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DOSIER DOSIER

En México, tierra de volcanes, las altas cumbres nevadas eran concebidas por los

Simbolismo pueblos prehispánicos como seres vivos. Como parte de un universo dinámico,
los volcanes eran deidades controladoras de los fenómenos meteorológicos impres-

de los volcanes cindibles para la producción agrícola, que era a su vez la base del sustento de las
antiguas sociedades mesoamericanas. Algunas creencias y prácticas del milenario
culto a los volcanes siguen vigentes en la actualidad.

Los volcanes en la
L
os volcanes, las altas cumbres te, Nappatecuhtli, “el cuatro veces señor” do mexica. Los mexicas se apropiaron

cosmovisión mesoamericana nevadas y el fuego que contie-


nen en su interior, han desem-
peñado un papel importante en
(4 220 msnm). De este último señala Tor-
quemada que tenía “la virtud y poderío de
cuatro dioses”. Por otra parte, la Íztac
simbólicamente en los siglos xv y xvi del
culto local a los volcanes y, al conquistar
nuevos territorios, imprimieron su presen-
la cosmovisión de los pueblos indígenas Cíhuatl (Iztaccíhuatl), “la mujer blanca” cia en esos lugares de culto como manifes-
Johanna Broda que han habitado en el Altiplano Central (5 230 msnm), y la Malinche o Matlalcue- tación de su dominio político. Una situa-
de México desde tiempos inmemoriales ye, “la de la falda azul-verde” (4 430 msnm), ción de este tipo, aunque no desde la
(fig. 1). Así, se ha sugerido que la primera ambas con su ancho perfil, tenían un ca- perspectiva mexica, se ve reflejada en
deidad importante que los pueblos de la rácter femenino, de mujeres seductoras la cartografía indígena del Mapa de Cuauhtin-
Cuenca de México representaron en escul- que sucumben ante el poder del Popoca- chan 2 que comentaremos más adelante.
turas e incensarios fue Xiuhtecuhtli-Hue- tépetl. No faltan los amoríos entre ellas y Por las condiciones geológicas del terri-
huetéotl, el anciano dios del fuego, en otros cerros menores que tratan de quitar- torio de la República Mexicana, es decir, a
clara referencia al vulcanismo como fuer- le la pareja al Popocatépetl. Sin embargo, causa del vulcanismo, resulta que el Eje Vol-
za amenazante de la naturaleza. este último siempre resulta vencedor en cánico Transversal Mexicano (evtm) se en-
Al estudiar la cosmovisión como vi- esas contiendas. cuentra en una franja del territorio cercana
sión estructurada en la cual los antiguos En esta reinterpretación simbólica del al paralelo de los 19 grados de latitud nor-
mesoamericanos combinaban de manera papel de los volcanes personificados se re- te. La ubicación de algunos de los principa-
coherente sus nociones sobre el medio am- flejan también las relaciones de poder que les volcanes llama la atención en este sen-
biente en que vivían, y sobre el cosmos en existían entre los diferentes grupos étnicos tido, dado que en el Altiplano Central, el
que situaban la vida del hombre, partimos que habitaron el Altiplano Central en el Nevado de Toluca, el Popocatépetl y el Pico
de la ubicación de estas creencias en el Posclásico, de modo que el papel ideológi- de Orizaba se encuentran casi exactamen-
mundo real. Aquí se propone estudiar la co de la religión prehispánica se manifes- te alineados sobre el eje de la latitud geo-
cosmovisión a partir del entorno geográ- tó igualmente en las conquistas del Esta- gráfica de 19°N, circunstancia geológica
fico y aplicar un enfoque histórico que rei-
vindica los numerosos y sofisticados co-
nocimientos y observaciones acerca de la Sitios de culto prehispánico y contemporáneo en alta montaña
naturaleza que desarrollaron los pueblos Lago de
Zumpango
mesoamericanos. Simultáneamente, en la Cofre de Perote
construcción de su cosmovisión, estos La Malinche Lago de Xaltocan

pueblos mezclaron conocimientos exactos Lago de


con creencias mágicas acerca de la existen- Texcoco

Basado en Iwaniszewski, 1986. Dibujo Samara Velázquez / Raíces


Cerro Tláloc
cia y la actuación de los cerros que eran Lago de
Xochimilco Cerro Telapón
La Malinche
concebidos como seres vivos. Los más po- Lago de
Chalco
derosos entre ellos eran los grandes volca- Ajusco
Iztaccíhuatl
nes que dominan el paisaje del Altiplano
Central (fig. 2).
Nevado de Toluca Popocatépetl
Los volcanes eran concebidos como Pico de Orizaba
personas claramente diferenciadas en
Simbología
cuanto a su sexo, eran hombres o mujeres. Sitio de culto prehispánico
A los conos volcánicos se les atribuía el gé- Sitio de culto prehispánico con elementos arquitectónicos
nero masculino: Popocatépetl, “el cerro Sitio de culto prehispánico con arte rupestre
Sitios de culto contemporáneo
que humea” (5 465 msnm); Pico de Oriza-
1. Las altas cumbres nevadas de los volcanes y el fuego de su interior han
desempeñado desde tiempos inmemoriales un papel importante en la cos-
ba, Poyauhtécatl, “el [habitante] de la ne- 2. Las montañas y sus lugares de culto fueron parte de una geografía sagrada que dio sustento ideo-
movisión de los pueblos indígenas del Altiplano Central de México. Cumbre blina de humo”, o Citlaltépetl, “Cerro de lógico al poder político de los mexicas. El Templo Mayor era el centro simbólico de un escenario
nevada y cráter del Popocatépetl. Foto: Guillermo Aldana la Estrella” (5 610 msnm); Cofre de Pero- geográfico-religioso del imperio mexica. En la actualidad aún se rinde culto a las altas montañas.

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que implica una serie de relaciones mate- a buceo en las lagunas del Sol y la Luna que
riales que se establecen entre los volcanes forman el paisaje espectacular del cráter del
y que no pasó inadvertida a los pobladores Chiucnauhtécatl. Las grandes cantidades
prehispánicos. Además, es de notar que en de ofrendas de copal, los fragmentos de tur-
varios casos se localizan sobre una misma quesa y los rayos-serpientes de madera que
falla un volcán antiguo y otro posterior, se han recuperado en esa exploración, in-
formando sistemas binarios como ocurre dican que esas lagunas en lo alto de la “mon-
en los casos del Nevado y el Volcán de Co- taña de las nueve cumbres” eran un centro
lima, la Iztaccíhuatl y el Popocatépetl, o la de peregrinación muy antiguo; se ubicaba
Montaña Negra y el Pico de Orizaba. En en la región matlatzinca que en el siglo xv
este sentido, se entiende que algunos de es- fue conquistada por los mexicas.
tos pares fueran interpretados por las cul- El mayor santuario de alta montaña se
turas indígenas como parejas de montañas encontraba en la cumbre del Monte Tlá-
deificadas (figs. 3, 4). loc, a 4 125 m de altura. Al igual que en el
Nevado de Toluca, los mexicas, al llegar a

Reprografía: Boris de Swan / Raíces


Los alineamientos dominar políticamente la Cuenca de Méxi-
astronómicos co, establecieron ahí un templo en un an-
de los volcanes tiguo lugar de culto que se remontaba por
lo menos a tiempos teotihuacanos, es de-
La arqueoastronomía investiga los fenó- cir, a más de 1 000 años antes de los mexi-
menos solares que se presentan en ciertas cas. A este santuario ascendían los gober-
fechas del año a la salida o la puesta del sol nantes de la Triple Alianza a fines de abril,
en el horizonte, fenómenos que fueron ob- durante la época más seca del año, para pe-
b
servados desde puntos escogidos del pai- dir la lluvia a los dioses de las montañas.
saje, desde cerros o desde estructuras pre- Tláloc, el dios de la lluvia, la tierra, la tor-
hispánicas deliberadamente construidas menta y el rayo, residía en lo alto de ese ce-
en ciertos lugares. Estos alineamientos en- rro, la deidad era el cerro mismo, y se iden-
tre los volcanes fueron establecidos en tér- tificaba con los fenómenos meteorológicos
minos del calendario mesoamericano. Se que producen los volcanes (fig. 6).
derivaban de la observación de los astros, En las faldas de la Íztac Cíhuatl, la “mu-
lo que a su vez permitió la construcción jer blanca”, existían asimismo numerosos
del calendario. En estas observaciones los lugares de culto a los que acudían los sacer-
volcanes, como marcadores conspicuos dotes mexicas, y había otros en menor
del paisaje, desempeñaban un papel prota- cantidad en el Popocatépetl. Otro volcán
gónico. Existen ya numerosos estudios es- importante, a 3 930 msnm, es el Ajusco
pecializados acerca de los fenómenos que (Axochco, “en el lugar de la flor de agua”),
se observaban sobre el Popocatépetl, la Iz- donde también se han hallado vestigios de
taccíhuatl, la Malinche y el Nevado de To- lugares de culto prehispánicos y donde se
luca; entre ellos podemos mencionar las conserva hasta hoy la creencia de que en su
aportaciones de Franz Tichy, Arturo Pon- cumbre se encuentran unas lagunas cuyos
ce de León, Rubén Morante, Stanislaw sumideros conectan con el mar. Pero no
Iwaniszewski, Jesús Galindo, Ivan Sprajc, sólo en las altas montañas de la cuenca cons-
Arturo Montero, Tim Tucker y Johanna truyeron los mexicas sus adoratorios. Al-
Broda. Sin embargo, falta aún integrar esos gunas formaciones volcánicas de menor ta-
estudios monográficos en una sola pers- maño, como el Zacatépetl (“Cerro del
pectiva de interpretación. Zacate”), el Mazatépetl (“Cerro del Vena-

Reprografía: Boris de Swan / Raíces


Reprografía: Boris de Swan / Raíces

En años recientes ha habido un avance do” o del Judío), el Huixachtécatl (Cerro


en el registro y el estudio de los sitios ar- de la Estrella), Chapultepec y la Sierra de
queológicos de Alta Montaña en esta mis- Guadalupe, fueron igualmente integradas
ma región; los datos se han registrado en el por los mexicas a un circuito ritual a orillas
Atlas arqueológico de la alta montaña mexicana, del lago en cuyo centro se encontraba la isla
publicado por Arturo Montero. En 2008 de Tenochtitlan. El Templo Mayor era el
un grupo multidisciplinario del Instituto 4. Las culturas indígenas interpretaron y deificaron como parejas a las montañas del Altiplano Central centro simbólico de esta región nuclear del
3. En la cosmovisión de los pueblos del Altiplano Central se mezclaron conocimientos precisos con Nacional de Antropología e Historia, cuando observaron que varias de éstas forman un sistema binario. Las condiciones geológicas del al- imperio mexica, en el cual se integraban las
creencias mágicas acerca de la existencia y la actuación de los cerros, que eran concebidos como tiplano hacen que sobre una misma falla haya un volcán antiguo y otro posterior, como la Iztaccíhuatl
coordinado por Pilar Luna, Arturo Monte- montañas y sus lugares de culto en una geo-
seres vivos. Los más poderosos eran los grandes volcanes que dominan el paisaje del altiplano. Arri- y el Popocatépetl. a) La Iztaccíhuatl y el Popocatépetl como pareja de cumbres nevadas. Códice Nu-
ba: Popocatépetl (izquierda) e Iztaccíhuatl (derecha). Abajo: Matlalcueye o La Malinche (izquierda) ro y Roberto Junco, exploró los sitios ubi- ttall, p. 11. b) Chalchiuhtlicue y Tláloc son evocados en ensoñaciones relacionadas con las cimas ne- grafía sagrada que daba sustento ideológi-
y Poyauhtécatl o Pico de Orizaba (derecha). Códice Vindobonensis, p. 39. cados en el Nevado de Toluca e incluyó el vadas de la Iztaccíhuatl y el Popocatépetl. Códice Nuttall, p. 14. co al poder político.

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Popocatépetl e Iztaccíhuatl Topónimos de pueblos y cerros La Malinche Cofre de Perote Pico de Orizaba

Cholula

5. Más allá de la cadena montañosa que


delimita la Cuenca de México por el
este, se extiende el valle Puebla-Tlax-
cala, donde se encontraba el señorío
de Cuauhtinchan, lugar en el que se ge-
neró el documento cartográfico indíge-
na conocido como Mapa de Cuauh-tin-
chan 2. Los grandes volcanes delimitan
un espacio geográfico real. Al oeste, se
ve la Sierra Nevada con el Popocaté-
petl y la Izta-ccíhuatl; al norte, la Malin-
che y el Cofre de Perote y el Pico de Ori-
zaba al este. En el centro se encuentran
el pueblo de Cuauhtinchan y la ciudad
sagrada de Cholula. Además de las ca-
racterísticas geográficas naturales, se
plasmaron elementos de importancia
política y la cosmovisión prehispánica,
presente en innumerables detalles que
aún no están descifrados. Los topóni-
mos referidos a cerros, pueblos e infi-
nidad de lugares sagrados del paisaje
demuestran esa íntima fusión entre la
percepción mítica y el paisaje real.
Fotos: bnah

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Cholula y el valle reflejan fielmente la tradición de la carto- La cosmovisión axoxouilli, “abismo de agua profunda”
de Puebla-Tlaxcala grafía prehispánica: se trata de la Historia de los volcanes (Molina, 1977), evoca quizás esta co-
Tolteca-Chichimeca, texto en náhuatl acom- nexión subterránea con el mar. Esta con-
Más allá de la cadena montañosa que deli- pañado de imágenes tipo códice, y de En este sentido, la cosmovisión indígena ceptualización de las aguas del interior
mitaba la cuenca en su horizonte oriental los Mapas de Cuauhtinchan núms. 1-4, do- se construye a partir del paisaje y del en- de los cerros que comunican con el mar
–formado por el Popocatépetl, Íztac cumentos provenientes del pueblo de torno real, los volcanes son los puntos de era muy importante en la cosmovisión

reprografía: marco antonio pacheco / raíces


Cíhuatl, Papayo, Telapon y Cerro Tláloc Cuauhtinchan, Puebla. Varios estudios referencia fundamentales del territorio. mesoamericana, ya que el mar constituía
(todos ellos de origen volcánico)–, se ex- pioneros de Paul Kirchhoff, Luis Reyes, Al mismo tiempo, son actores de la his- el símbolo absoluto de la fertilidad. Del
tendía el valle de Puebla-Tlaxcala, con Cho- Bente B. Simons y Keiko Yoneda se han toria mítica, personas cuyas voluntades y mar surgen, de hecho, los vientos que
lula como su gran centro religioso. Se tra- ocupado de esos importantes documen- albedrío, amoríos y pasiones recíprocas conducen a la formación de las nubes
taba de la ciudad sagrada más antigua de tos, así como dos excelentes publicacio- constituyen un peligro para los hombres. cargadas de agua que se precipitan sobre
Mesoamérica que seguía funcionando en nes colectivas recientes. Aquí sólo me re- la tierra en época de lluvias.

Reprografía: Boris de Swan / Raíces


El paisaje forma parte del orden cósmi-
el momento de la conquista. Su monumen- feriré a las representaciones de los co, el cual se expresa por medio de los Después de la conquista española, la
tal pirámide, conformada por muchas su- volcanes que aparecen en el Mapa de Cuauh- alineamientos astronómicos deliberada- cultura de los pueblos indígenas cambió
perposiciones, yace hoy convertida ella tinchan 2, que hemos escogido para ilus- mente orientados hacia las salidas y pues- radicalmente, fueron eliminadas las ex- 7. Un elemento religioso representado en el Mapa
misma en un cerro en cuya cumbre se cons- trar el presente texto. Si bien el señorío de presiones de la cultura de la elite, el de Cuauhtinchan 2 es el llamado glifo escalona-
tas del Sol sobre el perfil de los volcanes.
do –que aparece en diez ocasiones– que remite
truyó el santuario católico dedicado a la Cuauhtinchan ocupa el centro de interés En el sur de la Cuenca de México, Cui- culto público del Estado y los conoci- a unos templos que los chichimecas-cuauhtin-
Virgen de los Remedios. La ciudad sagra- del relato de esos documentos, y se cuen- cuilco fue el primer sitio con una pirámi- mientos complejos de los sacerdotes-as- chantlacas construían con tule para llevar a cabo
da de Cholula se ubicaba en el centro de tan en ellos varias historias reales o míti- 6. Tláloc, el dios de la lluvia, la tierra, la tormenta de monumental que mostraba alinea- trónomos y especialistas rituales. La cos- rituales con los envoltorios sagrados que conte-
un paisaje dominado por los mismos vol- cas acerca de los chichimecas y otros gru- y el rayo, era el prototipo de todos los cerros y de movisión de los cerros y los paisajes nían reliquias mágicas que simbolizaban la iden-
mientos con propiedades calendáricas, lo
los fenómenos meteorológicos que producen los tidad del grupo. En este ejemplo, los chichime-
canes que vistos desde Cholula forman el pos étnicos que se establecieron en que quizá constituye los inicios de la rituales perdieron su articulación con el
volcanes. En esta imagen se le identifica como cas, ancestros de los cuauhtinchantlacas,
horizonte occidental. Además, la montaña Cuauhtinchan a partir del siglo xii, exis- el Popocatépetl o cerro humeante. Códice Ríos, construcción del calendario en Me- culto público y la especulación filosófica encienden el fuego nuevo en el interior de un tem-
Matlalcueye es una presencia imponente al ten al mismo tiempo otros varios niveles p. 21. soamérica. Como parte de un universo de los grandes templos. La astronomía, plo escalonado.
noreste de esa cuenca. Mientras que la Pi- de representación gráfica y simbólica en dinámico, los volcanes eran deidades las matemáticas, la arquitectura y la inge-
rámide de Cholula y el actual santuario ca- el documento que permiten lecturas e in- controladoras de los fenómenos meteo- niería formaron parte de esos conoci-
tólico tienen una orientación solsticial ha- terpretaciones complementarias (fig. 5). naturales, se evocan en él elementos de rológicos imprescindibles para la pro- mientos especializados de la elite que fue- tos a principios de noviembre, cuando
cia la puesta del Sol sobre la Sierra Nevada Aquí nos interesa destacar el aspecto car- importancia política (Yoneda, 1991). ducción agrícola. ron destruidos de manera violenta a raíz ese ciclo se cierra. Estos ritos siguen
en el solsticio de verano, La Malinche se tográfico indígena. Los grandes volcanes Al mismo tiempo, en estos mapas se Los nombres de los grandes volcanes de la conquista. practicándose en el entorno de los vol-
ubica hacia el noreste y mantiene una se- delimitan un espacio geográfico real, son plasmó la cosmovisión, hecho que se re- hacen alusión al fuego en su interior: Po- Sin embargo, en las comunidades canes del Altiplano Central y constituyen
rie de alineamientos significativos a lo lar- los principales marcadores de este terri- fleja en innumerables detalles que aún es- pocatépetl, “el cerro que humea” (popo- campesinas indígenas sobrevivieron mu- una tradición cultural milenaria anclada
go de su amplio perfil (Tucker y Montero, torio. Vemos la Sierra Nevada con el Po- tamos lejos de poder descifrar en su tota- ca, “echar humo”, de poctli, “humo”) chos conocimientos ligados a la obser- en su integración con el paisaje de las
lidad. Los topónimos referidos a cerros, (Molina, 1977); pero aluden también a la vación del medio ambiente y los ciclos montañas.
pueblos e infinidad de lugares sagrados “neblina de humo o de nubes oscuras” naturales, la geografía, la botánica y la
del paisaje demuestran esa íntima fusión agricultura. La vida campesina seguía de-
Los volcanes son actores de la historia mítica, personas (poyauh-). El Poyauhtécatl (Pico de Ori- Johanna Broda. Doctora en etnología. Investigadora
entre la percepción mítica y el paisaje real. pendiendo de estas manifestaciones del Instituto de Investigaciones Históricas de la unam
zaba), por lo tanto, era “el [habitante] de y profesora de posgrado en la unam y la enah. Es-
cuyas voluntades y albedrío, amoríos y pasiones recípro- Otro elemento religioso importante son la neblina de humo” o “el que habita en- locales y de su manejo adecuado. Tales tudia temas de cosmovisión y ritualidad de los pueblos
los diez “glifos escalonados” (fig. 7) del tre la niebla de nubes oscuras”. Así, la prácticas han permitido también la re- indígenas en la historia de México.
cas constituyen un peligro para los hombres. El paisaje Mapa de Cuauhtinchan 2. Según Medina y etimología establece el vínculo entre el producción de muchos elementos de la
Tucker (en Tucker y Montero, 2008 ), es- cosmovisión, aunque en la actualidad,
forma parte del orden cósmico, el cual se expresa por me- tos glifos remiten a unos templos que los
fuego volcánico del interior de la tierra
por el avance de la tecnología, el creci-
Para leer más…
y las calidades meteorológicas de los vol- Broda, Johanna, “Cosmovisión y observación de la na-
dio de los alineamientos astronómicos deliberadamente chichimecas-cuauhtinchantlacas cons- canes, que en mayor grado que los de- miento urbano y la destrucción del me- turaleza: el ejemplo del culto de los cerros”, en J.
Broda, S. Iwaniszewski y L. Maupomé (eds.), Arqueo-
truían con tule, material perecedero, para más cerros eran concebidos como vasos dio ambiente, se han visto seriamente astronomía y etnoastronomía en Mesoamérica, iih, unam,
orientados hacia las salidas y puestas del Sol sobre el llevar a cabo rituales con los envoltorios grandes que contenían las aguas subte- amenazados y cerca de desaparecer. Se México, 1991, pp. 461-500.
Broda, Johanna, Stanislaw Iwaniszewski y Arturo Mon-
sagrados; éstos contenían las reliquias má- trata de la tradición mesoamericana de
perfil de los volcanes. gicas que simbolizaban la identidad del
rráneas y también eran considerados
los especialistas rituales que controlan
tero, La montaña en el paisaje ritual, inah/iih, unam,
México, 2ª ed., 2007.
“brazos de mar”. Brotherston, Gordon, “Los cerros Tláloc: su represen-
grupo. Se trataba no sólo de templos, sino Esta última expresión la siguen usan- “el tiempo”, es decir la meteorología, y tación en los códices”, en B. Albores y J. Broda
que el glifo representa en numerosos ca- do los habitantes del Valle de Toluca al que durante siglos han actuado en bene- (coords.), Graniceros: cosmovisión y meteorología indígenas
de Mesoamérica, El Colegio Mexiquense/iih, unam,
2008). En las cercanías de La Malinche se pocatépetl y la Íztac Cíhuatl representa- sos la entrada, “el umbral” para acceder al referirse a las lagunas del Nevado; la mis- ficio de sus comunidades. Mediante la México, 2ª ed., 2003, pp. 25-48.
encontraban además los importantes cen- dos al occidente, La Malinche hacia el interior del cerro, de los cerros que abar- ma creencia ha perdurado también en el ejecución de ritos en los lugares sagra- Molina, fray Alonso de, Vocabulario en lengua castellana y
mexicana, mexicana y castellana, estudio preliminar de
tros religiosos de Cacaxtla y Xochitécatl; norte y el Pico de Orizaba y el Cofre de caban tanto a las aguas subterráneas como suroeste de la Cuenca de México hasta la dos de los volcanes, los tiemperos o gra- Miguel León-Portilla, Porrúa, México, 1977.
este último cerro artificial era también una Perote al este y noreste, respectivamente. a los símbolos de la fertilidad agrícola. En actualidad. La montaña del Ajusco-Axo- niceros procuran atraer la lluvia benéfi- Montero García, Ismael Arturo, Atlas arqueológico de la
alta montaña mexicana, Secretaría de Medio Ambiente
deidad de montaña sagrada venerada por En el centro se encuentran el pueblo de cierta manera era la entrada a las fauces chco, “en el lugar de la flor de agua”, se ca para las milpas y protegerlas de los y Recursos Naturales, México, 2002.
los mexicas. Cuauhtinchan y la ciudad sagrada de Cho- abiertas del “monstruo de la tierra”, un concibe igualmente como “brazo de peligros de las tormentas, el rayo, la llu- Tucker, Tim, y Arturo Montero (coords.), Mapa de Cuauh-
tinchan II: entre la ciencia y lo sagrado, Mesoamerican
En la parte suroriental del valle de Pue- lula. Aunque el espacio no se representa antiguo símbolo de origen olmeca que mar”, y se dice que en su cumbre había via excesiva y el granizo. Las fechas más Research Foundation, México, 2008.
bla-Tlaxcala hay una serie de códices que, a escala, se refiere a un paisaje real, esce- era representado en la última época mexi- unas lagunas que contenían unos remo- importantes para estos ritos son la fies- Yoneda, Keiko, Los mapas de Cuauhtinchan y la historia
cartográfica prehispánica, ciesas/fce/Gobierno del
aunque fueron producidos durante las nario de acontecimientos históricos, pues ca como Tláloc-Tlaltecuhtli, el Señor de linos que conectaban con el océano. En ta de la Santa Cruz (3 de mayo), cuando Estado de Puebla, México, 2ª ed., 1991.
primeras décadas de la época colonial, además de las características geográficas la Tierra. esta perspectiva, la palabra náhuatl “se abre el temporal”, y el día de muer-

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