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CURSO:

SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN ACADÉMICA I

(HU159-2001 -EV23)

TRABAJO

DD5

PROFESOR:

JORGE LUIS CÓRDOVA EGOCHEAGA

ALUMNOS:

BENITES DURAND SARITA GISELLE U201920164

CHIMAYCO MANYARI GABRIELA ANTONELA U20171F376

CRUZ DIAZ DANIELA MICAL U201920549

EUSTAQUIO CHAVEZ LINSCY TAINA U201920541

GUTIERREZ RAMIREZ RONALD JOSÉ U201815126

LIMA - PERÚ
Tema: Impacto social de la epidemia del Ébola en África Occidental entre los años 2013-
2016.
Pregunta de investigación: ¿Cuáles fueron los principales impactos sociales de la
epidemia del Ébola en África Occidental entre los años 2013-2016?

ESTADO DE LA CUESTIÓN ACERCA DE LOS PRINCIPALES IMPACTOS


SOCIALES DE LA EPIDEMIA DEL ÉBOLA EN ÁFRICA OCCIDENTAL
ENTRE LOS AÑOS 2013-2016

Introducción

El virus del Ébola (EVE) o fiebre hemorrágica del Ébola, es una enfermedad infecciosa
ocasionado por el contacto con excrementos de murciélago y consumo de carnes silvestres
infectadas, lo cual es mortal en el ser humano (ISGlobal, 2016). Este padecimiento fue
uno de los más mortíferos. Fue detectada en primera instancia el año 1976 en dos brotes
ocurridos en Nzara y Yambuku. No obstante, recién el 8 de agosto del 2014, la OMS
declaró al virus del ébola como una epidemia de emergencia de salud pública que fue
preocupante a nivel mundial.
Se han descrito tres modalidades de contagio entre humanos:

· Transmisión entre miembros de la familia, contacto íntimo y cuidadores de


enfermos.

· Contagios del EVE sin diagnosticar al personal médico o a otros pacientes


hospitalizados.

· Contagio tras el contacto con cadáveres de fallecidos por EVE durante los rituales
mortuorios que exigen el lavado del cuerpo del difunto en regiones de África central.

Puesto que se expandió incontrolablemente, fue denominada una epidemia de pánico


donde las mayores víctimas mortales fueron registradas en África Occidental
principalmente en Guinea, Sierra Leona y Liberia. En estos países los esfuerzos se
iniciaron muy tarde y generó daños psicosociales en toda la población.

Los brotes de la enfermedad por el virus del Ébola (EVE) tienen una tasa de letalidad de

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aproximadamente 50%. Sin embargo, en brotes anteriores las tasas fueron de 25% a 90%.
Por un lado, la mortalidad de los niños menores de cinco años es un 80%, es decir, 4 de
cada 5 niños infectados mueren y en el caso de los menores de 1 año, la mortalidad es de
95%. Para diciembre del 2014, los casos iban en aumento cada semana al igual que el
registro de muertes. Cabe resaltar que, dentro de las 11310 muertes, casi el 20%
corresponde a menores de 15 años y 30000 niños se han quedado huérfanos. (Gútiez,
2017)

Los países más afectados son Liberia, Sierra Leona y Guinea; su producto interno bruto,
en el 2012, suma un total de 13 billones de dólares americanos. El coste de la epidemia se
ha estimado en $4.3 billones americanos. Asimismo, sufrieron un descenso dramático de
las inversiones junto con pérdidas en el crecimiento del sector privado y un declive en la
producción agrícola, generando una preocupación sobre la disponibilidad. (Centros para el
Control y Prevención de Enfermedades, 2019)

En consecuencia, tuvo un gran impacto negativo en la sociedad. Ello provocó un


incremento en la tasa de mortalidad, efectos psicosociales negativos desencadenados en la
población, cierre temporal de escuelas y cierre de empresas en el sector público y privado.

Por último, aunque no hay ningún tratamiento aprobado que neutralice el virus de forma
demostrada, el tratamiento de apoyo precoz con rehidratación y el tratamiento sintomático
mejoran la supervivencia. Por añadidura, las diversas formas de hemoterapia,
inmunoterapia y farmacoterapia están en fase de desarrollo.

En esta sección se explicará los principales impactos sociales de la epidemia del ébola en
África Occidental durante los años 2013-2016.

Incremento de la tasa de mortalidad

El brote de ébola ocasionó que miles de niños queden huérfanos. Poco antes de que
suceda la tragedia se brindó información acerca de lo que se avecinaba por parte de
Acción contra el Hambre (s.f.), advirtiendo que, “Los niños fueron expuestos a riesgos
directos, así como riesgos secundarios, incluyendo el convertirse en huérfanos, ya que los
miembros de sus familias que se habían infectado han dejado su comunidad (párr.4)”. Es
lógico pensar que los mencionados riesgos, considerados como directos, podrían ser el

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abuso y la explotación infantil, por no contar con el cuidado o la atención debida por los
padres, que en su mayoría habían muerto a consecuencia de este virus mortal.

Desafortunadamente, no se pudo hacer nada para evitar tal desgracia, llevando a una
enorme cifra de infectados, que a su vez tendría como resultado mayores víctimas. En
cuanto a la UNICEF (2014), revela que, “Al menos 3700 niños en Guinea, Liberia y
Sierra Leona perdieron uno o ambos padres a causa del Ébola (…). El número de
huérfanos se ha disparado en las últimas semanas y probablemente se duplique a
mediados de octubre” (párr. 1-3). Con ello, se explica la gravedad del problema y la
trascendencia que se existir. Es evidente que, el nivel de orfandad se elevó a tal punto que
no había la cantidad suficiente de personas que estén dispuestos a adoptar cada uno de los
menores que se encontraban desamparados.

Para continuar, cabe resaltar que muchos pequeños tuvieron que padecer carencias por la
falta de ingresos en su familia por el mandato de entrar en cuarentena. Asimismo, el diario
español ABC Sociedad (2014) no se quedó atrás, pues se refirió a los que quedaron
indefensos, con lo siguiente:

Muchos de ellos están solos, vagando por las calles, sin refugio adecuado y sin
cuidados médicos ni nutricionales. En la última década, Liberia ha pasado de ser
un país atrapado en un conflicto devastador a un país que celebra ser el que más
ha reducido la mortalidad infantil en toda África. (párr. 1-2)

De esa manera, se da a conocer que los efectos por una elevada cifra de mortalidad no
solo dejaron sin vida a muchas personas, sino que causó que niños se queden sin familia y
sin nadie que vele por ellos.

Por lo visto, se sabe que los que se quedaban sin nadie a cargo requerían de ciertos
cuidados o contemplaciones que todo infante necesita. Después de los resultados tan
devastadores, acorde con la UNICEF (s.f.), “16.600 niños están registrados por haber
perdido uno o ambos progenitores, o sus cuidadores principales por el Ébola en Guinea,
Liberia y Sierra Leona, pero menos del 3% tuvo que ser colocado fuera de la atención
familiar o comunitaria” (párr.1). Aunque el porcentaje sea casi el mínimo, se entiende
que los niños tenidos en cuenta para este 3%, escasean de asistencia personal y médica
por los diversos riesgos que pasaron.

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Por otra parte, otro golpe social que se tuvo por las elevadas cifras de fallecidos, son el
colapso en los centros de salud. La falta de atención a pacientes con enfermedades que si
son tratables se convirtió en un serio problema. Como mencionó la UNICEF (2014),
acerca de los riegos por la falta de una atención médica:

Los niños, además, se ven especialmente afectados por la deficiente atención


sanitaria en los países afectados por el ébola. El impacto del virus en los sistemas
y servicios de salud ya débiles está siendo demoledor. (…). Las muertes de niños
menores de 5 años por enfermedades como la malaria, la neumonía, la diarrea y la
desnutrición aguda (…). Según el Departamento de Salud, las muertes por
enfermedades tratables como la malaria, la neumonía y la diarrea podrían superar
a las de ébola tres o cuatro veces, debido al miedo de la población a acercarse a
las instalaciones médicas para recibir tratamiento. (párr. 6-8)

Puesto que, se carecía de un buen sistema de salud y atención, porque no se contaba con
un personal médico necesario, las vidas de quienes sí pudieron tener alguna oportunidad
de salvarse por medio de tratamiento efectivos se perdieron de manera injusta.

Por si fuera poco, conforme pasaba el tiempo, el requerimiento de observaciones de


sanidad se intensificaban por los contagios y fallecimientos dados día a día, incluyendo la
vida enfermeros y médicos, quitando la oportunidad a que otras personas acudan a un
tratamiento causado por otra enfermedad. Como bien afirma el Centro para el control y
Prevención de enfermedades (2019):

Desde el comienzo del brote hasta noviembre de 2015, se notificaron un total de


881 infecciones confirmadas de trabajadores de la salud y 513 muertes en
Guinea, Liberia y Sierra Leona.
(...) Suponiendo que los servicios de atención médica se redujeron en un 50%
en los tres países más afectados, se estima que 10, 600 vidas adicionales se
perdieron por el VIH, la tuberculosis y la malaria durante la epidemia. (párr. 8-
9)

En la cita anterior, nos explica con todo de manera más detallada el efecto visiblemente
negativo que dejó unos nefastos sucesos. El ébola sólo reafirmó que África no se
encontraba preparada.

Además, los pacientes atendidos por otro malestar solicitaban con urgencia continuar con
la medicación y los procesos necesarios para poder tratar su malestar. De otro modo, las

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defunciones originadas por casos externos al Ébola sumarían a la ilación de la pandemia.
Como informa referido al tema, la UNICEF (s.f.):

En Liberia casi todas las instalaciones están totalmente cerradas o sólo funcionan
parcialmente. Las muertes de niños menores de 5 años por enfermedades como la
malaria, la neumonía, la diarrea y la desnutrición aguda vuelven a crecer en la
zona.
En Sierra Leona, la situación es similar. Más niños mueren de malaria debido a
que ya no tienen acceso al tratamiento. (párr. 7-8)

Como se puede observar en lo leído anteriormente, el pánico y miedo de estar cerca de


instalaciones médicas hizo más difícil la situación de las personas que padecían otro tipo
de enfermedades. De modo que, las cifras de víctimas en África Occidental se
incrementaron.

Del mismo modo, el colapso de los centros de salud produjo que los servicios de
nutrición se desborden y ello originó el incremento en la tasa de desnutrición. Aunque,
generalmente se dan en los menores, vale decir que en igual forma afectó a personas
mayores. Según la UNICEF (2015), se indica que, “(…) a mediados de febrero de 2015
las unidades de tratamiento nutricional habían brindado atención y tratamiento a casi
2000 niños y niñas menores de 5 años con malnutrición aguda grave, casi la mitad de la
tasa de ingreso habitual” (p.5). Del mismo modo, se debe tener en cuenta que los
pequeños con desnutrición aguda no accedieron al tratamiento por la alta vulnerabilidad
que presentaban. Las personas se quedan en casa, con miedo a infectarse por el ébola.
Esto genera que la lucha contra la desnutrición se quedara estancada en muchas
comunidades.

A causa de la falta de clínicas o postas se ven afectados quienes están propensos a


diversos padecimientos, en muchos casos por la falta de alimentación. Según la
organización no gubernamental e internacional, Save The Children (2014), expresa
declaraciones de los damnificados, “Tengo miedo de que el ébola ponga en peligro el
sustento que da la atención médica gratuita. Muchas madres han dejado de venir con sus
hijos para vacunarlos. No vienen por raciones de alimento, incluso cuando los niños
sufren desnutrición” (párr.5-6). Junto con ello, muchas actividades se han quedado en un

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punto muerto por la epidemia. Podemos adicionar que la desnutrición siempre existió en
África occidental, pero a través de los últimos acontecimientos se vio más intensificada.

Hay que tomar en cuenta, que antes de esta crisis existían puntos específicos, las cuales se
consideraban por muchos, como una fuente de alimento para familias o uno mismo. De
acuerdo con Acción contra el hambre (s.f.), “Muchas comunidades, escuelas cumplen
funciones sociales específicas, por ejemplo, algunos sirven comidas. (…) Otros se han
visto obligados ir en busca de alimentos para sí mismos y el número de niños en riesgo de
desnutrición severa ha aumentado” (párr. 9). En otras palabras, el cierre de los mercados y
las restricciones para viajar a las zonas afectadas por la propagación del virus ha causado
perturbaciones económicas y los ingresos se han visto reducidos para las familias, por lo
tanto, muchas familias no tienen lo necesario para subsistir.

Efectos psicosociales negativos desencadenados en la población


La epidemia del ébola, en igual forma desencadenó consecuencias psicosociales que
actuaron negativamente entre las relaciones dentro de la población de los países
afectados. Al respecto, la OMS (2016) señala que, “Es probable que los afectados
experimenten efectos psicológicos debido al curso traumático de la infección, el miedo a
la muerte y la experiencia de presenciar la muerte de otros” (p.1). De la cita anterior, se
entiende que, gran parte de los miembros de las comunidades de África Occidental
sufrieron de traumas psicológicos severos por los hechos que presenciaron.

Por un lado, es importante resaltar que algunos de los más perjudicados fueron los
sobrevivientes y los cuidadores de estos, quienes se vieron expuestos por cumplir con su
labor. Aunque, hayan salido victoriosos de su lucha contra el virus “Los sobrevivientes
pueden experimentar consecuencias psicosociales debido a sentimientos de vergüenza o
culpa (por ejemplo, por transmitir una infección a otros), (...)” (OMS, 2016). De este
modo, se puede entender que, la epidemia del ébola dejó secuelas en quienes fueron
infectados, debido a las situaciones traumáticas que atravesaron durante su recuperación
y después de esta.

Sin embargo, los sobrevivientes no fueron los únicos que sufrieron un impacto
psicológico negativo, tal como lo señala la OMS (2016), los cuidadores de las personas
infectadas de ébola eran en su mayoría familiares o personas de su entorno y en casos

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particulares era personal médico. Muchas veces los infectados fallecían bajo su cuidado.
Esto causaba miedo, ansiedad e incluso algunos de los cuidadores se aislaban del
exterior. En consecuencia, según el autor, los que sobrevivieron tanto como sus
cuidadores padecieron de experiencias traumáticas que perduraran para siempre en sus
vidas.

Por otro lado, los niños pertenecientes a las comunidades africanas, al mismo tiempo se
vieron perjudicados, puesto que eran aún muy jóvenes para entender la situación que
enfrentaban sus países y fueron expuestos a riesgos directos y secundarios. De hecho, la
organización Acción contra el hambre (2015) afirma que:

Al igual que sus padres, los niños de Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona (los
tres países más afectados por la epidemia de Ébola) han pasado el último año
viviendo bajo el estrés, el trauma y la amenaza diaria de contraer un virus. Los
niños necesitan apoyo y atención especial. El impacto psicológico no puede ser
ignorado. (...). Alrededor de 5.000 niños han muerto en las comunidades afectadas
por el ébola. Otros viven bajo la amenaza del miedo: se enfrentan a diario con la
epidemia y sus consecuencias. Ellos han sido testigos de la muerte repentina de
miembros de la familia, el personal médico con trajes especiales, buscan a
miembros de la familia a destinos desconocidos sin saber si alguna vez volverán.
Todo esto tiene un profundo impacto psicológico en las mentes jóvenes. (párr. 1-
6)

Como se aprecia en la cita anterior, los niños se enfrentaron diariamente a sentimientos


negativos debido al miedo al contagio, la pérdida de familiares, es decir, todo el trauma
que causó la epidemia.

De acuerdo con la fuente anterior, el psicólogo educativo Borja (2014, como se citó en
Alaria Nursery Schools, 2020) afirma que:

Los niños ‘son mucho más resistentes que los adultos a los efectos psicológicos
del aislamiento, pero no son inmunes en su totalidad’. El cambio en sus rutinas,
el continuo ‘bombardeo’ de noticias, o no poder satisfacer sus necesidades
básicas como correr, saltar, jugar con sus amigos, etc. puede provocarles estrés y
tener un gran impacto emocional en ellos. (párr. 5)

De ambos autores, se colige que los niños necesitaban recibir un tratamiento y contar con
apoyo especializado, pero no le tomaron mayor importancia a su bienestar psicológico y
emocional, en otras palabras, fueron ignorados por la sociedad y el Gobierno en el que
vivían.

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Los efectos que se mencionaron anteriormente no fueron los únicos, sino que también
surgió una estigmatización. Al respecto, la OMS (2016) informa que existieron diversos
problemas dentro de las comunidades después del brote de ébola que atacó a África
Occidental. En los miembros se produce un sentimiento de miedo y rechazo de las
personas de su entorno, debido a que los miembros más longevos de la comunidad creían
que las personas infectadas de ébola habían sido castigadas por ser divino debido a sus
malas acciones. Se infiere de esta cita que las personas eran marginadas y, por ende, no
podían desenvolverse con normalidad en sus actividades diarias.

Adicionalmente, la estigmatización se mantuvo aun cuando los infectados ya habían


superado la enfermedad, estos fueron rechazados de manera agresiva. Ante esto, Hugo et
al. (2015), realizó un seguimiento a 24 sobrevivientes al brote de ébola, a los cuales se les
plantea un test realizado por un especialista en estos casos. Los resultados mostraron que
uno de cada tres sobrevivientes, había experimentado estigma por parte de miembros de
su comunidad o incluso sus propios familiares. Algunos de los pobladores mantenían una
distancia exagerada creyendo que los sobrevivientes aún podían contagiarlos y otros los
agredían verbalmente. Se puede entender de esta ficha que, lamentablemente, la
desaprobación de la población hacia los sobrevivientes llegó a un punto crítico, la
agresión. Ambas fuentes señalan que en muchos casos la causa de la estigmatización era
la falta de información y la ignorancia.

Al igual que lo señalado en el párrafo anterior, la comunidad hizo caso omiso a que
fueran mujeres con sus hijos, puesto que:

“(…) aquellas que sobrevivieron son rechazadas o discriminadas. (...) La


reinserción psicológica, social y económica de las/los sobrevivientes constituyen
entonces un desafío crucial.
A nivel socio-psicológico, la epidemia del Ébola originó discriminación y
traumas psicológicos. Incluso ya curadas, las personas alcanzadas por el virus
siguen siendo consideradas una amenaza y son rechazadas por sus comunidades.
En algunos hogares, mujeres que llevaban su certificado de cura fueron a veces
expulsadas por su marido junto con sus niños.” (AWID, 2015, párr. 10)

En consecuencia, según el autor, las relaciones sociales dentro de las comunidades fueron
quebrantadas debido al miedo que existía al contagio. Muchas madres quedaron

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desamparadas junto a sus niños por ser considerados una amenaza incluso cuando
existían pruebas científicas de que ya no sufrían de ébola.

Otro problema que existió en la crisis del ébola en África, fue la desconfianza y rechazo
al sistema de salud y entes gubernamentales, así como lo explica Shepler (s.f) citado por
Boisvert (2014):

“(...) si bien se produjeron algunos avances en la sensibilización con respecto a la


enfermedad, la mayoría de la población de esos países tiene una profunda
desconfianza hacia la ayuda estatal.
No es simplemente desconfianza del Estado, es desconfianza del sistema. Los
habitantes creen que los políticos ingresan al gobierno para enriquecerse y, por lo
tanto, no creen que el Estado pueda ayudarlos.”
Como se puede apreciar en el citado anterior, los integrantes de las comunidades ya se
mostraban incrédulos con respecto a sus autoridades. El brote del ébola solo evidenció lo
que ya se conocía, los pueblerinos se limitaron a desconfiar en un sistema de salud que ya
era deplorable desde hace muchos años atrás.

Asimismo, la población africana especulaba que era el personal médico quienes los
contagiaron de ébola. Los ciudadanos africanos creían que en los hospitales les
introducían el virus por medio de inyecciones, tienen miedo a que los separen de sus
seres queridos, y otros a fallecer sin sus rituales mortuorios, que son fundamentales en
sus creencias. A todo esto se le añade que, el personal de salud y transportistas se nieguen
a viajar a lugares aislados, la creciente hambruna, debido a que por el ébola ya no
cosecha. (El País, 2014). De acuerdo con la cita mencionada con anterioridad, los
habitantes de África Occidental manifestaron inconformidad con lo que determinaba el
Estado y se rehusaban a acatar las medidas de seguridad tomando como excusa
acusaciones infundadas.

Cierre temporal de las escuelas


Cabe destacar, que las escuelas en África Occidental no tenían permitido el
funcionamiento de sus instalaciones. Así que, un gran número de niños y adolescentes
permanecieron casi 9 meses sin recibir educación. Ante esto, la organización Acción
contra el hambre (s.f), señaló que, “Las escuelas han sido cerradas y los movimientos e
interacciones con los otros niños son limitados. Se les ha arrebatado la forma más sencilla
de manejar el estrés de jugar con otros niños” (párr.8). De la cita anterior, se entiende

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que, aproximadamente 1,7 millones de niñas y niños tuvieron un retraso en la
escolarización, produciendo que los niños y jóvenes se vuelvan menos resilientes y más
vulnerables a los riesgos habituales de una epidemia.

Por otra parte, es importante señalar el incremento en la tasa de embarazos precoces


como una consecuencia del cierre de escuelas. Por ello, UNICEF (2015), menciona lo
siguiente:

Los embarazos de adolescentes constituyen un problema muy generalizado en


Sierra Leona, y afectan a la salud de niñas y mujeres jóvenes, así como a su
progreso social, político y económico y a su empoderamiento. La crisis del ébola
ha exacerbado esta situación. El cierre de escuelas, sumado al impacto sobre la
economía, ha llevado a cada vez más familias pobres y vulnerables a adoptar
estrategias desesperadas para la supervivencia. (párrs. 2-11)
Como se menciona en la cita anterior, el incremento de niñas y adolescentes embarazadas
reduce sus oportunidades y su progreso social.

Cabe señalar que, la cifra de embarazos precoces estuvo en constante aumento durante el
año 2014 y no era posible determinar la cantidad exacta de niñas y adolescentes gestantes
en ese momento. Según lo expresado por el Diario español El Mundo (2015), “En el país
de Sierra Leona hay unas 3.000 niñas embarazadas, aunque los expertos consideran que
la cifra real es mucho mayor -alrededor de 10.000- y que la epidemia del ébola ha
disparado el número de casos” (párr.4). Esto guarda relación con lo mencionado por la
Organización de medios estadounidenses-NPR (2015), que señala lo siguiente:

En pocas palabras: si es más barato ir a la escuela, menos niñas que quedan


embarazadas. Si las niñas pueden imaginar un futuro para sí mismas donde
puedan obtener una educación, es más probable que elijan ese futuro educado.
Pero si saben que su familia no puede permitirse el lujo de mantenerlos en la
escuela, obtener una educación simplemente no es realista, y se vuelve menos
prioritario. (p.1)

De lo mencionado anteriormente, se puede deducir que el incremento de embarazos


precoces aumenta la vulnerabilidad en las menores, ello genera que su futuro sea incierto.

Además, la explotación y violencia infantil fueron los aspectos más resaltantes durante la
suspensión de clases escolares. UNICEF (2020), evidencia que “la forma de violencia
más común a la que se enfrentan los niños tiene lugar en el hogar. (…) dos de cada tres
niños son víctimas de castigos violentos por parte de sus cuidadores”. Con respecto a la

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cita anterior, se puede deducir que la violencia en niños tuvo lugar en los hogares, ya que
lo menores pasaban más tiempo ahí debido al cierre de escuelas.

Así también, cuando los menores de edad perdieron a sus padres, estuvieron obligados a
someterse a los abusos de personas que les daban algún alimento para sobrevivir. En el
artículo publicado en la Revista Save the Children (2015), se afirma que:

(...) El 10% de los niños participantes en el grupo de discusión señaló que las
niñas son especialmente vulnerables en sus comunidades, sobre todo aquellas que
han perdido a sus familiares por el Ébola. Algunas se ven obligadas a mantener
sexo para cubrir sus necesidades diarias básicas, incluidas las alimenticias. Los
jóvenes indicaron este hecho como uno de los factores que contribuyen al
aumento de los embarazos adolescentes. (párr.2)

Es posible inferir que uno de los grupos más vulnerables al abuso sexual fueron las niñas
que se quedaron sin cuidado ni protección alguna.

Como se mencionó anteriormente, la interrupción de clases en los colegios impactó de


forma negativa. Puesto que, los estudiantes que se encuentran fuera de sus aulas por un
determinado tiempo aumentan las posibilidades de ser vistos como objetos de violencia,
trabajo infantil, violación y reclutamiento para luchar y prostituirse. (Global Business
Coalition for Education, 2016). De ello, es posible deducir que los niños más afectados
eran precisamente los que pasaban más tiempo en sus hogares y los que caminaban horas
para llevar cubos de agua a sus viviendas.

En muchos casos los padres veían de manera pesimista e irrelevante el regreso de los
escolares a sus centros de estudios. Debido a eso, fue notable el abandono de los
estudiantes a sus escuelas. Según las investigaciones de Humanosphere (2015),

(...) a medida que el año escolar continúa, los estudiantes, educadores y


formuladores de políticas continúan enfrentando los desafíos que quedan tras el
Ébola. En un país donde solo el 75 por ciento de los niños asistían a la escuela
antes del Ébola, la lucha para que los niños regresen al aula solo se ha exacerbado
por padres reacios, abandonos y lo que las encuestas no oficiales sugieren que es
un aumento en los embarazos adolescentes. (párr.5)

Si bien, sólo 75% de niños asistía a las escuelas antes de la epidemia del ébola, luego de
eso fue evidente la reducción de ese porcentaje, ya que muchas optaban por abandonarlas
por la falta de apoyo de los padres o cuidadores.

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Sin embargo, ese no fue el único motivo. También, un factor influyente fue la
discriminación por parte de las autoridades competentes, quienes establecían que las
niñas y adolescentes embarazadas no podían volver a los colegios. Así lo afirma la
Organización de medios-NPR (2015), cuando menciona que:

A un grupo se le ha prohibido regresar, según un nuevo decreto del ministro de


educación: las niñas "visiblemente embarazadas". El ministro de Educación,
Minkailu Bah, anunció la prohibición la semana pasada, explicando que las
"niñas inocentes" podrían verse afectadas negativamente por sus pares
embarazadas. La prohibición evitaría que las personas mayores tomen los
exámenes necesarios para graduarse y asistir a la universidad. Y esto no es solo
un problema de Sierra Leona. (párr.4)

Durante la crisis del ébola hubo una repercusión en el derecho a la educación, ya que las
niñas gestantes o madres no podían volver a clase. Un peculiar caso es de Gabssay
Memuna Bangura, quien fue violada en el entierro de su madre que falleció a causa de
ébola. Ella quedó embarazada y no pudo retomar sus estudios. Además, tenía que trabajar
para poder mantener a su pequeña. (Humanosphere, 2015). Así como el caso de Memuna,
también existieron otros casos donde muchas adolescentes que quedaron embarazadas o
tuvieron un bebé no podían volver a las escuelas, debido al nuevo reglamento. Por esta
razón, muchas de ellas no lograron terminar sus estudios.

Cierre de empresas en el sector privado y público


Miles de hogares se vieron afectadas económicamente. Pues, uno de los sustentos básicos
para sobrevivir es el trabajo. De acuerdo con el Banco Mundial (2015), las consecuencias
socioeconómicas son complejas y persistentes, a pesar de que sus perspectivas con
respecto a la salud son diferentes. Estos efectos no se han limitado a las zonas de mayor
concentración de infecciones, lo que indica la caída rápida de la economía. Esto ha
generado que muchos hogares tomen medidas drásticas para hacer frente a la situación, lo
que puede tener importantes efectos en su bienestar a futuro. (p.1). Por ende, las personas
afectadas cambian su ideal y empiezan a ingeniar ideas para poder sobrevivir, porque
ahora tienen un mejor punto de vista de cómo prevenir situaciones como esta crisis.

Durante la crisis hubo personas que fueron más golpeadas que otras, en este caso nos
referimos a los trabajadores de zonas urbanas. Así lo afirma el Banco Mundial (2015)
cuando menciona que:

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Las pérdidas de empleo más recientes han afectado predominantemente a
trabajadores asalariados en las zonas urbanas, sobre todo en el sector privado y el
sector no gubernamental. A diferencia de los desempleados en el sector público,
que continúan recibiendo sueldo a pesar de no estar trabajando, la situación de
estos nuevos desempleados significa la pérdida de ingresos para sus hogares.
(p.1)

Sin lugar a duda, existe una diferencia en cuanto a sectores. Algunos tienen más
oportunidades que otros, esto es un gran punto para discutir. Pues, con una previsión
anticipada muchas familias podrían sobrellevar la situación sin problema alguno.

Igualmente, podemos priorizar que África es un país que produce netamente cereales por
lo que dependen de inversionista extranjeros, esta información se reafirma en un artículo
publicado en El Comercio (2014), África tiene un gran sostén económico que se basa en
los inversionistas extranjeros, ellos dependen enormemente de estas inversiones. Incluso
un desbalance leve los pone en alerta. (p.1). Por esta razón, África se ve expuesta y
vulnerable a distintas crisis que afectan a su población en general.

Debido a esta paralización de inversiones, el desempleo aumenta por la inactividad de


empresas, según El Comercio (2014):

Se cancelan los eventos empresariales, los inversores internacionales no aceptan


viajar y las multinacionales están en alerta máxima. El fondo monetario rebaja su
pronóstico de crecimiento económico para este año en el África subsahariana de
5,5% a 5%, en parte debido a las (consecuencias económicas que comienzan a
materializarse) por el brote. (p. 1)

Por ello, África se ve muy afectada con la caída de inversionistas que mantienen distancia
con dichos sectores golpeados, ya sea por prevención o por miedo a ser contagiados.

Mencionaremos un dato importante, pues en los países pertenecientes a África Occidental


como Senegal y Costa Marfil, perdieron actividad comercial, ya que tuvieron que cerrar
sus fronteras a los países afectados como:

Gambia, que es un lugar con muchas playas por visitar, esto significa que uno de
sus mayores ingresos es el turismo, dicho lugar al estar rodeado por Senegal ya no
puede sustentarse de este ingreso. Por lo que, las reservas hoteleras cayeron en un
65% debido al temor al virus, decía el informe. En Lagos, una metrópoli de más
de 20 millones de habitantes, los primeros informes de los centros comerciales y

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las tiendas “indican que hay una caída reciente significativa de la demanda, a
veces en el rango de 20% a 40%”, indicó la institución de préstamo de
Washington. El banco calcula que, en el peor de los casos, el ébola podría
eliminar unos US$33.000 millones del PIB de la región, que se calcula en
US$750.000 millones para 2014, para fin del año que viene. (El Comercio ,2014,
p.1)

Por consiguiente, muchos mercados que aportaban ingresos a estos países se vieron
fuertemente afectados y se puede entender más a fondo qué tan complicada fue dicha
situación.

Como ya se había mencionado, África es muy dependiente comercialmente, esta situación


tendrá una recuperación un poco lenta debido a que:

La onda expansiva constituye un nuevo desafío para el progreso económico de


África, que tiene una fuerte dependencia de la inversión extranjera y es
vulnerable incluso a turbulencias leves. Los líderes empresariales y políticos
dicen que el virus pone nerviosos a los socios extranjeros y, en algunos casos,
incide en los balances finales. En definitiva, todos los inversores están
preocupados. (El Comercio,2014, p. 1)

Debido a este temor, es muy complicado que África pueda salir de esta crisis. Por lo
cual, se espera una respuesta positiva para poder regresar a las labores cotidianas de los
pobladores y las empresas productoras en general.

Con el miedo de los empresarios, el cierre de fronteras, el ideal atemorizante de los


pobladores se produjo una caída más la cual será explicada, de acuerdo con el Banco
Mundial (s.f.). Esta caída es nombrada la inseguridad alimentaria en el país. Miles de
hogares continuaron declarando que no tienen suficiente dinero para comprar
alimentos, en este caso mencionan el arroz, independientemente de su precio.
Alrededor de tres cuartas partes de los hogares expresaron que, en algún momento de la
semana anterior estuvieron preocupados de que no tendrían suficiente para comer. (p.
1). Por lo que, los pobladores se vieron envueltos en un círculo bajo presión por falta
de recursos para poder alimentar a los suyos.

La falta de recursos monetarios fue un gran problema, pues si los comerciantes vendían
sus productos a un precio elevado y los pobladores no tenían cómo obtener el dinero
para comprar, ambos puntos se estancarían sin salida alguna. Esto es precisamente lo

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que pasó en esta crisis, El Banco Mundial (s.f.), nos especifica en unos de sus informes
los datos porcentuales del alza de estos productos:

Alrededor de dos tercios de los hogares respondieron que no habían podido


comprar suficiente arroz para satisfacer sus necesidades en las dos semanas
anteriores, y casi el 80 % de estos señalaron que la razón principal era la falta de
dinero, no la falta de disponibilidad o los altos precios del arroz. Los precios del
arroz siguen siendo 40 % más altos que el precio de enero, utilizado como
referencia. (p. 1)

En síntesis, ambas posiciones no podían hacer nada. Ya que, tenían a personas que no
querían involucrarse por el bienestar de la gente, ya sea por buscar soluciones o simple
abandono.

Todos estos puntos también se vieron afectados por la restricción de circulación de


personas que afectó aún más al sector comercio. Según la FAO (2016), La restricción de
movimiento por la prevención de contagio en el comercio alimentario entre los tres países
de África Occidental más afectados por este virus, han afectado seriamente a la
producción y venta de estos. Esto generó que subieran de precios, estos eran poco
accesibles para las personas, mientras que la zona de agricultura peligraba aún más por
las manos que trabajan en la producción de estas (p. 1). Estos hechos tuvieron muchas
víctimas, pues la mayoría de la población vive del trabajo diario. Para ellos un día sin
trabajo es un día sin comer y con esta restricción muchas familias se vieron afectadas.

De cierta forma, la restricción de circulación favorecía a la gente para prevenir más


contagios. Sin embargo, se dejó de lado la realidad de miles de familias que necesitaban
trabajar a diario. Ya que, ese era su sustento de vida, como lo afirma la FAO (2016) en su
siguiente informe:

En Guinea, Liberia y Sierra Leona, las zonas de cuarentena y las restricciones al


movimiento de personas impuestas para luchar contra la propagación del virus,
aunque necesarias, han limitado gravemente la circulación y comercialización de
alimentos. Ello ha llevado a la gente a comprar por pánico, a la escasez de
alimentos y fuertes aumentos en los precios de algunos productos básicos, sobre
todo en los centros urbanos, según una advertencia lanzada por el Sistema
Mundial de Información y Alerta (SMIA) de la FAO. (p. 2)

Esto llegó a originar un desorden en cuanto a la compra de productos, producción de


alimentos, precios elevados. etc.

15
No sólo se puede mencionar el consumo de arroz, también la producción de cultivos
comerciales como aceite de palma, cacao y caucho de la que depende en su totalidad el
sustento y los ingresos que permiten comprar alimentos de muchas familias, se verá
gravemente afectada. Incluso mucho antes de este brote, muchas familias gastaban hasta
el 80 % de sus ingresos sólo en alimentos, aseguró Vincent Martin, responsable del
Centro de Resiliencia de la FAO. Y se explicó que las últimas alzas de precios están
poniendo en la práctica los alimentos completamente fuera de su alcance (FAO, 2014. p.
1). De modo que, esta situación puede generar repercusiones sociales en la contención de
la enfermedad.

A raíz de esta crisis alimentaria, podemos constatar que el proceso de recuperación sería
algo lento, pues los factores estudiados son negativos, como se menciona en un artículo
publicado por la FAO, donde se informa lo siguiente:

El acceso a los alimentos se ha convertido en una preocupación acuciante para


muchas personas en los tres países afectados y sus vecinos", señaló Bukar
Tijani, Representante Regional de la FAO para África. "Con la cosecha
principal ahora en peligro –añadió- y el comercio y la circulación de mercancías
bajo severas restricciones, la inseguridad alimentaria se intensificará en las
próximas semanas y meses. La situación tendrá un impacto duradero sobre los
medios de vida de los agricultores y las economías rurales. (p. 1)

Cabe mencionar que, la producción de productos básicos se verán afectados por la


migración y la restricción de movimiento de personas afectadas en el sector agrícola,
pues, por una parte, algunos tuvieron que migrar a otros destinos para buscar mejores
oportunidades y una mejor calidad de vida, mientras otros no podían moverse de sus
hogares.

Este acto dejaba desamparados a la región, dado que no tendrían a quién comprar y todo
era cada vez más escaso y caro. Así lo afirmó la FAO, en dicho informe:

El SMIA recuerda que la principal temporada de recolección para los dos cultivos
clave en la región -arroz y maíz se acerca y sólo faltan ya unas semanas. La
escasez de mano de obra debido a las restricciones de movimiento y la migración
a otras zonas afectarán gravemente a la producción agrícola, poniendo en peligro
la seguridad alimentaria de un gran número de personas. (p. 1)

16
Hay que mencionar que, la migración de personas atemorizadas por este virus. El
problema es que estas personas eran productoras del sector agrícola. Por lo tanto, se
vieron afectados ya que eran de gran ayuda para este sector.

Si bien es cierto, los países se conectan por fronteras, las cuales fueron cerradas. Esto
significó una caída comercial importante y fuertemente rentable, lo que lograría crear una
devaluación con respecto a ingresos monetarios, esto se explica como el cierre de algunas
fronteras y el aislamiento en la zona limítrofe era la principal vía para las importaciones
comerciales a gran escala, esto está dando lugar a la escasez de suministros y bruscas
subidas del precio de los alimentos. (FAO, 2014. P. 1). Este concepto se aplica en la
crisis que vivió África Occidental.

Otro elemento, y no menos importante es la existencia de un ideal que fue arrastrado por
generaciones. Estamos hablando de la confrontación de géneros. En primer lugar, el de
imponer poder, en segundo lugar el de hacer respetar sus derechos. Es lamentable que, en
esta crisis, se tome en cuenta que los hombres tienen más oportunidades que las mujeres.

En este caso nos basaremos en el lado laboral pues de toda esta crisis, se notó un gran
desbalance en cuanto a las oportunidades de trabajo, por la diferencia de géneros. Por
tanto, las mujeres se verían particularmente estancadas laboralmente hablando. Esto
debido a un ideal machista, en algunos países es más fuerte que en otros, aunque en este
caso la situación ameritaba dejar de lado este pensamiento que no se tomó en cuenta. La
situación que provocaba esta acción era porque gran cantidad de mujeres pertenecía al
grupo de trabajadoras independientes no agrícolas. (Banco Mundial, 2015. P .1). Lo que
generó que no puedan conseguir un trabajo con el que podrían sustentar a sus familias, en
este caso madres solteras.

Era muy probable encontrar más mujeres desempleadas que hombres. Por consiguiente,
el Banco Mundial, nos especifica cifras porcentuales en las que se puede constatar la
diferencia:

Entre las personas que tenían trabajo antes de la crisis, el 60 % de las mujeres no
trabaja actualmente, en comparación con el 40 % de los hombres; además,
generalmente ha sido más probable que las mujeres están desempleadas, en
comparación con los hombres. (p. 2)

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En principio, a pesar de entender que suscitaba una crisis en dichos países, es aún más
triste comprender cómo podían dejar de lado a una cantidad de personas tan sólo por su
género.

Es oportuno rescatar que el Banco Mundial, respondió a toda esta crisis con una ayuda
que podía poner en marcha una mejora para estos países afectados, mencionaron que:

El Grupo Banco Mundial está movilizando cerca de US$1000 millones en


financiamiento para los países más golpeados por la crisis de ébola. Esta cifra
incluye más de US$518 millones para la respuesta de emergencia, provenientes
de la Asociación Internacional de Fomento —el fondo del Grupo Banco Mundial
para los países más pobres—, y por lo menos US$450 millones de la Corporación
Financiera Internacional —institución que forma parte del Grupo Banco Mundial
— para contribuir al comercio, la inversión y el empleo en Guinea, Liberia y
Sierra Leona. (p.1)

En consecuencia, se esperó restablecer la economía, las relaciones sociales, la


concientización general de las personas, un ideal que muchas personas no consideraban
para mejorar la base de su país, entre otros aspectos. Por una sociedad que implementa
valores y enseñanzas a generaciones futuras.

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