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DERECHO CONSTITUCIONAL DEL PODER.

Unidad 5

UNIDAD 5: EL PODER LEGISLATIVO

1.- El congreso de la nación. (cap xi ns)


El Congreso de la Nación Argentina es el órgano que ejerce el poder legislativo federal de la
República Argentina. Se encarga de la formación y sanción de las leyes federales. Es un órgano del
poder. Es órgano colegiado, porque se compone de varios individuos (diputados y senadores), y es
órgano complejo porque cada una de sus cámaras tiene naturaleza de órgano.

Estructura e integración:

En el caso argentino, existe una estructura BICAMERAL. La Constitución nacional adopta una
fórmula colegiada y compleja para el Poder Legislativo: "Un Congreso compuesto de dos cámaras,
una de diputados de la Nación y otra de senadores de las provincias y de la Ciudad de Buenos
Aires, será investido del Poder Legislativo de la Nación" (art. 44).

El esquema argentino repite en este punto el modelo estadounidense, que siguió a su vez al "plan
Franklin": un Poder Legislativo donde, por un lado, existe una representación popular (la Cámara
de Diputados) y por el otro una representación territorial (el Senado). El "plan Franklin" intentó así
compatibilizar las necesidades e intereses de Estados o provincias con gran población (que
tendrán mayor gravitación en la Cámara de Diputados) y de Estados o provincias pequeños en
cantidad de habitantes (que tendrán igual representación en el Senado).

El cargo de la presidencia de congreso no figura expresamente en la Constitución nacional. Sin


embargo, algunas veces el vicepresidente de la República ha sido titulado "presidente nato del
Congreso" (así lo hizo Salvador María del Carril, al expedir diplomas militares en favor del
presidente Urquiza).

Unicamarismo y bicamarismo:

La unicameralidad es la práctica de tener una sola cámara. Los países con asambleas unicamerales
suelen ser pequeños y homogéneos y consideran una Cámara alta como innecesaria.

Los unicameralistas señalan que una cámara alta no tiene sentido en una democracia, sino que
simplemente se dedica a duplicar la participación existente en la cámara baja. Argumentan que las
funciones de una cámara alta, tales como revisar un proyecto de ley aprobado, pueden ser
llevadas adelante por parte de comisiones parlamentarias.

En muchas situaciones, estos Estados tuvieron una segunda cámara y luego la abolieron. Esto se
puede deber a que la segunda cámara obstruía el paso de la legislación o porque se probó que no
tenía efecto alguno.

En argentina a nivel provincial, en tanto entes autónomos que son las provincias, no resulta
obligatorio para éstas adoptar el sistema bicameral en la organización de sus poderes legislativos.

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Entre 1820 y 1853, la organización de las legislaturas provinciales fue de tipo unicameral. Con
posterioridad a 1853, la única provincia con sistema bicameral era Buenos Aires (implantado a
partir de 1854). Las demás mantuvieron el régimen unicameral, aunque gradualmente algunas de
ellas terminaron consagrando el sistema bicameral. (ej. Mendoza, Entre Ríos, Salta, San Luis,
Catamarca, Corrientes. )

El bicamarismo: en nuestro derecho constitucional, el bicamarismo no se apoya en una mera


división interna del órgano y del trabajo que la constitución le encomienda al asignarle sus
competencias. La discusión en torno de la bondad y utilidad de la división del congreso en dos
cámaras se aleja de nuestra interpretación para centrarse alrededor de la forma federal de
nuestro estado.

Nuestro congreso es bicameral porque el estado es federal: el bicamarismo federal tiene su


modelo en la constitución de los Estados Unidos, y responde a la teoría de que la cámara de
representantes (diputados) representa al “pueblo”, y la de senadores a los estados miembros o
provincias.

Principio de representación de cada Cámara:

*CÁMARA DE SENADORES: La cámara alta representa (formalmente) a las provincias y a la


Ciudad de Buenos Aires, según el art. 44 de la Const. Nacional. Actúa como órgano de la
representación territorial, hecho frecuente en los Estados federales. Es discutible que el Senado
sea órgano representativo, tanto de las provincias como de la actual Capital Federal. Ésta, en
efecto, no es provincia, y desde el punto de vista de la teoría del Estado federal darle un lugar en
tal Cámara parece anómalo (p.ej., en los Estados Unidos de América; Washington D.C., vale decir,
la ciudad capital, no tiene bancas en el Senado). La solución argentina se explica por razones
históricas y prácticas: la importancia de la ciudad capital de la Nación, situada en 1853 en Buenos
Aires, cuyo peso poblacional, económico y político es superior al de cualquier provincia, salvo la de
Buenos Aires.

¿Representan los senadores, en el plano de la realidad constitucional, a las provincias? La


respuesta es dudosa. Es frecuente que en la práctica prevalezcan en el Senado las lealtades
personales o partidarias antes que las institucionales, de modo que muchos senadores son más
fieles a los intereses y directivas de sus partidos, o a las directivas del presidente de la Nación, que
a los requerimientos específicos de sus provincias.

Para acentuar la dependencia de los senadores nacionales de la provincia que formalmente


representan, algunas constituciones locales (córdoba, art. 110, inc 5°, San Juan, art. 150, inc. 20
etc.) confieren a sus legislaturas competencias para darles instrucciones en temas donde estén
involucrados los intereses provinciales. Tales instrucciones pueden tener interés político, pero
jurídicamente no son exigibles, ni pueden acarrear sanciones normativas en caso de
incumplimiento. Además, puesto que prima en el derecho argentino la tesis del mandato libre y
no la del mandato imperativo, esas prescripciones constitucionales provinciales no tienen base en
el derecho positivo nacional.

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*CÁMARA DE DIPUTADOS: Los "diputados de la Nación" son elegidos "directamente por el pueblo
de las provincias, de la Ciudad de Buenos Aires, y de la Capital en caso de traslado", que a esos
fines se consideran "como distritos electorales de un solo Estado y a simple pluralidad de
sufragios" (art. 45)

Según el programa constitucional cada diputado representa formalmente a toda la Nación, y no a


una parte de ella. En el ámbito de la realidad constitucional, sin embargo, no ocurre
exactamente así. Por ejemplo, al ser elegidos los diputados por distritos (provincias y Capital
Federal), es frecuente que el diputado sea considerado representante de ese distrito concreto (y
así se habla del "señor diputado por Santa Fe", "señor diputado por Córdoba", etcétera). Además,
los vínculos representativos son con el partido que lo postuló y no con el pueblo globalmente
considerado; en parte porque este pueblo en bloque, se halla dividido en fracciones
contrapuestas, y es obvio que un diputado de un partido sea considerado, de hecho,
representante sólo de quienes votaron por dicho partido y no por quienes votaron por otro.

Paralelamente, hasta 1947 las mujeres carecieron de voto, con lo cual esa representatividad global
de los diputados resultaba también una ficción constitucional.

La formación de las Cámaras: elección de Diputados y Senadores. Sistemas electorales:

*ELECCIÓN DE SENADORES: Para justificar su representación provincial (el Senado ha sido


llamado, alguna vez, la "dieta de los embajadores provinciales"), los senadores eran elegidos por
las legislaturas de las provincias "a pluralidad de sufragios", y los de la Capital Federal, "en la forma
prescripta para la elección del presidente de la Nación" (antiguo art. 46, Const. Nacional).

La reforma de 1994 programó dos sistemas diferentes de elección de senadores, en función del
tiempo.

a) PERIODO TRANSITORIO 1994-2001. La cláusula transitoria cuarta de la reforma de 1994


estableció un sistema complejo de elección de senadores durante ese período, que ya
concluyó y donde hubo serias irregularidades, como que el Senado nacional designó
senadores no electos por las legislaturas provinciales, conducta alguna vez convalidada -
lamentablemente- por la Corte Suprema ("Prov. del Chaco", Fallos, 321:3236).
b) DESDE EL AÑO 2001. A partir de entonces son elegidos por el voto popular, en todas las
provincias y la Ciudad de Buenos Aires. Se vota en cada jurisdicción por tres,
correspondiendo dos bancas al partido político que obtenga más cantidad de votos y la
tercera al segundo.

La idea de elegir popularmente a los senadores y de acortar su mandato (que en la Constitución de


1853-1860 era de nueve años), estuvo inspirada en el deseo de afirmar la presencia de la
democracia en nuestro sistema político.

*ELECCIÓN DE DIPUTADOS: En la Argentina se han practicado distintos métodos para integrar la


Cámara de Diputados:

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a) SISTEMA DE "LISTA COMPLETA" (1857-1902; 1905-1911). En términos generales, cada


partido presenta una lista con tantos cargos como vacantes haya para cubrir. La lista que
obtiene la mayor cantidad de sufragios, obtiene todos los cargos en vacancia.
b) SISTEMA DE "LISTA INCOMPLETA" O "VOTO RESTRINGIDO" (1912-1951; 1958-1962). En
cada distrito, la lista que obtiene mayor cantidad de sufragios cubre los dos tercios de los
cargos; la segunda, el tercio restante (se admitían tachas en las listas). Se instrumentó por
la ley "Saenz Peña", 8871.
c) SISTEMA DE "CIRCUNSCRIPCIONES UNINOMINALES" (1902,1904; 1951,1955).
Básicamente -pues tenía ciertas variantes- dividía cada distrito en tantas circunscripciones
como diputados había que elegir. El elector votaba por un solo candidato en cada
circunscripción.
d) SISTEMA DE "REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL" (1957 y A PARTIR DE 1963). Conforme
al régimen del Código Electoral Nacional (ley 19.945, 1.0. según decr. 2135/83, y ley
24.444), se aplica para las elecciones de diputados nacionales.

El votante sufraga solamente por una lista de candidatos oficializada. No se consideran tachas o
sustituciones (arts. 158 y 159). Tampoco se tienen en cuenta, para asignar cargos, las listas que no
lograron un mínimo de 13% del padrón electoral del distrito (art. 160).

Para distribuir los cargos, se procede así: el total de votos alcanzado por cada lista se divide por 1,
2, 3, Y así sucesivamente. Los resultados o cocientes obtenidos, con independencia de la lista
de donde provenga, son ordenados en una nómina final, de mayor a menor en número igual al de
los cargos a cubrir. De haber cocientes iguales, se coloca primero el obtenido por la lista que
obtuvo mayor cantidad de sufragios, y de haber igualdad también en éstos, se realiza un sorteo.
Finalmente, a cada lista le corresponderán tantos cargos como veces sus cocientes figuren en la
nómina final, ya indicada (art. 161).

Ejemplo: supóngase que se celebra una elección para cubrir cinco cargos. Existen 24.000 electores
inscriptos. Concurren cuatro partidos, que obtienen los siguientes resultados: A, 10.000 votos; B,
8.000; C, 4.000; D, 500. Hay 1.500 votos en blanco.

No se computan, para asignar las bancas, ni los votos en blanco ni los del partido D (que no
alcanzó el 3% del padrón electoral).

Los restantes sufragios obtenidos se dividen de uno a cinco, generando los siguientes cocientes:

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Las cinco bancas quedan asignadas de este modo (nómina final conforme al orden decreciente de
cocientes).

Con lo cual el partido A obtiene dos bancas, el partido B, también dos, y el partido C, una.

Número de miembros:

*N° SENADORES: La constitución nacional prevé tres senadores por cada provincia, y tres por la
Ciudad de Buenos Aires (actualmente, pues, son setenta y dos). Si se compara con Diputados (que
contó en 1993 con 257 miembros), el Senado es reducido. Ello impone un ritmo de trabajo
distinto, más reservado y pausado.

El número actual de tres senadores tiene su fundamento, según el convencional Paixao, miembro
coinformante del despacho mayoritario en la Convención Constituyente de 1994, en acentuar
el pluralismo político y la necesidad de dar alguna participación a las minorías locales en el
Senado. De ahí que el actual art. 54 diga que, de los tres, dos corresponden al partido mayoritario
y uno a la primera minoría.

*N° DIPUTADOS: El art 46 de la Const. Nacional dispuso una cantidad de cincuenta diputados para
integrar la Cámara; y el art 47 expresa: "Para la segunda Legislatura deberá realizarse el censo
general, y arreglarse a él el número de diputados; pero este censo sólo podrá renovarse cada diez
años".

La ley 22.847, en su art. 3°, fijó la base representativa de este modo: un diputado por cada
161.000 habitantes o fracción no menor de 80.500. A eso se agregará, por cada distrito, la
cantidad de tres diputados; pero cada distrito no podrá tener menos de cinco.

Esto da lugar a situaciones dispares. Las provincias con escasa población están
sobrerrepresentadas, ya que -según la ley- tienen cinco diputados como mínimo,
independientemente de la cantidad de habitantes que posean. Así, hacia 1987, y como resultado
de aplicar la ley 22.847, la provincia de Buenos Aires enviaba a la Nación un diputado por cada
171.463 Votantes, mientras que la de Santa Cruz elegía uno por cada 31.041 votantes ("La
Nación", 6/9/87). Esa disparidad es inconstitucional, porque importa un trato desigualitario.

Requisitos:

*PARA SER SENADOR: El art. 55 enumera los requisitos para ser elegido senador;

a) tener treinta años de edad;

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b) haber sido seis años "ciudadano de la Nación" (esta clausula rige en particular para los
extranjeros naturalizados);
c) ser natural de la provincia que lo elija, o con dos años de residencia inmediata en ella, y
d) disfrutar de una renta anual de dos mil pesos fuertes o de una entrada equivalente.

La norma -en lo referido a la residencia- se propone aquí evitar a los legisladores alquilones, que
tanto en el Congreso Constituyente de 1852-1853 como en asambleas anteriores "representaban"
a una provincia sin tener prácticamente vinculación con ella.

El monto indicado de dos mil pesos fuertes equivaldría a cerca de tres mil trescientos kilogramos
de oro fino (bidegain), es decir, aproximadamente tres mil dólares mensuales. La clausula tiene un
sentido oligárquico, muy resistido en su momento (se aprobó en el congreso constituyente por
una mayoría muy ajustada), y se la puede considerar derogada por derecho consuetudinario
(desuetudo), además de resultar ilegitima, según una versión actualizada del sistema democrático
(carencia axiológica de norma).

La constitución parece exigir aquellas condiciones en el momento de ser elegido senador, por la
legislatura local. Una interpretación más funcional puede entender que se las debe reunir cuando
el senado aprueba el diploma respectivo, instante en el cual, como vimos, concluye el
procedimiento de designación del senador.

*PARA SER DIPUTADO: el art. 48 demanda para ser diputado estas cualidades:

 Tener veinticinco años de edad;


 cuatro de ciudadanía en ejercicio, y
 ser natural de la provincia que lo elija, o con dos años de residencia en ella.

Remitimos a lo dicho en cuanto a las condiciones para ser senador, aunque aquí son menores.
Respecto del momento en que deben reunirse, el texto constitucional parece indicar que es
cuando -normalmente- deben incorporarse a la Cámara. Sin embargo, en la práctica
constitucional, recuerda bidegam, se han dado situaciones de retraso en la consideración de un
diploma de diputado, a la espera de la edad constitucional (caso Hardoy, 1936-1938); o en cambio,
de rechazo por no contar con ella (caso Pineda, 1919), o de admisión, aun cuando no se tuviese la
edad exigida (caso Joaquín V. González, 1886).

• Apunte clase: los requisitos deben estar al momento de acceder al cargo, no al momento
de la elección como los senadores.

Duración del cargo y Renovación de las Cámaras:

*DURACIÓN DE LOS SENADORES: El art. 56 de la Const. Nacional determina que "los senadores
duran seis años en el ejercicio de su mandato, y son reelegibles indefinidamente; pero el Senado
se renovará a razón de una tercera parte de los distritos electorales cada dos años". El propósito
de la Constitución, al prever distintos períodos para el presidente (cuatro años), diputados (cuatro)
y senadores (seis), con renovaciones escalonadas, fue impedir cambios bruscos en la composición

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política del Congreso y del Poder Ejecutivo, y así, obligar a sus titulares a realizar acuerdos o
transacciones constantes, en procura de un poder moderado Nadie, conforme a este esquema,
podría normalmente disponer de una cuota completa del poder.

*DURACIÓN DE LOS DIPUTADOS: El art. 50 de la Const. Nacional determina que "los diputados
durarán en su representación por cuatro años, y son reelegibles; pero la Sala se renovará por
mitad cada bienio; a cuyo efecto los nombrados para la primera Legislatura, luego que se reúnan,
sortearán los que deban salir en el primer periodo".

Pocos discuten la razonabilidad del período de cuatro años. Lo opinable, eso sí, es la renovación
de la Cámara por mitad, cada dos años. ¿Importa eso un régimen demasiado frecuente de
elecciones? ¿No sería más oportuno programar una renovación total de la Cámara cada cuatro
años? Existen argumentos en pro de una y otra posición. En conclusión, el esquema constitucional
nos atrae, ya que obliga a los elencos en ejercicio del poder a rendir cuentas y revalidar el apoyo
popular en plazos bastante reducidos.

Juramento:

El art. 67 de la Const. Nacional explicita: "Los senadores y diputados prestarán, en el acto de su


incorporación, juramento de desempeñar debidamente el cargo, y de obrar en todo en
conformidad a lo que prescribe esta Constitución".

El juramento importa una afirmación solemne de cumplir determinado deber. Originalmente tuvo
un sentido religioso: poner a Dios como testigo de la promesa que realiza quien jura (la violación
sería castigada por el mismo Dios), y todavía mantiene para los creyentes ese sentido. Los no
creyentes juran por la patria, su honor, etcétera.

Interesa observar que el art. 67 no impone el juramento religioso. El reglamento del Senado prevé
tres fórmulas: "la Patria, por Dios y los Santos Evangelios"; "a la Patria y por Dios" y "a la Patria"
(art. 10), y el de Diputados cuatro (además de las indicadas, un juramento más simple, de
desempeñar fielmente el cargo de legislador, conf. art. 10)

Incompatibilidades:

La constitución prevé cuatro supuestos explícitos de incompatibilidad. Otros se pueden inferir


implícitamente de su texto o provienen del D. constitucional consuetudinario.

a. recibir empleo o comisión del poder ejecutivo sin previo consentimiento de la cámara
respectiva (excepto los empleos de escala): Contemplada en el art. 72 de la CN, se
custodia aquí la autonomía del congreso frente a posibles influencias de la presidencia.
Se trata de una incompatibilidad relativa: los empleos de escala no están comprendidos en
la prohibición, son cargos obtenidos mediante carrera administrativa; es decir,
nombramientos no discrecionales del poder ejecutivo.

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b. Eclesiásticos regulares: Según el art. 73 de la Const. Nacional, son los integrantes de


órdenes religiosas que pronuncian el voto de obediencia a, sus superiores. No están
comprendidos los sacerdotes del clero diocesano o secular.
c. Gobernadores de provincia: “por la de su mando”, también dice el art. 73. Sin embargo, el
derecho constitucional consuetudinario y la doctrina especializada han extendido esta
incompatibilidad a todos los casos (por ende, un gobernador no puede ser legislador por
ninguna provincia), en resguardo de la independencia parlamentaria del legislador
nacional.
d. Ministros: También fundada en el principio de división de los poderes, esta regla proviene
del art. 105 de la Const. Nacional: "No pueden ser senadores ni diputados, sin hacer
dimisión de sus empleos de ministros".
En el derecho consuetudinario constitucional, el art. 105 ha tenido dos interpretaciones.
Por un lado, ha sido claro que un ministro, si es electo diputado o senador, debe renunciar
a ese cargo para asumir su banca parlamentaria. Pero si se trata de un legislador
designado ministro, las experiencias han sido contradictorias. La ley 60 de la
confederación argentina consideró que también debía renunciar. Sin embargo, han
existido autorizaciones (p.ej., en 1854, a los senadores Zuvira y Galan; más recientemente,
al diputado Pugliese, durante la presidencia de Alfonsín).

2.- Períodos de sesiones.


Simultaneidad: El art. 65 de la Const. Nacional estatuye que "ambas cámaras empiezan y
concluyen sus sesiones simultáneamente. Ninguna de ellas, mientras se hallen reunidas podrá
suspender sus sesiones más de tres días, sin el consentimiento de la otra".

Está regla tiende a afianzar la funcionalidad del sistema bicameral: las cámaras son autónomas e
iguales entre sí, pero forman parte de un solo órgano legislativo. Bueno es, entonces, que operen
al mismo tiempo, y no en períodos distintos.

Quórum:

Esta palabra quiere decir "de los que” o “de los cuales” y refiere al número de individuos
necesarios para que un cuerpo deliberante tome ciertos acuerdos. Con referencia al derecho
parlamentario, tiene tres acepciones.

a) para iniciar una sesión. Según el art. 64 de la Const. Nacional, es normalmente "la mayoría
absoluta" de los miembros de cada Cámara. En la práctica, en el Senado, esa mayoría
absoluta se computa sobre los integrantes totales del cuerpo (art. 16, regl. del Senado).
Habría que descontar a quienes se encuentran en uso de licencia; o han renunciado o han
sido destituidos y todavía no se ha cubierto la vacante, pero no ocurre así en la
experiencia local.

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Por su parte, Bidart Campos juzga que la "mayoría absoluta" de una Cámara es "más de la
mitad" (p.ej., sobre 101 sería 51) y no "la mitad más uno" (que también sobre 101 sería 52,
ya que la mitad de 101 no puede físicamente ser 51 legisladores y medio). El reglamento
de la Cámara de Diputados, en cambio, dispone (art. 15) que el quórum se forma con "la
presencia de la mayoría absoluta de sus miembros, entendiéndose como tal cuando los
miembros presentes superen a los miembros ausentes".
b) para sesionar: después de comenzada la reunión, la praxis local admite que el número
inicial del quórum se quiebre y pueda proseguir la deliberación con menos congresales.
c) para resolver: según el derecho local, vuelve a exigirse en ese momento el quórum para
iniciar la sesión. Si no se obtiene, ésta no dará comienzo, y no se votará.
En ciertos casos, el quórum se ha bastardeado al ocupar empleados del Congreso o
personas ajenas a la Cámara el sitial de algunos legisladores y luego votar (Verbitsky). Tal
vez el caso más célebre fue en 1992, llamado vulgarmente caso del "diputrucho",
cuando una persona de apellido Kenan ocupó una banca en la sesión de la Cámara de
Diputados donde se había aprobado, con quórum aparentemente estricto, un proyecto de
ley de privatización de Gas del Estado. La Cámara, el 2 de abril de ese año, resolvió "dejar
sin efecto la votación realizada en la sesión del día 26 de marzo", y "condenar
enérgicamente el hecho de que un sujeto ajeno a este cuerpo se hubiese sentado en una
banca" ("Diario de Sesiones", 1992, p. 6531 y 6535).

Mayoría para las votaciones:

Ocasionalmente la Constitución nacional demanda una mayoría especial para decidir en ciertos
temas. Cabe preguntarse si esto incide en el quórum del caso, y viceversa. Veamos seguidamente
aquellos supuestos constitucionales:

a) DOS TERCIOS DE VOTOS. Son necesarios:


1) para declarar la necesidad de reformarla (art. 30, Const. Nacional); hemos visto que la
doctrina discute si esa mayoría calificada debe computarse sobre los miembros presente,
o sobre el total de miembros de la Cámara;
2) para que la Cámara de Diputados acuse, y el Senado condene, en el juicio político (en
ambos casos, arts. 53 y 59, la Constitución habla de "miembros presentes");
3) para corregir una Cámara a cualquiera de sus miembros, removerlo o excluirlo (art. 66,
Const nacional); aquí no se dice si se trata de miembros presentes o del total de la sala; el
punto es discutido, aunque nos inclinamos por la primera alternativa, en tren de
flexibilizar el funcionamiento del Congreso;
4) para que la Cámara de origen de un proyecto de ley insista en su redacción primitiva
"con el voto de las dos terceras partes de los presentes", si aquel proyecto sufrió adiciones
o correcciones -con dos tercios-por la Cámara revisora, cuando lo recibió de la sala de
origen (art. 81, Const. Nacional);

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5) para que la Cámara revisora pueda introducir modificaciones al proyecto inicial de la


Cámara de origen de tal modo que, para superar esas enmiendas, la sala de origen tenga
que reunir los dos tercios mencionados en el punto 4 (art. 81, Const. Nacional);
6) para que el Senado dé acuerdo a la designación de un juez de la Corte Suprema se
requieren los dos tercios de sus miembros presentes, en sesión pública convocada al
efecto (art. 99, inc. 4, Const. Nacional);
7) los dos tercios de la totalidad de los miembros de cada Cámara son requeridos para
denunciar alguno de los tratados sobre derechos humanos declarados con rango
constitucional según el art 75, inc. 22, de la Const. Nacional, o para darle a otros de esa
índole tal jerarquía en el futuro;
8) para que una sala prive de sus fueros a uno de sus miembros, a fin de proceder a su
juzgamiento judicial (según el art 70, Const. Nacional: "dos tercios de votos"), y
9) para que cada sala supere el veto del presidente a un proyecto de ley sancionado por el
Congreso (según el art. 83, Const. Nacional: "mayoría de dos tercios de votos").
b) MAYORIA ABSOLUTA (MITAD MÁS UNO). Se exige:
1) a cada sala para decidir las renuncias de sus miembros. (según el art. 66, Const.
Nacional: "mayoría de uno sobre la mitad de los presentes");
2) para que la Cámara revisora de un proyecto de ley, pueda enmendar el proyecto que le
remite la Cámara de origen (mayoría absoluta de los presentes: art. 81; Const. Nacional);
3) para que la Cámara de origen insista en su texto primitivo, si la revisora lo corrigió
solamente con el voto de la mayoría absoluta de sus miembros presentes (art. 81, Const
nacional);
4) para que cada Cámara apruebe proyectos de ley que modifiquen el régimen electoral y
de partidos (en tal caso, se requiere la mayoría absoluta del total de los miembros de cada
sala: art. 77, párr. 2°, Const. Nacional, según ley 24.430);
5) también, con mayoría absoluta del total de los miembros de cada sala, para sancionar la
ley especial que regule el Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento (arts.
114 y 115, Const. Nacional);
6) la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara es igualmente
exigida para dictar la ley reglamentaria de la consulta popular (art.. 40, Const. Nacional),
de la iniciativa popular de leyes (art. 39, Const. Nacional), del trámite de los decretos de
necesidad y urgencia (art. 99, inc. 3, Const. Nacional), la que organice la Auditoría General
de la Nación (art. 85, Const.. nacional) y la ley convenio en materia de coparticipación de
tributos directos, acordada entre la Nación, las provincias y la Ciudad de Buenos Aires (art.
75, inc. 2, Const. Nacional), así como la ley de asignaciones específicas de recursos
coparticipables (art. 75, inc. 3, Const. Nacional);
7) para que una Cámara, luego de aprobar un proyecto de ley en general, pueda delegar
en sus comisiones la aprobación en particular del proyecto, todo ello con el voto de la
mayoría absoluta del total de los miembros de esa Cámara (art. 79, Const. Nacional);
8) similar mayoría absoluta del total de los miembros de cada Cámara se exige para la
aprobación de tratados de integración con países latinoamericanos que deleguen

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competencias y jurisdicción a organismos supranacionales (si se trata de otros Estados, tal


mayoría es requerida primero para declarar la conveniencia de la aprobación del tratado,
y después para su aprobación definitiva, a partir de ciento veinte día más adelante -art. 75,
inc. 24-, la mayoría absoluta se demanda también para la denuncia de tales tratados), y
9) la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de una Cámara es requerida para
interpelar al jefe de Gabinete de Ministros y la misma mayoría de las dos salas para
removerlo (art. 101).
En resumen, el quórum para deliberar es un concepto distinto de la mayoría para decidir.

Tipos de sesiones:

Existen distintos modos de actuar por parte del Congreso. La forma más común es por medio de
sesiones, que son de diversas clases.

a) PREPARATORIAS. Están previstas por los reglamentos de las cámaras, según vimos (art. 1°
y ss., regl. Cámara de Diputados; art. 1° y ss., regl. Senado).
Son sesiones anteriores al período ordinario. Curiosamente, no han planteado dudas sobre
su constitucionalidad, y forman parte del derecho consuetudinario vigente, pese a que, de
hecho, son sesiones extraordinarias no convocadas por el presidente.
El objeto de estas sesiones previas es incorporar a los legisladores electos y elegir las
autoridades de cada Cámara. También se fijan allí los días y horas normales de
sesión (arts. 1° y 30, regl. Cámara de Diputados, y art. 1°, regl. Senado).
b) ORDINARIAS. Así llamadas por el art. 63 de la Const. Nacional, son las que se deben
realizar "todos los años desde el 1° de marzo hasta el 30 de noviembre".
En ciertos casos, y ante el vencimiento del período parlamentario, se han aprobado en las
últimas sesiones una cantidad alarmante de leyes, y hasta se corrigieron los relojes de las
cámaras para poder aprobarlas, antes de que aquéllos marcasen la hora final de actividad.
El art 99, inc. 8, de la Const. Nacional determina que la apertura anual de las sesiones del
Congreso las hace el presidente de la República, "reunidas al efecto ambas cámaras,
dando cuenta en esta ocasión del estado de la Nación, de las reformas prometidas por la
Constitución, y recomendando a su consideración las medidas que juzgue necesarias y
convenientes".
Durante las sesiones ordinarias, la agenda de trabajo del congreso es amplia, y no existen
asuntos de su competencia que no pueda válidamente considerar.
c) EXTRAORDINARIAS: el art. 63 de la Const. Nacional añade, después de mencionar a las
sesiones ordinarias de las cámaras, que éstas “pueden también ser convocadas
extraordinariamente por el presidente de la nación o prorrogadas sus sesiones”. El art. 99,
inc. 9, prescribe que el presidente “prorroga las sesiones ordinarias del congreso, o lo
convoca a sesiones extraordinarias, cuando un grave interés de orden o de progreso lo
requiera”.

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Unidad 5

Interesa apuntar que, por derecho consuetudinario, el Congreso ha aceptado que en las
sesiones extraordinarias se traten únicamente los temas para los cuales fue convocado por
el Poder Ejecutivo.
En diferentes ocasiones, y encontrándose en sesiones extraordinarias, el congreso ha
sostenido que puede adoptar decisiones no legislativas; así, la cámara de diputados
designó una comisión investigadora en 1912 y 1921; sancionó a uno de sus miembros por
injuria al presidente de la nación en 1949; interpeló a un ministro, aunque éste no haya
concurrido alegando falta de competencias de la sala para hacerlo (bidegain).
d) DE PRORROGA: están aludidas, al igual que las extraordinarias, por los arts. 63 y 99 inc. 9
de la CN. El primero, relativo al congreso, puntualiza que pueden también ser prorrogadas
sus sesiones. El segundo indica que, entre las facultades presidenciales, está la de
prorrogar las sesiones ordinarias del congreso.
En cuanto a la índole de materias que está facultado para tratar el Congreso durante el
período de prórroga (cuya duración puede fijar o no el presidente de la Nación, aunque en
la práctica es usual que lo delimite), la praxis ha señalado que el Congreso está
habilitado plenamente para ejercer cualquiera de sus competencias constitucionales.

3.- Garantías de independencia:


1) Reglamento: (pag 311 N.S cap 12,13).

El art. 66 de la Const. Nacional determina que cada Cámara hará su reglamento y, desde luego, es
un documento muy significativo en cuanto regula la actuación de las salas del Congreso.

El reglamento vigente de la Cámara de Diputados principia por las sesiones preparatorias, dedica
el cap. II a los diputados, el III a las sesiones en general, y el IV al presidente, Sucesivos
capítulos tratan de los secretarios, taquígrafos, bloques, comisión de labor parlamentaria,
comisiones de asesoramiento, presentación de proyectos, su tramitación, las mociones, el orden
de la palabra, la discusión en Cámara, en comisión, en sesión en general y en particular, el orden
de las sesiones, las interrupciones y llamamientos a la cuestión y al orden, las votaciones, los
informes y asistencia de ministros y secretarios de Estado, empleados y policía de la casa,
observancia y reforma del reglamento, Tiene doscientos veintinueve artículos, y las dudas sobre su
interpretación las decide la Cámara por votación (art. 228).

El actual reglamento del Senado, texto aprobado en 2002, con modificaciones posteriores, tiene
un contenido relativamente similar, y cuenta con doscientos veintinueve artículos, se
complementa con el reglamento para el juicio político.

Facultades de información: la interpelación a los Ministros y la investigación legislativa:

El art. 71 de la Const. Nacional señala: “cada una de las cámaras puede hacer venir a su sala a los
ministros del poder ejecutivo para recibir las explicaciones e informes que estime convenientes”.

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DERECHO CONSTITUCIONAL DEL PODER.
Unidad 5

En nuestra jerga parlamentaria eso se llama interpelación, aunque en rigor de verdad esa
denominación resulta impropia. Las interpelaciones, típicas de los sistemas parlamentaristas,
significan también un requerimiento de informes a los miembros del gabinete, pero tienen como
objeto eventual, después de oídos los ministros, formular votos de confianza o de censura que
importan, la continuidad o la conclusión de los ministros. Al contrario, en la Argentina, esas
votaciones, aprobaciones o rechazos, aunque se den, carecen de eficacia jurídica. Habitualmente
no se realizan, concluyendo la reunión con el informe del ministro citado.

Las interpelaciones del art. 71 de la Const. Nacional están reguladas por los reglamentos de las
cámaras.

Si un ministro se niega a concurrir pese a ser debidamente citado, o elude con subterfugios la
convocatoria, el Congreso no puede traerlo manu militari, por estar amparado en su libertad física,
al ser sólo enjuiciable mediante el juicio político (tal es la interpretación dada a los arts. 53 y 60,
Const. Nacional). Desde luego, el Congreso podría removerlo por este trámite, pero ello nunca ha
ocurrido en la práctica argentina.

La reforma de 1994 previó una interpelación específica para el jefe de Gabinete de Ministros, "a
los efectos del tratamiento de una moción de censura". Para convocarlo a esos fines, se requiere
el voto de la mayoría absoluta de los miembros de cualquiera de las salas del Congreso (art. 101,
Const. Nacional). También contempló la reforma la concurrencia mensual de dicho jefe de
Gabinete de Ministros al Congreso "para informar sobre la marcha del gobierno".

La investigación legislativa:

En el derecho Consuetudinario constitucional ha sido frecuente la creación de comisiones


investigadoras en cada Cámara, o en su caso, bicamerales. Estas comisiones especiales son
posibilitadas por los reglamentos de ambos cuerpos (arts. 85 y 87, regl. Senado; arts. 104 y 106,
regl. Cámara de Diputados), que establecen sus competencias y facultades.

Estas comisiones no debieran tener por meta aclarar delitos, porque esa es tarea del Poder
Judicial. Su misión específica debe ceñirse a las tareas legisferantes, de Control, jurisdiccionales y
electivas propias del Congreso, según la Constitución nacional.

En el ámbito judicial se las ha juzgado implícitamente aceptadas por el art. 75, inc. 32, de la Const.
Nacional, con amplios poderes de información y para compeler a fin de obtener los datos
requeridos (CNContAdmFed, 2211/76, "Cruzada de la Solidaridad", ED, 66-335).

Estas comisiones suscitan dos problemas constitucionales importantes.

A. INVASIÓN DE OTROS PODERES: ¿en qué medida puede una comisión del congreso revisar
la actuación del poder ejecutivo o del judicial? En 1975, la presidenta de la nación
manifestó a la cámara de diputados que no admitía una investigación sobre el manejo de
fondos del ministerio de bienestar social y de la cruzada de solidaridad (bidegain).

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Unidad 5

Al negarse un poder del estado a aceptar la operatividad de una comisión parlamentaria,


se produce un caso de conflicto de poderes que deberá ser resuelto por la corte suprema
(art. 24, inc 7°, decr. Ley 1285/58).
B. DERECHOS DE PARTICULARES: las comisiones investigadoras del congreso han contado
con competencias otorgadas por las cámaras, que han incluido la incautación de
documentación, allanamiento de domicilios, clausura de locales, etcétera. Esto ha
provocado una discusión sobre la constitucionalidad de tales facultades.
El art. 18 CN determina: "El domicilio es inviolable, como también la correspondencia
epistolar y los papeles privados; y una ley determinará en qué casos y con qué
justificativos podrá procederse, a su allanamiento y ocupación". Sin ley por ende, una
comisión investigadora no puede allanar domicilios e incautarse de documentación (en tal
sentido, ver CNCrimCorrFed Sala n, "F. C. H.", ED, 111-329), para lo cual Se debe
requerir necesariamente una orden judicial (Bidegain, Bidart Campos, Badeni).
En cambio, la justicia ha reconocido facultades a estas comisiones para citar
compulsivamente a declarar a testigos (CNCrim CorrFed, "Fernández Suárez", LL, 94-614, e
ídem, "Mendola", LL, 95-488).

Juicio de las elecciones, derechos y títulos de sus miembros:

Las cámaras, como jueces de las "elecciones, derechos y títulos" de sus miembros, se regulan por
el art 64 de la Const. Nacional, al determinar que "cada cámara es juez de las elecciones, derechos
y títulos de sus miembros en cuanto a su validez". Esta regla suscita varias interpretaciones.

a) Una, literal, atendiendo la amplitud de las palabras elecciones, derechos y títulos, parece
dejar en poder de cada sala del Congreso, competencias exclusivas y totales para apreciar
la corrección del trámite de designación de un diputado o senador.
b) Otra interpretación señala distintos momentos en el trámite de elección de un legislador,
teniendo en cuenta, de modo especial que la legislación complementaria a la Constitución
ha creado juntas electorales, jueces electorales y una Cámara Nacional Electoral, con
competencias específicas. Así (Vanossi, Bidart Campos), habría una primera etapa,
referente al escrutinio y validez del cómputo de votos del cuerpo electoral (en la elección
de diputados), esto es, lo "contencioso-electoral", propia de aquellos órganos; y una
segunda etapa, en la Cámara del Congreso, donde se examinaría si el candidato tiene las
condiciones constitucionales y se realizaría una evaluación global del proceso electivo.

Poder disciplinario:

Las cámaras disponen de poder disciplinario para corregir, remover y expulsar a sus miembros. El
art. 66 dispone que cada cámara podrá, con dos tercios de votos, corregir a cualquiera de sus
miembros por desorden de conducta en el ejercicio de sus funciones, o removerlo por inhabilidad
física o moral sobreviniente a su incorporación, o hasta excluirle de su seno.

También los reglamentos internos de cada Cámara reprimen los desórdenes que terceros
provoquen en el recinto, incluso, dando competencias al presidente del cuerpo para desalojar a la

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DERECHO CONSTITUCIONAL DEL PODER.
Unidad 5

barra haciendo uso de la fuerza pública (art. 220, regl. del Senado, y art. 220, regl. Cámara de
Diputados). El art, 216 del regl. del Senado le habilita a la Cámara a imponer arresto de hasta
setenta y dos horas a quien "obstaculizara o impidiera a los miembros de la cámara el ejercicio de
su actividad parlamentaria" .

Dos problemas, sin embargo, preocupan mayormente a la doctrina

A) CASTIGO PARLAMENTARIO DE CONDUCTAS PENALIZADAS LEGALMENTE. Si un hecho


ofensivo para el Congreso importa un delito, y debe ser discernido por la judicatura, ¿es
factible que al mismo tiempo la sala afectada pueda reprimirlo disciplinariamente? En el
derecho estadounidense la respuesta es positiva (bidegain).
Tratándose de dos ámbitos distintos – el disciplinario y el penal- cabe dar respuesta
afirmativa al interrogante que tratamos siempre que la medida de la cámara del congreso
sea fundada y bajo control judicial (v. gr., por el hábeas corupus )
A su vez, en Peláez (ED, 166-91), la Corte Suprema, con buena doctrina, reputó justiciable
el arresto dispuesto por el senado a un particular que llamó traidores – en dos solicitadas
publicadas por la prensa- a dos miembros de la cámara alta. Sobre el fondo del asunto,
entendió que los eventuales poderes implícitos de la sala para detener solamente serían
viables cuando mediare por el ofensor entorpecimiento u obstrucción a la actuación de
una cámara, cosa que no ocurría en este caso, sin perjuicio de las competencias judiciales
para averiguar la comisión de un delito.
B) CASTIGO PARLAMENTARIO DE CONDUCTAS NO PENALIZADAS LEGALMENTE: esta
facultad es negada por una calificada doctrina (bidart campos) al entender que sin ley no
es posible aplicar sanciones de tipo correctivo. Sin embargo, en “lino de la torre” (fallos,
19:231), la corte suprema pensó que había una facultad implícita en cada cuerpo
legislativo para mantener su propia autoridad respecto de ofensas contra él, no
contempladas por la ley penal.

Fijación de la retribución de los legisladores:

El art. 74 dispone: "Los servicios de los senadores y diputados son remunerados por el Tesoro de la
Nación, con una dotación que señalará la ley".

El propósito de esta norma es garantizar adecuadamente los ingresos de los legisladores (en la
historia del derecho parlamentario, esto tuvo inicialmente por objeto atender las necesidades de
diputados provenientes de clases medias y bajas). Tales remuneraciones se llaman dietas en la
jerga parlamentaria.

En el último lustro del siglo XX, los ingresos de los parlamentarios argentinos ascendían a $ 10.600
mensuales (por dietas, $ 2.000; gastos de representación, $ 4.400; pasajes, en boletos o en
efectivo, $ 3.000; viáticos, para los senadores, en concepto de combustibles, y para los diputados,
en concepto de "desarraigo", $ 1.200), sometidos a descuentos y aportes legales. En agosto de
1996 el haber neto promedio era de $ 9.200 (“La Nación", del 16/8/96)

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Unidad 5

2) Inmunidades a favor de los miembros: exención de arresto, inmunidad de opinión:

INMUNIDAD DE ARRESTO: El art. 69 de la Const nacional determina: "Ningún senador o diputado,


desde el día de su elección hasta el de su cese, puede ser arrestado; excepto el caso de ser
sorprendido in fraganti en la ejecución de algún crimen que merezca pena de muerte, infamante, u
otra aflictiva; de lo que se dará cuenta a la Cámara respectiva con la información sumaria del
hecho".

La Constitución establece una regla y una excepción.

En principio, ningún legislador puede ser arrestado. Ha dicho la Corte Suprema que la Constitución
impide, pues, actos de coerción personal, esto es, medidas que violen la libertad ambulatoria del
diputado o senador ("Cuervo", Fallos, 308:2091).

Según el alto tribunal, desde el caso "Alem", la exención de arresto del legislador rige aun durante
el estado de sitio (Fallos, 54:434). Esto es así porque, al contrario, el Poder Ejecutivo podría, en la
situación de emergencia, afectar la independencia del Congreso mediante la detención de los
legisladores.

La inmunidad dura hasta el cese del cargo parlamentario, por renuncia aceptada, destitución,
conclusión del período, etcétera. Si un juez dispone un arresto (o medida equivalente) durante el
mandato del legislador, pero la medida recién se va a efectivizar una vez concluido aquél, tal
orden es válida, ha dicho la Corte Suprema ("Cuervo", Fallos, 308:2091).

Excepciones: La inmunidad de arresto del legislador es relativa, ya que no rige cuando es


sorprendido in fraganti en la comisión de algún crimen que merezca pena de muerte, infamante
o aflictiva.

La norma constitucional provoca ciertas dificultades. En primer término, cabe dirimir si sólo trata
el caso de in fraganti, en sentido estricto (o sea, cuando el legislador es aprehendido en el
momento de cometer el delito), o también de cuasi in fraganti (inmediatamente después de
perpetrar el acto ilícito; p.ej., cuando huye, o cuando existen evidencias que hacen presumir que
termina de consumarlo). Como se trata de una excepción a una regla, cabe concluir que sólo es
factible arrestar tomando el concepto de in fraganti en sentido estricto.

INMUNIDAD DE OPINIÓN: El art. 68 de la Const. Nacional prescribe: "Ninguno de los miembros del
Congreso puede ser acusado, interrogado judicialmente, ni molestado por las opiniones o discursos
que emita desempeñando su mandato de legislador".

Esta regla tutela al legislador durante toda su vida, esto es, aun habiendo concluido su mandato.
Despierta varios interrogantes.

A) Como pauta general para interpretar el art. 68, la Corte Suprema ha dicho que ella
establece, en razón de la independencia funcional de las cámaras, una irresponsabilidad

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DERECHO CONSTITUCIONAL DEL PODER.
Unidad 5

penal, de tipo absoluto, que no cabe atenuar mediante el reconocimiento de excepciones


no previstas en el mismo artículo ("Martínez Casas", Fallo;, 248:462).
B) La protección contemplada por el mentado art. 68, no es geográfica, sino institucional.
Dicho de otro modo, no sólo ampara al legislador por lo que diga en el recinto legislativo,
sino en cualquier otro lugar, pero en tanto y en cuanto esté actuando funcionalmente.
En "Rivas" (Fallos, 328:1893), la Corte volvió a insistir en el carácter amplio de la cobertura
que brinda a los legisladores el art. 68 de la Const nacional, entendiendo que las críticas
que formulara uno de ellos en un reportaje radial, pero fuera del recinto parlamentario,
de todos modos, guardaban conexión con su función parlamentaria, y que acreditada en el
caso esta circunstancia, merecían ser protegidas por aquel precepto.
C) La tutela del art. 68 no obsta a que las cámaras, en razón del art. 66 de la Const. Nacional.
puedan (y deban) "corregir a cualquiera de sus miembros por desorden de conducta en el
ejercicio de sus funciones, o removerlo por inhabilidad física o moral".
Sin embargo, es doctrina de la Corte Suprema que, aun destituido el legislador por la
cámara en razón de la impropiedad de sus manifestaciones, no es factible el
enjuiciamiento penal por lo dicho ("Martínez Casas", Fallos, 248:462).
Aparte de todo lo dicho, cabe observar que el art. 11 del Pacto de San José de Costa Rica
explicita que "toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de
su dignidad"; y más tarde reconoce al afectado en "su honra y reputación" la protección
de la ley. Cabe preguntarse si en estas hipótesis no existe una tutela supranacional en
favor del particular perjudicado por las opiniones y discursos de un legislador, a pesar de
lo indicado por el art. 68 de la Const. Nacional.
Sin embargo, los operadores de la Constitución persisten en darle al art. 68 un sentido
absoluto de indemnidad para los legisladores. El art. 5° de la ley 25.320 determina, por
ejemplo, que cualquier solicitud de desafuero fundada en los hechos descriptos por el art.
68 de la Const. nacianal será rechazada in limine por la Cámara respectiva, y la Corte
Suprema reputó la prerrogativa de referencia como amplia y absoluta, porque era
preferible tolerar algún exceso de un legislador antes de que resulte presionada o
entorpecida la actividad del Poder Legislativo ("Cossio", Fallos, 327:138).

Procedimiento en caso de proceso penal. Legislación y jurisprudencia:

3) La disolución del Congreso. La suplencia del Congreso por el Ejecutivo de Facto.

Las rupturas de la continuidad constitucional en el siglo XX comenzaron en 1930 (dictadura de José


Félix Uriburu), y se repitieron en 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976. El esquema más simple de la
época de facto iniciada en cada una de esas fechas hace ver que:

a) el presidente de facto ha reemplazado lisa y llanamente al presidente de iure con iguales


competencias;
b) las cámaras del congreso han sido disueltas produciéndose el impedimento funcional del
congreso;

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Unidad 5

c) el presidente de facto ha asumido las competencias del congreso; (Se inaugura así el
régimen de la legislación por el poder ejecutivo mediante los "decretos-leyes", con lo que
caduca el viejo principio de la división de poderes y funciones.)
d) sobre la validez en el ejercicio de las mismas, la jurisprudencia de la Corte ha sido variable.

Doctrina de Facto. Jurisprudencia:

La doctrina de los gobiernos de facto es una doctrina de origen jurisprudencial elaborada por
la Corte Suprema de Justicia de la Nación de Argentina para convalidar los actos normativos de las
dictaduras militares que se instalaron en el país durante el siglo XX y de ese modo legitimarlas.

La Corte Suprema tuvo oportunidad de referirse a la asunción de poderes nacionales por parte de
Bartolomé Mitre, entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires. El tribunal admitió tal
situación, sobre la base del "derecho de la revolución triunfante y asentida por los pueblos",
además de los graves deberes que la victoria le imponía, luego de la batalla de Pavón ("Martínez",
Fallas, 2:142).

Posteriormente, el 10 de septiembre de 1930, a raíz del golpe encabezado por el teniente general
José F. Uriburu, la Corte pronunció una acordada ("Acord. s/reconocimiento del Gobierno
provisional de la Nación", Fallos, 158:290), donde acusaba recibo de una nota del Gobierno
provisional notificándole tal hecho. La Corte manifestó que dicho Gobierno se encontraba en
posesión de las fuerzas militares y policiales necesarias para asegurar la paz y el orden de la
Nación, y que declaraba mantener la supremacía de la Constitución y de las leyes; por lo tanto, le
era aplicable la doctrina de los gobiernos de facto, "respecto a la posibilidad de realizar
válidamente los actos necesarios para el cumplimiento de los fines perseguidos por él".

En 1943, en ocasión de otro gobierno de facto, la Corte Suprema repitió los conceptos de la
acordada de 1930 (Fallos, 196:5).

Con posterioridad no hubo acordadas similares, aunque la Corte ha reconocido gobiernos de facto
al referirse a sus atribuciones, juicio distinto al de su legitimidad o ilegitimidad.

4.- Organos vinculados:


Auditoría General de la nación (artículo 85). Integración y funciones:

La reforma de 1994 dio jerarquía constitucional a la Auditoría General de la Nación, órgano que ya
había sido creado por ley 24.156.

El nuevo art. 85 de la Const. Nacional la define como un "organismo de asistencia técnica del
Congreso, con autonomía funcional". Según el miembro coinformante del despacho mayoritario,
Paixao, respondió a la necesidad de que el Parlamento realizara el control de legalidad y de
gestión de cualquier sector de la Administración pública, dado "el carácter universal de su acción...

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DERECHO CONSTITUCIONAL DEL PODER.
Unidad 5

[ya que] no hay ningún sector de la Administración que sea un área reservada en la cual el ojo, el
oído y la lectura del Congreso no puedan entrar".

Se planificó así como un cuerpo técnico-político específico, con roles de inspección y control, y
como órgano del Congreso ("Diario de Sesiones", p. 2222 Y 2223, Obra de la Convención Nacional
Constituyente 1994, t. V, p. 4889 Y 4890). De ahí que no se configure como órgano extrapoder.

La integración y funcionamiento de la Auditoría General de la Nación deben fijarse por una ley
reglamentaria, aprobada con la mayoría absoluta de los integrantes de cada sala del Congreso. El
presidente de la Auditoría es designado a propuesta del partido político de oposición con mayor
número de legisladores en el Congreso (art. 85, Const. Nacional).

La ley 24.156 estableció que la Auditoría se integraba con siete miembros, tres nombrados por el
Senado, tres por Diputados y el séptimo por resolución conjunta de los presidentes de las dos
cámaras (arts. 122 y 123). Su estructura orgánica y reglas básicas de actuación se establecen por la
Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de Cuentas, y por las comisiones de presupuesto y
hacienda de cada cámara del Congreso (art. 116). Sobre las funciones de la Auditoría General de la
Nación, nos remitimos al 624 ya que importan, básicamente, la fiscalización -en ciertas áreas- del
comportamiento del Poder Ejecutivo.

Defensoría del Pueblo (artículo 86). Integración y funciones.

La Convención sancionó el nuevo art. 86 de la Const. Nacional, que regula el instituto del
"defensor del pueblo", complementado por las leyes 24.284 y 24.379.

Éste "es un órgano independiente instituido en el ámbito del Congreso", y según el miembro
coinformante del despacho mayoritario, Masnatta, tuvo por fin vigorizar al Poder Legislativo para
hacerle recobrar credibilidad y contenido técnico, mediante una función especializada de control.
Presentado en la Convención como "el abogado de la sociedad", quedó claro que su inserción en
la esfera del Congreso permitía que éste regulase su estructura, pero no que le diera instrucciones
acerca de cómo actuar (convencional Figueroa, miembro también coinformante, "Diario de
Sesiones", p. 1518 a 1523, Obra de la Convenci6n Nacional Constituyente 1994, t. V, p. 4512 a
4516). Su papel de control con relación a la Administración pública fue entendido como externo a
ella, y complementario del jurisdiccional.

*nombramiento y duración. - Según el art 86 de la Const. Nacional, el defensor del pueblo es


designado y removido por el Congreso con el voto de las dos terceras partes de los miembros
presentes de cada una de las cámaras. El objeto de esta cláusula fue "evitar actitudes
gatopardistas como sería el caso de que el partido gobernante nombrase a un correligionario", y
darle al defensor un sólido respaldo de los representantes del pueblo.

La ley 24.284 ha previsto como causales de cese, además del vencimiento del plazo de
designación, la renuncia, la condena firme por delito doloso, la incapacidad sobreviniente, notoria
negligencia o situación de incompatibilidad (art. 10).

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DERECHO CONSTITUCIONAL DEL PODER.
Unidad 5

Las hipótesis de renuncia, incapacidad y condena son resueltas por los presidentes de ambas
cámaras. La negligencia e incompatibilidad, por los dos tercios de los miembros presentes de cada
sala, previo debate y audiencia del defensor (art. 5°, ley 24.379).

El art 86 de la Const. Nacional agrega que "goza de las inmunidades y privilegios de los
legisladores". La exención de arresto comprende desde el día de su nombramiento hasta el de su
cese o suspensión, salvo el caso de ser sorprendido en flagrante delito, lo que deberá darse cuenta
a los presidentes de cada cámara, con información sumaria del hecho. Si se dictase contra el auto
de procesamiento por delito doloso, podrá ser suspendido por ambas cámaras (ley 24.379).

*funciones. - El art 86 de la Const. Nacional encomienda al defensor del pueblo dos tareas básicas.

A.- De protección y defensa "de los derechos humanos y demás derechos, garantías e intereses
tutelados en esta Constitución y las leyes, ante hechos, actos u omisiones de la Administración".
Para eso, "tiene legitimación procesal". El art. 43 añade que puede plantear acciones de amparo
ante casos de discriminación y para custodiar los derechos relativos al ambiente, la competencia,
el usuario y consumidor, y los de incidencia colectiva (usualmente llamados intereses difusos).

b) La otra función del defensor del pueblo es controlar el ejercicio de las funciones
administrativas públicas (art. 86, Const. Nacional).

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