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Autismo. Información para los padres de los compañeritos de un niño con autismo.

¿En la escuela, en el grupo de tu hijo, hay un niño con algún trastorno del desarrollo, lo aceptas
pero preferirías que no estuviera en su grupo?
¿Te gustaría que obligaran a tu hijo a convivir con todos los niños, o preferirías que él escogiera a
sus amigos?
¿Qué le dirías a tu hijo si él se burla de uno de sus compañeritos?

Las respuestas que se le dan a estas preguntas se relacionan con la actitud original, que tenemos
hacia los niños con autismo en la escuela.
Actualmente, son más familias que solicitan, y más escuelas, aceptan alumnos con diagnóstico de
algún trastorno de desarrollo neurológico, como el autismo. Por eso, es muy posible, que tu hijo
llegue a tener un compañerito “raro” en su grupo.
Estos niños en el salón de clase:
 No se relacionan bien, no siguen al grupo por estar haciendo otras cosas que a ellos les
interesan. No colaboran igual que sus compañeros en actividades de equipo.
 No entienden cuando se les habla: No entienden y no siguen las indicaciones generales
para el grupo, y retrasan la actividad de los demás. No entienden chistes, bromas. No
entienden que lastiman con sus comentarios directos.
 Hablan “raro”.
 Gritan o se enojan sin motivo suficiente, de forma intensa, de manera que alteran a sus
compañeros.
 No tienen buenas calificaciones.
 Pueden tocar físicamente de forma inapropiada a sus compañeros.

Autismo: quiere decir, encerrado en sí mismo: El Trastorno del Espectro Autista, es una alteración
del desarrollo neuro-biológico, de origen genético.
De manera general los síntomas-signos son:
 Dificultad en la interacción social. Emocional.
 Dificultades de lenguaje. Lenguaje monótono.
 Conductas repetitivas. Intereses restringidos o atípicos.
Estos síntomas se manifiestan de forma difusa, particular, en un grado y forma muy amplia, por
eso se le llama del espectro autista.
Los síntomas no desaparecen con la edad. No tiene cura, pero esta condición puede mejorar
mucho si el niño se socializa; y el principal factor de socialización es la escuela.

Cuando es pequeño, el niño no sabe que es autista, pero se da cuenta cómo lo tratan. Además, el
hecho de que tenga dificultades para expresar sus emociones, quiere decir que no tenga
sentimientos.
Por otro lado, los padres de estos niños son admirables, porque después de que sus hijos son
diagnosticados a temprana edad, han pasado ya por un proceso de aceptación, y tienen una
fortaleza moral notoria. Sin embargo, hay algo que los lastima mucho: la indiferencia de la
sociedad, porque lo contrario del amor, es la indiferencia.

Desde un punto de vista utilitarista:


¿Qué ganas tú o tu hijo por mantener a un niño con autismo en su grupo de la escuela? Sin duda
nada para presumir. Pero sí ganas otras cosas importantes:
¿Cuál es el legado más valioso que le puedes dar a tu hijo: un patrimonio, una buena educación o
una buena personalidad? Sin duda, una buena personalidad. Pero cómo le das, o cómo le formas
una buena personalidad. Formas la personalidad de tu hijo, con actos. Y no sólo con aceptar a un
niño con autismo en el grupo escolar, sino hacerte amigo de su familia, es un acto significativo
para la formación de una buena personalidad.
La aceptación y el cuidado de las personas con dificultades es un valor cultural. No vas a formar
valores culturales o éticos en tu hijo con palabras e intenciones; estos se forman con actos.

¿Qué te gustaría más; que tu hijo estuviera en una escuela de alto rendimiento académico, con
materias vanguardistas, y uso de tecnologías modernas; o en una escuela donde lo enseñaran a
amar? Esto es lo que nos enseñan los niños con autismo.

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