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El documento resume jurisprudencia sobre delitos contra la propiedad en Argentina. En 3 oraciones:
1) Explica los delitos de hurto y robo agravado por uso de armas, y resume casos sobre insignificancia y tentativa.
2) Establece que para robo agravado por arma de fuego se requiere que esta esté cargada y sea apta para disparo.
3) Detalla que para robo agravado por arma se requiere mayor intimidación y peligro real, no alcanzando armas descargadas o de utilería.
El documento resume jurisprudencia sobre delitos contra la propiedad en Argentina. En 3 oraciones:
1) Explica los delitos de hurto y robo agravado por uso de armas, y resume casos sobre insignificancia y tentativa.
2) Establece que para robo agravado por arma de fuego se requiere que esta esté cargada y sea apta para disparo.
3) Detalla que para robo agravado por arma se requiere mayor intimidación y peligro real, no alcanzando armas descargadas o de utilería.
El documento resume jurisprudencia sobre delitos contra la propiedad en Argentina. En 3 oraciones:
1) Explica los delitos de hurto y robo agravado por uso de armas, y resume casos sobre insignificancia y tentativa.
2) Establece que para robo agravado por arma de fuego se requiere que esta esté cargada y sea apta para disparo.
3) Detalla que para robo agravado por arma se requiere mayor intimidación y peligro real, no alcanzando armas descargadas o de utilería.
Acción típica: apoderarse ilegítimamente (quitar la tenencia, disponibilidad de la cosa). Si sólo se produce el desapoderamiento, pero no se logró disponer de la cosa estamos ante una tentativa (no hay delito consumado). Objeto: cosa mueble total o parciamente ajena (elemento normativo derivado del art. 227 del CCyCN).
Fallo Farmacity (CNCCC, 2018)
Hechos: Lucas Galano fue condenado en primera instancia por hurto en grado de tentativa, ya que se habría intentado apoderar de varios productos en un Farmacity, lo que fue advertido por el empleado de seguridad mediante cámaras, quien lo detuvo en la fila de cajas. Resolución: se hace lugar al recurso y se absuelve a Lucas Galano. Señalan que el hecho es atípico toda vez que no hubo comienzo de ejecución del hurto. Aplica la “teoría objetivo individual” mediante la cual se sostiene que “lo que es siempre importante es que el enjuiciamiento del principio de ejecución resulta sobre la base del plan individual del autor (teoría objetiva individual) y no desde el punto de vista de un observador hipotético que no conoce el plan delictivo (teoría objetiva general)”.
Fallo Día (CNACC, 2009)
Hechos: AJG hurtó un shampoo de marca Pantene, haciendo sonar la alarma del supermercado Día y fue procesado por tentativa de hurto. La defensa apeló el procesamiento alegando insignificancia. Resolución: se confirma el procesamiento de AGJ. Por la mayoría sostuvieron que “el bien jurídico tutelado por el delito de hurto es el derecho de propiedad, entendido en sentido amplio que le asigna la Constitución Nacional, y en tal sentido la insignificancia solo puede jugar cuando es tal que lleva a despojar a la cosa de ese carácter, independientemente del mayor o menor valor de aquella, aspecto que es relevante sólo a los fines de graduar la pena”. El juez Divito por la minoría sostuvo que el hecho era atípico por mediar insignificancia, hizo hincapié en que el derecho penal debe funcionar como última ratio y criticó el fallo “Adami” de la CSJN al señalar que no se puede interpretar que el delito de hurto “tutela el derecho de propiedad en sentido amplísimo” dado que no se prevén grados ni límites.
Fallo Coria (CNACC, 2022)
Hechos: se procesó a Coria por hurto agravado por mercadería en tránsito por haberse apoderado de una bolsa de nylon que contenía 10 kilos de pollo crudo, que el repartidor había dejado en la calle, frente al negocio al cual iba dirigida. Fue reconocido por imágenes de video y detenido, sin hallarse la mercadería. Resolución: se confirma el procesamiento de Coria. Los jueces no comparten la existencia del principio de insignificancia debido a que no se encuentra regulado en nuestro ordenamiento. A su vez, señalan el precedente del fallo “Adami” de la CSJN (“… de la manera como se encuentra legislado el hurto, cualquiera que sea la magnitud de la afectación del bien tutelado que resulte como consecuencia del apoderamiento ilegítimo, en tanto no se prevén grados ni límites, hace que la conducta quede comprendida en el referido art. 162 del Código Penal). Finalmente, rechazan excluir la antijuricidad porque no se verificó que la víctima tenga un alto grado de vulnerabilidad que hubiera hecho excusable la conducta.
Art. 166 inc. 2 – Robo agravado por uso de armas
Robo (art. 164): “…con fuerza en las cosas, con violencia física en las personas, sea que la violencia tenga lugar antes del robo para facilitarlo, en el acto de cometerlo o después de cometido para procurar su impunidad”. Arma propia: aquellas que por su naturaleza están específicamente destinadas al ataque o a la defensa activa de las personas. Arma impropia: aquellas que, sin estar destinadas al ataque o a la defensa activa son dispuestas por el agente como instrumentos para vulnerar la integridad física del otro. Arma impropia en sí misma: aquellas aptas para ofender por su característica de filo, de contundencia, o por la dañosidad de sus efectos. Arma impropia equiparable a propia: aquellas que son fabricadas con otro destino, pero que ocasionalmente pueden emplearse para el ataque o la defensa, como ser un cuchillo de cocina. El agravante del uso de armas aplica debido a que existe un mayor poder intimidante y un mayor peligro para la integridad física de la víctima. Robo agravado por uso de arma de fuego (art. 166 inc. 2, 2do párrafo): la escala penal aumenta un tercio en su mínimo y en su máximo (6 años y 8 meses a 20 años). El arma debe estar cargada y ser apta para disparo. Caso contrario, cuando la aptitud para disparo no comprobada o se usa un arma de utilería (art. 166 inc. 2, 3er párrafo), la escala será de 3 a 10 años. Esto sucede porque hay mayor intimidación, pero no hay peligro real.
El agravamiento del robo por el uso de armas se justificó, desde siempre, en
función de dos argumentos centrales: 1) El mayor poder intimidante que se ejerce sobre la víctima al esgrimir un arma, lo que disminuye sus posibilidades de defensa 2) El mayor peligro que constituye para la vida o para la integridad física del sujeto pasivo la utilización de un arma por parte del agente. La jurisprudencia predominante señalaba, en idéntico sentido, que no sólo es necesario el mayor poder intimidante que se ejerce sobre la víctima, sino que también se requiere que la eventual utilización del objeto por el propio agente, analizada con anterioridad a su efectivo empleo, constituya para la víctima un peligro real y concreto. En la doctrina nacional se consideró que se trata de todo objeto capaz de aumentar el poder ofensivo del hombre. Quedaban incluidos en la figura calificada todos aquellos elementos que contaban con un mínimo de eficacia para aumentar el poder vulnerante del autor y crear, un mayor peligro para la vida o la integridad física de la víctima.
Plenario Sciosia (CNACC, 1976): se estableció que quedaba comprendido en el
concepto de arma del art 166 inc. 2 el uso de un arma de fuego descargada apta para disparar. Los principales argumentos fueron que la ley habla genéricamente de armas y no específicamente de armas de fuego, que tampoco realiza distinción alguna sobre el arma cargada o descargada y que el poder intimidatorio se cumple en uno y otro caso. Plenario Costas (CNACC, 1986): afirmó que el empleo de un arma de fuego apta para el tiro, pero descargada, no encuadraba en el concepto de arma del art 166 inc. 2 ya que el tipo objetivo del robo simple requiere violencia, que abarca la intimidación y el tipo objetivo calificado presume que de ese uso se deriva tanto un peligro para la vida de las personas como una mayor entidad intimidante para las mismas. En consecuencia, el peligro y la mayor intimidación son imprescindibles en el planteo jurídico, como fundamento de la agravación del contenido injusto del hecho. Por ello, cuando el autor emplea un arma descargada se está frente a un robo simple, porque existe mayor intimidación, pero no un peligro para la vida o la integridad física de la persona. Se sostuvo que para que opere la agravación del robo por el empleo de armas de fuego era necesaria la acreditación de la aptitud para el disparo del artefacto en cuestión mediante el correspondiente peritaje. La excepción a esta regla estuvo dada por aquellos casos en que el arma de fuego inepta para el disparo o descargada fuere utilizada como arma impropia, a modo de objeto contundente. Si el arma de fuego se usó para golpear a la víctima del robo, no interesa la comprobación de su aptitud para el disparo. En cuanto al modo de empleo del arma, es requisito de la figura que el robo se cometa con armas, lo que conlleva la exigencia de que el arma sea utilizada o empleada por el sujeto activo en una efectiva acción violenta o intimidatoria para doblegar o evitar la resistencia de la víctima en esa acción, disparando, apuntando con ella. Quedan excluidos de la agravante los casos en que el agente solamente haya llevado o portado el arma, aún a la vista de la víctima. Para un sector de la doctrina, basta la mera portación del arma para que el robo se considere agravado.