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Modelo Socio-Cultural

Este modelo comprende las distintas prácticas sociales y culturales relacionadas con las drogas, desde el uso de
psicoactivos en sociedades tribales o tradicionales (en sus usos religiosos, médicos, y recreativos).
Incluye el estudio del uso de psicoactivos en sociedades tribales o tradicionales hasta las distintas “subculturas de la
droga” y analizando sus usos más generales en las sociedades contemporáneas.
Está construido con perspectivas antropológicas y socioculturales.
Existen 4 dominios de investigación: el dominio
Filogenético, el de evolución sociocultural, el dominio ontogenético, y el dominio micro genético.
En términos sociológicos elimina las famosas etiquetas sociales
Hace a un lado el famoso modelo “penal” (que incluye lo normativo) y el modelo “Médico” (que incluye lo patológico)
Define al objeto “droga” como un campo complejo de relaciones entre sustancias, sujetos y contextos.

La metodología cualitativa en su investigación es fundamental para abordar el estudio del problema

Este abordaje permite estudiar al sujeto con la complejidad de sus contextos ya sean “naturales” o “espontáneos”
Según Lindesmith lo central en la adicción es el estilo de vida generado por una sociedad que da y estigmatiza las
conductas “desviadas” hacia ciertos espacios urbanos alienantes.
El estudio del consumo de drogas en su contexto natural ha permitido distinguir de forma mas realista sus multiusos
mirando los modos de consumo y objetivos, aunque depende aún en gran parte del paciente.
Tiene significativas contribuciones en el área de la intervención y las políticas de drogas, permitiendo detectar
emergencias y necesidades sobre el terreno, y establecer mejores estrategias de salud para las adicciones y sus
problemas sanitarios asociados, tales como el VIH o la hepatitis C.
Examina como funciones psicológicas superiores, la atención, la memoria, el pensamiento, etc, aparecen primero en su
forma elemental y en segundo lugar su forma superior, responsabilizando de ello a las líneas de desarrollo natural y
cultural.
El modelo ha cuestionado la noción clásica de “drogodependencia” en términos exclusivamente biológicos, exponiendo su
relación con las formas de organización de la vida cotidiana, así como los procesos de identificación y construcción de
identidad.
Este modelo intenta discernir la estrecha relación existente entre el lenguaje y la mente.
Hace mención de que todo aprendizaje tiene su origen en un entorno social y que el lenguaje capacita a los humanos en el
desarrollo de funciones mentales superiores tales como la memoria intencional y la atención voluntaria, la planificación,
el aprendizaje y el pensamiento racional.

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