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¿Cómo mandan los cánones?

¿Qué sabemos del canon, entendido como que la historia se cierre del todo (en su “últi-
Como mandan los cánones.

Dossier: Canon
objeto no tanto de una sociología de la literatura ma etapa”).
sino de una teoría de las relaciones (políticas) de Nadie puede leerlo todo, aunque solo se
dos conjuntos de diferente orden: la experiencia dedique a eso. Ese enunciado, incontestable,

Canon contra archivo literaria singular y la obra (universalizante)?


En El canon occidental, su más abierto pro-
invoca una propiedad de la memoria humana,
porque bien sabido es que el que recuerda todo,
pagandista, Harold Bloom, intenta restaurar el no tiene memoria (Funes, el memorioso, es un
ancien régime del canon, donde las obras valen idiota). Y afecta, por lo tanto, a la noción de
por un valor (estético) intrínseco, indiscutible recuerdo, olvido y amnesia propia del archivo,
Daniel Link e invariable: que retomaré más adelante.
La vanguardia histórica, que nos precedió
UBA-UNTREF originalmente el canon significaba la elección
en nuestro mismo malestar en relación con los
de los libros en nuestras instituciones de en-
procesos (aduaneros) de canonización, trató de
señanza, y a pesar de la reciente política de
reconstruir el canon desde sus mismas bases.
multiculturalismo, sigue siendo pertinente la
Blanchot, por ejemplo, heredero del malestar
pregunta sobre el canon: ¿Qué intentará leer el
vanguardista, ponía en el centro del canon a
individuo que todavía desea leer, en esta última
Sade, siguiendo la lección de los superrealistas.
etapa de la historia?2 (Bloom 1994: 15)
Para Bloom también eso debe ser impugnado.
Es, un poco, la pregunta que, como pedago- El centro del canon es para él Shakespeare. Y
gos, nos hacemos nosotros cada mañana, pero toda la literatura occidental se ordena en rela-
Bloom no duda en contestarla en los términos ción con esa “obra”.
del ancien régime: nosotros decidimos, ustedes El canon3 supone, pues, procesos de selec-
obedezcan. ción, atribución de propiedades y de modeliza-
O sea que, a la vuelta del milenio (en 1994) ción, lo mismo para los santos y las divinidades
Bloom se erige en el patriarca de la selección que para los textos.
y la ordenación de las obras, “a pesar del mul- Un texto o una vida no serían particulares,
ticulturalismo”, a pesar del feminismo, del sino que son particularizados por un proceso

E
n nuestro universo literario (global, otorgó esa distinción, Samuel Beckett calificó a
movimiento LGBT, de las políticas afirmati- de investimiento de sentido. La particulariza-
mercantil, fetichizado) hay un momen- ese acontecimiento como una “catástrofe”.
vas, de las minorías étnicas, de los usos inclu- ción afecta a la vida, o al texto, de modo que
to de canonización irresistible, que es De modo que las relaciones que un escritor
sivos del lenguaje, etc. Lo hace en nombre de esa vida y ese texto resulten representativos y
como una apoteosis en su sentido exacto, la determinado (Beckett, en este caso, pero solo
un hipotético “individuo que desea leer”, una ejemplares. Los textos canónicos representan
divinización (cuya contrapartida es la destruc- como ejemplo) entabla con el canon significa
figura abstracta que hay que educar, antes de “el espíritu de una época” o una manera de arti-
ción de la previa naturaleza humana): el Premio toda una poética o, si se prefiere, todo un modo
cular vivencias y sentidos, o también un ejem-
Nobel. de relacionarse con la literatura en su conjunto.1
plo (positivo o negativo). Algo del orden de lo
Esa transformación de una experiencia es- han planteado modelos de relación entre una obra en
tética en una obra de una cualidad indiscutible- proceso y la literatura en su conjunto.
1 Tanto Edward Said en Beginnings: Intention and Method
mente superior es la quintaesencia de la cano-
(Nueva York: Basic Books, 1975) como Harold Bloom en 2 La traducción del fragmento corresponde al autor de 3 Retomo a continuación algunas cosas que escribí a pro-
nización. Tal vez por eso en 1969, cuando se le
La angustia de las influencias (Caracas: Monte Ávila, 1977) este trabajo. pósito de Rodolfo Walsh.

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singular (la vida vivida, el texto escrito) debe sujeto a revisiones, modificaciones, disputas y dor Gabino Ezeiza hasta el Negro Raúl (Raúl como si eso fuera un gesto político módico, lo
particularizarse, y mediante ese proceso de par- aniquilamientos. Grigera, Grijera o Grigeras), nacido hacia el hace formar alianza con un judío maoísta.7
ticularización se vuelve universal (participa de El ejercicio de Gabriela Cabezón Cámara, 86, simpático personaje de comienzos de siglo, El movimiento encuentra así su potencia
lo universal: “el canon occidental”). Así, la his- que en Las aventuras de la China Iron le da la voz “loco lindo” que animaba el tedio de los cajeti- revolucionaria en su propio exceso: es aquello
toria consagra una obra. a la mujer de Martín Fierro, el héroe del poema llas porteños. Pero tal vez convenga detenerse que si está, está como si no estuviera (se carece
El canon opera selectivamente: ese escritor, canónico de la patria, supone una impugnación en otra pieza del archivo, los Mendizábal: An- a sí mismo); y que si no está, no está como si
pero aquel no. Ese libro, pero no aquel. Y es a de la matriz sexista del canon. Por otro lado, selmo Rosendo Cayetano, el compositor que estuviera (se excede a sí mismo). La internacio-
partir de un complicado juego entre normas y esa operación (aunque con otra potencia ima- escribió la partitura del tango “El entrerriano”, nal argentina es el umbral de la indeterminación
valores estéticos que se decide el ingreso al ca- ginaria) estaba ya prevista (escrita) por Jorge y sobre todo su padre, Horacio Mendizábal, un entre un exceso y una deficiencia que marca el
non.4 Pero el canon, además, atribuye propieda- Borges en “El fin” y “Biografía de Tadeo Isido- poeta afroporteño que nació en 1847 y murió límite de toda política en su imperfección cons-
des, modeliza. El texto canónico es un modelo ro Cruz”, lo que, lejos de disminuir la potencia tempranamente durante la epidemia de fiebre titutiva y su umbral hacia el milagro (en la lógi-
de actividad, una estrella que nos guía en la os- de la novela de Cabezón Cámara, la coloca en la amarilla de 1871, mientras ayudaba a las vícti- ca de Copi, el canon importa mucho menos que
curidad de la noche. tradición de quienes escriben contra el canon. mas como secretario de la junta popular presidi- el archivo).
En un doble sentido, el canon clasifica: El riesgo que comporta la canonización de da por el doctor Roque Pérez. Publicó solo dos Que se trata de un movimiento propiamente
asigna un lugar, una posición, una clase. Pero una estrategia de lectura nos obliga a revolver volúmenes de poemas, Primeros versos (1865) y argentino (es decir: imaginado en un más allá
también transforma en clásico. Nada más uni- las fichas del archivo para encontrar aquello Horas de meditación (1869). de “El escritor argentino y la tradición”, en un
versal (pero a la vez nada más particular) que que no está en el canon. En la “Introducción” de este segundo libro afuera radical respecto de la oposición entre
el clásico. La clasificación se realiza de acuerdo Borges, por ejemplo, deploró la invención (muy diferente de las “Dos palabras” del prime- local y global) queda subrayado por el nombre
con un ordo, que no es solo posicional, sino je- de Mitre, el Negro “Falucho”,5 héroe de la inde- ro, que es solo una captatio benevolentiae) ya se que Copi elige para el negro, y que volverá en
rárquico. Hay órdenes (entre los dioses, entre pendencia, se interrogó con melancolía sobre nota un malestar político: Cachafaz (su propia reescritura del Martín Fie-
los santos, entre los ángeles, también entre los la desaparición de los negros en Buenos Aires rro) y en el nombre de la ex mujer del poeta
¿Tendríais horror de ver un negro sentado en
textos), y podría decirse que el clásico ocupa la y le permitió al Moreno de Martín Fierro matar maoísta, Raúla Borges.
el primer puesto de la república? ¿Y por qué,
jerarquía de primer orden dentro del canon. El al asesino de su hermano. Nunca se le ocurrió, Eso es escribir contra el canon que, por lo
si fuese ilustrado como el mejor de vosotros,
clásico es irrepetible y es por eso que se pro- sin embargo, que mereciera un nombre propio. general, es un dispositivo que regula la prácti-
recto como el mejor de vosotros, sabio y digno
pone como un modelo definitivo y para siem- Más gravemente, decidió que “el negro no con- ca literaria y que tiene, por lo tanto, un poder
como el mejor de vosotros? ¿Tan solo porque
pre, aun cuando queramos que el canon esté taba” (“El Sur”).6 prescriptivo, tanto para lo que se refiere a los
la sangre de sus venas fue tostada por el sol del
Fuera del canon, en el archivo, ha habido procesos de escritura como a los procesos de
África en la frente de sus abuelos?
bastantes negros que contaron, desde el paya-
4 El más comprensivo trabajo sobre la dialéctica de valo- ¿Tendríais horror de ver sentado en las bancas
res, normas y funciones en el arte es el de Jan Mukarovsky, del parlamento á un hombre de los que con tan 7 Con cierta ingenuidad, Alejandro Solomianski señala
5 Sobre la subalternización e invisibilización de la cul-
“Función, norma y valor estéticos como hechos sociales” insultante desdén llamáis mulato, tan solo por- que “la novela La internacional Argentina de Copi, en
tura afroargentina (letrada y popular), cfr. Solomianski,
(en Ensayos de estética y semiótica del arte. Barcelona: que su frente no fuese del color de la vuestra? la que el negro Nicanor Sigampa se constituye como el
Alejandro: Identidades secretas: La negritud argentina.
Gustavo Gili, 1978). Jacques Derrida, en “Ante la ley” (in- Si eso pensáis, yo me avergüenzo de mi pueblo mayor y más genuino representante de la argentinidad,
Rosario: Beatriz Viterbo, 2003.
cluido en La filosofía como institución) retoma algo con- y lamento su ignorancia. prefigura desde el saber y la especificidad literaria el
fusamente el texto clásico de Mukarovsky. Beatriz Sarlo 6 Borges, Jorge: “El Sur”, incluido en Obras Completas. ambiente de apertura y revisión identitaria que se está
Muchos años después, en La internacional
ha pensado el problema en relación con contextos más Buenos Aires: Emecé, 1974, p. 519. Para las siguientes desarrollando actualmente”. Cfr. Solomianski, Alejandro:
argentina, Copi pone a un aristócrata negro en
actuales en “Valores y mercado” (en Escenas de la vida citas de Borges, se mencionan las páginas correspondien- “Ensayo y utopía argentina en Horacio Mendizábal”, en
el centro de las maquinaciones presidenciales y,
posmoderna. Buenos Aires: Ariel, 1994). tes a esa edición. Hispamerica, 33: 97 (abril de 2004).

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lectura. La institución literaria existe por y para siglo XX estuvieron atravesadas por esta dia- pequeña a la forma grande lo que aparece es lo mera desasignación: Edgar Allan Poe, el autor
el canon. ¿Cuáles serán, pues, sus efectos sobre léctica entre gran forma y forma pequeña, que “estético”, porque si un efecto constante tiene de “El misterio de la rue Morgue”, traducido por
los textos? tensiona las prácticas vanguardistas. El deseo el canon es la estetización y la academización. Baudelaire. El texto “La verdad sobre el caso del
Dado un texto cualquiera y sometido a la ló- de aniquilar la institución literaria y desmontar El canon estetiza porque exige que los fun- señor Valdemar” de Poe analizado por Roland
gica del canon, podríamos decir que el canon a) el canon (“mejor la destrucción, el fuego” pro- damentos de una obra sean solo los universales Barthes (en la traducción de Baudelaire). La
estetiza, b) monumentaliza, c) desterritorializa, clamaba Luis Cernuda) se instrumentaliza en el del arte. Autonomiza, y en este sentido estetiza, Recherche de Proust, traducida por Walter Ben-
d) homogeneiza. ataque a la “gran forma”. Las neovanguardias de aquello que, en un nivel o en otro, formará par- jamin. Borges, traductor de Kafka. Son muchas
El canon homogeneiza porque saca al texto los años sesenta y setenta fueron también cons- te de la institución literaria. Porque el canon es las consecuencias de las políticas de la traduc-
del sistema literario (que sería, en principio, el cientes de esta estrategia. esencialmente una construcción pedagógica (el ción, pero en principio resulta evidente que el
espacio en el que adquiere sentido polémico). Por otro lado, el documento es urgente, cla- tesoro de la humanidad, de la raza o de la patria) prestigio del traductor refuerza la potencia clá-
Sistema literario y canon funcionan de diferen- ma y grita su fuerza puramente indexical: esto es que debe homogeneizar, monumentalizar y sica de la obra. Y leída en otra lengua esa obra
te manera y suponen organizaciones diferentes. (que digo) está ahí, esto es, existo por y para lo que estetizar los textos que lo integran. debería tener un significado que trasciende el
De acuerdo con el sistema, un texto o una expe- muestro y testifico. Como la foto, el documento es Y finalmente, el canon desterritorializa: des- circuito para el cual, en principio, fue pensada.9
riencia literaria tienen un valor estratégico y di- una prueba de existencia y poco más. Aunque se asigna a los textos de su mercado específico y El canon pues, sustrae textos del mercado,
ferencial. El canon homogeneiza las diferencias trate de una prueba ante el juicio de la historia, los asigna a otro u otros. La canonización se re- los desasigna y los coloca en otra parte, en otros
entre los textos (las obras o los autores) preci- de la paciencia de los archivistas, del fervor de conoce precisamente cuando el mercado como territorios, cancela la territorialidad lingüística
samente para poder proponer modelos (que, a los doctorandos o los profesores. El documento instancia de valorización se debilita. Un poeta y libera a la literatura (la “literatura de verdad”,
posteriori, se leerán como consistentes). es indiferente al nombre. El monumento es el ingresará al canon cuando lo lean no solo los de- la literatura consagrada) de toda relación (siem-
Porque homogeneiza, el canon transforma predicado de un nombre e, incluso, lo reemplaza más poetas y los críticos. Un escritor de ciencia
el documento en monumento: la “obra” (monu- como tal: la obra de Beckett (el autor de El in- ficción o de novelas policiales o de melodramas
mental) de Beckett o Borges. Monumentalizada, nombrable), el autor de El libro de los pasajes (des- será reconocido como consagrado cuando pue- 9 Cada vez, el libro paga menos derechos: la lógica de
la obra pierde su carácter documental (sobre cripción definida), Walter Benjamin. da ser leído fuera del género. la consagración aniquila la renta del que escribe. En la
una práctica, una experiencia). El monumento La pequeña forma solo existe en relación Es por eso que las lógicas del canon y la ló- lengua original, el libro devenga un mínimo de un 10 %
necesita un soporte material adecuado. En lo con un circuito bien delimitado al que abastece: gica del mercado muchas veces son las dos ca- sobre el precio de tapa (los blockbusters devengan inclu-
que se refiere a la literatura, ese soporte es el el círculo de los poetas amigos, el circuito de los ras de una misma moneda. Y es por eso que un so más). Traducido, en cambio, el porcentaje se reduce
libro porque hay una relación de mutua necesi- suscriptores a un canal de youtube, los partici- suceso de mercado y un suceso de crítica son a solo el 7.5 %. Después de setenta años de la muer-
dad entre la “gran forma” y el canon. ¿Pero no pantes de un grupo de whatsapp. De la forma muchas veces falsos enemigos. La ley del arte es te del autor, la obra entra en dominio público: no paga
ha abominado ya suficientemente nuestro tiem- enemiga del mercado. O al menos es enemiga más derechos (el período, cada tanto, se alarga: no sé
po del fetichismo del autor, de la obra, del libro? de las leyes de los mercados de arte. Brunelles- exactamente si hoy son 70 o 75 años). La consagración
¿No circulan poemas por whatsapp, por google +, variación” (Gardner, Helen: The Art of T. S. Eliot. Londres, chi o el Bosco o Brueghel son clásicos precisa- se paga con dinero. La obra que es ya patrimonio de la
por todas partes? 1949, p. 3). La “gran forma” es el problema de Eliot y tam- mente porque están fuera del mercado de arte. humanidad (después de todo, si a alguien se le ocurre
Toda una política de las formas se desarro- bién de Pound. La “forma pequeña”, por el contrario, es Pero no están fuera del mercado de seguros. seguir leyendo un libro más de setenta años después de
lla en relación con el canon.8 Las estéticas del el problema de Kafka, quien aspira a un cielo que jamás La desterritorialización que el canon realiza es haber sido escrito, ese libro es ya otra cosa y no una mer-
pueda confundirse con el Estado. Su “Teoría de las peque- siempre módica, no va más allá de la desterrito- cancía corriente) aparece desasignada del mercado de
ñas literaturas” es una teoría de la “pequeña forma” (cfr. rialización propia del capitalismo. derechos. Es de libre disponibilidad. ¿No es extraña esta
8 “La obra del poeta mayor debe tener magnitud: debe Diarios. Buenos Aires: Marymar, 1968). Potenciada, consti- En literatura, la consagración de un autor se lógica en el seno del capitalismo? ¿Sería posible imaginar
intentar con éxito una u otra de las formas poéticas más tuye una política del arte en Gilles Deleuze y Félix Guattari mide por la cantidad de traducciones: esto, que una reducción similar para la renta de la tierra? La institu-
eminentes, que pongan a prueba sus dotes de invención y (Kafka. Por una literatura menor. México: Era, 1985). es un hecho de mercado, equivale ya a una pri- ción arte sigue siendo, en algún punto, extraña.

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pre mendaz, parasitaria, esclava) con el dinero. tura, un balance y diferenciaciones (diferencias da en un más allá de la multiplicidad de lo Real Si nos interesa el archivo (si hay un “Bien de
O encuentra la forma dinero por la vía de la ca- y repeticiones). Hay una multiplicidad (de he- (o de la cultura). La cultura, entonces, como Archivo”, entendido ahora como una instancia
nonización (la re-traducción por nuevos “auto- cho) y hay una unicidad (presupuesta, formal): afuera de la ciencia, toma el relevo de la amne- ética) es precisamente porque en él encontra-
res” prestigiosos; las ediciones “anotadas”). es la obra. Y hay una tensión entre multiplicidad sia sistemática de la ciencia en progreso (como mos la posibilidad de un pensamiento, enten-
La antología y el manual son el museo de la y unicidad. La unicidad de la obra se centra en un afuera de la cultura). dido como un campo de problematizaciones,11
literatura. Y es allí, allí, donde brilla el puro va- principio de nominaciones (el nombre del autor Porque son las mercancías de la cultura, las en un espacio dominado o bien por la muerte o
lor de los universales. Fuera del mercado y del y el título de la obra). Un poco por eso, una de obras se dejan pensar como “tesoro”. bien por la repetición de lo mismo.
marketing y de la crítica periodística, autonomi- las categorías contra las que más centralmente La cuestión patrimonial afecta a lo que po- En La atracción del archivo, Arlette Farge
zados, vaciados de sus contenidos polémicos y, trabajó la vanguardia estética de comienzos del demos llamar “Bien de Archivo”, cuyo dominio señala:
por lo tanto, homogeneizados, esos monumen- siglo pasado fue la autoría: por la vía de la seudo- puede ser disputado incluso por Estados. Lo he-
Desconcertante y colosal, sin embargo el archi-
tos de la literatura conviven sin conflicto en el nimia, la producción colectiva, etc. mos visto en relación con la disputa entre el Es-
vo atrapa. Se abre brutalmente sobre un mundo
seno de la institución como modelos positivos y La obra es, en el orden del pensamiento, el tado de Israel y el Archivo Alemán de Literatura
desconocido donde los condenados, los misera-
patrimonio de todos. equivalente de la forma mercancía en el orden de a propósito del archivo de Franz Kafka (el juicio
bles y los malos sujetos interpretan su papel en
Una tradición10 es en este punto más restric- las cosas. Así como la riqueza de las sociedades fue ganado por el Estado israelí en 2015). Como
una sociedad viva e inestable. (1991: 10)
tiva, menos universalista, y un poco más polé- en las que reina el modo de producción capitalis- subrayó Judith Butler (2014) en su examen del
mica. Supondrá siempre zonas de fricción con ta (es decir: todas) se anuncia como una inmensa affaire Kafka, los contendientes enarbolaron ex-
otras tradiciones, exclusiones, alianzas tácticas. acumulación de mercancías, la cultura moderna traños argumentos de representación y de pa-
Allí la paz de las antologías resulta perturbada. se anuncia como una inmensa acumulación de trimonialización. La disputa sobre la propiedad 11 “Durante largo tiempo he intentado saber si sería po-
Como pedagogos, trabajamos con autores y obras y cada una de ellas cuenta como una a tra- del fondo documental “Kafka” no se estableció sible caracterizar la historia del pensamiento distinguién-
textos canónicos, qué duda cabe, pero porque vés de la garantía de unicidad (autor-título). en relación con el sentido de la “experiencia- dola de la historia de las ideas –es decir, del análisis de
queremos resistir a su fuerza prescriptiva, los Es posible escapar a ese dispositivo, pero Kafka”, sino en relación con el sentido de un los sistemas de representaciones– y de la historia de las
ponemos a circular en series que, en algún sen- hay que pagar un precio: la locura. “La locura, Estado u otro (lo que opuso abstractamente mentalidades –esto es, del análisis de las actitudes y de
tido permiten interrogar a la institución litera- ausencia de obra”, decía Foucault, señalando lenguas y culturas). ¿Patrimonio de quién son los esquemas de comportamiento–. Me pareció que ha-
ria en su conjunto. ¿Para qué? Un poco para no que la locura es el límite exterior de la cultura. los archivos (ligados con una obra o ligados con bía un elemento que, de suyo, caracterizaba a la historia
aburrirnos. Otro poco por una cuestión ética: Por supuesto, la cultura puede reabsorber las cualquier experiencia) y a quiénes representan? deI pensamiento: era lo que cabría llamar los problemas
liberar a la experiencia literaria (la escritura, la producciones de locura: le basta para eso con Las políticas archivísticas de la moderni- o más exactamente las problematizaciones. Lo que distin-
lectura) del autoritarismo del que está presa. denominarlas “obra”: Artaud es el ejemplo más dad se ajustan al buen gobierno. Las políticas gue aI pensamiento es que es algo completamente dife-
fatigado. Una vez reinscripta en la cultura, la anarchivísticas o contraarchivísticas de la pos- rente deI conjunto de las representaciones que sustentan
* noción de locura deja de ser pertinente. modernidad (que todavía no he definido) nos un comportamiento; es otra cosa que el dominio de las
No es solo la locura lo que escapa a la cultu- permitirían, tal vez, enfrentar la gubernamen- actitudes que lo pueden determinar. EI pensamiento no
La noción de obra es tan moderna como la noción ra, también está la ciencia. Y habría que señalar tabilidad con sus mismas armas. Es decir: el ar- es lo que habita una conducta y le da un sentido; es, mas
de archivo. La “obra” es un principio de unicidad una relación estructural: la mutua exclusión de chivo puede ponerse en contra de aquello que bien, lo que permite tomar distancia con relación a esta
que permite introducir, en lo múltiple de la cul- dos sistemas que se definen por esta misma ex- es su fundamento. Eso es la arqueología que, manera de hacer o de reaccionar; dársela como objeto
clusión: ciencia y cultura. La ciencia es anónima porque no tiene Dios (ni origen ni mandato), de pensamiento e interrogarIa sobre su sentido, sus con-
y es única pero de una forma diferente a la uni- se desentiende de la continuidad del saber para diciones y sus fines. El pensamiento es la libertad con res-
10 Entendida, a la manera de Raymond Williams, como cidad de la obra (la unicidad viene dada por la interrogar sus discontinuidades y critica fron- pecto a lo que se hace, el movimiento mediante el cual
“una versión intencionalmente selectiva de un pasado con- relación interior de las proposiciones y no por talmente los fundamentos de la gubernamenta- nos desprendemos de ello, lo constituimos como objeto y
figurativo y de un presente preconfigurado” (1980: 137). el nombre propio). Esa unicidad de la ciencia se bilidad burocrática. lo reflejamos como problema” (Foucault 1999: 359).

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formar su forma, ni su ortografía, ni siquiera la
En esas palabras resuena el corte que pro- quiere desprenderse de su bien más preciado, alumnes. Se los doy a leer, para luego subrayar
puntuación. Sin siquiera pensar demasiado en
dujo Michel Foucault (con quien Farge trabajó) sus opiniones?): no hay que ir al archivo para su carácter payasesco. Allí Antonio Lafuente12
ello. Pensando en ello continuamente. Como si
respecto de la articulación entre el archivo y lo comprobar lo que ya se sabe. Lo que uno sepa o postula programáticamente que
la mano, al actuar así, permitiese que el espíritu
viviente. El archivo es el despliegue de una “so- crea saber no tiene ninguna importancia. Lo im-
permanezca simultáneamente cómplice y ex- El anarchivo discute las tradicionales funciones
ciedad viva e inestable”. Por eso el archivo debe portante es lo que el archivo nos obliga a decir.
traño al tiempo y a esas mujeres y esos hombres normalizadoras, objetivistas e institucionales
diferenciarse del mero depósito o repertorio de Olvidarse de todo dogmatismo, de los nombres
que se expresan. Como si la mano, al reprodu- del archivo. El anarchivo abraza la crítica post-
enunciados. Sigo citando a Arlette Farge: cargados de valoración, incluso de los predica-
cir a su modo el contorno de las sílabas y de colonial y postmoderna: desautoriza a los legi-
dos asignados a determinados nombres propios,
El archivo es una desgarradura en el tejido de las palabras de antaño, al conservar la sintaxis timadores de las nociones de sentido común,
a determinadas obras más o menos clásicas. Esta
los días, el bosquejo realizado de un aconteci- del siglo pasado se introdujese en el tiempo con cultura de elite, buen gusto, superioridad moral
indicación es, además de metodológica, ética:
miento inesperado. Todo él está enfocado so- mas audacia que a través de notas pensadas, en o discurso objetivo. El anarchivo sólo puede ser
no debemos ejercer el autoritarismo del intér-
bre algunos instantes de la vida de personajes las que la inteligencia hubiese escogido de ante- un prototipo y por tanto es extitucional, mun-
prete (es decir: del canon) sobre los fragmentos
ordinarios, pocas veces visitados por la histo- mano lo que considera indispensable y hubiese dano y provisional.
de discurso con los que nos encontramos.
ria, excepto si un día les da por reunirse en mu- dejado de lado el exceso del archivo. Ese gesto
Escuchamos el rumor, vemos las líneas de Sea. Pero lo que hace Lafuente en esa presen-
chedumbres y por construir lo que más tarde se de aproximación se ha impuesto hasta tal punto
fuerza, nos dejamos llevar por la potencia de tación, o lo que propone Andrés Tello (2018)
denominará historia. El archivo no escribe pá- que jamás se distingue del resto del trabajo. El
las cosas dichas. El archivo nos capturará o no en su extraordinario libro Anarchivismo. Tecno-
ginas de historia. Describe con palabras de to- archivo copiado a mano, en una página blanca,
y hará que nuestro cuerpo idiotizado encuentre logías políticas del archivo, es darle un nombre
dos los días lo irrisorio y lo trágico en el mismo es un trozo de tiempo domesticado; más tarde
el sentido quién sabe dónde. Como ha señalado nuevo a una vieja práctica y resolver a golpe de
tono, en el cual lo importante para la adminis- se delimitarán los temas, se formularán inter-
Byung-Chul Han en Psicopolítica: pluma una tensión constituyente del “mal de ar-
tración es saber quiénes son los responsables y pretaciones. Ello supone mucho tiempo y a ve-
chivo”, y que probablemente no tenga solución:
cómo castigarlos. (Ibíd.: 11) ces duele el hombro al estirar el cuello; pero así El idiota se asemeja al homo tantum “que ya no
la tensión entre documento y monumento, en-
se descubre un sentido. (Ibíd.: 18) tiene ningún nombre, aunque no se le puede
El archivo es, entonces, un presupuesto de tre canon y archivo, entre el orden y el desor-
confundir con nadie”. El nivel de inmanencia
la historia, pero no coincide con ella. El tiem- Por un lado, el archivo es excesivo (dice den, entre el caos y el cosmos, entre el nombre
al que tiene acceso es la matriz de la des-subje-
po histórico no es el tiempo del archivo, que se siempre más de lo necesario, porque permi- (común o propio) y la experiencia singular.
tivización y de la des-psicologización. Es la ne-
parece más a una potencia de futuro (porque te leer aun lo que no fue escrito, por ejemplo: Anarchivo reproduce el gesto de anarquismo,
gatividad, que arranca al sujeto de sí mismo y
ordena los procedimientos de castigo). Pero las condiciones que permiten explicar la toma en lo que se refiere a la impugnación de los man-
lo libera “en la inconmensurabilidad del tiempo
además, involucra una suspensión de los imagi- de la palabra, o la inclusión de lo viviente en el datos y los orígenes (el anarchivismo toma como
vacío”. El idiota no es ningún sujeto: “Más bien
narios y apela a los saberes del cuerpo. Farge se discurso); por el otro, nos exige una doble idio- objeto de combate una topo-nomología que la
una existencia floral: simple apertura hacia la
detiene en un aspecto esencial de la archivísti- tez: la del copista, pero también la del que no propia arqueología de Foucault nunca aceptó sino
luz”. (2014: 63ss.)
ca y la arqueología: los archivos antiguos no se tiene ideas previas. No se puede ir al archivo para someterla a una crítica radical). Entonces,
pueden fotocopiar ni fotografiar por la fragili- con ideas preconcebidas sobre el mundo, sobre El archivo, y ese es su Bien Supremo, nos sal- lo que los textos de Lafuente o Tello permiten
dad del soporte. Eso transforma al investigador las clases sociales, sobre el poder, sobre la fe- va de la “obra”, de todas sus mistificaciones, de
en una suerte de copista idiota (niño o benedic- licidad, sobre la literatura o sobre la represión todo el fetichismo que se asocia a ella, de su ca-
tino, tanto da): policial. Cuando llegue el momento, el cuerpo rácter mercantil, de la reproducción de lo ya sa- 12 Lafuente, Antonio: “Los laboratorios ciudadanos y el
hablará y descubrirá un sentido. bido. Si hay repetición, será en otro sentido dife- anarchivo de los comunes”, s/r, disponible en:
La atracción del archivo pasa por ese gesto ar-
Primera indicación metodológica (es la rente de la reproducción. Volveré sobre el punto. <https://www.academia.edu/14834106/Los_laborato-
tesano, lento y poco rentable, durante el cual
que más férreamente trato de imponer a mis En la bibliografía más reciente sobre ar- rios_ciudadanos_y_el_anarchivo_de_los_comunes>
se copian Ios textos trozo tras trozo, sin trans-
alumnes, sin éxito alguno, porque ¿qué joven chivo hay un texto que siempre encanta a mis [Último acceso: 31-10-2019].

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subrayar es la desconfianza que deberíamos sos- Como se ve, Foucault tampoco perseguía los Un modelo abstracto de lo conjetural es el labe- co no implican lo mismo ni se leen de la misma
tener ante los nombres (es decir: las categorías), comienzos, tampoco pretendía obedecer nin- rinto. Pero hay tres tipos de laberinto. Uno es el manera.
que no son sino tecnologías de disciplinamiento: gún mandato. Eso le obligó a definir el archivo griego, aquel de Teseo. Este laberinto no permite Lo mismo podríamos decir sobre los archi-
ser es ser nombrable pero “la única cosa para la de un modo completamente nuevo,13 formando que nadie se pierda. Entras y llegas al centro, y vos, en relación con los cuales hemos estableci-
que nos faltan verdaderamente los nombres es el figura con “enunciados” y “formaciones discur- luego del centro a la salida. Por eso en el cen- do dos polos que, ahora, podemos llamar el polo
nombre” (Agamben 2007). sivas” (lo que en Las palabras y las cosas se lla- tro está el Minotauro; de otra manera la historia clásico, institucional, y el polo anárquico y ex-
El problema de los nombres es el problema maba episteme) y a su propia práctica como una no tendría sabor, sería un simple paseo. En todo titucional (de ahí el anarchivismo). La tensión
de lo queer, que es una manera de designar a lo práctica diferente de la filología tradicional.14 caso el terror nace porque no se sabe dónde arri- entre uno y otro queda garantizada por ese ter-
que no admite ningún nombre (es decir, ningún barás y qué hará el Minotauro. Pero si tú eliges cero que permite que el diagrama se sostenga:
origen y ningún mandato). Lo queer, por el mo- * el laberinto clásico encuentras un hilo entre las el archivo manierista (o barroco), que es donde
mento, debería servirnos como una orientación manos. El hilo de Ariadna. El laberinto clásico es caben Las palabras y las cosas y La arqueología
al mismo tiempo estratégica y metodológica: no El archivo puede pensarse como un laberinto. el hilo de Ariadna de sí mismo. del saber. Al carácter estructurado del primero
nos importan los nombres-Obra, sino singulari- Hay un notable archivista (más precisamente, se opone el carácter estructurable (pero nunca
Después está el laberinto manierista. Si lo
dades innombrables (esos son los enunciados, un medievalista) que ha desarrollado esa me- definitivamente estructurado) del último.
desarrollas te encuentras entre las manos una
los cuerpos, las experiencias). táfora. En sus Apostillas a El nombre de la rosa, El archivo rizómatico (o red) permitiría
especie de árbol, una estructura con raíces y mu-
El capítulo “El apriori histórico y el archivo” Umberto Eco precisa que: pensar el pasaje de los archivos analógicos
chos callejones sin salida. La salida es una sola,
de La arqueología del saber se cierra con estas (muy fuertemente anclados al repositorio do-
pero te puedes equivocar. Tienes necesidad de
palabras: cumental de una institución y a un sistema de
un hilo de Ariadna para no perderte. Este labe-
clasificación, es decir: de nominación) a los
La actualización jamás acabada, jamás íntegra- 13 “En lugar de ver alinearse, sobre el gran libro mítico rinto es un modelo de trial and error process.
archivos digitales: diseminados, proliferantes,
mente adquirida del archivo, forma el horizon- de la historia, palabras que traducen en caracteres visi-
Por fin está la red, o sea aquello que Deleu- rizomáticos. Es el pasaje, también, de la ratio
te personal al cual pertenecen la descripción de bles pensamientos constituidos antes y en otra parte, se
ze-Guattari llaman rizoma. El rizoma está he- archivística moderna a la política arqueológica
las formaciones discursivas, el análisis de las tiene, en el espesor de las prácticas discursivas, sistemas
cho de tal manera que cada calle se conecta con posmoderna.
positividades, la fijación del campo enunciati- que instauran los enunciados como acontecimientos (con
cualquier otra. No tiene centro, no tiene perife- La figura (insisto, metafórica) del laberin-
vo. El derecho de las palabras –que no coincide sus condiciones y su dominio de aparición) y cosas (com-
ria, no tiene salida, porque es potencialmente to se postula como un espacio de pérdida de sí
con el de los filólogos– autoriza, pues, a dar a portando su posibilidad y su campo de utilización). Son
infinito. El espacio de la conjetura es un espa- (posible o actual). Lo primero, como he subra-
todas estas investigaciones el título de arqueo- todos esos sistemas de enunciados (acontecimientos por
cio en rizoma. El laberinto de mi biblioteca es yado, es el olvido de los saberes previos. En el
logía. Este término no incita a la búsqueda de una parte, y cosas por otra) los que propongo llamar ar-
todavía un laberinto manierístico, pero el mun- caso del laberinto clásico, basta con que alguien
ningún comienzo: no emparenta el análisis con chivo” (Foucault 1970: 218-219).
do en el cual Guillermo [el protagonista de El tire del hilo (que sería el principio clasificato-
ninguna excavación o sondeo geológico. De-
14 Y, sin embargo, Foucault tradujo a Leo Spitzer, porque, nombre de la rosa] se da cuenta que vive está ya rio) para suspender el proceso de pérdida de
signa el tema general de una descripción que
bien lo sabemos: cuando le llegó el momento de casar- estructurado en rizoma: o mejor, es estructura- sí; en el caso del laberinto manierista, hay que
interroga lo ya dicho al nivel de su existencia:
se, Mercurio, el dios de los archivos y de la comunica- ble, pero nunca definitivamente estructurado. hacer sucesivos ensayos de prueba y error. En
de la función enunciativa que se ejerce en él,
ción entre registros diferenciales de lo viviente, eligió no (Eco 1985: 23-24) el caso del laberinto rizomático pareciera que
de la formación discursiva a que pertenece, del
a la petulante Sofía, ni a la aérea Psique, ni a la drogada no hay posibilidad de sustraerse a la pérdida: el
sistema general de archivo de que depende. La
Manto que todo lo adivinaba, sino a Filología, esa chica al Podemos, entonces, profundizar en la metá- sentido es la pérdida. En esos asuntos se funda,
arqueología describe los discursos como prác-
mismo tiempo traga y bulímica que se pasa las noches le- fora archivo/ laberinto, estableciendo algunas como se comprende muy rápidamente, el pro-
ticas especificadas en el elemento del archivo.
yendo, según las indicaciones de Martianus Capella. Cfr. implicancias de método. El laberinto clásico, blema de la subjetivación y la individuación en
(Foucault 1970: 223)
Link 2015. el laberinto manierista y el laberinto rizomáti- sociedades de captura y/o de control.

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finito dice estar posibilitado para vivir, espiri-
* la repetición y la serialización (incluso, de la re- tanto, a la lógica de los desplazamientos infini-
tual y físicamente, en el mundo finito. (Barth
productibilidad digital16). tos: cualquier texto puede aparecer en cualquier
1987: 177)
El villano de El nombre de la rosa está inspira- Pierre Menard tenía una sola ambición: parte, porque no hay estructura que puede fi-
do en Jorge Borges (un bibliotecario ciego).15 El Lo ultimativo sería el fin de la literatura, el “producir unas páginas que coincidieran –pa- jar posiciones definitivamente: la escritura, en
cotexto para leer a Borges es la extenuación y fin de la originalidad, el fin de la subjetivación labra por palabra y línea por línea– con las de Borges, es modular, y ese módulo es el fragmen-
el cansancio, bastante característico de la déca- literaria, el fin de la “obra” y, por lo tanto, de Miguel de Cervantes” (446). “Esa obra, tal vez to (y no ya la frase, como en Flaubert, a quien
da del sesenta en sus estertores (alrededor de la jerarquía del “nombre propio” y de los prin- la más significativa de nuestro tiempo” (446), Borges consideraba apenas dueño de un “deco-
1968), pero ya dominante en la imaginación cipios de autoridad. El fin, sobre todo, de la ti- bien mirada equivale a las series de Campbell o ro artesano”, 748).
borgeana. El propio Eco señala que: ranía de lo nuevo y, en el otro extremo, de los las majestuosas películas mudas que debemos a Vuelvo a citar a Umberto Eco (o a John Barth,
procesos de canonización. Warhol. Se trata de la repetición, la multiplica- a quien Eco está citando):
He redescubierto lo que los escritores siempre
Se trata de escribir (la ficción, la historia, ción y la serialización.
han sabido (y que tantas veces han dicho): los Llega el momento en que la vanguardia (lo mo-
el cuadro sociológico o de costumbres, la in- En Historia de la eternidad (1936), hablando
libros siempre hablan de otros libros y cada his- derno) no puede andar más allá, porque ya pro-
terpretación antropológica) como escribe el de las metáforas, Borges señala que “son, para
toria cuenta una historia ya contada. Lo sabía dujo un metalenguaje que habla de sus textos
arqueólogo, con los ojos del arqueólogo. Vuel- de alguna manera decirlo, objetos verbales, pu-
Homero, lo sabía Ariosto, para no hablar de Ra- imposibles (el arte conceptual). La respuesta
vo a Eco: ros e independientes como un cristal o como un
belais o de Cervantes. Por lo cual mi historia posmoderna a lo moderno consiste en reco-
anillo de plata” (382). Mucho, mucho tiempo
no podía sino comenzar con el manuscrito re- Como ya he dicho en alguna entrevista, el nocer que el pasado, ya que no puede ser des-
después, en Otras inquisiciones (1952) Borges
encontrado, e incluso ella misma sería una cita presente lo conozco sólo a través de la pan- truido porque su destrucción lleva al silencio,
dirá, esta vez de los textos de Quevedo: “Son
(naturalmente). (Eco 1985: 10) talla de televisión, mientras que del Medio- debe ser vuelto a visitar: con ironía, de manera
(para de alguna manera decirlo) objetos verba-
evo tengo un conocimiento directo. Cuando no inocente. Pienso en la actitud posmoder-
les, puros e independientes como una espada o
Y, en un contexto muy diferente, John Barth encendíamos una hoguera en el prado, mi mu- na como en la del que ama a una mujer muy
como un anillo de plata” (666).17
coincide con Eco en un artículo de 1967, “Lite- jer me acusaba de no saber mirar las chispas culta y que sabe que no puede decirle «Te amo
Efecto de archivista: Borges copia un blo-
ratura del agotamiento”: que se levantaban entre los árboles y volaban desesperadamente», porque él sabe que ella
que de texto déjà écrit de un archivo a otro. Las
a lo largo de los cables de la luz. Cuando leyó el sabe (y que ella sabe que él sabe) que esta fra-
toda la obra de Borges, ilustra en otro de sus palabras, “objetos verbales puros e indepen-
capítulo sobre el incendio me dijo: «¡Pero en- se ya la escribió Liala. Sin embargo, hay una
aspectos mi tema: cómo un artista puede dientes”, sirven para designar cualquier cosa;
tonces mirabas las chispas!» Le contesté: «No, solución. Podrá decir: «Cómo diría Liala18, “te
paradójicamente convertir la ultimidad sentida los esquemas argumentativos se arman, como
pero sabía cómo las hubiera visto un monje amo desesperadamente”». (Eco 1985: 27-28)
de nuestro tiempo en materia y medio de su rompecabezas, según un álgebra de patchwork
medieval». (Eco 1985: 9)
obra –paradójicamente porque al hacerlo tras- y fragmento. Todo enunciado responde, por lo Hasta el lenguaje puede, desde esa perspec-
ciende lo que parecía ser su refutación, de la El luto de la modernidad, lo subrayamos, tiva, pensarse como un repertorio de fichas: el
misma manera que el místico que trasciende lo comienza en la década del sesenta. Borges pre- lenguaje como archivo. Como el narrador de-
16 Asunto que he tratado en otras intervenciones mías
sintió el advenimiento de un nuevo paradigma, clara su horror ante la posibilidad de la copia
sobre Borges.
o si se prefiere, de un nuevo milenio (un nuevo perpetua y perfecta: “los espejos tienen algo
15 “Todos me preguntan por qué mi Jorge evoca, en el estatuto para la literatura y una nueva coloca- 17 Como no podría ser de otra manera, las repeticiones de monstruoso”, y también: “los espejos y la
nombre, a Borges y por qué Borges es tan malvado. Pero ción para los productores de bienes culturales y se multiplican. Véanse, para no insistir demasiado, las pá- cópula son abominables porque multiplican el
yo no lo sé. Quería un ciego a cargo de una biblioteca (lo para los archivos y la memoria) ya en la década ginas 247 (Discusión) y 386 (Historia de la eternidad). El número de los hombres” (431), citar el archivo
que me parecía una buena idea narrativa), y biblioteca del cuarenta: lo que se puede leer en sus textos título de un volumen de la Biblioteca de Babel, Axaxaxas
más ciego no puede dar otra cosa que Borges, incluso es ese presentimiento y sus consecuencias: lo mlo, es un ejemplo del lenguaje austral de Tlön (435).
porque las deudas se pagan” (Eco 1985: 14). déjà fait, lo archivado. Se trata, por ejemplo, de Etcétera. 18 Autora de literatura sentimental, similar a Corin Tellado.

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Eco, Umberto (1985): Apostillas a El nombre de Foucault, Michel (1999). Estética, ética y hermenéu-
es transformar la ficha que de él se separa. Hay (del sujeto al lenguaje, entendido como una
la rosa. Trad. de Ricardo Pochtar. Buenos Aires: tica. Introducción, traducción y edición a cargo de
un corrimiento del significado precisamente a colección de fichas, con todos los sentidos que
Ediciones de la Flor. Ángel Gabilondo. Barcelona: Paidós.
partir de la multiplicación y la serialización. se quieran), y la de la inscripción: la del sujeto
La utopía borgeana prefigura la utopía pop (idiota) en una serie de enunciados pre-existen- Farge, Arlette (1991): La atracción del archivo. Trad. Link, Daniel (2015): Suturas. Buenos Aires: Eterna
(que arrastra al mismo tiempo a Roland Bar- tes. Los sistemas de clasificación positiva están de Anna Montero Bosch. Valencia: Edicions Alfons Cadencia.
thes, “La muerte del autor”, a Foucault, “¿Qué heridos o se desmoronan. El archivo es un la- el Magnanim.
Tello, Andrés (2018): Anarchivismo. Tecnologías po-
es un autor?” y a John Barth, “Literatura del berinto de alguna clase. Y su exceso es siempre
Foucault, Michel (1968): Las palabras y las cosas. líticas del archivo. Adrogué: La Cebra.
agotamiento”). monstruoso.
Trad. de Elsa Cecilia Frost. México: Siglo XXI.
Ese, creo, es el Bien Supremo que el archi- El “Bien de Archivo” es poder recorrer esos Williams, Raymond (1980): Marxismo y literatura.
vo nos propone, la idea de poder actuar en un laberintos como quien pasea por un jardín de Foucault, Michel (1970): La arqueología del sa- Trad. de Pablo di Masso. Barcelona: Península.
contexto en el cual la muerte y el silencio nos los senderos que se bifurcan. Más allá de las ber. Trad. de Aurelio Garzón del Camino. Madrid,
acechan. El otro problema que Borges anticipa obras y los autores (esas imposturas del mer- México, Bogotá y Buenos Aires: Siglo XXI.
en “El idioma analítico de John Wilkins” es el de cado), perdiéndonos nosotros mismos y ha-
los nombres (es decir: de las clasificaciones en ciendo de la pérdida una posibilidad de vida
relación con las experiencias y los cuerpos, esas o una condición del mundo nuevo: contra la
singularidades innombrables). La conclusión de canonización (la apoteosis) de un Papa argen-
Borges parte de la constatación de que el uni- tino, el archivo incluye el sueño de un presi-
verso no es homogéneo, su esencia ordenada no dente argentino negro.
nos es asequible, el mundo es queer.
De ese texto de Borges nace la arqueología Referencias
que Foucault propone. Luego de citar el Empo-
Agamben, Giorgio (2007): La potencia del pensa-
rio celestial de conocimientos benévolos, sigue:
miento. Trad. de Flavia Costa y Edgardo Castro.
En el asombro de esta taxinomia, lo que se ve Buenos Aires: Adriana Hidalgo.
de golpe, lo que, por medio del apólogo, se nos
Barth, John (1987): “Literatura del agotamiento”.
muestra como encanto exótico de otro pensa-
En: Alazraki, Jaime (ed.): Jorge Luis Borges. Madrid:
miento, es el límite del nuestro: la imposibili-
Taurus (1987), pp. 170-182. Trad. de J. A. a partir
dad de pensar esto. (Foucault 1968: 1)
de la edición original, publicada en The Atlantic
Subrayemos estos puntos: hay un luto de la Monthly, 220: 2 (Boston, agosto de 1967).
modernidad (que no debe vivirse apocalíptica-
Bloom, Harald (1994): The Western Canon. Nueva
mente), unas imposibilidades históricas y una
York: Harcourt Brace & Co.
certeza (que funda aquellas imposibilidades):
Daniel Link dicta cursos de Literatura mundial y comparada (Literatura del siglo XX) en la Universidad de
ya todo ha sido dicho. ¿Dónde? ¿Por quiénes? Butler, Judith (2014): “¿A quién le pertenece
Buenos Aires y coordina la Maestría en Estudios Literarios Latinoamericanos y el Programa de Estudios
¿Importa quién habla? Kafka?”. En: Butler, Judith: A quién le pertenece
Latinoamericanos Contemporáneos y Comparados en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Sus
La relación entre discurso y sujeto ya no Kafka y otros ensayos. Santiago de Chile: Palinodia.
últimos libros son La lectura: una vida... (2017) y La lógica de Copi (2017). Junto con Rodrigo Caresani es
será linealmente la de la apropiación (del len-
Byung-Chul, Han (2014): Psicopolítica. Barcelona: editor general de la Obra Completa (Edición crítica) de Rubén Darío, en proceso de publicación. En 2019
guaje por parte del sujeto) y de la autoridad (del
Herder. publicó su libro de recetas de cocina Las cuatro estaciones.
sujeto sobre el lenguaje), sino la de la sujeción

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