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LA UTOPIA COMO FORMA DE VIDA DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA

Claudia Patricia Zuluaga Toro


Literatura Española
Juan Fernando Taborda
Marzo 28 de 2014

Los grandes espíritus siempre han encontrado la violenta oposición de las mentes mediocres.
Estos últimos no pueden entender que un hombre no se someta irreflexivamente a los prejuicios hereditarios
sino que emplee honestamente y con coraje su inteligencia.
Albert Einstein

¿Qué es una utopía? Es posible creer que esta se relaciona con la idea de un mundo fantástico,
infantil o imposible de conseguir, es entonces “la idea o representación de una civilización ideal,
fantástica, imaginaria, irrealizable, refiriéndose a una ciudad o un mundo en paralelo o alternativo
al mundo actual, Utopía también se puede considerar no sólo la idea de diseñar un lugar o una
vida con una visión fantasiosa, sino también puede ser un modo optimista de ver el mundo y ver
las cosas como nos gustaría que fueran.”1, teniendo en cuenta la anterior definición de utopía
podríamos pensar que Don Quijote de la Mancha es un personaje que vive inmerso en un mundo
utópico, un mundo que está más allá de su realidad, es un personaje lleno de inquietudes y
propuestas de vida, es un personaje que le apuesta siempre al cambio, a la evolución, al
inconformismo, un personaje que estando más cerca de los desprotegidos se siente fuerte y capaz
de librar todas las batallas que la vida le pone en camino en este momento, bien lo dice el texto en
su primer capítulo “se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro
en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el
cerebro, de manera que vino a perder el juicio”(pag.43) se vislumbra ya desde este primer pasaje
de la obra una intención del autor Miguel de Cervantes con este personaje Alonso Quijano, el
mismo autor nos dice que este personaje está loco, que pierde el juicio, un personaje que desde su
autor se va erigiendo de manera sorprendente para llenarnos de simpatía y admiración.

Miguel de Cervantes hace una apuesta valiosa con el personaje Don Quijote de la Mancha,
incluso esto se nota cuando en el prólogo advierte lo siguiente:

Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del
entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no
he podido yo contravenir al orden de naturaleza; que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así,

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http://www.significados.org/utopia/

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¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco,
avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como
quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido
hace su habitación? (pag.10)

Esta imagen que pinta Cervantes sobre su personaje más importante es la base que fundamenta,
de cierto modo, las búsquedas que Don Quijote hará durante toda la historia, no es de extrañar
entonces que si el autor pone de manifiesto su posición de preso se torne a través de su escritura
en un ser liberado y dispuesto a vivir y a mostrar la vida de una manera diferente, así que será el
lector quien entre a juzgar, desde su decisión de leer Don Quijote de la Mancha, la utópica vida
de este personaje, vida que generara para el momento histórico en el que se encontraba inmerso el
escritor, una que otra incomodidad pone de manifiesto un hecho latente y es el inconformismo del
autor por lo que le ha tocado vivir, obra de las circunstancias alternas al entorno de la España de
1600, García Cárcel en su ensayo La España que vivió Cervantes y pensó Don Quijote deja claro
a través del siguiente pasaje el momento histórico de España en el que la crisis decadentista lo
invade todo y así lo resalta en el siguiente pasaje:

El término con el que la documentación del tiempo define esa coyuntura que cubre el final del siglo
XVI y los comienzos del XVII es "declinación". Es decir, estamos ante el comienzo de la crisis; en un
imperio en el que no se ponía el sol no se ha hecho de noche, pero empiezan a verse las sombras. De
hecho, la crisis alcanzará su culminación en el annus horribilis de 1640. Esta declinación está
perfectamente reflejada a través de la estela de la peste, del hambre, de la guerra o de las angustias
financieras –no hay que olvidar que la mayor crisis financiera es de 1607 (2005)

Así pues, Don Quijote de la Mancha se erige como un personaje liberado y liberador y en este
mismo sentido, un personaje que convoca la utopía desde la nostalgia de lo que ya no existe. Él
se quedó atascado en el siglo pasado donde el héroe caballero era tan importante, de hecho es tal
su nostalgia por ese pasado que ya no existe que incluso en la vestimenta que usa para
personificar al caballero andante desentona con la época, Don Quijote conoce su tiempo, pero no
le gusta, es por eso que lo que él quiere hacer es reformar la vida de su tiempo olvidando la
historia, lo ya vivido, como si esa vivencia no tuviera cabida en su mente ni en la mente a quienes
afecta, el pasado y el presente no se juntan para él y existe una división tan grande que lo que él
quiere es superarla y ¿cómo lo hace?, tal como afirma Fernández López en su ensayo Don
Quijote de la Mancha, Comentarios, cuando dice:

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prepara un diseño paródico genial, basado en la locura de su protagonista: ésta ha sido provocada por la
lectura de los libros de caballerías, precisamente el objeto de la parodia. Ello le permite sumarse a las
denuncias de moda e inscribirse en la abundante literatura del Renacimiento sobre la locura (Erasmo,
Elogio de la locura; Huarte, Examen de ingenios; Arisosto, Orlando furioso, etc.). (2011)

Cervantes crea una parodia, pero una parodia que realza la locura utópica del personaje principal,
Don Quijote no puede abstraerse de la realidad en la que está inmerso, tiene una postura ética que
enarbola desde su visión como una cuestión moral por considerar que defender a los más
desprotegidos es su deber, es un personaje ensimismado en esa condición de héroe que está
faltándole a la sociedad de su tiempo, un caballero andante que el mundo no espera pero que
sorprende a través de sus relatos, el mismo lo confirma en este pasaje: “ -¿Quién duda sino que en
los venideros tiempos, cuando salga a luz la verdadera historia de mis famosos hechos, que el
sabio que los escribiere no ponga, cuando llegue a contar esta mi primera salidad tan de
mañana, desta manera?: (pag.54) y lo confirma porque confronta al lector para que lo valide
como tal, en su ensimismamiento sobre su realidad, la que asumió como caballero andante, Don
Quijote tiene que hallar voces que lo lean, que lo aprueben y en su camino hacia este hallazgo
encuentra personajes varios que al verle su locura lo increpan para razonar sobre su hacer a lo
que él responde:

La profesión de mi ejercicio no consiente ni permite que yo ande de otra manera. El buen paso, el
regalo y el reposo, allá se inventó para los blandos cortesanos; mas el trabajo, la inquietud y las armas
sólo se inventaron e hicieron para aquellos que el mundo llama caballeros andantes, de los cuales yo,
aunque indigno, soy el menor de todos.
Apenas le oyeron esto, cuando todos le tuvieron por loco; y, por averiguarlo más y ver qué género de
locura era el suyo, le tornó a pregunta Vivaldo que qué quería decir "caballeros andantes (pag.215)

Estas voces, las de los personajes más cercanos, lo que logran es ficcionar la parodia de Don
Quijote, darle un realce social para que de un modo que subyace a lo preestablecido,
cuestionen sobre su propia realidad, en este sentido Fernández López nos ayuda a visualizar la
posición de Don Quijote respecto a la sociedad y respecto a si mismo de la siguiente manera:

Mucho más claramente: la realidad es tratada por el narrador de una forma ilusionista, prismática,
como si estuviera contagiado de la misma locura del personaje, de modo que el pobre hidalgo,
aquejado de su delirio caballeresco, es una permanente víctima, no más loco que nosotros mismos. Por
eso, ante una realidad tan oscilante, no tiene por menos que engañarse, como lo hacemos nosotros
mismos en ocasiones (batanes) y como lo hace sistemáticamente Sancho (Micomicona, Barataria). La
locura, así, es una estrategia de acercamiento a la realidad: un modo originalísimo de realismo que
sutura perfectamente lo más prosaico a lo más disparatado, otorgando a lo segundo carta de naturaleza
novelesca, en un juego de espejos, entre paródico, cómico e irónico, irresoluble (2011)

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De la misma manera, Cervantes, a través de Don Quijote, añade a esa visión utópica una
concepción diferente de los valores que él cree perdidos y que reclama con cada nuevo
acontecimiento que va viviendo porque para Don Quijote cada nueva hazaña hacia parte de su
situación y de su visión del mundo, es por esto que cada aventura genera en él esa explicación
circunstancial que logra de manera demencial conferir al tiempo de la historia la realidad de su
percepción, Sánchez Vásquez en su ensayo Don Quijote como utopía propone lo siguiente:

“También, como en toda utopía moderna, se considera que los principios y valores que se
sustentan —dignidad, justicia, libertad, igualdad— negados o inexistentes en la realidad, deben
existir en ella. Don Quijote no se limita a proclamar su superioridad y grandeza en la Edad de
Oro, sino que se propone, a lo largo de todas sus hazañas, introducirlos en la realidad. Ponerlos en
práctica es para Don Quijote un imperativo moral, cualesquiera que sean las consecuencias ”
(2006, 7)

Curiosamente lo que definiría por utopía en el Quijote es esa manera que tiene de soñar de
imaginar un mundo mejor para todos, es al mismo tiempo una utopía querer reinventarse todos
los días para que cada acción que realice sea la justa medida de lo que la sociedad necesita, y
definiría como locura aquello que no es acorde con la imagen que debe quedar clara, en palabras
de Muguerza en su ensayo Utopía y melancolía en Don Quijote se vislumbra de la siguiente
manera:

“En resumidas cuentas, pues, la locura vendría a consistir en la dislocación del juicio de
realidad que induce a un sujeto a considerar realizables cosas que no lo son y, generalizando, a
tomar por real lo que no lo es (los molinos por gigantes o los rebaños por ejércitos), actuando a
continuación en consecuencia (lo que para alguien cuerdo vendría a querer decir
inconsecuentemente). (2010, 67)

Finalmente Don Quijote reconoce su locura evidenciándolo en el siguiente pasaje “Loco soy, loco
he de ser hasta tanto que tú vuelvas con la respuesta de una carta que contigo pienso enviar a mi
señora Dulcinea; y si fuere tal cual a mi fe se le debe, acabarse ha mi sandez y mi penitencia; y si
fuere al contrario, seré loco de veras, y, siéndolo, no sentiré nada.” (pag. 497) y asume su
imposibilidad de vivir como caballero andante porque esto lo único que genera es el rechazo
social y una tendencia suicida que para él no existe pero que en los demás respecto a su persona
está en inminente riesgo de sufrirla, ya que es obligado a renunciar a su locura, sin embargo
admirablemente se defiende argumentando que lo que los libros de caballería tiene como historias
son verdad y que no se pueden negar, de algún modo lo que él está diciendo es que negar lo

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escrito en los libros es negar la historia y esto es negar la existencia de la naturaleza, y de la vida
misma, esto lo observamos en este pasaje “Porque querer dar a entender a nadie que Amadís no
fue en el mundo, ni todos los otros caballeros aventureros de que están colmadas las historias,
será querer persuadir que el sol no alumbra, ni el yelo enfría, ni la tierra sustenta” (pag.1112), por
tanto tenemos a un Quijote empoderado de su situación, de su realidad, de su mundo de
ensoñación, un Quijote reconocido en sí mismo que generó en los personajes de la historia y de
su tiempo bastantes resquemores, persecuciones y dudas sobre su cordura.

BIBLIOGRAFIA

De Cervantes Saavedra, Miguel. El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Luarna


ediciones. España. Disponible en: www.luarna.com

Fernández López, Justo. Don Quijote de la Mancha, comentarios. Hispanoteca, lengua y cultura
hispánica. España, agosto de 2011. Disponible en: http://hispanoteca.eu/Literatura%20espa
%C3%B1ola/Literatura%20espa%C3%B1ola-Index.htm

García Cárcel, Ricardo. La España que vivió Cervantes y pensó Don Quijote. Universidad
Autónoma de Barcelona Bilbao, 23 de mayo de 2005. El correo digital, disponible en:
info@diario-elcorreo.es

Muguerza, Javier. Utopía y melancolía en Don Quijote. Universidad Nacional de Educación a


Distancia. Revista: LOGOS. Anales del Seminario de Metafísica, Vol. 43 (2010): 63-82

Sánchez Vázquez, Adolfo. Don Quijote como utopía. Fuente: Revista de la Universidad de
México, núm. 32, octubre 2006, pp. 18-23.

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