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Después de los primeros casos de COVID-19, esta se dispersó por el mundo rápidamente.

Tan
solo hasta el 19 de abril de 2020 se habían informado más de 3.2 millones de casos en 212
países. Ha dejado afecciones en todos los aspectos: la estructura sanitaria de los países, los
mercados y la economía mundial.

Crisis como la gripe española de 1918 que mató 40 millones de personas e infecto a un tercio
de la población mundial, la pandemia de gripe A (H1N1) entre 2009 y 2010, el brote de Ébola
de 2013 a 2016, nos mostraron que a pesar que fueron enfermedades con un efecto
relativamente pequeño su impacto económico puede ser enorme veamos como ejemplo lo
ocurrido durante el Ébola en 2014, cuando el costo de recuperación para Liberia, Sierra Leona
y Guinea fue de $812 millones, $844 millones y $2.89 billones, respectivamente; costándole a
África Occidental US$53 000 Millones de pérdidas económicas.

Pero las consecuencias de esta última pandemia ocurrida superan a las ya mencionadas e
incluso la crisis financiera de 2008. Esto debido a que esta enfermedad no se concentra en
países subdesarrollados o desarrollados, es en todo el mundo. Además el mundo está mucho
más interconectado que nunca: la globalización.

La pandemia se inició en China, el mayor importador y exportador del mundo que representa
el 16% de la economía global y para muchos países es el principal proveedor de insumos y
principal comprador de productos elaborados. Con la pandemia China redujo sus ventas y dejo
de comprar viéndose afectada la economía del mundo.

El aislamiento al que nos vimos obligados a recurrir restringe la producción de actividades por
lo que muchas industrias detuvieron su producción inesperadamente y por consecuencia
interrumpieron el pago de sus obligaciones financieras, despidieron a sus empleados y otros
cayeron en quiebra.

Uno de los servicios más afectados fue el transporte internacional e interno de los países.
Actividades como comprar un celular nuevo, comprar un departamento, renovarse un corte de
cabello fueron pospuestos. Acciones simples pero que incentivan la circulación y crecimiento
económico. El consumo antes de la pandemia no es igual al que es saliendo del aislamiento
incluso después de una cura.

Gracias a la globalización la producción ha trascendido fronteras. Las cadenas de suministros


son el conjunto de procesos directos o indirectos necesarios para producir un bien, al detener
la interacción entre los países, los insumos, la transformación y el ensamblaje se separaran lo
que genero la escasez de productos, desde alimentos hasta mascarillas, o en su defecto la
triplicación de su precio normal.

Las secuelas que esta pandemia deja definitivamente no será igual para todos los países ni
para todas las personas pero lo que si es seguro es que será un reto para la sociedad entera.
La situación que atravesamos provoca distintas reacciones en el estado mental de los
hombres.

En cualquier situación de crisis la incertidumbre genera conflictos internos en la persona y esta


no es la excepción. Es decir al tener conocimiento limitado sobre un tema nos hacemos
muchas preguntas. Ante esta vulnerabilidad comenzamos a sentir una falta de control sobre
nuestras vidas y tratamos de compensarlo. Así se explica las compras de pánico de las que
fuimos testigos. También se presentaron personas hipervigilantes, en otras palabras, aquellos
que creyeron tener el virus. Incluso hay quienes sintieron una sensación de injusticia o castigo.

El humano es un ser social y al adoptar el aislamiento, cuarentena y distancia social de golpe lo


afecto abruptamente. Encontrarse con amigos, salir a hacer ejercicios, ir a la escuela o a la
oficina, salir a divertirse fueron en un principio totalmente prohibidos. El ser humano fue
sorprendido, acorralado y obligado a adaptarse, un proceso en el cual es normal el estrés
emocional pues hay muchas cosas que asimilar. Conjuntamente la sensación de soledad,
fatiga, cambio en los ciclos bilógicos (por ejemplo horarios de alimentación y descanso), el
desánimo, desesperanza e irritabilidad se hacen presentes.

¿Cómo podemos proteger nuestra salud mental durante esta crisis sanitaria?

Los psicólogos recomiendan:

1. Reconocer y acpetar tus emociones siendo objetivo y realista.


2. Comparte tu situación con un familiar, amigo o de ser posible un especialista.
3. Mantente informado, busca información actual, clara y confiable. Evita la
sobreinformación y las que te causen ansiedad o angustia.
4. Enfócate en las noticias positivas.

La pandemia de COVID-19 reveló las enormes desigualdades que hay en el mundo, que
pueden agravarse aún más. Un gran ejemplo se vivió en la educación donde el 90% de la
población estudiantil fue afectada por el cierre de las escuelas, según información de la
UNESCO.

La UNESCO reveló que en el 2018 unos 260 millones de niños no tuvieron acceso a la
educación, lo que se agravo con la crisis sanitaria que atravesamos.

La desventaja otra vez se refleja mas en las comunidades mas pobres, los discapacitados,
inmigrantes y las minoría étnicas, la mayoría de ellos en Asia meridional y central y África
subsahariana. Es la pobreza y cierre de instituciones educativas los que ocasionan la exclusión
total de la educación en algunos casos.

Menciona la UNESCO que ya se había visto con el Ébola que las crisis de salud tiene una
repercusión directa en la educación especialmente en los mas pobres. Diferencias que no solo
se presentan entre países sino también al interior de ellos.
Por lo demás, se ha visto en todo el mundo que las escuelas y políticas durante y antes de la
pandemia estaban más preocupados por obtener el acceso a internet que por atender a
discapacitados.

A todo esto viene que la Organización de la Naciones Unidas exige a los países a centrarse en
aquellos estudiantes más afectados cuando las escuelas se aperturen.

MEDIO AMBIENTE

https://meuresiduo.com/es/blog-es/los-impactos-positivos-y-negativos-de-la-pandemia-del-
coronavirus-en-el-medio-ambiente/

La medidas que el mundo adoptó, principalmente la cuarentena causó la disminución de la


emisión de contaminantes en la atmósfera y en el aumento de residuos domésticos y
hospitalarios.

El cierre de las fábricas, el comercio y las restricciones de viaje han posibilitado una reducción
de las emisiones contaminantes a la atmósfera.

En Europa en ciudades como Bruselas, Paris, Madrid, Milán y Frankfurt tuvieron una reducción
en los niveles medios de dióxido de nitrógeno entre el 5 y 25 de marzo de 2019 en la
comparación con el mismo periodo del año 2018.

Tal como informó la Agencia Ambiental Europea (EEA) los niveles promedio de dióxido de
carbono cayeron en 56% en Madrid después de haber prohibido los viajes no esenciales

Según ABRELPE se dieron de 15 a 25% de aumento en residuos domiciliares y de 10 a 20 veces


más de residuos hospitalarios.

Al mismo tiempo en Venecia se reportaron canales de agua totalmente limpias no vistas así
desde hace mucho debido al turismo.

Pero esta época de esperanza sobre el cuidado del medio ambiente se fue desvaneciendo con
el tiempo. La pandemia ha disparado el consumo de plástico, los guantes de un solo uso se
hacían necesario en actividades cotidianas como ir de compras al mercado, se recurría más a
artículos envasados en plástico por prevenir el contagio, las mascarillas que en 70% son de
plástico y no biodegradables que terminan en vertederos y océanos causando un grave
problema medioambiental.

La contaminación por plásticos era una de las mayores amenazas para nuestro planeta y esta
emergencia sanitaria no hizo más que empeorar la situación. Hay plástico por todas partes, en
el suelo de Hong Kong, en los ríos de Ucrania, en las playas de Italia y California, en la calles de
Alemania.

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