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El Mundo ha sido alertado sobre el riesgo que pudiera ocurrir una pandemia como ya ha

ocurrido en múltiples ocasiones en la historia de la humanidad, algunas memorables por


su magnitud como la ocurrida entre 1918 y 1919, conocida como la “Gripe Española” que
se estima, mató tres veces más gente que los muertos en la Primera Guerra Mundial.
En el año 2003 se detectó una enfermedad respiratoria grave causada por un nuevo virus
de la gripe A, el virus aviar H5NI, que ya había causado enfermedad en 1997 a 18
personas en Hong Kong. En todos los casos se confirmaba que el enfermo había estado
en contacto con aves infectadas por dicho virus. Este hecho fue interpretado por la OMS
como una señal de que una nueva pandemia podía estar cerca.
Cuando en el año 2003 China notificó el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), se
puso de manifiesto que ningún país se encontraba a salvo de que en su territorio entrara
un agente infeccioso emergente. La situación definida por la aparición de un nuevo virus
de origen desconocido, que se transmitía de persona a persona, presentaba una tasa de
mortalidad cercana al 5%, y no había un tratamiento eficaz para combatir la infección,
creó gran alarma social en todo el mundo y tuvo repercusiones negativas en las
economías de los países más afectados.
El SAKS puso en evidencia que las enfermedades infecciosas hoy en día, con la
globalización, pueden propagarse a gran velocidad. El virus, en pocas semanas, llegó a
37 países, afectando a más de 8.000 personas y causando 774 muertes. El 15 de marzo
de 2003 la OMS declaró que el SARS constituía “una amenaza para la salud mundial”, y a
finales de septiembre la epidemia había sido contenida, aunque no se podía descartar
que volviera a rebrotar con posterioridad. Las medidas de salud pública utilizadas para
controlar la epidemia fueron el aislamiento de los casos y la cuarentena de las personas
expuestas.
Desde finales de 2003 el virus de la gripe aviar A/H5NI se ha ido extendiendo; esta vez la
infección avanzó rápidamente por los países del Sureste Asiático, debido a la densidad de
aves de corral existentes en estos países, a los movimientos comerciales de aves y sus
productos y a la transmisión de la infección a través de aves silvestres. En los últimos
años, más de 50 países en tres continentes (Asia, África y Europa) han notificado brotes
de gripe aviar A/H5NI a la Organización Internacional de Epizootias (OIE), y desde
entonces el virus se ha hecho endémico en el Sureste Asiático. Simultáneamente se han
ido detectando casos en personas que tenían estrecha relación con aves enfermas o
vivían en zonas en donde se habían identificado brotes en aves. Hasta el momento no
hay evidencias de transmisión eficiente de persona a persona.
Estas experiencias permitieron extraer numerosas enseñanzas. A nivel internacional se
hizo evidente la importancia de que existiera un organismo coordinador de la información
y de la respuesta ante este tipo de emergencias sanitarias; la OMS ejerció este papel
abiertamente durante esta crisis sanitaria. Las redes de laboratorios de la OMS
consiguieron, en menos de un mes, identificar el agente infeccioso causante de la
epidemia, una cepa de coronavirus desconocida. La información sobre la evolución se
actualizaba diariamente en la página web de la OMS.
Se vio la necesidad de que todos los países dispusiéramos de un sistema de vigilancia
epidemiológica capaz de detectar la aparición de los primeros casos, e investigar las
características de la enfermedad y los factores que pueden afectar a la transmisión en la
población. Sólo a partir de la información así obtenida los ser vicios de salud pública
pueden comenzar a poner en marcha las actividades de contención en el foco y facilitar la
información relevante a nivel nacional, y desde este nivel a los organismos
internacionales, garantizando la transparencia en la información relacionada con la
emergencia y su gestión.

Actualmente, el COVID-19, tras su aparición en Asia, vive hoy su máximo desarrollo en


Europa y todo apunta a que el próximo capítulo se podría escribir en América Latina
(además de en África). La pandemia llega a una región que cuenta con ventajas para
combatir la enfermedad: está aprendiendo de las experiencias ajenas y ha tomado
drásticas medidas mucho antes que asiáticos y europeos. Sin embargo, también tiene
evidentes desventajas. Por un lado, una parte de América del Sur, a diferencia de México
y América Central y el Caribe, se dirige hacia el invierno austral –lo cual, teóricamente,
favorece la expansión del virus–. Por el otro, dado su menor crecimiento económico,
afronta la crisis con peores herramientas, fundamentalmente, con escasas
infraestructuras sanitarias, en plena desaceleración económica y con gobiernos
políticamente débiles y con poco margen para incrementar el gasto público.
La expansión de la pandemia por América Latina va a tener una primera derivada de tipo
político, además de las lógicas implicaciones económicas, sociales y sanitarias.
Con 10 casos, en Bolivia la presidente interina Jeanine Áñez prohibió la entrada al país de
pasajeros procedentes de China, Corea, Italia y España, suspendió las clases hasta fines
de marzo y prohibió eventos de más de 1.000 personas. Actualmente con un estado de
emergencia sanitaria y cuarentena al domingo 05 de abril, 2020 en Bolivia existían 183
casos confirmados de positivos COVID-19, con el siguiente detalle:
Al 13 de abril del 2020 en Bolivia llega a 330 casos confirmados de COVID 19 con 24
fallecidos, 304 activos, en recuperación y en el departamento de Tarija se confirma el 2°
caso.
El COVID-19, hizo ver al mundo que no estamos preparado para enfrentar una pandemia.
Los científicos, los países, las agencias de salud pública como la OMS, trabajan en
estrecha colaboración para garantizar que estemos lo más preparados posible, pero no
existe respuesta en la sociedad, esta situación se repite en Bolivia y más aún en Tarija
donde encuentra al sistema de salud ya colapsado y poco equipado para responder a una
pandemia.
Esta pandemia nos hace ver la necesidad de respuestas del sector público en el contexto
departamental (con énfasis en la dimensión socio-económica) y sugiere algunas
“lecciones” que podrían ser relevantes o de utilidad para para el departamento que son:

 Proteger a la población trabajadora y vulnerable


 Invertir en infraestructura pública para enfrentar la próxima epidemia
 La recuperación de la propiedad y la gestión pública es una gran idea
 No olvidar la emergencia climática
 No Confiar solamente en el Estado, hay que fortalecer “los comunes”
 Preparémonos para tiempos muy duros y muchas pérdidas de vida
Este es el momento de pensar y prepararnos para un país y departamento, que será muy
diferente una vez que finalice la pandemia del COVID-19. En este sentido las acciones
que se deben desarrollar van encaminados en la recuperación económica social de la
población del municipio de Tarija.

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