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La crítica central que se efectúa al A.P. en lo que concierne a este trabajo es que “importa” el modelo
americano regulado en la Regla 23 de Procedimiento Federal de los EEUU sin tomar en consideración los
diferentes sistemas procesales existentes en dicho país y en el derecho continental, de modo tal que se
incorporan requisitos propios de aquel sistema y que, implantados en el derecho argentino, podrían
causar un estrangulamiento de los procesos colectivos de consumidores, inclinando el campo a favor de
las empresas proveedoras de servicios y causando perjuicio a los consumidores.
2) LA EXPOSICION DE MOTIVOS
El Anteproyecto cuenta con una exposición de motivos, la cual en su punto V.5.2 “Procesos colectivos de
consumo”, señala como fuente de las normas de la presente sección la doctrina fijada por la CSJN en el
caso “Halabi”, la Acordada de la CSJN 12/2016, el Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación
2012[2], el Código Modelo de Procesos Colectivos para Iberoamérica, el “Código de Defensa del
Consumidor” de Brasil, el régimen de las class actions de los EEUU entre otras fuentes.
Podemos distinguir entre fuentes primarias y secundarias. Las fuentes secundarias son las que remiten a
otras fuentes.
Entre las fuentes primarias destacamos las dos normas que establecen los estándares legislativos en los
dos sistemas existentes en materia de procesos colectivos: para el sistema de acciones de clase
anglosajón, la Regla 23 de Procedimiento Federal de los EEUU y para el sistema de derecho continental
el Código Modelo de Procesos Colectivos.
Pese a que nuestro derecho se inserta en el sistema continental, veremos que, en materia de requisitos
para la procedencia de las acciones colectivas, el Anteproyecto adopta las reglas del Derecho
Norteamericano y no las del sistema del Código Modelo.
Antes de continuar quisiera hacer una distinción entre lo que, a juicio de quien escribe, es una acción
colectiva y una acción de clase.
El objeto de protección de ambos tipos de acciones puede ser el mismo, un derecho difuso o un derecho
individual homogéneo. La nota diferencial está en que la acción de clase es litigada por un miembro del
colectivo de afectados. Tiene su origen legislativo en el sistema anglosajón. En la acción colectiva, por el
contrario, el actor es un tercero, una entidad que no es un miembro de la clase, como ser el Ministerio
Público, el Defensor del Pueblo o una Asociación de defensa de consumidores.
Esta diferenciación es útil tenerla en mente al leer el Anteproyecto, puesto que algunas normas o
requisitos son propios de las class actions, en cambio otras se adecúan al sistema continental de las
acciones colectivas.
El anteproyecto es claro al diferenciar los tipos de acciones de acuerdo a su objeto (difuso o individual
homogéneo), pero no lo es tanto al efectuar el tratamiento de una acción de clase de una acción
colectiva.
Una acción de clase es presentada por un afectado (miembro de la clase que defiende un interés propio
y en paralelo el interés del resto de las clases, es decir de las personas que se encuentran en la misma
situación que el afectado litigante[3]) en tanto que una acción colectiva es iniciada por un representante
institucional que no defiende un interés propio sino el interés del colectivo que representa. La
representación colectiva del actor institucional es previa al proceso. Por ejemplo, el Defensor del Pueblo
la posee por su ley de creación, la Asociación de Consumidores debe estar registrada en un Registro
Nacional y es Auditada por la Dirección Nacional de Defensa del Consumidor quien puede hasta incluso
cancelar su matrícula.
La representación colectiva del miembro de la clase, por el contrario, nace y muere en el proceso en el
que se la invoca y parte de un mandato judicial que, examinando su idoneidad técnica y profesional, lo
inviste en un representante de los que se encuentran en su misma situación.[4]
No puede exigirse los mismos requisitos a un miembro de la clase, por lo general una persona física que
fue dañada en una relación de consumo, que a la Autoridad de Aplicación de la Ley de Consumo, entidad
hiper especializada en este tipo de cuestiones y que cuenta – o debería contar con los recursos del
Estado para investigar, indagar y recabar información para preparar el caso a litigar.
No es el objeto de este artículo analizar quienes son las personas legitimadas y el porqué de las
inclusiones o exclusiones, sino los requisitos objetivos de la acción. Por ello nos limitamos a su
enumeración.
El art. 171 del A.P.contiene dos incisos en los cuales enumera los legitimados para los procesos
relacionados con intereses individuales homogéneos (inc 1) y con derechos difusos (inc 2).
A continuación, un listado y al lado de cada nombre colocamos 1 y 2 de acuerdo al inciso que les habilita
para litigar:
a. Afectado que demuestre un interés razonable (1 y 2)
b. Defensor del Pueblo de la Nación(1 y 2)
c. Defensores del Pueblo de las Provincias (1 y 2)
d. Defensores del Pueblo de los Municipios (solo 1)
e. Asociaciones de defensa de consumidores reconocidas por Autoridad de Aplicación. (1 y 2)
f. Ministerio Publico Fiscal(solo 2)
g. Ministerio Publico de la Defensa ( solo 2)
h. Autoridad Nacional de Aplicación de la Ley de Defensa del Consumidor (solo 2)
i. Autoridades locales de Aplicación de la Ley de Defensa del Consumidor.(solo 2)
En la Explicación de Motivos no existe ninguna aclaración de porqué algunos sujetos públicos están
excluidos de legitimación. Por ejemplo, no se explica por qué la Autoridad de Aplicación no puede
presentar demandas por derechos individuales homogéneos, siendo que a través del sistema de
denuncias recoge importante información de infracciones que pueden ser llevadas a juicio[5]. Tampoco
se explica por qué el Ministerio Público está excluido, siendo que en la actualidad tiene una importante
participación en el orden nacional a través del Programa de Protección a los Consumidores, que incluso
habitualmente presenta recursos de apelación o extraordinarios en materia de acciones colectivas de
consumo.
Antes de evaluar los requisitos, es necesaria la lectura del art. 175 del AP que establece en qué puede
consistir el objeto de un proceso colectivo:
1. la prevención con el fin de evitar la afectación de los derechos de incidencia colectiva o la continuidad
futura de la afectación.
2. La reparación de los daños ya producidos.
3. La restitución de sumas percibidas sin derecho por los proveedores.
Esas pretensiones podrán acumularse en un mismo proceso.
Esta enumeración no puede sino considerarse como enunciativa, ya que peca por defecto.
No se prevé, por ejemplo, como objeto la anulación de cláusulas abusivas, que actualmente se
encuentra previsto en el art. 37 in fine de la Ley 24.240. Uno de los leading cases de la Corte Suprema, el
caso PADEC C. SWISS MEDICAL, precisamente se trataba de la anulación de cláusulas ilícitas en
“contratos formulario” de la empresa de medicina prepaga.
El inciso 1) aborda la acción preventiva o de cese de la conducta ilícita. Por ejemplo: el cese de una
publicidad ilícita. Para que la sentencia pueda ordenar el cese, la conducta debe estar desarrollándose al
momento de la sentencia, es decir la publicidad debe estar siendo emitida. De otro modo, la sentencia
declara abstracto este tramo del reclamo.Hubiera sido conveniente como primer objeto de las acciones,
la declaración de ilicitud de la conducta. La declaración de ilicitud está prevista, por ejemplo, en las
acciones contra el acto de competencia desleal en la legislación española, Art. 32 de la Ley 3/1991, de 10
de enero, de Competencia Desleal.. [7]
Una vez declarada la ilicitud de una conducta, los objetos subsiguientes pasan por la remoción de sus
efectos. En el caso que la conducta esté en vías de ejecución, se puede prohibir hacia el futuro.
Algo así establece, de manera un tanto confusa, el inciso 1), ya que legisla la prevención con el fin de
evitar la afectación o la continuidad futura de la misma.De la norma se podría entender que no solo
abarca la cesación del acto ilícito que se está cometiendo, sino también la prohibición de reiniciar el que
cesó durante el transcurso del proceso.
Reiteramos que un mecanismo más simple es el transcripto en la nota al pie de página, legislación
española, donde simplemente se dispone como primer objeto la declaración de ilicitud del acto ya partir
de allí la remoción de sus efectos.
El inciso 2) como segundo objeto establece la reparación de los daños ya producidos. Se trata del
instituto norteamericano de las “mass torts”[8], es decir las demandas por daños colectivos masivos o a
gran escala.Es bienvenida su incorporación explícita al derecho argentino.[9]Veremos más abajo que se
establecen requisitos adicionales para la presentación de una acción colectiva de daños masivos.[10]
El inciso 3) establece la acción de restitución de montos ilícitamente cobrados a los consumidores, como
ser cargos bancarios, tarjeta de crédito, servicios públicos, intereses cobrados en exceso.Las acciones de
restitución de importes ilícitamente cobrados son las que más desarrollo han tenido en nuestro medio,
sobre todo iniciadas por las Asociaciones de Consumidores.Reiteramos que un objeto no especificado en
el A.P. es la nulidad de cláusulas, grave omisión, si consideramos que gran cantidad de cobros ilícitos se
justifican en cláusulas abusivas insertas en contratos celebrados por adhesión.
Otros objetos que podrían estar incorporados son la acción de remoción de los efectos producidos por la
conducta ilícita y la acción de rectificación de las informaciones engañosas, incorrectas o falsas, entre
otras la publicación de la sentencia en materia de publicidad engañosa.
El art 172bajo el título “Presupuestos de admisibilidad” dispone que para que un proceso colectivo sea
admisible es necesario:
1. Un número razonable de interesados que dificulte la sustanciación individual de las respectivas
pretensiones.
2. Intereses comunes a todos los integrantes de la clase.
3. Argumentos comunes.
4. Representación adecuada que sustentan la pretensión de la clase, acreditada mediante la certificación
prevista en el art 174.
Por su parte el art. 173 dispone los siguientes requisitos para las“mass tort actions[11]”
1. a) El enjuiciamiento concentrado del conflicto constituye una via mas eficiente y funcional que el
trámite individual o
1. b) exista imposibilidad o grave dificultad de constituir un litisconsorcio entre los afectados.
2. Exista un predominio de las cuestiones comunes de origen fáctico o jurídico, por sobre las
individuales.
El A.P. adopta casi literalmente los requisitos de la Regla 23 de Procedimiento Federal de los EEUU[12].
Regla 23 Acciones Colectivas[13]
(a) Requisitos de una acción colectiva. Uno o más miembros de un grupo pueden demandar o ser
demandados como representantes de todos sólo si
(1) el grupo es tan numeroso que el litisconsorcio de todos los miembros es impracticable,
(2) hay cuestiones de derecho o de hecho comunes al grupo,
(3) las demandas o defensas de los representantes son típicas respecto de las demandas o defensas del
grupo,
(4) los representantes protegerán equitativa y adecuadamente los intereses del grupo
Siendo que los requisitos del A.P. aparecen tomados casi literalmente de la Regla 23 y al hecho de que la
Exposición de Motivos poco se aporta.
Así se sostiene “Los presupuestos de admisibilidad generales son los comúnmente exigidos en el derecho
comparado y sobre los cuales también existe un amplio consenso (articulo 168). Se regulan presupuestos
de admisibilidad específicos para la acción de clase por daños que recogen la tradición existente en el
derecho comparado y el camino marcado por la CSJN en la cusa Halabi (articulo 169).[14]
Siendo entonces que no existe una explicación del porqué de los requisitos impuestos, que modifican el
derecho vigente y no consideran normas de rango superior (art. 43 CN), para tratar de entender qué
escribieron los redactores del A.P. debemos analizar los requisitos de la Regla 23 y ver en qué medida
puede adaptarse al derecho argentino en los cuales la legitimación colectiva está inserta en otro sistema,
el de litigio institucional previsto en el art. 43 de la Constitución.
Para ello recurrimos una vez más a Gidi, quien por ser brasilero conoce al dedillo el sistema continental y
al ser profesor hace décadas en los EEUU, también domina el sistema anglosajón de las class actions.
6) DESARROLLO DE LOS REQUISITOS PARA LA PROCEDENCIA DE UNA ACCIÓN COLECTIVA SEGÚN EL
ANTEPROYECTO
Este requisito guarda similitud con la “numerosity” que explicamos más adelante. Entendemos que lo
que establece es que el número potencial de damnificados sea de una cuantía tal que si todos ellos
concurrieran al sistema judicial en forma individual existiría una dificultad para la sustanciación de sus
reclamos individuales.
La sentencia fue dictada en los albores de los procesos colectivos. Técnicamente es perfecta y resultó un
avance para la jurisprudencia de hace casi 20 años. Los aspectos prácticos de la misma fue que los
Juzgados Federales se inundaron de reclamos de particulares, miles de ellos, que litigaban en forma
individual para reclamar unos pocos pesos per cápita. Ello colapsó el Fuero Federal durante años, algo de
lo que darán cuenta los empleados judiciales de aquella época.
Hoy día es posible que una sentencia declare la responsabilidad y establezca un daño estándar para cada
consumidor afectado con dos opciones: tómelo o litigue por un daño mayor. Ello implicaría que un gran
número de clientes retiraría sus fondos y no litigaría.Una solución, tal vez menos justa pero más práctica,
y que no implicara desplazar las otras decenas de miles de casos que ingresan al Fuero y que vieron
colapsado el sistema.
El segundo caso es más conocido, se trató del famoso “corralito” en el cual por una medida de gobierno
(la retención compulsiva de dólares de ahorristas en las entidades financieras) se iniciaron cientos de
miles de demandas en el Fuero contencioso administrativo[16], que llevó al colapso del mismo (año
2002). Recuerdo que en la oficina de recepción de demandas decidieron colocar una mesa de atención
en la vereda de la calle Tucumán y la cola para presentar las demandas daba la vuelta la manzana del
Palacio de Justicia, incluso había algunos vivos que hacían la cola y vendían el lugar a los abogados que
llegaban con la lengua afuera para presentar los amparos antes que venciera el plazo de la Ley.
La situación del corralito era homogénea – el daño provenía de una medida económica que afectaba a
todos por igual – pero la gran implicancia política delmomento motivó el rechazo de las acciones
colectivas en aquel momento iniciadas[17] y se adoptó una solución “ a la argentina”. El tema se fue
descomprimiendo con el tiempo, entregando los dólares en cuenta gotas a través de medidas cautelares
y los amparos tramitaron desperdigados en Secretarías ad hoc, en todos los fueros de la Ciudad, con lo
cual no solo se colapsó el fuero originario sino que la justicia de la ciudad estuvo colapsada durante años
en todos sus fueros (civil, laboral, comercial, etc) plagada de amparos.
Estos dos ejemplos dan la pauta que un conflicto colectivo, si es tramitado en clave del proceso
tradicional (Ticio vs Cayo) lleva a soluciones que colapsan el sistema y que en definitiva perjudican a los
afectados y también a otros usuarios del sistema judicial.
Ahora bien, para determinar si un caso es complejo y que amerite su tratamiento colectivo no existen
parámetros en el A.P. salvo que sea dificultosa la sustanciación individual de las pretensiones. Se debe
hacer una prospección de qué pasaría si cada posible afectado reclamara su derecho en forma
individual.
Un interesante artículo escrito por un Juez de California[18] aborda el tema. Sostiene que la definición
de un caso "complejo" no es solo un ejercicio académico. La identificación desus características, puede
conducirnos a técnicas útiles de gestión.
Un "caso complejo" es una acción que requiere una gestión judicial excepcional para evitar la
imposicióninnecesaria cargas en el Tribunal o los litigantes y para hacer más expeditivo el trámite,
mantener los costos razonables y promover la efectiva toma de decisiones por el tribunal, las partes y el
abogado. Cal. Rules of Court (CRC) 3.400 (a).
Esta definición, dice el autor, es un tanto tautológica y para ayudar a su interpretación agrega:
Los factores que indican la presencia de un caso complejo son los siguientes: "(1) Numerosas
peticionesprevias al juicio que plantean dificultades o nuevos problemas legales que llevará mucho
tiempo resolver; (2) Gestión de un gran número de testigos o una cantidad sustancial deprueba
documental; (3) Gestión de un gran número de partes representadas por separado; (4) Coordinación con
acciones relacionadas pendientes en uno o más tribunales en otras jurisdicciones o en la Justicia
Federal(5) necesidad de supervisión judicial sustancial para la ejecución de la sentencia ".
Lo antes señalado no es una tautología, porque lo que justifica la designación del caso como complejo
es: la necesidad de intervención judicial. Este es un reconocimiento de que las normas habituales de
procedimiento, y en California, tenemos muchas de ellas, no funcionarán.
Otra autora norteamericana ha indicado: Aunque no existe una definición específica de litigio complejo,
"tresfactores determinan si un tribunal considerará un caso como complejo o como caso común:
Primero, los casos complejos pueden involucrar problemas legales o fácticos novedosos y difíciles
deresolver, a menudo como resultado de avances tecnológicos; segundo, los casos complejos pueden
involucrar una gran cantidad de partes que tienen el efecto procesal de hacer el caso más difícil; y
tercero una gran cantidad de dinero involucrado puede impulsar los esfuerzos de los litigantes a tal
magnitud de manera que el caso se vuelva complejo.Los tribunales analizan estos factores en sus
decisiones con respecto a casos complejos. "Por ejemplo, el Tercer Circuito tiene establecido estas tres
pautas para determinar si un caso es "demasiado complejo" para un jurado: el tamaño general del caso,
la dificultad conceptual de los problemas legales involucrados en el caso y la dificultad que implica
segregar distintos aspectos del caso. [19]
Como vemos uno de los problemas de complejidad judicial vienen de la mano de la cantidad de
afectados por la conducta. Por ello, en el caso que se cumpla el requisito de una importante cantidad de
damnificados, y siempre que esté presente el requisito esencial de la acción colectiva que es el origen
común del daño (ver el punto siguiente), entendemos que debe arbitrarse los medios para que la
cuestión sea tratada como una sola, en clave de proceso colectivo.
No está muy clara la redacción del requisito pero parece atender al contenido en la Regla 23 (a) (2):
cuestiones de derecho o de hecho comunes al grupo.
En el considerando 12) del Fallo Halabi[20] se lo caracteriza de la siguiente forma:hecho, único o
continuado, que provoca la lesión a todos ellos y por lo tanto es identificable una causa fáctica
homogénea. Ese dato tiene relevancia jurídica porque en tales casos la demostración de los presupuestos
de la pretensión es común a todos esos intereses, excepto en lo que concierne al daño que
individualmente se sufre. Hay una homogeneidad fáctica y normativa que lleva a considerar razonable la
realización de un solo juicio con efectos expansivos de la cosa juzgada que en él se dicte, salvo en lo que
hace a la prueba del daño
Este, el de homogeneidad o cuestión común, es el requisito básico para que exista un proceso colectivo.
Si no hay cuestión común no puede haber colectivo. Es un requisito indispensable[21]
La SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE BUENOS AIRES, en el leading case “Lopez”[22], a través del voto del
Dr Hitters alude al requerimiento denominándolo “origen común” de las lesiones o amenazas.Sostiene el
Magistrado “La comunidad de controversia es un elemento fundamental que permite centrar el debate,
uniformándolo respecto de lo que constituye el núcleo fáctico jurídico del debate compartido por los
integrantes del grupo. Este parámetro se presenta toda vez que el conjunto de lesiones individuales
provengan de un mismo hecho o serie de hechos que actúen como fuente causal de las afectaciones
particulares y/o compartan los fundamentos jurídicos sustanciales que definen su procedencia. .. no se
trata de hallar soluciones aritméticas, sino de avizorar que el tratamiento concentrado del conflicto
beneficiará al sistema jurisdiccional y a quienes a él acuden en busca de respuesta para situaciones de
conflicto plural. La comunidad de controversia debe ser analizada entonces partiendo de dicha télesis, lo
que impone al judicante una lectura práctica y realista que determine un verdadero predominio de los
aspectos compartidos (comunes) frente a los particulares de cada afectado… no cualquier vulneración
masiva de derechos divisibles es pasible de ser traía a la justicia en forma colectiva, sino solo aquellas
que provienen de una fuente causal unívoca o que comparten los fundamentos jurídicos centrales que
determinan su mérito”
En la Regla 23 de los EEUU, este requisito se denomina “cuestión común” (traducción de Gidi) o en su
idioma original “commonality” y consiste en que la situación del caso concreto permita la decisión
unitaria de la controversia[23]. Deben existir cuestiones de hecho o de derecho comunes a los miembros
del grupo, situando a todos en condición semejante. Habrá cuestión común siempre que de las
circunstancias del caso permitan una decisión unitaria de la controversia colectiva. Como apunta Gidi
siguiendo a Hazard Jr. la peculiaridad de las acciones colectivas es el hecho de que un gran número de
personas, en algún aspecto de sus situaciones jurídicas, sean indistinguibles entre si y por tanto puedan
ser tratadas en juicio como una sola persona. Esto porque, en ese aspecto, fueron tratadas por la
contraparte como si constituyera una única persona. [24]
Da cuenta Gidi que si no hubiera cuestiones comunes de hecho o de derecho la tutela colectiva sería
imposible. Si cada miembro del grupo tuviese un derecho diferente, basado en hechos distintos, con
material probatorio diferente, invocando una causa petendi distinta no habría posibilidad de una tutela
uniforme. No podría tan siquiera hablarse de una clase en los términos de la Regla 23. [25]
La Regla 23 exige que las cuestiones comunes sean de hecho o de derecho[26], en forma alternativa,
debe existir un núcleo de controversia común entre el grupo afectado y el demandado. No es necesario
que todos los aspectos sean iguales o comunes. Tampoco es necesario que la conducta ilícita sea
exactamente la misma ante todos los miembros del grupo. [27]
Aporta Gidi que mientras se revuelve la controversia común, los aspectos diferenciales entre los
miembros de la clase (vg. Extensión del daño) deben ser colocados en “paréntesis metódicos”, a la
espera de la solución de la cuestión común, para luego ser abordados, ya sea en la misma acción
colectiva o en acciones individuales posteriores.[28]
Cuando el Magistrado no aprecia una cuestión común claramente expresada en la demanda que
involucre a todos los miembros de la clase, tiene cuatro opciones:
a.Redefinir el grupo o la clase, restringiéndola a los miembros ligados por una cuestión común.
b.Limitar el objeto del proceso al tratamiento de la controversia común, dejando para acciones
individuales las cuestiones que no son comunes a la clase (acción colectiva parcial),
c.Dividir la clase en subclases homogéneas, eventualmente nombrando otros representantes para las
distintas subclases si existen intereses encontrados y,
d.Rechazar la acción colectiva.
Argumenta Gidi que es misión del juez tratar de “salvar la acción colectiva” dictando las resoluciones
pertinentes para tratar de llevar el proceso colectivo adelante. La extinción de la acción debe ser siempre
el último recurso, una decisión excepcional tomada en casos extremos[29].
c) Argumentos comunes.
El requisito de “argumentos comunes” está legislado en el art. 172 inciso 3) del A.P.
Entendemos que hace referencia a que todos los miembros de la clase deben plantear, en la demanda,
basado en los mismos argumentos legales.
En nuestro derecho, donde la legislación de fondo es uniforme para todo el territorio nacional, este
requisito no supone ningún problema, ya que una misma cuestión es regulada en todo el país bajo la
misma norma (ej. Codigo Civil y Comercial, Ley de Defensa del Consumidor, etc)[30].Podría plantearse
alguna discrepancia si existe un cambio normativo y existen miembros de la clase que fueron afectados
en distinto momento temporal que cayó bajo la espera de más de una legislación, pero en ese caso se
podrían establecer subclases.
En el fallo Halabi, se menciona el requisito como homogeneidad normativa que lleva a considerar
razonable la realización de un solo juicio con efectos expansivos de la cosa juzgada que en él se dicte.
Ahora bien, debido a que el A.P. es bien escueto en cuanto a la enumeración del requisito, limitándose a
decir que debe existir “argumentos comunes”, también podemos interpretar que se refiere al segundo
requisito para la procedencia de la acción de clase según lo definió la CORTE en Halabi como “una
pretensión procesal enfocada en el aspecto colectivo de los efectos de ese hecho” (Considerando 13) y lo
amplió de la siguiente manera: “El segundo elemento consiste en que la pretensión debe estar
concentrada en los efectos comunes y no en lo que cada individuo puede peticionar, como ocurre en los
casos en que hay hechos que dañan a dos o más personas y que pueden motivar acciones de la primera
categoría. De tal manera, la existencia de causa o controversia, en estos supuestos, no se relaciona con el
daño diferenciado que cada sujeto sufra en su esfera, sino con los elementos homogéneos que tiene esa
pluralidad de sujetos al estar afectados por un mismo hecho.”
En el derecho americano el requisito de “argumentos comunes” forma parte del art 23 a) 2) “common
question of fact or law”.
Se trata de un requisito alternativo, puede existir cuestiones comunes de hecho o de derecho. En el A.P.
se los coloca como requisitos acumulativos.
Dice Gidi, refiriéndose al derecho americano que “la ley exige la presencia de una cuestión común d
hecho o una cuestión común de derecho; no exige la presencia de ambas.”[31]
d) Representación adecuada.
El requisito se encuentra enumerado en el art. 172 inc 4) “representación adecuada que sustentan la
pretensión de la clase, acreditada mediante la certificación prevista en el articulo 174.”
El artículo 174 del A.P. por su parte dispone:Art. 174. Certificación de la adecuada representación. Acción
promovida por un sujeto de derecho privado. En el supuesto de que el proceso colectivo sea iniciado por
un sujeto de derecho privado, el tribunal efectuará una evaluación previa de la existencia de
representación adecuada, para determinar si el actor cuenta con aptitudes suficientes para garantizar la
correcta defensa de los intereses colectivos.
Entre otros requisitos, el juez debe tener en cuenta los siguientes parámetros: la experiencia y
antecedentes para la protección de este tipo de intereses, y, la coincidencia entre los intereses de los
miembros del grupo, categoría o clase y el objeto de la demanda así como la ausencia de potenciales
conflictos de intereses con el grupo afectado o los derechos en juego. La representación adecuada
constituye un estándar que deberá ser mantenido a lo largo de todo el proceso, incluyendo las
eventuales instancias transaccionales.
La representación adecuada podrá ser sustituida por razones fundadas, y en su caso, nombrarse nuevos
representantes por partedel juez, a los fines de cumplir con el referido principio durante todas las
instancias del proceso.
La doctrina sostiene que la representación adecuada pretende que se controle que el representante
pueda defender los intereses de los miembros ausentes de la clase del mismo modo que si aquellos
estuvieran presentes en el juicio. [32] Se trataría de un examen de idoneidad técnica y moral, no solo del
representante sino también de sus abogados.
El artículo del A.P. hace una distinción y estipula que se examinará la “adecuada representación” en el
caso de demandas promovidas por un sujeto de derecho privado.No existe en la Exposición de Motivos
del A.P. ninguna explicación de la causa de la distinción.
Entendemos que la representación adecuada debe ser examinada en el caso que se trata de demandas
promovidas por personas humanas miembros de la clase (típica class action norteamericana), ya que, en
estos casos, la idoneidad del pretenso representante se evalúa dentro del proceso.
Por el contrario, si las acciones judiciales son promovidas por Asociaciones de Consumidores, la
legitimación para demandar tiene origen constitucional (art 43 CN) con lo cual el requisito de la
“representación adecuada” podría ser tildado de inconstitucional por exigir lo que la Constitución no
exige.
En el art. 119 del A.P. se prevé la amplia legitimación de las asociaciones en los siguientes términos:
Art. 119. Legitimación. Las asociaciones de consumidores constituidas como personas jurídicas están
legitimadas para accionar cuando resulten objetivamente afectados o amenazados derechos de los
consumidores, sin perjuicio de la intervención del usuario o consumidor, prevista en el artículo 171 inciso
1. La legitimación de las asociaciones de consumidores alcanza a las instancias de mediación y
conciliación que establezcan las normas respectivas.
Como vemos, a las Asociaciones no se les exige “representación adecuada” ya que se trata de una
legitimación que proviene de la Constitución y que la Ley de Defensa del Consumidor no podría recortar.
Recordemos que en materia de Asociaciones existe un férreo control estatal lo que hace presumir la
idoneidad de estas para la representación y defensa de los consumidores en juicio.
Llama poderosamente la atención que en una norma que se pretende tuitiva de los consumidores y
usuarios, se hayan previsto requisitos para accionar colectivamente, que se observan más rigurosos para
con las Asociaciones que los establecidos en la Constitución Nacional para el mismo tipo de procesos.
Entendemos que el conflicto entre el A.P. y la Carta Magna solo puede resolverse mediante la
preeminencia de esta última.
Si bien no hay que presumir el error o inconsecuencia del legislador[34], de los requisitos previstos para
examinar la representación adecuada, se puede extraer la conclusión de que los mismos fueron
instrumentados para juzgar la misma en el caso de acciones de clase, es decir de particulares que,
miembros de un grupo, pretenden representarlo.
Así el propio A.P. sostiene que debe merituarse la experiencia y antecedentes para la protección de este
tipo de intereses. En el caso de las Asociaciones dichos requisitos provienen de su propio objeto
asociativo y de su actividad reglamentada.
También habrá de evaluarsela coincidencia entre los intereses de los miembros del grupo, categoría o
clase y el objeto de la demanda. En este caso lo que parece decir el A.P. es que el miembro que pretende
representar a la clase debe tener un interés coincidente con los demás miembros. Este requisito no
puede ser exigido a una Asociación, ya que no es un miembro de la clase. Basta que en su estatuto tenga
como facultades la defensa de los consumidores, algo que, por otra parte, es obligatorio de acuerdo con
el art 120 inc 5) del propio A.P.[35]
Otro de los requisitos a evaluar por el juez es la ausencia de potenciales conflictos de intereses con el
grupo afectado o los derechos en juego.Se refiere a que el miembro de la clase que pretenda erigirse en
representante no tenga conflicto de intereses con los demás miembros.[36]. Por la especial
caracterización de las Asociaciones, que tienen un objeto delimitado y restringido por la ley, entendemos
improbable que exista conflicto de intereses con los consumidores, un argumento más para desestimar
este tipo de control en demandas que no son promovidas por miembros de la clase. [37]
Tal como adelantamos, el A.P. introduce en la legislación nacional las acciones colectivas que tienen por
objeto la reparación a daños a derechos individuales homogéneos (art 175 inciso b) del A.P).
Este tipo de procesos se encuentran regulados en los Estados Unidos en la Regla 23 b (3), de donde
nuestro A.P. toma sus requisitos, enumerados en el art. 173 del A.P
Art. 173. Presupuestos de admisibilidad en acciones de daños. Para la admisibilidad de los procesos
colectivos en los que se reclama la reparación de daños a derechos individuales homogéneos, además de
los presupuestos de admisibilidad generales, es necesario que:
1. El enjuiciamiento concentrado del conflicto constituya una vía más eficiente y funcional que el trámite
individual o la imposibilidad o grave dificultad de constituir un litisconsorcio entre los afectados;
2. Exista un predominio de las cuestiones comunes de origen fáctico o jurídico, por sobre las
individuales.
Para explayarnos sobre el tema, en primer lugar, efectuaremos la caracterización de las acciones
colectivas indemnizatorias (class action for damages),[38], para luego examinar los requisitos del A.P.
Las acciones de clase, previstas en la Regla 23(b)(3) son acciones colectivas de naturaleza
predominantemente indemnizatoria, fuente inspiradora de las acciones colectivas en defensa de
derechos individuales homogéneos de Brasil.[39] En EEUU son conocidas como “class actions for
damages” y provienen de la reforma de 1966 a la Regla 23. En este tipo de acciones la tutela colectiva no
viene precedida de la indivisibilidad del objeto a tutelar, ni por la necesidad de dar una solución
uniforme a la controversia, sino por la posibilidad y conveniencia de dicha tutela conjunta.Su
fundamento es eminentemente práctico, y se basa en razones de economía procesal, conveniencia y
justicia que llegaron al legislador americano a admitir la tutela colectiva en dichas circunstancias. Se trata
de un instrumento procesal indispensable en el mundo contemporáneo, en la sociedad de masas en los
cuales los daños se producen a gran escala (mass torts). [40]
Según Gidi, bajo el paraguas de la Regla 23 b 3 se puede iniciar dos tipos de acciones de clase: las small
class actions y las acciones indemnizatorias. Las primeras son acciones de tipo publicístico cuyo objetivo
principal es penar al infractor y obtener la detención de la infracción, y no necesariamente indemnizar a
las víctimas. Las segundas involucran acciones indemnizatorias que reúnen pretensiones individuales de
alto valor, cuyo objeto principal es hacer efectiva una indemnización para los daños causados a
miembros ausentes. [41]
En el caso del A.P. entendemos que las acciones indemnizatorias se refieren al segundo supuesto, es
decir acciones en las que se reclaman daños y perjuicios sufridos por consumidores que podrían ser
reclamados individualmente, pero que por una cuestión práctica y de economía procesal se reclaman
conjuntamente.
Para determinar el criterio de superioridad debe efectuarse un análisis comparativo entre el mecanismo
de las class actions frente a los demás instrumentos procesales del sistema jurídico. Este requisito está
vinculado al sistema de cosa juzgada pro et contra inaplicable en Argentina, y pretende proteger el
derecho de defensa de los ausentes. Por ello si se demostrara que existe un método más económico
procesalmente que no reduzca las garantías procesales del demandado y de los actores ausentes,
debería optarse por ese método. [42]
Al analizar el requisito, GIDI aporta que en los EEUU existen mecanismos procesales que “compiten” en
eficiencia con las class actions, como ser la “consolidación”, la transferencia, el test case, el joint trial, el
minitrial entre otros[43].Señala que estos mecanismos procesales no están disponibles en el
ordenamiento procesal de raíz continental como Brasil y Argentina, y que por lo tanto este requisito de
superioridad es prácticamente inaplicable en estos sistemas. [44]
En Derecho Argentino, una interesante ponencia de Salgado, repasa los mecanismos alternativos a las
class actions disponibles en el derecho americano[45], inexistentes en nuestro ordenamiento.
1.b) existe imposibilidad o grave dificultad de constituir un litisconsorcio entre los afectados.
Este requisito coincide con la Regla 23 a) 1) (1) el grupo es tan numeroso que el litisconsorcio de todos
los miembros es impracticable,
El grupo o clase afectada y cuyos derechos se pretende proteger debe ser de una cantidad tal que sea
dificultoso el litigio individual en litisconsorcio.Enseña Gidi que el litisconsorcio debe ser impracticable,
esto quiere decir que, en la práctica, es dificultoso o costoso reunir a todos los miembros del grupo.
[46]No se requiere que el litisconsorcio sea imposible, solo que sea dificultoso o inconveniente. (Cent.
States SE & SW Areas Health & Welfare Fund v Merck Medco Managed Care, LLC 504, 2d Circuit, 2007.)
[47]
No existen normas rígidas y es necesario evaluar la circunstancia concreta. Si el grupo es muy numeroso,
se cumple el requisito, pero si el grupo cuenta con pocos miembros deberá analizarse otros factores,
como ser el tipo de personas que componen la clase (ej. Niños, menores, hiposuficientes, portadores de
discapacidades), también el tipo de reclamo (puede existir desconocimiento general de la violación de
derecho que impida reclamar individualmente)[49]
Otros factores a tener en cuenta: la dispersión geográfica de los reclamantes, el valor individual de cada
caso (motivación para reclamar individualmente), la facilidad para localizar a los reclamantes por el
apoderado del caso, cuestiones de economía procesal (a favor del litigio colectivo). [50]
Ampliando sus conceptos, indica GIDI que existe dificultad de constituir un litisconsorcio si hay dificultad
o inconveniencia de administrar el proceso con la presencia de todos los interesados, ya que debería
manejar un número muy grande de escritos, peticiones, requerimentos, pruebas, documentos, etc. Hay
inviabilidad de litisconsorcio si fuera inviable, en la práctica, que todos los miembros del grupo se aliaran
para proponer un litigio en litisconsorcio.Para Gidi este requisito no es exigible en Brasil donde no existe
un sistema de cosa juzgada pro et contra. Similar es la situación en nuestro país. Se trata de requisitos
establecidos en elordenamiento norteamericano donde existen distintas reglas respecto de la cosa
juzgada. [51]
En los Estados Unidos, el representante de la clase, al igual que cualquier otro “plaintiff”[52] cuenta con
un procedimiento llamado “discovery”[53]mediante el cual tiene facultades de investigar para localizar a
los demás miembros de la clase, limitados solo por el dinero que el abogado quiera invertir. Entre otras
facultades puede revisar los archivos de la empresa demandada, entrevistar sus funcionarios, requerir
testimonios, hacer preguntas por escrito, contratar peritos, etc. [54] Todas estas facultades son
inexistentes en el proceso civil continental, con lo cual no puede serle exigido en este tipo de sistemas,
los mismos requisitos que en los EEUU en cuanto a la información sobre los miembros potenciales de la
clase en orden a demostrar la “numerosity”. Un sistema que imponga dichos requisitos pero no los
mecanismos procesales para conseguir la información (el discovery) establece un desbalance contrario a
los intereses de los consumidores, como parecería evidenciarse en la legislación que estamos glosando.
2)Exista un predominio de las cuestiones comunes de origen fáctico o jurídico, por sobre las individuales
(predominance).
El A.P. copia la Regla 23 (b) (3) americana: (3) el juez considera que las cuestiones de derecho o de hecho
comunes a los miembros del grupo predominan sobre cualquier cuestión individual
El requisito se llama “predominance”. Gidi sostiene que este requisito de “predominancia” de la R23 b 3
superpone con la R23 (a) (2) “commonality” que ya hemos tratado más arriba. Añade que tanto la
doctrina como la jurisprudencia americana aborda el tratamiento conjunto de ambos requisitos.[55]En
un primer paso debe analizarse si existe la cuestión común y en una segunda etapa determinar si este
cuestión común prevalece sobre las cuestiones individuales de los miembros del grupo. La diferencia
entre commonality y predominance es solo una cuestión de grado.
De hecho, hay algunos contextos en los que el predominio existirá con una sola cuestión común, la cual
es tan abrumadoramente central para resolver el litigio que por sí sola satisface el requisito.Por ejemplo,
en materia antimonopolios una conspiración, un patrón de discriminación, una fijación de precios o la
monopolización de un mercado serían una única cuestión común que satisface el requisito y por lo tanto
dicha cuestión común prevalece sobre las cuestiones individuales que puedan emerger. [56]
Lo que la ley requiere es que solo sean certificadas las cuestiones comunes y que si existen cuestiones
individuales, no se impida el tratamiento unificado de las comunes.En otras palabras “ la eficiencia y
economía alcanzada con el juzgamiento común del conflicto colectivo debe ser superior a las dificultades
y complejidades del tratamiento individualizado de las diversas pretensiones individuales.”[57]
8) CONCLUSIONES.
Del análisis detallado de los requisitos procesales para la procedencia de los procesos colectivos de
consumo en el A.P. y su comparación con las mismas normas de la Regla 23 de los EEUU, surge
claramente comprobada la hipótesis planteada en la introducción de este trabajo: esto es que el A.P.
resulta en la importación lisa y llana de las normas procesales estadounidenses a un sistema de derecho
continental, sin tomar en consideración las circunstancias propias de los procesos colectivos en
Argentina, y tampoco el resto del ordenamiento jurídico procesal.
Respecto del primero de los reproches, hemos visto que el A.P. plantea requisitos propios de una “class
action” en la cual una persona se constituye en miembro y representante de una clase, siendo que en
nuestro país las acciones colectivas resultan legisladas en la Constitución Nacional con el modelo
institucional, esto es siendo el legitimado activo de los procesos colectivos una entidad pública o privada
altamente regulada por el Estado, que no es miembro de la clase, sino que su legitimación surge de su
constitución, de la inscripción en registros públicos previo cumplimiento de requisitos administrativos.
En segundo lugar, la introducción de requisitos transplantados del ordenamiento de los EEUU desatiende
la existencia de institutos propios del derecho procesal civil norteamericano que le permiten al
“plaintiff” la promoción de remedios tales como el discovery para obtener, en una fase previa al juicio, la
información y la prueba necesaria para testear la fuerza de su reclamo.
Así se ha certificado la clase aunque existieran cuestiones que individualmente eran distintas, tales como
la cuantía de los daños sufridos por cada miembro de la clase 266 N.J. Super. at 181; Strawn v. Canuso,
140 N.J. 43, 67 (1995)
[28]Gidi 2, pg 84.
[29]Gidi 2, p 88.
[30]Señala GIdi 1, que estas cuestiones se plantean en los EEUU porque el derecho de fondo que rige la
relación de los consumidores con el proveedor tiene origen en legislación de cada uno de los 50 Estados,
con lo cual en las class actions de alcance nacional, puede haber divergencias entre las leyes que rigen la
materia. Indica el autor que en estos casos deben establecese subclases según cada legislación aplicable
(cita los casos Miner v. Gillete Co, Blackie v. Barrack, Castano v. American Tobacco, Georgine v. amchem
Products y American Med Sys Inc). GIDI 2, pg 82.
[31] Gidi 2, op cit pg 5.
[32] Salgado José Maria. “Tutela individual homogénea”, Astrea 2011, Pg 211. Verbic Francisco,“Procesos
Colectivos”, Astrea 2007, p. 82.
[33] CSJN 21/8/2013 P.361.XLIIIPADEC el Swiss Medical S.A. si nulidad de cláusulas contractuales.
[34]CSJN:la inconsecuencia no se presume en el legislador (Fallos: 310:195) y que, por encima de lo que
las leyes parecen expresar literalmente, es propio de la interpretación indagar lo que ellas dicen
jurídicamente (Fallos: 308:118), a cuyo efecto la labor del intérprete debe ajustarse a un examen atento
y profundo de los términos que consulte la racionalidad del precepto y la voluntad del legislador (Fallos:
308:1861), asimismo, que esos extremos no deben ser obviados por las posibles imperfecciones técnicas
de la instrumentación legal (Fallos: 310:149), y que la norma tampoco debe ser considerada
aisladamente, sino correlacionándola con los que disciplinan la misma materia, de modo de obtener su
armonización y concordancia entre sí (Fallos: 242:247).
[35] Art. 120. Autorización para Funcionar. Fines. Las organizaciones que tengan como finalidad la
defensa, información y educación del consumidor, deberán requerir autorización a la autoridad de
aplicación para funcionar como tales. Se entenderá que cumplen con dicho objetivo, cuando sus fines
sean los siguientes:
5. Defender y representar los intereses o derechos individuales y colectivos de los consumidores ante la
justicia, autoridad de aplicación y/u otros organismos oficiales o privados;
[36]Señala Verbic que para merituar la adecuada representación se deben tener en cuenta,
principalmente, dos cuestiones: la posibilidad que tenga el representante de garantizar una vigorosa
tutela de los intereses de los miembros ausentes y la ausencia de antagonismo o conflicto de intereses
entre el representante y el grupo. Ambos factores deben ser evaluados tanto en relación al
representante como en relación al abogado del grupo. Verbic, op cit, p 83.
[37]La postura que esgrimo no es uniforme. En contra Verbic:“estas precisiones – se refiere a la
idoneidad del representante – deberían resultar aplicables no sólo cuando el actor es una persona
afectada en similar situación, que los restantes miembros del grupo, sino también en aquellos caso
donde el sujeto que se arroga la representación de un grupo lo hace para defender exclusivamente
derechos de terceros, tal como ocurre en la Argentina con las asociaciones intermedias, el defensor del
pueblo y el Ministerio público”. Op cit p 85.Mi preocupación por la implantación de este tipo de
controles es que se generan requisitos no especificados en la CN ni en la legislación y aunque se tenga la
mejor de las intenciones, en la práctica se observa que se utiliza dicho obstáculo como un mecanismo
que cierra el acceso de los consumidores a la protección colectiva. Esta misma situación se observa en el
requisito de la publicidad, cuando se pretende que se notifique uno por uno a los consumidores a cargo
del representante colectivo, de modo tal que en la teoría sean todos bien representados, pero en la
práctica se levantanmuros infranqueables que protegen la fortaleza del proveedor que resguarda su
conducta contraria a los consumidores. En otro trabajo he denominado a esta conducta los “lobos con
piel de corderos”. Obviamente que con este comentario no me refiero a Verbic quien comparte y
transcribe la cita de mi trabajo: Comparto lo sostenido por Martínez Medrano cuando afirma que “Las
acciones colectivas deben ser comunicadas a los eventuales beneficiarios (los consumidores) pero esta
comunicación debe ser en favor de los consumidores, y si la misma representa un obstáculo para la
promoción o trámite del proceso colectivo, el remedio es peor que la enfermedad. O dicho de otra forma,
quienes se ponen la piel de corderos y se manifiestan rigurosos a la hora de notificar uno por uno a los
consumidores, saben que dicho meticuloso requisito se transforma en un obstáculo que precisamente
impide que los consumidores puedan ser representados colectivamente” (MARTINEZ MEDRANO, Gabriel
“Publicidad de las acciones colectivas”, L.L. 2013-F-272). Citado por Verbic, F. Publicidad y Notificaciones
en los Procesos Colectivos de Consumohttps://www.cjprocesalistas.com.ar/publicaciones/105-
publicidad-y-notificaciones-en-los-procesos-colectivos-de-consumo
[38]GIDI , A class action como instrumento de tutela coletiva dos direitos, op cit pg 160 y ss. Tambien
examinamos el trabajo de Ada Pellegrini “A comparison of the class action for damages in the American
Judicial System to the Brazilian Class Action: The Requirements of Admissibility, publicado en Revista
BRICS número 2 (2015). https://www.bricslawjournal.com/jour/article/view/24acceso el 15/11/19 y el
artículo de Débora Chaves Martines Fernandes (Brasilera; Master en Derecho Univ Harvard),Small claims
class actions: a comparative analysis of the Brazilian and American systems from the perspective of
positive externalities
Revista Publicum Rio de Janeiro, Número 2, 2016, p. 140-180. http://www.e
publicacoes.uerj.br/index.php/publicum
DOI: 10.12957/publicum.2016.19914
[39] Similares a las argentinas cuya primera caracterización efectuó la Corte en Halabi.
[40] GIDI2, op cit p. 162.
[41] GIDI 2, op cit p 165.
[42] GIDI 2 p 171.Ver tambiénMiller, Arthur:AN OVERVIEW OF FEDERAL CLASS ACTIONS: PAST, PRESENT,
AND FUTURE, Federal Judicial Center, 1974, p 54
[43] GIDI 2 los explica suscintamente en pgs 172 a 175. Dicha explicación excede el marco de nuestro
trabajo.
[44] GIDI 1, p 13. GIDI 2 p 171 señala GIDI 2, p 172: “que alternativa tiene a las acciones colectivas el
jurista brasilero? Ciertamente ninguna en nuestro derecho. En la tutela de las controversias colectivas,
las únicas alternativas disponibles en el derecho brasilero (extendemos al Argentino) son las
innumerables acciones individuales y la acción colectiva, ambas con prácticamente el mismo nivel de
complejidad, solo que una resuelve el conflicto individual del actor y la otra para todo el grupo”.
(traducción propia).
[45] José María Salgado, “Conflicto masivo y proceso” XXX Congreso Nacional de Derecho Procesal
Ponencia General. Comisión 3 civil: “Sistemas de resolución de conflictos masivos”, septiembre 2019.
Estados Unidos, por poner el ejemplo arquetípico donde más se handesarrollado las class actions,
cuenta con otros dispositivos como alternativas a aquella tipología. En las esferas distritales o inter-
distritales (multidistrict-litigation) es posible acumular o coordinar procesos relacionados; se trata de un
mecanismo que facilita la resolución de diversos litigios de modo conjunto, generalmente en la etapa
inicial y en algunos casos en la apelación, que involucran una o más cuestiones comunes de hecho que
se encuentran pendientes de resolución en diferentes distritos federales, una vez producida la decisión
por un tribunal multidistrital (Judicial Panel for Multidistrict Litigation) cada caso continúa con su
tramitación individual20. También en ese ámbito, cada vez con más frecuencia, se utiliza el bellwether
trial, es un mecanismo informal de caso testigo que es instrumentado por la coordinación de los jueces
por fuera del ámbito específico de reglas o estatutos y sirven como guía para resolver casos análogos21,
utilizando el caso típico más representativo de un grupo de casos propuestos.
[46] Gidi 1 Op cit p 3.
[47]Citado Wagstaffe, J. “Class Action Rule 23 (a) Prerequisites Standard Chart (2 Cir). Lexis Nexis online.
[48] Idem cita anterior
[49] Gidi 1 pg. 4.
[50]Adam E. Polk, “Third Circuit: Six Factors Decide Rule 23(a)(1) Numerosity” obtenido de
https://www.americanbar.org/groups/litigation/committees/class-actions/practice/2016/in-re-
modafinil/
[51] GIDI 2, p 73.
[52] Demandante o actor.
[53] Una explicación sencilla del discovery(en español) en CRISTIAN GUAL GRAU “APUNTES SOBRE EL
DISCOVERY” en Actualidad Jurídica Uría Menéndez / 29-2011, PG 114
https://www.uria.com/documentos/publicaciones/3080/documento/articuloUM.pdf?id=2994
El discovery es un conjunto de actos procesales que tiene por objeto la obtención de información,
principal pero no únicamente de carácter fáctico, para la mejor determinación de las posiciones de las
partes en un determinado procedimiento judicial. Desde una perspectiva teórica, cumple diversas
funciones. En parte cumple una función equivalente a la prueba anticipada o el aseguramiento de
prueba, en la medida en que permite preservar un determinado testimonio que, por las razones que
sean, la parte instante cree que no podrá practicarse en la vista del juicio. Sirve también para confrontar
a un testigo que sí pueda acudir al juicio con sus propias declaraciones, en caso de que resulten
contradictorias. Pero primordialmente sirve para perfilar tanto la propia posición como la posición del
contrario. Esta última función resulta tan esencial como claramente ajena a nuestros más básicos
principios procesales. En el procedimiento civil configurado
en las FRCP, las posiciones de las partes van construyéndose desde el momento en que se presentan las
alegaciones hasta el momento del juicio
[54] GIDI 2 p. 78.Con citas de Hazard y Taruffo, American civil procedure p. 105 a 127.
[55] GIDI 2 p 165.
[56] Miller, Arthur…. Op cit pg. 48/49.
[57] Miller Arthur. Op cit p. 49.
[58] El cambio de sentido se inicio el 10 de junio de 1945.BALMACEDA DANIEL, publicado en La Nacion:
https://www.lanacion.com.ar/sociedad/cuando-dejamos-de-manejar-a-la-inglesa-nid1729203
Citar: elDial DC2C54
Publicado el: 02/10/2020
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