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UNIVERSITAT DE VALÈNCIA

FACULTAT DE FILOLOGIA, TRADUCCIÓ I COMUNICACIÓ

GRADO EN ESTUDIOS HISPÁNICOS

MANIAC: UNA REINTERPRETACIÓN ACTUAL DE DON


QUIJOTE

Alumno/a: Claudia Sánchez-Guijaldo González

Profesor/a: Josefa Badía Herrera

Asignatura: Ficción y novela en los Siglos de Oro

Curso y grupo: 3º B

Curso: 2018-2019

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ÍNDICE

1. EL QUIJOTE COMO CLAVE DE MANIAC 3

2. LOCURA VS. CORDURA 4


2.1. LA LOCURA DE OWEN, ANNIE Y DON QUIJOTE 6

3. ¿CUÁLES SON LOS LÍMITES ENTRE FICCIÓN Y REALIDAD? 7


3.1. EL CAPÍTULO LIII 8

4. CONCLUSIÓN 9

BIBLIOGRAFÍA 10

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1. El Quijote como clave de Maniac

Desde sus orígenes hasta la actualidad, la obra de Miguel de Cervantes (fecha de


nacimiento y muerte), El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (fecha), como
sabemos, ha sido una de las obras más leídas, más traducidas y más famosas de la historia
literaria universal. Es por esto que no nos debe extrañar que se haya tomado como
referencia en múltiples ocasiones para la creación artística, ya sea literaria o también, de
un modo muy actual, cinematográfica, televisiva. Este es el caso de la miniserie de Netflix
Maniac.

La compleja personalidad de don Quijote y sus locas, pero profundas, aventuras han
servido de modelo para la miniserie protagonizada por Emma Stone y Jonah Hill. De
hecho, el mismo director, Cary Fukunaga, explica que la clave para entender a los
personajes, para entender la historia está en la obra de Cervantes, pues esta «mirrors the
experience of both of the characters»1 (Dockterman, 2018).

Maniac cuenta la historia de Annie Landsberg (Emma Stone) y Owen Milgrim


(Jonah Hill), dos jóvenes que se han conocido en un estudio farmacéutico que busca, a
través de una serie de píldoras, acabar con el dolor, pero no físico, sino más bien
sentimental. Annie, por su parte, no consigue superar la muerte de su hermana y utiliza el
estudio como forma de conseguir pastillas para alimentar su adicción a las drogas y
evadirse de su realidad. En cuanto a Owen, que no acaba de encajar en el mundo adinerado
y poderoso de su familia, sufre esquizofrenia y tiene constantemente alucinaciones en las
que ve a un doble de su hermano. A partir de aquí, veremos que a través del estudio y de
las píldoras que irán tomando en cada fase, Owen y Annie experimentarán y vivirán en
otras realidades, pero no como ellos mismos, sino como personas totalmente distintas,
con nombres diferentes y vidas contrarias a las suyas.

En este sentido, podemos empezar a ver, sin profundizar aún en los personajes, que
ambos tienen grandes semejanzas con don Quijote; los dos viven descontentos con su
realidad, tienen visiones y alucinaciones, además de que son personas solitarias que no
encajan en su sociedad. Evidentemente, esta relación puede ser poco convincente sin
pruebas más exactas. Es por esto que los creadores han ido dejando pistas a lo largo de

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Refleja la experiencia de los dos personajes.

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toda la serie para que los espectadores comprendan que El Quijote es clave para entender
lo que sucede.

En muchos de los capítulos los personajes se refieren a la obra de Cervantes


constantemente, sobre todo Annie, ya que es esta la que tiene una obsesión constante con
el libro. Y es que, su hermana había conseguido leer todo El Quijote cuando era muy
pequeña, algo sobre lo que su padre alardeaba constantemente y que saca de quicio a la
protagonista. Pero sobre todo llama la atención cómo aparece el libro constantemente en
un segundo plano, hasta que en el Capítulo 5, que comentaremos más tarde, se hace una
especie de homenaje a Cervantes y a su obra y vemos de forma clara en qué aspecto se
han basado exactamente para la constitución de la trama; la no distinción entre ficción y
realidad a través de la locura.

Así, analizaremos a continuación de qué modo se ha tratado tanto en la obra de


Cervantes, como en la miniserie de Netflix, ese conflicto, esa dicotomía realidad-ficción
desde la perspectiva de la locura, es decir, como son considerados locos, tienen
alucinaciones que los hacen ver realidades distintas. Pero lo que cabe preguntarse aquí
es: ¿se trata en realidad de locos? ¿es la locura la culpable de que no distingan realidad y
ficción o realmente los locos son los demás?

2. Locura vs. Cordura

El tema de la locura en El Quijote es la base principal de la novela. Para muchos,


no es posible la comprensión de los sucesos ni de las acciones del Caballero de la Triste
Figura sin pensar en que este padece algún tipo de psicopatología. De hecho, ya en el
principio de la obra de Cervantes el narrador advierte que:

«del poco dormir y del mucho leer se le secó el celebro, de manera que vino a perder
el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros […] y asentósele
de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas
sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta
en el mundo» (Cervantes Saavedra, 2001: p. 35)

Pero lo que se pensó como locura en un primer momento, a lo largo de la historia


de la crítica literaria esto ha supuesto un gran debate. Episodios como el famoso
enfrentamiento de don Quijote contra los molinos de viento o el del rebaño han sido
pensado siempre desde la perspectiva de una persona que tiene problemas mentales, que
no sabe distinguir la realidad de la ficción y que vive a base de alucinaciones. Pero

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¿realmente esto significa que don Quijote estuviera loco como cuenta al principio de la
novela el narrador?

Luis Goytisolo en su artículo «La locura de don Quijote» (2005) afirma que «la
locura de don Quijote es real, por mucho que termine recuperando la razón» (p. 61),
mientras que José Saramago (2005) argumenta que «Don Quijote no está loco, que
simplemente finge una locura. De ser así, no tuvo otro remedio que obligarse a cometer
las acciones más disparatadas que le pasasen por la mente». De este modo, queda claro
que hay una gran diversidad de opiniones respecto a si don Quijote estaba loco o en
realidad era el más cuerdo de todos.

A lo largo de la novela, vemos que el único razonamiento para entender las acciones
de don Quijote es que no lo hay, es decir, que este está loco y vive un su mundo de locuras.
Pero los momentos en que el caballero está lúcido, es sensato y razonable nos hacen dudar
sobre esto. Es por ello que se ha llegado a pensar que la de Alonso Quijana era una locura
fingida. Saramago (2005) habla de que Cervantes únicamente dejó creer que don Quijote
tenía ese problema porque sus contemporáneos «se negarían a admitir, con toda
probabilidad, que alguien en su sano juicio anduviera en asuntos de caballerías por esos
mundos de Dios y en esos tiempos, dando y recibiendo lanzadas a cada paso».

De este modo, cabría preguntarse qué entendemos por locura. Es por ello que
Cervantes, en los Capítulos XXIII y XXIV hace algo que nos hará dudar sobre si don
Quijote está fingiendo o no En este momento aparece Cardenio, el cual muestra un tipo
de locura distinta a la de nuestro protagonista, ya que es «un loco de locura clínica, de
locura de manicomio» (Barriga Cassilini, 1983: p. 55). Así, Cervantes compara ambas
locuras para que el lector se dé cuenta de que en realidad la de don Quijote es una locura
de otro tipo, es incluso «una forma de heroísmo, una cualidad admirable» (Goytisolo,
2005: p. 61).

Por tanto, si lo que vemos en el Caballero de la Triste Figura no es una


psicopatología ¿qué es entonces? Muchos autores han pensado que la razón de que don
Quijote hiciera todas esas locuras es simplemente que no quería vivir en esa realidad y
que añoraba la anterior. De hecho, el mismo caballero en el Capítulo I de la segunda parte,
cuando el barbero acaba de contar la historia del loco de Sevilla, argumenta que él está
cuerdo y que simplemente se preocupa por «dar a entender al mundo en el error en que

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está en no renovar en sí el felicísimo tiempo donde campeaba la orden del andante
caballero» (Cervantes Saavedra, 2001: p. 569).

A partir de aquí, se adquiere una imagen totalmente distinta del porqué de las
acciones de don Quijote; este añora la realidad pasada y, a través de los libros y de sus
aventuras, intenta volver atrás. Es simplemente nostalgia, una nostalgia que Cervantes
hace legítima convirtiendo al caballero en un loco ante la mirada de sus contemporáneos.
No será hasta mucho más tarde que la crítica dará cuenta del trasfondo real de don Quijote.
De este modo, podemos establecer una relación directa con los personajes de Maniac y
podemos entender, en cierto modo, por qué a ojos de los demás, como ocurría con don
Quijote, Owen y Annie están locos.

2.1. La locura de Owen, Annie y don Quijote

En la realidad retrofuturista de Maniac, tanto Owen, como Annie son considerados


extraños, locos. Ambos comparten esa «condición del enajenado, de la persona que en
determinadas circunstancias se comporta como un loco» (Goytisolo, 2005: p. 61) que
también caracterizaba a don Quijote. Además, un punto más en común es el hecho de que
todos ellos tienen alucinaciones e imaginan las realidades que pretenden. En cambio, sí
que es cierto que hay una clara diferencia entre los tres: el porqué de su locura y cómo la
manifiestan.

Si algo queda claro, es que comparten ese sentimiento de nostalgia por la realidad
anterior y esa voluntad de volver al pasado. En el caso de Annie, esto se debe a la trágica
muerte de su hermana en un accidente. Ambas iban juntas en el coche y acababan de
pelearse cuando ocurrió, algo que Annie nunca pudo perdonárselo. Además, el culpable
del accidente no fue condenado, algo que aumentaba ese querer volver atrás. Lo que llama
la atención, si la comparamos con don Quijote, son sus alucinaciones y cómo vienen
dadas. Con el caballero manchego veíamos que muchas veces se asociaban las imágenes
a otras que él mismo quería ver, como los molinos, pero todo desde el poder de su mente.
En el caso de Annie, vemos un origen de las alucinaciones mucho más relacionado con
la actualidad; esta utiliza las drogas para poder imaginar lo que desea. En este sentido, la
necesidad, la nostalgia es tan grande que necesita esa adicción para poder volver, para
poder desaparecer del mundo donde no quiere estar.

El origen y manifestación de la locura de Owen, en cambio, es totalmente distinto


al de Annie. Owen padece esquizofrenia, de modo que está obligado a medicarse para

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frenar sus alucinaciones. Es paradójico, pues mientras que una necesita de esa medicación
para huir de su realidad, el otro justamente lo contrario, es sin esas pastillas como llega a
imaginar esa otra realidad. En el caso de Owen, vive inmerso en un descontento continúo
debido al malestar que le produce su familia, pero sobre todo su hermano por el que tendrá
que mentir en un juicio, a pesar de no estar de acuerdo. En este aspecto vemos que el más
cuerdo de su familia, aunque padezca esquizofrenia, es él, pues, siendo su hermano
culpable, son los demás los que se niegan a ver esa verdad y únicamente Owen es
consciente de ello.

Por último, algo que cabe destacar es el gran parecido que tiene este personaje con
don Quijote, pues al igual que el caballero pretendía vivir aventuras y salvar a quien lo
necesitara, en sus alucinaciones Owen está destinado a salvar al mundo, es el único que
puede lograrlo. De modo que, vemos esa voluntad heroica en ambos personajes.

Así, queda claro que el parecido entre los tres personajes es evidente, aunque las
causas y los motivos sean distintos. Todos ellos persiguen una realidad anterior o
diferente debido a las injusticias que han vivido en la propia. Persiguen un cambio a través
de una lucha que «consiste precisamente en no querer dejar de ser loco para no
transformarse en vulgar […], para imponer una ilusión, demasiado grande y profunda ara
ser cuerda» (Rodríguez González, 2005: p. 164)

3. ¿Cuáles son los límites entre realidad y ficción?

El estudio de la dicotomía ficción-realidad en El Quijote ha sido toda una constante


en la crítica literaria. Lo que llama la atención es que esa dicotomía se da en dos grados:
por una parte, en un grado más particular, vemos como causa principal la locura de don
Quijote, que hace que no distinga su realidad de la de las novelas de caballerías. Por otra,
en un grado más general, esta problemática se manifiesta en la confusión que puede llegar
a generar la obra en el lector. Ambas establecen una relación directa con esa misma
problemática en Maniac.

De este modo, Cervantes pretende que esa confusión que rodea a don Quijote en
todo momento sea experimentada también por los lectores, eso sí, de forma distinta. Luis
Goytisolo (2005) diría que ese sentimiento de extrañez «no es, como en don Quijote, un
síntoma de locura, sino señal de la capacidad de sugestión de la obra. El Quijote está en
un inmenso espacio literario en el que cabe encontrar de todo» (p. 61). Es decir, no es que
estemos locos, es que la obra tiene la capacidad de engañarnos.

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Cervantes toma la realidad como fondo para crear la ficción, pero «la ficción
resultante se transforma en realidad profunda de dimensión humana trascendente. La
frontera entre fantasía y realidad no tiene […] límites precisos» (Rodríguez González,
2005: p. 161). Así, esa aparente realidad que en sí es ficción, pues hablamos de una
novela, es concebida por los lectores como una realidad verdadera, hasta tal punto que no
se sabe distinguir bien dónde están los límites.

Incluso, podemos ver que Cervantes toma como representantes de esa dicotomía a
los propios personajes. Por un lado, Sancho, que encarna a la realidad del momento, a
algo que no tiene nada que ver con lo ficcional. Por otro, don Quijote, que, con su locura,
muestra todas las posibilidades de la ficción.

En cuanto a la problemática manifestada de forma más particular, esto se representa


a través de las aventuras de don Quijote. Es en este momento donde vemos con más
claridad cómo se han borrado de forma total los límites entre la realidad y la ficción. El
caballero manchego vive en los mundos ficcionales de las novelas de caballerías y los
concibe como reales en su propio mundo. Esto únicamente se puede explicar mediante la
locura, aunque, como hemos visto, no sea una locura del todo real.

En el caso de Maniac, esta no distinción entre lo real y lo ficticio se manifestará,


como ocurre con don Quijote, sobre todo a través de las alucinaciones que tienen ambos
personajes, pero también a través del ensayo clínico. Este, como hemos dicho, les hará
que vivan otras realidades, otras vidas y que sean otras personas, con nombres distintos,
algo que recuerda a ese momento en el que Alonso Quijana pasa a ser don Quijote de la
Mancha.

3.1.El Capítulo LIII

Como hemos explicado, Owen y Annie se someten a un estudio por el que, a través
de unas pastillas, serán capaces de imaginar otras vidas, de tener nuevas alucinaciones,
de alguna forma, que los saquen de sus realidades. Una de las fases llama especialmente
la atención, pues vemos una mención directa a El Quijote, además de aparecer de forma
explícita esa problemática que subyace a toda la obra y también a toda la serie: la no
distinción entre ficción y realidad.

En el capítulo, vemos a Owen y Annie transformados en Ollie y Arlie, un par de


estafadores que asisten a una sesión de espiritismo en la década de 1940. Ambos se

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encuentran allí con un mismo objetivo: robar el Capítulo LIII de El ingenioso hidalgo
Don Quijote de la Mancha. Según Arlie (Annie), Cervantes decidió no publicar ese
capítulo debido a que, quien lo leyera, ya nunca podría distinguir la ficción de la realidad
y se quedaría en un mundo fantástico. De este modo, vemos cómo se establece una
relación directa con esa supuesta locura que había provocado a don Quijote la lectura de
las novelas de caballerías, pues ahora esa locura sería provocada por la lectura del mismo
Quijote. Así, queda claro que la obra genera una confusión evidente en el lector que queda
perfectamente explicada y representada en Maniac.

Por último, cabe destacar que, del mismo modo que El Quijote puede generar esa
extrañez, en algunos momentos de la miniserie se puede llegar a confundir también la
realidad con la ficción por aprte del espectador. Esa superposición de realidades puede
generar, finalmente, una sensación de que la realidad de Owen y Annie, aunque ficticia,
es verdadera frente a las alucinaciones que solamente son producto de la ficción. Por
tanto, tanto Maniac, como El Quijote suscitan en todo momento una confusión inevitable.

4. Conclusión
Que la obra de Cervantes ha servido de modelo para muchos es evidente, pero lo
que verdaderamente llama la atención de todo esto es cómo influye, pues es su más
profunda complejidad la que verdaderamente deja huella. En el caso de Maniac, queda
claro que la cuestión de la locura y de la dicotomía realidad-ficción sería inentendible sin
El Quijote.

Y es que, la similitud entre los personajes es innegable y es lo que hace


características a ambas obras. Pero, sobre todo, es cómo juegan con los lectores, con los
espectadores, cómo nos hacen plantearnos nuestras propias realidades, nuestra propia
cordura incluso. En definitiva, cómo nos hacen darnos cuenta de lo que realmente
importa. De hecho, un último parecido que llama bastante la atención es cómo al final,
como ocurre con don Quijote y Sancho, acaban, Owen y Annie, juntos como locos de sus
propias realidades, escapando, de hecho, de un manicomio, porque como expone Annie
en el Capítulo 6, ¿qué es ser normal?

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BIBLIOGRAFÍA
Barriga Casalini, G. (1983). Los dos mundos del Quijote. Madrid: J. Porrúa Turanzas.
Cervantes Saavedra, M. (2001). El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Barcelona: Planeta.
Cortés, H. (2018). “Emma Stone, Jonah Hill y el homenaje a Cervantes escondido en
«Maniac»”. ABC. Recuperado de https://www.abc.es/play/series/noticias/abci-maniac-
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Dockterman, E. (2018). “Cary Fukunaga on Why the Rubik's Cube and Don Quixote
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González Gandiaga, N. (2005). “La parodia entre la ficción y la realidad en El ingenioso
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Goytisolo, L. (2005). “La locura de Don Quijote”. Claves de la razón práctica, Nº 150,
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Rodríguez González, Á. (2005). “Realidad, ficción y juego en El Quijote: locura-
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Saramago, J. (2005). “La falsa locura de Alonso Quijano Otros”. El País. Recuperado
de https://elpais.com/diario/2005/05/22/opinion/1116712806_850215.html

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