[[CORRED ESPANDI
EL PUEBLO VASCO
Unica fotografía existente, y hasta hoy -al parecer- Inédita, de la constitución de la Junta de Defensa de Vizcaya, en agosto de 1936.
En la segunda semana de agosto de 1936
Hace 50 años se creó
la Junta de Defensa de Vizcaya
En la segunda semana de agosto de 1936 -ahora se
cumplen 50 años- se constituyó la llamada Junta de
Defensa de Vizcaya, organismo que habría de asumir la
dirección de la guerra en la provincia hasta la
constitución, más tarde del Gobierno de José Antonio
Aguirre. Así como el 20 de julio -cuando la situación en
San Sebastián era aún incierta- se constituyó allí la
Junta de Defensa de Guipúzcoa; en Vizcaya, en
principio, lo que se creó fue un Comisariado de carácter
Vicente Talón
Si ya el 20 de julio se creó la Junta de
Defensa de Guipúzcoa, con participación de
todas las fuerzas políticas luego representa-
das en el Gabinete autonómico de José Anto-
nio Aguirre (salvo la CNT, que habría de que-
dar al margen del mismo), en Bilbao no se
decidieron a dar un paso en ese sentido hasta
tres días más tarde y cediendo, posiblemente,
a una influencia rusa ya puesta de manifiesto
durante los sucesos revolucionarios de octu-
bre, en la zona minera, en vez de junta institu-
yeron el Comisariado de Defensa de Vizcaya.
El Comisariado se quería, antes que nada,
revolucionario. Pretendía, por un lado, parar a
los alzados derrotándoles mediante el envío
de columnas a Guipúzcoa, Alava y Burgos
mientras que, a la vez, deseaba poner en
r^ marcha un plan de transformaciones sociales
que llegaban mucho más lejos de las conteni-
das en el programa del Frente Popular, vence-
dor en las elecciones de febrero de ese año.
Como habría de escribir el poumista vizcaíno
José María Arenillas, que vivió con máxima
DON CELES
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revolucionario, que no dio paso a la Junta de Defensa
hasta la segunda semana de agosto. No fue un simple
cambio de nombre: fue, en primer lugar, la aceptación
del hecho -hasta entonces no asumido- de que la guerra
sería larga, y luego la confirmación del protagonismo del
nacionalismo vizcaíno sobre otros esquemas políticos.
A los 50 años de aquello, la rememoración histórica
puede compendiarse así.
intensidad y protagonismo aquellas jornadas: pies debido a varias circunstancias. Una de
«Quedó definitivamente constituido el Consejo ellas fue la rápida salida de Bilbao de un
de comisarios con los departamentos de Gue- hombre que, como Horacio Martínez Prieto,
rra, Orden Público, Comercio y Abastecimien- por dos veces secretario general de la CNT,
tos, Transporte, Industria y Hacienda... Las podía haber tenido una incidencia radicaliza-
comisarías hubieron de promulgar unos decre- dora en la conducción del Comisariado. Otra,
tos que refrendaban todas las actividades has- la poca relevancia política del presidente de
ta entonces emprendidas por la clase trabaja- esta institución, Ambrosio Garbisu, a quien
dora. El comercio, la banca, la industria, queda- muy significativamente el 25 de mayo de 1936
ban intervenidos. Todos los comerciantes, to- «La Tarde» había presentado, para identificarle
dos los industriales venían obligados a
entre los asistentes a un acto público, como
comunicar, mediante una declaración Jurada, la «amigo particular del señor Laiseca'. No olvi-
relación de sus existencias, de las cuales podía
demos, además, que el timón de la situación lo
disponer a su antojo el Consejo de comisarios. llevaba, desde el Gobierno Civil, su titular,
La banca quedaba intervenida. Nadie podía
José Echeverría Novoa, apoyado constante-
disponer de ningún capital sin que previamente mente por varios mandos militares, con los
lo autorizase la comisaría respectiva. La saca
señores Aizpuru, Vidal Munárriz y Colina a la
de cuentas corrientes quedó regulada. El de- cabeza, y por un civil que fue su lugarteniente
partamento de Guerra se constituía, por otra
luego, al crearse la Junta de Defensa, y que en
parte, para incrementar la formación militar y las postrimerías de la guerra le sucedió como
para controlar los mandos. En cuanto al orden delegado de Orden Público en Cataluña: el
público, se procedía al arresto de todos los prietista Paulino Gómez.
sospechosos». Pero el argumento más definitivo contra la
Los factores distensivos aplicación de medidas realmente revoluciona-
En realidad, las cosas no fueron tan sim- rias en Vizcaya fue el Partido Nacionalista
((Ls
• Sucedió a un
Comisariado que nació
con carácter
«revolucionario»
Vasco que, si bien se vió obligado a tomar
parte en las tareas del Comisariado, una vez
en él practicó una política de suavización. Las
actas del Consejo de comisarios, cuyos úni-
cos ejemplares conocidos obran en mi poder,
evidencian una constante presión de los re-
presentantes nacionalistas para defender la
propiedad privada, proteger los lugares asig-
nados al culto o a residencia de religiosos,
facilitar salvoconductos a ciertas personas
comprometidas, etc. Por otra parte, en unas
memorias inéditas, Echeverría Novoa recoge
las continuas gestiones que cerca de él lleva-
ban a cabo hombres como Manu Robles Arán-
guiz, Julio Jáuregui, Eliodoro de la Torre y el
propio José Antonio Aguirre para que obras e,
invariablemente, en un mismo y explicable
sentido. Esto sin contar con la permanente
presencia a su lado como una especie de
secretario, de Pedro de Basaldúa.
La caída de Garbisu
Echeverría, que no ignoraba la importancia
movilizadora que poseía el PNV y que desea-
ba atraérselo para que pasase de su actitud
contemplativa a una más belicosa, escuchaba
complaciente a los abertzales que, poco a
poco, fueron ganando posiciones hasta crear
una verdadera crisis (sobre la que por cierto
nunca se ha escrito) en el seno del Comisaria-
do y que provocó, en una fecha tan temprana
como el 1 de agosto, la dimisión de su presi-
dente. Ese día Garbisu le escribió al goberna-
dor: «Hubo error y precipitación al constituir el
Comisariado de Defensa; no se delimitaron
como convenía atribuciones y facultades; se
desbordaron por el contrario las que estaban
en el propósito de Vds. concederle, y no han
satisfecho actuaciones y trabajos... Con solapa-
das actuaciones han acabado anulando la auto-
ridad de los comisarios y dejando en entredi-
cho la honestidad de algunos de ellos...». Y dos
días más tarde, en una nueva carta a Echeve-
rría Novoa, centraba más claramente el tiro
sobre los nacionalistas, aunque sin citarles
por su nombre, al añadir, a propósito de su
dimisión, que la resignaba:
«Silenciosa y discretamente ante Vd. para el
mejor resultado de sus propósitos y sin que
cuanto ha ocurrido o pueda ocurrir entibie mi
entusiasmo ni merme la fortaleza de mi espíritu
republicano. Sólo me llevo el resquemor de
haberme visto obligado a rendir mis armas, A.
M. D. G., al Sagrado Corazón de Jesús, que en
su más genuina representación se manifiesta,
como él es siempre, falaz y sinuoso, despejan-
do con todo género de habilidades y adscrip-
ciones, la trayectoria que se propone recorrer
y que la recorre casi siempre, no sé si por
nuestra inconsciencia o por nuestra complici-
dad estúpida».
El Comisariado estaba tocado de ala y ya
era cuestión de muy pocos días transformarlo
en Junta de Defensa de Vizcaya lo que tuvo,
como primera consecuencia, colocar en su
presidencia a un hombre que, como el gober-
nador civil, se entenaía muy bien con los
nacionalistas, mientras que éstos desembar-
caron con fuerza en el nuevo organismo y
afirmaron, por vez primera desde el inicio de
las hostilidades, su poder en lo que más les
interesaba, los núcleos rurales, mediante la
constitución de las Juntas Municipales de
Defensa que, al basarse en los resultados
electorales obtenidos antes de la guerra, fue-
ron, en su mayoría, de influencia peneuvista.
vñI
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