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Psicologia Humanista Abraham Maslow y

Carl Rogers.

La teoría de la personalidad de Abraham Maslow:


Abraham Maslow fue un psicólogo
estadounidense que nació en Brooklyn (Nueva
York) el 1 de abril de 1908. Sus progenitores eran
judíos no ortodoxos de Rusia que llegaron a la
tierra de las oportunidades con la esperanza de
lograr un mejor futuro para sus hijos. Abraham
Maslow nunca fue un tipo muy sociable, y ya desde
niño, se refugió en los libros.

Antes de interesarse por la psicología, primero estudió derecho en la City


College de Nueva York (CCNY). Tras casarse con Berta Goodman, su
prima mayor, se mudó Wisconsin para asistir a la universidad de esa
ciudad. Fue aquí donde comenzó a estudiar psicología. Trabajó con
Harry Harlow, famoso por sus experimentos con crías de mono y el
comportamiento del apego. Tras graduarse y doctorarse en esta
disciplina, volvió a Nueva York para trabajar con E.L. Thorndike en la
Universidad de Columbia, donde empezó a interesarse en la
investigación de la sexualidad humana. En este periodo de su vida,
comenzó a dar clases en el Brooklyn College y entró en contacto con
muchos psicólogos europeos que llegaban a Estados Unidos, por
ejemplo, Adler o Fromm.
La teoría humanista de Carl Rogers

La p Goodman sicología humanista es, sin duda, una de las corrientes de


pensamiento más importantes de la psicología. Pero para saber de qué
trata, es necesario conocer el trabajo de otra gran figura de esta escuela.
Es difícil entender el humanismo sin Rogers y Maslow. Por eso, antes de
profundizar en las propuestas teóricas de Maslow, vamos a adentrarnos
en la teoría de Carl Rogers.Si el psicoanálisis freudiano veía a la persona
desde sus conductas problemáticas y el conductismo visualizaba a la
personas como seres pasivos, es decir, que no tenían demasiadas
opciones de influir en el entorno. La visión de Carl Rogers y el
humanismo, en cambio, era totalmente distinta, porque el ser humano es
visto como un individuo activo y dueño de su propia realización. Para
Rogers, una persona que presta atención al proceso de valoración
orgánica es una persona plenamente funcional o autorrealizada.

Rogers pone énfasis en la libertad de los individuos a la hora de tomar el


rumbo de sus vidas. Según éste, la personalidad de las personas puede
analizarse según como se acerca o se aleja de lo que considera un
individuo altamente funcional.La persona que es plenamente funcional,
es decir, más sana, cuando posee una serie de características. Son las
siguientes:

 Vivencia existencial: Las personas con


apertura a la experiencia tienen más
posibilidades de vivir en plenitud.
 Confianza orgánica: Estas personas confían en
su experiencia interna para guiar la conducta.
 Experiencia de libertad: La persona tiene
libertad para elegir.
 Creatividad: La persona se muestra creativa y
siempre encuentra nuevas alternativas para
vivir. Son mentalmente inflexibles.

Puedes profundizar en las ideas de Rogers en este


artículo: ”La Teoría de la Personalidad que propuso
Carl Rogers”
La teoría de la personalidad de Maslow

Maslow añade a la teoría de Rogers su concepto de las necesidades. La teoría de


este psicólogo gira en torno a dos aspectos fundamentales: nuestras necesidades y
nuestras experiencias. En otras palabras, lo que nos motiva y lo que buscamos a lo
largo de la vida y lo que nos va ocurriendo en este camino, lo que vamos viviendo.
Es aquí donde se forma nuestra personalidad. De hecho, Maslow es considerado
uno de los grandes teóricos de la motivación.

La teoría de la personalidad de Maslow tiene dos niveles. Uno biológico, las


necesidades que tenemos todos y otro más personal, que son aquellas necesidades
que tienen que son fruto de nuestros deseos y las experiencias que vamos viviendo.

Sin duda, Maslow se asocia al concepto de autorrealización, porque en su teoría


habla de las necesidades que tenemos las personas de desarrollarnos, de buscar
nuestro máximo potencial. Y es que, según éste, las personas tienen un deseo
innato para autorrealizarse, para ser lo que quieran ser, y tienen la capacidad
capacidad para perseguir sus objetivos de manera autónoma y libre.

En cierto modo, el modo en el que un individuo enfoque su autorrealización se


corresponderá al tipo de personalidad que manifieste en su día a día. Eso implica
que para Maslow la personalidad está relacionada con los aspectos
motivacionales que tienen que ver con los objetivos y las situaciones que vive cada
ser humano; no es algo estático que permanezca en el interior de la cabeza de las
personas y se manifieste unidireccionalmente, de adentro hacia afuera, tal y como
podría criticarse de algunas concepciones reduccionistas y deterministas de este
fenómeno psicológico.

Las implicaciones de esto son claras: para estudiar la personalidad hay que
conocer también el contexto en el que habitan las personas y el modo en el que este
responde a las necesidades motivacionales de los individuos. Centrarse
simplemente en administrar varios test para obtener una puntuación no nos da
una visión acertada sobre esto, ya que se parte de un sesgo al considerar que la
personalidad es lo que pueda ser captado por estas pruebas de recogida de datos.
Se trata de un punto de vista parecido al que aplican al ámbito de las capacidades
mentales psicólogos como Howard Gardner y Robert J. Sternberg, críticos con la
concepción psicométrica de la inteligencia.
La personalidad autorrealizada

Maslow piensa que alcanzar las necesidades de autorrealización está en las


manos de todo el mundo, sin embargo, son pocos los que lo consiguen. Las
personas que logran satisfacer sus necesidades de autorrealización son
personas autorrealizadas. Ahora bien, Maslow afirma que menos del 1% de
la población pertenecen a esta clase de individuos.

Las personas autorrealizadas se caracterizan porque:

 Muestran un nivel alto de aceptación de sí mismos


 Perciben la realidad de manera más clara y objetiva
 Son más espontáneas
 Piensan que las causas de los problemas son externas
 Disfrutan de la soledad
 Tienen una mentalidad curiosa y creativa
 Disfrutan de experiencias cumbre
 Generan ideas genuinas
 Tienen un gran sentido del humor
 Poseen un gran espíritu crítico y se rigen por valores éticos
 Son respetuosas y humildes
 Son tolerantes, no tienen prejuicios y disfrutan de la presencia de los
demás.
La teoría de la pirámide de necesidades humanas

Maslow es famoso por su teoría de la Pirámide de Necesidades porque, según él, las


necesidades siguen una jerarquía, de más básicas a más complejas, y su
pirámide está construida por cinco niveles.

En la base de esta figura se encuentran las primeras y en la parte más alta las
segundas. De abajo arriba éstos son los distintos niveles de necesidades:

 Necesidades fisiológicas: comer, respirar, beber...


 Necesidades de de seguridad: seguridad física, empleo, ingresos...
 Necesidad de afiliación: casarse, ser miembro de una comunidad...
 Necesidades de reconocimiento: respeto de los demás, estatus, reputación...
 Necesidades de autorrealización: desarrollo moral, espiritual, búsqueda de una
meta en vida….
Las necesidades han de ir cubriéndose para poder aspirar al nivel superior. Por
ejemplo, si no tenemos las necesidades fisiológicas cubiertas no podemos aspirar a
las necesidades de afiliación. En el
nivel superior se encuentran las
necesidades de autorrealización. Es
esta jerarquía la que según Maslow
marcaba el modo en el que la
personalidad se adapta a las
circunstancias, dependiendo de cada
situación vivida. Se trata, en
definitiva, de una concepción de la
personalidad que abarca aspectos
psicológicos muy extensos y que va
más allá del enfoque psicométrico que dominaba en su época.
Terapia Gestalt: ¿qué es y en qué
principios se fundamenta?
Muchas veces asociamos la psicoterapia a una forma de intervención
que sólo puede ser de utilidad para personas con graves problemas
psicológicos o de salud.

Es posible que esto sea así por la confusión que existe a la hora de


diferenciar conceptos como la psicología y la psiquiatría, o por la
manera en la que los medios de comunicación y las ficciones
audiovisuales retratan a los psicoterapeutas: personas que sólo entran
en escena para ayudar a personas infelices, que no logran sus
objetivos y que, en muchos casos, se encuentran en riesgo de
exclusión social.

Sin embargo, esto no es así. Entre otras cosas, porque existen enfoques
psicológicos cuyo objetivo es disponer las herramientas terapéuticas
necesarias para que las personas puedan tender a la autorrealización y a
la creación de un sentido para sus propios actos. Es el caso de
la Psicología Humanista, dentro de la cual encontramos un tipo de
terapia muy conocido: la Terapia Gestalt.
¿Cómo es la Terapia Gestalt?
La Terapia Gestalt, o terapia Gestáltica, es un tipo de terapia psicológica
que se enmarca en la categoría de la Psicología Humanista en el sentido
de que asume la manera en la que el pensamiento humanista concibe al
ser humano, sus metas y su abanico de necesidades y potencialidades.
Además, tal y como su nombre indica, recoge los principios teóricos
de la Psicología de la Gestalt y los utiliza para proponer una forma
de psicoterapia.

Los principales responsables del desarrollo de este tipo de psicoterapia


son autores como como Paul Goodman, Isadore From y,
especialmente, Fritz Perls y Laura Perls. Desde la consolidación de la
Terapia Gestalt a mediados del siglo XX se ha trabajado mucho para
extender su aplicabilidad más allá de la psicología clínica tal y como la
entendemos clásicamente, y por eso es posible encontrar formas de esta
terapia en intervenciones sobre comunidades, organizaciones o
dinámicas de trabajo concretas.

En definitiva, la Terapia Gestalt ha florecido extendiéndose a una


gran cantidad de ámbitos sociales y humanos para poner en
práctica los principios de la Gestalt en todo tipo de objetivos. Es por
eso que, aunque este tipo de terapia se
relacione con la idea de desarrollo
personal, no se limita al ámbito de la
clásica consulta psicológica, sino que
puede entenderse como una herramienta
para redefinir los estilos de vida en su
totalidad. .
Los principios de la Terapia Gestalt
La Terapia Gestalt pone énfasis en la manera en la que las cosas que
se experimentan son formuladas mentalmente, más que
preocuparse por el contenido de lo que nos ocurre. Esto significa que
desde este tipo de terapia la importancia recae en la forma en la que se
experimenta algo, y no tanto en ese "algo" en sí. No se interviene a partir
de preguntas como "¿qué nos ocurre?", sino desde el "¿cómo nos ocurre
y cómo lo experimentamos?". Es un enfoque que remarca el papel de las
sensaciones subjetivas, ya que parte de los planteamientos de la
Psicología Humanista.

Este énfasis en los procesos por encima de los contenidos y de lo


subjetiva por encima de lo objetivo se puede desplegar en tres principios
teóricos: la experimentación del "aquí y ahora", la toma de conciencia y
la responsabilidad.

1. Aquí y ahora
Desde la Terapia Gestalt se asume que los seres humanos percibimos
todo lo que nos ocurre como una experiencia unificada. Esto
significa, entre otras cosas, que nuestra idea de lo que es en futuro y el
pasado no son más que proyecciones de cómo vivimos el presente. En
definitiva, trabajando nuestra manera de pensar el presente estaremos
interviniendo sobre nuestras maneras de plantearnos el futuro por llegar
y el modo en el que echamos la vista atrás para revisar el pasado.

Esta idea, por cierto, cuenta con el respaldo de unas


investigaciones que hicieron famoso al psicólogo Gordon H. Bower.
2. Toma de conciencia
La Terapia Gestalt es imprescindible tomar nota de lo que le ocurre a uno
mismo. Sólo a partir de ese modo se podrán detectar nuevas formas
de formular la experiencia del aquí y el ahora en términos que nos
acerquen más a la autorrealización.

Echar la mirada hacia las propias experiencias y pensamientos nos


permite, por un lado, ser mejores reconociendo nuestro estilo a la hora
de experimentar, y por el otro, tener más poder de decisión a la hora de
cambiar nuestra manera de ver las cosas. En otras palabras, podría
decirse que ser honestos con nuestra manera de experimentar nos
permite desarrollar una mejor Inteligencia Emocional.

3. Responsabilidad
Tomar conciencia de los propios actos y estilos de experimentar las
cosas implica también asumir las consecuencias de esas opciones.
A partir de la aceptación de los errores y la hipotetización de los riesgos,
se gana autonomía. Esto abre el abanico de opciones y de concepción
de sentidos en los que se puede actuar, desde una perspectiva
existencial.

La irresponsabilidad se considera fruto de una ilusión, una negación del


presente y una negativa a la hora de tomar conciencia. Es por eso que la
Terapia Gestalt enfatiza la necesidad de asumir responsabilidades, no ya
para mejorar la convivencia con los demás, sino para ser más libres y
más capaces de dotar de significado a nuestras vidas.
En definitiva, los terapeutas que se adscriben a la Terapia Gestalt
entienden que sus intervenciones deben centrarse en la autonomía
y las potencialidades de la persona. Una buena manera de
experimentar lo que ocurre puede servir para saber guiarse a uno mismo
a través de esa jungla de opciones posibles, de maneras de concebir la
propia existencia.

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