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INTRODUCCIÓN

La salud abordada desde la comunidad requiere conocer específicamente lo que es el término


“salud” y el término “comunidad”, y cuál es su lazo de conexión.
Realmente hasta el momento no existe un concepto preciso para definir los términos, hay
definiciones que se acercan y las cuales han sido adoptadas para diferentes áreas, pues estos pueden
variar en función del contexto, cultura, área geográfica, etc. Pero lo que si es claro es que la salud
comunitaria va más allá de la salud de un individuo y se condiciona más bien como la salud
colectiva de un grupo de personas y como las intervenciones necesarias, de forma colaborativa, que
se deben hacer para resolver sus problemas. Entendiendo entonces que la salud, según como la
conocemos gracias a la OMS es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no
solamente la ausencia de enfermedades o dolencias”. Y la comunidad un conjunto de personas que
conviven en un mismo territorio, algo muy superficial, pero de lo cual se hablara más adelante.
Por lo tanto, en el presente análisis, se permite profundizar en el proceso de abordaje de la salud a
las comunidades, por que es importante ello y que es lo que se busca. Partiendo principalmente
desde el concepto de “promoción de la salud”, la cual incluye términos de la medicina, tal y como la
conocemos, como: enfermedad, transmisión y riesgo, con los que se orientarán a las comunidades a
fin de enseñar, más bien, cómo prevenir en vez de curar.
ANÁLISIS DEL TEXTO

La medicina, siendo una de las ciencias vitales para el ser humano, ha venido experimentando a lo
largo de los años diferentes cambios, uno significativo es trabajar en el entorno social y ambiental,
en donde la educación y la promoción de la salud dentro de una comunidad es una práctica
importante para los profesionales de la salud, y es que, la medicina busca pasar de su enfoque
asistencialista y curativo a uno preventivo y promotor de la vida.
Definamos el concepto de comunidad, pues es en ella en quién nos vamos a centrar. La comunidad
es un conjunto de personas que se encuentran reunidas en dicho territorio y se sienten enlazadas
entre sí por su cultura, intereses comunes, etc., realmente lo que sienten es una identidad y esto hace
que se genere un vinculo entre ellas que más que superficial, debe ser emocional, pues es así como
se construyen las comunidades, ya que sus integrantes luchan por causas que los beneficien a todos
y que los “toquen” a todos.
Ahora bien, para poder estudiar la salud de los individuos, se deben tener en cuenta ciertos factores
como lo son: situación socio-económica, psicosocial y cultural (familia, escuela, lugar de trabajo,
redes sociales, etc.) porque las personas no pueden separarse de ello para ser analizadas, todo esto
influye en su ser.

Promoción de la salud.
Es la salud pública la encargada de la promoción de la salud, sin embargo, sus intervenciones están
generalmente orientadas hacia la enfermedad, quizá muy limitadas a comprobar lo que pueda ser
únicamente veraz, por lo tanto, para ampliar los conocimientos en temas como la promoción de la
salud, se debe ser flexibles entre lo que es “salud” y “enfermedad”, ya que estas concepciones están
muy ligadas a la cultura de los individuos.
La idea de promoción involucra el fortalecimiento de la capacidad individual y colectiva para
interactuar positivamente con los múltiples factores que determinan la salud. Por lo tanto, esta
responsabilidad de promoción de la vida, no es posible asignarla a un área especifica del
conocimiento como lo es la medicina, si no que ésta debe ser responsabilidad de todos los actores y
campos ambientales, políticos, sociales, económicos, comportamentales, artísticos, simbólicos, etc.,
otros sistemas médicos como los tradicionales y enfoques investigativos, ya que así se puede lograr
comprender mejor la complejidad del ser humano, el mundo que lo rodea y por ende, sus problemas
de salud.
La salud debería ser más bien una construcción cotidiana, un fenómeno que mejore continuamente
en todos los momentos de la vida y obtener el máximo nivel de salud posible, debería ser la
principal prioridad de todos los países y con ello quiero citar lo siguiente: “…proceso en virtud del
cual los individuos y las familias asumen responsabilidades en cuanto a su salud y bienestar propio
y los de la colectividad y mejoran la capacidad de contribuir a su propio desarrollo y al
comunitario. Llegan a conocer mejor su propia situación y a encontrar incentivos para resolver
sus problemas comunes. Todo ello, les permite ser agentes de su propio desarrollo, en vez de
beneficiarios pasivos de servicios”, concepto bajo el cual se declaró la participación comunitaria en
la salud según la OMS y UNICEF en 1978.
La salud comunitaria y la participación en el proceso.

La salud desde la comunidad divide dos situaciones: la macrosocial y la microsocial, puesto que las
intervenciones deben ser consideradas en el contexto social en la que se producen los hechos de
salud – enfermedad, y la participación de las comunidades, instituciones y demás sectores, debe
estar asegurada. Dado esto, la acción comunitaria no debe verse en la forma tradicional en la que
intervienen los organismos de salud, es decir, desde el gobierno hacia la población, si no desde la
comunidad, hacia un equipo central y luego uno superior, pues es aquí en donde se van a encontrar
elementos valiosos que contribuyan a entender mejor un problema y a encontrar soluciones al
mismo.
Así pues, la participación juega un papel fundamental en la salud comunitaria, ya que su estudio se
empieza a constituir a partir de la participación real y consciente de los individuos, en donde se
identifican las verdaderas necesidades de salud de las poblaciones, la orientación epidemiológica de
las actividades y los problemas cotidianos que afectan a esta. Por lo tanto, este estudio se vuelve a
su vez un estudio sociológico al evaluar las necesidades de salud sentidas por los miembros de la
comunidad, un estudio epidemiológico, pues analiza los asuntos de salud, y un estudio económico
que identifica las condiciones de vida de la gente. De igual manera, al ellos involucrarse de esta
forma, se crea una autorresponsabilidad, pues los actores o gestores sociales activos, van a
intervenir en todo lo que tenga que ver con los procesos vitales.
Se ha propuesto entonces, un modelo que busca explicar la forma en como deberían participar las
comunidades en este tema:
1. Grupo promotor: aquel que tiene relación directa con la comunidad y garantiza la
continuidad del proceso.
2. Red local para la salud: personas que intervienen en el proceso de forma autónoma
decidiendo libremente su grado de implicación o participación.
3. Comunidad: grupo de personas que no se implican o participan activamente, reciben
información y siempre están invitadas a participar.
Según lo anterior, lo que se pretende es que estas redes rompan barreras dentro de la comunidad,
sitúen las acciones políticas y de salud más cercanas a las poblaciones y capaciten a las personas
sobre sus recursos y capacidades que permitan enfrentar las dificultades.

El hecho de que la promoción de salud implique la promoción de la vida, responsabiliza a que las
acciones se extiendan más allá de las profesiones de la salud, pues la salud comunitaria está muy
relacionada con el desarrollo social. Por lo anterior, se necesita de la participación activa de
distintas disciplinas, tales como: sociología, antropología, pedagogía, arquitectura, historia y arte;
así como de numerosos sectores sociales: educación, vivienda, vías, alimentos, saneamiento
ambiental, organizaciones no gubernamentales, etc. Y es que, los profesionales de la salud no
podrían solos con esto por el simple hecho de que no cuentan con herramientas y aptitudes que les
permitan hacer parte de esos procesos.
Y como todo proceso, se debe tener una estructura organizada, al menos que garantice la
continuidad y fin, por lo que a continuación se enumeran los siguientes pasos:
1. Conocerse – conectar: momento en el que el personal de salud realiza la observación y
descripción de la zona en estudio. Se crea el Grupo Promotor y la Red Local para la Salud.
2. Elaborar el diagnostico comunitario: se explora la comunidad (quienes la integran, las
actividades que realizan, el lugar donde las realizan y el estado de salud de los habitantes).
Identificación de necesidades, problemas, recursos y fortalezas.
3. Priorizar: documentación e información recopilada de diferentes maneras (encuestas,
entrevistas grupales, personalizadas, etc.) con la cual se elaborará el plan de acción y como
priorizar es dar orden dependiendo como se considere que debe ser abordada, se debe tener
en cuenta criterios como: gravedad, extensión del problema, repercusión social, etc.,
además del sentir de la comunidad y la efectividad de las posibles intervenciones que se
hagan.
4. Actuar: consolidar la Red Local de Salud, planificar el proyecto, actividades o estrategias y
ejecutar el proyecto, actividades o estrategias. Todo esto se hace bajo los siguientes
criterios que son los que ayudarán a que se cumpla el fin propuesto: visión (lo que se
espera, lo ideal), misión (la forma concreta en cómo se quiere dar respuesta a la necesidad),
mapeo de activos (conocer las riquezas de la comunidad), objetivos (resultados específicos
medibles y alcanzables), y estrategias (como se van a lograr los objetivos).
5. Evaluar el proceso: se realiza una evaluación y análisis en términos de efectividad y
eficiencia no solo del resultado final si no también de cada una de las etapas (el trabajo de
las RLS, el recorrido seguido, la participación e iniciativas generadas, y la solidez y
continuidad del trabajo).

Una vez ejecutado todo el proceso, se esperaría encontrarnos con lo siguiente: una comunidad que
pueda resolver sus propios problemas en donde las personas quieran y puedan cambiar; personas
que participen en los cambios que se realicen en sus comunidades, en donde el auto - desarrollo
signifique algo de gran valor al no ser “impuesto”; una democracia en la que todos como
comunidad se dispongan y preparen para hacerla posible y el reconocimiento de la colaboración
externa (técnicos y profesionales de distintas áreas) que a ayudan afrontar y solucionar sus
problemas y necesidades.
En conclusión, cuando se piensa en la participación comunitaria como un instrumento para la
promoción y educación de la salud, en donde ésta es el pilar fundamental de la salud comunitaria, es
importante dejar de pensar tanto en el resultado y empezar a concentrarnos en todo el proceso de
aproximación y reconocimiento por parte de la comunidad porque así logramos evidenciar que tan
comprometidos se sienten las personas con el desarrollo del proceso, que tan suyo lo sienten y esto
hará que se pueda aplicar más fácil nuestro método y que este conocimiento se transmita, basado en
las experiencias, a otras generaciones.
Resulta que muchas veces solo estamos preocupados por obtener resultados e ignoramos entonces,
otros roles alternativos y de riqueza para las comunidades y nosotros los profesionales de la salud,
haciendo que todo el esfuerzo sea solo por un compromiso, pero permitiendo que las cosas sigan
igual. Por lo tanto, si nos enfocáramos en construir espacios para enriquecer los procesos
democráticos que edifiquen la salud, dejaríamos de considerarnos muchas veces los únicos
poseedores del conocimiento, situación en la que estamos muy acostumbrados a funcionar. Para
poder lograr todo este acercamiento, definitivamente toca abrir la mente y ser tolerantes a la
diversidad de individuos que podemos encontrar en los medios comunitarios, equilibrar la paciencia
con el entusiasmo, no buscar reconocimientos, desarrollar una identidad que permita sentir a la
comunidad más cercana a nosotros y ajustarnos a los recursos variados que podamos encontrarnos
en las comunidades. De este modo, se producirá entonces el cambio que se quiere lograr en la salud,
y es el de hacernos dueños de ella, hablar sobre ella y ser conscientes de lo que hacemos, como la
cuidamos y conservamos.

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