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Es obvio que el lenguaje no es la única habilidad cognitiva que tenemos. Es una más
entre todo un entramado de capacidades que abarcan la percepción, la memoria, la
atención, el razonamiento, el pensamiento, la capacidad de cálculo y el resto de lo que
podríamos llamar conductas o habilidades inteligentes. Dicho de otra forma, la
"inteligencia", para la mayor parte de científicos cognitivos, no es una aptitud única y
transparente, sino que la cognición implica numerosos sistemas especializados y
relativamente autónomos.
Por un lado, y tal como lo demuestran los experimentos llevados a cabo por Piaget, se
encuentra que el lenguaje no es una condición necesaria ni suficiente para asegurar el
desarrollo del pensamiento lógico.
El pensamiento de un niño, debido a que surge como una totalidad borrosa debe
expresarse con una sola palabra. Cuando más diferenciado se torna, se encuentra con
más dificultades para expresarlo en palabras aisladas y así construye un total
compuesto. Recíprocamente, el progreso lingüístico ayuda a avanzar los
pensamientos. Entre pensamiento y palabra existen más diferencias que semejanzas.
La estructura del lenguaje no refleja la del pensamiento. El pensamiento sufre cambios
al convertirse en lenguaje.
Para una imagen verdadera del lenguaje interiorizado se debe partir de que es una
formación específica con leyes propias y relaciones especificas complejas con las otras
formas de la actividad lingüística El lenguaje externo es la conversación del
pensamiento en palabras, su materialización y objetivación; es decir, es para los otros.
El lenguaje interiorizado es habla para uno mismo; aquí el proceso se invierte: el habla
se transforma en pensamientos internos. Y lógicamente sus estructuras tienen que
diferir.
Vygotsky consideró el lenguaje como el instrumento más importante del pensamiento y
les dio importancia a las funciones cognitivas superiores, entre ellas, a las que se
fomenta en la escuela.
De acuerdo con lo mencionado, el autor considera que el primer lenguaje del niño es
esencialmente social, producto de la relación con su entorno más cercano, para que
más adelante sus funciones comiencen a diferenciarse y con ello su lenguaje se
encuentre dividido en forma egocéntrica y comunicativa, las mismas que el autor señal
que son sociales.
En el área del pensamiento interiorizado Piaget fue el primero que prestó atención al
lenguaje egocéntrico del niño y vislumbro su significación teórica, pero no prestó
atención a su conexión genética con el lenguaje interiorizado, y esto constituyo un
obstáculo para la interpretación de las funciones y estructuras. Esa relación, para
Vygotsky, es el problema central.
Una primera conclusión fue que el lenguaje egocéntrico es una etapa del desarrollo que
preexiste al lenguaje exterior: ambos cumplen funciones intelectuales, sus estructuras
son semejantes y el habla egocéntrica desaparece en la edad escolar, cuando
comienza a desarrollarse el habla interiorizada. A partir de esto inferimos que uno se
transforma en el otro.
Para el estudio del leguaje interior es necesario que se exteriorice, para su análisis
funcional objetivo. El lenguaje egocéntrico proporciona esa exteriorización. Este
método tiene otra ventaja: debido a que el lenguaje egocéntrico puede ser estudiado en
el momento en que algunas de sus características van desapareciendo cuando se
forman otras nuevas, resulta posible determinar los rasgos esenciales del lenguaje
interiorizado y cuales son temporales, y así precisar el objetivo de este movimiento.
Se expondrá la naturaleza del pensamiento egocéntrico destacando las diferencias
entre esta teoría y la de Piaget. Piaget sostiene que el lenguaje egocéntrico es una
expresión directa del pensamiento que constituye un compromiso con la actividad
primaria del mismo y su gradual socialización. Al crecer el niño disminuye la
subjetividad y la socialización progresa Según la concepción de Piaget, el lenguaje
egocéntrico del niño no permanece totalmente egocéntrico, y esto hace que sus
expresiones sean incomprensibles para los otros.
Estas características no son causales. Desde el punto de vista del niño, el lenguaje
egocéntrico no está separado del social. De acuerdo con nuestro punto de vista,
subjetivamente, el lenguaje egocéntrico posee sus propias funciones; en ese aspecto
es independiente del lenguaje social. Sin embargo, su independencia no es completa
puesto que no es sentido como lenguaje interiorizado, y el niño no lo distingue del
lenguaje de los otros.
En cuanto a considerar el lenguaje como una condición necesaria (pero no suficiente)
de la constitución de las operaciones, queda por determinar:
a) si las operaciones sólo funcionan en su forma lingüística o si manifiestan
"estructuras de conjunto" o sistemas dinámicos, no formulados en cuanto
sistemas en el lenguaje corriente (por oposición a los lenguajes técnicos).
Es por ello que Vygotsky le da mucha importancia al lenguaje porque para él, el
primero, es el instrumento mediador por excelencia que le permite al ser humano, en
primer lugar, darse cuenta de que es un ser social porque puede comunicarse con los
demás; en segundo lugar, le permite exteriorizar su pensamiento y, en tercer lugar, a
partir del lenguaje el ser humano va conociendo el mundo y va construyendo sus
esquemas mentales en espacio y tiempo.
Las herramientas psicológicas son el puente entre las funciones mentales inferiores y
las funciones mentales superiores y, dentro de estas, el puente entre las habilidades
interpsicológicas (sociales) y las intrapsicológicas (personales). Las herramientas
psicológicas median nuestros pensamientos, sentimientos y conductas. Nuestra
capacidad de pensar, sentir y actuar depende de las herramientas psicológicas que
usamos para desarrollar esas funciones mentales superiores, ya sean interpsicológicas
o intrapsicológicas.
Tal vez la herramienta psicológica más importante es el lenguaje. Inicialmente, usamos
el lenguaje como medio de comunicación entre los individuos en las interacciones
sociales. Progresivamente, el lenguaje se convierte en una habilidad intrapsicológica y
por consiguiente, en una herramienta con la que pensamos y controlamos nuestro
propio comportamiento.
El lenguaje es la herramienta que posibilita el cobrar conciencia de uno mismo y el
ejercitar el control voluntario de nuestras acciones. Ya no imitamos simplemente
la conducta de lo demás, ya no reaccionamos simplemente al ambiente, con el
lenguaje ya tenemos la posibilidad de afirmar o negar, lo cual indica que el individuo
tiene conciencia de lo que es, y que actúa con voluntad propia. En ese momento
empezamos a ser distintos y diferentes de los objetos y de los demás.
Nuestras funciones mentales inferiores ceden a las funciones mentales superiores; y
las habilidades interpsicológicas dan lugar a las habilidades intrapsicológicas. En
resumen, a través del lenguaje conocemos, nos desarrollamos y creamos nuestra
realidad.
El lenguaje es la forma primaria de interacción con los adultos, y por lo tanto, es la
herramienta psicológica con la que el individuo se apropia de la riqueza del
conocimiento, desde esta perspectiva, el aprendizaje es el proceso por el que las
personas se apropian del contenido, y al mismo tiempo, de las herramientas
del pensamiento.
El aprendizaje es un proceso activo en el que se experimenta, se cometen errores, se
buscan soluciones; la información es importante, pero es más la forma en que se
presenta y la función que juega la experiencia del alumno y del estudiante.