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Correlación entre lenguaje y pensamiento

La relación entre pensamiento y lenguaje es fundamental en cada proceso de construcción


del desarrollo personal y para establecer relaciones sociales. Las relaciones entre el
pensamiento y el lenguaje son estrechísimas, hasta llegar al punto de que el uno sin el otro.
Sobre este punto, Vygotsky sostiene lo siguiente:

“La relación del pensamiento con la palabra no es una cosa, sino un proceso, un movimiento
continuo, del pensamiento a la palabra y de la palabra al pensamiento. En dicho proceso, la
relación del pensamiento con la palabra sufre cambios que se pueden considerar desarrollo
en el sentido funcional. El pensamiento no se expresa simplemente con palabras; llega a la
existencia a través de ellas. […] Cada pensamiento se mueve, crece y se desarrolla,
desempeña una función, resuelve un problema.”

En lo que se refiere al origen de las palabras, hemos de puntualizar que no se derivan de las
cosas, sino que son una materialización del pensamiento. De hecho, sin ideas no hay palabras.
Ahí está la verdadera relación entre el lenguaje y el pensamiento, precisamente el lenguaje
es la expresión articulada de aquél. El pensamiento, por su parte, es inmaterial, el lenguaje
es material; el pensamiento es individual, el lenguaje es social.

No podemos desconocer que el pensamiento influye sobre el lenguaje porque este es el signo
del lenguaje; no hay lenguaje sin pensamiento como no hay verdadera palabra si carece de
sentido, es decir, de pensamiento. En cambio, muchas veces no hallamos la palabra que
exprese nuestras ideas. El pensamiento preside la formación del lenguaje, no solo en cuanto
al vocabulario, sino también en cuanto a la sintaxis, cuyas leyes son expresión de leyes del
pensamiento. A un pensamiento rico en ideas y en matices, corresponde un lenguaje rico y
preciso.

Vygotsky, psicólogo bielorruso y destacado teórico de la Psicología del desarrollo, destaca


el papel del adulto en la construcción individual del conocimiento en el niño. Para Vygotsky
el desarrollo del lenguaje parte de lo social, para progresivamente hacerse interno y
convertirse en pensamiento. El psicólogo explicaba que el pensamiento y el lenguaje se
desarrollaban en una interrelación dialéctica, aunque considera que las estructuras del habla
se convierten en estructuras básicas del pensamiento, así como la conciencia del individuo
es primordialmente lingüística, debido al significado que tiene el lenguaje o la actividad
lingüística en la realización de las funciones psíquicas superiores del hombre.

Asimismo, Vygotsky considera que el lenguaje está particularmente ligado al pensamiento.


Sin embargo, entre ellos no hay una relación de paralelismo, como frecuentemente
consideran los lógicos y lingüistas tratado de encontrar en el pensamiento equivalentes
exactos a las unidades lingüísticas y viceversa; al contrario, el pensamiento es lingüístico por
su naturaleza, el lenguaje es el instrumento del pensamiento.

Un posicionamiento interesante acerca de la relación entre lenguaje nos lo da “Jean Piaget”.


Piaget propuso un modelo de funcionamiento cognitivo que concibe explícitamente el
lenguaje como un subproducto del pensamiento. Según Piaget, el lenguaje no basta para
explicar el pensamiento, ya que las estructuras que caracterizan el pensamiento tienen sus
raíces en la acción y en los mecanismos sensoriomotores, que tienen un carácter más básico
que los lingüísticos. Si bien el conocimiento y el lenguaje se consideran como ámbitos de
desarrollo relacionados, el primero aparece en su teoría como el elemento dominante.

En su descripción del desarrollo, Piaget continúa concentrándose en la cognición y


considerando el lenguaje como un subproducto periférico. Para él, el lenguaje es sólo uno de
los muchos procesos simbólicos que se utilizan para representar la realidad, y carece de
importancia para el desarrollo cognitivo, o lo que es lo mismo, el lenguaje sólo es un síntoma
de que el niño está avanzando en su desarrollo cognitivo. Según Piaget, los niños desarrollan
un habla egocéntrica para nombrar su entorno, de manera que el lenguaje es relativamente
independiente de su experiencia social.
La relación entre el lenguaje y pensamiento esta básicamente conformada por tres tesis
excluyentes entre sí:

• El lenguaje como traducción del pensamiento.


• El lenguaje como vehículo de pensamiento.
• El lenguaje como determinante del pensamiento.

En el lenguaje como traducción del pensamiento, el pensamiento se forjaría al margen del


lenguaje en la intimidad de la persona, para luego ser expresado mediante código lingüístico.
Según esta concepción las personas expresan sus vivencias mentales traduciéndolas a un
mensaje lingüístico que luego pasaría a ser decodificado por la persona que escucha.

El pensamiento puede parecer independiente del lenguaje, sin embargo, no es así. En el


momento en que se considera el pensamiento como parte de un proceso mental, se hace de
este un lenguaje mental en el cual en lugar de palabras hay extraños componentes psíquicos.
Esto nos hace dar cuenta de que el pensamiento no es más que un hablar interiorizado.

Adam Schaff en su libro “Lenguaje y Conocimiento” hace una aproximación a esta tesis
partiendo de la necesidad de observar sus fundamentos desde la filosofía, así como hace un
reconocimiento del papel que las ciencias particulares como etnolingüística, antropología y
psicolingüística han jugado para la comprobación empírica (o rechazo) de dicha tesis.

La idea central de esta tesis fue formulada por Edward Sapir partiendo de observaciones
hechas en tribus indígenas americanas para llegar en última instancia a generalizaciones
sobre el papel que juega el lenguaje como configurador de la realidad y la dificultad de
significar la realidad de una cultura en términos del lenguaje de otra.

Whorf propone una teoría que relaciona pensamiento y lenguaje pero que destaca la
dependencia del pensamiento respecto al lenguaje. Esta postura, denominada determinismo
lingüístico, afirma que todos los procesos superiores de pensamiento dependen del lenguaje,
ya que el lenguaje determina el pensamiento. Cuanto más amplio y rico sea un lenguaje,
mejor será el desarrollo cognitivo de sus hablantes. Junto al determinismo lingüístico, Whorf
propuso también la existencia de un relativismo lingüístico: si el lenguaje determina el
pensamiento, entonces los hablantes de diferentes lenguas también interpretarán el mundo de
manera diferente. En otras palabras, los hablantes interpretamos nuestras experiencias según
el nombre que podemos ponerles. Whorf sugirió que el uso continuado de una particular
categorización lingüística puede, en algún punto, afectar también en el modo en que los
hablantes categorizan el mundo incluso cuando no están hablando.

El lenguaje como vehículo de pensamiento la relación entre pensamiento y lenguaje no es


extrínseca sino intrínseca. No hay un desarrollo paralelo entre pensamiento y lenguaje, ni se
asume el lenguaje como un configurador de la realidad. El lenguaje contiene y expresa el
pensamiento de tal modo que no hay distancia.

El lenguaje no simplemente una traducción de un pensamiento privado. El pensamiento está


incorporado al lenguaje; por eso el lenguaje no es nada más un instrumento. No Hay lenguaje
sin pensamiento. Pero se podría decir lo contrario, ¿hay pensamiento sin lenguaje? Habría
que preguntarse qué significa comprender un lenguaje. La compresión de un lenguaje ocurre
cuando se traduce al idioma materno. Traducir de un idioma a otro implica que el
pensamiento no está determinado por el lenguaje, aunque siempre necesite del lenguaje.

No cabe la menor duda sobre la existencia de una estrecha relación entre el pensamiento y el
lenguaje, a pesar de que los distintos autores discrepen en cuanto al momento de aparición
de cada uno de ellos y la influencia que uno ejerce sobre el otro. Para Piaget sería primero el
pensamiento y después el lenguaje, y para Vigotsky pensamiento y lenguaje tienen un origen
y desarrollo diferente, aunque desde el momento en que se unen ya son inseparables y siguen
un camino común.

Por otra parte, el lenguaje no es sólo una herramienta que nos permite comunicarnos, sino
que es, sobre todo, el vehículo que nos socializa, si se quiere, que nos humaniza. A través de
él nos llega la cultura de nuestro entorno, y con ella los principios y valores que rigen nuestras
vidas; de ahí que Whorf defienda que hablantes de diferentes lenguas interpretan el mundo
de manera diferente. No podemos ignorar el hecho de que el lenguaje o, lo que es lo mismo,
las palabras que usamos están cargadas de ideología y de valores sociales, que son los que
determinan nuestro pensamiento y nuestra forma de interpretar el mundo.

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