ζ y η contienen tres copias.

Las moléculas accesorias de las células T


Son moléculas de superficie Algunas de ellas refuerzan la interacción entre las células T
y las células presentadoras (CPAs) o las células blanco, mientras que otras actúan en la
transducción de señales y otras, finalmente, en ambos sentidos.

Los co-receptores CD4 y CD8 se unen a regiones conservadas de las


moléculas de histocompatibilidad (CMH) de Clase II y Clase I, respectivamente.

Las células T se pueden dividir en dos subpoblaciones en función de que expresen CD4
o CD8. CD4 y CD8 se clasifican como co-receptores porque reconocen a las moléculas
CMH que forman parte del complejo de presentación antigénico y por su papel
transductor de señales. Sus dominios extracelulares se unen a regiones conservadas de
las moléculas CMH sobre las CPAs o sobe las células blanco.

CD4 es un glicopéptido de membrana con 4 dominios extracelulares tipo Ig (D1-D4),


una región transmembrana hidrofóbica y un largo tallo citoplásmico que contiene tres
residuos de serina (que pueden fosforilarse). CD4 interacciona con las moléculas CMH
de Clase II a través del dominio distal que se une a una depresión hidrofílica formada a
expensas de residuos de los dominios α2 y β2 de la moléculas Clase II. CD4 facilita la
transducción de señales y la activación de las células T que reconocen complejos
Péptido-Clase II.

CD8 se presenta como hetero-dímero (αβ) o como homo-dímero (αα), estabilizados


mediante un puente disulfuro. Las cadenas son pequeñas y cada una tiene un dominio
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tipo Ig extracelular, una región transmembrana hidrofóbica y un tallo citoplásmico de


27-29 residuos, entre los que hay varios capaces de fosforilarse. CD8 contacta con los
dominios α2 y α3 de la molécula Clase I (también tiene algún contacto con β2-
microglobulina)

La afinidad del TCR por los complejos péptido-CMH aumenta gracias a los co-
receptores

La afinidad entre TCR y el complejo péptido-CMH es de afinidad baja a media (Kd 10-4
a 10-7 M) si se compara con la de la unión antígeno-anticuerpo (Kd 10-6 a 10-10 M). Sin
embargo, las interacciones no dependen solo del TCR, pues las moléculas de adhesión
aumentan la fuerza de la unión.

Las células T tienen varias moléculas de adhesión (CD2, LFA-1, CD28 y CD45R) que
se fijan, con independencia de otros ligandos, sobre las moléculas complementarias de
las CPAs o de las células blanco. Una vez establecido el contacto célula-célula, a través
de las moléculas de adhesión, el receptor T puede explorar la membrana de la otra
célula en busca de complejos péptido-CMH. Durante la activación de la célula T, por la
detección de un complejo particular péptido-CMH, hay un aumento transitorio de su
expresión de moléculas de adhesión que permite un contacto más estrecho entre las
células y la transferencia efectiva de citocinas o sustancias tóxicas.

Al poco tiempo de la activación, disminuye el nivel de moléculas de adhesión y la


célula T se desprende de la CPA o de la célula blanco correspondiente. Como ocurre
con CD4 y CD8, algunas moléculas de adhesión también actúan como co-estimuladoras
y transductoras de señales.
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EL COMPLEJO PRINCIPAL DE HISTOCOMPATIBILIDAD (CMH)

Al contrario de lo que ocurre con los anticuerpos, o receptores B, que pueden reconocer
antígenos directamente, el receptor T solo reconoce antígenos tras su procesamiento
(degradación) y presentación en conjunto con moléculas codificadas en el Complejo
Principal de Histocompatibilidad (CMH). Este complejo se estudió inicialmente como
conjunto de genes que influía en la capacidad de un organismo para aceptar o rechazar
los trasplantes de tejidos entre individuos de la misma especie. Los estudios pioneros de
P. Doherty, B. Benacerraf y otros, dejaron claro que las moléculas codificadas por el
CMH son básicas para la inducción de la respuesta inmune adaptativa así como que las
moléculas CMH particulares expresadas por un individuo influyen en el repertorio de
antígenos al que pueden responder los linfocitos T. Como el CMH determina como
responde un organismo a los agentes infecciosos, está implicado en la susceptibilidad a
las enfermedades, así como en el desarrollo de autoinmunidad. El hallazgo reciente de
que las células NK expresan receptores para las moléculas Clase I del CMH y el hecho
de que la interacción receptor-Clase I puede llevar a la inhibición o activación de estas
células expande el papel conocido de esta familia de genes.

ORGANIZACIÓN GENERAL Y HERENCIA DEL CMH

A mediados de los años treinta, tras el trabajo de Peter Gorer, surge el concepto de que
el rechazo de tejido extraño es el resultado de la respuesta inmune a moléculas de la
superficie celular del tejido extraño, moléculas denominadas ahora antígenos de
histocompatibilidad. Gorer uso cepas de ratones endogámicos para identificar antígenos
de grupos sanguíneos e identificó cuatro grupos de genes, designados del I a IV, que
codificaban los antígenos de células sanguíneas. Los trabajos posteriores de Gorer y
George Snell en los cuarenta y los cincuenta establecieron que los antígenos codificados
por los genes del grupo II participaban en el rechazo de tejidos trasplantados y tumores..
Snell denominó a estos genes “de histocompatibilidad II”; su designación actual (H-2)
hace referencia a los antígenos del grupo sanguíneo II de Gorer. Aunque Gorer murió
antes de que estos trabajos se reconocieran plenamente, Snell recibió el Premio Nóbel
en 1980 por ellos..

El MCH codifica tres clases principales de moléculas


Este complejo es un conjunto de genes dispuestos a lo largo de un segmento continuo y
largo del DNA en el cromosoma 6 humano y en el 17 murino. En humanos se llama
HLA y en ratones H-2. Aunque la disposición de los genes es algo distinta, en ambos
casos se organizan en regiones que codifican tres clases de moléculas:

• Genes de clase I; codifican glucoproteínas que se expresan en la superficie de


casi todas las células nucleadas. La función principal de estas proteínas es la
presentación de antígenos peptídicos a los linfocitos Tc
• Genes clase II; Codifican glucoproteínas que se expresan sobre todo en células
presentadoras e antígenos (macrófagos, células dendríticas y linfocitos B), donde
presentan péptidos procesados a los linfocitos Th.
• Genes clase III; Codifican, además de otros productos, varias proteínas con
funciones inmunitarias (moléculas del complemento y moléculas relacionadas
con la inflamación).
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Las moléculas clase I, codificadas por los loci A, B y C en humanos, se descubrieron las
primeras y se expresan sobre un rango celular amplio; se las llama moléculas Clase I
clásicas. En el complejo HLA hay grupos adicionales de genes que también codifican
para moléculas clase I; a estos genes se les denomina genes Clase I no clásicos. La
expresión de los productos no clásicos se limita a ciertos tipos específicos de células.
Aunque no se conocen las funciones de todos estos productos génicos, algunos pueden
tener papeles muy específicos en la inmunidad. Un ejemplo es la expresión de las
moléculas HLA-G sobre los citotrofoblastos de la interfase maternal-fetal, donde se las
ha implicado en la protección del feto para que no se reconozca como extraño (esto
puede ocurrir cuando los antígenos paternos empiezan a aparecer) y se rechace por las
células T citotóxicas de la madre.
Las dos cadenas de las moléculas clase II están codificadas por las regiones DP, DQ y
DR en humanos. Como en los loci Clase I, los de Clase II también codifican moléculas
adicionales, con funciones específicas en el proceso inmune.
Las moléculas Clase I y Clase II tienen caracteres estructurales comunes y ambas
participan en el procesamiento y presentación antigénicas. En cambio, la región Clase
III, situada en los humanos entre Clase I y Clase II, codifican moléculas críticas para la
función inmune, pero que no tienen nada en común con las I ni con las II. Los productos
clase III incluyen los componentes del complemento C4, C2 y Factor B y varias citocina
pro-inflamatorias, incluyendo TNF.

Las formas alélicas de los genes CMH se heredan como grupos de genes unidos,
llamados haplotipos
Los locus CMH son muy polimórficos, lo que quiere decir que en la población hay
muchas copias del gen (alelos). Los genes de los locus CMH se encuentra muy cerca
entre si, por lo que la frecuencia de fenómenos de cruzamiento cromosómicos durante la
mitosis es bajísima (apenas un 0,5%). Esto hace que casi todas las personas hereden los
alelos codificados por estos locus como dos grupos, uno de cada padre. En las
poblaciones exogámicas la descendencia suele ser heterocigoto en muchos locus y
expresará alelos del CMH tanto maternos como paternos (que se expresan de forma co-
dominante, es decir, en la misma célula se expresan productos paternos y maternos). En
las cepas endogámicas (alelos idénticos en todos los locus) cada loci es homocigoto, ya
que los haplotipos materno y paterno son idénticos, y toda la descendencia expresará
haplotipos idénticos. (Las cepas congénicas son las que tienen alelos idénticos en todos
los locus, excepto en el del CMH)
En una población exogámica cada individuo suele ser heterocigoto en cada locus. El
sistema HLA humano es muy polimórfico y hay muchos alelos de cada gen de clase I y
II. Sin embargo, los locus están estrechamente unidos y suelen heredarse como
haplotipo. Si el padre y la madre tienen haplotipos distintos hay una posibilidad entre
cuatro de que la descendencia herede los mismos haplotipos paternos y maternos y, en
consecuencia, sea histocompatible con cada uno entre si. Ninguno de la descendencia
será histocompatible con los padres.
Aunque el índice de recombinación por cruzamiento es bajo, todavía contribuye de
forma significativa a la diversidad de los locus en las poblaciones. La recombinación
génica genera nuevas combinaciones alélicas y el número de generaciones humanas
intermedias desde la aparición de la especie permite una recombinación extensa, por lo
que es excepcional que dos personas no relacionadas tengan grupos idénticos de genes
HLA.
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MOLECULAS CMH Y GENES

Estas moléculas (I y II) son glucoproteínas unidas a la membrana (similares en


estructura y función) que actúan como moléculas presentadoras de antígenos altamente
especializadas, que forman complejos inusualmente estables con ligandos peptídicos,
presentándolos sobre la superficie de la célula para que se reconozcan por los linfocitos
T . Por el contrario, las moléculas clase III son un grupo de moléculas no relacionadas
sin semejanzas estructurales ni funcionales con las moléculas clase I y II.

Estructura de las moléculas clase I y II


Las moléculas de Clase I constan de una cadena α (45 kDa) que se asocia de forma no
covalente a una molécula de β2-microgobulina (12 kDa). La naturaleza de la cadena α
es de glucoproteína transmembrana codificada por genes polimórficos en las regiones
A. B y C de locus Clase I del HLA. β2-microgobulina es una proteína codificada por un
gen muy conservado localizado en un cromosoma diferente. Es necesario que la cadena
α se asocie con la β2-microgobulina para que las moléculas Clase I se expresen sobre la
membrana. La cadena α se ancla mediante su segmento transmembrana hidrofóbico y su
tallo citoplásmico hidrófilo. La cadena α está estructurada en tres dominios externos
(α1, α2 y α3) de unos 90 aa, la fracción transmembrana de unos 25 aa hidrofóbicos y el
tallo citoplásmico de 30 aa. La β2-microgobulina es similar en tamaño y organización al
dominio α3. Los dominios α1y α2 interaccionan para formar una plataforma de ocho
plegamientos β anti-paralelos bordeada por dos largas regiones de plegamientos α
helicoidales. La estructura forma un surco profundo denominada sitio de unión con el
péptido y su longitud le permite unir péptidos de hasta 10 aminoácidos. α3 y β2-
microgobulina tienen la estructura de dominio de las Ig. El dominio α3 parece estar muy
conservado entre las moléculas Clase I y contiene una secuencia que interacciona con la
molécula CD9 presente sobre al superficie de las células Tc.
β2-microgobulina interacciona fuertemente con α3 y también con aa de los dominios α1
y α2.; esta interacción es necesaria para el plegamiento correcto de la molécula Clase I.
Pero esta unión es poco estable y se estabiliza por la fijación de un péptido, formando la
estructura trimérica nativa. Este complejo es el que finalmente se transporta a la
superficie celular.
Las moléculas Clase II están formadas por dos cadenas (α, de 33kDa y β, de 28 kDa)
que se asocian e forma no covalente. Como las moléculas Clase I las clase II con
glucoproteínas transmembrana que contienen dominios externos, transmembrana y
citoplásmicos; los dominios distales de la membrana (α1 y β1) forman el surco de unión
con el péptido. La cristalografía de rayos X muestra una gran similitud de este surco con
el de clase I, excepto en que es un surco abierto.

Polimorfismo de los sitios de unión con el péptido

Polimorfismo de los surcos de fijación


En humanos se han identificado varios cientos de variantes alélicas de moléculas Clase I
y II. Cualquier individuo, sin embargo solo expresa un pequeño número de ellas (hasta
6 diferentes de clase I y hasta12 diferentes de clase II). Pero este número limitado de
moléculas debe ser capaz de presentar una cantidad enorme de péptidos antigénicos a la
células T, y permitir al sistema inmune responder de modo específico a una enorme
variedad estímulos antigénicos. Esto quiere decir que los péptidos que se unen a los
surcos de las moléculas CMH no presentan la especificidad estricta que encontramos en
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la unión de los antígenos a los anticuerpos o al TCR. En lugar de ello, una moléculas
CMH concreta puede fijar a numerosos péptidos diferentes y, además, algunos péptidos
pueden unirse a varias moléculas CMH distintas. Debido a esta amplia especificidad la
unión entre un péptido y una molécula CMH se denomina, con frecuencia, “promiscua”.
Dada la similitud de los surcos en clase I y II no es sorprendente que presenten algunas
de las características de fijación de péptidos comunes. En ambos casos las moléculas de
péptido ligadas están en una conformación extendida a lo largo del surco. El surco de la
moléculas clase I está bloqueado en ambos extremos, mientras que el de la clase II está
abierto; el resultado es que las moléculas clase I solo pueden fijar péptidos de 8-10
residuos de aminoácidos, mientras que las de clase II acomodan péptidos de mayor
longitud (12-18 aa.). Otra diferencia es que la fijación por clase I requiere que el
péptido tenga residuos de aminoácidos específicos cerca de los extremos carboxi y
amino-terminales, mientras que este requerimiento no se da para la unión a moléculas
clase II.
La unión péptido-CMH es muy estable en condiciones fisiológicas (Kd ≈10-6 – 10-10) y,
por lo tanto, la mayoría de la moléculas CMH expresadas sobre la membrana de una
célula estarán asociadas con un péptido, sea endógeno o exógeno.

Interacción Clase I-péptido


Las moléculas clase I fijan péptidos y los presentan a las células T CD8+. En general,
estos péptidos derivan de proteínas endógenas intracelulares que se degradan en el
citosol. Los péptidos se transportan luego desde el citosol hasta las cisternas del retículo
endoplásmico (RE), donde interaccionan con las moléculas Clase I.
Cada tipo de moléculas Clase I (A, B, C) fija a un único grupo de péptidos. Además,
cada variante alélica de de una molécula clase I fija a un grupo distinto de péptidos.
Como una célula nucleada expresa unos 105 copias de cada variante alélica de clase I
se deben expresar muchos péptidos diferentes simultáneamente sobre la superficie de
una célula nucleada por las moléculas Clase I.
Los péptidos eluídos de moléculas clase I tienen dos caracteres distintivos: longitud de 8
a 10 residuos de aminoácidos (lo más común es 9) y aa específicos que parecen
esenciales para la fijación a una moléculas CMH particulares. La capacidad de una
molécula clase I para fijar un grupo diverso de péptidos se debe a la presencia de los
mismos o similares aa. en varias posiciones definidas a lo largo del péptido. Como estos
residuos son los que anclan el péptido al surco, se llaman “residuos de anclaje”. Las
cadenas laterales de los residuos de anclaje son complementarias con los caracteres
estructurales de la superficie del surco de fijación de la molécula Clase I. Los residuos
de aa que bordean los sitios de fijación varían entre distintas variantes alélicas de clase I
y determinan la identidad de los residuos de anclaje que pueden interaccionar con una
molécula dada de clase I.
Todos los péptidos que se unen a clase I parecen tener un anclaje carboxi-terminal,
formado generalmente por residuos hidrofóbicos. También se encuentran otros anclajes
en la posición 2 o en la 2 y 3 del extremo amino-terminal. Como norma, cualquier
péptido de la longitud adecuada y que tenga los mismo (o similares) residuos de anclaje
debe unirse a la misma molécula CMH clase I. (figuras).

Interacción Clase II-péptido


Las moléculas clase II fijan péptidos y los presentan a las células T CD4+. Como las
moléculas clase I, las clase II también fijan a una variedad de péptidos que, en general,
derivan de proteínas exógenas (tanto propias como no propias) que se degradan en la vía
endocitica de procesamiento. La mayoría de los péptidos asociados a moléculas clase II
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derivan de proteínas propias ancladas a la membrana o de proteínas extrañas


interiorizadas por fagocitosis o por endocitosis mediada por receptor y luego procesadas
a través de la vía endocítica. Por ejemplo, los péptidos derivados de la digestión de las
moléculas clase I ancladas a la membrana se encuentran con frecuencia unidos a
moléculas clase II.
Los péptidos aislados de las moléculas clase II van de 13 a 18 aminoácidos (más largos
que los de unión a clase I) pero como el surco de fijación está abierto por ambos lados
los péptidos pueden sobresalir. Los péptidos unidos al surco de las moléculas clase II
mantienen una elevación más o menos constante sobre el suelo del surco, lo que
también distingue la fijación entre clase I (elevación brusca, mayor o menor en función
de la longitud dl péptido) y clase II (elevación suave constante).
Es el núcleo central de 13 aa. es el que determina si el péptido se une o no a la
moléculas clase II. Los péptidos que se unen a la misma molécula tienen una secuencia
interna conservada (motivo) y, a diferencia de lo que ocurre con los péptidos que se
unen a las moléculas clase I, no tiene residuos de anclaje conservados sino que se
establecen puentes de hidrógeno entre la “columna vertebral” del péptido y los
extremos del surco. Los péptidos que se unen presentan una secuencia interna de 7-10
aa que es la que aporta la mayoría de puntos de contacto. Normalmente esta secuencia
tiene un aa aromático o residuos hidrófobos en su extremo amino-terminal y tres
residuos hidrofóbicos adicionales en las porciones media y carboxi-terminal del péptido.
Además, aproximadamente el 30% de los péptidos eluídos de moléculas clase II tienen
un residuo de prolina en posición 2 y un grupo de prolinas en la porción carboxi-
terminal

Diversidad del HLA en la especie y en los individuos

Hay una diversidad enorme en ambos casos, que recuerda la de anticuerpos y TCRs,
aunque la causa no es la misma. La diversidad de anticuerpos y receptores T se forma
por procesos somáticos (recombinación génica y mutaciones somáticas), por lo que la
formación de estos receptores es dinámica y varía con el tiempo en el individuo. Por el
contrario, las moléculas CMH que expresa un individuo está fijas en sus genes y no hay
cambios con el tiempo. La diversidad del CMH en una especie brota del polimorfismo
(la presencia de múltiples alelos en un locus dado, en la especie). En cuanto a la
diversidad del CMH en un individuo es el resultado no solo de tener alelos diferentes de
cada gen, sino también de la presencia de genes duplicados (somos diploides) con
funciones similares o que se solapan.
El CMH contiene un gran número de alelos diferentes en cada locus y es uno de los
complejos genéticos más polimórficos de los vertebrados superiores. Los alelos difieren
en la secuencia de DNA del alelo, de un individuo a otro, entre el 5 y el 10%. La
diferencia a nivel de aminoácidos puede ser muy significativa, ya que hay hasta 20 aa
que contribuyen a la naturaleza estructural única de cada alelo. (Cuadro de alelos).

Desequilibrio de unión
Los cálculos astronómicos anteriores del número de haplotipos asumen combinaciones
de alelos totalmente al azar. Pero se sabe que la diversidad actual es menor, ya que hay
combinaciones de alelos en los haplotipos son más frecuentes que la frecuencia que
predice la combinación al azar, fenómeno que se conoce como desequilibrio de unión.
Este desequilibrio es la diferencia entre la frecuencia observada de una combinación de
alelos determinada y de la frecuencia esperada de los alelos particulares. La frecuencia
esperada. La frecuencia esperada de la combinación puede calcularse multiplicando la
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frecuencia de los dos alelos; p.e., si HLAA1 está presente en el 16% en la población
(frecuencia = 0,16) y HLAB8 en un 9% (frecuencia = 0,09) se espera que alrededor del
1,4% del grupo tengan ambos alelos (0,16 x 0,09 = 0,014). Sin embargo, los datos
muestran que esta asociación está presente en el 8,8% de los individuos estudiados. Esta
cifra es la mediad del desequilibrio de unión entre estos dos alelos de Clase I.
La causa puede ser que todavía han trascurrido pocas generaciones como para que los
cruzamientos permitan la distribución homogénea de todos los alelos e la población
fundadora, Otra teoría es evolutiva; se basa en que ciertas combinaciones sobre-
representadas en la población podrían aportar resistencia a ciertas enfermedades por lo
que se seleccionarían y distribuirían entre la descendencia. Por el contrario, si la
asociación induce susceptibilidad a enfermedades autoinmunes irá despareciendo y
estará sub-representada en la población actual. Otra hipótesis indica que las fusiones
(crossovers) son más frecuentes en ciertas regiones de la secuencia del DNA y la
presencia o ausencia de regiones propicias a la fusión (“hot points”) entre alelos puede
dictar a frecuencia de la asociación alélica. Hay datos experimentales en apoyo de esta
última hipótesis y parece que deben existir “puntos calientes” de recombinación que
influyan en le desequilibrio de unión en las poblaciones.
A pesar del desequilibrio de unión, todavía existe u enorme polimorfismo en el CMH
humano. Este se ha originado por procesos de recombinación, mutaciones puntuales y
conversión génica, todos los cuales contribuyen a la diversidad de los genes CMH en la
población. Esta diversidad entre locus CMH de los diferentes individuos (haplotipos) es
el principal obstáculo para los trasplantes.

MAPA GENÓMICO DETALLADO DEL HLA

El CMH ocupa unas 4.000 kb del DNA humano. El proyecto genoma muestra que la
región rebosa de genes, muchos de ellos de función conocida (figura).

La clase I se extiende unas 2000 kb en el extremo telomérico del complejo HLA


Contiene unos 20 genes, entre los que se incluyen los de las moléculas clásicas (A, B y
C); también hay muchos genes no clásicos, incluyendo HLA-E, HLA-F, HLA-G, HFE,
HLA-J y HLA-X, además de una familia de genes de reciente descubrimiento llamada
MIC, que incluye desde MICA hasta MICE. Algunos de los genes no clásicos son
pseudogenes (no codifican productos proteicos) pero otros, como HLA-G y HFE,
codifican productos tipo clase I con funciones muy especializadas. La familia MIC tiene
solo un 15-30% de identidad de secuencia con las Clase I clásicas y MICA es muy
polimórfica. Los productos de los genes MIC se expresan a niveles bajos en las células
epiteliales y se inducen por calor u otros estímulos que influyen en la producción de
proteínas de choque térmico.
La función de las moléculas clase I no clásicas no se conoce mucho, aunque hay
trabajos que sugieren que algunas de estas moléculas, tal como hacen las clásicas,
pueden presentar péptidos a los LT.
Hay datos que apuntan a una posible función presentadora de péptidos, procedentes de
procariotas intracelulares. Hay una molécula no clásica murina capaz de presentar
péptidos con formal-metionina en el extremo amino-terminal. Ste tipo de péptido es raro
en eucariotas y frecuente en procariotas, por lo que es posible que la tal molécula no
clásica se dedique a presentar péptidos de microorganismos intracelulares. Lysteria
monocytogene es uno de esos organismos y hay moléculas de clase I murinas que
presentan péptidos con las características anteriores procedentes de este organismo.
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La clase II está en el extremo centromérico del HLA


Contiene genes que codifican cadenas alfa y cadenas beta de las moléculas Clase II. La
región está dividida en tres subregiones: DP, DQ y DR. Hay múltiples genes de cadena
beta en varias regiones; todos los productos beta pueden expresarse junto con los
productos de cadena alfa en una célula dada, lo que aumenta el número de moléculas
presentadoras de antígenos diferentes sobre la célula

GENES HLA Clase II

Región DP DQ DR

Subregión DPA DPB DQA DQB DRA DRB

Nº de genes 2 2 2 3 1 3-4*

* Hay más genes, pero solo son funcionales 3-4

También en esta región se han identificado genes no clásicos, como DM y DO, así
como LMP, LMP7, TAP1 y TAP2.
DM codifica un producto tipo clase II (αβ) que facilita la carga de péptidos antigénicos
en las moléculas II clásicas. DO (también αβ) solo se expresa en el timo y en los LB
maduros y actúa como un regulador del procesamiento (parece inhibir a DM).

La clase III está entre la Clase I y la Clase II


Estos genes codifican para:
• Componentes del complemento, como C2, C4a, Cab de la vía clásica y el Factor
B de la vía alternativa.
• Esteroide 21-hidrolasas. Hay dos genes (CYP21 y CYP21P)
• Proteínas de choque térmico. 2 genes (HSP)
• Citocinas: 2 genes (TNF-α y TNF-β)
Algunos d los productos de estos genes juegan un papel en ciertas enfermedades como,
por ejemplo, las mutaciones en los genes CYP (que codifican esteroide 21-hidrolasas)
parece que están ligados a la hiperplasia adrenal congénita.
La presencia de este grupo de genes unidos se conserva en todas las especies que tienen
región CMH.

EXPRESION CELULAR DE LAS MOLECULAS HLA

En general, las moléculas Clase I clásicas se expresan sobre todas las células nucleadas,
pero el nivel de expresión difiere entre los distintos tipos celulares. Los niveles más
altos los expresan los linfocitos (representan el 1% de las proteínas de membrana, lo que
equivale a 4 x105 moléculas por célula). El ejemplo contrario son los fibroblastos,
hepatocitos y células neurales que expresan niveles muy bajos de estas moléculas. Este
bajo nivel de moléculas clase I en las células del hígado contribuye de forma
considerable al éxito de los trasplantes de hígado, reduciendo la probabilidad de rechazo
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por las células Tc del receptor. Unas pocas células (neuronas y células del esperma en
ciertos estados de diferenciación) carecen totalmente de moléculas Clase I.
Como ya se expuso, cualquier molécula HLA individual puede fijar muchos péptidos
diferentes. Como los alelos se expresan de forma codominante, los heterocigóticos
expresan en sus células los productos génicos codificados por ambos alelos de cada
locus HLA. Se expresan 6 alelos de Clase I (2 A, 2B y 2C procedentes de cada uno de
los progenitores) sobre la membrana de las células nucleadas. La expresión de tantos
alelos clase I permite a cada célula individual presentar una gran cantidad de péptidos.
En las células sanas, normales, las moléculas clase I deben presentar auto-péptidos,
procedentes del metabolismo normal de las proteínas. En las células infectadas por
virus, los péptidos virales (así como los auto-péptidos) se presentan sobre la membrana.
Una simple célula infectada por virus hay que imaginarla con varios tipos de moléculas
Clase I sobre su membrana, cada una conteniendo y presentado distintos grupos de
péptidos virales. Como la diferencias alélicas están en los surco de fijación, los distintos
individuos de una especie deben tener la capacidad de presentar distintos grupos de
péptidos procedentes de cualquier virus.
Por el contrario, las moléculas Clase II se expresan constitutivamente solo sobre las
células presentadoras de antígenos (CPAs) como macrófagos, células dendríticas
maduras y linfocitos B; las células epiteliales tímicas y algunos otros tipos celulares
pueden, en ciertas condiciones y estimuladas por citocinas, expresar moléculas clase II y
funcionar como células presentadoras. En algunos casos, la expresión de clase II
depende del estado de diferenciación de las células; p.e., no pueden detectarse
moléculas clase II sobre las células pre-B, pero se expresan constitutivamente sobre la
membrana de las células B maduras. También monocitos y macrófagos expresan niveles
bajos de moléculas clase II hasta que se activan tras interaccionar con un antígeno, tras
lo que aumenta significativamente el nivel de expresión.
Como cada moléculas cae II clásica está formada por dos cadenas diferentes, codificada
en un loci distinto, un individuo heterocigótico expresa no solo las moléculas clase II
parentales, sino también cadenas alfa y beta procedentes de distintos cromosomas; no
hay ninguna restricción sobre el origen genético de las parejas de cadenas α y β, por lo
que pueden expresarse conjuntas. Como el HLA contiene tres genes Clase II (DP, DQ y
DR) un individuo heterocigótico expresa seis moléculas parentales de clase II y otras
seis que contienen combinaciones de cadenas α y β de cada progenitor. El número de
moléculas de clase II expresadas por un individuo se aumenta, además, por la presencia
de de múltiples cadenas β y también α. La diversidad que aportan estos mecanismos
presumiblemente aumenta el número de péptidos antigénicos distintos que se pueden
presentar, lo que es ventajoso para el organismo

REGULACION DE LA EXPRESION DEL CMH

El estudio de los mecanismos que controlan la expresión del CMH en las distintas
células todavía está en la fase inicial. Tanto los genes de clase I como los de clase II
están flaqueados por secuencias 5promotoras, que fijan secuencias específicas de los
factores de trascripción. La regulación transcripcional está controlada por elementos
activadores e inhibidores.
La expresión también está regulada por varias citocinas:
Los IFNs (α, β y γ) y el TNF-α aumentan la expresión de clase I; el IFN-γ, por ejemplo,
parece inducir la formación de un factor de transmisión específico que se une a las
secuencias promotoras que flaquean a los genes de Clase I. Como consecuencia de esta
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unión parece ser la expresión coordinada de los genes que codifican la cadena α de la
molécula clase I, el de la β2-microgobulina y los de otras proteínas que intervienen en el
procesamiento y presentación de los antígenos.
IFN-γ también induce la expresión del factor trascripcional de las molécula Clase II,
CIITA (“Class II Transcription Activation”) por lo que, indirectamente, aumenta la
expresión de las moléculas clase I sobre una serie de células (CPAs, queratinocitos de la
piel, células epiteliales intestinales, células del epitelio vascular, células de la placenta y
células beta del páncreas)
Otras citocinas influyen en la expresión de las moléculas CMH solo en ciertas células
como, por ejemplo, IL-4 activa la expresión de moléculas clase II sobre los linfocitos B
en reposo; en cambio, el IFN-γ, corticoides y prostaglandinas regulan negativamente tal
expresión.
La expresión de moléculas CMH sobre las superficies celulares disminuye por la
infección con ciertos virus, como CMV (citomegalovirus), VHB (Virus de la hepatitis
B) y adenovirus. En algunos casos la expresión reducida de clase I se debe a la
disminución del nivel de los componentes que se necesitan para el transporte de
péptidos o moléculas HLA, más que a una disminución de la trascripción. En la
infección por CMV, por ejemplo, una proteína viral fija a β2-microglobulina,
impidiendo el ensamblaje de las moléculas de clase I y su transporte a la membrana
plasmática. En la infección por adenovirus 12 hay una disminución de la transcripción
de los genes de transporte TAP1 y TAP2. El bloqueo de la expresión de TAP impide el
paso de los péptidos al retículo endoplásmico; el resultado es que la moléculas Clase I
no pueden unir al péptido ni la cadena alfa queda ensamblada con β2-microglobulina,
con lo que las moléculas clase I no se expresan sobre la membrana.
La disminución de la expresión de clase I, sea por el mecanismo que sea, debe ayudar a
los virus a evadir la respuesta inmune disminuyendo la probabilidad de que la célula
infectada pueda presentar complejos péptido viral-Clase I, que la hacen blanco
adecuado para los LTc.

CMH Y SUSCEPTIBILIDAD A LA ENFERMEDAD

Algunos Alelos se presentan con más frecuencia en los individuos que sufre una
enfermedad que en la población general. Estas enfermedades asociadas al HLA incluyen
procesos autoinmunes, ciertas enfermedades virales, enfermedades por alteraciones del
sistema del complemento, algunas enfermedades neurológicas y varias alergias
diferentes. La asociación enfermedad-alelo puede cuantificarse determinando la
frecuencia con la que aparece el alelo en los enfermos de esa patología y la frecuencia
con la que aparece dicho alelo en la población general. Esta comparación permite
calcular el riesgo relativo (RR):

RR = [ (Ag+/Ag-) en el grupo de enfermos] / [(Ag+/Ag-) en el grupo control]

El RR = 1 implica que el alelo se expresa con la misma frecuencia en los pacientes que
en la población general, lo que supone que tener el alelo no aumenta el riesgo de
padecer la enfermedad. Un valor sustancialmente >1 indica una asociación entre alelo
HLA y enfermedad. Por ejemplo, los individuos HLAB-27+ son 90 veces más
susceptibles a la espondilitis anquilosante que los que carecen de este alelo; esta
enfermedad se trata de un proceso inflamatorio de las articulaciones vertebrales que
lleva a la destrucción el cartílago. Otra asociación con RR importante es HLA-DR2-
narcolepsia
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La existencia de una asociación alelo-enfermedad no implica que el alelo sea el


causante de la enfermedad. En el caso de espondilitis anquilosante, la proximidad de los
genes de TNF con el locus HLA-B hace probable que la expresión de tales citocinas
intervenga en la destrucción del cartílago.
Cuando la asociación es débil (RR bajo) es probable que sean varios genes los que
influyan en la susceptibilidad, uno de los cuales pertenece al CMH. Se ha estudiado en
profundidad el origen genético de procesos autoinmunes tales como esclerosis múltiple
(asociada a DR2, con RR = 5) y artritis reumatoide (asociada a DR4, con RR = 10). Que
estas enfermedades no se heredan por simple segregación Mendeliana de los alelos
HLA puede verse en los gemelos: ambos heredan el factor de riesgo, pero no es normal
que ambos desarrollen la enfermedad.
Todo lo anterior indica que múltiples genes y factores ambientales intervienen en el
desarrollo de la enfermedad, especialmente si es autoinmune, donde el papel de los
genes HLA es importante, pero no exclusivo. Una dificultad adicional para asociar un
gen HLA a una enfermedad es el fenómeno genético del desequilibrio de unión y el
hecho de que algunos alelos de clase I estén en desequilibrio de unión con alelos clase II
hace que su contribución a la susceptibilidad a la enfermedad parezca mayor de lo que
es en realidad. Por ejemplo, si DR4 contribuye al RR de una enfermedad y está asociado
con frecuencia a A3 (por desequilibrio de unión) puede asociarse incorrectamente a A3
como con la enfermedad.
¿Cómo interviene el HLA en la susceptibilidad a la enfermedad? Entre las hipótesis que
se barajan están:
• la distinta habilidad de los diferentes alelos para presentar antígenos procesados
a las células T.
• que los alelos codifiquen moléculas que se reconozcan como receptores por
virus o toxinas bacterianas.
Hay datos que indican que la reducción el polimorfismo CMH en una especie la
predispone a las enfermedades infecciosas; guepardos y otros felinos de vida libre, tales
como las panteras de Florida, son muy susceptibles a las enfermedades por virus debido
a una capacidad reproductora baja que se traduce en una pérdida de diversidad CMH. El
aumento de la susceptibilidad de los guepardos a ciertos procesos virales puede ser el
resultado de una reducción en el número de distintas moléculas CMH disponible por la
especie y la correspondiente limitación en el rango de antígenos procesados con los que
pueden interaccionar esas moléculas.
Por tanto, el amplio polimorfismo que se observa en varias especies les aporta la ventaja
de tener una gran reserva de moléculas presentadoras de antígenos. Aunque un simple
individuo de la especie probablemente no sea capaz de desarrollar la respuesta inmune
frente a un patógeno dado (por consiguiente es susceptible a la infección), el gran
polimorfismo asegura que al menos algunos miembros de esa especie será capaz de
responder y será resistente. De esta forma, la diversidad CMH parece proteger a una
especie frente a un gran número de enfermedades infecciosas.
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CMH Y RESPUESTA INMUNE

La capacidad de un animal para montar una respuesta inmune (valorada mediante la


producción de anticuerpos) depende de su haplotipo CMH y, más concretamente, de la
pesentación antigénica controlada por los genes de clase II.
Hay dos posibles explicaciones para la diferencia de respuesta entre distinto haplotipos.
De acuerdo con el modelo de selección de determinantes las distintas moléculas de
clase II difieren en su capacidad para fijar antígenos procesados. El modelo alternativo
de “agujeros en el repertorio” defiende que aquellas células T con receptores que
reconocen antígeno extraños muy parecidos a autoantígenos se eliminan durante la
selección tímica. Como en la respuesta T a un antígeno intervienen TCR, péptido
antigénico y moléculas Clase II, ambos modelos pueden ser correctos.

RESTRICCION CMH

Una vez establecida la relación entre CMH y respuesta inmune se comprobó que las
células T CD4+ y CD8+ solo pueden reconocer a un antígeno cuando se le presenta con
una molécula propia del CMH, una cualidad conocida como restricción CMH.
Experiencias posteriores mostraron que la restricción se ejerce por las moléculas Clase
II frente a las células T CD4+ y por las moléculas Clase II frente a las células T CD8+.
Los descubridores de estas restricciones (Doherty y Zinkernagel) recibieron el Premio
Nóbel en 1996 por su “contribución al conocimiento del papel del CMH en la
inmunidad mediada por células”.

PAPEL DE LAS CELULAS PRESENTADORAS DE ANTIGENOS (CPAs)

Ya en 1959 los inmunólogos tuvieron que enfrentarse con la dura realidad: los datos
experimentales indicaban que células T y células B reconocían a los antígenos mediante
mecanismos diferentes. El dogma en aquellos tiempos (que persistió hasta los 80) era
que las células del sistema inmune reconocían a la proteína entera y en su conformación
nativa.

El procesamiento es imprescindible para el reconocimiento por las células T


El dogma “el reconocimiento antigénico por las células b y T es básicamente similar” se
viene abajo con los trabajos de K. Ziegler y E.R. Unanue, que comprobaron que la
activación de las células Th (CD4+) por antígenos proteicos bacterianos no se produce
si se trata a las CPAs con p-formaldehído antes de la exposición al antígeno. Pero si se
fijaban con p-formaldehido entre 1 y 3 horas después de añadir el antígeno ya lo habían
procesado y presentado sobre la membrana en una forma capaz de activar a las células
T. Otros trabajos indican que no hacen falta proteínas nativas, y que la activación puede
conseguirse con péptidos procedentes de las proteínas nativas, finalmente se concluye
que el procesamiento es un proceso metabólico que degrada las proteínas a péptidos que
entonces se pueden presentar sobre la membrana celular junto con moléculas CMH

La mayoría de las células pueden presentar antígenos con clase I, pero la


presentación con clase II está restringida a las CPAs
Como todas las células que expresan moléculas CMH pueden presentar péptidos a las
células T por lo que, en un sentido estricto, todas son células presentadoras. Sin
embargo, se denominan CPAs a las que expresan de forma constitutiva moléculas clase
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II (que presentan péptidos y activan a las células T CD4+), mientras que las que los
presentan con clase I a las T CD8+ (Tc) se denominan “células diana o células blanco”.
Hay una serie de células que pueden actuar como CPAs; el carácter que las distingue es
su capacidad de expresar moléculas clase II y producir señales coestimuladoras. Células
dendríticas (DCs), macrófagos (MCFs) y células B (LB) actúan como presentadoras,
aunque difieren entre ellas en los mecanismos de ingestión de antígenos, en la expresión
constitutiva de las moléculas clase II y en la actividad coestimuladora.

• Las DCs son las más efectivas como CPAs. Expresan constitutivamente niveles
altos de clase II y tienen acción coestimuladora, por lo que pueden activar a los
linfocitos Th vírgenes.
• Los MCFs tienen que activarse fagocitando antigenos antes de expresar las
moléculas clase II y las moléculas coestimuladoras de membrana.
• Los LB expresan constitutivamente moléculas clase II, pero deben activarse para
expresar las moléculas coestimuladoras.

Hay otras células, clasificadas como “CPAs no profesionales” en las que se puede
inducir la expresión de clase II o de señales coestimuladoras. La mayoría solo presentan
antígenos por periodos cortos, durante una respuesta inflamatoria mantenida.

CELULAS PRESENTADORAS DE ANTIGENOS


PROFESIONALES NO PROFESIONALES
DCs Fibroblastos (piel) Células epiteliales (timo)
MCFs Células gliales (SNC) Células epiteliales (tiroides)
LB Células β del páncreas Células endoteliales (vasos)

Como las células nucleadas expresan moléculas clase I (que presentan antígenos
endógenos) suelen ser dianas apropiadas para las células Tc (citotóxicas). La mayoría
son células infectadas por virus u otros patógenos intracelulares, pero también pueden
serlo células cancerosas, de viejos y procedentes de trasplantes.

EVIDENCIAS DE QUE HAY DOS VIAS DE PROCESAMIENTO

El sistema inmune usa vías diferentes para eliminar a los antígenos intra y extracelulares
Como norma general, los antígenos endógenos (producidos por la célula) se procesan
por la vía citosólica y se presentan sobre la membrana con moléculas clase II. En
cambio, los exógenos (capturados del exterior por endocitosis) se procesan por la vía
endocítica (también conocida como vía vesicular) y se presentan sobre la membrana
con moléculas clase II.
Esto se pudo comprobar experimentalmente mediante el uso alternativo de inhibidores
de la síntesis proteica (inhiben la presentación con clase I) y de cloroquina (sustancia
anti-palúdica que inhibe la presentación con clase II). Estos y otros datos llevan a la
conclusión de que los péptidos presentados por ambas clases de moléculas CMH
discurren por compartimentos celulares distintos y separados.

ANTIGENOS ENDOGENOS: LA VIA CITOSOLICA

Los niveles de proteínas están estrechamente regulados en las células eucariotas y la


velocidad de degradación se expresa como vida media (Vm); algunas proteínas
normales (p.e. ciclinas, etc.,) y las anormales (desnaturalizadas, mal plegadas, etc.,) se
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degradan con rapidez. Los péptidos mal sintetizados (o derivados defectuosos de


ribosomas [DRiPs]) son el núcleo principal de los productos que se degradan con
rapidez.
La Vm de las proteínas celulares es de unos dos días, pero muchas se degradan en 10
minutos y la consecuencia de esta renovación constante (tanto de proteínas normales
como defectuosas) es una avalancha de productos de degradación en las células. La
mayoría se degradan hasta el nivel de aminoácidos, peo otros persisten en el citosol
como péptidos a los que el sistema inmune chequea para determinar si se deben
presentar sobre la membrana, asociados a moléculas clase I, o no.

Los péptidos destinados a la presentación se generan en complejos de proteasas


llamados PROTEASOMAS.
Las proteínas intracelulares se degradan a pequeños péptidos mediante un sistema
citosólico, llamado proteasoma, presente en todas las células, formado por 14
subunidades (algunas con actividad proteasa y otras no) agrupadas en forma de cilindro
de anillos simétricos, con un tamaño 20S; en cada extremo hay unos canales por donde
entran las proteínas.
Muchas de las proteínas destinadas a la proteolisis tienen acoplada a un extremo otra
pequeña proteína llamada ubiquitina. Estos conjugados U-P pueden degradarse en otro
tipo de proteasoma, formado por la unidad 20S más otra unidad reguladora 19S. La
estructura resultante (26S) rompe los enlaces peptídicos en forma ATP-dependiente.
Además del proteasoma estándar, presente en todas las células, hay otro del mismo
tamaño, pero con algunas subunidades diferentes, inducido por IFN-γ y TNF-α en las
células con actividad inmune y denominado inmunoproteasoma. Su presencia en las
células infectadas por virus indica un papel en el procesamiento de las proteínas virales
para su presentación junto con moléculas clase I.
El inmunoproteasoma degrada más rápido que el proteasoma normal y es posible que
este mayor nivel de degradación tenga otras consecuencias que el “marcado” de las
células infectadas por virus. Es posible que la autoinmunidad sea consecuencia del
aumento del nivel de procesamiento de proteínas propias, en células con niveles altos de
inmunoproteasomas.

Los péptidos pasan desde el citosol al retículo endoplásmico rugoso (RER)


Hay una línea celular (RMA-S) que solo expresa sobre la membrana el 5% de la tasa
normal de moléculas Clase I, a pesar de sintetizar cantidades normales de la cadena
α.Towsend y col. Comprobaron que “alimentando” a estas células con péptidos se
restauraba el nivel de expresión sobre la membrana, e interpretaron que los péptidos
son necesarios para estabilizar la unión entre cadenas α y β2-microglobulina. La
restauración del número de moléculas clase I sobre la membrana indica que esta línea
celular debe tener un defecto en el transporte de péptidos.
Experiencias posteriores indican que el defecto está en las proteínas que transportan los
péptidos desde el citosol hasta el RER, donde se sintetizan las moléculas clase I. Ciando
estas células se transfectan con los genes que codifican las proteínas transportadoras
expresan cantidades normales de moléculas clase I sobre la membrana. La proteína
transportadora, denominada TAP (Transporters Associated with antigen Processing) , es
un heterodímero formado por dos proteínas (TAP-1 y TAP-2), cuyo fragmento
transmembrana atraviesa esta repetidamente: Además de sus múltiples segmentos
transmembrana, las proteínas TAP tienen un dominio que se proyecta en el lumen del
RER y un dominio fijador que se proyecta en el citosol.. TAP 1 y 2 pertenecen a la
familia de proteínas “casette” fijadoras de ATP que se encuentran en la membrana de
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muchas células m incluidas bacterias. Estas proteínas median el transporte de


aminoácidos, azúcares, iones y péptidos.
Los péptidos generados en el citosol por el proteasoma se transportan por las proteínas
TAP al RER, en un proceso que requiere la hidrólisis de ATP. TAP fija preferentemente
péptidos de 8-16 aminoácidos, que se acercan al tamaño ideal para la fijación a las
moléculas clase I.
Pregunta ¿Cómo se consigue este tamaño?
Respuesta: gracias a las amino-peptidasas presentes en el RER, que recortan los
péptidos trasportados.
Además, las moléculas TAP muestran preferencia por los péptidos con aminoácidos
carboxi-terminales hidrófobos o básicos; Es decir, TAP está optimizada para transportar
los péptidos que pueden interaccionar con las moléculas clase I.
Los genes de TAP 1-2 están en el locus clase II del CMH (adyacentes a los que
codifican para subunidades del proteasoma) y tienen distintos alelos distribuidos en la
población. La deficiencia en TAp puede llevar a síndromes patológicos con aspectos de
inmunodeficiencia y autoinmunidad.

Los péptidos se asocian a las moléculas clase I ayudados por chaperones.


Como otras proteínas, la cadena α y la β2-microglobulina se sintetizan en los polisomas
del RER. La asociación de estos componentes en un complejo estable (que puede salir
del RER) necesita que el péptido se una al surco de fijación. Esta unión puede tener
varios pasos e incluye la participación de chaperones moleculares que facilitan el
plegamiento de los polipéptidos.
El primer chaperón que interviene se denomina calnexina (proteína residente en la
membrana del RER) que se asocia a la cadena α y promueve su plegamiento y se separa
tras la unión de β2-microglobulina a la cadena α. Ahora la molécula clase I se asocia
con los chaperones calreticulina y tapasina. La tapasina arrastra al transportador TAP
a las proximidades de la molécula recién formada facilitando la unión al péptido
antigénico. Hay una proteína adicional con función enzimática, ERp57 que se une al
complejo anterior, lo estabiliza y permite la liberación del complejo trimolecular
(cadena α, β2-microglobulina-péptido).que pasa a la superficie celular vía complejo de
Golgi
En el RER las endopeptidasas actúan sobre los péptidos que no se han asociado y los
degradan

ANTIGENOS EXOGENOS: LA VIA ENDOCITICA

DCs y MCFs pueden fagocitar y endocitar, mientras que el resto de las CPAs no
fagocitan y solo internalizan los antígenos por endocitosis (tanto mediada por receptor
como por pinocitosis). LA células B internalizan a los antígenos muy eficientemente por
endocitosis mediada por receptor, usando el BCR para capturar específicamente a los
antígenos.

Los péptidos se generan en las vesículas endocíticas


Una vez internalizado el antígeno se degrada a péptidos en los compartimentos de la vía
endocítica de procesamiento. El Ag tarda 1-3 horas en atravesar el compartimento y
aparecer sobre la membrana en forma de complejo péptido-Clase II.
Parece que hay tres compartimentos que intervienen en la vía endocítica:
• Endosomas tempranos, con un pH 6,0-6,5
• Endosomas tardíos (también llamados endolisosomas) con un pH 5,0-6,0
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• Lisosomas, con un pH de 4,5-5,0


Los antígenos se mueven de los endosomas tempranos a los tardíos y, finalmente, a los
lisosomas; durante el trayecto encuentran en cada compartimento enzimas hidrolíticas y
menor pH. Los lisosomas, p. e., tienen más de 40 hidrolasas ácido-dependientes. En
estos compartimentos los antígenos se degradan a oligo-péptidos de 13-18 aminoácidos
que se unen a las moléculas de clase II y así quedan protegidos de una degradación
hidrolítica posterior. Como las enzimas solo son activas a pH acido puede inhibirse el
procesamiento mediante sustancias que eleven el ph de los compartimentos (p.e., con el
antimalárico cloroquina) así como por inhibidores de proteasas.
El mecanismo mediante el que los antígenos atraviesan el compartimento endocítico no
está plenamente demostrado;
• puede que los endosomas tempranos de la periferia se muevan hacia el interior
para volverse endosomas tardíos y, finalmente, lisosomas
• otra posibilidad es que los antígenos pasen de una zona del compartimento a la
siguiente vehiculados en pequeñas vesículas de transporte.
En un momento dado, los compartimentos endocíticos (o parte de ellos) vuelven a la
superficie, donde se fusionan con la membrana plasmática. Este es el modo en el que se
reciclan los receptores de superficie.

La cadena invariante dirige el transporte de la molécula clase II a las vesículas


endocíticas
Como las CPAs expresan clase I y clase II tiene que haber algún mecanismo que impida
a las moléculas clase II unirse a los péptidos que se unen a las moléculas clase I.
Cuando las cadenas de la molécula clase II se sintetizan y caen al RER se asocian con
una proteína llamada cadena invariante (CD74) que interacciona con el surco de
fijación e impide que los péptidos de la vía endógena se unan mientras permanece en el
retículo. La cadena invariante también interviene en el plegamiento de las cadenas de la
molécula clase II, en su salida del RER y en la elección de la ruta que lleva a la vía
endocítica desde el complejo de Golgi.
Las experiencias han demostrado el papel de la cadena invariante en la dirección del
movimiento de las moléculas clase II. Esta cadena contiene “señales de salida” en su
tallo citoplásmico que dirigen el transporte del complejo desde la red trans-Golgi hasta
el compartimento endocítico.

Los péptidos desplazan a los resto de la cadena invariante y se unen a la molécula


Clase II
Los complejos cadena invariante-Clase II se mueven desde los endosomas tempranos, a
través de los tardíos, hasta los lisosomas. Como la actividad proteolítica aumenta en
cada compartimento sucesivo, la cadena invariante se degrada de modo progresivo hasta
que solo queda un fragmento de la cadena, llamado CLIP (“Class II associated Invariant
chaín Peptide) bloqueando el surco de fijación.
Hace falta el concurso de una moléculas clase II no clásica (HLA-DM) para catalizar el
intercambio de CLIP por péptidos antigénicos. DM es una molécula monomórfica que
no se encuentra sobre la membrana celular, sino que se encuentra preferentemente en el
compartimento endosomal. DM se expresa solo en aquellas células que expresan las
moléculas clásicas clase II.
La acción de HLA-DM se altera en presencia de HLA-DO, ya que esta molécula se une
a HLA-DM y disminuye su eficiencia en la catálisis del intercambio CLIP-péptido. DO
difiere de DM en que solo se expresa por las células B y en el timo y es posible que
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intervenga también en la selección de los péptidos que se unen a las moléculas clase II
en las células B.
Como en el caso de las moléculas clase I, se requiere la unión el péptido para mantener
la estructura y estabilidad de la molécula clase II. Tras la unión, el complejo clase II-
péptido se transporta a la membrana celular, donde el pH neutro permite al complejo
asumir una forma compacta estable.
El que un péptido antigénnico se asocie con clase I o clase II viene dictado por el mode
de penetrar en la célula y por el sitio de procesamiento.

PRESENTACION CRUZADA DE ANTIGENOS EXOGENOS

Hay ciertos casos en los que las CPAs pueden presentar antígenos exógenos a las
células Tc (citotóxicas) en el contexto de moléculas de clase I. El primero en comunicar
tal hecho fue Michael Bevan y, más recientemente, se ha descrito con un cierto detalle
por Meter Cresswell. El fenómeno de la presentación cruzada requiere que el antígeno
internalizado, que debería manipularse normalmente por la vía exógena y presentarse en
el contexto de moléculas de clase II, se cruce con la vía endógena y se una a moléculas
clase I. Estos péptidos se presentan ahora como si fuesen endógenos.

Entre los mecanismos propuestos para explicar la presentación cruzada está el cambio
desde el compartimento endosomal al compartimento donde se realiza la unión de los
péptidos a las moléculas clase I. También es posible que los péptidos exógenos tengan
acceso al retículo endoplásmico para entrar en la secuencia de procesamiento.

No se sabe si las CPAs capaces de presentación cruzada la usan como un mecanismo


alternativo a la presentación normal de antígenos endógenos o si este mecanismo es la
vía exclusiva de presentación en el contexto de las moléculas Clase I en estas células.
Los ejemplos más claros de presentación cruzada están en las DCs, sin que esté claro si
otras CPAs son capaces de ello. La presentación cruzada por las DCs supone una gran
ventaja para el hospedador, pues permite a las DCs capturar virus, procesar los
antígenos virales y generar linfocitos T citotóxicos que pueden atacar a los virus y a las
células infectadas por virus antes de que se disemine la infección viral.

Aunque las DCs carecen de los receptores celulares específicos que explotan los virus
para su penetración en las células, pueden captar muchos tipos de virus diferentes para
su procesamiento y presentación. La mayor incógnita que persiste respecto a la
presentación cruzada es como y donde coinciden dos vías de presentación, que están
relativamente bien definidas, para permitir que un antígeno exógeno se presente como
un antígeno endógeno.

PRESENTACION DE ANTIGENOS NO PEPTIDICOS

Además del procesamiento y presentación de antígenos peptídicos CMH restringida el


sistema inmunitario también puede reconocer y responder a antígenos no proteicos. A
mediados de la década de los 1980s comienzan los informes de proliferación de células
T en presencia de antígenos no proteicos derivados de agentes infecciosos. Informes
más recientes indican que las células T con receptor γδ reaccionan con glucolípidos
derivados de bacterias tales como Mycobacterium tuberculosis y que la presentación de
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estos antígenos corre a cargo de moléculas de la familia CD1, asimilables a moléculas


clase I no clásicas.

Las proteínas CD1 se asocian con β2-microgobulina y, en humanos, la familia está


representada por cinco genes (CD1A-E), que se localizan fuera del CMH, en el
cromosoma 1. En función de sus homologías se clasifican en dos grupos: grupo 1
(CD1.A, B, C, E) y grupo 2 (CD1.D). Todos los mamíferos estudiados hasta la fecha
tienen genes CD1, aunque su número varía. Por ejemplo, en los roedores solo existen
genes del grupo 2.

El surco de unión al antígeno de las moléculas CD1 es más profundo y voluminosos que
el de las moléculas clase I clásicas. La distribución de las moléculas CD1 individuales
varía entre las distintas células y su expresión se puede inducir por la exposición a
ciertas citocinas, tales como GM-CSF e IL-3.

En cuanto al patrón migratorio intracelular difiere entre las moléculas de la familia:


• CD1a se encuentra, sobre todo, en endosomas tempranos o en la superficie
celular
• CD1b y CD1d se encuentran en endosomas tardíos
• CD1c se encuentra presente en todo el sistema endocítico

Ciertas moléculas CD1 se reconocen por las células T en ausencia de antígenos extraños
y, en esas reacciones, puede demostrarse la auto-restricción. El examen de los antígenos
presentados por las moléculas CD1 revela que son lípidos (ac. micólico) que forman
parte de la pared celular de Mycobacterium tuberculosis. Estudios posteriores de
presentación de lípidos indican que estas moléculas también pueden presentar
unglucolípido (lipoarabinomanano) de M. leprae.
Los datos concernientes a la presentación por CD1 de antígenos indican la existencia de
una tercera vía para el procesamiento; una vía con distintos pasos intracelulares en la
que no intervienen las moléculas que facilitan el procesamiento con Clase I. Por
ejemplo, las moléculas CD1 son capaces de procesar antígenos en células TAP-
deficientes. Datos más recientes también indican que hay diferencias en el tráfico de las
moléculas de la familia CD1, con CD1a en la superficie o en los compartimentos
endocíticos de reciclaje y CD1b, y CD1c en los compartimentos lisosomales. El como la
vía CD1 interacciona o se cruza con las mejor conocidas vías Clase I y Clase II está en
discusión.
En cuanto a los tipos de células T que reaccionan con CD1 encontramos primero a los
que tienen:
TCRγδ y carecen de CD4 y CD8 o
TCR con cadenas αα específicos de CD1
NKT (células T asesinas naturales) reconocen moléculas CD1 que presentan antígenos
autólogos, así como esfingolípidos bacterianos, lo que sugiere un papel en las respuestas
inmunes de tipo innato frente aciertas bacterias.

Las células Tγδ


El receptor T es un hetero-dímero con una estructura de dominios (V y C) muy similar a
la del receptor B y también estabilizado mediante un puente disulfuro. Las regiones
transmembrana de ambas cadenas son poco corrientes, pues contienen residuos de
aminoácidos (aa.) con carga positiva, lo que les permite interaccionar con las cadenas
del complejo receptor encargadas de la transducción de las señales.
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La mayor parte de las células T humanas expresan receptores codificados por los genes
alfa y beta, que reconocen antígenos peptídicos previamente procesados y presentados
en condiciones especiales por células especializadas, llamadas Células Presentadoras de
Antígenos (CPAs). Pero datos iniciales indicaban que ciertas células T reaccionaban con
antígenos no peptídicos, lo que no empezó a aclarase hasta que se comprobó que las
moléculas CD1 (distintas de las del complejo de histocompatibilidad encargadas de
presentar los antígenos peptídicos) podían presentar antígenos hidrocarbonados y
lipídicos a la subpoblación T gamma-delta. Más recientemente, se ha visto que ciertas
células T γδ reconocen antígenos que ni se procesan ni se presentan en el contexto del
CMH.
Trabajos estructurales más recientes indican que el receptor γδ puede fijar directamente
moléculas proteicas (sin restricción CMH), lo que sugiere que este receptor se parece
mucho, desde el punto de vista funcional, a los PRRs de la inmunidad innata.
Mientras que el receptor αβ reconoce a los antígenos que se le presentan en el contexto
de moléculas CMH, los datos acumulados indican que las células T γδ no precisan ni
procesamiento ni presentación en el contexto CMH para reconocer a los antígenos. La
función precisa de estas células todavía no se conoce y hay que aprender cual es su
papel en la inmunidad frente a patógenos y, posiblemente, en la autoinmunidad. El
reconocimiento de antígenos comunes a grupos de microorganismos y su capacidad
para ligar a moléculas CMH no clásicas sugiere una respuesta rápida, que es más
característica de la inmunidad innata que de la adaptativa.
El número de células T γδ circulantes es pequeño, comparado con el de células T αβ, y
sus segmentos génicos V tienen una diversidad limitada. Muchas de estas células
carecen de CD4 y CD8 y la mayoría expresan la misma pareja γδ en su receptor. En los
humanos, el receptor predominante que se expresa en las células γδ circulantes reconoce
un antígeno que es un fosfolípido microbiano (3-formil-1-butil pirofosfato), propio de
mycobacterium tuberculosis y otras bacterias y parásitos. Esta especificidad para
antígenos de patógenos frecuentes apoya la hipótesis de que las γδ actúan como una
rama de la inmunidad innata, presentando una respuesta rápida a ciertos antígenos sin
necesidad de una fase de procesamiento. Es interesante notar que la especificidad de las
células γδ circulantes de ratones, y otras especies estudiadas, no es paralela a la humana,
lo que indica que esta respuesta debe dirigirse hacia los patógenos comunes de las
distintas especies animales.
En ciertos tipos de infección el número de células γδ circulantes o en ciertos órganos
aumenta de forma dramática. Infecciones con una serie de bacterias, incluyendo
mycobacterias y Haemophilus influenzae, así como por parásitos, como los de la
malaria o la leishmaniosis, lleva al aumento del número de células T γδ. Estas células
pueden matar a células infectadas u organismos por los mismos mecanismos que usan
los linfocitos T citotóxicos y las células NK.
Datos adicionales sobre las células T γδ las implican en procesos autoinmunes crónicos,
incluyendo lupus, miositis y esclerosis múltiple.
Además, los datos indican que las T γδ pueden secretar un espectro de citocinas y
quimiocinas que sugieren lo que puede ser un papel regulador en el reclutamiento de
células T αβ al sitio de la invasión por los patógenos. Estas células reclutadas deben
presentar, presumiblemente, un amplio espectro de receptores entre los que se activarán
y expandirán selectivamente los de mayor afinidad por el patógeno.
Mecanismo y funciones de las T γδ son un campo activo de investigación actual,
especialmente en lo que concierne a los antígenos que reconocen y a si pueden
reconocer antígenos en el contexto de las moléculas CMH no clásicas. Estudios más
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recientes también sugieren que las T γδ pueden servir como células presentadoras de
antígenos (CPAs), lo que expandiría enormemente su potencial funcional.
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CELULAS PRESENTADORAS PROFESIONALES

TEMA 12

CÉLULAS PRESENTADORAS PROFESIONALES.

La inmunidad innata reconoce a los microorganismos mediante los PRRs, que detectan
patrones moleculares propios de grupos de patógenos (PAMPs). En cambio, la
inmunidad adaptativa reconoce moléculas propias de microorganismos individuales, y
lo hace a través del inmenso repertorio de receptores de los linfocitos.
Los LB y los LT reconocen a estas moléculas (antígenos) de forma diferente:
LB: directamente, en su conformación original,
LT: reconoce los complejos péptido antigénico-molécula CMH. En el reconocimiento
hay que considerar dos niveles: el de los péptidos endógenos presentados en conjunto
con moléculas Clase I, propio de todas las células nucleadas, y el de los péptidos
exógenos presentados en conjunto con moléculas Clase II por células especializadas,
que degradan a los antígenos que capturan y reciben el nombre de Células Presentadoras
de Antígenos (CPAs).

El procesamiento antigénico se refiere a un proceso:


1. Necesario para la activación T, pero no para la activación B
2. En el que las proteasas rompen al antígeno en péptidos pequeños
3. En el que los péptidos generados se unen a moléculas del CMH
4. En el que los complejos CMH-péptido se expresan en la superficie celular
5. Los complejos Clase II-péptido exógeno solo se forman en las CPAs

CPAs profesionales
Son aquellas células capaces de expresar moléculas de Clase II del CMH, capturar y
degradar antígenos exógenos y presentarlos, en conjunto con las moléculas clase II, al
TCR de los linfocitos T CD4+.

Moléculas
Célula Expresión Clase II Función como CPA
coestimuladoras
Activación LT vírgenes y
comienzo de la respuesta 1ª
Dendríticas Constitutiva. Aumento Constitutiva Aumento Activación de células T
(DC) de expresión al madurar expresión al madurar efectoras y de memoria e
inducción de la respuesta 2ª.
Constitutiva (muy Activación de células T
Constitutiva (baja) que
Macrófagos baja) que aumenta al efectoras y de memoria e
aumenta al activarse
activarse inducción de la respuesta 2ª
Activación de células T
Constitutiva (baja) que Constitutiva (baja) que
Linfocitos B efectoras y de memoria e
aumenta al activarse aumenta al activarse
inducción de la respuesta 2ª

Células dendríticas
Son las CPAs más eficientes. Se encargan de la puesta en marcha de la respuesta
adaptativa. Constituyen una población celular heterogénea, capaz de presentar antígenos
a los linfocitos T y detectar señales indicativas de infección o daño tisular, controlando
el desarrollo de la respuesta adecuada.

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Origen
Se forman en la médula ósea a partir de progenitores linfoides y mieloides. Constituyen
menos del 1% de los linfocitos circulantes. Las mieloides son las presentadoras,
mientras que las linfoides producen grandes cantidades de interferones de Tipo I.

DCs mieloides

Tipos funcionales
Tienen dos estadios diferentes, con distintas capacidades funcionales:
ƒ DCs inmaduras
ƒ DCs maduras
Las DCs inmaduras (DCi)
ƒ Especializadas en capturar y procesar antígenos en tejidos periféricos.
ƒ Las características de los procesos inflamatorios / infecciosos en los tejidos
condiciona su perfil de maduración.
ƒ Estos perfiles se diferencian entre si por el patrón de citocinas y quimiocinas que
van a producir
ƒ Estos perfiles condicionarán el curso de la respuesta inmune adaptativa
ƒ Las DCi se localizan en los tejidos periféricos, sobre todo en piel y mucosas,
donde patrullan vigilando la presencia de patógenos potenciales.
Las DCs maduras
ƒ Proceden de las DCi que, tras endocitar el antígeno en la periferia, emigran a
través de la circulación a los órganos linfoides secundarios.
ƒ La maduración se caracteriza por:
- El aumento de moléculas Clase II del CMH
- El aumento de moléculas coestimuladoras
- La capacidad para unir los péptidos antigénicos a las moléculas Clase II
- La expresión en la superficie de los complejos péptido-Clase II.
ƒ Son las únicas capaces de activar a los linfocitos T vírgenes

DCs inmaduras DCs maduras


Localización Tejidos periféricos Órganos linfoides 2ºs
Capacidad endocítica Alta Baja
Procesamiento Alta Baja
Moléculas coestimuladoras, Expresión baja Expresión alta
Moléculas Clase I y Clase II Expresión baja Expresión alta
Presentación a LT vírgenes Baja Alta
Expresión de CCR7 Baja Alta

DCs inmaduras
Están en la periferia, sobre todo bajo la piel y las mucosas, ejerciendo funciones de
vigilancia. Su función es la de capturar patógenos/antígenos, detectando la aparición de
procesos infecciosos o inflamatorios.
Los fenómenos inflamatorios locales inducen la expresión de moléculas de adhesión por
el endotelio y la producción de quimiocinas, circunstancias en las que se reclutan con
rapidez precursores y DCs inmaduras hacia el tejido lesionado.
Las DCi capturan y procesan antígenos de forma eficaz, pero son malas activadoras de
las T vírgenes, ya que expresan concentraciones bajas de moléculas coestimuladoras y
moléculas Clase II (las moléculas Clase II están “secuestradas” en los endosomas).

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Una DCi tipo es la célula de Langerhans de la epidermis que, en número escaso (< 1%),
es capaz de contactar con el 25% de la epidermis gracias a sus largos procesos
citoplásmicos. Ante la llegada de un antígeno y el comienzo de una respuesta
inflamatoria local estas DCs
ƒ Detectan señales de alarma
ƒ Capturan y procesan antígenos
ƒ Inician la migración hacia los ganglios linfáticos regionales y, durante ella,
completan el proceso de maduración.

La captura del antígeno por parte de las DCi


Estas células presentan una capacidad endocítica extraordinaria, mediante dos procesos:
ƒ Endocitosis mediada por receptores (vía clatrinas)
ƒ Macropinocitosis
Los FcR intervienen en el
reconocimiento y endocitosis de los
Receptores para el fragmento Fc de las Ig (IgG e IgE) antígenos que han interaccionado
con anticuerpos específicos. La
Receptores para el Complemento (CR3 y CR4) internalización a través de FcgR
lleva a la liberación del antígeno en
el citosol y a su presentación en
Receptores lectina Tipo C (CLRs)
conjunto con moléculas de Clase I
(PRESENTACIÓN CRUZADA)
Receptores para proteínas de choque térmico (HSP) Los CR intervienen en el
reconocimiento y endocitosis de
Receptores basurero (SR) microorganismos opsonizados y,
también, en la internalización de
células apoptóticas.
Los CLR son los responsables del reconocimiento de las estructuras hidrocarbonadas
presentes en los antígenos. La internalización mediada por LCR lleva a la presentación a
través de Clase II, pero también a la Presentación cruzada con moléculas de Clase I.
El HSPR es, en realidad, el receptor para a2-macroglobulina, que es capaz de reconocer
e internalizar péptidos “marcados” con las proteínas de choque térmico hsp70 y/o hsp96
procedentes de células necróticas o apoptóticas.
Los SR pueden reconocer e internalizar componentes presentes en parásitos y bacterias.

Las DCi tienen, además, una capacidad fagocítica alta; la de microorganismos


opsonizados está mediada por los receptores Fc y los CR, mientras que la de
microorganismos no opsonizados depende de algunos receptores CLR (DC-SIGN) y
MR.

La Macropinocitosis es un mecanismo en el que no intervienen receptores y permite


internalizar antígenos mediante la proyección de seudópodos que forman vesículas
endocíticas de gran tamaño.
Esta actividad endocítica es constitutiva en las DC, mientras que en macrófagos y
células epiteliales solo se induce tras la activación celular. De este modo, las DCs
muestrean su entorno de forma permanente, sin necesidad de receptores que reconozcan
los distintos componentes microbianos.

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La migración y maduración de las DCs

Durante la maduración:
ƒ Aumentan la expresión del receptor de quimiocinas CCR7 y se dirigen a los
órganos linfoides secundarios
ƒ Disminuye la capacidad endocítica, con lo que los antígenos que presenta son
los adquiridos en la periferia
ƒ Aumentan la expresión de las moléculas coestimuladoras CD40, CD80 y CD86
(B27-1 y B27-2).
ƒ Aumentan la expresión de los complejos antigénicos péptido-Clase II (por
aumento de la síntesis pero, sobre todo, a expensas de las moléculas Clase II
secuestradas en el compartimiento endosómico).

En realidad, las DCi periféricas migran, en tasas muy bajas, de modo constante hacia los
ganglios regionales, sin experimentar la maduración. Esta migración basal (sin
estímulos inflamatorios) seguramente interviene en la inducción de la tolerancia
periférica frente a antígenos propios. Por el contrario, la migración inducida por
estímulos inflamatorios aporta un gran número de DCs maduras a los ganglios linfáticos
que, después, inducirán una respuesta adaptativa adecuada.
Cambios en el patrón de expresión de los receptores de quimiocinas

Las DCi expresan muchos receptores de quimiocinas (CCR1, 2, 4, 5, 6, CXCR1, 2)


En las DC, mientras maduran, disminuye mucho su expresión y aparece CCR7. Los
ligandos de CCR7 se expresan en las células endoteliales linfáticas y en las HEV
(vénulas endoteliales altas) de las zonas T-dependientes de los ganglios, hacia donde se
dirigirán ahora, obligatoriamente, las DCs que han entrado en la maduración.
Estímulos que inducen la maduración de las DCs

El principal es el reconocimiento de PAMPs por los TLRs de las DCi.


Las DC mieloides expresan TLR2 y TLR4, lo que les permite reconocer componentes
de las bacterias G+ y G--. El reconocimiento induce la producción de quimiocinas y
citocinas inflamatorias, entre ellas IL-12 (que dirige la diferenciación de las células T
vírgenes hacia Th1). También expresan TLR3 intracelular que detecta el RNA de doble
hélice de ciertos virus.

Otro estímulo lo representan las citocinas y otros mediadores inflamatorios procedentes


de las células del foco infeccioso. (TNF-a, IFN Tipo I, NO y PGE2)

También la interacción con células CD4+ y CD8+. Los mecanismos incluyen:


Interacción entre el CD40 de la DC y CD40L de las CD4+*
Interacción entre el Fas de la DC y el FasL de la CD4+*
La acción mediada por IFN-g y TNF-a procedentes de las CD8+*

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CELULAS PRESENTADORAS PROFESIONALES

Factores que influyen en la gran capacidad como CPA de las DCm


ƒ La gran carga antigénica que acumulan en la fase DCi
ƒ Su capacidad migratoria
ƒ La expresión muy alta de complejos péptido-Clase II y su estabilidad en la
superficie celular
ƒ La expresión muy alta de moléculas coestimuladoras
ƒ Las citocinas que producen
La maduración puede llevar a distintos perfiles funcionales de la DC; según los
estímulos activadores de la periferia, la maduración puede llevarlas a orientar de distinto
modo la maduración de las células T vírgenes.

Células dendríticas plasmocitoides


Cuando se habla de DCs presentadoras la referencia es, en general, a las DCs mieloides
Hay una segunda población de DCs, denominadas DCs Plasmocitoides, que difieren en
las características fenotípicas (CD11c- y CD123+alto) y funcionales.
Morfológicamente, las mieloides se asemejan a monocitos y las plasmocitoides a
células plasmáticas (plasmocitos). También difieren en la localización: las mieloides
inmaduras están en piel y mucosas y las plasmocitoides inmaduras están en la
circulación y en los órganos linfoides secundarios. Diferencias fundamentales entre
ambas poblaciones son la poca capacidad endocítica de las plasmocitoides inmaduras y
la aparente incapacidad de las maduras para activar a los linfocitos T vírgenes.
Las DCs plasmocitoides representan el 0,2-0,8% de las células mononucleares de sangre
periférica. Expresan selectivamente TLR7 y TLR9 (reconocen RNA viral de cadena
simple y DNA viral) y producen grandes cantidades de IFNs de tipo I (con niveles entre
100 y 1000 veces + que el resto de las células nucleadas). Son la fuente principal de
estos IFN en la infección viral aguda. También producen algo de TNF-a e IL-6
Generación y migración de las DC plasmocitoides

La citocina FLT3L es su factor principal de crecimiento y diferenciación. Tras


abandonar la m.o. pasan a la circulación para dirigirse, a través de las HEV, a las áreas
T-dependientes de los órganos linfoides secundarios
Activación y maduración de las DC plasmocitoides

Tras activarse y producir IFNs Tipo I maduran, reduciéndose de forma llamativa su


capacidad de producción de IFNs Tipo I. Esta maduración puede ser:
ƒ A expensas de los IFNs Tipo I y TNF-a producidos por las propias DCs
plasmocitoides, activadas por la infección viral, lo que lleva a la diferenciación
de las CD4+ a Th1.
ƒ A expensas de la IL-3 producida por eosinófilos, basófilos y mastocitos, en
respuesta a los estímulos del tipo que se producen en las infecciones parasitarias.
Esta segunda vía induce la producción de IL-4, 5 y 10 y, por tanto, el perfil Th2.
Es decir, las DC plasmocitoides también tienen la plasticidad funcional que les lleva, en
función del tipo de maduración, a orientar la diferenciación T en uno u otro sentido.

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CELULAS PRESENTADORAS PROFESIONALES

DCs Plasmocitoides DCs Mieloides


Fenotipo CD11c-, CD123+alto CD11c+, CD123+bajo
TLR7 y TLR9 SI NO
CD4 ++ +
IL-12 NO SI
IFNs Tipo I +++++ +
Endocitosis +/- +++++
Morfología tipo Célula plasmática Monocito
DCs inmaduras en Circulación y órganos linfoides 2ºs Piel y mucosas
Activación T vírgenes NO SI

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MADURACION DE LOS LINFOCITOS T

La característica que distingue el reconocimiento del antigeno por los linfocitos B y T es


la restricción CMH. Tanto la maduración de las células progenitoras en el timo como
la activación de los LT vírgenes en la periferia están condicionadas por la intervención
de las moléculas CMH. La diversidad de reconocimiento antigénico de la población T
se reduce durante la maduración tímica, mediante un proceso de selección que solo
permite madurar a las células que reconocen al CMH y reaccionan frente a lo no propio.
Los estados finales de la maduración discurren a lo largo de dos vías, que generan dos
subpoblaciones (CD4+ y CD8+) funcionalmente distintas y que presentan restricción
por moléculas CMH de Clase II y Clase I, respectivamente.

MADURACION T EN EL TIMO

Los progenitores T empiezan pronto a emigrar al timo desde los sitios de hematopoyesis
iniciales (11 días de gestación en el ratón y 8-9 semana en humanos). La maduración
supone el reordenamiento de los genes para el TCR de la línea germinal y la expresión
de una serie de marcadores de membrana. Las formas de desarrollo en el timo se llaman
timocitos, que proliferan y se diferencian a lo largo de vías de desarrollo que producen
distintas subpoblaciones T.
El desarrollo T comienza cuando arriba al timo un pequeño número de Precursores
linfoides desde la sangre. Hasta ahora se pensaba que la arquitectura tímica era
necesaria para el desarrollo T, pero se ha comprobado por experiencias in vitro que lo
necesario es que las células estromales de la médula ósea expresen el ligando para el
receptor Notch; las células que portan este receptor se comprometen desde este
momento con la línea de desarrollo T.
Tras la llegadla timo las células precursoras, que todavía no han reordenado sus genes,
penetran en el cortex y proliferan lentamente. Durante unas tres semanas pasan por una
serie de estados que se caracterizan por cambios fenotípicos en su superficie. Al
comienzo del desarrollo carecen de CD4 y CD8, por lo que se denominan células doble
negativas (DN). Estas DN pueden dividirse un cuatro subpoblaciones (DN1-4),
caracterizadas por la presencia o ausencia de ciertas moléculas como c-Kit (el receptor
para el factor de crecimiento de células madre o CSF), CD44 (una molécula de
adhesión) y CD25 (cadena alfa del receptor para IL-2). Durante la fase DN2 empieza el
reordenamiento génico de las cadenas, γ, δ y ε; el locus α no se reordena, posiblemente
porque el DNA está muy compactado y no es accesible a la maquinaria de
recombinación. Cuando las células progresan hacia DN3, prosigue el reordenamiento de
TCRγ, TCRδ y TCRε. Las células destinadas a ser Tγδ suponen un pequeño porcentaje
(< 5% de los timocitos maduros) divergen en la transición entre DN2 y DN3 y maduran
con pocos cambios superficiales. La mayor parte de las células están destinadas a ser
Tαβ, adquieren el fenotipo DN3 (c-Kit-, CD44-, CD25+) y ya expresan la cadena β del
receptor. Esta cadena β se combina con una glucoproteína de 33 kDa, conocida como
cadena pre-T, y se asocia con CD3 para formar el complejo receptor pre-T (las
proteínas Notch tienen un papel crítico en esta fase del desarrollo T; las que no expresan
Notch no siguen la maduración).
La formación del pre-TCR activa una vía de transducción de señales, con varias
consecuencias:
• Indica que una célula ha conseguido un reordenamiento productivo de la cadena
β del TCR y la señala para la posterior proliferación y maduración
• Suprime reordenamientos posteriores de gen de cadenas β (exclusión alélica)
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• Vuelve a la célula susceptible al reordenamiento de la cadena α del TCR


• Induce la progresión del desarrollo hacia el estado doble positivo (CD4+CD8+)

Tras el reordenamiento de la cadena β la célula progresa rápidamente por DN3 y DN4 y


da lugar a la población doble positiva (DP) (se expresan los co-receptores CD4 y CD8),
que es una fase de proliferación rápida. Sin embargo, en este punto todavía no se ha
reordenado el locus α, que solo comienza cuando termina la proliferación de las DP y
aumentan los niveles de RAG-2. Esta estrategia aumenta la diversidad del TCR, pues la
multiplicación de una población con el gen β ya reordenado permite que esta cadena se
asocie con una cadena α diferente en cada célula particular del clon.
El desarrollo T es un proceso derrochador para el hospedador, pues el 98% de todos los
timocitos no llegan a madurar.
Los DP que expresan el complejo FCR-CD3 y sobreviven a la selección positiva tímica
se desarrollan hasta células positiva simple (SP) CD4+ o CD8+. Estas células PS
sufren una selección negativa adicional y migran desde el cortex hasta la médula para
abandonar el timo con la circulación.

SELECCIÓN TIMICA DEL REPERTORIO T

Selección positiva
Tiene lugar en la zona cortical del timo, donde los timocitos inmaduros interaccionan
con las células epiteliales del cortex. Los TCRs de los timocitos se unen a grupos de
moléculas CMH sobre la superficie de las células epiteliales, lo que permite a los
timocitos recibir señales de supervivencia.

La selección negativa asegura la auto-tolerancia


Los timocitos que sobreviven a la selección positiva tienen afinidades muy distintas
para los auto-antígenos presentados por las moléculas CMH. Los que muestran afinidad
muy alta se eliminan durantes esta fase de selección. Las células que interaccionan con
los timocitos en esta fase son macrófagos y células dendríticas de la zona cortico-
medular, quienes presentan complejos Clase I-péptido y clase II-péptido., Así se
consigue la tolerancia en el timo frente a los antígenos propios.
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TEMA 13.
Maduración de linfocitos
Papel de la médula ósea y el timo
Tolerancia central

Introducción a la maduración de los linfocitos B.


El proceso de maduración culmina con la producción de plasmocitos y células de
memoria y se puede dividir en tres fases:
PRODUCCION → ACTIVACION → DIFERENCIACION
1. Producción de células B maduras, inmunocompetentes
2. Activación de las células B maduras por interacción con el antígeno
3. Diferenciación de las células B activadas en plasmocitos y células de memoria
Fase antígeno independiente
En muchos vertebrados, incluyendo ratón y hombre, es la médula ósea la productora de
linfocitos B, mediante una sucesión ordenada de reordenamientos génicos, en ausencia
de antígeno.
Fase antígeno dependiente
Las células B inmaduras (con IgM de membrana) abandonan la médula ósea y
evolucionan hasta expresar simultáneamente IgM e IgD de membrana, con la misma
especificidad antigénica. Esta Célula B virgen circula por sangre y linfa hasta los
órganos linfoides secundarios (OL2º). Si reconoce a un antígeno se activa, lo que se
traduce en proliferación (expansión clonal) y diferenciación en una población células
productoras de anticuerpos y otra de células de memoria.

Durante la vida se producen muchas células B en la médula ósea, pero solo maduran
unas pocas de ellas. En el ratón, el tamaño del pool circulante es de 2x109; la mayoría
son células vírgenes con vida media corta (entre 3 días y algunas semanas) que mueren
si no encuentran a su antígeno o no compiten con éxito por el. Esto quiere decir que,
como el sistema inmune tiene una diversidad total de anticuerpos superior a 1x1010, solo
circula en un momento dado una pequeña fracción (aproximadamente un 10%) del
repertorio total.

Maduración de los linfocitos B


Comienza en el estado embrionario y prosigue durante toda la vida. Durante el periodo
fetal (en ratones y humanos) la maduración tiene lugar en el saco embrionario, hígado
fetal y médula ósea fetal. Tras el nacimiento las células B se forman y maduran en la
médula ósea.

Las células progenitoras (Pro-B) maduran en la médula ósea


Las células Pro-B proceden del progenitor linfoide común y se distinguen por tener en
su membrana una tirosin-fosfatasa denominada CD45R. Para proliferar y diferenciarse a
células Pre-B (precursoras) estas células necesitan el microambiente que aportan las
células estromales de la médula ósea. Las células estromales interaccionan directamente
con las células Pro y Pre-B y secretan varias citocinas, sobre todo IL-7, que promueven
el desarrollo.
Al comienzo del desarrollo, las Pro-B necesitan contactar con las células estromales por
medio de moléculas de adhesión; tras este contacto anterior el receptor c-Kit de la célula
Pro-B interacciona con el factor de células madre o SCF que hay en la membrana de la
célula estromal.(ver diapositiva). La interacción dispara la actividad tirosin-kinasa de c-
Kit que lleva a la célula a proliferar y diferenciarse a Pre-B.
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La IL-7 secretada por las células estromales se une a su receptor sobre las células Pre-B
y dirige el proceso posterior de maduración, sub-regulando las moléculas de adhesión
para que las células proliferantes puedan separarse de las estromales. Esta Pre-B ya no
necesitan el contacto directo con las estromales, pero siguen precisando la presencia de
IL-7.

El reordenamiento génico produce células B inmaduras


La progresión a células B inmaduras depende de los reordenamientos del DNA de las Ig
en las células progenitoras y precursoras.
• Pro-B. En los genes de las cadenas H de las células Pro-B se produce el
reordenamiento D-J seguido del reordenamiento V-DJ. Si este primer
reordenamiento no es productivo sigue en el otro cromosoma.
• Pre-B. Terminado el reordenamiento de la cadena H tienen que reordenarse los
genes de la cadena L. Debido a la exclusión alélica que se produce en las
cadenas L solo se expresa un isotipo sobre la membrana de una célula B.
• B-inmadura. Ya expresa mIgM junto con Igα/Igβ, lo que supone expresar un
BCR capaz de trasmitir señales tras la unión al antígeno.
• B-madura. Expresa IgM e IgD sobre la membrana. Para ello hay un cambio
previo en el procesamiento del trascrito primario de RNA que permite la
producción de dos mRNA (mensajeros), uno de los cuales codifica para la forma
de membrana de la cadena µ y el otro para la cadena δ.

Como era de esperar, las recombinasas RAG-1/2, necesarias para el reordenamiento de


los genes de las cadenas H y L, se expresan durante las fases Pro y Pre-B. La enzima
desoxinucleotidil-transferasa-terminal (TdT) que cataliza la inserción de nucleótidos en
las uniones D-J y V-DJ de las cadenas H, está activa durante la fase Pro-B y desaparece
durante la subfase Pre-B en la que se reordenan las cadenas L, por lo que normalmente
no hay nucleótidos en las uniones V-J.
La fase B inmadura termina con la formación de un BCR que no es totalmente funcional
y la unión al antígeno induce la muerte o anergia, en lugar de la activación.

El receptor Pre-B es esencial para el desarrollo.


En las células Pre-B la cadena µ de membrana se asocia con una cadena L “sustituta”,
que es un complejo formado por dos pequeñas proteínas que se asocian en forma no
covalente; una de ellas es similar al dominio V y la otra al dominio C de las cadenas
ligeras.
El complejo cadena µ- cadena sustituta aparece sobre las células Pre-B asociado a
Igα/Igβ. Solo las células Pre-B que presentan este seudo-BCR pueden progresar hacia la
maduración. Tras el establecimiento de este receptor las células Pre-B experimentan 6-8
divisiones que producen unos 256 descendientes. Cada una de las células de esta
progenie tiene que reordenar ahora sus cadenas L. con lo que aumentan la diversidad
total del repertorio de anticuerpos.

Marcadores de superficie y estado de desarrollo.


• Pro-B.
CD45R, Igα/Igβ, CD19 (parte del co-receptor B), CD43 (leucosialina), así como c-
Kit (receptor para el SCF de la superficie de las células estromales)
• Pre-B.
Pierde C-Kit y CD43 y expresan CD25 (cadena α del receptor de IL-2). Expresan el
Pre-BCR
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• B inmaduras.
Pierden el Pre-BCR y CD25 y expresan el BCR con IgM de superficie.

Células B-1 B. Un subgrupo auto-renovable.


En humanos y ratón estas células suponen aproximadamente un 5% del total de células
B, mientras que en otras especies, como conejo y vaca, son la población predominante.
Proceden de las células madre hematopoyéticas durante la vida fetal y expresan Ig de
superficie, aunque la inmensa mayoría tienen IgM (en lugar de IgG o IgA) y poca o
ninguna IgD.
A diferencia de las B vírgenes clásicas (B-2) las B-1 B son auto-renovables y pueden
producir más B-1 B vírgenes. También se distinguen por presentar el marcador CD5
(una molécula normalmente asociada a los linfocitos T), aunque no se trata de una
molécula indispensable para la línea B-1 B y, de hecho, las B-1 de ratas careeccen de
ella.
En humanos y ratones, donde B-2 es la población principal, las B-1 B representan una
población menor en los órganos linfoides secundarios. Pero, a pesar de su escasez en los
tejidos linfoides, son la población principal de las cavidades pleural y peritoneal. Es en
estas cavidades donde encuentran los antígenos (autoantígenos y ambientales) que
dirigen su expansión y mantenimiento, así como otras señales, incluida IL-10, que
promueve su supervivencia. Algunos de los antígenos que dirigen la expansión B-1,
tales como fosforilcolina, se encuentran en la superficie de las bacterias que colonizan el
intestino
Además de la auto-renovación y expresar CD5, también se diferencian de las B-2 en
algunas otras características, como:
• El repertorio de las regiones V en B-1 es mucho más restringido que el de la
población B-2
• Los anticuerpos producidos por B-1 son de menor afinidad que los producidos
por B-2
• La activación de B-1 es más por hidratos de carbono que por proteínas
• No requieren ayuda T y raramente se diferencian a células de memoria
• No presentan cambio de clase, por lo que la mayoría tienen IgM superficial
• Tienen poca o nula hipermutación somática, por lo que no presentan maduración
de la afinidad.
• Muchos de los anticuerpos producidos son multi-específicos; pueden unirse a
varios antígenos diferentes, incluyendo algunos que están presentes sobre
patógenos.
Se considera a estos anticuerpos multi-específicos como parte de la inmunidad ancestral
del hospedador, más próxima a la inmunidad innata que a la adaptativa.

Anticuerpos naturales
Son componentes de la inmunidad innata. Esta “IgM natural” está codificada por genes
reordenados de anticuerpos sin diversificación posterior por hipermutación somática.
Constituyen una parte importante de la IgM circulante en los humanos y no parecen ser
el resultado de una respuesta adaptativa a la infección. Tienen afinidad baja para
muchos patógenos microbianos y muchas reacciones cruzadas, incluso con moléculas
propias. Además, no se sabe si se producen en respuesta a la flora normal de las
superficies epiteliales del cuerpo o en respuesta a lo propio. Sin embargo, puede que
intervengan en la defensa frente a Streptococcus pneumoniae, fijándose a la
fosforilcolina de la pared bacteriana y contribuyendo a su eliminación antes de que se
vuelva peligroso.
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Linfocitos de la zona marginal (BMZ)


Residen en los senos marginales de la pulpa blanca y parecen ser células B maduras en
reposo, pues todavía tienen un juego de proteínas de superficie distintas a las que porta
la población mayoritaria situada en los folículos. Tienen una especificidad antigénica
restringida, dirigida hacia antígenos ambientales comunes e incluso autoantígenos y
puede que estén adaptados para responder rápidamente si tales antígenos alcanzan la
circulación. No parecen necesitar ayuda T para activarse. Fenotípica y funcionalmente
se parecen a las células B-1 y experiencias recientes sugieren una selección positiva por
ciertos autoantígenos positivamente (tal como ocurre con las células B-1).

Las funciones de las células B-1 y la de los BMZ se dirigen a la defensa de las
cavidades corporales y frente a los patógenos que han penetrado en la sangre. El
repertorio de receptores tan restringido en ambos grupos los equipa para actuar en la
respuesta innata inicial. Además, los segmentos de genes V que usan para codificar el
receptor de B-1 y BMZ parecen haber evolucionado mediante selección natural para
reconocer antígenos bacterianos comunes, por lo que podrían también participar en la
fase precoz de la respuesta adaptativa. Pero, en la práctica, está claro que las células B-1
contribuyen poco a la respuesta adaptativa frente a los antígenos proteicos, pero mucho
a la respuesta frente a algunos antígenos hidrocarbonados.
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TEMA 14. Activación LT vírgenes

Tema 14.
ACTIVACION DE LINFOCITOS VIRGENES

Células T vírgenes
Tanto las CD4+ como las CD8+ dejan el timo a través de la circulación como células en
la fase de reposo del ciclo celular (Go). Estas células se caracterizan por:
• Tener cromatina muy condensada
• Muy poco citoplasma
• Poca actividad trascripcional
Recirculan y pasan por los tejidos linfoides cada 12-24 h. Como solo 1 entre cada 105
células vírgenes es específica para un antígeno determinado, esta recirculación a gran
escala aumenta las probabilidades de que una célula T virgen encuentre al antígeno
adecuado.

Las células T activadas producen células T efectoras (Te) y células T de memoria


(Tm).
Cuando una célula T virgen reconoce a su antígeno se activa y comienza una respuesta
primaria. A las 48 h. de la activación la célula se transforma en un blasto de gran
tamaño que experimenta varias rondas sucesivas de división celular.
Las señales 1+2 inducen la trascripción del gen de IL-2 y del de la cadena α (CD25)
para el receptor de alta afinidad de IL-2 (IL-2R). La señal 2 estabiliza el mRNA de IL-2
con lo que aumenta la producción del IL-2 unas 100 veces. La unión de IL-2 a IL-2R
induce a la célula activada a proliferar y diferenciarse. Estas células activadas se dividen
2-3 veces al día durante 4-5 días, generando una descendencia clonal que se diferencia a
poblaciones de memoria y efectoras.

Células T efectoras
Realizan funciones especializadas, como secretar citocinas y ayudar a otras células
inmunes, tales como células B, células T CD8+ (citotóxicas) y macrófagos. Derivan
tanto de las células T vírgenes como de las de memoria.
Las células Te son células de vida corta (unos días a pocas semanas) y con un patrón
circulatorio diferente del de las T vírgenes.
A esta población pertenecen las células:
• Th1, que secretan IL-2, IFN-γ y TNF. Colaboran con la inmunidad celular
• Th2, que secretan IL-4, IL-5, IL-6 e IL-10. Colaboran con la inmunidad humoral

Células T de memoria
Derivan tanto de las T vírgenes como de los linfocitos T efectores tras su activación por
el antígeno.
Son células quiescentes, de vida larga, que responden con gran intensidad al mismo
antígeno original, desencadenando una respuesta secundaria. Cuando va finalizando esta
respuesta la población efectora declina, pero permanece una población abundante de
células de memoria.
Como las T vírgenes, las T de memoria son células en fase de reposo (Go), pero mucho
menos exigentes en lo que respecta a sus requisitos para la activación, por lo que las
pueden activar todas las CPAs; es la abundancia en su superficie de moléculas de
adhesión lo que las permite unirse a cualquier CPA.
Sus patrones circulatorios son distintos de los de las T vírgenes y las T efectoras.

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TEMA 14. Activación LT vírgenes

La activación
La piedra central de la respuesta inmune, tanto humoral como celular, es la activación y
expansión clonal de los linfocitos T. La activación comienza por la unión del complejo
receptor (TCR-CD3) al complejo péptido antigénico/molécula CMH.
En la interacción y activación intervienen además otras moléculas de superficie de la
CPA y de la célula T. Tras las interacciones comienza una cascada de señales que
inducen a la célula T a salir de la fase de reposo (Go) y entrar en el ciclo celular para
proliferar y posteriormente diferenciarse a células T efectoras y células T de memoria.
Los genes que intervienen en el proceso pueden clasificarse en tres categorías:
• Genes inmediatos. Se expresan entre ½ y 1 tras el reconocimiento del antígeno y
codifican para una serie de factores de transcripción entre los que están c-Myc,
c-Fos, NFAT y NF-kB.
• Genes tempranos. Se expresan a la 1-2 h. del reconocimiento del antígeno y
codifican para citocinas y receptores de citocinas, tales como IL-2, IL-2R, IL-3,
IL-6, IFN-γ y otras muchas proteínas
• Genes tardíos. Se expresan a partir de los 2 días del estímulo antigénico y
codifican para moléculas de adhesión.
Estos cambios tan profundos son el resultado de las vías de transducción de señales que
se activan tras la interacción TCR-péptido-CMH

La unión al TCR dispara varias vías de señales


La detección e interpretación de las señales del entorno es una propiedad indispensable
de todas las células, incluidas las inmunitarias. Estas vías, a pesar de ser muy diferentes,
tienen una serie de caracteres comunes, tales como:
• La transducción de la señal comienza tras la interacción con el receptor
• La recepción de la señal lleva, con frecuencia, a la producción de “segundos
mensajeros”, que son moléculas o iones que difunden a otros sitios dentro de la
célula e inducen cambios metabólicos.
• Se produce la activación o inhibición de protein-kinasas y protein-fosfatasas
• Las señales se amplían mediante cascadas enzimáticas
Lo que pasa en el periodo que transcurre entre el reconocimiento del antígeno y la
expresión génica incluye muchos de los procesos anteriores. El reconocimiento cataliza
una serie de procesos intracelulares que comienzan en la cara interna de la membrana
plasmática y culminan a nivel nuclear mediante la activación de genes que dirigen el
ciclo celular y/o la diferenciación de la célula T.
Como ya sabemos, el TCR consiste en una unidad de reconocimiento extracelular y un
sistema de traducción de señales, intracelular. En la inducción de la respuesta T se
distinguen dos fases:
Fase de iniciación. Las señales que recibe la célula T tienen que estar tan bien reguladas
que aseguren que solo se produce la activación como resultado del reconocimiento
específico del antígeno.
En una célula T en reposo, p56Lck (una protein-tirosin-kinasa esencial para que se ponga
en marcha la vía de señales dependiente del TCR) está en las “balsas lipídicas” de la
membrana (macrodominios ricos en esfingomielina, glicoesfingolípidos y colesterol) y
el complejo TCR está excluido de estos dominios. Una vez que se une al antígeno, el
complejo TCR se asocia a estas “balsas lipídicas” y p56Lck se une a los tallos
citoplásmicos del complejo, donde fosforila ITAMs (Inmuno-receptores con motivos de
activación basados en tirosina). Las tirosinas fosforiladas de los ITAMs de las cadenas
zeta constituyen el punto de amarre de otra protein-tirosin-kinasa (llamadea ZAP-70)
que cataliza la fosforilación de una serie de moléculas adaptadoras asociadas a la

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TEMA 14. Activación LT vírgenes

membrana y que son el andamiaje para el reclutamiento de moléculas que participan en


distintas vías intracelulares de transducción de señales.

Producción de muchas señales intracelulares


Como consecuencia de la fase anterior se activan muchas vías de señales (ver
diapositiva)

Sinapsis inmunológica (SI)


Una característica de la fase de iniciación de las señales procedentes del TCR es la
formación de una estructura supra-molecular conocida como “sinapsis inmunológica”.
Se trata de una estructura altamente organizada que se forma cuando las células T
contactan con las CPAs. Parece que la entrada de los TCRs en las “balsas lipídicas” es
un paso crítico para la formación de la SI; en la región central de la sinapsis se sitúan los
TCRs y otras proteínas individuales asociadas al complejo, mientras que en la periferia
se sitúan las moléculas de adhesión. Aunque la formación de la SI no es imprescindible
para la fase de iniciación de las señales procedentes del TCR, su presencia hace que el
mantenimiento de la activación sea más efectivo.

¿Cuántos TCRs tienen que unirse al antígeno para activar a una célula T?
Los resultados de experiencias concluyentes se publicaron en 2004 por un equipo de
Stanford (M. Davis et al.) basadas en la detección de la liberación de Ca iónico (2+)
(este Ca2+ es un indicador d activación celular) y la conclusión es que la unión de un
solo TCR es suficiente para detectar liberación de Ca2+ y que el máximo se alcanza con
un número de TCRs tan limitado como 10.

Las señales coestimuladoras


La activación T requiere la intervención dinámica de muchas moléculas asociadas a la
membrana (para poner en marcha las vías de señales), pero para activar totalmente a una
célula T virgen esto no es bastante, y se requiere más de una señal:
• Señal 1. Es la que se produce como consecuencia de la unión del antígeno al
TCR
• Señal 2. Coestimuladora, no antígeno-específica y debida a la interacción entre
CD28 (célula T) y B7 (célula dendrítica).
Hay dos isoformas de B7: ambas son muy similares en la porción extracelular (tipo Ig),
pero difieren profundamente en la citosólica. Ambas se expresan constitutivamente
sobre las DCs y se inducen tras la activación en macrófagos y linfocitos B. Los ligandos
para estas moléculas son CD28 y CTLA-4, que se expresan como homodímeros S-S
sobre la membrana de las células T. Ambas moléculas son estructuralmente semejantes,
pero su acción es antagonista:
B7 --- CD28 ---- Activación
B7 --- CTLA-4 - Inhibición
En las células en reposos no se detecta CTLA-4 y es la unión del TCR lo que induce su
formación. El máximo se detecta a los 2-3 días después de la estimulación y aunque su
cantidad es menor que la de CD28, compite favorablemente por B7 debido a su mayor
afinidad.
Es significativo que el nivel de CTLA-4 se “dispare” por las señales coestimuladoras de
la unión CD28-B7, lo que indica una regulación negativa. Efectivamente, los ratones
CTLA-4 KO presentan una respuesta T masiva, con linfoadenopatías (agrandamiento
ganglios linfáticos) y esplenomegalia (agrandamiento del bazo), con la muerte del

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TEMA 14. Activación LT vírgenes

animal a las 3-4 semanas del nacimiento. Por tanto, está claro el papel de las señales
inhibidoras producidas por CTLA-4 en la homeostasis.

Anergia clonal
A veces, el reconocimiento del complejo P-CMH no lleva a la activación de la célula
sino a un estado de falta de respuesta denominado anergia clonal. Que se produzca
respuesta o anergia depende de la presencia o ausencia de señales coestimuladoras, tales
como las que se producen por la interacción CD28/B7. Hay evidencias de que se pueden
anergizar tanto las células T CD4+ como las CD8+.
Una célula T CD4+ puede energizarse por otras vías, además de la generada por la falta
de señal coestimuladora. La aparición de la molécula CTLA-4 sobre células T activadas
puede bloquear la coestimulación, resultando una anergia funcional (CTLA-4 presenta
mayor afinidad por B7 que CD28, por lo que interfiere con ella; el resultado de la unión
CTLA-4/B7 es una señal de inhibición).
Si bien no conocemos las vías de la anergia, recientemente se han identificado varios
componentes de las mismas en las células T anérgicas, incluyendo varias ubiquitin-
ligasas que parecen capturar a componentes claves de la vía de señales del TCR y
llevarlos a la vía proteasómica de degradación.

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TEMA 15
POBLACIONES DE LINFOCITOS. DIFERENCIACION LINFOCITARIA Th1 Y
Th2. CELULAS T EFECTORAS. RESPUESTA Th1.

La célula progenitora linfoide T, en la médula ósea, da lugar a precursores inmaduros


que emigran al timo y se desarrollan hasta alcanzar la madurez. Los timocitos DN dan
lugar, mayoritariamente, a células Tαβ, pero también pueden formar Tγδ. La decisión
sobre el tipo de receptor se toma en el estado DN3, ya que el reordenamiento de los
genes de las cadenas β, γ y δ comienza de modo simultáneo. Si gamma y delta se
reordenan con éxito se detiene el reordenamiento de la cadena β y el TCRγδ (TCR1) se
puede ya expresar sobre la membrana. Pero la mayoría de los timocitos reordenan con
éxito la cadena beta, antes que la gamma y delta, con lo que el desarrollo prosigue hacia
la expresión del TCRαβ (TCR2).

Linfocitos T γδ.
Son una subpoblación menor de los linfocitos T, también conocida como “linfocitos
intraepiteliales” (IEL). Una de sus características más notables es la división en dos
grupos:
• Uno se encuentra en los tejidos linfoides de todos los vertebrados y tienen el
receptor diversificado (como los Tαβ)
• El otro grupo lo componen los intraepiteliales que se presentan de forma
variable en distintos vertebrados y tienen un receptor de muy poca diversidad.
Como tampoco recirculan se ha propuesto que reconocen ligandos derivados del
epitelio en el que residen, pero que solo se expresan cuando una célula se ha
infectado.
El reconocimiento no lo hacen de forma CMH-restringida, sino que parecen reconocer a
sus ligandos de forma directa, por lo que podrían reconocer y responder rápidamente a
moléculas expresadas por tipos celulares diferentes.
La capacidad de reconocer moléculas que se expresan como consecuencia de la
infección y no antígenos específicos del mismo patógeno los distingue de los restantes
linfocitos y sitúa a los Tγδ intraepiteliales en la inmunidad ancestral, que separa las
respuestas innata y adaptativa.
Como consecuencia de la activación producen rápidamente citocinas, pero no parecen
desarrollar ningún tipo de memoria.

Linfocitos Tαβ
Dentro de la subpoblación alfa/beta se distinguen los linfocitos T CD4+ y CD8+, según
expresen una u otra de estas moléculas accesorias en su superficie. Los CD4+ son los
linfocitos T cooperadores (Th), que prestan su ayuda a las células encargadas de la
defensa frente a los patógenos intracelulares (Inmunidad celular) o frente a los
patógenos extracelulares (Inmunidad humoral), mientras que los CD8+ son las células T
citotóxicas encargadas de destruir a las células infectadas.

Células NKT
También hay un pequeño número de células T que expresan un receptor T αβ especial
sobre su superficie; entre sus características, destacan:
• Reconocen antígenos lipídicos presentados en conjunto con la molécula
CMH no clásica CD1d.
• Secretan grandes cantidades de citocinas
• Hay 2 subpoblaciones en humanos: CD4+ y DN.
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• Las CD4+ secretan IL-4 e IL-13 y dirigen el perfil de diferenciación hacia


Th2
• Las DN secretan IF-γ y dirigen al perfil Th1
• Escasas, < 0,1-1% de leucocitos periféricos

Se encuentran tanto en el timo como en los órganos linfoides periféricos. Expresan,


como parte de su receptor, una cadena alfa invariable que se empareja con una de las
tres cadenas beta que es capaz de sintetizar, por lo que su receptor es poco variable
(“cuasi invariable”).
La respuesta principal es la producción de grandes cantidades de citocinas, incluyendo
IL-4, IL-10 e IFN-g, por lo que parece que su función debe ser reguladora
El reconocimiento se hace en conjunto con moléculas CD1, que no están codificadas en
el CMH. Aunque no se sabe la misión exacta de las moléculas CD1, se sabe que CD1b
presenta el ácido micólico (lípido de micobacterias) a células T αβ, mientras que otras
moléculas CD1 se reconocen por los T γδ.
Tras la activación estas células secretan grandes cantidades de IL-4 e IFN-g. El déficit
en NKT se asocia con enfermedades autoinmunes, tales como diabetes, lo que las
implica como células reguladoras.

DIFERENCIACION LINFOCITARIA Th1-Th2


Las células T que emigran del timo son células maduras CD4+ o CD8+ en estado de
reposo, denominados “vírgenes”, ya que todavía no han encontrado a su antígeno
específico. Estas células pasan a los órganos linfoides secundarios (OLS) a la búsqueda
del antígeno. Una vez en el área T correspondiente interaccionan con las DCs (que han
llegado desde la periferia) “examinando” los complejos antigénicos que estas presentan
en su superficie. Si tiene lugar el reconocimiento los linfocitos T se activan, se
expanden y se diferencian a linfocitos T efectores.
La activación de las células CD4+ vírgenes puede llevar a dos perfiles diferentes de
células efectoras: Th1 y Th2. Los primeros median en la respuesta frente a patógenos
intravesiculares (intracelulares) o endocitados al compartimiento vacuolar; para ello
inducen la activación del macrófago, que es la principal célula efectora de la respuesta
Th1. Las células Th2 conducen el enfrentamiento con los patógenos extracelulares; para
ello colaboran con los linfocitos B para que estos desarrollen una respuesta humoral
efectiva.

Producción de células T efectoras


Interacción T virgen-DC. Sinapsis inmunológica
La unión temporal T virgen-DC, necesaria para el “examen”, se produce mediante
interacciones inespecíficas de pares de moléculas de adhesión, sobre todo las que se
establecen entre LFA-1 del linfocito T y sus ligandos (ICAM-1, ICAM-2) sobre las
DCs.
En esta interacción las moléculas actuantes se disponen en círculos concéntricos, donde
los TCR que reconocen y los complejos péptido-Clase II reconocidos ocupan el área
central y las moléculas de adhesión están en la periferia; a estos grupos se les denomina
clusters supramoleculares de activación centrales (c-SMAC) y periféricos (p-SMAC),
respectivamente. Los clusters (grupos) se forman después del comienzo de las señales
generadas por el complejo TCR-CD3. El complejo supramolecular recibe el nombre de
Sinapsis inmunológica y su formación potencia las señales inducidas a través del TCR.
También impone un límite temporal, ya que la agregación extensiva del c-SMAC
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favorece la regulación negativa (disminución) de los TCRs expresados sobre la


superficie celular.

La activación y la expansión clonal de la célula T dependen de dos señales diferentes


• 1: depende del péptido antigénico presentado junto al CMH a través del TCR
• 2: depende de las moléculas coestimuladoras expresadas por las DCs
En ausencia de la señal 2 la célula T entra en un estado de anergia

La interacción CD40L-CD40 mejora la activación T


Al activarse, las células T expresan la molécula CD40L, que interacciona con la
molécula CD40 expresada por las CPAs de forma constitutiva. Esto produce señales
estimuladoras en el LT e induce en la CPA el aumento de la expresión de B7, lo que se
traduce en una mayor activación T. Estas moléculas pertenecen a la gran familia TNF.

Control de la expansión clonal

CTLA-4 (CD152) controla el resultado de la expansión clonal


Su expresión se induce en las células T después de la activación. Tiene cierta homología
con CD28 por lo que no es extraño que comparta sus ligandos (B7). Pero la interacción
CTLA-4-B7 no lleva a la activación T sino que induce una señal inhibidora fuerte. Su
expresión (36-72 h. tras la activación) desplaza a CD28 de la unión gracias a la mayor
afinidad (unas 20 veces más) por los ligandos. Los ratones deficientes en CTLA-4
mueren a las 3-4 semanas por el infiltrado masivo de sus órganos por LT expandidos.

El sistema Fas-FasL en el control de la expansión clonal


Los linfocitos T efectores (y no los vírgenes) expresan la proteína FasL (de la familia
TNF), que interacciona con el Fas (CD95, de la familia TNFR) que se expresa de modo
constitutivo sobre los linfocitos. La interacción lleva a la apoptosis. Los pacientes
defectivos en Fas o FasL presentan procesos linfo-proliferativos normalmente mortales.

Presencia del antígeno


La expansión requiere la presencia de antígeno, por lo que la eliminación del mismo,
como consecuencia de la respuesta, redunda en el cese de la expansión clonal.

CÉLULAS T EFECTORAS: Th1 y Th2

La estimulación T y la polarización Th1 / Th2 requiere tres señales derivadas de


las DCs
La señal 1 es la específica del antígeno, obtenido de los péptidos procedentes del
procesamiento de las moléculas del patógeno tras la internalización por PRRs
especializados, y que se libera presentándolo al TCR en conjunto con la molécula CMH
II.
La señal 2 es la co-estimuladora, mediada principalmente por B7.1/2 (CD80/86) y
CD28. B7.1/2 se expresa por las DCs tras la unión de PRRs (TLRs) especializados en
detectar la infección mediante el reconocimiento de PAMPs o TFs
La señal 3 es la polarizadora, mediada por varios factores solubles o ligados a la
membrana, tales como IL-12 y la quimiocina CCL2, que promueven el desarrollo
respectivamente de células Th1 o Th2. La naturaleza de la señal 3 depende de la
activación de PRRs particulares o de los factores de transcripción (TFs).
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Los PAMPs Tipo 1 y Tipo 2 y los TFs pueden definirse como aquellos que marcan a las
DCs para que produzcan altos niveles de factores polarizantes 1 o 2.
Mientras que el perfil polarizante T viene condicionado por el reconocimiento de
PAMPs, su expresión óptima requiere normalmente la retroalimentación por el CD40L
expresado por las células T tras la activación por las señales 1 y 2.

Características y funciones
La respuesta inmune debe inducir una serie adecuada de funciones inmunes que puedan
eliminar del hospedador al agente tóxico o a sus toxinas. Un ejemplo de función
adecuada es la neutralización de toxinas bacterianas solubles, que requiere anticuerpos,
mientras que para enfrentarse a un patógeno intracelular hace falta una respuesta celular
(citotóxica o de hipersensibilidad retardada). Para ello hacen falta que se activen
distintas subpoblaciones Th (CD4+), productoras de patrones de citocinas diferentes.
La mayoría de las funciones de las células T CD4+ se ejercen mediante la secreción de
citocinas, que pueden actuar sobre las propias células que las producen (acción
autocrina) o modular la respuesta de otras células a través de la vía paracrina. Las
subpoblaciones Th1 y Th2 producen GM-CSF e IL-3, pero difieren en el resto de la
citocinas que producen.
Ambas subpoblaciones se distinguen por las siguientes funciones que desempeñan:
• La subpoblación Th1 es responsable de muchas funciones mediadas por células,
como la hipersensibilidad retardada y la activación de las células T citotóxicas
(CD8+), así como de la producción de anticuerpos IgG opsonizantes (que se
fijan con alta afinidad a los receptores Fc de los fagocitos e interaccionan con el
sistema del complemento). Esta subpoblación también se asocia con la
producción excesiva de inflamación y con el daño tisular
• La subpoblación Tg2 induce la activación y diferenciación de los eosinófilos,
ayuda a las células B y promueve la producción relativamente abundante de
IgM, IgE y de de isotipos de IgG que no activan (o poco?) el complemento. Las
células Th2 también son las responsables de las reacciones alérgicas.

Subpoblaciones Th1 y Th2. Patrón de citocinas y funciones de


las mismas
Citocina Th1 Th2 Función Th1 Th2
IL-2 + - Ayuda para la producción total de Ac + ++
IFN-γ ++ - Ayuda para la producción de IgE - ++
TNF-β ++ - Ayuda para la producción de IgG2 ++ +
GM-CSF ++ + Producción de eosinófilos y mastocitos - ++
IL-3 ++ ++ Activación de macrófagos ++ -
IL-4 - ++ Hipersensibilidad retardada ++ -
IL-5 - ++ Activación Tc ++ -
IL-10 - ++
IL-13 - ++

Las distintas citocinas que producen las células Th1 y Th2 determinan la diferencia en
las funciones biológicas:

Subpoblación Th1
Las Th1 median una respuesta inflamatoria a nivel de los tejidos periféricos, donde la
célula efectora principal es el macrófago activado por el IFN-g. En los tejidos infectados
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este macrófago recibe, además, señales a través de los PRRs, lo que da como resultado
un macrófago con alta potencialidad microbicida e inflamatoria.

IFN-γ, además de activar a los macrófagos en su capacidad microbicida, hace que


aumente la expresión de moléculas Clase II (actividad presentadora) y la secreción de
citocinas que, como IL-12, llevan a las células T vírgenes a diferenciarse a Th1. El IFN-
γ producido por las células Th1 también induce el cambio de clase de anticuerpos a
subclases de IgG que promueven la fijación del complemento (opsonizantes) y la
fagocitosis.
La secreción de TNF e IFN-γ es parte de la contribución de las células Th1 a procesos
inflamatorios, tales como la hipersensibilidad retardada.
IL-2 e IFN-γ promueven la diferenciación de los precursores T citotóxicos (CD8+
vírgenes) a Tc funcionales.
Además, y como colofón, IFN-γ inhibe la expansión de la subpoblación Th2.

Subpoblación Th2
La secreción de IL-4 e IL-5 induce la producción de IgE y es el soporte para el ataque a
los gusanos por parte de los eosinófilos. IL-4 promueve el cambio de clase a las IgG que
no fijan el complemento y también el cambio de IgM a IgE. La producción de IgE se
coordina con la diferenciación y activación de eosinófilos, que presentan gran cantidad
de receptores para el fragmento Fc de la IgE (FcεR). Los anticuerpos IgE reaccionan
con los helmintos e interaccionan después con los receptores fc de los eosinófilos,
formando así un puente antígeno-específico entre gusano y eosinófilo. La unión a la IgE
promueve el entrecruzamiento de los receptores, lo que desencadena el ataque de los
eosinófilos a los gusanos.
Además de esta función defensiva, la IgE es también la responsable de la alergia.
Finalmente, IL-4 e IL-10 suprimen la expansión de las poblaciones Th1

Th1 y Th2 tienen pautas migratorias diferentes


Al activarse las T vírgenes pierden la L-Selectina por lo que, una vez que emigran, ya
no regresan a los OLS. Las T vírgenes expresan CCR7, que reconoce a las quimiocinas
producidas en el área T de los órganos linfoides secundarios, por lo que se acumulan en
los mismos. Después de la activación pierden este receptor de quimiocinas y expresan
nuevos receptores.

Las células Th1 expresan los receptores de quimiocinas CCR5 y CXCR3, que
capturan las quimiocinas inflamatorias producidas por la activación de las células
endoteliales, epiteliales y leucocitos del foco inflamatorio. Además, el endotelio de los
vasos del foco inflamatorio aumenta enseguida la expresión de E y P- selectina, y las
Th1 se caracterizan por expresar altas concentraciones de los ligandos para estas
selectinas. Estas 2 características (expresión de receptores de quimiocinas y expresión
de ligandos para E y P-selectinas) garantizan que las Th1 van al foco inflamatorio
naciente.

Las células Th2 aumentan la expresión de CCR3, que es el receptor para una
quimiocina (eotaxina) que también participa en el reclutamiento de eosinófilos en las
mucosas digestiva y pulmonar y se asocia con procesos antiparasitarios y alérgicos. Las
citocinas Th2 estimulan la producción de eotaxina en los tejidos periféricos. CCR3 se
expresa también en eosinófilos y mastocitos, lo que permitiría la localización de los tres
tipos celulares en los sitios donde se produce la quimiocina.
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Th1 y Th2 son células efectoras que intervienen en la protección frente a patógenos
diferentes y, también, en la etiología de procesos autoinmunes distintos.

Diferenciación a Th1
Las DCs que llegan a los OLS tienen distintas propiedades funcionales según las
interacciones establecidas por sus PRRs con los microbios (o sus productos) en el tejido
infectado (Teoría de la tercera señal). Esto condiciona las citocinas y quimiocinas que
expresan en el OLS y que refleja, en definitiva, su historia en el tejido infectado.
Las citocinas IL-12, 18, 23 y 27, producidas por las DCs, orientan la diferenciación de
las CD4 vírgenes hacia Th1. La citocina principal parece ser IL-12.

IL-12
Heterodímero formado por dos subunidades (p35 y p40) que ejerce sus efectos a través
de un receptor de alta afinidad también formado por dos cadenas (IL-12Rbeta1 e IL-
12Rbeta2) y que no se expresa sobre las T vírgenes pero si en las activadas. Las que
pasan a Th1 mantienen la expresión del receptor pero las que pasan a Th2 la pierden.
Por tanto, además de dirigir al perfil Th1 IL-12 también estimula su proliferación.
También actúa como factor de crecimiento para las células NK, que expresan el receptor
de alta afinidad.

IL-18
Favorece la diferenciación a Th1 inducida por IL-12 y aumenta, en estas células, la
producción de IFN-g

IL-23
Estimula la producción de IFN-g por las Th1 y su expansión clonal

IL-27
Recientemente descrita, comparte propiedades con IL-12 (diferenciación de CD4+ a
perfil Th1 y estimulación de expansión clonal) y con IL-18 e IL-23 (potencia la
producción de IFN-g por las Th1)

Diferenciación a Th2
Parece requerir la presencia de IL-4. Esta citocina se une a su receptor y al de IL-13, lo
que explica el que ambas citocinas medien funciones similares y contribuyan a la
diferenciación de las células T CD4+ a un perfil Th2.
Las células productoras de IL-4 han sido motivo de polémica. Los datos recientes
indican que son las NKT las que desempeñan un papel central.
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Tema 16. Respuesta efectora Th2 e inmunidad humoral

TEMA 16. RESPUESTA EFECTORA Th2:


COOPERACION CON LOS LINFOCITOS B EN LA RESPUESTA HUMORAL

LA RESPUESTA HUMORAL

La respuesta primaria y la secundaria difieren significativamente

Activación de Linfocitos B vírgenes →→→→ Respuesta 1ª


Activación de Linfocitos B de memoria →→→ Respuesta 2ª

El primer contacto con un antígeno exógeno lleva a la respuesta primaria, caracterizada


por la formación de células secretoras de anticuerpos (plasmocitos) y células B de
memoria. Tras la penetración del antígeno hay una fase de latencia que se corresponde
a:
• La célula B virgen endocita al antígeno, lo procesa y lo presenta unido a
moléculas Clase II a las células T específicas
• Expansión de la población de células B
• Diferenciación a células plasmáticas productoras de anticuerpos
Seguida por una fase logarítmica de producción de anticuerpos que se estabiliza en un
máximo y comienza a descender paulatinamente.
Para los antígenos proteicos la fase de latencia es de aproximadamente una semana y el
pico máximo de producción de anticuerpos se alcanza en unos 14 días. Los anticuerpos
secretados durante una respuesta primaria son inicialmente IgM que luego cambian a
IgG.
Las células de memoria que se forman durante la respuesta primaria cesan de dividirse y
entran en la fase de reposo (Go) del ciclo celular.
La capacidad para desarrollar una respuesta secundaria depende de la existencia de esta
población de células B de memoria (Bm), así como de las Tm. La activación por el
antígeno de las células de memoria lleva a una respuesta con menor tiempo de latencia,
mayor magnitud de producción de anticuerpos y más duradera. También se caracteriza
por la producción de anticuerpos con mayor afinidad para el antígeno.

Cuadro comparativo Respuesta 1ª Respuesta 2ª


Tipo de LB que interviene B virgen B de memoria
Tiempo de latencia 4-7 días 1-3 días
Máximo de respuesta de Ac. 7-10 días 3-5 días
Magnitud de la respuesta Según el Ag. 100 a 1000 veces +
Isotipo predominante IgM IgG
T-dependiente y T-
Tipo de antígeno T-dependiente
independiente
Afinidad de los Acs Baja Alta

La menor duración de la fase de latencia en la respuesta 2ª se debe a que la población de


células B de memoria, específicas para el antígeno, es considerablemente mayor que la
población correspondiente de células B vírgenes específicas. Además, las células de
memoria se activan con más facilidad que las vírgenes.

Sitios donde tiene lugar la respuesta inmune


La activación y diferenciación de las células B se produce en sitios anatómicamente
definidos, cuya estructura permite las interacciones celulares necesarias. Cando un

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Tema 16. Respuesta efectora Th2 e inmunidad humoral

antígeno penetra en el cuerpo se concentra en varios órganos linfoides periféricos; los


que van por la sangre se filtran en el bazo, mientras que los tisulares llegan con la linfa a
los ganglios linfáticos (GL).

Un GL es un filtro eficiente, capaz de atrapar >90% e cualquier antígeno que llegue por
los linfáticos aferentes. Los antígenos (o los complejos Ag-Ac) entran los GL solos o
transportados por células presentadoras (DCs) y, mientras percolan por la arquitectura
celular del ganglio tienen que encontrar alguna CPA profesional que se encargará d
presentarlo a las células T (recordar que las células B son células presentadoras). Las
células T y B específicas para el antígeno se aproximan unas a otras con rapidez (<1m.)
hasta formar un conjugado en el para-cortex (interfase de las zonas T y B dependientes).

Una vez que el antígeno ha activado a las células B se forman pequeños focos de
proliferación en el borde de la zona T-dependiente y estas células luego se diferencia a
plasmocitos y células de memoria. Estos plasmocitos crucen principalmente IgM e IgG
y la mayoría de los anticuerpos producidos durante una respuesta 1ª proceden de las
células plasmáticas de esos focos de proliferación. En el bazo hay una secuencia similar,
produciéndose los focos de proliferación de las células B en la vaina linfoide peri-
arteriolar (T-dependiente).

Pocos días después de la formación de los focos de proliferación hay una emigración de
células T y B desde ellos hasta los folículos linfoides primarios, que con la llegada de
estas células se transforman en secundarios y aportan un entorno favorable para la
interacción entre LB, LT y CDFs (células dendríticas foliculares, que no proceden de la
médula ósea, que no expresan moléculas Clase II, ni presentan antígenos a las T CD4+).
Las CDFs tienen muchas ramificaciones, en las que se acumulan los receptores para el
fragmento Fc de los anticuerpos y para fragmentos del complemento, que les permiten
capturar y retener los complejos Ag-Ac durante tiempos prolongados. Las células B
activadas, junto con algunas células T activadas, pueden emigrar hacia el centro del
folículo 2ª formando un centro germinal (CG).

Centros germinales y diferenciación B inducida por el Ag


Los CG aparecen a los 7-10 días de la exposición a un antígeno timo-dependiente. En el
CG se producen tres acontecimientos principales:
• La maduración de la afinidad de los anticuerpos
• El cambio de clase de los anticuerpos
• La formación de células plasmáticas y células de memoria
Pero en lugares fuera del CG también se pueden producir algunos cambios de clase y
formarse un número significativo de células plasmáticas productoras de anticuerpos.

Durante la primera fase de formación del CG las células B activadas experimentan una
intensa proliferación; durante este periodo se las conoce como Centroblastos y están en
la zona oscura del CG. Los centroblastos se caracterizan por mayor tamaño, citoplasma
expandido, cromatina difusa y ausencia (o casi ausencia) de Ig de superficie. Los
centroblastos dan lugar a Centrocitos, que son células pequeñas que ya expresan Ig
sobre la membrana. Estos centrocitos se mueven desde la zona oscura hasta otra zona
clara, caracterizada por la presencia de CDFs que “enseñan” en la superficie de sus
ramificaciones los complejos Ag-Ac retenidos por los receptores para el fragmento Fc y
para fracciones del complemento.

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Tema 16. Respuesta efectora Th2 e inmunidad humoral

La maduración de la afinidad es el resultado de mutación y selección.


La afinidad media de los anticuerpos que se producen durante la respuesta humoral
aumenta notablemente, hasta el punto de hacerlo unas 140 veces entre la semana 2 y la
8 post-inoculación. La maduración de la afinidad de los anticuerpos es el resultado del
proceso de hipermutación somática.

La hipermutación somática
Se produce sobre todo en las células B del centro germinal, aunque también las hay en
células B activadas por el antígeno en otros focos. Estas hipermutaciones se producen
en los genes V(D)J de los dominios variables y, concretamente, a nivel de las CDRs
(regiones determinantes de la complementariedad o hipervariables). Esta tasa de
mutación se ha calculado en 10-3 /pares de bases/ división, lo que supone una tasa de
mutación un millón de veces superior a la que se presenta en otros genes humanos.
Como entre los genes variables de las cadenas H y L suman unos 700 pares de bases,
cada centroblasto debe sufrir una mutación cada dos divisiones (en una u otra cadena).

Como la hipermutación somática es al azar habrá unas pocas células con receptores de
alta afinidad, mientras que el resto o no ha cambiado su afinidad o la presentan menor.
Aquí es donde entra la selección, que permitirá el desarrollo de una población de alta
afinidad, mientras que las células de media o baja afinidad no pueden competir con
éxito en la captura del antígeno y mueren en el centro germinal.

El papel de la selección
La hipermutación ocurre cuando los centroblastos proliferan en la zona oscura del CG y
la selección se realiza sobre los centrocitos en la zona clara. La clave es la capacidad de
la Ig de superficie de los centrocitos para reconocer y unirse a los antígenos que les
“enseñan” las CDFs; estos centrocitos deben competir por la pequeña cantidad de
antígeno retenida sobre las CDFs y si consiguen unirse reciben, a través del receptor,
una señal imprescindible para la supervivencia. Los que no reciben la señal mueren.

Aunque esta señal es necesaria para los centrocitos no es suficiente; debe recibir,
además, otras señales en la interacción con células Th CD4+ para sobrevivir. Para esta
interacción es indispensable la unión de CD40 del centrocito con la CD40L de la célula
T. Como es lógico, también es necesario que el antígeno capturado mediante el receptor,
endocitado y procesado, se presente a la célula Th unido a moléculas Clase II.

El cambio de clase de las Ig


El reconocimiento en los anticuerpos depende de las regiones variables H y L, mientras
que las propiedades biológicas dependen del isotipo de regiones constantes de las
cadenas H. El cambio de clase es el proceso mediante el cual un dominio V se puede
asociar con los dominios constantes de cualquier isotipo. La decisión depende de las
citocinas que aporta la interacción con las células Th.

Las células B de memoria y las plasmáticas se forman en el centro germinal


Tras la selección en el centro germinal, algunas células B se diferencian a células
plasmáticas, mientras que otras se transforman en células de memoria. Aunque los
centros germinales son sitios importantes para la generación de células plasmáticas,
también pueden formarse células productoras de anticuerpos en otros lugares.

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Tema 16. Respuesta efectora Th2 e inmunidad humoral

BASES DE LA HIPERMUTACION SOMATICA Y EL CAMBIO DE CLASE

AID media la hipermutación y el cambio de clase


En las Ig humanas y murinas hay tres tipos de modificaciones génicas:
1. El reordenamiento y unión de segmentos génicos de la línea germinal, que
durante la recombinación V(D)J forma un gen variable funcional
2. La hipermutación somática introduce cambios en las regiones variables de
los genes de las Ig, lo que puede afectar a las propiedades de fijación al
antigeno de los anticuerpos correspondientes
3. La recombinación durante el cambio de clase lleva a un gen V(D)J a asoiarse
con regiones constantes diferentes, lo que modifica las funciones efectoras
de la molécula de Ig.
Las recombinasas RAG-1 y RAG-2, son las responsables de la recombinación
V(D)J, mientras que la enzima AID es la mediadora clave de la hipermutación y de
la recombinación que lleva al cambio de clase. AID pertenece a una familia de
“enzimas editoras de RNA” y actúa desaminando a citosinas seleccionadas en
ciertas cadenas de RNA mensajero, con lo que estas pasan a uracilos, con lo que se
alteran (se editan) las instrucciones codificadoras de proteínas de ese mRNA,
Parece que esta enzima también es capaz de modificar directamente al DNA
mediante el mismo procedimiento, que lleva a la formación de uracilo; pero este
nucleótido no es de los habituales del DNA y el sitio de deaminación tiene que
repararse para formar un par A-T en lugar del C-G original o, alternativamente,
eliminando directamente al uracilo y sustituyéndolo por cualquiera de las 4 bases del
DNA

Acción de AID Las células plasmáticas


generalmente carecen de Ig de
membrana y, en su lugar,
sintetizan grandes cantidades de
AID anticuerpos. La diferenciación
de las células B maduras a
plasmocitos requiere un cambio
en el procesamiento del RNA,
Nucleósido
de modo que se sintetice la
Nucleótido
forma soluble de la cadena H.
Además, la velocidad de
trascripción es mucho mayor en
las células plasmáticas que en
las células B maduras, llegando
a producir un millón de moléculas de anticuerpo/segundo/célula plasmática.
En cuánto a las células B de memoria, excepto por las Ig de membrana, casi no se
diferencian de las células B vírgenes.

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Tema 17. REGULACION: TOLERANCIA. MEMORIA INMUNE

TOLERANCIA

A comienzos del S XX Paul Ehrlich indicó que el sistema inmune también podía
equivocarse y centrar su ataque, además de en los antígenos extraños, en los antígenos
propios. Esta situación, que Ehrlich describió como horror autotoxicus, puede provocar
una serie de enfermedades. En definitiva, estas enfermedades son la consecuencia de no
distinguir (o hacerlo mal) entre lo propio y lo no propio.
Hay unos mecanismos que protegen frente a los linfocitos potencialmente autoinmunes
y el conjunto de tales mecanismos recibe el nombre de Tolerancia.
El mecanismo inicial es la Tolerancia Central, que elimina a clones B y T, antes de su
maduración, si portan receptores que reconocen a los antígenos propios con mayor
afinidad de la adecuada. Esta tolerancia central se realiza en los órganos linfoides
primarios (OLP).
Como la tolerancia central no es perfecta siempre habrá linfocitos auto-reactivos
capaces de alcanzar los órganos linfoides periféricos, por lo que se pone en marcha a
este nivel una segunda línea de control destinada a limitar su actividad; entre los
mecanismos de este segundo nivel destaca la Tolerancia Periférica que inactiva o
vuelve anérgicos a los linfocitos auto-reactivos.
La posibilidad de que los linfocitos auto-reactivos produzcan daño también se limita por
la expectativa de vida de los linfocitos activados, que ponen en marcha su programa de
destrucción (apoptosis) cuando reciben la señal.
Pero, a pesar del control ejercido a distintos niveles, hay clones de linfocitos auto-
reactivos B y T que se activan y responden frente a los antígenos propios. Tal respuesta
recibe el nombre de Autoinmunidad.

Establecimiento y mantenimiento de la tolerancia


La tolerancia se define como el estado en el que no se responde a un antígeno, ya que
normalmente el contacto con el antígeno lleva a la respuesta. Esta tolerancia puede
deberse a un modo imperfecto de presentación o a la alteración del propio antígeno, El
que un antígeno se comporte como Tolerogénico o Inmunogénico depende de factores
tales como la vía de penetración, la dosis, etc.

Señales en la presentación.
Ag Tolerogénico Ag Inmunogénico La falta de señal coestimuladora
durante la presentación lleva a la
anergia, mientras que si la
Linfocito presentación se realiza con las
maduro dos señales preceptivas se
produce una respuesta potente.

Estado de maduración de la
Apoptosis Anergia Proliferación DC.
La presentación por DCs
inmaduras lleva a la tolerancia,
mientras que la presentación por
DCs maduras provoca la respuesta.
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Factores que promueven la tolerancia


• Dosis altas de antígeno
• Persistencia del antígeno
• Administración oral o subcutánea
• Niveles coestimuladores bajos

Tolerancia oral
Cuando un antígeno, inmunogénico por vía subcutánea o intradérmica, se administra
por vía oral puede que no se produzca la respuesta frente a el. Se provoca una tolerancia
antígeno-específica frente al antígeno tolerogénico sin que haya una inmunosupresión
general.

La tolerancia puede inducirse


En 1953 se publicó en Nature el artículo de Medawar et al. “Actively Adquired
Tolerance of Foreign Cells” que sentó las bases de un dogma central de la inmunología:
se puede instruir al sistema inmune para que no rechace a un antígeno particular.
El fenómeno se denominó Tolerancia inmunitaria.
La inoculación sistemática de un antígeno extraño (p.e. albúmina de otra especie) a
hembras preñadas induce la tolerancia a ese antígeno en la descendencia, ya que los
fetos han estado en contacto constante con dicho antígeno durante el periodo de
selección clonal y lo consideran como propio.

La recirculación de células maduras auto-reactivas no lleva obligatoriamente a la


autoinmunidad.
Está comprobado que de los órganos linfoides primarios salen células auto-reactivas
maduras, pero que esto no lleva obligatoriamente a la autoinmunidad pues existen otros
mecanismos reguladores, sobre todo la limitación a la activación celular que imponen
las células T reguladoras.

TOLERANCIA CENTRAL
Limita el número de células auto-reactivas mediante la delección clonal, durante la
maduración en los órganos linfoides primarios, de las que reaccionan con Ag propios.
Parte de la diversidad de las células B y T dependen del reordenamiento génico al azar
de V(D)J (diversidad combinatoria), lo que hace previsible el que algunos receptores
reaccionen con lo propio. La tolerancia central elimina a estos clones mediante (entre
otros mecanismos) la Selección Negativa. Antes de esta eliminación las células auto-
reactivas tienen la oportunidad de editar un nuevo receptor, que tendrá que pasar por la
selección pertinente.
Delección clonal y edición del receptor son los mecanismos básicos de esta Tolerancia.

TOLERANCIA PERIFERICA
Controla a las células auto-reactivas que pasan a la circulación, pues la Tolerancia
Central no elimina a todos los linfocitos auto-reactivos, ya que:
1. Los Órganos Linfoides Primarios no expresan todos los auto-antígenos y es en
ellos en los que se realiza la selección
2. La afinidad de la unión condiciona la selección, lo que permite a algunos clones
débilmente auto-reactivos sobrevivir a la selección.
La Tolerancia Periférica se encarga de inactivar a estas células auto-reactivas para que
no puedan reaccionar contra lo propio.
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El mecanismo básico de inactivación T es el reconocimiento a través del receptor (señal


1) sin las señales coestimuladoras procedentes de la unión B7-CD28 (señal 2).

CTLA-4
Tras la activación celular se induce la expresión por el linfocito de otra molécula de
superficie con mayor avidez para B7 que CD28. La nueva unión genera una señal
inhibidora que impide la activación celular. La expresión de CTLA-4 asegura el control
y la regulación de la respuesta. De hecho, los animales CTLA-4 KO presentan una
proliferación masiva de linfocitos y enfermedades autoinmunes lo que nos da una idea
de la importancia de esta molécula en el mantenimiento de la tolerancia periférica.

La muerte celular
Tiene un papel importante en el mantenimiento de la tolerancia, tanto central como
periférica. La unión de la pareja Fas-FasL induce una apoptosis rápida, conocida como
AICD (muerte celular inducida por activación). Hay animales que presentan mutaciones
espontáneas de estos receptores, por lo que no entran en la vía AICD tras la activación y
desarrollan con rapidez enfermedades autoinmunes.

Las células T reguladoras forman parte de la tolerancia periférica.


La tolerancia periférica se mantiene también mediante células T reguladoras, que se
activan en los órganos linfoides 2º (o en los sitios de inflamación) y controlan los
procesos autoinmunes.

Estas células T reguladoras (Treg) son las únicas células CD4+ que expresan niveles
altos de la cadena α (CD25) del receptor para IL-2 y proceden de una subpoblación
tímica que expresa receptores con afinidad media para auto-antígenos; algunas de ellas
regulan de modo positivo la expresión del factor represor de trascripción Foxp-3, lo que
las dirige hacia Treg capaces de inhibir la respuesta frente a los auto-antígenos.

Células Treg naturales (Sakaguchi, 1995)


Representan, aproximadamente, el 10% de las células T circulantes.

El marcador CD25
Además de CD4 y CD25, estas células expresan también moléculas como CTLA-4, el
receptor TNF inducido por glucocorticoides (GITR) y el receptor de quimiocinas CCR4

El marcador Foxp-3
Los ratones Scurfy desarrollan una enfermedad linfo-proliferativa muy parecida a la
enfermedad humana IPEX. Ambas, ligadas al cromosoma X, son consecuencia de la
mutación o falta del gen Foxp-3. El gen codifica para la proteína escurfina, que actúa
como represor de la transcripción y regula la activación de las células T.

Migración y tráfico de las T reguladoras naturales.


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Emigran desde el timo como una población T madura. Sus moléculas de adhesión y
receptores de quimiocinas les permiten alcanzar los OLS y los tejidos inflamados.

Mecanismo de acción
Tras su estimulación, a través del TCR (por antígenos propios o extraños), inhiben la
activación, expansión y producción de citocinas por las células Th1, Th2 y Tc. Detectan
concentraciones mínimas de antígenos (entre 10 y 100 veces menos que las necesarias
para activar a las T CD4+ CD25- de la misma especificidad).

Las CD4+ CD25+ se activan de forma específica por su antígeno pero, una vez
activadas, la acción supresora sobre las Th1, Th2 y Tc es inespecífica.

Entre los mecanismos supresores están:


ƒ Secreción de citocinas supresoras (IL-10 y TGF-b)
ƒ Inducción de señales inhibidoras en las CD4+ y CD8+ por contacto directo
célula-célula (cada vez hay más evidencias de que es el mecanismo básico)
ƒ Inhibición de la capacidad presentadora de las DCs

Células Treg inducibles

Células Tr-1
Proceden de células T vírgenes que adquieren el perfil regulador tras su activación por
las DCs semi-maduras presentes en los OLS, caracterizadas por la baja expresión de
CD40, baja producción de IL-12 y alta producción de IL-10.

Estas DCs semi-maduras son células que emigran desde la periferia sin haber recibido
señales indicativas de un proceso inflamatorio (LPS o TNF-a como 3ª señal) y arriban a
los OLS sin alcanzar la madurez, actuando como Tolerogénicas. En cambio, las que
reciben señales de inflamación en la periferia (a través de sus TLRs o de receptores de
citocinas) maduran y se convierten en DCs activadoras de las CD4+ vírgenes. Un punto
crucial es que estas DCs maduras producen IL-6, que es capaz de bloquear la acción
inhibidora mediada por las células T reguladoras.

Producen, fundamentalmente IL-10, y también TGF-b, e inhiben la activación,


expansión y producción de citocinas por las Th1, Th2 y Tc. Su papel parece ser el
silenciar clones auto-reactivos de la periferia, así como el control de la respuesta inmune
frente a microbios y tumores.

CELULAS Th3
La administración de un antígeno por vía oral o la estimulación in vitro de células T
CD4+CD25- en presencia de TGF-b induce la formación de células T CD4+CD25+
productoras de TGF-b.

Las células Th3 controlan, mediante TGF-b, la respuesta T frente a los componentes de
la flora intestinal. La acción supresora se basa en inhibir la diferenciación de las células
T vírgenes, tanto CD4+ como CD8+, a células efectoras o en suprimir la actividad de
tales células cuando ya se han diferenciado.

TGF-β actúa a nivel molecular inhibiendo la expresión de los factores de trascripción


Gata-3 y T-bet, críticos para la diferenciación de las células T vírgenes a Th2 y Th1,
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respectivamente. También puede ejercer un efecto supresor indirecto por su capacidad


inhibitoria de la funcionalidad de las DCs.

El secuestro antigénico protege de los auto-antígenos (sitios de privilegio inmune)


Además de los mecanismos de tolerancia inmune anteriores, un sistema muy eficaz para
evitar la auto-reactividad es el secuestro o compartimentación de los auto-antígenos. De
este modo, en circunstancias normales, tales antigenos no pueden entrar en contacto con
los linfocitos reactivos y es imposible la reactividad.
Estos sitios de privilegio inmune, caracterizados por aceptar trasplantes alogénicos. son
únicos por dos motivos:
1. La comunicación entre el sitio y el resto del cuerpo es atípica, ya que sus fluidos
extracelulares no pasan por los linfáticos convencionales.
2. En ellos se producen citocinas que afectan al microambiente de la respuesta
inmune. En este aspecto TGF-β parece ser muy importante: los antígenos
mezclados con TGF-β parecen inducir respuestas que no dañan los tejidos, tales
como la Th2.
Ciertas partes del cuerpo, como ojo, cerebro, sistema gastro-intestinal y reproductor,
suprimen la respuesta inmune frente a patógenos. Si se respondiese, los delicados
tejidos del ojo se destruirían por la inflamación y el tracto gastro-intestinal no toleraría
la ingestión de alimento. El mecanismo supresor consiste en la llegada de los antígenos
a los OLS, donde su presentación a los LT, en lugar de inducir su activación, induce su
falta de respuesta (tolerancia).

El caso del ojo.


Hay células presentadoras que contienen una proteína (F4/80) y que trasportan los
antígenos desde el ojo al bazo, donde estimulan la producción de células T reguladoras
que detienen la respuesta inmune, tanto a nivel general como en el sitio de invasión (en
este caso el ojo). En una respuesta efectora se estimulan las células T que desencadenan
el ataque inmune, con inflamación y destrucción de tejidos. En los animales sin F4/80
no hay inmuno-supresión cuando los Ag extraños se presentan en el bazo por estas
CPAs, lo que indica un papel directo para F4/80 en la supresión de la respuesta inmune.

Otra consecuencia del secuestro antigénico es que la falta de contacto con el antígeno
durante el desarrollo de los linfocitos no induce tolerancia frente a el. Si se rompen las
barreras entre antígeno y linfocitos (por inoculación, trauma, etc.) el sistema inmune
responderá. Tras la ruptura de la barrera hemato-encefálica, por ejemplo, puede haber
una reacción inmune frente a componentes del SNC.

EL EJE INMUNO-NEURO-ENDOCRINO

Cuando se profundiza en el estudio del sistema inmune se corre el riesgo de mirar al


organismo como una serie de células linfoides y mieloides que se desplazan dentro de
un gran saco, olvidando que la fisiología de cualquier organismo es un sistema integral.

Influencia neuro-endocrina sobre los procesos inmunes


Las células inmunitarias tienen receptores para una serie de hormonas: corticosteroides,
insulina, hormona del crecimiento, estradiol, testosterona, acetilcolina, endorfinas y
encefalinas, etc. En general:
• glucocorticoides y andrógenos disminuyen la respuesta,
• estrógenos, hormona del crecimiento, tiroxina e insulina la potencian.
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La producción de glucocorticoides es la principal respuesta al estrés, aunque también se


liberan durante la respuesta inmune, actuando como factor limitante a través de un eje
neuro-endocrino. Estos glucocorticoides suprimen la respuesta Th1 y aumentan la Th2,
por lo que las personas con predisposición genética a producir grandes cantidades de
glucocorticoides en situaciones de estrés presentan susceptibilidad alta a la infección
por patógenos intracelulares (pues estos se eliminan por la respuesta Th1).

Se considera a los estrógenos como los responsables principales de que la respuesta sea
mayor en la mujer que en el hombre. Ellas tienen mayores niveles de Ig séricas y de IgA
secretora, más respuesta a antígenos T-independientes, más resistencia a las infecciones
y una resistencia relativa a desarrollar tolerancia T. Son, en cambio, más susceptibles a
los procesos autoinmunes.

Influencia inmune sobre los mecanismos neuroendocrinos.


IL-1 estimula la síntesis de glucocorticoides. También actúa sobre el SNC, donde puede
llegar vehiculada en la sangre o bien producirse localmente; su acción se manifiesta en:

1.- Fiebre. Actúa sobre el centro de regulación térmica del hipotálamo; una temperatura
superior a 38,5ºC:
Aumenta:
• La capacidad microbicida de los PMN,
• La acción antiviral de los IFNs,
• La proliferación linfocitaria,
• La respuesta frente a los antígenos T-dependientes,
• La acción citolítica de los LTc,
• La activación de la vía alternativa del complemento
No afecta:
• A la actividad de los macrófagos (fuente principal de IL-1)
2.- Sueño. Hay una asociación entre la actividad de IL-1 y la inducción de la fase lenta
del sueño.

3.- Regulación. IL-1 actúa sobre el hipotálamo e induce la liberación del Factor
Liberador de Corticotropina (CRF) quien, a su vez, actúa sobre la hipófisis para que
libere la hormona corticotrófica (ACTH); también puede inducir la producción de la
hormona del crecimiento, la luteinizante y la estimuladora del tiroides (TSH).
La acción de IL-1 a nivel del SNC tiene tendencia a disminuir la reactividad del sistema
inmune:
• Menos actividad NK,
• Menos proliferación
• Menos producción de IL-2;
La acción del ACTH sobre las suprarrenales provoca la liberación de corticosteroides
quienes suprimen la producción de IL-1 por los MCFs (regulación negativa). Además
IL-1 induce la producción del factor de crecimiento nerviosa (NGF) por las células de
Schwann y los fibroblastos; bajo la acción de NGF las neuronas producen la sustancia
P, que potencia la producción de IL-1 por los MCFs (regulación positiva).

MEMORIA INMUNE
Memoria T.
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Es consecuencia de la existencia de poblaciones, pequeñas pero persistentes, de células


específicas para los antígenos con los que ha entrado en contacto el sistema inmune del
individuo. Aunque la mayoría de las células de memoria están en estado de reposo, hay
una pequeña proporción de las mismas que están dividiéndose de modo constante.
Las células T vírgenes requieren el contacto con los complejos CMH-péptido propio
para su supervivencia a largo plazo en la periferia, pero las T memoria sobreviven
gracias a IL-7 e IL-15, aunque para un funcionalismo óptimo también parecen necesitar
el contacto con los complejos CMH-péptido propio.
Tras el contacto de una T virgen con su antígeno se produce un gran número de células
de memoria, que luego decrecen y se estabilizan en una cantidad 100-1000 veces mayor
que se mantiene durante toda la vida.
Las células T de memoria en reposos se caracterizan por presentar la proteína de
superficie CD45RO y, tras su activación, dan lugar a dos tipos celulares:

a) Las que maduran con rapidez a células T efectoras y secretan grandes cantidades de
IFN-γ, IL-4 e IL-5; expresan los receptores para quimiocinas inflamatorias CCR3 y
CCR5, por lo que migran a los tejidos inflamados
b) Las que expresan el receptor de quimiocinas CCR7 y permanecen recirculando por
los órganos linfoides secundarios

Memoria B
Las células B de memoria abundan 100 veces más que las B vírgenes específicas para el
mismo antígeno y los anticuerpos que producen son de mayor afinidad. Estas células de
memoria ya han sufrido el cambio de clase y expresan una concentración mayor de
moléculas Clase II y coestimuladoras, por lo que el procesamiento antigénico es más
rápido y eficiente.
A diferencia de lo que ocurre con las células T de memoria (que pueden emigrar a los
tejidos inflamados debido a que han cambiado los receptores de quimiocinas), las B de
memoria siguen circulando a través de los órganos linfoides secundarios, especialmente
por los folículos de los ganglios linfáticos, bazo y placas de Peyer.
Como ocurría en la respuesta primaria, hay una proliferación abundante de células T y
B en la interfase entre las zonas T y B-dependientes, con una amplia producción de
células plasmáticas productoras de IgG. Algunas de estas células B no completan la
diferenciación terminal y migran al folículo, donde constituyen las células B del centro
germinal. Allí entran en una segunda fase de proliferación antes de dar lugar a la
formación de células de memoria y nuevas células productoras de anticuerpos.

El pecado antigénico original


Una persona que se infecte varias veces con el virus del sarampión solo produce
anticuerpos frente a los epitopos de la variante original. Los anticuerpos existentes
inhiben la respuesta de las células B vírgenes específicas para los nuevos epitopos. Este
supone una ventaja, pues el hospedador solo usa las células B que pueden responder
más rápida y eficazmente al virus. La única forma de romper esta dinámica es que la
persona se exponga a una variante del virus que carezca de todos los epitopos de la cepa
original, pues no hay anticuerpos que puedan neutralizar al virus que quedará libre para
que las células B vírgenes específicas puedan responder frente a el.
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FYTI TEMA 18. SISTEMA INMUNE REGIONAL

INMUNIDAD ASOCIADA A LAS MUCOSAS

Aunque las IgA solo representan entre el 10 y 20% de las Igs del suero,
suponen el 60-70% de todas las Igs producidas cada día por las personas
normales y sanas. La mayoría de las IgA se secreta, atravesando células
epiteliales especializadas, a las superficies mucosas. En los grandes epitelios
mucosos de
• Tubo gastrointestinal
• Aparato respiratorio
• Aparato lacrimal
• Aparato genitourinario

así como en las secreciones:


• Lágrimas
• Saliva
• Leche materna
• Algunas secreciones urogenitales

hay grandes cantidades de IgA.


La parte del sistema inmune asociado a las superficies mucosas se define con
frecuencia como una parte separada e independiente del resto del sistema
inmunitario y se conoce como MALT (mucosa-associated lymphoid tissue),
mientras que el sistema inmune que actúa en los tejidos no mucosos se
denomina sistema periférico.
Los MALT tienen estructuras linfoides secundarias que son folículos linfáticos
similares a los que hay en los ganglios linfáticos o en el bazo del sistema
periférico; estas estructuras se encuentran en las amígdalas de la faringe y las
Placas de Peyer del intestino delgado. Aunque ambos sistemas tienen grandes
diferencias no están totalmente aislados y pueden interactuar e influirse
mutuamente.

Para explicar las características del sistema inmune asociado a las mucosas
(MALT) se describe a continuación, como ejemplo, la parte que está asociada
de forma permanente al tracto gastro intestinal (GI)

El sistema inmune del tracto GI contiene dos zonas diferentes:


epitelio intestinal: además de las células epiteliales (con sus funciones
características) hay Células M, (especializadas en capturar antígenos de la luz
intestinal) y linfocitos intra-epiteliales (IEL)
lámina propia: Está debajo del epitelio y en ella se sitúan las Placas de séller y
una amplia representación de linfocitos B y T, así como células dendríticas,
macrófagos y otros leucocitos.

Tejido epitelial
Contiene las células que realizan la mayor parte de la toma de contacto con los
antígenos procedentes de la luz intestinal. Las células epiteliales no solo
expresan moléculas de clase I, sino también de clase II y Ib y pueden ingerir,
procesar y presentar las moléculas procedentes de la luz intestinal a las células
T IEL (intraepiteliales) que están diseminados entre ellas. Además de esta
presentación antigénica las células epiteliales secretan citocinas como:

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• IL-7, que favorecen el desarrollo de los IEL


• TGF-β e IL-10, que inhiben las respuestas celulares inflamatorias

Los IEL tienen una variedad limitada de TCRs y 2/3 partes de ellos expresan la
molécula CD8. Alrededor del 10% de estas células son Tγδ mientras que el
resto es Tαβ que, además, presentan un fenotipo poco corriente.

Entre los IEL Tαβ solo una pequeña proporción es “típica” mientras que la
mayoría presentan características atípicas o poco corrientes y parecen tener
propiedades distintas:
• IEL Tαβ cuya molécula de CD8 está compuesta por dos cadenas α en
lugar de por una α y otra β (fenotipo TCRαβ; CD8αα)
• IEL citolíticos naturales (células NKT), que expresan tanto el TCRαβ
como receptores NK (p.e. NKG2D)
La labor conjunta de estos IEL contribuye a la eliminación de células infectadas
y al comienzo de la cicatrización.

• Algunos linfocitos T (tanto Tαβ como Tγδ) con CD8αα reconocen una
molécula indicadora de estrés (TL en el ratón y por identificar en
humanos) que se expresa sobre células infectadas o dañadas. El
reconocimiento del ligando lleva al aumento de producción de citocinas
por parte de la célula T pero no aumenta su actividad citolítica.
• Los linfocitos Tαβ CD8αα pueden reconocer a unas moléculas de estrés
(en humanos HLA-G) que se expresan sobre células infectadas o
dañadas. El resultado de la unión es la destrucción de la célula alterada.
• Los linfocitos Tγδ;CD8αβ parecen reconocer glucolípidos o lipo-
polisacáridos presentados por CD1c (una molécula similar a las de clase
I e implicada en la presentación de fragmentos de moléculas no
proteicas por parte de un gran numero de células, entre ellas las del
epitelio intestinal).
• Los linfocitos NKT utilizan a el receptor NKG2D para reconocer a las
moléculas de estrés MICA y MICB y destruir a células con estrés o
alteradas y que expresan de forma simultánea niveles muy bajos de
moléculas Clase I. Tras la activación, las NKT infiltradas entre los IEL
comienzan a secretar IL-4 y otras citocinas.

Los IEL actúan en la frontera del epitelio para eliminar las células infectadas o
dañadas, con lo que contribuyen a la reparación del epitelio intestinal. Las IL-4,
IL-10 y TNFα producidas por las NKT y las células del epitelio intestinal crean
un microambiente en la superficie epitelial que inhibe el desarrollo de las
respuestas inmunes inflamatorias.

• Las células M del epitelio intestinal proceden de células que migran


desde las criptas del intestino delgado. Estas células, que se localizan
sobre las Placas de Peyer, presentan formas irregulares, con recovecos
e invaginaciones que permiten a las DCs y linfocitos que están por
encima de la lámina propia se aproximen a la superficie luminar de la
célula M. Estas células M endocitan productos procedentes de la luz
intestinal (cara apical) y los transportan a la cara baso-lateral de la

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célula, donde los pueden capturar las DCs y linfocitos que estaba
“esperando”. Hay cierta controversia respecto a si las células M pueden
procesar y presentar los antígenos que transportan pero las DCs que
captan a estos antígenos “transportados” realizan esta función con gran
eficiencia.

Lámina propia
Esta lámina propia, comparada con el tejido epitelial, es un oasis de
“normalidad” ya que contiene linfocitos Tαβ convencionales (la mayoría CD4+),
DCs, LB, células plasmáticas y fagocitos. Las DCs ingieren los productos
transportados por las células M que, tras su procesamiento, se presentan a los
linfocitos T. Pero las DCs de la lámina propia también pueden extender
proyecciones de su citoplasma entre las células epiteliales y capturar
directamente los productos de la luz intestinal. Además, en la lámina propia y
por debajo de las células M se encuentran las Placas de Peyer, donde CPAs,
LT y LB están expuestas al antígeno e interaccionan unas con otras.

Las DCs migran desde la lámina propia a los ganglios linfáticos (normalmente
los mesentéricos) donde activan a los linfocitos T y les “informan” de su
procedencia (por medios todavía desconocidos) para que los LT efectores se
dirijan hacia la lámina propia. Los LT y las CPAs pueden participar en las
Placas de Peyer y GL mesentéricos en la activación de los linfocitos B. Igual
que ocurría con los LT, los LB y las células plasmáticas alcanzan la lámina
propia (generalmente a través de la circulación periférica). Los linfocitos B que
pasan por las placas de Peyer son “inducidos” a producir IgA y las células
plasmáticas productoras de IgA se trasladan a las criptas, entre las micro-
vellosidades, donde secretan IgA dimérica que se transporta a través de
células epiteliales especializadas para pasar al glucocaliz que recubre el
epitelio intestinal.

Mecanismos de la inmunidad de las mucosas.


Igual que ocurre con la inmunidad periférica, la inmunidad de las mucosas usan
moléculas de adhesión y quimiotácticas para dirigir el movimiento de las células
hacia la lámina propia y el epitelio intestinal.

Por ejemplo: los linfocitos T migran a los tejidos mucosos usando a L-selectina
y a la integrina α4β7 para detectar a MadCam-1 en las células del endotelio
vascular de los MALT. La unión con MadCam-1 facilita la extravasación de los
LT a los tejidos mucosos. Una vez en el tejido mucoso del tacto GI los LT usan
los receptores de quimiocinas CCR9 y CCR10 para detectar a las quimiocinas
CCL25 y CCL28, producidas por los epitelios de los intestinos grueso y
delgado, respectivamente. Finalmente, utilizan la integrina αEβ7 para detectar y
unirse a la E-cadherina del epitelio vascular del intestino delgado. Los linfocitos
T y B activados en el entorno de las mucosas, aunque puedan volver a circular
por el cuerpo, tienden a volver a los tejidos mucosos.

El medio mucoso suele tener carácter no inflamatorio y ha desarrollado


mecanismos que previenen la aparición de respuestas inflamatorias,
especialmente las celulares. La respuesta inflamatoria podría ser
contraproducente en el medio intestinal, donde el sistema inmune asociado a

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las mucosas está continuamente expuesto a grandes cantidades de antígenos


extraños procedentes de la alimentación. Para responder de forma adecuada y
constante habría que producir una inflamación crónica (permanente e intensa)
que dañaría y destruiría el epitelio intestinal. Por lo tanto, la presencia de un
medio “Th2” no inflamatorio (como demuestra el predominio de IgA sobre igG y
la presencia de citocinas tales como IL-4, TGF-β e IL-10) contrasta con lo que
ocurre en la respuesta periférica. De esta forma se crea un entorno donde la
tolerancia hacia los antígenos externos es la norma y no la excepción.

Aunque podría parecer que los sistemas periférico y mucoso trabajan de forma
independiente, en realizad no está aislados el uno del otro y las células circulan
por uno y otro, o viceversa. De hecho, un antígeno que debería de ser
inmunogénico en los tejidos parenterales podría dejar de serlo si se administra
por vía oral, de forma que su primer contacto con el sistema inmune fuera a
través de las mucosas; es lo que se conoce como Tolerancia oral.

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TEMA 18-19
RESPUESTA INMUNE REGIONAL
EVOLUCION DE LOS ANTICUERPOS SEGÚN LA EDAD
LA INMUNOSENESCENCIA

RESPUESTA INMUNE EN LAS MUCOSAS

El sistema inmune de las mucosas, es el más complejo del organismo, desde el punto de vista
de las células que lo componen El de la mucosa intestinal tiene que responder frente a los
patógenos que penetran (o intentan penetrar) y, a la vez, no responder (tolerar) frente a los
antígenos alimentarios y a los de las bacterias comensales.

Los animales criados en ausencia de gérmenes (axénicos) tienen intestinos con estructuras
linfoides poco desarrolladas y tasas de linfocitos en mucosas disminuidas. Hace falta el
estímulo antigénico de la flora para el desarrollo inmune de la mucosa.

BARRERA INTESTINAL E INMUNIDAD INNATA

El epitelio colabora de forma crítica en la inmunidad innata de las mucosas, mediante:


Una función de barrera, que reduce el ingreso de antígenos desde la luz intestinal
Una función secretora de sustancias que aumentan la resistencia a la invasión de la
mucosa por parte de los patógenos: estas sustancias pueden ser constitutivas o inducidas por el
reconocimiento de PAMPs microbianos por los PRRs que hay en las células del epitelio. Entre
ellas hay citocinas, quimiocinas, glucoproteínas, defensinas, lisozima (Células de Paneth),
lactoferrina, etc.

La gruesa capa de mucus impide el contacto directo de los microorganismos con las
células epiteliales. Además, el borde apical del enterocito tiene microvellosidades (borde
en cepillo) recubiertas por un glucocaliz que actúa como barrera física y biológica.

INMUNIDAD ADAPTATIVA EN LAS MUCOSAS

El tejido linfoide asociado a las mucosas

Las mucosas que recubren digestivo, respiratorio y urogenital tienen una superficie
2
combinada de unos 400 m y son el sitio de entrada de la mayoría de los patógenos. Esta gran
superficie basa su defensa en el MALT (Tejido Linfoide Asociado a Mucosas). Estos tejidos
varían mucho en su estructura, que va desde grupos laxos y apenas organizados de células
linfoides en la lámina propia de las vellosidades intestinales hasta estructuras muy
organizadas, como amígdalas , apéndice y las Placas de Peyer que se encuentran en la capa
submucosa del revestimiento intestinal.

La importancia del MALT en la defensa del cuerpo se comprueba por su población


considerable de células plasmáticas productoras de anticuerpos, cuya cifra excede en mucho
al sumatorio de plasmocitos de bazo, ganglios linfáticos y médula ósea.

A pesar de todas las barreras hay un paso continuo de antígenos a través del epitelio, lo que
supone un flujo de información permanente para el sistema inmune desde el medio externo.
En las mucosas hay que diferenciar:
Los sitios inductores de la respuesta adaptativa. Entre ellos están las Placas de Peyer
(estructura con 30- 40 folículos linfoides, situados en submucosa y lámina propia, coronada por
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una célula M) y los ganglios linfáticos mesentéricos (que recogen la linfa del tejido intestinal)
donde se generan las células efectoras.
Los sitios efectores de la respuesta adaptativa, son aquellos a los que se dirigen las
células efectoras para participar en respuestas producidas en sitios distantes, tales como la
lámina propia del intestino, el tracto respiratorio, lágrimas, saliva y glándulas mamarias.

Es decir, que las estructuras del tejido linfoide asociado a las mucosas (MALT) están
vinculadas entre si merced a la recirculación celular entre los distintos sitios y funcionan como
una unidad integrada.

Localización de las células linfoides en la mucosa

Las células linfoides están en distintas localizaciones del tejido:


La capa epitelial mucosal externa contiene, entre las células epiteliales especializadas
(enterocitos) a los llamados linfocitos intraepiteliales (IEL), cuya mayoría expresa TCRγδ; la
situación de estos IEL es óptima, pero presentan poca diversidad de receptor y todavía se
desconoce en parte su función real.
La lámina propia, que está debajo de la capa epitelial, contiene gran cantidad de células
B, células plasmáticas, macrófagos y células Th activadas en grupos laxos. Los cortes
histológicos revelan más de 15.000 folículos linfoides en la lámina propia intestinal de un niño
sano.
La capa submucosa, situada debajo de la lámina propia contiene Placas de Peyer, que
son nódulos de 30-40 folículos linfoides, que pueden convertirse en folículos secundarios con
centros germinales. El tejido linfoide en las placas de Peyer está muy relacionado con el
epitelio que lo separa de la luz intestinal y forma una unidad integrada llamada FAE (Epitelio
Asociado al Folículo) en la que el elemento distintivo es la célula M.

El comienzo de la respuesta adaptativa

La respuesta efectora
La mucosa mejor estudiada es la que recubre el tubo digestivo. Tiene la capacidad (como
también ocurre en las mucosas respiratoria y urogenital) de capturar antígenos de la cavidad
(luz intestinal) por endocitosis. La respuesta inmune a estos antígenos lleva a la formación de
anticuerpos que pasan a la luz intestinal para combatir in situ a los patógenos invasores.

La respuesta de anticuerpos
Las células M se sitúan en los llamados sitios inductivos (sitios pequeños en la membrana
mucosa, situados sobre los folículos linfoides organizados) y los antígenos transportados por
las células M pueden activar a células B dentro de esos folículos linfoides. Las células B
activadas se diferencian a células plasmáticas que abandonan los folículos y secretan
anticuerpos de la clase IgA. Estos se movilizan seguidamente a través de las células
epiteliales y pasan a la zona luminal en forma de IgA-secretora, donde pueden interaccionar
con el antígeno.
La IgA es la mayoritaria en las secreciones y alcanza un 80% en lágrimas, saliva, calostro,
leche y secreciones nasal e intestinal. Más del 90% de esta igA se presenta en forma de
dímero, asociado a la cadena J y a un componente secretor procedente del receptor Poli-Ig.
Esta IgA secretora tiene una función neutralizante.

Células de los sitios efectores


En los sitios efectores hay una colección de plasmocitos productores de IgA, células T efectoras
(Th1 y Th2), células T CD8+ citotóxicas, macrófagos y NK, situadas de forma difusa en la
lámina propia del intestino.
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Las células T y B efectoras usan moléculas de adhesión y quimiocinas para volver a las
mucosas
Piel y mucosa intestinal están expuestas de forma continua al entorno y son los sitios ideales
para la penetración de patógenos. Los linfocitos efectores producidos en respuesta a infecciones
en estos sitios expresan patrones de moléculas de adhesión y receptores de quimiocinas que
garantizan su tropismo hacia ellos. Por ejemplo, los linfocitos T efectores con tropismo por la
mucosa intestinal expresan la Integrina α4/β7, que reconocerá al MadCAM-1 expresado sobre
las células del endotelio vascular. Otras combinaciones de moléculas de adhesión y receptores
de quimiocinas son las responsables de regular el tropismo de los linfocitos efectores a otros
epitelios mucosos.

El sitio en el que se realiza la activación linfocitaria determina el patrón de expresión de los


receptores de albergue y, como consecuencia, dirige a las células efectoras al lugar donde
encontrar a su antígeno específico en los tejidos periféricos

La activación de los linfocitos T en los Ganglios Linfáticos Mesentéricos y en las Placas de


Peyer induce la expresión de receptores de albergue intestinal en las células efectoras (pero no
se expresa las mismas moléculas cuando las células T efectoras se activan en ganglios cutáneos
o en el bazo). Estas células efectoras pasan a la circulación y vuelven, en función de las
moléculas de albergue que expresan y los receptores de quimiocinas al tejido intestinal

Los linfocitos B.
El reclutamiento de los LB involucra a los mismos receptores de albergue que los de los LT.
Los LB vírgenes que contactan con el antígeno aumentan la expresión del receptor CCR7,
receptor que los dirige hacia el área T del ganglio (que es donde se están produciendo sus
ligandos) y contactan con los LTh2 específicos para ese antígeno. Durante la respuesta se
producen en el centro germinal la hipermutación somática y el Cambio de Clase. Los
plasmoblastos no tienen receptores para las quimiocinas propias de los OLS, por lo que se
facilita su salida de los mismos y la llegada a la circulación. Una fracción importante emigra a
la médula ósea, atraídos por la quimiocina CXCL 12, que producen las células estromales, y se
transforman en plasmocitos productores de anticuerpos Pero una proporción alta de los LB
activados en los tejidos linfoides asociados a las mucosas sufren el cambio de isotipo a IgA y
los plasmoblastos generados migran preferentemente a los tejidos mucosos. La localización del
tejido linfoide en el que se produjo la inducción es la que condiciona el reclutamiento hacia una
mucosa determinada; p.e., la inmunización oral conduce a la producción de IgA específica
tanto en la mucosa intestinal como en las glándulas salivares, glándulas mamarias y mucosa
pulmonar, mientras que la inmunización intranasal lleva a una producción de IgA restringida a
las mucosas del tracto respiratorio, digestivo superior y tracto urogenital.

La diferencia migratoria hay que buscarla en la expresión diferencial por los plasmoblastos
de ciertos receptores de quimiocinas y de integrinas que reconocerán a sus ligandos en unos
tejidos, pero no en otros.
Participación de los linfocitos B1

Gran parte de la IgAs que hay en las mucosas es el resultado de la activación de las células
peritoneales B1 por las bacterias comensales. Estas B1 migran al ganglio linfático regional
donde proliferan y se diferencian a plasmocitos que se dirigen al tejido linfoide asociado a las
mucosas (p.e. lámina propia del intestinos) donde secretan grandes cantidades de IgAs. En caso
de infección por las bacterias comensales no aparece IgA sérica específica sino IgG específica
producida por las células B2. La conclusión es que la IgAs de las mucosas, producida por las
B1, tiene un papel relevante en la defensa de las mismas impidiendo la penetración de bacterias
comensales.
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Algunos patógenos penetran a través de la mucosa

Las células epiteliales de la mucosa están adheridas entre si por unas uniones apretadas, que
dificultan el paso de los agentes patógenos. Hay algunas bacterias y virus que han aprovechado
las células M como vía de entrada a través de barrera mucosa:
En algunos casos la célula M internaliza al patógeno y lo transporta a la bolsa
En otros casos el patógeno se une a la célula M y la altera, lo que hace posible su

penetración. Entre los patógenos que usan estas vías están las cepas invasoras de
Salmonella, Shigella, Vibrio cholerae y el virus de la poliomielitis.

Inducción de tolerancia
El sistema inmune del intestino no solo tiene que prevenir la entrada de patógenos y
comensales, sino que está en contacto permanente con antígenos extraños procedentes de los
alimentos. Pero estos antígenos no provocan la respuesta del sistema sino que, por el contrario,
inducen una respuesta dirigida a la tolerancia. En el proceso intervienen las células Treg y,
especialmente, las Th3, que producen el inmuno-modulador TGF-b que impide la estimulación
y respuesta de las células T convencionales.

A modo de resumen
Las mucosas tienen sitios inductivos, en los que se produce la estimulación de los linfocitos por
los antígenos locales. Estos linfocitos, así como las DCs, van a los folículos linfoides asociados
a la mucosa o a los ganglios linfáticos mesentéricos, donde interaccionan y se producen las
células efectoras. Las células efectoras T pasan por la linfa a la circulación sanguínea y, en
función de las moléculas de adhesión que expresan, se reclutan para los distintos tejidos
mucosos. Algo similar ocurre con las células B, pero estas se desplazan en la forma de
plasmoblastos y plasmocitos productores de anticuerpos antes de llegar a los sitios efectores de
las distintas mucosas. La inducción se produce en una mucosa y la función efectora se
manifiesta a nivel de muchas mucosas.
ANTICUERPOS Y EDAD

La tasa de las distintas clases de anticuerpos se manifiesta, sobre todo, durante el


periodo fetal y los primeros años de la vida, alcanzándose la madurez del sistema
inmunitario hacia el final de la segunda infancia (8-10 años).

Durante el comienzo de la vida fetal el sistema inmunitario del feto está formándose, por lo que
su defensa inmune humoral depende de los anticuerpos que le transfiere la madre. El feto está
aislado del resto del organismo materno por la placenta y las células de la misma presentan una
serie de características especiales, orientadas muchas de ellas a evitar el rechazo del feto (a fin
de cuentas, la “mitad” del mismo es un aloinjerto con moléculas CMH distintas), Una de las
características es la de presentar un receptor especial llamado IgnR, que captura la IgG en la
superficie de las células placentarias y, mediante un sistema de transporte activo, la deposita en
el interior. La mayoría, si no toda, la IgG fetal procede de la madre. Hacia la semana 20 de la
gestación el sistema inmune del feto comienza a producir IgM en pequeñas cantidades que
representan, en el momento del nacimiento, menos del 20% de la cifra del adulto. La
producción de IgG también comienza hacia la semana 24, pero las cantidades de este
anticuerpo son mínimas, representando, en el momento del nacimiento, menos del 5% del valor
normal del adulto. En cuanto a la IgA comienza a producirse después del nacimiento. El
resultado es que el niño, en el momento del nacimiento, depende prácticamente de los
anticuerpos transferidos por la madre a través de la placenta y a partir de ese momento, de los
pocos que produce y d los aportados nuevamente por la madre a través de la lactancia. El
intestino del recién nacido tiene unos receptores similares a los IgnR placentarios, encargados
de capturar a los anticuerpos IgG y llevarlos a través de la mucosa hasta la circulación. La
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protección materna cubre al recién nacido durante los primeros meses de su vida, mientras su
sistema inmune va madurando rápidamente. Al año de vida las tasas de producción de
anticuerpos IgM, IgG e IgA se sitúa entre el 60 y el 80% de la del adulto.

INMUNOSENESCENCIA

Si el problema del recién nacido era la falta de elementos defensivos (como los
anticuerpos) el del anciano es el cambio o remodelación de sus sistema inmunitario. La
inmunidad innata se mantiene muy bien con el avance de la edad, siendo la adaptativa la
que presenta los cambios.

Inmunidad adaptativa celular


El primer cambio que se observa es la involución del timo, que comienza muy pronto en la vida
(segunda década) y parece completarse a finales de la quinta década. Como consecuencia hay
una disminución gradual de su peso, lo que se debe a distintas causas, como:
Menor migración de precursores desde la médula ósea
Menor diferenciación de estos precursores en la glándula
Disminución progresiva de reordenamiento génico a nivel de la cadena beta del TCR
Disminución de la producción de citocinas estimuladoras de la proliferación, como IL-7

A pesar de todos estos cambios la cifra de linfocitos T periféricos no disminuye con la edad, lo
que puede deberse a la existencia de clones de vida larga y la auto-perpetuación en la periferia a
causa de los estímulos antigénicos locales. De todos modos, la respuesta a antígenos nuevos
depende de la producción de células vírgenes por parte del timo y es, precisamente, esta
característica la que va disminuyendo. Con la edad hay un aumento de células de memoria y
una disminución paralela de células vírgenes, así como una disminución del número de células
Tgd circulantes. Los cambios también se reflejan en el perfil de citocinas, ya que las células
vírgenes producen un perfil tipo 1 (IL-2, IFN-g) mientras que las células de memoria producen
más bien un perfil tipo 2 (IL-4 e IL-6). También se afectan por el envejecimiento las moléculas
coestimuladoras, tal como ocurre con LFA-1 que no es capaz de realizar el cambio
conformacional que la llevaría a la forma de alta avidez durante la cooperación T/B. La
disminución de la respuesta a los antígenos comunes en las pruebas cutáneas de
hipersensibilidad retardada (DTH) es un indicador de la disminución funcional de la rama
celular de la inmunidad y la falta de respuesta (anergia) es un indicador de mortandad próxima.

Inmunidad adaptativa humoral

Durante la vejez también disminuye la producción de linfocitos B, debido a una disminución en


los linfocitos Pre-B de la médula ósea, que presentan una alta susceptibilidad a la apoptosis. La
diversidad del repertorio depende de la producción de células vírgenes en la médula ósea, por
lo que la disminución de l a producción se refleja en la diversidad. El número de células B
periféricas se mantiene, lo que se debe seguramente al aumento de células de memoria de vida
larga y a la auto-renovación local antígeno-dependiente. Lo que aumenta es el número relativo
de linfocitos B1 (CD5+), que son los encargados de producir los anticuerpos naturales y el
resultado es el aumento de los autoanticuerpos que se produce en el anciano. Como la respuesta
T a nuevos antígenos está disminuida la respuesta d anticuerpos T-dependiente también lo
estará; la importancia de esto se manifiesta en la respuesta a las vacunas durante la tercera edad.
Aunque los niveles de Ig no disminuyen si lo hace la afinidad de estos anticuerpos, junto con
los diferentes procesos de los centros germinales (expansión clonal, hipermutación somática,
cambio de clase), lo que se refleja en una marcada reducción del tamaño de los centros
germinales.
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Inmunodisfunciones

TEMA 20. INMUNODISFUNCIONES


AUTOINMUNIDAD
HIPERSENSIBILIDAD

El sistema inmunitario tiene que mantener un difícil equilibrio entre una respuesta
potente y eficaz frente a los patógenos y la tolerancia frente a los antígenos propios y a
los antígenos ambientales no perjudiciales. Si se rompe el equilibrio en contra de la
tolerancia la consecuencia es la aparición de patología.

La respuesta frente a los antígenos propios da lugar a las patologías conocidas como
Enfermedades Autoinmunes, mientras que las respuestas (por falta de regulación)
frente a antígenos foráneos provoca las patologías conocidas como
Hipersensibilidades.

Las reacciones de hipersensibilidad provocan el daño al tejido usando los mismos


mecanismos efectores que se usan en la respuesta frente a los patógenos.

Las Hipersensibilidades se clasificaron se clasificaron, teniendo en cuenta el mecanismo


inmunitario y su etiopatogenia, por Gell y Coombs en:

LA HIPERSENSIBILIDAD TIPO I
Está mediada por IgE, que se produce como consecuencia de la producción de células
efectoras Th2 en respuesta a antígenos que, con la debida tolerancia, son inofensivos.

Los sujetos Atópicos son aquellos con predisposición a producir IgE en respuesta a
antígenos ambientales. El término viene del griego “atopos”, que quiere decir “fuera de
lugar” y estos individuos presentan, con frecuencia, una o más enfermedades de esta
naturaleza.

Los antígenos ambientales que selectivamente evocan una respuesta efectora de tipo
Th2, con producción de IgE, se denominan Alergenos y presentan, con frecuencia, las
siguientes propiedades:

• Proteínas de Pm bajo, solubilidad y estabilidad alta, capaces de desencadenar


reacciones de hipersensibilidad Tipo I, incluso a concentraciones bajas.

Todos estamos expuestos permanentemente a estos alergenos y la gran mayoría


respondemos produciendo cantidades bajas de anticuerpos IgG1 e IgG4 (respuesta
efectora Th1). Por el contrario, los atópicos responden produciendo niveles altos de
anticuerpos específicos de la Clase IgE. Estos sujetos suelen reaccionar positivamente
frente a ciertos extractos de alergenos usados en las pruebas diagnósticas.

Los procesos alérgicos son procesos inflamatorios

La llegada del alergeno pone en marcha la respuesta con la colaboración B/T a expensas
de las Th2 en un microambiente dominado por IL-4 e IL-5, que dirigen el cambio de
clase a IgE y la eosinofilia respectivamente. La IgE se une por el fragmento Fc a los
receptores específicos (FceR) que hay sobre mastocitos y basófilos. Una vez que
empieza, la síntesis de IgE persiste meses (incluso años), por lo que mastocitos y
basófilos están preparados (sensibilizados) para reaccionar rápidamente cuando se
produzca el próximo contacto con el alergeno.

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Inmunodisfunciones

En la siguiente penetración el alergeno se une a la IgE ligada sobre los mastocitos, lo


que provoca el entrecruzamiento de los receptores, la activación y la degranulación, con
liberación de los mediadores preformados que hay en las granulaciones (sobre todo
Histamina) y los de nueva síntesis, entre los que están: factor de agregación plaquetaria
(PAF), prostaglandinas (PG) y leucotrienos (L). Es la liberación brusca y masiva de
mediadores la que provoca la inflamación responsable de la reacción alérgica aguda.

La prevalencia de respuesta Th2 en los atópicos se asocia a defectos en la actividad


supresora de las células T reguladoras (Treg). Los pacientes que carecen de Treg
naturales, debido a mutaciones en Foxp-3, desarrollan un eczema severo, niveles muy
altos de IgE, eosinofilia y alergias alimentarias. Las células Th3 (productoras de TGF-
b), y también las Tr1, (IL-10), reducen eficazmente la hiper-reactividad bronquial.

HIPERSENSIBILIDAD TIPO II

Están mediada fundamentalmente por IgG (aunque también intervienen Acs IgM), que
reconocen antígenos sobre la superficie celular o en la matriz extracelular. La unión de
los anticuerpos específicos “marcan” a estas células como blancos de la activación del
complemento. Dentro de este grupo de reacciones están las:
• Reacciones trasfusionales
• Anemia hemolítica del recién nacido (incompatibilidad Rh)
• Anemias hemolíticas autoinmunes

Sistema ABO de grupos sanguíneos


Los hematíes tienen antígenos hidrocarbonados en su superficie, que proceden de una
estructura básica común, llamada Sustancia H (propia del grupo O) a la que se puede
añadir una N-acetil-galactosamina (grupo A) o una Galactosa (grupo B), o ambos
azúcares (grupo AB). El hecho de que los sujetos del grupo A tengan anticuerpos anti-
B, los del grupo B tengan anticuerpos anti-A, los del grupo O tengan ambos tipos de
anticuerpos y los del Grupo AB no tengan ningún anticuerpo, depende de un proceso de
reacción cruzada entre antígenos compartidos por las bacteria Gram - de la flora
intestinal y los GR. Un individuo del grupo A se hace tolerante, durante la educación
tímica, a los antígenos A pero no a los B y estos estimularán la formación de
anticuerpos (Isohemaglutininas, de la clase IgM).

Incompatibilidad Rh (Rhesus)
Depende fundamentalmente del llamado antígeno D. Una madre RhD- puede fácilmente
sensibilizarse por los GR de su niño RhD+ durante el parto, pues las hemorragias de la
placenta pueden transferir muchos GR del niño a la madre. Los anticuerpos que se
forman (preferentemente IgG) son capaces de atravesar la placenta en otro embarazo
subsiguiente y unirse a los GR fetales, opsonizándolos y llevándolos a la destrucción, lo
que provoca la enfermedad hemolítica del recién nacido. Las madres RhD- se tratan
profilácticamente con IgG-anti-D inmediatamente después del primer parto, lo que
reduce mucho los riesgos de sensibilización.

HIPERSENSIBILIDAD TIPO III

La razón del comportamiento de los IC in vivo no depende solo de las cantidades


absolutas de antígeno y anticuerpos sino, sobre todo, de sus proporciones relativas:
entre exceso de anticuerpos y exceso débil de antígeno los IC precipitan rápidamente y
tienden a localizarse en el sitio de penetración del antígeno, mientras que entre exceso

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Inmunodisfunciones

medio y alto de antígeno se forman IC solubles. La lesión tisular se caracteriza por la


aparición de necrosis con infiltrado celular de neutrófilos

La fijación del complemento inhibe la precipitación de IC por unión covalente de C3b a


los mismos, lo que impide las interacciones Fc-Fc que se requieren para la formación de
grandes agregados insolubles. Estos pequeños IC que contienen C3b se aclaran a través
de los glóbulos rojos (Ver “propiedades del Complemento” en el Tema correspondiente)

Entre las enfermedades por IC destacan la glomérulonefritis post-estreptocócica, el


Lupus eritematoso sistémico, las vasculitis agudas, etc. El Lupus eritematosos sistémico
es una enfermedad autoinmune en la que se producen auto-anticuerpos frente al DNA o
nucleoproteínas propias y su depósito como IC provoca glomérulonefritis y artritis.

HIPERSENSIBILIDAD TIPO IV

Esta hipersensibilidad se encuentra en muchas reacciones alérgicas a bacterias, virus,


hongos y parásitos, en las dermatitis de contacto frente a ciertas sustancias químicas, y
en el rechazo de tejidos transplantados.

El ejemplo más conocido es la reacción de Mantoux que se produce cuando se inyecta


tuberculina en la piel de un sujeto en el que la infección previa con el bacilo tuberculoso
ha inducido un estado de inmunidad mediada por células (IMC). La reacción se
caracteriza por eritema e induración que aparecen al cabo de varias horas (retardada) y
alcanza el máximo a las 24-48 horas.

Las lesiones resultan de la interacción “exagerada” entre el antígeno y el mecanismo


normal de la IMC. Tras los primeros contactos, las células T de memoria reconocen al
antígeno cuando entra otra vez y, si son Th1, liberan citocinas que atraen y activan a los
macrófagos y también ayudan a los precursores T CD8+ citotóxicos para transformarse
en células asesinas y colaborar al daño tisular. La continuidad de la hipersensibilidad
retardada por antígenos persistentes da lugar a la formación de granulomas.

La hipersensibilidad de contacto: dermatitis por contacto


Es un ejemplo clásico de hipersensibilidad Tipo IV. La sensibilización empieza cuando
un hapteno o el antígeno penetran en la piel la primera vez. Se capturan por las células
de Langerhans y se presentan a las T vírgenes en el ganglio regional, lo que produce
linfocitos T efectores. En un 2º contacto los linfocitos T de memoria van rápidamente
hacia el sitio de contacto en la piel, reconocen al antígeno y desencadenan una respuesta
inflamatoria con participación de los macrófagos.

Se llaman dermatitis por contacto por desencadenarse al entra la piel (por contacto) las
sustancias desencadenantes. Entre ellas están: componentes de tintes de pelo, joyas,
cosméticos, calzados, venenos y vegetales. A menudo se trata de haptenos que penetran
con facilidad por la piel. El penta-deca-catecol, responsable el rash cutáneo, es el
hapteno de la hiedra venenosa. El níquel de las aleaciones en joyas también produce
estas reacciones en el sitio de contacto con la piel.

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TÉCNICAS PARA LA CARACTERIZACIÓN DE LINFOCITOS Y RESPUESTA


EFECTORA

La caracterización de los linfocitos y otras células implicadas en respuesta inmunitaria


requiere de la separación e identificación de las subpoblaciones celulares separadas.

-Los linfocitos pueden aislarse a partir de sangre, de médula, órganos linfoides, epitelios
o sitios donde se haya producido una reacción inflamatoria:
Los linfocitos se pueden separar de sangre periférica tratada con heparina
medinte un gradiente de Ficoll (mezcla de polímeros de carbohidratos) y metrizamida.
(Figura 2.22).
La centrifugación de la sangre diluida depositada sobre el “Ficoll-Hypaque”
permite la separación de los eritrocitos, polimorfonucleares y granulocitos (que van al
fondo) de las células mononucleares de sangre periférica (PBLs) que incluyen linfocitos
y algunos monocitos que quedan en la interfase.
En animales de experimentación y ocasionalmente en humanos se pueden
separar linfocitos a partir de otras locacalizaciones (bazo, timo, médula osea, ganglios
linfáticos, tejido linfoide asociado a mucosas). Sin embargo, normalmente el estudio de
las poblaciones de linfocitos se hace en sangre periférica.

-Obtención de poblaciones de linfocitos con especificidades homogeneas:

El estudio de la función efectora de células T depende en buena medida de


contar con poblaciones monoclonales de células T (especificidad única). Esto se puede
alcanzar de varias formas:
1-Como en el caso de los hibridomas B, células T específicas para un ag pueden
fusionarse con líneas celulares derivadas de linfomas de células T para generar híbridos
T. Estos híbridos son excelentes herramientas para el análisis de la especificidad, sin
embargo no se pueden utilizar para el estudio de la proliferación de células T en
respuesta a un ag específico puesto que están continuamente dividiendo.
Por esta razón, el estudio de las funciones efectoras de células T requiere de la
utilización de clones de células T. Son clones de células T derivadas de una sola célula
con especificidad única, a partir de cultivos heterogéneos denominados líneas de células
T, cuyo crecimiento depende de la reestimulación por ag periodica así como de la
adición de factores de crecimiento (Figura 2.31). La obtención de los clones de células
T se obtiene mediante clonación por el método de dilución límite. Cuando se lleva a
cabo esta dilución límite de una mezcla heterogénea de células T, algunos pocillos no
recibirán ninguna célula T específica de un ag determinado, otras una otras 2 etc. Las
células T en los pocillos son activadas con APCs, ag y factores de crecimiento. Después
de varios días en cultivo (necesarios para su crecimiento y diferenciación) las células de
cada pocillo son testadas en cuanto a su respuesta frente al ag (producción de citoquinas
, función efectora etc).

-Marcadores de diferenciación:
Marcador: cualquier característica funcional o estructural que permite definir un tipo o
población de células e incluso separarlas físicamente de las demás. El desarrollo de
anticuerpos monoclonales y tecnologías, como la citometría de flujo, que permite una
detección rápida de las células reconocidas por esos anticuerpos monoclonales, ha
permitido el conocimiento de un gran número de ags. de superficie celular que son
útiles como marcadores de diferenciación. Algunos de estos antígenos son exclusivos de

1
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un determinado linaje celular y otros se expresan en un determinado estadio de


diferenciación y sirven para saber el estado de madurez de un determinada célula. Estas
moléculas han sido incluidas en un sistema de nomenclatura conocido como “CD” (Se
conocen más de 120 CDs diferentes).
La distribución de las subpoblaciones linfocitarias en sangre períferica humana
en base a la expresión de determinados marcadores puede caracterizarse de esta forma
(Figura 2.23).
La herramienta más poderosa para la caracterización de poblaciones celulares
heterogéneas es sin duda la citometría de flujo

-Citometría de Flujo:
Es una técnica analítica que permite la caracterización multiparamétrica e
individualizada de una población heterogénea de células. Permite no solo la
cuantificación de diversos parámetros de la célula, sino que lo hace en poco tiempo (en
minutos se pueden analizar miles de células) e incluso se pueden separar fisicamente las
poblaciones elegidas por el operario.
Componentes básicos de un citómmetro: (Figura)
-Sistema hidraúlico: rodea la suspensión celular en flujo, con una vaina externa,
formada por un fluido libre de partículas, que mueve la muestra a velocidad constante y
controlada. Produce el enfoque hidrodinámico de la muestra: la suspensión de células se
inyecta en un embudo en el que sea su vez se inyecta una corriente de tampón a
diferente presión. La diferencia de presioenes crea un efecto hidrodinámico que hace
que el tampón envuelva la suspensión de células y consiga que las células de la
suspensión se alineen una a una verticalmente.
-Sistema de iluminación: La fuente de luz es una haz de laser (normalmente de
argon) que incide sobre la corriente de células alineadas.
-Sistema óptico: Enfoca la iluminación de las partículas de la muestra de tal
forma que cuando el laser no incide sobre una célula no se registra ninguna señal por el
aprato. Sin embargo, cuando el laser incide sobre una célula, está prodece una
dispersión de luz en todos los ángulos.
-Sistema electrónico: La luz dispersada es recogida y amplificada por
fotodetectores (fotomultiplicadores) situados en la misma dirección de incidencia del
laser y en 90º con respecto al ángulo de incidencia. Estas señales, recogidas en forma
de pulsos son registradas y almacenadas por un ordenador.
¿Qué parámetros se pueden medir?
La cantidad de luz dispersada en la misma dirección del laser y con la misma
longitud de onda del haz incidente es proporcional al volumen de la célula y por tanto
esta medida nos permite cuantificar el tamaño de las células. (Figura)
La luz dispersada por las células en un angulo de 90º (Figura) con una longitud
de onda igual a la del laser de excitación también es proporcional al volumen de la
célula pero también es afectada por la topografía de la célula (rugosidades, relación
nucleo:citoplasma, homogeneidad del citoplasma-presencia y tamaño de vacuolas etc).
Este parámetro se denomina complejidad. Por ejemplo: linfoctios y neutrófilos con
tamaño similar tendrían diferentes señales de “light scatter” (complejidad) (90º).
Pero además de estos parámetros, si las células van marcadas con un
fluorocromo (por ejemplo un anticuerpo conjugado con un fluorocromo específico para
un marcador de superficie CD de la célula), el haz de laser excita el fluocromo y se
produce una emisión de fluorescencia (diferente longitud de onda a la luz incidente y
dependiente del fluorocromo utilizado) que es proporcional a la cantidad de fluocromo y
por tanto a la cantidad de marcador que se esté investigando. Por tanto, la luz recogida

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en 90º con una longitud de onda superior a la de excitación permite la cuantificación de


las señales procedentes de los fluorocromos.
Teniendo en cuenta que existe un elevado número de fluorocromos que se
excitan en un rango de longitudes de onda parecido y que emiten en un rango muy
diferente de longitudes de onda (Tabla), es posible llevar a cabo el marcaje simultaneo
de diferentes marcadores celulares diferentes mediante la utilización de anticuerpos
conjugados a diferentes fluorocromos. El citómetro, mediante una combinación de
espejos y filtros (Figura) es capaz de separar las señales de emisión de cada uno de los
fluorocromos y registrar y cuantificar por tanto la presencia del marcador celular
respectivo.
Análisis de los resultados: El software del equipo permite llevar a cabo un
análisis posterior de las señales registradas. Se puede llevar a cabo un análisis mono o
multiparamétrico, puesto que conocemos todos los parámetros que hemos analizado
(volumen, complejidad y cada una de las fluorescencias analizadas de todas y cada una
de las células de la población). Se obtienen así diagramas mono o multiparamétricos
(Enseñar gráficas) y en cualquier caso el equipo nos informa de la la cuantificación de
cada una de las señales así como del porcentaje exacto de la población heterogenénea
con determinadas carcterísticas (si es + o – para un determinado parámetro).
Pero además, determinados tipos de citómetros de flujo nos permiten llevar a
cabo la separación física de las poblaciones analizadas (FACS-citómetros separadores-
lo vemos ahora).

-Separación de poblaciones celulares:


1-FACS: Determinados citómetros con capacidad de separación son capaces de
cargar positiva o negativamente las gotas que contienen células individuales generadas
en el flujo hidrodinámico con determinadas características (presencia de CD4 por
ejemplo o presencia simultanea de varios parametros CD3, CD44, tamaño). Estás gotas,
al pasar por un condensador son separadas en función de la carga (hacia el polo + o -) y
recogidas en placas multipocillo o frascos de cultivo.
Aunque el FACS es la técnica de elección para una separación con elevado
grado de pureza, cuando se trata de separar linfocitos de forma rápida y una pureza
elevada se pueden utilizar métodos mecanicos de separación. En muchas ocasiones se
utilizan estos métodos como pasos previos al FACS.
2-Separación magnética:
Consiste en la utilización de bolas magnéticas conjugadas con anticuerpos
monoclonales que reconocen CDs espec´ficos de las células a separar. Las células se
incuban con estas bolas y se hacen pasar por una columna que contiene material que
atrae las bolas magéticas en presencia de un campo magnético. Las células que unieron
el Ac (las que se quieren separar) son retenidas en la columna cuando se amplica este
campo magnético mientras que aquellas que no expresan el CD no se retienen. La
retirada posterior del campo magnético permite la elución y recogida de las células de
interés. (Figura)
3-Panning: unión de Acs específcos de CD a superficies plásticas; incubación de
las células en las placas; lavado de las placas; Las células que expresan el CD que
quiero detectar son retenidas en las placas.
4-Eliminación de las células no deseadas con anticuerpo más complemento.

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Medida de la activación de linfocitos: Medida de proliferación celular:

Los linfocitos T cuando reconocen péptidos antigénicos específicos se activan y


proliferan antes de diferenciarse en células efectoras para dar lugar a un clón de células
con la misma especificidad. Esta respuesta mitógena es acompañada de cambios
morfológicos hacia blastos. El grado de activación o proliferación de linfocitos in
“vitro” en respuesta a un estímulo se puede evaluar determinando el pocentaje de
blastos en cultivo o mediante la medida de incorporación de un análogo de nucleótido
radioactivo al DNA que se sintetiza de novo. De cualquier forma el análisis de la
proliferación de linfocitos resulta esencial para el estudio de la respuesta celular.

Activación por mitógenos policlonales:


Ciertas substancias estimulan la proliferación de linfocitos in vitro de forma similar al
antígeno pero independientemente de la especicidad de su receptor. A estas substancias
se les denomina mitógenos mitógenos policlonales. Al contrario que el ag, que solo
induce in vitro la proliferación de aquellos clones específicos, estos mitógenos inducen
la proliferación de una mayoría de la población de linfocitos. Sin embargo, existe una
adecuada correlación entre la respuesta de linfocitos de un individuo a mitógenos
(medida in vitro) y su status inmunológico. Es por ello que estos mitógenos (Tabla 2.26
Janeway) se utilizan in vitro para evaluar la capacidad de proliferación de linfocitos de
sangre periférica. Este ensayo se utiliza en clínica para testar la capacidad de los
linfocitos de un paciente con sospecha de inmunodeficiencia.
Los pacientes con deficiencias inmunitarias se detectan clínicamente por
historias clínicas de infecciones recurrentes. Para determinar la competencia del sistema
inmune de estos individuos, se somete al paciente a una serie de pruebas (Tabla 2.34
Janeway) entre las que se incluyen la medida in vitro de proliferación celular en
respuesta a mitógenos.

Activación de linfocitos dependiente de antígeno:


Además de medir in vitro la proliferación de linfocitos en respuesta a mitógenos,
se puede evaluar de la misma forma la respuesta de linfocitos a antígenoa específicos.
Este test se puede utilizar para medir respuestas mediadas por células T después de una
inmunización (Figura 2.27 de Janeway).
¿Cómo medir la proliferación celular?
-Ensayos de incorporación de timidina tritiada. Las células que proliferan
sintetizan DNA. Se incorpora al medio de cultivo un análogo de nucleótido como la
timidina tritiada. Este análogo solo se incorpora en células que estén dividiendo puesto
que se une a DNA sintetizao de novo. Midiendo la radioactividad en células en
presencia y ausencia de señal estimuladora se puede evaluar la proliferación en función
de las cuentas radioactivas incorporadas (Figura).

Medida de respuesta efectora:

La medida de la proliferación celular nos da una idea de la capacidad de las poblaciones


de linfocitos de activarse pero no informa sobre la capacidad funciónal de las mismas.
Existen sin embargo modos de medir las funciones efectoras:

1-Lisis de la células diana: mediada por células citotóxicas y NKs.


Células citotóxicas CD8 son capaces de lisar células que presenten el péptido
específcio asociado a su molécula de MHC de clase I. Se puede medir la actividad

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citotóxica de una población de linfocitos T. Se incuban las células diana con Na251CrO4.
Las células vivas lo toman pero no lo liberan espontaneamente. Se lavan bien las células
después del marcaje y se incuban con las células citotóxicas y al cabo de un tiempo se
evalua la radioactividad en el sobrenadante, que será directamente proporcional a la
actividad citotóxica de las células efectoras. Necesidad de establecer unos ratios de
efectoras:dianas: (3:1/6:1/12:1) que dependen de la capacidad citotóxica de la scélulas.
(Figura).

2-La funcionalidad de linfocitos T CD4 implica la activación por parte de estas células
de macrófagos (en el caso de TH1) o de células B (en el caso de células TH2). Los
efectos de las células T sobre macrófagos y LB están mediados, en buena parte, por
citoquinas producidas por LT cuando se reconoce especificamente el complejo MHC-
péptido. Estas citoquinas son diferentes y se producen en diferente cantidad
dependiendo del tipo de célula efectora. Por esta razón, la funcionalidad de células TH
se mide normalmente identificando y cuantificando las citoquinas producidas por estas
poblaciones (Poner tabla de citoquinas producidas por distintas poblaciones Ts.

-Detección y cuantificación de citoquinas:


Se puede realizar mediante ELISA o mediante RT-PCR.
ELISA: se suele utilizar un ELISA en sandwich en el cual la citoquina se
caracteriza por su capacidad de formar un puente entre dos anticuerpos monoclonales
que reconocen diferente epítopos de la citoquina. Figura 2.29 Janeway: Se recubre la
placa donde se hace el ensayo con anticuerpo anti IL-2 (se incuba la placa con el
anticuerpo durante unas horas), se lava bien el exceso de Ac y se añade el fluido sobre
el que se quiere cuantificar la citoquina; después de un tiempo de incubación se lava la
placa y se añade el 2º anticuerpo acoplado a un sistema enzimático de identificación
(métodos colorimétricos) o acoplado a un fluorocromo (se detecta la fluorescencia
emitida).
RT-PCR:
Una segunda opción para cuantificar citoquinas es la valoración de la cantidad
de RNA mensajero específico para la citoquina en cuestión. Se utiliza el método de RT-
PCR. Este método consiste en la obtención de RNAm total a partir de las células que se
quieren cuantificar y obtención de cDNA total utilizando transcriptasa reversa. A partir
de este cDNA total, se lleva a cabo una reacción de PCR utilizando oligonucleótidos
específicos del gen de la citoquina que se quiere cuantificar. La cantidad de DNA
amplificado será proporcional a la cantidad de transcrito para esa citoquina.
Explicar la reacción de PCR (Figura)

3-Fagocitosis:
Se puede evaluar la capacidad fagocítica de macrófagos o neutrófilos “in vitro”
de varias formas. En cualquier caso, el ensayo se suele hacer en placas multipocillo, las
células fagocíticas se ponen en contacto con el microorganismo (bacterias, hongos..)
durante unas ) durante un tiempo, en el medio de cultivo adecuado (p ejemplo RPMI
1640) y al cabo de ese tiempo se evalúa la fagocitosis:
1-Mediante tinción de Giemsa y observación microscópica de los macrófagos.
2-Mediante citometría de flujo: se cuantificar la fagocitosis mediante la
cuantificación del “burst oxidativo”-aumento de la concentración de peróxido de
hidrógenio y otros radicales de oxígeno. Las células fagocíticas se tiñen con diacetato de
diclofluoresceína, que cuando entra en la célula sufre la acción de esterasas celulares.
La diclorofluoresceína, en presencia de peróxido de hidrógeno (consecuencia del burst

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oxidativo) sufre un proceso de oxidación que lo transforma en un compuesto


fluorescente. La fluorescencisa es proporcioanl al burst oxidaticvo y por tanto a la
fagocitosis. Otra forma de cuantificar fagocitosis es marcar los microorganismos con
compuestos fluorescentes y luego cuantificar señal de fluorescencia de los macrófagos
en el citómetro.

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