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EL ÉBOLA

1. QUÉ ES LA ENFERMEDAD.

El ébola es una enfermedad grave, y, a menudo, mortal, causada por un virus, que puede darse
en humanos y otros primates ( chimpancés, monos y gorilas).

Esta enfermedad se detectó por primera vez en 1976, con dos brotes simultáneos: uno en lo
que hoy es Nzara (Sudán del Sur) y el otro en Yambuku (República Democrática de Congo). Este
último se produjo en un pueblo cercano al río Ébola; de ahí el nombre de la enfermedad.
Desde entonces, los brotes de Ébola se han registrado en distintas zonas de África.

TRANSMISIÓN.
Se cree que los murciélagos frugívoros de la familia Pteropodidae son huéspedes naturales
del virus del ébola (VE).
La infección se adquiere debido al contacto con animales infectados al prepararlos, cocinarlos
o comerlos y líquidos corporales de personas enfermas o fallecidas por EVE (saliva, orina, heces o
semen), así como objetos que los contengan, como la ropa.

LA ENFERMEDAD. SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO.

La tasa de letalidad media de la enfermedad por el virus del Ébola se sitúa en torno al 50%, y
en brotes anteriores ha oscilado entre el 25% y el 90%, dependiendo de las circunstancias y de la
respuesta. Los principales síntomas incluyen fiebre, cansancio y dolores musculares, de cabeza y de
garganta, seguidos de vómitos, diarrea, erupciones cutáneas y hemorragias externas e internas.

El tiempo transcurrido desde que una persona se infecta hasta que presenta síntomas suele ser
de 2 a 21 días. Los pacientes no son contagiosos hasta que presentan síntomas, pero, después, pueden
contagiar la enfermedad mientras su cuerpo contenga el virus, aun después de haber fallecido.

En el diagnóstico de esta enfermedad, cabe destacar que puede llegar a resultar difícil
distinguir clínicamente la EVE de otras enfermedades infecciosas como el paludismo, la fiebre
tifoidea o la meningitis. La confirmación de que los síntomas del ébola se obtiene mediante los
siguientes métodos de diagnóstico:

● inmunoadsorción enzimática (ELISA);


● detección de antígenos;
● seroneutralización;
● reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa;
● microscopía electrónica;
● aislamiento del virus mediante cultivo celular.

2. TRATAMIENTO
El tratamiento del Ébola ha sido un área de intensa investigación y atención, dada la gravedad de la
enfermedad y su capacidad para causar brotes devastadores. A pesar de los avances en la comprensión
del virus del Ébola, hasta la fecha no existe un tratamiento específico que garantice la cura completa.
Sin embargo, se han utilizado diversas estrategias para abordar los síntomas y mejorar las
posibilidades de supervivencia.
Durante el brote de EVE entre 2018 y 2020 en la República Democrática del Congo, se llevó a cabo el
primer ensayo aleatorio controlado sobre el tratamiento con múltiples fármacos para evaluar la
eficacia y seguridad de los medicamentos utilizados en pacientes con EVE.
- Actualmente. Tratamiento y control.
Las personas que presenten síntomas de Enfermedad por el Virus del Ébola deben buscar atención
médica de inmediato para mejorar sus posibilidades de supervivencia. El tratamiento, que incluye
líquidos orales o intravenosos, así como medicamentos, debe llevarse a cabo en un entorno
hospitalario. Y las personas que manejen el tratamiento del paciente infectado, deben hacerlo con
intensa precaución debido al alto riesgo de contagio y lo que este supondría.
Dado que la enfermedad puede causar síntomas graves como fiebre, vómitos y diarrea, la hidratación
adecuada y el equilibrio de electrolitos son fundamentales para contrarrestar la deshidratación y
mantener la estabilidad del paciente.
Los tratamientos de apoyo son fundamentales e incluyen líquidos orales o intravenosos, transfusiones
de sangre y medicamentos.
La vacuna rVSV∆G-ZEBOV-GP, desarrollada en 2015 y 2019, fue autorizada
por la OMS y la EMA para su comercialización. Sería la primera destinada
a la inmunización de personas a partir de 18 años en riesgo de infección.
Se están investigando vacunas y tratamientos para otros tipos de Virus del Ébola.
- Casos especiales.

El 6 de octubre de 2014, España notificó el primer contagio autóctono por la enfermedad del virus del
Ébola en el país. Se trataba de una auxiliar de enfermería que había atendido a uno de los dos
misioneros repatriados desde Sierra Leona para ser tratados por el virus.
La auxiliar de enfermería contagiada fue tratada con un tratamiento experimental, el suero
inmunológico de Paciencia Melgar, una misionera que había sido contagiada de ébola pero logró
superar la enfermedad. Se le suministró el fármaco antiviral Favipiravir, en dosis que nunca se habían
usado antes.La actividad del fármaco es especialmente intensa en el tracto respiratorio, disminuyendo
la carga viral hasta niveles no infecciosos. Este tipo de tratamiento también se usó para los virus
gripales.
Además, las zonas donde vivía la contagiada fueron desinfectadas y su perro fue sacrificado con el fin
de evitar que este (en el caso de portarla) transmitiera la enfermedad.

3. IMPACTO.

A NIVEL SOCIAL
Echando la vista atrás, se puede decir que hubo dos epidemias. En los países occidentales,
donde sólo se infectaron tres personas, fue principalmente una epidemia de pánico, debido en parte a
una comunicación deficiente de las instituciones sanitarias que contribuyó a alimentar el alarmismo de
los medios. En África occidental (principalmente Guinea, Liberia y Sierra Leona), fue una epidemia
que mató a más de 11.000 personas y generó caos, un inmenso sufrimiento y un miedo que se
amplificó por la falta de liderazgo político y de respuestas institucionales adecuadas.

Se detectó por primera vez en la República Democrática del Congo. La enfermedad apareció
en distintos brotes, normalmente en las regiones tropicales del África subsahariana. En este periodo de
tiempo la Organización Mundial de la Salud reportó 1.716 casos. Hasta 2014 los brotes de ébola sólo
habían afectado a regiones concretas de África, pero a partir de este año comenzó a extenderse por los
países occidentales generando una gran histeria por la alta tasa de letalidad.

Aunque se descubrió a mediados de la década de los 70, en la actualidad sigue sin existir un
tratamiento efectivo. La OMS precalificó por primera vez una vacuna a finales de 2019, los resultados
preliminares apuntaban a un 97,5% de eficacia, y fue autorizada para su distribución por dos países en
febrero de este mismo año.

Desde que se detectó por primera vez en 1976 hasta finales de 2019 lo países
primermundistas no consideraron el peligro, a nivel mundial, que suponía una enfermedad de tal
calibre como es el ébola, con una tasa de mortalidad de entre el 50-90%, hasta que se vieron afectados
y ante una posible pandemia.

A NIVEL DEMOGRÁFICO
El Ébola tiene una alta tasa de mortalidad, que varía según la cepa del virus y las condiciones
de atención médica disponibles. Durante los brotes, se han producido un número significativo de
muertes, lo que ha tenido un impacto directo en la población. Además los brotes de Ébola pueden
abrumar los sistemas de salud locales, lo que provoca la interrupción de servicios esenciales de
atención médica. Esto no solo afecta a las personas directamente afectadas por el virus, sino también a
aquellas que requieren atención médica para otras enfermedades.

A NIVEL ECONÓMICO
El brote causó un daño económico enorme a los países afectados, entre otros factores destacan:
● Las pérdidas en la producción agrícola: En su mayoría, las comunidades afectadas por el
Ébola experimentaron pérdidas significativas en la producción agrícola. Esto puede deberse a
la interrupción de las actividades agrícolas causada por las medidas de contención y la
pérdida de personas clave en la cadena de producción. Esto está relacionado también con las
interrupciones en las cadenas de suministro.
● Desplome del turismo y actividades comerciales: Las restricciones de viaje y la percepción de
riesgo asociada con el Ébola llevó a la disminución del turismo y las actividades comerciales
en las áreas afectadas.
● Impacto en el empleo y la fuerza laboral: La enfermedad provocó ausencias laborales y
pérdidas de empleo. Además, la migración de personas en busca de seguridad cambió la
dinámica laboral en las áreas afectadas.

4. PREVENCIÓN: LA OMS.

La OMS colabora con los países en la prevención de brotes de EVE, manteniendo la vigilancia de la
enfermedad y ayudando a los países en riesgo. Al detectarse un brote, la OMS responde apoyando la
participación de la comunidad, la detección de la enfermedad, el rastreo de los contactos, la
vacunación, el tratamiento de los casos, los servicios de laboratorio, el control de las infecciones, la
logística, y la formación en prácticas funerarias seguras y dignas.

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