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EVANGELIO Y EPÍSTOLAS JUANINAS

TRANSFONDO HISTÓRICO

1. TITULO
Se llama “escritos joánicos” al evangelio y a las cartas de Juan ya que son
atribuidos a la misma comunidad o escuela. También se ha integrado a este
conjunto el libro del Apocalipsis de Juan pese a que pertenece a un género
literario muy diverso del evangelio o de las cartas.

2. CARACTERISTICAS.
El evangelio y las cartas joánicos, aun siendo de diferentes géneros literarios,
poseen un hilo conductor que nos pone en contacto con un mundo amplio de
pensamiento y de praxis cristiana de fines del siglo I y que significan el punto
más alto y maduro de la reflexión cristológica de entonces. Puesto que
representan a la misma comunidad joánica, tienen un talante uniforme de
pensar y de expresarse, y un estilo y una teología que es fácil de identificar. El
orden cronológico de los escritos pareciera ser: primero evangelio y luego las
cartas en su misma secuencia.

3. COMPARACION CON LOS SINOPTICOS


En comparación con los sinópticos, Juan representa un mundo nuevo. Ya no
se trata ahora de caminar con Jesús por la tierra de Palestina gozando y
sufriendo con los hechos y palabras del Señor, sino de contemplar al Cristo
resucitado y glorioso que desde el inicio del evangelio nos invita a entrar en su
comunión y a mirar con ojos nuevos como la historia, el hombre y tiempo, se
transfigura y adquiere el carácter presente y escatológico.
El Evangelio de Juan fue llamado el “evangelio espiritual”, no solo porque
acusa de manera más intensa los problemas que la comunidad afrontó en su
tiempo, sino porque era capaz de entrar en las profundidades del ser de Jesús
y nos lo comunicaba con una lengua nueva y clara.

4. HISTORIA DE LA COMUNIDAD JOANICA


Cuando se habla de comunidad joánica se hace referencia a los diversos
grupos cristianos que veían reflejada su fe en el Juan. Posiblemente esta
comunidad nace al norte de Palestina, en Siria, lejos del judaísmo oficial y,
como contrapartida, en contacto con el judaísmo heterodoxo y las influencias
del mundo griego, más precisamente de las corrientes gnósticas.

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Según Brown la organización de la comunidad de juan
a. La tradición de Juan hunde sus raíces en el judaísmo palestino y
comprende los discípulos de Juan Bautista, como está claro en 1,35-51. Entre
estos primeros discípulos hay que contar al que será luego el “discípulo
amado”. Las expectativas de este grupo se insertan en una esperanza
mesiánica de tipo davídico.
b. Se integra a esta comunidad un grupo de judíos con mentalidad “anti-
templo” (2-3) y un grupo de samaritanos (4). Este segundo grupo posee una
esperanza mesiánica de tipo más mosaico que davídico y una teología más
elevada que desembocará luego en la idea de la preexistencia de Jesús.
c. En esta fase la comunidad tiene que enfrentar diversas dificultades de parte
del mundo incrédulo, de los judíos, de los discípulos del Bautista, de los Cristo
cristianos y de los judeocristianos de fe inadecuada. Estas tensiones se reflejan
en el evangelio que recibe en este momento una nueva fisonomía.
d. Al final encontramos la comunidad joánica que, junto a la reflexión sobre
su propia identidad, va avanzando en su fe cristiana a partir de una teología
al inicio primitiva y demasiado ligada a los esquemas veterotestamentarios
para lograr luego una audaz formulación de la preexistencia y exaltación de
Jesús.
e. No debemos olvidar que se trata de una comunidad judeocristiana. Aunque
el Dios de Jesús es Yahveh y a Jesús se le aplican los títulos mesiánicos del
AT, es importante subrayar que Juan corrige esta visión antigua con imágenes
sacadas de la literatura apocalíptica (Hijo del hombre, juez, enviado) o
conceptos pedidos a la literatura sapiencial (Logos) para dar una visión
novedosa de Jesús, del culto y de la Ley.
f. Esta comunidad vive en contraste con la sinagoga pero se abre a otros
grupos judíos y acoge su vocabulario mesiánico: salvador del mundo, el que
ha de venir, Verdad, y un esquema dualista para presentar la salvación:
verdad-mentira, luz-tiniebla, arriba-abajo, etc. Toda esta riqueza cultural está
presente en Juan.

4.1. LOS GRUPOS DE LA COMUNIDAD


El evangelio sugiere que existieron al menos tres grupos ante los cuales la
comunidad joánica debió de afirmar su identidad:
a. los seguidores de Juan el Bautista, 1,35-37; 3,22-30; 4,l-3; 10,40-42.
b. los judíos, que habían tomado medidas para expulsar de la sinagoga a los
que creían en Jesús, 9,22-23; 16, l-4ª.
c. otros «cristianos», que habían sido seguidores de Jesús pero que se
hallaban en ese momento separados de la comunidad, al parecer a causa de las
afirmaciones cristológicas de ésta sobre la divinidad de Jesús ,6,60-65.

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4.2. CONTEXTO SOCIAL
El cuarto evangelio nos ofrece algunas pistas más respecto al contexto social
de la comunidad joánica.
a. En Jn.4, 4-42, hace referencia a la conversión de un grupo significativo de
samaritanos.
b. La llegada de los gentiles en Jn 12,20-26 sugiere que la comunidad decidió
en su momento abandonar la misión aparentemente fútil de tratar de
evangelizar a los judíos para dirigirse a los gentiles. A pesar de la prohibición
judía que expulsó a los cristianos de las sinagogas, hecho que algunos
estudiosos relacionan con la incorporación al culto en la sinagoga, de una
bendición contra los herejes “birkat hamminim” ca. 90d.C.
c. Juan insiste en que nunca dejaron de existir creyentes y simpatizantes
cristianos entre los judíos (12,42-43). Por otra parte, Jn 16, l-4a implica que la
persecución de los cristianos por parte de los judíos no finalizo con la
expulsión de las sinagogas.
d. Finalmente, la figura de Pedro en el cuarto evangelio parece representar a
los cristianos de las comunidades apostólicas no pertenecientes a la iglesia
joánica. Pedro es caracterizado como el líder de los Doce. La redacción final
del evangelio deja bien establecido el papel de Pedro como «pastor» por
voluntad del Señor resucitado, 21,15-17. Al mismo tiempo, la fe de Pedro y su
cercanía al Señor son siempre caracterizadas como inferiores a las del
Discípulo Amado, 13,23; 20,4.8; 21,7.
e. Mientras que Hch 1,14 presenta a la madre de Jesús formando parte del
círculo de los Doce en Jerusalén, Jn 19,26-27 afirma que Jesús confió a su
madre al Discípulo Amado, el único discípulo presente al pie de la cruz.

4.3. LA VIVENCIA DE ESTA COMUNIDAD


Esta comunidad vivía mostrando:
a. una fe autentica y vivencial
b. una fe personal y permanente con Jesús, Jn. 1:37-39, 15:9
c. Discípulos acompañan y participan de la misión de Jesús, Jn. 4.31-38
d. En la crisis y escandalo están unidos a Jesús, Jn. 6:60-66, 7:3-5
e. Servicio es la enseñanza de amor, el amarse unos a otros es por medio del
Servir, Jn. 13:12-15,34-35. El servicio es la señal característica y básica de
AMOR Y FE Jn.17:6-26,
Jesús prolonga su misión a través del discípulo

4.4. RELACION ENTRE LOS DISCIPULOS

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a. Hay un grupo de discípulos judíos, estos hombres vieron a Jesús.
b. Y la otras relación entre los otros discípulo que no vieron a Jesús, sino que
creyeron a este Jesús señor glorificado Jn. 20:29

4.5. RELACION CON LOS SIGNOS


Los signos de Jesús revelan su identidad, su gloria y su poder
a. las obras del padre, expresan la unidad de Jesús con el padre Jn. 10:30
b. El Bautismo y la Cena revelan la presencia de Jesús en nuestra vida
Jn. 3.3-5 6:53-59, 6:63
c. El perdón de pecados, Jn. 20:21
d. el espíritu santo enviado por el Hijo, Jn. 20:21-23
Los signos de Jesús anuncian su misma vida:
Un nuevo Nacimiento 3:3-8
Una existencia santificada 20.23
Una existencia iluminada por el espíritu santo 16:12-15
Una vida plena en comunión con Jesús 6:57-58

4.6. RELACION CON EL PASTOR


En este evangelio no se presenta una estructura institucional como en las
cartas paulinas. Algunos consideran que esta comunidad, como iglesia
carismática, cuya guía es la Palabra de Jesús e interpretada por el Paracleto.
Hay tres (3) textos que nos indicara la dimensión que tendrá la comunidad
a. una solo Pastor y una gran co0munidad Jn.10:16.
b. Una misión universal Jn. 17:18-20
c. una tarea pastoral Jn.21:15-19
“No es una secta dentro de la iglesia” Lo que Juan remarca es el vínculo
de unión con Cristo que es vital para la existencia de la iglesia.
Una buena y sana eclesiología depende de una buena cristología
5. EL AMBIENTE ALREDEDOR DE LOS ESCRITOS JOANICOS
Para comprender adecuadamente una obra escrita al final del primer siglo de
la era cristiana, es imprescindible tener en cuenta su trasfondo histórico.
5.1. EL JUDAISMO
a. Los fariseos: Eran una secta o tendencia religiosa del judaísmo que se
dedicaba al estudio a fondo de la Tora y de las tradiciones de los padres y
exigía el más riguroso cumplimiento de su propia interpretación de la Ley,
sobre todo en lo referente al sábado, a la pureza ritual y a los diezmos. A este
grupo pertenecían los doctores de la Ley o escribas.
b.Los saduceos: Eran un partido fundamentalmente político cuya influencia
en la sociedad judía era considerable, ya que a ellos pertenecían las familias

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sacerdotales más importantes, así como una gran parte de la aristocracia de
Jerusalén.
c. Los esenios: Eran un grupo religioso, llamado también "Comunidad de la
Alianza", separado desde fines del s.II a.C. del sacerdocio del Templo; una
especie de monjes con tendencia pronunciadamente ascética que había
adoptado una actitud más radical en cuanto a la santificación del sábado.
d. zelotes: Eran los miembros de un partido fanático, que actuó
principalmente en la rebelión judía del 66-70d.C. Su objetivo era librar de
manera inmediata a Israel de la dominación romana y sustituir a sus
representantes en las altas esferas judías
5.2. EL JUDAISMO A FINALES DEL I SIGLO
Después de la guerra contra Roma, con su fin catastrófico y la destrucción del
templo de Jerusalén (70 d.C), el judaísmo adquiere un nuevo perfil. De los
grupos religiosos activos hasta entonces, los fariseos son los que adoptan el rol
dirigente y decisivo para la supervivencia de la fe judía. Los saduceos, tan
estrechamente relacionados con el templo y el "status quo" político anterior a
la guerra judía, dejan de tener vigencia como grupo influyente en la realidad
social.
La comunidad esenia de Qumrán deja de existir con la destrucción de su
vivienda a orillas del Mar Muerto. De los otros esenios no quedan más
huellas. Los zelotes son duramente derrotados por las fuerzas armadas
romanas, pero esta derrota no marca todavía su fin definitivo. Setenta años
más tarde (entre el 132 y el 135 d.C.) harán un nuevo intento de liberación que
tendrá consecuencias aún más graves. La ciudad misma será destruida. A los
judíos se les prohíbe la entrada a Aelia Capitolina, la guarnición romana que
se construye sobre sus ruinas. No sólo han perdido el templo, sino la ciudad de
Jerusalén como centro religioso del judaísmo.
Los fariseos emprenden la tarea de salvar la fe judía después del derrumbe de
las instituciones centradas en el templo como símbolo de la identidad
religiosa. Si antes del 70 representaban la observancia estricta de la ley, pero
no siempre unida al "saber teológico" propio de los doctores dela ley o
escribas, ahora reúnen en sí ambas dimensiones de la vida religiosa. Los
doctores de la ley son también fariseos. El judaísmo se reconstruye sobre las
bases de la piedad y la teología fariseas. Esta realidad social del judaismo a
fines del siglo primero se refleja en la manera en que el evangelista presenta a
los judíos.
6. LOS JUDIOS EN EL CUARTO EVANGELIO
La expresión genérica "los judíos" aparece 71 veces en el cuarto evangelio.
La diferencia con el vocabulario de los sinópticos es notoria. En los
evangelios de Mateo y de Lucas la expresión se encuentra sólo 5 veces, en el

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de Marcos 6 veces. Algo semejante se observa en la literatura paulina, que, a
pesar de ser más extensa, utiliza la forma sólo 26 veces. Dentro del Nuevo
Testamento el texto delos Hechos de los Apóstoles es el único que se le
aproxima: 79 veces.
CORRIENTES FILOSOFICA
a. EL GNOSTICISMO es una corriente filosófico-religiosa que buscaba la
salvación del hombre a través del el conocimiento revelado. Gnosticismo Era
una acumulación sincrética de elementos religiosos que entró en contacto con
el cristianismo en el momento en que iniciaba su expansión.
b. El dualismo, o contraste entre la luz y las tinieblas, entre el bien y el mal,
procedente de Irán; concepciones astrológicas, nacidas en ambientes
babilónicos que atribuyen a los astros poderes mágicos sobre el mundo y los
hombres ; ideas herméticas del alto Egipto; ideas platónicas, sobre el alma
encarcelada en la materia; la revelación bíblica, incluyendo el Antiguo y el
Nuevo Testamento y la literatura apócrifa.
Su principio fundamental era el dualismo de fuerzas contradictorias (el bien
y el mal) que se proyectaba sobre la existencia de un Dios del bien (creador
del espíritu) y un Dios del mal (creador de la materia). El hombre participaba
parcialmente de la plenitud divina, pero, para salvarse, debía acceder al
conocimiento (gnosis)a través de la resolución de las cuestiones más vitales.
Difería esencialmente del cristianismo pues su finalidad no era ni la unión con
Dios, ni tampoco la identificación práctica y dócil con su voluntad, ya que
Dios era enteramente incognoscible, inasequible. No era Dios el fin dela
perfección gnóstica, sino el hombre.
El contacto del cristianismo con el gnosticismo puso en peligro la identidad
cristiana porque el gnosticismo –preocupado por el problema del hombre, del
mundo y de Dios- desacralizaba, racionalizaba y humanizaba la religión.

PRIMERA DE JUAN
HISTORIA LITERARIA

1. AUTORIA
Aunque el nombre del autor no aparece en el Evangelio, la tradición de la
iglesia primitiva identificó como el apóstol Juan. Ireneo (130-200 d.C.) fue un
discípulo de Policarpo 70-160 d.C., quién su vez fue un discípulo del apóstol
Juan, y él testificó en la autoridad de Policarpo que Juan escribió el Evangelio
durante su residencia en Éfeso en Asia Menor cuando él era avanzado en edad
Después de Ireneo, todos los padres de la iglesia dieron por sentado que Juan

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era el escritor del Evangelio. Clemente de Alejandría (150-215 d.C.) escribió
que Juan, consciente de los hechos establecidos en los otros Evangelios y
siendo guiado por el Espíritu Santo, compuso un "evangelio espiritual"
A diferencia de los otros evangelios, Juan el apóstol nunca se nombran en el
Evangelio de Juan, aunque su nombre parece ser deliberadamente auto
oscurecida por llamar “otro discípulo” o el “discípulo que Jesús amaba” (Juan
13:23, 18: 15-16, 19: 26-27, 20: 2-4, 20: 8, 21: 7, 21:20, 21: 23-24). El
“nosotros” en Juan 1:14 indica que el autor, junto con los otros apóstoles,
fueron testigos oculares de Jesús.

2. FECHA
Antes del 70 d.C, cuando Jerusalén fue destruida por el general romano, más
tarde emperador, Tito. Ninguna mención de la destrucción del templo y la
ciudad de Jerusalén en el 70 d.C. El famoso arqueólogo americano W.F.
Albright pone la fecha del Evangelio a finales de los 70 e inicios del 80 d.C.

3. LUGAR DE COMPOSICION.
En la ciudad de Éfeso

4. RECEPTORES

a. Originalmente fue escrito a las Iglesias de la provincia romana de Asia


Menor, particularmente Éfeso.
b. Debido a la simplicidad y profundidad del relato de la vida y persona de
Jesús de Nazaret, llegó a ser un Evangelio favorito de los creyentes helenistas,
griegos y grupos gnósticos.

5. PROPÓSITO

a. El Evangelio afirma su propósito evangelístico en 20:30-31: judíos,


gentiles y gnósticos
b. Para el que tiene una tendencia apologista: En contra de los seguidores
fanáticos de Juan “el Bautista”. Y en contra de los nacientes falsos
profetas gnósticos.
c. Existe la posibilidad de que la afirmación en el 20:31 pueda ser entendida
como una motivación para la “doctrina de la perseverancia”, pero también
para el evangelismo debido al uso consistente del tiempo presente para
descubrir la salvación.

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ESTRUCTRUCTA

SEMANTICA

a. INTRODUCCIÓN 1

b. EL LIBRO DE LOS "SIGNOS" 2-12

c. DESPEDIDA 13-17

d. LA "HORA" DE JESÚS 18-20

e. EPÍLOGO 21

TEOLOGICA
Su estructura es teológica bajo dos aspectos: creación y el pacto
1. LA CREACION descripción en 1:1
Es una cronología eterna en relación a la creación. Presenta:
Primer día 1.19
Segundo día 1.29
Tercer día 1:35
Cuarto día 1:43
Quinto día “Al tercer día” 2:1 es el intervalo entre dos días es decir
«Pasado mañana» Luc. 13:32 hoy y mañana y el tercer día su propósito es
Unir El primer día con el sexto día de la creación del hombre
SEXTO. Culminación de su obra , muerte y resurrección 19:30 El día sexto es
importante para Juan:
12:1 seis días antes. 12:12 al día siguiente
13.1 antes de la Pascua, 19:14, 31,42 antes del reposo
Toda su obra queda en el sexto 20:22
El día sexto tiene dos etapas
EL DIA DEL MESIAS 2:1-11,54, 8.56
LA HORA FINAL 1:55 19.42

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TEMAS: VIDA, LUZ, NUEVO NACIMIENTO
Línea de la creación
Juan pasa por alto

a. Concepto del reino


b. Concepto del hijo del hombre
c. Falta de ética “sermón del Monte”
d. Nuevos conceptos: vida luz y tinieblas, verdad y gloria, creer y
conocimiento
e. Mensaje universal

2. PACTO-ALIANZA
Nos lleva al éxodo
TIENDA DEL TABERNACULO 1.14, 2:19-21
EL CORDERO 1.29, 19:36
LA LEY 3.1
PASO DEL MAR 6.18
EL MANA 6:3
EL CAMINO, SEGUIMIENTO 8:12

ESTUDIO DEL TEXTO

INTRODUCCIÓN 1

Estructuras teológicas de los versículos 1-18 con temas recurrentes


a. Jesús era pre-existente con Dios el Padre 1a
b. Jesús estaba en relación íntima con Dios, el Padre 1b, 2, 18c
c. Jesús compartió la esencia única del Padre 1c, 18b
d. La forma de Dios Padre para la redención y adopción 12-13
e. Encarnación, la deidad se hizo hombre 9,14
f. Revelación, la deidad totalmente revelada y comprendida 18d

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LOS VERSÍCULOS 19-51
Este pasaje concerniente a Juan “el Bautista” aborda dos malentendidos de
la iglesia primitiva: El que se desarrolló alrededor de la persona de Juan “el
Bautista” que se disputa en los versículos 6-9, 20, 21,25; y 3:22-36.
El que involucra a la persona de Cristo, abordado en los versículos 32-34. La
misma herejía gnóstica es similar a la que es atacada en 1 Juan 1, que bien
pudo haber sido la carta que envolvía el Evangelio de Juan.
El Evangelio de Juan guarda silencio con respecto al bautismo de Jesús por
parte de Juan “el Bautista”. Las ordenanzas de la Iglesia, el Bautismo y la
Eucaristía, están claramente ausentes en el relato de Juan de la vida de Cristo.
Hay por lo menos dos razones para esta omisión:
El aumento del sacramentalismo en la Iglesia primitiva hizo que Juan bajara
el énfasis del Cristianismo en este aspecto. El no discute ni presenta nunca en
su escrito los dos sacramentos ya mencionados. La ausencia de algo tan
importante llamaría la atención a quienes así lo esperaban.
Juan escribió su Evangelio con posterioridad a los otros escritores, y usa los
relatos de la vida de Jesús para complementar a los primeros. En vista de que
todos los Sinópticos cubren estas ordenanzas, el autor solamente suple
información adicional respecto a otros hechos. Un ejemplo sería el diálogo y
los eventos que se sucedieron en el aposento alto (capítulos 13-17), pero no la
cena en sí.
El énfasis de este relato es el testimonio de Juan “el Bautista” sobre la
persona de Jesús. Juan hace las siguientes afirmaciones cristológicas:
a. Jesús es el Cordero de Dios, (v. 29), un título usado para él solamente aquí
y en el Apocalipsis.
b. Jesús es pre-existente (v. 30)
c. Jesús es el Hijo de Dios (v. 34)
d. Jesús es quien recibe y da el Espíritu Santo.
Las verdades acerca de la persona y la obra de Jesús son desarrolladas por
el testimonio personal de: Juan “el Bautista”, Andrés y Simón Felipe y
Natanael
EL LIBRO DE LOS "SIGNOS" 2-12
Transformar el agua en vino (2:1-11)
Sanidad de un niño (4:46-54)
Sanidad de un hombre inválido (5:1-18)
Dar de comer a la multitud (6:1-15)
Caminar sobre las aguas (6:16-21)
Sanidad de un hombre ciego (9:1-41)
Resurrección de Lázaro (11:1-57)

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BODAS DE CANA Transformar el agua en vino 2:1-11

MADRE JESUS
DE JESUS Y DISCIPULOS

LA LEY GRACIA

LOS JUDÍOS
LEYES RITUALES ORDEN DE LLENAR
LAVAMIENTO

VIEJO PACTO" DEL NUEVO PACTO


JUDAÍSMO

YAHVEH: DEL AGUA HIZO AL MUNDO. JESUS DEL AGUA


SACO VINO
LA LIMPIEZA DEL TEMPLO 2:13-25

Ha habido muchas discusiones entre los eruditos en lo que respecta a cuantas


veces Jesús limpió el Templo. Juan menciona la limpieza bien temprano en el
ministerio de Jesús; mientras que los Sinópticos (Mateo 21:12; Marcos 11:15
y Lucas 19:45) describen una limpieza durante la última semana de su vida.
Basado en las diferencias de los dos relatos, todo indica que hubo dos
limpiezas del Templo, y no una. Sin embargo, Juan estructuró las acciones de
Jesús con un fin teológico, de esto casi estamos seguros. Cada uno de los
escritores del Evangelio bajo inspiración, tenía libertad de seleccionar, adaptar
arreglos y resumir las acciones y enseñanzas de Jesús; pero no creo que
tuvieran la libertad de poner palabras en boca de Jesús o inventar eventos. Los
Evangelios no son cronológicos ni registran las exactas palabras de Jesús (sino
un resumen), lo cual no significa que no sean correctos

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CAPITULO 3 ἐὰλ κή της γελλεζῇ ἄλωζελ 3:3
NICODEMO JESUS

Fariseo de noche Rabí Una de las cosas


Los rabinos decían que molestaban a los
que la noche líderes judíos. La
era el mejor palabra (anothen)
momento para puede significar:
estudiar la Ley. "nacer físicamente por
Has venido de Dios" segunda vez"; "nacer
énfasis, posiblemente desde los orígenes"
se refiere Det. Hech 26:5 o "nacer
18:15,18 de arriba," se ajusta al
contexto 3:7,31; 19:11
NUEVO NACIMIENTO

DE ARRIBA
NO HUMANA

OBRA DE DIOS NO POR


BAUTIZMO

NO POR RITOS
EXTERNOS

PARA ENTRAR AL NUEVO TEMPLO λαός

EL DESARROLLO DE LA FE

a. falta de fe « incredulidad de los Judíos» 2,13-22


b. la fe parcial de Nicodemo 3,1 21
c. la auténtica fe joanino de Juan el Bautista 3,22-36 dentro del mundo del
Judaísmo

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Para Juan la fe o el creer en la Palabra de Jesús generada por los signos
milagrosos de Jesús 2,23-25 y en la la Importancia de creer en la revelación
de DIOS en y mediante la palabra de Jesús para la Vida y la salvación 3,11-
21,31-36. La teología Joanina no ha excluido a Israel por mucho que se
endurezca los sus corazones en los encuentros con Jesús

CAPÍTULO 4

TEOLOGÍA DE LOS SAMARITANOS

PENTATEUCO, Y EL MEMAR MARQAH

YAHVEH MOISES LA LEY


ES DIOS PROFETA Dada por
Yahveh a Moisés

EL MONTE GERIZIM LA VENIDA


ES SANTO Y CASA DEL TA'EB
DE DIOS

-El restaurador
-El santuario restaurado
-Es época de la venganza
y recompensa
Los impíos destruidos
Los justos
premiados

SEGUNDA SEÑAL 4:43-54 Sanidad de un niño


Con este signo de la curación
Que el mensaje y la obra de Jesús no pueden quedarse encerrados en los
estrechos límites del pueblo judío,
Él se está cumpliendo la misión divina, se está realizando la obra del Padre, y
esta abarcará tanto a los judíos no judíos como al resto de las naciones.
Jesús realiza, entonces, la obra de Dios que es la vida.

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Con este signo Jesús muestra que es Señor de la vida del tiempo y la
distancia.

TERCERA SEÑAL CAPITULO 5


Sanidad de un hombre inválido 5:1-18
SHABAT- σάββατολ
Los líderes judíos se sintieron ofendidos porque Jesús había quebrantado la
tradición oral (en el Talmud) con relación al sábado
El milagro de sanidad de Jesús en día sábado: sanaba todos los días, pero
únicamente controversias era en día σάββατολ
Hay un diálogo teológico con los líderes judíos en el día de reposo, Jesús
sanó muchas veces y desarrollaba temas controversiales en la sinagoga
durante el culto σάββατολ : llama a Dios a Padre no descansa:
Afirmó su participación en las acciones de Dios.
Rompe concepto monoteísta judío Deut. 6:4

5:18 El hombre quedo sano simplemente por la palabra de Jesús 5:18 Por tal
razón los judíos buscaban la oportunidad para matarlo dos razones
1. El públicamente quebrantó la tradición oral (Talmud) concerniente al
sábado.
2. Se ponía en igualdad con Dios 8:58-59; 10:33; 19:7
ζεὸλ ἴζολ ἑασηὸλ ποηῶλ ηῷ ζεῷ. Igual, idéntico Mt. 20:12
Lo mismo, una cantidad igual Luc.6:34, ser igual Fil.2:6

PERSONAL

σάββατολ
FAMILIAR

SOCIAL

CUARTA SEÑAL 6:1-15

DAR DE COMER A LA MULTITUD (6:1-15)

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DEMUESTRA la transformación de las cosas, poder sin límite, de casi nada
da en abundancia. 6:14 El nexo entre el don del maná y la era mesiánica.
Ellos recogían el mana cada día, comiendo hasta que quedaban satisfechos
Ex 16, 812, 16, 18,21. Sin embargo, Moisés les ordeno que no guardaran
Ex 16,19-20
El don que hace Jesús al pueblo que Viene hacia el buscando alimento v 5 no
debe desperdiciarse, los discípulos tienen el deber de preservarlo
En este caso es doble el propósito, dar evidencia que él puede proveer a los
hambrientos de pan material,
así como revelarse nutrir el estómago espiritual puesto que es el pan de vida
cuya misión mesiánica era el salvar dar vida verdadera al mundo.
Verdaderamente este es el Profeta que había de venir al mundo.

QUINTA SEÑAL EL MILAGRO EN EL MAR 6,16-21


Caminar sobre las aguas. Cuando habían remado como veinticinco o treinta
estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y
tuvieron miedo. Esta escena se manifestación de la divinidad de Jesús.
SU PODER esta sobre la ley de la gravedad
RECUERDO del éxodo relativa al paso del mar Rojo Sal 77,18, 19
ÉL ES CREADOR de la tierra y toda su plenitud.
ἐγώ εἰκη· κὴ θοβεῖζζε v 20. Jesús a sus discípulos se revela como:
YO SOY

SEXTA SEÑAL SANA AL UN CIEGO 9:2-7


Sanidad de un hombre ciego (9:1-41) Dios revelará sus obras en los
acontecimientos de la vida del hombre. La revelación Jesús TRAE LA LUZ
al mundo 1,4-9. Ciertamente, JESÚS ES LA LUZ DEL MUNDO 8,12.
Pone de manifiesto su autoridad al utilizar los verbos: fue, lavó, recuperó el
ver v. 7b, anteriores 2,1-12; 4,46-54; 5,2-9a, la aceptación de la palabra de
Jesús conduce a un milagro.
Jesús se revela al ciego como el Hijo de Dios y le conmino que era necesario
creer en El v 35, 36, HACE BARRO Y ORDENA QUE SE LAVE, POR
ENCIMA DE LA LEY

15
La revelación máxima de toda la historia humana, Jesús el hijo de Dios: “Le
dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es”. No hay más duda
para el ciego de quien era Jesús, entonces el ciego dijo: “…Creo, Señor; y le
adoró”.

SEPTIMA SEÑAL LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO 11:1-16

Resurrección de Lázaro. Es un nuevo ejemplo de la gloria de Jesús y de su


poder sobre la muerte.
El cuarto día tiene un significado especial para los judíos. Ellos creían que el
alma del muerto permanecía cerca del cuerpo por tres días, esperando volver a
entrar, pero se iba después de cuatro días, cuando la descomposición se
iniciaba Jesús es Señor aun de la muerte. 1125-26
Su palabra de autoridad nunca hallará resistencia triunfante. La Voz fue por
causa de la multitud que estaba alrededor, para que vean que Lázaro aun de
muerto obedecería la voz de mandato de Jesús.
El hombre está muerto era el cuarto día solo era polvo. Aquí recrea la
creación del hombre
La voz----- soplo da vida
De la tierra

RABINOS ENSEÑABAN 11:19 “Y muchos de los judíos habían venido a


Marta y a María, para consolarlas por su hermano”.

Debe haber habido un número considerable de judíos en las vecindades, ya


que los Rabinos enseñaban que había cuatro funciones básicas que un
hombre debe imitar de Dios:
1. Dios vistió al desnudo Gn. 3:21
2. Dios visitó a los enfermos Gn. 18:1. Las dos primeras están en Mt. 25:36
3. Dios consoló a los que estaban de luto Gn. 25:1.

4. Dios enterró a los muertos, Moisés Dt. 34:6 .


LOS DISCURSOS

3. LA DIVINIDAD DEL HIJO 5:19-47.

16
Profanaba el día de reposo. Hacía igual con Dios. Habla de su relación con
el Padre; 19-21. Habla de su función como juez, 22
En la tercera habla de la honra que merece 23
4. EL PAN DE VIDA (6:22-66).
EL VERDADERO PAN
El pan VIDA ETERNA
6. LA LUZ DEL MUNDO 8:12-59 .
Ya no la torah, Jerusalén ni El Templo
ÉL ES LA ÚNICA LUZ
LA LUZ REVELADA TODO

EL BUEN PASTOR 10:1-42

Εγώ εἰκη ὁ ποηκὴλ ὁ θαιός. ὁ ποηκὴλ ὁ θαιὸς ηὴλ υστὴλ αὐηοῦ ηίζεζηλ ὑπὲρ
ηῶλ προβάηφλ· Jn. 10:11 Yo soy” apuntan a Su identidad y propósito único
y divino. Inmediatamente después de declarar que Él es “la puerta” en Juan
10, 7, Jesús declara: “Yo soy el buen pastor”. Él se describe a sí mismo
ÚNICO en su carácter
SU BONDAD inherente, SU JUSTICIA y SU BELLEZA.
Él es el que PROTEGE, GUÍA y NUTRE a su rebaño. el pastor verdadero
o fiel que voluntariamente da su vida por las ovejas

c. DESPEDIDA 13-17

DISCURSOS EN PRIVADO 13-16. Discursos en privado a los discípulos:

a. SEPARACIÓN INMINENTE DE JESÚS 13:31-14:31


El mandamiento nuevo 34
El camino al Padre
El Camino El Atrio Jer. 6:16; Sal. 23:3.
La Verdad El Lugar Santo Jn.18:38; 7:17;8:32,36;
14:17,26, 16:13; 1 Co. 2:9-10.
La Vida El Lugar Santísimo Jn. 10:10, 28; Ro. 5:17.

17
Ver a Jesús es ver al Padre, Palabra y Obras v,9,10,11
Promesa del consolador v16,17,26
b. UNIÓN CON CRISTO Y LOS RESULTADOS 15:1-16:4
Sin él nada somos v.5, hace amigos 15
c. SOBRE EL ESPÍRITU SANTO Y EL FUTURO 16:5-33

ORACIÓN SACERDOTAL cap. 17

La clave para la comprensión de este capítulo es el fondo de la fiesta judía de


la Expiación: Yom Hakkippurim. Su contenido teológico, tiene su
cumplimiento en la oración de Jesús, en que se «realiza» en el más estricto
sentido de la palabra: el rito se convierte en la realidad que significa. Lo que
antes se representaba con acciones rituales, ahora sucede de manera real y se
cumple definitivamente.
Para entender ante todo en el ritual de la fiesta de la Expiación en Lev.16 y 23
:26-32 . En aquel día, mediante los sacrificios prescritos (dos machos cabríos,
un carnero para el holocausto, un novillo: 16:5 s),
EL SUMO SACERDOTE, ha de ofrecer primero la expiación por sí mismo,
DESPUÉS POR SU CASA, es decir, por la clase sacerdotal de Israel en
general,
FINALMENTE, POR TODA LA COMUNIDAD DE ISRAEL. 16,17
«Así purificará el santuario de las impurezas de los hijos de Israel y de todas
sus transgresiones con que hayan pecado. Lo mismo hará con la Tienda de
Reunión, que mora con ellos, en medio de sus impurezas» 16,16.
Es durante estos ritos, una vez al año, el sumo sacerdote pronuncia en
presencia de Dios el santo Nombre, que Dios había revelado en la zarza
Ardiente.
LA FINALIDAD DEL GRAN DÍA DE LA EXPIACIÓN: Es volver a dar a
Israel su carácter de «pueblo santo» tras los pecados de todo un año, Es
encaminarlo de nuevo hacia su destino ser el pueblo de Dios en medio del
mundo. Es el fin más íntimo de la creación en su conjunto: crear un espacio
para dar respuesta al amor de Dios, a su voluntad santa.

18
SEGÚN LA TEOLOGÍA RABÍNICA, la idea del Pacto, de crear un pueblo
santo que esté ante Dios y en unión con El, es anterior a la idea de la creación
del mundo. El cosmos no fue creado para que hubiera astros y otras cosas más,
sino para que hubiera un espacio para la «alianza», para el «sí» del amor entre
Dios y el hombre que le responde.
La fiesta de la Expiación restablece una y otra vez esta armonía, este
sentido del mundo reiteradamente perturbado por el pecado, y por eso
representa la cumbre del año litúrgico.
La estructura del rito en Levítico 16 es retomada precisamente en la oración
de Jesús:
ASÍ COMO EL SUMO SACERDOTE hace la expiación por sí mismo, por
la clase sacerdotal y por toda la comunidad de Israel,
TAMBIÉN JESÚS ruega por sí mismo, por los Apóstoles y, finalmente, por
todos los que después, por medio de su palabra, creerán en El: por la Iglesia de
todos los tiempos Jn 17,20.
ÉL SE SANTIFICA A «SÍ MISMO» y ofrece santidad a los suyos.
El que aquí se trate a fin de cuentas de la salvación de todos, de la «vida del
mundo» en su totalidad, 6,51, no obstante los límites que se establecen
respecto al «mundo» 17,9.
LA ORACIÓN DE JESÚS lo presenta como el sumo sacerdote del gran día
de la Expiación.
Su cruz y su exaltación son el día de la Expiación para todos, en el que la
historia entera del mundo, frente a todas las culpas humanas con todos sus
destrozos, encuentra su sentido, y se la introduce en su auténtica «razón de
ser» y su «adonde».
La oración de Jesús es la puesta en práctica del día de la Expiación, es, por
decirlo así, la fiesta siempre accesible de la reconciliación de Dios con los
hombres.
TEMAS DE LA ORACIÓN SACERDOTAL
ÉSTA ES LA VIDA ETERNA αὕηε δέ ἐζηηλ ἡ αἰώληος δφὴ v.3
El tema vida δφὴ que desde 1:4 impregna todo el Evangelio, aparece
necesariamente también en la oración sacerdotal.

19
La expresión vida eterna ἡ αἰώληος δωὴ no significa la vida que viene
después de la muerte, como tal vez piensa, en contraposición a la vida actual,
que es pasajera y no una vida eterna.
Vida eterna significa la vida misma, la vida verdadera
que puede ser vivida también en este tiempo y que después ya no puede ser
rebatida por la muerte física. Esto es lo que realmente interesa: abrazar ya
desde ahora «la vida», la vida verdadera, que ya nada ni nadie puede destruir.
Este significado de «vida eterna» aparece en el capítulo sobre la resurrección
de Lázaro: «El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; el que está vivo y
cree en mí, no morirá para siempre» 11,25s. «Viviréis, porque yo sigo
viviendo», 14,19, enseñando con ello una vez más que lo característico del
discípulo de Jesús es que «vive»; que él, mucho más allá del simple existir, ha
encontrado y abrazado la verdadera vida que todos andan buscando.
Por eso, la clave de la vida no es un conocimiento
cualquiera, sino el hecho de «que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a
tu enviado Jesucristo» 17,3. El cristiano no cree una multiplicidad de cosas.
cree simplemente en Dios, cree que hay realmente un único Dios.
«SANTIFÍCALOS EN LA VERDAD» ἁγίαζολ αὐηοὺς ἐλ ηῇ ἀιεζείᾳ· ὁ
ιόγος ὁ ζὸς ἀιήζεηά ἐζηηλ. 17:17 la consagración y santificar, indica de la
manera más neta la conexión con el acontecimiento de la reconciliación y con
el sumo sacerdocio.
En la oración por los discípulos, Jesús dice: «Santifícalos en la verdad; tu
palabra es verdad... Jn 17,17.19.
Jesús se identifica como «quien el Padre consagró y envió al mundo» 10,36.
Se trata por tanto de una triple «consagración»: el Padre ha consagrado al Hijo
y lo ha enviado al mundo; el Hijo se consagra a sí mismo y ruega que, por su
consagración, los discípulos sean consagrados en la verdad.
«CONSAGRAR» «CONSAGRADO», es decir, «santo». Santidad es el
término usado para expresar su particular modo de ser, el ser divino como tal.
Así, la palabra «santificar, consagrar», significa traspasar algo persona o cosa
a la propiedad de Dios, y especialmente su destinación para el culto. Esto
puede consistir, por un lado, en la consagración para el sacrificio Ex 13,2;
Dt 15,19; por otro, puede significar la consagración al sacerdocio Ex 28,41
destinar a un hombre a Dios y al culto divino
Las tres santificaciones (consagraciones) de las que habla

20
Primero se nos dice que el Padre ha enviado al Hijo al mundo y lo ha
consagrado 10,36. Los exegetas nos hacen notar que se puede encontrar un
cierto paralelismo con esta frase en las palabras sobre la vocación del
profeta Jeremías: «Antes de formarte en el vientre te escogí; antes de que
salieras del seno materno, te consagré. Te nombré profeta de los gentiles
Jr 1,5.
Por tanto, se puede decir que esta consagración de Jesús por el Padre es
idéntica a la Encarnación.
Consagración significa que Dios reivindica para sí al hombre en su totalidad.
Segundo dice «me consagro yo hagiázó» 17,19. «Aquí, en la oración de
despedida antes de la Pasión, y en relación con el enlace con el híper autón ,
por ellos hagiázó significa un "consagrar" en el sentido de "consagrar para el
sacrificio"». Mientras la primera «consagración» se refiere a la Encarnación,
AQUÍ SE TRATA DE LA PASIÓN COMO SACRIFICIO. El sentido de la
fiesta de la Expiación se ha cumplido plenamente en el «Verbo» que se ha
hecho carne para la vida de la humanidad Jn. 6:21.

SANTIFÍCALOS EN LA VERDAD 17,17.

«Me consagro yo para que también se consagren ellos en verdad 17,19.


Los discípulos han de estar implicados en la consagración de Jesús; también
en ellos se debe cumplir este traspaso de propiedad, este traslado a la esfera de
Dios y, con ello, hacerse realidad su envío al mundo. «Me consagro yo para
que también se consagren ellos en verdad»: su pasar a ser propiedad de Dios,
su «consagración», está unida a la consagración de Jesucristo, es participar en
su ser consagrado.

Entre los dos versículos, el 17 y el 19, que hablan de la consagración de los


discípulos hay una ligera pero importante diferencia. Hacerse partícipes de
su consagración, de su cometido sacerdotal, de su sacrificio.

d. LA "HORA" DE JESÚS 18-20

CAPITULO 18
1-11 Jesús pasa voluntariamente al otro lado del arroyo de Cedrón,
comenzaría su camino de humillación y gloria. 2 Sam 15,23, Jesús cruza el
mismo arroyo; no huye, sino se ofrece para ser sacrificado. no hay referencia
al Getsemaní, ni a la lucha en la oración;

21
él describe todo la majestad de Jesús en su sufrimiento. toma la iniciativa.
Al parecer es Judas quien actúa; él busca a Jesús, pero en realidad es Jesús
quien actúa: 3,3 y 19,28, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis?" No hay
angustia en Él, sólo la majestad de un rey. Cuando ellos respondieron: "A
Jesús nazareno", entonces el Señor dice por última vez: Yo soy esta vez es
una expresión pública de su dignidad divina
Se acentúa esto, diciendo que todos los que estaban buscando a Jesús para
arrestarlo, retrocedieron y cayeron a tierra.
Si apresan a Jesús es porque el Padre se los permite y Jesús acepta la voluntad
de Dios, y no porque ellos tengan poder.
Se da voluntariamente, pero pide que los suyos sean dejados en libertad. Los
protege conforme17, 12. Jesús es el Cordero de Dios.
18,12-27 sólo a Él prenden y atan. Lo llevan en primer lugar a casa de Anás.
Anás aún tenía mucha influencia. En este tiempo era costumbre que los
procuradores romanos designaran al sumo sacerdote, pero según el derecho
judío una persona lograba este rango para toda su vida. No describe el proceso
ante Caifás. Caifás fue el sumo sacerdote durante los años 18-36 d.C. Juan
nos recuerda el consejo de éste 11,50, que era conveniente que un solo hombre
muriese por el pueblo; una palabra profética que concordó con el plan de Dios.
Cuando Jesús fue guiado ante Anás, Pedro le seguía junto con otro discípulo,
probablemente fuera Juan, que siendo conocido del sumo sacerdote pudo
introducir a Pedro. El que Pedro estuviera siguiendo a Jesús es en sí una
resistencia en contra de la predicción de Jesús de que él lo negaría tres veces.
Pedro aún confía en sí mismo.
Mientras que Jesús había respondido francamente "Yo soy" los vv.5,6 y
8, Pedro responde con un "No lo soy". Mientras llevan a Jesús ante Anás,
Pedro se encuentra entre los aprehensores de Jesús, calentándose junto al
fuego. Anás, v.19 `sumo sacerdote„, procede a iniciar un interrogatorio a Jesús
preguntando acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús no responde a
esta pregunta, pero esta "negativa" es nada más que una protección. El único
que debe ser juzgado es el Pastor, no las ovejas. En cuanto a su doctrina, Jesús
no responde de forma directa. El proceso debe ser justo, no arbitrario. Los
acusadores deben tener pruebas, no las deben buscar sólo ahora para poder
condenar a Jesús. Su doctrina no fue algo oculto, sino enseñanza pública.
"YO SOY", "NO LO SOY".

CAPÍTULO 19
a. FLAGELACIÓN Y ESCARNIOS DE JESÚS 1-3
22
1 Entonces Pilato tomó a Jesús y mandó que lo azotasen. 2 Luego los soldados le
pusieron en la cabeza una corona que habían entretejido con espinas, y lo vistieron con
un manto de púrpura; 3 y acercándose a él, le decían: «¡Salve, rey de los judíos!» Y le
daban bofetadas.

A diferencia de los sinópticos, Juan ha incorporado esa escena al curso


del proceso; quizá porque de ese modo podía obtener una gradación en el
relato. El epicentro íntimo y objetivo se halla una vez más en el motivo de la
realeza. Pilato manda azotar a Jesús, lo que solía ser muy frecuente en tales
procesos. El sentido de tal medida estaba en que Pilato quiso congraciarse con
los enemigos de Jesús hasta un cierto punto, esperando que así pudiera librar a
Jesús de lo peor. Jurídicamente se trata a todas luces de una medida arbitraria,
puesto que Pilato está persuadido de la inocencia de Jesús.

En la escena de los escarnios, Juan coincide sobre todo con Marcos (Mc
15,16-19; cf. Mt 17,27-30); no menciona la caña con que golpearon a Jesús.
El manto de púrpura hay que entenderlo como un ornato regio, aunque desde
luego en un tono de parodia: Jesús es investido y entronizado como rey para
recibir la primera pleitesía. Y por ello le rindieron un triple honor regio,
aunque falso: primero, mediante una corona de burla; segundo, con el ropaje
burlesco; tercero, con un saludo sarcástico.

b. «¡AQUÍ TENÉIS AL HOMBRE!» 4-7

5 Salió, pues, Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y


les dice Pilato: «¡Aquí tenéis al hombre!»
Pilato conduce a Jesús ante la presencia de los judíos (v. 4). Según la
exposición joánica resulta claro que, durante la elección entre Jesús y
Barrabás, Jesús había permanecido dentro del pretorio. La conducción afuera,
que tiene lugar ahora, está en estrecha conexión con la escena precedente: el
rey así investido y entronizado comparece ahora ante el pueblo para recibir su
primer homenaje, que es la aclamación popular. También esto formaba parte
del ritual regio establecido, que Juan utiliza de un modo paradójico y casi
hasta macabro.
El acto viene introducido con las palabras del procurador: «Mirad; os lo
traigo afuera...», que suscitan una expectación solemne. Proclaman la
aparición de Jesús ante la multitud expectante. La finalidad de la
comparecencia viene indicada con la segunda declaración de inculpabilidad
por parte de Pilato. Sacando afuera a Jesús el procurador quiere mostrar que
tiene al acusado por inocente. No tanto se trata de apelar a la compasión de la
multitud, cuanto de proclamar la carencia de fundamento, que tiene la

23
acusación. Pero presenta a Jesús- y el evangelista lo subraya
intencionadamente- como un rey de burlas, inerme y castigado. En ningún
momento de la acción se puede olvidar que aquel, que no era un Mesías
político, no deja de ser el verdadero rey Mesías y el testigo de la verdad. Y
aquí se llega a un nuevo punto culminante del dramatismo joánico.
El relato pide en este pasaje un acento solemne. E1 testigo de la verdad y
legítimo rey de los judíos comparece ante el mundo. Lleva las insignias de un
rey. Es «la caricatura de un rey» (R. Bultmann), pese a ser el verdadero rey
del mundo. Pilato presenta al rey con estas palabras: Ved aquí al hombre,
que difícilmente pueden traducirse ni interpretarse. ¿Qué quieren decir?
Cierto que no simplemente: Aquí tenéis a ese hombre. Hay que partir sin
duda de la apariencia externa de Jesús, de la figura lastimosa en que
comparece ante las miradas de sus enemigos. Tal vez haya que pensar aquí
en Is 53, y sobre todo en 53,2s: «No tenía forma ni belleza para que nos
fijáramos en él, ni aspecto para que le apreciáramos; despreciado y
abandonado de los hombres, varón de dolores, familiarizado con la dolencia,
como aquél ante quien se oculta el rostro, despreciado, de modo que no le
hicimos caso.» «Y de hecho ese tal hombre es el que afirma ser el rey de la
verdad. El Verbo se hizo carne, se ha hecho patente en sus consecuencias
extremas» (Bultmann). ¿O hay tal vez una reminiscencia del título «Hijo
del hombre»? Según la concepción del evangelista la fórmula Ved aquí al
hombre, tiene, sin género de duda, un sentido más profundo, y tal como aquí
aparece debe evidentemente superar la fórmula regia. Ahora bien, un título
superior al de Mesías sólo podía ser ante todo el título de Hijo del hombre. Y
en tal caso habría que considerar también aquí la inversión paradójica: el Hijo
del hombre y juez del mundo se identifica plena y totalmente con ese hombre
indefenso, que comparece ante la multitud como un rey de escarnio.
Entiéndalo quien pueda.
Y así como al rey recién coronado, al comparecer ante su puebla le
llegaba la aclamación como un afectuoso saludo, así también aquí (v. 6) el rey
es saludado, así también aquí es saludado por su pueblo, ¡pero cómo!
«¡Crucifícalo, crucifícalo!», gritan espontáneamente los judíos cuando le ven.
No sólo están contra ese rey, también ese hombre les irrita; es decir, que
demuestran así su inhumanidad. Con ello descubren asimismo cómo
reacciona el hombre en pecado ante la realidad divina, tal como ésta le sale al
encuentro en el hombre Jesús.

24
Pilato se muestra irritado por la violenta reacción de los judíos v. 6b. Es
evidente que no había contado con semejante oposición por parte de los
judíos. Sólo así se explican sus palabras: «Tomadlo vosotros y crucificadlo»,
pues según 18,31s es evidente que no podía tratarse de una oferta en serio de
Pilato a los judíos. Es cosa cierta, además, que Pilato tiene a Jesús por
inocente, de ahí que desee evitar su condena. Por ello hay que entender la
palabra como una reacción de disgusto: Tomadlo vosotros, y haced con él lo
que queráis. La perplejidad y la irritación inducen al procurador a expresarse
así.
Simultáneamente enlaza con ello una tercera declaración de inocencia. En
18,31-32 la respuesta de los judíos era aun hipócritamente cauta; pero ahora
invocan abiertamente «la ley» (gr.: nomos, v. 7: «Nosotros tenemos una
ley...»).
Aflora así al primer plano el trasfondo de la acusación por parte judía.
Que los judíos tenían «la ley» es cosa bien sabida para Juan; ellos se refieren
a «su» ley (cf. 7, 29; 12,34; 18,28). Sin embargo, para Juan «la ley» pertenece
al cosmos, no en principio, sino desde el momento en que alguien se remite a
ella para justificar su toma de posición contra el revelador religioso. Y eso es
lo que ocurre aquí: los judíos se refieren a la ley para justificar así sus
exigencias de que muera Jesús. Y en la lógica de esa ley está el que «Debe
morir, porque se ha hecho Hijo de Dios.» La ley impone la muerte al Hijo de
Dios. Objetivamente se trata de los castigos contra los blasfemos. De todos
modos ese apelar a la ley pone en claro una cosa: la piedad, tal como la
entienden los judíos (el cosmos) desde su ley, y la revelación divina de Jesús
están en una contradicción suprema. «Hijo de Dios» tiene aquí todo el sentido
joánico.

c. JESÚS Y PILATO 8-12

8 Cuando Pilato oyó estas palabras se alarmó mucho más. 9 Y entrando otra vez en
el pretorio, le dice a Jesús: «¿De dónde eres tú»? Pero Jesús no le dio respuesta alguna.
10 Dícele entonces Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para
soltarte y que tengo autoridad para crucificarte?» 11 Respondió Jesús: «Ninguna
autoridad tendrías sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha
entregado a ti mayor pecado tiene.» 12 Desde entonces Pilato intentaba soltarlo. Pero los
judíos continuaron gritando: «Si sueltas a éste, no eres amigo del César. Todo el que se
declara rey se opone al César.»
El último argumento que esgrimen los judíos descubre por un instante los
motivos por los que entablaron su proceso contra Jesús. A los ojos de Juan es
el odio contra el revelador e Hijo de Dios, odio que justifiquen con la norma
tradicional de vida, «la ley». Según Gál 3,13 (cf. 3,7-14), también Pablo es

25
del parecer de que la muerte de Jesús en cruz la provocó en último término
«la ley»; de tal modo que las instancias humanas actuaron en realidad de
acuerdo con ese ordenamiento cuando entregaron a Jesús a la muerte. La
reflexión está sin duda justificada, todo ordenamiento legal, que como tal
adquiere carácter absoluto conduce irremediablemente a crueldades e
injusticias. Cierto que en Juan ha de tenerse en cuenta que la oposición de la
fe cristiana y la observancia religiosa de la ley es ya un hecho consumado.
En cualquier caso no es necesario suponer que nuestro autor haya
«falseado» la historia. Si los saduceos, y a su cabeza los sumos sacerdotes,
han sido las fuerzas impulsoras, no es menos cierto que se apoyaban en su
interpretación rigurosa de la ley. El propio Josefo habla de la dureza de la
jurisprudencia saducea. Invocan por consiguiente la ley dada por Dios para
hacer que ajusticien al testigo humano de Dios. Esta alternativa de legalidad,
por una parte, y humanidad, por otra, es típica, y se ha repetido en el curso de
la historia. Cuando uno se apoya en Jesús, debería saber qué actitud debe
adoptar en tales casos.
El argumento de la jerarquía no dejó de impresionar a Pilato, que «se
alarmó mucho más» (v. 8). Esta es una nueva luz sobre la conducta del
procurador; hasta ahora ya estaba condicionado por el miedo; el miedo estaba
en la raíz misma de su indecisión; la causa no le resultó tranquilizadora desde
el comienzo. Cuando hubo rehusado la busca de apoyo en la verdad
manifiesta que se le brindaba, y lograr de ese modo una firmeza interna,
reflexiva y libre, se adueñó de él el miedo acerca de sí mismo y de su propia
existencia, incluso como procurador romano. La sensación de inseguridad le
había invadido a Pilato ya desde su primer encuentro con Jesús; no había
modo de entender adecuadamente a aquel acusado, sobre todo al no haber
ningún hecho jurídico palpable. Esa impresión se agrava aún más con las
palabras acerca del «Hijo de Dios», concepto que para el pagano Pilato está
rodeado de una fuerza inquietante. Que Pilato se aproxime a Jesús y se sienta
impulsado a comprenderle más de cerca -elemento éste que falta en la
exposición sinóptica-, es algo perfectamente comprensible y significativo.
Llegamos así a una segunda conversación entre Pilato y Jesús.
La primera pregunta del procurador (v. 9) está motivada por la palabra
acerca del «Hijo de Dios». Y suena así: «¿De dónde eres tú?», y ha de
entenderse como una pregunta que inquiere el origen personal de Jesús (y no,
por ejemplo, su lugar de nacimiento). Pilato querría obtener una certeza que le
permitiera conocer realmente a Jesús. De hecho, habitualmente creemos
conocer a un hombre cuando tenemos una cierta idea sobre su origen o
pasado. Pilato sólo puede preguntar así porque no quiere creer sino conseguir
una seguridad intramundana. Pero ésa no se la puede proporcionar Jesús; en el

26
fondo para su pregunta no hay más respuesta que la que Jesús ya le ha dado
en su primera conversación (d. 18,36-37); pero ésa la ignora por completo
Pilato. El procurador se siente, pues, desilusionado en su expectativa. Dado
que no confía en la fuerza de la verdad, busca ahora su respaldo en la «verdad
de la fuerza» (v. 10). Y se respalda en su exousia, en su «autoridad». La
expresión designa ante todos los plenos poderes que uno tiene jurídicamente,
y en segundo término la posibilidad de su ejercicio práctico aquí y ahora, en
este caso concreto. Pilato se refiere, pues, a la facultad que tiene delegada
como procurador del imperio romano, en la que espera encontrar seguridad y
respaldo como en una instancia que está por encima de él y que al propio
tiempo le sostiene: detrás de mí se encuentra el Estado romano, con todo su
aparato administrativo, su «derecho» y también desde luego su poderío
militar. Menciona en primer término su autoridad para dejarle libre -¡el
funcionario romano ofrece la libertad al Hijo de Dios!-, y sólo después alude a
la facultad de mandarle crucificar.
Ahora bien, Jesús tiene desde luego algo que decir a todo ello (v. 11). La
respuesta de Jesús consta de dos partes: a) dice algo sobre las relaciones de
poder en el caso presente; b) habla de la culpa y responsabilidad en este caso.
Jesús otorga a Pilato que tiene efectivamente autoridad. Pero que en el
presente caso pueda hacerla valer contra Jesús carece de fundamento en la
naturaleza de esa autoridad como tal. Eso «se lo han dado de arriba». No se
trata aquí -como se ha pensado en distintas ocasiones- de una fundamentación
teológica de la autoridad estatal. No se puede entender esa afirmación en el
sentido de las conocidas palabras: «Todo poder viene de arriba, de Dios»,
como se hizo durante siglos. Sino que se trata de señalar las fronteras de todo
poder estatal. El funcionario romano, que es Pilato, viene aquí mejor
instruido. Su papel en este caso no es tanto jurídico-estatal cuanto un papel
histórico-salvífico. El posesor del poder estatal, que sabe de las competencias
del ejercicio de su autoridad, se caracteriza por su ceguera frente al poder
divino y la libertad del testigo de la verdad. No existe un poder «mundano» (y
es «mundano» no solo el poder estatal, sino también el eclesiástico) para
disponer de la revelación.
Con ello se esclarece también la parte segunda de la respuesta. Pilato no
ha llegado por sí mismo a ese su papel y a tener autoridad sobre Jesús, sino
que lo debe al designio salvador de Dios y al proceder de los judíos. Por ello,
tampoco su conducta es propiamente una resistencia activa a la revelación,
sino que es más bien una singular ceguera. En razón de lo cual dice Juan que
la culpa de los judíos es «mayor». La afirmación «por eso, el que me ha
entregado a ti mayor pecado tiene», refleja, ante todo, la reflexión del
evangelista y de su tradición sobre el problema de la culpabilidad respecto de

27
la ejecución de Jesús. En la Iglesia primitiva se planteó ciertamente la
pregunta de ¿cómo se repartieron entonces las responsabilidades del crimen?
¿Quién fue el responsable principal de la muerte de Jesús? ¿Fueron sólo los
judíos? ¿Solos los romanos? ¿Unos y otros por igual? ¿Concurrieron unos y
otros, pero unos más y otros menos?.
Tras una inspección crítica de las fuentes la mejor respuesta que, en mi
opinión, puede darse a esa pregunta, sería la siguiente: la suprema
responsabilidad jurídica de la crucifixión de Jesús estuvo en manos romanas;
y si en aquel proceso hubo un asesinato jurídico -que, visto objetivamente,
bien podría haber sido así-, también el procurador romano tuvo en ello la
responsabilidad decisiva. Él estaba obligado a mantener la ley y no debería
haberse dejado influir al pronunciar la sentencia por la acusación. Pero de una
corresponsabilidad, y por ende de una culpa moral, no se le puede eximir a la
parte judía, y menos aun al estrato dirigente de los saduceos. Pues en aquella
ocasión fue ese estrato el que tomó la iniciativa del prendimiento y entrega de
Jesús a los romanos.
Por todo lo cual la fórmula joánica no es falsa, pero está demasiado poco
diferenciada. Como quiera que sea, no se debería pasar por alto que Juan en
modo alguno exime a Pilato de toda culpa y responsabilidad.
Si Juan dice que la culpa de los judíos es mayor, sugiere sin duda alguna
la idea de que también Pilato tiene su parte en el crimen, aunque sea menor.
Debemos leer de una manera diferenciada y reflexiva las afirmaciones del
Nuevo Testamento, a menudo simplificadas. Poco aprovechan las
explicaciones precipitadas. No constituye problema alguno el que en el
pasado el bando cristiano se formase un juicio demasiado simplista respecto
de los judíos; lo que fue muy pernicioso. Por ello, no habría que incurrir hoy
en el error contrario y despachar todo lo que entonces se pudo recriminar a los
judíos como si fuera simple apologética cristiana o una polémica antijudía. Si
Jesús no hubiera sido el fundador del cristianismo, sino sólo un judío, como
muchos otros de sus coetáneos, cabría admitir sin dificultad que en tiempos de
Jesús también muchos otros judíos fueron maltratados por sus dirigentes
aristócratas y entregados a los romanos. El estrato superior del judaísmo
estaba en estrecha vinculación política con el poder romano. En aras de esa
alianza cayeron muchas víctimas judías. Y entre ellas también Jesús de
Nazaret. Sobre esa base debería ser posible una comprensión histórica en el
sentido de un acercamiento de los puntos de vista.

d. CONDENA DE JESÚS 12-16

28
El versículo 12a habla de que Pilato, tras esta última conversación, estaba
seriamente resuelto a dejar libre a Jesús, sin duda porque, en cierto modo, se
le había hecho patente toda la problematicidad de la situación. Visto desde
fuera, parece como si el estado de cosas siguiera totalmente sin decidir. Pero
por la lógica interna del desarrollo ya está trazado de antemano el curso
posterior de la historia.
Los judíos advierten la intención de Pilato y presionan con toda su fuerza
para transformar toda la acusación en un instrumento político. En este sentido
se sienten tan romanos como el mismísimo procurador y buscan presentarle el
asunto como una deslealtad al César. Y le prenden justo por el punto en que
muy poco antes creía haber encontrado su última seguridad, a saber en su
autoridad oficial: «¡Si sueltas a éste, no eres amigo del César!» Aquí se trata
probablemente del título político amigo del César. Esto es una presión
masiva; semejante manipulación con la amenaza de acusar ante el César -en
este caso incluso formulando el cargo de alta traición- parece que se dio con
frecuencia. Blinzler piensa al respecto que era «una situación grotesca. El
supremo funcionario imperial de Judea debe dejarse incriminar su escasa
lealtad al César por los representantes de una nación, en la que alentaba como
posiblemente en ninguna otra provincia el odio más apasionado contra la
dominación forzosa de Roma».
Pilato debía contar con que los judíos llevarían a efecto su amenaza. Si
incurría en la sospecha de no haber actuado con la suficiente energía contra
un hombre políticamente peligroso, contra un «rey de los judíos», bien podría
imputársele como un patrocinio de fuerzas políticas subversivas. En esas
materias el emperador Tiberio era extremadamente suspicaz.
Pilato sabe ahora lo que está en juego: o condenar a Jesús o que se airee
en Roma una acusación de alta traición contra él, lo que significaría el fin de
su carrera política. Sin duda que hubiera sido necesaria una rectitud casi
sobrehumana, una independencia interior de extraordinaria grandeza para que
un hombre, emplazado en ese trance, hubiera opuesto resistencia. Y no hay
duda de que eso era pedir demasiado a Pilato. Él es aquí el prisionero de su
poder.
Pero también los judíos se ven empujados a las últimas consecuencias.
Vuelven sobre su acusación: quien se declara rey está en oposición al César.
Hasta el final sigue siendo determinante el motivo básico de «rey de los
judíos». Sólo que ahora se echa de ver que el título de rey se ha identificado
entre tanto con la persona de Jesús hasta tal punto que para deshacerse de él
tienen que renunciar al título de Mesías. Y en primer término se ven forzados
a generalizar: todo -así lo proclaman ellos- el que enarbola una pretensión
mesiánica está en oposición al César, como rebelde de hecho es enemigo

29
suyo. Por lo demás se trataba de un crimen de Estado, perfectamente
delimitado en la antigua Roma. Ante esa amenaza de denuncia, Pilato tiene
que transigir de buena o de mala gana. Abandona su última resistencia y
vuelve a sacar fuera a Jesús, ante el tribunal, al que sube para dar validez
oficial a la sentencia. No me parece convincente la idea -gramaticalmente
posible- de traducir «le hizo sentar (a Jesús) en el tribunal», pues para Juan el
trono desde el que Jesús domina y juzga es la cruz. Se trata aquí de la condena
regular de Jesús (pro tribunal).
A fin de poner de relieve la importancia del momento en la historia de la
salvación, Juan menciona el lugar, el día y la hora: el lugar se llamaba gabbata
(en griego lithostrotos), que bien puede traducirse como «enlosado (con
mármoles o con mosaicos)»; y se trataba probablemente del patio
pavimentado de la fortaleza Antonia. El día era «la parasceve de la pascua»,
que apunta a la tipología pascual joánica: Jesús morirá como el verdadero
cordero pascual. El dato cronológico «y la hora alrededor de la sexta»; es
decir, hacia mediodía.
Pilato presenta una vez más a Jesús: «¡Aquí tenéis a vuestro rey!» La
expresión y la escena recuerdan 19,5. Aunque cede de hecho, Pilato no puede
evidentemente resignarse a tener que condenar a Jesús bajo presión por lo que
en la fórmula late una ironía sangrante. ¿O se trata más bien de una última y
medrosa tentativa por mover a los judíos a deponer su actitud? Como quiera
que fuese, en el trasfondo de la escena late la idea de que esa última tentativa
de Pilato, constituía también para los judíos la última posibilidad de una toma
de posición frente a Jesús. Su reacción fue como la de aquel a quien se le toca
un punto neurálgico: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!» Ante lo cual formula
Pilato su última pregunta: « ¿Pero voy a crucificar a vuestro rey?»; donde no
deja de sorprendernos el que Pilato hable en las últimas escenas enfáticamente
de «vuestro rey», reforzando así el contraste.
Pero el abismo entre Jesús y los judíos se había hecho tan grande, que ya
no quedaba posibilidad alguna de superarlo. Los judíos están dispuestos no
sólo a renegar de Jesús, sino de su misma esperanza mesiánica: «¡No tenemos
más rey que al César!» También este grito puede entenderse desde la
situación política; la aristocracia y sus secuaces compartían entonces, sin duda
alguna, el rechazo mesiánico político, entre otras razones -y no la última-
porque esos posibles «reyes» judíos resultaban peligrosos para su propia
posición de dominio. Una declaración de lealtad al César no resulta en
absoluto impensable en la situación coetánea. Mas, para Juan, los acusadores
no sólo se distancian de Jesús sino del ideal mesiánico en general.

30
Ahora Pilato ya no puede hacer nada, incluso por la situación interna:
aunque sólo fuera por librarse a sí mismo del César. Y así concluye el proceso
con estas palabras: «Entonces les entregó a Jesús para que fuera crucificado».
La exposición joánica del proceso de Jesús muestra justamente de forma
persuasiva cómo se plantean las relaciones entre el poder social, eclesiástico-
religioso y político, de una parte, y el poder sereno y libre de la verdad divina,
de otra. Que la «iglesia» oficial judía de los sumos sacerdotes y el poder
estatal hayan contribuido aquí por igual a la ruina de Jesús, es algo que
evidentemente no ocurrió sólo entonces. La Iglesia oficial cristiana, una vez
establecida y con el poder en las manos, actuó exactamente igual que sus
antecesores sacerdotales judíos. Sin embargo, al entenderse a sí mismo el
Jesús inerme como «rey» y ser escarnecido como un rey loco sin duda de un
modo fiel a la realidad, hay algo que resalta de entre toda esa miseria e
inhumanidad, sin eliminar lo más mínimo, algo indestructible y superior, que
ninguna fuerza terrena puede conseguir y ni siquiera rozar: la verdadera
imagen divina del hombre. El he aquí el hombre está justo en el centro. Es
aquella fascinación o aquella promesa en razón de la cual es posible y bueno
incluso el ser hombre y amar a los semejantes.

e. LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS 16-27

Después de acabado el proceso ante Pilato con la consiguiente condena de


Jesús, «lo entregó a ellos, para que fuera crucificado» (v. 16a). Y sigue ahora
el relato sobre la ejecución de Jesús: «Tomaron, pues, a Jesús» (v. 16b). A
primera vista no resulta perfectamente claro a quién se refiere Juan con el «a
ellos», ni quién es el sujeto de «tomaron» en v. 16a y 16b, para que Jesús
fuera crucificado. Según el versículo 16ª, sólo cabe entender realmente a los
«judíos». Pilato cedió a la voluntad de éstos y condenó a Jesús a la muerte de
cruz. Pero es totalmente imposible que los judíos se encargasen entonces de
Jesús y que llevasen a término su ejecución. Primero, porque la crucifixión no
era una pena judía sino romana; y, segundo, porque la ejecución de la pena no
entraba en su competencia. Así pues, quienes se hicieron cargo de Jesús no
pudieron ser otros que los soldados del pelotón ejecutor (cf. 19,23).
Probablemente Juan se ha expresado en este pasaje de un modo tan vago
con el propósito de seguir incriminando aún más a los judíos. Por otra parte,
se tiene la impresión de que en su relato subsiguiente de la crucifixión de
Jesús, el cuarto evangelista ha omitido intencionadamente una serie de datos
que se hallaban en la tradición anterior. Es evidente que su relato recorta a
menudo un documento preexistente más amplio, evidenciando, como aquí,
pasajes con suturas mal disimuladas. H.-W. Kuhn alude atinadamente al

31
hecho de que, de ordinario, sólo se cita el fragmento de la cruz. Cierto que la
palabra expresa todo el horror de una pena de muerte realizada por medio del
verdugo, a diferencia evidentemente de la «muerte libre», que era el suicidio,
y con ello suscita también desde luego el horror de la crucifixión. La
exposición joanica. Una vez más salta a los ojos hasta qué punto en Juan la
forma y manera de la exposición reiterativa puede convertirse en instrumento
de la nueva interpretación. En el cuarto evangelio ya no hay sitio para el
escarnio del crucificado, tal como podemos leerlo en Marcos. Eso no encaja
ya con el concepto joánico del triunfo y glorificación de Jesús. Para Juan la
cruz entra tan de lleno en la «exaltación del Hijo del hombre», que sólo puede
ya expresar la oposición entre Jesús y sus enemigos incrédulos; por el
contrario, los creyentes están tan por completo en el bando de Jesús que ya no
sienten esa oposición. En la visión joánica la cruz no puede ya representar un
skandalon o tropiezo, sino que es más bien la señal victoriosa de la fe. No se
pueden cerrar los ojos a los aspectos peligrosos que entraña esta concepción.
Cierto que con su cuadro peculiar de la pasión, como historia del triunfo de
Jesús, consigue Juan proyectar una nueva luz sobre determinados aspectos,
que ponen de relieve con singular fuerza cómo la cruz es la revelación del
amor divino. Pero al reducir la contradicción, el escándalo, los padecimientos
efectivos, el chasco y fracaso de Jesús, el cuarto evangelista apoya una
concepción que más tarde habría de dejarse sentir como políticamente
perniciosa: la cruz pasa a ser una cruz gemmata, una cruz noble, dorada y
sacralizada; más aún, una cruz fetichista, señal (y orden) de dominio y
nobleza, de algo que se llama mundo cristiano. Jesús murió como alguien que
pertenecía al mundo de los oprimidos, y al que se le contó entre los
malhechores. ¡Y, oh paradoja, ahora se apoyan en él sobre todo los que
dominan, para legitimar sus relaciones de poder espirituales y mundanas!
Ahora se ha trastocado de múltiples formas la señal sagrada de la cruz, lo que
hace que con demasiada frecuencia se prive a la cruz real de su contenido
social.
La crucifixión 16b-18

El pelotón ejecutor se hace cargo de Jesús. Subraya Juan de manera


explícita: «Cargándose la cruz (él personalmente), salió hacia el lugar llamado
de la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota» (v. 17). Evidentemente está
interesado en mostrar que Jesús se mantuvo hasta el último instante en plena
posesión de sus energías; por eso omite la figura del portador de la cruz,
Simón de Cirene. La fórmula joánica más bien suena en este pasaje como una
corrección intencionada de la narración sinóptica. Jesús queda «heroicizado».
En los datos sobre el lugar de la ejecución Juan vuelve a coincidir con la

32
tradición sinóptica: el lugar «de la Calavera», el «Gólgota». El proceso de la
crucifixión se narra con un mínimo de palabras: «Allí lo crucificaron; y a
otros dos con él, uno a un lado, y otro a otro, y en medio Jesús». No se dan
más detalles sobre los dos compañeros de suplicio; sólo al final vuelven a
comparecer (Jn 19,32). No se sabe bien cuál pueda ser la significación de los
dos concrucificados en el relato joánico. Aquí parece importante, sobre todo,
el que Jesús cuelgue «en medio», en el centro de ambos, con lo cual se quiere
subrayar su dignidad peculiar. En todo caso, el centro es el lugar de honor,
por lo que se reserva a las personas más encumbradas. Si Jesús crucificado es
«el rey de los judíos», sus dos compañeros de suplicio aparecen ya más bien
como «los asistentes al trono de Jesús» en un sentido profundo; y por ello no
se les llama ya ladrones.

El título de la cruz 19-22

Ya nos hemos referido al aspecto histórico del título o inscripción de la


cruz. Su historicidad en el puro sentido fáctico puede ponerse justamente en
duda. Por ello resulta tanto más importante su alcance simbólico, sobre todo
en Juan. El cuarto evangelista conocía la tradición; pero una vez más la ha
puesto al servicio de una finalidad teológica. El motivo regio, que ya había
jugado un papel decisivo en el proceso ante Pilato, se recoge y desarrolla de
nuevo en el presente pasaje. En el núcleo de la tradición, según la cual había
colocada una inscripción sobre la cabecera de la cruz con la causa de la
condena: «rey de los judíos», Juan concuerda con los sinópticos. Sólo que el
cuarto evangelista reinterpreta esa tradición a su modo al convertirla en el
último objeto de discusión entre Pilato y los judíos; de tal forma que ni
siquiera después de la ejecución se pusieron de acuerdo ambas partes acerca
de aquel misterioso y «extraño» preso y ajusticiado. Aquel hombre los sigue
persiguiendo. Juan habla ahora de un titulus (griego titlos), o lo que es lo
mismo, de una inscripción o superinscripción pública en sentido amplísimo,
que había sido redactada en tres lenguas, a saber: hebreo, latín y griego. El
propósito del evangelista está patente: para él se trata de las tres lenguas más
habladas en toda la sociedad del mundo antiguo; son las lenguas de «todo el
mundo», ante el que ahora comparece el crucificado como revelador y
redentor. El mundo entero debe hacerse consciente de que Jesús ha sido
condenado y ejecutado como «rey de los judíos», como Mesías. Y eso no es
mera causalidad externa, sino que responde a la verdad en sentido profundo.
Mediante la inserción del latín y del griego se subraya especialmente que
aquel Jesús ya no pertenece sólo a los judíos, sino a la humanidad entera. Ese
es el sentido del comentario joánico.

33
Cierto que a los judíos no les satisface la inscripción. Sus dirigentes
protestan por ello ante el procurador. Su argumentación tiende a hacer de
Jesús el único responsable de tal aserto. No debe, pues, decir «Este es el rey
de los judíos», sino que Jesús se apropió o acomodó personalmente tal
designación. También es posible que Juan hubiera querido mostrar cómo a los
judíos les molestaba esa designación, porque ellos, ateniéndose al significado
objetivo de la misma, seguirían estando siempre condicionados por Jesús. Y,
finalmente, la inscripción de la cruz aparece en Juan cual proclamación de
Jesús como rey ante la faz de todo el mundo. reinó desde el madero
Pero en este punto Pilato se mantiene firme frente a los judíos. Ahora, una
vez ejecutada la sentencia, vuelve a recobrar su seguridad y, mediante su
sentencia lapidaria: «Lo que he escrito, escrito está», casi entra, según Juan,
en la categoría de evangelista involuntario, que con su inscripción de la cruz
introduce la pública proclama de Cristo crucificado en el vasto mundo
cultural de entonces.

El reparto de los vestidos 23-24

También aquí sintoniza Juan con la tradición sinóptica al narrar el reparto


de la herencia de Jesús entre los soldados que formaban el pelotón ejecutor.
Mas, para entender exactamente la interpretación joánica de la escena, hay
que partir de la cita propia que hace como cumplimiento de la Escritura.
Mientras que la cita sólo resuena en los sinópticos, en Juan pasa a ser
armazón y sostén de su relato. Así como en el relato de la entrada de Jesús en
Jerusalén (Mc 11,110 y par), y sobre la base de una cita escriturística (Zac 9,9
= Mt 21,5), el asno mencionado en Mc se convierte en los dos animales de
Mateo («encontraréis una burra atada, y un pollino con ella», Mt 21,2), así
también en Juan la cita de la Escritura motiva que el reparto de los vestidos se
divida en dos «rondas» distintas. Los soldados actúan del modo exacto que
responde al versículo del salmo. Al primer hemistiquio responde la
distribución de los vestidos; y al hemistiquio segundo, el sorteo. Así las cosas,
resulta natural suponer que la «túnica sin costura» la haya inventado Juan
sobre la base del pasaje escriturístico citado. Es posible que con este dato
haya vinculado el evangelista un propósito especial, y que no resulten
totalmente falsas las interpretaciones posteriores -que empiezan ya con los
padres de la Iglesia- de la «túnica inconsútil» como símbolo de la unidad de la
Iglesia.
Más claro se destaca sin duda en Juan el motivo del cumplimiento de la
Escritura, que según su idea debe realizarse al pie de la letra. Precisamente en

34
su relato de la crucifixión de Jesús se tiene la impresión de que todos los
sucesos discurren al pie de la letra y sin estorbos, de acuerdo con un «plan»
previsto por Dios y consignado en la Escritura.
Tampoco el evangelista deja de anotar los distintos sucesos, de modo que,
en comparación con Marcos, da a su relato una ordenación precisa. «Esto (que
es lo vaticinado por la Escritura) precisamente hicieron los soldados», se dice
como conclusión de la escena.

LA MUERTE DE JESÚS 28-30

La descripción de la muerte de Jesús, en Juan, corre lógicamente hacia la


descripción de su final victorioso. La palabra clave teológica con que Juan
describe la muerte de Jesús es el verbo «consumar» o «cumplir» (griego
teleioun), que en este contexto aparece hasta tres veces. Jesús sabe, es
«consciente» de que ahora todo se ha «cumplido». Estamos ante aquella
ciencia del revelador acerca de su camino y de la tarea que debía llevar a
término. El versículo 28 establece de forma lapidaria que esta tarea estaba
terminada. Así que ahora sólo falta el cumplimiento de la Escritura: «Por
alimento me sirven el veneno, por bebida a mi sed me dan vinagre» (Sal
69,22). Esas palabras escriturísticas y su cumplimiento los ha tomado Juan de
la tradición (cf. Mc 15,36). Pero, al hablar también aquí de cumplir, señala
que, con ese suceso, el cumplimiento de la Escritura toca a su final, que
también ella «se cumple.»

Por lo demás, el cuadro de Juan difiere del de Marcos. Según /Mc/15/34-


46: «Clamó Jesús con voz potente: Eloí, Eloí, lamá sabajzaní, Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has abandonado?», grito que los circunstantes interpretaron
mal imaginando que Jesús invocaba la ayuda de Elias. «Corrió entonces uno a
empapar una esponja en vinagre, y poniéndola en la punta de una caña, le
daba de beber diciendo: ¡Dejadlo! Vamos a ver si viene Elías a bajarlo» (cf.
27,46-49). Tanto Marcos como Mateo destacan más el hecho cruel y penoso
de la muerte de Jesús. Esa muerte aparece introducida por «grandes tinieblas»
a modo de una aflicción o un luto cósmico; lo pavoroso, que acontece con la
muerte de Jesús, queda envuelto en noche profunda. Y a todo ello se suma el
desamparo de Jesús por parte de Dios. Es pues falsa, al menos en la
interpretación de Marcos, la idea expuesta a menudo -y derivada del hecho de
que Jesús toma en sus labios los versículos introductorios del Salmo 22, que
termina con una alabanza y acción de gracias (Sal 22,23-32)- de que no se
trataría en modo alguno de una expresión del abandono divino, sino que Jesús
contemplaría más bien lleno de confianza su próximo triunfo. Marcos

35
ciertamente que no ha querido decir eso, como lo atestigua claramente la mala
interpretación aneja: «Mira, está llamando a Elías ..», así como la
observación: «Vamos a ver si viene Elias a bajarlo.» En Marcos no ocurre
ningún milagro, como tampoco aparece ninguna transfiguración de la muerte
de Jesús. Jesús muere lanzando un grito. Sólo después se suceden diversas
señales, la rasgadura del velo del templo y la confesión del centurión:
«Realmente, este hombre era Hijo de Dios» (Mc 15,38-39); señales que
Mateo amplía (Mt 27,51-53). Al tener la muerte de Jesús una importancia
escatológica, introduce también el cambio escatológico de eones y con él la
resurrección general de los muertos. La exposición de Lucas sigue su propio
camino poniendo de relieve la resignación de Jesús hasta el final. El tenor de
la última palabra de Jesús fue éste, según Lucas: «Entonces Jesús,
exclamando con voz potente, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu. Y, dicho esto, expiró» (Lc 23,46).

Fácilmente pueden descubrirse las tendencias que presenta la


interpretación posterior a Mc de la muerte de Jesús. Se puede hablar ya de una
tendencia a transformarlo en héroe. En Marcos Jesús padece la muerte en el
abandono de Dios y en la aflicción; acaba su vida con un grito inarticulado; lo
que sin duda podría estar muy cerca de la verdad histórica. Lucas describe ya
la muerte del varón justo y piadoso, la muerte del Salvador que hasta el
último instante acoge a los pecadores y luego encomienda su alma a Dios. En
Juan es la muerte del revelador, del testigo regio de la verdad, que hasta el
último momento cumple su obra, obediente a la voluntad del Padre; esa
muerte es la victoria escatológica sobre el cosmos y su príncipe. Con esta
imagen ya no encaja en modo alguno el abandono de Dios. Aquí muere
alguien que de hecho ha llevado a término su obra, incluso con las últimas
recomendaciones, que imparte desde la cruz. Por eso, todo cuanto aquí ocurre
debe ir nimbado del resplandor fulgurante de la consumación. De ahí que la
última palabra de Jesús en el relato joánico sea lógicamente ésta: «Todo está
cumplido.» Esa palabra es el sello y firma puestos a la obra de Jesús, a su
revelación de Dios, que culmina en esa muerte como la consumación del
amor.

EL COSTADO DE JESÚS, TRASPASADO 31-3

El relato pertenece al acervo propio de Juan y es probable que tenga un


«origen relativamente tardío». Aquí no hay conexión alguna con la tradición
joánica. Hasta qué punto, sin embargo, se encuentran bajo el texto joánico
determinadas tradiciones peculiares con noticias históricas, es algo que no se

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puede establecer con seguridad. No obstante la referencia a la execración de
los colgados (Dt 21, 22s) se da también en Pablo (Gál 3,13), lo que bien
podría aludir a una antigua polémica anticristiana. Tampoco la alusión a la
autoridad del testigo presencial (v. 35) aporta demasiado, pues incluso en este
relato el genuino propósito del evangelista está en el plano de la afirmación
teológica. Esos propósitos teológicos son ciertamente los que conviene
conocer bien. Al evangelista le interesa documentar la realidad de la muerte
de Jesús. En segundo lugar parece que intenta una afirmación simbólica, que
se refiere a la Iglesia. En tercer lugar se trata una vez más de comprobar el
cumplimiento de la Escritura y, junto con ello, una tipología pascual. Las dos
citas escriturísticas al final de la pieza constituyen la clave de todo el
episodio. Incluso después de muerto Jesús, así empieza el relato, los judíos
siguen empeñados en descargar sobre Jesús todo el rigor de la ley; y ello,
evidentemente, porque de los colgados del madero se temía una
contaminación de todo el país, especialmente en el supremo día festivo.
Detrás se encontraba el texto legal: «Si un hombre ha cometido un delito
digno de muerte, y ha de ser ajusticiado, le colgarás de un árbol; pero no
permitirás que su cadáver pase la noche en el árbol, sino que sin falta lo
enterrarás ese mismo día; pues un hombre colgado de un árbol es una
maldición de Yahveh, y no has de mancillar la tierra que Yahveh, tu Dios, te
va a dar en herencia» (Dt 2t,22s). La prohibición se refería originariamente a
los colgados o ahorcados, pero se amplió luego a los crucificados. Puede
compararse con esto una noticia de Flavio Josefo que, con ocasión del
homicidio del sumo sacerdote Anás y de un hombre, llamado Jesús, por obra
de los idumeos, aliados en la guerra judía con los zelotas, dice así:
«Cometieron su crimen hasta el extremo de que dejaron sin sepultar los
cadáveres, aunque los judíos se preocupan en tal grado de enterrar a los
muertos, que incluso bajan de la cruz y sepultan antes del ocaso los cadáveres
de quienes son condenados a morir crucificados» 123. También en este pasaje
se muestra Juan, como de ordinario, bien informado de las ideas y costumbres
judías. Explica el proceder de los judíos mediante la referencia a la parasceve.
Según su exposición lo era aquel viernes santo en un sentido doble: respecto
del sábado que ya empezaba y respecto de la gran fiesta de pascua; por lo que
se dice: «Aquel sábado era día de gran solemnidad.»
En consecuencia, los judíos ruegan a Pilato que se practique con todos los
crucificados el crurifragium, el «quebrantamiento de las piernas»; tormento
que sólo se podía infligir para acelerar la muerte, caso de que ésta no hubiera
aún ocurrido, como lo indica claramente el texto. Pilato imparte la orden
oportuna, que los soldados cumplen en los dos hombres crucificados con
Jesús. «Pero, cuando se llegaron a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le

37
quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con
la lanza, y al momento salió sangre y agua.» Sobre el dato opina Blinzler:
«Llegaron, pues, unos soldados romanos y mataron a los dos ladrones,
rompiéndoles los huesos de las piernas con una clava de hierro. Pero con
Jesús se abstuvieron de hacerlo al comprobar que ya era difunto. Sin embargo,
para estar más seguros de que no fuera bajado de la cruz con algún aliento de
vida, uno de ellos le golpe6 el costado con su lanza. La salida de sangre y
agua le demostr6 que, efectivamente, ya había acaecido la muerte». Estas
reflexiones sólo afectan a una parte de la exposición. Lo que Juan ha
pretendido con esta escena ha sido dar una «prueba» irrefragable de la muerte
de Jesús.
Ciertamente que la lanzada la dan no tanto «para estar seguros de que
Jesús estaba realmente muerto», cuanto «para que se cumpliera la Escritura»,
aunque esta idea pueda resultar pintoresca al lector moderno. En ella debe
verse una acción simbólica, que como tal es imputable especialmente al
evangelista. La aplicación -habitual desde los padres de la Iglesia- a los
sacramentos del bautismo y de la eucaristía, sigue contando con más
posibilidades que la simple interpretación realista. Y ello, sobre todo, porque
la herida del costado es también, según Juan, un importante atributo del
Resucitado (cf. 20,20.25ss), o dicho de otro modo, es una señal de Cristo
resucitado. «El evangelista se sirvió de una palabra muy estudiada, pues no
dijo que perforó su costado, le hirió o algo parecido, sino que dice le golpeó,
lo cual en cierto modo evoca la imagen de una herida abierta y sugiere, con la
interpretación de los padres, la apertura de la puerta de vida de donde fluyen
los sacramentos de la Iglesia, sin los cuales no es posible entrar en la vida
verdadera. Aquella sangre fue derramada para el perdón de los pecados; aquel
agua, que colma el cáliz saludable, asegura tanto el baño como la bebida»
126.
Se encuentra en este pasaje la referencia a un testigo: «Y el que lo vio ha
dado testimonio de ello, y ese testimonio suyo es verdadero, pues él sabe que
dice verdad, para que también vosotros creáis.» La referencia debe refrendar
la fiabilidad del relato, y difícilmente cabe poner en duda que el evangelista
quiere revocarse aquí a un fiador y a su testimonio concreto. Por lo demás, el
concepto joánico de testigo no apunta sólo a la realidad externa y fáctica, sino
que incluye también aquellos elementos que en definitiva sólo son accesibles
a la fe. Se trata de una testificación cualificada, en la que no basta con haber
«visto» como un acontecimiento de revelación, es decir, en su alcance
teológico. Se trata de un testimonio creyente, que a su vez puede suscitar una
nueva fe. En un sentido general hay que aceptar sin más que ese testimonio
creyente se remonta al primer círculo de discípulos de Jesús, al que pudo

38
haber pertenecido ese fiador del evangelista, que nosotros, desde luego, no
conocemos por otros documentos. Hasta qué punto están en relación con esto
las peculiaridades históricas es otro problema, en el que no podemos entrar.
Sigue todavía la referencia al cumplimiento de dos pasajes escriturísticos:
«No le quebrantarán hueso alguno» se refiere a Ex 12,46, en que se dice del
cordero pascual: «No quebraréis ninguno de sus huesos» 128. En la mente de
Juan se tratará sin duda de una tipología pascual: Jesús es el nuevo, verdadero
y escatológico cordero pascual, que para los cristianos sustituye el orden
antiguo. Con él se impone un nuevo orden (la nueva alianza). Ya lo había
dicho Pablo: «Echad fuera la levadura vieja, para que seáis masa nueva, lo
mismo que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolado nuestro cordero
pascual: Cristo. Así pues, celebramos la fiesta, no con levadura vieja, ni con
levadura de malicia y de perversidad, sino con ázimos de sinceridad y de
verdad» (lCor 5,7-8). Que Cristo sea «nuestra pascua» difícilmente podría ser
una idea especifica de Pablo; es una concepción de la tradición comunitaria
prepaulina, con la que también puede estar relacionada la concepción joánica.
La segunda fase bíblica suena así: «Mirarán al que traspasaron», que se
refiere a un texto profético: «Y mirarán a aquel a quien traspasaron. Y harán
duelo por él como se hace duelo por el hijo único, y llorarán amargamente por
él como se llora amargamente por el primogénito» (Zac 12,10b). En Zacarías
el «traspasado» es un personaje nimbado de misterio, cuya identificación
resulta bastante discutible. Horst piensa sobre el particular: «Así pues, hay
que ver conjuntamente la muerte de uno y la aniquilación de muchos, de los
opresores, y habrá que valorar sin duda la muerte precedente de uno como la
causa para la aniquilación de los enemigos... Habrá que pensar en la muerte
sacrificial y expiatoria de un inocente para que salve de la opresión del
enemigo..., y la alusión bien podría derivar de un mito escatológico, que no
conocemos por otra parte». Para Juan ese «traspasado» es Jesús, al que ahora
habrán de contemplar todos para su salvación (cf. también 3,14ss). Se le
señala ya con el dedo, como resucitado que lleva las heridas como una marca
permanente de su humanidad, de su pasión y de su muerte. Quien lo mira
consigue salvación y vida; quien pasa de lejos incurre en el juicio. Así esta
última escena junto a la cruz encaja por completo en el marco de la teología
joánica de la elevación de Jesús. También el último acto de la pasión
representa una suprema glorificación de Jesús; hasta los soldados que
perforan el costado de Jesús con la lanza, sirven a un oculto designio divino, a
saber: demostrar que ese crucificado es el salvador del mundo, el acceso a la
salvación para todos.

SEPELIO DE JESÚS 38-42

39
Los cuatro evangelistas refieren que Jesús, después de morir en la cruz, fue
bajado de ella y sepultado (Mc 15, 42-47; Mt 27,57-61; Lc 23,50-56; Jn
19,38-42). Pese a la comprensibilidad no desfavorable, propia de esas
historias de la deposición en el sepulcro, son grandes las dificultades que
presentan tanto en el aspecto de la tradición como de la historia. Habrá, por
consiguiente, que mostrarse muy cauto en sacar unas conclusiones históricas
directas, aun cuando no pueda excluirse la posibilidad de una sepultura
rápida. En el aspecto literario, hay que pensar que las historias del sepelio
escritas por los evangelistas no deben interpretarse sin las subsiguientes
historias pascuales; aquéllas preparan la aparición de éstas mediante una serie
de rasgos peculiares. Para Juan esto significa, dado que, según su relato, el
entierro de Jesús tiene efecto con todos los requisitos ordenados, incluida la
unción del cadáver, lo cual representa a su vez una fuerte discrepancia con los
sinópticos no superable, que también en él se desarrolla un motivo importante
para la ida de las mujeres al sepulcro la mañana de pascua.
Acerca de los distintos rasgos peculiares advierte J. Blinzler: por la ley
ordinaria los cadáveres de los ajusticiados pertenecían al Estado romano, que
en la negativa de la inhumación veía un castigo o una deshonra suplementaria.
La entrega de un ajusticiado para su sepultura sólo podía lograrse por la vía de
un acto de gracia de la administración, que dependía del capricho del
respectivo magistrado. Parece que fue sobre todo el emperador Augusto el
que reguló tales ritos. El judaísmo atribuía el máximo valor a un
enterramiento honroso, y a ser posible en un sepulcro familiar. A los
ajusticiados se les negaba ese honor. Para ellos había establecidos dos lugares
de enterramiento público, uno para lapidados y quemados, y otro para
decapitados y ahorcados. Los pecadores no debían reposar junto a los
piadosos, a fin de que éstos sufrieran deshonor.
El enterramiento de Jesús, tal como lo cuentan los evangelistas, parece
haberse realizado en este marco común. La iniciativa no parece, por lo demás,
que haya partido de los judíos según lo presenta Juan, porque de ser así, Jesús
habría sido arrojado a la sepultura común de los criminales; José de Arimatea
habría llegado demasiado tarde con su petición. Todo el relato es una
inserción en tensión patente con la historia tradicional del enterramiento
Según el relato de Marcos (Mc 15,42-47) -que también aquí constituye la
base de los otros dos sinópticos- la iniciativa de enterrar a Jesús partió de un
hombre llamado José de Arimatea. Marcos lo describe como un «miembro
ilustre del sanedrín, el cual esperaba el reino de Dios» (v. 43), que de una
parte estaba cerca de Jesús y de su movimiento, y de otra como miembro del
Sanedrín reunía también las condiciones para llegar a un acuerdo con el

40
procurador. El personaje de José de Arimatea, firmemente anclado en las
historias tradicionales, de la inhumación de Jesús, es un apoyo importante
para atribuir a esa tradición un «núcleo histórico»; sobre todo tratándose de
una persona a la que no volvemos a encontrar en ninguna otra parte, y que
pertenecía a una clase social distinta de la que formaban los discípulos de
Jesús. Según Marcos, la bajada del cadáver y su deposición en el sepulcro
hubieron de realizarse a toda prisa. La tarde avanzaba y con la puesta del sol
empezaba el sábado en que debía cesar todo tipo de actividad.
Por ello José de Arimatea acude apresuradamente a Pilato, el cual se extraña
de que Jesús haya muerto tan pronto. Pilato se hace confirmar la muerte de
Jesús por el centurión romano que había dirigido la ejecución, y entrega
después el cadáver de Jesús. Acto seguido José compra una sábana, baja a
Jesús de la cruz, envuelve el cadáver en el lienzo «y lo depositó en un
sepulcro que estaba excavado en una roca; luego hizo rodar una piedra sobre
la puerta del sepulcro» (v. 46). Para el ulterior desarrollo de la historia en
Marcos es importante que la premura de tiempo no permita la unción del
cadáver de Jesús, y también la observación final: «María Magdalena y María,
la madre de José, estaban mirando dónde quedaba depositado» (v. 47). La
mañana de pascua emprenderán la marcha hacia el sepulcro.
En Juan (19-38-42) no hay rastro alguno de la premura de tiempo, de la
prisa, ni de las deficiencias consiguientes en la inhumación de Jesús. El
entierro tiene efecto más bien con toda solemnidad y con toda la solicitud que
merece el cadáver de Jesús. También aquí es José de Arimatea el que toma la
iniciativa; Juan lo presenta como «discípulo de Jesús, pero secretamente, por
miedo a los judíos». Pilato le entrega el cadáver de Jesús sin más detalles.
Luego lo quita de la cruz.
Como segunda figura aparece en Juan, además, Nicodemo, «aquel que, al
principio, fue a buscar a Jesús de noche» (alusión al c. 3: 3,1.4.9; cf. 7,50).
También él pertenecía al estrato de los judíos acomodados, lo que se
demuestra, entre otras cosas, por el hecho de traer «una mezcla de mirra y
áloe como de unas cien libras de peso» para ungir al difunto. Juan quiere
indicar con ello que nada faltó, que hubo abundancia de todo. Embalsamar los
cadáveres no era habitual entre los judíos, a diferencia de lo que ocurría en
Egipto, pero sí la unción con aceite, al que se mezclaban perfumes.
Así pues, el cadáver de Jesús fue ungido y perfumado, después lo
envolvieron en lienzos «según es costumbre de sepultar entre los judíos» (cf.
la resurrección de Lázaro en el c. 11, especialmente v. 44). Con este dato se
quiere significar que Jesús tuvo una inhumación modélica según la costumbre
judía. La sepultura de Jesús se describe en los v. 41-42, donde se deja sentir la
inclinación del evangelista a presentar un cuadro lo más preciso posible.

41
Cerca del lugar de la ejecución había un huerto, y en él un sepulcro nuevo,
en el que todavía no había sido depositado nadie: a la persona del hijo de Dios
le corresponde un honor especial incluso en la muerte. Allí fue llevado Jesús.
La alusión a la «parasceve de los judíos... ya que el sepulcro estaba cerca» es,
sin duda, reminiscencia velada de una tradición o documento anteriores, que
como Marcos hablaba de una inhumación apresurada. Pero de eso, como
hemos visto, ya no es mucho lo que podemos rastrear en Juan.
e. EPÍLOGO 21

EPÍSTOLAS JUANINAS
Juan escribió sus tres cartas en Éfeso a la vuelta del destierro de Patmos 95-
96.
La autenticidad de la primera está documentada.
Las semejanzas de estilo, estructura de las frases y vocabulario confirman que
su autor es el mismo que el del IV evangelio; tiene giros típicamente arameos:
ser de Dios, permanecer en la verdad, caminar en la luz, luz, tinieblas, verdad-
mentira etc.
La segunda y la tercera fueron puestas en duda al principio por algunos, pero
presentan las mismas semejanzas de doctrina y estilo.

PRIMERA DE JUAN
El motivo es denunciar las desviaciones de falsos doctores que habían surgido
en las iglesias y fortalecer en la fe a los creyentes. Refuta al pensamiento de
tipo gnóstico.
DOCTRINA
1. LA CENTRALIDAD DE JESÚS: hombre-Dios. La Salvación es eterna,
viene por medio de la fe en él
2. LA COMUNIÓN CON DIOS se funda en la fe en Cristo Hijo de Dios y
la guarda y practica en amor los mandamientos.
3. FE EN JESUCRISTO une al Padre
4:15, y poseemos la vida eterna, 5:11-13.
Es único Mediador entre Dios y los hombres.
En Cristo y por Él somos hijos de Dios.

42
4. EL AMOR: tema central. Dios es comunidad viva de amor. De ella, a
través de Cristo participan los hijos de Dios. Cristo nos lo revela. El don del
amor capacita y obliga a amar a Dios y al prójimo.
5. FILIACIÓN DIVINA: La comunión con Dios y la vida de la gracia
recibida a través de Cristo hacen al Hijo de Dios .
6. EL ESTILO DE VIDA CRISTIANO
Exigencias de ser hijos de Dios
a. apartarse del pecado
b. Amor fraternal
c. Obediencia
d. obrar la justicia.
e. Rechazo al mundo

LA HEREJÍA

1. La Carta en sí, es una reacción contra de algún tipo de falsa enseñanza: Si


decimos1:6 y el que dice 2:9, 4:20
2. Por la evidencia expuesta en la Carta se puede identificar algunas
creencias heréticas:
a. El rechazo a la encarnación de Jesucristo.
b. El rechazo a la centralidad de Jesucristo en la salvación.
c. La falta de un apropiado estilo de vida cristiana.
d. El énfasis en el conocimiento (con frecuencia secreto).
e. La tendencia hacia la exclusión
El apóstol Juan consideraba que los incrédulos no debían estar en la familia
de Dios; así que él acentúa la doctrina de la regeneración (el nuevo
nacimiento). El desea que sus lectores estén seguros de que ellos realmente
están en la familia de Dios, por eso en la primera parte de la carta él resume
varias confirmaciones del nuevo nacimiento (1:1–2:29). La relación de los
creyentes con Cristo es mencionada (1:1–2:6), lo que implica la vida eterna
(1:1–4), también la genuina comunión (1:5–10), la defensa justa por Cristo
(2:1–2) y la obediencia a sus mandamientos (2:3–6). La relación de los
creyentes con otros hijos de Dios (2:7–14), con sus enemigos (2:15–27) y con

43
las cosas que Él ha preparado para los creyentes eternamente (2:28–29), se
muestran como confirmaciones claves de haber nacido en la familia de Dios
GNOSTICISMO NACIENTE

Algunas posibilidades para identificar al grupo gnóstico que Juan se refiere:


La enseñanza básica del Gnosticismo incipiente del siglo I parece haber sido
el énfasis en el dualismo ontológico, eterno, entre el espíritu y la materia. Lo
aceptable era el Espíritu (Dios Supremo), mientras que la materia era mala.
Esta dicotomía entre lo ideal vs. lo físico; lo celestial vs. Lo terrenal, lo
invisible vs. lo visible, provino de la filosofía platónica.
Hace énfasis en la importancia del conocimiento secreto (palabras claves o
códigos secretos que permitían al alma atravesar las esferas angélicas, eones,
hasta llegar al Ser Supremo, necesario para la salvación.

POR EL TRASFONDO DE LA PRIMERA CARTA hay dos formas de


este gnosticismo:
a. EL GNOSTICISMO DOCÉTICO que negaba la humanidad de Jesús
porque la materia es mala.
b. EL GNOSTICISMO CERENTINO que identificaba al Cristo con uno de
los muchos eones o niveles angelicales entre el Buen y Alto Dios y la materia
mala. Este “Cristo Espíritu” habitó en la humanidad de Jesús después de su
bautismo, y lo abandonó antes de la crucifixión.
c. De estos dos grupos, algunos practicaban el ASCETISMO, si el cuerpo lo
quiere, es malo, y otros, el antinomianismo (si el cuerpo lo quiere, dáselo).

LA HEREJÍA CONTEMPORÁNEA:
El espíritu de esta herejía está presente hoy en día
1. Al tratar de combinar la verdad cristiana con otros sistemas de pensamiento.
Sincretismo
2. Al enfatizan la recta doctrina aislándola de la relación personal y un estilo
de vida de fe.
3. Al convertir la fe en la filosofía de una élite intelectual.
4. Al buscar el ascetismo o el antinomianismo

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LA COMUNIÓN
ἡ θοηλωλία
REVELA

LOS RECURSOS VALORES HECHOS


DE ESTA VIDA EN LA VIDA

MODELO DE VIDA
es Cristo Jesús: PARA NOSOTROS :
es la luz. 1:5, 6; 2:6 se vive la vida como
es el amor. 4:10. dios lo propuso.
PODER PARA PARA DIOS: Dios
SERVIR 5:11, 12. disfruta la comunión con
Cosas espirituales 2.20 el hombre
Como andar 2:27
Apartamos del pecado

ESTAR EN COMUNION

RENUNCIAR AL PECADO 1:8-2:2

OBEDECER A DIOS 2:3-11


LAS BASES
RECHAZAR AL MUNDO 2:12-17

MANTENER LA FE 2:18-29

45
LA LUZ

ὁ ζεὸς υῶς
1Jn 1:5

RESPONSABILIDADES

OBEDECER LA LUZ BUSCAR LA LUZ


1:7 1:9

ὁ ζεὸς ἀγάπε ἐστίλ. 1Jn 4:8 EL AMOR

ἡ ἀγάπε

GUARDAR
SOMETERNOS A ÉL Y PROTEGER LA PUREZA

EL ESPIRITU SANTO 2.27

ESTA EN NOSOTROS
SU PRESENCIA ENSEÑA LA VERDAD
CAPACITA A DISTINGUIR EL ERROR
NOS DIRIGE

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LA MUNDANALIDAD 2:12-17

NO PERMANECE EN ÉL 2:12-17
Asociarse con las posesiones materiales y las ambiciones 2:15
NO CONOCE A DIOS 3:1 la batalla está en corazón
NEGACIÓN DE LA DOCTRINA 4:1-5distinguir al Espíritu de Dios de los
falsos espíritus
Una vez que el nacimiento es confirmado, la conducta dentro de la
familia de Dios necesita ser descrita (3:1–5:21).

SEGUNDA EPÍSTOLA
Es resumen de la primera.
Destinatario: a la Señora Elegida y a sus hijos (parece ser una Iglesia local).
RECOMENDACIONES: que hace el autor coinciden con los temas tratados
ampliamente en la primera:
Amor fraterno,
observancia de los mandamientos,
El cuidado frente a los seductores, etc.

EL MENSAJE

El mensaje básico: permanecer en la verdad es esencial para mantener el


amor fraternal. Segunda Juan permanece en antítesis directa al clamor
frecuente por ecumenismo y unidad cristiana entre creyentes. El amor y la
verdad son inseparables en el cristianismo. La verdad siempre debe guiar el
ejercicio del amor ( . Ef. 4:15). El amor debe permanecer de pie ante la prueba
de la verdad. La lección principal de este libro es que la verdad determina los
límites del amor, y como consecuencia, de unidad
1. LA VERDAD REVELADA ES BASICA PARA EL HIJO DE DIOS
a. su propio amor en ella v. 1.
b. el amor de todos los cristianos en ella v. 1.
c. La escritura de esta epístola en ella v. 2.

47
d. Las tres grandes gracias cristianas en ella v. 3.
e. Alabó a sus lectores por basar sus vidas en ella v.4

2. AMAR A LOS DEMÁS ES FRUTO DEMORAR EN LA VERDAD

El amar a otras personas es muy importante para los hijos de Dios.


Armoniza con la ley de Moisés y de Cristo Jesús v. 5. Y considera como
obediencia a la voluntad de Dios v. 6.

Cuando permanecemos en la verdad amamos:

Obedecemos a Dios
Hacemos lo mejor para los demás.
Esto es lo que significa amar a los demás.

3. NO HACER SEPARACIÓN ENTRE EL AMOR Y LA VERDAD.

En el tiempo de Juan algunos hermanos rechazaban la verdad pero trataban


de guardar el amor.
Decían haber progresado de la verdad básica a la verdad avanzada, pero en
realidad habían abandonado la verdad vv. 7-9.
Les aconsejó que no animaran en ninguna manera a los falsos maestros v.
10,11. No les aconsejó que dejaran de amarlos.
El tema general de 2 Juan es un paralelo cercano del tema de 1 Juan de "otro
llamado a los fundamentos de la fe" o "regreso a los principios básicos del
cristianismo" (v. 4-6). Para Juan, los elementos básicos del cristianismo están
resumidos por adherencia a la verdad (v. 4), amor (v.5), y obediencia (v.6).

LA VERDAD EN 2 JUAN

ἡ ἀιήζεηα
Las enseñanzas de Cristo v. 9
ἐλ ηῇ δηδατῇ ηοῦ Χρηζηοῦ ζεὸλ

Esto incluye todo lo que Jesús Todo lo que Él enseñó por medio
aprobó como la revelación de de sus apóstoles después de su
Dios, A.T. ascensión, N.T. Hechos 1:1.

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a. EN SU PROPIA VIVENCIA DE AMAR v. 1
b. EN EL AMOR DE TODOS LOS CRISTIANOS EN ELLA V. 1
c. ESCRIBIO LA CARTA POR LA VERDAD v. 2
d. ESTA BASADA LA GRACIA PAZ Y MISERICORDIA
e. ALABÓ A SUS LECTORES POR ESTA EN LA VERDAD V. 4 .

TERCERA EPÍSTOLA

Probablemente 3 Juan es la carta más personal en el N.T. Tanto 1 como 2 Juan


son de este tipo.
Probablemente Juan escribió esta epístola más o menos al mismo tiempo que
escribió 1 y 2 Juan
90-95 d. de J.C., y en Éfeso.
Al igual que con 2 Juan, 3 Juan se enfoca en el asunto básico de la
hospitalidad pero desde una perspectiva diferente. Mientras que 2 Juan
advierte en contra de mostrar hospitalidad a falsos maestros 2Jn 7-11, 3 Juan
condena la falta de hospitalidad mostrada a ministros fieles de la Palabra v. 9,
10 . Hubo reportes que regresaron al apóstol de que maestros itinerantes
conocidos y aprobados por él (v. 5-8) habían viajado a cierta congregación en
donde se les había rehusado la hospitalidad (esto es, albergue y provisión) por
un individuo llamado Diótrefes quien dominaba la asamblea (v. 10). Diótrefes
fue aún más allá de eso, ya que también calumnió verbalmente al apóstol Juan
con acusaciones malignas y excluyó a cualquiera de la asamblea que se atrevía
a desafiarlo v. 10
DESTINATARIO:
Gayo. Lo elogia por ser verdadero cristiano. Los motivos son unos conflictos
surgidos en una comunidad cristiana.
No tiene doctrinas nuevas pero es un valioso testimonio de las vidas de las
comunidades, y un modelo de los escritos de recomendación.

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En la segunda y tercera el autor se presenta como "el presbítero". Desde
el principio se difundieron como escritas por el Apóstol Juan, así lo atestiguan
Policarpo y Ireneo, entre otros. Se les denomina "menores" por su brevedad.

MENSAJE
El amor fraternal es el resultado de permanecer en la verdad.

EJEMPLO DE ANDAR EN LA LUZ GAYO. Γάϊος


a. Involucra la conducta de Gayo, puso las necesidades de los demás antes
que sus propias necesidades y deseos
b. Involucra la conducta de Gayo, puso las necesidades de los demás antes
que sus propias necesidades y deseos

Juan aprobó
ANDAR
EN LA LUZ

CONDUCTA ES AYUDA A LOS TAMBIEN SE


DIGNO INCRÉDULOS PREDICA:
DE DIOS V. 6 V. 7 AYUDANDO v. 8

LO CONTRARIO A LA VERDAD: DIÓTREFES


-valoró más sus deseos y necesidades personales que las necesidades de los
demás
-Su conducta: la soberbia, egoísta v. 9
- La actitud se manifestó en tres maneras v.10
a. Sus palabras eran mentiras.
b. Él hacía acusaciones falsas
c. Se promovía el mismo.
-Sus acciones eran egoístas.
Él se rehusaba a dar hospitalidad
50
y ayuda porque estas
-Sus acciones oprimían:
Intimidación
expulsaba de la comunión ἐθβάιιεη v. 10.
no buscaba unidad

EXHORTACIÓN PARA LA ARMONIA v.11

La persona que hace lo malo da evidencia


de que no conoce a Dios

Hemos visto a Dios, el que hace lo


malo no conoce a Dios

Δεκήτρηος Juan da oportunidad para comportarse en armonía con la


verdad v. 12. Ejemplo de Demetrio

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