Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
de Drogas.
RESUMEN
El uso y consumo de drogas son y han sido parte esencial de toda sociedad. Como
fenómeno histórico-cultural, el consumo de drogas es una pauta cultural presente en
distintas sociedades y épocas en la historia de la humanidad. Sus formas, funciones y
significados han sido relacionados a un uso ritualista, ceremonial, místico, terapéutico o
recreativo de las sustancias. De la misma manera, cada sociedad a definido márgenes
de legitimidad o de tolerancia al consumo de ciertas drogas, ha definido los sujetos y las
prácticas admitidas para el uso y consumo de sustancias estupefacientes, psicotropas,
narcóticos, sedantes, alucinógenas o euforizantes. Así también cada sociedad describe
en su farmacopea el límite entre el uso terapéutico-medicamentoso de la droga y lo ha
distinguido del uso toxico-venenoso.1
1
De paso, esta reflexión a servido para describir la manera en que las sociedad han definido los límites
entre el espacio de la vida pública y el espacio de las conductas privadas. Ehreberg, A. Un Mundo de
Sin embargo, en las sociedad modernas y desde hace poco más de 100 años es que
este fenómeno comienza a ser concebido, comunicado y administrado como una
problemática social. A fines del s. XIX y, sobre todo, a comienzos del s. XX el consumo
de drogas comienza a manifestar para muchos el peligro y la amenaza de lo que ya no
está regulado por rituales colectivos, se sale de la lógica de lo culturalmente
establecido, de lo socialmente normado. Si en algún momento el uso y consumo drogas
fue una pauta sociocultural con funciones de integración2, actualmente tales consumos
sólo se encuentran dentro de circuitos marginales, asociándose a dinámicas de
nocividad social, representaciones de descomposición social y manteniendo dinámicas
de sobrevivencia ante formas de contención y represión institucional. 3
La complejidad del fenómeno del consumo de drogas hace que su problematización
cruce distintos ámbitos discursivos que tocan, a la vez, aspectos judiciales, morales,
económicos, sanitarios, etc. Cada discurso es una construcción sociohistórica, de
decires y haceres de sujetos contextualizados por su historia y su cultura. La
drogodependencia, como fenómeno sociocultural, es también un fenómeno histórico. La
droga es básicamente, lo que los conjuntos sociales y los sujetos, en sus relaciones de
hegemonía-subalternidad hacen con las drogas, y no solamente lo que las drogas
hacen con los sujetos y grupos (Romaní, 1999:8). Cada discurso se construye
alrededor de prácticas en donde quedan de manifiesto diversas identidades que el
sujeto portador del problema – el consumidor – lleva como un cartel. Aparece, así,
como un delincuente, un enfermo físico, mental o un desviado moral, que debe y
merece ser, por lo tanto, controlado, contenido, tratado, castigado o rehabilitado.
La criminalización del consumo de drogas, su psiquiatrización o la elaboración del
fenómeno desde un discurso moralizador son parte de un trabajo descriptivo en el que
conviene hacer una distinción entre dos categorizaciones diferentes.
Por una parte, la existencia de “discursos sobre las drogas”, que surgen desde lo
institucional y los medios de comunicación y se enmarcan dentro de la lógica del control
y manejo social del riesgo. Desde este discurso oficial y hegemónico se ”problematiza”
Funánbulos, en “Individuos Bajo Influencia”, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 2004.
2
Como lo sigue siendo en algunas “tribus urbanas”, para usar la expresión de Michel Mafessoli.
3
El sociólogo español Antonio Escotado en su libro “Historia de las Drogas” desarrolla la tesis que a
partir del momento en que se desarrollan ciertas desregulaciones que amenazan las regulaciones
dominantes se comienza también a plantear el uso y consumo de drogas como una problemática social
que amerita el actuar de las instituciones estatales.
el fenómeno de la droga como un problema social de orden y seguridad del Estado.
Este discurso elabora el consumo de drogas en términos de desviación social,
patología forense, de ilegalidad, falta penal o delito. Esta criminalización del fenómeno
pone en práctica estrategias de manejo social del riesgo y de contención de la
desviación. Estas prácticas operan principalmente desde el espacio de las instituciones
estatales a través de dispositivos del control del delito.
Junto al discurso institucional, dominante, hegemónico, existe un discurso
contrahegemónico y subalterno, el “discurso de la droga”, asociado a las experiencias,
creencias y sentidos de los propios consumidores y usuarios de sustancias.
Desde ambos discursos se elaboran prácticas (consumo, tráfico, tratamiento,
economías, etc.), surgen actores (consumidores, terapeutas, policías, etc.), dispositivos
e instituciones (programas de salud, grupos de autoayuda, penas carcelarias, etc.) y
construcciones particulares respecto a, por ejemplo, la definición del “problema de la
droga”; del sujeto que vive el problema de la droga; de la solución de dicho problema; y
de las modalidades de intervención más apropiadas para alcanzar dicha solución.
Ambos discursos, provenientes de diferentes matrices discursivas, compiten por
alcanzar espacios de representación para sus definiciones, contenidos y prácticas
(Pérez, Sepúlveda & Gainza, 1997:44). Al mismo tiempo se estructuran, a partir de
cada discurso, diferentes ámbitos de acción: la acción preventiva, el tratamiento, la
rehabilitación; pero también el narcotráfico, la ilegalidad, la pena aflictiva, etc.
El uso y consumo de drogas “en las sociedades modernas – dice Alain Ehrenberg -
constituyen experiencias que producen y revelan simultáneamente los estilos de
relaciones que el individuo mantiene consigo mismo y con el prójimo”. Se puede
agregar que esta mirada resitúa el consumo de drogas como un signo de interacciones
sociales más que un consumo de seres individuales atrapados por una adicción a una
sustancia.
Todo esto convierte el consumo de drogas en un fenómeno social muy complejo y
difícil de bordar en toda su magnitud, significados y funciones. Una perspectiva
histórico-cultural puede poner en relieve distintas representaciones, valores y
creencias acerca de la drogodependencia de modo de operar sobre la problematización
del consumo que presentan algunos sujetos usuarios de drogas desde su propia
biografía y desde los contextos en los cuales su consumo cobra significado. Los
operadores sociales y sanitarios tienen la oportunidad de elaborar procesos y
estrategias de reparación, en salud principalmente, desde las propias experiencias de
problematización y cambio referidas por los sujetos consumidores.
3.- Perspectivas acerca del fenómeno social del consumo de drogas en la Región
de Valparaíso - Chile.
Para conocer las magnitudes y tendencias del uso de drogas en al país y evaluar la
efectividad de sus políticas preventivas el CONACE realiza bienalmente desde el año
1994 un Estudio Nacional de Drogas. El último estudio se realizó durante el año 2008 y
sus resultados fueron entregados en junio del 20098. La información recogida resulta
relevante para describir el contexto en que en la Región de Valparaíso se realizan los
tratamientos de rehabilitación para adultos con diagnóstico de drogodependencia. En la
Región de Valparaíso esta encuesta se aplicó a un total de 1.449 personas entre 12 y
64 años de edad, hombres y mujeres, con diversos niveles de ingreso económico, que
8
OCTAVO ESTUDIO NACIONAL DE DROGAS EN POBLACIÓN GENERAL DE CHILE, 2008. www.conace.cl
habitan en las, ciudades con población urbana de 30 mil habitantes o más. La población
representada alcanza a 912.968 personas. El siguiente cuadro describe magnitud y
tendencia de las tres principales drogas ilícitas consumidas en la Región de
Valparaíso. Se ilustra, de esta manera, el contexto dentro del cual se desenvuelven los
dispositivos de prevención, tratamiento y rehabilitación de drogas
9
Se describe en la literatura sobre tratamiento y rehabilitación de personas consumidoras de drogas que
la primera etapa o fase de un tratamiento es la Negación, es decir, el paciente no es capaz de identificar
como problemático su consumo, es ambiguo y tiende a minimizar los efectos adversos en si mismo, en su
familia y en su entorno laboral o académico.
psicológico basados en la identificación de escenarios y factores que lo pongan en
riesgo de consumir: identificar rutinas, comportamientos de búsqueda de droga, lugares
de consumo, personas o relaciones, conversaciones, emociones, etc. Desde allí, se
pide a las personas que sean capaces de actuar preventivamente de acuerdo a un
entrenamiento previo que incluye el desarrollo de estrategias de control, manejo y
prevención del riesgo, manejo de recaídas, uso de farmacoterapia y, en algunos casos,
el ingreso de las personas a unidades hospitalarias para desintoxicación o tratamiento
residencial. En la mayoría de los casos el objetivo final que se le propone a las
personas en tratamiento es que opte por cambiar su estilo de vida, es decir, que
abandone completamente un estilo que se ha definido relacionado con el consumo de
drogas y opte por un estilo de vida saludable y sin uso o consumo de ninguna
sustancia psicotrópica. Cualquier uso de drogas en período de tratamiento o
inmediatamente posterior a él se considera una recaída y la persona debe retomar las
estrategias relacionadas con la contención y control de sus factores de riesgo. El peligro
de violar la abstinencia es la recuperación, por parte del sujeto, del “estado de vida”
que acompaña el consumo de drogas. Metodológicamente es a través del uso de
estrategias psicoeducativas en donde los sujetos reciben de los terapeutas las pautas,
indicaciones y orientaciones a seguir para enfrentar su enfermedad.
Conversatorios: Grupo reunido para conversar sobre alguno de los temas que
están siendo parte de una terapia de rehabilitación. Por lo general se enmarcan
dentro de una estrategia mayor de tratamiento y/o rehabilitación de algún centro
de salud.
Conclusiones
Bibliografía
Palacio, F. et al. Las Drogas: Tópicos, luces y sombras. Editorial Debate. Madrid, 2001.
Gainza, A. et al. Futuro y Angustia: La juventud popular y la pasta base de cocaína en Chile. Ediciones
Sur. Santiago 1997.
Programa Cono Sur-Chile, Un Ángulo Diferente para pensar y actuar en el campo de las drogas ilícitas.
Universidad Diego Portales, Dolmen Ediciones, Santiago 1999.
Serpaj Chile. Asumiendo el Conflicto: Perspectivas acerca del fenómeno social de las drogas en Chile.
Ediciones Serpaj, Santiago, 2001.
Bustos, R. Las Enfermedades de la Medicina. El sacrificio del sujeto en las prácticas medicas modernas.
Ediciones Chile América CESOC. Santiago, 1998.