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AGUSTÍN DE HIPONA

¿Qué hombre religioso y formado en la verdadera religión, va a atreverse a


negar, que todas las cosas que existen, han sido producidas por Dios
creador, y que todas las cosas que viven, viven siendo El su autor, y que
todas están guardadas y gobernadas por las leyes del Dios soberano?
Asegurado y admitido todo esto, ¿quién va a atreverse a afirmar que Dios
creó irracionalmente todas las cosas? Si eso no puede decirse y creerse con
razón, queda que todas las cosas han sido creadas con la razón. Y ¿dónde
hay que pensar que existen esas razones sino en la mente misma del
Creador? Y si esas razones de todas las realidades creadas y por crear están
contenidas en la mente divina, y en la mente divina no puede existir cosa
alguna si no es eterno e inmutable, y a esas razones principales de las
realidades Platón las llama Ideas, es que no solamente existen las ideas,
sino que ellas mismas son verdaderas, porque son eternas, y permanecen
en su ser, e inconmutables, por cuya participación resulta que existe todo
lo que existe, de cualquier modo que existe.

Agustín de Hipona: Ochenta y tres cuestiones diversas.

JAIME BORREGO CONDE 2ºBTO B


BIOGRAFÍA:
Aurelio Agustín nació en Tagaste, una ciudad situada en la provincia romana de Numidia, en el
norte de África, en el año 354. Destacó por su inteligencia y su brillantez, lo cual lo animó a
desplazarse Cartago para estudiar retórica con la idea de poder dedicarse profesionalmente a
la oratoria. Se unió con una mujer con la que tuvo un hijo, y estuvo con ella 10 años. Además,
fue allí donde aceptó el maniqueísmo, que explicaba el mundo como resultado de la lucha
entre dos principios equivalentes, el bien y el mal.

En el año 383, decidió abandonar Cartago para dedicarse a enseñar retórica en Roma. Durante
esa época, Agustín ya tenía muchas dudas sobre la validez de la interpretación maniquea. Más
adelante, se desplazó a Milán, donde encontró trabajo como profesor. Allí, quedó muy
asombrado por la predicación de Ambrosio, Obispo de Milán. Fue en esta época cuando entró
en contacto con el neoplatonismo, lo cal lo hizo romper definitivamente con la interpretación
materialista de la realidad típicamente maniquea. También encontró en el neoplatonismo una
visión alternativa sobre el problema del mal, que Plotino interpretaba como una ausencia de
bien.

Cada vez más cerca del cristianismo, decidió bautizarse. En el año 387, Agustín renunció al
matrimonio y regresó a África, donde fundó una comunidad monástica al tiempo que
desarrollaba una intensa actividad como escritor. En el 391 fue ordenado sacerdote, y se
estableció en Hipona, una ciudad al oeste de Cartago. En el año 396, fue nombrado obispo de
la ciudad. Sus obras más importantes fueron escritas durante esta época, cuando redobló su
combate contra las herejías que amenazaban con romper la unidad de la iglesia. Destaca su
lucha contra el maniqueísmo, el arrianismo, el donatismo o el pelagianismo.

Entretanto, la situación del imperio se había agravado notablemente. La presión de los


barbaros en las fronteras era cada vez mayor. En el 410, un ejército de visigodos dirigidos por
Alarico habían saqueado la ciudad de Roma. Muchos responsabilizaron al cristianismo de este
ataque, al haber impuesto el olvido de los antiguos Dioses que protegían Roma. Para
responder a esto, Agustín escribió La ciudad de Dios, un libro en el que ofrece una visión
escatológica y cristiana sobre la historia de la humanidad.

En el año 430, los vándalos llegaron al norte de África y pusieron sitio en Hipona, la ciudad de
la que Agustín era Obispo. Murió durante el sitio, en el año 430.
OBRA:
Entre las obras de Agustín de Hipona, encontramos también una prolija, que es considerada un
libro, y cuyo nombre es “Ochenta y tres cuestiones diversas”. Estas cuestiones estuvieron
dispersas en multitud de fichas a lo largo de su vida, las cuales fue escribiendo a su vuelta a
África sin orden ninguno. Una vez fue obispo, las mandó recoger y enumerar, y hacer con
todas ellas un libro, para así poder facilitar la búsqueda de ellas a las personas interesadas a
leerlas.

Cada cuestión habla de un tema distinto. Algunas de estas preguntas se encuentra en obras
anteriores, pero muchas otras responden preguntas posteriores al pensamiento de hasta
ahora.

De estas 83 ideas, destacamos la cuestión 46, de la que pertenece el Texto 1, del cual se va a
realizar el comentario. La cuestión es: ¿Qué son las ideas?:

El primero en usar y describir el término de ''idea'' fue el mismo Platón. Otros también habían
utilizado el término pero como algo común, no como Platón lo usaba para separar dos
realidades.

Lo único que puede concebir las ideas es el alma racional del hombre. Las ideas pueden
alcanzarse a través del logos y el creador de esta razón es Dios. Como Dios lo hizo todo y todo
está en orden, entonces todo es creado con razón. No con la misma razón del hombre, pero
una aún más superior.

Como podemos ver, el concepto de idea en San Agustín es muy similar al de Platón, con la
diferencia de que San Agustín añade más allá de la inteligencia a Dios.

PROBLEMA FILOSÓFICO AL QUE RESPONDE EL TEXTO:


El texto responde al problema de la búsqueda de la verdad. Para entender por qué es un
problema, primero es necesario entender el significado de verdad. Con el término "verdad"
podemos referirnos a una realidad o a una proposición y, así, hablamos de una verdad
ontológica (de la realidad, del ser) o de una verdad lógica (del conocimiento, de la proposición
mediante la que se expresa un juicio). En el primer caso decimos que una cosa es verdad, o
verdadera, para indicar que no se trata de una ilusión, de una apariencia, siendo entonces la
verdad idéntica a la realidad, a lo que las cosas son. En el segundo caso consideramos que la
verdad es una propiedad del enunciado, de la proposición (no de la realidad, del objeto) y
decimos que la verdad consiste en la adecuación o correspondencia de la proposición con
aquello a lo que se refiere (con los hechos, con la cosa). Si tal correspondencia no se da
decimos que la proposición es falsa. Nosotros nos referimos a esta segundo definición, que es
por la que surge el problema.

La búsqueda de la verdad sigue siendo un problema de la actualidad, pero se remonta a


tiempos remotos. Se cree que esta búsqueda se formuló por primera vez por Aristóteles, ya
que este quería destapar la idea de los dioses, busca una proposición verdadera en todo
momento de las cosas (verdad) para así poder entender y regir el mundo desde un punto de
vista científico. Desde ahí, empezó el problema, ya que siempre ha existido conflictividad entre
aquellos que entienden la verdad como algo relativo (sofistas) y otros que lo entienden como
realidades absolutas (Sócrates, Platón).
RESPUESTAS ANTERIORES AL PROBLEMA:
Como he dicho anteriormente, este problema ha tenido múltiples respuestas a lo largo del
tiempo. Entre todas ellas, la que más destaca es la respuesta de Platón, muy parecida a la que
propone Agustín de Hipona, pues este se basa en la filosofía platónica para intentar resolver
dicho problema.

Platón proponía que existían las verdades universales, pero que tales verdades tenían una
existencia real y separada del mundo sensible (mundo que podemos notar con nuestros
sentidos). Por tanto, planteaba que existía un mundo ideal, perfecto, distinto, separado y
anterior al mundo sensible. Este es el mundo de la ideas. Por tanto, Platón propone un
dualismo entre el mundo de las ideas y el mundo sensible, donde las ideas son las causas de las
cosas que encontramos en el mundo sensible, y que por tanto, las verdades son las esencias de
las cosas. Para poder buscar y encontrar dichas verdades en el mundo de las ideas, Platón
recurre a la teoría de la Reminiscencia, donde se dicta que el alma pertenece al mundo de las
ideas, pero que, al encarnarse en un cuerpo, esta se olvida de su pertenencia a dicho mundo y
lo que vio y conoció allí; pero una vez encarnado el cuerpo, con los sentidos percibe las cosas
sensibles y, como son copias de las Ideas, el alma recuerda a las originales. Esa es la manera
de buscar y encontrar la verdad.

Otros que hablaron sobre el tema fueron los sofistas, pero no indagaron de manera profunda.
Estos se movían por intereses perdónales, centrándose más en la dialéctica y la oratoria, por lo
que no les interesaba buscar verdades absolutas sobre las cosas. Para ellos, la verdad era
relativa, pues cada uno podía tener su propia verdad. La verdad variaba según la persona, los
pensamientos de esta, o incluso la situación en la que se encontraba dicho individuo. Por ello,
creían en una verdad relativa.

Por último, otro de los más importantes e influyentes en este ámbito fue Sócrates, maestro de
Platón y por tanto, comparten muchas de sus ideas fundamentales. Entre ellas, destaca la
búsqueda continua de verdades absolutas, aunque él mismo planteaba que nunca la
alcanzaría. Para poder buscar la verdad, el recurría a la Mayéutica, su metología. Esta se
basaba en hacer preguntas acerca de una definición, considerando ejemplos de esta hasta que
se llegaba a la verdad absoluta que se correspondía con todos los ejemplos posibles. Es de ahí
de donde surge su famosa frase “Solo sé que no sé nada”, donde se reafirma las aclaraciones
anteriores.
TESIS FUNDAMENTAL DEL TEXTO:
La tesis fundamental del Texto 1, perteneciente a un fragmento de la cuestión 46 de la prolija
“ochenta y tres cuestiones diversas” es que, para Agustín de Hipona, las verdades son eternas
e inmutables, pero estas, a diferencia de Platón, no son solamente razones principales, ni se
encuentran en el mundo de las ideas, sino que se sitúan en el pensamiento de Dios, ya que en
una mente divina solo pueden existir pensamientos inmutables y eternos, y, por lo tanto, la
participación de Dios resulta en que existe todo lo que existe y de cualquier modo que existe.

Esta tesis viene a justificar la unión que Agustín realiza entre el Timeo platónico y su fe
cristiana. Para él, las esencias eternas e inmutables tienen una existencia real, pero se
encuentran en el pensamiento de Dios. Estas esencias son modelos ejemplares de todo lo que
existe, ya que la realidad sensible no es más que la materialización de estos arquetipos
realizada por Dios en la creación del Universo. Con ese acto de creación, Dios dispone de todo
lo que existe en el mundo, así como todo lo que ha de existir en el futuro. Además, para
Agustín, por ser creyente, Dios es la verdad primera y más importante, que puede conducirnos
tanto a la fe como a la filosofía. Por ello, para él, tanto la fe como el alma están unidas de
forma indisoluble. Debido a esto, la existencia de Dios es una verdad suprema indiscutible,
justificada a partir de las existencias de estas verdades universales e inmutables, ya que solo
pueden existir si Dios las ha creado, al igual que creó la belleza, el orden del cosmos y todo lo
que existe.
TESIS SECUNDARIAS:
Otra de las ideas que encontramos de Agustín en este texto, y muy ligada a la tesis principal,
es la critica al escepticismo, ya que, como dice al principio del texto, todas las cosas existen,
por lo que el propio Agustín asume la imposibilidad de esta. Para él, la postura escéptica es
insostenible, como bien demuestra el texto, porque aquellos que afirman que la verdad no se
puede conocer consideran, al menos que ese enunciado es verdadero, existiendo una gran
contradicción. Como aparece al principio del Texto 1, “¿Qué hombre religioso y formado en la
verdadera religión…? “, Agustín ya está asumiendo que para tener un conocimiento verdadero,
es imprescindible la religión, pues las verdades residen en el conocimiento de Dios, y para
poder encontrarlas necesitamos hacer un esfuerzo de introspección para buscar la verdad
dentro de nosotros mismo y, así mismo, es necesario que Dios ilumine el interior del hombre
para que este alcance la sabiduría. Es por ello que, para Agustín, el escepticismo no fuera
válido, ya que Dios existe y, por tanto, las verdades universales también.

Otra de las tesis, y explicada brevemente anteriormente, es la certeza de la existencia de Dios.


Agustín observó que una de las pruebas de que Dios existe se encontraba en los rasgos del
Mundo. Y es que la variedad y mutabilidad de las cosas del mundo se nos aparece ordenada.
Encontramos belleza en el mundo. Esta belleza exige un creador, aún mayor y más bello que
esta belleza mundana. Por tanto, Dios es el artífice de los rasgos del mundo.

Otra de las pruebas es la relación entre la verdad y Dios. Las verdades se encuentran en el
pensamiento de este, lo que las hace inmutables y eternas. Probar la existencia de dichas
verdades significaría probar la existencia de Dios.

Otra prueba de que Dios existe reside en la relación entre el tiempo y la eternidad. El tiempo y
la eternidad son incompatibles. La creación divina de todo incluye también al tiempo. Dado
que tiempo y movimiento se hallan estructuralmente vinculados y que sin mundo no hay
movimiento, sin mundo tampoco habría tiempo. Por lo tanto, antes de la creación del mundo,
tampoco había tiempo. Esto nos lleva a pensar que la eternidad, preexistente al mundo, es un
infinito presente temporal, sin antes y después. Esto es lo que legitima y justifica la existencia
de Dios.
ANTÍTESIS:
Aunque el pensamiento de Agustín de Hipona fue muy expandido y aceptado a lo largo de la
historia, también ha sido criticado por otros filósofos, donde podemos destacar algunas
antítesis para este texto:

El ateísmo: El ateísmo es una doctrina que niega la existencia de Dios o cualquier tipo de
divinidad. Por ello, el ateísmo es la antítesis principal del texto 1, ya que, en el texto, Dios es el
justificante del desarrollo racional de las cosas, y el origen de estas. Algunos filósofos como
Jean-Paul Sartre o Martin Heidegger crearon distintas tesis acerca de la existencia real de un
Dios. Ambas concluían en la inexistencia de esta, considerando que hay por lo menos un ser
en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por
ningún concepto, y que este ser es el hombre. Los ateos plantean que la religión está basada
en la ignorancia, como se puedo observar en Grecia, con los dioses griegos, y que hoy en día
únicamente existe como el miedo a hábitos psicológicos muy comunes, entre ellos la muerte.

Si dudamos de la existencia de un Dios omnipotente, podremos dudar de que el mundo se rige


bajo las leyes de un Dios soberano y, por lo tanto, el mundo no estará construido a partir de las
ideas eternas e inmutables encontradas en el pensamiento de Dios, y ordenadas de manera
racional.

Otra antítesis, y mucho más actual, la encontramos en la ciencia. Hoy en día la ciencia es
mucho más avanzada y sofisticada que la encontrada en la época de Agustín de Hipona. Por
ello, podemos denostar cosas que ellos no podían ni investigar debido a la falta de
herramientas para medirlo. Dentro de la ciencia, podemos encontrar dos argumentos que
justifican este pensamiento y prueban que la postura de Agustín en este texto es falsa.

 El primero, y más evidente, es la dificultad de la existencia de un Dios omnipotente y


omnisciente, ya que, para un hombre religioso, el mundo fue creado por Dios en 7
días, y nosotros fuimos creados a su imagen y semejanza. Sin embargo, en el ámbito
de la ciencia, encontramos varias teorías de la creación del universo, donde destaca la
teoría del Big Bang, que dice que el universo estaba en un estado de muy alta densidad
y temperatura y que, a través de una explosión, se expandió hasta formar, tras varios
millones de años, lo que conocemos hoy como universo. Aunque ni la teoría del Big
Bang ni la existencia de Dios pueden ser probadas, en una de ellas ( Big bang) tenemos
pruebas, lo que nos hace pensar que es una teoría verdadera, que justifica la no
existencia de Dios.
Relacionado con el tema, en la biblia se dice que los hombres fuimos creados a la
imagen y semejanza de Dios, mientras que hoy en día sabemos que el hombre
proviene de un proceso de evolución en el cual hemos pasado de ser organismos
unicelulares a lo que conocemos hoy como especie humano. Esto prueba que no todo
lo que la Biblia dice es verdad, lo que no justifica que la existencia de Dios sea cierta.

 El otro argumento importante es que, para Agustín de Hipona, las verdades son
universales y eternas, y se encuentran en el pensamiento de Dios. Sin embargo, gracias
a la ciencia, sus doctrinas (explicaciones científicas) cambian a través del tiempo. Esto
implica aceptar que el conocimiento científico jamás es estático, lo que nos lleva a
plantearnos la duda de que, si una teoría científica que creíamos verdad y más tarde,
tras múltiples pruebas y estudios, se demuestra que no es cierta, que nos hace pensar
que la religión es una verdad absoluta y que no varía a lo largo del tiempo. Que nos
hace creer que, si algo antes funciona y ahora no, porque la religión debería funcionar
siempre, aun no teniendo pruebas. Este argumento confronta la idea de verdades
inmutables y eternas de Agustín de Hipona, lo que desmantela, por tanto, su tesis en
este texto, pues sin ser estas ideas eternas, no existe todo lo que existe de cualquier
modo que existe.

VALORACIÓN PERSONAL:
Personalmente, pienso que la tesis de Agustín de Hipona en este fragmento está bastante bien
argumentada y justificada, teniendo un desarrollo completo e interesante de las ideas que se
nos proponen en él. Es curioso y admirable ver como conecta la filosofía platónica y el
cristianismo, ya que a primera vista se podría pensar que no tiene muchas cosas en común.
Además, el desarrollo de las ideas es lineal, haciendo que sea de muy fácil compresión, para
poder extender sus ideas lo máximo posible, sin ser malinterpretadas.

Aun así, creo que el fragmento debería de justificar la existencia de Dios, porque su propia
existencia da a pie al texto y crea las bases tanto de su tesis en este texto como de su filosofía
en general. Pero entendiendo el contexto, ya que es un fragmento que pertenece a una
cuestión de las 83 de la prolija “Ochenta y tres cuestiones diversas”, esta justificación quizá se
encuentre en otra de las cuestiones, por lo que no me parece correcto criticar el fragmento
por dicha ausencia.

En conclusión, me parece un texto completo, con mucha información y pretexto histórico, que
nos hace pensar y reflexionar, y que nos muestra en su más pura esencia la base de la filosofía
agustina.

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