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Chiclayo, 2023.
A continuación daremos más fundamentación, sobre el tema ya mencionado, que nos servirá
de mucha ayuda para poder aprender más, al igual como también este trabajo queda como
justificación de todos los aprendizajes que vamos obteniendo en nuestra querida escuela de la
PNP.
La No Exigibilidad de la Conducta
Es bien sabido que una de las peculiaridades del citado estudio de la doctrina del valor
probatorio de los actos procesales es la observación de que esta valoración es casi siempre
negativa; es decir, las consecuencias de la acción son perjudiciales para el sujeto. cuya
actitud se evalúa. Se explican claramente en el sentido explicado ejemplos de cláusulas que
prevén una consecuencia específica de la acción o una valoración previa del valor, aunque,
por supuesto, no se discute su regulación. Pero en diversas situaciones donde no hay reglas,
las acciones están motivadas por una declaración magistral o doctrinal, pero también son
comunes las retractaciones u omisiones como la falta de cooperación en la obtención de
pruebas, la negación categórica revelada posteriormente por pruebas directas, la presentación
de pruebas inadecuadas, etc. Por supuesto, un comportamiento procesal positivo también
puede desempeñar el papel de prueba favorable a los autores.
Este es, por supuesto, el caso especial en el que existen deficiencias jurídicas en la
forma en que está redactada la reclamación, basadas en la falta de cuantificación del
contenido de la reclamación, cuando dicho cálculo es razonablemente imposible. Nos
referimos a este principio como el "análisis" más común. Sin embargo, su surgimiento y
funcionamiento también son considerados en otras ramas del proceso civil.
La pena sólo tiene una base firme si podemos apartarnos de la disposición habitual de
las circunstancias que la acompañan, mientras que las razones para establecer la culpabilidad
pierden su firmeza cuando el autor ha actuado bajo la influencia de los hechos relevantes. Las
circunstancias, interpretaciones y delitos no están incluidos o al menos no se reflejan
plenamente en las condiciones psicológicas del autor. En la medida en que es un hecho
(conocido o desconocido; deseable o indeseable), pero esencialmente representa un
fenómeno normativo; está presente en los juicios de valor, y su contenido se denomina
contrario al deber o como culpable condenar.
Se puede concluir que en este esfuerzo por precisar el momento normativo de la culpa,
están involucrados desde el principio los conceptos de “exigibilidad” y su inversa
“inexigibilidad”. Según esta visión, el concepto pertenece a la culpa normativa y, de hecho,
puede ser idéntico a él y convertirse en la visión dominante. De este modo, la "aplicabilidad" y
la "inaplicabilidad" ya ocupan una posición fuerte en la discusión del dogma penal, porque, ya
sea que se reconozcan o se opongan, en cualquier caso sólo sirven como conceptos en la
teoría de los elementos de la culpa penal. y son eficaces. . Sin embargo, se puede decir que
desde la victoria de la teoría normativa de la culpa, la exigibilidad como elemento de la culpa y
la no exigibilidad como base de la inocencia han prevalecido prácticamente sin oposición. Una
vez confirmados los dos primeros requisitos, a saber, la capacidad criminal y el conocimiento
de la ilegalidad subyacente, la culpa aún no está establecida porque se hace necesaria la
ejecutabilidad del segundo acto, que es un requisito inventado por Freudenthal, el título
sugiere que en el momento en que el sujeto toma su decisión criminal, debe poder detenerse
y ajustar su comportamiento a la ley, y es posible, pero es persistente en su decisión. En su
forma más breve, y utilizando la conocida expresión latina, el incumplimiento corresponde a
un principio generalmente aceptado.
En el derecho penal, igual que en el resto del derecho y de la vida social, existen casos
en los que una persona, entre varios haceres posibles, elige uno que es perjudicial para otros,
sin que ello proporcione un juicio negativo por su conducta. La culpabilidad supone algo más
que la mera posibilidad de poder actuar de un modo distinto a como se actuó. Por esa razón,
es evidente, que quien actúa en estado de necesidad tiene la capacidad de elegir entre varios
haceres posibles: o soportar la lesión de un bien jurídico o evitar esa lesión, lesionando a su
vez uno de igual o mayor valor. En efecto, la norma penal no solo debe ser determinada de
forma clara, precisa y exacta, sino que también a su vez, debe dirigirse de forma racional, de
no imponer la realización de conductas que ya de por sí resulten contrarias a la idea de
supervivencia del hombre; la norma no puede ir contra la naturaleza misma del hombre, con
su deseo de pervivencia en la sociedad. Como expresa RUDOLPHI, el recurso a la pena
como medio de prevención general y especial solo se muestra proporcionado si presupone
que el autor y los ciudadanos en general son sujetos racionales, capaces de
autodeterminación, y no objetos que puedan ser adiestrados a placer.
Esta exigibilidad, aunque se rija por patrones objetivos, es, en última instancia, una
cuestión individual: es el autor concreto en el caso concreto, quien tiene que comportarse de
un modo u otro. En cuanto a su naturaleza jurídica, si bien la institución fue introducida en
virtud de una formulación normativa de la culpabilidad, luego con la determinación de un
proceso psicológico de motivación normal, surge entonces, un rasgo de por si psíquico.
Realmente, no es factible exigir al agente otra conducta conforme a derecho, cuando estuvo
anormalmente motivado por determinadas condiciones externas que impidieron una libre y
racional elección a fin de adecuar su conducta los fines del derecho. El punto de partida lo
configuran situaciones en las que el autor, al cometer el hecho, se halla sometido a una
presión psíquica de tal intensidad que ya no cabe esperar una conducta conforme a derecho.
De ahí, que, a partir de ROXIN, para este autor, el juicio de culpabilidad importa, la capacidad
penal y conocimiento potencial de la antijuridicidad, donde el análisis valorativo es completado
con la “responsabilidad” que se determina conforme a los cometidos político-criminales. De
hecho, seria quizá más exacto – escribe, hablar de responsabilidad, lugar de culpabilidad,
pues la culpabilidad es solo uno de los factores que deciden sobre la responsabilidad jurídico
penal.
A nuestro modo de ver las cosas la naturaleza de los estados de inexigibilidad parte de
un doble baremo a saber: desde una sustentación que tiene que ver con el sujeto en sí, en
cuanto a las condiciones internas en las cuales se desarrolló su proceder antijuridico, de
acuerdo con su motivación normal, en el sentido de descartar situaciones concomitantes que
hayan podido provocar una reacción distinta a la esperada por la norma y, tomando en
consideración orientaciones político-criminales. Quiere decir que el Derecho, en este caso el
orden jurídico penal, no puede ser inflexible, ante determinados comportamientos humanos
que merecen una valoración intersubjetiva y teleológica diferenciada; la no exigibilidad de una
conducta distinta a la cometida va a impedir la formulación del juicio de reproche, puesto que
esta es distinta a la efectuada como principio informador del Derecho Penal y del
ordenamiento jurídico en general. Inexigibles por circunscribirse a determinadas
circunstancias excepcionales, que producen una afectación importante en la motivación
normativa. Muñoz conde refiere que “la no exigibilidad de otra conducta no es privativa de la
culpabilidad, sino un principio regulador e informador de todo el ordenamiento jurídico. En
efecto, el derecho no puede exigir comportamientos heroicos o, en todo caso, no puede
imponer una pena cuando en situaciones extremas alguien prefiere realizar un hecho
prohibido por la ley penal, antes que sacrificar su vida o su integridad física. Puesto que, tiene
capacidad penal la persona a quien se le exige que comprenda la ilicitud penal de su
comportamiento (capacidad de comprensión) y, además, se le exige comportarse de acuerdo
con dicha comprensión para evitar incurrir en delitos (capacidad de inhibición). Por tanto, se le
exige actuar de conformidad a ello.
Atentas las circunstancias que concurren en la realización de una conducta ilícita, no sea
racionalmente exigible al agente una conducta diversa a la que realizó, en virtud de no
haberse podido determinar a actuar conforme a derecho.
Como ejemplo podemos mencionar aquel en el que una persona atiende una vacante en una
empresa y es contratada para atraer y atender a nuevos clientes, pero el desconoce que la
empresa junto con sus jefes tiene el fin de defraudar a la clientela, sin embargo el realiza su
trabajo con esmero pues sigue ordenes de su jefe y por qué desconoce el fin de la empresa,
así que no se le puede exigir una conducta diversa puesto a que el cumple solo ordenes de
sus superiores.
BIBLIOGRAFIA
Iriarte, P. (2021). La exigibilidad de otra conducta como principio rector del Derecho Penal.
Boletín informativo. https://iuslatin.pe/wp-content/uploads/2020/07/La-exigibilidad-de-
otra-conducta-como-principio-rector-del-Derecho-Penal-1.pdf
ANEXOS