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Ensayo Argumentativo

TEORÍA DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA

Mtro. Pedro Viveros Viveros

Seminario de Profundización sobre temas de Derechos Penal y


Procesal Penal en México

Doctorado en Derechos Humanos y Litigación Oral

Guadalajara, Jalisco
2021 |
I.- Introducción

Nuestro sistema jurídico en materia penal, ha sufrido un proceso de cambio


sumamente importante, es decir, se pasa del antiguo modelo litigioso escrito a una
nueva modalidad en cuestión de la oralidad litigiosa. A nivel internacionalidad un
sinfín de países ya contaban con el modelo de litigación oral dentro de su
estructura jurisdiccional e incluso algunos desde la naturaleza de su sistema
jurídico presentaban procedimientos orales en materia penal desde algunas
décadas atrás. Ahora bien, este cambio sistemático y estructural que se dieron
como consecuencia de las diversas reformas en material constitucional y procesal,
aparejan consigo una modificación en el análisis, reflexión e interpretación de las
conductas consideradas delictuosas, en otras palabras, se da paso dentro de la
teoría del delito a un modelo que se puede considerar más eficaz en cuanto a la
imputación al sujeto que con su acción sobrepasa el límite de la norma.

Con base a lo anterior mencionado, en el presente trabajo busco abordar de


manera argumentativa lo que en la nueva visión de la teoría del delito se puede
nombrar “teoría de la imputación objetiva” que a mi parecer es el instrumento más
eficaz con el que contamos actualmente para resolver de manera más objetiva y
acertada las cuestiones de imputación de los hechos que rebasan la normatividad
regulatoria y que son del interés del derecho penal. Ahora bien, en un primer
momento presento de manera sintética los antecedentes de la teoría en estudio,
con el objetivo de vislumbrar el cómo surge, pesto que desde su propia naturaleza
se va configurando como un modelo ideal en la impartición de justicia conforme al
derecho. Son diversos los expertos en la materia que han realizado aportes muy
valiosos en la configuración de la “teoría de la imputación objetiva” en cuanto parte
de la teoría del delito que múltiples sistemas jurisdiccionales en el mundo han
adoptado como instrumento de los procesos acusatorios; por ello en un segundo
momento desarrollaré dos de las principales teorías que han surgido en torno a
este modelo putativo, es decir las posturas de “Claus Roxin” y “Gunther Jakobs”.

En un último apartado verteré mis argumentos a favor o en contra de cada


uno de los modelos desarrollados, tratando de justificar mi postura desde una

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visión general y universal, sin buscar particularizar a un solo sistema acusatorio
penal. Lo anterior para no limitarme a un solo corpus iuris de un Estado en materia
penal y con ello poder abrir un camino comparativo sobre los aportes que este
modelo de imputación objetiva contribuye en cuanto la tutela eficaz de los
derechos humanos tanto del individuo lesivo como también el bien jurídico
lesionado. La comparación que realizaré en el último apartado a manera de
conclusión tiene el fin único de demostrar que el modelo “intuitivo” con el que
antes se abordaba la acción penal lesiva, presentaba continuamente actos
violatorios de los derechos humanos de las partes actuantes al momento de
imputarles los acciones que la autoridad jurisdiccional consideraba competencia
en materia penal. Sin más premisas para abordar en la presente parte
introductoria, pasemos a la primera parte del presente ensayo.

II.- Orígenes de la teoría de la imputación objetiva (en cuanto antecedentes)

Para poder entender la teoría de la imputación objetiva y el fin que tiene en


sí misma aparejado, es totalmente necesario percibir que surge como
consecuencia evolutiva de las teorías de la causalidad o causales las cuales se
inclinaban a limitar la amplísima concepción del origen de la teoría de la
equivalencia de condiciones. Es preciso recordar que la teoría anteriormente
mencionada tenía el deber primordial de advertir de manera analítica los
argumentos que justifican las acciones que podían considerarse con el carácter de
típicas a pesar de ser causa y por ende no requerían ser punitivas de la culpa.

Por otra parte, también podemos remontarnos hasta las escuelas filosóficas
alemanas de la época moderna, las cuales tomaron como estandarte de su
pensamiento el idealismo. Para poder comprender la influencia que tiene dicha
corriente filosófica como antecedente de la teoría de la imputación objetiva; es
preciso hacer referencia del iniciador de esta época quien aporto con su
pensamiento idealista absoluto una reflexión asertiva en lo que hoy podríamos
nombrar como la dogmática del derecho. George Wilhem Friedrich Hegel, es
considerado por los actuales especialistas de la teoría del delito como la base

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angular donde comienza a cimentarse la teoría de la imputación objetiva, puesto
que en su obra “La filosofía del derecho” se encuentran los presupuestos
dogmáticos de la teoría que analizamos en el presente trabajo.

Hegel, buscando dar respuesta a su época es preciso al marcar la pauta de


la racionalidad que debe imperar en cuanto a la aplicación de la justicia, dejando a
un lado el mero carácter intuitivo o vengativo al momento querer decretar un
hecho delictivo. En la aseveración que antecede, me permito citar textualmente un
extracto de la filosofía del derecho hegeliano, como manera de acreditar lo
argumentado de mi parte en cuanto el antecedente.

“En el ámbito del derecho abstracto el individuo tiene […] derecho de


ser tratado siempre como persona, incluso cuando ha atentado
contra la legalidad; derecho a recibir una pena justa de acuerdo con
la legislación vigente, en la que se ejerce una justicia punitiva y no
vengativa”. (Hegel, La filosofía del derecho, no. 94-103)

Si analizamos el objetivo principal de la teoría de la imputación objetiva


conforme a la teoría del delito actual y los corpus iuris en materia penal de los
diferentes sistemas judiciales; para posteriormente confrontarlo con el anterior
texto del pensamiento del filósofo alemán, se puede advertir de manera
aseverativa la existencia de los elementos esenciales que hoy encuentra
dogmáticamente en el proceder en la aplicación de la teoría de la imputación
objetiva al momento de buscar determinar de la imputación de una acción delictiva
conforme al riesgo permitido, resultado de la acción y demás elementos
necesarios para objetivar lo punitivo del actuar del individuo, en consecuencia
podemos afirmar que todos los especialistas en materia de la teoría del delito,
aciertan en aseverar que en el pensamiento hegeliano y en sus escuelas es que
nacen los fundamentos cimiéntales de la herramienta eficaz que nuestros nuevos
sistemas acusatorios orales cuentan al momento ejercer una justicia punitiva a los
que superan el riesgo permitido por la norma en sus resultados de la acción
realizada.

2
En consecuencia, a todo lo anterior mencionado en cuanto a los
antecedentes de la teoría de la imputación objetiva, podemos advertir de manera
racional que, desde sus inicios en el pensamiento idealista absoluto, su el fin
primordial es el poder determinar la punibilidad de un acto de manera objetiva que
cumpliendo con todas las características se pueda acreditar el interés de la
materia penal al haber rebasado la permisibilidad de la normatividad. Ahora en
esta época contemporánea, donde ya los sistemas acusatorios orales han
adoptado totalmente la teoría de la imputación objetiva, se puede percibir que las
posturas de los teóricos del delito continúan en la misma línea de la filosofía del
derecho hegeliana ciertamente con aportes al contexto temporal en el que vivimos,
pero conservando la sustancialidad dogmática de sus orígenes, misma que
podemos definir que dentro de nuestros sistemas adversariales penales Hassmer
W. (1990) “Sólo puede ser castigado el hecho cuya punibilidad esté determinada
legalmente antes de que haya sido cometido”

Avanzando en la configuración como también respecto al surgimiento de la


teoría de la imputación objetiva, no podemos solamente quedarnos con la base del
pensamiento idealista absoluto de Hegel, puesto que ya para época posmoderna
surgen dos grandes posturas que forman parte del cuerpo dogmático de la teoría
del delito. La primera de ellas fue elaborada por Claus Roxin, abogado, jurista y
profesor de origen alemán, mismo que escribe un libro con carácter de homenaje
a Honig, en el año de 1970; es en dicho año a partir del pensamiento de Roxin que
se considera como el nacimiento de la teoría de la imputación objetiva (me es
preciso aclarar que lo aseverado en líneas que anteceden no forman una
contradicción en cuanto a los antecedentes hegelianos de dicha teoría).

Este abogado moderno del siglo XIX en su obra homenaje postula un


criterio que se le conoce con el nombre de “creación de un riesgo jurídicamente
relevante de una lesión típica del bien jurídico”, del cual se desprende toda su
teoría, misma que abordaremos en el siguiente apartado de manera directa por
ello solo me limito a mencionarla. A partir, de la primera teoría realizada por Roxin,
surgen más posturas que van perfeccionando y dando mayor solides a la

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imputación objetiva y los postulados por los cuales debe de regirse al momento de
analizar la conducta del individuo y poder determinar la punibilidad del mismo.
Günther Jakobs, filósofo, profesor y abogado, también de nacionalidad alemana es
quien da continuidad a la teoría presentada por compatriota Roxin, dándole una
mayor estructura para su buena efectividad, aparte de afirmar que dicha teoría es
una herramienta fundamental para poder determinar, la órbita de responsabilidad
en cuanto al abordaje desde la teoría del delito.

En palabras más simplistas y entendibles, Jakobs está advirtiendo que el


seguir sistemáticamente la teoría de la imputación se logra constatar cuando una
acción de conducta efectivamente y objetivamente se puede considerar con el
carácter de delictiva. Al igual que como mencione con la teoría de Roxin, me limito
a introducir a Jakobs como elemento de antecedente y poder partir de esta
consideración al abordaje del desarrollo de su postura.

Por último, afirmar con base a todo las premisas anteriores y los argumento
que se entrelazan, que la teoría de la imputación objetiva desde sus fundamentos
dentro desde el pensamiento filosófico idealista, pasando por las primeras
estructuras que le dan origen con Roxin y perfeccionándose de la mano de Jakobs
sigue una misma línea que le lleva a cumplir con su fin primordial dentro de la
teoría del delito en la actualidad, pero sobre todo presenta un papel sólido como
herramienta eficaz para la autoridad jurisdiccional y los sistemas adversariales al
momento de determinar la punibilidad de una actuación que puede ser
considerada delictiva. Con el anterior comentario cierro la parte de los
antecedentes y orígenes de teoría en análisis, puesto que se cuentan con
elementos suficientes para dar paso al desarrollo de las anteriores posturas sin
temor a no encontrarles el sentido y la línea de acción dentro de la materia penal.

III.- Dos grandes teorías de la imputación objetiva 1

Como lo pude advertir en los anteriores apartados, desarrollaré de manera


exclusiva las posturas de Claus Roxin y Günther Jakobs, quienes comparten
1
Es necesario aclarar a pie de página que ambas posturas no son las únicas existentes en cuanto
a la materia, pero son consideradas las más importantes; Roxin por ser la que le da alumbramiento
y con la de Jakobs, puesto que la consolida dándole más elementos como también formalidades.

2
muchas similitudes con el idealista absoluto alemán, tanto la nacionalidad con la
continuación en la misma línea de reflexión, pensamiento y construcción de la
teoría, es decir no se separan mucho de las propuestas que en la modernidad
Hegel realizaba en su filosofía del derecho en cuanto a la determinación punitiva
de un actuar considerado delictivo. Las bondades y aportes que realizan estas
posturas de la posmodernidad dan cuerpo y estructura para el surgimiento no solo
como pensamiento sino como una teoría sistemática dentro de la teoría del delito.
Por lo anterior, es necesario el poder hacer un abordaje por separado a cada
propuesta, puesto que contienen elementos que a mi parecer logran encontrar una
buena simbiosis para dar a luz, una teoría de la imputación objetiva que está
logrando cumplir con su papel primordial dentro de la teoría del delito y en los
litigios orales penales en una considerable cantidad de sistemas jurisdiccionales.

Sin más preámbulo de carácter introductorio, pasemos al desarrollo de cada


postura iniciando con la que da origen en 1970 a dicha teoría de la imputación
objetiva a manos de abogado alemán Claus Roxin.

3.1. Teoría de la imputación objetiva de Claus Roxin

Para comenzar con el desarrollo de la postura de Roxin, deseo hacerlo


citando al Dr. Enrique (2006), quien se expresa de la siguiente manera sobre el
abogado alemán y su teoría; “Claus Roxin retoma los principios del pensamiento
de Hegel y Kant, los cuales habían quedado interrumpidos en el periodo de
entreguerras, especialmente por el nazismo, y los desarrolla sistemáticamente
bajo las bases de la política criminal y de la moderna teoría de los fines de la
pena, la cual se enmarca a su vez dentro de los principios rectores de un Estado
social y democrático de derecho”. (p. 56).

A decir de la cita anterior, al retomar Roxin, los pensamientos tanto


hegelianos y kantianos, lo hace con un objetivo totalmente de hacer cambios
innovadores por medio del modelo funcionalista de su tiempo a la ya existente
teoría del delito. Pero antes ver los elementos innovadores que implementa su
naciente teoría de la imputación objetiva podemos preguntarnos ¿cuál es el
sentido interpretativo que propone Roxin en su teoría? El responder a este

2
cuestionamiento nos abona el poder entender los criterios sistemáticos normativos
que contiene la teoría roxiniana. Ahora bien, la propuesta interpretativa que se
encuentra implícita es de carácter totalmente teleológico, es decir indagar,
investigar, analizar hasta el sentido último de la realidad en una conducta. Si
dentro de la teoría del delito por medio de la imputación objetiva se interpreta de
manera teleológica una conducta se puede determinar objetivamente si esta se
encuentra dentro del ámbito prohibitivo de la normatividad penal, en caso de ser
rebasado en el resultado de la acción es del interés penal.

Se puede decir que el profesor litigante alemán como punto de partida en


su postulado desde lo que él mismo llama “Principio del riesgo”, en el que se
puede percibir una total e innovadora reorientación de la teoría del delito,
utilizando como principales premisas de lo que en Alemania llaman “política
criminal”. Los criterios que Roxin toma son aquellos que lo lleva a considerar el
objetivo o fin de la pena que se decreta a quien rebasa el “principio del riesgo”, de
esa manera propone verificar la conducta desde su concepción del contexto social
para poder determinar mediante una imputación objetiva la tipicidad del hecho
delictivo y el alcance del mismo.

Ahora bien, dentro del mismo “principio de riesgo”, buscando parafrasear al


mismo Roxin puedo decir que pone de manera clara y sintetizada los criterios y
lineamentos punitivos que deben de observarse para poder considerar que el
resultado que se origina a consecuencia de un hecho cometido por un sujete
actuante, es totalmente imputable solamente al actuante considerando que es
causado por su acción. Para que la anterior premisa pueda cumplir con el carácter
de objetivo cuando el actuar del sujeto de por resultado un riesgo no permitido
para el objeto de la acción. En consecuencia, debe de considerarse que el riesgo
no permitido creado por el actuante debe encontrarse dentro del resultado preciso
siempre y cuando se encuentre dentro del ámbito penal, es decir del alcance del
tipo.

Por otro lado, Zaffaroni, en su análisis a lo que él denomina como la teoría


del riesgo de Roxin, aborda lo anteriormente mencionado en el párrafo que

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antecede de la siguiente manera “Cuando falta la creación de un peligro prohibido,
la acción y su resultado son impunes. Pero también es impune el resultado cuando
este no es realización del riesgo prohibido […] De estas reglas básicas este autor
deduce las reglas generales, a tener en cuenta para excluir la imputación objetiva.”
(Zaffaroni. 2002. p. 470) También a dichas reglas que refiere Zaffaroni, podemos
considerarlos como criterios con los que se puede determinar el juicio de
imputación objetiva de lo resultado, mismos que presento a continuación de
manera sintética, con el fin único de que puedan ser digeridas y comprendidas por
los lectores del presente trabajo, en otras palabras, presentar lo sustanciar o
medular de lo que postula la teoría roxiniana.

El primero de los criterios tiene como consecuencia aparejada la


negatividad de la imputación objetiva, cuando se presenta una variante en la
consecuencia grave, por ello se concluye en la producción de un resultado con
características de intrascendencia; es por lo anterior que Roxin lo nombra como la
“disminución del riesgo”. En palabras más entendibles, podemos reflexionar que
ante los hechos causados por un sujeto determinado donde se espera que termine
en un resultado lesivo grave, pero en determinado momento cambia la dirección
de la acción y termina en una consecuencia leve que no sobrepasa el riesgo
normativo, por lo tanto, no puede existir una imputación objetiva al actor. Pero la
teoría roxiniana no da por terminados los criterios, presenta en segundo nivel, nos
dice que a partir de la existencia de un riesgo no relevante lesivo de un bien
jurídico, se debe proceder como en el anterior, es decir negar la imputación
objetiva al no crear un riesgo grave que sea de relevancia para el derecho penal al
momento de no existir una mayor lesión por los hechos del actor; contrariamente
para que el sujeto ante su accionar pueda ser imputado de manera objetiva
debería de crearse un riesgo jurídico-penalmente relevante o no permitido y así es
como Roxin nombra su segundo criterio.

Aumento del riesgo permitido, es el nombre que se le da al criterio roxiniano


en el que claramente podemos advertir que, para poder darse una imputación
objetiva, el sujeto con su actuar debería producir un riesgo que sobrepase lo

2
permitido por la normatividad, de no existir dicho aumento y el resultado de la
conducta del autor se produce de la misma manera, aunque el sujeto actuara con
la atención debida, la determinación del juicio debe negar la imputación objetiva al
autor de los hechos. Por último, para que se pueda dar una imputación de manera
objetiva el resultado de riesgo debe que tener cavidad dentro de la acción o bien
jurídico tutelado por la norma, es decir, en la esfera de protección (como esfera
podemos definir que es donde se da el resultado que la norma busca evitar). Es
bueno advertir lo siguiente; si el resultado se da fuera del ámbito de aplicación de
la norma por más aumentado de riesgo que se presente, no puede existir una
imputación, ya que está fuera de la protección de la norma por el simple suceso de
que la normatividad no buscaba evitar dicho resultado.

Como podemos percibir los criterios para la imputación objetiva que Roxin
postula dentro de su teoría giran en torno a la creación de un riesgo con el
resultado de los hechos del actor. Aunque en primer plano, se percibe como si él
mismo quisiera desacreditar su propia teoría al momento de que en la ampliación
de la explicación de cada uno, se hace hincapié en la negatividad de la imputación
al resultado, al no cumplir con las premisas del riesgo jurídico; pero para poder
comprender lo que realmente quiere transmitir debemos fijar la mirada en la
manera que estructura a cada uno, puesto que parte de la negatividad para
enunciar de manera eficaz las condiciones que deben de darse para proceder de
manera correcta en la imputación objetiva. Desde otra perspectiva, es como si
Roxin, primero deseara advertir las condiciones en las que no se da la imputación
objetiva para que al momento de abordar el análisis interpretativo de la tipicidad
del acto podamos partir de lo real haciendo una abstracción del hecho y poder
generar una determinación totalmente punitiva, es aquí donde encontramos
totalmente la línea de todo idealista alemán que no se conforma con la intuición,
sino que invita a realizar una verdadera interpretación teleológicamente
abstrayendo de manera racional lo que puede hacer sólida la imputación objetiva
del actor, es decir, invita de manera intrínseca en su postura a no construir
castillos en la arena que un viento cualquiera del proceso oral pueda derribar.

2
3.2. Postulados de Günther Jakobs a la teoría de la imputación objetiva

Antes de pasar al desarrollo de los aportes de Jakobs, deseo advertir de


manera superficial ciertamente continua en la línea de la escuela hegeliana, es
decir en el pensamiento idealista absoluto, pero a su vez toma elementos de la
escuela kantiana en cuanto al conocimiento por medio de la razón crítica, y no
podía ser menos, puesto que comparte la misma profesión con quienes pusieron
las bases en la reflexión filosófica del derecho en la época moderna, siendo un
filósofo alemán da ese toque reflexivo y analítico a la teoría de la imputación
objetiva, elementos que a mi parecer le faltaron a Roxin. La conjugación de su ser
filosófico, su abogacía, su trabajo como profesor litigioso y su amor por el derecho
penal producen una verdadera simbiosis que se ve reflejada en los elementos que
nos presenta.

Después de argumentar mi inclinación a la teoría Jakobiana en cuanto


teoría del delito, me es menester precisar que para este abogado y filósofo la
teoría de la imputación objetiva toma el privilegio de ser la herramienta o
instrumento jurídico que permite a la autoridad jurisdiccional en materia penal
determinar los ámbitos de responsabilidad de los sujetos y con ello verificar
cuando la conducta de estos presenta de manera objetiva la característica de
delictiva. Con todas las líneas anteriores, puedo argumentar de manera afirmativa
la comprobación del toque reflexivo filosófico que Jakobs imprime en su
concepción instrumental de la teoría de la imputación objetiva, puesto que no se
queda simplemente girando en torno a la creación del riesgo a través del resultado
del actuar de los actores, sino que se adentra a la determinación de las
responsabilidades y la comprobación de la conducta por medio de los resultados
que esta genera.

Como todo buen filósofo alemán, Jakobs determina dividir la teoría de la


imputación objetiva en dos jerarquizaciones que ayudaran a determinar de manera
más concreta las responsabilidades de los sujetos. En la primera categoría invita a
que todo análisis parta del comportamiento teniéndolo clasificado como típico, es

2
decir da paso en primer lugar a imputar de manera objetiva el comportamiento del
sujeto, caso contrario de Roxin, que busca imputar todo el resultado producido por
la acción del sujeto. Ahora bien, como segunda categoría o segundo nivel de la
imputación objetiva, (Jakobs y Cancio, 2000) advierte lo siguiente “La constatación
–en el ámbito de los delitos de resultado- de que el resultado producido queda
explicado precisamente por el comportamiento objetivamente imputable
(imputación objetiva del resultado)” (p. 23), en otras palabras, una vez calificado el
comportamiento como típico se debe de verificar que el resultado precisamente
queda explicado por el mero comportamiento y se da dentro del ámbito normativo.

Otra cuestión de suma importancia que podemos observar en Günther, es


el que no le basta con jerarquizar divisionalmente la imputación objetiva para que
presente una mayor eficacia, además el primer nivel jerárquico de imputación
objetiva al comportamiento le añade cuatro preceptos de carácter dogmatista, que
tienen como fin único el auxiliar a la teoría del delito para poder establecer un
análisis de carácter juicioso en cuestión de tipicidad. Como pudimos observar en
el párrafo que antecede, es importante para Jakobs, el que se califique el
comportamiento como típico y es por ello que otorga estas otras herramientas a la
teoría del delito y pueda calificar de manera asertiva el actuar del sujeto. Pero
¿Cuáles son esos cuatro preceptos dogmáticos que el filósofo alemán propone?
¿A qué respondería cada uno?

Podemos decir que la primera institución al igual que su antecesor parte de


la consideración del “riesgo permitido” que, a diferencia de Roxin, Günther apuesta
por aclarar lo que significa “riesgo” con carácter de normativo. Ahora bien, a ese
término normativo, le agrega el predicado “permitido” y por abstracción se puede
predicar como la simbiosis en estado normal en la interacción de las libertades de
actuación de los sujetos ante la sociedad y que es tomada de manera aceptable o
dentro de los estándares históricos, por lo que no se consideran lesivos. Un claro
ejemplo, ante nuestras normas jurisdiccionales, si un individuo encuentra a otro
sujeto dentro de su domicilio sustrayendo los bienes de valor y este toma X objeto
para golpear al actor de típico y a causa del golpe pierde la vida, la ley

2
independientemente de que el hecho fue resultado del acto lesivo que estaba
recibiendo se debe ponderar el comportamiento de ambos para poder verificar si
se rebasó el riesgo permito con el resultado, que quizá el que en primer momento
era víctima no tenía el conocimiento ni la intensión de cometer el homicidio, sino
solamente neutralizar al que ahora toma el papel de víctima o bien jurídicamente
lesionado por ello se debe imputar de manera objetiva el comportamiento del
ahora victimario y calificar la tipicidad de su resultado. En contra ejemplo, si nos
remontamos a las comunidades africanas, por historicidad y parte de su norma
ellos pueden matar a un ladrón que encuentren dentro de su domicilio y con dicha
penosidad se puede constatar que no se rebasa el riesgo permitido.

Dado y constatado la anterior institución dogmática que Jakobs propone, se


debe continuar analizando el segundo paso, al que él nombra como “Principio de
confianza”, el cual se aplica con el fin de determinar la existencia de la generación
de un riesgo permitido a causa de una actividad donde participan varios sujetos,
es decir que ante tal resultado para poderse dar una imputación objetiva debe
analizarse también los fallos que pudieron existir por parte de los demás sujetos
actuantes con el fin de poder determinar confiadamente en la responsabilidad licita
de estos; de cumplirse lo anterior se puede deducir que se da el criterio típico de
riesgo permitido, puesto que al sujeto que se le buscaba confirmar un resultado
lesivo no le procedía totalmente la responsabilidad de actuante principal, puesto
que confiaba en las actividades de los demás y que el resultado surge de la
omisión de los otros y no de su parte. Si se desea ejemplificar lo anterior, se
puede realizar teniendo como figura una empresa constructora, donde se contrata
a un sujeto para operar ciertas maquinarias y que es asignado a un grupo de
trabajo donde la mayoría de sus compañeros cuenta con la suficiente experiencia
de manejo en maquinarias, pero en el desarrollo de su labor y por la falta de
experiencia produce un resultado lesivo que pudo ser evitado por sus
compañeros, pero estos pensando que tenía experiencia faltan a la confianza que
él les tenía para ser auxiliado, se puede decir que el resultado queda dentro del
riesgo permitido.

2
Por otra parte, se cuenta con una tercera institución para calificar la
tipicidad misma que se le denomina como la “prohibición de regreso”, con la que el
profesor alemán busca delimitar de manera sistemática la teoría de colaboración
dentro de una imputación de carácter objetiva y es que con este criterio se logra
abonar a la limitación de la intervención punible, tanto en actos que se realizan de
manera negligente (tomándola como imprudencia es decir sin dolo) como también
en los realizados con premeditación, alevosía y dolosamente; en este criterio
podemos decir que se da un cierto giro en reversa a la participación con
características de punibilidad. Para ejemplificar esta tercera institución, tomaré
literalmente el ejemplo con el que Zaffaroni (2002) inicia la presentación de este
elemento Jakobiano, y lo transcribo literal por su claridad y efectividad para ser
entendido el principio de prohibición de regreso; “Jakobs sostiene que se activa la
prohibición de regreso (no puede haber imputación) si el deudor le paga a su
acreedor sabiendo que con el dinero comprará un arma para matar a una persona,
porque el deudor no se halla en posición de garante respecto de la vida de esa
persona”. [p. 474]

En la última institución, encontramos la propuesta de crear esferas de


responsabilidad, con el objetivo de integrar al análisis la intervención que pudo
haber tenido la víctima en el resultado de los hechos y es que a decir del abogado
alemán dentro de estas esferas se pueden determinar fácilmente los límites de la
libertad de actuación con la que interviene cada actor en los hechos, es decir tanto
el actor como la víctima. A esta actuación se le conoce con el nombre de
“Actuación a riesgo propio de la víctima o competencia de la víctima” y el mejor de
los hechos que puede ejemplificar este criterio es el de un automovilista que
transita a una velocidad acorde a lo establecido en las normas de tránsito y al
llegar a cierto lugar una persona pasa la carretera corriendo, pero por la misma
velocidad de automotor no puede detenerlo y la arrolla causándoles como
resultado una lesión e incluso pierde la vida; al momento de analizar el acto se
puede percatar que por encima del lugar del resultado existe un puente peatonal
que fue colocado para evitar estos acontecimientos. Por ende, la víctima tomo la
decisión en su propia esfera de libertad el no utilizar dicho puente, sabiendo las

2
consecuencias que podía sufrir, pero eso no la detiene y decide cruzar la carretera
deduciendo que puede ganarla al carro. Como observamos en el anterior ejemplo,
a pesar del resultado lesivo se aplica en la imputación dicho criterio, pues la
víctima actuó bajo su propio riesgo decidiendo libremente, aunado a esto que el
conductor estaba dentro del riesgo permitido por la normatividad.

VI.- Argumentos y conclusiones

Ciertamente cuando estudié la licenciatura en derecho y egresé a un no se


contaba con el proceso penal acusatorio y se continuaban los procesos
tradicionales, con ello la teoría del delito aun daba lugar a la imputación de
carácter intuitivo, es decir sin utilizar la razón critica con ello dando paso a una
imputación subjetiva. Ciertamente para clasificar la tipicidad de la acción no se
contaban con todas las instituciones dogmáticas como las que propone Jakobs,
sino que se trataba de seguir de manera literal lo que estaba escrito en la ley. Si
hoy en día yo me preguntara ¿Encuentro aportes sólidos en esta teoría como para
que sea de completa confianza en la imputación objetiva de culpabilidad conforme
a los resultados? A lo que confiadamente puedo contestar de manera afirmativa,
puesto que analizando estas dos propuestas y cotejándolas con sus principios en
la época moderna dentro de la filosofía del derecho hegeliana y kantiana, puedo
observar que garantizan un interpretación teleológica, crítica y razonada de los
resultados que surgen a causa de los hechos realizados por un sujeto, mismos
que son del interés del derecho penal.

Ahora bien, mi postura ante la ante los postulados de Roxin, es de


concordancia en cuanto lo general pero también mostrándome un poco escéptico
al poder observar que de cierto modo pone las primeras herramientas bajo el
nombre de “principio de riesgo” y que gira en torno a ello. Pero, también es bueno
advertir que no logra la construcción sistemática y estructural una dogmática que
dictara las pautas para poder imputar y calificar las conductas que pueden
considerarse sobrepasadas del riesgo permitido, no logra darle cuerpo a la
normatividad de un verdadero proceso sistemático objetivo. Si quisiera traducirlo a
palabras filosóficas Roxin a pesar de hacer alumbrar la teoría de la imputación

2
objetiva, con su postura imprecisa no logra pasar de la “doxa a la episteme”, es
decir no logra pasar de la literalidad a al dogma racional que adopta un carácter
interpretativo.

En lo que respecta Günther, claramente que no se divorcia totalmente de la


postura de Roxin, puesto que toma sus primeras estructuras y principios primeros
en materia del riesgo y resultado, pero él lo lleva más hacia la estructuración
eficaz que garantice una interpretación y juicio putativo más objetivo. Lo anterior
se puede comprobar desde el momento que divide en niveles la misma teoría de
la imputación objetiva, ciertamente para evitar caer de manera inmediata en el
subjetivismo y con ello dotando de un sistema o institución dogmática que lleve a
la teoría del delito a interpretar, imputar y calificar de manera objetiva los
comportamientos de las personas. Otro de los fundamentos importantes que pude
encontrar dentro de la postura de Jakobs, es a lo que el nombra los roles, para
poder verificar si el actuar del sujeto estuvo apegado a su rol, aunque este
causara un resultado de riesgo no permitido, y tuviera el conocimiento de lo que
puede resultar, pero aun así lo realiza creando el riesgo no permitido. Pero, ante el
resultado creado no puede ser imputado de manera objetiva, ya que bajo la
premisa del análisis crítico el sujeto no traiciono lo que por normatividad le toca a
su rol que desempeña, en otras palabras, no se puede tipificar su conducta puesto
que el cumplió lo que le correspondía.

Con esos detalles que he nombrado anteriormente, puedo argumentar que


el modelo de Jakobs, es el que puede garantizar de manera más precisa una
imputación objetiva al actor. Retomando el ejemplo que puse el atropellamiento, el
conductor nunca viola su rol de conductor puesto que sigue los límites que le fija la
esfera de protección del riesgo, es decir con su conducta nunca violenta ninguna
norma a pesar de atropellar a la persona que fue quien viola su rol de peatón y
desafía el riesgo permitido renunciando libremente a su derecho de cruzar de
manera segura por el puente peatonal y desafiando con su actuar las normas de
seguridad que buscan evitar precisamente la muerte por atropellamiento. Lo
anterior que expreso como argumento, no implica que este asegurando la no

2
existencia de errores o lagunas legales dentro del postulado de Jakobs, puesto
que mi argumento va encaminado a demostrar la estructura sistemática, racional y
punitiva que la teoría de la imputación objetiva brinda a manera de herramienta a
la teoría del delito actual.

En consecuencia, a lo anterior estoy plenamente convencido que el modelo


de imputación objetiva contiene intrínsecamente instrumentos fidedignos de
protección en cuanto a materia de derechos humanos. Si hacemos una lectura
minuciosa entre líneas de cada modelo o postulados que se desarrolló en los
apartados anteriores, nos percatamos que la teoría de la imputación objetiva en
cuanto teoría de delito, tiene muy en el fondo una determinación por medio del
principio “pro persona”, como el contenido en el segundo párrafo del artículo 1°
constitucional como resultado de la reforma en materia de los derechos humanos.
Me remito a dicho principio que de manera personal lo detecto al realizar una
abstracción de la dogmática contenida en la modelo de teoría que se presenta, en
razón de que al buscar determinar de manera objetiva el resultado de hecho
realizado por un sujeto ponderando el riesgo permitido y no permitido, se habla de
que se actúa en pro de la persona, que en materia penal se le puede considerar
como el bien jurídicamente lesionado.

Si es cierto lo que expreso en el anterior párrafo, eso quiere decir que la


imputación objetiva trae consigo una eficaz protección de los derechos humanos
(en cuanto civiles, políticos, económicos, sociales y culturales) durante los
procesos litigiosos orales. Cuando los procesos y la teoría del delito no
contemplaban aún dicho modelo y se realizaban las interpretaciones punitivas
mediante la intuición, deducción o analógicamente, constantemente se violaba el
debido proceso y con ello los derechos humanos de las partes actuantes. Ahora
bien, con este nuevo modelo de imputación si se aplica con eficacia y de manera
objetiva siguiendo lo que postulan los profesionales en cuanto la teoría del delito,
está cumpliendo con la tutela digna de los derechos humanos (en cuanto civiles)
que consagra el pacto internacional sobre los derechos civiles y políticos en su
parte III del artículo 9 al 15, donde se habla de la privación de la libertad,

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encarcelamiento preventivo, debido proceso, que por nuestra de ser personas
tenemos derecho a disfrutarlos.

Por último, puedo argumentar, la imputación objetiva dispone de tres


estrategias jurídicas que tienen como fin el salvaguardar la tutela de los derechos
humanos que puedan ser aplicados a los actuantes en materia penal. Y como en
todo proceso se debe reclamar el resultado que trasgrede la dignidad de las
personas mediante una defensa objetiva dentro de un debido proceso. De manera
sintética solo menciono los tipos de instrumentos estratégicos de defensa que se
pueden ligar a la imputación objetiva para con ello lograr salvaguardar los
derechos humanos de los interesados en los actos reclamados; el primero de ellos
se puede realizar de manera directa, es decir buscando ampliar el concepto de
persona, he aquí donde se puede hacer uso del principio constitucional de pro
persona, en otras palabras se actúa de manera directa en la determinación para
subsanar la laguna que se tenga en cuanto a la concepción de persona. El
segundo se basa en buscar el desvirtuar los análisis e interpretaciones objetivas
de las que se está valiendo para determinar tanto la imputación objetiva y la
calificación del acto, que en consecuencia trasgrede los derechos humanos de las
partes. Y en tercer puesto tenemos las excepciones, verificar si se está
cumpliendo en todo el proceso determinativo y litigante con los principios
constitucionales de en materia de derechos humanos, en el caso de que no lo sea,
se interponen excepciones conforme a los principios de legalidad,
constitucionalidad y violaciones a los derechos humanos por parte de las
autoridades jurisdiccionales, dando un resultado que lesiona el debido proceso.

A manera de cierre, puedo reconocer las bondades de la teoría, pero sobre


todo la solidez que brinda a la teoría del delito, para poder realizar una praxis
jurisdiccional en materia penal, lo más apegada al debido proceso y los derechos
humanos, pero como en todo proceso si se deja de observar las
instrumentalizaciones como las proponen los teóricos, sería retroceder a la
intuición y la subjetividad que en su mayoría de los casos violentos la misma
doctrina.

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Referencias bibliográficas

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México D.F. Editorial Straf, [México].

Hassermer, W. (1990) “Derecho penal y filosofía del Derecho en la República


Federal de Alemania”. Doxa. N. 08. ISSN 0214-8876,
http://hdl.handle.net/10045/10805 | http://dx.doi.org/10.14198/DOXA1990.8.
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Hegel, G.W.F. (1968) La filosofía del derecho (Angelica Mendoza de Montero


Trad.) Editorial Claridad. [Argentina] (Original publicado en el año 1821 en
Alemania).

Martínez, M. (2012). Derecho Penal [España]


Jakobs, G. y Meliá, C. (2000) “El Sistema Funcionalista del Derecho Penal”.
Editorial GRIJLEY, Primera Edición, [Perú].

Zaffaroni, R. (2002). Derecho Penal, IV. Las teorías de la imputación


objetiva. Sociedad Anónima Editora. [Argentina]

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