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issn: 2386-5458 - vol.

1, nº2, 2014
BIBLOS 219

Vidas grises
Jóvenes de vidas grises
Ana María Fernández
Nueva Visión, Buenos Aires, 2013.
111 páginas, 13 €

A na María Fernández, a través de


su obra Jóvenes de vidas grises,
nos coloca a mirarnos en el espejo
desde los abatimientos existenciales
de la vida contemporánea.

Aun y cuando a lo largo de su obra


da cuenta de los malestares de los jó-
venes, al hablar de las vidas grises
producidas tanto por la plusconfor-
midad como por la pulsión salida de
cauce, Ana María Fernández nos co-
loca a cuestionarnos sobre los avata-
res cotidianos no sólo de los jóvenes,
sino de todo ciudadano común que va
dejado en el margen o en el abandono
anterior, se abre un espectro de posi-
sus posibilidades de construir una ex-
bilidades que muestra fenómenos por
periencia de sí. Su reflexión concep-
los que atraviesa todo sector social
tual la documenta con testimonios y
aun y cuando tenga manifestaciones
referencia desde la clínica a través de
más agudas por las condiciones parti-
la consulta con jóvenes, por su expe-
culares y específicas.
riencia de intervención y de investi-
gación con grupos en zonas vulnera- Es sugestivo concebir con mayor
bles, con trabajadores de las fábricas complejidad a través del enunciado
recuperadas y con mujeres. Con lo de plusconformidad aquellas mani-
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festaciones de estados de ánimo de: sos de diverso orden, las que se hacen
tristezas, depresión, desinterés, apa- patentes en violencias, crueldades y
tía, además de los malestares corpo- severos trastornos alimentarios hasta
rales como contracturas, cefaleas y adicciones de diversos tipos.
estrés, hasta cuadros más agudos
En la lectura del texto es viable
y críticos como los de ansiedad, an-
reconocer estas «modalidades de
gustia o pánico. Malestares que desde
subjetivación en las que se ha roto,
la óptica de la autora suelen «natura-
interrumpido, desconectado o daña-
lizarse» en tanto son protagonizados
do la relación entre las acciones y
por los sujetos como actos que ha-
los efectos; en las que la urgencia de
blan de sus méritos, de su capacidad
la satisfacción borra las necesarias
de adaptación, aprendizajes a la frus-
demoras de ensayar, jugar, inventar,
tración, o aislamiento, y se expresan
calcular, en el campo de las experien-
con las frases «todo está bien», «no
cias» (Fernández, 2013:28). El abor-
sé», «todo tranquilo». Ana María
daje que aquí se hace para explicar y
Fernández nos sugiere observar que
comprender los fenómenos contem-
estos procesos de subjetivación res-
poráneos es altamente potente para
ponden a demandas que exceden a
los sujetos, las cuales son producidas pensar en qué hacer en el terreno de
por imaginarios sociales o autocons- la formación y educabilidad de niños
truidos con los que se hace paten- y jóvenes.
te una diversidad de biopolíticas de Por supuesto, el planteamiento
vulnerabilización, las cuales operan que se expone a lo largo del libro
con distintos dispositivos que agudi- contraviene las miradas simplistas
zan las diferencias, las desigualdades que tipifican a las conductas mani-
e imposibilitan o hacen inviables las fiestas de niños, jóvenes y adultos;
esperanzas no sólo personales sino ejemplo de ello son los planteamien-
colectivas. tos del bullying o de caracterización
Por otra parte, con la enunciación de síndromes, los que conllevan el
de pulsión salida de cauce, la autora gran peligro de criminalización o pa-
pone en foco otros modos de subjeti- tologización con los que se refuerzan
vación en modalidades existenciales las condiciones de vulnerabilidad de
que se manifiestan al accionar o ins- los sujetos y van en menoscabo de las
trumentar prácticas de abusos y exce- acciones de formación de los mismos
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en los ámbitos públicos y privados, tivos como el «teléfono portátil» o de


aspectos fundamentales para coadyu- un zapeador frente al televisor y que
var con una ciudadanización. Actos y nos remiten también a todo dispositi-
formas de abordaje que lamentable- vo que ofrece respuestas inmediatas
mente se han vuelto el pan de cada a las urgencias de satisfacción, este
día en los ámbitos escolares y socia- autor reconoce las alteraciones de
les, introduciendo sutilmente meca- este modo existencial como procesos
nismos tanto de disciplinarización y de desubjetivación (Agamben, 2011:
control, como de sacrificio y culpabi-262). Frente a estos fenómenos, Ana
lización, con los que se agudizan aún María Fernández se pregunta cuáles
más climas de violentación indivi- serían aquí las temporalidades altera-
dual y social. Actos con los que se na- das.
turalizan situaciones de aislamiento y
Desde esta interrogación nos pone
registro pormenorizado; por ejemplo,
a recapacitar en el presente subjetivo,
el control y acceso a los estableci-
las autopercepciones y las relacio-
mientos, sean edificios públicos o
nes de las experiencias con sus sig-
casas habitación, con dispositivos de
nificados de porvenir-anclados con
control y vigilancia (la video-vigilan-
cia) o los registros pormenorizados el presente, que difícilmente pueden
de acceso a servicios digitales o de ser reconocidos u organizados por-
telefonía celular; hasta la producción que la autopercepción suele quedarse
de síntomas que dan salidas fallidas, atrapada por la rutina cotidiana del
con ofertas rápidas de diagnósticos y «corro y corro todo el tiempo» o con
tratamientos múltiples a los males- expresiones de rechazo a la intensi-
tares producidos por el aislamiento. dad desde el aislamiento, fastidio, el
Modos existenciarios que combinan miedo a lo intenso o denso hasta las
hilos de urgencia de satisfacción con insistencias más marcadas del «no
regulación biopolítica hasta en los tengo tiempo».
detalles más ínfimos, pero que a su La autora nos hace ponderar en la
vez, clausuran la experiencia de sí. experiencia de sí a la fuerza que des-
En este tenor, otro autor, Giorgio pliega posibilidades del com-poner el
Agamben, nos hace examinar como mundo, puesto que de otra manera,
fenómenos urgencia de satisfacción a aduce, se andaría por la vida sin brú-
los producidos vía el uso de disposi- jula. Campo experiencial, que opera
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cuando se logran distinciones entre trabaja con la interrogación antes


las prácticas y las acciones propias y que la prescripción para ir desple-
las de los otros, a través de la inven- gando las diversas o múltiples mane-
ción de las propias experiencias, atra- ras de subjetivación y anclajes con la
vesadas por la inquietud de innovar, vida pública.
apostar a poner lo ilusional en acción
La puntualización que hace Ana
y atreverse a desafiar el vivir con lo
María sobre el modo de proceder en
dado.
las intervenciones respecto al arte del
Puntea el detalle, como ella dice, oficio para interrogar, escuchar, dis-
de las estrategias de supervivencia, cernir y analizar las modalidades en
las que ha denominado «lógicas del las que toma forma el caso, por caso,
instante a esos procedimientos que desde las dimensiones de plusconfor-
establecen ciertas configuraciones midad y pulsiones salidas de cauce
subjetivas y ciertas modalidades de que obturan la pregunta por el deseo,
lazo social en las que se clausuran, hasta las posibilidades de elegir, tratar
obturan o arrasan las condiciones de cálculos de las limitaciones y posibi-
posibilidad de una lógica de anticipa- lidades, y poder reconocer qué ins-
ción» (Fenández, 2013: 33). Proposi- tituyentes estarían apareciendo, qué
ción que tiene correlato con lo que nuevas modalidades de intercambios
Michel de Certeau reconoce como las y encuentros virtuales se han posibi-
tácticas de la vida cotidiana, produci- litado como espacios de subalterni-
das por los sujetos para hacer frente a dad, qué otros artificios e imaginarios
la urgencia, al escamotear lo estable- sociales concernientes a lo común
cido y producir espacios intersticiales pueden focalizarse para lograr tener
(Certeau, 2000). fuerza desde los cuales se amplíen li-
Es desde este lugar de observa- bertades y mecanismos para resistir,
ción que se introduce la figura de la puesto que resistir implica inventar y
hospitalidad del dispositivo para pro- establecer líneas de fuga; estos aspec-
piciar esos espacios intersticiales de tos que va apuntalando conceptual y
escucha, de apertura a estrategias metodológicamente a lo largo de su
de subalternidad, en lo miniminal de propuesta, resultan ser altamente su-
la intervención, que puntea en tanto gerentes porque provienen de sus ex-
atiende al detalle, a lo singular, que periencias y su reflexión conceptual.
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Finalmente, me resulta relevan- Referencias


te del trabajo el papel que otorga a
Agamben, G. (mayo-agosto de 2011):
la visibilidad de los cuerpos, en su
«¿Qué es un dispositivo?»,
expresión de júbilo, juego y en mo- Sociológica, año 26, nº 73,
vimiento, en las multiplicidades de pp. 249-264.
expresión de lo corporal, poniendo Certeau, M. (2000): La invención de lo
cotidiano. Vol. I, Artes de Ha-
en evidencia ese resto que ha sido
cer. Universidad Iberoame-
poco tratado en la comprensión y de ricana-Instituto Tecnológico
lo pensado en las disciplinas sociales de Estudios de Occidente, ac,
México.
como espacio de problematización,
pero a su vez, lejos de simplificarlo
como órgano, como cognición o el
mundo psi, nos convoca a repensarlo
como cuerpo en acción en lo singular
en movimiento, con ritmo como par-
tes-de-cuerpo y, por supuesto, como
cuerpo entre los cuerpos en lo colec-
tivo en las afectaciones que generan
esa multitud, en sus modalidades de
intensidad, con las que se puede ha-
cer patente la alegría o la indignación
colectiva, en su potencialidad de ac-
ción. En sus palabras su invitación es
a reflexionar «los cuerpos como im-
pensados del lenguaje y las intensi-
dades como impensados de la repre-
sentación» (Fernández, 2013: 80).

Teresa de Jesús Negrete Arteaga


Universidad Pedagógica Nacional
(México df)

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