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Actividades N.3

Diana Carolina Simancas Caraballo ID: 802304

Texto Jurídico y Argumentación

Universidad Cooperativa de Colombia

Pregrado de Derecho

Agosto 2022

Bogotá D.C.
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Actividad N.3- Argumento

El acceso a la justicia hace referencia al hecho mismo de la existencia de las garantías dentro
de un proceso judicial efectivo a través de la obtención de una decisión pronta y cumplida que
ponga fin a un conflicto surgido, con ocasión a las relaciones propias de la vida en sociedad.
Acción, proceso y sentencia están determinados por la constitución política en una simbiosis
tendiente a garantizar la administración de justicia y el acceso a ella en condiciones de igualdad
y oportunidad sin distingos de naturaleza alguna por virtud de raza, edad, sexo, estado,
creencias o convicciones e ideologías, entre otras . Los/las jueces y magistrados/as de la
República como seres humanos inmersos en un contexto social, accionan en medio y producto
de ese contexto; tal es el punto que algunas decisiones judiciales aún se fundamentan en
valores tradicionales, lo que sí mismo se constituye en ocasiones en discriminación- grave- por
el hecho de proceder precisamente del Órgano Judicial. Es entonces el proceso inacabado de
la administración de justicia propender porque la conciencia independiente guíe decisión
judicial, aceptando y respetando las normas jurídicas para construir una justicia social; así
entonces garantizar que el fallador no esté imbuido de sus propios estereotipos y prejuicios en
relación con la decisión a tomar.
Siguiendo lo anterior, es de anotar que acorde con el Concepto 469331 de 2020 del
Departamento Administrativo de la Función Pública, el ejercicio del enfoque de género se
enmarca dentro de los “Principios de la función pública. La función pública se desarrolla
teniendo en cuenta los principios constitucionales de igualdad, mérito, moralidad, eficacia,
economía, imparcialidad, transparencia, celeridad y publicidad”. (Subraya propia).
Tratándose de temas de equidad de género, se requiere una argumentación jurídica que
además de ajustarse a los mandatos constitucionales, también proteja eficientemente el
derecho a la igualdad y el principio de no discriminación asociada al género. El Estado social
de Derecho se nutre entre otros, de dos valores fundamentales: la solidaridad y la dignidad
humana, esencia a la vez de los derechos humanos en general y de la igualdad y de la no
discriminación. Es así como, La Constitución Política Colombiana y los Tratados
Internacionales contienen normas vinculantes, que sustentan la necesidad de establecer
precedentes que abordan la problemática históricamente infravalorada respecto a las
peyorativas de la justicia y su relación con el sexo y las capacidades asociadas. El Estado
Social de Derecho entonces, direcciona al juez a asumir el rol de un pedagogo social del
derecho y establece la necesidad de definir los criterios de justicia en equidad.
a. El sexo es uno de los elementos de la discriminación por razones de género, no el
único. Es común encontrar el uso indistinto de la palabra “género” para hacer referencia
tanto a la “mujer” como al “sexo”; para nombrar, por ejemplo, estadísticas desagregadas
por género, cuando en estricto sentido, son estadísticas desagregadas por sexo
(biológico); estos usos todavía imprecisos, son parte del proceso de apropiación del
enfoque de género y del lenguaje mismo. (Criterios de equidad para una administración de justicia
con perspectiva de género, COMISIÓN NACIONAL DE GÉNERO DE LA RAMA JUDICIAL -CNGRJ)

La discriminación de género (Recomendación General No.25 del Comité de la CEDAW,


párrafos 7 y 8) hace referencia a que no se otorga igual valor, iguales derechos,
responsabilidades y oportunidades a hombres y mujeres y que a las mujeres por el hecho de
serlo se les menosprecia y se les pone en desventaja en relación con los varones. Así mismo,
esta entidad reconoce la discriminación hacia las mujeres como una situación aún frecuente y
recurrente, mediante formas como la distinción, la exclusión y/o la restricción.
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La perspectiva de género implica reconocer los limites que separan la diferencia sexual con las
creencias, ideas, representaciones y prescripciones sociales que se construyen tomando como
referencia esa diferencia sexual. A la fecha no se encuentra ninguna evidencia científica que
establezca superioridad en el comportamiento en función de las diferencias sexuales. La
ciencia no alude hasta el momento ningún comportamiento exclusivo de un sexo. Por el
contrario, indistinto de su orientación sexual los seres humanos comparten rasgos y conductas.
Entretanto, si bien las diferencias biológicas, en especial la que se refiere a la maternidad
fueron usadas como causal de la división de oficios, labores y funciones sociales desde épocas
pasadas, promoviendo la dominación de un sexo sobre otro al establecer una repartición de
ciertas tareas y funciones sociales, hoy día esta segregación está trastocada por el evidente
crecimiento del uso compartido de funciones profesionales y domesticas entre los sexos.
La evolución y desarrollo del enfoque diferencial y la perspectiva de equidad de género
en la jurisprudencia Colombiana
La inicial producción jurisprudencial del Consejo de Estado en este tema fue dictada bajo los
lineamientos de la Constitución de 1886 y la normatividad legal que regía para la época, la cual
no contenía precisamente un amplio catálogo de derechos de los cuales fueran titulares las
mujeres o aquellos con un trato diferenciado, por razón de su especial estado de vulnerabilidad.
Sin embargo, el concepto de la Sala de Consulta y Servicio Civil del 13 de agosto de 1982, que
derogando el 1003 de 1939, permite a las mujeres casadas elegir por decisión personal la
adición o no adición de su nombre con el apellido de su marido, precedido de la partícula “de”.
En este mismo hilo conceptual, se destaca la decisión de las circunstancias expuestas en el
radicado CE-SEC2-EXP1994-N5569 en cuanto al reintegro de la mujer que ha sido declarada
insubsistente y retirada del servicio por motivo de aborto, en virtud de la especial protección
que a la maternidad le concedió el constituyente de 1991 en el artículo 43.
Por su parte, La Corte Constitucional, en la Sentencia T-388 de 2018 identificó como la
obligación de investigar, sancionar y reparar la violencia estructural contra la mujer, al
determinar que: “son los operadores judiciales del país quienes deben velar por su
cumplimiento, estableciendo como obligación de las autoridades judiciales aplicar la
perspectiva de género en el estudio de sus casos, que al emanar de las reglas constitucionales
que prohíben la discriminación por razones de género, imponen igualdad material, exigen la
protección de personas en situación de debilidad manifiesta y por consiguiente, buscan
combatir la desigualdad histórica entre hombres y mujeres, de tal manera que se propenda por
de realizar la convivencia social y lograr y mantener la concordia nacional. Lo anterior es
reforzado mediante el concepto que la Sentencia C-355 de 2006 instaura, al establecer
como causales permitidas interrupción voluntaria del embarazo en tres circunstancias
específicas que ponen de manifiesto la no vulneración de los derechos de la mujer, como ser
sintiente sobre el cual se desarrolla un proceso poner en riesgo su dignidad, salud física o
mental (embarazo producto de violación sexual o incesto; peligro para la vida o salud de la
mujer y malformación genética del feto).
La inserción del enfoque de género en la administración de justicia requiere en estricta medida
de la norma de la interpretación. Dicho esto, no es necesario que exista una norma específica
sobre el tema de género. Sin embargo, lo que sí es imperativo es que la norma faculte y al
tiempo estimule al juez, a su propio convencimiento bajo el entendido que en una construcción
social sana, es requerido superar el supuesto igualitarismo entre sexos, entretanto, es
necesario que propender por un trato diferencial que permita reconocer el grado e índice de
vulnerabilidad que implica la diversidad sexual en el contexto actual.

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