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Jóvenes en turbulencia.

Miradas críticas contra la criminalización


de los estudiantes1

CARINA KAPLAN*

Introducción bero”, “tiene mala junta”, “con cara de autopercepciones y clasificaciones


violento”. El lugar de residencia (las sobre los jóvenes en su relación con
El lenguaje, el rostro y el cuerpo villas de emergencia o los barrios la violencia que funcionan como
hablan de nosotros y por nosotros. más acomodados), la vestimenta (la operadores prácticos y tienen efec-
Descifrar el proceso de construc- moda, el peinado, uso de la gorra, tos simbólicos sobre la vida escolar.
ción y el devenir de signos, señales, las zapatillas), la apariencia física o la
imágenes y palabras -que se mues- auto-presentación (robustez, gordu-
tran y se ocultan- es una de las ta- ra, delgadez, fealdad, belleza, moda-
reas más complejas para quienes les), las marcas en el cuerpo (tatuajes,
intentamos comprender el mundo cicatrices), la tez (el color de la piel) La violencia como experiencia so-
simbólico de los adolescentes y jó- y las formas de hablar (uso de pala- ciocultural e intergeneracional
venes en las escuelas. bras y modales en la comunicación
verbal) constituyen indicativos más o Mencionemos que la historia de Oc-
La lógica del encuentro social es menos explícitos (lo que para los in- cidente asocia la peligrosidad a los
procesual y relacional; de allí que in- vestigadores constituyen los referen- jóvenes y desarrolla diversos instru-
cluso la fotografía de lo social repre- tes empíricos) que distinguen entre mentos de contención de esas fuer-
senta una instantánea cargada de un nosotros -incluidos, establecidos, zas rebeldes juveniles. Robert Much- 95
significados profundos que necesita aceptados- y un ellos -excluidos, fo- embled (2010), en su historia de la
ser abordada en un movimiento más rasteros, rechazados- premonitorios violencia entre 1300 y 2000, muestra
amplio; continuo y discontinuo a la de maneras de comportarse y prác- de qué modo Occidente inventa a la
vez. La temporalidad de lo simbóli- ticas de interacción. adolescencia a través de una tutela
co no es una serie puramente física; simbólica sobre una franja de edad

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es determinada e incierta precisa- Estos modos de clasificación son so- considerada como turbulenta e insu-
mente porque nos remite al tiempo ciales antes que escolares. O mejor, misa a los ojos del poder establecido.
de los procesos sociales vinculado a las taxonomías escolares son espe-
una cadena de generaciones. cíficas del mundo escolar aunque lo La idea que postulo acerca de los
cierto es que remiten a modos de jóvenes en turbulencia representa
Durante un extenso proceso de in- distinción social que se correlacionan una invitación a reflexionar sobre las
vestigación que junto a mi equipo con el tipo de sociedades en las que dos caras de la moneda: pueden es-
he venido desarrollando en torno existimos y con la taxonomización tos ser pensados como indisciplina-
a la temática de las violencias en la sobre los individuos y grupos con dos, descontrolados o bien en rebel-
escuela, se obtuvieron algunos tes- quienes convivimos (Kaplan, 2008a). día, desafiantes del statu quo. Trans-
timonios de jóvenes estudiantes se- gredir no es sinónimo de delinquir;
cundarios que dan cuenta de cómo Dentro de este marco, intentaré des- aunque así quiera mostrarse desde
ellos perciben, clasifican y califican plegar una serie de herramientas cierto discurso penalizante2 o senti-
a sus coetáneos, los denominados analíticas, desmontando supues- do de la doxa que homologa cual-
“jóvenes violentos” y a los “alumnos tos y estableciendo una serie de quier comportamiento inadecuado
violentos” a partir de indicios o emer- hipótesis sustantivas para estar en a un acto de violencia delictual y
gentes tales como: “me miró mal”, “se condiciones de interpretar la matriz que sostiene debe ser penalizado
viste como villero”, “habla como tum- sociocultural de estas percepciones/ disociando de este modo las causas

Dra. en Educación, Universidad de Buenos Aires; Mag. en Ciencias Sociales y Educación, FLACSO Argentina;Investig.

*
de Carrera del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas; Prof. Titular Ordinaria, Cátedra de Socio-
logía de la Educación, de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La
Plata; Prof. Adjunta Regular, Cátedra de Sociología de la Educación, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de
Buenos Aires. E-mail: kaplancarina@gmail.com

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(sociales) de las consecuencias (indi- Digamos que la sensibilidad por la extraños, también se dirige en contra
viduales y grupales) evitando todo violencia, al ser una experiencia so- de amigos. Los autores de actos de
tipo de comprensión de las circuns- ciocultural, se ha ido transformando. violencia y las víctimas se conocen,
tancias que originaron dicho acto. Esto significa que no siempre nos pertenecen a la misma familia, ban-
afectó la violencia del mismo modo da o pandilla” (pág. 60-61). La vio-
Las percepciones que la sociedad ni con la misma intensidad que hoy lencia también se dirige al propio
tiene sobre los jóvenes y la violen- y digamos que tampoco estamos sujeto, denotando una tendencia a
cia, y la propia autopercepción que en situación de predecir qué perci- la autodestrucción, producto, entre
construyen los jóvenes, están vincu- biremos más adelante. Al respecto, otras, del sentimiento de sinsenti-
ladas a una sensibilidad epocal. En Kessler (2009) subraya que en nues- do individual y social.
tanto que investigadores que estu- tro país, durante los años ochenta,
diamos el fenómeno de las violen- la palabra inseguridad no estaba Lo que estoy queriendo enfatizar
cias en el ámbito escolar y en nues- instalada en nuestra sociedad, aun es que la vivencia de la pacifica-
tro intento por formular el problema en plena dictadura militar. Es a partir ción representa un aprendizaje.
científico en términos diferentes al de la “hiperinflación” de 1989 y du- En contra del dualismo que es-
que intenta establecer el discurso rante los noventa, donde la noción cinde los rasgos individuales de
de sentido común dominante, se de inseguridad surge y comienza a las prácticas sociales, es preciso
nos impone principalmente intentar arraigarse junto con las ideas de “cri- considerar que las conductas más
comprender las transformaciones sis”, “temor por el desempleo” y una o menos temperadas de los indivi-
de la sensibilidad contemporánea. construcción que asocia el delito a duos emergen de las interacciones
los jóvenes pertenecientes a los sec- sociales (en términos de Norbert
La experiencia de sensibilidad a la tores más desfavorecidos. Elias) podríamos referirnos a las fi-
que aludo no debe fundirse con el guraciones que, innegablemente,
discurso ideológico sobre los de- Los comportamientos violentos y las portan los signos de época y de las
nominados “sentimientos o sensa- prácticas de pacificación se anclan sociedades particulares.
ciones de inseguridad” que tienen en procesos civilizatorios de socieda-
raigambre sociopolítica punitiva y des particulares y con instituciones Necesitamos reflexionar, por tanto,
judicializante. Una perspectiva crítica e individuos concretos. Las socieda- sobre el lugar que le cabe hoy a la
96 como la que propongo generaría un des atravesadas por la violencia, la institución escolar en este apren-
escenario alternativo para compren- fragmentación y la disolución de los dizaje social. La escuela es una fi-
dernos como individuos en procesos vínculos de confianza y respeto por guración peculiar con oficios tam-
de constitución en sociedades parti- los otros (los extranjeros, los diferen- bién específicos como lo son los
culares, siempre en transformación. tes, los desposeídos; y en los últimos de docente y alumno. De allí que
tiempos se extiende la desconfianza debamos comprender el proceso de
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Es decisivo ser conscientes de que hacia los propios miembros del gru- construcción social y situada sobre
todas las formas de la sensibilidad se po) tenderán a fabricar individuos el “alumno violento”.
transmiten y se van aprendiendo de con poca capacidad de regular sus
generación en generación. Por ello, pulsiones y emociones violentas.
como experiencia cultural, la sensibi-
lidad por la violencia no es invariante En definitiva, hay una imbricada
ni constante y mucho menos inelu- relación entre las formas de cohe- Derribando (pre)supuestos sobre
dible. El tránsito de unas formas de sión de nuestras sociedades y los jóvenes, violencia y sistema edu-
expresión de lo pulsional de tipo es- comportamientos sociales (Kaplan cativo
pontáneo y abrupto hacia unas for- y Krotsch, 2009). La escalada de
mas más controladas o autocoaccio- los actos de violencia preocupa La reflexión recae sobre las transfor-
nadas, se va alterando, va mutando. precisamente porque hace paten- maciones estructurales de la socie-
te la descomposición interna de la dad contemporánea y sobre las con-
De hecho, los procesos civilizatorios cohesión social, contra la cual las secuencias personales y subjetivas
admiten constitutivamente proce- instituciones sociales se muestran de las mismas referidas a la condi-
sos descivilizatorios. No hay una hasta cierto punto impotentes, y ción estudiantil. Resulta importante
evolución progresiva y lineal hacia también pone en evidencia la com- preguntarse particularmente por el
una situación ideal donde los suje- plejidad de constituir identidades caso de los adolescentes y jóvenes
tos incorporan definitivamente las personales y colectivas profundas por ser estos uno de los grupos a
prácticas de pacificación y de auto- y duraderas. Una de las notas bien quienes más ha afectado la exclu-
coacción. Por el contrario, los proce- características de esta época está sión y, a la vez, porque los sistemas
sos de autorregulación de los indivi- expresada por Horst Kurnitzky educativos latinoamericanos han
duos son siempre contradictorios y (2002) cuando muestra que la vio- tendido, en estas últimas décadas,
nunca inexorables. lencia “no se orienta sólo contra los a democratizar la educación secun-

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daria y media. De hecho, en nuestro Destacamos como pregunta cen- que el individuo sólo puede enten-
país la obligatoriedad de la educa- tral de investigación: ¿qué sujeto derse en sociedad. Para comprender
ción secundaria es relativamente es el que sobreviene como conse- la violencia social y la violencia de
reciente como política educativa na- cuencia de procesos de negación los individuos y grupos es preciso
cional (Ley de Educación Nacional de la otredad y de descivilización situarse en una mirada relacional
26.206/2006). que caracterizan a los discursos y para la que no hay individuos sin
prácticas imperantes en las últimas sociedad ni sociedad sin individuos.
Dado que se trata de un campo en décadas y que coexisten con los En consonancia con este abordaje,
consolidación, el tema de las violen- procesos de civilización y de cons- sostenemos que no hay un gen de la
cias en la escuela de adolescentes y jó- titución de identidad? Nos pregun- violencia que permita dar cuenta de
venes requiere primordialmente una tamos sobre los límites y posibilida- las formas del comportamiento so-
formulación científica del problema des simbólicas de constitución de cial en tanto que la violencia es una
que permita generar una propuesta identidad de los jóvenes escolari- construcción social y, como tal, una
teórica para confrontar, a partir del zados en contextos signados por la cualidad relacional. La violencia no
trabajo empírico sistemático, con las exclusión y la violencia social. es ni una sustancia ni una esencia.
tesis hegemónicas que asocian mecá- Al mismo tiempo, es necesario pre-
nicamente violencia y crimen3. Disentimos con las perspectivas que cisar que las formas de comporta-
asocian mecánicamente las violen- mientos asociados a las violencias se
Retomando pensamientos de auto- cias en la institución educativa con aprenden en las relaciones sociales
res como Nobert Elias, Pierre Bour- las del campo de la criminología, con y en configuraciones institucionales
dieu y Michel Wiewiorka y afirmándo- los delitos y el crimen. La noción lom- peculiares. Los comportamientos in-
nos sobre la producción académica brosiana del delincuente nato o de la dividuales y las prácticas instituciona-
del grupo de investigación, se puede existencia de un gen de la delincuen- les poseen una génesis y una historia.
presumir que la experiencia emocio- cia, atraviesa muchos de los análisis Coexisten en un hecho de violencia
nal vinculada a un vacío existencial o sobre los pretendidos sujetos (alum- cuestiones biográficas y una memoria
el sentimiento de la falta de respeto nos) violentos. Estos enfoques portan social. La violencia tiene una historia
y de reconocimiento, sumadas a la una mirada de desconfianza hacia los así como los individuos que convi-
desesperanza en torno de la pers- adolescentes, jóvenes y alumnos ar- vimos en las instituciones portamos
pectiva futura de vida, constituyen gumentando sobre su peligrosidad una trayectoria social y personal. 97
una fuente de violencia. Recordemos y, por consiguiente, de los cuales ha-
que, por caso, cuando Norbert Elias bría que resguardarse o protegerse. De lo anterior, se desprende otro de
da cuenta de la trayectoria de Mozart La estigmatización y criminalización los supuestos y es que las violencias
se focaliza en el período previo a su de los jóvenes son los fenómenos en la escuela están intrínsecamente
muerte, en el análisis de su deses- que intentamos comprender con asociadas, aunque no mecánica-

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peración, del sentimiento de fracaso nuestros análisis empíricos haciendo mente, a las estructuras del compor-
que él experimentaba en relación foco en los procesos de construcción tamiento social y a las estructuras
con su existencia social. Las dos fuen- de la subjetividad social. de personalidad de una época. Des-
tes de su fuerza vital, las que le daban de esta perspectiva, aquello que se
un sentimiento de auto-valía social, Una serie de supuestos que expon- considera como comportamiento
sentía Mozart que se apagaban: el dré brevemente a continuación civilizatorio4 en una cierta sociedad
amor de la mujer amada y el recono- ayudan a resituar la discusión. Para puede no serlo en otras; o inclusive
cimiento de su música por parte del comenzar a desarrollarlos, es preci- en esa misma sociedad en otro mo-
público vienés (Kaplan, 2008b). so considerar que existe un meca- mento de su historia. Estos paráme-
nismo de dominación simbólica que tros, en todo caso hay que interro-
Una de las hipótesis sustantivas establece una doxa penalizante que garlos en un largo plazo.
que arrojan nuestros estudios em- se traduce en prácticas de intoleran-
píricos es acerca del vínculo entre cia y estigmatización de los jóvenes
violencia y sentidos/sinsentidos de y que tiene una de sus expresiones
la existencia social percibida por más brutales en el par taxonómi-
los jóvenes, aun los escolarizados. co violento-pobre. Generando una
Conjeturamos que estos sentidos suerte de discurso racista sobre los La violencia como búsqueda del
subjetivos se expresan en muchos jóvenes atravesados por la condi- sentido de la existencia social
casos como “sin sentidos” que pue- ción de marginalidad y subalterni-
den ser imputados a las derivacio- dad. Señalemos que todo racismo es La teoría social contemporánea, y
nes personales de las mutaciones un modo de esencialismo. Para con- más particularmente los trabajos de
de la sociedad contemporánea de trarrestar esta argumentación que Elias y Bourdieu, dan cuenta de la
las últimas décadas, signadas por la asocia juventud, pobreza y violen- necesaria imbricación entre la histo-
fragmentación y la exclusión social. cia, nos afirmamos sobre la idea de ria de las sociedades y la historia de

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los individuos concretos, entre las cuentra ciertas necesidades de este es ahora prohibida y reprimida. De
trayectorias sociales y las personales, sector que se repiten en otras situa- este modo, a la par de la pacifica-
entre las estructuras sociales y las es- ciones y que pueden servirnos como ción tendencial del espacio social
tructuras psíquicas de las personas. herramientas para pensar las relacio- se produce la transferencia a la vida
La violencia es una cualidad relacio- nes entre violencia y jóvenes. Ellos psicológica individual de los con-
nal; por tanto, los comportamientos pretenden básicamente tres cosas: a) flictos y tensiones expresados antes
violentos de ciertos individuos y gru- necesitan perspectivas de futuro. Ne- sólo en el enfrentamiento exterior
pos hablan de nuestras sociedades. cesitan percibir que hay un horizonte con los otros. En términos genera-
La sensibilidad por la violencia es una a futuro que los incluye; b) necesitan les, el motor de esas transformacio-
experiencia históricamente situada un grupo de personas de la misma nes del comportamiento reside en
en un proceso más extenso. edad con la que se identifiquen. Es las modificaciones de las coaccio-
decir, necesitan referenciarse con un nes sociales sobre los individuos
Tal como lo interpreta Elias (1994) grupo que les ofrezca una cierta sen- “un cambio específico en toda la red
en su trabajo sobre “Civilización y sación de pertenencia en un mundo relacional y, sobre todo, un cambio
Violencia” , la pacificación interior en que las diferencias entre las distin- de la organización de la violencia...”
de la persona, el hecho de que a no- tas generaciones son muy grandes; (1983, pág. 528).
sotros no se nos ocurra de inmedia- c) necesitan un ideal o meta que dé
to iniciar una pelea al estar enfada- sentido a su vida y, aún más, que sea Según la tesis del autor, el proceso
dos, de que toda nuestra estructura superior a la propia vida. civilizatorio requiere de un alto gra-
de personalidad esté orientada a la do de autodisciplina por parte de los
pacificación, tiene que ver con los Se desprende de esta interpretación miembros de la sociedad y de una
efectos de la estructura estatal de la de las necesidades de jóvenes (una significativa pacificación interna de
sociedad. Vivimos en sociedades en interpretación entre otras posibles) la sociedad moderna. La pacifica-
la que el Estado detenta el mono- la importancia de la hipótesis sus- ción deviene de la internalización de
polio de la violencia organizada y tantiva que arroja nuestro proceso las coacciones exteriores, en el mis-
legal a través de instituciones cen- de investigación y es que el sinsen- mo proceso en que se constituye la
trales como la policía y el ejército. tido puede ser una fuente para los personalidad moderna.
Este modo de organización de la comportamientos asociados con la
98 violencia, que es el resultado de un violencia. Ello en la medida en que Podría decirse con Tenti Fanfani (1999)
proceso de transformación de cien- se refiere a la producción de iden- que la exclusión de ciertos grupos so-
tos de años, constituye una inven- tidades personales o colectivas, de ciales da lugar a un retorno de aque-
ción técnica, no planificada, de los quienes no logran sentirse reconoci- llas coacciones puramente exteriores,
hombres que, a su vez, los atraviesa dos o bien que experimentan emo- de modo tal que en la vida cotidiana
en su propia subjetividad. Aparece ciones y sentimientos de descrédito de los individuos se imponen los mie-
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otra idea, que habría que introdu- amplio, de rechazo, de exclusión. En dos, la inestabilidad, la inseguridad
cir y explicitar brevemente. Toda la todo caso, más allá de ciertas pato- y sólo la fuerza limita la fuerza de los
estructura psíquica está vertebrada logías que podrían afirmar conduc- otros. En estas condiciones configu-
por la estructura social. Rechaza- tas violentas personales, lo cierto es racionales, donde se evidencia una
mos la violencia, cuestión diferente que, aun en esos “casos individuales” transformación profunda en la con-
de lo que se percibía en siglos pa- es preciso ampliar la base interpre- centración del monopolio estatal de
sados, dado que la pacificación se tativa de la acción y situarla en los la violencia, se constituyen los habitus
ha interiorizado en la estructura de modos de socialización que cada psicológicos que dan lugar a compor-
nuestra personalidad social. sociedad privilegia y legitima. tamientos acordes con ellas.

Para Elias, es fundamental la creación En la obra de Elias, “El Proceso de Particularmente, en lo referido a la
de instituciones sociales que permi- la Civilización” (1983), la cuestión pérdida del sentido de la vida como
tan domar la violencia. Como con- de la violencia ha sido planteada el trasfondo de ciertas formas de
trapartida, en su trabajo, relata casos en relación al proceso civilizato- violencia, hay una clara confirma-
de la historia alemana en los cuales rio, especialmente en los términos ción en Meditaciones pascalianas,
los jóvenes son partidarios de accio- de su progresiva monopolización de Bourdieu (1997). En el mundo so-
nes y grupos violentos. Uno de ellos por el Estado. Dicho proceso se cial actual de los sectores subprole-
fue el engrosamiento de las filas del caracteriza por el reemplazo de tarizados, quizás en nuestro propio
Cuerpo de Voluntarios luego de la las coacciones impuestas sobre las país en ciertos sectores excluidos,
Primera Guerra Mundial por parte de pulsiones de los individuos, gracias las situaciones de crisis generan
jóvenes burgueses sin perspectiva a mecanismos de autocontrol. Así, una desorganización duradera del
de futuro y, con el derrumbamiento la violencia que durante un tiem- comportamiento y del pensamiento
de Alemania, sin un fin superior a sus po sólo había tenido como límite vinculado a la desaparición de ob-
vidas por el cual actuar. El autor en- a la violencia de signo contrario, jetivos coherentes para el porvenir.

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Para muchos individuos que viven vo de los actos de violencia en los centró su estudio en la violencia,
en la exclusión, el tiempo se diluye y suburbios actuales que describe, y nos parece que su análisis de la es-
el vínculo entre el presente y el futu- que ya hemos comentado en Elias y tigmatización se puede extender a
ro parece roto, ya que Bourdieu, es el sinsentido completo la violencia que implica y de la que
de las vidas sumergidas en la exclu- hay un amplio testimonio en nues-
“...la ambición de dominar prácti- sión, o en aquella fragmentación de tra sociedad. Incluso, en este mis-
camente el porvenir (y con mayor la existencia. De ahí que la violencia mo trabajo, él habló de las barreras
razón, el proyecto de pensar y per- pareciera expresar la ausencia del emocionales entre el grupo superior
seguir racionalmente aquello que sentido de los actos sociales cuando y el inferior, lo que explica en parte
la teoría de las anticipaciones racio- en realidad traduce la imposibilidad la rigidez de la actitud entre ellos,
nales llama la subjetivity expected de transformar las esperanzas y ex- los “...sentimientos de su virtud supe-
utility) de hecho es proporcional al pectativas personales en acción, es rior entre los descendientes de escla-
poder efectivo que se tiene para do- decir, de llevarlas a cabo. vistas y la vergüenza grupal de los
minar ese porvenir, es decir, al po- descendientes de los esclavo” (Elias
der que se tiene sobre el mismo pre- Más aún, la investigación de Elias y 2003, pág. 226). Por su parte, Bour-
sente” (Bourdieu, 1997, pág. 262). Scotson (2000) sobre “Los estable- dieu (1997) interpretó la vivencia de
cidos y los forasteros” , comentada “inferioridad” en la postura corporal
De ahí que muchos jóvenes, ante el por Elias (2003), suministra elemen- o en el sentimiento de vergüenza
tiempo “sin sentido”, encuentren en- tos de juicio para situar la violencia que resulta de la violencia simbólica
tre otras alternativas la posibilidad en un microcosmos social donde de la dominación.
de realizar actos de violencia se determina que “...la capacidad de
un grupo de apuntalar la inferioridad Eric Dunning (2003), al estudiar un
“...que tienen un valor en sí mismos humana del otro grupo y de hacerla fenómeno de masas contemporá-
(…) como un medio desesperado valer era una función de una figu- neo como los hooligans británicos,
de existir frente a los otros, para los ración específica que ambos grupos identificó que en su composición
otros, de acceder a una forma reco- formaban entre sí” (Elias, 2003, pág. social hay un predominio de jóve-
nocida de existencia social, o simple- 224). En otras palabras, la cuestión nes y adolescentes en cuyos barrios
mente de que pase algo que es mejor de la estigmatización de los grupos de origen la identidad social está
a que no pase nada...” (Bourdieu, étnicos o de otro origen no se puede caracterizada en base a una rígida 99
1997, pág. 264). confundir con “prejuicios” más o me- separación entre grupos, entre unos
nos personales, o como resultado de y otros. La tesis del autor es que tal
Si seguimos estos análisis, se sostie- la naturaleza humana con sus ten- diferenciación es causa de una pro-
ne la postulación de que los sujetos dencias “agresivas”, ni se puede es- gresiva deshumanización: los otros
“no son violentos” sino que están tudiar únicamente en la psicología se vuelven enemigos y su sola pre-

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dando una respuesta posible a una individual de los estigmatizadores: sencia sugiere una amenaza a la
vida sin justificación, a las interde- “Un grupo sólo puede estigmatizar integridad física de nosotros. Dicha
pendencias sociales que dejan a los efectivamente a otro en la medida en separación se vuelve “ellos” o “noso-
individuos abandonados al presen- que se encuentre bien instalado en tros”. Habría que considerar cuánto
te que carece de sentido. posiciones de poder a las que el otro de la comprensión del contexto
grupo ve negado el acceso” (Elias, social de la identidad social de los
Wieviorka (2001) entiende a la sub- 2003, pág. 224). Esto es, la estigmati- jóvenes en ciertos medios urbanos
jetividad como una capacidad de zación absoluta -sin fácil retorno- de puede ayudar a explicar aspectos de
actuar creativamente, de no ser los establecidos hacia los forasteros la violencia colectiva y sus eventua-
prisionero de las reglas del grupo, denota un profundo desequilibrio les consecuencias en la vida escolar.
o también como el reconocimiento de poder, el darles un valor de in- El continuo estado de incertidumbre,
que le hacen a una persona otros in- ferioridad es un instrumento para vulnerabilidad y exposición al riesgo
dividuos. Por el contrario, la violen- mantener su “superioridad social”. al que se ven expuestos los individuos,
cia parece ser una reacción a no ha- corolario de las transformaciones es-
ber sido reconocidos (“la sociedad Ahora bien, nosotros podríamos tructurales y culturales que están te-
no me deja un espacio en ella”, dice añadir que la estigmatización inclu- niendo lugar, acentúa el aislamiento
un joven que produce atentados en ye actos de violencia de los “supe- y el confinamiento y los sentimientos
un barrio parisino). De este modo, riores” y quizás también de los “infe- de desconfianza que dividen, separan
la violencia tendría que ver con la riores”, y que estamos en presencia y no permiten a los sujetos convivir e
negación del otro, es una reacción de la violencia ejercida, en primer interactuar en la diversidad.
a una relación social de no recono- lugar, por ese desconocimiento de
cimiento, de rechazo, de exclusión. la subjetividad o del reconocimien- Insistimos aquí en que una contribu-
to de los otros dentro de una con- ción central de Elias fue construir una
Para Wieviorka, otro rasgo llamati- figuración social. Aunque Elias no teoría que permite vincular la violen-

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cia con las configuraciones sociales, cia que supuestamente asumimos Pero esta función de control de las
fuera y dentro de la escuela (Casto- como sociedad. El miedo a los jóve- emociones, esta relación entre vio-
rina y Kaplan, 2009). De este modo, nes es uno de los efectos simbólicos lencia y civilidad, no debe conducir-
solo el examen del tipo de tensiones de esta adjetivación como sujetos nos a confundirla con los discursos
que se producen en ciertas interde- peligrosos. naturalizados acerca del “descon-
pendencias saca la interpretación de trol” de los jóvenes.
la violencia de su naturalización, o La atribución de “violento” fabrica
del objetivismo reduccionista o de su una barrera social o muro simbólico o En los procesos de asignación y au-
remisión descriptiva a las vivencias límite simbólico producto del proce- to-asignación de etiquetas y tipifi-
subjetivas. so de estigmatización de los jóvenes caciones, la de “violento” en nuestro
que opera como mecanismo regu- caso, se pone en juego una dinámi-
Finalmente, recordamos que Debar- lador del umbral de la tolerancia su- ca de poder entre la atribución a un
bieux (1999 y 2002), luego de dirigir puestamente admitido por el orden supuesto ser de unas determinadas
una amplia investigación sobre las social; a la vez que da cuenta del lugar cualidades vinculadas a las aparien-
violencias en la escuela, encontró que ocupa la diferencia en las socie- cias. La apariencia de pobre (el hábi-
diversas modalidades: la violencia dades occidentales. No es casual, así, to corpóreo como indicio de clase o,
penal, la violencia como incivilidad que se los piense como individuos o lo que es equivalente, el cuerpo tra-
(en los términos de choque de ci- grupos fuera de control (de las emo- tado socialmente), por ejemplo, está
vilizaciones) y la que proviene del ciones). Lo cual equivaldría a decir asociada a la del ser violento y a la
sentimiento de inseguridad (amplia- que no se adaptan al régimen de ver- incivilidad en general. Un compor-
mente discutido en nuestros traba- güenza reinante en el mundo social tamiento social de cierta cualidad
jos). Creemos que otras modalidades del que participan. Lo que pareciera -violento- pasa, de este modo, a ser
de violencia debidas a las peculiares no operar eficazmente en estos com- tratado como un dato esencial de un
interdependencias en los grupos so- portamientos es el mecanismo civi- tipo de individuo o de cierto grupo.
ciales y en la vida escolar pueden ser lizatorio de la auto-constricción y la Este control de la apariencia puede
incluidas o suministrar cauces para la emoción de vergüenza. La vergüenza ser más brutal cuando se ejerce el
investigación. deriva precisamente del miedo: mie- poder estatal sobre los individuos y
do a perder el amor, el prestigio, el re- grupos subalternos.
100 conocimiento, sentirse en peligro de
humillación y expulsión. No es azaroso entonces que la vio-
lencia delictiva haya creado
Herramientas críticas para demo- Al respecto, Wouters (2008) estudia
cratizar la mirada social sobre los la relación entre las formas de auto- “...una suerte de lengua franca epo-
jóvenes y estudiantes rregulación de los comportamientos cal, con gramáticas propias que
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y las emociones de miedo, basándo- afectan a la socialidad y la sociabi-


Como hemos argumentado, el sin- se en la teoría de Norbert Elias que lidad, que se expresa en un discurso
sentido en la perspectiva futura de sostiene que la vergüenza es un tipo cerrado y hegemónico sobre la in-
vida es suficientemente relevante de miedo, fundamental en la mode- seguridad, sus causas y sus conse-
para ser considerada una fuente de lación del comportamiento. En las cuencias (…) Entrelazando distintas
violencia a indagar en nuestra inves- sociedades occidentales, el aumento problemáticas, pobreza, inmigra-
tigación propuesta a partir de la voz del umbral de vergüenza se mani- ción, desempleo, exclusión social,
de los estudiantes. fiesta a partir del siglo XVI y comien- violencias, el estereotipo dominan-
za a producirse una transformación: te del delincuente es el varón joven
Los medios crean y recrean una for- la vergüenza pasa de ser un conflicto pobre (‘villero‘) (…) La inseguridad
ma de sensibilidad específica fren- únicamente con el medio exterior a es un significante salido de las entra-
te a la problemática de la violencia constituir un problema dentro del in- ñas del discurso periodístico sobre el
donde los jóvenes se muestran dividuo mismo, es decir, se convierte crimen, que terminó reemplazando
como peligrosos y la escuela resul- en un tipo particular de temor que es metonímicamente a delito...” (Mari-
ta bajo un manto de sospecha5. La internalizado por el sujeto. Cuando ni y Pereyra, 2009, pág. 13-14).
operación discursiva reduccionista las formas de violencia externa co-
asocia mecánicamente a la violencia mienzan a regularse al interior de los Pegoraro advierte que “las noticias
con el delito y hace blanco de la res- individuos, surge la vergüenza como periodísticas abonan una campaña
ponsabilidad a los jóvenes. Los ado- temor a no responder a las expectati- de alarma social ante la delincuencia
lescentes y jóvenes, escolarizados vas del propio entorno social. La falta violenta, lo que contribuye a reducir
y no escolarizados, son nominados de vergüenza, desde esta perspecti- la problemática a un crecimiento
como sujetos amenazantes. Apa- va, sería una señal de que algo fun- de la maldad y crueldad de ciertas
recen como los transgresores que ciona mal en una formación social personas (jóvenes, pobres, exclui-
sobrepasan los umbrales de toleran- (Goudsblom, 2008). das, vulneradas, desocupadas). Ante

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Jóvenes en turbulencia. Miradas críticas contra la criminalización de los estudiantes

esto suenan y resuenan voces de quien conceptualiza a las “incivilida- chinick, 2009). Debarbieux descifra
imponer “la ley y el orden” y se ha des” como aquellos comportamien- que este tipo de comportamientos
puesto de moda una invocación a la tos que son percibidos por los indi- inciviles son “...la revelación de una
llamada ‘tolerancia cero‘ que en los viduos como desafiantes al orden pérdida de sentido y de confianza
hechos sólo persigue ‘incivilidades‘ social, vividos como una amenaza a sobre uno mismo y sobre los otros...”
(Kelling, 2001; Marcus, 1997) mien- los rituales sociales que son común- (1997, pág. 19).
tras deja impunes los grandes deli- mente utilizados por las personas
tos del poder y la corrupción públi- para mantener a cada uno a cierta Asimismo, remarquemos que en los
ca. Persiste así una política penal con distancia o a resguardo del otro ame- testimonios recogidos en nuestros
su correspondiente ‘selectividad‘ nazador. Como se deduce de esta estudios empíricos con jóvenes es-
o como dice Foucault ‘una política operación ideológica, las otras inse- colarizados, observamos que la vio-
que administra diferencialmente los guridades han quedado relegadas o lencia opera como una señal para
ilegalismos‘ (Pegoraro, 2003, pág.1). bien negadas. Precisamente, nuestra ser mirado, identificado, visibilizado
perspectiva sobre las violencias en la o, en la misma dirección, como bús-
Incluso la adopción de la “perspecti- escuela pretende comprender estas queda del reconocimiento y respeto
va de la víctima” y de las “incivilida- formas invisibilizadas y superar la de los otros, en particular por parte
des” que acogemos en nuestra línea homologación entre violencia y cri- de los pares, como modo de au-
de investigación, discute la pertinen- men. Tarea compleja, por cierto, en toafirmación. Ello coincide con los
cia de transpolar acrítica y mecánica- la medida en que la literatura sobre hallazgos de Crettiez (2009) y Bour-
mente el herramental categorial del la relación entre violencia y escuela gois (2010) quienes han estudiado
estudio del delito para comprender está atravesada, desde su génesis de la formación de bandas callejeras
a las violencias en la escuela. En los constitución, por una mirada crimi- en los suburbios de las grandes ciu-
estudios que incorporan el punto de nológica. Ello se complejiza aún más dades (París en el caso de Crettiez y
vista de la víctima, se adopta una de- al advertir, a partir de los testimonios Nueva York en el caso de Burgois)
finición ampliada de la violencia que de los jóvenes que hemos entrevista- para analizar los procesos de sociali-
contempla junto con los actos que do, que recurren al uso del “lenguaje zación generacional en el marco de
transgreden el código penal (defini- tumbero” por moda o bien como un lo que podría denominarse la cultu-
ciones restringidas de la violencia), modo de hacerse respetar en su ba- ra callejera.
un conjunto de victimizaciones más rrio o escuela. 101
tenues, designadas a través del con- Lo que parece estar en juego al ope-
cepto genérico de incivilidades. Para terminar, insistamos con el he- rar la violencia es la búsqueda del
cho de que nuestras investigaciones respeto por parte de los adolescen-
Dicho concepto remite a prácticas antecedentes, junto a la de otros tes y jóvenes. Ni más ni menos que
que sin ser necesariamente ilegales, colegas, han demostrado que en el el respeto… o un grito desesperado

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vulneran códigos de convivencia y contexto local las violencias en la y esperanzado por mostrar que están
de las buenas costumbres y repre- escuela en su mayoría son resulta- ahí...
sentan una potencial amenaza para do de conflictos de baja intensidad
el orden del espacio público y de (Miguez, 2008; Brener 2009; Kessler,
las relaciones sociales que allí tie- 2004) que se expresan en compor-
nen lugar. Nos referenciamos en los tamientos denominados inciviles Recibido el 3 de febrero de 2011
estudios pioneros de Roché (1994) (Kornblit, 2008; Bracchi, 2009; Mut- Aceptado el 15 de mayo de 2011

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Jóvenes en turbulencia. Miradas críticas contra la criminalización de los estudiantes

Notas
1 Colaboraron en la revisión final de este artículo los licenciados Luis Ojeda, Pablo di Napoli y Nicolás Richter, investigadores
tesistas del proyecto UBACyT F014/08 “Desigualdad, violencias y escuela: dimensiones de la socialización y la subjetivación”. Las
referencias a los testimonios de jóvenes escolarizados propuestas en este trabajo se basan en los resultados de dicho proyecto
así como del Proyecto PIP- CONICET 112 201001 00159 “La sensibilidad por la violencia y los sentidos de la existencia social de
los jóvenes. Un estudio de las percepciones de los estudiantes de educación secundaria de zonas urbanas periféricas”. Ambas
investigaciones cuentan con la dirección de Carina Kaplan y tienen su sede en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la
Educación, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.
2 Se puede establecer una clara relación entre este tipo de discurso y el proceso de transformación ocurrido en Estados Unidos
y señalado por Wacquant (2000) en su trabajo “Las Cárceles de la miseria”. Allí, desarrolla el pasaje desde el Estado providencia
hacia el Estado penitencia que interviene con carácter punitivo sobre segmentos de la población mayoritariamente excluidos
del mercado laboral y de la protección social. Para su profundización, ver: Kaplan, C. y García, S., “Las violencias en la escuela, en
el mundo. Un mapa de los estudios socioeducativos”, en Kaplan, C., Violencias en plural. Sociología de las violencias en la escuela,
Buenos Aires, Miño y Dávila, 2006.
3 Ver: Kaplan, C. (dir.), Violencias en plural. Sociología de las violencias en la escuela, Buenos Aires, Miño y Dávila editores, 2006.
Kaplan, C. (dir.), Violencia escolar bajo sospecha, Buenos Aires, Miño y Dávila editores, 2009.
4 Tomando como referencia la categoría de “civilización” de Norbert Elias.
5 Ver: Brener, G., “Violencia y escuela como espectáculo. La relación medios-sociedad”, en Violencia escolar bajo sospecha, Buenos
Aires, Miño y Dávila editores, 2009.

Resumen Abstract
El presente artículo parte de testimonios de estudiantes The present article it departs from high school students’
de educación secundaria de la ciudad de La Plata de la testimonies of La Plata city from the Province of Buenos
Provincia de Buenos Aires recogidos en el marco de una Aires, in the frame of an investigation that approaches
investigación que aborda las relaciones entre desigual-
dad, subjetividad, violencia y escuela. La idea que postu-
the relations between inequality, subjectivity, violence
and school. The idea that I postulate brings over of the 103
lo acerca de los jóvenes “en turbulencia” representa una young people in turbulence represents an invitation to
invitación a reflexionar sobre las dos caras de la moneda: think about both faces of the coin: they can be thought
pueden estos ser pensados como indisciplinados, des- like undisciplined, over-excited or in rebelliousness,
controlados o bien en rebeldía, desafiantes del statu quo. challenging of the statu quo. Perceptions that society

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Las percepciones que la sociedad tiene sobre los jóvenes has on the young people and the violence, and the own
y la violencia, y la propia autopercepción que construyen autoperception that the young people construct, are
los jóvenes, están vinculadas a una “sensibilidad epocal”. linked to a sensibility epoch.Taking authors’ thoughts as
Retomando pensamientos de autores como Nobert Elias, Nobert Elias, Pierre Bourdieu and Michel Wiewiorka and
Pierre Bourdieu y Michel Wiewiorka y afirmándome en steadying myself in the results and substantive hypoth-
los resultados e hipótesis sustantivas obtenidas a lo lar- eses obtained along a systematic process of investiga-
go de un proceso de investigación sistemático, se puede tion, it is possible to presume that the emotional experi-
presumir que la experiencia emocional vinculada a un ence linked to an existential emptiness or to the feeling
vacío existencial o al sentimiento de la falta de respeto y of the lack of respect and of recognition, added to the
de reconocimiento, sumadas a la desesperanza en torno hopelessness around the future perspective of life, they
de la perspectiva futura de vida, constituyen una fuente constitute a source of violence. If we follow these analy-
de violencia. Si seguimos estos análisis, puede sostenerse ses, is held that the subjects are not violent for his nature
que los sujetos no son violentos por su naturaleza sino but they are giving a possible response to a life without
que están dando una respuesta posible a una vida sin justification, to the social interdependences that leave
justificación, a las interdependencias sociales que dejan these individuals left the present that lacks sense. The
a estos individuos abandonados al presente que carece article finishes with the offer of critical tools to democ-
de sentido. El artículo finaliza con la propuesta de herra- ratize the social look on the young people and students.
mientas críticas para democratizar la mirada social sobre
los jóvenes y estudiantes.

Palabras clave Key words


Jóvenes - Violencia - Subjetividad - Experiencia Young people - Violence - Subjectivity - Emotional
emocional - experience - Students

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