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Evaluación
Psicológica Clínica
Índice
Esquema 3
Ideas clave 4
2.1. Introducción y objetivos 4
2.2. Fundamentos básicos del proceso de EPC 5
2.3. Ejes de actividad, momentos y tareas en el
proceso de EPC: un modelo integrador 6
2.4. Tipo de información necesaria 18
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
A fondo 26
Test 28
Esquema
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
Los objetivos que se pretenden conseguir con el estudio de este tema son:
En su intento por clasificar, predecir y explicar los problemas psicológicos, la EPC integra
un alto número de estrategias y conceptos desarrollados por distintas disciplinas
psicológicas durante los últimos años, conformando un proceso en el que priman la
metodología científica y los modelos biopsicosociales de la salud. Este hecho determina
el esquema básico de funcionamiento que ha de guiar la aplicación del proceso de EPC:
la generación y el contraste de hipótesis.
El proceso tiene cuatro fases que hacen referencia directa al método científico (ver Figura
1):
Desde este punto de vista, la entrevista se considera la técnica principal para identificar
los problemas, obtener la información necesaria y contrastar las primeras hipótesis. Más
adelante, para el contraste de las hipótesis globales (de formulación), pueden utilizarse
otras herramientas o técnicas de evaluación psicológica (como cuestionarios o test
psicométricos) que faciliten la recogida de información. A través del proceso de
generación y contrastación de hipótesis llegaremos a la formulación del caso y, a partir
de ahí, se programa el tratamiento.
Son muchos los autores que se han aproximado a la evaluación psicológica al situar
el proceso de evaluación como su eje central. En el contexto clínico, la propuesta de
Víctor Meyer desde el Maudsley Hospital de Londres, desarrollada por Carey et al.
En los primeros momentos, el mayor peso lo tiene la descripción mientras que el eje
funcional y el de diagnóstico aportan las primeras hipótesis e impresiones
diagnósticas. Más adelante, el peso irá recayendo en el diagnóstico para terminar con
la aportación funcional en las hipótesis de formulación.
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Análisis descriptivo
Este análisis ha de empezar por una lista de problemas y continuar con una
descripción detallada de cada uno, posiblemente en forma de secuencias. Una vez
descritos, con cierto detalle, los principales problemas, se recoge información acerca
del desarrollo y curso seguido por cada uno de los mismos, y se realiza el esquema
narrativo con el que la persona ha interpretado e integrado cada experiencia en su
memoria y en su identidad. Todo ello es de especial importancia para entender el
papel que cada problema tiene en el momento actual para el paciente. Los diarios y
las técnicas de narración pueden emplearse como apoyo a la entrevista para este tipo
de información (por ejemplo, en los casos asociados a sucesos traumáticos).
Este análisis descriptivo se completa con información sobre las variables referentes
a la persona y a su contexto que pueden afectar a cada problema de forma
significativa, positiva o negativamente. Los cuestionarios, inventarios y escalas tienen
una aplicación clara para medir este tipo de variables.
Diagnóstico
Las tareas diagnósticas constituyen un eje más de la actividad del clínico durante el
proceso de evaluación. Aunque el diagnóstico y la EPC pueden mantenerse
independientes, puede existir diagnóstico sin EPC, la interacción entre ambos es muy
enriquecedora y ayuda a converger las posiciones estructuralistas (diagnóstico o
Sin embargo, emplear una estrategia nomotética nos posibilita conocer la evidencia
acumulada sobre un trastorno concreto, las características del problema y de las
personas que lo sufren y sus tratamientos más efectivos.
Cuestionarios
Son muy pocos los que realmente llegan a ofrecer un diagnóstico DSM o CIE, la
mayoría se quedan en ofrecer clasificaciones en los principales grupos de
trastornos (ansiedad y estado de ánimo).
Entrevistas estructuradas
Durante algún tiempo sus aplicaciones principales fueron los trabajos de laboratorio
y los estudios epidemiológicos de salud mental. Una vez perfeccionadas en dichos
ámbitos, su aplicación ha ido pasando progresivamente a la clínica, aunque su poca
flexibilidad y su larga duración han dificultado mucho su aceptación por los clínicos.
Sin embargo, su influencia ha ido mucho más allá y ha dado lugar a una segunda
generación de instrumentos estructurados y semiestructurados, derivados de los
datos acumulados de su aplicación a grandes muestras y de la optimización del
número y de la complejidad de las preguntas formuladas.
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Entrevistas semiestructuradas
Finalmente, las distintas hipótesis funcionales deben agruparse en una hipótesis que
englobe toda la información disponible del caso. Esta hipótesis global se denomina
formulación clínica del caso.
problemas de la persona.
El siguiente momento, dentro del proceso de EPC, tiene que ver con el diseño del
tratamiento. Este punto delimita la frontera, tan difícil de marcar, entre evaluación
y tratamiento psicológico.
formulación clínica del caso será de estas hipótesis de las que se derive el
tratamiento. Para diseñar un tratamiento a partir de una formulación es necesario
identificar las variables sobre las que se quiere y se puede intervenir. En segundo
lugar, deben seleccionarse las técnicas útiles para controlar o modificar esas
En segundo lugar, el proceso de EPC no puede terminar hasta que se haya evaluado
la efectividad de la intervención. Estamos hablando de la evaluación de seguimiento
A lo largo del proceso de EPC se pueden emplear diversas técnicas y estrategias para
conseguir los distintos objetivos de cada momento: búsqueda de información
descriptiva y funcional, contraste de hipótesis, evaluación del cambio, etc. Sin
embargo, la estrategia básica que sirve para organizar todo el proceso sigue siendo,
en la mayoría de las ocasiones, la entrevista.
Cuestionarios psicométricos,
Cuestionarios relacionados con distintos
Autoinformes cuestionarios de screening
trastornos o variables sociales, biológicas
estandarizados psicopatológico, inventarios,
o psicológicas.
etc.
Autorregistros, diarios,
Autoinformes Medidas diseñadas para cada usuario y
termómetros de miedos,
personalizados cada aplicación.
técnicas subjetivas, etc.
Tabla 1. Principales técnicas de evaluación psicológica utilizadas en la EPC. Fuente: Muñoz, 2002.
A pesar del gran repertorio de técnicas de evaluación con el que contamos, no todas
nos ofrecen las mismas garantías y posibilidades, aunque todas pueden ser útiles en
diferentes momentos del proceso. El uso de una u otra técnica depende de distintos
criterios que podemos agrupar en tres grupos: criterios de utilidad, criterios de
calidad y criterios económicos (Muñoz, 2002).
Una vez considerados estos tres grupos de criterios, debe quedar claro que la
decisión del uso de una técnica de recogida de información u otra, constituye una
tarea compleja que requiere formación psicológica y experiencia clínica.
El proceso de EPC no puede entenderse aislado del resto del trabajo clínico que el
evaluador lleva a cabo. En este sentido, el establecimiento de la relación terapéutica
tiene un papel central en el acercamiento a la EPC. Una relación terapeuta-paciente
adecuada puede mejorar significativamente la eficacia de nuestras intervenciones.
Hay estudios que señalan la efectividad de unas habilidades frente a otras en función
de los principales problemas clínicos. De cualquier modo, el acercamiento más
correcto es aquel en el que las habilidades puestas en marcha por el evaluador están
Brunch, M. (1998). The UCL case formulation model: clinical applications and
procedures. En Bruch, M. y Bond, F. W. (Eds.). Beyond Diagnosis. Wiley.
Carey, M. P., Flasher, L. V., Maisto, S. A. y Turkat, I. D. (1984). The a priori approach
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una propuesta a discusión. Papeles del Psicólogo, 23(84), 58-70.
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https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1130527413700136?via%3Dihub
B. Proyectiva.
C. Autoinforme.