Está en la página 1de 4

1

1) ¿Cómo podrían tomar en cuenta las emociones de sus


alumnos en el día a día del aula?

Las instancias de reflexión que nos proponen las clases me


hacen recapacitar acerca de cómo tomar en cuenta las
emociones de mis alumnos. Reconocerlas en ellos es el primer
paso. Aceptarlas, facilitar su expresión y ayudarlos a que logren
manejarlas son los pasos siguientes. Creo que también es
fundamental que, como docentes y adultos, seamos
conscientes de que también nosotros debemos reconocer,
aceptar, expresar y manejas las propias emociones.
Obviamente, en el ámbito del aula el docente asume el rol de
facilitador y/o promotor de los cuatro pasos antes mencionados
pero considero que es prioritario que también nosotros
cuidemos este aspecto.

Estar atentos a las expresiones de nuestros alumnos, verbales


o no verbales; dar cuenta de sus cambios de humor, de sus
miradas, de sus tonos de voz. Una vez identificadas y
reconocidas, ver de qué forma favorecer su expresión.
Ayudarlos a encontrar el canal a través del cual se lleve a cabo
una comunicación de calidad en función de las competencias
comunicativas necesarias. Insistir en que lo que se siente debe
encontrar el camino para manifestarse es vital ya que sólo así
las emociones pueden ser manejadas adecuadamente.

La mayoría de las veces es posible “traer” las emociones a la


clase. Una pregunta, la invitación a asociar una experiencia con
el tema que se está desarrollando, generar una actividad grupal
que tenga como punto de partida saber cómo está el
compañero y generar respetuosamente y sin invadir la
intimidad de los niños o los jóvenes la puesta en común de lo
que sucede.

Aprender a tener empatía con los que nos rodean es


fundamental y enseñar a tenerla entre pares y con el docente
es prioritario. De esta manera, los propios chicos se convierten
en personas que aprenden a tomar en cuenta las emociones
de los demás, las valoran y las respetan.
2

Doy un ejemplo de algo que sucedió esta semana en un curso.


Los chicos tienen prohibido usar el celular en el aula y esa es
una lucha infructuosa que se gana si los invitamos a usarlo con
fines académicos específicos como buscar información, por
ejemplo. Esta semana un alumno estaba respondiendo un
mensaje por whatsapp. En lugar de retarlo le pregunté si podía
compartir qué había comunicado por ese medio. La respuesta
fue que no había escrito palabras sino emojis de caras que
lloraban. Esto dio pie para que compartiera con todos lo que
sentía. Fue un momento hermoso que permitió comprenderlo y
contenerlo. Quedó claro que, en la medida de lo posible, el
celular no se use para responder mensajes y que, si lo
necesitan, todos pueden sentirse libres de pedir ser
escuchados para compartir lo que les pasa en horas de clase o
fuera de ella.

Podríamos tomar en cuenta las emociones de nuestros


alumnos en el día a día al pensar nuestras clases e incluir en
las planificaciones un apartado específico para tratarlas.
También se podría considerarlas como ejes transversales que
atraviesen todos los espacios curriculares a fin de que todos los
docentes lleven a cabo una actividad en conjunto. Realizar un
diagnóstico a principio de año o en forma trimestral permitiría
una mayor organización al respecto para trabajar, por ejemplo,
emociones necesarias en la institución.

Este tomar en cuenta las emociones de nuestros alumnos tiene


una doble dimensión: por un lado, la individual y por otro, la
social. Las relaciones exogámicas si son emocionalmente
desarrolladas promueven beneficios que alcanzan a la
comunidad al mejorar los vínculos entre sus integrantes.

“La capacidad de regular emociones permitirá y facilitará el


poder adaptarse y manejarse en contextos sociales.”

“La educación de estas capacidades en el entorno escolar


brinda la gran oportunidad de cultivar estas capacidades o
habilidades con valor social y prevenir otras negativas como la
intolerancia, el crimen, la violencia y los problemas de salud
mental, entre otros. Según Putman (1993) la educación es una
fuente de gran valor en la formación del capital social, pues
3

fomenta las normas compartidas de la tolerancia, la


comprensión y el respeto.”

 2) ¿Cómo podrían trabajar todas las etapas del desarrollo


emocional en los niños y/o jóvenes a lo largo del año?

Si bien las aplicaciones prácticas del desarrollo emocional a la


educación son un tema actual de investigación y difusión, es
posible proponer actividades concretas. Reconocer las
emociones propias y las de los demás a través de puestas en
común previas al inicio de la clase cada día. Reflexionar acerca
de que hay emociones que pueden expresarse libremente y
otras que deben ser acotadas o subsumidas o sublimadas. Por
ejemplo, es válido aceptar el enojo como emoción pero no se
puede legitimar la agresión entre compañeros ya que daña la
integridad de la persona. La expresión de las emociones puede
darse en distintos formatos y a través de distintos lenguajes
(plástico, auditivo, corporal). Carteles distribuidos en las aulas y
el patio, momentos específicos durante las clases o en los
recreos para realizar dinámicas específicas. Utilizar videos,
promover teatralizaciones, darle a los lenguajes artísticos un
espacio mayor del que tienen.

Según el espacio curricular las formas son diversas. Doy


Literatura y desde el análisis de los textos literarios esto es
posible de un modo maravilloso. La selección del material es
fundamental en ese sentido. Pueden arbitrarse espacios para
que todos expresen sus emociones a través de palabras, de
redacciones, de expresiones plásticas. El diálogo me parece
fundamental. Si se realiza un diagnóstico y se advierte cuál es
el área emocional más débil en el grupo, pueden pensarse
actividades pautadas y progresivas para desarrollarla. Hay
muchos recursos a nuestro alcance siempre que la escuela
cuente con los medios pero si así no fuera desde una lámina
hasta un video mostrado desde el celular del docente, desde la
letra de una canción hasta una imagen acorde, alcanzan para
ser motivadores.

“La lección de August” de Palacio es una novela muy


interesante en ese sentido. La propongo como lectura mucho
antes de que salga la película. En ella el profesor Brown les
4

propone a sus alumnos la práctica de “preceptos” o frases


motivadoras que él aporta en primera instancia y que luego
proponen los propios alumnos. Cada vez que leemos esta
novela en clase con alumnos de 13 y 14 años, hacemos la
misma propuesta y resulta muy hermoso ver cómo los vínculos
se sanan desde las emociones.

3)¿Qué acciones podrían realizar en el aula para que se


cultiven y practiquen diariamente las que favorecen el
aprendizaje y el bienestar personal y social?

Se podría desarrollar la “Toma de conciencia de las propias


emociones: capacidad para percibir con precisión los propios
sentimientos y emociones; identificarlos y etiquetarlos.
Contempla la posibilidad de experimentar emociones múltiples
y de reconocer la incapacidad de tomar consciencia de los
propios sentimientos debido a inatención selectiva o dinámicas
inconscientes.

En cuanto a las acciones que pueden desarrollarse, la


bibliografía de consulta de esta clase nos propone: 1.2 Dar
nombre a las emociones: Eficacia en el uso del vocabulario
emocional adecuado y las expresiones disponibles en un
contexto cultural determinado para designar las emociones. 1.3
Comprensión de las emociones de los demás: capacidad para
percibir con precisión las emociones y perspectivas de los
demás y de implicarse empáticamente en sus vivencias
emocionales. Incluye la pericia servirse de las claves
situacionales y expresivas (comunicación verbal y no verbal)
que tienen un cierto grado de consenso cultural para el
significado emocional.

Observaciones: Las respuestas 2) y 3) pueden ser tomadas


como complementarias.

También podría gustarte