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LECCIÓN VIII

CONGRESO NACIONAL

CONCEPTO Y PROBLEMATICA CONSTITUCIONAL

Los Parlamentos se definen como "órganos colegiados, representativos; titulares del


poder legislativo, que participan en la dinámica constitucional mediante la deliberación (de
ahí la palabra Parlamento) y el control del Ejecutivo. No son órganos con mucha vocación
de "hacer" ni "decidir", aunque hagan y decidan cosas; son más bien de representar,
hablar, debatir y controlar". En ese sentido, el problema constitucional de la
representatividad de los parlamentos es que, actualmente, existe en las modernas
democracias la orden de partido, por ende, la democracia representativa ha descansado
más en la ideología partidaria que en el parlamentario que la representa. Tanto es así, que
nuestra Carta Fundamental no prevé una forma de reemplazar a aquellos parlamentarios
que sean independientes, esto es, que no pertenezcan a ningún partido político.
En consonancia con lo anterior, al tenor de la CPR actual, se plantea la problemática
en los términos siguientes "Los parlamentarios elegidos como independientes no serán
reemplazados". En cambio, "Los parlamentarios elegidos como independientes que
hubieren postulado integrando lista en conjunto con uno o más partidos políticos, serán
reemplazados por el ciudadano que señale el partido indicado por el respectivo
parlamentario al momento de presentar su declaración de candidatura". De modo que,
constitucionalmente, se favorece la representatividad de los partidos políticos, lo que per
se, no está mal, el problema constitucional que queda planteado como desafío con una
regulación como esta es que la base de la democracia representativa es que, como
afirma Pereira, "partimos de la base que los representados somos nosotros, los
ciudadanos, pero en la realidad, sobre todo en los parlamentarismos, a menudo son
los partidos, los cuales sí dictan instrucciones a sus parlamentarios".

I. CARACTERÍSTICAS

1) El Congreso Nacional es bicameral, es decir, actúa mediante dos cámaras, una


de diputados y otra de senadores.
2) Es el órgano que, por excelencia, representa la legitimidad democrática de nuestra
institucionalidad vigente.
3) La Cámara de diputados cumple funciones legislativas y fiscalizadoras, en cambio,
el Senado ejerce también como órgano legislativo, pero actúa como jurado ante la
fiscalización que realiza la cámara de diputados.
4) Los privilegios parlamentarios no distinguen la cámara a la que pertenecen aquellos.
5) Las normas de inhabilidades, incompatibilidades y cesación en el cargo tampoco
distinguen la cámara de procedencia, sino que se entiende constitucionalmente que existe
un solo estatuto parlamentario.

II. ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN

De acuerdo al artículo 46 de la Constitución se compone de dos ramas: la Cámara de


Diputados y el Senado. Ambas ramas concurren a la formación de las leyes y
tienen las demás atribuciones que la Constitución establece, de modo que solo la
Carta Fundamental puede asignarles sus facultades.
La Cámara de Diputados representa la instancia más política y se supone más
representativa. Por ello, además, se le dan facultades fiscalizadoras. En cambio, el Senado
es una instancia de mayor experiencia, moderadora, revisora, resolutiva, consejera.
Cada Cámara tiene una mesa directiva. La del Senado se compone del presidente del
Senado y de un vicepresidente. Ellos se eligen en la primera sesión de cada período
legislativo, el cual dura cuatro años. En la Cámara de Diputados la mesa directiva está
compuesta por un presidente y por dos vicepresidentes, los cuales también se eligen
y duran lo establecido para la mesa del Senado.
Es materia de ley fijar la ciudad donde debe celebrar sus sesiones el Congreso, la cual,
de acuerdo con la Ley Nº 18.678, es la de Valparaíso.
El Congreso Nacional actúa en tres formas:

— Como Congreso Pleno, cuando se reúnen ambas Cámaras en pleno en una misma
sala, por ejemplo, cuando es testigo del juramento o promesa que debe prestar el
presidente de la República antes de asumir su cargo o cuando se conforma para escuchar
la cuenta anual que debe rendir el presidente de la República acerca del estado político
y administrativo de la Nación. También para designar el reemplazante del presidente en
ejercicio cuando se ha producido la vacancia del cargo y faltan menos de dos años
para la siguiente elección presidencial.

— Sesionando separadamente cada Cámara en ejercicio de sus atribuciones


exclusivas.

— Como Congreso, cuando ambas Cámaras actúan mancomunadamente en forma


sucesiva y separada para una misma materia, como cuando conocen de la declaración
de los Estados de Asamblea o Sitio, o se pronuncian respecto de un tratado internacional.

El Congreso está regulado por el capítulo V de la Constitución, por la LOC del Congreso
Nacional, Ley Nº 18.918, y por los reglamentos internos que cada Cámara ha dictado,
en virtud del artículo 56 de la Constitución.
A. CÁMARA DE DIPUTADOS

Está integrada por un número fijo de 155 miembros elegidos en votación directa por los
distritos electorales que establece la LOC respectiva
(art. 47 inciso 1º) (en la actualidad la de Votaciones Populares y Escrutinios, Nº
18.700). La Carta de 1925 establecía un sistema de crecimiento progresivo de la Cámara
de Diputados de acuerdo al aumento de la población al señalar que se elegía un diputado
por distrito, por cada 30.000 electores o fracción superior a 15.000, llegando a tener esa
Cámara en 1973 la cantidad de 147 diputados.
La Cámara se renueva en su totalidad cada cuatro años (art. 47 inciso 2º).

Para ser elegido diputado se requiere: ser ciudadano con derecho a sufragio, tener
cumplidos 21 años de edad (al momento de la elección y no de la inscripción), haber
cursado la enseñanza media o equivalente y tener residencia (basta la mera residencia y
no el domicilio) en la región a la que pertenece el distrito por el cual se postula durante
un plazo no inferior a dos años contados hacia atrás desde el día de la elección (art.
48). Se entiende que los diputados tienen por el solo ministerio de la ley su residencia
en la región correspondiente mientras se encuentren en ejercicio de su cargo (art. 51 inciso
1º).

B. SENADO

El Senado se compone de miembros elegidos en votación directa por circunscripciones


senatoriales, en consideración a las regiones del país, cada una de las cuales debe
constituir, a lo menos, una circunscripción. La LOC respectiva (que en la actualidad es la
ya referida Nº 18.700) debe determinar:
i) el número de senadores (en la actualidad 50);
ii) las circunscripciones senatoriales; y
iii) la forma de su elección

Debe recordarse que en estas materias la mencionada LOC Nº 18.700 requiere un


quórum de 4/7 de los diputados y senadores en ejercicio para su modificación (Disposición
decimotercera Transitoria, inciso 2º).
Para ser elegido senador se requiere ser ciudadano con derecho a sufragio, tener
cumplidos 35 años de edad al día de la elección y haber cursado la enseñanza media o
equivalente (art. 50). Los senadores pueden ser reelegidos en sus cargos. Los senadores
duran ocho años en sus cargos y se renuevan alternadamente cada cuatro años, la que
actualmente dispone que corresponde hacerlo en una oportunidad a los de regiones
impares, y en la otra a los de las regiones pares y la metropolitana.

Las elecciones de diputados y de senadores se deben efectuar conjuntamente (art. 51


inciso 2º).
C. VACANCIA EN EL CARGO DE PARLAMENTARIO

En cuanto a las vacancias en el cargo de diputado o de senador debe señalarse lo


siguiente.
La vacante se provee con el ciudadano que señale el partido político al que pertenecía el
parlamentario que produjo la vacante al momento de ser elegido (art. 51 inciso 3º).
Los parlamentarios elegidos como independientes no serán reemplazados (art. 51 inciso
4º), salvo que hubieren postulado integrando lista en conjunto con uno o más partidos
políticos, en cuyo caso serán reemplazados por el ciudadano que señale el partido
indicado por el respectivo parlamentario al momento de presentar su declaración de
candidatura (art. 51 inciso 5º).

El reemplazante debe reunir los requisitos para ser elegido diputado o senador,
según el caso. Con todo, un diputado podrá ser nominado para ocupar el puesto de un
senador, debiendo aplicarse, en ese caso, las normas anteriormente reseñadas para
llenar la vacante que deja el diputado, quien al asumir su nuevo cargo cesará en el que
ejercía (art. 51 inciso 6º).
El nuevo diputado o senador en todos los casos señalados ejercerá sus funciones
por el término que faltaba a quien originó la vacante (art. 51 inciso 7º).
En ningún caso procederán elecciones complementarias, señala la Constitución, que
era el expediente al cual se recurre en la Carta de 1925 para proveer las vacantes
parlamentarias (art. 51 inciso final).

D.- INHABILIDADES, INCAPACIDADES, INCOMPATIBILIDADES Y CAUSALES DE


CESACIÓN EN EL CARGO

Los ciudadanos están sujetos a causales de inhabilidades (absolutas, que implican no


tener los requisitos de elegibilidad para el cargo parlamentario; y relativas, que implican no
poder postular al cargo parlamentario por estar cumpliendo otras funciones públicas o por
encontrarse en ciertas situaciones establecidas por la Constitución). Las inhabilidades
relativas están señaladas en el artículo 57 de la Constitución.
También, los parlamentarios están sujetos a incompatibilidades que les impiden realizar
las funciones de parlamentario con otras de manera paralela y que se señalan en el
artículo 58. En este caso, si la persona resulta proclamada parlamentario, cesa por ese
solo hecho en el desempeño del otro cargo, empleo o comisión con los cuales su cargo
parlamentario es incompatible.
Asimismo, están sujetos a ciertas incapacidades, en el sentido de que no pueden
ser nombrados para asumir ciertos cargos, empleos o comisiones mientras son
parlamentarios y que están señalados en el artículo 59. Empero, los parlamentarios no
están incapacitados para asumir los cargos de presidente de la República, ministro de
Estado o agente diplomático. Pero si los asumen, pierden la calidad de parlamentario,
salvo que el país se encuentre en una situación de guerra externa, por cuanto en ese caso
podrían desempeñar simultáneamente los dos cargos (art. 59 inciso 2º).
Por último, existen causales de cesación en el cargo que están establecidas en el
artículo 60 y cuyo conocimiento y declaración corresponden al Tribunal Constitucional, a
requerimiento del presidente de la República o de no menos de diez parlamentarios en
ejercicio. Cabe señalar que, por regla general, aquel parlamentario que pierda su calidad
de tal por haber incurrido en una de esas causales no podrá optar a ninguna función o
cargo público, sea o no de elección popular, por el término de dos años.

Se precisa también que los diputados y senadores pueden renunciar a sus cargos, pero
solo cuando les afecte una enfermedad grave que les impida desempeñar y así lo
califique el Tribunal Constitucional (art. 60 inciso final).

III.- FUNCIONES

El Congreso Nacional se instalará e iniciará su período de sesiones en la forma que


determine su Ley Orgánica Constitucional (art. 55 inciso 1º). En todo caso, se entenderá
siempre convocado de pleno derecho para conocer de la declaración de estados de
excepción constitucional (art. 55 inciso 2º).
"La Cámara y el Senado no pueden entrar en sesión ni adoptar acuerdos sin la
concurrencia de la tercera parte de sus miembros en ejercicio" (art. 56 inciso 1º).
Además, las resoluciones se adoptan por la mayoría absoluta de los miembros
presentes, salvo que se exija un quórum especial.
El art. 56, inciso 2º, establece una norma destinada a evitar la prolongación excesiva
de las discusiones en las Cámaras, al señalarse que "Cada una de las Cámaras
establecerá en su propio reglamento la clausura del debate por simple mayoría", con lo
cual se impide que la minoría prolongue los debates con ánimo dilatorio o
entorpecedor. Además, de esta norma se deduce la existencia de una fuente del
Derecho Constitucional chileno, como los Reglamentos Internos de cada Cámara, los
cuales son una especie de potestad reglamentaria conferida a las Cámaras y mediante la
cual proceden a detallar (ejecutar) de mejor forma las disposiciones que rigen a cada
Cámara, tanto a nivel constitucional como en la Ley Orgánica Constitucional del Congreso.

Para los efectos de calcular la cantidad de parlamentarios en ejercicio, se entiende que


un parlamentario no está en ejercicio cuando está ausente del país con permiso
constitucional o si está suspendido, previo desafuero. Si el parlamentario está enfermo o
tiene otro problema similar, existe en los Reglamentos de cada Cámara la institución del
"pareo" mediante la cual cada parlamentario tiene un colega de fuerza política adversa con
el que tiene el compromiso de que si él no asiste el otro se abstiene de votar, de modo de
guardar la correlación de fuerzas.

A. ATRIBUCIONES EXCLUSIVAS DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

De acuerdo con el artículo 52, la Cámara tiene dos atribuciones exclusivas, aunque no
se trata de una enumeración taxativa.

1º) Fiscalizar los actos del gobierno. Fiscalizar es criticar y traer a juicio las acciones y
obras de otros. Se formula aquí un juicio de valor acerca de la conveniencia o
inconveniencia sustancial del contenido del acto. Se fiscalizan los actos "del" gobierno y
no los actos "de" gobierno, de modo que ella comprende toda la amplitud de la labor del
Ejecutivo en sus labores de ejecución, administración y gobierno propiamente tal y todos
los órganos del Estado que realizan tales labores. Al respecto, téngase en cuenta
que el Capítulo IV de la Constitución se denomina "Gobierno" y que dentro de él se
hace referencia al presidente de la República, a los ministros de Estado y a todos
los órganos o servicios o reparticiones que conforman la Administración del Estado o
pública, excluyéndose, en todo caso, los entes autónomos descentralizados. Más
concretamente, debe entenderse, en todo caso, que se incluyen dentro de los actos del
Gobierno las actuaciones de las Empresas públicas creadas por ley, así como de
aquellas en que el Estado tiene participación mayoritaria. En ningún caso, la fiscalización
puede incidir en el ámbito privado, de manera que los particulares no están sujetos a
esta fiscalización. Por ello no caen bajo esta fiscalización las Sociedades del Estado, que
se rigen enteramente por el derecho privado. Sin embargo, la Corte Suprema ha
establecido en su jurisprudencia que dichas sociedades (por ejemplo, el Banco Estado) sí
deben contestar los oficios de fiscalización que les remita la Cámara de Diputados. La
expresión "Gobierno" incluye a las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad
Públicas, pero no comprende, en cambio, a los Gobiernos Regionales ni a los
Municipios (en estos casos la fiscalización es de tipo administrativo y no política y cabe
desarrollarla a la Contraloría General de la República), como tampoco al Banco Central.

La Constitución establece cuatro vías para ejercer esta fiscalización:

A) La Cámara puede, con el voto de la mayoría de los diputados presentes, adoptar


acuerdos o sugerir observaciones que se transmiten por escrito al presidente de la
República, el cual debe dar respuesta fundada por medio del ministro de Estado que
corresponda dentro de un plazo de 30 días (art. 52 Nº 1, letra a).

B) Cualquier diputado puede solicitar determinados antecedentes al Gobierno, siempre


que su proposición cuente con el voto favorable de un tercio de los miembros presentes de
la Cámara. Esta solicitud se hace por escrito. El presidente de la República debe contestar
fundadamente por intermedio del ministro de Estado que corresponda dentro de 30 días
(art. 52 Nº 1 letra a).
"En ningún caso dichos acuerdos, observaciones o solicitudes afectarán la
responsabilidad política de los ministros de Estado" (art. 52 Nº 1 letra a) parte final). Este
punto resulta muy importante para reafirmar el carácter presidencialista de nuestro
gobierno, toda vez que por medio de él queda claro que los parlamentarios no pueden
adoptar votos o acuerdos de "censura" en contra de los ministros de Estado, toda vez que
estos, como ya se ha visto, son funcionarios de la exclusiva confianza del presidente
de la República y permanecen en sus cargos mientras cuenten con esa confianza.

C) "Citar a un ministro de Estado, a petición de a lo menos un tercio de los diputados


en ejercicio, a fin de formularle preguntas en relación con materias vinculadas al ejercicio
de su cargo. Con todo un mismo ministro no podrá ser citado para este efecto más de
tres veces dentro de un año calendario, sin previo acuerdo de la mayoría absoluta de
los diputados en ejercicio. La asistencia del ministro será obligatoria y deberá responder a
las preguntas y consultas que motiven su citación" (art. 52 Nº 1, letra b). Es la denominada
"interpelación", la cual fue introducida en nuestra Carta Fundamental en la reforma
constitucional del año 2005, marcando un hito que, en el futuro, podría alentar afanes
parlamentaristas.
D) "Crear comisiones especiales investigadoras a petición de a lo menos dos quintos
de los diputados en ejercicio, con el objeto de reunir informaciones relativas a
determinados actos del Gobierno" (art. 52 Nº 1, letra c). Las Comisiones investigadoras, a
petición de un tercio de sus miembros, podrán despachar citaciones y solicitar
antecedentes. Los ministros de Estado, los demás funcionarios de la Administración y el
personal de las empresas del Estado o de aquellas en que este tenga participación
mayoritaria, que sean citados por estas comisiones, estarán obligados a comparecer y a
suministrar los antecedentes y las informaciones que se les soliciten. No obstante, los
ministros de Estado no podrán ser citados más de tres veces a una misma comisión
investigadora, sin previo acuerdo de la mayoría absoluta de sus miembros (art. 52 Nº 1
letra c).
La LOC del Congreso debe regular el funcionamiento y las atribuciones de las
comisiones investigadoras y la forma de proteger los derechos de las personas citadas o
mencionadas en ellas (art. 52 Nº 1, letra c).
La función fiscalizadora está radicada en la Cámara de Diputados, que es la Cámara
más política y por ello la Constitución señala que "el Senado, sus comisiones y sus
demás órganos, incluidos los comités parlamentarios si los hubiere, no podrán fiscalizar los
actos del gobierno ni de las entidades que de él dependan, ni adoptar acuerdos que
impliquen fiscalización" (art. 53 inciso final). Lo anterior no impide, sin embargo, que los
senadores de manera propia puedan emitir opiniones personales, por ejemplo, en la
hora de incidentes, sobre las actuaciones del Gobierno o que, en su caso, puedan
solicitar determinados antecedentes a alguna autoridad del gobierno, aun cuando en
este caso no exista obligación de proporcionarlos. En este último punto, empero, la
Contraloría General de la República ha discrepado y ha señalado que los órganos de la
Administración del Estado, aun los autónomos, tendrían la obligación de proporcionar a los
senadores los antecedentes que estos les requieran para el ejercicio de sus funciones.

2º) Declarar si han o no lugar las acusaciones que no menos de diez ni más de
veinte de sus miembros formulen en contra de las siguientes personas (art. 52 Nº 2) (por
los delitos, infracciones o abusos de poder en que incurran en el desempeño de sus
funciones).
La Cámara actúa como órgano acusador. Si aprueba los cargos, los antecedentes pasan
al Senado.
En la Constitución se enumeran taxativamente cuáles son los funcionarios acusables y
sus causas.
A) El "presidente de la República por actos de su administración que hayan
comprometido gravemente el honor o la seguridad de la nación, o infringido abiertamente
la Constitución o las leyes". La acusación se puede interponer mientras el presidente
esté en funciones y en los seis meses siguientes a la expiración de su cargo. Durante este
último tiempo no puede ausentarse del país sin acuerdo de la Cámara, lo cual viene a
constituir una especie de arraigo constitucional que afecta a quienes ejercieron el cargo
de presidentes de la República y que solo se aplica a ellos y no a las demás
autoridades acusables constitucionalmente.

B) Los "Ministros de Estado, por haber comprometido gravemente el honor o la


seguridad de la Nación, por infringir la Constitución o las leyes o haber dejado éstas sin
ejecución, y por los delitos de traición, concusión (toda exacción arbitraria efectuada por
un funcionario público en provecho propio, que se traduce en cobro injusto de deudas,
multas, tributos o prestaciones), malversación de fondos públicos y soborno".

C) "Los magistrados de los tribunales superiores de justicia y el Contralor General


de la República por notable abandono de sus deberes".

D) "Los generales o almirantes de las instituciones pertenecientes a las Fuerzas de la


Defensa Nacional, por haber comprometido gravemente el honor o la seguridad de la
Nación". Recuérdese que entre estos funcionarios están comprendidos los respectivos
Comandantes en Jefe.

E) "Los Intendentes, los Gobernadores y la autoridad que ejerza el gobierno en los


territorios especiales a que se refiere el artículo 126 bis (relativo a los territorios de
Isla de Pascua y archipiélago de Juan Fernández, y que todavía no se encuentra vigente,
toda vez que resta aprobar la LOC que los regule), por infracción de la
Constitución y por los delitos de traición, sedición (alzamiento colectivo y violento
contra la autoridad o el orden público), malversación de fondos públicos y concusión".

Las acusaciones en contra de todos estos personeros pueden interponerse mientras


estén en funciones y hasta tres meses después de haber expirado su cargo.
Interpuesta la acusación (o sea, desde el momento en que se da cuenta de ella en la
sesión que corresponda en la Cámara), estos personeros no pueden ausentarse del
país sin permiso de la Cámara (en este momento aparece para ellos el arraigo
constitucional) y no pueden hacerlo en caso alguno si la acusación fuere aprobada
por la Cámara. Esta norma no se aplica al Presidente de la República, el cual sí
podría salir del país, incluso estando aprobada la acusación por la Cámara, si esta lo
autoriza.
Para declarar que "ha lugar" la acusación se requiere el voto de la mayoría de los
diputados en ejercicio si el acusado es el Presidente de la República y, en los demás
casos, el de la mayoría de los diputados presentes. Desde el momento en que se aprueba
la acusación queda el acusado suspendido en sus funciones, salvo el caso del
Presidente de la República. Esta suspensión cesa si el Senado desestimó la
acusación o si no se pronuncia respecto de ella dentro de los 30 días siguientes (hábiles,
según se ha precisado en la práctica constitucional) (art. 52 Nº 2 inciso final).

Aprobada la acusación por la Cámara pasa al Senado, el cual debe conocer de la misma
y limitarse a resolver, como jurado, si el acusado es culpable o no de los delitos,
infracciones o abusos de poder que se le imputan (art. 53 Nº 1).

Si el acusado es el Presidente de la República, la declaración de culpabilidad debe ser


pronunciada por los dos tercios de los senadores en ejercicio. En los demás casos,
se necesita la mayoría de los senadores en ejercicio (art. 53 Nº 1).
Declarado culpable queda el acusado destituido de su cargo e inhabilitado por cinco
años para desempeñar cualquiera función pública, sea o no de elección popular.
Además, "será juzgado (si se estima procedente), de acuerdo a las leyes por el tribunal
competente, tanto para la aplicación de la pena señalada al delito, si lo hubiere, cuanto
para hacer efectiva la responsabilidad civil por los daños y perjuicios causados al estado o
a particulares" (art. 53 Nº 1 inciso final).
Cabe hacer presente que, según algunos autores, en caso de tratarse de la comisión
de delitos con ocasión del ejercicio de un cargo público por una de las autoridades
acusables constitucionalmente, el único tribunal competente para pronunciarse sobre la
culpabilidad o inocencia de dicha autoridad sería el Senado, a través de la acusación
constitucional, correspondiéndole posteriormente al tribunal del crimen o civil respectivo —
solo si el acusado es declarado culpable por el Senado— calificar si los hechos por los
cuales fue condenado dan pábulo para considerarlos como constitutivos de delito y, en
consecuencia, aplicar la sanción penal pertinente. O, en su caso, si desde el punto de
vista civil originan responsabilidades pecuniarias. Cabe recordar sobre este punto lo que
ocurrió con el expresidente Arturo Alessandri y los hechos conocidos como la "matanza del
Seguro Obrero". La justicia criminal declaró inadmisible la querella criminal iniciada en
contra de dicho Mandatario señalando que el único órgano competente para pronunciarse
por su responsabilidad criminal era el Congreso, a través de la acusación constitucional.
Sin embargo, en el caso del expresidente Pinochet esa jurisprudencia no fue seguida y
fue desaforado por hechos criminales cometidos bajo su gobierno, no obstante, la
alegación de sus defensores en el sentido de que el único órgano capaz de juzgarlo
era el Congreso. La Corte Suprema expresó en este caso que la prohibición de actuación
de los tribunales del crimen respecto de los actos de los funcionarios acusables
constitucionalmente regía solo durante el lapso en que se podía formular la pertinente
acusación constitucional (durante el ejercicio de sus funciones y hasta tres o seis meses
después), pero que una vez transcurridos estos plazos los tribunales del crimen tenían o
recuperaban plena competencia para actuar directamente.

También cabe hacer presente que cuando se trata de acusaciones constitucionales,


siempre estas deben estar referidas a hechos cometidos en el ejercicio de las funciones
públicas, que corresponden al acusado, puesto que tratándose de hechos relativos a su
vida como persona particular es juzgable por el tribunal que sea competente, el cual en
muchos casos es un Ministro de Corte de Apelaciones como tribunal de primera
instancia, sin ningún tipo de restricciones e independientemente del cargo que ostente.
En todo caso, también se ha señalado por otros autores que, si el Senado declara
culpable a un funcionario acusable constitucionalmente, la posterior actuación del tribunal
del crimen o civil no implica que necesariamente deban también condenarlo. Ellos bien
podrían llegar a la conclusión de que el acusado y destituido por el Senado no cometió
estrictamente un delito de aquellos contemplados en la legislación penal y, en
consecuencia, podrían sobreseer la causa; y también podrían concluir que los motivos por
los cuales fue destituido no implican que el afectado deba indemnizar perjuicio alguno. Lo
que no podrían hacer los tribunales criminales o civiles es pretender desconocer los
hechos en virtud de los cuales fue condenado el acusado, los que ya habrían quedado
establecidos en la resolución del Senado.
B. ATRIBUCIONES EXCLUSIVAS DEL SENADO

Se encuentran enumeradas en el artículo 53, pero tampoco es una enumeración


taxativa:
1) Conocer de las acusaciones constitucionales que entable la Cámara de Diputados.
Esta atribución acaba de analizarse más arriba.

2) "Decidir si ha o no lugar la admisión de las acciones judiciales que cualquiera


persona (entiéndase natural o jurídica) pretenda iniciar en contra de algún Ministro de
Estado, con motivo de los perjuicios que pueda haber sufrido injustamente por acto de éste
en el desempeño de su cargo". El Senado actúa aquí como una especie de ente
desaforado del Ministro, aunque solo respecto de demandas civiles, porque en materia
penal se demanda al Ministro directamente. Debe tratarse de un acto (o una omisión)
cometido con ocasión de sus labores como tal, de manera personal y debe ser injusto,
es decir, no solo contrario a la ley, sino que resultado de un actuar arbitrario o caprichoso
del Ministro. Si el Senado da su consentimiento se habilita al particular para demandar al
Ministro ante los tribunales. El quórum que debe reunirse en el Senado para estos efectos
es la mayoría simple de los presentes y la circunstancia de que el Senado declare que ha
lugar a la admisión de la respectiva acción civil de indemnización de perjuicios no
constituye una especie de cosa juzgada para los tribunales, los cuales, en virtud de su
independencia, bien podrían llegar a concluir que el acto del Ministro que se impugna no
reúne el mérito suficiente como para dar lugar a indemnizar perjuicios a una persona
particular.

3) "Conocer de las contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades


políticas o administrativas y los tribunales superiores de justicia". Las que no queden
comprendidas en esta atribución se resuelven por el Tribunal Constitucional.

4) Otorgar la rehabilitación de la ciudadanía a los que la perdieron por haber sido


condenados por delito terrorista o por delito relativo al tráfico de estupefacientes y que
hubieren merecido, además, pena aflictiva. Esta atribución la ejercerá cuando previamente
haya sido requerido por el afectado, el cual solo podrá hacerlo una vez que haya cumplido
la condena.

5) "Prestar o negar su consentimiento a los actos del Presidente de la República en los


casos que la Constitución o la ley lo requieran". Si el Senado no se pronuncia
dentro de 30 días de pedida la urgencia por el Presidente, se tiene por otorgado su
asentimiento. Este consentimiento se exige, por ejemplo, para nombrar al Contralor
General de la República, a los diez miembros del Consejo Nacional de Televisión, a
los miembros del Directorio del Banco Central, etcétera.

6) Otorgar su acuerdo para que el Presidente pueda ausentarse del país por más de 30
días a contar del tercer domingo del mes de noviembre del año anterior a aquel en que
cese en su mandato.
7) Declarar la inhabilidad del Presidente de la República o del Presidente electo cuando
un impedimento físico o mental lo inhabilite para el ejercicio de sus funciones y declarar
asimismo si los motivos de la renuncia del Presidente son o no fundados y, en
consecuencia, admitirla o rechazarla, debiendo oír, en ambos casos y de manera previa, al
Tribunal Constitucional. El quórum que se exige en estos casos es de la mayoría absoluta
de los senadores presentes. El informe del Tribunal Constitucional debe ser requerido por
el propio Senado.

8) Aprobar por la mayoría de sus miembros en ejercicio la declaración del Tribunal


Constitucional que determina la responsabilidad del Presidente de la República en ejercicio
o electo en los hechos que se sancionan en virtud del artículo 19 Nº 15 de la Constitución,
inciso 7º, la que implica la pérdida del cargo para el Presidente y la inhabilidad por cinco
años para ejercer cualquier otro cargo público. En realidad, lo que la norma quiere
señalar es que los efectos sancionatorios de la sentencia del Tribunal Constitucional
respecto del Presidente de la República en ejercicio o electo producirán sus efectos
respecto de él solo si el Senado, por la mayoría de sus miembros en ejercicio, lo determina
así.
9) Aprobar, en sesión especialmente convocada al efecto y con el voto conforme de los
dos tercios de sus miembros en ejercicio, la designación de los ministros y fiscales
judiciales de la Corte Suprema y del Fiscal Nacional.

10) "Dar su dictamen al Presidente de la República en los casos en que éste lo solicite".
En este caso el Senado actúa como un órgano consultivo, parecido al antiguo Consejo
de Estado y, por lo tanto, su parecer no es obligatorio para el Presidente.
Debe mencionarse también como importante atribución del Senado, aun cuando no está
contemplada en el artículo 53, la de designar cuatro integrantes del Tribunal
Constitucional, dos de ellos por iniciativa propia y los otros dos a proposición de la Cámara
de Diputados, debiendo en ambos casos aprobarse la designación por los dos tercios
de sus miembros en ejercicio.

C. ATRIBUCIONES EXCLUSIVAS DEL CONGRESO

De acuerdo al artículo 54 el Congreso tiene dos atribuciones exclusivas, las que tampoco
son taxativas:
a) Aprobar o desechar los tratados internacionales que le presentare el Presidente
de la República antes de su ratificación. Esto se vio en las atribuciones internacionales
del Presidente.
b) Pronunciarse, cuando corresponda, respecto de los estados de excepción
constitucional. Esto ya se analizó al tratar de los Estados de Excepción.
Al respecto, también cabe mencionar como atribución exclusiva del Congreso otorgar
indultos a quienes fueron condenados mediante el proceso de acusación constitucional.
En el uso de estas atribuciones el Congreso adopta "Acuerdos".
D. FORMACIÓN DE LAS LEYES Y MATERIAS DE LEY

Como se analizó con ocasión de la facultad del Presidente de la República de ejercer la


potestad reglamentaria, la Constitución de 1980 consagró lo que se ha denominado el
"dominio máximo legal", señalando taxativamente en su artículo 63 cuáles son las
materias de ley. El objeto de esta innovación de la actual Constitución es restablecer la
majestad de la ley, determinando que a ella solo le corresponde regular en términos
generales, abstractos e impersonales determinadas materias, no incurriendo en los
vicios del pasado que implican la dictación, como ya se señaló, de cientos de leyes de
alcance particular y casi nominativas.
Dentro de las materias propias de ley que se enuncian en el artículo 63 destacan las
llamadas "leyes marco" que son aquellas cuyo objetivo es fijar un conjunto de reglas o
normas generales conforme a las cuales una determinada autoridad puede llevar a efecto
una multiplicidad de actos particulares. Por ejemplo, el artículo 63 Nº 9 consagra una ley
marco al señalar que es materia de ley "las que fijen las normas con arreglo a las cuales
las empresas del Estado y aquellas en que éste tenga participación puedan contratar
empréstitos...", o la del Nº 10 "las que fijen las normas sobre enajenación de bienes del
Estado o de las municipalidades...".

Interesa destacar también que de acuerdo al artículo 63 Nº 20 son materias de ley "toda
otra norma de carácter general y obligatoria que estatuye las bases esenciales de un
ordenamiento jurídico". Se ha señalado que aquí se está contemplando un concepto de
ley de carácter sustantivo o material al referirse a características de fondo de la
norma jurídica denominada ley, estableciendo que debe ser general, obligatoria y que
estatuye las bases esenciales de un determinado ordenamiento jurídico. Todo lo anterior a
diferencia de la definición de ley del Código Civil que es de carácter exclusivamente
formalista.

Igualmente debe señalarse que varias de las materias propias de ley contempladas en el
artículo 63 puede estimarse que forman parte del denominado "Orden Público Económico",
concepto que se estudia a propósito de los derechos en materia económica que consagra
la Constitución. Se encuentran entre las referidas materias las tratadas en los
numerandos 4, 7, 8, 9, 10 y 12.
En particular, cabe destacar que, de acuerdo con el artículo 63 Nº 7, cada vez que el
Estado, sus organismos o las municipalidades quieran contratar un empréstito (préstamo)
se requiere autorización legal previa para el caso (ley que es de iniciativa exclusiva del
Presidente de la República) y el empréstito debe estar destinado a financiar
proyectos específicos, debiendo indicar la ley las fuentes de recursos con cargo a los
cuales deba hacerse el servicio de la deuda. Si el empréstito tiene un vencimiento que
exceda la duración del período presidencial respectivo, se requerirá una ley de quórum
calificado que lo autorice, dado que se está gravando el presupuesto de futuros gobiernos.

También interesa destacar que, de acuerdo con el art. 63 Nº 9, las empresas del Estado
y aquellas en que el mismo Estado (entendido en su amplio sentido, como lo ha
precisado la CGR en su jurisprudencia administrativa) tenga participación (mayoritaria o
minoritaria) no pueden, en ningún caso, contratar empréstitos con el propio Estado, sus
organismos o empresas. Con ello se quiere evitar que se financie con fondos públicos a
empresas públicas o en que el Estado tenga participación y que sean deficitarias o de
mala gestión.
La tramitación de los proyectos de ley está consagrada en la Constitución en los
artículos 65 al 75. Gran parte de esta tramitación se analizó ya al referirnos a la atribución
colegisladora del Presidente de la República, pero interesa detenerse aquí en la etapa de
discusión de la ley por el Congreso.
En efecto, ingresado a su Cámara de Origen una Moción o un Mensaje, el Presidente
de la Cámara respectiva da cuenta a la Sala de tal ingreso y se dispone que pase para
su estudio "en general" —destinado a aprobar o rechazar la "idea de legislar"— a la
Comisión Legislativa que corresponda, según la materia de que trata el Proyecto. Dicha
Comisión elabora un informe y propone aprobar o rechazar en general el Proyecto que
pasa a conocimiento de la Sala, la cual debe pronunciarse sobre el punto. Si la Sala
aprueba en general el Proyecto, vale decir, sus grandes propósitos, vuelve a la Comisión
Legislativa que corresponde para que esta inicie su estudio en particular, artículo por
artículo, pudiendo en esta etapa introducirse enmiendas a instancias del Presidente o de
los parlamentarios. "Todo proyecto puede ser objeto de adiciones o correcciones en los
trámites que corresponda, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado; pero en
ningún caso se admitirán las que no tengan relación directa con las ideas matrices o
fundamentales del proyecto" (art.
69 inciso 1º). Por el contrario, si la Sala rechaza la idea de legislar, entonces el proyecto
debe archivarse y no puede volver a presentarse hasta transcurrido por lo menos un año.
Con todo, si se trata de un Mensaje, el Presidente puede pedirle a la otra Cámara que se
pronuncie para intentar salvaguardar su proyecto.
La discusión en particular de un proyecto en la respectiva Comisión termina con la
emisión por esta de un nuevo informe y un texto del proyecto que en definitiva ella sugiere
aprobar, incorporándose los cambios fruto de las enmiendas que se hayan propuesto. El
informe de la Comisión con el proyecto se somete a votación por la Sala y si esta lo
aprueba con los quórums exigidos de acuerdo al tipo de ley de que se trate, se
estima aprobado por la Cámara de origen y pasa a la revisora para cumplir las mismas
etapas.

Si la Cámara revisora aprueba en general y en particular el proyecto tal como lo remitió


la Cámara de origen, se entiende ya despachado por el Congreso y debe remitirse al
Presidente para su sanción y promulgación. Si por el contrario la Cámara revisora le
introduce uno o más cambios, el proyecto debe volver a la Cámara de Origen para que
esta se pronuncie si los aprueba o no. Si los aprueba, el Proyecto se despacha al
Presidente de la República, pero si no los aprueba entonces debe formarse una Comisión
Mixta para solucionar la discrepancia entre las dos Cámaras. Estas Comisiones mixtas se
forman con igual número de diputados y senadores y su misión es proponer el modo y la
forma de resolver las dificultades (art. 70), lo que se traduce en la elaboración de un
nuevo texto del proyecto de ley que armonice las posiciones discrepantes, nuevo texto
que se somete a consideración de las dos Cámaras. Si ellas aprueban por separado el
proyecto de la Comisión mixta se entiende despachado por el Congreso y pasa al
Presidente de la República.

E. LEY DE PRESUPUESTOS

El presupuesto es el conjunto o cálculo ordenado y previo de todas las entradas


probables y el cómputo de todos los gastos que presumiblemente se estima requerirá la
administración pública durante un año fiscal y que es aprobado por una ley especial de
carácter periódico.
Esta ley de presupuestos anual se complementa con una ley permanente de detalle que
es la Ley orgánica de la administración financiera del Estado (D.L. Nº 1.263 del
28.11.1975).
"El proyecto de ley de presupuestos debe ser presentado por el Presidente al Congreso
a lo menos con tres meses de anterioridad a la fecha en que deba empezar a regir" (art.
67 inciso 1º). Es de iniciativa exclusiva del Presidente esta ley y sus modificaciones.
El Mensaje presidencial debe remitirse a la Cámara de Diputados, porque en ella
corresponde que tengan su origen las leyes sobre presupuesto de la administración
pública.
En el Congreso el proyecto es analizado por una Comisión legislativa mixta especial de
presupuesto integrada por igual número de diputados y senadores, la que puede formar
subcomisiones. Una vez despachada su discusión en esa Comisión, el proyecto y su
respectivo informe se presentan a las Cámaras, partiendo por la de Diputados.
La Comisión especial que analizó un proyecto de Ley de Presupuestos se mantiene en
funciones después de aprobado dicho proyecto para realizar un seguimiento de la
ejecución de dicho presupuesto, y durará en tales funciones hasta que se constituya la
nueva Comisión especial para la siguiente Ley de Presupuestos, es decir, un año después.
Si el Congreso no despacha la Ley de presupuestos dentro de 60 días contados desde
su presentación, regirá el proyecto presentado por el Presidente (art. 67 inciso 1º). Si el
Presidente veta una parte de la ley, ello no impide la promulgación de la parte no
vetada y en lo que queda pendiente sujeto a discusión por el veto rige en tanto lo
dispuesto por la ley de presupuestos del año anterior. Resuelto el problema del veto, lo
que falte de la ley se promulga por separado.
El Congreso tiene un rol bastante limitado en la tramitación de esta ley dado que en
cuanto a los ingresos contemplados en ella no puede aumentar ni disminuir su estimación.
Asimismo, la estimación del rendimiento de los recursos contemplados en la ley de
presupuestos o que establezca cualquiera otra ley corresponde también exclusivamente al
Presidente, previo informe de los organismos técnicos respectivos (art. 67 incisos 2º y 3º).
En cuanto a los gastos, el Congreso puede aprobar, rechazar o reducir los llamados
gastos variables (es decir, aquellos que se establezcan solo para el año que regirá la
respectiva ley de presupuestos). En cuanto a los gastos fijos (los establecidos de manera
permanente por ley general o especial), su papel se limita simplemente a considerar si
ellos han sido bien incluidos en la ley de presupuestos, pero no puede efectuar ninguna
modificación a ellos. Y en ningún caso puede aumentar los gastos, sean fijos o variables.
Debe tenerse presente también que la ley de presupuesto lo que hace es autorizar los
gastos y no fijarlos, y si bien señala una cantidad, ella responde al límite máximo a que
puede alcanzar el gasto respectivo, pero no necesariamente se deberá gastar el monto
señalado como máximo.

El Congreso no puede aprobar ningún nuevo gasto (en la ley de presupuestos, en


sus suplementos o en cualquiera otra norma que implique autorizar gastos) con cargo a
los fondos de la Nación sin que se indiquen al mismo tiempo (es decir, en la misma ley) las
fuentes de recursos necesarios para atender dicho gasto (art. 67 inciso 4º).
"Si la fuente de recursos otorgada por el Congreso fuere insuficiente para financiar
cualquier nuevo gasto que se apruebe, el Presidente, al promulgar la ley, previo informe
favorable del servicio o institución a través del cual se recauda el nuevo ingreso,
refrendado por la CGR, deberá reducir proporcionalmente todos los gastos, cualquiera sea
su naturaleza" (art. 67 inciso final). Esta última disposición rige no solo para los efectos de
la ley de presupuestos, sino que en general para cualquiera otra nueva ley que establezca
gastos, puesto que siempre deberá estar indicada en ella la fuente de recursos de donde
emanan los dineros para cubrir los nuevos gastos que se están estableciendo. Esta es
una norma excepcional, por cuanto autoriza al Presidente a modificar la ley antes de su
promulgación por sí solo, sin la intervención de los parlamentarios, aun cuando requiere la
refrendación previa de la CGR.

IV.- EFECTOS. PRIVILEGIOS PARLAMENTARIOS


Por otro lado, la Constitución establece los llamados privilegios parlamentarios, que son
ciertas garantías de que gozan con el objeto de asegurar de mayor manera su
independencia para el ejercicio de sus funciones. En ellas encontramos las
siguientes.
En primer lugar, está el fuero o inmunidad penal que implica que ningún diputado o
senador desde el día de su elección, o desde su juramento, según el caso, puede ser
acusado o privado de su libertad si el Tribunal de Alzada de la jurisdicción respectiva
(Corte de Apelaciones) en pleno no lo autoriza previamente declarando que "ha lugar" a
la formación de causa (art. 61 inciso 2º). La Corte deberá apreciar dichos antecedentes —
y eventualmente decretar nuevas diligencias si las estima necesarias — para concluir si
a su juicio tales antecedentes tienen o no el peso suficiente que se invoca.
En el nuevo proceso penal es el Fiscal del Ministerio Público quien debe solicitar el
desafuero a la Corte de Apelaciones respectiva y ello deberá hacerlo en dos casos: A)
Cuando, una vez cerrada la investigación, estima que procede formular acusación en
contra del parlamentario por crimen o simple delito; y B) Si durante la investigación el
Fiscal quiere solicitar al Juez de garantía la prisión preventiva del parlamentario u otra
medida cautelar en su contra. Se ha interpretado esta última expresión no solamente como
equivalente a otra medida cautelar privativa de libertad como sería, por ejemplo, la
detención, sino que en general cualquiera otra medida cautelar, incluyendo la detención, la
citación a un tribunal, las medidas restrictivas de libertad o de otros derechos
constitucionales que se contemplan en el artículo 155 del Código Procesal Penal e,
incluso, hasta las medidas cautelares reales, que afectan, entre otros, el derecho de
propiedad. Sin embargo, y no obstante el afán garantista del nuevo Código Procesal
Penal, estimamos que las expresiones "otra medida cautelar en su contra", no podría
llegar a cubrir incluso las medidas cautelares reales, puesto que ellas ya escapan en
buena medida a las finalidades bajo las cuales se ha establecido el fuero parlamentario.

Se ha generado un problema respecto de las solicitudes de desafuero en los delitos de


acción privada (básicamente injurias y calumnias) toda vez que, de acuerdo con el art. 416
inciso 3º del CPP en estos casos la querella del afectado se presenta directamente ante el
Tribunal de Alzada correspondiente (Corte de Apelaciones), la cual resuelve acerca de si
ha o no lugar a la formación de causa sin audiencia del parlamentario implicado,
disposición que nuestro Tribunal Constitucional ha estimado inconstitucional en
determinadas aplicaciones que se ha hecho de la misma, toda vez que vulneraría el
derecho de defensa del parlamentario y por ende la garantía de un juzgamiento racional y
justo.

El fuero rige solo en materias penales. Sin embargo, si en un proceso de otra


naturaleza, civil, laboral, de menores, etc., se hace necesario disponer el arresto o
detención o cualquiera otra forma de privación de libertad del parlamentario, también
debería solicitarse el correspondiente desafuero.

El fuero beneficia al parlamentario durante todo su mandato.

Se entiende por Tribunal de Alzada respectivo aquel del lugar donde se cometió el delito
o infracción.
La única excepción a esta norma lo constituye el caso de que el parlamentario sea
sorprendido en delito flagrante, en cuyo caso puede ser privado de libertad sin desafuero
previo, pero para el solo objeto de ser puesto inmediatamente a disposición del Tribunal de
Alzada respectivo, con la información sumaria correspondiente (art. 61 inciso 3º).
De la resolución que se pronuncia sobre el desafuero puede apelarse ante la Corte
Suprema (art. 61 inciso 2º), la cual también conocerá en pleno. Se ha generado una
discusión acerca de si es apelable la resolución que niega lugar al desafuero, y en general
la jurisprudencia se ha afirmado en el sentido de sostener que no es apelable. No
obstante, en jurisprudencia reciente tal criterio ha cambiado y se ha señalado que también
sería apelable la resolución que niega lugar al desafuero. En cuanto al recurso de
casación que pudiera interponer el parlamentario ante la Corte Suprema en contra del
fallo que da lugar al desafuero, la doctrina estima en general que sí sería
procedente.

Desde el momento en que queda firme la resolución que autoriza el desafuero, el


parlamentario imputado queda suspendido de su cargo y sujeto al juez competente (juez
de garantía, normalmente) (art. 61 inciso final). Si en ese proceso es condenado a pena
aflictiva o por delito terrorista, en definitiva, perderá su carácter de parlamentario. Si es
condenado a una pena no aflictiva, la jurisprudencia ha señalado que queda suspendido
de su cargo durante todo el tiempo de su condena (aunque sigue gozando de dieta y las
demás prerrogativas de parlamentario), pero después puede reintegrarse normalmente a
sus funciones. Si es absuelto o sobreseído definitivamente, su suspensión termina y se
reintegra a la Cámara a la cual pertenece. Si, por el contrario, la Corte no da lugar a la
formación de causa, el tribunal de primera instancia debe mandar sobreseer
definitivamente la causa respecto del parlamentario y archivar los antecedentes a menos
que existan otros imputados.
El desafuero no implica perder la calidad de parlamentario, de modo que sigue
recibiendo dieta y, si se le quiere privar de libertad por otro proceso o acusarlo, hay que
volver a pedir el desafuero para esa otra causa.
Un segundo privilegio es la inviolabilidad por sus opiniones y votos o inmunidad
legal. De acuerdo a ella, los parlamentarios son inviolables por las opiniones que
manifiesten y los votos que emitan en el desempeño de sus cargos, en sesiones de
sala o de comisión (art. 61 inciso 1º).
Esta inviolabilidad implica que no se pueden iniciar acciones judiciales en contra de un
parlamentario, por ejemplo, por estimar injuriosas o calumniosas sus expresiones, siempre
y cuando las haya emitido en sesión de sala o de comisión debidamente constituida y se
trate de expresiones que digan relación con su labor de congresista. La jurisprudencia
ha dado a esta inviolabilidad un carácter absoluto, cualesquiera sean las expresiones
que utilice un parlamentario. La única excepción clara y expresa a la inviolabilidad está
constituida, de acuerdo al artículo 60 de la Constitución, por la causal de cesación en el
cargo de parlamentario que consiste en que un diputado o senador "de palabra o por
escrito incite a la alteración del orden público o propicie el cambio del orden jurídico
institucional por medios distintos de los que establece esta Constitución, o que
comprometa gravemente la seguridad o el honor de la nación". En estas situaciones, aun
cuando las expresiones pertinentes las haya formulado en sesiones de Sala o de
comisión, la causal de cesación en el cargo se configura de todas maneras, sin perjuicio de
que será en definitiva el Tribunal Constitucional el que tendrá que establecer si
efectivamente lo manifestado de palabra o por escrito por el parlamentario tiene el mérito
suficiente como para privarlo de su cargo por la referida causal. Podría también alegarse
como otra excepción la teoría de la "desviación de poder o de fin" respecto de aquel
parlamentario que utilizara su inviolabilidad para emitir expresiones descalificatorias
respecto de una persona y que no digan relación con el ejercicio de las labores propias
que la Constitución les ha encomendado a los parlamentarios.

El tercer privilegio es la dieta, que es la renta que reciben los parlamentarios por sus
labores y que según la Constitución equivale a la remuneración de un Ministro de Estado
incluidas todas las asignaciones que a estos correspondan (art. 62). Esta fórmula
tiene sus ventajas. En primer lugar, implica tener un elemento de referencia objetiva, vale
decir, "la remuneración de un ministro de Estado" y, enseguida, deja en manos del
Presidente de la República el aumentarlas, porque son leyes de iniciativa exclusiva de él
las que aumentan las remuneraciones de los trabajadores del sector público, entre los que
están los Ministros.

Debe también señalarse como privilegio parlamentario el hecho de que en ningún caso
los afectarán las medidas de privación de libertad que pueden adoptarse por el Ejecutivo
durante la vigencia de un estado de Excepción Constitucional (art. 44).

V.- JURISPRUDENCIA DEL TC SOBRE EL CONGRESO NACIONAL

Actos de voluntad soberana del legislador: Dentro de la discrecionalidad que confía la


Constitución, los actos de voluntad soberana del legislador deben caracterizarse por
lo razonable e imparcial de sus decisiones. La ley, pues, debe obedecer a determinados
motivos o presupuestos objetivos, pertinentes y razonables, los cuales pueden resultar del
examen no solo del texto mismo de la norma, sino también del contexto en que se produjo,
de los materiales que forman parte de la gestación de la ley, o derivar lógicamente de la
finalidad que se tuvo en cuenta para establecerla
La elaboración de Códigos de la República es una función pública de los órganos
colegisladores que excluye a los privados: En Chile, los "códigos", en el sentido en
que es utilizado el concepto por la Constitución para designar los que tradicionalmente
llamamos Códigos de la República, no son sino ciertas leyes de características
particulares. Su elaboración constituye una función pública, propia de los poderes públicos
y cuyo ejercicio está regulado por la Constitución, por lo que es indiscutible que no puede
ser ejercida autónomamente por otro órgano constitucional, ni menos, obviamente, por
ninguna otra persona o grupo de personas particulares, lo que se manifiesta en los arts. 5º,
7º, 32 Nº 1 y 46 CPR.
Organización y funcionamiento interno de las Cámaras: Cada Cámara tiene la facultad
privativa de dictar sus propias normas reglamentarias para regular su organización y
funcionamiento interno.
Conformación de los distritos electorales (1): El Constituyente entregó al legislador de
la ley orgánica constitucional respectiva la determinación de los distritos electorales.
La Constitución dejó amplia facultad al legislador —inspirado en los principios de
regionalización y desconcentración— para determinar los distritos electorales. Ni siquiera
consideró conveniente fijarle criterios o pautas de modo que el legislador ha tenido libertad
para considerar factores de carácter geográfico, territorial, poblacional, socioeconómicos,
estratégicos, etcétera.
Sistema electoral de Senadores y Diputados (1): La Constitución de 1980, al dejar
por entero entregado al legislador de la ley orgánica constitucional el sistema de
elección de los diputados y senadores, se apartó del criterio que contemplaba el
artículo 25 de la Constitución anterior, que establecía que en dichas elecciones se
empleará un procedimiento que dé por resultado en la práctica una efectiva
proporcionalidad en la representación de las opiniones y de los partidos políticos, criterio
que el Constituyente estimó que conducía a una creciente proliferación de los partidos
políticos, con perjuicio de la estabilidad democrática. Resulta, entonces, que la
Constitución en sus artículos 18, 43 (47) y 45 (49), dejó entregado al legislador de la ley
orgánica constitucional respectiva la determinación del sistema electoral.
Ley Orgánica Constitucional del Congreso Nacional (2): Actualización de escaños de
diputados. Es propio de Ley Orgánica Constitucional sobre Sistema Electoral la normativa
que regula el procedimiento de actualización, por parte del Consejo Directivo del
Servicio Electoral, de la asignación de los escaños de diputados entre los distritos
electorales.
Ley Orgánica Constitucional del Congreso Nacional (3): Elecciones primarias de
Presidente de la República, Parlamentarios y Alcaldes. Es propia de Ley Orgánica
Constitucional del Congreso Nacional la normativa que modifica la regulación de las
elecciones primarias de Presidente de la República, Parlamentarios y Alcaldes.
Requisito de residencia para ser elegido diputado o senador: Se ajusta a la Constitución
modificación a la ley de votaciones populares y escrutinios que dispone que el requisito de
plazo a que se refieren los artículos 44 y 46 de la Constitución no rige para los candidatos
que resulten elegidos en la primera elección de parlamentarios. Lo anterior puesto que no
puede ser aplicable el requisito de un plazo de residencia no inferior a tres años en la
región a que pertenezca el distrito electoral correspondiente, si hasta la fecha no se ha
dictado la ley que determina los distritos electorales. A su vez, no puede exigírsele al
candidato un plazo de residencia no inferior a tres años, contado hacia atrás desde el día
de la elección, si el candidato a parlamentario no pudo tener conocimiento de la fecha de la
elección con tres años de antelación. Una interpretación contraria no solo atentaría contra
el espíritu e intención de la Carta Fundamental, sino contra el propio tenor literal del
artículo 44 de la Constitución, que da por supuesto que el interesado en postular por un
determinado distrito electoral conozca con un plazo de antelación no inferior a tres años —
contado hacia atrás desde el día de la elección— el distrito respectivo y la región a que
este habría de pertenecer.
Postergación de elecciones parlamentarias: No resulta inconstitucional la postergación
de la fecha de la elección de diputados y senadores, pues los plazos de residencia
exigidos para diputados y senadores y los plazos de inhabilidades no serán inferiores a lo
exigido por la Constitución, como sí lo serían si un proyecto anticipara las mismas
elecciones.
Finalidad de las prohibiciones parlamentarias: La institución de las prohibiciones
parlamentarias tiene, en general y de acuerdo a las normas constitucionales respectivas, la
trascendental finalidad de cautelar y asegurar la independencia global de los diputados y
senadores, tanto respecto del Poder Político cuanto de los diferentes grupos de presión,
sean económicos o sociales, y de preservar la respetabilidad y la dignidad del cargo de
parlamentario, para lo cual establece una primera especie, las inhabilidades
parlamentarias, que constituyen un conjunto de prohibiciones de elección y de
ejecución de actos determinados respecto de quienes aspiran a un cargo de diputado o
senador o lo están ejerciendo, inhabilidades que pueden ser absolutas, si consisten en la
falta de alguno de los requisitos que la Constitución señala para ser elegido diputado
(artículo 48) o senador (artículo 50), y relativas, si afectan las candidaturas y el ejercicio
del cargo parlamentario. Estas últimas pueden ser, a su vez, preexistentes (artículo 57), si
impiden ser candidatos a parlamentarios, y sobrevinientes (artículo 60), si determinan la
cesación en el cargo de diputado o senador. Una segunda especie de prohibiciones
parlamentarias son las incompatibilidades (artículo 58), que son aquellas que impiden el
desempeño simultáneo del cargo de parlamentario y el de otra función, y dentro de
dicho género, la que establece incapacidades para que el senador o diputado sea
nombrado para otro cargo.
Sistema de cuotas de género en materia electoral y requisitos para ser diputado: La
regulación de cuotas de género en materia electoral, como mecanismo de acción
afirmativa, no se introduce, y por ende no altera, el ámbito de los requisitos para ser
diputado o senador. Estos siguen siendo los mismos. Sea hombre o mujer, el candidato
debe cumplir los requisitos que los artículos 48 y 50 constitucionales establecen para ser
candidato a diputado o senador, respectivamente.
Ley Orgánica Constitucional del Congreso (1): Circunscripciones Senatoriales. Es propio
de Ley Orgánica Constitucional del Congreso la normativa que introduce modificaciones a
las circunscripciones senatoriales, tales como las que se establecen con la creación de la
XIV Región de Los Ríos y la Provincia del Ranco, así como la que determina que cada
región corresponde a una circunscripción, y el número de senadores a elegir en cada una
de ellas.
Las inhabilidades no son aplicables a senadores y diputados reemplazantes: Las
inhabilidades del artículo 57 no son aplicables a las personas que son designadas por los
partidos políticos para proveer las vacantes de diputado o senador, que eventualmente se
produzcan entre dos elecciones periódicas. Esta afecta únicamente a quienes postulan a
dichos cargos como candidatos a los mencionados procesos electorales populares. El
control de dichos procesos corresponde a los órganos que señala la ley orgánica
constitucional respectiva y al Tribunal Calificador de Elecciones.
Derecho a defensa es aplicable a las acusaciones constitucionales: El derecho a defensa
exige reconocer que quien es sometido a acusación constitucional tiene derecho a defensa
de un abogado tanto ante el Senado como la Cámara.

Atribuciones de los parlamentarios para requerir ante el Tribunal Constitucional: La


Constitución confiere distintas facultades a los parlamentarios, ya sea en el ejercicio de
sus funciones como miembros de las cámaras respectivas, como en lo que respecta a la
posibilidad de impugnar determinadas normas jurídicas por adolecer de vicios de
constitucionalidad. El ejercicio de cada una de esas facultades no implica que precluya
la posibilidad de hacer uso de las demás atribuciones que le confiere expresamente la
Constitución, como es, en la especie, la de manifestar su voluntad para someter a
conocimiento del Tribunal Constitucional un requerimiento de inconstitucionalidad.
Jerarquía de los tratados internacionales sobre derechos humanos: No es posible
sostener que un tratado que verse sobre derechos esenciales que emanan de la
naturaleza humana enmiende la Constitución, en lo que sea contraria a ella, o tenga igual
jerarquía. La interpretación contraria llevaría al absurdo de hacer superfluo todo el
capítulo de reforma constitucional y a los controles previos de constitucionalidad de los
tratados.
Contraste entre normas de rango legal y normas contenidas en tratados internacionales:
Corresponderá a los tribunales, mediante un uso adecuado de los principios de
hermenéutica constitucional y legal, interpretar aparentes contradicciones entre normas
de rango legal y aquellas contenidas en tratados internacionales, armonizando las
disposiciones contrastadas.
Disminución de la competencia nacional: Con la inclusión de la Corte Penal
Internacional, la competencia soberana que es una jurisdicción constituida resultará
necesariamente disminuida por la transferencia a la Corte Penal Internacional de una de
sus atribuciones. No es admisible que un tratado, sin autorización constitucional, reduzca
la competencia soberana, constitucionalmente conformada.
Cláusulas "self executing" y "non self executing": Los tratados, para su aplicación en el
orden interno de un país, pueden contener dos tipos de cláusulas: self executing y non self
executing. Las primeras son las que tienen el contenido y precisión necesarias que las
habilita para ser aplicadas sin otro trámite como fuente del derecho interno. En otros
términos, son autosuficientes, y entran a la legislación nacional cuando el tratado que las
contiene se incorpora al derecho vigente. Las segundas son aquellas que requieren para
su entrada en vigencia de la dictación de leyes, reglamentos o decretos que las
implementen y, en tal evento, las haga aplicables como fuente del derecho interno. En
otras palabras, imponen la obligación al Estado para que, en uso de sus potestades
públicas, sancione la normativa necesaria para que por esa vía se dé vigencia efectiva.
Esta precisión resulta determinante para pronunciarse sobre la inconstitucionalidad de
los preceptos de un tratado, toda vez que aquellas cuyas normas o algunas de ellas
requieran, para tener fuerza interna, de una actividad legislativa o administrativa posterior,
no pueden, por esa razón, entrar en contradicción desde pronto con el ordenamiento
constitucional, ya que no son normas vigentes ni tampoco lo serán cuando el Presidente
ratifique el tratado si es que resulta aprobado por el Congreso y el Ejecutivo decide así
hacerlo. Solo en el evento de que la norma sea autoejecutable, el Tribunal debe
pronunciarse sobre su constitucionalidad .

Supuestos en los que procede el desafuero parlamentario: Debe concluirse, tomando


en cuenta la evolución que ha tenido la institución del fuero parlamentario a través de la
historia constitucional chilena, que, después de la reforma a la Carta Fundamental de
agosto de 2005, son dos los supuestos constitucionales en los que procede el desafuero
de los parlamentarios: a) para ser acusado, expresión que, en el nuevo sistema procesal
penal, equivale al antiguo procesamiento, y b) para ser privado de libertad .

Dieta parlamentaria y remuneración: A lo largo de la Constitución, la idea de


"remuneraciones" está presente en muy distintos asuntos y el legislador tiene libertad para
aprobar regímenes monetariamente distintos para diversos tipos de trabajadores,
públicos o privados. Sin embargo, no puede construir, desde la Constitución, un concepto
de remuneraciones que exorbita el sentido natural del acrecimiento remunerativo por la vía
de las "asignaciones". El sentido finalista y sistemático exige preservar un esquema
normativo unitario y no es conducente a ese objetivo una interpretación extralimitada de
la dieta parlamentaria, incluyendo todo tipo de asignaciones, personales y para el
servicio de su función, bajo el título de la remuneración .

Asignaciones parlamentarias y discrecionalidad financiera: El Congreso Nacional tiene


libertad de configuración para determinar asignaciones parlamentarias como una
remuneración equivalente a la de un Ministro de Estado, en el marco de los artículos 62 y
67 de la Constitución y de todos los principios financieros que rigen su propio Presupuesto
dentro del Sistema de Administración Financiera del Estado. Sin embargo, no todas estas
asignaciones generan una discrecionalidad tal en cada parlamentario que esté exenta
de limitaciones en su uso definidas por las propias leyes. No resulta razonable
entender que la autonomía del parlamentario contendría una discrecionalidad financiera
que alcanzase las asignaciones institucionales, a título de renta, que corresponden a la
ejecución de esa función en su circunscripción senatorial.

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