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NEUROCULTURA
Francisco Mora Teruel

Isabela Gutiérrez Rivera

Nelcin Janeth Londoño Marín


Docente

UNIDAD CENTRAL DEL VALLE DEL CAUCA

Facultad de Ciencias Jurídicas y Humanísticas


Neuroeducación
Programa de Psicología

Tuluá, 2022
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Desde hace años, nuestro entorno filogenético ha determinado las bases funcionales en

aras del procesamiento cerebral, en este sentido el órgano principal se considera como este

último rincón donde se crea cada sujeto de nuestra especie, además, como lo ha señalado Iñaki

Beti, la neurocultura se puede traducir a una neurociencia ubicada en el umbral de clasificar una

teoría unificada sobre la conducta y/o comportamiento, más allá de lo que conocemos y en unión

de conocimientos científicos y humanos (Mora F, 2007, p.8).

Es por esto que, esta neurociencia se agrupa como el conjunto de conocimientos que

clasifica tanto el funcionamiento del cerebro, como también el resultado de este funcionamiento,

es decir, la conducta humana, el pensamiento, los sentimientos y demás funciones ejecutivas. Por

otro lado, se puede entender el término de Neurocultura como ese diseño en común con las

ciencias y humanidades, y de este estudio nace el marco de la cultura.

Como se mencionó anteriormente, esta unión y la relación que forja, no identifica la

influencia de una variable sobre otra, por el contrario, nace a la misma vez un reconocimiento de

la existencia humana que en realidad surge de un proceso de azar, y con base a lo filogenético se

demuestran resultados desde la identificación de necesidades y los reajustes que se realizan a

través de los años. Con la idea principal de este párrafo refiero que nada ocurre ni nada existe en

nuestro mundo, sin haberse filtrado primero el órgano superior.

A partir de esto, se es posible comprender a la neurocultura desde el cómo funciona

nuestra sociedad y se entiende que los cambios no aparecen de la noche a la mañana, sino que se

contempla como un proceso largo. En este caso, la relación de estos dos conceptos (cerebro y

humanidad), en realidad expresa el comportamiento en sociedad; sin embargo, esta clasificación

no se interpreta de la misma manera en todas las culturas, depende de su área geográfica,

tradiciones, contexto social, político, religioso, económico y hasta educativo; este


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comportamiento en sociedad y la producción conductual define lo que conocemos como

neurocultura.

En conclusión, este término engloba nuestro proceso como seres humanos en sociedad, y

desde la concesión de nuestras vidas a través de un vínculo materno en los primeros días,

estamos comportándonos en conjunto y abrazados por una cultura, la cual en algún grado

modifica tanto bases cerebrales como conductuales. Este hecho parte de observar el cómo se

construye la realidad que nos rodea; y es algo que en la actualidad se ha concebido

ideológicamente el interés por tratarlo, sin embargo, poco a poco la neurociencia va tomando

campo en la cotidianidad humana y por medio de oportunidades científicas y en aras de las

humanidades, nos vamos acercando más a este estudio y al entendimiento del mismo, el cual,

puede resultar algo irónico porque sin haberlo pensado antes, desde siempre se ha tratado la

neurocultura.

“La Neurocultura puede presentarse a algunos como un camino hacia la pérdida de la

esencia de la verdadera naturaleza humana” (Mora F, 2007, p.8).

Referencia
Mora Teruel F. (2007). NEUROCULTURA: Una cultura basada en el cerebro. Alianza Editorial,
p. 192.

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