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2. DISTINCIONES ENTRE DAÑO MORAL PURO Y CON CONSECUENCIAS
PATRIMONIALES. NECESIDAD DE CERTIDUMBRE Y REALIDAD ..............................9
3. CONCEPTO DE DAÑO MORAL. ES NECESARIO ACREDITARLO PARA
DETERMINAR EFECTOS OCASIONADOS ...................................................................... 13
4. PRESUPUESTOS PARA QUE SE GENERE RESPONSABILIDAD POR FALTA DE
SERVICIO. DAÑO MORAL ................................................................................................ 17
CAPÍTULO II DAÑO MORAL EN MATERIA EXTRACONTRACTUAL.................................................... 28
1. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL POR EJERCICIO INDEBIDO DE
ACCIÓN PENAL.................................................................................................................. 29
2. INCOMPATIBILIDAD ENTRE REPARACIONES PECUNIARIAS DE INFORME
RETTIG CON INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL ................................................... 34
3. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL DE BANCO POR INFORMAR
ERRADAMENTE A DEUDOR EN BOLETÍN COMERCIAL. REBAJA DE DAÑO
MORAL ................................................................................................................................ 40
4. NO ES PROCEDENTE ORDENAR INDEMNIZACIÓN DEL DAÑO MORAL CUANDO
RESULTADO DE CUASIDELITO ES MENOR .................................................................. 46
5. IMPROCEDENCIA DE INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL SI CAUSA DE
ANGUSTIA ES ANTERIOR A HECHO DE LA CAUSA .................................................... 53
6. EL SEGURO OBLIGATORIO DE ACCIDENTES PERSONALES NO CUBRE EL
DAÑO MORAL .................................................................................................................... 58
7. NEGLIGENCIA DE EMPRESA. ACCIDENTE. EL DERECHO A REPARACIÓN DEL
DAÑO MORAL ESTÁ ELEVADO A LA CATEGORÍA CONSTITUCIONAL .................. 64
8. RESPONSABILIDAD DE LAS MUNICIPALIDADES. CAÍDA DE CORNISA DE
EDIFICIO EN RUINAS SOBRE TRANSEÚNTE. DAÑO MORAL QUE PROVOCAN LAS
LESIONES FÍSICAS Y PSICOLÓGICAS ............................................................................ 68
9. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL, RESPONSABILIDAD POR EL
HECHO AJENO. EXPLOSIÓN DE RADIADOR DE CALEFACCIÓN CENTRAL POR
AGUA CALIENTE CAUSANDO LESIONES. NEGLIGENCIA EN LA FISCALIZACIÓN
DE LA INSTALACIÓN DE UN SISTEMA DE CALEFACCIÓN CENTRAL ..................... 75
10. SENTENCIA SE EXTIENDE A PUNTO NO SOMETIDA A SU DECISIÓN AL
ELEVAR MONTO INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS POR DAÑO MORAL SIN QUE
EXISTA PETICIÓN AL RESPECTO. .................................................................................. 83
11. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL POR DESPIDO INJUSTIFICADO.
IMPROCEDENCIA DE LA INDEMNIZACIÓN POR EL DAÑO MORAL.
INDEMNIZACIONES POR TÉRMINO DE CONTRATO CUBREN EL DAÑO MORAL
PRODUCIDO POR EL DESPIDO INJUSTIFICADO. INDEMNIZACIÓN POR DAÑO
MORAL EN EL PROCEDIMIENTO DE TUTELA LABORAL EXIGE LA
VULNERACIÓN DE DERECHOS FUNDAMENTALES. ................................................... 90
CAPÍTULO III DAÑO MORAL EN MATERIA CONTRACTUAL............................................................. 99
1. INDEMNIZACIÓN DEL DAÑO MORAL EN MATERIA CONTRACTUAL.
FUNDAMENTOS............................................................................................................... 100
2. PROCEDENCIA DE INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL EN MATERIA
CONTRACTUAL. DAÑO MORAL PURO. VOTO EN CONTRA .................................... 108
3. RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. NEGLIGENCIA EN EL DESARROLLO DE
LABORES ANEXAS A LA INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA. INDEMNIZACIÓN DEL
DAÑO MORAL EN SEDE CONTRACTUAL. RESPONSABILIDAD DE LOS SERVICIOS
DE SALUD. ........................................................................................................................ 117
CAPÍTULO IV DAÑO MORAL EN MATERIA LABORAL................................................................... 134
A. TRIBUNAL COMPETENTE ............................................................................................... 135
1. TRIBUNAL CIVIL ES COMPETENTE PARA CONOCER DEMANDA DE
INDEMNIZACIÓN EXTRACONTRACTUAL POR DAÑO MORAL, AUN CUANDO
ESTÉ LIGADA A UN CONTRATO DE TRABAJO ...................................................... 135
2. TRIBUNAL LABORAL CARECE ABSOLUTAMENTE DE COMPETENCIA PARA
PRONUNCIARSE RESPECTO DE DAÑO MORAL RECLAMADO POR EL
TRABAJADOR .............................................................................................................. 141
3. INDEMNIZACIÓN ADICIONAL POR DAÑO MORAL NO PROCEDE EN SEDE
LABORAL...................................................................................................................... 144
B. POR TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO ............................................................ 148
1. NO ES POSIBLE SOLICITAR REPARACIÓN DEL DAÑO MORAL POR TÉRMINO
DEL CONTRATO DE TRABAJO BASADO EN CAUSALES QUE DIERON ORIGEN A
INDEMNIZACIÓN REGLADA ..................................................................................... 148
2. COMPATIBILIDAD DE LA INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL CON
INDEMNIZACIONES LEGALES POR INVOCACIÓN INDEBIDA DE CAUSAL
FALTA DE PROBIDAD ................................................................................................. 158
3. IMPROCEDENCIA EN NUESTRA LEGISLACIÓN DE DAÑO MORAL POR CAUSA
DE DESPIDO ................................................................................................................. 163
4. INDEMNIZACIÓN POR EL DAÑO MORAL PRODUCIDA POR DESPIDO
LABORAL ESTÁ COMPRENDIDA EN RESARCIMIENTO RECIBIDO Y NO
PROCEDE RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL ............................ 166
5. INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS POR DAÑO MORAL. PROCEDENCIA DE
INDEMNIZACIONES ADICIONALES NO PREVISTAS POR EL CÓDIGO DEL
TRABAJO. HECHOS QUE EXCEDEN DE LA TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE
TRABAJO. DAÑO MORAL PRODUCIDO POR ACTOS DE HOSTIGAMIENTO
LABORAL...................................................................................................................... 176
1. DEMANDA INDEMNIZATORIA POR FALLECIMIENTO DE TRABAJADOR EN
ACCIDENTE LABORAL. DAÑO MORAL AFECTIVO ............................................... 188
2. PROCEDE REPARAR EL DAÑO MORAL QUE SUFRIÓ EL TRABAJADOR POR
CONDUCTA NEGLIGENTE DE EMPLEADOR QUE NO ADOPTÓ MEDIDAS DE
SEGURIDAD.................................................................................................................. 193
3. REPARACIÓN DEL DAÑO MORAL A FAMILIARES DIRECTOS DE
TRABAJADOR POR MUERTE DEL TRABAJADOR POR INEXISTENCIA DE
MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL TRABAJO ........................................................... 198
4. PERSONAS A QUIENES ACCIDENTE O ENFERMEDAD CAUSE DAÑO PUEDEN
RECLAMAR AL EMPLEADOR O TERCEROS RESPONSABLES DEL ACCIDENTE
INCLUSO EL DAÑO MORAL. LA INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL
PRODUCTO DE ACCIDENTE LABORAL SE RIGE POR NORMAS DEL CÓDIGO
CIVIL.............................................................................................................................. 203
5. REMISIÓN DE LA INDEMNIZACIÓN DEL DAÑO MORAL AL DERECHO
COMÚN. REGLAS DE PRESCRIPCIÓN DE LA LEY Nº 16.744 SÓLO SE APLICAN A
LA INDEMNIZACIÓN POR DAÑO EMERGENTE Y LUCRO CESANTE .................. 213
CAPÍTULO V DAÑO MORAL POR INFRACCIÓN A LA LEY DE PROTECCIÓN DEL CONSUMIDOR ........ 223
1. PROCEDE INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL DERIVADO DE INGESTA DE
PRODUCTO VENCIDO..................................................................................................... 224
2. DAÑO MORAL EN CASO DE INCUMPLIMIENTO POR PARTE DEL PROVEEDOR.
OBJETIVIDAD EN CUANTO A SU EXISTENCIA Y MAGNITUD................................. 228
3. INFRACCIÓN A LEY DEL CONSUMIDOR. LAS CIRCUNSTANCIAS QUE
CONSTITUYEN EL DAÑO MORAL ALEGADO DEBEN PROBARSE .......................... 231
4. NO SE HA PRODUCIDO DAÑO MORAL A CONSUMIDOR QUE HA SIDO
ATENDIDO OPORTUNAMENTE ANTE FALLA DE PRODUCTO ................................ 233
CAPÍTULO VI PRUEBA Y AVALUACIÓN DEL DAÑO MORAL .......................................................... 236
1. AVALUACIÓN DEL DAÑO MORAL. EXIGENCIA PROBATORIA. INCLUSIÓN
ERRÓNEA DE UNA PERSONA EN INFORME DE MOROSIDAD FINANCIERA ......... 237
2. DAÑO MORAL. FUNDAMENTOS Y ELEMENTOS PARA DETERMINAR EL
QUÁNTUM INDEMNIZATORIO ..................................................................................... 240
3. AVALUACIÓN DEL DAÑO MORAL A PARIENTES DE LA VÍCTIMA. ELEMENTOS
A CONSIDERAR ............................................................................................................... 246
4. AVALUACIÓN DEL DAÑO MORAL. EXPOSICIÓN DE LA VÍCTIMA AL DAÑO .. 251
CAPITULO VII PRUEBA DEL DAÑO MORAL................................................................................. 253
1. DAÑO MORAL QUE EMANA DE EJECUCIÓN DE DELITO NO REQUIERE SER
PROBADO ......................................................................................................................... 254
2. INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL POR CONDUCTAS DE BULLYNG. SE
ACREDITA DE SECUELAS PSÍQUICAS EXPERIMENTADAS ..................................... 260
3. SÓLO A ALGUNAS NORMAS SE LES RECONOCE EL CARÁCTER DE
ESENCIALES RESPECTO DE LA ACTIVIDAD PROBATORIA. PRESUNCIÓN DE
EXISTENCIA DE DAÑO MORAL .................................................................................... 264
4. RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. EFECTO DE LAS SENTENCIAS
ABSOLUTORIAS PENALES EN MATERIA CIVIL. CAUSAL DE NO EXISTENCIA DEL
ILÍCITO PENAL INVESTIGADO. PRUEBA DEL DAÑO MORAL. FALLECIMIENTO
DEL PADRE EN PRESENCIA DE LOS HIJOS ................................................................. 276
5. REGULACIÓN INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL. SENTENCIADORES DEBEN
DAR RAZONES SUFICIENTES SOBRE LA BASE DEL ANÁLISIS DE LOS
ELEMENTOS PROBATORIOS. DECISIONES INCOMPATIBLES ENTRE SÍ Y QUE NO
PUEDAN CUMPLIRSE DECISIONES QUE SEAN CONTRADICTORIAS POR
INTERFERIR UNAS CON OTRAS ................................................................................... 288
CAPÍTULO VIII DAÑO MORAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS....................................................... 293
1. LAS PERSONAS JURÍDICAS PUEDEN EXPERIMENTAR DAÑO MORAL AL VER
AFECTADO SU BUEN NOMBRE .................................................................................... 294
2. DAÑO MORAL RESPECTO DE PERSONAS JURÍDICAS. DAÑO MORAL CON
CONSECUENCIAS PATRIMONIALES POR INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL ... 298
CAPÍTULO I CONCEPTO DE DAÑO MORAL
1. DAÑO MORAL. CONCEPTO. DETERIORO DE IMAGEN DE UNA PERSONA
Rol: 1664-2005
Fecha: 09/03/2006
TEXTO SENTENCIA
3 o . Que asentada la procedencia del daño moral en la forma que se consignó más
arriba, es procedente su regulación, y esta Corte apreciando prudencialmente y en
conjunto tanto los hechos como su resultado, y teniendo en cuenta que se trata de un
individuo joven con aptitud para sobrellevar en mejores condiciones la desazón
producida, lo apreciará en su monto, en lo decisorio. Y visto además lo dispuesto en el
artículo 56 de la Ley Nº 19.496, se confirma la sentencia apelada, con declaración que se
regula la indemnización que la demandada Cencosud Shopping Centers S.A., pagará al
demandante, Ricardo Ojeda Muñoz, la suma de trescientos cincuenta mil pesos
($ 350.000), con los reajustes e intereses consignados en el fallo que se revisa.
Regístrese y devuélvase.
Dictada por la Quinta Sala de esta Corte, que conformaron los Ministros señor Carlos
Gajardo Galdames, señora Amanda Valdovinos Jeldes y Abogado Integrante señor
Nelson Pozo Silva.
Rol Nº 1.664-2005.
2. DISTINCIONES ENTRE DAÑO MORAL PURO Y CON CONSECUENCIAS
PATRIMONIALES. NECESIDAD DE CERTIDUMBRE Y REALIDAD
Rol: 4677-1999
Fecha: 09/12/2003
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Se reproduce la sentencia apelada de treinta y uno de enero de dos mil uno, escrita a
fojas 309 B y siguientes, con las modificaciones que se indican:
1 o ) Que sin texto expreso en nuestro ordenamiento jurídico que se refiera al daño
moral y los términos en que es indemnizable, resulta lógico que la jurisprudencia tome un
rol preponderante en la integración del concepto.
En fallo más reciente esta Corte define daño moral como el menoscabo, deterioro o
perturbación de facultades espirituales, afectos o condiciones sociales o morales
inherentes a la personalidad (sentencia de 15 de marzo de 1988).
5o ) Que no obstante lo dicho, todo daño moral puro o con consecuencias patrimoniales
para ser indemnizable requiere que tenga carácter de certidumbre y realidad, por lo que
aquellos que obedecen a meras conjeturas o a una posibilidad no lo son, pues constituyen
específicamente daños patrimoniales indirectos.
6o ) Que revisadas las piezas pertinentes de esta causa en que podría fundamentarse la
indemnización del daño moral —documentos en que consta lo expresado por los señores
Nyuhai y Suzuki, en cuanto se había perdido la confianza en el mercado japonés del
molusco loco— carecen de la certidumbre y realidad que toda indemnización requiere.
No sucede lo mismo en el caso sub judice en que las consecuencias patrimoniales del
daño moral debieron ser acreditadas por medio de las pruebas que franquea la ley, lo que
no ha sucedido en la especie.
8o ) Que, como consecuencia de lo expresado en los motivos anteriores esta Corte
revocará el fallo en lo que a la indemnización del daño moral se refiere.
Por lo razonado se revoca la sentencia de treinta y uno de enero de dos mil uno, escrita
a fojas 309 B y siguientes, en cuanto reconoce a la demandante reconvencional el
derecho a que se le indemnice el daño moral y, en su lugar, se declara que sólo tiene
derecho a que se le pague por concepto de indemnización la suma de $ 2.733.960,
conforme a lo establecido en el considerando 14º del fallo que se revisa, y la suma de
$ 8.759.876, de acuerdo a lo razonado en el considerando 15º, esto es, la suma total de
$ 11.493.836, suma que deberá compensarse a la que resulte a favor de la actora
principal.
Tiene presente para ello, la circunstancia que la mercadería dañada fue sometida a un
proceso de saneamiento, operación que ascendió a la suma de $ 8.759.876, por lo tanto, al
ser recuperada y vendida en el mercado japonés, la compradora no sufrió perjuicio por
este concepto.
Regístrese y devuélvase.
Dictada por la Sexta Sala de esta I. Corte de Apelaciones, integrada por los Ministros
señor Hugo Dolmestch Urra y señora Gloria Ana Chevesich Ruiz y Abogado Integrante
señor Óscar Herrera Valdivia.
Rol Nº 4.677-1999.
3. CONCEPTO DE DAÑO MORAL. ES NECESARIO ACREDITARLO PARA
DETERMINAR EFECTOS OCASIONADOS
Rol: 1956-2002
Fecha: 09/04/2007
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
En estos autos seguidos ante el Decimoséptimo Juzgado Civil de Santiago, R ol
Nº 4.729-2001, acción de reclamación contemplada en la Ley Nº 19.628, con fecha 31 de
enero de 2002 se dictó sentencia mediante la cual se rechazó la reclamación deducida en
lo principal del libelo de fojas 44 y se acogió la demanda de indemnización de perjuicios
por concepto de daño moral en los términos que se señala, sin costas.
Notificado que fue el referido fallo, el actor interpuso en su contra recurso de apelación
y, por su parte, la demandada dedujo recurso de apelación y casación en la forma,
invocando, para el segundo, como causales que lo autorizan, las contempladas en los
numerales 5 en relación con el Nº 4 del artículo 170 y 7 del artículo 768 del Código de
Procedimiento Civil .
Se trajeron los autos en relación para conocer de los señalados recursos, concurriendo a
estrados los apoderados de las partes.
Vistos:
Se reproduce la sentencia en alzada, escrita de fojas 189 a 210, que es de fecha treinta
y uno de enero de dos mil dos, con la siguiente modificación:
Presente:
Por estas consideraciones y lo dispuesto en los artículos 186, 764, 765, 766, 768 y 798
del Código de Procedimiento Civil, se declara:
Que se rechaza el recurso de casación en la forma concedido a fojas 243 en contra de la
sentencia de treinta y uno de enero de dos mil dos, escrita de fojas 189 a 210.
No se condena en costas, por estimarse que el actor tuvo motivos plausibles para
litigar.
Rol Nº 1.956-2002.
4. PRESUPUESTOS PARA QUE SE GENERE RESPONSABILIDAD POR FALTA
DE SERVICIO. DAÑO MORAL
SUMARIO: Esta Corte, respecto del daño moral, ha expresado que: "se le ha concebido
como el dolor, pesar o molestia que sufre una persona en su sensibilidad física, en sus
sentimientos o afectos o en su calidad de vida y cuya indemnización se identifica en
general con la expresión latina pretium doloris o "precio del dolor" y haciendo una
clasificación elemental de los tipos de intereses susceptibles de perjuicio moral
comprende tanto los atributos de la personalidad, tales como el honor o la honra, la
intimidad o la propia imagen, cuya lesión involucra generalmente aspectos
patrimoniales y extrapatrimoniales, tales como el dolor corporal, los perjuicios
estéticos o de agrado; o cualquier deterioro del normal desarrollo de la vida familiar,
afectiva o sexual; los daños en la autoestima a consecuencia de lesiones o pérdida de
miembros; y los llamados perjuicios de afección, ocasionados por el sufrimiento o
muerte de un ser querido e intereses relacionados con la calidad de vida en general,
constituidos por las molestias ocasionadas en razón de la vecindad, tales como ruidos
molestos, humos y malos olores; intereses relacionados con la integridad física y
psíquica afectan, asimismo, la calidad de vida de la víctima". En este caso los actores
lo hacen consistir en el padecimiento que han sufrido por la muerte de su cónyuge y
padre, respectivamente, habiendo acreditado en autos con las probanzas rendidas el
dolor afectivo sufrido debido a la muerte del familiar.
Rol: 3582-2012
Fecha: 07/08/2013
Ministros: Carreño Seaman, Héctor; Pierry Arrau, Pedro; Sandoval Gouet, María
Eugenia; Pfeiffer Richter, Alfredo
TEXTO SENTENCIA:
I. Sentencia de casación
Vistos:
En estos autos rol Nº 3582 2012, caratulados "Díaz Valenzuela Paulina con Servicio de
Salud Aconcagua", juicio ordinario de indemnización de perjuicios por falta de servicio,
la parte demandada dedujo recursos de casación en la forma y en el fondo contra la
sentencia dictada por la Corte de Apelaciones de Valparaíso que confirmó la de primera
instancia que condenó a pagar a los actores una indemnización de $ 90.000.000 (noventa
millones de pesos) para la cónyuge y $ 60.000.000 (sesenta millones de pesos) para cada
uno de los hijos de la víctima, por concepto de daño moral.
Considerando:
Primero: Que al conocer este tribunal del presente asunto por la vía de los recursos de
casación interpuestos, encontrándose el proceso en estado de acuerdo, ha advertido de los
antecedentes que la sentencia que se ha impugnado podría adolecer de un posible vicio de
aquellos que dan lugar a la casación en la forma y respecto de los cuales el artículo 775
del Código de Enjuiciamiento en lo Civil autoriza para proceder de oficio.
Segundo: Que el artículo 768 del Código de Procedimiento Civil establece: "El recurso
de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
Nº 5 En haber sido pronunciada (la sentencia) con omisión de cualquiera de los requisitos
enumerados en el artículo 170".
Por su parte, esta última disposición señala que: "Las sentencias definitivas de primera
o de única instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen en su parte dispositiva
las de otros tribunales, contendrán: 4º Las consideraciones de hecho o de derecho que
sirven de fundamento a la sentencia".
En efecto, la sentencia impugnada obvia toda alusión a que la única norma aplicable
para dar por acreditada la responsabilidad demandada es el artículo 38 de la Ley
Nº 19.966, que dispone que los órganos de la Administración del Estado en materia
sanitaria son responsables de los daños que causen a particulares por falta de servicio.
De conformidad, asimismo, con lo que disponen los artículos 764, 765, 766, 768, 775,
786 y 806 del Código de Procedimiento Civil, se declara que se casa de oficio la
sentencia de veintisiete de marzo del año dos mil doce, escrita a fojas 374, la que por
consiguiente es nula y se la reemplaza por la que se dicta a continuación.
Regístrese.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr.
Héctor Carreño S., Sr. Pedro Pierry A., Sra. María Eugenia Sandoval G., el Ministro
Suplente Sr. Alfredo Pfeiffer R. y el Abogado Integrante Sr. Emilio Pfeffer U.
En Santiago, a siete de agosto de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.
Rol Nº 3582-2012.
De conformidad con lo que dispone el artículo 786 del Código de Procedimiento Civil,
se procede a dictar la siguiente sentencia de reemplazo.
Vistos:
b) En el segundo apartado de la parte expositiva, se cambia el "punto final" (.) por una
"coma" (,) y se incorpora la expresión "con costas".
e) En el tercer apartado del motivo Quinto, después de "sus rechazos", se agrega "con
costas".
f) En la parte final del razonamiento Octavo, se sustituye la "a" que figura antes de
"tenido que solicitar" por la forma verbal "ha".
Solicitan en el evento que se confirme la sentencia que las sumas a que se le condenó
sean sustancialmente rebajadas.
Finaliza invocando en forma subsidiaria la aplicación del artículo 2330 del Código
Civil, por considerar que Arnaldo Ampuero Andrade se expuso imprudentemente al
daño.
Segundo: Que, por su parte, los demandantes adhirieron a la apelación solicitando que
se modifiquen las sumas de indemnizaciones brindadas, otorgándoles éstas por los
montos solicitados o en subsidio por la cantidad que se fije por el tribunal.
Tercero: Que constituyen hechos no controvertidos por las partes y que constan en el
proceso:
a) Que Arnaldo Ampuero Andrade ingresó al Servicio de Urgencia del Hospital San
Juan de Dios de Los Andes el día 6 de abril de 2009 aproximadamente a las 19:45 horas,
presentando un cuadro con vómitos, dolor lumbar y mareos;
b) Que fue atendido por la internista doctora Istra Araya, quien luego de practicarle
exámenes preliminares, dada su gravedad determinó que el paciente fuera enviado al
Hospital San Camilo de San Felipe, con orden de practicar un scanner, con diagnóstico
final de meningitis;
c) Que el paciente ingresó al Hospital de San Felipe a las 20:27 horas, siendo atendido
por el médico de turno, Jaime Acevedo Vera, lugar donde posteriormente se agrava y
siendo las 23:45 horas fallece, entregándose como causa de muerte "shock séptico foco
no determinado";
d) Que practicada autopsia, ésta determinó como causa precisa de muerte desgarro
hepático, compatible con un traumatismo abdominal.
A) Gonzalo Andrés Herrera Palma, técnico paramédico del Hospital San Camilo de
San Felipe, quien señala que le correspondió el control de signos vitales, que los niveles
que traía no eran normales ya que tenía anomalías en la frecuencia respiratoria y que el
médico lo dejó en la sala de yesos al cuidado de su cónyuge.
B) Claudia Isabel Aballay León, enfermera del mismo hospital, quien indica que los
exámenes solo fueron de sangre, descartando la punción lumbar que sirve para descartar
meningitis.
Quinto: Que en jurisprudencia de la Corte Suprema se ha señalado reiteradamente que
la falta de servicio "se presenta como una deficiencia o mal funcionamiento del Servicio
en relación a la conducta normal que se espera de él, estimándose que ello concurre
cuando aquel no funciona debiendo hacerlo y cuando funciona irregular o tardíamente,
operando así como un factor de imputación que genera la consecuente responsabilidad
indemnizatoria, conforme lo dispone expresamente el artículo 42 de la Ley Nº 18.575.
Sexto: Que de los antecedentes del proceso surge que en el Hospital de Los Andes se le
efectuó un diagnóstico erróneo a Arnaldo Ampuero y que luego en el Hospital San
Camilo de San Felipe no se le otorgó una atención oportuna y eficaz, toda vez que a pesar
de ingresar a dicho recinto hospitalario por derivación del de Los Andes con diagnóstico
de meningitis no sólo no se le realizó el TAC o scanner solicitado en la derivación, sino
que no se le efectuó ningún otro procedimiento o examen distinto a los de sangre y orina
que permitiera confirmar o desechar el diagnóstico de remisión.
Que, por otra parte, la circunstancia de haber sido ingresado en la denominada sala de
yeso al cuidado de su cónyuge dificultó la supervisión de su estado por personal
paramédico, derivando en una situación de crisis que finalmente terminó con su deceso.
Octavo: Que como se ha expuesto en anteriores fallos sobre la materia, para que se
genere la responsabilidad por falta de servicio es necesario que entre aquélla y el daño
exista una relación de causalidad, la que exige un vínculo necesario y directo.
Así, se ha sostenido por la doctrina expresa que: "El requisito de causalidad se refiere a
la relación entre el hecho por el cual se responde y el daño provocado", "la causalidad
expresa el más general fundamento de justicia de la responsabilidad civil, porque la
exigencia mínima para hacer a alguien responsable es que exista una conexión entre su
hecho y el daño" (Enrique Barros, Tratado de Responsabilidad Extracontractual , 2006,
Editorial Jurídica de Chile, página 373).
Al respecto, diversas son las teorías que tratan de explicar este tema, a saber: la teoría
de la equivalencia de las condiciones, la de la causa adecuada, la de la causa necesaria y
la de la relevancia típica (Derecho Penal, Parte General , profesor Enrique Cury Urzúa,
décima edición, 2011, páginas 294 y siguientes).
El primero denominado "elemento natural", en virtud del cual se puede establecer que:
"un hecho es condición necesaria de un cierto resultado cuando de no haber existido la
condición, el resultado tampoco se habría producido" (Enrique Barros Bourie, Tratado de
Responsabilidad Extracontractual , Editorial Jurídica de Chile, 2006, página 376).
Así, una vez determinada la causalidad natural, se debe proceder a verificar si el daño
puede ser atribuible a la conducta desplegada.
Se ha señalado también que "Es condición del resultado toda circunstancia concurrente
a su producción, que, al ser suprimida mediante una operación mental hipotética,
determina la supresión del resultado" (Enrique Cury Urzúa, obra citada, página 294).
Décimo: Que en estos autos los demandantes solicitan se les indemnice el daño moral
sufrido con motivo del fallecimiento de Arnaldo Ampuero.
El profesor Arturo Alessandri Rodríguez ha expresado que: "El daño moral puede
revestir dos formas, según tenga o no repercusiones patrimoniales.
Agrega: "pero el daño moral puede no tener algún efecto patrimonial, ser meramente
moral.
Es así cuando consiste única y exclusivamente en la molestia o dolor que sufre una
persona en su sensibilidad física o en sus sentimientos, creencias o afectos.
El daño moral, ha dicho una sentencia, es aquel que proviene de toda acción u omisión
que pueda estimarse lesiva a las facultades espirituales, a los afectos o a las condiciones
sociales o morales inherentes a la personalidad humana: en último término, todo aquello
que signifique un menoscabo en los atributos o facultades mentales del que sufre el daño.
Son daños de esta especie el dolor o sufrimiento que experimenta un individuo con una
herida, lesión, cicatriz o deformidad, con su desprestigio, difamación, menosprecio o
deshonra, con el atentado a sus creencias, con su detención o prisión, con su
procesamiento, con su rapto, violación, estupro o seducción, si es mujer, con la muerte de
un ser querido y, en general, con cualquier hecho que le procure una molestia, dolor,
sufrimiento físico o moral" (De la responsabilidad extracontractual en el Derecho Civil
Chileno , Arturo Alessandri Rodríguez, Imprenta Universitaria, págs. 224 y 225).
De ello se sigue que, en analogía con el daño patrimonial, el daño moral puede
consistir en un mal que se causa o en un bien de cuyo disfrute se priva".
Agrega que "ante todo, el daño no patrimonial se puede presentar en la forma de una
aflicción física o mental.
En el caso del dolor físico, el daño se expresa en la aflicción que producen las heridas
y en el sufrimiento asociado a los tratamientos médicos necesarios.
En tanto, esta Corte, respecto del daño moral, ha expresado que: "se le ha concebido
como el dolor, pesar o molestia que sufre una persona en su sensibilidad física, en sus
sentimientos o afectos o en su calidad de vida y cuya indemnización se identifica en
general con la expresión latina pretium doloris o "precio del dolor" y haciendo una
clasificación elemental de los tipos de intereses susceptibles de perjuicio moral
comprende tanto los atributos de la personalidad, tales como el honor o la honra, la
intimidad o la propia imagen, cuya lesión involucra generalmente aspectos patrimoniales
y extrapatrimoniales, tales como el dolor corporal, los perjuicios estéticos o de agrado; o
cualquier deterioro del normal desarrollo de la vida familiar, afectiva o sexual; los daños
en la autoestima a consecuencia de lesiones o pérdida de miembros; y los llamados
perjuicios de afección, ocasionados por el sufrimiento o muerte de un ser querido e
intereses relacionados con la calidad de vida en general, constituidos por las molestias
ocasionadas en razón de la vecindad, tales como ruidos molestos, humos y malos olores;
intereses relacionados con la integridad física y psíquica afectan, asimismo, la calidad de
vida de la víctima" (Corte Suprema, Rol 5857-06, 30 de junio de 2008, considerando
vigésimo sexto).
En este caso, los actores lo hacen consistir en el padecimiento que han sufrido por la
muerte de su cónyuge y padre, respectivamente, habiendo acreditado en autos con las
probanzas rendidas el dolor afectivo sufrido debido a la muerte de Arnaldo Ampuero.
Por otra parte, no puede calificarse de imprudente a la persona que sin tener conciencia
de haber sufrido un trauma no concurre a un centro hospitalario en presencia de los
síntomas que lo aquejaban.
Decimotercero: Que por no haberse acreditado el daño moral demandado por el padre
y la hermana de Arnaldo Ampuero, se desestimará la demanda a su respecto, pues la sola
acreditación del parentesco que los unía con el occiso no habilita para acoger una
demanda por esta circunstancia.
Por estas consideraciones y teniendo además presente lo dispuesto en los artículos 144
y 186 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se decide:
I. Que se revoca la sentencia de doce de agosto de dos mil once, escrita a fojas 309 y
siguientes, sólo en cuanto se acoge la demanda interpuesta por Arnaldo de las Mercedes
Ampuero Rojas y Josefina de las Mercedes Ampuero Andrade y en su lugar se declara
que no se hace lugar a su demanda, sin costas.
II. Que se la confirma en lo demás, con declaración de que el monto a pagar por el
Servicio de Salud Aconcagua por concepto de daño moral asciende a la suma de
$ 45.000.000 (cuarenta y cinco millones de pesos) para la demandante Paulina Díaz
Valenzuela y de $ 25.000.000 (veinticinco millones de pesos) para cada uno de los hijos
del occiso, Enrique Jesús y Cristóbal Alejandro, ambos de apellidos Ampuero Díaz.
Acordada la decisión II con el voto en contra de la Ministra Sra. Sandoval, quien fue
de parecer de revocar la sentencia de primera instancia en cuanto hizo lugar a la
indemnización por daño moral solicitada a favor de la cónyuge e hijos del Sr. Ampuero,
en virtud de las siguientes consideraciones:
1º. Que según consta de la ficha clínica acompañada en segunda instancia, el paciente
ingresó a la unidad de emergencia del Hospital San Camilo de San Felipe a las 20:27 hrs.,
recibiendo atención médica a las 20:30 hrs., oportunidad en la cual se le controlan los
signos vitales y se ordena efectuarle diversos exámenes, los cuales le son practicados a
las 21:03 hrs.
2º Que en el Informe del Servicio Médico Legal de San Felipe agregado a fojas 197, se
consigna el diagnóstico histológico de laceración hepática vital y signos necrofológicos
de shock, lo que refrenda lo establecido en el Protocolo de Autopsia sobre la causa de
muerte del Sr. Ampuero.
Se agrega que como la profundidad del desgarro no fue mayor a 6 mm. sólo
comprometió vasos superficiales por lo que el desgarro pudo ser de cuantía moderada,
pero sostenida en el tiempo por lo que podría haber tenido un período de sobrevida
variable.
4º Que no hay elementos probatorios en la causa que permitan aseverar que los
médicos tratantes del paciente infringieron la lex artis en la atención que le prestaron.
5º Que no obstante lo anterior, si se estima que se configura una falta de servicio, dado
que no se le realizó el scanner solicitado por la médico que lo remitió desde Los Andes y
que se le internó en una sala no destinada al efecto, no dejándolo al cuidado de personal
idóneo, no es posible atribuir responsabilidad a la demandada, toda vez que no se
configura la relación de causalidad para efectuarlo.
De acuerdo al mérito del proceso, no puede concluirse que la realización del scanner o
la internación en la sala de urgencia con personal idóneo hubiera evitado el deceso del Sr.
Ampuero; tampoco hay antecedentes que permitan establecer que otros exámenes
diferentes a los que se le practicaron al paciente hubieran permitido diagnosticar su mal y
en su caso, los procedimientos quirúrgicos o de otro orden que se tendrían que haber
efectuado para evitar su deceso.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr.
Héctor Carreño S., Sr. Pedro Pierry A., Sra. María Eugenia Sandoval G., el Ministro
Suplente Sr. Alfredo Pfeiffer R. y el Abogado Integrante Sr. Emilio Pfeffer U.
En Santiago, a siete de agosto de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.
Rol Nº 3582-2012.
CAPÍTULO II DAÑO MORAL EN MATERIA EXTRACONTRACTUAL
1. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL POR EJERCICIO INDEBIDO DE
ACCIÓN PENAL
Rol: 190-2003
Fecha: 28 /07/2005
Partes: Labbé Burgos, Alejandro Wladimiro con Baeza Ovalle, José Gonzalo
Ministros: Benquis Camhi, José; Pérez Zañartu, José Luis; Medina Cuevas, Jorge
Voces: daño
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Segundo: Que la acción ejercida contra el demandado José Gonzalo Baeza Ovalle,
tiene por objeto la indemnización del daño emergente, lucro cesante y perjuicio moral
que el demandante dice haber padecido producto del cuasidelito civil que se le imputa.
Los perjuicios cobrados dicen relación con los daños ocasionados por la privación de
libertad injusta que tal accionar le provocó.
Hace presente que el protesto que dio origen a la querella le trajo múltiples trastornos
comerciales que aún soporta, situación que ha repercutido negativamente en su actividad
económica y en su vida personal.
Tercero: Que se hace necesario precisar que la responsabilidad penal y civil derivadas
de un mismo hecho, pueden coexistir pero son distintas e independientes.
En este contexto, la actitud del demandado no puede sino calificarse de deliberada, por
cuanto, en el contrato definitivo antes referido, las partes, Sociedad Agrícola y Forestal
La Ligua Ltda., debidamente representada por el demandado, quien además, es socio de
ella y Alejandro Labbé Burgos, declararon en la cláusula cuarta cumplida cualquiera
promesa de compraventa entre ellas, relativas al inmueble objeto de este contrato
respecto de cuyas obligaciones se otorga el más amplio y completo finiquito.
Así, accionó penalmente en contra del actor, en abierta transgresión a los actos
anteriores que expresan la voluntad de la vendedora que él representaba y determinan una
posición jurídica en la materia.
Séptimo: Que los hechos señalados constituyen una conducta voluntaria, improcedente
y culpable del demandado porque, como ya se dijo, de propia iniciativa determinó hacer
gestiones contra los acuerdos preestablecidos, sean éstos tácitos o expresos, pues es
evidente que el demandado, a esa fecha, se abstuvo de iniciar las acciones que el
ordenamiento jurídico le franquea, para obtener lo que ahora reclama.
Octavo: Que lo anterior se refuerza aún más, si se tiene presente, que de acuerdo a las
alegaciones y defensas del demandado en los escritos fundamentales de esta causa, no
existe precisión en cuanto a la obligación reclamada, esto es, si se trata de cobrar el valor
de la multa, en caso de estar vigente la obligación o de una parte del precio de la
compraventa, lo que se repite en los planteamientos del recurso de casación en el fondo
por él interpuesto.
Noveno: Que la prueba de autos resulta insuficiente para establecer que en la actuación
del demandado hubo dolo de su parte.
Décimo: Que corresponde, por consiguiente, dar por establecidos los presupuestos de
la acción indemnizatoria, en los términos de los artículos 2314 y 2329 del Código Civil,
ya que el daño padecido por el actor, debidamente acreditado por el juez de primer grado,
es la consecuencia directa y necesaria del actuar del demandado y éste debe resarcirlo.
Undécimo: Que, por lo antes razonado, este tribunal mantendrá el valor determinado
por concepto de daño emergente con intereses corrientes para operaciones no reajustables
desde la fecha señalada en la sentencia que se revisa.
En cuanto al daño moral, compartiendo los fundamentos vertidos en el motivo 21º del
fallo de primer grado, este tribunal lo regula prudencialmente en la suma de $ 4.000.000,
con los intereses corrientes para operaciones no reajustables en caso de incurrir el
demandado en mora.
Decimocuarto: Que, sin perjuicio de lo anterior, cabe precisar además, que no existe
prueba suficiente para demostrar la falta de verdad o inexactitud de las declaraciones
contenidas en la escritura pública que se cuestiona, sobre todo en lo que dice relación con
su cláusula cuarta.
Y de conformidad además con los textos legales citados; se confirma, sin costas, la
sentencia apelada de veinticinco de marzo de dos mil dos, escrita a fojas 871, con
declaración que el daño moral que el demandado Sr. Baeza Ovalle debe pagar al actor
asciende a la suma de $ 4.000.000, más los intereses corrientes en la forma dicha en el
motivo 11º de este fallo.
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros
señores José Benquis C., José Luis Pérez Z., Jorge Medina C. y los Abogados Integrantes
señor Juan Infante Ph. y Ricardo Peralta V.
Rol Nº 190-2003.
2. INCOMPATIBILIDAD ENTRE REPARACIONES PECUNIARIAS DE INFORME
RETTIG CON INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL
SUMARIO: El espíritu de los beneficios (de índole pecuniario) instituidos por la Ley
Nº 19.123, fue el de reparar, en la medida de lo posible, el daño moral y patrimonial
que ha afectado a los familiares directos de las víctimas.
Rol: 8679-2003
Fecha: 08/04/2005
Voces: acción judicial - daño moral - derecho administrativo - derecho civil - Estado -
prescripción - responsabilidad civil - responsabilidad contractual - responsabilidad del
estado
TEXTO SENTENCIA
Santiago, ocho de abril de dos mil cinco.
Vistos:
1º.- Que corresponde resolver la apelación deducida contra la sentencia emanada del
Vigésimo Juzgado Civil de Santiago que, en lo decisorio, acoge la excepción de
prescripción opuesta por la demandada —el Fisco de Chile— y rechaza la demanda de
fojas 1 y siguientes, por la cual se reclama indemnización de perjuicios en contra del
Fisco, por la suma de $ 500.000.000, por el daño moral que le ha ocasionado al actor la
detención y posterior desaparecimiento de su padre, a consecuencia de acciones ilícitas
de agentes del Estado.
2º.- Que el apelante sostiene que la acción deducida para hacer efectiva la
responsabilidad extracontractual del Estado, es una acción constitucional respecto de la
cual no se establece plazo de prescripción, por aplicación de lo dispuesto en el artículo
38, inciso segundo de la Constitución Política del Estado.
Es un error, en su concepto, pretender aplicar a los actos dañosos del Estado, como lo
ha hecho el sentenciador, la preceptiva que informa el derecho privado, por cuanto éste
está destinado a resguardar derechos de particulares y es informado por otros principios
que los que rigen en el ámbito del derecho público, el cual está llamado a resguardar
derechos de máxima importancia y cuya actividad se encuentra regulada por los artículos
6o y 7º de la Carta Fundamental.
3º.- Que para fundamentar sus asertos, el apelante destaca el carácter insaneable de los
actos del Estado, expresado en la jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema sobre
nulidad de derecho público, así como la imprescriptibilidad de la acción constitucional de
amparo establecida en el artículo 21 de la Constitución Política del Estado y de la acción
constitucional de inaplicabilidad por inconstitucionalidad.
4º.- Que es menester señalar que la prescripción constituye una institución de orden
público, vinculada a consideraciones de certeza o seguridad jurídica; la prescripción
tiende, en esencia, a la estabilización de los derechos y situaciones jurídicas y como tal,
es recogida y aplicada en todos los ámbitos del ordenamiento jurídico, por lo que el
hecho de que ciertas conductas se sometan al derecho público, no obsta a que ellas
puedan extinguirse por prescripción.
7º.- Que en ausencia de una norma especial que haga imprescriptible la responsabilidad
extracontractual del Estado, corresponde aplicar las reglas del derecho común sobre la
materia, lo que nos refiere, específicamente, a la regla consagrada en el artículo 2332 del
Código Civil, según la cual la acción de perjuicios prescribe en cuatro años, contados
desde la perpetración del acto.
8º.- Que de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 2497 del Código Civil, la prescripción
corre por igual, a favor y en contra de toda clase de personas, ya sea que se trate del
Estado, de las Iglesias, de las municipalidades, de los establecimientos y corporaciones
nacionales, y de los individuos particulares que tienen la libre administración de sus
bienes, criterio que es concluyente a la hora de determinar la vigencia de las normas
relativas a la prescripción en el ámbito del derecho público.
9º.- Que con el mérito de los antecedentes que constan en autos, entre los que se
cuentan la copia del fallo de la Excma. Corte Suprema, recaído en la causa Rol Nº 564-
95, seguida en el Segundo Juzgado Militar de Santiago en contra de Osvaldo Romo,
Moren Brito y otros, y el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación,
ha quedado establecido que la detención, a la que siguió la posterior desaparición del
padre del actor, se produjo el 10 de abril de 1976, en Buenos Aires, al salir de una
reunión de la Junta Coordinadora Revolucionaria, por fuerzas de seguridad de esa nación,
en colaboración con agentes de la DINA, desde donde habría sido trasladado a Villa
Grimaldi, lugar en el que se pierde su paradero.
10º.- Que habiendo transcurrido más de 25 años desde que se perpetraron los hechos
que se imputan al Estado, hasta la notificación de la demanda, el 30 de abril de 2001,
resulta manifiesto que la acción civil deducida en su contra se encuentra extinguida por la
prescripción del artículo 2332 del Código Civil.
11º.- Que la prescripción extintiva o liberatoria es un modo de extinguir los derechos y
acciones ajenos, por no haberlos ejercitado el acreedor o el titular de ellos durante un
cierto lapso de tiempo, concurriendo los demás requisitos legales.
Aunque el actor sostuviera que su inactividad se debió a que no estaban dadas las
condiciones para accionar en el período del régimen militar y que a lo imposible nadie
está obligado, lo cierto es que tampoco accionó una vez que se instauró un gobierno
democrático (1990), ni cuando se conoció el Informe de la Comisión Nacional de Verdad
y Reconciliación (1991), en el que, justamente, el actor funda su demanda.
Por el contrario, deduce la acción transcurridos más de 10 años desde este último
evento.
12º.- Que aun en los casos en que el legislador estimó necesario otorgar el beneficio de
la suspensión de la prescripción a favor del acreedor incapaz, para que ésta no corra en su
contra mientras se encuentra imposibilitado de ejercer sus derechos, igualmente
estableció un límite o plazo máximo, transcurrido el cual no se toma en cuenta la
mencionada suspensión, ya que la aspiración general es que todas las situaciones
jurídicas y derechos queden definitivamente consolidados al cabo de un cierto plazo
máximo, que en el caso de nuestro ordenamiento jurídico es de 10 años (artículo 2520 del
Código Civil).
13º.- Que el apelante ha sostenido que es un error pretender que la acción se encuentra
prescrita, atendido que el hecho dañoso no sólo consiste en la detención, sino en el
desaparecimiento del padre del actor, que al mantenerse hasta la actualidad, habría
interrumpido el plazo de prescripción, por aplicación del artículo 2518 del Código Civil.
14º.- Que la circunstancia de que la detención del padre del actor haya dado lugar a su
posterior desaparecimiento y que éste se haya prolongado en el tiempo, habiendo
adquirido caracteres de permanencia, no impide aplicar la regla contenida en el artículo
2332 del Código Civil, toda vez que según ésta el plazo ha de contabilizarse desde la
perpetración del acto, es decir, desde el día en que se cometió el hecho doloso o culpable,
en este caso la detención, aunque los efectos dañosos del antedicho acto se prolonguen o
continúen en el tiempo (ver Alessandri Rodríguez, Arturo, De la responsabilidad
extracontractual en el derecho civil chileno , Nº 432).
Es lo que ocurre, por lo demás, con numerosos otros hechos ilícitos que pueden llegar a
provocar un daño moral prolongado o infinito, como el que genera en sus parientes más
cercanos el fallecimiento de una persona, o el que produce la invalidez en la propia
víctima del hecho ilícito.
Sostener que la continuación del daño impide el cómputo del plazo en que prescribe la
acción reparatoria, es consagrar, indirectamente, la imprescriptibilidad de las acciones de
indemnización de perjuicios, lo que no resulta admisible en nuestro ordenamiento
jurídico.
15º.- Que el apelante ha invocado como uno de los fundamentos de su demanda, y así
lo ha reiterado en estrados la aplicación por el Estado de Chile de lo que llamó el
complejo normativo del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, el cual estaría
compuesto por los diversos Tratados Internacionales suscritos y ratificados por nuestro
país, así como por la jurisprudencia y los principios generales de Derecho Internacional,
normativa que al incorporarse al ordenamiento interno, en virtud del artículo 5 o de la
Constitución Política del Estado, impediría aplicar las normas de prescripción a casos
como el de autos, por tratarse de crímenes de lesa humanidad, de carácter imprescriptible.
17º.- Que es menester tener presente, por otra parte, que el demandante ha percibido
beneficios de carácter pecuniario, con cargo al Estado, en virtud de la Ley Nº 19.123
dictada con el preciso objeto de otorgar pensiones de reparación y otros beneficios
sociales, a los familiares de las víctimas de violaciones a los derechos humanos o de la
violencia política, que se individualizan en el Volumen Segundo, del Informe de la
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.
En efecto, consta en autos (fojas 47) que el demandante percibió una pensión mensual,
en su calidad de hijo de la víctima, desde el 1º de julio de 1991 hasta diciembre de 1993,
fecha en que expiró su derecho, al cumplir la edad de 25 años establecida en la ley cuya
suma global acumulada asciende a $ 674.014 y, además, recibió en 1992 una bonificación
compensatoria de monto único, equivalente a doce meses de pensión, ascendente a la
suma de $ 252.000, la que no se considera renta para ningún efecto legal.
18º.- Que de acuerdo a la historia fidedigna de su establecimiento, el espíritu de los
mencionados beneficios instituidos por la Ley Nº 19.123, fue el de reparar, en la medida
de lo posible, el daño moral y patrimonial que ha afectado a los familiares directos de las
víctimas.
19º.- Que atendido lo anterior, resulta evidente que de acogerse las pretensiones de la
demandante, se estaría dando lugar a una nueva indemnización, fundada en los mismos
hechos que dieron origen a los beneficios establecidos mediante la Ley Nº 19.123, con
idéntica finalidad reparar el daño moral de un familiar directo e igual fuente de
financiamiento (erario nacional), lo cual resulta inadmisible desde el punto de vista
jurídico y carente de toda lógica.
Si bien los montos asignados a las pensiones de reparación pueden considerarse por los
beneficiarios como insuficientes, no es posible olvidar que ninguna compensación
pecuniaria es susceptible de reparar el daño moral, por cuantiosa que ésta sea.
Regístrese y devuélvase.
Pronunciada por la Séptima Sala de esta Corte, integrada por el Ministro señor Juan
Eduardo Fuentes Belmar, el Ministro señor Joaquín Billard Acuña y por la Abogado
Integrante señora Andrea Muñoz Sánchez.
Rol Nº 8.679-2003.
3. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL DE BANCO POR INFORMAR
ERRADAMENTE A DEUDOR EN BOLETÍN COMERCIAL. REBAJA DE DAÑO
MORAL
No cabe duda alguna que hubo negligencia y descuido de parte del demandado
(banco) al enviar una comunicación errónea al Boletín Comercial, indicando como
deudora a la actora en el pago de una cuota del mutuo, que a la época de dicha
comunicación se encontraba pagada.
Lo que se dice no puede quedar desvirtuado por el hecho que, con posterioridad, el
banco haya aclarado ese error en tal Boletín y, menos aún, puede aceptarse la excusa
del demandado, en cuanto afirma que todo se debió a un error computacional.
Para la regulación del daño moral debe tenerse en cuenta que la demandante pagó la
cuota de que se trata con atraso, y que el lapso que demoró el banco en efectuar la
aclaración de lo acontecido fue breve.
Rol: 957-2001.
Fecha: 27/04/2007
TEXTO SENTENCIA
Visto:
Se eliminan los motivos 5 o , 6o , 7o , 8o , 9o , 10º, 11º, 12º, 13º, 14º, 15º y 16º del fallo
de primer grado; también el párrafo final del 4o , que comienza con la voz De y termina
con la palabra celebrado; se suprimen las citas referidas a artículos del Código Civil; se le
reproduce en lo demás y se tiene también presente:
—Que son hechos acreditados en los autos, y no controvertidos, que conviene dejar
anotados para la decisión del asunto, los que siguen:
Que la cuota Nº 15, con vencimiento el 15 de diciembre de 1998, fue pagada por la
demandante el 29 de diciembre de ese año, y contabilizada como pagada por el Banco,
solamente el 29 de enero de 1999, según el mismo señala, por un error computacional; y
—Que del documento de fs. 124, emanado de la Cámara de Comercio, consta que en el
Boletín de Informaciones Comerciales Nº 3652, de 16 de febrero de 1999, se hizo la
publicación de la nómina de documentos y deudas impagas del Banco de Chile, oficina
Concepción, entre las cuales se encuentra incorporada Attia Véjar Leyton, por cuota de
$ 30.026, con vencimiento el 15 de diciembre de 1998.
Además, que en ese mismo Boletín, el Nº 3654, de 2 de marzo de 1999, a solicitud del
Banco del Estado, se publicó una aclaración, en el sentido de que la publicación anterior
había obedecido a un error no imputable al deudor.
Lo que se acota no puede ser contrarrestado por el documento de fs. 78, debido a que
este último, únicamente comprende un período que abarca entre marzo de 1999 y marzo
de 2000;
—Que de los informes de DICOM S.A., de fs. 54 y 94, aparece que el Banco del
Estado de Chile no le envía en forma directa nóminas de deudores morosos, sino que
procesa y transmite en línea información sobre protestos y morosidades publicados en el
Boletín de Informaciones Comerciales de la Cámara de Comercio, en que se contienen
los protestos y morosidades que recepciona del Banco del Estado de Chile.
Del documento de fs. 8, a su vez, consta que DICOM S.A. publicó la morosidad de la
demandante, que ha dado lugar a esta causa;
—Que no cabe duda alguna que hubo negligencia y descuido de parte del demandado
al enviar una comunicación errónea al Boletín Comercial, indicando como deudora a la
actora en el pago de una cuota del mutuo, que a la época de dicha comunicación se
encontraba pagada.
Lo que se dice no puede quedar desvirtuado por el hecho que, con posterioridad, el
Banco haya aclarado ese error en tal Boletín y, menos aún, puede aceptarse la excusa del
demandado, en cuanto afirma que todo se debió a un error computacional;
—Que la demandante sostiene que con motivo de esa conducta culposa del demandado
experimentó perjuicios: $ 36.000.000 que dejó de ganar, a razón de $ 1.500.000
mensuales, al no ser contratada por dos años en la Empresa Edisma 21 Limitada, por
aparecer como deudora en el Boletín Comercial y DICOM; y $ 70.000.000 por concepto
de daño moral, o la suma o sumas que el tribunal determine, con reajustes, intereses y
costas;
En efecto, los documentos de fs. 43 y 52, que emanan de una sola persona y que se
refieren a lo mismo, no han sido ratificados en el pleito por su otorgante y, por otra parte,
las declaraciones que sobre el particular hacen los testigos Marcia Arias Palma (fs. 72),
Edwin Pradenas Varela (fs. 74) y Eduardo Pino Véjar (fs. 75 vta.), son vagas, imprecisas,
carentes de basamentos serios, constituyendo, en el hecho, simples apreciaciones que
ellos realizan acerca de lo expresado;
Pues bien, es indudable que la demandante sufrió dolor, molestia, angustia o aflicción
como producto de verse expuesta como deudora morosa a raíz de un antecedente
comercial errado, toda vez que no lo era, en una publicación de acceso general y, en
especial, para sectores comerciales, laborales o financieros, viéndose, de tal manera,
sometida al descrédito comercial y profesional.
El demandado dice que, en la especie, ese daño moral no existe, puesto que la actora
siempre ha sido una cumplidora irregular de sus deudas, apareciendo continuamente
como deudora en el Boletín Comercial y DICOM S.A.
Pero, de los documentos de fs. 55, 59 a 63, de fs. 78, de fs. 81 a 90, y de fs. 131 y 132,
se desprende que todas las morosidades de la demandante, de que ellos dan cuenta, son
posteriores a la errónea comunicación del Banco y consecuente publicación como morosa
en el Boletín Comercial y luego en DICOM.
Sin embargo, para la regulación del daño en mención, debe tenerse en cuenta que la
demandante pagó la cuota de que se trata con atraso, y que el lapso que demoró el Banco
en efectuar la aclaración de lo acontecido fue breve.
Por último, sobre lo que se manifiesta, es menester consignar que, contra lo pretendido
por la actora, no se ha justificado en los autos que las morosidades posteriores de ella,
deriven, precisamente, de la errónea publicación motivada en el obrar del demandado.
Así las cosas, esta Corte regula el daño moral sufrido por la demandante, con ocasión
del obrar negligente del Banco, actuando de modo prudencial y equitativo, a la fecha de
esta sentencia, en $ 3.000.000 (tres millones de pesos);
12.- Que la posición del demandado, en la parte que afirma que no hubo relación
causal entre su conducta y el eventual daño de la actora, debido a que nunca dio alguna
información a DICOM, sino que este organismo la obtuvo por sus propios medios, no
puede prosperar.
Fue, entonces, el error del Banco lo que, en definitiva, determinó las actuaciones del
Boletín Comercial y DICOM S.A.;
—Que conviene dejar anotado que el hecho de haber aparecido la demandante como
deudora morosa del Banco en el Boletín y DICOM, con motivo del obrar negligente del
demandado, no constituye una violación del contrato de mutuo celebrado entre ellos, sino
un hecho ajeno a éste, que debe regirse por las normas de la responsabilidad
extracontractual, tal como lo plantea la actora en su petición principal;
—Que, acorde con lo que se ha venido narrando, el fallo en alzada deberá ser
revocado, en lo que se dirá;
Que se revoca el fallo de 5 de enero de 2001, escrito de fs. 138 a 143, en la parte que
rechaza la demanda contenida en lo principal de fs. 1, y en su lugar se determina que ella
queda acogida, sin costas, sólo en cuanto se condena al demandado a pagar a la actora,
por concepto de daño moral, la suma de $ 3.000.000 (tres millones de pesos).
Esta cantidad se pagará con más los reajustes que experimente el Índice de Precios al
Consumidor entre la fecha de esta sentencia, época a la cual se ha realizado su
regulación, y la del pago; y con más intereses corrientes para operaciones reajustables
entre la fecha de notificación del cúmplase de este fallo y la del pago.
Se previene que el Ministro señor Silva, estimando que la suma fijada por la mayoría
como daño moral de la actora, es elevada en relación con las circunstancias del hecho,
estuvo por regular dicho daño, de modo equitativo y prudencial, solamente en
$ 1.000.000 (un millón de pesos).
Regístrese y devuélvase.
No firma el Ministro señor Solís, quien concurrió a la vista y al acuerdo, por estar
ausente.
Rol Nº 957-2001.
4. NO ES PROCEDENTE ORDENAR INDEMNIZACIÓN DEL DAÑO MORAL
CUANDO RESULTADO DE CUASIDELITO ES MENOR
El daño moral, pues, no existe y su cobro revela más un afán de lucro que un ánimo
reparatorio.
Rol: 817-2006
Fecha: 13/04/2007
Partes: Reyes López, Mario Antonio y otra con Gaete González, Camilo Enrique
Voces: accidente de tránsito - cuasidelito - daño moral - delitos contra la vida - derecho
civil - derecho penal - homicidio - responsabilidad civil - responsabilidad
extracontractual - responsabilidad penal - terceros responsables
Legislación relacionada: Artículo 2315, artículo 2329 Código Civil; artículo 490
Código Penal
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Se reproduce la sentencia apelada, con excepción de sus fundamentos sexto a octavo,
que se eliminan.
—Que la actora Agnes Rebeca Ibáñez Aceituno desde luego carece de legitimación
activa en esta causa para demandar daño emergente o lucro cesante, puesto que ya al
accionar señala que su calidad es la de dueña actual del camión siniestrado, en tanto que
se asigna en el mismo libelo a otra persona la calidad de dueño y poseedor del mismo al
tiempo del accidente que habría causado los daños, lo que basta para concluir que la Sra.
Ibáñez no pudo sufrir perjuicio material alguno por esos hechos, si a dicho tiempo no
tenía, o al menos no alega haber tenido, ninguna relación con el bien.
—Que, en cambio, Mario Reyes López asegura haber sido dueño y poseedor del
camión precisamente al tiempo de la colisión. Dominio no ha probado, desde luego, y en
cuanto a su calidad de poseedor cabe destacar que no le asiste la presunción derivada de
la inscripción ni ha presentado documentos que acrediten la existencia de un contrato a su
nombre para justificar su pretensión.
Con todo, naturalmente que eso es así en tanto no se demuestre que la tenencia del
móvil era sólo eso: mera tenencia.
—Que la prueba de esta causa no lleva en forma alguna a determinar que Mario Reyes
López fuera el poseedor del camión que interesa y, antes al contrario, lleva a excluir
derechamente esa posibilidad, porque no sólo faltan documentos, inscripciones o
testimonios claros que avalen la pretensión, sino que la echa por tierra una confesión
extrajudicial espontánea prestada en otro juicio ante juez competente, que reviste
entonces la calidad de presunción grave la cual, a su turno, cumple la exigencia del
artículo 426 del Código de Procedimiento Civil para estimarse plena prueba, como se
dirá.
—Que en efecto; en la causa criminal Rol Nº 50.896 del ex Segundo Juzgado del
Crimen de Rancagua, tenida a la vista, a fs. 42 el ahora demandante Mario Reyes López
se identifica como chofer de camión, "sin bienes propios", trabajador de Transportes
Vega, empresa que le pagaba un sueldo, añadiendo precisamente que el camión que nos
ocupa se encontraba inscrito a nombre de Transportes Vega.
Ahora bien, el propietario inscrito de ese vehículo era don Luis Vega Olivera y
sabemos que habiendo él fallecido, el dueño era su sucesión, formada por tres personas
también de apellido Vega, como se lee en el certificado de inscripción de fs. 4 y 5, de
forma que todo calza y la presunción grave de que hablamos, adquiere una indudable
precisión.
—Que, por cierto, contra esa confesión que así adquiere rasgos de prueba completa, no
puede valer el dicho posterior y también extrajudicial, contenido en el documento de fs.
90 de la causa criminal, que refiere un supuesto contrato de compraventa verbal que por
motivo inverosímil no se habría formalizado por escrito (se esgrime como razón el que no
se habría pagado aún la mayor parte del precio, como si eso fuera un obstáculo o como si
no existieran contratos de venta de vehículos con pago a plazos), refiriendo además
supuestos pagos de grandes cantidades (ocho millones de pesos de contado) sin que se
indique siquiera documento alguno de pago, haciendo además referencia a pagos
posteriores que tampoco aparecen documentados.
Nada de eso es compatible con el trabajo a sueldo como chofer —justamente del
camión de autos— para Transportes Vega, que confesó el ahora actor, ni con su
declaración de carecer de bienes.
Lo que parece obvio es que la sucesión Vega transfirió después del accidente y
probablemente como consecuencia del mismo, la propiedad del camión a la cónyuge de
Reyes, o quizá a éste a través de su cónyuge, y desprendida ya del dominio del bien, o
decidida a desprenderse en un futuro entonces próximo, a dicha sucesión no le interesa la
suerte del vehículo ni de sus daños y de ahí el escrito de fs. 90.
7.- Que todo lo anterior se reafirma en forma incontestable por el propio abogado de
Reyes en aquella causa criminal a la vista, cuando a fs. 135 vta. de tales autos dice al Juez
del Crimen que el camión fue incluido en el inventario de posesión efectiva de la
sucesión Vega.
En efecto, ¿cómo es que, si el camión fue vendido por el causante (que murió en 1999)
a Mario Reyes y, por ende, dado su carácter de bien mueble se perfeccionó la
transferencia del dominio y se produjo asimismo la evidente pérdida de posesión del
anterior dueño, naciendo la del adquirente, que además lo conducía, ocurre que una vez
muerto Luis Vega sus herederos, mismos que ahora nos dicen que siempre supieron de
esa compraventa y que afirman que Reyes era el poseedor y propietario del móvil, lo
incluyeron sin embargo en el inventario de la posesión efectiva de la herencia de su
causante, protocolizado en el año 2001, según se lee a fs. 132 y 133 de la causa a la vista?
¿Quién era, pues, el poseedor a esa fecha?
Sin duda los herederos, que contaban con posesión efectiva de una herencia entre
cuyos bienes se incluía expresamente el camión, y no el conductor que reconoció ante el
Juez ser un chofer asalariado que carecía de bienes.
El escrito de fs. 135 a 136 de la causa criminal constituye, entonces, una segunda
presunción que reafirma la primera, en orden a probar definitivamente que Mario Reyes
era mero tenedor del camión accidentado.
—Que, sin embargo, los dos actores reclaman también daños morales por sus propios
sufrimientos, y respecto de ese punto sí que tienen legitimación activa, de forma que la
excepción no puede acogerse sino parcialmente.
—Que adentrándonos ahora en el fondo, respecto del daño moral, sucede que antes de
determinar si éste existe es preciso establecer que realmente nos encontremos ante el caso
regulado en el artículo 174 de la Ley de Tránsito; esto es, que el demandado sea el
propietario del vehículo que ocasionó el daño o, lo que es lo mismo, que el demandado
sea dueño del móvil conducido por quien haya sido el responsable del accidente.
—Que esa condición previa para generar la responsabilidad civil del demandado, esto
es, que su fallecido hijo haya sido el causante del accidente con su conducción del bus
que pertenecía a Camilo Gaete González, no se cumple en forma alguna en este proceso,
y con ello de todas maneras hubiera caído también la demanda por daños materiales, si
los actores hubieren tenido legitimación activa al respecto.
—Que los actores pasan por sobre este punto con asombrosa liviandad, suponiendo sin
más que el tema esté zanjado.
Así lo estimó en su alegato en estrados el abogado apelante, diciéndonos que con la
resolución de sobreseimiento de lo penal, y con el informe de la Sección Investigadora de
Accidentes de Tránsito (SIAT) corriente en aquella causa, el punto de la responsabilidad
del fallecido conductor del bus en la colisión, estaba demostrado.
Ocurre, sin embargo, que la causa criminal no fue sobreseída definitivamente por
fallecimiento del responsable, como debería haber ocurrido si allí se hubiere determinado
su culpa, al tenor de lo prescrito por el artículo 408 numeral 5 del Código de
Procedimiento Penal.
—Que si lo anterior es así, parece obvio que no se puede tomar un elemento aislado de
aquella causa, como es el informe de SIAT, para pretender con él formar prueba completa
en este proceso civil.
El informe no constituye pericia de este juicio, sino que obra en el juicio criminal que
está a la vista y, por ende, no es una pieza que pueda analizarse de manera separada.
—Que en este proceso civil no hay una sola prueba adicional o propia que establezca
culpa del conductor del bus cuyo propietario es el demandado.
No hay, en todo el expediente, otra cosa que no sea la copia del informe de SIAT que,
ya se dijo, es una pieza de un proceso diferente, que no puede extraerse del mismo sin
referencia a todo el resto de lo allí investigado ni menos a la conclusión de la causa.
Tampoco puede pretenderse darle aquí a ese informe un valor de peritaje que no tiene,
puesto que ni se rindió en estos autos ni cumplió con las exigencias que para las pericias
disponen los artículos 414 a 424 del Código de Procedimiento Civil.
—Que, además, de fs. 81 a 83 hay tres testigos presenciales, sin tacha y que dan razón
de sus dichos, quienes de manera conteste culpan al actor Reyes del choque, aseverando
que intentó virar en U con su camión, obstruyendo la pista de los otros móviles.
Los testigos de fs. 87 a 89 vta., en cambio, no declaran sobre el punto.
La única prueba de este juicio, entonces, es contraria a las pretensiones de los actores.
—Que aún más, si la culpa del conductor fallecido, y con ello la responsabilidad del
demandado, fuera un hecho probado —que no lo es— ocurre que tampoco se acreditaron
aquí los supuestos del daño moral.
Los testigos de fs. 87 a 89 hablan de vaguedades como que vieron a los integrantes de
la familia llorando o a que el sufrimiento se debió a que Reyes salvó milagrosamente la
vida, pero no refieren una sola lesión específica, un tiempo concreto de hospitalización,
un tratamiento determinado, que siente bases objetivas como para, a partir de ellas, poder
entender que existiera un sufrimiento serio, prolongado y comprensible como para
generar el daño cuya indemnización se pide, y que se calcula nada menos que en quince
millones de pesos.
Naturalmente se echa en falta prueba documental que no puede haber sido difícil de
obtener, como fichas médicas, certificados de alta, certificados médicos de diagnóstico y
tratamiento, etc.
El daño moral, pues, no existe y su cobro revela más un afán de lucro que un ánimo
reparatorio.
—Que por cierto a título simplemente ilustrativo, cabe reparar en que otro tanto puede
decirse del lucro cesante y del daño emergente.
Este último se quiere probar con facturas a nombre de otra persona, con órdenes de
trabajo que no acreditan pago, con presupuestos que tampoco lo revelan (alguno de los
cuales ni siquiera registra firma y otro no registra nombre) y con una sola factura a
nombre del demandante Reyes, sin que ni uno solo de estos documentos, todos emanados
de terceros ajenos al juicio, haya sido reconocido testimonialmente en él por sus
otorgantes.
Así, pues, aun si hubiera legitimación activa, tampoco los daños materiales podrían
otorgarse, por las dos razones que sirven para desechar el daño moral: ni hay prueba del
supuesto de culpa del conductor del bus ni hay prueba de los perjuicios mismos que se
reclaman.
Y visto, además, lo dispuesto por los artículos 186 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil, se revoca la sentencia apelada de fecha ocho de mayo de dos mil
seis, escrita desde fojas 143 a fojas 151, en cuanto acogió la excepción de falta de
legitimación activa respecto de la demanda por daño moral y en cuanto no se pronunció,
en consecuencia, sobre el fondo de la acción referida por ese rubro, y en su lugar se
declara que se rechaza en cuanto a ese solo aspecto la excepción de legitimación activa,
desechándose de todas formas la demanda con relación al daño moral respecto de ambos
actores, por las razones de fondo ya expuestas en este fallo.
Regístrese y devuélvase.
Rol Nº 817-2006.
5. IMPROCEDENCIA DE INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL SI CAUSA DE
ANGUSTIA ES ANTERIOR A HECHO DE LA CAUSA
Frente a una acción indemnizatoria de esta naturaleza, deben tenerse presente las
normas que se contienen con el artículo 171 de la Ley de Tránsito que establece que el
mero hecho de la infracción no determina necesariamente la responsabilidad civil del
infractor, si no existe relación de causa a efecto entre la infracción y el daño
producido por el accidente.
No está probado en autos que existe una relación de causa a efecto entre la infracción
del conductor del vehículo y el daño moral, toda vez que sufre del corazón por lo que
fue operado con anterioridad, lo que unido al hecho del fallecimiento de su cónyuge y
que debe velar por el futuro de sus hijas, le produce temor y angustia para manejar,
sentimientos que son de origen anterior al accidente de tránsito ocurrido.
Rol: 366-2006
Fecha: 11/08/2006
TEXTO SENTENCIA
A partir de fojas 86, el considerando signado como sexto se cambia por séptimo; el
considerando séptimo, octavo y noveno de fojas 87, se cambian por octavo, noveno y
décimo; el considerando décimo y undécimo de fojas 88, se cambian por undécimo y
duodécimo; el considerando duodécimo de fojas 89 se cambia por decimotercero; los
considerandos decimotercero y decimocuarto de fojas 90, se cambian por decimocuarto y
decimoquinto, respectivamente;
Primero : Que, para el debido acierto del fallo, debe considerarse que don Sergio
Ambrosio Pérez Morales ha interpuesto demanda de indemnización de perjuicios en
juicio sumario en contra de don Dagoberto Zacarías Muñoz Meló y de la Empresa de
Transportes de Valores Prosegur, solicitando que éstos sean condenados al pago de los
daños y perjuicios de toda índole, desglosados en $ 500.000 por concepto de daño
emergente, $ 1.200.000 por causa de lucro cesante, $ 350.000 por desvalorización
vehicular, $ 1.000.000 por daño moral, sufridos por el demandante a raíz de la colisión,
más reajustes e intereses y costas, y que hace ascender a la cantidad de $ 3.060.000; o a la
suma que se estime ajustada al mérito de los antecedentes y en equidad.
Segundo : Que, según consta en el expediente Rol Nº 242-ST del Tercer Juzgado de
Policía Local de Arica, tenido a la vista, efectivamente el conductor Dagoberto Zacarías
Muñoz Meló fue condenado, por sentencia ejecutoriada de ese Tribunal, de fecha 11 de
febrero de 2005, a una multa de $ 30.900 por efectuar una maniobra de adelantamiento en
curva el día 1 º de diciembre de 2004, en circunstancias que conducía el camión patente
KL-2876 por calle San Marcos al llegar a la intersección de Héroes del Morro, a la altura
del Nº 872, en dirección al poniente, causando daños en colisión al vehículo patente TZ-
3561, infringiendo con ello el artículo 126 en relación al artículo 172 Nº 9 de la Ley
Nº 18.290, Ley de Tránsito, multa que posteriormente le fue moderada a $ 18.000;
Tercero : Que, en relación a los daños y perjuicios materiales inferidos al vehículo que
conducía el actor Pérez Morales que solicita le sean indemnizados por ser la especie de su
propiedad privada, cabe considerar que dicho automóvil marca Hyundai, placa patente
TZ-3561, era de propiedad de Leonarda Ester Araníbar Martínez, quien falleció el 19 de
octubre de 2001, otorgándose la posesión efectiva de sus bienes a sus herederos
intestados Patricia Paola Pérez Araníbar, María Teresa Pérez Araníbar y Sergio Antonio
Pérez Morales, como cónyuge sobreviviente, como emana de los documentos
acompañados en esta instancia que se agregan de fojas 109 a 112, lo que lleva a concluir
que el demandante no es exclusivo dueño del móvil, como se atribuye, sino que éste
formaba parte de la comunidad de bienes que se había producido al fallecimiento de la
propietaria, y pertenecía a la sucesión a la época de la colisión, de manera que la acción
indemnizatoria por daños y perjuicios materiales debía ser intentada por todos los
comuneros de consuno y no sólo por uno de ellos, como ha acontecido en la es pecie,
concluyéndose así que el actor carecía de legitimación activa para deducir demanda
indemnizatoria por los rubros indicados, por sí solo, toda vez que sólo le pertenecía una
cuota alícuota en la herencia.
En nada alteran esta conclusión los documentos acompañados en esta instancia a fojas
45, por ser poderes especiales otorgados por los herederos María Teresa Pérez Araníbar y
Patricia Paola Pérez Araníbar que no tienen relación con el ejercicio de la acción
indemnizatoria que pretende el actor en esta litis, como único dueño del automóvil;
Sexto : Que el demandante Pérez Morales fundamenta la indemnización del daño moral
al posterior detrimento psicológico a que se ha visto expuesto producto del justo temor
que le ha causado el hecho provocado por el demandado, ya que es enfermo del corazón,
ha sido operado y producto de los hechos ha sufrido un daño psicológico muy fuerte
debido a la posterior angustia y sentimientos de fatalidad que se le han arraigado en su
persona;
Séptimo : Que frente a una acción indemnizatoria de esta naturaleza, deben tenerse
presente las normas que se contienen con el artículo 171 de la Ley de Tránsito que
establece que El mero hecho de la infracción no determina necesariamente la
responsabilidad civil del infractor, si no existe relación de causa a efecto entre la
infracción y el daño producido por el accidente.
Noveno: Que, sin perjuicio de lo que se decide en este fallo, no se condenará en costas
a la parte demandante pues se estima que esta parte ha accionado con motivo plausible.
Con lo razonado y lo dispuesto en los artículos 144, 186 y 187 del Código de
Procedimiento Civil, se revoca la sentencia apelada de dieciocho de abril de dos mil seis,
escrita de fojas 77 a 92, en cuanto hace lugar a la demanda de fojas 1 y condena
solidariamente a los demandados Dagoberto Zacarías Muñoz Meló y a la Empresa
Privada de Transporte de Valores Prosegur Ltda. a pagar al demandante Sergio Ambrosio
Pérez Morales, a título de indemnización de perjuicios por daño moral, la suma de
$ 500.000, y en su lugar se declara que no se accede a la demanda de fojas 1, en el rubro
que se solicita indemnización de daño moral. se confirma, en lo demás, el referido fallo,
sin costas, por haber habido motivos plausibles para litigar.
Rol Nº 366-2006.
6. EL SEGURO OBLIGATORIO DE ACCIDENTES PERSONALES NO CUBRE EL
DAÑO MORAL
SUMARIO: Si bien dicha disposición (artículo 15 de la Ley Nº 18.490) señala que los
pagos de indemnización efectuados en virtud del seguro obligatorio de accidentes
personales causados por circulación de vehículos motori zados, se imputarán o
deducirán de los que pudiere estar obligado a hacer el propietario o conductor del
vehículo asegurado en razón de la responsabilidad civil que respecto de los mismos
hechos y de las mismas personas, le pueda corresponder según el derecho común,
dicha norma hay que relacionarla con el artículo 24 de la misma ley, que establece
que el seguro cubre los riesgos de muerte y lesiones corporales que sufran las
personas como consecuencia de accidentes en que intervengan el vehículo asegurado,
sus remolques o sus cargas. En ningún caso es posible imputar el dinero pagado por
la compañía de seguros en virtud de la ley en comento, al pago del daño moral, desde
que al hacerlo se excede los rubros a indemnizar por ella.
Rol: 4067-2004
Fecha: 31/07/2006
Partes: Millaman Vega, Martín con Minder Figueroa, Roddy, Bruno y otro
TEXTO SENTENCIA
Santiago, treinta y uno de julio de dos mil seis.
Vistos:
En estos autos Rol Nº 15.633 1-03 del Juzgado de Letras de Villarrica, caratulados
Millaman Vega, Martín con Minder Figueroa, Roddy Bruno y otro, sobre juicio ordinario
de indemnización de perjuicios, se ha dictado sentencia definitiva de primera instancia a
fojas 122, por la cual se acogió la demanda de autos, sólo en cuanto se condenó a los
demandados a pagar por concepto de indemnización por el daño moral la suma de tres
millones novecientos cincuenta mil pesos, sin costas por no haber resultado éstos
totalmente vencidos.
Considerando:
Explica el recurrente que la sentencia de primer grado dio por establecido que el daño
emergente y el lucro cesante se encontraban pagados por las cantidades recibidas en sede
criminal —$ 1.600.000— y el seguro automotriz —$ 1.450.000—, las que ascienden en
total a $ 3.050.000.
Asimismo imputó de dicho total la suma de dos millones de pesos al pago del daño
emergente y lucro cesante, quedando un excedente de $ 1.050.000.
Además fijó el daño moral en la suma de cinco millones de pesos, a los cuales le
descontó la suma de $ 1.050.000, ordenándole pagar en definitiva, por dicho concepto,
tres millones novecientos cincuenta mil pesos;
Tercero : Que al explicar la influencia que los errores de derecho han producido en lo
decisorio de la sentencia impugnada, se dice que se falló en contravención a normas
expresas, impidiendo con ello descontar a la cantidad fijada por daño moral, el excedente
pagado, e imponiéndoles una carga pecuniaria a los demandados —las costas— que no
les corresponde;
Cuarto : Que los jueces del fondo han establecido los siguientes hechos de la causa,
inamovibles para este tribunal, toda vez que no se ha basado el recurso en infracción de
leyes reguladoras de la prueba:
1.- Que el 22 de mayo del año 2001 Martín Millaman Vega sufrió las lesiones que
describe en la demanda, como consecuencia de haber sido atropellado por un taxibús
conducido por Roddy Bruno Minder Figueroa, de propiedad de Federico Bruno Minder
Alberti;
—Que en el juicio criminal incoado en contra del aludido conductor, quedó establecida
la responsabilidad directa y culpable de éste, en los hechos que provocaron el accidente
que ocasionó las lesiones al actor;
—Que como consecuencia del hecho que motiva esta causa, se probó que se causó al
actor un daño moral, que se avaluó en la suma de $ 8.000.000. Estos hechos aparecen
claramente consignados en los fundamentos octavo, noveno, décimo, duodécimo,
decimotercero y decimoquinto del fallo de primer grado y primero de la sentencia de
segunda instancia;
Quinto : Que como ya se ha expresado, el recurso denuncia como primer agravio y
constitutivo de error de derecho, el desconocimiento que han hecho los jueces del fondo
de la posibilidad de imputar lo pagado por la compañía de seguros Cruz del Sur a la
indemnización de perjuicios por daño moral a la que su parte fue condenada,
quebrantando así el inciso 3o del artículo 15 de la Ley Nº 18.490;
En efecto, si bien dicha disposición señala que los pagos de indemnización efectuados
en virtud del seguro obligatorio de accidentes personales causados por circulación de
vehículos motorizados, se imputarán o deducirán de los que pudiere estar obligado a
hacer el propietario o conductor del vehículo asegurado en razón de la responsabilidad
civil que respecto de los mismos hechos y de las mismas personas, le pueda corresponder
según el derecho común, dicha norma hay que relacionarla con el artículo 24 de la misma
ley, que establece que el seguro antes mencionado cubre los riesgos de muerte y lesiones
corporales que sufran las personas como consecuencia de accidentes en que intervengan
el vehículo asegurado, sus remolques o sus cargas.
De la lectura del precepto indicado se infiere que el seguro que establece la Ley
Nº 18.490 está limitado únicamente al pago de los riesgos de muerte o lesiones corporales
que sufren las personas, es decir, sólo se refiere a los daños materiales, motivo por el
cual, en ningún caso es posible imputar el dinero pagado por la compañía de seguros en
virtud de la ley en comento, al pago del daño moral, desde que al hacerlo se excede los
rubros a indemnizar por ella;
Séptimo : Que en cuanto a la vulneración del artículo 144 del Código de Procedimiento
Civil, que también denuncia el recurso, al sostener que su parte fue condenada en costas,
pese a que no resultó totalmente vencida, es menester tener presente que el artículo 767
del Código de Procedimiento Civil establece que el recurso de casación en el fondo
procede contra sentencias definitivas inapelables o interlocutorias inapelables cuando
ponen término al juicio o hacen imposible su continuación.
Por su parte, la resolución que se pronuncia sobre las costas no reviste ninguna de las
características antes anotadas, desde que, sin duda, no pone término a la instancia
resolviendo la cuestión o asunto controvertido, ni pone término al juicio, o hace
imposible su prosecución, situación que es bastante para desestimar la pretensión, de tal
forma, que en esta parte el recurso tampoco puede prosperar;
Octavo : Que si bien la sentencia de segunda instancia al sustituir el vocablo cinco por
ocho y eliminar todo lo que sigue a la palabra pesos se refirió al considerando décimo de
la sentencia de primer grado, ello en realidad se trata de un simple error de referencia, por
cuanto del contenido del fallo aparece que en verdad se alude al considerando
decimosexto y no al décimo como se indicó.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 764, 767 y 805
del Código de Procedimiento Civil, SE RECHAZA el recurso de casación en el fondo
deducido en lo principal de fs. 148, por los demandados Roddy Bruno Zinder Figueroa y
Federico Bruno Minder Alberti, en contra de la sentencia de tres de agosto de dos mil
cuatro, escrita a fs. 144.
Acordada contra el voto de los Ministros Sr. Gálvez y Sr. Oyarzún, quienes estuvieron
por acoger el recurso de casación en el fondo interpuesto, anular el fallo recurrido y dictar
la correspondiente sentencia de reemplazo, en atención a los siguientes fundamentos:
2o ) Que también es un hecho que los perjuicios que se le ocasionaron al actor por
concepto de daño emergente y lucro cesante, ascienden en total a dos millones de pesos;
Redacción a cargo del Ministro Sr. Juica y de la disidencia el Ministro Sr. Gálvez.
Pronunciado por la Tercera Sala, integrada por los Ministros Sr. Ricardo Gálvez, Sr.
Milton Juica, Srta. María Antonia Morales, Sr. Adalis Oyarzún y el Abogado Integrante
Sr. Óscar Herrera.
No firma el Sr. Herrera, no obstante haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo
del fallo por estar ausente.
Rol Nº 4.067-2004.
7. NEGLIGENCIA DE EMPRESA. ACCIDENTE. EL DERECHO A REPARACIÓN
DEL DAÑO MORAL ESTÁ ELEVADO A LA CATEGORÍA CONSTITUCIONAL
Rol: 711-2006
Fecha: 31/10/2006
Partes: Meza Fernández, Nancy con Dist. Industrias Nacionales, DIN S.A.
Ministros: Soto Torrealba, Laura; Clavería Guzmán, Óscar; Soto Chandía, Gabriela
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Se reproduce la sentencia en alzada con excepción de los considerandos décimo,
duodécimo y decimoquinto que se eliminan.
Así también lo ha sostenido la doctrina, cuando Hugo Pereira Anabalón señala que "en
cuanto al derecho las partes pueden invocarlo, sin que esta invocación ligue en forma
alguna al juez, quien tiene la absoluta autonomía para elegir, interpretar y aplicar la
norma o el principio jurídico que estime pertinente, absolutismo que desde antiguo se ha
expresado con la fórmula iura novit curia o el "juez sabe el derecho".
Segundo: Que si bien los documentos que emanan de terceros y no han sido ratificados
en juicio, no constituyen plena prueba, la generalidad de la jurisprudencia ha estimado
que pueden servir de base o constituir indicios que, unido a las demás pruebas rendidas
en el proceso permitan demostrar el hecho controvertido.
En este caso, las demás pruebas rendidas por la actora demuestran que efectivamente
se produjo la caída y la consecuente lesión, pero lo más importante es que la propia
empresa demandada lo reconoce al contestar la demanda en la causa Rol Nº 3.950-03
seguida ante el Segundo Juzgado de Policía Local de esta ciudad y que conforme al
artículo 398 inciso 2 o debe considerarse como una confesión judicial expresa que
produce plena prueba porque constituye una manifestación de voluntad libre y
espontánea sin presión alguna que relata su apreciación de los hechos en un mismo
asunto, lo que demuestra motivos poderosos suficientes para así estimarlo.
Tercero: Que con lo expresado han quedado desvirtuadas las afirmaciones del apelante
en cuanto a la caída, su relación causal con el desnivel y la existencia de la lesión, sin que
pueda determinarse su gravedad, como tampoco el tiempo preciso que demoró en sanar y
la incapacidad que produjo ya que no existen pruebas específicas respecto de ellas y los
documentos privados no pueden bastarse a sí mismos para la demostración de este hecho
puntual, por lo tanto, deberá considerarse simplemente una lesión en relación a las
características como ocurrieron los hechos y al dolor que presentaba.
Cuarto: Que en cuanto al daño moral, si bien debe tenerse presente que su concepto no
es pacífico en la doctrina y que la jurisprudencia no es del todo precisa, por lo que es más
conveniente a este respecto utilizar el concepto amplio dado por Carmen Domínguez
Hidalgo en su libro El daño moral cuando expresa que está "constituido por el
menoscabo de un bien no patrimonial que irroga una lesión a un interés moral por una
que se obligaba a respetarlo" (Editorial Jurídica de Chile, Tomo I, noviembre 2000, pág.
84).
Ahora bien, su evaluación, si se quiere apartar de lo normal o regular, en tal caso debió
acompañarse un antecedente probatorio que así lo demuestre, como por ejemplo, un
informe pericial sobre la gravedad de la lesión y tiempo que demoró en sanar o el
testimonio de un médico que así lo señale, lo que en el hecho no ha sucedido, debiendo
por tanto tenerse presente las consecuencias naturales que padece un ser humano en estas
condiciones.
Octavo: Que en cuanto a los intereses y reajustes fijados, deberá entenderse que estos
últimos no pueden calcularse mientras no se desfase en un mes la fecha, porque el
instituto correspondiente entrega los índices de precios dentro de los cinco primeros días
del mes siguiente al período fijado, por lo que aparece más conveniente y justo establecer
intereses corrientes para operaciones de dinero no reajustables, pues en el cálculo de ellos
va ínsito la depreciación por la inflación.
Regístrese y devuélvanse.
Rol Nº 711-2006.
8. RESPONSABILIDAD DE LAS MUNICIPALIDADES. CAÍDA DE CORNISA DE
EDIFICIO EN RUINAS SOBRE TRANSEÚNTE. DAÑO MORAL QUE
PROVOCAN LAS LESIONES FÍSICAS Y PSICOLÓGICAS
SUMARIO: Los jueces del fondo establecieron que la actora sufrió un accidente
producto de la caída de parte de la cornisa de un edificio que se encontraba en ruinas,
lo que le provocó lesiones y un trastorno de adaptación ansioso, concluyendo que la
municipalidad demandada incurrió en falta de servicio porque incumplió su deber de
fiscalizar ex ante y, por ello, no adoptó a priori las medidas necesarias para evitar que
el estado del edificio ocasionara perjuicios a los peatones. La existencia del daño
moral queda suficientemente acreditada con los antecedentes de los cuales se deduce
la deformación de la pierna de la actora, la pérdida leve de la función auricular de su
rodilla derecha y la existencia de daño psicológico que trasciende desde el accidente,
causándole un desmedro en su calidad de vida, todos perjuicios morales que afectan el
rol de madre y jefa de hogar de la demandante, así como sus relaciones afectivas y
sociales.
Rol: 6766-2012
Fecha: 12/08/2013
Ministros: Muñoz Gajardo, Sergio; Pierry Arrau, Pedro; Sandoval Gouet, María
Eugenia
I. Sentencia de casación
Vistos:
Considerando:
Por último, acusa la falta de consideraciones de derecho toda vez que no se analiza el
invocado por las partes, en cuanto a la obligación del Municipio de señalar los peligros y
advertencia en la vía pública como también su obligación de conminar al propietario o
realizar de su propia cuenta las acciones tendientes a prevenir el riesgo, y que emanan de
lo dispuesto en los artículos 1º, 3º, 5º letra c) y 26 de la Ley Nº 18.695, 598 del Código
Civil, 94 y 169 de la Ley Nº 18.290 y 81 letra d), 148 y 158 de la Ley General de
Urbanismo y Construcciones.
Acto seguido declara que no se aprecia ni divisa que exista falta alguna de servicio de
la Municipalidad demandada, toda vez que se encuentra justificado que el inmueble
desde el que se desprendió parte de la fachada, y que habría causado lesiones corporales a
la demandante, es de propiedad de particulares a quienes, por ende, corresponde su
cuidado.
Quinto: Que la causal de nulidad formal en estudio consiste en que la sentencia carezca
de fundamentos de hecho o de derecho, por cuanto sabido es que la existencia de
motivaciones en una decisión constituye una garantía del debido proceso.
Sexto: Que en la especie los jueces del fondo, por una parte, sostienen que no se
aprecia ni divisa que exista falta alguna de servicio de la Municipalidad demandada, que
la actora ha errado al dirigir su pretensión en contra del Municipio y que en la especie
resulta inaplicable el artículo 142 de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades,
desde que la demandada no tiene el deber jurídico de actuar en el sentido que sostiene la
demanda, y, por otra, que en autos quedó acreditada la responsabilidad del demandado.
Séptimo: Que la deficiencia antes anotada resulta insalvable en la medida que primero
se establece que no se aprecia ni divisa que exista falta alguna de servicio de la
Municipalidad demandada y luego se sostiene que en autos quedó acreditada la
responsabilidad del mismo Municipio, lo que conduce a que ambas motivaciones se
anulen entre sí y se deje al fallo carente de fundamentos en cuanto a los requisitos de
procedencia de la acción de indemnización de perjuicios intentada en contra de la
Municipalidad de Santiago.
Octavo: Que conforme a lo anterior, la causal de casación en la forma denunciada ha
de ser acogida al no existir otro medio idóneo para corregir la deficiencia procesal antes
anotada.
Noveno: Que la demandante dedujo además del recurso antes analizado uno de
casación en el fondo, por lo que al acogerse como se hará el de nulidad formal se tendrá
por no interpuesto el de fondo, según prescribe el artículo 808 del Código de
Procedimiento Civil.
Por estas consideraciones y lo dispuesto en los artículos 764, 765, 766, 768, 786 y 808
del Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casación en la forma
interpuesto en lo principal de fojas 819 en contra de la sentencia de trece de junio de dos
mil doce, escrita a fojas 816 y siguientes, la que es nula y es reemplazada por la que se
dicta a continuación, separadamente y sin nueva vista.
Regístrese.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr.
Sergio Muñoz G., Sr. Pedro Pierry A., Sra. María Eugenia Sandoval G. y los Abogados
Integrantes Sr. Emilio Pfeffer U. y Sr. Jorge Lagos G.
En Santiago, a doce de agosto de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.
Rol Nº 6766-2012.
Vistos:
Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de su fundamento cuadragésimo,
que se elimina.
Primer o: Que en la especie se solicitó que se indemnizaran, entre otros, los perjuicios
morales que el hijo de la actora, Karol Fernando Ignacio Araya Andrade, habría sufrido
como consecuencia de los hechos que afectaron a su madre, doña Delfina del Rosario
Andrade Díaz, situación procesal de la que se sigue conforme a lo establecido en el
artículo 1698 del Código Civil que sobre los actores pesaba la carga de acreditar los
hechos fundantes de tal pretensión pese a lo cual ninguna probanza se rindió sobre el
particular.
Segundo: Que de tal constatación se sigue forzosamente que la acción intentada en esta
parte no puede prosperar, pues la ocurrencia del perjuicio reclamado ha debido ser
demostrada y ello no ha ocurrido.
En efecto, no existe antecedente probatorio alguno que permita inferir que, producto de
los hechos de autos, el citado actor —quien era menor de edad a la fecha de presentación
de la demanda— haya visto disminuida su calidad de vida u oportunidades, y que de ello
se haya seguido, a su vez, una merma en su rendimiento escolar, una alteración de su
conducta, de su estado de ánimo y de su salud mental, todo lo cual haya redundado, a su
turno, en un deterioro de la relación con sus compañeros, afectando su calidad y proyecto
de vida, como se adujo en la demanda de fs. 3.
Tercero: Que en estas condiciones, por no haberse acreditado los hechos constitutivos
del daño moral reclamado respecto de Karol Fernando Ignacio Araya Andrade, ni la
existencia del vínculo causal que debiera mediar entre ellos, de haberse verificado, y el
hecho que afectó a la demandante Sra. Andrade Díaz, forzoso es concluir que al tenor de
lo solicitado por la demandada en su apelación de fs. 747 la acción deberá ser
desestimada en esta parte.
Quinto: Que para arribar a una conclusión condenatoria en este punto el sentenciador
de primer grado declara en sus consideraciones trigésima séptima y trigésima octava, que
esta Corte comparte en lo sustancial, que la existencia del daño moral quedó
suficientemente acreditada con los antecedentes que allí menciona, de los que deduce la
deformación de su pierna, la pérdida leve de la función articular de su rodilla derecha y la
existencia de un daño psicológico que trasciende desde el accidente, causándole un
desmedro en su calidad de vida, a la vez que no existen antecedentes que permitan
justificar fehacientemente el monto demandado.
Sin perjuicio de lo dicho y aun estimando que los hechos acreditados en autos
provocaron en la actora perjuicios morales, desde que han debido afectar, qué duda cabe,
su rol de jefa de hogar y madre así como sus relaciones afectivas y sociales, esta Corte no
comparte la valoración que de su indemnización ha efectuado la sentenciadora de primera
instancia, pues considera que su monto resulta descomedido frente a la entidad de los
daños demostrados y dadas las circunstancias en que éstos se produjeron, motivo por el
cual lo regulará en definitiva en la suma de $40.000.000.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema integrada por los Ministros Sr.
Sergio Muñoz G., Sr. Pedro Pierry A., Sra. María Eugenia Sandoval G. y los Abogados
Integrantes Sr. Emilio Pfeffer U. y Sr. Jorge Lagos G. No firma, no obstante haber
concurrido a la vista y al acuerdo de la causa, el Abogado Integrante señor Pfeffer por
estar ausente. Santiago, 12 de agosto de 2013.
Rol Nº 6.766-2012.
9. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL, RESPONSABILIDAD POR EL
HECHO AJENO. EXPLOSIÓN DE RADIADOR DE CALEFACCIÓN CENTRAL
POR AGUA CALIENTE CAUSANDO LESIONES. NEGLIGENCIA EN LA
FISCALIZACIÓN DE LA INSTALACIÓN DE UN SISTEMA DE CALEFACCIÓN
CENTRAL
SUMARIO: Los jueces del mérito tuvieron por acreditado que la inmobiliaria
demandada vendió a los actores una vivienda destinada a la habitación y que la hija
de éstos sufrió lesiones de carácter grave mientras jugaba en una de las habitaciones
del inmueble, por la explosión de uno de los radiadores de calefacción central por
agua caliente, sistema que había sido instalado por una empresa autorizada que
contrató la demandada y que se encontraba adosado a una pared de yeso-cartón, en
que el número de orificios para instalar los pernos fue el doble de lo necesario. Sobre
la base de tales presupuestos fácticos, los magistrados dieron por establecida la
responsabilidad extracontractual de la inmobiliaria demandada, por haber omitido
fiscalizar lo que hacía la persona o empresa que contrató para que le prestara el
servicio de instalación de la calefacción y sus radiadores; asimismo, concluyeron que
los dependientes actuaron con negligencia y falta de cuidado en la instalación del
calefactor en casa de los demandantes, adosado a una pared de yeso-cartón que no
tenía firmeza suficiente, anclándose además el colgador del radiador con tarugos que
no correspondían al peso a soportar y con una cañería mal instalada, lo que permitió
su desconexión y que el radiador dejara de funcionar en la forma en que debía
hacerlo, desprendiéndose la cañería superior del mismo produciendo la expulsión o
fuga de agua caliente que alcanzó y causó las lesiones a la menor.
Rol: 8023-2012
Fecha: 29/07/2013
Partes: Díaz Ríos, Carol y otros con Inmobiliaria Santa Francisca Limitada
Ministros: Brito Cruz, Haroldo; Egnem Saldías, Rosa; Valdés Aldunate, Patricio
Voces: acción constitucio nal - casación - casación en el fondo - daño moral - daños y
perjuicios - derecho administrativo - derecho de familia - indemnización - prueba -
recurso de apelación - recurso de protección - responsabilidad civil - responsabilidad
contractual - responsabilidad extracontractual - responsabilidad objetiva - terceros
responsables
Legislación relacionada: Artículo 2314, artículo 2329 y artículo 2320 Código Civil
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Ante el Segundo Juzgado Civil de Concepción, en autos rol Nº 6.623-2009, doña Carol
Lorena Díaz Ríos y don Roberto Alonso Guzmán Salgado por sí y en representación de
su hija menor de edad I.J.G.D., deducen demanda de indemnización de perjuicios por
responsabilidad extracontractual en contra de Sociedad Inmobiliaria Santa Francisca
Limitada representada por don Rodrigo Alejandro Morales Illanes, a fin que se condene a
la demandada a pagar por concepto de daño emergente a los actores la suma de
$ 2.600.000 y a título de daño moral la cantidad de $ 100.000.000 para la menor I.J.G.D.
y el monto de $ 50.000.000 para cada uno de los demás demandantes, más reajustes e
intereses, con costas. En subsidio, para el improbable evento que se estime que entre las
partes ha existido un vínculo contractual derivado del contrato de compraventa del
inmueble donde ocurrió el accidente, solicitan acoger la demanda fundada en
responsabilidad contractual y condenar a la demandada al pago de las cantidades
señaladas.
La demandada opuso excepción dilatoria del numeral 6 del artículo 303 del Código de
Procedimiento Civil, que fue acogida por resolución de fojas 12, dejándose sin efecto el
proveído de la demanda y continuándose con la tramitación conforme a las reglas del
procedimiento sumario.
Considerando:
Primero: Que la recurrente hace valer la causal prevista en el artículo 768 Nº 4 del
Código de Procedimiento Civil, esto es, en haber fallado ultra petita por haberse
extendido la sentencia a puntos no sometidos a la decisión del tribunal.
Tercero: Que en este caso, la controversia, según los términos planteados por las partes
en sus escritos fundamentales, estaba centrada en resolver un aspecto esencial, esto es, si
concurrían los presupuestos legales que hacían procedente la acción indemnizatoria en
contra de la Sociedad Santa Francisca Limitada.
Cuarto: Que los jueces del fondo para zanjar el asunto sometido a su conocimiento, no
están de modo alguno impedidos para efectuar las consideraciones o apreciaciones que le
permitan resolver la cuestión debatida y que aparezcan más acordes a ella, aun cuando
éstas no hayan sido esgrimidas por las partes, como también fundarse en disposiciones
legales que no hayan sido invocadas por éstas, pues es la sentencia la que determina el
derecho aplicable a los hechos probados y establecidos en el juicio.
Quinto: Que ésta es la situación que ocurrió en el caso en análisis para decidir sobre la
procedencia de la acción indemnizatoria interpuesta en autos, pues corresponde a los
jueces del fondo, dentro de sus facultades privativas, examinar la procedencia de los
presupuestos legales, tanto de las acciones como de las excepciones planteadas por las
partes.
Sexto: Que, asimismo, del mérito de los autos y de lo decidido por los jueces recurridos
en el fallo impugnado se puede constatar que la sentencia se limita a resolver lo pedido,
puesto que se estimó configurada respecto de la demandada la responsabilidad
contemplada en el artículo 2320 del Código Civil y se determinó en el considerando
vigésimo segundo los fundamentos que condujeron a elevar el monto de la
indemnización, acogiendo de esta manera la petición formulada en el libelo de apelación
por la parte demandante.
El primero, lo vincula la recurrente con la vulneración del artículo 1698 del Código
Civil en relación con los artículos 2314 y 2329 del mismo cuerpo legal, argumentando
que el fallo atacado invierte el peso de la prueba, sin mediar una convención entre las
partes interesadas, mutando el régimen probatorio y haciendo una errada aplicación e
interpretación de la ley, en particular del artículo 2320 del mencionado Código Civil,
haciéndolo aplicable a su parte, sin haber sido solicitado por la demandante y más aún,
sin corresponder su aplicación y efectos a la demandada. Señala que los actores
demandaron por responsabilidad civil extracontractual fundada en los artículos 2314 y
2329 del Código Civil, derivada de supuestas deficiencias o errores de construcción que
habrían ocasionado los perjuicios invocados. Sin embargo, añade, tanto el sentenciador
de primera como el de segunda instancia aplicaron el artículo 2320 del Código Civil,
norma que contiene una presunción de responsabilidad por el hecho ajeno, sin tener la
oportunidad de rebatir dicha imputación, siendo además inaplicable dicho régimen a su
representada, por no existir el vínculo de subordinación y dependencia con el tercero
encargado de la instalación de los radiadores, pues éste nunca fue un dependiente o
empleado de su mandante, sino que una empresa externa de prestación de servicios de su
giro, infringiéndose además el artículo 1698 del Código Civil. Asevera que la Corte de
Apelaciones colige dicha responsabilidad, al dar por acreditada la existencia del vínculo
de subordinación y dependencia, sin tener elementos probatorios que sustenten dicho
razonamiento, vulnerando el mencionado artículo 2320. Expresa que al presumirse la
responsabilidad de su representada por el hecho ajeno, sin haberse recibido a prueba los
elementos de la responsabilidad extracontractual, se vulnera la regla del onus probandi ,
dado que nunca ha existido esa relación de dependencia y subordinación entre su
representada y la empresa instaladora del radiador.
g) La menor I.J.G.D., resultó con lesiones de carácter grave, con seis meses de
incapacidad que cicatrizaron 100% en un año de evolución dejando como secuelas
extensas cicatrices de quemaduras en dorso del tórax y muslo izquierdo en tratamiento;
que requiere cuidados hasta los 16 años cuando se deberá intervenir quirúrgicamente para
la posibilidad de hacer desaparecer las cicatrices. Por su parte, las víctimas indirectas
también probaron el perjuicio por el pesar y sufrimiento que les ha causado las lesiones
de su hija, y
h) Los actores también aportaron diversas boletas y facturas por prestaciones médicas
y de tratamientos, por la suma de $ 2.338.789.
Décimo: Que sobre la base de tales presupuestos fácticos, los jueces del mérito
concluyeron que se encuentra establecida la responsabilidad extracontractual de la
demandada, por haber omitido fiscalizar lo que hacía la persona o empresa que contrató
para que le prestara el servicio de instalación de la calefacción y sus radiadores.
Asimismo, los sentenciadores concluyeron que los dependientes actuaron con negligencia
y falta de cuidado en la instalación del calefactor en casa de los actores, adosado a una
pared de yeso-cartón que no tenía firmeza suficiente, anclándose, además, el colgador del
radiador con tarugos que no correspondían al peso a soportar y con una cañería mal
instalada, lo que permitió su desconexión y que el radiador dejara de funcionar en la
forma en que debía hacerlo. Igualmente, agregaron en cuanto a la negligencia de los
dependientes de la demandada, que la cañería superior del radiador —cañería de
calefacción— se desprendió produciéndose la expulsión o fuga de agua caliente que
alcanzó y causó las lesiones a la menor. Por otro lado, también determinaron que existió
relación de causalidad. En seguida los jueces del fondo —luego de señalar que las
quemaduras sufridas por la menor, le ocasionará dolor, molestias y menoscabo por largos
años— decidieron elevar la indemnización a otorgar por concepto de daño moral. Es así
que resuelven aumentarla de $ 30.000.000 a la suma de $ 60.000.000 para la víctima
directa I.J.G.D., y de $ 5.000.000 a la cantidad de $ 10.000.000 para cada uno de los
padres de la menor. Por otra parte, confirmaron la sentencia de primer grado que condena
a la demandada a pagar a los actores la suma de $ 2.338.789 por concepto de daño
emergente.
En efecto, del tenor del recurso que en síntesis se ha reseñado en el motivo primero de
esta resolución, se desprende que los errores de derecho denunciados se sustentan en que
se habría acogido la demanda no obstante no estar acreditado los elementos de la
responsabilidad subjetiva de los artículos 2314 y 2329 del Código Civil ni existir el
vínculo de subordinación y dependencia que exige el artículo 2320 del cuerpo legal
citado, en relación con el tercero encargado de la instalación de los radiadores. Sin
embargo, esas circunstancias fácticas quedaron asentadas en el proceso toda vez que, en
la sentencia en análisis, se determinó la concurrencia de los presupuestos de la
responsabilidad extracontractual por el hecho del dependiente, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 2314 y 2320 del Código Civil. Por tal motivo y demás razones
expresadas en los fundamentos decimosexto a vigésimo cuarto del fallo de primer grado
y decimotercero a vigésimo tercero del de segundo grado, se acogió la demanda y se
desestimaron las alegaciones formuladas por la impugnante.
Duodécimo: Que en lo tocante a la supuesta infracción del artículo 1698 del Código
Civil, cuyo inciso primero constituye una norma reguladora de la prueba en cuanto
establece la regla general en materia de onus probandi , no se advierte que se configure
algún yerro jurídico, puesto que la recurrente hace consistir la infracción en que las
pruebas producidas en los autos son insuficientes para establecer la negligencia o falta de
cuidado de los dependientes de la demandada, y que no existen probanzas que el tribunal
haya podido apreciar. Al respecto, como es sabido, los jueces del fondo son soberanos en
la apreciación de la prueba producida en el juicio, pues en ello obran dentro de sus
exclusivas facultades, de modo que no se transgrede dicho precepto legal cuando se
estima acreditado un hecho con la prueba aportada al proceso. En otras palabras, la
circunstancia de haberse establecido la culpa de los dependientes de la demandada
calificando los hechos acreditados en la causa, los que han sido señalados
precedentemente, descarta la alteración del onus probandi , pues el hecho fundante de la
decisión fue declarado a consecuencia de la prueba aportada al proceso; según se
desprende de los motivos undécimo, decimoquinto, decimosexto y vigésimo del fallo de
fojas 185 y siguientes, y decimotercero, decimoctavo y decimonoveno de la sentencia de
segunda instancia de fojas 228 y siguientes.
Decimotercero: Que en lo que concierne a la infracción de los artículos 426 del Código
de Procedimiento Civil y 1712 del Código Civil en que se apoya el recurso de autos, es
de advertir que ambas disposiciones aluden al proceso interno de valoración del juzgador,
el que evidentemente escapa al control de casación. En efecto, en la determinación de la
gravedad de la presunción, el artículo 426 del Código de Procedimiento Civil acude al
concepto que se forme el tribunal, de modo que cuando la sentencia hace una estimación
de gravedad obra conforme a las facultades que dicho precepto le otorga. También forma
parte de la apreciación subjetiva y personal del juzgador la determinación de la precisión
y concordancia de las presunciones a que se refiere el artículo 1712 del Código Civil, de
forma tal que sus conclusiones no pueden ser atacadas acudiéndose al vicio de infracción
a las normas reguladoras de la prueba.
Decimocuarto: Que resultando, entonces, inamovibles los hechos asentados por los
jueces del grado, carece de sustento la denuncia de contravención a los artículos 2314,
2320 y 2329 del Código Civil, pues el contenido fáctico de estos preceptos relativos a la
culpa como fuente de la responsabilidad extracontractual se corresponden con la omisión
de fiscalizar la instalación del radiador de calefacción, cuales son los hechos
determinantes de lo resolutivo del fallo; razón por la cual el recurso de casación en el
fondo examinado no puede prosperar.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 764, 765, 766,
767, 768, 771, 772 y 783 del Código de Procedimiento Civil, se rechazan, sin costas, los
recursos de casación en la forma y en el fondo deducidos por la demandada a fojas 235,
contra la sentencia de veinticuatro de septiembre de dos mil doce, que se lee a fojas 228 y
siguientes.
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros
señores Patricio Valdés A., Haroldo Brito C., señora Rosa Egnem S. y los Abogados
Integrantes señores Jorge Baraona G. y Raúl Lecaros Z. No firman los Abogados
Integrantes señores Baraona y Lecaros, no obstante haber concurrido a la vista y al
acuerdo de la causa, por estar ambos ausentes. Santiago, veintinueve de julio de dos mil
trece.
Rol Nº 8.023-2012.
10. SENTENCIA SE EXTIENDE A PUNTO NO SOMETIDA A SU DECISIÓN AL
ELEVAR MONTO INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS POR DAÑO MORAL SIN
QUE EXISTA PETICIÓN AL RESPECTO.
SUMARIO: El vicio formal de ultra petita se produce cuando la sentencia otorga más de
lo pedido o se extiende a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, esto, es
cuando apartándose de los términos de la controversia planteada por las partes o
mediante sus respectivas acciones o excepciones, se altera el contenido de las mismas,
cambiando su objeto o modificando su causa de pedir. En la especie, la sentencia
impugnada, al elevar el monto de la indemnización de perjuicios por daño moral, sin
que existiera una adecuada petición al respecto por parte de la actora, se extendió a
un punto no sometido a su decisión. En efecto, habiendo desechado los sentenciadores
la apelación de la demandante por motivos formales, no procedía acceder a lo
solicitado por ésta, elevando el monto de la indemnización por daño moral concedida.
Por consiguiente, el fallo censurado ha incurrido en la causal de casación en la forma
del artículo 768 Nº 4 del Código de Procedimiento Civil.
Rol: 99-2011
Fecha: 25/01/2013
TEXTO SENTENCIA
I. Sentencia de casación
Vistos:
En autos rol Nº 11.156-2006, del 15º Juzgado Civil de Santiago, doña Elizabeth
Miriam Muedas Sarmiento, en juicio ordinario, dedujo demanda de indemnización de
perjuicios por responsabilidad civil extracontractual, en contra de Mall Puente S.A.,
representada por don Alberto Calderón Crispín; de Jorge Fleischmann Cerda; y de
Comterra S.A., representada por don Juan Eduardo Arteaga Oehninger, para que se
declare la responsabilidad de los demandados en la muerte del cónyuge de la actora don
Eugenio Rodrigo González Cruz y se los condene, solidariamente, al pago de las sumas
que indica por concepto de daño emergente, lucro cesante y daño moral, todo con
reajustes, intereses y costas.
El tribunal de primera instancia, por sentencia de treinta y uno de diciembre de dos mil
siete, que se lee a fojas 782 y siguientes de estos antecedentes, acogió la demanda sólo en
cuanto condenó a la demandada Mall Puente S.A. a pagar a la actora las sumas de un
millón cuatrocientos noventa y un mil ochenta y cinco pesos ($ 1.491.085) por concepto
de daño emergente y de cincuenta millones de pesos ($ 50.000.000) por daño moral, todo
con reajustes, intereses y costas.
Se alzó la actora en tanto que la demandada Mall Puente S.A. dedujo recurso de
casación en la forma y apeló, y una de las salas de la Corte de Apelaciones de Santiago,
por sentencia de dieciocho de agosto de dos mil diez, que se lee a fojas 1016 y siguientes,
rechazó el recurso de nulidad y, con mayores argumentos, confirmó la sentencia de
primer grado, con declaración, aumentando la indemnización por daño moral a la suma
de ochenta millones de pesos ($ 80.000.000). Asimismo rechazó las excepciones
deducidas por el demandado Mall Puente S.A., de cúmulo indemnizatorio opuesta a fojas
147; y de cosa juzgada y transacción, a fojas 852.
Considerando:
Primero: Que la recurrente impugna la sentencia definitiva por haber incurrido en los
vicios de nulidad formal contemplados en los numerales 4, 6, 7 y 9 del artículo 768 del
Código de Procedimiento Civil, el último en relación con Nº 4 del artículo 795 del
Código citado.
Segundo: Que, en un primer capítulo del recurso, referido al vicio de ultra petita , éste
se hace consistir en que la sentencia recurrida, se habría extendido a puntos no sometidos
a la decisión del tribunal, al elevar el monto de la indemnización por daño moral otorgada
a la actora, sin que existiera apelación idónea que lo justificara. Explica, que si bien la
actora apeló, tal libelo fue rechazado por los sentenciadores de segunda instancia por
razones formales.
Tercero: Que, para los efectos de resolver la causal de casación en estudio cabe tener
presente que:
a.- La actora doña Elizabeth Miriam Muedas Sarmiento, a fojas 3, dedujo demanda de
indemnización de perjuicios por responsabilidad civil extracontractual, en contra de Mall
Puente S.A., de Jorge Fleischmann Cerda y de Comterra S.A., para que se declarara la
responsabilidad de éstos en la muerte de su cónyuge don Eugenio Rodrigo González Cruz
y se los condene solidariamente al pago de las siguientes sumas de dinero: $ 1.491.085
por concepto de daño emergente; $ 68.154.624 por lucro cesante y $ 200.000.000 por
daño moral.
b.- La sentencia de primera instancia, de treinta y uno de diciembre de dos mil siete,
escrita a fojas 782 y siguientes, solamente condenó a la demandada Mall Puente S.A. a
pagar a la actora la suma de $ 50.000.000 por concepto de daño moral; y de $ 1.491.085,
por lucro cesante.
c.- La demandante, a fojas 805, apeló de la sentencia antes señalada, solicitando, entre
otras prestaciones, se aumentara la indemnización por daño moral a la suma que se
estimare de justicia.
d.- La demandada en el primer otrosí del escrito de fojas 810, dedujo recurso de
apelación solicitando se rechazara la demanda, con costas.
e.- En el considerando octavo de la sentencia recurrida, que rola a fojas 1016, los
jueces del fondo decidieron rechazar la apelación deducida por la demandante porque el
escrito en el que se dedujo no reunía los requisitos del artículo 189 del Código de
Procedimiento Civil, en cuanto a contener peticiones concretas.
f.- La resolución antes señalada, teniendo presente la forma en la que ocurrieron los
hechos —en un espacio en el que además, se convoca a público en forma masiva, como
ocurre con los establecimientos comerciales— y su resultado que ha llevado a la muerte a
un consumidor que actuó en la forma que una persona normal lo haría, ignorando lo que
le ocurrirá; confirmó la sentencia de primera instancia, con declaración, elevando el
monto de la indemnización por daño moral a la suma de $ 80.000.000.
Cuarto: Que, al efecto, debe tenerse presente que como esta Corte ha señalado con
anterioridad, que el vicio de ultra petita se produce cuando la sentencia otorga más de lo
pedido o se extiende a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, esto es, cuando
apartándose de los términos de la controversia planteada por las partes mediante sus
respectivas acciones o excepciones, se altera el contenido de las mismas, cambiando su
objeto o modificando su causa de pedir.
Por estas consideraciones y de conformidad además con lo dispuesto por los artículos
764, 765, 766, 768 y 786 del Código de Procedimiento Civil, se acoge, sin costas, el
recurso de casación en la forma deducido por la parte demandada, en el escrito de fojas
1027, en contra de la sentencia de dieciocho de agosto del año dos mil diez, que se lee a
fojas 1016, la que en consecuencia se invalida y se reemplaza por la que se dicta a
continuación, separadamente, y sin nueva vista.
Redacción a cargo del Ministro señor Patricio Valdés Aldunate.
Regístrese.
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros señor
Patricio Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa Egnem S., señor Lamberto Cisternas
R. y el Abogado Integrante señor Jorge Baraona G. No firma la Ministra señora Pérez, no
obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo de la causa, por haber cesado en sus
funciones. Santiago, veinticinco de enero de dos mil trece.
Rol Nº 99-11.
Vistos:
3º Que para los efectos de resolver la excepción en estudio cabe tener presente que al
efecto rolan en el proceso los siguientes antecedentes:
4º Que, los antecedentes antes referidos, atendido lo dispuesto en el artí culo 399 del
Código de Procedimiento Civil en relación con el artículo 1713 del Código Civil, sólo
permiten dar por establecido que doña Elizabeth Miriam Muedas Sarmiento recibió de
Comterra S.A. la suma de diez millones de pesos ($ 10.000.000) como consecuencia del
accidente sufrido por su marido, sin que se lograra determinar de manera precisa cuál fue
el motivo específico por el cual se acordó la suma antes señalada.
6º Que si bien es cierto se acreditó que la actora recibió de Comterra S.A. la suma de
diez millones de pesos, con la finalidad de reparar el daño irrogado por el ilícito
fundamento de la demanda, no existen antecedentes que permitan afirmar que con la
mencionada suma de dinero se hubiese cubierto de manera completa y eficaz el daño
sufrido por doña Elizabeth Miriam Muedas Sarmiento a consecuencia de la muerte de su
marido. Lo anterior se desprende del hecho que la demandante, a pesar de percibir la
suma antes referida, continuó la acción en contra de Jorge Fleischmann Cerda y de Mall
Puente S.A., dando cuenta que dicho pago le resultaba insuficiente; y de la circunstancia
que judicialmente se fijó el monto de los daños sufridos por la actora en una suma muy
superior.
7º Que por lo antes razonado, esto es, que la suma pagada por Comterra S.A. a la
actora no cubrió totalmente el daño sufrido por esta última, se rechazará la excepción de
cúmulo de indemnizaciones deducida por la demandada Mall Puente S.A..
8º Que, sin perjuicio de lo anterior, cabe tener presente que, del escrito de fojas 852, se
desprende que la demandada Mall Puente S.A., en subsidio de la excepción de
transacción, solicitó se descontara lo percibido por la actora como consecuencia del
accidente de manos de Comterra S.A., de la suma a que eventualmente pudiese ser
condenada, a lo que se accederá, toda vez que, como ya se dijo, el pago de la suma de
diez millones de pesos tantas veces mencionado tuvo por finalidad resarcir los daños
causados a la demandante por el accidente motivo de la demanda.
Por estos fundamentos y de conformidad, además, con lo dispuesto por los artículos
186 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se confirma la sentencia apelada de
fecha treinta y uno de diciembre de dos mil siete, escrita a fojas 782 y siguientes, con
declaración que la suma de dinero que la demandada Mall Puente S.A. queda condenada
a pagar a doña Elizabeth Miriam Muedas Sarmiento se rebaja al monto de cuarenta y un
millones cuatrocientos noventa y un mil ochenta y cinco pesos ($ 41.491.085).
Redacción a cargo del Ministro señor Patricio Valdés Aldunate.
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros señor
Patricio Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa Egnem S., señor Lamberto Cisternas
R. y el Abogado Integrante señor Jorge Baraona G. No firma la Ministra señora Pérez, no
obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo de la causa, por haber cesado en sus
funciones. Santiago, veinticinco de enero de dos mil trece.
Rol Nº 99-11.
11. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL POR DESPIDO
INJUSTIFICADO. IMPROCEDENCIA DE LA INDEMNIZACIÓN POR EL DAÑO
MORAL. INDEMNIZACIONES POR TÉRMINO DE CONTRATO CUBREN EL
DAÑO MORAL PRODUCIDO POR EL DESPIDO INJUSTIFICADO.
INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL EN EL PROCEDIMIENTO DE TUTELA
LABORAL EXIGE LA VULNERACIÓN DE DERECHOS FUNDAMENTALES.
Cabe tener presente que fue necesaria la dictación de la Ley Nº 20.087, que estableció
el procedimiento de tutela laboral —inaplicable en la especie atendida la fecha de
término de la relación laboral—, para que el artículo 489 inciso 3º del Código del
Trabajo incluyera, entre las indemnizaciones susceptibles de otorgar al trabajador,
aquella que proviene del daño que se produzca con ocasión de su despido y que se
haya producida con vulneración de determinados derechos fundamentales.
Rol: 9139-2011
Fecha: 25/01/2013
Voces: daño moral - daños y perjuicios - derecho del trabajo - despido - despido
indirecto - despido sin causa - extinción del contrato de trabajo - indemnización -
indemnización sustitutiva del preaviso - responsabilidad civil - responsabilidad
extracontractual
Legislación relacionada: Artículo 2314 Código Civil; artículo 160 Nº 7, artículo 162,
artículo 163, artículo 168 y artículo 489 Código Trabajo.
TEXTO SENTENCIA
I. Sentencia de casación
Vistos:
En estos autos, Rol Nº 1.357 2005, del Segundo Juzgado Civil de Santiago, doña
Mónica Cecilia Mac Vicar Munita dedujo demanda de indemnización de perjuicios en
contra del Colegio Dunalastair S.A., por la responsabilidad extracontractual emanada del
despido injustificado del cual fue objeto, a fin de que se condene a la demandada al pago
de las indemnizaciones por daño emergente, lucro cesante y daño moral que indica, más
los reajustes, intereses y costas.
El tribunal de primera instancia, mediante fallo de treinta de abril de dos mil diez, que
se lee a fojas 194 y siguientes, acogió el libelo, con costas, sólo en cuanto condenó a la
demandada a pagar a la demandante la suma de $ 3.000.000 (tres millones de pesos) por
concepto de daño moral, con los reajustes e intereses que indica, desestimando en lo
demás la demanda deducida.
Considerando:
Primero: Que mediante este arbitrio de nulidad sustancial sostiene la recurrente que se
han vulnerado los artículos 1698, 1712, 2284, 2314 y siguientes y 2329 del Código Civil
y artículos 160, 168 y 176 del Código del Trabajo.
Expone que pese a desestimar la demanda, en lo que dice relación con el daño
emergente y lucro cesante demandado, teniendo como fundamento para ello las
indemnizaciones por término de contrato pagadas en la sede laboral, no aplica igual
criterio al daño moral que se demandó, en circunstancias que no es posible sancionar por
dos vías distintas una sola conducta, pues, si así fuere, constituiría un enriquecimiento sin
causa.
Explica que el Código del Trabajo establece las causales que puede esgrimir el
empleador para poner término al contrato, so pena de incurrir, en el caso de no acreditar
su procedencia, en el pago de las indemnizaciones contempladas en el artículo 168 del
citado cuerpo normativo, mismas que varían de acuerdo a la gravedad de la causal
invocada, no estableciendo la ley ningún otro tipo de resarcimiento, por lo que, la única
vía de reparación del daño, es la contenida en el citado precepto, encontrándose destinado
el incremento de la indemnización por años de servicio a compensar los perjuicios que la
aplicación de una determinada causal pueda ocasionar al dependiente, resultando, en
definitiva, improcedente aplicar la responsabilidad extracontractual civil y condenar al
pago de una nueva indemnización teniendo como fundamento el despido de que fue
objeto el trabajador.
Luego, señala que se han infringido, además, los artículos 1698 y 1712 del Código
Civil, teniendo en cuenta que, conforme a ellos, se dan por establecidos los perjuicios
sufridos por la demandante en función al despido sufrido, considerándolo un acto
atentatorio contra su dignidad y honorabilidad, en circunstancias que tales normas exigen
presunciones graves, precisas y concordantes, las que no se dan en la especie, pues los
sentenciadores se limitan a mencionar los medios de prueba sin efectuar desarrollo
alguno que sustente las conclusiones a las que se arribaron.
Finalmente explica la influencia que los errores de derecho denunciados han tenido en
lo dispositivo del fallo y solicita que se anule la sentencia y se dicte la correspondiente de
reemplazo, que desestime la demanda, con costas.
Tercero: Que consta de la copia de la causa laboral acompañada a los autos, Rol
Nº 4.790 2003, seguido ante el Tercer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, lo
siguiente:
1. Que con fecha 29 de septiembre del año 2003, doña Mónica Mac Vicar Munita,
dedujo demanda laboral en contra del Colegio Dunalastair S.A., ante el tribunal
mencionado, en la que solicitó se declarara injustificado su despido y se condenara a la
demandada al pago de las indemnizaciones por término de la relación laboral, más los
recargos legales, además de otras prestaciones reclamadas, con reajustes, intereses y
costas.
Lo anterior, en opinión del recurrente sería un error pues su parte se habría limitado a
despedir a la actora invocando una causa legal contemplada en el estatuto laboral, de lo
que se reclamó en sede judicial logrando la recurrida sentencia favorable y obteniendo el
pago de las indemnizaciones legales por término del contrato de trabajo por haber sido
declarado injustificado su despido.
Sexto: Que la indemnización por años de servicios, como ya se ha dicho por este
Tribunal, posee como elementos determinantes el tiempo y el monto de la última
remuneración, nace a la época de terminación de la relación laboral y compensa el lapso
durante el cual el dependiente ha invertido su fuerza de trabajo para con su empleador.
Por su parte, la indemnización sustitutiva del aviso previo tiene por objeto resarcir la
pérdida abrupta de la fuente de trabajo y procurar que el trabajador disponga de un
período prudencial para conseguir una nueva fuente de ingresos.
Séptimo: Que las instituciones brevemente analizadas son propias absolutamente del
derecho laboral y constituyen resarcimientos originados en la relación de trabajo que une
a las partes y al errado o indebido término de la misma.
Noveno: Que confirma lo anterior el hecho que el legislador cuando ha querido agregar
al incumplimiento del empleador indemnizaciones diferentes a las sustitutivas de aviso
previo y por años de servicios, esta última con sus respectivos incrementos, lo ha
señalado expresamente.
Así, en el artículo 171 inciso segundo del Código del Trabajo, otorga el derecho a los
trabajadores que demanden su autodespido sustentado en las causales establecidas en las
letras a) y b) del Nº 1 del artículo 160 del mismo Código, a accionar por las otras
indemnizaciones a que tengan derecho.
En el mismo sentido y en el caso del despido como práctica antisindical, el Código del
Trabajo en el artículo 294, dispone que el trabajador afectado puede además optar a una
indemnización adicional a la establecida en el artículo 163 del Código del Trabajo, que
fijará el juez y que no podrá ser inferior a seis meses ni superior a once meses de la
última remuneración mensual.
Por último, cabe tener presente que fue necesaria la dictación de la Ley Nº 20.087, que
estableció el procedimiento de tutela laboral que no pudo ser aplicado en la especie
atendida la fecha del término de la relación laboral , para que el legislador en el inciso
tercero del artículo 489 del Código del Trabajo incluyera, entre las indemnizaciones
susceptibles de otorgar al trabajador, aquella que proviene del daño que se produzca con
ocasión de su despido y que se haya producido con vulneración de determinados
derechos fundamentales.
Décimo: Que, por lo razonado, cabe concluir que los sentenciadores, al dar por
configurado un ilícito civil sobre la base del contenido de la carta de despido despachada
por el empleador, que a su vez daba cuenta del fundamento de la causa legal de
desvinculación laboral invocada, han incurrido en infracción de ley, que debe corregirse
por esta vía.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 764, 765, 767,
783 y 785 del Código de Procedimiento Civil, se acoge, sin costas, el recurso de casación
en el fondo deducido por la demandada Colegio Dunalastair S.A. a fojas 269, contra la
sentencia de tres de agosto del año dos mil once, que se lee a fojas 266 y siguientes, la
que, en consecuencia, se la invalida en lo que dice relación con la apelación deducida y se
la reemplaza por la que se dicta a continuación, separadamente y sin nueva vista.
Se previene que el Abogado Integrante don Arturo Prado Puga concurre al acogimiento
del recurso teniendo además presente los siguientes fundamentos:
1) Que, la legislación laboral por su rango especial, tiene prioridad sobre el derecho
común, toda vez, que estas últimas normas solo son supletorias, y así lo declara
expresamente el artículo 4º del Código Civil, y por su parte el artículo 19 del mismo
cuerpo sustantivo, que prescribe que "cuando en el sentido de la Ley es claro, no se
desatenderá su tenor literal a pretexto de consultar su espíritu".
2) Que como se viene anotando, la ley emplea en la citada norma, a modo de verbo
rector, la frase "es incompatible voz que, según el Diccionario de la Real Academia,
significa en la acepción que atañe al tema, repugnancia que tiene una cosa para unirse con
otra".
Sin embargo, como se trata de una ley especial, únicamente cabe su aplicación
restrictiva, a los casos que expresamente así lo admiten.
Regístrese.
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros
señoras Gabriela Pérez P., Rosa Egnem S., el Ministro Suplente señor Alfredo Pfeiffer
R., y los Abogados Integrantes señores Alfredo Prieto B. y Arturo Prado P.
Rol Nº 9.139-2011.
Vistos:
Segundo: Que por lo razonado cabe concluir que el despido de la demandante, fundado
en la causal del Nº 7 del artículo 160 del Código del Trabajo, no ha podido ser
constitutivo de un ilícito civil que pueda originar la obligación de resarcir perjuicios por
daño moral.
Por estos fundamentos, y de conformidad además con lo dispuesto por los artículos
186 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se revoca la sentencia apelada, de
fecha treinta de abril de dos mil diez, escrita a fojas 194 y siguientes en cuanto acogió en
parte la demanda y condenó a la demandada a pagar una indemnización de $ 3.000.000
(tres millones de pesos) por daño moral, más reajustes, intereses y costas, decidiéndose
en su lugar que se desestima igualmente la demanda en lo que respecta a la
indemnización por daño moral pretendido, sin costas, por estimarse que la demandante ha
tenido motivo plausibles para litigar.
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros
señoras Gabriela Pérez P., Rosa Egnem S., el Ministro Suplente señor Alfredo Pfeiffer
R., y los Abogados Integrantes señores Alfredo Prieto B. y Arturo Prado P.
Corte Suprema.
Rol Nº 9.139-2011.
CAPÍTULO III DAÑO MORAL EN MATERIA CONTRACTUAL
1. INDEMNIZACIÓN DEL DAÑO MORAL EN MATERIA CONTRACTUAL.
FUNDAMENTOS
SUMARIO: Las nuevas concepciones que sobre el resarcimiento del daño moral
derivado del incumpl imiento de contratos se imponen en el Derecho actual y la
aceptación de esas tendencias por la jurisprudencia de nuestros tribunales en estos
últimos años, determinan que el concepto de daño emergente que emplea la norma del
artículo 1556 del Código Civil, comprende no solamente el daño pecuniario, sino
también el extrapatrimonial o moral, interpretación que no sólo es posible, sino que
plenamente aceptable en el texto actual del mencionado artículo, primero porque la
voz "daño" que emplea la disposición —que no se encuentra definida en la ley—
corresponde, según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, a todo
"detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia", es decir, a toda privación de
bienes materiales e inmateriales o morales y porque, como antes quedó consignado, lo
preceptuado en el citado artículo no excluye la consideración de otros perjuicios que
no sean sólo los de índole material.
Rol: 3291-2005
Fecha: 11/04/2007
Partes: Aros González, Luisa del Carmen con Zopfoli Gue rra, Cristián Michelle
TEXTO SENTENCIA
I. Sentencia de casación
Santiago, once de abril de dos mil siete.
Vistos:
En estos autos Rol Nº 716-2003 del Segundo Juzgado Civil de La Serena sobre juicio
ordinario de indemnización de perjuicios, caratulado "Aros González, Luisa del Carmen
con Zoffoli Guerra, Cristián Michelle", por sentencia de veintidós de septiembre de dos
mil cuatro, escrita a fojas 182, el señor Juez Titular del referido tribunal acogió
parcialmente la demanda y condenó al demandado a pagar a la actora $ 26.501.248 a
título de daño material emergente, más reajustes y costas, rechazándola en la parte que
pretendía la indemnización de perjuicios por daño moral.
Considerando:
Por otra parte, continúa el recurso, la idea de "daño reparable" actualmente no se limita
a la de daño patrimonial, sino que se extiende también al daño extrapatrimonial o moral.
El artículo 1556 del Código Civil, estima la parte recurrente, no puede excluir la
indemnización del daño moral, máxime si las voces daño y emergente que se emplean en
la disposición, por no encontrarse definidas por el legislador, deben entenderse en su
sentido natural y obvio.
La angustia y desesperación sufridas como consecuencia del cumplimiento imperfecto
del contrato de mandato, concluye el recurso, constituye un daño ocasionado a la
integridad o estabilidad psíquica de la actora y que el demandado se encuentra obligado a
indemnizar.
En la responsabilidad contractual, entonces, un daño moral puro, cuyo nexo causal con
el cumplimiento imperfecto de una obligación contractual se encuentra acreditado, debe
ser reparado, toda vez que es indesmentible que, bajo esas condiciones, el deudor obró al
menos con culpa leve.
Si bien es efectivo, razonan los sentenciadores, que uno de los aspectos más discutidos
en nuestro Derecho en materia de responsabilidad civil es el relativo a la procedencia de
la indemnización por daño moral, la jurisprudencia chilena se ha uniformado, no obstante
escasas excepciones, en torno al rechazo de la indemnización de perjuicios por daño
moral tratándose del ámbito contractual, lo que debe conducir necesariamente a
desestimar la pretensión de indemnizar el eventual daño moral causado.
Tercero: Que para una acertada resolución del recurso, resulta necesario dejar debida
constancia de los siguientes antecedentes del proceso:
Luisa del Carmen Aros González dedujo demanda de indemnización de perjuicios por
responsabilidad contractual contra Cristián Michelle Zoffoli Guerra, fundada en que por
escritura pública de 20 de octubre de 1999 le otorgó mandato judicial al demandado, a fin
que la defendiera en una causa que la Compañía Chilena Consolidada Seguros de Vida
S.A. había iniciado en su contra ante el Tercer Juzgado Civil de La Serena y en la que
demandaba el pago de $ 26.501.248.
La actora alegó haber sufrido daño moral en razón del cumplimiento imperfecto del
contrato de mandato por parte del mandatario judicial, consistente en perjuicio familiar,
social y psicológico.
Tal criterio nació de la aplicación literal del artículo 1556 del Código Civil y tuvo su
principal sostenedor y defensor en el profesor Arturo Alessandri.
Sexto: Que las nuevas concepciones que sobre el resarcimiento del daño moral
derivado del incumplimiento de contratos se imponen en el Derecho actual y la
aceptación de esas tendencias por la jurisprudencia de nuestros tribunales en estos
últimos años, determinan que el concepto de daño emergente que emplea la norma del
artículo 1556 del Código Civil, comprende no solamente el daño pecuniario, sino también
el extrapatrimonial o moral, interpretación que no sólo es posible, sino que plenamente
aceptable en el texto actual del mencionado artículo, primero porque la voz "daño" que
emplea la disposición —que no se encuentra definida en la ley— corresponde, según el
Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, a todo "detrimento, perjuicio,
menoscabo, dolor o molestia", es decir, a toda privación de bienes materiales e
inmateriales o morales y porque, como antes quedó consignado, lo preceptuado en el
citado artículo no excluye la consideración de otros perjuicios que no sean sólo los de
índole material.
Octavo: Que, en razón de todo lo dicho, queda demostrado que el fallo impugnado ha
incurrido en el error de derecho que le atribuye la demandante y que este error ha influido
sustancialmente en su parte dispositiva, motivo suficiente para que el recurso de casación
en el fondo sea acogido.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en las normas legales citadas y
en los artículos 764, 767 y 805 del Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de
casación en el fondo deducido por la parte demandante en lo principal de la presentación
de fojas 300 contra la sentencia de siete de junio de dos mil cinco, escrita a fojas 294
vuelta, la que se invalida en la parte que rechaza la demanda de indemnización de
perjuicios por daño moral y se la reemplaza por la que se dicta acto continuo, sin nueva
vista, pero separadamente.
Acordada con el voto en contra del Ministro señor Rodríguez Ariztía, quien fue de
opinión de rechazar el recurso interpuesto, pues en su concepto el fallo impugnado no
incurre en el error de derecho que se le imputa.
1º.- Que las obligaciones que nacen del concurso real de las voluntades de dos o más
personas, como en los contratos o convenciones, dan origen a responsabilidades.
Por ejemplo, el artículo 1933 del Código Civil se refiere al evento que la cosa
arrendada adolezca de vicios que impidan hacer de ella el uso para que fue arrendada, en
cuyo caso el arrendador deberá indemnizar al arrendatario sólo el daño emergente, a
menos que el vicio haya sido conocido del arrendador al tiempo del contrato o que fuere
tal que debiera haberlo previsto o por su profesión conocerlo, caso en que se incluirá en
la indemnización, además, el lucro cesante.
Otro ejemplo lo contiene el artículo 1930 del Código citado, que establece que si el
arrendatario es turbado en el goce de la cosa arrendada a consecuencia de derechos que a
su respecto ejercitan terceros, tiene derecho a que se le indemnice de todo perjuicio, esto
es, el daño emergente y el lucro cesante; pero si la causa de tales derechos de terceros no
fue o no debió ser conocida del arrendador al tiempo del contrato, "no será obligado el
arrendador a abonar el lucro cesante".
Aquella norma legal, mientras esté escrita en la forma como hoy lo está, sólo cabe al
juez aplicarla, sin que le sea permitido interpretarla para variar su sentido.
2o .- Que de lo dicho fluye que el denominado "daño moral", esto es, el sufrimiento
moral o espiritual y no patrimonial, no es actualmente indemnizable cuando se le hace
provenir de una responsabilidad contractual, como ocurre en el caso de autos.
4º.- Que, por tanto, este disidente estima que la sentencia recurrida no ha vulnerado el
artículo 1556 del Código Civil al rechazar la pretendida indemnización de perjuicios por
daño meramente moral que deriva de responsabilidad contractual, razón por la cual el
recurso de casación en el fondo ha debido ser desestimado.
Regístrese.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros Sres.
Jorge Rodríguez A., Sergio Muñoz G., Sra. Margarita Herreros M. y Sr. Juan Araya E. y
Abogado Integrante Sr. Hernán Álvarez G.
Rol Nº 3.291-2005.
Vistos:
Acordada con el voto en contra del Ministro señor Rodríguez Ariztía, quien fue de
opinión de confirmar la aludida sentencia en virtud de las consideraciones expuestas en el
voto disidente del fallo de casación.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Jorge
Rodríguez A., Sergio Muñoz G., y Sra. Margarita Herreros M. y Sr. Juan Araya E. y
Abogado Integrante Sr. Hernán Álvarez G. No firman el Ministro Sr. Rodríguez A. y el
Abogado Integrante Sr. Álvare z G., no obstante haber concurrido a la vista del recurso y
acuerdo del fallo, por haberse acogido a jubilación el primero y estar ausente el segundo.
Rol Nº 3.291-05.
2. PROCEDENCIA DE INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL EN MATERIA
CONTRACTUAL. DAÑO MORAL PURO. VOTO EN CONTRA
Rol: 4035-2001
Fecha: 03/09/2002
Legislación relacionada: Artículo 1556, artículo 2329 y artículo 2331 Código Civil.
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
En estos autos del Quinto Juzgado de Letras de Viña del Mar, don José Zamora de la
Cerda demandó en juicio ordinario a don Alex, a don Eduardo y a doña Candela, todos de
apellidos Atalah Pinto, solicitando la resolución de un contrato de promesa de
compraventa de inmueble, celebrado por escritura pública de 8 de marzo de 1996, con
indemnización de perjuicios.
Por sentencia de 25 de abril de 2000, el juez de ese tribunal acogió la demanda y, en
consecuencia, declaró resuelto el contrato de promesa celebrado por las partes; ordenó la
restitución del inmueble objeto de ese contrato, en el mismo estado en el que fuera
entregado, incluidas las mejoras introducidas en él y condenó a los demandados a pagar,
solidariamente, una indemnización de perjuicios de $ 40.000.000 por concepto de daño
emergente, más reajustes e intereses, estos últimos a títulos de lucro cesante, y a pagar la
suma de $ 10.000.000 por concepto de daño moral.
Considerando:
a) En primer término, los recurrentes consideran infringido el artículo 1545 del Código
Civil, señalando que el contrato de promesa de compraventa contiene una cláusula penal
en cuya virtud las partes avaluaron anticipadamente los perjui cios en la suma total de
$ 10.000.000 y que, sin embargo, los jueces desatienden ese pacto, concediendo al actor
una indemnización de perjuicios no sólo distinta sino que, inclusive, superior.
En seguida, aducen la infracción del artículo 1556 del Código Civil, en relación con su
artículo 2329 porque los jueces otorgan la indemnización de perjuicios comprendiendo en
ella un rubro por daño moral, en circunstancias que, según dicen, la ley prevé ese tipo de
indemnización sólo para casos de responsabilidad extracontractual.
Finalmente, los recurrentes consideran infringido el artículo 1552 del Código Civil,
argumentando al efecto que no han estado en mora de cumplir las obligaciones emanadas
del contrato de promesa si se tiene en cuenta que, a su vez, el demandante nunca podrá
cumplir con las suyas.
Aseveran en este punto que como el prometiente vendedor está casado en régimen de
sociedad conyugal, su cónyuge debió comparecer en el contrato, otorgando su
correspondiente autorización y no lo hizo, agregando que el inmueble que se promete
vender registra una prohibición de enajenar a favor de un tercero.
2o . Que, en lo relativo a las pretendidas infracciones de los artículos 1545 y 1552 del
Código Civil, ha de indicarse que, en su escrito de contestación, los demandados se
limitaron a sostener que habían cumplido las obligaciones que les imponía el contrato de
promesa y que la indemnización pretendida por el actor era improcedente, la del daño
material, porque en definitiva implica el cumplimiento del contrato, en circunstancias que
se demandó su resolución, y la del daño moral porque la ley sólo lo concede para los
casos de responsabilidad extracontractual.
Como se ve, en esa defensa nunca plantearon las alegaciones que ahora pretenden
esgrimir como los mencionados capítulos de impugnación en su recurso de casación en el
fondo.
Por lo tanto, es de toda evidencia que los recurrentes están haciendo valer alegaciones
nuevas, del todo improcedentes en un recurso de esta índole si se considera que,
conforme a lo previsto en el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, esta Corte
sólo puede pronunciarse, en definitiva, respecto de la cuestión que ha sido materia del
juicio.
3 o . Que la infracción del artículo 1556 del Código Civil que denuncia el recurrente y
que en su concepto no hace procedente la indemnización por daño moral en materia
contractual, pone de actualidad y de relieve un tema que por largo tiempo no fue objeto
de preocupación en nuestro Derecho, en razón de que siempre se consideró que el daño
moral proveniente de incumplimiento contractual no era resarcible, postura que a partir
de los tiempos modernos presenta cambios, vacilantes al comienzo pero que en los
tiempos actuales tanto la doctrina como la jurisprudencia la han ido aceptando,
uniformando criterios sobre esta materia.
Este marco restrictivo que regulaba las indemnizaciones en el ámbito contractual tuvo
su principal sostenedor y defensor en el profesor Arturo Alessandri, cuyo criterio sobre la
materia se mantiene casi inalterable en las sentencias de los tribunales de justicia hasta
años recientes, como ocurre, por ejemplo, en una sentencia de la Corte de Apelaciones de
Concepción de 19 de enero de 1990, que funda su decisión de rechazo del daño moral en
materia de contratos en el texto del artículo 1556 del Código Civil, que sólo acepta el
daño emergente y el lucro cesante, fallo que quedó firme por haberse rechazado por esta
Corte Suprema recurso de queja en sentencia de 27 de agosto del mismo año ( Gaceta
Jurídica Nº 122, página 31).
5 o . Que sobre esta materia debe tenerse presente que nuestro Código Civil se inspiró
en numerosas materias de que trata en el Código de Napoleón, como son las relacionadas
con las obligaciones en general, entre ellas la que refiere la disposición del artículo 1556.
En esa época y en la fecha en que entró en vigencia el Código de Bello, hace ya casi un
siglo y medio, el daño resarcible sólo comprendía el perjuicio material o patrimonial,
único concebible o reconocido, en razón que el concepto de reparación del daño moral no
existía, por haberse elaborado y desarrollado mucho tiempo después, pudiendo decirse
que no estuvo en la mente de Bello ni en la de los legisladores del Código Civil francés,
como lo expresa doña Carmen Domínguez Hidalgo en su reciente obra sobre El Daño
Moral , tomo I, página 347; de modo entonces que la reparación de los rubros que
incorpora el artículo 1556 en su contenido eran todos los posibles a la fecha de su
redacción.
No puede afirmarse, por consiguiente, que las nuevas tendencias sobre reparación de
perjuicios extrapatrimoniales o daño moral surgidas después, proveniente de
incumplimiento de obligaciones contractuales, se entendieran excluidas de la referida
disposición por haberlo querido así su creador.
6o . Que la aceptación del daño moral comenzó a tener acogida en los casos de
responsabilidad extracontractual, ello porque la redacción de los artículos 2314 y
siguientes del Código Civil, al prescribir el primero que el que ha cometido un delito o
cuasidelito que haya inferido daño a otro, es obligado a la indemnización; y el segundo,
que todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otro, debe ser reparado por
éste, dieron cabida a una interpretación de estos textos que hacía posible, por los términos
de sus redacciones, a que el daño moral en esos casos fuera también materia de
resarcimiento.
En otros términos, la indemnización por daño moral estuvo respaldada en los textos
legales aludidos, haciendo posible su aceptación en la jurisprudencia nacional.
Han sido la doctrina y la jurisprudencia las que han ido aceptando el resarcimiento del
daño moral respecto de los hechos ilícitos, existiendo hoy en día prácticamente
unanimidad en aceptarla en la cátedra y jurisprudencia en materia extracontractual.
Sin embargo, en el campo contractual tanto la doctrina como fallos de los tribunales
fueron reacios en aceptarla hasta gran parte del siglo pasado, observándose que tanto
estudiosos del Derecho como parte de la jurisprudencia recientemente han ido aceptando
el resarcimiento del daño moral en los casos de incumplimiento de obligaciones
contractuales, como lo demuestran los casos señalados en el fundamento undécimo de
este fallo.
10º. Que en la literatura jurídica nacional se advierte una marcada tendencia en este
último tiempo a incorporar en textos sobre responsabilidad civil el tema de la reparación
del daño moral proveniente de incumplimiento contractual.
Sostiene que siendo el daño por esencia patrimonial y extrapatrimonial, del mismo
modo el daño moral juega tanto en la responsabilidad extracontractual como en la
contractual (página 71). Otros autores nacionales participan del mismo parecer, como
Leslie Tomasello Hart, en su estudio sobre El Daño Moral en la Responsabilidad
Contractual (Editorial Jurídica, 1969); Ramón Domínguez Águila en sus
"Consideraciones en torno al daño en la responsabilidad civil. Una visión comparatista" (
Revista de Derecho Universidad de Concepción , Nº 188, 1990); Ramón Domínguez
Benavente en "Comentarios de Jurisprudencia" (publicada en la antes citada Revista
Universitaria Nº 198) y recientemente doña Carmen Domínguez Hidalgo en su obra El
Daño Moral , dos tomos, Editorial Jurídica año 2000).
12º. Que las nuevas concepciones que sobre el resarcimiento del daño moral derivado
del incumplimiento de contratos se imponen en el Derecho actual, y la aceptación de esas
tendencias por la jurisprudencia de nuestros tribunales en estos últimos años, determinan
que el concepto de daño emergente que emplea la norma del artículo 1556 del Código
Civil, comprende no solamente el daño pecuniario sino también el extrapatrimonial o
moral, interpretación que no sólo es posible, sino que plenamente aceptable en su texto
actual del mencionado artículo, primero porque la voz daño que emplea la disposición y
que no se encuentra definida en la ley, corresponde según el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española a todo detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o
molestia, es decir, a toda privación de bienes materiales e inmateriales o morales y,
porque como antes quedó consignado, lo preceptuado en el citado artículo no excluye la
consideración de otros perjuicios que no sean sólo los materiales.
El citado artículo 1556 del Código Civil, como ya quedó establecido precedentemente,
no limita la reparación en materia contractual al daño emergente y al lucro cesante, desde
que no excluye al daño moral.
14º. Que, por tanto, no ha cometido el fallo el error de derecho que le atribuye el
recurrente, por haber aplicado válida y correctamente el artículo 1556 del Código Civil
que el recurso estima vulnerado.
Por estas razones y de conformidad, además, con lo previsto en los artículos 764, 767 y
772 del Código de Procedimiento Civil, se rechaza el recurso de casación en el fondo
interpuesto en lo principal de fojas 259.
Acordada con el voto en contra del Ministro Sr. Rodríguez, quien estuvo por acoger el
recurso de casación en el fondo en cuanto impugna la infracción del artículo 1556 del
Código Civil y dictar sentencia de reemplazo revocando el fallo de primer grado en
aquella parte que hace lugar a la indemnización por concepto de daño moral, rechazando
la demanda a este respecto y, por estimar que tal sentencia, al ordenar pagar una
indemnización a título de daño moral proveniente de responsabilidad contractual, ha
cometido error de derecho infringiendo el precitado artículo 1556 del Código Civil.
Por ejemplo, el artículo 1933 del Código Civil se refiere al evento que la cosa
arrendada adolezca de vicios que impidan hacer de ella el uso para que fue arrendada, en
cuyo caso el arrendador deberá indemnizar al arrendatario sólo el daño emergente, a
menos que el vicio haya sido conocido del arrendador al tiempo del contrato o que fuere
tal que debiera haberlo previsto o por su profesión conocerlo, caso en que se incluirá en
la indemnización, además, el lucro cesante.
Otro ejemplo lo contiene el artículo 1930 del Código citado, que establece que si el
arrendatario es turbado en el goce de la cosa arrendada a consecuencia de derechos que a
su respecto ejercitan terceros, tiene derecho a que se le indemnice de todo perjuicio, esto
es, el daño emergente y el lucro cesante; pero si la causa de tales derechos de terceros no
fue o no debió ser conocida del arrendador al tiempo del contrato, no será obligado el
arrendador a abonar el lucro cesante.
Aquella norma legal, mientras esté escrita en la forma como hoy lo está, sólo cabe al
juez aplicarla, sin que le sea permitido interpretarla para variar su sentido.
2º.- Que de lo dicho fluye que el denominado daño moral, esto es, el sufrimiento moral
o espiritual y no patrimonial, no es actualmente indemnizable cuando se le hace provenir
de una responsabilidad contractual, como ocurre en el caso de autos.
Entre otros autores, puede ello verificarse en la obra de don Luis Claro Solar
Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado , Tomo II, números 1216 y
siguientes, Imprenta Nascimento, 1937, como también en la obra De la responsabilidad
extracontractual en el Derecho Civil chileno de que es autor don Arturo Alessandri
Rodríguez, Imprenta Universitaria, 1943, Nº 26.
4º.- Que, por tanto, este disidente estima que la sentencia recurrida, al confirmar en lo
pertinente la de primer grado, ha vulnerado el artículo 1556 del Código Civil al conceder
indemnización de perjuicios por daño meramente moral que deriva de responsabilidad
contractual, lo que ha influido sustancialmente en lo dispositivo de aquel fallo pues, de
aplicarse correctamente la norma legal citada, no podría haberse hecho lugar a tal suerte
de indemnización.
Rol Nº 4.035-01.
3. RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. NEGLIGENCIA EN EL DESARROLLO DE
LABORES ANEXAS A LA INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA. INDEMNIZACIÓN
DEL DAÑO MORAL EN SEDE CONTRACTUAL. RESPONSABILIDAD DE LOS
SERVICIOS DE SALUD.
Efectivamente, se dice que algo es "emergente" cuando nace de otra cosa, de manera
que al emplear la ley el adjetivo emergente para calificar el sustantivo daño, estaba
queriendo decir que este daño provenía de ni haberse cumplido la obligación, de
haberse cumplido imperfectamente o de haberse retardado el cumplimiento.
Rol: 3591-2010
Fecha: 12/12/2012
Partes: Gina González, Morales con Servicio de Salud Valparaíso San Antonio y otra
Ministros: Muñoz Gajardo, Sergio; Maggi Ducommun, Rosa María; Pfeiffer Ritcher,
Alfredo
Voces: daño emergente - daño moral - daños y perjuicios - derecho del trabajo -
derecho penal - derecho procesal - derecho procesal penal - indemnización -
responsabilidad civil - responsabilidad contractual - responsabilidad extracontractual
Legislación relacionada: Artículo 1556, artículo 1698, artículo 2314 y artículo 2329
Código Civil; artículo 4º Decreto con Fuerza de Ley Nº 1-19.653 de 17/11/2001
Ministerio Secretaría General de la Presidencia y Subsecretaría General de la
Presidencia fija texto refundido coordinado y sistematizado de la Ley Nº 18.575
Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado.
TEXTO SENTENCIA:
Vistos:
Expone que por la intervención del año 2004 pagó la suma de $ 500.000, precio que
fue cancelado en las oficinas de contabilidad del Hospital en cuestión.
En relación con los hechos propiamente tal refiere que no existe relación de causalidad
entre la atención brindada y los daños subsecuentes.
Expone que las obligaciones de las cuales era titular se cumplieron correcta y
cabalmente, pues de hecho se extrajo a los gemelos y se ligaron las trompas.
Refiere que el procedimiento quirúrgico importa la utilización de compresas y que
según protocolo la contabilización de las mismas es de cargo de la arsenalera, quien debe
realizar la contabilización y luego que se afirmativamente la pregunta de si se encuentra
todo, el cirujano procede a terminar la operación, protocolo que ella cumplió.
Por sentencia de veintidós de julio de dos mil nueve, escrita a fojas 711, dictada por la
Juez Titular del tribunal aludido en el párrafo primero, se rechazó la demanda en todas
sus partes.
Considerando:
Expone que en la sentencia que por esta vía se impugna no se señalan las razones por
las cuales no se considera la prueba rendida en estos autos, prueba que descarta la
responsabilidad de su parte en relación a su obligación de cerciorarse de la inexistencia
de compresas en el abdomen de la demandante al momento de la sutura, en efecto,
plantea que no se consideró la prueba testimonial que acreditaba que la realización de la
cirugía se llevó conforme a la praxis médica y que cumplió con su obligación de
preguntar si el conteo de compresas era el correcto.
Agrega que la exigencia del numeral 4 del artículo 170 del Código de Procedimiento
Civil no se satisface con la mera transcripción de las declaraciones, sino que se requiere
que la sentencia analice la prueba rendida.
Refiere que dicho informe concluyó que no era posible determinar a ciencia exacta el
momento en que la compresa fue dejada en la cavidad abdominal, atendida la
circunstancia de haber sido operada el día 20 de agosto de 2002, conclusión que no fue
desvirtuada en considerando alguno, por lo que claro queda la carencia de
fundamentación que explique la revocación.
II. Recurso de casación en el fondo deducido por la parte de Normandía Martínez Díaz.
En este contexto la sentencia recurrida en el fundamento octavo señala que "no existe
ninguna prueba que tal hecho se haya producido con anterioridad a la intervención que se
le realizara por la Dra. Martínez el 20 de agosto de 2002", y agrega "y las demandadas no
han acreditado, fehacientemente, que el cuerpo extraño olvidado en la cavidad abdominal
de la actora hubiera ocurrido por otra circunstancia", de esta forma, expresa la recurrente
se ha invertido la carga de probar las circunstancias del hecho provocador del daño,
imponiendo a su parte la obligación de acreditar la inexistencia de la causalidad,
vulnerando con ello el artículo 1698 del Código Civil.
Agrega que, además, dicha conclusión importa una infracción al artículo 1556 del
Código Civil, toda vez que se condenó a su parte a indemnizar perjuicios, sin haberse
acreditado que fueran consecuencia de no haber cumplido sus obligaciones o haberlas
cumplido imperfectamente.
Como tercer capítulo y final de recurso de nulidad sustancial expone que ha existido
error de derecho en la aplicación del artículo 1556 del Código Civil y este consiste en que
estableció la procedencia de la obligación de indemnizar el daño moral sin que para ello
exista fundamento alguno, más aún cuando la norma en comento no contempla al daño
moral como un ítem indemnizable, toda vez que dicha norma se encuentra inserta en
materia de responsabilidad contractual.
III. Recurso de casación en el fondo deducido por el Servicio de Salud Valparaíso San
Antonio.
Explica que el objetivo preciso de dicho convenio es habilitar a la Dra. Martínez para
la atención de sus pacientes, en el ámbito del ejercicio privado de su profesión liberal de
médico-cirujano, documentos que hacen plena fe, de conformidad con lo establecido en
el artículo 346 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil en relación al artículo 1702 del
Código Civil, de que la atención de la paciente fue practicada dentro del ámbito jurídico
privado, por lo cual al resolver debió haber declarado que su parte no tiene deber ni
obligación de indemnizar por los hechos en que se hace consistir la demanda.
Agrega que para acoger la demanda los sentenciadores de segunda instancia parten de
un supuesto errado, cual es que el hospital en donde se desarrolló la intervención se
encontraba desarrollando una función pública como órgano del Servicio al cual
pertenece, hecho que resulta errado pues lo que existía era una relación privada entre la
Dra. y su paciente, error que conlleva a la aplicación de las normas de la Ley Nº 18.575,
Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado.
Refiere que un segundo error incurre cuando aplica el artículo 43 del D.S. Nº 987 de
1968 que regula el régimen de atención denominado de libre elección del antiguo
Servicio Médico Nacional de Empleados, cuando afirma que la atención de mayor
complejidad debía hacerse en las dependencias del también antiguo Servicio Nacional de
Salud, interpretando dicha norma como si fuera obligatorio que ella debiera hacerse
exclusivamente en esas dependencias, en circunstancias que lo regulado en dicha
disposición es la habilitación para que las autoridades y directivos de los Hospitales del
Servicio Nacional de Salud pudieran celebrar estos Convenios, que es justamente lo que
sucede en autos.
En una labor anexa a ésta, fijando los hechos correctamente decide la litis conforme a
la normativa aplicable a esos nuevos supuestos fácticos establecidos válidamente, esto es,
en el fallo de reemplazo.
Empero, sólo a algunas de las normas relativas a la prueba se les reconoce el carácter
de esenciales respecto de la actividad probatoria y que es objetivamente ponderada por el
legislador para justificar la intervención del Tribunal de Casación, pues no quedan dentro
del criterio o decisión subjetiva de los magistrados que aquilatan los antecedentes, por
ello su conculcación se puede producir en las siguientes circunstancias: a) al aceptar un
medio probatorio que la ley prohíbe absolutamente o respecto de la materia de que se
trata; b) por el contrario, al rechazar un medio que la ley acepta; c) al alterar el onus
probandi o peso de la prueba, en quien queda radicada la carga de aportar los elementos
que acreditan los hechos que conforman la litis ; d) al reconocer a un medio de prueba un
valor distinto que el asignado expresamente por el legislador o hacerlo sin que se
cumplan los supuestos objetivamente determinados por el legislador; e) igualmente, a la
inversa, al desconocer el valor que el legislador asigna perentoriamente a un elemento de
prueba, cuando éste cumple efectivamente los supuestos legales, y f) al alterar el orden de
precedencia en que deben ser llamados los medios probatorios y que la ley les asignare,
en su caso.
En este sentido no cabe la menor duda que la médico tratante, el año 2002 se obligó a
realizar una intervención quirúrgica destinada, por un lado, a realizar una cesárea
gemelar, y por otro, la ligazón de trompas, propósitos médicos desarrollados con éxito, y
es por ello que el reproche que se le formula no está dado por el resultado mismo, sino
por haber sido negligente en el desarrollo de labores anexas a la intervención y que
derivó en haber dejado, luego de suturar, una compresa en el abdomen de la actora.
Decimotercero: Que la recurrente señala que el artículo 1556 del Código Civil no
contempla como perjuicio a indemnizar, el relacionado con el daño moral. Sin embargo,
tanto en materia extracontractual, contractual y el régimen de responsabilidad patrimonial
del Estado, dicho detrimento debe ser incluido, tanto por razón de igualdad ante la ley
como porque no existe disposición que lo excluya.
Por lo demás y en cuanto a la procedencia del daño moral en sede contractual, esta
Corte ha sustentado reiteradamente la doctrina de su pertinencia en los fallos de 20 de
octubre de 1994 y 16 de junio de 1997, publicados en la Revista de Derecho y
Jurisprudencia , Tomo 91, sección primera, página 100 y Tomo 94, sección tercera,
página 94, pero, en especial, en las sentencias de esta Primera Sala Civil de la Corte
Suprema de fecha cinco de noviembre de dos mil uno, tres de septiembre de dos mil dos,
veintiocho de noviembre de dos mil seis, once de abril, tres de julio, veintiocho de agosto
y veinticuatro de septiembre de dos mil siete, recaídas en los ingresos roles Nºs. 1.368-
00, 4.035-01, Nº 320-05, Nº 3.291-05, Nº 3.901-05, Nºs. 3.750-05 y 4.103-05, entre
otros, que representan una línea jurisprudencial de los Ministros que las suscriben. Los
fundamentos expresados para sostener la procedencia del daño moral en tales fallos, se
pueden resumir en las siguientes argumentaciones, según se ha dejado consignado en el
considerando trigésimo primero del último de aquellos:
"1.— Aplicación literal del artículo 1556 del Código Civil. El marco restrictivo que
imperaba en las indemnizaciones en el ámbito contractual y que nacía de la aplicación
literal del artículo 1556 del Código Civil, tuvo su principal sostenedor y defensor en el
profesor Arturo Alessandri, cuyo criterio sobre la improcedencia del daño moral en
materia contractual, se mantuvo casi inalterable en las sentencias de los tribunales de
justicia hasta años recientes. En el ámbito contractual se consideró que la indemnización
por daños extrapatrimoniales no era posible y aceptable y ello porque se entendió que el
texto del artículo 1556 se refería únicamente a daños patrimoniales, o perjuicios
pecuniarios, lo que no es así, pues no existe referencia a tal restricción o calificación en el
texto del artículo.
4.— Concepción del daño emergente. Las nuevas doctrinas sobre el resarcimiento del
daño moral, derivado del incumplimiento de contratos, entiende que el concepto de "daño
emergente", que emplea la norma del artículo 1556 del Código Civil, comprende no
solamente el daño pecuniario sino también el extrapatrimonial o moral. Esta
interpretación que no sólo es posible, sino que plenamente aceptable en su texto actual
del mencionado artículo, primero porque la voz "daño" que emplea la disposición y que
no se encuentra definida en la ley, corresponde, según el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española, a todo "detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o
molestia", es decir, a toda privación de bienes materiales, inmateriales o morales y,
porque, como antes quedó consignado, lo preceptuado en el citado artículo no excluye la
consideración de otros perjuicios que no sean sólo los materiales.
5.— Aceptación por la doctrina. Los estudiosos del Derecho, como parte de la
jurisprudencia, recientemente han ido aceptando el resarcimiento del daño moral en los
casos de incumplimiento de obligaciones contractuales. El profesor Fernando Fueyo
Laneri en su obra Instituciones de Derecho Civil Moderno afirma: "Para mí es como un
axioma que el concepto jurídico de daños abarca toda forma de daños, esto es, tanto el
patrimonial como el extrapatrimonial", agregando que "la jurisprudencia chilena ha
tenido la oportunidad de recalcar que la palabra 'daño' comprende el perjuicio, dolor o
molestia que se cause, por lo cual, interpretando este vocablo en su sentido natural y
obvio, debe entenderse que corresponde, además del perjuicio pecuniario, el de carácter
inmaterial que se ocasione por acto ajeno" (página 69). Sostiene que siendo el daño por
esencia patrimonial y extrapatrimonial, del mismo modo el daño moral juega tanto en la
responsabilidad extracontractual como en la contractual (página 71). Otros autores
nacionales participan del mismo parecer, como Leslie Tomasello Hart, en su estudio
sobre El Daño Moral en la Responsabilidad Contractual (Editorial Jurídica, 1969); René
Abeliuk Manasevich, Las Obligaciones , Tomo II, Nº 892, páginas 789 y 790; Ramón
Domínguez Águila en sus "Consideraciones en torno al daño en la responsabilidad civil.
Una visión comparatista" ( Revista de Derecho Universidad de Concepción , Nº 188,
1990); Ramón Domínguez Benavente en Comentarios de Jurisprudencia (publicada en la
antes citada Revista Universitaria Nº 198) y recientemente doña Carmen Domínguez
Hidalgo en su obra El Daño Moral (Editorial Jurídica año 2000). Estableciendo ciertas
diferencias, también comparte esta procedencia Enrique Barros Bourie, en su obra antes
citada, páginas 335 a 345.
6.— Igualdad ante la ley. La sentencia de esta Corte de octubre de 1994, expresa al
respecto que los bienes extrapatrimoniales de una persona, como el honor y la fama,
tienen un valor que de ordinario sobrepasa el de los bienes materiales "con mayor razón
si se trata de la salud o la integridad física o psíquica", y agrega que si la jurisprudencia
ha dado cabida desde hace tiempo a la indemnización exclusivamente moral respecto de
lo perjuicios o daños causados por un delito o cuasidelito civil, no se divisa el motivo que
justifique que se la niegue si la lesión a esos intereses extrapatrimoniales procede de la
defección culpable o maliciosa de uno de los contratantes. Donde existe la misma razón
debe existir la misma disposición".
Esta visión integral del Derecho lleva a superar la exclusión del daño moral en la
responsabilidad contractual, limitando su procedencia a la justificación del mismo en los
casos concretos de que se trata".
Decimoséptimo: Que la alegación relativa al artículo 43 del D.S. Nº 987 de 1968 que
regula el régimen de atención denominado de libre elección del antiguo Servicio Médico
Nacional de Empleados, resulta ser impertinente pues no se trata de una norma legal, sino
reglamentaria por lo cual su eventual infracción no constituye vicio sustancial y, por
ende, no puede llevar a declarar la nulidad del fallo.
Por su parte y en el mismo sentido se expresan, por un lado, la Ley procesal francesa
que dispone en el artículo 12 del Nouveau Code de Procédure Civile , "El juez resolverá
el litigio conforme a las reglas de Derecho que resulten aplicables. Ha de dar a los hechos
y actos litigiosos su exacta calificación sin necesidad de sujetarse a la denominación que
las partes hayan propuesto", agregando el artículo 16.3 del mismo cuerpo legal que "No
podrá fundar su decisión en fundamentos de Derecho apreciados de oficio sin haber
invitado previamente a las partes a exponer sus observaciones"; y, por otro, la legislación
española en el artículo 218.1.II de la LEC de 2000 dispone que "El tribunal, sin apartarse
de la causa de pedir acudiendo a fundamentos de hecho o de Derecho distintos de los que
las partes hayan querido hacer valer, resolverá conforme a las normas aplicables al caso,
aunque no hayan sido acertadamente citadas o alegadas por los litigantes".
Vigésimo: Que por los fundamentos expresados procede rechazar el recurso, por no
concurrir los vicios denunciados.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en las normas legales citadas y
en los artículos 766 y 767 del Código de Procedimiento Civil, se rechaza el recurso de
casación en la forma y se rechazan los recursos de casación en el fondo, interpuestos en
lo principal de fojas 876 y en lo principal de fojas 868 y 876, respectivamente, sin costas
de ambos recursos, en contra de la sentencia de siete de abril de dos mil diez, escrita a
fojas 860.
Regístrese y devuélvase.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr.
Sergio Muñoz G., Sra. Rosa María Maggi D., el Ministro Suplente Sr. Alfredo Pfeiffer
R., y los Abogados Integrantes Sr. Jorge Lagos G. y Sr. Alfredo Prieto B. Santiago, 12 de
diciembre de 2012.
Rol Nº 3.591-2010.
CAPÍTULO IV DAÑO MORAL EN MATERIA LABORAL
A. TRIBUNAL COMPETENTE
Obviamente, las prescripciones del derecho común son las relativas a cuestiones
civiles, en este caso extracontractuales, que deben ventilarse conforme a las normas
procesales del juicio ordinario.
Rol: 1142-2006
Fecha: 06/10/2006
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Se reproduce la sentencia apelada, de fecha diez de julio de dos mil seis, escrita a fojas
42, y teniendo además presente:
Primero: Que en sede laboral, en causa Rol Nº 71-05 del Juzgado del Trabajo de La
Serena, que conoció del reclamo por despido injustificado e indemnización por el daño
moral eventualmente sufrido por don Marcelo Horacio Ramírez Martínez con motivo de
la causal del despido del que fue objeto por su ex empleador Brinks Chile S.A., esta
última parte opuso la excepción de incompetencia de dicho tribunal para conocer de una
pretensión fundada en perjuicios de la naturaleza referida, esto es, daño moral, como
consta del considerando primero del fallo cuya copia autorizada se acompañó a fojas 8 de
autos.
Tercero: Que, ahora en sede civil, la demandada Brinks Chile S.A. vuelve a oponer la
misma excepción, aduciendo como primera causal de incompetencia "que el daño moral
pretendido deriva necesariamente de un hecho emanado de la relación contractual"
(laboral).
Quinto: Que la pretensión del apelante en el sentido de que no era competente para
conocer de una demanda de indemnización del daño moral el tribunal especializado del
trabajo, ni tampoco lo sería el ordinario civil, no se condice con nuestra estructura
jurídica, en particular con la inexcusabilidad de intervención establecida en el inciso
segundo del artículo 10 del Código Orgánico de Tribunales, y la norma que establece la
facultad jurisdiccional de los tribunales establecidos por la ley, consagrada en su artículo
1º .
Sexto: Por lo demás, si alguna duda hubiera respecto de qué tribunal es competente
para conocer esta materia, ella debería dilucidarse del modo que más conforme parezca al
espíritu general de la legislación y a la equidad natural, como lo dispone el artículo 24 del
Código Civil.
Ahora bien, el artículo 69 de la Ley Nº 16.744, sobre Seguro Social contra Riesgos de
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, al que se remite el artículo 420
letra f) del Código del Trabajo, prescribe que la víctima de alguno de estos eventos podrá
reclamar, "con arreglo a las prescripciones del derecho común", las otras
indemnizaciones a que tenga derecho, incluso la indemnización del daño moral sufrido
con motivo de ellos.
Obviamente, las prescripciones del derecho común son las relativas a cuestiones
civiles, en este caso extracontractuales, que deben ventilarse conforme a las normas
procesales del juicio ordinario.
Séptimo: Que lo propio cabe señalar (que el actor se funda, no en el contrato de trabajo
sino en las consecuencias que le ocasionó la imputación que se le hizo como causal de
término del mismo), respecto de lo que en el escrito de apelación se consigna como
segunda causal de incompetencia: la circunstancia que en nuestro derecho laboral no se
contempla la indemnización del daño moral sino sólo para el caso de accidentes del
trabajo, y que no se pueden aplicar supletoriamente las normas del Código Civil, toda vez
que existe un Código especializado, como es el del Trabajo, que debe aplicarse
preferentemente en virtud de lo establecido en los artículos 4 o y 13 de aquél.
Se previene que la Ministro Sra. Maldonado estuvo por confirmar la resolución apelada
sólo teniendo presente que lo perseguido en autos es determinar si el despido
injustificado padecido por el actor es fuente de la indemnización por daño moral que se
pretende, revisado en la perspectiva de la aplicación de las normas del Código Civil.
Regístrese y devuélvase.
Rol Nº 1.142-06.
2. TRIBUNAL LABORAL CARECE ABSOLUTAMENTE DE COMPETENCIA
PARA PRONUNCIARSE RESPECTO DE DAÑO MORAL RECLAMADO POR EL
TRABAJADOR
SUMARIO: Atendido lo dispuesto por el artículo 420 del Código del Trabajo, el
Tribunal en lo laboral carece absolutamente de competencia para conocer y pronunc
iarse sobre la procedencia del daño moral emanado de un delito o cuasidelito civil.
Rol: 3659-2000
Fecha: 20/07/2001
Partes: Héctor Domínguez Vargas con Sociedad del Monte Fresh Produce S.A.
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Tercero: Que la invocación maliciosa o temeraria de la causal del Nº 1 del artículo 160
del Código del Trabajo, constituye una especie de delito o cuasidelito civil, por lo que,
radicándose en sede extracontractual, se rige por las normas de los artículos 2314 y
siguientes del Código Civil.
Cuarto: Que atendido lo dispuesto por el artículo 420 del Código del Trabajo, el
Tribunal en lo laboral carece absolutamente de competencia para conocer y pronunciarse
sobre la procedencia del daño moral emanado de un delito o cuasidelito civil.
Sexto: Que conforme a lo antes expuesto y sin perjuicio de los derechos que
correspondan al actor en sede ordinaria, se revocará la sentencia en cuanto condena a la
demandada, Sociedad Del Monte Fresh Produce a pagar al actor una indemnización por
daño moral la suma de $ 20.000.000.
Y vistos, además, lo dispuesto por los artículos 463, 465, 466, 467, 468, 469, 471 y
473 del Código del Trabajo y 186, 187, 191, 193 y 195 del Código de Procedimiento
Civil, se declara en consecuencia que se revoca la sentencia apelada de 30 de marzo de
2001, escrita a fojas 121, sólo en cuanto se condena a la demandada Sociedad Del Monte
Fresh Produce a pagar al demandante Héctor Domínguez Vargas, una indemnización por
daño moral de $ 20.000.000 y en su lugar se declara que no se hace lugar a la petición de
daño moral formulada en la demanda a fojas 1, confirmándosele en lo demás.
Regístrese y devuélvase.
Dictada por la Segunda Sala, formada por el Ministro Titular señor Héctor Retamales
Reynolds y por los Abogados Integrantes señores Mario Márquez Maldonado y Víctor
Jerez Miqueles.
Rol Nº 3.659.
3. INDEMNIZACIÓN ADICIONAL POR DAÑO MORAL NO PROCEDE EN SEDE
LABORAL
Rol: 3220-2005
Fecha: 25/10/2005
Ministros: Segura Peña, Nibaldo; Pérez Zañartu, José Luis; Marín Vallejo, Urbano;
Benquis Camhi, José; Álvarez Hernández, Orlando
TEXTO SENTENCIA
Quinto: Que lo que el recurrente impugna son los presupuestos fácticos establecidos en
el fallo atacado e insta por su alteración, desde que alega que no se acreditó la causal del
despido indirecto, por cuanto doña Rosalía Manríquez era una trabajadora igual que la
actora y no la encargada de la sucursal de Lebu.
Sexto: Que los hechos establecidos en la sentencia no pueden, en general, ser alterados
por este Tribunal de Casación, a menos que los jueces del grado, al determinar aquellos
presupuestos fácticos, hayan desatendido las razones simplemente lógicas, científicas,
técnicas o de experiencia, en cuya virtud ha correspondido asignar valor o desestimar la
eficacia de las pruebas, cuestión que no ha ocurrido en la especie.
Noveno: Que en cuanto a la eventual infracción del artículo 478 del Código del
Trabajo, por no haber condenado a las demandadas en forma solidaria, ella debe
desestimarse por improcedente y extemporánea, pues del texto de la demanda aparece
claramente que ésta fue deducida en contra de Multinegocios S.A., y del Banco Santander
Chile, este último como demandado subsidiario, no siendo procedente, entonces, que en
un recurso de naturaleza de derecho estricto, se formule una petición distinta a la
consignada en la demanda.
Décimo: Que por lo razonado anteriormente se concluye que los recursos de casación
en estudio adolecen de manifiesta falta de fundamento, razón por la que serán
desestimados en esta sede.
Por estas consideraciones y normas legales citadas se rechazan los recursos de casación
en el fondo deducidos por el demandado a fojas 204 y por la demandante a fojas 210,
contra la sentencia de tres de junio del año en curso, escrita a fojas 200 y siguientes.
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros
señores José Benquis C., José Luis Pérez Z., Orlando Álvarez H., Urbano Marín V. y
Nibaldo Segura P.
Rol: 5737-2004
Fecha: 24/10/2006
Partes: Villalobos Inostroza, Morelia del Carmen con Distrib uidora Química
Industrial Alfa S.A.
TEXTO SENTENCIA
I. Anulación de oficio
Vistos:
Ante el Octavo Juzgado del Trabajo de Santiago, autos Rol Nº 6.168-01, doña Morelia
del Carmen Villalobos Inostroza, deduce demanda en contra de Distribuidora Química
Industrial Alfa S.A., representada por don Benjamín Berkovits Graf, a fin de que se
declare que su autodespido es justificado y que la demandada le adeuda las
indemnizaciones sustitutiva del aviso previo y por años de servicio incrementada en un
80%, de daño moral por enfermedad profesional, bono balance y vacaciones, con
reajustes, intereses, multas, arrestos y costas.
El tribunal de primera instancia, en sentencia de uno de octubre de dos mil tres, escrita
desde fojas 140 a fojas 157, acogió la demanda declarando que la empleadora incurrió en
la causal prevista en el artículo 160 Nº 1 del Código del Trabajo y dispuso el pago de
indemnización sustitutiva por falta de aviso previo, indemnización por años de servicio
con recargo del 80% y feriado y la rechazó por el daño moral y el bono.
Dice que no basta que la conducta sea objeto de una apreciación subjetiva o de
valoración emocional, pues se requiere que sea capaz de provocar efectos de tal
magnitud, precisión significación y fuerza, que altere o rompa la relación laboral y,
además, que el o los hechos que la constituyen sean nítidamente probados y agrega que la
participación del jefe o superior en la dirección y mando de una empresa, para impartir
directrices y órdenes en tono severo, no puede revestir un carácter de suma gravedad pues
deben ser capaces de provocar la ruptura de la relación laboral.
La infracción de los artículos 455, 456 y 458 Nº 4 del Código del Trabajo, se sustenta
en que ellos exigen a los jueces atenerse a los parámetros jurídicos y legales para llegar a
la conclusión que se vea reflejada en una relación objetiva, fundada, lógica y
convincente, disposiciones imperativas y que unidas a lo dispuesto en el artículo 458 Nº 4
del Código del Trabajo, obligan a los sentenciadores a analizar toda la prueba rendida,
para ponderar si las conductas han sido debidamente comprobadas y que necesariamente
impliquen el rompimiento definitivo del vínculo, esto es, una prueba indubitada, que
produzca plena convicción, lo que no ocurre en autos.
La vulneración al artículo 168 del Código del Trabajo se basa en que la sentencia de
segundo grado acoge la indemnización por daño moral fijando el monto, pero además
confirma la de primer grado en la parte que hace lugar a la demanda por despido
indirecto, ordenando por este concepto pagar indemnización por años de servicio,
incrementada en un 80% y la indemnización sustitutiva por falta de aviso previo, en la
cual se incluye todo otro pago por concepto de indemnización contractual o
extracontractual, ya sea por perjuicios, lesión o daños que importen sufrimiento o
aflicción moral que se pudiere haber provocado o que se alegue haber sufrido por la
aplicación de las causales de caducidad del contrato de trabajo.
Los malos ratos, molestias, sufrimientos y frustraciones que puedan derivar con
motivo, o ser la consecuencia de cumplimiento o incumplimiento laboral, que pueda
incluso significar causales de caducidad de un contrato de trabajo, no importan o
implican un daño indemnizable, ya que en la legislación laboral es un riesgo general que
se contempla en el incremento de la indemnización por años de servicio prevista en el
artículo 168 del Código del Trabajo, que en este caso fue de un 80%.
El daño debe ser probado en juicio, cuya identidad de cosa pedida y de causa de pedir
sean determinadas y específicas, circunscritas a dicha materia, ya que para su
cuantificación se requieren medios de prueba idóneos, para establecerlas. Al acoger esta
indemnización, en un juicio sobre despido, se infringe el artículo 176 del Código del
Trabajo, ya que es incompatible la indemnización por los años de servicio, con cualquier
otro tipo de indemnización.
Acerca de la infracción a los artículos 160, 384 Nº 2 y 426 del Código del Trabajo,
señala que se ha producido al omitirse calificar la falta de eficacia probatoria de la prueba
testimonial y la documental y al restarle fuerza a la carga de la prueba.
Tampoco hay análisis de las razones exigidas en el artículo 456 del Código del Trabajo
para desestimar el valor de la prueba rendida por su parte o del porqué le asigna valor a la
de la otra parte, omitiendo consideraciones referentes a la multiplicidad, gravedad,
precisión, concordancia y conexión de las declaraciones testimoniales que se presentaron
por su parte, que concuerdan y son veraces en refutar cada uno de los hechos en que se
sustentan las causales imputadas al empleador.
En cuanto al artículo 341 del Código de Procedimiento Civil, se dice en el recurso que,
encontrándose señalados taxativamente los medios de prueba legal, el sentenciador debe
atenerse al análisis de toda la prueba rendida dándoles el valor que particularmente tenga
cada uno de ellos, acorde con el artículo 384 Nº 2 del Código de Procedimiento Civil y se
sostiene que el vicio se ha producido al no ponderarse conforme a la ley, el escaso aporte
de las declaraciones testimoniales de los testigos de la actora presentados para acreditar
las causales de despido.
A su vez, acerca de la infracción a los artículos 19, 20 y 22 del Código Civil, las
relaciona con los artículos 160 Nº 1 y 176 del Código del Trabajo, aduciendo que las
normas de interpretación exigen estarse a la obligatoriedad de no desatender el carácter
literal de las normas, bajo el pretexto de consultar su espíritu, vicio en que incurrieron los
jueces al desestimar las normas sustantivas ya referidas y dan por establecidos hechos
que no configuran las conductas indebidas que revistan gravedad y significación para
configurar la falta de probidad o injurias, ni tampoco han resultado debida y claramente
demostradas y porque la indemnización del artículo 163 del Código del Trabajo, es
incompatible con cualquier otro tipo de indemnización como sería la del daño moral.
Por último, indica que la vulneración del artículo 1698 del Código Civil se produce
pues hay ausencia absoluta de prueba legal, clara, precisa y conducente, aportada por la
actora tendiente a acreditar la concurrencia efectiva de los hechos en que se funda su
acción de despido indirecto y que tales hechos, han sido de tal magnitud y gravedad que
importen falta de probidad e injurias, que ameriten el término del contrato, pero también
debió demostrar sin la menor duda el efecto que ha tenido en su persona y la avaluación
del perjuicio a indemnizar como daño moral, lo que no existe en autos, por lo que al
acoger la acción por el daño moral, ello se hizo al no ponderar adecuadamente los medios
probatorios y su ausencia para establecer el daño moral.
Segundo: Que se asentaron como hechos, en la sentencia impugnada, los que siguen:
Al menos en una oportunidad, la privó de los instrumentos con que realizaba su labor,
"disquete con planilla computacional", lo que retardaba su trabajo y se traducía en una
recarga injustificada de labores.
Cuarto: Que, en primer lugar, debe anotarse que las reglas de apreciación de la fuerza
probatoria de los dichos de los testigos, contenidas en el artículo 384 del Código de
Procedimiento Civil, no reciben aplicación en materia laboral, encontrándose las
pertinentes previstas en los artículos 455 y 456 del Código del Trabajo, de manera que
este capítulo de impugnación debe ser desechado.
Sexto: Que, por otra parte, resulta inconcuso que la infracción a las normas reguladoras
de la prueba no han tenido su correlato de la forma que lo señala el recurrente, lo que no
puede significar sino que tampoco se han generado dichas infracciones de ley en la forma
en que fueron denunciadas.
Séptimo: Que la alteración del onus probandi supone una variación de la carga de la
prueba, la que importa un cambio acerca de quién debe demostrar sus aseveraciones, lo
que no fluye de los argumentos que vierte el recurrente ya que éstos se encaminan a
destacar la insuficiencia de la prueba de la actora acerca de la causal invocada para el
autodespido, como también a la falta de prueba del daño moral al que resultó condenado,
materias que escapan a la inversión probatoria alegada.
Octavo: Que la falta de análisis de la prueba rendida, hecha valer por el demandado,
presupone una causal de casación en la forma que no resulta atinente a la nulidad
sustantiva intentada.
Noveno: Que en cuanto a la última infracción que hace valer el demandado y que
importa la alegación de la improcedencia de la indemnización por daño moral, preciso es
señalar que el demandado al contestar la demanda no hizo mención a la improcedencia de
la acción indemnizatoria ya señalada sobre la base de los argumentos que ahora invoca,
por lo que sus alegaciones a este respecto resultan extemporáneas, pues la controversia en
relación con este aspecto quedó trabada a la época de la contestación de la demanda,
etapa en la que correspondía hace valer todas aquellas defensas propias de la
improcedencia de la acción, transformándose, en consecuencia, en una alegación nueva,
la que atenta contra la naturaleza de derecho estricto del recurso de casación deducido por
el demandado.
Décimo: Que, por consiguiente, debe concluirse el rechazo del recurso de nulidad
intentado por adolecer de una defectuosa formalización.
Y de conformidad con lo dispuesto en los artículos 463 del Código del Trabajo y 764,
765, 766, 768, 771, 772, 775, 783, 785 y 786 del Código de Procedimiento Civil, se
rechaza, sin costas, el recurso de casación en el fondo interpuesto por el demandado a
fojas 185, en contra de la sentencia de doce de octubre de dos mil cuatro, que se lee a
fojas 183.
Sin perjuicio de lo resuelto, haciendo uso de las facultades conferidas por el artículo
785 del Código de Procedimiento Civil, esta Corte tiene presente lo que sigue:
Que, en lo tocante al daño moral, la trabajadora expone que ha sido "irrogado por la
enfermedad profesional sufrida, debida a culpa o dolo de la parte contraria y con motivo
de los hechos fundantes expuestos en este libelo y todo especialmente en virtud de lo
prescrito en el artículo 69 de la Ley Nº 16.744 sobre Accidentes del Trabajo y
Enfermedades Profesionales".
Que el daño moral, definido como: "el que consiste en una molestia o dolor no
patrimonial, en el sufrimiento moral o físico" y que "puede revestir dos formas, según
tenga o no repercusiones patrimoniales". De ordinario "y es el caso más frecuente" el
daño moral comporta a la vez un daño material.
Que en tal sentido útil resulta destacar que nuestra legislación laboral protege y regula
una estabilidad relativa en el empleo. En efecto, en el Código del ramo se contemplan
causales específicas por las cuales el empleador o el trabajador pueden poner término a la
relación laboral; ellas revisten la naturaleza de objetivas, no atribuibles a la persona o
conducta de alguna de las partes, o subjetivas, atribuibles a la persona o conducta de
alguna de las partes.
Que la indemnización por años de servicio, como ya se ha dicho por este tribunal,
posee como elementos determinantes el tiempo y el monto de la última remuneración;
nace a la época de terminación de la relación laboral y compensa el lapso durante el cual
el dependiente ha invertido su fuerza de trabajo para con su empleador. Por su parte, la
indemnización sustitutiva del aviso previo tiene por objeto resarcir la pérdida abrupta de
la fuente de trabajo y procurar que el trabajador disponga de un lapso prudencial para
conseguir una nueva fuente de ingresos. La procedencia de ambas está sí condicionada a
la declaración previa, por parte del tribunal, de la injustificación o improcedencia del
despido.
Que las instituciones brevemente analizadas son propias absolutamente del derecho
laboral y constituyen resarcimientos originadas en la relación de trabajo que une a las
partes y a la que errada o indebidamente se la ha concluido. Incluso, una de ellas, según
se explicó, puede ser incrementada en porcentajes importantes.
Que, por último, resulta útil anotar, como se señala en la obra Manual Práctico
Francisco Lefebvre. Extinción del Contrato de Trabajo . Madrid, pág. 640, números 3382
y 3383, que en materia laboral "deriva la ley de la pérdida del puesto de trabajo por causa
ilegal una reparación del daño, con carácter objetivo, sin conexión real con el efectivo
perjuicio producido, presumiéndose que el mismo siempre se produce, tanto en el campo
laboral como afectivo inmaterial" y agrega, que en cuanto al "importe de la
indemnización, aunque mantiene un origen compensador, no se ciñe a la valoración
específica de los daños ocasionados, sino que alcanza un valor tasado y predeterminado
por la ley, de manera que no se trata de cuantificar el quantum en el sentido de incluir el
daño emergente (material y pecunia doloris ) y el lucro cesante, sino dar por supuesto que
el daño se ha producido y el mismo debe ser reparado, pero con un criterio de valoración
ex lege ".
Que, además, para conocer de la acción que pretenda el resarcimiento del daño moral
que pudiera haberse causado con motivo de hechos acontecidos con posterioridad al
despido o autodespido, perfectamente admisible, no resultan competentes los juzgados
del trabajo, por cuanto su fundamento está constituido por la responsabilidad
extracontractual y no la contractual, que es la que se ha hecho valer en esta causa basada
en la falta de probidad cometida por el empleador.
Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 463 del Código del Trabajo y 764, 765,
766, 768, 771, 772, 775, 783 y 785 del Código de Procedimiento Civil, actuando esta
Corte de oficio, se invalida la sentencia de doce de octubre de dos mil cuatro, que se lee a
fojas 183 y se la reemplaza por la que se dicta a continuación, separadamente, sin nueva
vista.
Regístrese.
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros
señores Orlando Álvarez H., Urbano Marín V. y Jorge Medina C. y los Abogados
Integrantes señores Fernando Castro A. y Patricio Valdés A.
Rol Nº 5.737-2004.
Vistos:
Segundo: Que las restantes argumentaciones hechas valer por las partes no producen
convicción en sentido diverso al que se ha decidido.
Regístrese y devuélvase.
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros
señores Orlando Álvarez H., Urbano Marín V. y Jorge Medina C. y los Abogados
Integrantes señores Fernando Castro A. y Patricio Valdés A.. No firman los señores
Marín y Castro, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo del fallo de la causa,
por estar con feriado legal y ausente, respectivamente.
Rol Nº 5.737-04.
2. COMPATIBILIDAD DE LA INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL CON
INDEMNIZACIONES LEGALES POR INVOCACIÓN INDEBIDA DE CAUSAL
FALTA DE PROBIDAD
Rol: 312-2006
Fecha: 28/05/2007
Partes: Guerra Azócar, Astrid Lorena con Sociedad Educacional Wessex School Ltda.
Ministros: Carr eño Seaman, Héctor; Gálvez Blanco, Ricardo; Oyarzún Miranda,
Adalis; Pierry Arrau, Pedro
Voces: causales de despido - daño - daño moral - despido sin causa - falta de probidad
- indemnización - responsabilidad extracontractual
Legislación relacionada: Artículo 2314, artículo 2329 Código Civil; artículo 162,
artículo 163 y artículo 167 Código Trabajo.
TEXTO SENTENCIA
I. Sentencia de casación
Vistos:
Considerando:
Segundo: Que a continuación el recurso acusa la infracción de los artículos 44, 2284,
2314 y 2329 del Código Civil, que se produce al consignarse en la sentencia que no
podría estimarse que la conducta de la demandada haya sido temeraria o negligente,
desde que su parte no probó que aquélla hubiese inventado los hechos en que fundó la
causal con el objeto de hacerle daño, sino que tal causal se basaba en un hecho
reconocido por la demandante.
Tercero: Que explicando la influencia de los errores en lo dispositivo del fallo señala
que de no haberse cometido éstos, la sentencia impugnada habría confirmado la de primer
grado, que acogía la demanda y condenaba a la demandada a pagarle una indemnización
por daño moral.
Cuarto: Que en el caso de autos la actora demanda el daño moral que le provocó la
actuación de la demandada al imputarle conductas deshonestas que motivaron su despido,
situación que por cierto se encuentra dentro del ámbito de la responsabilidad
extracontractual. Es decir, se trata acá de la responsabilidad que le asiste al empleador por
esgrimir la causal de falta de probidad para despedir a la demandante, sin que ello
resultara justificado, situación distinta de las indemnizaciones que corresponden como
consecuencia de ser el despido injustificado. Efectivamente, las indemnizaciones
contempladas en el Código del Trabajo para el caso de un despido injustificado están
destinadas a compensar las consecuencias que para el trabajador importa el término de la
relación laboral, incluido el sufrimiento que puede significar la pérdida de la fuente
laboral. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, el daño moral no es consecuencia del
hecho de haber sido despedida la demandante en forma injustificada, sino de la causal
que se esgrimió para ello, cual es, la falta de probidad, de manera que resulta
perfectamente posible que a ese respecto se persiga la responsabilidad extracontractual de
quien actuando con culpa o dolo impute dicha causal, inexistente en la realidad, para
poner término a una relación laboral, causando con ello un daño moral o menoscabo, sin
que sea incompatible con las indemnizaciones a que se refiere el Código del Trabajo;
Quinto: Que en lo que se refiere al segundo capítulo cabe consignar que la sentencia de
primer grado estableció como hechos, que mantuvo la de segunda instancia:
El 23 de octubre del año 2001 la actora fue despedida de su cargo de profesora del
Wessex School, por la causal de despido contemplada en el Nº 1 (sic ) del Código del
Trabajo, esto es, "falta de probidad", entendiéndose por tal "la falsificación de
información y la adulteración de un documento".
La demandante reclamó ante el Juzgado del Trabajo por considerar que el despido
había sido injustificado.
Y de conformidad, asimismo, con lo dispuesto en los artículos 764, 767, 785 y 805 del
Código de Procedimiento Civil, se declara:
Pronunciado por la Tercera Sala, integrada por los Ministros Sr. Gálvez, Sr. Oyarzún,
Sr. Carreño, Sr. Pierry y el Abogado Integrante Sr. Gorziglia.
Rol Nº 312-2006.
De conformidad con lo que dispone el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil,
se procede a dictar la correspondiente sentencia de reemplazo.
Vistos:
Se confirma la sentencia apelada de fecha treinta de abril del año dos mil cuatro,
escrita a fojas 82.
Pronunciado por la Tercera Sala, integrada por los Ministros Sr. Gálvez, Sr. Oyarzún,
Sr. Carreño, Sr. Pierry y el Abogado Integrante Sr. Gorziglia. No firma no obstante haber
estado en la vista de la causa y acuerdo del fallo el Abogado Integrante Sr. Gorziglia por
estar ausente. Santiago, 28 de mayo de 2007.
Rol Nº 312-2006.
3. IMPROCEDENCIA EN NUESTRA LEGISLACIÓN DE DAÑO MORAL POR
CAUSA DE DESPIDO
SUMARIO: En nuestra especial legislación laboral no existe norma expresa alguna que
establezca indemnización por daño moral con motivo de un despido declarado
injustificado, salvo la especial situación ya descrita del artículo 168 del Código del
Trabajo, inspirada obviamente en un resarcimiento aumentado por una especie de
daño moral que pudiera afectar al trabajador la invocación de una causal no
acreditada ni justificada en juicio, como ocurrió en la ya dicha sentencia en juicio
laboral. Por otra parte, la única excepción expresa en cuanto a la procedencia del
daño moral está dada en el artículo 69 de la Ley Nº 16.744 sobre Accidentes del
Trabajo, por lo que la regla general es la improcedencia del daño moral, que, por lo
demás, de interpretarse o aceptarse su aplicación se estaría no sólo frente a una doble
indemnización o enriquecimiento injusto, sino ante un precedente inaceptable
jurídicamente de entender que frente a cada sentencia laboral que declara
injustificado un despido por no acreditarse la causal, pueda conllevar una
indemnización adic ional por daño moral .
Rol: 21792-2004
Fecha: 03/11/2004
Voces: Causales de extinción del contrato de trabajo - despido sin causa - daño moral
Legislación relacionada: Artículo 2314, artículo 2329 Código Civil; artículo 162,
artículo 163 y artículo 167 Código Trabajo.
TEXTO SENTENCIA
Cuarto: Que, por lo demás, el propio artículo 176 del Código del Trabajo, impide y
excluye expresamente todo tipo de indemnización, cualquiera sea su origen, que por
concepto de término de contrato pudiere corresponder al trabajador, que sería
incompatible con la ya obtenida por la actora según sentencia judicial de los autos
laborales tenidos a la vista, por lo que no podrá prosperar la petición de la demandante.
Y visto, además, lo dispuesto por las disposiciones legales citadas y artículos 186 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil se declara que se revoca la sentencia
apelada en cuanto acoge la demanda de indemnización por daño moral y en su lugar se
declara que no ha lugar a la demanda de fs. 12 interpuesta por Amanda de las Mercedes
Reyes Pozo, en contra de la empresa Agrícola Lo Beltrán Limitada, y se confirma en lo
demás la sentencia apelada, sin costas por haber existido motivos plausibles para litigar.
Regístrese y devuélvanse.
Pronunciada por los integrantes de la Segunda Sala, Ministros señores Carlos Bañados
Torres, R. Alejandro Arias Torres y Abogado Integrante señor Luis Dintrans Schafer.
Rol Nº 21.792.
4. INDEMNIZACIÓN POR EL DAÑO MORAL PRODUCIDA POR DESPIDO
LABORAL ESTÁ COMPRENDIDA EN RESARCIMIENTO RECIBIDO Y NO
PROCEDE RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL
Rol: 6950-2010
Fecha: 19/12/2012
Partes: Castillo Muñoz, Mario Eduardo y otros con Compañía Siderúrgica Huachipato
Ministros: Maggi Ducommun, Rosa María; Egnem Saldías, Rosa; Escobar Zepeda,
Juan; Pfeiffer Richter, Alfredo
Voces: cotización previsional - daño moral - derecho del trabajo - despido - despido
indirecto - extinción del contrato de trabajo - indemnización - pago - remuneración -
responsabilidad civil
Legislación relacionada: Artículo 2314 Código Civil; artículo 63; artículo 173
Código Trabajo.
TEXTO SENTENCIA
I. Sentencia de casación
Vistos:
Considerando:
Primero: Que el recurso de nulidad formal se sustenta en las causales de los artículos
768 Nº 1 y 768 Nº 4, ambas del Código de Procedimiento Civil.
La primera de ellas se funda en haber asentado los jueces que el hecho ilícito generador
de una eventual responsabilidad aquiliana se configuraría con la imputación que fuera
formulada a los actores por la parte empleadora en cuanto a haber participado en la
sustracción de especies de su propiedad, lo que a la postre no se probó, hecho que, por lo
demás, no es otro ni distinto al que se plasmó en la carta de despido dirigida a cada uno
de los demandantes, de fecha 20 de abril de 2004 y en cuya virtud se puso término a sus
respectivos contratos de trabajo por las causales de falta de probidad, conducta inmoral
grave e incumplimiento grave de las obligaciones que impone el contrato, establecidas en
el artículo 160 Nº 1 letras a) y b) y Nº 7 del Código del Trabajo.
En segundo lugar, invoca la causal del numeral 4º del artículo 768 del Código de
Procedimiento Civil, esto es, el haberse otorgado más de lo pedido o extendiéndose el
fallo a puntos no sometidos a la decisión del tribunal.
En ambos casos expone que los vicios denunciados le han irrogado perjuicio por lo que
solicita invalidar la sentencia recurrida y dictar en su reemplazo otra conforme a la ley,
con costas.
Segundo: Que respecto de la primera causal hecha valer, ella será desestimada por
cuanto la demanda de los actores se ha entablado conforme a los artículos 2314 y demás
pertinentes del Código Civil, esto es, invocándose el régimen de la responsabilidad
aquiliana cuyo conocimiento corresponde a los tribunales con competencia civil, más aún
cuando, como ocurre en la especie la relación laboral que medió entre los actores y la
demandada se encuentra extinguida, en tanto que los procesos laborales sustanciados por
despido injustificado han sido resueltos por sentencia firme, sin evidenciarse de esos
antecedentes que los demandantes hubieran impetrado allí indemnización por daño
moral.
De este modo, nada obsta a que los jueces de instancia, en cumplimiento del mandato
de inexcusabilidad previsto en el artículo 10 del Código Orgánico de Tribunales y
actuando en el marco de sus competencias, hayan conocido y fallado la presente causa,
sin incurrir en el vicio que se denuncia.
Sin embargo, añade que cosa distinta es pretender calificar las cartas de despido y los
hechos en ellas consignados como un acto o imputación negligente en términos de haber
mediado dolo o culpa en el obrar de la empresa al poner término a las relaciones
laborales.
Expresa que no logró acreditarse fehacientemente cada una de las causales de despido,
de lo que se siguió la declaración de injustificación de los mismos, pero de haber obrado
con malicia o culpabilidad hubieran sido declarados carentes de motivo plausible lo que
no ocurrió y, por el contrario, la Corte de Apelaciones declaró expresamente que los
despidos de los demandantes habían tenido motivo plausible y que la empresa siderúrgica
obró de buena fe en el proceso pudiendo catalogarse su conducta como "atendible,
recomendable o admisible", es decir, su accionar estaba lejos de ser calificado como
doloso o negligente.
Por lo tanto, no ha existido en la especie una acción u omisión dolosa o culpable, sino
que sólo mediaron despidos invocando causas legales y en que se obtuvo la declaración
de ser injustificados con las indemnizaciones del caso.
Por otro lado, afirma que se ha infringido el artículo 168 del Código del Trabajo, por
falta de aplicación.
En efecto, esta norma establece el derecho de que cada uno de los actores hizo uso en
orden a reclamar por sus despidos, obteniendo resultados favorables, incluso se condenó
a su parte a pagar las indemnizaciones por años de servicio con el recargo del ochenta por
ciento lo que, precisamente, tiende a resarcir a un determinado trabajador por los
perjuicios que le ocasiona el término de la relación laboral.
Argumentaron sobre el particular que en las referidas misivas se les atribuía el haber
participado en la sustracción de especies de propiedad de su ex empleadora Compañía
Siderúrgica Huachipato S.A. desde el patio de chatarra, afirmaciones que no habrían
resultado probadas en los juicios laborales que se siguieron a raíz de estos hechos,
mismos que habrían ocasionado su descrédito ante la población de esa localidad, lo que
configura el perjuicio por el que demandan la indemnización por daño moral de que trata
esta causa.
Sexto: Que consta de los expedientes tenidos a la vista, Rol Nº 436-2004, Rol Nº 435-
2004 y Rol Nº 438-2004 en copias autorizadas, seguidos ante el Segundo Juzgado Civil
de Talcahuano, lo siguiente:
1. Que con fecha 25 de junio de 2004 los actores dedujeron sendas demandas laborales
en contra de la Compañía Siderúrgica Huachipato S.A., ante el tribunal mencionado, por
las que cada uno solicitó que se declarara injustificado su despido y se condenara a la
demandada al pago de las indemnizaciones por término de la relación laboral, más los
recargos legales y además el pago de otras prestaciones adeudadas, con reajustes,
intereses y costas.
Lo anterior, en opinión del recurrente sería un error pues su parte se habría limitado a
despedir a los actores invocando causas legales contempladas en el estatuto laboral, de lo
que se reclamó en sede judicial logrando los recurridos sentencia favorable y obteniendo
el pago de las indemnizaciones legales por término del contrato de trabajo por haber sido
declarados injustificados sus despidos.
Octavo: Que, como ya se adelantó en el motivo quinto de esta sentencia, los actores
fundaron la demanda de estos autos en el despido de que fueron objeto de parte de su ex
empleadora y demandada, el 20 de abril del año 2004.
Noveno: Que la indemnización por años de servicios, como ya se ha dicho por este
Tribunal, posee como elementos determinantes el tiempo y el monto de la última
remuneración, nace a la época de terminación de la relación laboral y compensa el lapso
durante el cual el dependiente ha invertido su fuerza de trabajo para con su empleador.
Por su parte, la indemnización sustitutiva del aviso previo tiene por objeto resarcir la
pérdida abrupta de la fuente de trabajo y procurar que el trabajador disponga de un
período prudencial para conseguir una nueva fuente de ingresos.
Décimo: Que las instituciones brevemente analizadas son propias absolutamente del
derecho laboral y constituyen resarcimientos originados en la relación de trabajo que une
a las partes y al errado o indebido término de la misma.
Además, una de estas indemnizaciones, según se explicó, puede ser incrementada en
un importante porcentaje, dependiendo de la causal que se haya hecho valer por el
empleador lo que pone de manifiesto la tarificación que el legislador ha hecho
anticipadamente de los diversos niveles de perjuicios o daño que el despido, sea sin
causal o con invocación de una que no logró justificarse, puede reportar al trabajador.
Así, en el artículo 171 inciso segundo del Código del Trabajo, otorga el derecho a los
trabajadores que demanden su autodespido sustentado en las causales establecidas en las
letras a) y b) del Nº 1 del artículo 160 del mismo Código, a accionar por las otras
indemnizaciones a que tengan derecho.
En el mismo sentido y en el caso del despido como práctica antisindical, el Código del
Trabajo en el artículo 294, dispone que el trabajador afectado puede además optar a una
indemnización adicional a la establecida en el artículo 163 del Código del Trabajo, que
fijará el juez y que no podrá ser inferior a seis meses ni superior a once meses de la
última remuneración mensual.
Por último, cabe tener presente que fue necesaria la dictación de la Ley Nº 20.087, que
estableció el procedimiento de tutela laboral, que no pudo ser aplicado en la especie
atendida la fecha del término de la relación laboral, para que el legislador en el inciso
tercero del artículo 489 del Código del Trabajo incluyera, entre las indemnizaciones
susceptibles de otorgar al trabajador, aquella que proviene del daño que se produzca con
ocasión de su despido y que se haya producido con vulneración de determinados
derechos fundamentales.
Decimotercero: Que por lo razonado, cabe concluir que los sentenciadores, al dar por
configurado un ilícito civil sobre la base del contenido de la carta de despido despachada
por el empleador, que a su vez daba cuenta del fundamento de las causas legales de
desvinculación laboral invocadas, han incurrido en infracción de ley, que debe corregirse
por esta vía.
Regístrese.
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros
señoras Rosa María Maggi D., Rosa Egnem S., los Ministros Suplentes señores Juan
Escobar Z., Alfredo Pfeiffer R. y la Abogada Integrante señora Virginia Halpern M.
Rol Nº 6.950-10.
Vistos:
Quinto: Que debe entenderse, entonces, que las indemnizaciones pagadas a los
demandantes referidas en el motivo que precede y con el incremento aludido
compensaron todos los perjuicios que pudieran haberse ocasionado por el despido de que
fueron objeto, de lo que se concluye que la pretensión de indemnización adicional por
concepto de daño moral derivado de la desvinculación, carece de sustento y debe, por
ende, ser desestimada.
Por estos fundamentos, y de conformidad además con lo dispuesto por los artículos
186 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se revoca la sentencia apelada, de
fecha veintiocho de julio de dos mil nueve, escrita a fojas 130 y siguientes en cuanto
acogió la excepción de incompetencia absoluta del tribunal, decidiéndose en cambio que
la misma queda desestimada.
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros
señoras Rosa María Maggi D., Rosa Egnem S., los Ministros Suplentes señores Juan
Escobar Z., Alfredo Pfeiffer R. y la Abogada Integrante señora Virginia Halpern M.
No firman los Ministros Suplentes señores Escobar y Pfeiffer, no obstante haber
concurrido a la vista y al acuerdo de la causa, por estar ambos ausentes.
Rol Nº 6950-2010.
5. INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS POR DAÑO MORAL. PROCEDENCIA DE
INDEMNIZACIONES ADICIONALES NO PREVISTAS POR EL CÓDIGO DEL
TRABAJO. HECHOS QUE EXCEDEN DE LA TERMINACIÓN DEL CONTRATO
DE TRABAJO. DAÑO MORAL PRODUCIDO POR ACTOS DE
HOSTIGAMIENTO LABORAL
Rol: 8871-2009
Fecha: 23/10/2012
Ministros: Carreño Seaman, Héctor; Muñoz Gajardo, Sergio; Pierry Arrau, Pedro;
Araneda Briones, Sonia; Sandoval, María Eugenia
Voces: daño moral - derecho constitucional - derecho del trabajo - derecho penal -
derecho procesal - despido - extinción del contrato de trabajo - indemnización -
indemnización sustitutiva del preaviso - recurso de protección - responsabilidad civil
Legislación relacionada: Artículo 2314 Código Civil; artículo 168 y artículo 171
Código del Trabajo; artículo 56 y artículo 152 Decreto con Fuerza de Ley Nº 1-19.704
de 26/07/2006. Ministerio del Interior y Subsecretaría de Desarrollo Regional y
Administrativo. Fija texto refundido coordinado y sistematizado de la Ley Nº 18.695
Orgánica Constitucional de Municipalidades.
TEXTO SENTENCIA
I. Sentencia de casación
Vistos:
Apelada dicha sentencia por la parte demandante, una Sala de la Corte de Apelaciones
de Valparaíso la confirmó.
Segundo: Que, según se anticipó, la acción deducida pidió que se declarara que los
perjuicios morales sufridos por la demandante provienen de la responsabilidad
extracontractual de la demandada por el hecho de sus dependientes. La demanda se basó
concretamente en los siguientes fundamentos de hecho: 1) La actora se desempeñó como
profesora de Educación General Básica desde el 30 de abril de 1969 para el Ministerio de
Educación y luego del traspaso del sistema educacional a las Municipalidades, esto es a
contar del 1º de julio de 1986, para el Municipio de Los Andes; 2) El 7 de abril de 1988
fue destinada al Departamento de Educación Municipal como Coordinadora del Centro
de Desarrollo Artístico Cultural y como Miembro del Equipo Técnico de la Dirección de
Educación Municipal. El 1º de julio de 1991 se declaró su titularidad en ese cargo; 3) A
contar del año 2005, la Dirección del Departamento de Educación Municipal comenzó a
reducir el número de profesores con los que la actora coordinaba las actividades
artísticas, hasta que en abril del año 2006 se enteró que definitivamente los profesores no
iban a trabajar más con ella. Frente a esta situación habló con Óscar Soto, jefe del
personal del DAEM, quien no le dio ninguna solución. Atendido a que no le asignaban,
pese a sus requerimientos, ninguna labor específica que desempeñar, habló con el
Alcalde, sin obtener resultados positivos; 4) En un día normal laboral llegaba a las 8 de la
mañana, hacía aseo en su oficina, regaba las plantas, leía diarios, revisaba el computador,
para en pocos minutos quedar ociosa el resto del día; pasó alrededor de dos años en esta
inactividad incomprensible que dañó su salud mental y su autoestima en forma definitiva,
motivando la presentación de una serie de licencias médicas. La situación le provocó un
gran daño psicológico, del que da cuenta la resolución emitida por la Comisión de
Medicina Preventiva e Invalidez que la declaró inhabilitada para desempeñar sus labores
por el diagnóstico de trastorno depresivo recurrente; 5) Esta situación también motivó el
juicio laboral causa rol Nº 640 ante el Primer Juzgado del Trabajo de Los Andes, proceso
que en relación al presente tiene distinta cosa pedida y causa de pedir.
Tercero: Que para una adecuada inteligencia y resolución del asunto es pertinente
consignar que la sentencia de primera instancia —confirmada sin modificaciones—
estableció la siguiente situación fáctica:
Undécimo: Que en consideración a lo que se viene señalando cabe reiterar lo que esta
Corte ha indicado sobre el concepto de responsabilidad por falta de servicio, en orden a
que para que se configure es necesario acreditar cualquiera de estas hipótesis: a) la
omisión del funcionamiento del servicio; b) el funcionamiento defectuoso, o c) el
funcionamiento tardío. Además deberá comprobarse el daño y la relación causal. En
materia municipal, el inciso primero del artículo 152 de la Ley Nº 18.695 preceptúa: "Las
municipalidades incurrirán en responsabilidad por los daños que causen, la que procederá
principalmente por falta de servicio".
Por estas consideraciones y lo dispuesto en los artículos 764, 765, 767 y 805 del
Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casación en el fondo deducido en
lo principal de fojas 306 en contra de la sentencia de veintiuno de octubre de dos mil
nueve, escrita a fojas 305, la que por consiguiente es nula y se la reemplaza por la que se
dicta a continuación.
Regístrese.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr.
Sergio Muñoz G., Sr. Héctor Carreño S., Sr. Pedro Pierry A., Sra. Sonia Araneda B. y
Sra. María Eugenia Sandoval G. No firman, no obstante haber concurrido a la vista y al
acuerdo de la causa, la Ministro señora Araneda por haber cesado en sus funciones y la
Ministro señora Sandoval por estar en comisión de servicios. Santiago, 23 de octubre de
2012.
Rol Nº 8.871-2009.
Vistos:
1º) Que a fojas 3 doña Rosa López Baleisán interpone demanda de indemnización de
perjuicios reclamando la responsabilidad extracontractual de la demandada,
Municipalidad de Los Andes, argumentando al efecto el menoscabo sufrido por su parte a
consecuencia del trato vejatorio ocasionado por sus superiores directos y por la falta de
vigilancia de parte del empleador.
2º) Que el mérito de autos revela que la demandante sustanció un juicio laboral por
despido indirecto ante el Primer Juzgado de Letras de Los Andes, bajo el Rol Nº 640, el
que fue zanjado a su favor, ordenándose al empleador el pago de las indemnizaciones
sustitutiva de aviso previo de despido y por años de servicio, esta última recargada en un
ochenta por ciento.
4º) Que, concretamente, la sentencia definitiva que decidió la causa laboral a la que se
ha venido haciendo mención determinó como hechos acreditados e inamovibles que la
demandada, por intermedio de sus agentes superiores de la actora, en particular Óscar
Soto Figueroa y María Angélica Zamora, incurrió en diversos actos de hostigamiento
laboral, consistentes en quitarle en la práctica las funciones de coordinadora artística del
Departamento de Educación del Municipio de Los Andes, reduciéndolas hasta tal punto
que no tenía labores que efectuar sin que le fueran asignadas otras funciones a petición de
la demandante, incluso interviniendo en su oficina arrumándole en un costado de ella sus
efectos personales sin su conocimiento, lo que le provocó trastorno depresivo recurrente,
como lo acredita la resolución de la COMPÍN que declaró un estado de salud
irrecuperable, situación que además era conocida del Alcalde de la época, quien si bien
requirió información del hecho no inició investigación al respecto.
5º) Que ese proceder de la demandada, específicamente del Alcalde del Municipio
referido, es constitutivo de responsabilidad por falta de servicio, toda vez que incurrió en
omisión en el cumplimiento de sus deberes al no actuar ejerciendo sus prerrogativas
legales como la máxima autoridad de los servicios municipales (artículo 56 de la Ley
Nº 18.695), y sin que impartiera dentro de sus atribuciones las órdenes para la mejor
marcha de los servicios. Faltó a su deber como administrador, que lo obligaba a impartir
mandatos respecto al cumplimiento de la modalidad de trabajo de la actora y a adoptar
todas aquellas medidas tendientes a asegurar la protección eficaz de la vida y salud de
dicha trabajadora.
6º) Que en cuanto el daño moral invocado por la actora, se observa que se hace
consistir en el daño a su salud mental y su autoestima en forma definitiva, motivando la
presentación de una serie de licencias médicas. Específicamente fue en la práctica
condenada a la inactividad en su trabajo, pagándole por no hacer nada, lo que le provocó
daños morales consistentes en un severo deterioro psíquico y físico que la COMPÍN
diagnosticó como trastorno depresivo recurrente.
Resulta útil tener presente que el daño moral se ha conceptualizado por esta Corte
Suprema como: "un mal, un perjuicio o una aflicción en lo relativo a las facultades
espirituales, vale decir, cuando se ocasiona a una persona un dolor o aflicción en sus
sentimientos" ( R.D.J ., T. LXVIII, secc. 4ª, 168). Se ha indicado que la indemnización a
su respecto no hace desaparecer el daño, como tampoco se orienta a llevar a la víctima a
una situación semejante a la que existía antes de que aquél se produjese; su sentido es
otro: otorgar una satisfacción de reemplazo a quien ha sufrido el daño, cuya medida
equitativa queda entregada al criterio del sentenciador.
8º) Que respecto a la relación causal resulta claro que sin el acaecimiento del hecho
constitutivo de la falta de servicio, esto si el Alcalde de la época ante el requerimiento de
la actora hubiere adoptado las medidas necesarias para revertir la situación que le
afectaba, no habría ocurrido el resultado dañoso que se ha descrito.
9º) Que ante las circunstancias anotadas en los fundamentos precedentes resulta
ineludible concluir que corresponde acceder a la compensación en dinero del daño moral
sufrido por la parte demandante. En este contexto, el tribunal está facultado para regular
conforme a la prudencia el monto de la indemnización solicitada.
Y de conformidad además con lo dispuesto en los artículos 186 y siguientes del Código
de Procedimiento Civil, se declara:
Que se revoca la sentencia apelada de veintinueve de mayo de dos mil nueve, escrita a
fojas 251, en cuanto por ella se rechaza la demanda de fojas 3 y, en su lugar, se decide
que ella queda acogida en cuanto se condena a la demandada a pagar a la actora una
indemnización de perjuicios a título de daño moral ascendente a la suma de $ 20.000.000
(veinte millones de pesos), con el reajuste de la variación que experimente el Índice de
Precios al Consumidor desde la fecha de esta sentencia hasta la del pago efectivo y los
intereses corrientes para operaciones no reajustables en caso de mora.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr.
Sergio Muñoz G., Sr. Héctor Carreño S., Sr. Pedro Pierry A., Sra. Sonia Araneda B. y
Sra. María Eugenia Sandoval G. No firman, no obstante haber concurrido a la vista y al
acuerdo de la causa, la Ministro señora Araneda por haber cesado en sus funciones y la
Ministro señora Sandoval por estar en comisión de servicios. Santiago, 23 de octubre de
2012.
Rol Nº 8.871-2009.
C. DAÑO MORAL QUE EMANA DE INCUMPLIMIENTO DE OBLIGACIÓN DEL EMPLEADOR
DE ADOPTAR MEDIDAS DE SEGURIDAD
Rol: 3361-2003
Fecha: 01/08/2006
Estado Procesal: Ejecut oriado, Corte Suprema declaró desierto recurso de casación
en el fondo (4601-2006)
Visto y considerando:
Se reproduce la sentencia apelada de catorce de julio de dos mil tres, escrita de fojas
140 a 148, con excepción de los considerandos octavo, noveno, duodécimo,
decimotercero, decimocuarto y la frase final del considerando decimoquinto que se inicia
con este monto se estimará hasta el fin de ella.
Primero: Que no cabe duda que en autos se ha deducido una acción indemnizatoria
fundada en las normas de la responsabilidad extracontractual previstas en los artículos
2314 y siguientes del Código Civil.
Por lo demás, es en los artículos 2314, 2320 y 2319 que la peticionaria ha fundado su
acción.
Segundo: Que, en esa acción, corresponde al demandante acreditar, por los medios
legales de prueba, los elementos constitutivos de la responsabilidad que alega.
Quinto: Que resulta evidente que mantener un pozo de agua hirviente para inmersión
de troncos de árboles sin barreras o sistemas protectores es un comportamiento impropio
de una empresa prudente, porque por cualquier circunstancia, es posible que trabajadores
y aun extraños que por allí transiten, caigan a su interior, con consecuencias semejantes a
la ocurrida en el presente caso. Las fotografías que rolan a fojas 47 y 48 del sumario
sanitario que se tuvo a la vista, así lo revelan.
Sexto: Que tan evidente es lo que se acaba de señalar, que la propia demandada, con
posterioridad a los hechos de la causa, como lo declaran los testigos suyos Pedro Ángel
Acuña Casas a fojas 43 y Orlando del Carmen Lara Sanhueza a fojas 45, agregó a dicho
pozo barandas protectoras para completar las que sólo en un sector de él existían, medida
de prevención que fue además recomendada en el Informe Técnico de Investigación de
Accidente de la Asociación Chilena de Seguridad, que rola a fojas 88 de los autos, en
especial en la página de fojas 91, informe que se agregó a solicitud de la demandante de
acuerdo a lo resuelto a fojas 39 y que no ha sido objetado.
Séptimo: Que, aun sin hacer referencia pormenorizada a las obligaciones de seguridad
que pesan sobre el empleador respecto de sus trabajadores y previstas en los artículos 184
y siguientes del Código del Trabajo, las que obligan a emplear la diligencia propia de un
hombre esmeradamente cuidadoso, haciéndole responder de culpa levísima (Corte
Suprema, 8 de agosto de 2000, Revista de Derecho y Jurisprudencia , tomo 97, sección 3
a
, página 152; 24 de noviembre de 1999, Rol laboral Nº 399-99, etcétera), la norma del
derecho común de la responsabilidad, en el artículo 2329 del Código Civil se anticipa a
dar por establecida la concurrencia de los elementos necesarios para imponer dicha
responsabilidad cada vez que una persona sufre un daño que constituya la razonable
consecuencia de haberse ejecutado un hecho o dejado de cumplir un deber y tal acción u
omisión es susceptible de perjudicar a terceros (Corte Suprema, 24 de marzo de 1981,
Revista de Derecho y Jurisprudencia , tomo 78, sección 5 a , página 35, considerando 17).
Octavo: Que ha quedado así establecida en autos, la existencia del elemento subjetivo
de la responsabilidad atribuida a la demandada, al haber ésta omitido las medidas de
resguardo necesarias para evitar que quienes trabajaran cerca o en labores del pozo
referido cayeran en él.
Noveno: Que no aparece de los autos que la víctima directa del accidente, esto es, don
Raúl Díaz Bustamante, haya incurrido, como lo sostiene la demandada en su apelación de
fojas 153, en una acción temeraria al tratar de mover los trozos de madera que flotaban en
el pozo ya aludido, la que habría causado el accidente.
Su propio testigo, Pedro Ángel Acuña Casas, declarando a fojas 41, señala que era
habitual que el operador de la grúa hiciese las dos funciones, de operar esa máquina y
mover los trozos de madera en el pozo, y reitera lo mismo al responder al punto dos de la
minuta de interrogación de fojas 29 y el testigo Carlos Remigio Palma Cifuentes a fojas
43, contestando al punto siete de la minuta de preguntas, señala que el operador de la
grúa hacía las dos funciones.
No se observa por qué, realizar una operación que es necesaria en el trabajo efectuado,
debería importar una acción temeraria, más aún si mover troncos de árboles que flotan en
agua dentro de un pozo no parece, según el sentido común, requerir particulares
condiciones técnicas, cuya carencia pudiera explicar en quien la emprende, una acción
imprudente.
Y, en cuanto a la suma reparatoria de este daño, habrá que estarse a los parámetros
comunes que la fijan en casos semejantes, de forma que la suma de $ 50.000.000 es
adecuada para ello y teniendo en cuenta que el monto de la reparación, más aún en esta
especie de daño queda entregado al juez, como lo reconoce la doctrina y la doctrina
constante (Fernando Fueyo L., "El daño moral es materia que siempre dependerá de la
sabiduría de los jueces", en Gaceta Jurídica 123, página 14; José Luis Diez Sch., El daño
extracontractual , página 249), particularmente si la demandante, como ocurre en el caso,
propuso una suma; pero dejó entregado al tribunal su determinación, como lo indica en la
petición de fojas 9.
Undécimo: Que no ocurre lo mismo con el daño patrimonial reclamado bajo la base de
un lucro cesante, puesto que para hacerlo, la demandante proyecta la remuneración de la
víctima directa al momento de su fallecimiento durante lo que entiende ser vida laboral
útil normal de una persona, y ya es jurisprudencia constante que esa argumentación se
basa en supuestos por lo demás aleatorios, lejanos al carácter de certeza que exige el daño
(Corte de Apelaciones de Chillán, 12 de enero de 2004, Semana Jurídica Nº 208,
sentencia 2, página 9; Corte de Apelaciones de Santiago, 6 de septiembre de 2002, Fallos
del Mes Nº 509, sentencia 2, página 560; 9 de julio de 2002, Fallos del Mes Nº 510,
sentencia 6, página 959), aunque nada impide que el tribunal, ante la evidencia que existe
pérdida, fije prudencialmente su evaluación monetaria (Corte de Apelaciones de
Concepción, 12 de enero de 2000, Rol laboral Nº 167- 99; Corte de Apelaciones de
Santiago, 1 o de agosto de 2000, Rol laboral Nº 583-2000; Corte de Apelaciones de San
Miguel, 23 de marzo de 2000, Rol laboral Nº 2.907-2000).
Pero en autos no existe prueba alguna que acredite que la víctima directa, don Raúl
Díaz, proporcionaba la mantención de la demandante ni cuánto era su ingreso al tiempo
de su muerte, pues ésta sólo acompañó a su demanda una copia de un contrato de trabajo
de 1994 y, además, sin indicación alguna de su objeto probatorio, de forma que no dejó al
sentenciador en condiciones de determinar la existencia del lucro cesante, ni proporcionó
elemento alguno para apreciar su monto.
Por esas consideraciones y visto lo dispuesto en los artículos 2314 y siguientes del
Código Civil y 160 y 170 del Código de Procedimiento Penal, se revoca la sentencia
apelada de catorce de julio de dos mil tres, escrita de fojas 140 a 148, en cuanto condena
a la demandada a pagar la suma de $ 5.000.000 por concepto de daño lucro cesante a la
demandante Alejandra Isabel Díaz Navarrete y a doña Juana Navarrete Flores, y en su
lugar se declara que no se hace lugar a la indemnización demandada por ese daño, y se la
confirma en lo demás, con declaración que se fija en cincuenta millones de pesos
($ 50.000.000) el monto de la reparación que por daño moral debe pagar la demandada
Empresa Maderas Rarinco Limitada a doña Alejandra Isabel Díaz Navarrete, la que
deberá reajustarse de acuerdo a la variación del Índice de Precios al Consumidor desde la
fecha de la presente sentencia hasta su pago efectivo.
Rol Nº 3.361-2003.
2. PROCEDE REPARAR EL DAÑO MORAL QUE SUFRIÓ EL TRABAJADOR POR
CONDUCTA NEGLIGENTE DE EMPLEADOR QUE NO ADOPTÓ MEDIDAS DE
SEGURIDAD
Rol: 237-2006
Fecha: 17/01/2006
Ministros: Soto Torrealba, Laura; Álvarez Giralt, Enrique; Fiscal Rey Marín, Sylvia
Legislación relacionada: Artículo 64 Código del Trabajo; artículo 2314 Código Civil.
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Se reproduce la sentencia en alzada con excepción del acápite último del Nº 5 del
considerando vigésimo quinto y se deja constancia que del aludido numeral se salta al 7 y
se le introduce la siguiente modificación: en el párrafo final del motivo vigésimo cuarto
se sustituye el guarismo $ 40.000.000 (cuarenta millones de pesos) por $ 35.000.000
(treinta y cinco millones de pesos).
Primero: Que la demandada subsidiaria Ministerio de Obras Públicas impugna la
sentencia de primer grado, la que pide se enmiende señalando que se opuso la excepción
prevista en el Nº 6 del artículo 303 del Código de Procedimiento Civil, esto es, la
corrección del procedimiento sin afectar al fondo de la acción deducida, fundada en la
existencia de un instrumento consistente en un mandato para la administración de la obra
denominada Escuela Básica E-34 John Kennedy en Calama, con el cual se acredita que es
Codelco Chile División Chuquicamata la mandante de la obra y titular de los derechos
personales de crédito que emanan de tal carácter, en tanto que la Dirección Regional de
Arquitectura de la Segunda Región es la Unidad Técnica, a quien se ha confiado por la
mandante la dirección y administración de los trabajos involucrados en la ejecución de la
obra encargada administrar, resultando ser un tercero ajeno al juicio puesto que actuó por
cuenta y riesgo de su mandante en virtud de la teoría de la representación civil.
Expresa, asimismo, que la sentencia lesiona sus intereses desde que hace aplicable el
artículo 64 del Código del Trabajo que se refiere a la responsabilidad subsidiaria de las
obligaciones laborales y previsionales, cuya naturaleza, origen y fundamento son
claramente diversas de las que corresponden a la pretensión de indemnización por daños
que el actor reclama con fundamento en las normas de responsabilidad civil
extracontractual, regulada en los artículos 2314 y siguientes de Código Civil. La
responsabilidad subsidiaria establecida en esta norma sólo puede estar referida a
contraprestaciones constitutivas de remuneración y no a las indemnizaciones demandadas
en el presente caso.
Asevera, por otra parte, el recurrente que se le causa agravio porque se regula el daño
moral basado en presunciones y/o especulaciones no probadas al no rendirse ninguna
prueba a este respecto. Finalmente, aduce que la sentencia le es agraviante debido a que
no considera la actuación descuidada e imprudente del actor al circular por un sector de la
obra atravesada por cables eléctricos con un elemento de alta conductividad en sus
manos, no obstante estar prevenido de ello, actuando de un modo impropio; y porque no
reduce el monto de la indemnización por la exposición imprudente.
En efecto, en la Resolución DA. AII Región 007 del Ministerio de Obras Públicas se
establece expresamente que el contratista deberá contratar una Póliza de Seguro, que
cubra la responsabilidad civil extracontractual por daños que pudieran afectar a terceros,
a nombre del Director Regional de Arquitectura II Región, consignándose en la misma
que se aprueba el convenio celebrado entre este último y la Empresa Constructora Rameo
Ltda., el cual especifica los términos de otorgamiento y devolución del anticipo, según lo
dispuesto en el artículo 29 de las Bases Administrativas Especiales, el que deberá ser
caucionado mediante boletas de garantías bancarias equivalentes al monto del anticipo,
una vez cumplido el plazo de devolución y previa petición por escrito del Contratista, se
podrá efectuar su devolución.
A ello cabe agregar que en la cláusula segunda del convenio mandato aludido
precedentemente, se establece que la Dirección de Arquitectura es la encargada de la
gestión técnica y administrativa de la ejecución de las obras especificadas, lo que
comprende desde la preparación de las bases administrativas, licitación, adjudicación,
celebración de los respectivos contratos, supervisión e inspección de las obras hasta la
liquidación y/o recepción definitiva o final de las mismas; y en las Obligaciones
Generales Nº 4 que se hace responsable de las supervisión y fiscalización técnica y
administrativa de la ejecución del proyecto hasta su recepción y liquidación final.
Cuarto: Que el actor sustenta su petición en el artículo 184 del Código del Trabajo,
normativa que establece el deber general de protección de la vida y salud de los
trabajadores, y que implica que el empleador debe proteger a sus operarios de los
accidentes que ocurran con ocasión del trabajo, en cuanto debe adoptar las medidas de
seguridad necesarias ante imprevistos que pueden ser advertidos, constituyéndose de esta
manera en deudor de seguridad a sus trabajadores, normativa que se entiende incorporada
a todo contrato por ser de la esencia de éste y cuyo cumplimiento no queda entregado a la
voluntad de las partes, revistiendo el carácter de irrenunciable de acuerdo a lo
contemplado en el inciso primero del artículo quinto del cuerpo legal en estudio. Si bien
el demandante también en su libelo alude a normas sobre responsabilidad
extracontractual, cabe precisar que corresponde al órgano jurisdiccional aplicar la norma
atinente al conflicto, desde que si bien las partes pueden invocar el derecho, ello no liga
al juez quien tiene la libertad para interpretarlo y aplicar la normativa que estime
pertinente.
Séptimo: Que en cuanto al rechazo del actuar impropio que se atribuye al actor en el
ejercicio de sus funciones, estos sentenciadores comparten lo razonado por la juez a quo ,
desde que, y como lo advierte el Ingeniero en Prevención de Riesgos, don Ítalo
Lancellotti Lagunas, en su informe de fs. 55, antes de la ocurrencia del accidente existía
una situación de alto riesgo generado por la presencia de la línea de media tensión y la
línea de construcción de la Escuela, lo que se mantiene durante la etapa de construcción
de la misma y su posterior funcionamiento, sugiriendo la suspensión momentánea de los
trabajos por considerar que las condiciones de inseguridad y de alto riesgo se ha generado
por la modificación del proyecto. En estas circunstancias, el demandado no podía menos
que conocer ese alto riesgo a que se exponían los trabajadores.
Por las consideraciones anteriores y lo dispuesto en los artículos 463 y siguientes del
Código del Trabajo, se confirma la sentencia de fecha siete de octu bre de dos mil cinco,
escrita a fs. 142 y siguientes, con declaración que se rebaja el monto de la indemnización
por daño moral a la suma de $ 35.000.000 (treinta y cinco millones de pesos), con más
los intereses y reajustes establecidos en el fallo apelado. No se condena en costas a la
demandada subsidiaria, por haber tenido motivos plausibles para alzarse.
Regístrese y devuélvanse.
Pronunciada por la Primera Sala, constituida por los Ministros Titulares, don Enrique
Álvarez Giralt y doña Laura Soto Torrealba y Fiscal Judicial Titular, doña Sylvia Rey
Marín. Autoriza el Secretario Subrogante, don Sergio Montt Martínez. Notificación de fs.
175 vta.
En Antofagasta, a diecisiete de enero del año dos mil seis, notifiqué por el Estado
Diario la sentencia de fs. 172. Firmado: Secretario Subrogante, Sr. Sergio Montt
Martínez.
Rol Nº 237-2006.
3. REPARACIÓN DEL DAÑO MORAL A FAMILIARES DIRECTOS DE
TRABAJADOR POR MUERTE DEL TRABAJADOR POR INEXISTENCIA DE
MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL TRABAJO
Rol: 9655-2000
Fecha: 22/12/2006
Partes: Martínez Garcés, Ernesto Hugo y otros con Importadora Madison Ltda.
Legislación relacionada: Artículo 184 y artículo 420 Código del Trabajo; artículo 764
Código Procedimiento Civil; Ley Nº 16.744 año 1968, Ley sobre Accidentes del
Trabajo.
TEXTO SENTENCIA
Tal causal de nulidad la explica señalando que su parte demandante tachó a tres de los
testigos presentados por la demandada en razón de lo que dispone el artículo 358 Nº 8 del
Código de Procedimiento Civil, al tener la calidad de trabajadores dependientes de la
parte que los presenta, circunstancia que los propios testigos reconocieron al deponer en
la causa.
Estima que pese a la redacción imperativa del artículo 358 del Código de
Procedimiento Civil que le impone al juez la obligación de inhabilitar a un testigo
presentado por la contraparte, el juez sentenciador nada explica de cómo ha podido
sortear esta exigencia; simplemente nada dice al respecto, rechazando la tacha sin
explicaciones, y no sólo eso, sino que además les da crédito a sus dichos. Esto último
configura el perjuicio que le causa el vicio en que ha incurrido la sentencia.
Se hacía un llamado a viva voz para quien estaba en el primer piso, para que accionara
el botón que ponía en marcha el montacargas, descendiendo.
4o . Que del testimonio de Manuel Mora de fs. 162, persona que al momento del
accidente estaba en el primer piso, es posible dar por justificado que Claudio Martínez
estaba en el tercer piso, quien luego de cargar el montacargas, lo accionó para que
descendiera. Al detenerse éste le gritó para indagar qué sucedía. Como no obtuvo
respuesta subió al tercer piso donde lo encontró atrapado entre la parte superior del
montacargas y la puerta de protección. Pidió ayuda para sacarlo de allí.
En éste se señala que realizada una inspección del montacargas, éste tiene una puerta
de protección que sólo abarca 3/4 partes del cuerpo de una persona medida desde el
suelo, sin proporcionar una completa protección.
Además señala que la puerta permite que una persona descuidadamente introduzca sus
pies debajo de ésta, cuando el sistema está en movimiento.
6o . Que en el presente caso se está en presencia de un accidente del trabajo, puesto que
la lesión que ocasionó la muerte a Claudio Castillo fue con ocasión de éste (artículo 5 o
Ley Nº 16.744).
7o . Que conforme lo dispone el artículo 184 del Código del Trabajo el empleador
estará obligado a tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y
salud de los trabajadores, manteniendo las condiciones adecuadas de higiene y seguridad
en las faenas, como también los implementos necesarios para prevenir accidentes y
enfermedades profesionales.
9o . Que de esta manera es posible dar por acreditado que existió por parte de la
demandada una omisión en la adopción de medidas de seguridad en la empresa, y este
hecho le es imputable ya que ella es la que tiene la obligación de así obrar.
10º. Que el hecho ha causado un daño moral a los familiares directos del trabajador
accidentado, el que corresponde regular, ya que existe una relación de causalidad entre el
daño producido y el daño causado.
11º. Que corresponde acoger la demanda que por daño moral han deducido Ernesto
Hugo Martínez Garcés, padre del occiso, Patricia Isabel Guerrero Rebolledo, madre del
mismo y César Ernesto Martínez Guerrero, hermano del trabajador accidentado.
No cabe duda que la muerte de un hijo y un hermano, en su caso, persona joven que
iniciaba su vida laboral, ha producido en ellos dolor y aflicción que es necesario
indemnizar.
12º. Que en lo que se refiere a la demanda planteada por Catalina Alejandra Palma
Menares que lo hace por sí y en representación de su hija Valentina Antonia Martínez
Palma, cabe rechazarla, puesto que no resulta suficiente su afirmación que era la novia
del trabajador fallecido, con quien prontamente contraería matrimonio, y que su hija fue
concebida por éste, que le permita accionar como sujeto activo de esta demanda.
Fuera de su afirmación ninguna prueba se ha allegado a la causa que permita dar por
justificado el vínculo que alega, de modo que su demanda ha de ser rechazada.
Por estas consideraciones y de acuerdo con lo que disponen los artículos 764, 766, y
768 del Código de Procedimiento Civil, se declara:
Se revoca la aludida sentencia en cuando ella rechaza en todas sus partes la demandada
planteada y se decide que ésta queda acogida en cuanto se condena a la demandada
Importadora Madison Limitada a pagar por concepto de daño moral la suma de
$ 2.000.000 a Ernesto Hugo Martínez Garcés, padre del occiso; la suma de $ 2.000.000 a
Patricia Isabel Guerrero Rebolledo, madre del mismo, y la cantidad de $ 1.000.000 a
César Ernesto Martínez Guerrero, hermano del trabajador accidentado.
Estas sumas serán reajustadas de acuerdo a la variación del Índice de Precios al
Consumidor habida entre esta sentencia y el efectivo pago, más intereses corrientes para
operaciones reajustables desde que se incurra en mora.
Rol Nº 9.655-2000.
4. PERSONAS A QUIENES ACCIDENTE O ENFERMEDAD CAUSE DAÑO
PUEDEN RECLAMAR AL EMPLEADOR O TERCEROS RESPONSABLES DEL
ACCIDENTE INCLUSO EL DAÑO MORAL. LA INDEMNIZACIÓN POR DAÑO
MORAL PRODUCTO DE ACCIDENTE LABORAL SE RIGE POR NORMAS DEL
CÓDIGO CIVIL
Rol: 11450-2011
Fecha: 10/10/2012
Partes: Salas Parada, Humberto Segundo con Compañía de Tejidos Primatex S.A.
Ministros: Maggi Ducommun, Rosa María ; Pérez Paredes, Gabriela; Egnem Saldías,
Rosa
Abogados Integrantes: Prado Puga, Arturo; Halpern Montecino, Virginia Cecily
Voces: accidente de trabajo - daño moral - daños y perjuicios - derecho del trabajo -
despido - indemnización - lucro cesante - responsabilidad civil - responsabilidad
contractual - responsabilidad extracontractual
TEXTO SENTENCIA:
Vistos:
Ante el Octavo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, en autos rol Nº 241-2009,
don Humberto Segundo Salas Parada demandó en juicio ordinario laboral a su ex
empleadora Compañía de Tejidos Primatex S.A. representada por don Isaac Danon
Benveniste, con el objeto que se declare que la demandada debe pagarle la suma de
$ 80.000.000 a título de indemnización de perjuicios por daño moral o, en subsidio, la
cantidad que el tribunal determine, con reajustes, intereses y costas.
En subsidio, en cuanto al fondo, expresó que debe rechazarse la demanda, con costas,
porque concurre la eximente absoluta basada en ausencia de dolo o culpa de la empresa
empleadora, atribuyendo la causa del accidente al descuido de la propia víctima.
Por sentencia de diecinueve de enero de dos mil once, escrita a fojas 141 y siguientes,
se rechazaron las excepciones de finiquito y de prescripción y, en cuanto al fondo, se
acogió la demanda y se condenó a la demandada a pagar al actor la suma de $ 10.000.000
por concepto de daño moral, reajustes e intereses establecidos en los artículos 63 y 173
del Código del Trabajo, sin costas.
Considerando:
Argumenta que este documento no fue tachado de falso o falto de integridad, por lo
que constituye plena prueba del hecho de haberse otorgado y las declaraciones contenidas
en él, revistiendo pleno valor liberatorio.
Asevera que el finiquito incluye la indemnización por daño moral, al señalar: "las
partes nada se adeudan por los conceptos mencionados ni por ningún otro de origen legal
o contractual derivado de la prestación de servicios", y al no formularse reserva alguna.
Agrega que los artículos 2453, 2458 y 1465 del Código Civil confirman el valor del
finiquito, al establecer que el mérito liberatorio de una transacción no puede desatenderse
si no es por dolo, violencia o títulos falsificados.
Indica la recurrente que existiendo dos normas distintas que resuelven la misma
situación artículos 480 inciso segundo del Código del Trabajo y 79 de la Ley Nº 16.744,
la colisión entre ambas debe solucionarse mediante el principio de especialidad
establecido en el artículo 13 del Código Civil.
c) con fecha 27 de julio de 2006, las partes suscribieron un finiquito, que fue ratificado
ante el Presidente del Sindicato Nº 1 Compañía Tejidos Primatex S.A., a quien le constó
que el demandante firmó y aceptó los términos y condiciones de ese instrumento;
Tercero: Que, en atención a los hechos antes descritos, los jueces del grado estimaron
que la declaración que hizo el trabajador en el finiquito se formuló en términos
restringidos, sin incluir la indemnización por el daño moral que está demandando en esta
causa y cuyo fundamento se encuentra en los artículos 184 del Código del Trabajo en
relación con la Ley Nº 16.744, sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.
Por lo anterior, decidieron por una parte, rechazar las excepciones de finiquito y
prescripción y, por otra, acoger la demanda y condenar a la demandada a pagar al actor la
suma de $ 10.000.000 por concepto de daño moral, más los reajustes e intereses
establecidos en los artículos 63 y 173 del Código del Trabajo, sin costas.
No satisface el requerimiento indicado la sola mención que del artículo 1564 se hace
en el recurso sin análisis ni desarrollo alguno.
Quinto: Que como lo ha señalado reiteradamente esta Corte Suprema, el artículo 767
del Código de Procedimiento Civil dispone que el recurso de casación en el fondo
procede sólo contra las sentencias definitivas dictadas con infracción de ley, es decir,
cuando los sentenciadores han incurrido en errores de derecho, sea por haber dado a una
norma legal un alcance diferente de aquél otorgado por el legislador, por aplicar un
precepto a una situación no prevista por este último o, por último, dejando de hacerlo en
un caso que sí está regulado por él, todo ello siempre que los yerros denunciados hayan
influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo impugnado.
Séptimo: Que, por lo razonado y concluido, la nulidad de fondo impetrada deberá ser
desestimada, en lo que concierne al capítulo referido a la excepción de finiquito.
Asimismo, debe precisarse que dicha Ley Nº 16.744 derogó todas las disposiciones
legales o reglamentarias contrarias a su texto en la materia que ella regula.
Por una parte, el artículo 69, el cual dispone: "Cuando el accidente o enfermedad se
deba a culpa o dolo de la entidad empleadora o de un tercero, sin perjuicio de las acciones
criminales que procedan, deberán observarse las siguientes reglas:
Es decir, hace referencia a las prestaciones que deben concederse y, en los párrafos
siguientes, indica como tales las atenciones médicas, hospitalización, prótesis y aparatos
ortopédicos y su reparación, rehabilitación física y reeducación profesional, los gastos de
traslado y cualquier otro que sea necesario para el otorgamiento de estas prestaciones e
indemnizaciones en proporción a la incapacidad, subsidios y pensiones.
Decimotercero: Que, por consiguiente, y atendiendo a que todo daño debe ser
indemnizado, la legislación en análisis si bien no regula expresamente el resarcimiento
del daño moral, de la aflicción natural producto de una enfermedad en el caso,
profesional o de un accidente en la especie, de trabajo lo que resulta de lógica si se
considera que se trata de un rubro complejo, tanto en su existencia como en su
cuantificación y no menor ha sido el debate que doctrinaria y jurisprudencialmente ha
provocado la posibilidad de su indemnización, a la que se ha adscrito sólo
contemporáneamente, la ha derivado a la regulación del derecho común.
Decimoséptimo: Que aun cuando es efectivo, como lo sostiene la recurrente, que no era
aplicable el plazo de prescripción previsto en el artículo 79 de la Ley Nº 16.744, porque
el daño moral impetrado, como se razonó, no es una prestación que se establece y regula
en esta ley, sino en las normas de derecho común del Código Civil, este error no tiene
influencia en lo dispositivo del fallo, desde que, igualmente, el plazo referido en el caso
en estudio no había transcurrido.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 463 del Código
del Trabajo y 764, 765, 767, 771, 772 y 783 del Código de Procedimiento Civil, se
rechaza, sin costas, el recurso de casación en el fondo deducido por la demandada a fojas
201, contra la sentencia de veinte de septiembre del año dos mil once, que se lee a fojas
200.
Regístrese y devuélvase.
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros
señoras Gabriela Pérez P., Rosa María Maggi D., Rosa Egnem S., y los Abogados
Integrantes señor Arturo Prado P. y señora Virginia Cecily Halpern M.
En Santiago, a diez de octubre de dos mil doce de dos mil doce, notifiqué en Secretaría
por el Estado Diario la resolución precedente.
Rol Nº 11450-2011.
5. REMISIÓN DE LA INDEMNIZACIÓN DEL DAÑO MORAL AL DERECHO
COMÚN. REGLAS DE PRESCRIPCIÓN DE LA LEY Nº 16.744 SÓLO SE
APLICAN A LA INDEMNIZACIÓN POR DAÑO EMERGENTE Y LUCRO
CESANTE
Por consiguiente, atendido que todo daño debe ser indemnizado, la Ley Nº 16.744 si
bien no regula expresamente el resarcimiento del daño moral, ha derivado su
regulación al derecho común, por cuanto se trata de un rubro complejo, tanto en su
existencia como en su cuantificación. Así las cosas, las prestaciones a que alude el
artículo 79 de la Ley precitada —sobre prescripción— son aquellas que ella misma
regula, es decir, las indemnizaciones por daño emergente y lucro cesante descritas,
remitiéndose en lo que dice relación con el daño moral al derecho común, esto es, a
las disposiciones que sobre la materia prevé el Código Civil. En consecuencia, sólo la
acción que pretende el resarcimiento de esos rubros cuya fuente está en la Ley
Nº 16.744 prescribe en el plazo de cinco o quince años, contados desde la fecha del
accidente o del diagnóstico de la enfermedad, según sea la causal y enfermedad que
corresponde aplicar. Por su parte, la indemnización del daño moral debe ceñirse a lo
dispuesto en los artículos 2514 y 2515 del Código Civil, computándose la prescripción
desde que la obligación se hizo exigible, esto es, desde el diagnóstico de la enfermedad
o desde que se produjo el accidente que ocasionó daño al trabajador por haber
incumplido el empleador sus obligaciones.
Rol: 1222-2013
Fecha: 10/07/2013
Cita Online: CL/JUR/1499/2013
Partes: Salinas Pizarro, Jorge con Corporación Nacional del Cobre de Chile
Ministros: Blanco Herrera, Ricardo; Valdés Aldunate, Patricio; Egnem Saldías, Rosa;
Legislación relacionada: Artículo 2514 y artículo 2515 Código Civil; artículo 27,
artículo 28, artículo 69, artículo 79, Ley Nº 16.744.
TEXTO COMPLETO
Vistos:
Por sentencia definitiva de diecinueve de noviembre de dos mil doce, que se lee a fojas
1 y siguientes, se estimó que el artículo 79 de la Ley Nº 16.744 sólo es aplicable a las
prestaciones propias de esta ley, que se encuentran en su Título V y que están referidas a
las prestaciones médicas por incapacidad laboral, de invalidez, de supervivencia y cuota
mortuoria; determinándose que en el caso del daño moral, el artículo 69 de la ley
mencionada establece que se regula por las normas del derecho común contenidas en los
artículos 2514 y 2515 del Código Civil, cuyo plazo es de cinco años contados desde el
diagnóstico, el que a la época de interposición de la demanda se encontraba vencido. En
consecuencia, se acogió la excepción de prescripción y se rechazó la demanda de autos,
en todas sus partes, con costas.
Considerando:
Primero: Que de conformidad a lo dispuesto por el artículo 483 del Código del
Trabajo, el recurso de unificación de jurisprudencia procede cuando respecto de la
materia de derecho objeto del juicio existieren distintas interpretaciones sostenidas en
uno o más fallos firmes emanados de tribunales superiores de justicia.
Tercero: Que de la lectura del fallo de esta Corte, en autos rol Nº 1.857-2007,
acompañado al recurso, aparece que se declaró que el plazo de prescripción de la acción
de indemnización de perjuicios por daño moral y lucro cesante emanada de un accidente
del trabajo se encuentra establecido en el artículo 79 de la Ley Nº 16.744 y no en el
artículo 2515 del Código Civil. Igualmente, en la sentencia de este Tribunal, en causa rol
Nº 582-2000, también acompañada al recurso, se evidencia que efectivamente allí se
declaró lo señalado por el recurrente en el sentido que el plazo de prescripción para
reclamar la indemnización por daño moral derivada de un accidente laboral o de una
enfermedad profesional se encuentra establecido en el artículo 79 de la Ley Nº 16.744.
Así, en el considerando séptimo de la sentencia, que se pronuncia sobre el recurso de
casación en el fondo, se sostiene: "... el legislador, ante el incumplimiento por parte del
empleador de una de las obligaciones de la esencia de un contrato laboral, ha previsto el
subsiguiente resarcimiento para el o los afectados, consagrando la acción pertinente en la
Ley Nº 16.744, sobre Seguro Social contra Riesgos de Accidentes del Trabajo y
Enfermedades Profesionales, específicamente en su artículo 69...". Asimismo, en el
motivo décimo se concluye que: "... la acción de que se trata ha sido establecida en una
legislación distinta, cual es la Ley Nº 16.744, relativa al Seguro Social contra Riesgos de
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, específicamente, en su artículo 69,
como ya se dijo, de manera que para precisar el plazo de prescripción de la misma, ha de
recurrirse a esta normativa la que, en el artículo 79 preceptúa: 'Las acciones para reclamar
las prestaciones por accidente del trabajo o enfermedades profesionales prescribirán en el
término de cinco años contados desde la fecha del accidente o desde el diagnóstico de la
enfermedad...'. Ello, por cuanto es de toda lógica atender a la ley creadora de la acción
para determinar el plazo de prescripción de la misma, sobre todo si se considera la
disposición del artículo 13 del Código Civil y si, además, no resulta posible entender una
distinta intención del legislador ante la precisa redacción del citado artículo 79 de la Ley
Nº 16.744, ni aun cuando esta última norma utilice la expresión 'prestaciones', la que ha
de entenderse en términos amplios, es decir, comprensiva de beneficios y de retribuciones
o indemnizaciones...".
Cuarto: Que por su parte en la sentencia recurrida, al rechazar el recurso de nulidad del
demandante que se sustentó en la infracción a los artículos 79 y 69 de la Ley Nº 16.744,
se aseveró que no se divisa infracción de ley en la labor interpretativa de la juez del grado
al resolver la excepción de prescripción de acuerdo con las reglas generales, y no
sujetarla al plazo especial de quince años contenido en el citado artículo 79, estimando
además la Corte de Apelaciones de Santiago que la sentenciadora aludida aplicó
correctamente las dos normas que se afirman vulneradas por el recurrente, razonamiento
con el que la Corte hizo suyo los planteamientos del fallo de la instancia sobre la materia.
"En el caso de la Ley Nº 16.744 es claro que dichas prestaciones no son otras que las
que se contienen en los artículos 25 y siguientes de la misma ley".
Y el artículo 79, el que señala: "Las acciones para reclamar las prestaciones por
accidentes del trabajo o enfermedades profesionales prescribirán en el término de cinco
años contados desde la fecha del accidente o desde el diagnóstico de la enfermedad. En el
caso de la neumoconiosis el plazo de prescripción será de quince años, contados desde
que fue diagnosticada. Esta prescripción no correrá contra los menores de 16 años".
Undécimo: Que, por consiguiente, y atendiendo a que todo daño debe ser indemnizado,
la legislación en análisis si bien no regula expresamente el resarcimiento del daño moral,
de la aflicción natural producto de una enfermedad —en el caso, profesional— o de un
accidente —en la especie, de trabajo— lo que resulta de lógica si se considera que se
trata de un rubro complejo, tanto en su existencia como en su cuantificación y no menor
ha sido el debate que doctrinaria y jurisprudencialmente ha provocado la posibilidad de
su indemnización, a la que se ha adscrito sólo contemporáneamente, la ha derivado a la
regulación del derecho común. Este es el sentido y alcance de la disposición contenida en
la letra b) del artículo 69 de la Ley Nº 16.744, en cuanto señala que "La víctima y las
demás personas a quienes el accidente o enfermedad cause daño podrán reclamar al
empleador o terceros responsables del accidente, también las otras indemnizaciones a que
tengan derecho, con arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el daño
moral", en la cual se destaca especialmente el perjuicio moral.
Decimotercero: Que de conformidad con lo dispuesto por el artículo 2514 del Código
Civil: "La prescripción que extingue las acciones y derechos ajenos exige solamente
cierto lapso de tiempo, durante el cual no se hayan ejercido dichas acciones" y "Se cuenta
este tiempo desde que la obligación se haya hecho exigible", y de acuerdo a lo previsto en
el artículo 2515 del mismo texto legal: "Este tiempo es en general de tres años para las
acciones ejecutivas y de cinco para las ordinarias". En el caso, se trata de una acción
ordinaria, de modo que su lapso de extinción es de cinco años, el que se cuenta desde que
la obligación se hizo exigible, esto es, desde el diagnóstico de la enfermedad y,
tratándose de accidente del trabajo, desde que se produjo el accidente que ocasionó daño
al trabajador por haber incumplido el empleador sus obligaciones.
Acordada con el voto en contra del Ministro señor Blanco, quien estuvo por acoger el
recurso de unificación y sustituir, a continuación sin nueva vista y separadamente, la
sentencia de nulidad y, luego, dictar fallo de reemplazo rechazando la excepción de
prescripción, al estimar que existen distintas interpretaciones sobre una misma materia de
derecho y que la correcta inteligencia de las normas de que se trata es la que sustenta la
decisión contenida en los fallos que se acompañan al recurso, sobre la base de los
siguientes fundamentos:
2º) Que en criterio del ponente, el significado de "prestaciones" que emplea la citada
Ley Nº 16.744, en su artículo 79, debe estimarse en lato sensu , y abarca los beneficios,
retribuciones e indemnizaciones a que haya lugar, conclusión que dimana de la historia
fidedigna de su establecimiento, y de basamentos sustanciales del orden de la seguridad
social, que permiten sostener que se aplica tanto a las acciones para reclamar el pago de
las prestaciones graduadas en el Título V que contempla la ley, como también al ejercicio
de cualquier acción destinada a obtener las prestaciones que hagan efectiva la protección
que la ley concede, incluida la indemnización que se persigue por esta vía.
3º) Que en esa misma línea argumentativa, cabe considerar que la finalidad que tuvo en
vista el legislador al contemplar un plazo mayor de prescripción para el caso de
trabajadores que contrajeran neumoconiosis y que se plasmó en el artículo 79 de la Ley
Nº 16.744, en el lapso de quince años, consistió en la práctica en otorgar una cobertura
más amplia de protección en el tiempo, al trabajador afectado por la patología de la
silicosis, puesto que la disposición atinente le permite perseguir la indemnización de los
daños derivados de la aludida enfermedad sólo una vez que éstos se manifiesten dentro
del plazo excepcional de quince años.
4º) Que, por consiguiente, la norma en comento debió ser interpretada conforme al
espíritu de la señalada ley, en un sentido protector del trabajador y de tutela laboral, y ello
tiene una explicación lógica, ya que en el caso de la neumoconiosis la ocurrencia del
hecho causante de la enfermedad, puede estar distanciado de la producción del daño y por
ello el precepto exige para que se inicie el transcurso del tiempo prescriptivo, el resultado
dañoso efectivo, pues podría eventualmente ocurrir que cuando el daño se manifieste ya
podría haber transcurrido más de cinco años con lo cual la acción, en su génesis, estaría
prescrita, situación que no puede admitirse bajo ningún respecto.
5º) Que, por otro lado, una de las características de la silicosis es que por lo general no
se hace presente durante el período de exposición inicial; su primera aparición en el
enfermo se produce muchas veces años después de separado de la actividad minera. En
efecto, de acuerdo a principios científicos afianzados que deben observarse, se estima que
dentro de las neumoconiosis, la silicosis se presenta ya sea como una enfermedad simple
o crónica y tal dolencia revela una evolución que puede aparecer después de una
exposición de varios años —con frecuencia más de 20 años— incluso cesada la
exposición. En una etapa más avanzada se produce la silicosis aguda, que tiene una
exposición de hasta 5 años y fallecimiento precoz. En la biopsia o necropsia el pulmón
presenta una sustancia que es el PAS (ácido periódico de shiff) positivo. Además,
enfermedades obstructivas, EPOC, bronquitis crónica, enfisema, y sobre todo la
tuberculosis. En ese mismo contexto, la silicosis complicada se caracteriza por la
existencia de masas de fibrosis masiva progresiva, también llamadas masas
conglomeradas. Es una enfermedad grave, y disminuye notablemente la esperanza de
vida de los pacientes. La evolución de la forma simple a complicada, entre los factores
conocidos, se debe a la elevada exposición a sílice, abundante profusión nodular,
tuberculosis y enfermedades del colágeno.
Regístrese y devuélvase.
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros señor
Patricio Valdés A., señora Rosa Egnem S., señor Ricardo Blanco H, y los Abogados
Integrantes señores Alfredo Prieto B. y Ricardo Peralta V. No firma el Ministro señor
Valdés, no obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo de la causa, por estar en
comisión de servicios. Santiago, diez de julio de dos mil trece.
En Santiago, a diez de julio de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.
Rol Nº 1222-2013.
CAPÍTULO V DAÑO MORAL POR INFRACCIÓN A LA LEY DE PROTECCIÓN DEL CONSUMIDOR
1. PROCEDE INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL DERIVADO DE INGESTA
DE PRODUCTO VENCIDO
Rol: 1033-2004
Fecha: 28/06/2006
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de sus fundamentos 17º, 18º y 20º
que se eliminan, y se le introducen las siguientes modificaciones.
En el considerando 2o después del punto y coma (;) que pasa a ser coma (,) se agrega la
siguiente oración teniendo especialmente presente que los fundamentos de tal objeción,
dicen relación con la valoración de los elemento de convicción que se pretenden
impugnar, valoración que compete exclusivamente al Juez de la causa.
Primero: Que los elementos de convicción aportados por la parte demandante, esto es,
boleta que da cuenta de la compra de los productos objeto de la denuncia, solicitud de
fiscalización efectuada por el propio actor, boleta de fecha 16 de octubre de 2003, bono
consulta del día 13 del mismo mes y año, certificado médico emitido en la misma fecha
antes referida que señala que éste fue atendido por un cuadro de gastroenteritis de origen
infeccioso, exámenes médicos que dan cuenta la existencia de dolencias estomacales
preexistentes al evento denunciado, y certificado suscrito por la Directora de la Escuela
La Raíz y La Espiga Nº 191, que señala que el actor es funcionario de ese establecimiento
y que el valor de su día laboral es de $ 16.133, son constitutivos de documentos que
apreciados conforme a las reglas de la sana crítica —en particular, por lo que indica la
experiencia en la observación y ponderación de los antecedentes referidos— resultan
insuficientes para tener por acreditados los gastos que el actor invoca para reclamar
indemnización por concepto de daño material, toda vez que se omitió acreditar la efectiva
inasistencia del actor a sus labores, que la boleta acompañada a fin de acreditar los gastos
de transporte no es concluyente a fin de establecer el hecho que pretendió dar por
probado, que por su parte el certificado suscrito por la Directora de la Escuela La Raíz y
La Espiga Nº 191 es un documento privado suscrito por un tercero ajeno al juicio que no
compareció a ratificarlo ni declaró como testigo en el proceso, por lo que carece de valor
probatorio en sí mismo.
Tercero: Que la suma antes referida debe reajustarse conforme a la variación que
experimente el Índice de Precios al Consumidor desde la fecha en que quede ejecutoriada
la presente sentencia hasta la del pago efectivo y devengará intereses corrientes desde que
el deudor se constituya en mora, por cuanto, los referidos reajustes e intereses fueron
solicitados por el actor en el comparendo de estilo de fojas 20.
—Que se revoca la sentencia de veintidós de enero del año dos mil cuatro, escrita de
fojas 32 a fojas 37, en la parte que condena al demandado al pago de las costas de la
causa y en su lugar se declara que no se le impone dicha obligación.
—Que se rebaja a diez unidades tributarias mensuales (10 UTM) el monto de la multa
que deberá ser pagada por la parte demandada Supermercados Unimarc S.A. representada
legalmente por doña Claudia Quezada Romero, la que deberá ser sufragada en la forma
dicha en el fallo que se revisa.
Pronunciada por el Ministro señor Jorge Pizarro Almarza, Ministro señora María Stella
Elgarrista Álvarez y el Abogado Integrante señora Patricia Donoso Gomien.
En San Miguel, a veintiocho de junio de dos mil cinco, notifique por el estado diario la
resolución precedente.
Rol Nº 1.033-2004.
2. DAÑO MORAL EN CASO DE INCUMPLIMIENTO POR PARTE DEL
PROVEEDOR. OBJETIVIDAD EN CUANTO A SU EXISTENCIA Y MAGNITUD
Rol: 4577-2004
F echa: 15/11/2005
Partes: Vera Campos, Claudio con Sociedad Comercial Tecfin Limitada CPA
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Primero: Que entre Comercial Tecfin Limitada CPA y Claudio Vera Campos se
celebró un contrato de compraventa de una moto que fue entregada al cliente Vera
Campos —con un atraso considerable, lo que fue atribuido por el proveedor Tecfin— a
circunstancias ajenas a su voluntad las que no fueron acreditadas como constitutivas de
hechos representativos de fuerza mayor, caso fortuito o propias de aquellas que la
doctrina ha denominado como una expresión de la teoría de la imprevisión. La apelante
en esta instancia no ha entregado nuevos antecedentes que permitan desvirtuar las
conclusiones del juez de primer grado en cuanto a la infracción al artículo 12 de la Ley
Nº 19.496 respecto de los términos y condiciones en que se convino con el cliente la
entrega del bien.
En efecto, el daño moral supone una afrenta a la dignidad de las personas que
provoque un estado psicológico deficitario que resienta la capacidad física y/o psíquica
de manera tal que sus condiciones de vida, luego de un hecho reprochable por parte de un
tercero, configuren para el afectado un cambio tal que se evidencian carencias, antes
inexistentes.
De otra manera puede decirse que la procedencia del daño moral requiere la existencia
de un sufrimiento por parte del afectado que involucre además la sensación de
incapacidad para llevar una vida plena en conformidad a sus capacidades y opciones en la
vida.
Regístrese y devuélvase.
Dictada por la Quinta Sala de esta Corte, integrada por los Ministros señor Carlos
Gajardo Galdames, señora Amanda Valdovinos Jeldes y el Abogado Integrante señor
Guido Aguirre de la Rivera.
Rol Nº 4.577-2004.
3. INFRACCIÓN A LEY DEL CONSUMIDOR. LAS CIRCUNSTANCIAS QUE
CONSTITUYEN EL DAÑO MORAL ALEGADO DEBEN PROBARSE
SUMARIO: El daño moral es el sufrimiento, la aflicción o dolor que sufre una pe rsona
y para que sea indemnizado es menester que se pruebe su existencia, quedando a
criterio del sentenciador su apreciación prudencial. Sin embargo, como en el presente
caso no se rindió pruebas para acreditar que la actora sufrió perjuicios de orden
moral por la conducta desplegada por la demandada, corresponde desestimar la
demanda deducida.
Rol: 4236-2006
Fecha: 24/11/2006
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Sin embargo, esta alegación deberá ser desestimada porque en el presente juicio la
denunciada no dedujo ninguna excepción, alegación o defensa. El juicio se siguió en su
rebeldía.
2º Que el daño moral es el sufrimiento, la aflicción o dolor que sufre una persona y
para que sea indemnizado es menester que se pruebe su existencia, quedando a criterio
del sentenciador su apreciación prudencial.
Sin embargo, como en el presente caso no se rindió pruebas para acreditar que la actora
sufrió perjuicios de orden moral por la conducta desplegada por la demandada,
corresponde desestimar la demanda deducida.
Regístrese y devuélvanse.
Pronunciada por la Tercera Sala, integrada por los Ministros señor Lamberto Cisternas
Rocha, señora Gloria Ana Chevesich Ruiz y Abogado Integrante señor Luis Orlandini
Molina.
Rol Nº 4.236-2006.
4. NO SE HA PRODUCIDO DAÑO MORAL A CONSUMIDOR QUE HA SIDO
ATENDIDO OPORTUNAMENTE ANTE FALLA DE PRODUCTO
SUMARIO: Con respecto de la condena al demandado a pagar una suma de dinero por
concepto de indemnización por el posible daño moral sufrido por la demandante, no se
encuentra éste suficientemente comprobado con los medios de prueba aportados,
afectación psíquica que habría padecido la demandante. De los antecedentes fluye que
la demandante fue atendida oportunamente por la demandada cuando llevó el
vehículo con sus fallas y que se le proporcionó otro automóvil para su uso mientras
procuraban reparar los desperfectos, de manera que no se puede apreciar que haya
sufrido las afectaciones que denuncia.
Rol: 290-2006
Fecha: 29/11/2006
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
1º.- Que se han alzado en contra del referido fallo tanto la parte demandante como la
demandada, la primera, solicitando se la revoque en la parte que le resulta agraviante y se
condene a la demandada a pagarle la suma de diecisiete millones quinientos mil pesos, o
la suma que este tribunal determine, que demandó a título de indemnización por el daño
moral que habría sufrido; y la segunda, pidiendo se revoque la sentencia que la condenó
al pago de una multa, reponer el vehículo vendido por otro de iguales características y al
pago de una indemnización por daño moral ascendente a un millón de pesos y, en
definitiva, se rechace en todas sus partes la demanda;
2º.- Que el artículo 20 de la Ley Nº 19.496 sobre Protección de los Derechos del
Consumidor lo autoriza para optar entre la reparación gratuita del bien o, previa
restitución, su reposición o la devolución de la cantidad pagada cuando después de
haberse prestado el servicio técnico comprendido en la garantía, subsistieren las
deficiencias que hagan al bien inepto para el uso, haciendo presente que este derecho
subsistirá para el evento de presentarse una deficiencia distinta a la que fue objeto del
servicio técnico, todo dentro de los plazos que la misma ley establece;
3º.- Y que del mérito de estos antecedentes y así se estableció en el fallo en alzada se
desprende que concurren las circunstancias previstas por el legislador en la disposición
precedentemente citada y del tenor de la demanda se concluye que la demandante optó
por la restitución del bien, en consecuencia, corresponde confirmarlo en la resolución
signada con la letra B, cuando dispone aquélla;
4º.- Que no ocurre lo mismo con respecto de la condena al demandado a pagar una
suma de dinero por concepto de indemnización por el posible daño moral sufrido por la
demandante.
Por otra parte, de los mismos antecedentes de autos fluye que la demandante fue
atendida oportunamente por la demandada cuando llevó el vehículo con sus fallas y que
se le proporcionó otro automóvil para su uso mientras procuraban reparar los
desperfectos, de manera que no se puede apreciar que haya sufrido las afectaciones que
denuncia, razones por las cuales se rechazarán sus pretensiones.
Regístrese y devuélvase.
Rol Nº 290-2006.
CAPÍTULO VI PRUEBA Y AVALUACIÓN DEL DAÑO MORAL
1. AVALUACIÓN DEL DAÑO MORAL. EXIGENCIA PROBATORIA. INCLUSIÓN
ERRÓNEA DE UNA PERSONA EN INFORME DE MOROSIDAD FINANCIERA
Rol: 1167-2005
Fecha: 19/06/2006
TEXTO SENTENCIA
Antofagasta, diecinueve de junio de dos mil seis.
Vistos:
Segundo: Que el caso fortuito debe acreditarlo quien lo alega por tratarse de una forma
de extinguir una obligación en los términos de los artículos 1547 inciso tercero y 1698
del Código Civil, en este caso el solo sobreseimiento temporal y la querella respectiva no
constituyen antecedentes demostrativos de tal circunstancia, por lo que no habiéndose
probado el contenido fáctico de la defensa opuesta por el demandado, necesariamente ha
de considerarse como establecida la obligación de responder del daño causado.
Tercero: Que en lo que respecta al daño moral, debe tenerse presente que su concepto
no es pacífico en la doctrina y que la jurisprudencia no es del todo precisa, por lo que es
más conveniente a este respecto utilizar el concepto amplio dado por Carmen Domínguez
Hidalgo en su libro El daño moral cuando expresa que está constituido por el menoscabo
de un bien no patrimonial que irroga una lesión a un interés moral por una que se
obligaba a respetarlo (Editorial Jurídica de Chile, Tomo I, noviembre 2000, pág. 84).
Por estas consideraciones y visto además lo dispuesto en los artículos 186 y siguientes
del Código de Procedimiento Civil, se confirma, sin costas del recurso, la sentencia
definitiva de fecha siete de noviembre de dos mil cinco, escrita a fojas 184 y siguientes,
con declaración que la suma que deberá pagar la demandada Banco de Crédito e
Inversiones a Rodrigo Ronald Rojas Flores, como indemnización del daño moral causado
asciende a diez millones de pesos ($ 10.000.000).
Regístrese y devuélvanse.
Rol Nº 1.167-2005.
2. DAÑO MORAL. FUNDAMENTOS Y ELEMENTOS PARA DETERMINAR EL
QUÁNTUM INDEMNIZATORIO
SUMARIO: La doctrina del daño moral pone el acen to en la persona y la lesión de sus
atributos más caros. Esta ya marcada tendencia se refleja claramente en la literatura
jurídica nacional y así el profesor Fernando Fueyo Laneri en su obra Instituciones del
Derecho Civil Moderno afirma que "el concepto jurídico de daños abarca toda forma
de daños, esto es, tanto el patrimonial como el extrapatrimonial, agregando que la
jurisprudencia chilena ha tenido la oportunidad de recalcar que la palabra daño
comprende el perjuicio, dolor o molestia que se cause, por lo cual, interpretando este
vocablo en su sentido natural y obvio, debe entenderse que corresponde, además del
perjuicio pecuniario, el de carácter inmaterial que se ocasione por acto ajeno".
Sostiene que siendo el daño por esencia patrimonial y extrapatrimonial, del mismo
modo el daño moral juega tanto en la responsabilidad extracontractual como en la
contractual. Sin embargo, otra cosa es el quántum de la indemnización por daño
moral el cual, ciertamente, no es compensatorio, desde que no es objetivamente
dimensionable, sino que debe ser sólo reparatorio, por lo que debe estar destinado a
morigerar, disminuir o atenuar las consecuencias del mal sufrido. Al momento de
regular el monto de la indemnización por este daño extrapatrimonial, surgido de un
error de vacunación en un centro asistencia, cabe considerar, además de su carácter
de reparación, la situación y realidad general tanto del país como de los demandantes,
respecto de lo cual cabe advertir que no tienen cabida indemnizaciones
desproporcionadas a tales realidades.
Rol: 2545-2002
Fecha: 12/12/2005
Partes: Valdés Urrutia, Rolando; Valdés Araneda, Vicente; Araneda Cornejo, Ruby /
Fisco de Chile
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
1º.- Que la causal invocada por el demandante para inhabilitar el testimonio de doña
Silvia Alejandra Irene Olmedo Montero, doña Marcel Lyda Plata Cisternas, don Medardo
Luis Burgueño Aguilera y don Ricardo Enrique Sáez Gallardo, todos profesionales del
área médica del Hospital de Carabineros de Chile, es la contemplada en el artículo 358
Nº 5 del Código de Procedimiento Civil, esto es, por ser dependientes de la parte que los
presenta. Dicho motivo de inhabilidad, para ser tal, ha de fundarse en la existencia de un
temor razonable por parte del empleado o dependiente para el caso que deponga en contra
de su empleador, en términos que ello le signifique un riesgo en su estabilidad laboral, lo
que en la especie no se da, desde que los nombrados testigos no dependen del Fisco en
aquellos términos, sino que tanto su designación, atribuciones y dependencia en el cargo
están regulados por los reglamentos y la ley, por manera que, cuando se trata de
profesionales calificados y de especialidad y que, además, declaren sobre hechos propios
de su profesión, como es el caso, no les puede ser aplicable dicha limitación, pues no
existe aquel eventual peligro. De igual modo, en la especie, no resulta probado ni posible
que se les haya ordenado deponer en el proceso en términos que se limite o condicione su
actuación, atendida la naturaleza y carácter de sus respectivas profesiones;
2º.- Que del modo antes señalado, habrá de revocarse la decisión relativa a las tachas
opuestas a su respecto, rechazándolas y, consecuencialmente, ponderar sus declaraciones;
3º.- Que, al efecto, los nombrados Olmedo Montero, Plata Cisternas, Burgueño
Aguilera y Sáez Gallardo declararon en una misma audiencia y su respectiva acta rola
desde fs. 106 a 116. En ella se consigna que la primera, doña Silvia Olmedo Montero,
médico pediatra, neonatóloga, en lo sustancial y respondiendo al punto 5) del auto de
prueba de fs. 86, dijo que, ocurrido el accidente de la inoculación equivocada, el Hospital
avisó a los padres de los menores, se formó un comité con los mejores especialistas de
Santiago y se dio inicio a un tratamiento con antibióticos que duró seis meses, para los
afectados, con controles periódicos, sin costos para los padres, permitiéndoles inclusive
consultar especialistas en el extrasistema, sin costo para ellos y con cargo a la institución.
Agrega, por último, que el Hospital no ha escatimado medios ni tiempo en el caso, ha
hecho todo lo necesario;
4º.- Que, por su parte, doña Marcela Lyda Plata Cisternas, enfermera, que se
desempeñó como tal en el Servicio de Vacunatorio alrededor de veinte años, declarando
respecto de los puntos 3 y 4 del auto de prueba que rola a fs. 69 —que fue
complementado por el antes citado de fs. 86— expresa que el Hospital pidió el BCG al
Laboratorio y desde allá les enviaron un medicamento diferente, el cual estaba rotulado
en inglés, de aspecto similar, pero que era para un uso diferente. Agrega que los frascos
eran parecidos, del mismo tamaño y color y que se almacenaron en el mismo lugar que se
hacía con la vacuna. Expresa que, a su juicio, era imposible impedir el error porque el
problema fue del Laboratorio, que envió un medicamento que era desconocido y la
enfermera y auxiliar a cargo del Servicio de Vacunatorio, pese a estar capacitados en su
función, no lo pudieron distinguir porque no se tuvo conocimiento de que existieran dos
BCG distintos;
5º.- Que el doctor Medardo Burgueño Aguilera, en torno al punto 4 del auto de prueba
de fs. 86, expresó que el error obedece a fortuitos que ocurren en la vida, pues la vacuna
BCG —que se ocupó en otros servicios— se terminó antes de lo presupuestado,
acordándose comprar otro stock a un laboratorio particular para usarla en la vacunación
de los menores. Se pidió ésta con urgencia y el vendedor envió al Hospital un producto
denominado BCGINMUDNOCYST, el cual era de apariencia similar a la vacuna BCG,
con etiqueta con dicho nombre y difería sólo en el color de la tapa de costumbre, lo que
no es raro en los Laboratorios. Ninguno de ellos —los médicos y funcionarios— sabía de
la existencia de este producto, pues nunca había sido promocionado y el laboratorio no
advirtió que era de uso exclusivo en Urología. Agrega, en relación al punto 5, que se
tomaron todas las medidas legales y médicas para reparar el error, formándose equipo de
estudio y trabajo con expertos tomados de la mayoría de los hospitales de Santiago.
Manifiesta que todos los niños han ido creciendo y desarrollándose bien y que han
presentado patologías posteriores normales. Sobre los posibles efectos adversos para el
futuro, expresa que en medicina ello no es posible asegurar, pues sólo tiene valor lo que
es demostrable por el método científico, y
6º.- Que, finalmente, el Dr. Ricardo Sáez Gallardo, Subdirector Médico (S) del
Hospital al momento del incidente, declarando al punto 3 de fs. 69, expresa que el
sistema de compra del medicamento que se encargó por haberse agotado el stock,
depende del Vacunatorio y no del Subdirector Médico; agregando que tuvo conocimiento
de los hechos sólo cuando éstos ocurrieron;
7º.- Que, como puede verse, los testigos de la demandada han declarado básicamente
sobre la existencia de un presunto error de envase y rotulación del nuevo producto
comprado por el Hospital a un laboratorio particular y que ellos almacenaron como de
costumbre, disponiendo su uso en la vacunación de los menores, circunstancia en la cual
están contestes dos de ellos. Sin embargo, pese a haber sido examinados legalmente y sin
tacha, sus declaraciones no alteran las conclusiones de los fundamentos 9 o al 13º,
inclusive, del fallo en alzada en cuanto a la responsabilidad civil que afecta al organismo
demandado, siendo de advertir que, además, y con los mismos antecedentes allí
analizados, se encuentra establecida la existencia de falta de servicio adecuado, por culpa
de sus agentes, al suministrar, por error, una vacuna equivocada al menor de que se trata
en autos.
8º.- Que, no obstante, el testimonio conteste y no contradicho por otros medios, de los
Dres. Olmedo Montero y Burgueño Aguilera, en cuanto a la conducta posterior del
Hospital relativa a prestar adecuada atención médica a los pacientes y sus familiares,
evitando mayores daños y ulteriores consecuencias, permiten a este tribunal considerar
que, apreciando su fuerza probatoria conforme a la regla 2 o del artículo 384 del Código
de Procedimiento Civil, ello constituye un hecho de la causa que habrá de considerarse
debidamente al momento de determinar el monto de la indemnización;
9º.- Que, en general y respecto al daño moral, cuya concepción y aplicación como
consecuencia de la responsabilidad extracontractual y contractual, muy particularmente
esta última, se ha incrementado por la vía de la creación jurisprudencial, para concordar
en que éste se identifica con los dolores y turbaciones psíquicas que derivan del
quebranto padecido. Así, nuestros tribunales han dicho que el daño moral es el dolor, la
aflicción, el pesar en la víctima o en sus parientes más cercanos o aquel que consiste en el
dolor psíquico y aun físico que se experimenta a raíz de un suceso determinado. Estos
daños, en consecuencia, son aquellos que se refieren al patrimonio espiritual, a los bienes
inmateriales, tales como la salud, el honor, la libertad y otros análogos.
10º.- Que, de este modo, tales concepciones han permitido el reconocimiento del daño
moral y su posterior desarrollo por la dogmática, en atención a que pone el acento en la
persona y la lesión de sus atributos más caros. Que esta ya marcada tendencia se refleja
claramente en la literatura jurídica nacional y así el profesor Fernando Fueyo Laneri en su
obra Instituciones del Derecho Civil Moderno afirma: "Para mí es como un axioma que el
concepto jurídico de daños abarca toda forma de daños, esto es, tanto el patrimonial como
el extrapatrimonial, agregando que la jurisprudencia chilena ha tenido la oportunidad de
recalcar que la palabra daño comprende el perjuicio, dolor o molestia que se cause, por lo
cual, interpretando este vocablo en su sentido natural y obvio, debe entenderse que
corresponde, además del perjuicio pecuniario, el de carácter inmaterial que se ocasione
por acto ajeno". Sostiene que siendo el daño por esencia patrimonial y extrapatrimonial,
del mismo modo el daño moral juega tanto en la responsabilidad extracontractual como
en la contractual.
11º.- Que, sin embargo, otra cosa es el quántum de la indemnización por daño moral el
cual, ciertamente, no es compensatorio, desde que no es objetivamente dimensionable,
sino que debe ser sólo reparatorio, por lo que debe estar destinado a morigerar, disminuir
o atenuar las consecuencias del mal sufrido;
12º.- Que en tal perspectiva, debe tenerse en cuenta, en primer lugar, que existe certeza
sobre la existencia del daño moral, el cual se encuentra acreditado en el proceso
básicamente con la declaración de los testigos de la actora Katya Emily Vergara Silva,
Rodolfo Eduardo Marchant López, Elena del Carmen Silva Orellana, Hernán Francisco
Gálvez Flores y Luis Alberto Vergara Silva, quienes en la audiencia que recoge el acta de
fs. 98, y al tenor de la pregunta: "Para que diga el testigo, si ha notado luego de ocurrido
los hechos materia de autos algún grado de aflicción en los padres del menor Vicente
declararon, respectivamente, en lo pertinente, y en síntesis: Ruby y Rolando estaban muy
angustiados, y para mayor gravedad creo que al par de meses Rolando quedó sin trabajo,
y la incertidumbre de ellos era mayor, por lo que nos contaron, no tenían claro cómo iban
a asumir esos gastos, si el hospital se iba a hacer cargo; sí, lo veo preocupado. Veo que
este asunto de lo que pasó se va alargando, no hay una solución rápida, por eso lo veo
preocupado, y yo como padre lo entiendo, yo noto un cambio, si hace un mes atrás lo veo
más preocupado, porque hasta el momento no veo ninguna solución a lo que está
pasando; sí, siempre que los he visto, están en la misma situación que no saben lo que va
a pasar con el niño más adelante; sí, noté bastante apesadumbrados a los muchachos, a
los esposos Ruby y Rolando, también sé que él perdió su trabajo por este asunto y
también pasaron muchas incomodidades por este asunto; y por supuesto, porque es una
enfermedad nueva, no hay una vacuna por la cual se vaya a disminuir el proceso que va a
tener, porque no se sabe con certeza qué secuelas va a tener más adelante, tal vez pueda
tocar un órgano vital.
En todo caso, tal dolor o aflicción por la preocupación no ha sido tampoco probado en
autos, no aportándose ningún antecedente que permita a esta disidente estimar la realidad
del daño, su naturaleza y magnitud.
Regístrese y devuélvase.
Pronunciada por la Sexta Sala de esta Iltma. Corte de Apelaciones, integrada por los
Ministros señor Hugo Dolmestch Urra, señora Dobra Lusic Nadal y la Abogada
Integrante señora Paulina Veloso Valenzuela, quien no firma, no obstante haber
concurrido a la vista y al acuerdo del fallo, por encontrarse ausente.
Rol Nº 2.545-2002.
3. AVALUACIÓN DEL DAÑO MORAL A PARIENTES DE LA VÍCTIMA.
ELEMENTOS A CONSIDERAR
SUMARIO: En cuanto al daño moral reclamado por los hermanos del fallecido, si bien
no puede ponerse en duda que la muerte les ha causado grave aflicción, atendida la
edad de los mismos, el diferente lazo y nula dependencia de aquél, llevan a estimar
que el dolor de que se trata ha debido ser de menor intensidad, mas comprensible para
personas formadas; motivo por el que se reducirá la indemnización concedida.
Las indemnizaciones de esta clase pedidas en favor de la madre del fallecido, serán
prudencialmente elevadas sin alcanzar los extremos demandados, porque a juicio de
estos sentenciadores, no obstante estar conscientes de la entidad del daño, las
cantidades determinadas en primera instancia a estos efectos son insuficientes.
Rol: 4085-2001
Fecha: 11/08/2006
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Se reproduce la sentencia en alzada, pero en el motivo 17º se sustituye desde donde se
lee normativamente hasta dispuesto en por la distribución de gas se realiza conforme a, y
eliminan sus motivos 18º, 25º y el párrafo 2o del apartado b) del motivo 26º.
1º.- Que del contexto de la Ley de Servicios de Gas, en especial de las normas que
fueran relacionadas en el fundamento 17º del fallo en alzada, inequívocamente deriva un
estatuto jurídico de la distribución esencialmente caracterizado por la pretensión de que el
servicio resulte ser completamente seguro.
Atendido tal objetivo, entre otros deberes, se establece el de mantener las instalaciones
en buen estado, esto es, en condiciones de que sea evitado toda clase de peligros, para lo
cual, como lo previene otra de las normas, las empresas han de desarrollar las obras que
sean necesarias.
2º.- Que en autos se encuentra establecido que la explosión de que se trata fue causada
por una fuga de gas en las tuberías subterráneas sitas bajo el pavimento de la calzada en
las cercanías de la casa habitación siniestrada, escape de tanta entidad que alcanzó a la
casa habitación en términos tales que la provocó el accionamiento de un interruptor de
energía eléctrica.
También ha quedado acreditado que la fuga de gas se produjo por corrosión del
material inadecuado que no resistió el peso del terreno y vehículos.
Lo anterior resulta del informe Bureau Veritas y del que evacuara el perito Cortés
Williamson.
Además, seguramente puede afirmarse que ese cuidado ha de ser mayor cuando se han
recibido instalaciones de larga data de poder de terceros, circunstancia ante la cual no se
ha demostrado que se hubieren desarrollado acciones tendientes a conocer las
condiciones de las tuberías al menos de manera aleatoria, lo que claramente sería
demostrativo de un proceder cuidadoso, orientado a la seguridad.
5º.- Que en lo que respecta al daño por lucro cesante que habrían debido soportar los
actores Claudia Amagada Reinhardt, Dámaso, Romina y Manuel Montebruno Amagada,
en concepto de esta Corte no se encuentra acreditado.
Tal afirmación no puede ser sostenida porque no es convincente, toda vez que la vida
laboral está sujeta a múltiples contingencias que impiden asegurar que la familia habría
percibido los ingresos reclamados, criterio que deriva de la frecuente ocurrencia de
muertes imprevistas, como la que ha provocado esta acción.
Además es sabido que las capacidades profesionales y, por ende, los ingresos
disminuyen notablemente con el transcurso del tiempo.
7º.- Que las indemnizaciones de esta clase pedidas por los actores Amagada,
Montebruno Amagada, Montebruno Bondi y Zuanic, esta última madre del fallecido
Dámaso Montebruno Zuanic, serán prudencialmente elevadas sin alcanzarlos extremos
demandados, porque a juicio de estos sentenciadores, no obstante estar conscientes de la
entidad del daño, las cantidades determinadas en primera instancia a estos efectos son
insuficientes.
8º.- Que los razonamientos que preceden permiten desestimar las alegaciones de la
demandada en cuanto a la inexistencia de culpa en su proceder, y atienden su alegación
subsidiaria de reducción de los montos de las indemnizaciones que con su mérito también
sirven para desestimar las de los actores en orden a elevar sustancialmente las
indemnizaciones concedidas.
Por estas consideraciones, de acuerdo también con lo previsto en el artículo 2329 del
Código Civil, de la sentencia apelada de quince de diciembre de dos mil escrita a fs.
1.261 y siguientes se revocan las decisiones 1, 2, 3 y 4 del apartado B) LUCRO CESANTE ,
y se rechaza en esta parte la demanda de Claudia Amagada Reinhardt, Dámaso, Romina y
Manuel Montebruno Amagada. Se confirma en todo lo demás la referida sentencia, con
las siguientes declaraciones:
Que la suma mandada pagar a título de daño emergente por gastos de hospitalización
se reduce en $ 3.000.000 (tres millones de pesos), quedando la demandada condenada a
pagar por este concepto a doña Claudia Arriagada Reinhardt la suma de $ 10.198.400
(diez millones ciento noventa y ocho mil cuatrocientos pesos).
Que las indemnizaciones por daño moral dispuestas en favor de Claudia Arriagada
Reinhardt, de los menores Dámaso, Romina y Massimo Montebruno Amagada, de Piero
y Ana Montebruno Bondi y de Dinka Zuanic, se elevan a la suma de $ 20.000.000 (veinte
millones de pesos) para cada uno de dichos actores;
Que la indemnización por daño moral a los actores Ximena, Claudio y Luz
Montebruno Zuanic se reducen a $ 1.000.000 (un millón de pesos) para cada uno de
dichos actores.
Regístrese y devuélvanse.
Dictada por los Ministros señores Alfredo Pfeiffer Richter, Haroldo Brito Cruz y la
Abogada Integrante señora Andrea Muñoz Sánchez.
No firma el Ministro señor Pfeiffer, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo
del fallo, por encontrarse ausente.
Rol Nº 4.085-2001.
4. AVALUACIÓN DEL DAÑO MORAL. EXPOSICIÓN DE LA VÍCTIMA AL DAÑO
Rol: 6844-2000
Fecha: 02/12/2002
Ministros: Dahm Oyarzún, Jorge; Araneda Briones, Sonia; Silva Cancino, Mauricio
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Por estas consideraciones y de acuerdo, además, con lo previsto en los artículos 514 y
527 del Código de Procedimiento Penal, se confirma la sentencia apelada de uno de
diciembre de mil novecientos noventa y ocho, escrita a fs. 83, con declaración de que
Patricio Alejandro Quintanilla Rodríguez queda condenado al pago de la suma de tres
millones de pesos ($ 3.000.000) por concepto de daño moral y reajustada de acuerdo a lo
expuesto en el considerando tercero de esta sentencia.
Acordada en lo que dice relación con la indemnización por daño moral con el voto en
contra de la Ministro señora Araneda, quien estuvo por revocar la referida sentencia en lo
relativo a la indemnización del daño moral, considerando que el querellante no ha
rendido prueba alguna para justificar los extremos de su acción. En efecto, no existe en
autos probanza de ninguna especie que justifique que hubiese sufrido daño moral,
indemnización que —como toda pretensión de carácter civil— debe ser debidamente
justificada por quien la requiere, de conformidad a lo preceptuado en el artículo 1698 del
Código Civil.
Regístrese y devuélvase.
Redacción del Ministro Sr. Jorge Dahm. Dictada por los Ministros Sra. Sonia Araneda
Briones, Sr. Jorge Dahm Oyarzún y Sr. Mauricio Silva Cancino.
Rol Nº 6.844-2000.
CAPITULO VII PRUEBA DEL DAÑO MORAL
1. DAÑO MORAL QUE EMANA DE EJECUCIÓN DE DELITO NO REQUIERE SER
PROBADO
SUMARIO: El demandado civil basa su motivo en el hecho que las decisiones han sido
tomadas sin que el respectivo querellante hubiese rendido prueba del daño moral
alegado y, en el caso de la Mercado Contreras, sin que se haya rendido ésta en la
segunda instancia para elevarla. Tanto nuestra legislación como numerosas
sentencias de nuestros tribunales en lo que se refiere al daño moral han seguido una
de las tesis más clásicas como el pretium dolores , que afecta a la integridad espiritual
de una persona, y este dolor no necesita de prueba específica ya que es apreciado por
el juez de acuerdo a los antecedentes del proceso y la equidad.
Rol: 4836-2001
Fecha: 11/05/2004
Partes: Luis Méndez Saavedra; Erna Castro Guajardo; Patricia Riquelme Muñoz;
Jorge Carrasco Parra; Manuel Lavín León con Max Ur Arriagada Sandoval; Nar Bus
S.A.
Ministros: Chaigneau del Campo, Alberto; Cury Urzúa, Enrique; Juica Arancibia,
Milton; Segura Peña, Nibaldo
Voces: tránsito
Legislación relacionada: Artículo 114, artículo 148, artículo 172 Nº 2 Ley Nº 18.290;
artículo 2314 Código Civil; artículo 10, artículo 63, artículo 481, artículo 500 Nº 4,
artículo 541 Nº 10; artículo 546 Nº 7 Código Procedimiento Penal.
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Este proceso Rol Nº 49.259 del Juzgado del Crimen de Nueva Imperial, se instruyó
para investigar la existencia del cuasidelito de homicidio de Pedro Landaeta Mercado y
del cuasidelito de lesiones a Luis Méndez Saavedra, Erna Castro Guajardo, Patricia
Riquelme Muñoz, Jorge Carrasco Parra, Manuel Lavín León (graves) y a Belarmino
Garrido Cerda, Manuel Anselmo Barahona Bravo, Claudio Bastías Nahuelpán, Karine
Escamilla Burgos, María Ñanco Huenchún y a Carla Vergara Candía (menos graves)
ocurrido el 10 de agosto de 1999, por el que se procesó y acusó a Max Ur Arriagada
Sandoval.
—La deducida por Blanca del Carmen Mercado Contreras, condenando al encartado
Arraigada y a Transportes Nar Bus Sociedad Anónima a pagarle solidariamente la suma
de cinco millones de pesos por concepto de indemnización por el daño moral,
debidamente reajustado como se indica en el considerando décimo de la sentencia;
—La deducida por Jorge Carrasco Parra sólo en cuanto se condena al encartado
Arriagada a pagarle la suma de un millón quinientos mil pesos por concepto de
indemnización por el daño moral, debidamente reajustado como se indica en el
considerando decimocuarto de la sentencia;
—La deducida por Manuel Evaristo Lavín León sólo en cuanto condena al procesado
Amagada y a Transportes Nar Bus Sociedad Anónima a pagarle solidariamente la suma
de trescientos mil pesos por concepto de indemnización por el daño moral, debidamente
reajustado como se indica en el considerando decimoctavo de la sentencia;
—La deducida por Erna Castro Guajardo sólo en cuanto condena al procesado
Amagada y a Transportes Nar Bus Sociedad Anónima a pagarle solidariamente la suma
de setenta y cinco mil pesos por concepto de indemnización por lucro cesante y de
trescientos cincuenta mil pesos por concepto de daño moral;
—La deducida por Luis Méndez Saavedra sólo en cuanto condena al procesado
Amagada y a Transportes Nar Bus Sociedad Anónima a pagarle solidariamente la suma
de doscientos cincuenta mil pesos por concepto de indemnización por el daño moral, y
—La deducida por Manuel Barahona Bravo sólo en cuanto condena al procesado
Arriagada y a Transportes Nar Bus Sociedad Anónima a pagarle solidariamente la suma
de doscientos mil pesos por concepto de indemnización por el daño moral. Contra esta
sentencia se recurre de apelación tanto en la parte penal como en la civil por parte del
encartado Arriagada Sandoval y de la querellante Blanca del Carmen Mercado Contreras
y de la parte civil por parte del tercero civilmente responsable Nar Bus Sociedad
Anónima, basándose en su recurso en que no se pudo adquirir la convicción de que
Arriagada hubiese tenido una participación culpable en el hecho por el que se le acusa.
Se dicta sentencia de segunda instancia, el nueve de noviembre de dos mil uno a fojas
447 por la que se confirma la sentencia apelada, con declaración de que se aumenta el
monto de la indemnización por daño moral a que fue condenado a pagar solidariamente
Arriagada Sandoval y Nar Bus Sociedad Anónima a Blanca del Carmen Mercado
Contreras a la suma de diez millones de pesos y que se aumenta, asimismo, a un millón y
medio de pesos la suma que deben pagar solidariamente a Manuel Evaristo Lavín León.
Considerando:
Primero: Que Daniel Salazar Poblete, en representación de la demandada civil Nar Bus
S.A., ha interpuesto en lo principal de su escrito de fojas 451, recurso de casación en la
forma en contra de la decisión civil de la sentencia de segunda instancia.
Fundamenta, primeramente, su recurso en la causal décima del artículo 541 del Código
de Procedimiento Penal, vale decir, en haber sido dada ultra petita , esto es,
extendiéndola a puntos inconexos con los que hubieren sido materia de la acusación y de
la defensa.
Además, alega la causal del Nº 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal
de no haber sido extendida en la forma dispuesta por la ley, haciendo referencia para ello
a los artículos 160 y 170 Nº 7 del Código de Procedimiento Civil.
En efecto, en el proceso penal se pueden deducir las acciones civiles que tengan por
objeto reparar los efectos civiles del hecho punible pero, como lo señala el inciso
segundo del artículo 10, esto se hará con arreglo a las prescripciones de este Código.
Por lo demás, por expresa disposición del artículo 63 del Código de Procedimiento
Penal los recursos de apelación se verán ante los tribunales que deben conocer de ellos
sin esperar la comparecencia de las partes.
Por último, es evidente que lo expresado como base de la causal alegada no puede
estimarse como ultra petita como se aduce, ya que versa sobre situaciones procesales que
no tienen relación alguna con ese vicio.
La ultra petita se produce cuando se otorga a una de las partes más de lo pedido por
ella y también cuando la sentencia se extiende a puntos no sometidos a la decisión del
tribunal, es decir, cuando apartándose de los términos en los que las partes situaron la
controversia por medio de sus respectivas acciones y excepciones, se altera el contenido
de éstas, cambiando su objeto o modificando su causa de pedir.
El solo hecho de no haber sido indicada la falta cometida en la confección del fallo, en
relación a lo prevenido por el artículo 500 del Código de Procedimiento Penal basta para
rechazarla, ya que el recurrente solamente hizo mención de infracciones de disposiciones
civiles que no pueden aplicarse a una sentencia criminal como la que ha sido objeto de la
apelación.
Más aún, de la lectura del considerando décimo del fallo de primera instancia,
reproducido parcialmente por el de segunda, y del raciocinio primero del fallo atacado, se
puede constatar que efectivamente los sentenciadores hicieron reflexiones que son
compatibles con la aceptación y elevación del daño moral sufrido, que no necesita de
probanzas por su naturaleza y que, por lo demás, es de exclusiva facultad del tribunal de
fondo, lo que impide a esta Corte alterarla.
Quinto: Que como consecuencia de lo que se ha dicho antes, el recurso de casación
formal interpuesto en lo principal del escrito de fojas 451 debe ser rechazado.
Al recurrir contra las decisiones civiles alega el inciso final del artículo 546 ya
señalado.
Séptimo: Que al fundar la causal del número 3 del artículo 546 del Código de
Procedimiento Penal indica que al no encontrarse el occiso sentado al volante de su
vehículo sino bajo él arreglándolo, no se ha dado la condición exigida para que se
configure el cuasidelito investigado, puesto que en tal caso se presume la culpabilidad del
conductor cuando se haya producido el accidente a diez metros de cada esquina en el
sector urbano.
Octavo: Que, a no dudarlo y tal como se ha dejado comprobado por los innumerables
antecedentes probatorios de los que se hace mención en los razonamientos primero y
segundo de la sentencia de primera instancia, reproducidos por la de segunda, y en
especial del informe técnico de la SIAT acompañado a fojas 137, no es posible dudar que
los hechos que causaron la muerte de Landaeta y las lesiones graves y menos graves de
los pasajeros del bus que manejaba Arriagada Sandoval fueron causados por la
conducción descuidada del encartado, pues, como se señala, la causa basal del accidente
fue que el conductor del bus conducía el móvil y al distraer su atención en la conducción
se percata tardíamente de la presencia del móvil que lo antecede en panne y con las
señalizaciones de advertencia, al cual choca y por proyección el móvil aplasta al occiso
que se encontraba bajo él.
Noveno: Que al alegar el recurrente la causal del número 7 del artículo 546 del Código
de Procedimiento Penal, señala que las reglas reguladoras de la prueba infringidas son las
de los artículos 464, 473, 481 Nº 482 y 485, todas del mismo cuerpo legal citado.
Décimo: Que, por último, la casación de fondo planteada por el recurrente contra la
parte civil de la sentencia no podrá ser acogida.
En efecto, el demandado civil basa su motivo en el hecho que las decisiones han sido
tomadas sin que el respectivo querellante hubiese rendido prueba del daño moral alegado
y, en el caso de la Mercado Contreras, sin que se haya rendido ésta en la segunda
instancia para elevarla. Tanto nuestra legislación como numerosas sentencias de nuestros
tribunales en lo que se refiere al daño moral han seguido una de las tesis más clásicas
como el pretium dolores , que afecta a la integridad espiritual de una persona, y este dolor
no necesita de prueba específica ya que es apreciado por el juez de acuerdo a los
antecedentes del proceso y la equidad.
Undécimo: Que por las razones antes expuestas esta Corte estima que el presente
recurso debe ser desechado y, en consecuencia, la sentencia no es nula.
Por estas consideraciones y visto lo dispuesto por los artículos 535, 536, 541 inciso
final, y 547 del Código de Procedimiento Penal y 766 del de Procedimiento Civil, se
rechazan los recursos de casación en la forma y en el fondo deducidos en lo principal y
primer otrosí del escrito de fojas 451 en contra de la sentencia de nueve de noviembre de
dos mil uno, escrita a fojas 447, la que no es nula.
Regístrese y devuélvanse.
Pronunciado por la Segunda Sala, integrada por los Ministros Sres. Alberto Chaigneau
del C., Enrique Cury U., Milton Juica A., Nibaldo Segura P. y el Abogado Integrante Sr.
Fernando Castro A.
Rol Nº 4.836-2001.
2. INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL POR CONDUCTAS DE BULLYNG. SE
ACREDITA DE SECUELAS PSÍQUICAS EXPERIMENTADAS
Rol: 2453-2013
Fecha: 16/05/2013
Ministros: Fuentes Belmar, Juan Eduardo; Pierry Arrau, Pedro; Sandoval Gouet,
María Eugenia
TEXTO SENTENCIA
Vistos y considerando:
Mediante fallo del Tercer Juzgado Civil de Temuco, se condenó al referido Municipio
a pagar a M.N.M.A., de 14 años de edad, la suma de $ 5.000.000 (cinco millones de
pesos) por los perjuicios morales ocasionados por las agresiones físicas y psicológicas de
que fue víctima por parte de algunos de sus compañeros mientras fue alumno de una
escuela municipal, estimando el sentenciador que tanto los funcionarios de dicho
establecimiento educacional como sus docentes no ejercieron su deber de cuidado y
supervigilancia con la debida diligencia, respecto del agredido como de los agresores.
Apelada por ambas partes la sentencia del tribunal a quo , la Corte de Apelaciones de
Temuco la confirmó con declaración de que elevó a $ 10.000.000 (diez millones de
pesos) la indemnización que se debe pagar al mencionado demandante, como también
aumentó a $ 5.000.000 (cinco millones de pesos) la suma que debe recibir la madre del
menor.
Por último, fijó una reparación de $ 5.000.000 (cinco millones de pesos) por el
menoscabo moral experimentado por el padre del menor, pretensión indemnizatoria que
en primera instancia había sido desestimada.
Segundo: Que según la recurrente la sentencia ha incurrido en la causal de casación en
la forma prevista en el artículo 768 Nº 5 del Código de Procedimiento Civil, en relación
con el Nº 4 del artículo 170 del mismo texto legal. Sostiene que la decisión de aumentar
los montos de las indemnizaciones carece de la adecuada fundamentación, pues no se
entregan los motivos que se habrían considerado para arribar a tal determinación.
Tercero: Que cabe resaltar que la exigencia de que los fallos contengan los
fundamentos necesarios que justifiquen la decisión adoptada, conforme lo prescribe la
norma del citado artículo 170 Nº 4, tiende a asegurar la justicia y legalidad de las
sentencias y a proporcionar a los litigantes los antecedentes que les permiten conocer los
motivos de la decisión del pleito, constituyendo tal requerimiento de fundamentación no
sólo una simple regla procesal sino un aspecto fundamental del derecho al debido
proceso.
Cuarto: Que la exigencia de una adecuada motivación rige aun cuando la materia
debatida diga relación con un aspecto prudencial, como es la regulación de una
indemnización por daño moral, puesto que en su determinación los sentenciadores deben
dar razones suficientes sobre la base del análisis de las elementos probatorios allegados al
proceso y de las consideraciones extraídas de éstos, evitando así la impresión de
arbitrariedad al tomar las partes conocimiento de esa decisión jurisdiccional.
Con ello es claro que para los jueces del tribunal de alzada la entidad del daño moral
sufrido por los actores es superior al concebido por el juez a quo y, por ello, elevan su
monto de indemnización en la cifra que determinaron.
En conformidad, asimismo, con lo que disponen los artículos 764, 766, 768 y 781 del
Código de Procedimiento Civil, se declara inadmisible el recurso de casación en la forma
interpuesto en lo principal de la presentación de fojas 249 contra la sentencia de veintiuno
de enero de dos mil trece, escrita a fojas 243.
Regístrese y devuélvase.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr.
Pedro Pierry A., Sra. María Eugenia Sandoval G., Sr. Juan Eduardo Fuentes B. y los
Abogados Integrantes Sr. Ricardo Peralta V. y Sr. Arturo Prado P. No firman, no obstante
haber concurrido al acuerdo de la causa, los Abogados Integrantes Sr. Peralta y Sr. Prado
por haberse ausentado ambos. Santiago, 16 de mayo de 2013.
En Santiago, a dieciséis de mayo de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.
Rol Nº 2453-2013.
3. SÓLO A ALGUNAS NORMAS SE LES RECONOCE EL CARÁCTER DE
ESENCIALES RESPECTO DE LA ACTIVIDAD PROBATORIA. PRESUNCIÓN
DE EXISTENCIA DE DAÑO MORAL
SUMARIO: En lo que respecta a la infracción al artículo 1698 del Código Civil aparece
necesario recordar que, en cuanto al recurso, la doctrina y la jurisprudencia han
caracterizado a este medio de impugnación como uno de índole extraordinaria, que no
constituye instancia jurisdiccional, pues no tiene por finalidad propia revisar las
cuestiones de hecho del pleito ya tramitado, sino que se trata de un recurso de
derecho, puesto que la resolución del mismo debe limitarse en forma exclusiva a
examinar la correcta aplicación de la ley en la sentencia que se trata de invalidar
respetando los hechos que vienen dados en el fallo, fijados soberanamente por los
jueces sentenciadores.
Al resolver la petición de daño moral los sentenciadores del grado lo hicieron sobre la
base de presumir su existencia, con lo cual al decidir como lo hicieron incurrieron en
un error del derecho en la interpretación y aplicación del artículo 1698 del Código
Civil, norma que determina las cargas probatorias en relación a los hechos que se
alegan. Acorde con lo que se viene de exponer, resulta obvio que la infracción de ley
así configurada tuvo influencia sustancial en lo dispositivo de la sentencia impugnada
pues incidió en la decisión de condenar a la demandada al pago de una suma de
dinero por concepto de daño moral, por lo que el recurso de casación en el fondo ha
de ser acogido en esta parte.
Rol: 7171-2010
Fecha: 07/05/2013
Ministros: Carreño Seaman, Héctor; Sandoval Gouet, María Eugenia; Muñoz Gajardo,
Sergio
Legislación relacionada: Artículo 1698 Código Civil; artículo 767 y artículo 785
Código de Procedimiento Civil.
TEXTO SENTENCIA
I. Sentencia de casación
Vistos:
En estos autos Rol Nº 1336-2008, juicio sumario de indemnización de perjuicios
caratulados "Jiménez Vallejos, Mario con Aguas Araucanía S.A.", la parte demandada
dedujo recursos de casación en la forma y en el fondo contra la sentencia dictada por la
Corte de Apelaciones de Temuco que revocó la de primer grado que rechazó la demanda
y la condenó a pagar al actor la suma de $ 1.300.000 (un millón trescientos mil pesos) por
concepto de daño material y $ 10.000.000 (diez millones de pesos) por concepto de daño
moral.
Considerando:
Tercero: Que en lo que dice relación con el primer vicio de nulidad formal invocado,
esto es, haber sido dada la sentencia con extra petita , es posible advertir que
efectivamente al interponerse la demanda de autos se hizo invocando la existencia de un
daño derivado de una contaminación de las aguas por descargas reiteradas de aguas
servidas sin tratamiento al río Cautín, para lo cual se invocó tanto las normas sustantivas
como procesales de la Ley Nº 19.300, cuestión que fue controvertida por la demandada al
inicio del proceso, sosteniendo que era procedente la sustitución del procedimiento,
alegación que fue acogida por el juez de primera instancia, cambio que se traduce no sólo
en una cuestión adjetiva, sino que importa el cambio de estatuto legal aplicable variando
éste hacia el estatuto de responsabilidad civil extracontractual regulado en el Código
Civil, de modo que la sentencia no incurre en el vicio denunciado.
En lo relativo a la infracción del artículo 1698 del Código Civil expone que no obstante
ser de cargo de la parte demandante acreditar la existencia del daño ello no ocurrió,
siendo establecido por los sentenciadores sin prueba alguna, llegando a alterar el
concepto de daño extrapatrimonial.
Respecto de las normas contempladas en los artículos 1437, 2314 y 2329 del Código
Civil se señala que fueron violadas al condenar a su parte a pagar una suma de dinero por
concepto de indemnización de perjuicios por daño material y moral pese a no haberse
acreditado la existencia de daño alguno, requisito esencial para el éxito de toda acción de
indemnización de responsabilidad civil extracontractual.
Octavo: Que al explicar cómo los errores de derecho denunciados han tenido
influencia en lo dispositivo del fallo, refiere que de no haber incurrido en ellos se habría
rechazado la demanda por no concurrir los requisitos de la responsabilidad
extracontractual, particularmente, en lo que dice relación con la existencia del daño
alegado.
Noveno: Que para el análisis de los dos aspectos que comprende el recurso de
casación, corresponde a continuación referirse a los hechos establecidos en este proceso:
Décimo: Que conforme a tales supuestos de hecho los jueces de la instancia estimaron,
en el fundamento octavo de la sentencia recurrida, que "habiéndose probado la ocurrencia
de todos y cada uno de los requisitos para configurar la responsabilidad extracontractual,
necesariamente deberá acogerse la demanda de autos, determinándose en la parte
conclusiva de este fallo el monto de los perjuicios sufridos por el demandante",
disponiendo el pago por parte de la demandada de las sumas de $ 1.300.000 y
$ 10.000.000 por conceptos de daño material y moral, respectivamente.
Duodécimo: Que en lo que respecta a la infracción al artículo 1698 del Código Civil
aparece necesario recordar que, en cuanto al recurso, la doctrina y la jurisprudencia han
caracterizado a este medio de impugnación como uno de índole extraordinaria, que no
constituye instancia jurisdiccional, pues no tiene por finalidad propia revisar las
cuestiones de hecho del pleito ya tramitado, sino que se trata de un recurso de derecho,
puesto que la resolución del mismo debe limitarse en forma exclusiva a examinar la
correcta aplicación de la ley en la sentencia que se trata de invalidar respetando los
hechos que vienen dados en el fallo, fijados soberanamente por los jueces sentenciadores.
Decimotercero: Que esas reglas que rigen la prueba, cuya infracción hace posible que
en sede de casación varíen los hechos de la causa, condicen con aquellas directrices que
constituyen normas fundamentales encargadas de determinar los diferentes medios
probatorios; el procedimiento y la oportunidad en que deben ofrecerse, aceptarse y
rendirse las probanzas; la fuerza o valor de cada medio y la manera como el tribunal debe
ponderarlos, importando verdaderas obligaciones y limitaciones dirigidas a ajustar las
potestades de los sentenciadores en dicho ámbito y, de esta forma, conducir a una
correcta decisión en el juzgamiento.
En el sistema probatorio civil las normas están referidas a: 1) instituir los medios de
prueba que pueden utilizarse para demostrar los hechos en un proceso; 2) precisar la
oportunidad en que puede valerse de ellos; 3) determinar el procedimiento que las partes
y el juez deben utilizar para ofrecer, aceptar y aportar las probanzas al juicio; 4) asignar
el valor probatorio que tiene cada uno de los medios individualmente considerados, y 5)
ordenar la forma como el sentenciador debe realizar la ponderación comparativa entre los
medios de la misma especie y entre todos los reconocidos por el ordenamiento legal.
Empero, sólo a algunas de las normas tocantes al ámbito en referencia se les reconoce
el carácter de esenciales respecto de la actividad probatoria y son aquellas que estatuidas
objetivamente en la ley, esto es, sin referir al criterio o decisión subjetiva de los
magistrados que aquilatan los antecedentes y, precisamente, en ese entendido, justifican
la intervención del tribunal de casación.
Decimocuarto: Que establecido lo anterior cabe tener presente que la alegación relativa
a la infracción del artículo 1698 del Código Civil, centrada en la inexistencia del daño
demandado, en lo que al aspecto patrimonial se refiere, no se configura en el caso de
autos, y ello es así pues no se dan a su respecto ninguna de las hipótesis señaladas en el
párrafo segundo del considerando precedente, ya que en la sentencia impugnada se
señalan los elementos probatorios y cómo ellos permiten configurar el daño patrimonial
alegado (fundamento decimonoveno de la sentencia de primera instancia, hecho suya por
la de segunda).
Decimoquinto: Que en una segunda fase de la alegación en análisis y que tiene como
centro de impugnación el hecho de no existir prueba relativa a la existencia del daño
moral, cabe tener presente que la sentencia impugnada señala, en su fundamento octavo,
que "habiéndose probado la concurrencia de todos y cada uno de los requisitos para
configurar la responsabilidad extracontractual, necesariamente deberá acogerse la
demanda de autos, determinándose en la parte conclusiva de este fallo el monto de los
perjuicios sufridos por el demandante", para luego fijar en la suma de $ 10.000.000 el
monto a indemnizar por concepto de daño moral.
Decimosexto: Que al resolver de tal modo se ha vulnerado la norma del artículo 1698
del Código Civil pues se ha alterado el onus probandi o peso de la prueba, ya que se ha
eximido a la parte demandante de la obligación de probar la existencia del daño
extrapatrimonial, parte que conforme a la norma en análisis era el sujeto pasivo de la
obligación y, por ende, sobre quien pesaba la carga de aportar los elementos que
acreditaran los hechos que conforman la litis.
Decimoséptimo: Que al resolver la petición de daño moral los sentenciadores del grado
lo hicieron sobre la base de presumir su existencia, con lo cual al decidir como lo
hicieron incurrieron en un error del derecho en la interpretación y aplicación del artículo
1698 del Código Civil, norma que determina las cargas probatorias en relación a los
hechos que se alegan.
Decimoctavo: Que acorde con lo que se viene de exponer, resulta obvio que la
infracción de ley así configurada tuvo influencia sustancial en lo dispositivo de la
sentencia impugnada pues incidió en la decisión de condenar a la demandada al pago de
una suma de dinero por concepto de daño moral, por lo que el recurso de casación en el
fondo ha de ser acogido en esta parte.
Y de conformidad, asimismo, con lo que disponen los artículos 764, 765, 766, 767,
768, 785 y 805 del Código de Procedimiento Civil, se declara:
II. Que se acoge el recurso de casación en el fondo deducido en el otrosí de fojas 703
por el abogado señor Manuel Contreras Lagos, en representación de Aguas Araucanía
S.A. y, en consecuencia, se invalida la señalada sentencia y acto continuo y sin nueva
vista, pero separadamente, se dicta la que corresponde de conformidad a la ley.
1) Que la idea de daño moral importa no sólo el mero dolor o sufrimiento ( pretium
doloris ), sino que además toda una amplia gama de atentados a los aspectos no
patrimoniales de la persona, como son, entre otros, su integridad psicofísica, sus derechos
de la personalidad, su configuración estética y sus condiciones normales de vida.
2) Que en la especie resultó un hecho probado que el demandante ejercía las labores de
apicultor y que producto de los actos desarrollados por la empresa demandada,
calificados por la autoridad competente como infracciones a la normativa
medioambiental que la rige, las abejas que cultivaba murieron, afectándose en
consecuencia el normal desenvolvimiento de quien ejerció la acción de autos.
Tales hechos son suficientes, a juicio de este disidente, para concluir que a la víctima
del daño se le produjo una alteración en sus condiciones normales de vida y ello no es
sino una afección extrapatrimonial que debe ser indemnizada.
Este deber de prueba claramente corresponde a quien soporte la acción en caso que
introduzca la excepción de no ser posible probar el lucro cesante, porque se trata de un
aporte fáctico que debe ser asumido por quien lo hace, según lo previene el precepto
antes citado.
Así las cosas, porque nada conduce a una conclusión contraria, es razonable estimar
que el actor habría continuado desarrollando su vida y actividad económica de no mediar
la contaminación de las aguas del río Cautín.
6) Que, en síntesis, el daño moral no requiere ser probado cuando éste es asentado en
la normalidad, por lo cual no se ha producido el error de derecho denunciado.
Regístrese.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr.
Sergio Muñoz G., Sr. Héctor Carreño S., Sra. María Eugenia Sandoval G., y los
Abogados Integrantes Sr. Arnaldo Gorziglia B. y Sr. Jorge Baraona G.
En Santiago, a siete de mayo de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.
Rol Nº 7171-2010.
Vistos:
Primero: Que con los informes emitidos tanto por el Servicio Agrícola y Ganadero
como por el médico veterinario Danilo Abarca Candia agregados a fojas 11, 305 y 272 es
posible dar por acreditado que a la época de producirse las descargas al río Cautín de
líquidos que superaban los parámetros de coliformes fecales y cloro libre se produjo la
muerte de las abejas de las colmenas de propiedad del demandante.
En este sentido especial valor tiene la opinión experta del médico veterinario del
Servicio Médico y Ganadero, Waldo Brito, quien reseña que es "perfectamente posible
que las emanaciones de gases y la contaminación ambiental hayan producido el éxodo y
posterior muerte de las abejas" a consecuencia de la presencia de metano y sulfuros que
les afecta el sistema de comunicaciones, hechos que ocurren coetáneamente en el verano
del año 2007.
Tercero: Que la valoración del daño patrimonial, tal como se dejó establecido en el
fundamento vigésimo tercero de la sentencia que se revisa, fue determinada por las partes
en el Acta Nº 30 de 2007 de la Comisión Regional del Medio Ambiente de la Novena
Región, suma a la que habrá de estarse.
Ejecutoriada que sea esta sentencia la suma de dinero antes señalada, así reajustada,
devengará el interés corriente para operaciones reajustables hasta el día del pago efectivo.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr.
Sergio Muñoz G., Sr. Héctor Carreño S., Sra. María Eugenia Sandoval G., y los
Abogados Integrantes Sr. Arnaldo Gorziglia B. y Sr. Jorge Baraona G.
En Santiago, a siete de mayo de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.
Rol Nº 7171-2010.
4. RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. EFECTO DE LAS SENTENCIAS
ABSOLUTORIAS PENALES EN MATERIA CIVIL. CAUSAL DE NO
EXISTENCIA DEL ILÍCITO PENAL INVESTIGADO. PRUEBA DEL DAÑO
MORAL. FALLECIMIENTO DEL PADRE EN PRESENCIA DE LOS HIJOS
Si bien es necesario probar el daño moral, no debe olvidarse que uno de los medios de
prueba que contempla la legislación son las presunciones judiciales, es decir, deducir
un hecho de ciertos antecedentes o circunstancias conocidas. En el caso de autos, el
padre de los actores falleció luego que una auxiliar de alimentación por error le
inyectara aire directamente al torrente sanguíneo, en presencia de sus hijos, lo que
provocó un deceso casi inmediato. A su vez, no puede soslayarse que por regla general
la muerte del padre provoca una gran aflicción a sus hijos, máxime si ésta se produce
en presencia de ellos y en circunstancias trágicas, de modo que quien sustente la tesis
contraria debe probarla. Así las cosas, cuando los sentenciadores infieren la
existencia del daño moral de la circunstancia de haber fallecido el padre de los
demandantes producto de una acción negligente y poco profesional de un funcionario
del hospital, no incurren en error de derecho.
Rol: 9297-2012
Fecha: 07/05/2013
Partes: Margarita Delgado Fuentes y otros con Hospital Dr. Sótero de Río y otra.
Ministros: Carreño Seaman, Héctor; Muñoz Gajardo, Sergio; Sandoval Gouet, María
Eugenia; Pfeiffer Richter, Alfredo
Voces: casación - casación en el fondo - cosa juzgada - daño moral - daños y perjuicios
- derecho administrativo - derecho de familia - excepción de cosa juzgada -
indemnización - medios de prueba - recurso de apelación - responsabilidad civil -
responsabilidad contractual - responsabilidad extracontractual - sistema acusatorio -
sistema inquisitivo
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
En estos autos Rol Nº 9.297-2012 del 1º Juzgado Civil de Puente Alto, caratulados
"Delgado Fuentes, Margarita y otros con Catalán Zamorano, Marianela y otros", sobre
juicio ordinario de indemnización de perjuicios, se dictó sentencia de primera instancia
que rechazó la demanda interpuesta en contra de Marianela Catalán Zamorano y del
Hospital Dr. Sótero de Río.
Apelado dicho fallo, tanto por los actores como por la institución demandada, la Corte
de Apelaciones de San Miguel lo revocó sólo en cuanto éste rechazaba la demanda
indemnizatoria deducida en contra del referido hospital, acogiéndola y condenándolo al
pago de la suma única ascendente a $ 50.000.000 en favor de la parte demandante.
En contra de esta última decisión la parte demandada Hospital Dr. Sótero del Río
dedujo recursos de casación en la forma y en el fondo.
Considerando:
Expone que el fallo recurrido infringe esta disposición legal, porque en ninguna parte
del mismo se señala cuáles fueron los medios de prueba que permiten tener por
acreditado el daño moral sufrido por los actores.
Segundo: Que el segundo capítulo del recurso de nulidad formal señala que además se
ha configurado la causal prevista en el artículo 768 Nº 6 Código de Procedimiento Civil,
al haber sido dada la sentencia contra otra pasada de autoridad de cosa juzgada.
Arguye que los demandantes entablaron una demanda civil en el juicio criminal
seguido en contra de los demandados de autos, solicitando, al igual que en la presente
causa, una indemnización de perjuicios por los daños producidos al demandante con
ocasión de la muerte de su progenitor.
Agrega que entre ambas causas existe triple identidad de cosa juzgada en conformidad
con el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil.
En este punto, basta remitirse a lo que han señalado los jueces del grado respecto del
daño moral en su considerando undécimo: Que la indemnización por daño moral que se
demanda y no obstante no haberse rendido prueba en este sentido merece que ella sea
atendida, considerando que la muerte de un ser querido particularmente el progenitor de
los actores provoca conforme a la lógica un dolor emocional, atendiendo preferentemente
a la forma en que fallece producto de una acción negligente y poco profesional de la
auxiliar de alimentación, que lleva como resultado el fallecimiento brusco del paciente.
Quinto: Que, como se observa, no es efectivo que los sentenciadores hayan incurrido
en el vicio que se les imputa, puesto que han expresado las consideraciones de hecho y de
derecho conforme a las cuales estimaron que era necesario indemnizar el daño moral
sufrido por los actores dado el estrecho vínculo que los ligaba con quien fallece producto
del actuar negligente de la demandada dotando así al fallo impugnado del fundamento
suficiente para sustentar lo expresado en lo resolutivo.
Sexto: Que en lo que dice relación a la segunda causal de casación invocada, esto es, la
prevista en el artículo 768 Nº 6 del Código de Procedimiento Civil, se debe señalar que
conforme lo establece expresamente la norma invocada es necesario que la cosa juzgada
haya sido alegada oportunamente en el juicio, cuestión que en la especie no ha sucedido.
En este aspecto es importante recalcar que el recurrente contó con tiempo suficiente
para oponer la mencionada excepción, puesto que la sentencia criminal quedó firme el día
14 de mayo de 2012 y se procedió a la vista de la presente causa, en segunda instancia, el
día 27 de septiembre del mismo año.
Séptimo: Que sin perjuicio de que lo anterior es suficiente para rechazar la segunda
causal de casación impetrada, es preciso consignar que de los autos Rol Nº 92.474 PL del
Primer Juzgado del Crimen de Puente Alto tenidos a la vista consta que el día 24 de
octubre de 2008 la parte querellante que corresponde a los actores de la presente causa
adhiere a la acusación formulada en contra de Marianela Catalán Zamorano y además
deducen demanda civil de indemnización de perjuicios en contra de la acusada y del
Hospital Dr. Sótero del Río, la cual se tuvo por abandonada respecto de este último por
resolución de 1º de abril de 2010, al no subsanar el actor civil un defecto formal de su
demanda.
Octavo: Que el artículo 177 del referido Código Procedimental dispone que la
excepción en comento puede alegarla el litigante que haya obtenido en el juicio y por
todos aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo, siempre que entre la nueva
demanda y la anteriormente resuelta exista triple identidad de personas, cosa pedida y
causa de pedir, lo que supone que haya existido en ambos casos un pronunciamiento
respecto del asunto sometido al conocimiento del tribunal.
Noveno: Que, en consecuencia, la nulidad formal en estudio debe ser desestimada por
no ser efectivo que la sentencia adolezca de los vicios denunciados.
Así concluye que se está en presencia de una sentencia absolutoria que beneficia a la
demandada de autos, que produce efectos de cosa juzgada en materia civil.
Agrega que el perito legista que emite el mencionado informe no tenía la especialidad
de tanatólogo ni anátomo patólogo, razón por la cual no contaba con el conocimiento ni
la experiencia necesaria para emitir una opinión fundamentada.
El mismo se emite sin que se practicara autopsia al occiso, por lo que científicamente
no es posible establecer la causa de muerte.
Pues bien, justamente esas fueron las razones por las cuales en la causa criminal no se
dio por acreditada la relación de causalidad entre la conducta de la inculpada y el hecho
dañoso, no estableciéndose la existencia del cuasidelito de homicidio.
Conforme a lo anterior estima que los jueces del grado han realizado una indebida
apreciación del mérito probatorio de la prueba pericial, el que se valora de acuerdo a las
reglas de la sana crítica, análisis que importa tener en consideración las razones jurídicas
asociadas a las simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia en cuya virtud
se les asigne o reste valor.
Decimocuarto: Que al explicar la forma en que los errores de derecho denunciados han
influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo, señala que de no haberse incurrido en
ellos los sentenciadores de segundo grado necesariamente habrían rechazado la demanda
interpuesta en su contra.
Decimoquinto: Que constituyen presupuestos fácticos que han sido establecidos por los
jueces del fondo los siguientes:
a) Que don Víctor Armando Delgado Neilson se encontraba hospitalizado en el
Hospital Dr. Sótero del Río y en circunstancias que la demandada Marianela Catalán
Zamorano se disponía a alimentarlo pretendió limpiar el catéter destinado para estos
efectos mediante la introducción de cantidades de aire, pero al hacerlo confundió el
mencionado catéter con aquel que el paciente tenía para suministrarle suero, el cual
estaba conectado directamente al sistema circulatorio.
De de esta manera el aire que inyectó al catéter fue directamente al torrente sanguíneo
del paciente.
De tal modo la relación causal está acreditada porque si se realiza una supresión
hipotética, eliminando mentalmente la acción realizada por la auxiliar de alimentación, el
fallecimiento del paciente no se hubiere producido, puesto que es la acción de manejo
inadecuado de la sonda la que provoca el deceso en forma brusca en un paciente que no
obstante padecer de una insuficiencia respiratoria se encontraba estabilizado desde la
perspectiva hemodinámica.
Es así que sólo con motivo del recurso de casación en el fondo se esgrime la cosa
juzgada que produce la sentencia dictada en una causa criminal en el presente juicio civil.
Esta circunstancia es suficiente para rechazar el recurso, puesto que no han podido
incurrir en error de derecho los jueces de la instancia al no acoger una excepción que no
fue deducida.
Por una parte, el artículo 178 dispone que las sentencias condenatorias en materia
criminal producirán efecto de cosa juzgada en los juicios civiles, lo que es natural por
cuanto no puede el juez en un proceso de tal carácter señalar que determinada conducta
no es ilícita si se ha declarado que ella constituye un delito penal; en consecuencia, en
este caso, la actividad estará encaminada a determinar en el juicio civil si concurre el
resto de los elementos de la responsabilidad extracontractual, especialmente el
relacionado con la prueba del daño, puesto que no se puede olvidar que desde la
perspectiva penal no se necesita su existencia para configurar la conducta típica.
Por otro lado, la norma dada por el legislador para determinar el efecto de las
sentencias criminales absolutorias en materia civil es diametralmente distinta, puesto que
según se desprende del artículo 179 del mismo cuerpo normativo, la regla general es que
las sentencias penales absolutorias no producirán efecto de cosa juzgada en materia civil
y sólo por excepción tendrán el mencionado efecto cuando se esté en presencia de las tres
circunstancias específicas que la norma contempla, la que por su carácter excepcional
debe ser interpretada restrictivamente.
2ª No existir relación alguna entre el hecho que se persigue y la persona acusada, sin
perjuicio de la responsabilidad civil que pueda afectarle por actos de terceros, o por daños
que resulten de accidentes, en conformidad a lo establecido en el Título XXXV, Libro
IV, del Código Civil, y
3ª No existir en autos indicio alguno en contra del acusado, no pudiendo en tal caso
alegarse la cosa juzgada sino respecto de las personas que hayan intervenido en el
proceso criminal ( ).
Es así como en doctrina se ha dicho Entre el delito y el cuasidelito civil, por una parte,
y el delito y el cuasidelito penal, por la otra, hay, pues, una diferencia fundamental: en
Derecho Civil es delito y cuasidelito el hecho ilícito doloso o culpable que causa daño, en
tanto que en Derecho Penal sólo es tal el hecho ilícito doloso o culpable penado por la
ley.
Para determinar si un hecho ilícito constituye delito o cuasidelito civil hay que
averiguar si causó daño a la persona o propiedad de otro; sin ello, no tiene tal carácter.
En efecto, de los autos traídos a la vista se desprende que la acusada Catalán Zamorano
fue absuelta de los cargos que se le imputaban como autora del cuasidelito de homicidio
sólo por cuanto no se configuró la conducta tipificada en la legislación penal, al no
establecerse la relación de causalidad.
Vigésimo segundo: Que, por otro lado, las diferencias de las responsabilidades
investigadas puesto que como se dijo el objeto de la acción civil es sustancialmente
distinto al de la acción penal, implican que al fundarse la sentencia criminal en
calificaciones jurídicas diferentes a las de la sentencia civil en caso alguno podrá
producirse entre los dos fallos una contradicción, que es lo que pretende impedir el
instituto en estudio.
Como se observa, esta norma precisa el alcance del mencionado efecto que la sentencia
penal produce en sede civil, de modo que para que en un juicio civil no sea lícito valorar
pruebas incompatibles con lo resuelto en causa criminal es necesario que aquella
produzca cosa juzgada, cuestión que en la especie como se ha concluido no se configura.
Al respecto se debe señalar que si bien es necesario probar el daño moral, no debe
olvidarse que uno de los medios de prueba que contempla la legislación son las
presunciones judiciales, es decir, deducir un hecho de ciertos antecedentes o
circunstancias conocidas.
En este caso es un hecho de la causa que el padre de los demandantes falleció luego de
que una auxiliar de alimentación por error le inyectara aire directamente al torrente
sanguíneo, hecho que conforme a los antecedentes ocurrió en presencia de dos de sus
hijas lo que le provocó un deceso casi inmediato.
En este contexto, no puede soslayarse que por regla general la muerte del padre
provoca una gran aflicción a sus hijos, máxime si ésta se produce en presencia de dos de
ellos y en las circunstancias trágicas en que ocurrió, es así que quien sustente la tesis
contraria debe probarla, cuestión que en la especie no ha ocurrido.
De modo que al inferir los jueces del fondo la existencia del daño moral demandado,
en términos que tal como se expuso en el considerando cuarto han considerado que la
muerte de un ser querido particularmente el progenitor de los actores provoca conforme a
la lógica un dolor emocional, atendiendo preferentemente a la forma en que fallece
producto de una acción negligente y poco profesional de la auxiliar de alimentación, no
han incurrido en el error de derecho denunciado en el presente capítulo.
En este mismo orden de ideas, del análisis de la sentencia en alzada resulta claro que
los sentenciadores han valorado este informe no como prueba pericial sino como prueba
documental, la que es tenida como base para establecer una presunción judicial.
De lo expuesto fluye que no resulta posible estimar que se ha vulnerado el artículo 425
del Código de Procedimiento Civil, norma que es ajena a la prueba instrumental, no
configurándose en consecuencia el yerro jurídico imputado en el presente capítulo de
casación.
Por estas consideraciones y atendido además lo dispuesto en los artículos 764, 765,
766, 767, 768 y 805 del Código de Procedimiento Civil, se rechazan los recursos de
casación en la forma y en el fondo interpuestos en lo principal de la presentación de fojas
297 en contra de la sentencia de diecisiete de octubre de dos mil doce, escrita a fojas 291.
Sin perjuicio de lo anterior estima que es suficiente para desestimar los dos primeros
capítulos del recurso de casación en el fondo lo razonado en el fundamento decimoctavo.
Sin embargo, tal yerro no ha tenido influencia en lo dispositivo del fallo, puesto que en
concordancia con lo expuesto en los párrafos segundo y tercero del aludido considerando
vigésimo tercero por la vía de las presunciones judiciales igualmente se llega a la
conclusión expresada por los jueces del grado en relación a la existencia del mencionado
perjuicio.
Redacción a cargo del Ministro (S) señor Pfeiffer y de las prevenciones sus autores.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr.
Sergio Muñoz G., Sr. Héctor Carreño S., Sra. María Eugenia Sandoval G., el Ministro
Suplente Sr. Alfredo Pfeiffer R. y el Abogado Integrante Sr. Jorge Baraona G.
Rol Nº 9.297-2012.
5. REGULACIÓN INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL. SENTENCIADORES
DEBEN DAR RAZONES SUFICIENTES SOBRE LA BASE DEL ANÁLISIS DE
LOS ELEMENTOS PROBATORIOS. DECISIONES INCOMPATIBLES ENTRE SÍ
Y QUE NO PUEDAN CUMPLIRSE DECISIONES QUE SEAN
CONTRADICTORIAS POR INTERFERIR UNAS CON OTRAS
Rol: 1569-2013
Fecha: 02/05/2013
Partes: Urra González, María de las Mercedes y otros con Fisco de Chile
Ministros: Maggi Ducommun, Rosa María; Pierry Arrau, Pedro; Sandoval Gouet,
María Eugenia
TEXTO SENTENCIA
Mediante fallo del Vigésimo Séptimo Juzgado Civil de esta ciudad, se condenó al
Fisco de Chile a pagar a María de las Mercedes Urra González la suma total de
$ 195.000.000 por los perjuicios morales ocasionados por la muerte de su conviviente, de
la hija común de ambos de 11 años de edad y por las lesiones corporales que ella misma
sufrió con motivo del accidente de tránsito provocado por la imprudencia del conductor
de un vehículo de la Policía de Investigaciones de Chile.
"1. al pago (a) la demandante María de las Mercedes Urra González, por concepto de
daño moral por su propio sufrimiento y el de su hija Paula Francisca Espinoza Urra,
derivado de sus propias lesiones; por la pérdida de su conviviente y de la hija común de
éstos, (de) la suma de $ 80.000.000 (ochenta millones de pesos).
2. al pago a las demandantes, Gloria Andrea, Paola Marcela y Claudia Alejandra, todas
de apellidos Espinoza Gutiérrez, por la muerte de su padre ya individualizado, (de) la
suma de $ 50.000.000 (cincuenta millones de pesos).
3. al pago al demandante Mario César Urra González, (de) la suma de ocho millones de
pesos ($ 8.000.000)".
Tercero: Que cabe resaltar que la exigencia de que los fallos contengan los
fundamentos necesarios que justifiquen la decisión adoptada, conforme lo prescribe la
norma del citado artículo 170 Nº 4, tiende a asegurar la justicia y legalidad de las
sentencias y a proporcionar a los litigantes los antecedentes que les permiten conocer los
motivos de la decisión del pleito, constituyendo tal requerimiento de fundamentación no
sólo una simple regla procesal sino un aspecto fundamental del derecho al debido
proceso.
Cuarto: Que la exigencia de una adecuada motivación rige aun cuando la materia
debatida diga relación con un aspecto prudencial, como es la regulación de una
indemnización por daño moral, puesto que en su determinación los sentenciadores deben
dar razones suficientes sobre la base del análisis de las elementos probatorios allegados al
proceso y de las consideraciones extraídas de éstos, evitando así la impresión de
arbitrariedad al tomar las partes conocimiento de esa decisión jurisdiccional.
Sexto: Que, como se advierte, es claro que para los jueces del tribunal de alzada,
atendidas las características que le atribuyen a la reparación del daño moral, las
indemnizaciones debían ser menores a las concebidas por el juez a quo y por ello reducen
el monto de aquellas en las cifras que se indicaron.
En consecuencia, dichos magistrados justificaron la decisión de disminuir la
indemnización fijada en primera instancia y, por consiguiente, no es posible esgrimir que
esta determinación carece de razonamientos que la respalden.
Explican los recurrentes que, por una parte, ha quedado establecida la magnitud del
daño moral sufrido por los actores y, por otra, se rebajan las indemnizaciones concedidas
sin expresar fundamento.
Octavo: Que este último motivo de nulidad debe referirse a decisiones que sean
incompatibles entre sí, de manera que no pueden cumplirse simultáneamente por
interferir unas con otras, con prescindencia de las reflexiones o conclusiones consignadas
en los considerandos del fallo.
Noveno: Que atento lo expuesto, es posible constatar que no se han producido los
defectos de forma en que se apoya este recurso de nulidad formal, lo que conduce a su
rechazo.
En conformidad, asimismo, con lo que disponen los artículos 764, 766, 768 y 781 del
Código de Procedimiento Civil, se declara inadmisible el recurso de casación en la forma
interpuesto en lo principal de la presentación de fojas 374 contra la sentencia de diez de
diciembre de dos mil doce, escrita a fojas 371.
Regístrese y devuélvase.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr.
Pedro Pierry A., Sra. Rosa María Maggi D., Sra. María Eugenia Sandoval G. y los
Abogados Integrantes Sr. Guillermo Piedrabuena R. y Sr. Arturo Prado P.
En Santiago, a dos de mayo de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.
Rol Nº 1569-2013.
CAPÍTULO VIII DAÑO MORAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
1. LAS PERSONAS JURÍDICAS PUEDEN EXPERIMENTAR DAÑO MORAL AL
VER AFECTADO SU BUEN NOMBRE
SUMARIO: El daño moral expresa la existencia del padecimiento, dolor o sufri miento
experimentado por una persona natural, que en c uanto obedece a una causa ilegítima
debe ser indemnizado. En la especie, quien demanda la indemnización por daño moral
es una persona jurídica, es decir, un ente ficticio capaz de ejercer derechos y contraer
obligaciones, pero por su misma esencia incapaz de experimentar el dolor, sea físico o
psíquico. Es posible que una persona ficticia, como es la demandante, viera afectado
su buen nombre y que esta circunstancia pudiera ser fuente de indemnización, y ello,
naturalmente, debe ser materia de prueba en el juicio.
Rol: 7410-2001
Fecha: 26/09/2006
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Se sustituye en él, asimismo, la frase "por todo el período que duró la ocupación, por
su parte, de la oficina materia de autos, el equivalente a UF. 373, 3333", por la de "por el
período en que razonablemente se puede inferir la ocupación dejó de ser por mera
tolerancia del dueño, esto es, desde el 16 de marzo de 1999, en que se notificó la
demanda de precario, y el 20 de junio de 2000, en que consta la desocupación del
inmueble (fs. 87 y 129), el equivalente a UF 300";
se eliminan los considerandos 13º, 16º, 17º, 18º, 19º, 20º, 21º, 22º, 23º, 24º, 25º, 26º y
27º;
En la especie quien demanda la indemnización por daño moral es una persona jurídica,
es decir, un ente ficticio capaz de ejercer derechos y contraer obligaciones, pero por su
misma esencia incapaz de experimentar el dolor, sea físico o psíquico.
Es posible que una persona ficticia, como es la demandante, viera afectado su buen
nombre y que esta circunstancia pudiera ser fuente de indemnización, y ello,
naturalmente, debe ser materia de prueba en el juicio.
2 o ) Que la prueba rendida por la demandante, en modo alguno logra demostrar esta
circunstancia de la confusión, como tampoco la de establecer aquellas características
reñidas con la ética social que atribuye al demandado.
En efecto, los testigos que declararon a fojas 100 y siguientes, se refieren a la
ocupación de la oficina de la actora por parte del demandado, lo que ya había sido
establecido con carácter de cosa juzgada en la causa por precario tenida a la vista.
También, al pago de gastos comunes que habría efectuado con documentos que fueron
protestados (y de que dan cuenta los instrumentos de fojas 61, 122, 123, 124, 125, 126 y
127). O se refieren al abandono que hizo de la propiedad, e incluso, a que no pagaba "los
arriendos", a pesar de que no existía tal contrato y que, en su oportunidad, se demandó de
precario.
Se habló, asimismo, de daños materiales que se habría causado en ella, pero que no fue
materia demandada por la actora.
De igual manera, se dijo que el demandante tenía "vendida" la oficina —con promesa
de venta— pero que esto no prosperó por la ocupación del demandado, pero sin dar razón
de estos dichos.
En todo caso, nada sobre las causas por las cuales la sociedad demandante expresó
haber confusión y desprestigio indemnizables;
En algunos casos, refiere el pago de gastos comunes con cheques que fueron
protestados, que obviamente permiten accionar, en la sede correspondiente, en pos de ese
pago; o, al hecho de la desocupación y posible existencia de daños materiales que no se
cobran; o, a un cierre de negocio (fs. 85) que habría tenido lugar en noviembre de 1998,
pero del que se ignora los motivos reales de su falta de concreción.
5 o ) Que, en lo que hace, al pago de rentas por ocupación, éstas se reducen a 300
Unidades de Fomento, en consonancia con la modificación introducida al fallo de
primera instancia, en la letra d) de la parte expositiva de esta sentencia.
Por estos fundamentos y lo dispuesto, además, en los artículos 144, 169, 170 y 186 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil, se revoca la sentencia en alzada de treinta
de julio de dos mil uno, en cuanto por su letra b) fija como indemnización por daño moral
la cantidad de diez millones de pesos ($ 10.000.000), y se declara, en cambio, que se
rechaza esta petición de la demanda, en forma íntegra.
Se confirma, en lo demás apelado, la misma sentencia, con declaración que se reduce a
trescientas unidades de fomento (UF 300), la cantidad fijada como indemnización, en su
resuelvo signado con la letra a), por concepto de rentas que se habrían percibido de no
mediar la ocupación del demandado.
Cada parte pagará sus costas y las comunes, por mitades. Regístrese y devuélvase, con
el expediente y cuadernos a la vista.
Rol Nº 7.410-2001.
2. DAÑO MORAL RESPECTO DE PERSONAS JURÍDICAS. DAÑO MORAL CON
CONSECUENCIAS PATRIMONIALES POR INCUMPLIMIENTO
CONTRACTUAL
SUMARIO: Resulta fácil pensar que las personas jurídicas sean sujetos pasivos del
daño moral contractual, más aún si tomamos en cuenta el papel, que gracias al
desarrollo económico y tecnológico, ocupan hoy como sujetos de derecho en el ámbito
de las relaciones jurídicas contractuales: no es suficiente sostener que dichos entes
por carecer de naturaleza humana no sean susceptibles de daño moral. Basta que sean
posibles las agresiones derivadas de un incumplimiento contractual que afecten
ciertos derechos de la personalidad como el honor, la reputación, el crédito y la
confianza comercial.
Rol: 4677-1999
Fecha: 09/12/2003
TEXTO SENTENCIA
Vistos:
Se reproduce la sentencia apelada de treinta de uno de enero de dos mil uno, escrita a
fojas 309B y siguientes, con las modificaciones que se indican.
1º ) Que sin texto expreso en nuestro ordenamiento jurídico que se refiera al daño
moral y los términos en que es indemnizable, resulta lógico que la jurisprudencia tome un
rol preponderante en la integración del concepto.
En fallo de 30 de mayo de 1950, esta Corte señala: "el daño es todo detrimento,
perjuicio, menoscabo, dolor o molestia que sufre un individuo en su persona, bienes;
libertad, honor, créditos, afectos, creencias, etc. ...". Y agrega, "el daño supone la
destrucción o disminución, por insignificante que sea, de las ventajas o beneficios
patrimoniales o extrapatrimoniales de que goza un individuo". Posteriormente, la Excma.
Corte Suprema, en fallo de 3 de julio de 1951, manifiesta que "el daño moral, afecta a la
psiquis, que se exterioriza emana angustia constante y permanente" y añade el más alto
tribunal en sentencia de 14 de abril de 1954 "el daño moral trae como resultado un
sufrimiento espiritual, un dolor, sufrimiento, desesperación a veces ante una vida
tronchada". En fallo más reciente esta Corte define daño moral como "el menoscabo,
deterioro o perturbación, de facultades espirituales, afectos o condiciones sociales o
morales inherentes a la personalidad" (sentencia de 15 de marzo de 1988).
Resulta fácil pensar que las personas jurídicas sean sujetos pasivos del daño moral
contractual, más aún si tomamos en cuenta el papel que, gracias al desarrollo económico
y tecnológico, ocupan hoy como sujetos de derecho en el ámbito de las relaciones
jurídicas contractuales: no es suficiente sostener que dichos entes por carecer de
naturaleza humana no sean susceptibles de daño moral. Basta que sean posibles las
agresiones derivadas de un incumplimiento contractual que afecten ciertos derechos de la
personalidad como el honor, la reputación, el crédito y la confianza comercial.
6 o ) Que revisadas las piezas pertinentes de esta causa en que podría fundamentarse la
indemnización del daño moral —documentos en que consta lo expresado por los señores
Nyuhai y Suzuki en cuanto se había perdido la confianza en el mercado japonés del
molusco loco— carecen de la certidumbre y realidad que toda indemnización requiere.
7 o ) Que el sentenciador posee cierta latitud para determinar el quántum de la
indemnización del daño moral puro por la falta de baremos que permitan al juez un
parámetro para fijar la indemnización.
No sucede lo mismo en el caso sub judice en que las consecuencias patrimoniales del
daño moral debieron ser acreditadas por medio de las pruebas que franquea la ley, lo que
no ha sucedido en la especie.
Por lo razonado se revoca la sentencia de treinta y uno de enero de dos mil uno, escrita
a fojas 309B y siguientes, en cuanto reconoce a la demandante reconvencional el derecho
a que se le indemnice el daño moral y, en su lugar, se declara que sólo tiene derecho a
que se le pague por concepto de indemnización la suma de $ 2.733.960, conforme a lo
establecido en el considerando 14º del fallo que se revisa, y la suma de $ 8.759.876, de
acuerdo a lo razonado en el considerando 15º, esto es, la suma total de $ 11.493.836,
suma que deberá compensarse a la que resulte a favor de la actora principal.
Regístrese y devuélvase.
Dictada por la Sexta Sala de esta I. Corte de Apelaciones, integrada por los Ministros
señor Hugo Dolmestch Urra y señora Gloria Ana Chevesich Ruiz y Abogado Integrante
señor Óscar Herrera Valdivia.
Rol Nº 4.677-1999.